griselda garcía, el arte de caer

7/31/2019 Griselda Garca, el arte de caer

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E l A r t e d e C a e r

Griselda Garca

Alicia Gallegos Editora, Junio 2001

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No tengo ambiciones ni deseos, ser poeta no es una ambicin ma.

Es mi manera de estar solo.

Fernando Pessoa

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En m vive un grito.Por la noche aletea,buscando, con sus garras, un objeto de amor.Me aterroriza el algo oscuroque duerme en mi interior;

percibo durante todo el dasus giros blandos y plumosos,su malignidad.

Silvia Plath

Esta noche me subo a cualquier auto

invito a todo el que est sentado en un umbral

a beber conmigo.

Esta noche recito poemas a los marineros,

y tiendo mentalmente todas las camas

que destend en mi vida.

Esta noche digo basta

y las correas se hunden ms en la carne.

Esta noche preparo un bao para mis muecas

y les cambio el vestido y el peinado.

Miro mino mimo a todos

y trato de no advertir el cario con que

esas manos de hombre

acarician el cabello de su mujer.

Esta noche veo pelculas de Marilyn Monroe

y envidio su vestido salmn

y su pequea cintura.

Esta noche llamo, aunque sepa que nadie,

pero nadie

se queda en casa las noches de sbado.

Esta noche desespero

al no recordar la voz de mi padre.

Esta noche me clavo contra todo lo que tiene filoesta noche disfruto tanto con mi vulgaridad

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Esta noche dara todo porque saliera el hombre

de abajo de mi cama.

Esta noche despliego las velas

de los navos del hasto

y naufrago de a poco en mis propias orillas

Y esta noche los perros no ladran,

y rompo las compuertas de la cordura

y sufro el orgasmo

y gozo el dolor

y me hundo ms y ms

mientras rezo porque alguien llegue a tiempo

a rescatarme de m.

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Caen lgrimas de los ojos de mi hermana.

A veces resulto tan salvaje,es que no estoy domesticada

El to no habla,

sumido en los dulces algodones del valium.

La ta se asusta

cuenta ancdotas de nuestro padre muerto.

Yo sirvo gaseosas de colores

hago chistes para disimular

lo imposible que me pongo a veces

Guadis,

tranquila como un conejo,

con el espritu de un tigre

paseando por su pecho,

ya no llora.

De la cena, sobre la mesa quedaron

diminutas estrellas sobre el mantel

y la fuerza de un mar en tempestad

retornando a un cuerpo ahora en calma.

Yo me he endurecido:

conservar la alegra tal vez sea mi mayor logro.

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I

Despertar sin cascabeles en el airesin siquiera un solo acorde tranquilizador

que sobrevuele estas paredes

slo el atronar del corazn

buscando enloquecido

la salida de este cuerpo sin dueo

II

Despertar y rodar

hacia el lado nico de la cama

dejar que la lluvia entre

escuchar msica barroca.

En el sueo, inventar amigos

que jams piensen en sexo

y abran sus paraguas para m en la lluvia nocturna.

En el sueo no hay dolor

slo porque mi cama es blanda.

Beber pcimas que restauren por dentro.

III

Despertar desgarrada, con el vientre ardiendo.

Aullidos en los suburbios.

Despus del llover

hincarme, henderme,

velarme para no develarme tan rpido.

Es que el movimiento rectilneo uniforme

se ha apoderado de m

y provee tentculos

que ensucian el cristal de los ojos.

No me rompen,

me rompo.

La sangre es vida o muerte?

Esta noche tal vez sea las dos cosas.

Cortarte como a una tajada de queso fundido6


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y lamerte

lamerte

lamerte

hasta que desaparezcas.

Calma, respira hondo y calma

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*

Te llama a las treste vests y vas

a hundirte en el abrazo conocido

a nadar en mares seguros.

Esta noche gana la rival

por qu la condena de esta ingenuidad,

de creer que son diamantes

estos vidrios de colores que luzco

alrededor del cuello?

Aqu llega el tren del NO

yo no me subo.

Si pasas por un tnel y gritas mi nombre

tal vez me encuentres

esperndote en improbables estaciones,

en un ao por venir.

Aqu llega el tren del NO

yo no me subo.

Insistir en inconsistentes intentos

de nombrarte,

atisbos de querer ponerle palabras

a toneladas impalpables de deseo desperdiciado

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*

Tanto ardor es posible gracias a tu ausenciaescribirs pequeos poemas

parado tmidamente ante el tringulo pbico

jinetes en cojinetes trajinados

destemplarse de mis aceros

nimbadas, las devoradoras de plasma

desatan una alegra de fiesta

y parten a la conquista del himen.

