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I Historia del libro Del objeto a su fabricante a su consumidor Tomás Granados Salinas V.rf)ntra lo que suele pensarse, hoy los libros no son caros. Más aún, nunca habían sido tan baratos -y aquí nunca abarca poco menos de seiscientos años, si acepta- mos que el libro tal como lo conocemos actualmente es hijo de la imprenta de ti- pos móviles- El ejemplar que el lector tiene delante de es una muestra de ello: aunque Istorse, considera a misma una revista, su aspecto material -el for- mato, la tipografía, la sucesión de textos e imágenes, la encuademación- es el de un libro, cuyo costo es tan módico que sin dificultades usted pudo pagar su pre- cio de venta o, tal vez con mayor probabilidad, que permitió a sus editores rega- larle esta copia. Así, delante de quien lee estas páginas se expresa una de las grandes tendencias en la historia de los productos impresos: el abatimiento de los costos, la producción masifícada, la tecnología que mitiga los dolores del parto editorial. Y al mismo riempo, este poco papel sigue siendo, como en la Maguncia gutenberguiana, el principal dolor de cabeza de quienes dan una obra a las pren- sas, pues todavía hoy las fibras de celulosa representan la principal erogación y, oh desgracia, constituyen la extrema fragilidad de estos objetos, fáciles víctimas de la humedad, el sol y el polvo, por no hablar de su apetecible condición de alimento para insectos y roedores. Todo libro contemporáneo es, pues, beneficiario y deu- dor de las apasionantes vicisitudes que han signado la historia de este medio de comunicación, historia que ha sido narrada de modos diversos y que aquí quere- mos revisar. Para quienes trabajan en el ámbito de la palabra impresa, la historia debería ser un afluente natural, no el más importante pero uno caudaloso, de su prác- tica profesional. Cuando uno cae en cuenta de los muchos fenómenos que con- 68

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    Historia del libro Del objeto a su fabricante a su consumidor

    Toms Granados Salinas

    V.rf)ntra lo que suele pensarse, hoy los libros no son caros. Ms an, nunca haban sido tan baratos -y aqu nunca abarca poco menos de seiscientos aos, si acepta- mos que el libro tal como lo conocemos actualmente es hijo de la imprenta de ti- pos mviles- El ejemplar que el lector tiene delante de s es una muestra de ello: aunque Istorse, considera a s misma una revista, su aspecto material -el for- mato, la tipografa, la sucesin de textos e imgenes, la encuademacin- es el de un libro, cuyo costo es tan mdico que sin dificultades usted pudo pagar su pre- cio de venta o, tal vez con mayor probabilidad, que permiti a sus editores rega- larle esta copia. As, delante de quien lee estas pginas se expresa una de las grandes tendencias en la historia de los productos impresos: el abatimiento de los costos, la produccin masifcada, la tecnologa que mitiga los dolores del parto editorial. Y al mismo riempo, este poco papel sigue siendo, como en la Maguncia gutenberguiana, el principal dolor de cabeza de quienes dan una obra a las pren- sas, pues todava hoy las fibras de celulosa representan la principal erogacin y, oh desgracia, constituyen la extrema fragilidad de estos objetos, fciles vctimas de la humedad, el sol y el polvo, por no hablar de su apetecible condicin de alimento para insectos y roedores. Todo libro contemporneo es, pues, beneficiario y deu- dor de las apasionantes vicisitudes que han signado la historia de este medio de comunicacin, historia que ha sido narrada de modos diversos y que aqu quere- mos revisar.

    Para quienes trabajan en el mbito de la palabra impresa, la historia debera ser un afluente natural, no el ms importante pero s uno caudaloso, de su prc- tica profesional. Cuando uno cae en cuenta de los muchos fenmenos que con-

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    fluyen en un simple ejemplar terminado, con sus distintas velocidades, con sus contradicciones entre la pureza del espritu y la terrenalidad del comercio, con su fugacidad y su larga duracin, no queda ms que voltear la cabeza y mirar ha- cia atrs, hacia los ancestros directos y los que simblicamente consideramos nuestros predecesores. El dinmico oficio que practican los editores se vuelve ms atractivo al mirarlo en el tiempo, sobre todo desde que la produccin se mecaniz, destruyendo el carcter artesanal del libro. Las prcticas comerciales y editoriales, los problemas que han minado el desarrollo de la industria, las perspicaces salidas que el gremio ha encontrado, las tragedias inesperadas que cercenaron parte del porvenir: ese acervo nutre el ejercicio contemporneo de los profesionales del libro. (Todo ello provee, cabe decirlo en un aparte, much- simos argumentos en contra de quienes auguran la desaparicin del libro: ste es un fenmeno en que las transformaciones ocurren con suficiente lentitud como para que sus actores puedan adaptarse y hacerlo permanecer.)

