harvey cox - dimensiones de la teología política

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7/30/2019 Harvey Cox - Dimensiones de la teología política http://slidepdf.com/reader/full/harvey-cox-dimensiones-de-la-teologia-politica 1/5 HARVEY COX  DIMENSIONES DE LA "TEOLOGÍA POLÍTICA"   Politische Theologie, Evangelische Theologie, 29 (1969) 565-572. Una falsa disyuntiva Las modas teológicas cambian hoy día tan rápidamente que la nueva discusión sobre la necesidad de una "teología política" ha suscitado ya una crítica sobre la supuesta  parcialidad que esta teología presenta. Algunos críticos han dicho que la teología  política no tiene en cuenta el aspecto personal de la realidad, sobre el cual los teólogos tendrían precisamente que reflexionar: acentúa tanto el aspecto social que descuida con frecuencia la Subjetividad. Esta orientación es particularmente desafortunada, dicen los críticos, pues incluso marxistas como Roger Garaudy han afirmado que el marxismo tiene su punto débil en la cuestión de la subjetividad humana. ¿Qué significan estas acusaciones? ¿Es cierto que los teólogos cristianos, al acentuar la necesidad de una teología política, abandonan el "negocio" cuando los "clientes" empiezan a volver?  No lo creo. Pienso que sólo una versión teóricamente parcial de la teología política  pasaría por alto la dimensión personal en la polis. Creo, además, que los teólogos que se han fijado demasiado en la "persona", como algunos personalistas católicos o existencialistas protestantes, pierden precisamente aquello que quieren mantener. Por mi  parte sostengo que hemos de insistir en una teología política viable, porque la totalidad de la salvación alcanza toda empresa humana e incluso el cosmos. Solidaridad de lo político-social y de lo personal  El abismo entre lo "personal" y lo "político" es discutible. Propiamente es ya un síntoma de la actual confusión. No podemos mantener por más tiempo la falsa división entre el tan conocido "evangelio social" ( Social Gospel) y otra especie de evangelio. Si el hombre está salvado o condenado, sano o enfermo, lo está en una indisoluble solidaridad con la gran familia humana. Es dudoso hoy día que podamos hablar de un "individuo sano" sin hablar al mismo tiempo de la familia sana, del buen gobierno del  pueblo e incluso de una ordenada marcha de las cosas en el mundo y en el cosmos. René Dubos definió la salud como la capacidad de afrontar y superar el futuro. La  persona y el pueblo o nación que no pueden renovarse y transformarse en confrontación con el futuro están enfermos. La teología política se orienta, en todo caso, hacia el futuro. En este contexto desearía tratar dos puntos con los cuales hemos de contar para hacer una teología política viable y que al mismo tiempo sea hoy de alcance político y sustancia teológica. No es casualidad que uno de esos dos puntos tenga un carácter más  bien "político" y el otro más bien "personal". Los dos problemas principales que tengo  presentes son: la aspiración a la justicia social y la aspiración al autoconocimiento; la  búsqueda "exterior" y la búsqueda "interior". Ambas componen el marco dentro del cual ha de moverse la teología política. Ésta no solamente tendrá en cuenta a las dos, sino que deberá considerarlas como aspectos de un mismo intento. Procuremos analizarlas.

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7/30/2019 Harvey Cox - Dimensiones de la teología política

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HARVEY COX 

DIMENSIONES DE LA "TEOLOGÍA POLÍTICA" 

 Politische Theologie, Evangelische Theologie, 29 (1969) 565-572.

Una falsa disyuntiva 

Las modas teológicas cambian hoy día tan rápidamente que la nueva discusión sobre lanecesidad de una "teología política" ha suscitado ya una crítica sobre la supuesta

 parcialidad que esta teología presenta. Algunos críticos han dicho que la teología política no tiene en cuenta el aspecto personal de la realidad, sobre el cual los teólogostendrían precisamente que reflexionar: acentúa tanto el aspecto social que descuida confrecuencia la Subjetividad. Esta orientación es particularmente desafortunada, dicen loscríticos, pues incluso marxistas como Roger Garaudy han afirmado que el marxismotiene su punto débil en la cuestión de la subjetividad humana.

