halberstam david - la guerra olvidada - critica

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    A GUERRA OLVIDADA

    Historia de la guerra de Corea

    oOo

    Ttulo Original: The Coldest Winter. America and the Korean War 2009 Traduccin: Juanmari Madariaga 2007, David Halberstam 2009, Crtica, S.L.SBN: 978-84-7423-695-8

    Para Jean, de nuevo

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    Notas sobre los trminos militares

    UNIDADES MILITARES ESTADOUNIDENSES

    La dotacin, composicin y mando de las unidades militares vara segn el momento, el lugar

    cunstancias. Durante los primeros combates en Corea casi todas las unidades estadounidaban infradotadas, por lo que los nmeros que se dan a continuacin son aproximados.

    Ejrcito. 100.000 soldados. Formado por dos o ms cuerpos. Normalmente mandado pneral de ejrcito. Cuerpo de ejrcito. 30.000 soldados. Formado por dos o ms divisiones. Normalm

    ndado por un teniente general. Divisin. Hasta 15.000 soldados, aunque en Corea las divisiones estadounidenses no llega000. Formado por tres regimientos. Mandado por un general de divisin.

    Regimiento. Hasta 4.500 hombres, con unidades agregadas de artillera, acorazadas y mrmado por tres batallones. Bajo el mando de un coronel. Batalln. De 700 a 850 soldados. Formado por cuatro compaas o ms. Bajo el mando iente coronel. Compaa. De 175 a 240 soldados. Formada por cuatro secciones. Bajo el mando

    pitn. Seccin. 45 soldados o ms. Formado por cuatro pelotones. Mandado normalmente piente.

    Pelotn. 10 soldados o ms. Bajo el mando de un cabo o sargento.

    ARMAS Y ARTILLERA

    Fusil M-1 del calibre 7,62. Fusil de 4,4 kg de peso, con un cargador de ocho proyectiles; ma bsica de la infantera estadounidense. Carabina M-1 del calibre 7,62. Fusil semiautomtico de can corto con un cargador deproyectiles, con menor alcance y precisin que el anterior. Rifle automtico Browning del calibre 7,62. Arma de unos 8 kg de peso que req

    rmalmente dos hombres, uno para introducir los cargadores y otro para disparar hastaoyectiles por minuto. Ametralladoras. Las ametralladoras ligeras de 7,62 mm podan disparar entre 450 y

    oyectiles por minuto. Las ametralladoras pesadas (M-2 Browning) del calibre 12,7, aumendiante cinta, iban montadas sobre camiones, tanques u otros vehculos. Disparaban 575 proyer minuto con un alcance de 1.800 m. Lanzacohetes o bazucas de 60 u 89 mm. El lanzacohetes M-9 con proyectiles de 6

    ultaba ineficaz frente al blindaje de los tanques T-34 soviticos y fue sustituido en 1950, duavance hacia el sur del Ejrcito Popular de Corea, por la superbazuca M-20 con proyecti

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    FIGURA 1. La pennsula de Corea antes del inicio de las hostilidades, mayo de 1950.

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    ntroduccin

    El 25 de junio de 1950 alrededor de siete divisiones de lite del Inmin-gun norcoreano,*muchyos soldados haban combatido en el bando comunista en la guerra civil china, cruzaron la lnmarcacin establecida en el paralelo 38 entre las dos Coreas con la intencin de conquistar to

    en tres semanas. Seis meses antes [el 12 de enero] el secretario de Estado Dean Acheson, or garrafal, haba olvidado incluir a Corea del Sur en el permetro defensivo de Estados UAsia y las escasas fuerzas estadounidenses presentes en el pas, incluidas en una minscula m

    esora, no estaban en absoluto preparadas para aquel ataque. Durante las primeras semanas vasin la ofensiva del Inmin-gun obtuvo xitos asombrosos. Todas las noticias que llegabampo de batalla eran negativas. En Washington el presidente Harry Truman y sus princinsejeros trataban de discernir las intenciones del enemigo. Se trataba, como teman, de un adenado desde Mosc? Estaban actuando los soldados norcoreanos como peones de la Uvitica? O no era ms que una maniobra de distraccin, la primera de una posible serovocaciones comunistas en todo el mundo? Inmediatamente decidieron utilizar las fuadounidenses, y ms adelante de Naciones Unidas,*para poner freno a la agresin comunisrea.La guerra de Corea iba a durar tres aos, no tres semanas, e iba a ser una guerra sangrientae fuerzas estadounidenses y de Naciones Unidas relativamente limitadas tuvieron que hacer un adversario numricamente muy superior en un terreno extraordinariamente inhnsiguiendo neutralizar esa ventaja numrica gracias a su abrumador armamento y tecnologa.

    soldados estadounidenses y de Naciones Unidas el peor enemigo, a menudo ms hostil qu

    opios soldados norcoreanos o chinos, era el espantoso fro que llev al historiador militar S.arshall a calificar aquella pequea guerra como la ms horrible del siglo.fractuosidades del terreno contrarrestaban la ventaja armamentstica estadounidense y murticular el uso de vehculos acorazados, pues ofrecan innumerables cavernas y otras formbijo al enemigo. El secretario de Estado Acheson deca aos despus: Si todos los sabiondo se hubieran congregado para determinar el peor lugar posible desde el punto de vista po

    militar para aquella condenada guerra habran elegido por unanimidad Corea; Averell Harrigo de Acheson, la resuma en el calificativo amarga.Decir que era una guerra indeseada por parte de Estados Unidos sera decir poco. El p

    esidente Truman, que haba enviado a los soldados estadounidenses a luchar en Corea, evmarla guerra. Desde el principio procur minimizar la naturaleza del conflicto porque qevenir cualquier sensacin de una creciente confrontacin con la Unin Sovitica, y uno dtodos utilizados fue jugar con la terminologa. A ltima hora de la tarde del 29 de junio, cs despus de que el ejrcito norcoreano hubiera cruzado el paralelo 38 y mientras las tadounidenses se dirigan a toda prisa hacia Corea, Truman se reuni con los perioeditados ante la Casa Blanca. Uno de ellos le pregunt si Estados Unidos estaba realmenerra y el presidente respondi que no, aunque lo cierto era que s. Entonces otro perioegunt: Se podra hablar de una accin policial bajo la bandera de Naciones Unidas?.4

    pondi Truman, se trata exactamente de eso. La idea de que los soldados estadounidens

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    rea constituan ms una fuerza de polica que un ejrcito suscit considerable amargura en muellos (cuatro meses ms tarde Mao Zedong emple una sutileza verbal semejante cuando enrea a cientos de miles de soldados chinos, llamndolos voluntarios por razones parecidasTruman).

    As pues, una pregunta informal respondida del mismo modo sirvi para definir aquella guerrltica relacionada con ella; la expresin accin policial utilizada por el periodista y por Truel da perdur. La guerra de Corea no iba a ser una gran guerra nacional en la que se unierapueblo estadounidense como lo haba sido la segunda guerra mundial, ni tampoco, como

    etnam una generacin despus, una guerra obsesionante que lo dividiera, sino un consconcertante, gris y muy distante, que se prolongaba indefinidamente sin esperanza de solucbre el que la mayora de los estadounidenses, salvo los que combatan all y sus famicanos, preferan saber lo menos posible. Casi treinta aos despus el cantante John Prine

    ncisamente aquel estado de nimo en su cancin Hello In There, en la que mencionaba la mCorea de un joven llamado Davy, sin que nadie supiera muy bien por qu.*Ms de medio

    spus aquella guerra todava segua excluida de la conciencia cultural y poltica estadounideveces pareca haber quedado hurfana en la historia. Uno de los mejores libros publicados a llevaba el idneo ttulo deThe Forgotten War.

    Cada uno de los soldados enviados a Corea tena sus propias razones para el resentimientohaban participado en la segunda guerra mundial, estaban en la reserva y haban tenido

    andonar de mala gana sus empleos civiles por segunda vez en menos de diez aos para combaextranjero, al otro lado del ocano, mientras la mayora de sus compatriotas permanecan esas. Otros veteranos de la segunda guerra mundial, que haban decidido permanecer en el ejsentan horrorizados por el pattico estado de ste en las primeras batallas contra el ej

    rcoreano. El ejrcito estadounidense estaba escaso de personal y tena unidades poco entrenamamento anticuado o defectuoso, a lo que se sumaba el sorprendentemente bajo nivel dndos. A esos veteranos les desasosegaba el debilitamiento que haba sufrido el ejrcito des

    al de la segunda guerra mundial, su prdida de profesionalidad y de fuerza y el mal estado ehallaba al principio de la guerra de Corea. Cuanta ms experiencia tenan, ms desmoralizad

    ntan por las condiciones en que deban luchar.El peor aspecto de la guerra, como escribi el teniente coronel George Russell, al mando alln del 23. Regimiento de la Segunda Divisin de Infantera, era la propia Corea. Prcito que dependa tanto de su produccin industrial y del consiguiente uso de maquinaria m

    pecialmente de los tanques, era el peor tipo de terreno. El territorio de pases como Espiza es muy montaoso, pero cuenta con planicies en las que se puede aprovechar el potenctanques fabricados en los pases industriales avanzados, pero en Corea, como deca Russel

    o lado de cada cordillera [haba] otra.5 Si el pas se poda caracterizar por algn color, aran todos los matices del pardo, y en caso de hacer una encuesta para decidir qu color data de una medalla por los servicios prestados all, la respuesta casi unnime habra sid

    rdo.A diferencia de la guerra de Vietnam, la de Corea tuvo lugar antes de que se difundie

    evisin y Estados Unidos se convirtiera en una sociedad de la comunicacin. Durante la guerea las noticias ofrecidas por televisin eran breves, insulsas y con una influencia marince minutos cada noche. Dado el estado primitivo de la tecnologa, las secuencias filmad

    rea, que por lo general llegaban a las salas de redaccin en Nueva York das despus, raramocionaban al pas. Era todava en gran medida una guerra en la que predominaba la imp

