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  • 8/10/2019 Gua Anuncios Kn 1 Al 3

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    ..........Introduccin..........

    El Kerigma es la gestacin de la renovacin de la fe. Koinonaes un itinerario de iniciacin en la fe y nos seala la siguientedinmica:

    -Discpulos misioneros de Jesucristo

    -Que se alimentan de los medios de crecimiento (Palabra,

    oracin, la cruz de cada da, la vida sacramental)-La Eucarista, el culmen de la vida sacramental, de la cual

    nace la comunidad.

    -La parroquia, comunidad de comunidades, donde hacemosun itinerario de fe en una pequea comunidad, con uncompromiso apostlico, de oracin, de integracin en losministerios y de diezmo.

    Al final del retiro se renovar el Sacramento de la Eucaristacon el compromiso de celebrarla activa, fervorosa yconscientemente. Como expresin de haber renovado elSacramento de la Eucarista, se realiza el compromiso de viviren pequea comunidad.

    El proceso que iniciamos con el KERIGMA nos llev hacia laconversin, y culmin con el retiro de evangelizacinfundamental, donde pudimos acercarnos a la Confesin yrenovamos nuestro Bautismo y Confirmacin. Continuamosavanzando, para crecer y permanecer en esta nueva vida queasumimos. Aprovechamos los medios que nos ofrece laIglesia para aprender y vivir la unin con Dios y la unin entrenosotros, es lo que podemos llamar permanecer yperseverar en la KOINONA. Esta debe coronarse con unsegundo RETIRO centrado en la Eucarista, dado que ella es lacima y la fuente de toda la vida cristiana.En el retiro de KOINONA nos disponemos a fortalecer laexperiencia de las metas de esta etapa, que son para toda lavida:

    -Ser santos como Dios es Santo

    -Ser hermanos en Jesucristo

    -Ser discpulos del nico Maestro Jesucristo el Seor

    -Ser apstoles en la construccin del Reino de Dios

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    libera de los opresores (cf. Ex 3, 7-10), que perdonaincansablemente (cf. Ex 34, 6; Eclo 2, 11) y que restituye lasalvacin perdida cuando el pueblo, envuelto en las redes dela muerte (Sal 116, 3), se dirige a l suplicante (cf. Is 38, 16).Deeste Dios que es su Padre Jess afirmar que no es unDios de muertos, sino de vivos (Mc 12, 27).

    Novedad del llamado que hace Jess

    En la antigedad, los maestros invitaban a sus discpulos avincularse con algo trascendente, y los maestros de la Ley lesproponan la adhesin a la Ley de Moiss. Jess invita aencontrarnos con l y a que nos vinculemos estrechamente al, porque es la fuente de la vida (cf. Jn 15, 5-15) y slo l tiene

    palabras de vida eterna (Jn 6, 68). En la convivencia cotidianacon Jess y en la confrontacin con los seguidores de otrosmaestros, los discpulos pronto descubren dos cosas del todooriginales en la relacin con Jess. Por una parte, no fueronellos los que escogieron a su maestro fue Cristo quien loseligi. De otra parte, ellos no fueron convocados para algo(purificarse, aprender la Ley), sino para Alguien, elegidospara vincularse ntimamente a su Persona (cf. Mc 1, 17; 2, 14).Jess los eligi para que estuvieran con l y enviarlos apredicar (Mc 3, 14), para que lo siguieran con la finalidad deser de l y formar parte de los suyos y participar de sumisin. El discpulo experimenta que la vinculacin ntima conJess en el grupo de los suyos es participacin de la Vida salidade las entraas del Padre, es formarse para asumir su mismoestilo de vida y sus mismas motivaciones (cf. Lc 6, 40b), corrersu mismas suerte y hacerse cargo de su misin de hacernuevas todas las cosas.

    1. Catequesis:Discpulos misioneros

    de Jesucristo

    ILUMINACIN BBLICA

    Subi a la montaa, fue llamando a los que l quiso y sefueron con l. Nombr a doce (a quienes llam apstoles)para que convivieran con l y para enviarlos a predicar.(Mc 3,13-14)

    CATEQUESIS

    Introduccin

    Discpulos misioneros de Jesucristo es el distintivo de losevangelizados. El Seor nos ha llamado, el Seor nos prepara,el Seor nos enva. Tomar conciencia de nuestra identidad,renovar nuestro seguimiento al Seor y disponernos paracontinuar siendo enviados por l.