    Como editor, he tenido la fortuna de aproximarme a la historia del libro primero por mera curiosidad, luego por el deseo de inventar una comunidad -duradera en el tiempo- que me diera cobijo; y finalmente por "obligacin", pues me autoimpuse el deber de publicar en espaol obras clave de esta disci- plina: Libros sobre Libros es una coleccin coeditada por Librara y el Fondo de Cultura Econmica en la que, entre otros temas, damos a conocer obras que miran al pasado de la cultura impresa. As, estos prrafos no provienen de un historiador sino de un mero diletante que ha convertido su leve aficin en un incipiente modus vivendi. Me propongo recorrer a gran velocidad las estaciones por las que ha pasado la historia del libro y ofrecer al lector un conjunto de opciones de lectura; incapaz de emitir juicios con la contundencia del acad- mico experto, he procurado encauzar mis entusiasmos hacia autores y obras que aprecio, sin pretender la exhaustividad que cabra esperar en un estudio historiogrfico.

    Si bien hay textos muy antiguos sobre el origen y la evolucin de la escritura, as como sobre las diversas tcnicas de produccin de impresos, la historia del libro es una rama relativamente joven de la ciencia de la historia. Si Henri-Jean Martin y Roger Chartier, en la introduccin a su descomunal HistoiredeTdion frangaise, daban cuenta de que hace unas cuantas dcadas "los libros parecan

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    no tener historia",' hoy esta discipHna ha ganado fuerza y autonoma propias. Hay centros nacionales de investigacin acadmica, como el Institut d'Histoire du Livre, en Lyon; el Internationale Gutenberg-Gesellschaft, en Maguncia; The Centre for the History of the Book, en Edimburgo; el Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, en Salamanca; The Center for the Study of Books and Media, de la Universidad de Princeton, y el Center for the Book, de la Bi- blioteca del Congreso, entre muchos otros afincados en Estados Unidos, por s- lo mencionar algunos de los ms clebres an falta, ay, la entidad mexicana que se consagre en exclusiva a explorar las glorias y los sinsabores pretritos de la gente del libro en nuestro pas. Existe tambin una Society for the History of Authorship, Reading & Publishing (con la afilada sigla SHARP), que cada ao premia una obra que haya hecho aportes sustantivos en la materia y adems publica la revista especializada Book History. Y, aparte de miles y miles de obras aisladas que se ocupan de esta disciplina, uno puede hallar colecciones dedicadas a ella, como Studies in Print Culture and the History of the Book, de la Univer- sity of Massachusetts Press, o Studies in Book and Print Culture, de la University of Toronto Press (repertorio en el que querra contarse Libros sobre Libros).

    Ya a finales de los aos ochenta Robert Darnton se atreva a augurar que esa "nueva" rama "alcanzar un lugar junto a campos como la historia de la ciencia y la historia del arte en el canon de las disciplinas acadmicas", aunque "hoy parece menos un campo que una selva tropical", dada la confusa abundancia de enfoques: "La historia del libro se ha saturado de disciplinas complementarias, tanto que uno ya no puede percibir sus lmites. Cmo podra el historiador del libro no atender la historia de las bibliotecas, de la edicin, del papel, de los ti- pos, de la tinta, de la lectura.' Pero cmo podra conocer a fondo sus tecno- logas, especialmente cuando se presentan a travs de imponentes frmulas en lengua extranjera, como Geschichte der Appellstruktur o Eibliomtrie btbliologtiquel Esto basta para que uno prefiera meterse a un acervo de libros antiguos para s- lo contar marcas de agua."^

    ' Roger Chartier y Henri-Jean Martin, dirs., Histoire de rditiot frati(aise, Pars, Fayard-Cercle de la Librairie, 1982, t. V.Le hreconqurant. Du Moym Ageau milieudu W'Iiesikte,^. 10.

    ' Robert Darnton, "What is the History of Boolcs.'", en Cathy N. Davidson, comp., Reading in America: Literalure and Social History, Baltimore, The Johns Hopkins Universiry Press, 1989, p. 27-29.

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  • I I La frentica transicin entre la sequa descrita por Martin y Chartier y el

    boom del da de hoy supuso dejar atrs diversos modos de indagar en el pasado. Una primera poca de la historia del libro, entonces, corresponde a la realizada por "cariosos [investigadores] que se esforzaban por salvar y reunir esos tes- tigos de papel":^ coleccionistas y biblifilos sobre todo de los siglos XVII y XVIII que generaran lo que Frdric Barbier denomina "erudicin propiamente di- cha",'* cuyo propsito sera rastrear la actividad de los ms clebres talleres de impresin; el fruto de este afn acumulativo, si bien valioso, fue "un saber mo- nogrfico, minucioso y local, que se ocupaba de la gente del libro, de sus tc- nicas, de sus productos. Un saber inmenso sin duda, pero disperso y comparti- mentado".'' Fue un tiempo en que las investigaciones "solan proponer una descripcin yuxtapuesta, a menudo muy precisa, de las condiciones de fabrica- cin del libro, de su forma material (incluyndola bajo el ngulo de la historia del arte), de su difusin [...] y de su conservacin (la historia de las bibliotecas). Muchos de los grandes aspectos permaneceran ajenos a este anlisis, comen- zando por lo relativo al campo literario (el autor, el texto, el propio lector...)".''