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    ridicos en blanco y negro, y su imagen en la conciencia estadounidense era igualmente en bnegro. En 2004, mientras trabajaba en este libro, entr casi por casualidad en la bibliunicipal de Cayo Hueso, en Florida; en sus estantes haba ochenta y ocho libros sobre la gueetnam y slo cuatro sobre la de Corea, lo que refleja hasta cierto punto el destino de aquella g

    la memoria estadounidense. Arden Rowley, un joven ingeniero en la Segunda Divisifantera que pas dos aos y medio como prisionero de guerra en un campo chino, seargamente que en 2001 y 2002, aos en los que se celebraba el quincuagsimo aniversaruna importante batalla en Corea, se hicieron tres pelculas blicas en Estados Unidos:

    rbor, Cdigos de guerra (Windtalkers) y ramos soldados, las dos primeras sobre la segerra mundial y la tercera sobre la de Vietnam; si se aadeSalvar al soldado Ryan, produci98, el total asciende a cuatro, pero sobre la guerra de Corea no se hizo ninguna. La pelculanocida vinculada con la guerra de Corea esEl mensajero del miedo (The Manchurian Cand1962,*la historia de un prisionero de guerra estadounidense sometido a un lavado de cerebcampo chino de prisioneros y manipulado por los comunistas para intentar asesinar a un cand

    a presidencia estadounidense.Si la guerra de Corea tuvo algn reflejo en la cultura popular estadounidense fue a travs cula antiblica de Robert Altman (luego serie de televisin y videojuego) MASH (sigl

    obile Army Surgical Hospital), sobre un hospital de campaa operativo durante aquella gro el topnimo Corea sustitua en realidad a Vietnam y la pelcula se hizo en 1970, en el momminante de las protestas populares contra la guerra. En aquella poca a los ejecutivollywood todava les asustaba presentar al pblico una pelcula contra la guerra de Vietnamlo que pretendan Robert Altman y el guionista Ring Lardner Jr., pensando que era un

    masiado delicado como para tratarlo de forma irreverente, y por eso decidieron situar la accirea; pero cualquiera poda ver que los soldados y oficiales aparecan con las greas tpicas dos de Vietnam y no con el rapado propio de la poca de Corea.As pues, la brutalidad de la guerra de Corea nunca penetr realmente en la conciencia cu

    adounidense. En ella murieron alrededor de treinta y tres mil soldados estadounidenses y 5.000 fueron heridos. Las bajas del ejrcito surcoreano ascendieron a 415.000 mueratrocientos veintinueve mil heridos. Los gobiernos chino y norcoreano mantuvieron un rigcretismo sobre sus bajas, pero los funcionarios estadounidenses estimaban alrededor de un mmedio de muertos.6 En Corea la Guerra Fra se convirti durante un tiempo en guerra calrementando las considerables (y crecientes) tensiones entre Estados Unidos y el mundo comurofundizando las grietas abiertas en Asia. Aquellas tensiones y divisiones entre ambos bando

    undo bipolar se agravaron an ms cuando los errores de clculo estadounidenses provocarervencin de la Repblica Popular China. Cuando todo hubo pasado y se lleg a una tregua andos cantaban victoria, pese a que la divisin final del pas apenas difera de la que exista cupez la guerra; pero Estados Unidos s haba cambiado; su visin estratgica de Asia no esma y tambin se haba alterado mucho la correlacin de fuerzas polticas en los propios Esidos.Los estadounidenses que combatieron en Corea a menudo se sintieron despus muy apartads compatriotas, que a su juicio no valoraban su sacrificio ni daban importancia a aquella guerana. Esta no gozaba de la gloria y legitimidad de la segunda guerra mundial, tan reciente y e todo el pas pareca compartir un mismo objetivo y cada soldado era una prolongaci

    pritu democrtico del pas y de sus mejores valores. La de Corea era una guerra de desmitada y la poblacin estadounidense decidi pronto que de ella no poda salir nada bueno. Cu

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    soldados regresaban de su perodo de servicio, vean que sus vecinos apenas se interesabaque haban visto y hecho. En las conversaciones se abandonaba pronto el tema de la guerrontecimientos en el frente interno, los ascensos profesionales, la compra de una nueva casaevo automvil eran temas ms atractivos. En parte aquello se deba a que las noticias que lleCorea eran casi siempre sombras. Incluso cuando la guerra iba bien, no iba realmente muyposibilidad de una gran victoria rara vez pareca prxima y mucho menos una eventual vial, especialmente una vez que el ejrcito chino intervino en la guerra a finales de noviemb50. Poco despus se difundi con gran xito entre los soldados la descripcin irnica de

    go equilibrio: morir por un empate (die for a tie).Aquella gran discordancia entre los combatientes y el resto de los ciudadanos estadounidensnsacin de que por mucha bravura que mostraran o por muy justificada que estuviera su cau

    atribua un estatus de segunda clase en comparacin con los que haban participado en gueriores, gener en ellos una gran y persistente amargura.

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    Aqul fue el disparo de advertencia al que el comandante supremo de las fuerzas aliadas jano Oriente, Douglas MacArthur, no prest atencin, lo que dio lugar a que una pequea guenvirtiera en una gran guerra.

    El 20 de octubre de 1950 los soldados de la Primera Divisin de Caballera estadounraron en Pyongyang, la capital de la Repblica Popular Democrtica de Corea [Choson Min

    min Konghwaguk]. Ms tarde hubo cierta controversia sobre si haban llegado primero louinto Regimiento de Caballera estadounidense o los de la Primera Divisin surcoreana. Lo que los primeros haban visto frenado su avance porque todos los puentes sobre el ro Taedosector haban sido volados y por eso los soldados surcoreanos entraron antes en la c

    midestruida, lo que no mengu su satisfaccin. Para ellos la conquista de Pyongyang signife la guerra estaba prcticamente acabada. Y para que todos supieran que el Quinto RegimienPrimera Divisin de Caballera haba sido la primera unidad estadounidense en llegar all, al

    sus soldados, armados con pintura y brochas, pintaron su emblema por toda la ciudad.Hubo pequeas celebraciones privadas. El teniente Phil Peterson, observador avanzado detalln de Artillera de Campaa y su mejor amigo, el teniente Walt Mayo, ambos destinadcer batalln del Octavo Regimiento de la Primera Divisin de Caballera, tambin tuvieya. Despus de tanto tiempo juntos eran muy buenos amigos. Peterson pensaba que era una distades que slo el ejrcito puede forjar. Walt Mayo era un hombre de talento y sofisticado

    ba estudiado en el Boston College, donde su padre enseaba msica, mientras que Petersonsado por la Escuela de Aspirantes a Oficial pero su escolarizacin en Morris, Minnesotaba llegado hasta el noveno grado, porque entonces pagaban cinco dlares al da a qu

    bajaban como peones en el campo. El teniente Mayo haba encontrado una botella de espuo en un gran almacn de bebidas y compartieron aquella botella de pseudo-champaa, tan e haca toser, en los vasos metlicos de su mochila. Concluyeron que por vomitivo que fuerjor que nada.

    El sargento primero Bill Richardson de la compaa Love del tercer batalln sinti una oleavio al llegar a Pyongyang. La guerra estaba prcticamente acabada y la Primera Divisiballera podra volver a Japn. Lo saba, no slo por los rumores que haba odo, sino tamrque desde el puesto de mando de la compaa se haba pedido a todos los soldadosperiencia en estibar buques que lo notificaran a sus superiores; aquello era una seal segura donto iban a embarcar. Otra seal de que aquellos das de dura lucha haban acabado es que ba dicho que devolvieran la mayor parte de su municin. Todos aquellos rumores que se filtrsde los distintos puestos de mando deban de ser ciertos.Richardson se consideraba el ms veterano de su unidad: casi todos los dems miembros cin parecan ahora novatos. A menudo pensaba en los compaeros con los que haba llegadoses antes, un perodo que le pareca haber durado ms que los veintin aos anteriores de sugunos haban muerto, otros haban cado heridos y algunos haban desaparecido en acciico miembro de su seccin, adems de l mismo, que estaba all desde el principio era su am

    gento Jim Walsh, al que busc para decirle: Dios mo, ya est, con esto se ha acabado!,icitaron mutuamente, sin creer del todo en su buena suerte. Aquella minicelebracin tuvo luga

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    los ltimos das de octubre; al da siguiente les volvieron a distribuir municin y les ordeigirse hacia el norte para salvar alguna unidad surcoreana que estaba siendo atacada ecanas.

    En cualquier caso, haba corrido la noticia de que habra un desfile de la victoria en Tokio y dPrimera Divisin de Caballera, tras haber combatido con tanto xito y durante tanto tiempompaa de Coreay tambin porque era la favorita de MacArthur, el comandante supremo

    a encabezar. Se supona que deberan lucir su pauelo amarillo de la caballera en el desfilerri la voz de que deban asearse para participar en l y quitarse de encima la mugre del cam

    alla: despus de todo no se podan recorrer las avenidas del distrito de Ginza con los uniforscos sucios. Planeaban pavonearse al pasar por delante del cuartel general de MacArthur ficio del Dai Ichi. Se lo haban ganado.El estado de nimo entre los soldados estadounidenses en Pyongyang era en aquel momentmbinacin de optimismo y puro agotamiento, tanto emocional como fsico. Se cruzaban apubre cundo embarcaran. Para los ms novatos, que acababan de llegar como reemplazo yban odo historias de lo dura que haba sido la lucha desde el permetro de Pusan [Busan] , era un alivio saber que lo peor haba pasado. Un joven teniente llamado Ben Boyaremore (Oklahoma), incorporado al Octavo Regimiento de Caballera ya en Pyongyang, reci

    ndo de una seccin de la compaa Baker del primer batalln. Boyd, que se haba graduaest Point tan slo cuatro aos antes, deseaba aquel puesto, pero estaba algo nervioso piente historia. Uno de los oficiales le haba preguntado: Qu, teniente, sabe qu lugar oed en esta seccin?. Boyd respondi que no y entonces el otro le dijo: Pues bien, tenonces no presuma demasiado, porque es usted sudecimotercer jefedesde que la seccin llrea. Boyd pens entonces que efectivamente no tena motivos para engrerse.Uno de los ltimos das que pasaron en Pyongyang recibieron otra seal prometedora: Bob famoso cmico que haba recorrido todos los frentes durante la segunda guerra mundial ofrecas tropas estadounidenses un espectculo tras otro, viaj tambin a la capital norcoreana

    ntar all sus chistes. Aquella noche muchos soldados de la Primera Divisin de Cabaudieron a escucharle y a la maana siguiente se dirigieron con su nueva municin hacia el nolugar llamado Unsan donde se supona que deban proteger a una unidad surcoreana del

    emigo. Estaban convencidos de que todo lo que tendran que hacer era sofocar un peqoroto como en los que las tropas surcoreanas, a su juicio, siempre se estaban metiendo.No se puede decir que salieran de Pyongyang especialmente bien preparados: cierto es qban repartido algo de municin, pero estaba la cuestin de los uniformes. Deban llevar lostiran en el desfile en Tokio o ropa de invierno? Alguien tom la decisin de que llevaran loeados, aunque la temperatura descenda rpidamente y se aproximaba el invierno, que en Core

    er uno de los ms fros en todo un siglo. Por otra parte, tanto entre los oficiales como entrdados rasos predominaba la sensacin de que no tenan por qu preocuparse, aun cuan

    ercaban a zonas peligrosamente prximas al ro Yalu, la frontera entre Corea y la Manchuria cuchos de ellos haban odo hablar de la reunin que acababan de celebrar dos semanas uman y MacArthur en la isla de Wake y se haba corrido la voz de que el comandante supremLejano Oriente haba prometido devolver a Washington toda una divisin de las presentrea para que pudiera enviarla a Europa.El propio MacArthur se haba dejado ver en Pyongyang inmediatamente despus de su conr la Primera Divisin de Caballera. Al descender del avin haba preguntado: No ha vdie clebre a saludarme? Dnde est Kim Dientes de Conejo?.4 Se refera burlonamente

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    sung, el lder comunista norcoreano aparentemente derrotado. Luego haba pedido que si alla divisin llevaba en Corea desde el principio diera un paso adelante. De los dos centenar

    mbres que le rendan honores, cuatro dieron ese paso; todos ellos haban recibido alguna hco despus MacArthur subi de nuevo al avin para volver a Tokio. No pas la noche en Checho no pas ni una noche all durante todo el tiempo que estuvo al mando.

