historia de la odontologia forense

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HISTORIA DE LA ODONTOLOGIA FORENSE Odontología forense La odontología forense o en sentido más amplio la odontoestomatologia forense se refiere al peritaje forense que hace el odontólogo tomando como base las evidencias que puede ofrecer el sistema estomatognatico. Pederson la define como la rama de la odontología que trata del manejo y el examen adecuado de la evidencia dental y de la valoración y la presentación apropiada de los hallazgos dentales en interés de la justicia. April la ubica como una rama de la medicina legal que trata sobre la aplicación de los conocimientos odontológicos al servicio de la justicia. Montiel Sosa la describe como el estudio de las características de las piezas y arreglos dentales a efectos de hacer comparaciones de historias clínicas testigos y establecer la identidad de las personas y restos humanos. La odontología forense estudia la resolución de problemas jurídicos mediante la aplicación de conocimientos odontológicos interviniendo en aspectos como procesos de identificación, lesiones personales, dictámenes de edad, actuación en casos de desastres, responsabilidad profesional y exhumaciones. La odontología forense es la especialidad normalmente asociada a casos de identificación humana y a los procesos de responsabilidad profesional. Sin embargo, su área de competencia va más allá de esas atribuciones, envolviendo también: la deontología odontológica, la orientación odonto-legal para el ejercicio profesional, la pericia en área administrativa, pericia en vestigios, inclusive de manchas o líquidos provenientes de la cavidad bucal o en ella presentes. Innumerables denominaciones pueden ser atribuidas a esta disciplina con la tentativa de expresar un significado más objetivo: "Estomatología forense", "Odontología pericial", "Odontología judiciaria", "Odontología política", "Odontología aplicada a la medicina legal", "Jurisprudencia odontológica"; sin embargo la mayoría de autores brasileños y sudamericanos dan preferencia a la denominación "Odontología legal". La Odontología forense abarca dos grandes áreas: La Odontología legal propiamente dicha, que trata de todos los aspectos ligados a normas y reglas que envuelven al odontólogo en su ejercicio profesional. Puede ser incluida también la deontología, responsable del estudio de las leyes que rigen la conducta de los profesionales.

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HISTORIA DE LA ODONTOLOGIA FORENSE

Odontología forenseLa odontología forense o en sentido más amplio la odontoestomatologia forense se refiere al peritaje forense que hace el odontólogo tomando como base las evidencias que puede ofrecer el sistema estomatognatico.Pederson la define como la rama de la odontología que trata del manejo y el examen adecuado de la evidencia dental y de la valoración y la presentación apropiada de los hallazgos dentales en interés de la justicia.April la ubica como una rama de la medicina legal que trata sobre la aplicación de los conocimientos odontológicos al servicio de la justicia.Montiel Sosa la describe como el estudio de las características de las piezas y arreglos dentales a efectos de hacer comparaciones de historias clínicas testigos y establecer la identidad de las personas y restos humanos.La odontología forense estudia la resolución de problemas jurídicos mediante la aplicación de conocimientos odontológicos interviniendo en aspectos como procesos de identificación, lesiones personales, dictámenes de edad, actuación en casos de desastres, responsabilidad profesional y exhumaciones.La odontología forense es la especialidad normalmente asociada a casos de identificación humana y a los procesos de responsabilidad profesional. Sin embargo, su área de competencia va más allá de esas atribuciones, envolviendo también: la deontología odontológica, la orientación odonto-legal para el ejercicio profesional, la pericia en área administrativa, pericia en vestigios, inclusive de manchas o líquidos provenientes de la cavidad bucal o en ella presentes.Innumerables denominaciones pueden ser atribuidas a esta disciplina con la tentativa de expresar un significado más objetivo: "Estomatología forense", "Odontología pericial", "Odontología judiciaria", "Odontología política", "Odontología aplicada a la medicina legal", "Jurisprudencia odontológica"; sin embargo la mayoría de autores brasileños y sudamericanos dan preferencia a la denominación "Odontología legal".

La Odontología forense abarca dos grandes áreas:La Odontología legal propiamente dicha, que trata de todos los aspectos ligados a normas y reglas que envuelven al odontólogo en su ejercicio profesional.Puede ser incluida también la deontología, responsable del estudio de las leyes que rigen la conducta de los profesionales. La odontología forense que describe aspectos ligados al esclarecimiento de problemas jurídicos, y donde el odontólogo investido de funciones periciales utilizará sus conocimientos para ser aplicados al servicio de la justicia.

La evolución constante de la odontología como ciencia, originó la necesidad de reglamentos a través de dispositivos jurídicos y éticos promoviendo la implantación de un conjunto de normas enmarcadas en el contexto profesional. Estos avances crearon un cuerpo doctrinal para la odontología partiendo del hecho de que en la clínica cotidiana los profesionales podrían enfrentar nuevos problemas en sus prácticas tales como: resarcimiento de daños (indemnización), arbitraje judicial de honorarios profesionales, entre otros. La odontología forense procura ordenar y sistematizar estos problemas ofreciendo adecuada información al odontólogo.La odontología forense persigue resolver determinados problemas judiciales (identificaciones, determinación de la edad, de sexo, estatura, color de piel) mediante el uso de conocimientos antropológicos, características vitales dentro de esta área que manifiestan su aplicabilidad.La finalidad de este trabajo es resaltar la importancia y aplicación clínica de esta área del saber odontológico, parcialmente ignorada en nuestro país y carente de institucionalidad.