    El Padre nos llama al seguimiento de Jesucristo

    Dios Padre sale de s, por as decirlo, para llamarnos aparticipar de su vida y de su gloria. Mediante Israel, puebloque hace suyo,Dios nos revela su proyecto de vida. Cada vezque Israel busc y necesit a su Dios, sobre todo en lasdesgracias nacionales, tuvo una singular experiencia decomunin con l, quien lo haca partcipe de su verdad, su viday su santidad. Por ello, no demor en testimoniar que su Dios

    a diferencia de los dolos es el Diosvivo (Dt 5, 26) que lo

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    Jess llama a vivir en comunin con l

    Jess, al inicio de su ministerio, elige a los doce para vivir encomunin con l (cf. Mc 3, 14). Para favorecer la comunin yevaluar la misin, Jess les pide: Vengan ustedes solos a unlugar deshabitado, para descansar un poco (Mc 6, 31-32). En

    otras oportunidades, se encontrar con ellos para explicarlesel misterio del Reino (cf. Mc 4, 11.33-34). De la misma manerase comporta con el grupo de los setenta y dos discpulos (cf. Lc10, 17-20). Al parecer, el encuentro a solas indica que Jessquiere hablarles al corazn (cf. Os 2, 14). Hoy, tambin elencuentro de los discpulos con Jess en la intimidad esindispensable para alimentar la vida comunitaria y la actividadmisionera.

    Con la parbola de la Vid y los Sarmientos (cf. Jn 15, 1-8), Jess

    revela el tipo de vinculacin que l ofrece y que espera de lossuyos. No quiere una vinculacin como siervos (cf. Jn 8, 33-36), porque el siervo no conoce lo que hace su seor (Jn 15,15). El siervo no tiene entrada a la casa de su amo, menos a suvida. Jess quiere que su discpulo se vincule a l comoamigo y como hermano. El amigo ingresa a su Vida,hacindola propia. El amigo escucha a Jess, conoce al Padre yhace fluir su Vida (Jesucristo) en la propia existencia (cf. Jn 15,14), marcando la relacin con todos (cf. Jn 15, 12). El

    hermano de Jess (cf. Jn 20, 17) participa de la vida delResucitado, Hijo del Padre celestial, por lo que Jess y sudiscpulo comparten la misma vida que viene del Padre,aunque Jess por naturaleza (cf. Jn 5, 26; 10, 30) y el discpulopor participacin (cf. Jn 10, 10).

    El discipulado es configuracin con el Maestro

    La admiracin por la persona de Jess, su llamada y su miradade amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre

    desde lo ms ntimo del corazn del discpulo, una adhesinde toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre(cf. Jn 10, 3). Es un s que compromete radicalmente lalibertad del discpulo a entregarse a Jesucristo, Camino,Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Esuna respuesta de amor a quien loam primero hasta el extremo (cf. Jn 13, 1). En este amor deJess madura la respuesta del discpulo: Te seguiradondequiera que vayas (Lc 9, 57). El Espritu Santo, que elPadre nos regala, nos identifica con Jess-Camino,abrindonos a su misterio de salvacin para que seamos hijossuyos y hermanos unos de otros; nos identifica con Jess-Verdad, ensendonos a renunciar a nuestras mentiras ypropias ambiciones, y nos identifica con Jess-Vida,permitindonos abrazar su plan de amor y entregarnos paraque otros tengan vida en l.

    Para configurarse verdaderamente con el Maestro, esnecesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor,que l quiso llamar suyo y nuevo: mense los unos a losotros, como yo los he amado (Jn 15, 12). Este amor, con lamedida de Jess, de total don de s, adems de ser el distintivode cada cristiano, no puede dejar de ser la caracterstica de suIglesia, comunidad discpula de Cristo, cuyo testimonio decaridad fraterna ser el primero y principal anuncio,

    reconocern todos que son discpulos mos (Jn 13, 35).

    En el seguimiento de Jesucristo, aprendemos y practicamoslas bienaventuranzas del Reino, el estilo de vida del mismoJesucristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasinentraable ante el dolor humano, su cercana a los pobres y alos pequeos, su fidelidad a la misin encomendada, su amorservicial hasta el don de su vida. Hoy contemplamos aJesucristo tal como nos lo transmiten los Evangelios para

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    conocer lo que l hizo y para discernir lo que nosotrosdebemos hacer en las actuales circunstancias.