    Mientras MacArthur se diriga de vuelta a Tokio, en Washington algunos mandos tenan cads claro que planeaba enviar a sus tropas hacia el norte. El general estaba convencido de qpblica Popular China no intervendra en la guerra. En aquel momento sus tropas encontrabanca resistencia y los norcoreanos huan, por lo que fue ampliando sus rdenes, que en este casoucho ms confusas de lo que deberan haber sido. Obviamente pretenda llegar hasta el Yantera con China, ignorando los lmites que Washington crea haberle impuesto pero qulidad tema imponerle. La prohibicin de la Junta de Jefes de Estado Mayor de enviar tadounidenses a ninguna de las provincias fronterizas con China no pareca frenar en absolacArthur, lo que tampoco poda sorprender a nadie: se saba que las nicas rdenes que obe

    n las suyas propias. Su seguridad sobre lo que hara o dejara de hacer el enorme ejrcito ce todos saban apostado al otro lado del Yalu era mucho mayor que la de los altos funcionariadministracin Truman. En la isla de Wake le dijo al presidente que los chinos no intervenla guerra, pero incluso si lo hacan, estaba convencido de poder infligirles una de las mayniceras militares de la historia. Para MacArthur y la gente de su Estado Mayor, asombrosaonscientes de las temperaturas y la topografa de aquel pas desolado, se acercaban los l

    omentos de una gran marcha victoriosa hacia el norte iniciada con el desembarco anfibio en Ins las lneas norcoreanas. Aqul haba sido un gran xito, quiz el mayor triunfo de una cariosa, tanto ms cuanto que la haba llevado adelante contra la opinin de muchos altos ma

    Pentgono. Pero en Washington stos y los altos responsables civiles se sentan cada vezeocupados a medida que las tropas de MacArthur avanzaban hacia el norte. No confiabanmo el general en las intenciones de los gobernantes chinos (ni de los soviticos) ysasosegaba la extrema vulnerabilidad de las fuerzas de Naciones Unidas; pero saban qntrol sobre MacArthur era escaso y parecan temerle tanto como lo respetaban.Si bien el balance favoreca en aquel momento a Naciones Unidas, durante la primera faseerra, despus de que el ejrcito norcoreano cruzara el paralelo 38 a finales de junio, la veba sido decididamente de los comunistas. Haban obtenido una victoria tras otra sobre las tadounidenses y surcoreanas, dbiles y mal preparadas. Pero a medida que iban llegando m

    jores tropas estadounidenses y tras el brillante desembarco en Inchon sus fuerzas se hsbandado y hasta desvanecido despus de los duros combates de la reconquista de Sel. Augobierno de Washington y muchos altos mandos militares, aunque complacidos por el resultadsembarco en Inchon, se sentan inquietos por la influencia adicional que haba ganado cacArthur. Pese a que la Repblica Popular China haba advertido de su intencin de interveguerra, MacArthur, con quien ya era difcil tratar en las mejores circunstancias, se haba endios an despus del desembarco de Inchon. Haba asegurado que el ejrcito chino no se atrevervenir y se consideraba un experto en lo que llamaba el pensamiento oriental; pero ya se uivocado, y mucho, sobre las intenciones y capacidad de Japn justo antes de la segunda g

    undial. Ms tarde los altos mandos de Washington consideraran aquel momento en que las t

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    Naciones Unidas llegaron a Pyongyang y antes de que se dirigieran a Unsan como la ortunidad para evitar que la guerra se ampliara, convirtindose en una guerra contra la Reppular China.No menos inquietos estaban algunos de los jefes y oficiales que encabezaban el avance harte, advirtiendo en l cierta cualidad fantasmagrica al tiempo que la temperatura bajaba de frmante y el terreno se haca cada vez ms escarpado y difcil. Aos despus el general Paikp, entonces al mando de la Primera Divisin del ejrcito surcoreano y muy respetado politares estadounidenses, recordaba su propio desasosiego mientras avanzaban hacia el nor

    istencia, en un aislamiento casi total, como si estuvierandemasiado solos. Al principio Paikhaba formado en las filas del ejrcito japons en Manchuria, no poda precisar a qu se debsazn, hasta que repar en la absoluta ausencia de gente, el silencio abrumador que rodeaba pas. Poco antes haba miles de refugiados dirigindose hacia el sur, pero ahora la carretera esierta, como si algo importante estuviera teniendo lugar ms all de su vista y su conocimems, cada da haca ms fro y la temperatura caa algunos grados.Algunos oficiales de inteligencia tambin se sentan preocupados. Reciban informac

    gmentarias de diversas fuentes que les hacan pensar que las tropas chinas haban entrado ritorio norcoreano a finales de octubre, y en gran cantidad. El coronel Percy Thompson, G-2

    jefe de inteligencia) del I Cuerpo en el que estaba encuadrada la Primera Divisin de Cabansiderado uno de los oficiales de inteligencia ms capaces en Corea, era muy pesimista. Esolutamente convencido de la presencia china y trat de advertir a sus supersgraciadamente predominaba entre ellos, sobre todo en la Primera Divisin de Caballera

    nsacin de euforia que provena de Tokio. Thompson advirti directamente al coronel Hal Emando del Octavo Regimiento, de su sospecha de que haba una enorme presencia china en aqa, pero Edson y otros recibieron su apercibimiento, como observ ms tarde, con desconfia

    diferencia. Su hija Brbara (casada con John Eisenhower, hijo del que pronto sera presidordaba un dramtico cambio de tono en las cartas que le llegaban desde Corea, como si su p

    estuviera despidiendo de ella: Estaba absolutamente convencido de que les iban a atacare a l lo iban a matar.5Thompson tena sus razones para sentirse alarmado. Los informes que reciba eran muy ciertopas chinas estaban ya en el pas, esperando pacientemente en las montaas del norte de Coe las unidades surcoreanas y de Naciones Unidas dilataran an ms sus lnearovisionamiento, ya muy estiradas. No tenan intencin de atacar de inmediato; queran qupas estadounidenses avanzaran ms al norte y saban que la dificultad de la marcha facilitambio su tarea. Los soldados del general Paik gritaban das antes Al Yalu! Al Yalu!,6 pede octubre se produjo un gran ataque chino. Como escribi ms tarde Paik, era como top

    ente con un muro. Al principio los mandos del ejrcito surcoreano no tenan ni idea de loceda. El 15. Regimiento de Paik se vio totalmente inmovilizado por un terrible bombardego de mortero, tras el que el 12. Regimiento a su izquierda qued desmantelado y luego elgimiento, la reserva de la divisin, fue tambin atacado por un flanco y desde la retaguardbilidad con que combata el enemigo le hizo pensar a Paik que deban de ser chinos. Acturo reflejo y con ello salv probablemente a la mayora de sus hombres, retirando inmediatamdivisin, que haba cado en una gigantesca emboscada del ejrcito chino, en el pueblo de Us tarde contaba que haban hecho como en las pelculas del Oeste cuando los rostros pnan sus carros en crculo. Otras unidades surcoreanas nos fueron tan afortunadas o no conn un comandante en jefe como Paik.

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    sionero; significaba que ste no saba quin era, cul era su nacionalidad, a qu unidad pertecuntos soldados la componan. Aquel juicio habra complacido sin duda al alto mando chinactamente lo que quera que pensaran los mandos estadounidenses. Cuanto ms arrogantostraran stos, mayor sera la victoria que estaba seguro de alcanzar una vez que se cerrampa.Durante las semanas siguientes las tropas estadounidenses y sur-coreanas hicieron muchos sioneros chinos que confesaban a qu unidades pertenecan y que stas haban cruzado el Ya

    an nmero. Willoughby desfiguraba una y otra vez los datos que le llegaban desde el nor

    rea, pero mientras los mandos de la divisin, del cuerpo, del ejrcito y del Dai Ichi discutuellos prisioneros eran o no verdaderamente chinos, si formaban parte de una divisin, drcito o de un grupo de ejrcitos, y qu importancia tena aquello para las tropas extremadamlnerables de Naciones Unidas, los soldados, los suboficiales y aun los mandos intermedias permanecan ignaros de todo aquello, en particular en el Octavo Regimiento de Cabande estaban convencidos de estar persiguiendo a los ltimos restos del ejrcito norcoreanoe pronto llegaran al Yalu y orinaran en l en seal de triunfo.Entre los altos mandos del Octavo Ejrcito se haba extendido una euforia muy peligroslejaba la del propio MacArthur. Dado que ste, el general ms experimentado del ej

    adounidense, se mostraba absolutamente confiado en el camino emprendido, no es de extraaestuvieran igualmente sus subordinados, tanto en el cuerpo como en la divisin. Cuanto ms aba en la escala de mando, especialmente en Tokio, mayor era el convencimiento de que la gba acabado y de que lo nico que quedaba era hacer un poco de limpieza. Hubo mudicaciones de esa confianza excesiva: el 22 de octubre, tres das antes de la captura del psionero chino, el teniente general Walton Walker, al mando del Octavo Ejrcito, pidi permacArthur para desviar los futuros envos de buques cargados de municin de Corea a JacArthur aprob la peticin y orden que seis buques cargados de proyectiles de 105 y 155 msviaran hacia Hawai. El ejrcito estadounidense en Corea, aun habiendo gastado gran parte d

    uniciones durante los cuatro meses anteriores, imaginaba rebosantes sus arsenales.En el sector del Octavo Ejrcito el general de divisin Laurence (Dutch) Keiser, al mandomada Segunda Divisin de Infantera, convoc el 25 de octubre a todos los oficiales par

    unin especial de su Estado Mayor. El teniente Ralph Hockley, observador avanzado detalln de Artillera de Campaa, recordaba con precisin la fecha y sus palabras. Keiser, deen humor, les dijo que la divisin, que haba participado en la mayora de los combates ms la guerra, estaba a punto de abandonar Corea: Vamos a volver a casa y lo haremos muy pres de Navidad. Tenemos ya la orden.9 Uno de los oficiales pregunt adonde se iran aiser respondi que no poda decrselo, pero que sera un lugar que les gustara. Comenzaro

    peculaciones: Tokio, Hawai, alguna base en Europa o quiz a Estados Unidos.