    La bibliografa, primero descriptiva, luego analtica, se constituy entonces en una alternativa para acceder a unas bambalinas que apenas podan intuirse. Segn los impulsores de este acercamiento a la materialidad del texto, como W. W. Greg o Fredson Bowers, "la verdadera bibliografa es el puente hacia la crtica textual, que es como decir crtica literaria. Antes de que un crtico pueda intentar una evaluacin definitiva del contenido de un libro cualquiera, debera estar en posesin de todos los datos que tengan alguna relacin con la historia de su texto".' Esos datos corresponden a diferencias entre ejemplares de una misma edicin, a la existencia de diversos estados o variantes -cuando hay porciones agregadas u omitidas en una misma tirada-, a singularidades en la

    * Chartier y Martin, p. 10. Frdric Barbier, Historia del Obro, traduccin de Patricia Quesada Ramrez, Madrid, Alianza Editorial,

    2005, p. 12. * Chartier y Martin, p. 10. 'Barbier, p. 12. ' Fredson Bowers, Prinpios de desaipn bihlio^fica. Madrid. Arco/Libros, 2001, p. 36. El otro gran

    pilar de la bibliografa es Philip Gaskell, Nueva introducrin a la hihliografia molerial, Gijn, Trea, 1999.

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    compaginacin o el uso de los tipos mviles, para as dar con "las caractersticas del ejemplar ideal de esa edicin".** Manitica de los detalles, la bibliografa ostentaba un rigor emocionante y a la vez un tanto estril, pues haca de fac- tores acaso fortuitos una clave de explicacin. "Establecer textos confiables, definitivos, se convirti en un asunto basado en el examen de la materialidad de la produccin textual origina!, en el estudio de los textos y los libros como objetos fsicos (determinando las diferencias en tipos, papel, tinta, mtodos de impresin y dems)"."^ Al rastrear las "corrupciones" introducidas por cajistas y correctores se buscaba rescatar una incierta "pureza" de los textos tal como ha- bran sido concebidos por el autor. Ambiciosa y a la vez disparatada, esta idea "intoxicadora" -como la describi Robert Darnton- sent las bases para las fan- tsticas pesquisas de los hacedores de la histoire du livre.

    Hizo falta esa acumulacin de saberes para que un par de historiadores fran- ceses diera una rotunda vuelta de tuerca. Con inslita unanimidad, se reconoce que La aparicin del libro,^'^ volumen que lleva la firma de Lucien Febvre y Henri-Jean Marrin, si bien aqul slo traz el esquema que ste llenara con la investigacin y la escritura, fue un parteaguas que "defini durante veinte aos un programa y una disciplina"." Esta obra form parte de una enciclopdica serie sobre la "evolucin de la humanidad", aunque pronto adquiri indepen- dencia y pervive en el mercado desasida de la coleccin que la vio nacer. Fue un privilegio haber podido iniciar la marcha de Libros sobre Libros por el ca- mino de la historia reeditando esa obra seminal, publicada hace ya casi seis d- cadas (1958). Al registro exhausrivo de los materiales impresos, que era junto con el estudio de las tcnicas de produccin la va usual para conocer el pasado bibliogrfico. La aparicin del libro supuso la entrada en escena de una mu- chedumbre de actores histricos: los impresores, los editores, los comerciantes de libros. Ya no bastara con describir las obras, ni con trazar los rboles gene-

    bid., p. 33. ^ David Finkelstein y Alistair McCleer>', An Introiiuaion to Boot Histon, Londres, Routlegde, 2005. p. 8. '" Lucien Febvre y Henri-Jean Martin, La aparin del libro, traduccin de Agustn Millares Cario,

    Mxico, Libraria-FCE, 2005. '' Chartier y Martin, p. 10.

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    algicos de las literaturas nacionales, ni con explicar en detalle los procedi- mientos empleados para producirlas: a partir de entonces se consider necesa- rio investigar el fenmeno libresco en sus vertientes tcnicas, culturales,

    econmicas, geogrficas y sociales, pero sobre todo a travs de la interrelacin de estos factores. Febvre y Martin exploraron no slo los requisitos tecnolgicos que hicieron posible la invencin del tipo mvil (tanto los aspectos de orfe- brera como la invencin de la prensa y de la tinta adecuadas) sino tambin las condiciones comerciales y geogrficas que hicieron posible la eclosin de la in- dustria librera (por ejemplo la introduccin del papel en Europa, y sobre todo el establecimiento de un autntica sistema comercial que produjera este in- sumo, desde la recoleccin de trapos hasta la instalacin de molinos eficientes), para terminar con un conmovedor balance del impacto social del primer medio de comunicacin de masas. Captulos como "El mundillo del libro" -donde el lector conocer a obreros y maestros de talleres, impresores humanistas y li- breros filsofos- y "El libro como fermento" -en el que se postula el papel que la edicin masiva jug en la Reforma y en el afianzamiento de las lenguas vernculas- son ejemplo paradigmtico del nuevo modo de acercarse a las vi- cisitudes librescas.

