historia

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1914 - 1929 Punto de partida Para 1914, el crecimiento poblacional fue de 4 millones de habitantes. La tasa de analfabetismo pasó a ser del 35% y el porcentaje de ranchos sobre viviendas había disminuido. Crisis de 1914 y Primera Guerra Mundial Ya en 1913, la complicada situación política de los Balcanes repercutió sobre el mercado mundial de capitales terminó golpeando a la Argentina. El aumento de la tasa bancaria londinense impidió al país financiar su déficit de balanza de pagos. A esto, se sumaron malas cosechas en 1913-1914 y las exportaciones de 1914 eran 25% más bajas que los dos años anteriores. El sistema monetario basado en la Caja de Conversión tenía que enfrentar condiciones adversas en el mercado de bienes y de capital. Las serias dificultades para el financiamiento externo y un déficit comercial provocado por las bajas exportaciones generó una salida de metálico del país que se tradujo en una caída en la circulación monetaria (bajo los principios del patrón oro). La política de préstamos del Banco de la Nación intentó revertir la contracción monetaria, pero poco se podía hacer. Las tasas de interés aumentaron y los negocios tenían problemas de liquidez y quebraron. En agosto, Victorino de la Plaza decidió suspender las operaciones de la Caja de Conversión. La caída del producto bruto argentino en 1914 fue del 10%, el ingreso nacional descendió al nivel de 1910. Durante los años de la PGM, la Argentina acumuló grandes excedentes comerciales. En 1915, las exportaciones doblaron a las importaciones. Esto le permitió desahogar el mercado monetario. El superávit de los años de la guerra se debió a que se convirtió en un importante proveedor de alimentos durante el conflicto. Los problemas por hundimientos en el trasporte maritimo tuvieron como consecuencia, una sustitución parcial de los productos agricolas por la carne, ya que tenía mayor valor por unidad de volumen. Por el lado de la industria, la economía argentina se enfrentó a una importante restricción de oferta, derivada de las dificultades para conseguir importaciones. La Argentina debió depender mucho de sí misma para la obtención de manufacturas y los industriales no se preocuparían tanto por la competencia extranjera. Esto dio paso a una “protección” dada por la guerra, que permitió una industrialización. Las empresas metalúrgicas (importaban hierro), de cerveza (malta) y de galletitas (hojalata) entraron en crisis al comienzo de la guerra.

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1914 - 1929Punto de partidaPara 1914, el crecimiento poblacional fue de 4 millones de habitantes. La tasa de analfabetismo pasó a ser del 35% y el porcentaje de ranchos sobre viviendas había disminuido.

Crisis de 1914 y Primera Guerra MundialYa en 1913, la complicada situación política de los Balcanes repercutió sobre el mercado mundial de capitales terminó golpeando a la Argentina.El aumento de la tasa bancaria londinense impidió al país financiar su déficit de balanza de pagos. A esto, se sumaron malas cosechas en 1913-1914 y las exportaciones de 1914 eran 25% más bajas que los dos años anteriores.El sistema monetario basado en la Caja de Conversión tenía que enfrentar condiciones adversas en el mercado de bienes y de capital. Las serias dificultades para el financiamiento externo y un déficit comercial provocado por las bajas exportaciones generó una salida de metálico del país que se tradujo en una caída en la circulación monetaria (bajo los principios del patrón oro).La política de préstamos del Banco de la Nación intentó revertir la contracción monetaria, pero poco se podía hacer. Las tasas de interés aumentaron y los negocios tenían problemas de liquidez y quebraron.En agosto, Victorino de la Plaza decidió suspender las operaciones de la Caja de Conversión. La caída del producto bruto argentino en 1914 fue del 10%, el ingreso nacional descendió al nivel de 1910.