    Las tropas del Octavo Regimiento de Caballera llegaron sin dificultad hasta Unsan. El sarrbert (Papi) Miller, ayudante de seccin en la compaa Love del tercer batalln, haba rec

    osficamente la noticia de que tenan que dejar Pyongyang y dirigirse a Unsan, en el norte,orzar una unidad surcoreana. Quiz le habra gustado pasar unos cuantos das ms en Pyongro sas eran las rdenes y estaban all para eso, para tapar agujeros. Nunca entendi por qu

    ndos haban decidido que las tropas surcoreanas encabezaran el avance hacia el norte. No e

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    eocupado por la posible intervencin china; lo que le preocupaba era el fro, porque tostan los uniformes de verano. En Pyongyang les haban dicho que los uniformes de invaban a punto de llegar, cargados en camiones, al da siguiente o al cabo de dos das. Llerios das oyendo lo mismo y los uniformes de invierno seguan sin llegar. Dado que el regimMiller haba participado en tantas batallas con el consiguiente desgaste, los soldados novatio y agosto haban sido sustituidos por los novatos de octubre. Miller y su buen amigo Rittinger, de Joplin (Missouri), que tambin haba participado en la segunda guerra mundial, hado protegerse mutuamente. Se hablaba mucho de volver a casa por Navidad, pero Miller n

    optimista y pensaba que no podas decir que estabas en casa hasta que llegabas all.Provena de la pequea ciudad de Pulaski, en Nueva York. En la segunda guerra mundial vido en la 42. Divisin y como al regresar no haba encontrado un empleo decente se nganchado en 1947. Lo haban destinado al Sptimo Regimiento de la Tercera Divisi

    fantera, al que sin embargo haban separado de sta para integrarlo en la Primera Divisiballera, y slo llevaba seis meses de su contrato por tres aos cuando lo enviaron a Corio de 1950. A su juicio, mientras que en la segunda guerra mundial todo se haca correctamenrea casi todo se haca mal. Su compaa y l haban llegado al pas una maana a mediadio y aquel mismo da los haban enviado a toda prisa al frente, cerca del pueblo y nud

    reteras de Taejon [Daejeon]. Haba compartido todas las vicisitudes de la compaa donces y era por eso por lo que sus hombres lo llamaban Papi, aunque slo tena veinticuatroedad.Durante la marcha hasta Taejon haba odo muchas bravuconadas aquel primer da a jvlutas que slo conocan la guerra por las pelculas y suponan que iban a dar una buena somanorcoreanos. Miller haba permanecido en silencio mientras fanfarroneaban; pensaba qu

    jor sentirse asdespus de la batallaque antes, pero no vala la pena decrselo, ya que erae cada uno tena que aprender por su cuenta. Aquella primera batalla haba sido terrible; esl preparados y los soldados norcoreano eran muy eficaces y experimentados. Al da siguien

    mpaa haba quedado reducida de unos ciento sesenta hombres a treinta y nueve. Miller dasi nos aniquilaron aquella primera noche.10 Despus de aquello no se volvi a hablar de pculo a los coreanos.No es que los muchachos hubieran combatido mal, sino que estaban recin desembarcado

    eparacin, y tenan demasiados norcoreanos enfrente. Por bien que combatieras seguan llegs, cada vez ms. Se deslizaban detrs de tus lneas, te cortaban la retirada y a continuacicaban por los flancos. Miller pensaba que en eso eran magnficos. El primer par de olgaba con fusiles y tras ellos venan soldados desarmados dispuestos a recoger las armas de haban cado y seguir avanzando. En su opinin, contra un ejrcito tan numeroso cada u

    os necesitaba un arma automtica y el armamento estadounidense se hallaba en muy mal estauipo bsico de la infantera era a menudo basura. Los fusiles de entrenamiento que les habanFort Devens, adems de anticuados, estaban muy deteriorados, escasamente cuidados y no vcentavo, lo que pareca revelar la valoracin que la nacin tena de su ejrcito en tiempo de pDesde que llegaron a Corea siempre les faltaba municin. Miller recordaba que duran

    carnizado combate en los primeros das de la guerra alguien haba trado una caja de cartucdos venan sueltos, de modo que tenan que llenar sus propios cargadores. Se haba preguntadse de ejrcito enviaba cartuchos sueltos a soldados de infantera superados en nmero cuyapenda de su capacidad de fuego y pens que los oficiales de intendencia eran unos aficions norcoreanos conducan buenos carros blindados T-34 soviticos, bajo cuya coraza no p

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    netrar los lamentables proyectiles de 60 mm de las viejas bazucas de la segunda guerra mun que contaban las tropas estadounidenses. En la segunda guerra mundial siempre sabas cul etivo y quin combata a tu derecha y a tu izquierda, pero en Corea luchabas a ciegas y nabas seguro de tus flancos porque all solas tener soldados surcoreanos.El da que llegaron a Unsan Miller diriga una patrulla a unos ocho kilmetros al nor

    mpamento base cuando se encontraron con un viejo granjero que les dijo que en la zona les de chinos, muchos de ellos a caballo. El anciano hablaba con tal simplicidad y convicciller qued convencido de que deca la verdad, as que lo llev consigo hasta el puesto de m

    su batalln, pero all nadie pareca creerle. Chinos? Miles y miles de chinos? Nadie to a ningn chino.A caballo?Eso era absurdo. As pues, aquello no sirvi para nada. Bio Miller, ellos eran los expertos en inteligencia y deban de saber de qu hablaban.

    Entre los soldados del Octavo Regimiento fue un joven cabo llamado Lester Urban, de la comm del tercer batalln, el primero en apreciar el peligro. Era enlace de la compaa de serr lo que pasaba mucho tiempo cerca del puesto de mando del batalln y procuraba enterarse e decan los oficiales. Tena entonces slo diecisiete aos, meda 1,62 m y pesaba menocuenta kilos, por lo que no haba podido formar parte del equipo de ftbol de su instituto

    quea ciudad de Delbarton (Virginia occidental). Su apodo en la compaa era P

    acahuete], pero era un chico duro y rpido y por eso lo haban elegido como enlace. Daado lamentable de las comunicaciones por cable y por radio en Corea los equipos rar

    ncionaban adecuadamente, su trabajo consista en llevar mensajes, orales o escritos, del baa compaa. Era una tarea extremadamente peligrosa. Urban estaba orgulloso de saber

    cerlo y sobrevivir. Si tena que hacer cuatro o cinco viajes a un mismo lugar durante el mismmprevariaba de itinerario y nunca se descuidaba, pensando que quien lo haca era hombre muUrban se senta algo preocupado porque al flanco no haba tropas estadounidenses, lo

    mentaba su vulnerabilidad; pero haban encontrado tan poca resistencia durante las lmanas que aquella preocupacin no le agobiaba, al menos hasta que llegaron a Unsan. A

    gimiento haba quedado, en sus propias palabras, tan expuesto como un pulgar ulcerado, y baservarlo para percibir que sus tres batallones estaban mal situados y mal espaciados. La distre ellos, pequea en el mapa en el cuartel general, era sorprendentemente grande si tena

    rrer de uno a otro como l haca.El 31 de octubre Urban estaba cerca del puesto de mando del batalln cuando el teniente corold Keith Johnson, que hasta la semana anterior estaba al mando del tercer batalln del Ogimiento el 3/8 pero recientemente haba recibido el mando de todo un regimiento, el QCaballera (que tambin formaba parte de la Primera Divisin), se acerc en un jeep

    mprobar las defensas. Una de las ltimas cosas que haba hecho antes de salir de Pyongyan

    esidir una ceremonia dedicada a las bajas del 3/8 desde que empez la guerra, unos cuatrocimbres. En aquella ceremonia haban participado todos los soldados que formaban parte dad desde el principio, una cantidad minscula en palabras del propio Johnson.Harold Johnson era, ms que admirado, querido por la mayora de los hombres del 3/8. Lln ellos desde que llegaron a Corea y pensaban que una vez entrados en combate siempre mado las decisiones ms adecuadas. Tena un desacostumbrado sentido de la lealtad hacimbres, cosa que los soldados reconocen y aprecian cuando valoran a un oficial, y siempre esorando a los oficiales porque su vida dependa de ello. Saban que Johnson haba rechazaortunidad de recibir el mando de un regimiento al principio de la guerra para poder perman el batalln cuando todos ellos eran novatos, porque se senta obligado hacia los hombre

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    ba llevado hasta all.Haba pasado por su propio y prolongado infierno. Capturado por los japoneses en la batataan en Filipinas a principios de 1942, haba conseguido sobrevivir a la Marcha de la Muba permanecido prisionero durante ms de tres aos. En general, la estancia en un campsioneros no era algo que contribuyera a la carrera de un oficial especialmente en lo qiere a la de Corea, donde los prisioneros estadounidenses recibieron un trato especialmente

    donde algunos de ellos quedaron con graves secuelas debido al lavado de cerebro, pero Johg a jefe de Estado Mayor del Ejrcito de Tierra. Lester Urban deca de l aos despus:

    jor, alguien nacido para mandar soldados. Creo que siempre estaba pensando en lo que podjor para nosotros y no en su propia carrera.Su experiencia en la batalla de Bataan le haca desconfiar de la sabidura tradicional y cojor que la mayora de los oficiales las consecuencias de un optimismo exagerado. En

    omento tena al Quinto Regimiento de Caballera apostado como unidad de reserva a unos metros al sur de su vieja unidad, pero se estaba poniendo nervioso al or hablar de unarza enemiga que se desplazaba por toda el rea y que podra cortar la carretera aislando al Ogimiento del resto de la divisin, por lo que decidi dirigirse en un jeep hacia el norteaminar la situacin por s mismo. Durante aquel trayecto le sorprendi el mismo silencio que

    presionado al general Paik, el hecho de que no se mova nada, y tambin a l le recorrcalofro por la espalda. Cuando finalmente lleg hasta su viejo batalln no le gust en absolue vio. Su sustituto, Robert Ormond, era novato en la tarea y a su juicio haba distribuido malln. La mayora de los hombres estaban apostados en terreno llano y ni siquieraincherados.Al contemplar el encuentro entre ambos oficiales, Urban percibi la inquietud de Johnson. Asu juicio no pareca inclinado a reprender a otro oficial, le habl a Ormond en trmprendentemente rudos: Tiene que sacar inmediatamente a sus hombres del valle y hacerles erreno alto! Ah donde estn son demasiado vulnerables! No tienen defensa si les atac

    Pens que le iba a dar una azotaina all mismo, deca Urban aos despus.) Johnson supusmond haba entendido lo que le haba dicho y se horroriz al descubrir ms tarde que su coba sido ignorado. Por otra parte, tampoco era solo el tercer batalln el que estaba mal sitspus de que pasara toda la tragedia, muchos de los mandos admitiran que todo el Ogimiento estaba muy expuesto; los soldados haban acampado como si no tuvieran enemigo

    mer.El teniente Hewlett (Reb) Rainer se incorpor al regimiento despus de la batalla de Unsanlas cosas que decidi hacer fue reunir los datos de lo que haba sucedido. Le sorprendi la fque el regimiento haba acampado: Lo primero que hay que sealar es que los batallon

    dan apoyarse unos a otros. No estaban adecuadamente conectados. Lo segundo es que entreda pasar una divisin o dos del ejrcito chino sin que quienes pasaban la noche aercibieran siquiera; y as era precisamente como combata el enemigo: se deslizaba poncos, luego te rodeaba y a continuacin te aplastaba deca Rainer. S que el regimienba recibido noticias del cuartel general sobre los movimientos del ejrcito chino, pero auaba muy al norte, en lo que se podra calificar como "territorio indio"; era evidente que estnto de suceder algo; y no haba forma de explicar por qu acampaban como si estuviertados Unidos jugando a la guerra. Decir que haban acampado de forma descuidada es decico.El sargento Bill Richardson, al mando de un grupo de rifles sin retroceso en la seccin de