    La edicin de Libros sobre Libros tiene dos caractersticas que me gustara subrayar. Una es la traduccin de Agustn Millares Cario, el clebre biblifilo canario que vivi entre nosotros, quien al volcar al espaol esta obra se tom la agradecible libertad de trufar el texto con cientos de notas sobre la situacin del libro en Amrica Latina. Y la otra es el posfacio de Frdric Barbier, un ep- gono acadmico del propio Martin, acerca de cmo se gest La aparin del li- bro y cmo impact en los crculos histricos franceses, que para esa poca y para ese tema casi equivala a decir los crculos histricos mundiales.

    La historia del libro, pues, pronto dej de ser slo historia y slo del libro. Por un lado, recibi el impulso del neozelands Don F. McKenzie, cuyos ensayos'^ consutuyeron jalones de orejas para los crticos literarios, que no solan ver ms all de "el texto"; para los bibligrafos ms ortodoxos, que se abstraan de las

    '- En particular su Bibliografa y sociologa de los textos, traduccin de Femando Bouza, Madrid, Akal. 2005.

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    circunstancias sociales y econmicas en que se produca un impreso; para ios historiadores, que batallaban para entender cmo una obra conquistaba al p- blico y era leda. Su pretensin era "ir ms all de interpretar los textos como si slo fueran producto de las intenciones del autor, o como si bastara el examen cuantitativo, macrohistrico, de las tendencias editoriales y de impresin, para as encaminarse hacia el estudio de los textos en tanto productos mediados en los que uno podra encontrar trazas de un significado econmico, social, esttico y literario".'^ Son esos preceptos los que condujeron a Robert Darnton, por otro lado, a plantear un modelo general sobre el que pudiera rizarse este rizo hasta donde uno fuera capaz: "Los libros impresos generalmente pasan por el mismo ciclo vital. Este puede describirse como un circuito de comunicacin que va del autor al editor (si el librero no asume ese papel), el impresor, el transportista, el librero y el lector. El lector cierra el circuito porque influye al autor tanto antes como despus del acto de escribir. Y los autores son ellos mis- mos lectores."''' Tal enunciado -que le resulta obvio a quien participa a diario en la generacin de materiales impresos, aunque tal vez no lo sea tanto desde la comodidad acadmica de un cubculo- conduce a una emocionante defini- cin: "La historia del libro se ocupa de cada fase de este proceso y del proceso en su conjunto, en todas sus transformaciones en el tiempo y el espacio, y en todas sus relaciones con otros sistemas -econmicos, sociales, polticos y cultu- rales- en el entorno. [...] Para lograr que esta tarea sea manejable, los historia- dores del libro suelen aislar un segmento del circuito de comunicacin para analizarlo de acuerdo con los procedimientos de una sola disciplina [...] Pero las partes no alcanzan su pleno significado a menos de que se relacionen con el conjunto."'^ A desmantelar uno de esos "circuitos de comunicacin" se dedica

    el historiador estadounidense en El negocio dla Ilustracin. Historia editorial de la Encyclopdie, 1775-1800,^^ donde Darnton estudia cmo se gest, produjo

    " Finkelsten y McCleery, p. U. '*' Darnton, p. 30. >s Ibd. "Roben Darnton, EInegoro de la Uustran. Historia editorial de la Encyclopdie, mS-1800, traduccKn

    del ingls de Margara Averbach, traduccin de los fragmentos en francs de Kenya Bello. Mxico, Libraria- FCE, 2006.

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    y difundi la edicin gracias a la cual habra de popularizarse la magna obra de Diderot y d'Alembert. (Sin proponrselo la editorial, toda la obra de este histo- riador traducida al espaol la ha publicado el FCE: La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa; Edicin y subversin. Literatura clandestina en el Antiguo Reamen (en coedicin con Turner), El coloquio de los lectores. Ensayos sobre autores, manuscritos, editores y lectores y prximamente Los best-seWeis prohibidos de la Francia prerrevolucionaria, a cargo de la filial argentina.)'^