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Pateo un crneo de cerdo con el pie derecho

y ensucio la sandalia nueva.

Gracias por no tutearme:estamos desnudos

pero tampoco hay tanta confianza.

La reina me hace reina a m

la busco en montoncitos

sobre los libros

yo la tengo

yo la tengo!

pero ella tambin me tiene.

La rata blanca comienza a pegar coletazos.

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Colma de sal al alma de quien ya nada calma

si no tiene nombre no ha de ocurrir

acerc ms la boquita,susurra la anciana nacarada.

No s qu pensar,

yo slo vine a leer, digo.

Luego, todo se vuelve oscuro

y la calle arde en los ojos

con el nen de la desesperacin.

Aunque pongas tu cara ms inocente

al hacer dedoslo se detienen los peores autos.

Subo a la serpiente

y siento calma porque no encuentro alivio.

Con cada cambio de marea

me alejo ms y ms de la orilla.

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Bajame el cierre, yo me saco la peluca

pero por qu todo es tan kitsch,

s, ya s que estoy poseda,pero que descorts de tu parte mostrarte indiferente, amor.

Te veo comer y

ests tan fatal con tu carita de perdedor

y tu pose de poeta vanguardista.

Ms vale que esta noche leas algo bueno.

el pelo corto es un cdigo,

te espero en la casa de la playa

se me tuerce la boca, la ceja derecha se me levanta

en un gesto horroroso.

Me da tanto miedo que subo al bao y me maquillo mucho.

En la pared, hay una inscripcin que dice:

me pongo en tus manos, jess querido.

Vuelvo y la escena cambia:

si me vieras, si me vieras,

no te acercaras.

Si te acercs, si te acercs ms,

tal vez no te guste lo que veas.

Pero si finalmente te decids,

hacelo,

metete en cada uno de mis incisos,

horad con tus manos

mi plexo mgico al sol

lavame de envenenadas caricias pretritas

tom mi silencio

convertlo en flores

tom esta mueca y hacela sonrisa

ardeme con arenas

alzame con cipreses

moldeame con la secreta certeza

de saberme tuya.

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Hay en estas hondonadas de Eurasia

una nube de insectos que dicen ser mis amigos

los ltimos rayos inundan los ojos

y el placer hace arquear la espalda

las larvas me nombran su esclava

y un pequesimo ngel exterminadorse sienta a mi lado

con alambres de pas en lugar de ojos

y certeras formas de causar dolor.

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Aparto bruscamente el temor a lo reciente que nunca tuve

y pienso pienso pienso

que estars haciendo

en el alucinatorio transcurrir del da despus.

Vuelvo a orte en discusiones sobre Mozart

subiendo volmenes

mezclando pcimas en la cocina diminuta

deambulando por los cuartos llenos de aire.

No distingo la realidad de la escena

y luego algo de todo eso supera mi imaginacin

y satisface ocultos deseos,

pequeos tiranos de garras crueles

que vuelven todo dulce e irreal.

Pedime ms:

he visto el porvenir cuando no estabas mirando

y era intenso, mezcla de uvas, almendras y azahar.

Pedime ms

as sabr si al fin podr llegarte.

Presenciar el comienzo de la pelea entre

el poeta y el miedo

provocar el triunfo

desde mi lado de la cama

y al rato te ver despertar,

delicioso y suave,

desplegando tus alas de cristal

contra un cielo incendiado en blanco.

Desear con calma que14


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algn da me halles,

aguardando sigilosa

en las oscuras calles

de tu tempestad.

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qu hora es?

todava siento desnuda la mueca del relojque me quit hace aos.

Decs que tens hambre

pero slo yo estoy invitada a la cena.

Las voces se burlan:

mord, mord el gajito, nene.

Un perfume me tortura con recuerdos de cuerpos

que ya no tengo

y lo persigo por calles labernticas

sin alcanzar ms que aire.

Dame tu refugio, nene, dame.

Ahora ests lejos, y aqu los lobos se complacen

en sorberme la mdula

con bombillas multicolor.

qu hora ser?

las palabras no sirven

cuando las fauces amenazan feroces

y el cielo chorrea en la espalda,

hacindolo todo mucho ms difcil.

Hay rumores de que la comida est envenenada

pero no he comido en das

y esta noche el anzuelo brilla,

oscilando paciente ante mis ojos.