    Identificarse con Jesucristo es tambin compartir su destino:Donde yo est estar tambin el que me sirve (Jn 12, 26). Elcristiano corre la misma suerte del Seor, incluso hasta lacruz: Si alguno quiere venir detrs de m, que renuncie a smismo, que cargue con su cruz y que me siga (Mc 8, 34). Nosalienta el testimonio de tantos misioneros y mrtires de ayer yde hoy en nuestros pueblos que han llegado a compartir lacruz de Cristo hasta la entrega de su vida.

    Imagen esplndida de configuracin al proyecto trinitario,que se cumple en Cristo, es la Virgen Mara. Desde suConcepcin Inmaculada hasta su Asuncin, nos recuerda que

    la belleza del ser humano est toda en el vnculo de amor conla Trinidad, y que la plenitud de nuestra libertad est en larespuesta positiva que le damos.

    Jesucristo nos enva a anunciar el Evangeliodel Reino de Vida

    Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, con palabrasy acciones, con su muerte y resurreccin, inaugura en mediode nosotros el Reino de vida del Padre, que alcanzar suplenitud all donde no habr ms muerte, ni luto, ni llanto, nidolor, porque todo lo antiguo ha desaparecido (Ap 21, 4).Durante su vida y con su muerte en cruz, Jess permanece fiela su Padre y a su voluntad (cf. Lc 22, 42). Durante su ministerio,los discpulos no fueron capaces de comprender que elsentido de su vida sellaba el sentido de su muerte. Muchomenos podan comprender que, segn el designio del Padre,la muerte del Hijo era fuente de vida fecunda para todos (cf. Jn12, 23-24). El misterio pascual de Jess es el acto de

    obediencia y amor al Padre y de entrega por todos sushermanos, mediante el cual el Mesas dona plenamenteaquella vida que ofreca en caminos y aldeas de Palestina. Porsu sacrificio voluntario, el Cordero de Dios pone su vidaofrecida en las manos del Padre (cf. Lc 23, 46), quien lo hacesalvacin para nosotros (1 Co 1, 30). Por el misterio pascual,el Padre sella la nueva alianza y genera un nuevo pueblo, quetiene por fundamento su amor gratuito de Padre que salva.

    Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muypreciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones(cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48). Por esto, todo discpulo esmisionero, pues Jess lo hace partcipe de su misin, al mismotiempo que lo vincula a l como amigo y hermano. De estamanera, como l es testigo del misterio del Padre, as los

    discpulos son testigos de la muerte y resurreccin del Seorhasta que l vuelva. Cumplir este encargo no es una tareaopcional, sino parte integrante de la identidad cristiana,porque es la extensin testimonial de la vocacin misma.

    Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en raznde la gratitud y alegra que produce, crece tambin el mpetude comunicar a todos el don de ese encuentro. La misin no selimita a un programa o proyecto, sino que es compartir laexperiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo,testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, decomunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confinesdel mundo (cf. Hch 1, 8).

    Benedicto XVI nos recuerda que: El discpulo, fundamentadoas en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevarla Buena Nueva dela salvacin a sus hermanos. Discipulado ymisin son como las dos caras de una misma medalla: cuandoel discpulo est enamorado de Cristo, no puede dejar de

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    anunciar al mundo que slo l nos salva (cf. Hch 4, 12). Enefecto, el discpulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hayesperanza, no hay amor, no hay futuro. Esta es la tareaesencial de la evangelizacin, que incluye la opcinpreferencial por los pobres, la promocin humana integral y laautntica liberacin cristiana.

    Jess sali al encuentro de personas en situaciones muydiversas: hombres y mujeres, pobres y ricos, judos yextranjeros, justos y pecadores, invitndolos a todos a suseguimiento. Hoy sigue invitando a encontrar en l el amordel Padre. Por esto mismo, el discpulo misionero ha de ser unhombre o una mujer que hace visible el amor misericordiosodel Padre, especialmente a los pobres y pecadores.

    Al participar de esta misin, el discpulo camina hacia lasantidad. Vivirla en la misin lo lleva al corazn del mundo.Por eso, la santidad no es una fuga hacia el intimismo o haciael individualismo religioso, tampoco un abandono de larealidad urgente de los grandes problemas econmicos,sociales y polticos de Amrica Latina y del mundo y, muchomenos, una fuga de la realidad hacia un mundoexclusivamente espiritual.