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RESEÑA HISTÓRICA

El empleo de la identificación dental aparece en casos aislados a través de la historia escrita y pueden haberse usado en tiempos prehistóricos formas primitivas de identificación dental. El interés en la odontología forense aparentemente se elevó en la última parte del siglo XIX, lo que está indicado por el número de artículos que aparecieron en ese período en revistas de odontología.La odontología forense, nació desde un punto de vista formal y científico a partir del año 1898 cuando Oscar Amoedo, destacó la importancia de esta especialidad, publicando su libro 'Tart dentaire en médecine légale", siendo el primer tratado de odontología legal. Esta obra recoge de una manera sistemática los principales problemas odontológicos relacionados con el derecho y también se incluye una serie de casos judiciales o cuestiones concretas que ya habían sido planteadas ante los tribunales. Oscar Amoedo es conocido como el padre de la odontología legal.El Dr. Oscar Amoedo nació en Cuba el 10 de noviembre de 1863. Nombrado en 1889 delegado al Primer Congreso Odontológico que tendría lugar ese año en París, publicó más de 120 trabajos abarcando varios aspectos de esta disciplina, adquiriendo así, notoriedad mundial.

La odontología forense en una primera fase se limitó a la resolución de problemas identificativos, habiendo producido a lo largo de su recorrido una extensa casuística, en la que se incluyen numerosos casos adecuadamente resueltos, muchos con valor histórico o con amplia resonancia social.Quizá la forma más sencilla de conocer los precedentes y los principales hitos en el desarrollo de la odontología forense sea el hacer un seguimiento de los problemas más importantes que fueron resueltos mediante la aplicación de datos odontológicos.

La primera evidencia de datos dentales utilizados con fines forenses es asociada a Nerón, emperador de Roma (45-70 AD). Tácito, en los Anales describe como Agripina, madre de Nerón, y Popea, amante de éste, decidieron matar a Lollia Paulina celosas de su belleza. Cuando los sicarios trajeron la cabeza de Lollia, estaba tan deformada que era irreconocible. Agripina la identificó porque mandó entreabrir sus labios y observó que sus dientes tenían ciertas peculiaridades.

Carlos el Temerario, nació en 1433 y se convirtió en Duque de Borgoña, después de su padre en 1464. Murió en la batalla de Nancy en 1477. Su cadáver fue reconocido por la ausencia de los dientes superiores que había perdido a consecuencia de una caída, dato que era conocido por uno de sus siervos más fieles.

La primera referencia de la odontología forense en la historia americana corresponde a la identificación del cadáver del general Joseph Warren por Paul Revere (1776).Paul Revere, hábil artífice del cobre, platero y grabador, practicó la odontología de 1768 a 1778. Fue notable principalmente por su papel en la guerra de Independencia de Estados Unidos de Norteamérica.A principios de 1775 Revere construyó un puente fijo con alambre de plata para su íntimo amigo Dr. Joseph Warren quien era conocido por sus puntos de vista progresistas en la práctica de la medicina y como uno de los dirigentes de la chispa que desencadenó la guerra de independencia estadounidense. Warren fue muerto en la batalla de Bunker Hill por una bala que le perforó el cráneo. Enterrado por los británicos, Warren fue desenterrado al día siguiente, y exhibido como ejemplo de lo que ocurría a los revolucionarios estadounidenses, volviéndolo a enterrar en una tumba superficial. Diez días más tarde, cuando los ingleses habían evacuado Boston, Revere junto a hermanos y amigos de Warren, recuperaron el cadáver de la tumba sin marca. Revere fue capaz de identificar los restos por el puente fijo que

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había construido. Warren fue probablemente la primera persona que fue identificada por un dentista.

El Delfín de Francia Luis XVII hijo de Luis XVI y de Maria Antonieta muere en la prisión del Tempio a la edad de 10 años, siendo su cadáver enterrado en el cementerio de Santa Margarita. Con la Restauración de los Borbones se intenta de forma infructuosa el hallazgo del cadáver, extendiéndose la idea de que había sido sustituido por otro muchacho; llegándose al año 1846 en el que se descubre en ese cementerio un esqueleto que el Dr. Millicat reconoce como el del Delfín. Por contra y tras un atento estudio realizado por los Doctores Recamiere y Backer de los maxilares y dientes llegan a la conclusión de que el cadáver pertenece a un muchacho de entre 14 y 16 años por lo que no podía tratarse del Delfín muerto a los 10 años de edad.

También el asesino del presidente Lincolm, John W. Booth fue reconocido por una particular malformación mandibular lo que permitió al dentista de la familia su identificación.Memorable también es el caso del conocido poeta Schiller (1826) el cual fue identificado, después de veintiún años de su muerte, entre veintidós esqueletos, por el estudio de los dientes.En 1849 el profesor Webster, conocido químico, asesina a Parkman, un rico filántropo de Chicago, incinerándolo en el horno de su laboratorio. Entre los restos de la incineración queda una prótesis de porcelana que resistió las altas temperaturas y que permitió el reconocimiento y la inculpación. El caso Goss- Udderzook

El 3 de febrero de 1872, se incendió una casa a varias millas de Baltimore, donde Winfield Scott Goss hacía experimentos para obtener una sustancia que sustituyera al caucho.Goss resultó alcanzado por las llamas y su cadáver se trasladó a Baltimore totalmente irreconocible. Sin embargo, el veredicto fue: “W.S. Goss ha muerto quemado en un incendio provocado por la explosión de una lámpara”. Goss había contratado varias pólizas de seguro de vida, una de ellas de 25.000 dólares, a nombre de su esposa. Las compañías, sospechando el fraude, se negaron a pagar e iniciaron investigaciones fijándose precisamente en la dentadura, que había sobrevivido al fuego. Los dentistas de Baltimore fueron interrogados, pero nadie había trabajado en la boca del difunto, que se ufanaba de tener una dentadura perfecta.La misma esposa lo corroboró, afirmando que jamás le habían dolido las muelas y que no tenía ningún diente postizo. No obstante, se exhumó el cadáver y se pidió a los cirujanos dentistas Miles, Wysong y Gorgas (que fue director del Dental Cosmos) que estudiaran la dentadura.Lo que encontraron fue sorprendente. El cadáver tenía sólo dos dientes en el maxilar superior y siete en la mandíbula, desgastados y cariados. Así pues, consignaron que, de las 32 piezas totales, 18 habían sido extraídas antes de la muerte y que en los huesos se observaban huellas de abscesos que sólo se habían podido formar en vida. Efectivamente, era un fraude. Goss vivía y se movía por diferentes ciudades, encontrándose en Philadelphia con su cuñado y cómplice Williams S. Udderzook. A los pocos días, apareció su cadáver. Udderzook le había asesinado porque se emborrachaba y temió que en un delirium tremens revelara su verdadera identidad y el fraude proyectado. El asesino fue detenido, juzgado y condenado a muerte.