Durante los años de la PGM, la Argentina acumuló grandes excedentes comerciales. En 1915, las exportaciones doblaron a las importaciones. Esto le permitió desahogar el mercado monetario. El superávit de los años de la guerra se debió a que se convirtió en un importante proveedor de alimentos durante el conflicto. Los problemas por hundimientos en el trasporte maritimo tuvieron como consecuencia, una sustitución parcial de los productos agricolas por la carne, ya que tenía mayor valor por unidad de volumen.Por el lado de la industria, la economía argentina se enfrentó a una importante restricción de oferta, derivada de las dificultades para conseguir importaciones. La Argentina debió depender mucho de sí misma para la obtención de manufacturas y los industriales no se preocuparían tanto por la competencia extranjera. Esto dio paso a una “protección” dada por la guerra, que permitió una industrialización. Las empresas metalúrgicas (importaban hierro), de cerveza (malta) y de galletitas (hojalata) entraron en crisis al comienzo de la guerra.

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En cambio, las que dependían de materias primas nacionales, sustituyeron a las importaciones que no llegaban. Tales como la textil, zapatos y muebles.El efecto neto de la guerra sobre la industria fue positivo, comparado con los demás sectores.También cesaron las inversiones extranjeras directas e indirectas, y la inversión dejó de motorizar la demanda interna. La instalación de ferrocarriles y construcción de obras públicas se paralizaron. La inversión de 1917 fue la peor de todo el siglo.La repercusión de la guerra en las finanzas del Estado incluyó ingresos fiscales disminuyeron por el recorte de importaciones. La recaudación por derechos de importación cayó a la mitad de su valor para 1914. En materia de impuestos internos, se produjo una contracción de un tercio de los ingresos impositivos. La reducción del gasto fue suficiente para evitar la acumulación de desequilibrios fiscales.Desde el punto de vista social, el salario real se deterioró por los aumentos de los precios a causa de la inflación mundial. Entre 1914 y 1918, fue mayor el número de emigrantes que de inmigrantes. La desocupación se convirtió en un grave problema social.

///// Variación del PBI Variación de la inversión

1914 -10,4% -34,9%

1915 +0,5% -34,8%

1916 -2,9% -11,6%

1917 -8,1% -24,4%

La economía mundial en la posguerraEl duro castigo impuesto a Alemania con el Tratado de Versalles, contribuyó a que la recuperación europea fuera lenta. Alemania, Austria, Hungría y Rusia estaban sumidas en una hiperinflación dada por la financiación con emisión. La depreciación de las monedas europeas hacía que las naciones con moneda débil tuvieran ventajas sobre sus competidores. Gran Bretaña intentó volver al orden de preguerra. El Banco de Inglaterra siguió una política de altas tasas de interés para captar oro y retornó a la paridad que afectaba a sus exportaciones. Estados Unidos, lanzó el Plan Dawes que corrigió algunos excesos del Tratado de Versalles y ayudó a la recuperación alemana. Concedió, por otro lado, creditos de estabilización.Para retornar al status quo, se optó por una variante del patrón oro, el “patrón cambio-oro”. Las reservas de los países miembros no tendrían que ser en metálico

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sino que en libras y dólares. Gran Bretaña no pudo mantenerse en este esquema ya que comenzó a tener fuga de oro y tuvo que suspender la convertibilidad.Estados Unidos, para fines de la PGM, se convirtió en el primer acreedor mundial. Wall Street se convirtió en el centro financiero internacional y EE.UU alcanzaba los máximos niveles de producción.