    Discpulos misioneros, animados por el Espritu SantoJess, al comienzo de su vida pblica, despus de subautismo, fue conducido por el Espritu Santo al desierto paraprepararse a su misin (cf. Mc 1, 12-13) y, con la oracin y elayuno, discerni la voluntad del Padre y venci las tentacio-nes de seguir otros caminos. Ese mismo Espritu acompa aJess durante toda su vida (cf. Hch 10, 38). Una vez resucitado,comunic su Espritu vivificador a los suyos (cf. Hch 2, 33).

    A partir de Pentecosts, la Iglesia experimenta de inmediatofecundas irrupciones del Espritu, vitalidad divina que seexpresa en diversos dones y carismas (cf. 1 Co 12, 1-11) y va-riados oficios que edifican la Iglesia y sirven a laevangelizacin (cf. 1 Co 12, 28- 29). Por estos dones del Espri-tu, la comunidad extiende el ministerio salvfico del Seor

    hasta que l de nuevo se manifieste al final de los tiempos (cf.1 Co 1, 6-7). El Espritu en la Iglesia forja misioneros decididosy valientes como Pedro (cf. Hch 4, 13) y Pablo (cf. Hch 13, 9),seala los lugares que deben ser evangelizados y elige aquines deben hacerlo (cf. Hch 13, 2).

    La Iglesia, en cuanto marcada y sellada con Espritu Santo yfuego (Mt 3, 11), contina la obra del Mesas, abriendo parael creyente las puertas de la salvacin (cf. 1 Co 6, 11). Pablo lo

    afirma de este modo: Ustedes son una carta de Cristoredactada por ministerio nuestro y escrita no con tinta, sinocon el Espritu de Dios vivo (2 Co 3, 3). El mismo y nicoEspritu gua y fortalece a la Iglesia en el anuncio de la Palabra,en la celebracin de la fe y en el servicio de la caridad, hastaque el Cuerpo de Cristo alcance la estatura de su Cabeza (cf. Ef4, 15-16). De este modo, por la eficaz presencia de su Espritu,Dios asegura hasta la parusa su propuesta de vida parahombres y mujeres de todos los tiempos y lugares,impulsando la transformacin de la historia y sus dinamismos.

    Por tanto, el Seor sigue derramando hoy su Vida por la laborde la Iglesia que, con la fuerza del Espritu Santo enviadodesde el cielo (1 P 1, 12), contina la misin que Jesucristorecibi de su Padre (cf. Jn 20, 21).

    Jess transmiti las palabras de su Padre y es el Espritu quienrecuerda a la Iglesia las palabras de Cristo (cf. Jn 14, 26). Ya,desde el principio, los discpulos haban sido formados porJess en el Espritu Santo (cf. Hch 1, 2); es, en la Iglesia, el

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    2. Catequesis:Los medios de crecimiento

    ILUMINACIN BBLICA

    Se reunan frecuentemente para escuchar la enseanza delos apstoles, y participar en la vida comn, en la fraccin delpan y en las oraciones. (Hch. 2,42)

    CATEQUESIS

    Introduccin

    Los discpulos misioneros de Jesucristo en el caminar de la fe,recibimos los medios de crecimiento para cultivar el

    discipulado y tener renovadas fuerzas en el compromisoapostlico.

    La fe cristiana tiene el peligro de morir por asfixia o inanicin.Es necesario asumir los medios de crecimiento como unacuestin de vida o muerte para el proceso de nuevaevangelizacin.

    - La Palabra de Dios:es el medio de crecimiento de la vida

    cristiana que mantiene la conciencia despierta, ilumina lospasos del creyente, fortalece la fe, orienta la esperanza ycompromete la caridad. La Palabra de Dios la podemosescuchar en la creacin, en la historia, en la conciencia y enla Biblia. Una dinmica de Dios que habla que tiene suplenitud en Jesucristo ( Hb. 1,1)

    La Palabra de Dios escrita nos invita a mantener la Biblia enlas manos, a leerla como espejo de la verdad, manantial defelicidad y horizonte de sentido de la vida. La lectura diariade la Biblia nos permite convertir la Palabra de Dios en elmetro de interpretacin de la vida y el criterio para lavivencia de las relaciones humanas.