Caso del príncipe imperial Napoleón IVEl príncipe imperial, conocido como Napoleón IV aunque nunca reinó, fue hijo de Napoleón III y la española Eugenia de Montijo. Desterrado a Inglaterra, donde vivía con su madre, decidió acompañar al ejército inglés en su guerra contra los zulúes en Sudáfrica. Allí fue sorprendido por una banda de

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indígenas y muerto, el 1 de junio de 1879.Recibió 17 golpes de azagaya, uno de los cuales le entró por el ojo derecho y le destrozó la mejilla y el labio.Fue embalsamado y trasladado a Inglaterra, pero cuando llegó al viejo continente y se abrió el féretro para dar fe de su identidad, el cadáver estaba irreconocible.El doctor Evans, dentista de la familia, certificó los trabajos que le habían hecho en la boca. Sin embargo, otros dentistas protestaron porque también habían atendido al príncipe y nada se decía de sus trabajos. Éstos fueron el doctor Rottenstein, de París; el doctor Oakley Coles, de Upper Wimpole Street, y el doctor Bull, afincado en Bruselas.

El caso de John W. HillmonEn 1879, Hillmon y Brown viajan de Wichita a Kansas y, en un lugar llamado Crookes Creek, Hillmon muere de un disparo fortuito de revólver. Su cuerpo fue enterrado y sus familiares (la esposa, Mrs. Sadie) pretendieron cobrar los seguros que tenía con la Mutual Life Insurance (25.000 dólares) y con C. Tilinghast de Nueva York (10.000 dólares). Estas compañías adujeron que el enterrado había sido un tal Frederick Adolph Walters.Se inició un proceso que duró casi 20 años. La esposa aseguraba que el cuerpo era el de su marido por diferentes características, entre ellas, su dentadura (dos dientes rotos y la falta del incisivo izquierdo). Aun hoy día este caso sigue siendo estudiado por los expertos en jurisprudencia y sirve de ejemplo a los estudiantes en las facultades de Derecho.

Caso del cazador Henry PowelHacia 1880, un rico propietario inglés de Southampton organizó una expedición para cazar leones en Abisinia, acompañado de su esposa. Tras cierto tiempo sin noticias, se supo que el grupo había sido masacrado por una tribu africana. Como no tenía hijos, sus hermanos debían heredar su gran fortuna, pero debían demostrar que había muerto. Uno de ellos partió para recoger sus restos. Durante el viaje, fue invitado a una fiesta por un jefe salvaje y cuál no sería su sorpresa cuando vio que la esposa del anfitrión llevaba puesto el sombrero de su cuñada.

Obligado a reconocer el crimen, el jefe le confesó que el cráneo del cazador estaba depositado en un templo. Tras laboriosas negociaciones, pudo hacerse con él y llevarlo a Inglaterra.Sin embargo, los jueces exigieron un reconocimiento fidedigno del despojo.Afortunadamente, el hermano recordó que antes de partir para África, su hermano se había hecho extraer y orificar varios dientes por un dentista de Southampton, el cual demostró que, efectivamente, sus trabajos eran los que aparecían en la dentadura de la rescatada calavera.

El asesinato de la señorita Menetret

En 1885 hubo en Francia un famoso proceso por el asesinato de la señorita Menetret, cuyo cadáver fue quemado y enterrado en un jardín. Descubiertos los restos, fue detenida la sirvienta, una vieja llamada Eufhrasie Mercier, la cual dijo que su señora se había metido en un convento y que los restos provenían de un antiguo cementerio localizado en el mencionado jardín. El juez observó ciertos trabajos artificiales en la dentadura de la víctima y pidió el concurso del dentista que la trataba, nada menos que el doctor Delestre (inventor de un famoso instrumento de extracción dentaria: la llave de Delestre). Un discípulo de este doctor, que guardaba las fichas de su maestro, el doctor Goldenstein, constató que a la señorita Menetret se le había hecho una orificación en el 6 inferior derecho y una obturación de oxycloruro de zinc en el 7 del mismo lado, que fueron encontradas en la mandíbula desenterrada en el jardín. La vieja Eufhrasie fue condenada y guillotinada por su horrible crimen.

Los cadáveres de la Patagonia

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Hacia 1885, un grupo de europeos organizó una expedición por América del Sur con fines científicos y comerciales, siendo asesinados por una tribu de indios salvajes. Años después, un misionero que recorría la región encontró sus restos y, entre ellos, una calavera en cuya dentadura había orificaciones y piezas artificiales. Entregó en un consulado el cráneo, que fue enviado a Europa donde se pudo verificar la identidad de la víctima (comunicado por M. Godón en 1889).

JoséMartí

José Martí Martínez, político y escritor (La Habana, 1853; Dos Ríos, 1895), fue uno de los principales caudillos de la guerra de independencia de Cuba contra España. Colaboró con el general Calixto García en 1881 y, más tarde, con Máximo Gómez y Maceo.Cada vez más comprometido con la revolución, entró en combate y, el 19 de marzo de 1895, murió luchando contra un grupo de soldados españoles en un lugar conocido como Boca de Dos Ríos.