    Sabemos bien que la Ilustracin fue un movimiento cultural que transform el mundo del conocimiento y de la poltica, pero se repite menos que tambin fue un negocio rentable. La primera edicin de la Encyclopdie, en folio, no fue de ninguna manera un fenmeno de masas; slo lo fue cuando un grupo de empresarios editoriales de Pars y Lyon, en Francia, y de Neuchtel, en Sui- za percibi la abundante y no saciada demanda de esa obra en un formato y a un precio accesibles. A partir del anlisis casi entomolgico de cerca de 50 mil cartas de la Socit Typographique de Neuchtel, Darnton reconstruye, por un lado, el funcionamiento de la industria editorial durante el siglo XVIII y, por el otro, contribuye a explicar cmo se gestaron y se diseminaron las revolu- cionarias ideas de \osphilosophes. He aqu un contundente ejemplo del viraje en la historia del libro: ya no se trata de rastrear la gestacin de la obra cumbre de la Ilustracin, ahora el objetivo es rastrearla mientras se convierte en un desco- munal best-seller. El "circuito de comunicacin" sirve adems como hilo conductor de un relato cautivante, con no poca intriga y personajes ambiciosos y truculentos.

    Y no slo eso: en las ms de 7(X) pginas de nuestra edicin se reconstruyen las prcticas de los editores del siglo XVIII: sus consideraciones tcnicas y comerciales, sus modos de enfrentar al poder poltico y sus estratagemas para li- diar con la competencia, lo que da un vivido retrato de las personas que con

    '' Robcrt Darncon, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de a cultura francesa, traduccin de Carlos V'alds, Mxico, FCE, 1987; Edicin y subversin. Literatura clandestina en el Antiguo Rgimen, traduc- cin de Laura Vidal, Mxico Tumer-FCE, 2003; El coloquio de los lectores. Ensayos sohrt autores, manuscritos, editores y lectores, prlogo, seleccin y traduccin de Antonio Sabort y Albeno Ramn, Mxico, FCE, 2003.

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    papel y tinta hicieron de la abstracta Ilustracin un negocio concreto. Y lo mejor de todo es que Darnton tiene astucia narrativa, con la que nos lleva a visitar los talleres tipogrficos, a tirar de la barra para imprimir los pliegos, a fraguar cons- piraciones y combatir ediciones piratas, a traficar con las obras prohibidas que invadan Francia de contrabando. No me canso de repetir que ste es un gran libro sobre un libro an ms grande.

    Como se puede intuir a estas alturas, estudiar la historia del libro o, mejor an, la historia del mundo de! libro es mucho ms que una excntrica aficin. Para quienes profesionalmente se ocupan del pasado, representa una ocasin privilegiada para conocer el modo en que se difunden las ideas o en que se enhebran los avances tecnolgicos con los sociales. Para los estudiosos de la li- teratura y el pensamiento, es una puerta de entrada a la materialidad de los tex- tos, requisito insalvable de la lectura. Y para quienes actan en la industria edi- torial es la va regia para comprender la naturaleza secular de su actividad, siempre dependiente del crdito magro y riesgoso, de las materias primas caras, de las veleidades polticas, de los lectores escasos y dispersos.

    El eslabn ms reciente en esta movediza cadena de temas de inters es la historia de la lectura. Ausentes durante mucho tiempo de los estudios sobre los productos impresos, en buena medida porque su actividad casi no deja ras- tros tangibles, los lectores fueron los ltimos invitados a este banquete. A decir de Guglielmo Cavallo y Roger Charrier-directores de la principal obra hasta el momento sobre los cambiantes modos en que han ledo las sociedades-, estas pesquisas se apoyan en "dos ideas esenciales. La primera es que la lectura no est previamente inscrita en el texto, sin distancia pensable entre el sentido asignado a este ltimo (por su autor, su editor, la crtica, la tradicin, etctera) y el uso o la interpretacin que cabe hacer por parte de sus lectores. La segunda reconoce que un texto no existe ms que porque existe un lector para conferirle significado".'** De ah surge el afn de registrar "la historicidad de los modos de urilizacin, de comprensin y de apropiacin de los textos", en parte por in-

    '" Guglielmo Cavallo y Roger Chaitier, dirs.. Historia de la lectura en el mundo ocdental, Madrid, Taurus, 1998, p. 11.

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    fluencia de tericos literarios como los franceses Michel Foucauit, Roland Barthes y Paul Ricoeur, o el alemn Wolfgang ser, fallecido a comienzos de este ao. Por su carcter elusivo, esta vertiente es an ms multidisciplinaria, pues alberga incluso elementos fisiolgicos; la nmina de quienes contri- buyeron al volumen dirigido por Chartier y Caballo -y una instantnea ojeada a algunas de sus obras- lo confirma: Paul Saenger, por ejemplo, se ha concen- trado en el surgimiento de la parafernalia manuscrita que se desarroll para facilitar al ojo la identificacin de vocablos, oraciones y partes, en especial el modesto pero esencial espacio blanco entre palabras; Anthony Grafton es un inquieto y original descubridor de filones acadmicos, que lo mismo diserta so- bre la importancia de la nota al pie de pgina en los textos de los grandes histo- riadores que revisa la vida del excntrico Girolamo Cardano o se hunde en una biblioteca mtica para entender el cristianismo; o el propio Cavallo, que desde una ptica ms convencional -y tal vez por ello ms rigurosa- se ha especia- lizado en las condiciones materiales en que se difundieron y fueron ledos los autores clsicos grecolatinos.'^