¿Qué significan estas acusaciones? ¿Es cierto que los teólogos cristianos, al acentuar lanecesidad de una teología política, abandonan el "negocio" cuando los "clientes"empiezan a volver?

 No lo creo. Pienso que sólo una versión teóricamente parcial de la teología política pasaría por alto la dimensión personal en la polis. Creo, además, que los teólogos que sehan fijado demasiado en la "persona", como algunos personalistas católicos oexistencialistas protestantes, pierden precisamente aquello que quieren mantener. Por mi

 parte sostengo que hemos de insistir en una teología política viable, porque la totalidadde la salvación alcanza toda empresa humana e incluso el cosmos.

Solidaridad de lo político-social y de lo personal 

El abismo entre lo "personal" y lo "político" es discutible. Propiamente es ya un síntomade la actual confusión. No podemos mantener por más tiempo la falsa división entre eltan conocido "evangelio social" (Social Gospel) y otra especie de evangelio. Si elhombre está salvado o condenado, sano o enfermo, lo está en una indisolublesolidaridad con la gran familia humana. Es dudoso hoy día que podamos hablar de un"individuo sano" sin hablar al mismo tiempo de la familia sana, del buen gobierno del

 pueblo e incluso de una ordenada marcha de las cosas en el mundo y en el cosmos.

René Dubos definió la salud como la capacidad de afrontar y superar el futuro. La persona y el pueblo o nación que no pueden renovarse y transformarse en confrontacióncon el futuro están enfermos. La teología política se orienta, en todo caso, hacia elfuturo. En este contexto desearía tratar dos puntos con los cuales hemos de contar parahacer una teología política viable y que al mismo tiempo sea hoy de alcance político ysustancia teológica. No es casualidad que uno de esos dos puntos tenga un carácter más

 bien "político" y el otro más bien "personal". Los dos problemas principales que tengo presentes son: la aspiración a la justicia social y la aspiración al autoconocimiento; la búsqueda "exterior" y la búsqueda "interior". Ambas componen el marco dentro del cualha de moverse la teología política. Ésta no solamente tendrá en cuenta a las dos, sinoque deberá considerarlas como aspectos de un mismo intento. Procuremos analizarlas.

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1) Dimensión social. ¿Qué decir de la revolución social? No hace mucho Daniel Belldijo que el último tercio del siglo XX ya no era tiempo de revolución; se anunció lamuerte de la política y el "fin de la ideología" y se dijo que los levantamientos a granescala pertenecían ya al pasado. Pero, ¿vivimos realmente el fin de la ideología? ¿Se haconvertido hoy toda revolución en un instrumento cruel al servicio de élites deseosas del

 poder y en un colosal engaño de masas? Esta opinión se ha extendido; pero pienso quees falsa. Ya en sus comienzos tenía un matiz occidental-provinciano e incluso"nórdico". Pareció que en las naciones industriales habían cambiado las condiciones

 bajo las cuales tiene lugar la lucha por el poder y que realmente el pathos revolucionariode otros tiempos sonaba a gastado. Pero París, Praga y las insurrecciones en los ghettosnegros de América nos demuestran que en tales países no han desaparecido lascaracterísticas de un cambio revolucionario. Más importante todavía es que las pasionesrevolucionarias originen silenciosamente la confrontación internacional entre lasnaciones ricas del hemisferio norte y las naciones pobres del hemisferio sur. El"proletariado de exportación" -que recoge el café, corta la caña de azúcar y embala los

 plátanos para el desayuno americano- ya no callará sumisamente. Nuestro tiempo es aún

tiempo de revolución, más a nivel internacional que de política interior. A pesar de quemuchos de nosotros no queramos reconocerlo, la revolución y la búsqueda de uncambio social radical sigue siendo una de las características de este final de siglo. Surealidad constituye el marco en el cual debe elaborarse una teología política.