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    sadas de la compaa Love, recordaba muy bien aquel 31 de octubre de 1950. Su grupo eostado en el extremo sur de la posicin del tercer batalln, formando parte de una unidadardaba un puente por el que una pequea carretera cruzaba el ro Nammyon. El da antes hibido por fin un envo de lo que la gente de abastecimiento llamaba ropa de invierno: algardos, calcetines nuevos y poco ms. Richardson le haba encargado a uno de sus homtribuir los chaquetones lo mejor que pudiera eludiendo a los sargentos porque no haba suficira todos. Aos despus le enfureca leer que los hombres de su compaa habanprendidos durmiendo en sus sacos de dormir. Si aciago fue el ataque por sorpresa que sufri

    converta en una afrenta al achacarles estar metidos en unos sacos de dormir que ni siqan. Los improvisaban lo mejor que podan envolvindose en sus mantas y ponchos.Aquel da Richardson estaba de guardia en el puente cuando el teniente coronel Johnson se d en su camino de regreso desde el puesto de mando del 3/8 para advertirle con cierta cau

    Mire le dijo, tenemos informes de algunos bloqueos de carreteras en la zona. Creemos qutos del ejrcito norcoreano y puede que suban por el ro hacia usted, dirigindose hacia el nochardson no se amilan por la noticia y le respondi (mis famosas ltimas palabras):ronel, si vienen por la curva del ro sern ellos los que se lleven una sorpresa. Johnson le e estuviera atento, le tendi la mano y le dese buena suerte; Richardson dijo para sus adentr

    r que Johnson iba en el jeep prcticamente desprotegido): Mi coronel, es usted quien neerte.

    Llevaban juntos desde el entrenamiento en Fort Devens, en Massachusetts. Richardson vido en Europa en el ltimo tramo de la segunda guerra mundial, aunque lleg demasiado ra participar en combates y slo haba podido ver la devastacin que haba causado; perea particip en las batallas ms difciles y peligrosas a las que tuvo que hacer frente nuncidad estadounidense. Haba crecido en Filadelfia y sus padres eran comediantes. No fue unudiante y con el tiempo lo enviaron a la escuela local de formacin profesional, que era la fe tena el sistema de decirle que se olvidara del instituto en el improbable caso de que

    biera ocurrido tal posibilidad. Su escolarizacin formal concluy en el noveno grado, se incoejrcito y comprob que la vida militar le gustaba. Lo entrenaron profesionales habilidosoban pasado por lo peor de la segunda guerra mundial y le explicaron los pequeos trucos coiz podra salvar su vida. Durante la primavera de 1950, cuando estaba a punto de cumplircera prrroga de su alistamiento, el ejrcito, en pleno proceso de desmovilizacin tras la segerra mundial, trat de deshacerse de l; pero entonces el Inmin-gun norcoreano invadi el surnoche a la maana los criterios del reenganche cambiaron y los encargados de aplic

    efirieron que permaneciera disponible.As que a finales de junio, en lugar de recibir la licencia, se incorpor al 3/8 en Fort De

    chardson recordaba que inmediatamente despus de la invasin norcoreana, el 26 o el 27 de teniente coronel Johnson haba reunido a todo el batalln en un cine de campaa y en

    omento eran tan pocos que slo haban ocupado las dos o tres primeras filas. All les pasarocula de propaganda de la infantera que conclua con la ceremonia de entrega a algunos soldEstrellas de Plata y de Bronce y Johnson les dijo: Chicos, aqullos de vosotros que todavgis una de sas la obtendris dentro de pocas semanas. A Richardson aquello le pareci

    ageracin en aquel momento.14 Al cabo de unos das comenzaron a llegar soldados de todolicas militares, cocineros, almacenistas y soldados de infantera suficientes para llenar cuale, y de inmediato los enviaron a Corea.Ms tarde, cuando les atacaron las tropas chinas, Richardson crea que Johnson haba trata

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    vertirle de que andaban por la zona y de que en su opinin las posiciones del Octavo de Cabaaban demasiado expuestas, en un momento en el que pronunciar la palabra mgica chinossuboficial poda provocar que se desencadenara el pnico. Richardson estaba convencido d

    Johnson hubiera sido todava el jefe del 3/8 habra reforzado sus posiciones, las habra desplaerreno alto y se habra asegurado de que estuvieran mucho ms concentradas y se pudieran autuamente. A su juicio Ormond podra convertirse algn da en un buen oficial, pero aqul no gar ni el momento para su primer combate.

    El comandante Filmore McAbee, S-3 (o jefe de operaciones) del tercer batalln, estab

    eocupado como Johnson por la forma en que haba acampado el regimiento, pero durante mmpo no tuvo posibilidad de discutirlo con Johnson porque pas los siguientes dos aos y medcampo de prisioneros. McAbee, un experimentado oficial de combate durante la segunda gndial, era jefe de una compaa en la Primera Divisin de Caballera desde que lleg a Coreansiderado un excelente oficial de combate pero en el momento en que atacaron las tropas chinnta frustrado. Tanto Ormond como su oficial ejecutivo, el comandante Vale Moriarty,evos en el mando, y por lo que saba McAbee, su experiencia era principalmente como oficialtado Mayor a nivel de regimiento. Se conocan bien mutuamente y dejaron al margen a McAbcial que haba participado en ms combates. Ms tarde ste deca: Yo me senta preocu

    ro eran ellos quienes mandaban. Haba tratado intilmente de alertar a Ormond sobscuidada posicin del campamento; tampoco le gustaba el excesivo optimismo de los soldo de lo que culpaba a los oficiales: los vea negligentes y altaneros. Se hablaba mucho de ad

    an despus de Corea y todos parecan creer que slo les quedaban dos etapas: llegar al Ygo a casa. Ms tarde, cuando McAbee supo que se haba capturado algunos prisioneros chin

    vertir hasta aquel momento a unidades como la suya, juzg que la decisin del mando de disimeservarse aquella informacin era una de las ms atroces de las que nunca haba odo hablaral abdicacin de la responsabilidad militar. Ms adelante, cuando aprendi mucho ms dticas militares chinas, entendi que las posiciones tan dispersas de su regimiento lo convert

    blanco particularmente tentador.15

    Lo que ninguno de ellos saba, ni siquiera Ormond, era que antes del ataque chino haba tgar en el cuartel general de la divisin un debate en el que el coronel Hal Edson, al mandtavo Regimiento de Caballera, propuso replegar sus tropas. Crea que estaban dema

    puestas y que ya haba suficientes advertencias como para prestarles atencin. El 1 de noviemsde que amaneci, el cielo estaba cubierto por el humo procedente de bosques en llamas. Ed

    os sospecharon que aquellos incendios haban sido provocados por tropas enemigas que quultar sus movimientos dificultando la observacin area estadounidense. El general Hymond Gay, al mando de la Primera Divisin de Caballera, se tomaba ms en serio que alsus superiores los informes sobre los movimientos chinos en la zona y tambin se iba inquiehora en hora. Aquel primer da de noviembre haba establecido el puesto de mando de la divYongsan-dong, al sur de Unsan. Llevaba ya un tiempo preocupado por la forma en que se

    partido su divisin, pues diversos batallones haban sido enviados a otras divisiones en funcicaprichos de la gente al mando del I Cuerpo y sin atender a la integridad de la propia divisigustaba en particular la desproteccin en que haba quedado el Octavo Regimiento, abie

    emigo por todos lados.

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    Su asistente, el teniente William West, lo vea muy irritado por la forma en que se estaba llevguerra de Corea. Gay, jefe de Estado Mayor del Tercer Ejrcito bajo el mando del general Gtton durante la segunda guerra mundial, crea haber aprendido cmo hacer bien las cosascerlas mal, y en Corea se estaban haciendo mal desde el principio. Le enfureca el terrible e

    ejrcito cuando empez la guerra, as como los errores iniciales de MacArthur con respectpacidad del enemigo y su afirmacin de que poda vencer al Inmin-gun, como haba dicho,a mano atada a la espalda. En su opinin los mandos de Tokio sentan demasiado poco respeemigo y al terreno, y muy poca curiosidad por uno u otro.16 En una ocasin le dijo a West de

    dejar el cuartel general de MacArthur: Esta condenada gente no tiene los pies sobre la ve en un condenado mundo de ensueo. Pero lo que ms le enojaba era que los oficiales deento, los militares con experiencia que ms necesitaba como mandos de batalln, siemprestinados a las tareas de Estado Mayor en el cuartel general de MacArthur, as como lo muchba crecido ste en comparacin con los cuarteles generales de la guerra anterior; mascullab1945 el cuartel general del Tercer Ejrcito slo contaba con unos pocos cientos de oficiales

    uparse de miles de soldados, mientras que ahora, en esta guerra, haba miles de hombres artel general de Tokio para ocuparse de unos centenares de soldados sobre el terreno. Habcial cuya tarea principal, al parecer, slo consista en volar peridicamente desde Tokio has

    esto de mando de Gay para saber lo que necesitaba. En determinado momento Gay le dio unoficiales de la segunda guerra mundial asignados en aquel momento a Tokio que deseabandar sus tropas; cuando el oficial de Estado Mayor volvi a aparecer por all, Gay le prende estaban sus potenciales mandos de batalln, a lo que el oficial respondi: El geacArthur dice que son demasiado valiosos como para prescindir de ellos. Dios mo,blos es ms valioso que oficiales probados en combate para dirigir a nuestras tropas?, gy.17Tambin le molestaba todo el parloteo sobre el regreso a casa antes de Navidad y deca: vidad? La de este ao o la del prximo? Es una chchara estpida, con la que lo nico q

    nsigue es que los soldados piensen sobre todo en el regreso a casa y descuiden sus tareas. Amiendo que uno de sus regimientos quedara rodeado, se esforzaba por sacarlo de all y reagrupvisin; pero su superior Frank Milburn, comandante en jefe del I Cuerpo, se resista. Al ejrcgusta utilizar la palabra retirada a menos que se vea obligado a ello; prefiere la expr

    movimiento retrgrado. Milburn no quera realizar un movimiento retrgrado despus demanas de continuos avances, sobre todo teniendo en cuenta la creciente presin procedentartel general de MacArthur para que avanzara hasta el Yalu lo ms rpidamente posible. ba que Gay tema cada vez ms perder al Octavo Regimiento ante un enemigo cuya existgua negando el cuartel general de Tokio. En aquella guerra se haba abierto una grieta

    nsecuencias fatales: por un lado estaban la realidad del campo de batalla y los peligrosrran las tropas, y por otro el mundo de ilusin creado desde Tokio del que emanaban todo tidenes eufricas. Esa grieta separaba a menudo al cuerpo de la divisin; el primero reciba ele llegaba desde Tokio y la segunda perciba la vulnerabilidad de cada regimiento cuandpas quedaban demasiado expuestas. En aquella ocasin Milburn, cuando todava haba tira replegar al Octavo Regimiento, se neg varias veces a dar la orden.Por la tarde del 1 de noviembre Hobart Gay estaba en su puesto de mando con el genegada Charles Palmer, que ejerca el mando de la artillera, cuando un informe por radio n de reconocimiento L-5 capt su atencin: Es lo ms extrao que haya visto nunca

    andes columnas de infantera enemiga se desplazan hacia el sureste por los caminos cerca

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    yongdang-dong y Yonghung-dong. Nuestros proyectiles caen directamente sobre ellas pero sanzando.18 Se trataba de dos minsculas aldeas a menos de diez kilmetros [por aire] de Ulmer orden inmediatamente que entraran en funcionamiento ms unidades de artillera ym nervioso al I Cuerpo, pidiendo de nuevo permiso para retirar todo el Octavo Regimienballera varios kilmetros al sur de Unsan. Su peticin fue de nuevo denegada.As se perdi la ltima posibilidad real de salvar al Octavo Regimiento de Caballe

    pecialmente a su tercer batalln. En cierto modo la inminente batalla estaba perdida desde anpezar. Dos divisiones de lite chinas, con los soldados ms expertos de su ejrcito, estab

    nto de derrotar a un regimiento de lite estadounidense, mal preparado y mal situado, bando de oficiales convencidos de que la guerra de Corea estaba esencialmente acabada.