    No tengo empacho en sumar a esta lista una obra que deliberadamente elude los rigores de la investigacin histrica, acaso parapetada por el sutil uso del adjetivo indefinido: en Una historia de la lectura Alberto Manguel comparte con nosotros una coleccin de recuerdos, estampas, ancdotas y hechos ciertos sobre esta actividad cada vez ms individual y ms generalizada.^" La im- pecable prosa y la suavidad de la argumentacin lo convierten en un deleite, en una fuente de ideas y admiracin sobre eso que est usted haciendo en este instante: leer por placer.

    Calificativos semejantes pueden emplearse para dar cuenta del que es hoy, junto con Robert Darnton, el historiador del libro (y la edicin y la lectura y...)

    '" Paul Saenger, Space Betaten ^'ords: The Oripns of Sileat Reading, Stanford University Press, 2000. \n\om GiaSvm, Los or^tnes trgicos de la erudin. Bnvt tratado de la nota a pie dt ppna. Buenos Aires, FCE, 1998; Cardano's Cosmos: The Worlds and Works of a Renaissance Astrologer, Harvard l'niversit>' Press, 2001: Christianity andthe Transformation of the Book: Origen, Eusehius, and ihe Libran of Caesarea, Belknap Press, 2006. Guglielmo Caballo, Libros, editores y pblieo en el mundo antiguo. Gua histrica y crtica, Madrid, Alianza Editorial, 1995.

    ^' Alberto Manguel, L'na historia de la lectura, Mxico, Joaqun .Motriz, 2007.

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    ms importante del momento: Roger Chartier. Su originalidad y acuciosidad, la anchura de sus intereses -dentro de lo acotado de la parcela que sigue roturan- do-, sus dotes escnicas como conferencista lo han convertido en un poderoso polo de atraccin. Gracias a su excelente castellano, tal vez originado en sus in- vestigaciones sobre la edicin en Espaa durante el Siglo de Oro, Chartier ejerce una casi omnipresencia en los mbitos acadmicos iberoamericanos en que se discute sobre cultura impresa. Es oportuno cerrar nuestro repaso con este historiador porque encarna la propia evolucin de la disciplina, por su ex- tendida cercana con Martin, su avance hacia zonas ignotas y su apasionada preocupacin por la revolucin lectora que estamos viviendo en el presente.^'

    Hoy, un lector mexicano deseoso de incursionar en este terreno se encuentra con una sabrosa variedad de opciones -tanto traducidas, las ms, como escritas originalmente en nuestra lengua-, algunas de las cuales ejemplifican a la perfeccin los cambiantes modos de recuperar el pasado de la cultura impresa. Esperamos que en su lectura no procure asomarse a ellas siguiendo el orden cronolgico en que fueron escritas, pues el amargo sabor a antigualla de los repertorios puede inhibir el goce de textos generados con posterioridad. As, el imponente registro que nos leg Jos Toribio Medina difcilmente cause emo- cin a un lector curioso, ya que si bien los ocho tomos de La imprenta en Mxico (1539-I821p^ son un prodigio de tesn y minuciosidad -y una referencia ineludible para todo aquel que aspire a estudiar con exhaustividad la produc- cin libresca en nuestro pas-, no logran mostrar la vitalidad que la historia del libro ha alcanzado. Es semejante el caso de Alexandre Stols y sus estudios sobre

    ^' Roger Chartier, El mundo como rrpresentan: estudios sobre historia cultural, traduccin de Claudia Ferrari, Barcelona, Gedisa, 1992; Libros, lecturas y lectores en la edad moderna, traduccin de Mauro Armio, Mxico, Alianza Editorial, 1993; El orden de los libros, lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos XIV V X\'lll, prlogo de Ricardo Garca Crcel, traduccin de Viviana Ackerman, Barcelona, Gedisa, 1994; Lecturas y lectores en la Francia del antiguo r^men, Mxico, Instituto Mora, X'^H; Inscribir y borrar. Cultura escrita y lite- ratura (siglos Xl-XVIll), Barcelona y Buenos Aires, Katz Editores, 2006.

    ^^ Existe una casi agotada edicin facsimilar de la que el autor hizo en su propia imprenta en 1912: Mxico, IINAN, 1989, ms los aadidos de Francisco Gonzlez de Cosso: La imprenta en Mxico (1553- 1820). 510 adidones a la obra de Jos Toribio Medina en homenaje al primer centenario de su narimiento, y de Fran- cisco Ziga y Susano Espinosa: Adiciones a La imprenta en Mxico de Jos Toribio Medina: Puebla. Oaxaca, Guadalajara, Veracruz y de la insurgencia, 1706-1821.