Lograda la independencia de la isla en 1898, fue considerado un héroe de la patria y, a tal efecto, se le levantó un mausoleo para guardar sus restos. El reconocimiento se llevó a cabo sin dificultad, gracias al examen de la dentadura efectuado por el doctor Virgilio de Zayas Bazán, cuñado del prócer (en 1877 se había casado con Carmen Zayas Bazán), el cual le había atendido constantemente la dentadura y guardaba los diagramas de la misma.Gracias a eso, con toda certeza fue colocado definitivamente en el mausoleo donde actualmente reposa.El cadáver de José Martí, apóstol de la libertad cubana, al caer combatiendo en la batalla de Dos Ríos, es identificado por el Dr. Valencia y Fort, por falta de un incisivo superior (1895).

Caso del general Vittorio Dabormida

En la guerra entre Italia y Abisinia, en 1896, el general Dabormida fue muerto y destrozado en combate contra el rey Menelik en Adua. Fue reconocido por su espada, pero quien en realidad aportó la prueba definitiva fue su dentista, M. Ribolla, de Roma, que informó al Ministerio de la Guerra de quez le había hecho al general una prótesis completa superior sujeta al canino izquierdo, única pieza remanente, mientras que las de las mandíbulas eran todas naturales.Los italianos sufrieron, el 1 de marzo de 1896, una terrible derrota en Adwa (o Adua), en la región del Tigray en Etiopía, frente a las tropas de Menelik.El general Vittorio Dabormida mandaba una brigada a las órdenes del general jefe Baratieri.

El caso del bazar de la Caridad, de París.

El bazar de la Caridad era un establecimiento que funcionaba temporalmente en París desde

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1885, auspiciado por Harry Blount con la intención de contrarrestar la publicidad socialista de Jules Guesdes. Apoyado por la burguesía y la aristocracia francesa, recababa fondos con fines sociales. Era una especie de “rastrillo” donde las damas de alta alcurnia vendían todo tipo de objetos para recabar fondos destinados a mejorar las condiciones de vida de las clases desfavorecidas. En 1897 se construyó una especie de hangar en la calle Jean-Gougon, de 72 metros de largo por 20 de ancho, en cuyo interior se reprodujo una calle del viejo París con tiendas a los lados regentadas por señoras de la alta sociedad.Construido de madera y telas, con el techo de cartón embetunado presentaba como novedad aquel año un cinematógrafo donde se pasarían películas de los hermanos Lumière.Fue inaugurado por el nuncio de Su Santidad y, a las cuatro y media de la tarde, Bellac, el maquinista del cinematógrafo, se dispuso a rellenar de éter una lámpara llamada “de Malteni” y a encenderla con una cerilla. Desgraciadamente, se inflamaron los vapores del éter y, en unos instantes, las cortinas, la madera y el cartón embetunado ardieron pavorosamente.En el interior había cientos de personas que fueron presa de las llamas. En unos instantes, el espectáculo fue dantesco... “Visión de pesadilla —refirió un testigo— donde se veían los huesos de las víctimas como si los hubieran roto a hachazos, brazos puestos alrededor de la cabeza en postura de desesperación... piernas ennegrecidas, pechos y vientres abiertos, cabezas carbonizadas y retorcidas donde sólo los dientes persistían”.Hubo 126 muertos y más de 200 heridos. Los cadáveres se llevaron al Palacio de la Industria para ser reconocidos, pero muchos de ellos estaban completamente destrozados.Entonces, el cónsul de Paraguay, M. Albert Hans, tuvo la idea de llamar a los dentistas más importantes de París para que ayudaran en la identificación, ya que la mayoría de los despojos eran de gente rica que se cuidaba la dentadura. Se presentaron Burt, Brault, Davenport, Ducourneau, Godon y algunos más

En 1897, cuando la lamentable catástrofe ocurrida en París, en el incendio del Bazar de Caridad, donde cerca de 190 personas perdieron la vida trágicamente, la identificación de varios cadáveres se realizó gracias a la contribución de profesionales odontólogos, hecho éste que por la gran tragedia humana fue conocido en todo el mundo. Lográndose la identificación de más de treinta víctimas por las dentaduras. Encontrándose dentro del grupo de dentistas que trabajaron en las identificaciones el Dr. Oscar Amoedo, quien más tarde publicaría “L´art dentaire en Medicine Legale”.

El caso del canciller alemán Guillermo Beckert en Santiago de Chile.

Un caso muy notable sucedió en Chile en 1909. He aquí los hechos, según los recoge don Óscar Amoedo en La Odontología (vol. XVIII; noviembre, 1909; n.º 11, pp. 563 y s.):“En una pequeña villa de Caleu, situada en los Andes en medio del bosque, unos bandidos habían cometido robos acompañados de crímenes. Una patrulla de ciudadanos se había armado y, teniendo como jefe al alcalde de la villa, hacía la ronda. De pronto, la patrulla se encontró delante de un campamento, en una especie de gruta, donde siete hombres armados de cuchillos, revólveres y carabinas y vestidos grotescamente, fueron tomados por los bandidos que se buscaban; sin perder tiempo la patrulla hizo fuego matando a uno de los hombres e hiriendo gravemente a otros tres. Los restantes fueron hechos prisioneros y encerrados, esperando ser juzgados.