2)  Dimensión personal. ¿Qué decir del segundo componente de nuestra futuramentalidad que yo llamo la búsqueda del autoconocimiento e integridad interior? Existeun incontenible interés por estructurar lo íntimo del alma. Esta orientación hacia elinterior es propia de nuestro tiempo. Nuestros jóvenes y artistas se adentraronfascinados en la vida de los sueños y de la fantasía. Los literatos penetran en regionesantes tabú. Pintores y poetas intentan nuevas posibilidades de experiencia. Aceptamos y

valoramos obras y novelas cuyos temas contienen deseos sanguinarios, actitudesextremas, criminalidad, autodestrucción. Ninguna pesadilla, ninguna visión extática,ningún cambio inusitado de la experiencia humana queda fuera de nuestra insaciabletendencia de autoconocimiento. Nos queremos conocer por completo.

Revolución social y autoconocimiento forman, por consiguiente, los dos polos de lamentalidad de finales del siglo XX. Ninguno de los dos polos es enteramente nuevo ennuestra época, sino que tienen ambos una larga historia. En occidente, la revolución latiene ciertamente, aunque sus teóricos escribieron especialmente en los siglos XVIII yXIX. Algunos autores creen que tiene su origen en la esperanza veterotestamentaria deltiempo mesiánico. La búsqueda del autoconocimiento se remonta aún más allá, aunquesu forma moderna específica comenzó con Kierkegaard y Nietzsche. Este impulso serelaciona también con la valoración cristiana de la persona y con la esperanza delcreyente de llegar a su fin divino.

Tensión de convergencia entre lo político y personal 

Lo importante de nuestro tiempo es la convergencia de estas dos tendencias y lastensiones que esta convergencia provoca. Es importante la repercusión de estamentalidad en el pensamiento teológico y el modo cómo debe ser tratada por la teología.

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Lo fundamental, con todo, no son los contenidos concretos que esta mentalidad haya podido aportar, sino cómo aportamos ahora la reflexión teológica o cualquiera otra. Elinterés por un cambio estructural y por el descubrimiento del espíritu nos lleva aconsiderar toda idea de un modo radical. Y éste es el verdadero desafío. Ya noconsideramos los pensamientos teológicos como puntos de orientación fijos en nuestro

mundo, sino como aspectos de una experiencia viva. Nos ocuparemos de susignificación humana, de su fuerza de transformación social y de su aportación alautoconocimiento.

Esto no significa que nuestra época considere el bien sólo desde el punto de vistautilitario. Significa más bien el reconocimiento del hecho de que toda idea que no tengauna inmediata referencia social o personal está fuera de lugar Un enunciado teológicono puede ser algo "esencial" y atemporal, sino que ha de ser histórico y concreto. Talvez esto signifique que se acepta la tenacidad con que la ciencia mantiene que los"hechos" tienen su función dentro de un proyecto humano determinado. Puede ser también un tributo secular moderno a la comprensión bíblica, según la cual, la "verdad"

no es simple exactitud, sino poder, confianza y seguridad. Esta preocupación actual por las ideas y valores que promueven un cambio en la sociedad o que conducen a loshombres a nuevas experiencias, vale también para los valores religiosos. Elrevolucionario pregunta al budismo, al cristianismo y al Islam sobre el peso político desu mensaje, y dirige su mirada sobre la acción que realizan en el mundo. Así, pregunta ala Iglesia: ¿aprueba Cristo las situaciones de privilegio y explotación? ¿o bien congregaa los desheredados para que juntos derroquen a los poderosos? El revolucionario noentra en las discusiones acerca de la verdad abstracta o neutral de esta o aquella idea.Para él la verdad es fuerza, es el poder de una idea que despierta a quienes estabansubyugados por el prestigio de los poderosos. Es fuerza que desvela los mitos queencubren la injusticia.

¿Qué decir de los artistas que viajan al mundo interior?, ¿cómo consideran las ideas?Mientras el revolucionario mide las ideas por su alcance político, el artista experimentasu capacidad de alimentar y desarrollar la conciencia humana. Su "verdad" es distinta.Una obra, una poesía son "verdaderas" si posibilitan la apertura de nuevos espacios ydimensiones, y así queda enriquecida la experiencia.

Validez de una teología actual 

Las teologías nos causan impacto cuando tienen una fuerza capaz de transformar favorablemente nuestro mundo interior y exterior. Las ideas teológicas no son unmaterial de cultivo intelectual meramente especulativo. ¿Se enriquecerá la tierra por medio de las ideas? ¿se hará más justa, más interesante y menos aburrida, gracias aellas? Si no es así, están de más: los pensamientos que no se ponen en contacto real conel mundo de los hombres merecen ser confinados al olvido.