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    los prototipgrafos novohispanos Antonio de Espinosa y Pedro Ocharte." En la misma direccin pero ms hospitalario con el lector es el trabajo de Joaqun Garca Icazbalceta, cuya Bibliografa mexicana del siglo XVfi* se mantiene como el inevitable punto de partida para el periodo de los "incunables" americanos.

    Pueden enumerarse al menos tres trabajos generales, todos ms o menos f- ciles de conseguir, que corresponderan a la segunda estacin por la que han pasado los historiadores, es decir, obras que aspiran a la erudicin, contienen generosas descripciones de las piezas estudiadas, apenas prestan atencin a quienes las produjeron y casi ninguna a quienes las leyeron. Dos de ellas llevan el predecible ttulo Historia del libro: una figura en el catlogo de Alianza Edi- torial desde hace un cuarto de siglo y fue escrita por el historiador sueco Svend Dahl -goz de gran popularidad gracias a que se la incluy en la coleccin Los Noventa, que el CNCA difundi a diestra y siniestra-, con un estilo sobrio y concreto, incluso desapasionado;^^ la otra es un breve texto introductorio, to- mado de la clebre coleccin francesa de divulgacin Que sais-je.', de Albert Labarre,^* un bibliotecario que busca asomarse a la economa, la poltica, las prcticas de lectura e incluso a los circuitos comerciales pero que por falta de espacio se queda tan slo en la superficie, si bien su exposicin es eficaz. El tercero es la en efecto Pequea historia del libro, del multicolor Jos Martnez de Sousa, que encarna la sapiencia del corrector acucioso y obsesivo -y por ello le ahorra a miles de editores ms de una neurosis-.^^ Sin la apabullante profundi- dad de otras de sus obras, este breviario se lee con sencillez, aunque su natura- leza sinttica lo hace por momentos telegrfico. (Habra que mencionar una cuarta obra general, pero su condicin de obra agotada nos obliga a incluirla slo dentro de un parntesis. Se trata de la Introduccin a la historia del libro y de

    -' Alexandre Stols, Amonio de Espinosa: el segundo impresor mexicano, Mxico, liNAM, 1%2, y Pedro Ocharte: el tercer impresor mexicano. Mxico, IJNAM, 1%2.

    " La "nueva" edicin, a cargo de Millares Cario -que complet fallantes y puli detalles-, lleva como pie de imprenta Mxico, FCE, 1954, de la cual hubo una reimpresin en 1981, por lo que ya no es fcil hacerle de un ejemplar.

    " Svend Dahl, Historia del libro, traduccin de Alberto Adell, Madrid, Alianza Editorial, 1982 (2007). *Albert Labarre, Historia del libro, traduccin de Ornar lvarez Salas, Mxico, Siglo XXI Editores, 2002. " Jos Martnez de Sousa, Pequea historia del libro, Gijn, Trea, 1999.

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    las bibliotecas que Agustn Millares Cario dio a las prensas hace ya casi cuatro dcadas, libro de gran densidad y gran vigencia en tanto obra erudita que pasa revista a los temas de la disciplina que resultaban fundamentales a fines de los aos sesenta.^" Las dificultades para obtener la correspondiente autorizacin de los herederos del autor han frenado los planes de volver a insertar en el mer- cado este pequeo clsico. Cerremos esta digresin diciendo que no es impro- bable que este ttulo engros el catlogo de Libros sobre Libros.)

    La Breve historia del libro en Mxico, de Ernesto de la Torre Villar, sigue siendo un caminable atajo para acercarse a las peripecias de los impresos en nuestro pas, aunque la brevedad a que alude en el ttulo es extrema: compuesta por ensayos dispersos, esta obra parece ms el esbozo de un trabajo de mayor alcance, que tambin podra basarse en otras dos obras del ex director de la Bi- blioteca Nacional: Ex libris y marcas de fuego e Ilustradores de libros.^'' Algo se- mejante puede decirse de Historia de las libreras de la ciudad de Mxico: evocacin y presencia, de Juana Zahar Vergara, a la que tampoco puede achacarse impreci- sin bautismal: ah las libreras son, en efecto, meramente evocadas.^" Contamos ya, por suerte, con estudios ms recientes sobre personajes o circuns- tancias de nuestro pasado editorial, que, como los coloridos fragmentos de un mosaico, poco a poco van revelando el cuadro completo. Me refiero a los artcu- los reunidos en volmenes como Del autor al lector, coaxino por la recientemente fallecida Carmen Castaeda, de franca estirpe darntoniana; o Constructores de un cambio cultural: impresores-editores y libreros en la ciudad de Mxico 1830-1855, coordinado por Laura Surez de la Torre, quien tambin dio forma a Empresa y cultura en tinta y papel (1800-1860), producto ambos del pro- yecto "Empresarios-editores en la ciudad de Mxico ISSO-ISSS".'" Estas evi-