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Más tarde se supo que los bandidos no eran otros que honrados e inofensivos cazadores alemanes. El ministro de Alemania exigió a su vez la prisión del alcalde y de toda la patrulla responsable. Hacia la misma época, el consulado de Alemania en Valparaíso fue incendiado y, un poco más tarde, el consulado de Alemania en Santiago fue incendiado igualmente.El canciller, señor W. Beckert, y el ministro alemán, barón Von Bodman, recibían constantemente cartas anónimas amenazándoles de muerte si continuaban las persecuciones contra los desgraciados de Caleu. El canciller Beckert parecía muy impresionado y contaba por todas partes que esperaba ser asesinado de un día al otro.El 5 de febrero de 1909, a las doce y media de la mañana, el ministro Von Bodman y su primer secretario, barón Welczeck, salían de la Legación de Alemania, donde quedaron solos el canciller, señor Willy Becker Frembahner, y el portero Ezequiel Tapia. A la una y cuarenta estalló un incendio que destruyó la Legación de Alemania y siete casas vecinas.El ministro de Alemania, temiendo que una mano criminal hubiera asesinado a su canciller y puesto fuego a la Legación, ordenó hacer rebuscas en los escombros. Bien pronto encontraron un cadáver carbonizado. Transportado al depósito de cadáveres, los doctores Donoso Grillo y Allende Amunategui, médicos legistas, practicaron una autopsia sin llegar a determinar las causas de la muerte ni la identidad del cadáver. Practicada una nueva autopsia por dos médicos alemanes, los doctores Aichel y Westenhöffer, y un médico chileno, el doctor Oyarzun, se demostró que la muerte había sido provocada antes del incendio y que había sido causada por un golpe en la cabeza, seguido de una puñalada que le había atravesado el corazón. Sobre la segunda falange de un dedo se encontró una alianza N. L. y la inscripción 4-13-99. Ahora bien, la mujer de Beckert se llamaba Natalia López. Al lado del cadáver se halló un pedazo de camisa que tenía las iniciales W. B. y el lente de Beckert. Los médicos alemanes, viendo que el cadáver tenía todos sus dientes, preguntaron a la viuda de Beckert si éste tenía todos los dientes. La viuda, creyendo que se le preguntaba sobre los incisivos solamente, respondió afirmativamente. En efecto, en español la palabra diente es el nombre genérico de todos los dientes de la boca (incisivos, caninos y molares), pero vulgarmente se dice dientes solamente a los incisivos y ésta fue la aserción dada a los dientes de Beckert por su viuda.

Los médicos creyeron, pues, que Beckert tenía todos sus dientes antes de la muerte.La mujer del portero Tapia declaró a su vez que su marido tenía todos los dientes sanos,

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excepto una muela del juicio superior que estaba cariada. Cuando se le preguntó si ella reconocía el cadáver como siendo el de su marido, respondió que ella no podía afirmar nada.Los médicos alemanes concluyeron a la identificación del cadáver como siendo el de W. Beckert. Estos doctores habían llegado a esta conclusión más bien por sugestión que por convicción, puesto que, al día siguiente del incendio, el ministro alemán había recibido un nuevo anónimo firmado “algunos chilenos”, diciéndole que se habían visto obligados a poner sus amenazas en ejecución, asesinando al secretario e incendiando la Legación.Por el contrario, el señor Otto Izakovich, súbdito austriaco, que conocía íntimamente a Beckert desde hacía nueve años, declaró ante el juez de instrucción que había visto a Beckert la noche del incendio, que le había hablado en alemán y que Beckert le había respondido en español que él no le conocía. Los unos creyeron ver en esta declaración la opinión de un alucinado o de un hombre en estado de embriaguez, y los otros, por el contrario, empezaron a dudar de la muerte de Beckert. Los funerales habían sido fijados para el martes 8 a las cuatro de la tarde; sobre la una y media surgió un dentista, el doctor Germán Valenzuela Bastarries, director de la Escuela Dental de Chile, quien ofreció espontáneamente sus servicios al juez de instrucción para determinar la identificación tan discutida del cadáver carbonizado.A las dos de la tarde, el doctor Valenzuela, con una autorización del juez, se presentó en la casa mortuoria e hizo sacar de un rico sarcófago las partes del cadáver que componían los maxilares superiores y la mandíbula. Obtuvo permiso para llevarse a estas piezas a su gabinete, a fin de poder estudiarlas mejor, pero antes de salir de la casa interrogó diestramente a la viuda sobre los dientes de Beckert. Ella le declaró que su marido tenía los dientes incisivos orificados, que tenía diferentes muelas obturadas con amalgama y que le faltaban algunas otras muelas. Estas operaciones habían sido hechas por el doctor Denis Lay, de Santiago. Desde este momento, el doctor Valenzuela estaba seguro de la vía de la verdad.Con su lúgubre paquete debajo del brazo, el doctor Valenzuela fue vivamente a casa del dentista precitado. Éste se encontraba en vacaciones, pero su asistente le enseñó el libro por medio del cual pudo establecer la ficha dental de Beckert, de donde se desprendía, en efecto, que Beckert había pagado por cuidados prestados a sus dientes 588 francos. Estos cuidados consistían en diferentes extracciones de molares, orificaciones, una corona de oro, etc.En cuanto al estado de los maxilares y las arcadas dentarias del cadáver quemado, helo aquí: siete dientes (cuatro incisivos, dos caninos y un bicúspide) han perdido la corona por calcinación, pero la parte de estos dientes que quedaba entre los alvéolos, está completamente sana y normal, así como los canales radiculares. Estos no presentan la menor traza de cuidados dados por un dentista.El resto de los dieciséis dientes superiores, está absolutamente sano; solamente la muela del juicio superior derecha se halla profundamente cariada. Las caras triturantes de los molares tienen sus tubérculos normales sin uso.Mandíbula: el maxilar inferior se presenta con una fractura entre el primer y el segundo molar izquierdos. El costado izquierdo de este maxilar está destruido por el fuego hasta el cóndilo; no obstante, pueden reconstituirse los procesos alveolares y encontrar íntegramente los dieciséis dientes de esta mandíbula.El fuego ha destruido las coronas de cuatro dientes, un incisivo central, dos laterales y un canino. Ninguno de estos dientes ha sido tocado por un dentista.A las tres y tres cuartos de la tarde, estos maxilares fueron depositados de nuevo en el féretro y a las cuatro, como había sido convenido (y mientras que el doctor Valenzuela redactaba su informe), empezaron los funerales del canciller Beckert. Después de un servicio en la Deutsche Evangelische Kirche, el cortejo fúnebre se puso en marcha hacia el cementerio. El coche fúnebre estaba tirado por cuatro caballos ornados de penachos de plumas; seguía toda la colonia alemana, dos representantes del presidente de la República, el alto comercio de la ciudad, todo el cuerpo diplomático y consular y, en una palabra, todo lo que había de más distinguido en Santiago. En el cementerio, numerosas y ricas coronas cubrían la tumba donde fueron depositados los restos del canciller, y el ministro, barón Bodman, pronunció un discurso

