helio

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Helio Oliver Eden Sánchez ¿Recuerdas? Cuando te fuiste, la tarde se había convertido en una noche idéntica a una canción de mi padre. La penumbra entró a la casa por debajo de las puertas, lo llenaba todo, hasta el último empaque de discos, incluso asustó a mi gata en sus sueños ¿Recuerdas? Hace falta que recuerdes cada detalle para que yo te pueda explicar, que nada de lo que dices es cierto. Lo que nos esperaba más allá, hoy, que entonces era el tiempo futuro, hacía que ese paseo después de las horas de escuela tuviese un sentido especial. Para que yo lo recordara igual que tú, hubiera sido necesario que nos tomáramos de la mano. Eso le hubiera dado a nuestra experiencia la concreción que tienen las cosas cuando acontecen tal y como deben acontecer en la imaginación popular, en la imaginación de aquellas gentes ociosas que nos miraban despreocupadamente desde las ventanas de las casas y autos, y que sin quererlo, a veces, alcanzaban a vislumbramos mientras íbamos por la acera sintiendo a nuestro lado romperse el ruido de los motores como su fuera un oleaje. Para ser verdaderos, es preciso ser tal y como nos imaginaron los desconocidos. Sin embargo nosotros caminábamos

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Helio

Oliver Eden Snchez

Recuerdas? Cuando te fuiste, la tarde se haba convertido en una noche idntica a una cancin de mi padre. La penumbra entr a la casa por debajo de las puertas, lo llenaba todo, hasta el ltimo empaque de discos, incluso asust a mi gata en sus sueos Recuerdas? Hace falta que recuerdes cada detalle para que yo te pueda explicar, que nada de lo que dices es cierto.

Lo que nos esperaba ms all, hoy, que entonces era el tiempo futuro, haca que ese paseo despus de las horas de escuela tuviese un sentido especial. Para que yo lo recordara igual que t, hubiera sido necesario que nos tomramos de la mano. Eso le hubiera dado a nuestra experiencia la concrecin que tienen las cosas cuando acontecen tal y como deben acontecer en la imaginacin popular, en la imaginacin de aquellas gentes ociosas que nos miraban despreocupadamente desde las ventanas de las casas y autos, y que sin quererlo, a veces, alcanzaban a vislumbramos mientras bamos por la acera sintiendo a nuestro lado romperse el ruido de los motores como su fuera un oleaje. Para ser verdaderos, es preciso ser tal y como nos imaginaron los desconocidos. Sin embargo nosotros caminbamos apartados el uno del otro. Aunque nuestros dedos estaban entrelazados, yo iba delante de ti; por eso pude correr sin que lograras detenerme. Seguramente pensaste, aunque fuera por un momento, que yo corra para huir de la lluvia que se avecinaba, pero luego debes haber cado en la cuenta de que, en realidad tena prisa por que llegaras a m, por estar en tu proximidad hasta saciarme de ella. Echamos a correr.

Recuerdas? No estaba impresionada por tu camiseta. Incluso te pregunt cul era tu grupo favorito, a lo que contestaste que no me diras porque seguramente yo no lo conoca. Por eso s que no recuerdas a la mujer afanada en cortar los ptalos marchitos de las rosas que tena acomodadas en ramos frente a su puesto. Ni al nio con su perro salchicha, raza tambin conocida por el nombre dashound, que se guarecan del agua debajo del toldo de una farmacia. Ni siquiera estoy segura de que recuerdes que tu reloj se descompuso a causa de agua, y te oblig a quedarte sin saber si era tarde, maana, preludio del ocaso o del alba. Hubiera sido necesario que las cosas hubieran ocurrido de la forma en que t las recuerdas para que esta conversacin no hubiera tenido lugar.

Hubiera sido indispensable saber de dnde provena el vapor De nuestra ropa? De nuestros cuerpos? Lo nico preciso es nuestro reflejo sobre las cristales de las ventanas de mi casa mientras nos besbamos de forma imperfecta, con el constante choque de nuestros dientes, hasta lograr emular una pintura que amo, cuyo nombre te dira, pero seguramente no la conoces. Me levant de tu lado para quitarme las los zapatos negros, la falda de cuadros, las calcetas blancas, la camiseta tipo polo, y mi breve brasier blanco. Tal vez lo nico que estoy dispuesta a reconocer en mi memoria es el estampado de flores de mis pantis. Aunque tal vez nada sea cierto. T nunca estuviste ah, jams me viste as, y todo sucedi esa maana dentro de los confines de mis ojos cerrados mientras yo tomaba una ducha, por lo que, a diferencia de lo que cree la gente ociosa que te vio entrar en mi casa desde sus ventanas, no hicimos el amor mientras escuchbamos una cancin de mi padre que versaba acerca de una mujer que despus de muchos aos escucha una cancin similar a los pensamientos que tuvo cierto da en que l, su ex-pareja, lea a Pavesse. Ella quera decirle que lo amaba, que deseaba casarse con l. Todo de golpe.

O fue aquella sobre las espinas de las rosas? Pero nada pas, la verdad es que la culpa de todo la tuvo Laura que me cont de lo que haba sentido en la proximidad de un hombre, sobre el dolor, el placer, la culpa, el miedo, el gozo, la maana siguiente frente al espejo, y la sensacin de que nunca tendra suficiente, que la proximidad de un cuerpo celeste siempre iba a ser catastrfica. Pero yo lo quera, quera eso, la lluvia, el bar, tu mirada fatal, el trfico, mis pantis con estampado de flores, la mirada ociosa de mis vecinos, pero nada de eso ocurri porque jams te tom de la mano al correr sobre la acera para escapar de la lluvia torrencial que descompuso tu reloj. Por eso es que no entiendo Para qu buscarme hasta dar conmigo? Para poder formular esa pregunta tan extraa?: Por qu es que si te tom una foto en la que sostenas a un gato entre tus brazos, apareces sobre el papel recargada contra una pared blanca, alzando el brazo en un vano intento por cubrirte del sol?

Hubiera sido indispensable que supieras que mi padre hizo esa cancin sobre el mar, el bar, los gritos, y el amor pendejo que crece en medio de un caos peor que una mirada. Yo no hice nada que t no me hubieras hecho. T no me amabas, lo sabes, es preciso que lo recuerdes. Queras mi cuerpo, mis muslos, mi piel, mis huesos, mis msculos y mi sangre como un torrente tibio entorno a ti que te hubiera hecho saber que habas tomado algo que no te perteneca. No queras la luz, la lluvia que descompuso tu reloj, la mirada de un perro triste y su nio o una esquina tapizada de ptalos de flores, pero yo tampoco. Por eso deberas de recordar aquel da igual que yo, y saber que nada de lo que dices sucedi, y saber, justificado en esos eventos, que tu recuerdo no importa.