Los años 20 de AlvearLa década del 20 fue una época de alto crecimiento con un 3,9% anual. Argentina tuvo un mayor crecimiento que Estados Unidos, Canadá y Australia. El desempeño argentino durante la guerra fue peor que el de Estados Unidos porque dependía del capital europeo. Además, la población en EE.UU fue menor que en Argentina.Comenzó a notarse una distensión social, con menos huelgas y más concesiones de derechos a los trabajadores. Los salarios reales aumentaron, por lo que lo mismo sucedió con la inmigración, que mantuvo flujos modestos pero constantes hasta 1929.Los motores de la expansión económica argentina consistieron en la recuperación de los flujos de comercio y capital. La política de gastos públicos fue un fuerte estimulante de la demanda interna.La importancia de las actividades industriales estaba en ascenso, el impulso que la sustitución de importaciones y la instalación de capital norteamericano asentó a la industria en la Argentina. Sin embargo, la mayor fuente de riqueza seguía estando en el campo.La tendencia dominante fue de continuidad, no difería mucho del que habían ensamblado la generación del 80, donde las mayorías seguían beneficiándose. Los autores citan una frase que indica que “los radicales tenían cierta ineptitud para comprometerse con cambios más sustanciales por ser una coalición de terratenientes y grupos de clase media no vinculados a la industria, siendo beneficiarios -ellos mismos- del modelo agroexportador”.

Balanza comercialLa década del 20 se caracterizó por un aumento en el volumen comercial. El valor en dólares de las exportaciones e importaciones creció un 20% entre 1919-29. A precios constantes, el volumen del comercio argentino en vísperas de 1930 casi doblaba al de 1919. El volumen importado creció un 150% por la reanudación de envíos que en la guerra habían quedado suspendidos, mientras que las exportaciones crecieron un 50%.La economía argentina participaba activamente en el comercio internacional. Entre 1913 y 1929, las exportaciones totales habían crecido un 57%, aún con el rápido incremento de la población las exportaciones per cápita eran más altas que en 1913.Sin embargo, el crecimiento del comercio exterior no era tal como el de antes de la guerra porque Argentina ya se encontraba integrada a los mercados mundiales.

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Los riesgos de depender tanto del comercio internacional seguían verificándose para estos años, donde al final de la guerra los agricultores tuvieron que sufrir una caída internacional de los precios hasta 1923.Estados Unidos se convertiría en el principal proveedor, mientras que Inglaterra en el mercado más importante, a esto se lo denominó “esquema triangular” donde las libras conseguidas se vendían para comprar dólares y pagar el déficit con Estados Unidos.Los productos agrícolas siguieron reemplazando a los ganaderos. Cabe aclarar, que la actividad ganadera no estaba estancada, sino que se aceleró la dinámica de la carne enfriada. Por el lado de los productos agrícolas, Argentina seguía siendo un importante proveedor de trigo, maíz y lino.

La actividad agropecuariaLuego de la guerra, cesó la “fiebre del ferrocarril” dado que una mayor extensión del mismo no tenía mucho sentido económico porque las zonas más fértiles ya estaban alcanzadas por las vías férreas. Ya no se podía seguir agregando nuevas tierras al área bajo cultivo y área cultivada aumentaría muy poco durante los años 20.El avance de la agricultura se realizó a expensas de la ganadería. A pesar del estado estacionario de la superficie, el sector agrícola y ganadero aumentarían su producto.Por el lado de la agricultura, hubo un aumento de los rendimientos, donde la valorización del suelo hizo que para cada productor fuera más rentable intensificar la producción que extenderse espacialmente. Este sector se capitalizaría con importaciones de máquinas, con un gran auge luego de 1925 (aprox.).Los gobiernos radicales, según los autores, mantendrían un trato benévolo hacia las actividades primarias. Sin embargo, hubo intentos de modificar y corregir el régimen de propiedades por sus consecuencias sociales y no económicas. Igualmente, las leyes promulgadas estuvieron muy lejos de ser puestas en práctica en su totalidad, ya sea por impedimentos del poder ejecutivo o del legislativo.Los cultivos industriales extrapampeanos como las legumbres, vid, algodón, azúcar, tabaco y yerba se beneficiaba de la ampliación del mercado interno gracias al aumento de la población y, en el caso del azúcar, de la protección arancelaria.