    La escucha de la Palabra de Dios es el primer mandamientodel Seor (Dt. 6,4), es el modo de construir la vida sobreroca firme (Mt. 7,24-25), es la puerta para entrar en lavoluntad de Dios y es la manera de ser siempre creyente.

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    Maestro interior que conduce al conocimiento de la verdadtotal, formando discpulos y misioneros. Esta es la razn por lacual los seguidores de Jess deben dejarse guiar constante-mente por el Espritu (cf. Ga 5, 25), y hacer propia la pasin porel Padre y el Reino: anunciar la Buena Nueva a los pobres, curara los enfermos, consolar a los tristes, liberar a los cauti-vos y

    anunciar a todos el ao de gracia del Seor (cf. Lc 4, 18-19).

    Esta realidad se hace presente en nuestra vida por obra delEspritu Santo que, tambin, a travs de los sacramentos, nosilumina y vivifica. En virtud del Bautismo y la Confirmacin,somos llamados a ser discpulos misioneros de Jesucristo yentramos a la comunin trinitaria en la Iglesia, la cual tiene sucumbre en la Eucarista, que es principio y proyecto de misindel cristiano. As, pues, la Santsima Eucarista lleva la

    iniciacin cristiana a su plenitud y es como el centro y fin detoda la vida sacramental.

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    3. Catequesis:La Eucarista: Somos convocadosa celebrarla

    ILUMINACIN BBLICA

    Al da siguiente, Juan se encontraba en aquel mismo lugar

    con dos de sus discpulos. De pronto vio a Jess que pasabapor all, y dijo:- Este es el Cordero de Dios.Los dos discpulos le oyeron decir esto, y siguieron a Jess.Jess dio media vuelta, y viendo que lo seguan, lespregunt:- Qu buscan?- Ellos contestaron:- Maestro, dnde vives?

    - La oracin: no es un accesorio de la vida cristiana sino unelemento fundamental; el proceso de NuevaEvangelizacin nos propone que nada sin oracin y todocomo fruto de la oracin.

    La oracin es una relacin viviente y personal con el Dios

    vivo y verdadero (C.E.C. 2564) que nos capacita para hacerel bien, vivir en el amor y permanecer en comunin conDios y los hermanos. La invitacin es a realizar nuestraoracin personal diaria, nuestra oracin comunitaria conalegra, nuestra oracin siempre para estar siempreconectados a la fuente de la vida.

    Es importante aqu aclarar las devociones y la religiosidad,pues stas corren el riesgo de ser vividas sin referencia a

    Dios, quedndose slo en el santo, a muchas devocionesno les interesa los mandamientos ni la presencia de Diosen la vida.

    - La vida sacramental: Los sacramentos nos comunican lavida de Dios y obran en nosotros los creyentes la salvacin.Vivir cada sacramento en la certeza del amor de Dios. ElBautismo en el que celebramos el gozo de ser hijos deDios; la confirmacin en la que manifestamos ser testigos

    del evangelio; la confesin que nos permite celebrar elperdn de Dios, el matrimonio y el orden sacerdotal quenos ofrecen el camino para vivir la vocacin, la uncin quenos sumerge en el Dios de la vida que sostiene, y en laEucarista, fuente y culmen de la vida cristiana.

    - La Cruz de cada da: Llevar la cruz de cada da significarenunciar a toda actuacin independiente de la voluntadde Dios y ofrecer todo lo presente y todo lo que hagamos

    en unin con la cruz de Jess, quien se entreg a ella poramor a nosotros, los medios decrecimientos estn unidospor la experiencia de la cruz (Mc. 8,34) no hay cristianismosin cruz.

    Mara, es modelo de la vivencia de los medios de

    crecimiento. Toda verdadera devocin a la Virgen Maratiene obligatoriamente una referencia o un sentido aJesucristo y a la Iglesia, es decir, no podemos referirnos aMara sin una clara y directa relacin con Jesucristo y sin uncompromiso serio de Iglesia.