    FIGURA 2. Primer encuentro con el Ejrcito de Voluntarios del Pueblo Chino (EVPCh), nov1950.

    Unidades del Quinto Regimiento de Caballera mandado por Johnson, que se desplazabannsan en misin de apoyo, se encontraron de pronto con un importante bloqueo chino. No sdran ayudar al Octavo Regimiento sino que no estaba claro si podran salir ellas mismas d

    ser destruidas. Como seal Roy Appleman, un historiador extremadamente meticuloso erra de Corea, al anochecer del 1 de noviembre el Octavo Regimiento estaba rodeado poos por fuerzas chinas.19 Slo por el este, si el 15. Regimiento del ejrcito surcoreanntena en su lugar, poda contar con cierta proteccin.

    El teniente Ben Boyd era ahora el nuevo jefe de seccin de la compaa Baker del primer baOctavo Regimiento de Caballera. Ese primer batalln, que con su unidad aneja de tanq

    illera constitua en realidad un grupo de combate, era el ms expuesto de los tres del regimiehallaba situado a unos cuatrocientos metros al norte de Unsan. El jefe del batalln, JackMhaba sido su oficial tctico en West Point y Boyd lo consideraba digno de confianza. Por l

    ba Boyd, su batalln estaba all solo: haba sido el primero de los tres batallones del regim

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    salir de Pyongyang y no tena ni idea de si los otros dos le seguan o no. Aquella primera mediatamente despus de llegar, ajustaron sus morteros disparando sobre algunos blancos cerchubo incluso breves intercambios de fuego con el enemigo, pero no fueron muy intensos y ban supuesto que se trataba de norcoreanos rezagados. Aquella noche, no obstante, Boyd rea llamada del jefe de su compaa, al que acababan de informar en el puesto de mandalln, que le dijo: Hay veinte mil lavanderas en el rea.20 Boyd saba que con aquello q

    cir que haba veinte mil soldados chinos en los alrededores.Era ya noche cerrada cuando oyeron en las proximidades una extraa msica, como de

    ticas. Algunos oficiales pensaron por un momento que llegaba en su ayuda una brigada britro no se trataba de gaitas sino quiz de cornetas y flautas, con un sonido mucho ms estremee recordaran toda su vida y que en ocasiones sucesivas reconoceran como aviso de que las tnas estaban a punto de entrar en combate; de aquel modo les llegaban las instrucciones dndos y transmitan sus avances al tiempo que atemorizaban al enemigo. Boyd crea haber apoonablemente a sus hombres, aunque no llegaban siquiera a completar una seccin. Casi la mitos eran SCA, esto es, soldados coreanos agregados al ejrcito estadounidense, con muy erenamiento y que los oficiales juzgaban de poca confianza si se produca un serio combat

    ncin consista, ms que nada, en hacer parecer mayores de lo que en realidad eran las fuerz

    ciones Unidas. Aquel experimento no le gustaba a nadie, ni a los jefes de compaa, ni dados estadounidenses que combatan junto a los surcoreanos sin poder comunicarse con ellstos mismos, que daban seales de preferir estar en cualquier otro lugar.Hacia las diez y media de la noche atacaron las tropas chinas. A Boyd le pareci sorprendepidez con que podan venirse abajo las lneas de defensa estadounidenses, tan mal situadas biles que los soldados chinos parecan atravesarlas a la carrera como en una compeportiva, comentaran ms tarde sus hombres. El puesto del mando del batalln, que poco reca bien organizado, se desintegr rpidamente. Algunos supervivientes de distintas secctaron de improvisar un segundo permetro defensivo, pero se vieron pronto superados. H

    ridos por todas partes. Millikin trataba de hacer frente al creciente caos lo mejor que poda, pyd, e intent organizar un convoy con una decena de camiones de tonelada y media carganos tantos heridos como era posible. Boyd corri hasta el capitn Emil Kapaun, capellrcito que atenda en aquel momento a varios heridos, y le propuso subir a uno de los camiro l se neg. Deseaba permanecer junto a los heridos incapaces de salir de all por s solos. e tendran que rendirse, pero quera ofrecerles al menos cierto auxilio.El batalln contaba con dos tanques y cuando el convoy se puso por fin en marcha Millikinrdo del que iba en cabeza y Boyd iba subido al otro, que cuidaba la retaguardia. Alrededor dmetros al sur de Unsan la carretera se bifurcaba en dos ramas, una hacia el sureste y la otra

    suroeste, bordeando la posicin del tercer batalln y sobre el puente que guardabanchardson y su seccin de armas pesadas. Millikin se dirigi ciegamente hacia el sureste y aqcisin result fatal.El ejrcito chino haba apostado una fuerza formidable a ambos lados de la carretera, esperae llegaran. En aquellos momentos y bajo un ataque enemigo tan intenso era difcil medtancias o el tiempo, pero Boyd estimaba que el convoy slo haba avanzado quinienscientos metros por la carretera cuando los soldados chinos comenzaron a disparar. Su capafuego era abrumadora y el convoy, con tantos heridos, casi no tena posibilidad de respondeconfusin todos los vehculos haban apagado sus faros el conductor del tanque de Borroriz y comenz a hacer girar salvajemente su torreta. Los soldados que iban sobre el ta

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    yeron al suelo y Boyd se agazap en la cuneta buscando cobijo. Ms tarde reflexionaba queba sobrevivido por la gracia de Dios.Poda or cmo se aproximaban los soldados chinos. Su nica posibilidad era fingir que e

    uerto. Le golpearon con las culatas de sus fusiles y le dieron patadas, pero afortunadamente ninple su bayoneta. Finalmente le registraron los bolsillos, le quitaron el reloj y su anillo de bdejaron all abandonado. Esper lo que le pareci una eternidad, horas, y luego comtamente a arrastrarse, totalmente desorientado; entre otras heridas haba sufrido una conmoda or fuego de artillera a cierta distancia, y suponiendo que eran caones estadounidens

    igi hacia all. Vade un ro, probablemente el Nammyon, sintiendo entonces un dolor terriba pierna en la que comprob que tena una gran quemadura, probablemente causada por el fnco que lanzaban las tropas chinas.Se fue desplazando cautelosamente por la noche, ocultndose lo mejor que poda de da, dus de una semana, quiz diez das, con un dolor constante y un hambre atroz, tratando de llegar lneas estadounidenses. Le ayud un granjero coreano que le dio algo de comida y le indicnos hacia dnde deba dirigirse. Estaba convencido de que no lo habra conseguido sin su arededor del 15 de noviembre, tras casi dos semanas, lleg por fin a una unidad estadounidensviaron inmediatamente a un hospital y luego a otro, ya que sus quemaduras eran realmente gr

    ra l, uno de los pocos afortunados, la guerra de Corea haba terminado. No tena ni idntos de su seccin haban muerto, slo saba que haban matado al jefe de su compaa. Nlvi a ver a ninguno de ellos.

    Justo antes de que atacaran las tropas chinas, el sargento Bill Richardson de la compaagua vigilando el puente de hormign, a unos treinta metros sobre lo que supona que era uro que en aquel momento slo era un cauce seco, al sur de las lneas defensivas del O

    gimiento en lo que tcnicamente era su posicin ms meridional. El puesto de mando del baaba a unos quinientos metros al norte y el resto de la compaa Love a unos trescientos cinctros al oeste. Cuando comenz a or ruidos desde un cerro al sur de su posicin, Richards

    egunt a su amigo Jim Walsh, el nico hombre con experiencia del pelotn: Oyes lo que yoendo?. Saba que all estaba pasando algo pero no poda prescindir ni siquiera de los cuaco hombres necesarios para un reconocimiento. Llam al puesto de mando de la compaa

    dir ayuda; tuvo que hacer tres intentos antes de que cogieran el telfono y se puso furioso: dan ser tan negligentes? Desde el puesto de mando de la compaa llamaron al del batalsde all enviaron finalmente a un soldado de su seccin de inteligencia y reconocimiento.

    nquilamente por la carretera, sin ninguna prisa. Richardson le explic de qu se tratabadado desapareci; regres poco despus con un grupo de cuatro hombres que treparon pina haciendo tanto ruido, segn Richardson, como toda una divisin.

    Cuando regres la patrulla de reconocimiento tan ruidosamente como antes, el soldado qiga dijo: Ah no hay nadie; pero uno de sus hombres haba encontrado una herramientacer trincheras y un par de guantes acolchados muy diferentes de todos los que Richardson to hasta entonces, y lo ms importante era que estaban secos, lo que significaba, teniendenta la escarcha y la niebla, que los haban abandonado all recientemente. Bueno adalmente el soldado, hay algunas trincheras, pero obviamente llevan ah mucho tiem

    chardson guard silencio lleno de enojo. Se supona que el hallazgo de aquellos guantes seco

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    o que cualquiera poda entender de inmediato aunque no perteneciera al S-2 (grupeligencia) de un batalln. Richardson insisti en que le llevara los guantes y la herramientae y le dijera que poda estar a punto de suceder algo, pero el otro, obviamente molespondi: Mire, si no le gusta nuestra forma de hacer las cosas, mueva usted mismo su culo .Richardson se senta ms nervioso cada minuto que transcurra. Pasadas las diez de la ibi una llamada para que enviara algunos hombres al batalln para una patrullonocimiento, disminuyendo an ms sus fuerzas. Slo contaba con quince hombres y cin

    os eran SCA, ninguno de los cuales hablaba ingls. Decidi quedarse con ellos y envi a Wmejor hombre, con otros tres estadounidenses. Cuando llegaron al batalln, como supo ms chardson, slo les dijeron que cavaran unos cobijos y descansaran un rato. En su sectoraba todava tranquilo, pero tanto el primer como el segundo batalln estaban ya cercados.Poco despus, alrededor de las dos y media de la madrugada del 2 de noviembre, todo saltaires. Las tropas chinas atacaron tambin al tercer batalln del Octavo Regimiento de Caba

    os despus Richardson ley que se haban deslizado hasta la zona vistiendo uniformes del ejcoreano, pero no lo crey; no tenan ninguna necesidad de disfrazarse. Llegaban continuam

    sde el este, que estaba totalmente abierto. El puesto de mando del batalln, que poco antes e

    ntro de actividad militar estadounidense, a los pocos minutos haba sido totalmente tomaaba lleno de soldados chinos. Al mismo tiempo, a unos trescientos cincuenta metros a la izquRichardson, las tropas chinas atacaron la posicin de la compaa Love y la ocuparon, con l

    ora podan disparar con cuatro de sus ametralladoras hacia la posicin de Richardslverizarla.