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muy sentido y del que damos aquí extracto:«La patria se acordará con tierna gratitud del que murió en el ejercicio de sus funciones, víctima del traidor puñal de un asesino cobarde. El difunto era un hombre dotado de nobles cualidades y de un corazón lleno de bondades. Era un hombre que no podía ver sufrir una criatura humana y todos los que le conocían le querían y le apreciaban.En este momento solemne, debo declarar señores que este amigo idealista y entusiasta no era capaz de cometer una acción indigna y lo declaro una vez más con la más firme convicción, puesto que tuve ocasión de conocer y profundizar la bondad de su alma...»Al día siguiente, es decir, el 10 de febrero, los periódicos publicaron el informe del doctor Valenzuela con el título siguiente: ˝El cadáver encontrado entre los escombros de la Legación de Alemania no era el de Beckert˝. Después de este informe, la policía telegrafió a todas las fronteras y algunos días después arrestaron en la frontera argentina a Willy Beckert, quien confesó ser el autor de las cartas anónimas, el ladrón de 47.000 francos en la Legación, el falsificador de documentos, el asesino del portero y el incendiario de la Legación. Confesó, además, haber fracturado la tibia de su víctima, puesto que se sabía que él mismo se había fracturado una tibia hacía algunos años y que también había roto los dientes del desgraciado portero con un martillo y había calcinado el resto con un soplete.Finalmente, W. Beckert fue condenado a muerte.”

El caso de Henry Desire Landrœ.

Este moderno Barba Azul nació en París en 1869. A los 20 años se vio obligado a casarse con una mujer a la que había dejado embarazada. Poco después partió para la guerra.Entre 1902-1904 perpetró varios robos, fue descubierto y la vergüenza ante tales hechos provocó el suicidio de su padre. Pero fue la Primera Guerra Mundial el acontecimiento que definió su vida y no porque luchara en la contienda, sino porque se dio cuenta de los numerosos anuncios que aparecían en los periódicos, puestos por jóvenes viudas de soldados muertos en el frente que buscaban un nuevo marido. A su vez, puso un anuncio donde, definiéndose como un hombre agradable, buscaba esposa, preferiblemente viuda (y rica).Así se puso en contacto con no menos de nueve víctimas a las que robó y asesinó.Fue descubierto en 1919 en Gambais, cerca de París, donde tenía una casa y un horno donde hacía desaparecer a las víctimas. Por eso no se pudo hallar ningún cuerpo. Tan sólo 993 gramos de cenizas. Aparte de otras evidencias, la policía encontró cerca de la casa, entre el fango, varios dientes que contribuyeron a reforzar la acusación.

Fue decapitado el 22 de febrero de 1922 en Versalles. Su caso captó la atención de Europa, que de ese modo pudo evadirse de los horrores de la guerra, siguiendo los avatares del proceso y su terrorífico argumento. Se dijo que Landrú pudo haber matado a 300 mujeres, aunque sólo se demostraron nueve y el hijo de una de ellas.

Adolfo Hitler.

El día 30 de abril de 1945, Adolfo Hitler se suicidó en los sótanos de la cancillería de Berlín junto a su esposa, Eva Braun, ingiriendo unas ampollas de cianuro. Su criado, Heinz Linge, le descerrajó un tiro en la cabeza para mayor seguridad.Luego sacaron los cuerpos y los quemaron con gasolina en el jardín de la cancillería.El reconocimiento del cuerpo fue un asunto espinoso, con una tremenda carga política ante las suspicacias de los rusos y de los americanos.Uno de los argumentos forenses más sólidos fue la dentadura.En la autopsia realizada por el teniente coronel F. I. Schkorovsky se dice: “En el hueco de la mandíbula superior y nasal se advierten ligeras grietas. La lengua se encuentra carbonizada y su punta está encajada con fuerza entre los dientes de ambos maxilares.

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En el maxilar superior hay nueve dientes que están unidos entre sí por un puente de metal amarillo (oro). Este puente se haya sujeto al segundo premolar derecho por un lado y al

segundo premolar izquierdo por otro.El puente se encuentra compuesto por cuatro premolares superiores, dos colmillos, el primer molar izquierdo y el primer y segundo molar derechos. El primer premolar izquierdo presenta una placa blanca y un pequeño defecto en el esmalte. En el segundo premolar, el colmillo y el último molar izquierdo se trata de plaquetas de porcelana que han sido fijadas a la parte posterior del puente. El colmillo derecho tiene una corona de metal amarillo (oro). El puente del maxilar superior se encuentra torcido detrás del segundo molar izquierdo. El maxilar inferior aparece completamente suelto. Sus apoyos alveolares están rotos por la zona de atrás y sus bordes son muy afilados. La placa ósea del maxilar inferior se halla carbonizada en la superficie delantera y en el borde inferior. En su superficie delantera aparecen restos carbonizados de las raíces dentales. El maxilar inferior tiene 15 dientes y de ellos 10 postizos, los premolares 2,1:1,2 son