Con otras palabras: nuestro tiempo quiere la encarnación de la verdad. El cristianismosostuvo ya una larga y dura lucha contra la gnosis, de la cual salió finalmente victorioso.Para los gnósticos, los valores y doctrinas son algo así como fantasmas descarnadosflotando sobre el caos terrenal. Por esto, se alcanzaba la salvación cuando uno

conseguía elevarse en la mística "gnosis" (= sabiduría), dejando de lado lo cotidiano. Ennuestra época parece como si la cristiandad hubiera recaído en estas herejías gnósticas -

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que precisamente condenó oficialmente- y como si se preocupara de "valores eternos"desgajados de la cambiante inseguridad de la historia.

Este nuevo modo político de considerar la verdad explica el bostezo e indiferencia que provocan los intentos de algunos teólogos por hacer un cristianismo intelectualmente

apetecible. El problema no es la aceptación intelectual. Hoy en día quien abandona lareligión no lo hace porque encuentre el cristianismo poco convincente, sino porque leadormece y no le ofrece ningún estímulo. La gente se queja de que la liturgia y lasdiscusiones teológicas sean pesadas. No escribe críticas sobre esto, pero se aleja de ello

El más duro ataque contra la Iglesia no evoca su oscurantismo, sino su cobardía, el queno viva desde su autocomprensión. Los creyentes que hoy nos inspiran son los quetransforman el evangelio en acción. Martín Lutero King y Camilo Torres no sólo

 pidieron a la Iglesia que practicara lo que predicaba, sino que arriesgaron mucho por conseguir la justicia. El Papa Juan XXIII, durante su corto pontificado, consiguióconvencer a millones de hombres de que en el cristianismo hay algo. ¿Cómo? No lo

hizo trazando una brillante defensa de la doctrina cristiana -el papa campesino no eracapaz de esos artificios-, sino que abrió el mundo actual al evangelio por medio de suestilo de vida: bendijo las fieras de un circo ambulante, visitó asesinos sentenciados enla cárcel de Roma, se rió de las pretensiones de la curia y de su propia infalibilidad, yconvocó un concilio para discutir cuestiones que muchos consideraban intocables.

La teología realiza una continua reinterpretación de la fe. Pero los teólogos obtienenescasos resultados en este proceso de reinterpretación porque no se toman en serio lassituaciones culturales. Tratan de adaptar la fe al mundo actual precisamente en elmomento en que este mundo ha decidido transformarse en otra cosa. Intentan explicar lareligión dentro de las fronteras de la razón, en el preciso momento en que los espíritusavanzados y proféticos de nuestros días se sitúan fuera de la actitud reverencial ante larazón tratando de adentrarse en el mundo de la profecía y del éxtasis. La religión podrásobrevivir en el mundo moderno si contribuye al esfuerzo humano hacia un orden más

 justo y a una decisión de introducirse en la oscura profundidad de sí mismo.

Conclusión 

Existe una profunda unidad entre el movimiento actual hacia la justicia y libertadsociales y la aspiración a una profunda autocomprensión de la persona. La

transformación individual y la acción social no se pueden separar. La búsqueda internay externa que conduce a muchos hombres a un esfuerzo inoperante o a un autodestructor abuso de drogas, debe emplearse de un modo efectivo y unirse en su intento común.Esta es la misión de una teología política. Pero tal teología no tendrá éxito si sus ideas eintuiciones sólo son capaces de explicar y organizar. La teología debe hacer el esfuerzode colaborar en favor del progreso humano y de la realización de la vida de losindividuos. Hace ya demasiado tiempo que los teólogos sólo han interpretado el mundo.Ha llegado el tiempo de transformarlo.

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HARVEY COX 

Notas: 1 Cfr. también las críticas a la teología política presentadas por otros dos autores, cuyosartículos respectivos ofrecemos en el apartado Crítica a la «teología política», en este

mismo número de Selecciones de Teología (N. de la R.).

Tradujo y extractó: M. DOLORES ESCRIVÁ