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    l les respondi:- Vengan y lo vern.Se fueron con l, vieron donde viva y pasaron aquel da conl. Eran como las cuatro de la tarde. (Jn 1, 35-39)

    CATEQUESIS

    Introduccin

    En los medios de crecimiento que nos sirven para permanecercomo discpulos y misioneros de Jess encontramos suculmen en el Sacramento de la Eucarista. En este Retirorenovamos nuestro S al Seor en este Sacramento y nace lapequea comunidad.Dios nos ha llamado a la vida por amor

    Creemos que Dios cre el mundo segn su sabidura (cf Sb 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de undestino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntadlibre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas desu ser, de su sabidura y de su bondad: Porque t has creadotodas las cosas; por tu voluntad lo que no exista fue creado(Ap 4, 11). Cun numerosas son tus obras, Seor! Todas lashas hecho con sabidura (Sal 104, 24). Bueno es el Seor para

    con todos, y sus ternuras sobre todas sus obras (Sal 145, 9).Realizada la creacin, Dios no abandona su criatura a ellamisma. No slo le da el ser y el existir, sino que la mantiene acada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su trmino.Reconocer esta dependencia completa con respecto al Creadores fuente de sabidura y de libertad, de gozo y de confianza:Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues,si algo odiases, no lo hubieras creado. Y cmo podra subsistir

    cosa que no hubieses querido? Cmo se conservara si no lahubieses llamado? Mas t todo lo perdonas porque todo estuyo, Seor que amas la vida (Sb 11, 24-26).

    La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vezcorporal y espiritual. Por tanto, el hombre en su totalidad es

    querido por Dios. El hombre y la mujer son creados, es decir,son queridos por Dios: por una parte, en una perfectaigualdad en tanto que personas humanas, y por otra, en su serrespectivo de hombre y de mujer. Ser hombre, ser mujer esuna realidad buena y querida por Dios: el hombre y la mujertienen una dignidad que nunca se pierde, que vieneinmediatamente de Dios su creador ( Gn 2, 7.22)Dios al crear a la persona humana a su imagen y semejanza,

    la ha llamado a la existencia por amor, la ha llamado al mismotiempo al amor y por tanto El amor es la vocacinfundamental e innata de todo ser humano.

    La fe personal vinculada a la fe de los creyentes

    La fe es un acto personal que esta ntimamente ligado a laexperiencia de fe de otros creyentes. La fe es la respuestalibre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela y seentrega a l, dndole al mismo tiempo una luz sobre-

    abundante al hombre que busca el sentido ltimo de su vida.Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, comonadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a s mismo, comonadie se ha dado la vida a s mismo. El creyente ha recibido lafe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jess y alos hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cadacreyente es como un eslabn en la gran cadena de loscreyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de losotros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros.

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    La Iglesia es la primera que cree, y as conduce, alimenta ysostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes,confiesa al Seor (Te per orbem terrarum sancta confiteturEcclesia, A Ti te confiesa la Santa Iglesia por toda la tierracantamos en el himno Te Deum), y con ella y en ella somosimpulsados y llevados a confesar tambin: "creo", "creemos".

    Por medio de la Iglesia recibimos la fe y la vida nueva en Cristopor el bautismo. En el Ritual Romano, el ministro del bautismopregunta al catecmeno: "Qu pides a la Iglesia de Dios?" Yla respuesta es: "La fe". "Qu te da la fe?" "La vida eterna".

    La salvacin viene solo de Dios; pero puesto que recibimos lavida de la fe a travs de la Iglesia, sta es nuestra madre:"Creemos en la Iglesia como la madre de nuestro nuevonacimiento, y no en la Iglesia como si ella fuese el autor de

    nuestra salvacin". Porque es nuestra madre, es tambin laeducadora de nuestra fe.

    Convocados para celebrar la Eucarista

    Quien celebra la Eucarista es toda la comunidad, el Cuerpo deCristo unido a su Cabeza quien celebra. Las accioneslitrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de laIglesia, que es "sacramento de unidad", esto es, pueblo santo,congregado y ordenado bajo la direccin de los obispos. Por

    tanto, pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia, influyen en ly lo manifiestan, pero afectan a cada miembro de este Cuerpode manera diferente, segn la diversidad de rdenes,funciones y participacin actual (SC 26).

    La asamblea que celebra es la comunidad de los bautizadosque, "por el nuevo nacimiento y por la uncin del EsprituSanto, quedan consagrados como casa espiritual y sacerdociosanto para que ofrezcan, a travs de todas las obras propias

    del cristiano, sacrificios espirituales" (LG 10). Este "sacerdociocomn" es el de Cristo, nico Sacerdote, participado portodos sus miembros.