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*

Desayuno en frica occidentalcon pigmeos royendo suaves huesos.

En medio

una pequea azucarera oxidada,

ruido de cubiertos,

el sol posndose, posndose.

Digo

cundo?

y

por qu?en sueos, y mi amigo se asusta.

La arena precipit

y descansa en el fondo del vaso.

l besa a su novia mulata

para evitar mirar a la nueva husped:

ella est por saltar.

El viento hace msica con

los lienzos tirantes de la tienda.

Fantasas peninsulares caen en cascada

desde promontorios de sal.

La Edad Media se despliega

en todo su esplendor.

Acristalndose.La soledad como hbitat natural.

Pedir sin fijarse en el precio.

No ms palabras cruzadas.

La cocoa caliente conforta.

El pequeo cadver de costado,

en la parrilla.

El destino esconde cuerpos en la arena

como regalos para nosotras,

pequeas antropfagas.

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La noche antes de mi partida,

la rosa china puebla el mal sueo cido

y de ah en adelante

todo se vuelve irreal.

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El cuerpo no deja de llamar

las pieles piden alimento

el sonido del agua suavizael semen derramado sobre la arena.

En el sueo el sol se nos meta en las pupilas

y no dejbamos de reconocernos con las manos.

Maana a esta hora no estar aqu.

Me ir en el monstruo alado

que ahora se aleja por el ocano.

Volver

armar un cigarrillo

fumar un poco antes de dormir

y desear que el sueo llegue como

olas de seda

para arrancarme de mis propias orillas.

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*

Viaje en ascensorcon los nmeros entre pisos

desdibujados

como paisaje

y evitando la mirada del espejo.

Todo se limita a un ceo fruncido

y una pizca de horror en el rictus.

Anciano, crzame en tu barca;

ahogarme no sera apropiadoen esta noche tan bella.

Camino cuidndome de no pisar

las serpientes que alfombran la ciudad,

siguiendo el reguero de sangre

que desaparecer al llegar al hospital.

Crezco, pero para adentro.

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*

Pasteles imaginarios

destellos plateados

y manos que me tocan los pies.

El buque arenero

los camiones esperando junto al ro

muchachos morenos movindose.

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*

Sueo a un maorpeinndose los bigotes,

si es que acaso los maores llevan bigotes.

Sueo libertades

que no me son concedidas.

Sueos de malvavisco,

sueos rosados y dulces.

Sueo que un nene me dice mam.

Sueo que alguien me acaricia la cara,

me besa los labios.

Sueo que finalmente logro escapar.

Sueo a dos nenas

asomndose al balcn

con vestidos celestes.

Sueos manos blancas

espritus negros

Coltrane fundindose en mis odos.

Me sueo limpia, sana, enferma, azul.

Sueo a un animalito

patendome adentro de la nariz

y hacindome sentir mucho mejor.

Sueo combates en aceite con hombres

a los que nunca se les para.

Sueo que a tus odos

no se les olvid mi nombre.

Aunque mi dibujo ya no est en tus sbanas

y el mundo siga girando,indiferente a mis intentos por detenerlo

una vez ms.

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*

Puede ser un rechinar de dientesun despertar gritando

un deja v espeluznante

una coincidencia macabra

una carta leda a escondidas.

O puede ser una pelcula apenas comprendida

un hablar en lenguas muertas

un balbucear incoherente.

O tal vez sea un ahogado en el puente del roun nio muerto en mis brazos

una mujer eligiendo unos melones al sol

la risa del idiota y su hilo de baba.

O quizs fotos de terneros siameses ciegos

mis dientes mordiendo tu carne hasta el hueso

mi boca llenndose del dulce sabor de la sangre.

Imposibilidad de aceptar que al final slo sea

el cansancio de toda una vida

extinguindose ante ojos afiebrados.

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*

Un fro de cagarse con una minifalda por ac

el degenerado est atrs mo

era el cachorro y ella lo sabe y no quiere ms

ests jugando conmigo, querido?

resbalamos y caemos sobre la sangre

que mancha nuestros cuerpos de nveas vrgenes

le gusta cmo huele cuando transpira

bailando trance sobre sus tacos aguja

qu cara pondr cuando me vea

tal vez le d tanto miedo como vercaracoles en la cama

hipocampos aulladores

gallinas con plumas de encaje

o lucirnagas jugando a la mancha.