naturales, así como el primer molar derecho 4. Los dientes de la izquierda 4, 5, 6, 7 y 8 son falsos, de metal dorado y componen un puente de coronas de oro que se encuentra unido al tercero y al quinto (en el puente es el sexto) y al octavo (en el puente es el noveno). En el segundo molar derecho aparece una corona de metal dorado (oro) que ha sido unida al colmillo mediante una plaquita arqueada. Una gran parte de la superficie interior del colmillo está cubierta por una placa de metal amarillo (oro) del puente. En la boca se localizan pedazos diminutos de vidrio que formaban parte de una ampolla de cristal muy delgado.”Este es un examen muy discutido y se dice que no corresponde a la radiografía del cráneo de Hitler, donde se aprecia un aparato movible sujeto por ganchos.Los rusos, no obstante, contaron con el testimonio de los protésicos del Führer (no encontraron a su dentista, Hugo Blaschke, pero sí a su ayudante, Koete Herserman, y al técnico, Fritz Echtman, que certificaron que la dentadura del cuerpo encontrado en los jardines de la Cancillería era la de Hitler. Sin embargo, las dudas persisten y hay infinidad de teorías al respecto, algunas de las cuales niegan que el cuerpo de Hitler fuera encontrado jamás.Respecto a otro aspecto importante en cuanto a las identificaciones son aquellas realizadas en los grandes desastres y accidentes.En 1949 el siniestro del buque Noronic en Toronto (Canadá) dónde 119 personas murieron carbonizadas, pudiéndose identificar a 116 cuerpos muchos de ellos por medio de las radiografías dentales (Brown).Ya en 1971 en el desastre aéreo de Rijeka (Yugoslavia), murieron carbonizados 62 británicos y 6 yugoslavos. Habiéndose obtenido: 54 cuerpos por identificación dental y 14 por otros medios ( joyas, documentos, intervenciones quirúrgicas, etc.). Algunos cuerpos se identificaron por sus prótesis, 2 llevaban sus nombres completos grabados y otros 2 de forma abreviada.Carlos Gardel, quien pereció en un accidente de aviación el 24 de junio de 1935 en Medellín (Colombia), fue identificado entre los muertos por los trabajos en oro y porcelana hechos en su dentadura.

En el Brasil, mucho antes de la creación de la disciplina, Tanner de Abreu, inauguró el curso de "Medicina legal aplicada al arte dental", el día 3 de septiembre de 1920 para los estudiantes de odontología de la Facultad de Río de Janeiro. En 1922 publicó la primera edición de su compendio donde narra que "la profesión del dentista no huye de los dominios de la medicina legal, pues ésta ofrece un campo interesante a las aplicaciones médico-legales, dentro de las

Adolfo Hitler

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cuales sobresale por su importancia, la concerniente a la identificación. Es ese, en verdad, el tema de mayor relevancia y de aplicación más rigurosa dentro de los límites trazados para la odontología"Dos años más tarde, el primero en utilizar la denominación odontología legal fue el ilustre profesor Luiz Silva (1924), en un libro sobre esta especialidad, el primero publicado con este título.En este sentido, la odontología forense le debe mucho a los dentistas hispanoamericanos.

En 1919, el doctor Rodríguez Cao reconoció un cadáver en Río de Janeiro por la dentadura.

En 1920, la Federación Odontológica Latinoamericana, en Montevideo, pidió que se agregara la ficha dentaria a los documentos de identificación.

En 1924, el doctor Armando López de León, de Guatemala, escribió un excelente tratado: Odontología criminal y legal guatemaltense, llama la atención sobre las arrugas palatinas, creando una ficha de las mismas.

En 1929, en Perú se obliga a añadir la ficha dental de la población penal.

En 1946, se celebró en La Habana el primer Congreso Panamericano de Medicina y Odontología Legal y Criminología.

Las rugosidades palatinas fueron estudiadas por los brasileños José Bettencourt Sampaio (“Contribuisao ao aperfeiçoamento da identificaçao judiciaria”, 1961), Clauco Martín Santos (“The human identification by the Odonto-rugopalatinoscopic characteristics”, 1963) y Jorge Souza Lima (“Consideraçoes sobre o estudo das rugosidades palatinas”, 1964).

En Venezuela, el doctor Julio Peñalver, en su obra Odontología Legal y Deontología Odontológica (1955) insiste sobre la identificación dentaria y presenta una ficha rugoscópica palatina.

En Argentina, el doctor Ubaldo Carrea publica, en 1920, sus Ensayos odontométricos y, en 1937, en colaboración con el doctor López de León, creó su propio sistema rugoscópico.

En Buenos Aires, se crea en 1920 una cátedra de Odontología Legal, siendo su primer profesor el doctor Joaquín V. Guecco, que escribió, en 1921, su libro Odontología Legal.

El profesor Juan Ramón Beltrán publicó, en 1932, su Medicina legal para la enseñanza de la odontología legal y social.

En Estocolmo, se creó en 1961 la Sociedad Escandinava de Odontología Forense por iniciativa del doctor Soren K. Nielsen, quien publicó un trabajo titulado “Queiloscopia”, donde preconizaba la identificación por medio de las características labiales.

En 1961, junto al doctor Pedersen de Dinamarca, publicó su Manual de Odontología forense.

En 1950, el doctor Göstu Gustafson, de Suecia, había publicado un método de identificación basado en características dentarias (abrasión, cementosis, etc.).

En Noruega escribieron sobre el tema los doctores Ferdinan Strom (Investigation of bite-marks, 1963) y Gustav von Karkhaus (Die identifizierung von Bisspuren durch den Zahnarzt, 1955).

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En Australia, el doctor Doliz, en 1963, escribió The root development of third molar teeth.

En Estados Unidos, el doctor Harvey Sarner publicó su importante obra Dental Jurisprudence, en Philadelphia, en 1963.

A partir de los años cincuenta, la odontología forense cobra singular importancia en el reconocimiento de accidentados de tráfico, automovilistas y, sobre todo, a las catástrofes aéreas.