La actividad industrialSi bien, la economía nacional seguía girando en torno al sector primario, la importancia relativa del campo era cada vez menor que la de la industria.La tasa de crecimiento de las actividades manufactureras fue mayor que la del sector agrícola. Algunas ramas de la industria recibieron impulso durante la guerra por las difíciles condiciones de transporte. Sin embargo, este despegue fue precario y desordenado. El crecimiento más sólido fue durante los años 20 y, si bien la producción se

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destinaba al mercado local, buena parte de las inversiones eran del sector externo. Entre 1923 y 1929, se hizo común la instalación de filiales que se dedicaban a la producción de químicos, metales, artículos eléctricos y la industria ligada al automóvil.La industria petrolera, por su parte, aumentó su producción gracias a la creación de YPF y la intervención de capital petrolero norteamericano.Ver resumen de aforos y la protección durante los gobiernos radicales.El proceso de inversión industrial estadounidense y alemán, estaba perjudicando a Inglaterra, ya que reemplazaba las exportaciones desde RU. La instalación de firmas extranjeras requería importaciones de equipos y maquinarias que tenían el mismo origen que las subsidiarias por lo que desviaban las divisas hacia allí, en lugar de hacía RU.

La inversión en los años 20Para 1900, el 85% del capital extranjero provenía de Gran Bretaña y estaba dedicado a la infraestructura básica. Durante la guerra, la corriente de capital británico de cortaría y finalizada la guerra, debían hacer frente a las deudas contraídas durante la misma.Para 1920, comienza a fluir el capital desde Estados Unidos gracias a un aumento de la demanda interna. Como ya se mencionó, la inversión se orientó al sector industrial. Igualmente, no alcanzaría el nivel de inversión inglés de principios de siglo.Otro aspecto de la inversión de este período fue que la importancia global de la inversión extranjera bajó y las existencias de capital local aumentaron. Sin embargo, en Argentina la inversión interna fue incluso menor a la que existió antes de la primera guerra mundial. Esto es atribuído a que en ese momento existía una mayor tasa de dependencia (más población inactiva por cada poblador activo).

La administración públicaEl Estado argentino se caracterizaba por un marcado desahorro. Se consumía mucho y se ahorraba poco durante las épocas de bonanza y optimismo. Es decir, se multiplicaban los empleos estatales, se aumentaban los sueldos y se otorgaban concesiones onerosas para el Tesoro público. Otro rasgo d elas finanzas argentinas fue la alternancia entre ciclos deficitarios con deuda creciente y los ciclos de moderación en los que se cancelaban obligaciones. Durante la guerra, la dependencia de los ingresos públicos respecto a los impuestos al comercio se había reflejado en un aumento del endeudamiento público. Así, era muy alta la “deuda flotante” originada en desequilibrios imprevistos y formada por colocaciones de corto plazo en el Banco Nación.Finalizada la guerra, se esperaba una reducción de la deuda y se detuviera el endeudamiento. El manejo fiscal de Alvear fue más previsible y ordenado que el de la primer presidencia de Irigoyen. La deuda flotante fue convertida a largo plazo y

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la deuda pública aumentó un 50%. Sin embargo, era preocupante que la inclinación al déficit se acentuara. Para 1927, el desequilibrio fiscal fue el más alto registrado.Durante ese período, se gastaron unas tres cuartas partes de los préstamos emitidos se utilizó para financiar obras públicas.Entre 1924 y 1928, el estado argentino pudo financiarse cómodamente en el exterior tomando préstamos norteamericanos.Con la vuelta de Irigoyen, las circunstancias externas desde 1929 y el desorden administrativo comprometieron las cuentas nacionales. En dos años, la deuda pública creció 35%.La situación presupuestaria desfavorable se acentuaría con la Gran Depresión, para convertirse en uno de los asuntos principales de los gobiernos siguientes.