    FIGURA 3. La batalla de Unsan, 1-2 de noviembre de 1950.

    Al sur el teniente Robert Kies, jefe de una seccin de la compaa Love del tercer batalln, qevo en la unidad, y el sargento Herbert Miller, el amigo de Richardson al que un viejo graba advertido de la presencia de tropas chinas el mismo da que lleg a Unsan, intenplegarse desde la cota 904, a dos o tres cerros al sureste de la posicin de Richardson. Este anoca a Kies en la divisin los jefes de seccin cambiaban muy pronto, cuando lleg c

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    encin de utilizar el telfono de Richardson para tratar de saber qu estaba sucediendo. Debtico estado de sus comunicaciones, l y sus hombres haban quedado totalmente aisladofono de Richardson no funcionaba y Kies dedujo que los soldados chinos haban cortadbles. Decidi llevar a sus hombres hasta el puesto de mando del batalln. Miller estrech la Richardson y le dese buena suerte (mucho despus contaba: No lo volv a ver hasta cincu

    s aos despus, en una reunin de veteranos de la divisin). En aquel momento Richardsda comunicarse ni siquiera con su propia compaa. Haba ordenado a uno de sus hombreorriera los trescientos cincuenta metros que los separaban del puesto de mando, pero lo h

    rido y no haba podido llegar hasta all. Se haba arrastrado de nuevo hasta donde echardson, excusndose repetidamente a medida que se aproximaba: Lo siento, lo siento, dido hacerlo. Cuando Richardson lleg hasta l y abri su chaquetn, estaba totalpapado de sangre; aquel soldado, del que no poda ni siquiera recordar el nombre, muri e

    azos.El puente que les haban encargado guardar estaba ahora abierto para las tropas chinas. Richam a dos o tres de los hombres que le quedaban y se dirigi hacia el norte, en direccin al pmando del batalln. Estaba en una zanja junto a la carretera cuando llegaron en direccin cons soldados de los que haba enviado poco antes con Walsh. Uno de ellos dijo: Los dems

    dos muertos! Walsh est muerto!. Por suerte para l, aadi el soldado, se haba apartanar cuando llegaron los soldados chinos y dispararon a los dems mientras le esperaban; s

    mbin lo habran matado a l. Pocos das antes Richardson haba llegado a Pyongyang con Wamigo ms antiguo en la unidad, y se haban felicitado mutuamente por haber llegado hastaora Walsh haba muerto y el regimiento estaba siendo destrozado.

    Para el comandante Filmore McAbee, S-3 del tercer batalln, lo peor era el caos y la con

    nante. No tenan ni idea de quin les haba atacado ni de la envergadura de sus fuerzas. spus deca: Eran diez mil, tan slo un centenar o un millar? Eran chinos o coreanos?.ba otros dos interrogantes urgentes: Quin estaba al mando de las fuerzas estadounidenles eran sus rdenes? Ormond, el comandante en jefe del batalln, haba tratado de llegar haeblo ms prximo para comprobar el estado de sus lneas defensivas, haba sido gravemrido y estaba agonizando o muerto. McAbee no volvi a verlo nunca. Vale Moriarty, el ocutivo, haba salido de reconocimiento y tampoco haba regresado. Aos despus McAbee sojado por su desaparicin, ya que en su opinin deba haber permanecido all para manrupado el batalln.

    McAbee se dirigi hacia el sur tratando de saber qu estaba pasando. En el camino fue atacads soldados chinos; inmediatamente supo que lo eran por sus chaquetas y las orejeras de sus grecan tan asombrados del encuentro como l mismo. Alzaron sus fusiles y le apuntaromunicacin era imposible, as que seal hacia la carretera y sorprendentemente se encaminaquella direccin sin dispararle. Pero a partir de aquel momento comenz a abandonarle la se herido dos veces, al parecer por soldados chinos apostados a cierta distancia de la carreque nunca vio. La primera bala le roz la cabeza y luego otra le hiri en la parte alta

    palda y crey que todo haba acabado para l; sangraba mucho por la herida de la cabezanta ms dbil a cada minuto que pasaba. Saba que el fro, terrible, era en aquel momento su

    emigo, y estaba convencido de que iba a morir all cuando un soldado estadounidense lo encon

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    gui de nuevo al puesto de mando del batalln.

    El teniente Kies, que haba quedado aislado desde que dej a Richardson en el puente, dirigcin hasta el puesto de mando del batalln cuando las tropas chinas comenzaron a disparar cos con ametralladoras y morteros. Se agazaparon en una zanja que corra junto a la carreteraedaron all atrapados entre las fuerzas chinas y las estadounidenses perdiendo muchos hombrgento Luther Wise, uno de los jefes de pelotn, le dijo: Teniente, creo que estamos rodeadnos por todas partes!. Justo en aquel momento les alcanz una bomba de mortero que mse e hiri a Kies. Este comprob que no poda levantar un brazo, pero sigui dirigiendo ledaba de su seccin hasta el puesto de mando del batalln. En aquel caos casi tropez ccial chino, pero lo vio primero y rpidamente hizo retroceder a sus hombres; finalmente llenuevo puesto de mando, que de hecho no era ms que el puesto sanitario del batallnetralladora china cubra todo el trayecto que les quedaba hasta all, pero Kies se percat de qcargado disparaba de forma muy regular pausa y rfaga, pausa y rfaga, con casi exactamesmo nmero de disparos cada vez y sinti como si hubiera descifrado un cdigo. Tam

    nsider que gozaban de cierta proteccin frente a la ametralladora china porque los cuontonados limitaban el campo de visin de su encargado. Calcul el tiempo que pasaba entres rfagas y movi a sus hombres en pequeos grupos durante las pausas. Cuando llegaron al pnitario slo eran doce de los veintiocho miembros originales de la seccin; si desde el prin

    numricamente dbil debido a la escasez de reemplazos, ahora pareca slo un pelotn.t de ayudar al doctor Clarence Anderson, el cirujano del batalln, cuando una granada e

    nto a sus pies y lo hiri de nuevo; ahora tena cuatro fracturas en una pierna y algunas heridasa. Inmediatamente despus cay una bomba de mortero y mat a cinco de los hombres

    ccin de Kies que todava podan combatir. Estaba absolutamente seguro de que pocos de

    n a salir vivos de all, y menos l, que no poda mover ninguna de las dos piernas.El puesto de mando del batalln era un desastre. Hombres heridos, completamente aturdidos pe haba sucedido, se movan desordenadamente en distintas direcciones. Cuando Bill Richansigui llegar hasta all le sorprendi aquel caos terrible en el que los soldados estadounidmezclaban con los chinos y stos parecan incapaces de entender su victoria, como si hubiers all de sus expectativas. Ahora, despus de tomar el puesto de mando del batalln, era comsupieran qu hacer a continuacin. En aquel momento se poda uno encontrar con un soldado nte al puesto de mando y sin hacer nada. Un oficial mdico le dijo a Richardson que hablecido un pequeo reducto a poca distancia en el que protegan a unos cuarenta heridos. Vi

    doctor Anderson y al padre Kapaun, pero no estaba nada claro quin estaba al mando. OrmacAbee estaban gravemente heridos y nadie saba dnde estaba Moriarty. Richardson pens qcesitaba a alguien nuevo al mando y decidi regresar a la compaa Love a ver si poda tra algn otro oficial.Rehizo, pues, sus pasos gritando su nombre para que no le dispararan sus propios hom

    contr al teniente Paul Bromser, que mandaba la compaa Love, gravemente herido, peiente Frederick Giroux, oficial ejecutivo de la compaa, aunque herido, todava estaba eroux le dijo que el asalto chino haba sido horroroso, los haban barrido y slo quedaban conos veinticinco de los ciento ochenta soldados de la compaa. A continuacin le pregunt: P

    ed sacarnos de aqu?. Richardson respondi: S, pero no cruzando el puente. Tendra

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    lver zigzagueando de un lado a otro. Por el camino vieron a dos soldados chinos con bolsanadas y Richardson le dispar a uno de ellos. El otro le tir una granada y luegoetralladora china comenz a disparar, aterrorizando a algunos de sus hombres. Cuand

    roximaban al reducto improvisado del batalln, vieron dos tanques estadounidenses ytintivamente algunos de ellos treparon encima; Richardson pens que los soladounidenses se pegaban a los vehculos como si stos pudieran salvarlos. Estaba seguro dsoldados chinos optaran por seguir a los tanques, as que Giroux y l convencieron a la maque se bajaran.

    El reducto que haban improvisado, colindante con el antiguo puesto de mando del batalln,ededor de doscientos metros de dimetro. Cavaron rpidamente en la blanda arcilla que ba dejado a su paso, mientras los tres tanques que todava haba dentro les concedan algo mpacidad de fuego e intermitentes enlaces por radio con las dems unidades (ya slo funcion

    radios de los tanques). Siguieron recibiendo disparos durante el resto de la noche,lagrosamente los soldados chinos, que parecan disponer de la posibilidad de aplastarlalquier momento, no volvieron a emprender ningn asalto. Richardson pens que probablemaban tan confusos como ellos mismos aquella primera noche pero que aquella confusin no dusta el da siguiente. Cuando amaneci los soldados estadounidenses se relajaron ligeram

    ban conseguido sobrevivir al primer ataque. En aquella guerra el enemigo raramente atrante el da, y aunque aqulla era su primera batalla contra las tropas chinas suponanuaran de forma muy parecida a las norcoreanas. An quedaba, pues, algn rayo de esperanzalos ltimos mensajes que haban recibido por radio era que se diriga hacia ellos una colum

    uda. En determinado momento el capelln Kapaun, recordado por su notable valennerosidad (y que recibira como recompensa por su herosmo la Cruz de Servicios Distingupregunt a Richardson cmo le iba y si saba qu da era. Richardson le respondi que no tea.Ayer fue el Da de Todos los Santos, y hoy se conmemora a los Fieles Difuntos, le ex

    paun. Pues bien, padre, fieles o infieles parece que pronto tambin nosotros seremos difune su respuesta. Ms nos valdra confiar en Dios y si tenemos que morir hacerlo como fiplic el capelln.