Singular relevancia obtuvo en el reconocimiento de las víctimas del accidente del DC-8 de la Air canadiense en Woodbridge (Toronto), en 1970, donde perecieron 109 pasajeros, gracias al trabajo de 12 odontólogos de la Canadian Society of Forensic Odontology, empleando cámaras fotográficas, rayos X, materiales de impresión, etc.

Últimamente, los conocimientos de Odontología Forense se han empleado en el reconocimiento de las víctimas de genocidios (por ejemplo, en Uganda).

En 1982, la Federación Dental Internacional adoptó la resolución de que la Estomatología Forense fuera incluida en los programas de estudios dentales de los países miembros.

La odontología forense en nuestros díasTiempos atrás la odontología forense era valorada desde el punto de vista simplemente identificativo. Hoy en día la odontología forense es un área de gran importancia desarrollada en conjunto con la medicina legal.El amplio campo que abarca ésta disciplina en la actualidad, comprende exámenes del cuerpo del delito en víctimas de agresiones, accidentes de tránsito y otras circunstancias en que esté comprometida la cavidad bucal (movilidad y fracturas dentarias, pérdidas de elementos dentales) y del complejo máxilo – mandibular (fracturas óseas, desórdenes de la articulación témporo mandibular), exámenes de identificación de cadáveres y osamentas, exámenes de estimativa de sexo, estatura, color de piel, estimativa de la edad (donde los arcos dentales pueden ofrecer informaciones de real valor y muchas veces con una precisión superior a otros métodos), en casos de violencia sexual (malos tratos contra la mujer y la niñez) donde no es rara la presencia de mordidas dejadas por el agresor. Estas marcas de mordida son normalmente encontradas en el cuerpo de la víctima o del propio agresor, o hasta en los alimentos dejados por éste en el lugar del crimen. Las impresiones dentales son localizadas, descritas y debidamente fotografiadas, para que por medio de tales vestigios, sea realizada la confrontación de un posible sospechoso, con la tentativa de excluir o de identificar el autor.En 1977 Daruge & Massini estudiaron la importancia pericial de las marcas de mordida humana en la determinación de la identidad. Confeccionaron una metodología bastante eficiente para comparar las características de los dientes en un individuo, con las marcas de mordidas encontradas en el cuerpo de la víctima, mediante la superposición de fotografías de las imágenes examinadas, permitiendo así la determinación de la identidad o no del sospechoso.Otra área que comprende la odontología forense es la relacionada con los casos de responsabilidad profesional, donde es verificada, además de la presencia de lesión corporal, la conducta del odontólogo frente al plan de tratamiento propuesto, error profesional, arbitraje judicial de honorarios profesionales en los casos de cobranza judicial promovida por odontólogo, cuando las partes no estén de acuerdo sobre los honorarios profesionales.Un método de identificación también utilizado, es la biometría humana, la cual se encarga del estudio de los caracteres de individuos aislados o en conjunto, que pueden ser medidos a través de análisis matemático o estadístico. El empleo de la biometría humana aplicada a la

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identificación, se limita principalmente al estudio de las medidas somáticas o morfológicas. Estas medidas pertenecientes a varias partes del cuerpo de un individuo son analizadas en sus debidas proporciones, estableciéndose índices biométricos {índice facial, frontal, nasal, bucal, orbital, auricular}. Estos índices son utilizados para determinar la identidad de ciertos individuos con relación a fotografías ya existentes de las victimas. Uno de los aspectos más importantes a resaltarse, es el costo de estos procesos de identificación, que aunque constituyen métodos de identificación positivos, con alto grado de credibilidad, su costo de implantación y utilización es ínfimo, pudiendo ser utilizados con seguridad en toda América Latina.La identificación por medio de los dientes, marcas de mordida, biometría humana, pueden constituir métodos alternativos cuando no se dispone de recursos para la realización de exámenes de ADN.El uso de metodologías que requieren bajo costo de implantación, que disponga de personal auxiliar especializado y que puedan ser padronizadas, como es el caso de métodos de identificación por los dientes, permite que la justicia pueda ser aplicada a todos.Debe resaltarse que solamente cuando podamos ofrecer a la justicia elementos con alto grado de credibilidad y bajo costo, podremos afirmar que la Odontología forense está cumpliendo su función junto a la comunidad. Por todo lo visto anteriormente, apreciamos el camino recorrido hasta la actualidad en el que día a día cobra más relevancia esta especialidad odontológica. A nivel legal en cuanto al desarrollo de la práctica odontológica respecto a la lex artis, lo que da lugar a responsabilidad frente al paciente, así como en la valoración de los daños bucofaciales. Es cada vez más importante en el ámbito laboral. En su vertiente forense como prueba concluyente en el campo de la identificación de personas como sucede en desaparecidos, en grandes desastres, etc. Así como para la resolución de delitos en los que está implicada el área oral.Primer Congreso Panamericano de Medicina Legal, Odontología Legal y Criminología celebrado por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales que se realizó en La Habana, Cuba el 2 de septiembre de 1946, bajo los auspicios del gobierno de la República de Cuba, Universidad de La Habana, Sociedad de Estudios Odontológicos Legales de Cuba, Colegio Estomatológico Nacional, Colegio Médico Nacional, Colegio de Abogados de La Habana y el Instituto Nacional de Criminología.

BIBLIOGRAFIA

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Aplicaciones clínicas de la odontología forense Historia-Importancia. Reporte de caso. De la Cruz & Colaboradores (Rev.odontol. dominic.,v.9,p.49-55, Enero- Diciembre,2003)

APROXIMACIÓN HISTÓRICA A LA ODONTOLOGÍA LEGAL Y FORENSE. Departamento UVD: Odontología Legal y Forense Autores: Dr. Armando Pordomingo Zabala, Armando Pordomingo Sánchez

Evolución de la Odontología Forense. Prof Dr. Hector Jose Ceppi Facultad de Odontología U.N.C.