El sistema monetarioEl abandono de la convertibilidad en 1914 no derivó en una desvalorización del peso. La reducción de las importaciones durante la guerra ahorró divisas y se tradujo en excedentes comerciales. El superávit rodó los 200/300 millones de dólares. Así, el peso comenzó a valorizarse y en 1917 estaba a un nivel más alto que antes del abandono de la convertibilidad.A partir de 1920, la balanza de pagos comenzó a deteriorarse debido a un aumento del rubro de los pagos de la deuda, dividendos, y transferencias de inmigrantes. También, se deterioraron los términos de intercambio. Los precios de las exportaciones cayeron y en 1923 la moneda nacional alcanzó los 3,3. Los importadores presionaron para volver a la vieja paridad y el gobierno sufrió el encarecimiento de sus pagos de deuda externa hasta que se privilegió con un tipo de cambio preferencial. En 1924, una nueva recuperación de los precios de los productos agropecuarios formó una etapa favorable y desligó al gobierno de tener que retornar a la vieja paridad. Los exportadores presionaron por la valoración del peso, por lo que en 1927 se declararía nuevamente la convertibilidad.Las fluctuaciones del peso notaban la dependencia externa de la Argentina donde la moneda era muy sensible a los cambios en el mercado internacional. Una depreciación significaba perjudicar a los asalariados por encarecer las importaciones sino también las exportaciones, pero favorecía a los exportadores. Una apreciación de la moneda, favorecía a importadores y una baja en el costo de los alimentos.

Abandono de la convertibilidadEn 1927, existía una alta expectativa de un ordenamiento monetario con el retorno de la paridad de 2,27. A principios de 1929 las existencias de metálico en la Caja de Conversión superaban los 500 millones. El respaldo de la caja monetaria era del 85%. El crédito se abarató y la economía se expandió a buen ritmo.

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Sin embargo, la buena campaña agrícola en Europa perjudicó a las exportaciones argentinas, mientras la firmeza de la demanda interna todavía impulsaba las importaciones. Además, la Reserva Federal de los Estados Unidos revertía su política de bajas tasas de interés para descomprimir la especulación. La nueva tasa hacía menos atractivas las inversiones en el exterior. La balanza de pagos mostró síntomas de debilidad. El metálico bajó hasta los 424 millones en diciembre de 1929. Ante esa situación, Irigoyen resolvió suspender la convertibilidad.

La cuestión del proteccionismoEl estancamiento en el área sembrada fue un indicio de que ya no había posibilidad de desarrollarse dedicando la mayoría de los recursos al sector agropecuario. En los años 20, la atracción para las nuevas inversiones venía del sector industrial aunque la producción primaria siguió siendo clave.La preeminencia del sector agroexportador, según los autores, se prolongó innecesariamente y fue contraproducente para el desarrollo posterior.Las clases sociales con mayor capital no se mostraron muy propensas a involucrarse en actividades industriales. Por ello, se habla de un “demora” en la transformación de la economía.Las ventajas comparativas de la Argentina estaban cambiando a favor de la industria y el gobierno debía actuar en consecuencia. Por eso existen dos posturas que dicen:

“Después de la PGM se insistió cada vez más en el proteccionismo industrial. con un 25 a 30% de aranceles sobre las importaciones”.

“Luego de la protección creada por la PGM, no existieron medidas oficiales que la consolidaran, dejando desprotegidas muchas industrias”.Y quienes hablan de una desprotección excesiva, hablan también de un “proteccionismo al revés”, donde los insumos están más protegidos que el producto final.Los autores, igualmente, rechazan la idea de políticas antiindustriales. La acusación de la “escuela de la demora” en el sentido de que fue débil el fomento estatal a las actividades industriales.Concluyen finalmente que una política económica que impulsara la industrialización más cerrada hubiese significado depender menos de las exportaciones y las importaciones y fomentar la IED.Entre las fallas de los gobierno de los 20, hablan de (además de la ausencia de políticas industriales) un bajo nivel de ahorro ncional, excesiva dependencia al mercado inglés y los problemas fiscales.

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