    El primer teniente Phil Peterson, el que haba compartido aquella botella de espumoso ruso cigo Walt Mayo en Pyongyang, era observador avanzado de la batera C del 99. Batalltillera de Campaa, integrada en el tercer batalln del Octavo Regimiento de la Primera Di

    Caballera, y lo haban destinado a la compaa King acampada junto al puesto de mandalln. Cincuenta aos despus crea que poda reproducir casi palabra por palabra la expliclos mandos del batalln, pocas horas antes del ataque enemigo, en relacin con los inform

    e haba tropas chinas en el rea: Se supone que esos chinos estn aqu para protegeneradores elctricos norcoreanos [un poco ms arriba del Yalu] y no hay que disparar contramenos que ellos lo hagan primero. Ningn observador avanzado debe disparar contrtalaciones elctricas.

    Hasta que atacaron las tropas chinas no entendi Peterson el cinismo del alto mando con respriesgos que corran. Muchos aos despus deca amargamente: Lo que nos contaron era

    ntira. Hacia las nueve de la noche, poco antes de comenzar el ataque chino, los hombres d

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    los puestos avanzados de la compaa King trajeron un prisionero que vesta una inslita chaateada. Los soldados surcoreanos agregados a la compaa King no le entendan. Peterson envencido de que haban hecho prisionero a un soldado chino. Recibieron la orden de bajar sicin en lo alto de un cerro y acercarse al puesto de mando del batalln; era una maniobra cor la noche y la compaa estaba dividida en pelotones de una docena de hombres. Entmenzaron a disparar las tropas chinas. El grupo de Peterson qued atrapado en una zanja juntoozal, recibiendo fuego de ametralladora desde ambos lados de la zanja. Se agazap junto

    ven sargento que haba sido herido en una nalga y que pareca casi contento por ello. Le d

    terson (con cierto humor negro, porque ninguno de ellos esperaba salir de all vivo): iente, he conseguido mi herida de un milln de dlares!. As llamaban a las heridas qurantizaban la licencia y el regreso a casa, pero en aquel momento nada pareca ms lejos.Mientras Peterson permaneca atrapado en aquella zanja, otros miembros de la compaa trasacar de all los seis obuses de 105 mm de la batera. La posibilidad de evitar que aquellas partillera cayeran en manos del enemigo se estaba desvaneciendo rpidamente. Cuando decid

    capar de all y reagrupar su pequeo convoy (alrededor de diecisis vehculos: camionensportaban los obuses y jeeps con algunos hombres y algo de comida) era ya demasiado tarde ellos lo supieran las tropas chinas haban cortado ya la carretera hacia el sur y les esperab

    bos lados. Muchos de ellos iban armados con subfusiles Thompson un arma que ya no empenas el ejrcito estadounidense y que el chino haba capturado o comprado por miles emigos del Guomindang durante la guerra civil recientemente concluida; para ellos era unuy valiosa en aquel momento.El fuego sobre la carretera bloqueada iba disminuyendo. El teniente Hank Pedicone, uno djores oficiales de la unidad, que haba ganado la Estrella de Plata en la segunda guerra mu

    e uno de los pocos que sobrevivieron a aquella emboscada. Ms tarde le cont a Peterson qban tenido ninguna posibilidad de escapar y que era terrible ver cmo toda la compaa endo destruida. Horas antes Pedicone les haba pedido a sus superiores que comenzar

    pliegue, pero le haban dicho que tenan que esperar rdenes.Pedicone les haba respondido: No podemos recibir ninguna orden porque las comunicacn cortadas. Tenemos que actuar por nuestra cuenta.24 Algunos soldados y el capitn Jacke de la batera, que iba a la cabeza en un jeep, consiguieron salir de all porque los soldnos los dejaron pasar sin disparar sobre ellos, probablemente esperando volcar un camin de transportaban los obuses, no slo porque era una presa mayor sino porque as podan bloquretera; pero de los ciento ochenta hombres que componan la compaa sobrevivieron muy p

    qul fue el ltimo convoy que trat de abandonar el rea de Unsan. Entretanto Peterson y su haban retirado lentamente hacia el puesto de mando del batalln, esperando a que se hicie

    . Al amanecer se arrastraron hasta una pequea explanada a unos doscientos metros del puesndo del batalln y desde all se fueron introduciendo en pequeos grupos en el reducto.

    Durante la noche del 1 al 2 de noviembre Papi Miller, su amigo Richard Hettinger y su seaban a menos de dos kilmetros del puesto de mando del batalln cuando recibieron una llaindoles que regresaran. El batalln y todo el regimiento haban recibido la orden de retroc

    ro para ellos llegaba un poco tarde. Acababan de pasar por un puesto avanzado cerca de un p

    ando oyeron los primeros disparos de armas automticas y a continuacin los rodearon las t

  • 8/12/2019 Halberstam David - La Guerra Olvidada - Critica

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    emigas, as que Miller llev a toda prisa a la seccin bajo el puente y cruzaron el ro, que en omento no era ms que un cauce seco. Las bengalas iluminaban toda la zona. La mayora dmbres estaban ya al otro lado cuando un fragmento de metralla alcanz a Miller en una manode recordaba lo confuso que era todo, con chinos por todas partes que parecan tenerlos rode

    permitirles retroceder en ninguna direccin. Un momento antes tena la sensacin de qupas enemigas estaban muy cerca y de repente estaban justo encima de l y de sus hombres. ban visto una zanja junto a la carretera y se refugiaron en ella. Miller recordaba que casi n novatos, soldados de reemplazo recin llegados, y que ninguno de ellos haba visto en to

    da un combate como aqul. Creyeron que en la zanja estaban a salvo y no lo estaban. En ngar iban a estar a salvo, ni siquiera en terreno alto ni en el puesto de mando del batalln,ller saba que el lugar menos seguro de todos era aquella zanja en la que ahora se amontonededor de treinta y cinco hombres, algunos de ellos de su seccin y otros de otras seccionee le grit a su amigo Hettinger: "Het, salgamos de aqu antes de que nos maten!", y obligaronms a salir de all. Eran alrededor de las tres de la madrugada del 2 de noviembre. Miller esnto de salir de la zanja cuando una granada china le destroz una pierna, desgarrndole el mumpindole los huesos del pie. No poda moverse, as que permaneci all esperando al amanenvencido de que iba a morir.

    Saba que nadie lo iba a sacar de all y que lo nico que poda hacer era arrastrarse hasta el pnitario del batalln, que seguramente estaba cerca aunque quiz lo hubieran tomado ya las tnas. Haca tanto fro que el aliento se le condensaba y temi que los soldados chinos, al recuerpos como era seguro que lo haran, descubrieran as que estaba vivo. Trat de ocultarsecuerpos ms cercanos. Alrededor de las dos de la tarde del 2 de noviembre lo encontraron

    seis soldados chinos que andaban por el campo de batalla comprobando metdicamenterpos, tanto chinos como estadounidenses. Uno de ellos le apunt con su fusil a la cabeza. Pe todo haba acabado para l pero el padre Kapaun corri hacia all, empuj a un lado al sono y le salv la vida. Miller crey que los iban a matar a ambos, pero la accin del cap

    reca haber impresionado al soldado chino y los dej en paz. Kapaun, ignorndolo, levaller y se lo carg a la espalda; los haban hecho prisioneros pero no iba a dejar que M

    uriera all.

    El ataque chino haba cogido totalmente desprevenidos a los soldados del primer batalltavo Regimiento. De hecho ya haban combatido contra tropas chinas en una breve escaramu

    ber que lo eran.25 Para Ray Davis, cabo de diecinueve aos en la compaa Dog del p

    alln, una compaa de armas pesadas, haba sido un tiroteo por azar, de los que tenan lugz en cuando. Haban llegado a Unsan el 31 de octubre y formaban parte de un grupo del tamaa compaa que atravesaba un arrozal cuando comenzaron a dispararles desde algn cerro cervis recordaba que caminaban despreocupadamente cuando comenz el fuego; la mayora desiquiera llevaba puesto el casco. En aquel momento ambos bandos haban retrocedido; el al se produjo da y medio despus.

    Davis formaba parte del equipo de una ametralladora pesada, apostado en un punto relativamo, en un monte al sur de la carretera que corra en direccin este-oeste. Era una carretera estpor la que slo poda pasar un carro de bueyes en la que se atestaban en aquel momen

    hculos del Octavo Regimiento de Caballera. Las tropas estadounidenses se desplazaban sie

  • 8/12/2019 Halberstam David - La Guerra Olvidada - Critica

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    r carretera y por eso resultaban muy vulnerables frente a aquel nuevo enemigo. Los chinos, pntrario, lo hacan a pie y les resultaba siempre ms fcil subir a terreno alto y disparar desdntra los estadounidenses, fatalmente sujetos por sus vehculos al fondo de los valles.Poco despus de medianoche se produjo el aplastante ataque chino. Durante casi cuatro vis haba participado en batallas en las que el enemigo siempre gozaba de superioridad numen las que el mayor problema para su pelotn, como en general para los encargados detralladoras, era que stas solan estropearse debido a la intensidad del fuego. Davis lo saban; haba pasado de ser uno de los porteadores de la municin cuando lleg al pas, a segu

    go primer ametrallador, y ya haba utilizado tres o cuatro ametralladoras distintas. Su capafuego siempre resultaba escasa debido al gran nmero de enemigos atacantes. Las armas bla infantera con las que haban comenzado el fusil M-1, la carabina y hasta las ametrallano haban sido diseadas para el nivel de fuerzas a las que tenan que hacer frente. El te

    ronel Bob Kane, jefe de su batalln, le dijo en una ocasin a Davis que en aquella guerra, ander irte a casa, tenas que matar a un centenar de enemigos. Lo que nunca le explic era das demostrar que habas completado el centenar.Davis nunca haba visto nada semejante. Cuando lanzaban bengalas vea tantos soldados enee le recordaban los campos de trigo cerca de la granja donde haba crecido, en el estado de N

    rk. Era una visin aterradora, miles y miles de soldados que, le pareca, se dirigan todos ntra l. Si matabas a uno, otro lo reemplazaba; si tumbabas un centenar lo sustitua otro centene pareca poner un fin amargo a la broma de Kane. Davis divis hombres a caballo que parigir a los dems; cuando hacan sonar unas cornetas los soldados enemigos modificabeccin de su ataque.Davis saba que el puado de hombres a su alrededor dispona slo de una pequea cantiduniciones y que por lo tanto les quedaba poco tiempo de vida. Disparaban una y otra vez, a meuemarropa, y Davis pens que en una hora o dos como mucho se habran quedado sin munic

    que las ametralladoras, sobrecalentadas, habran dejado de funcionar. Alrededor de las dos

    drugada fue por l el sargento de su seccin. Davis destruy su ametralladora con su anada de termita y ambos consiguieron retroceder hasta un punto donde sus morteros,paraban a discrecin contra los chinos, les ofrecan alguna proteccin. Lo primero era agu

    da la noche. Luego, cuando amaneci, trataron de reagruparse, algo sorprendidos de seguir vtaban