    -" Agustn Millares Cario, Introduccin a la historia del Ulrro y de las bibliotecas, Mxico, FCE, 1971. -^ Ernesto de la Torre Villar, Breve historia del libro en Mcico, Mxico, IINAM, 1999; Ex libris y marcas de

    fuego, Mxico, l'NAM, 2000; Ilustradores de libros:guin biobibliop-fico, Mxico, UNAM, 1999. '"Juana 7^\idix\ci%3t3L, Historia de las lilnrrfas de la ciudad de Mxico: una evocacin, Mxico, UNAM, 1995. " Carmen Castaeda, coord., Del autor al lector I. IM historia del libro en Mxico. II. La historia del libro,

    Mxico, Miguel ngel. Pornja-CIESA.S-Conacyt, 2002; Laura Surez de la Torre, coord.. Constructores de un cambio cultural: impresores-editores y libreros en la riudad de Mxico IS30-I855, Mxico, Instituto Mora, 2003; Empresa y cultura en tinta y papel 1800-1860), Mxico, Instituto Mora, 2001.

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    dencias podran alentar una suerte de envidia nacional por el logro del grupo comandado por Vctor Infantes, Fran9ois Lpez y Jean-Fran^ois Botrel, que hace muy poco logr concluir un tomazo de Historia de la edicin y de la lectura en Espaa (1472-1914).^^ Evidentemente inspirado en el trabajo de Chartier y Martin sobre la edicin francesa (vase la nota 1), ste es el esfuerzo orgnico ms acabado por entender el sistema de produccin, circulacin y consumo de libros en un pas de nuestro mbito lingstico, aunque padece las irregularida- des de los trabajos colectivos.

    Con aires renovados, un tercer trabajo intitulado Historia del libro puede ser- vir de trampoln para el que quiera darse un chapuzn en esta materia. Frdric Barbier, a quien ya mencionamos como autor de un posfacio a La aparicin del libro, escribi este completo y veloz recuento de las principales vicisitudes por las que ha pasado el libro. La aparente ligereza del tratamiento -sus 400 pginas recorren completo el arco que va de la invencin de la escritura a la gnesis del libro electrnico- se compensa por el punto de vista, en el que confluyen los modos ms recientes de vincular tecnologa y lectura, historia social y eco- nmica." Con el mismo espritu omnicomprensivo, pero con mucho mayor es- pacio, Henri-Jean Martin -que falleci en enero de este ao- nene una obra de madurez que honra aquella lanza que clavara en su juventud: Historia y pode- res de lo escrito es un vasto, denso, iluminador estudio sobre los avatares -tanto en su acepcin de cambio como de encarnacin divina- del arte inventado, segn atestigua Platn en el Pedro, por el dios Theuth.'"*

    Es difcil poner un punto final. No porque uno quiera seguir escribiendo, si- no porque cualquier enumeracin como sta exige ms registros, algunos de

    -'^ Vctor Infantes, Franois Lpez y Jean-Franfois Bocrel, Historia de la edin y dla lectura en Espaa (1472-1914), Madrid, Fundacin Germn Snchez Ruiprez, 2003. Elogiemos al menos en una nota al pie los aportes de csu fundacin a travs de su Biblioteca del Libro, de la que forma parte esta obra, al igual que otras como Historia ilustrada del libro espaol, dirigida por Hiplito Escolar, y tilsimos manuales como el Diccionario de orto^afa tcnica, de Martnez de Sousa, o el solitario, y ya envejecido, libro de Franois Richaudeau sobre La le^bilidad: investigaciones actuales; tras un periodo de cierta inactividad, la Snchez Ruiprez parece estar volviendo por sus fueros.

    " Frdric Barbier, Historia del libro, vase la nota 4. ** Henri-Jean Wimn, Historia y poderes de lo escrito, con la colaboracin de Bruno Delmas, traduccin de

    Emiliano Fernndez Prado y Ana Rodrguez Navarro, Gijn, Trea, 1999.

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    ellos novsimos: pronto habr ms obras que seguirn aventurndose en las prcticas editoriales y de lectura.''' Estoy convencido de que uno como lector puede reproducir en s mismo la fascinacin que ha llevado a los historiadores del libro al objeto, de ah a quien lo escribe, lo fabrica, lo inserta en el mercado, para llegar finalmente a su consumidor. Espero que, as sea desde el amateu- rismo, estas pginas conduzcan a alguno de los demasiados libros. Que, por suerte, son ms baratos que nunca, fj

    '^ En Libros sobre Libros, por ejemplo, estamos preparando la versin en espaol de T/ie Printing Press as an A^t ofChange, de Elizabeth L. Eisenstein, otra obra clave en esta materia, as como una historia de la feria de Francfort, escrita por quien logr convertirla de nuevo en la ms importante del mundo: Peter Weidhaas.

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