Hada madrina, dnde ests

ahora, nadie nos ve!

escucho un loop viniendo desde lejos

a l ya no le quedan crditospero insiste en seguir jugando.

Algo se mueve ms all de los

ciento ochenta grados de mi visin,

las moscas desovando sobre mi tapado de visn.

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*

La tarde cae sobre los restos del t

los chinos de las tazas

se escaparon

dejndonos a nosotras

las mujeres

sus pequeas moradas blancas

para lavar.

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*

Hora en que los cltoris se abrencomo mariposas tardas.

Estoy limpia, l me come.

Mirarlo es marearse,

y es que el mar entero mora en esos ojos.

Debo haber sido una nia muy buena

para que me sea permitido sentir su lengua llagndome,

lavar su cabeza desnuda con agua de hamamelis,sufrir su centro rompindome una a una las vrtebras

ver la herida que nunca cierra ms roja cada da

pasarme los das congelando en uno o dos versos

esos ojos que devoran al mirar.

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El silencio se ha convertidoen el bien ms preciado,

el tesoro inhallable en estos das.

Adormecida

por el sol de la tarde,

la siesta que no voy a dormir

me pesa en los prpados.

El fuego en m ya no es ninguna brjula.

La sed en m es slo un mapaen donde todas las rutas estn cambiadas.

Los sueos encadenados de la vigilia

pueblan mis noches insomnes.

Maana alucinante, noche alucinatoria.

Todo es extrao a mis ojos.

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*

Alos padres que no somos

les duelen

los hijos que no supimos ser.

Ahora el crepsculo

nos hiere las pupilas.

Nos acostamos muy juntos

y evitamos en todo momento

herirnos con nuestras pas.

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Soy la que enreda sus ojos en los campos del silencio

sin ver que aqu hay amapolas color sangre

y alcauciles de violceo mirar.

Soy un cisne en cadenas

custodiado por cerdos alados.

Soy quien apaga pabilos con el dorso del sol

quien busca ser ms que la sed

quien se arrastra sobre el vientre por mares de sal.

Soy la paz ms montona

el grito bajo el agua,

el siseo que balancea el ser

en el vaco del tiempo

un peregrino detenido eternamente

en la rosa de los vientos

la red seca de un pescador anciano

su sextante intil y oxidado

el maderamen henchido de su bote en tierra

el agua avanzando multiforme

erosionando con paciente voracidad.

Entonces me ensordezco con el mejor de los silencios

beso una a una mis furias

consigo un da ms antes del juicio.

me sumo,

me sumo,

me abandono al resto.

As tambin me sobrevivo,

mecindome en sueos el vaivn del agua,

aceptando con calma ficticia

el dulce incendio que crece

entre mi paciencia y mi desesperacin.

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Usabas camisas color caf

jeans gastados,

mocasines negros.

Me llevabas en el falcon verde del 65,

viejito, con la chapa picada,

ese que dejaba ver el asfalto

pasando rpido bajo mis pies.

A veces lo que te creca adentro

haca que te pusieras nervioso

y me pegabas cachetazos

yo te odiaba.

Pero ahora te quiero, pap

ahora que no ests.

Y olvid

olvid

olvid

para hacer de cuenta que poda seguir adelante,

tener la vida normal de una nia de diez aos.

Entonces ocurre que volvs una tarde

y me esperas al salir del trabajo

fumando un cigarrillo largo, apoyado contra una pared

con tu camisa color caf, marcando en el diario

resultados de viejas loteras

y pelculas de Polanski estrenadas hace aos.

Me bess, te ofrecs a llevar mi bolso, pesado

y nos vamos tomados del brazo,

caminando despacito sin que nadie pueda decir

que vos ests muerto

y que soy la misma que escribe cada da

un poema a cuchilladassobre el vestido de la muerte.

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No le des la espalda a hombres hablando en otro idioma,

no te coloques delante, niita espa.

No viajes entre vagonesen trenes como cajas de luces

que arrastran su vientre por las vas.

Detente,

entra en mi pequeo santuario,

arrodllate,

eleva una plegaria de papel

antes de llegar a destino.

Aquiescencia,

igniscencia,

noten a su derecha la cpula en las cpulas.

En este punto del recorrido lo indecible

se les encoge adentro como una delicada serpiente de coral.

Muerte por contacto,

no se muevan,

muerte por contacto.

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Me querras an con mis cielos oscuros,

con mi bsqueda de ciega en el desierto,

de nia monstruo perdida en el mar?

griselda garcía, el arte de caer

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