    Desde el siglo II, segn el testimonio de San Justino mrtir,tenemos las grandes lneas del desarrollo de la celebracin

    Eucarstica. Estas han permanecido invariables hasta nuestrosdas a travs de la diversidad de tradiciones rituales litrgicas.He aqu lo que el santo escribe, hacia el ao 155, para explicaral emperador pagano Antonino Po (138-161) lo que hacen loscristianos:

    El da que se llama da del sol tiene lugar la

    reunin en un mismo sitio de todos los que

    habitan en la ciudad o en el campo. Se leen las

    memorias de los Apstoles y los escritos de losprofetas, tanto tiempo como es posible.

    Cuando el lector ha terminado, el que preside

    toma la palabra para incitar y exhortar a la

    imitacin de tan bellas cosas.

    Luego nos levantamos todos juntos y oramos por

    nosotros [...] (San Justino, Apologa, 1, 67) y por

    todos los dems donde quiera que estn, [...] afin de que seamos hallados justos en nuestra vida

    y nuestras acciones y seamos fieles a los

    mandamientos para alcanzar as la salvacin

    eterna.

    Cuando termina esta oracin nos besamos unos

    a otros.

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    Luego se lleva al que preside a los hermanos pan

    y una copa de agua y de vino mezclados.

    El presidente los toma y eleva alabanza y gloria al

    Padre del universo, por el nombre del Hijo y del

    Espritu Santo y da gracias (en griego:

    eucharistian) largamente porque hayamos sido

    juzgados dignos de estos dones.

    Cuando terminan las oraciones y las acciones de

    gracias, todo el pueblo presente pronuncia una

    aclamacin diciendo: Amn.

    [...] Cuando el que preside ha hecho la accin de

    gracias y el pueblo le ha respondido, los que entre

    nosotros se llaman diconos distribuyen a todos

    los que estn presentes pan, vino y agua"eucaristizados" y los llevan a los ausentes (San

    Justino, Apologa, 1, 65)

    La Eucarista del da DomingoEn la experiencia cristiana el domingo es ante todo una fiestapascual, iluminada totalmente por la gloria de Cristoresucitado. Es la celebracin de la nueva creacin.

    Celebramos el Domingo por la venerable resurreccin deNuestro Seor Jesucristo, no slo en Pascua, sino cadasemana: as escriba, a principios del siglo V, el PapaInocencio I,(15) testimoniando una prctica ya consolidadaque se haba ido desarrollando desde los primeros aosdespus de la resurreccin del Seor. San Basilio habla delsanto Domingo, honrado por la resurreccin del Seor,primicia de todos los dems das. (16) San Agustn llama alDomingo Sacramento de la Pascua .

    Yo estoy con vosotros todos los das hasta el fin del mundo(Mt 28,20). Esta promesa de Cristo sigue siendo escuchada enla Iglesia como secreto fecundo de su vida y fuente de suesperanza. Aunque el Domingo es el da de la resurreccin, noes slo el recuerdo de un acontecimiento pasado, sino que escelebracin de la presencia viva del Resucitado en medio de

    los suyos.

    Para que esta presencia sea anunciada y vivida de maneraadecuada no basta que los discpulos de Cristo orenindividualmente y recuerden en su interior, en lo recndito desu corazn, la muerte y resurreccin de Cristo. En efecto, losque han recibido la gracia del bautismo no han sido salvadosslo a ttulo personal, sino como miembros del Cuerpomstico, que han pasado a formar parte del Pueblo de Dios.

    Por eso es importante que se renan, para expresar asplenamente la identidad misma de la Iglesia, la ekklesa,asamblea convocada por el Seor resucitado, el cual ofrecisu vida para reunir en uno a los hijos de Dios que estabandispersos (Jn 11,52). Todos ellos se han hecho uno enCristo (cf. Ga 3,28) mediante el don del Espritu.

    Esta unidad se manifiesta externamente cuando los cristianosse renen: toman entonces plena conciencia y testimonian al

    mundo que son el pueblo de los redimidos formado porhombres de toda raza, lengua, pueblo y nacin (Ap 5,9). Enla asamblea de los discpulos de Cristo se perpeta en eltiempo la imagen de la primera comunidad cristiana, descritacomo modelo por Lucas en los Hechos de los Apstoles,cuando relata que los primeros bautizados acudanasiduamente a la enseanza de los apstoles, a la comunin, ala fraccin del pan y a las oraciones

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