GRAMSCI Y LA TEORIA POLlTlCA José María A r k 6

DIVISION DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES Departamentos de Sociología y Economía

UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA Unidad Azcapotzalco

Mdxico 16, D.F.

ISBN 968-597-0934 Diciembre de 1979

P R T S E N T A C T O N :

Con el presente texto de Jos-é María Aricó, Gramsci y la teoría

polí-tica, inauguramos una publicación de cuadernos de circula-

ción interna para el apoyo a la docencia y la investigación. -

Esta es una finalidad del Seminario sobre el Estado que reali-

zamos un grupo de profesores de l o s Departamentos de Sociología

y Economía de esta Unidad.

Sin duda alguna, la problemiitica sobre la cuestión del Estado -

se ha desarrollado con gran intensidad, tanto en los medios aca -

démicos como en un sin fin de agrupaciones politicas. Se habla

de una crisis en general del sistema capitalista a nivel econó-

mico, tema que ha constituido ya un punto de reflexión y discu-

sión sistemática. Sin embargo, es a partir de la década de los

setentas donde se han cuestionado las concepciones del princi-

pal aparato encargado de mantener y asegurar la permanencia y -

reproducción del sistema: del Estado. Podemos señalar que en -

la tradición marxista se ha hecho siempre hincapié, de forma pri -

vilegiada, en las formas de dominaci6n directa de una clase por

la otra destacando la visión instrumentalista'dek aparato esta-

tal.

3

I:r.cn t e ; I e s t o , tina pregunta quc en la actualidad cons t i t u y c uII

l u g a r común e s : ¿por qué Gramsci?; podríamos decir que c:s uno

de ios teóricos de la tradición marxista que destaca con gran -

rigurosidad analítica el papel decisi.vo y complementario de l a s

diversas formas, no s ó l o de dominación sino de direcci-ón del Es -

t a t l o s o b r e el conjunto de la vida social.

( : o n l o a l ' i r - m a A r i c 6 cn s u tcxto, l a p o l j t i c a ticnc p a r a ( ;r . ;~msci -

( 1 1 1 S i g n i F i c:1clo muy amplio, el cual rebasa el campo d c l l i s t . :~do -

a u n c n l a forma amplia en que concibe a 6ste cuando lo dcl'lnc -

como un complejo de actividades prácticas y teóricas por medio

de las cuales la clase dominante no sólo justifica y mantiene -

su dominio, sino que logra obtener el consenso activo de sus go -

bernados. En ese sentido un eje central del discurso teórico -

gramsciano lo constituye la noción de hegemonía. La hege~noniJa

no s e identifica con la fuerza. Como la ha señalado acertada-

mente Christine Buci-Blucksmann, la hegemonía de una fracci6n -

de clase e n un proceso histórico no se impone: se conquista me-

diante una política de alianzas que abre una perspectiva nacio-

nal al conjunto de la sociedad haciéndole avanzar, y esta con-

quista expansiva de nuevas relaciones entre los partidos, los -

sindicatos, las instituciones democráticas de base y de masas -

es lo que constituye una nueva práctica de la política.

Por lo anterior,podemos afirmar que la dirección (hemegonía) de

4

un proceso político requiere, necesariamente, de la actividad -

de las masas y no de su pasividad, de su autoorganizacidn. Pur

ello, es justa la sugerencia del texto que presentamos cuando -

se nos dice que para llevar a cabo una lectura gramsciana del -

propio Cramsci, hay que liquidar la tentación de reducir'lo a -

formas categori.ales de la tradición leninista o de cualquier -

otra. Vamos a encontrar una nueva conqepción, diferente a la -

acuilada en la historia del movimiento socialista internacional,

acerca del partido de la clase, de sus relaciones con las masas,

de su forma de realizar la política concebida no ya, simplemen-

te como organización de la lucha por la conquista del poder, -

sino como fundadora de una reforma intelectual y moral.

Sin embargo, hay que destacar que para Gramsci la comprensión -

de la estructura constituye una condición necesaria para cual-

quier iniciativa política, de ahí que la noción de sociedad ci-

vil, es antes que nada, la unidad de la infraestructura y las -

superestructuras, lo que permite la comprensión del proceso so-

cial en su conjunto. Esta característica para rescatar la diná -

mica específica de los procesos sociales, fue propuesta por An-

tonio Labriola en su noción de Dialéctica histórica y desarro-

llada por Gramsci como el tránsito -de l o objetivo o lo subjeti-

vo, de la necesidad a la libertad. Es a partir de la concep- '\

cióp de la Dialéctica histdrica que podemos comprender la tesis

5

Antonio Gramsci, originario de Cágliari (Cerdeña) inicia sus -

primeros contactos con el movimiento socialista Turin6s en 1913

y p a r a 1914-1918 desarrolla una intensa actividad periodística

cn publicaciones como: "I1 Grido del Popolo" y "La Citt5 1:utur.a''.

Para 1919, - j u n t o con Palmiro Togliatti. publican la r e v i s t a " I , ( :

Ord inc NtIovo", c s a q l l í cuando Gramsci an.i.ma a los "Consejos -

Ohrcros". Iln 1921 funda el Partido Comunista Italiano en I , i v o r "

n o .

En 1922 representa al PC1 en el IV Congreso de la Internacional

Comunista y en 1924 es elegido como diputado en Venecia. Para

1926 se pone de manifi.esto el endurecimiento del fascismo ita-

liano. El PC1 va a ser objeto de dos severos golpes, ambos en

noviembre: la disolución del Partido y la detención de Gramsci

(8 de noviembre, en Regina-Coeli). El 7 de diciembre se inicia

el terrible calvario de este gran dirigente. Tras de ser dete-

nido por la policía fascista es deportado a la isla de Ustica,

y m5s tarde recluido en diferentes cárceles, siempre en condi-

ciones espantosas, en las que permanece hasta 1937.'' Es el -

L'Prólogo de Adolfo Sánchez Vázquez a l o s E s c r i t o s P o l í t i c o s d e Palmi= - T o g l i a t t i , México, Ed. ERA, 1971.

6

per iodo de 1929 a 1936 cuando Gramsci desarrolla los (&:1dc~1-11 "" - i -

del carcerc,L' en 1937 recupera s u libertad y , en a b r i l , s11i'rc> -

una hemor rag ia cerebral. Muere el día 27.

RebponhabLu de La publicaci6n:

Fennanda Vanel

Samuel Ledn.

Z'Consultar la edición a cargo de Valentino Guerratana. Turín, Einandi, 1979.

7

GRAMSCI Y LA TEOli IA POLTTICA"

, ,Pox: Jpsé María Aric6. ' ',

La discusión actual sobre la "crisis del marxismo" remite al

problema de la ausencia 6 no de una teoría sustantiva de la

polltica y del estado en Marx. En tal sentido, podríamos -

plantearnos la pregunta: ¿es verdad que existen lagunas en

Marx que es necesario completar? O, antes que de l a cx is tc r l

cia de lagunas, ¿no deberíamos hablar mejor de la presencia

de nuevas realidades sociales que plantean un redimensiona-

miento, una prolongación, una extensión, una reconsideración,

una reelaboración de la teoría de Marx? S i así fuera, la -

crisis del marxismo resultaría más bien de la resistencia a

admitir una situación nueva que de la falencia de los sopor-

tes teóricos de una concepción que sigue aparcci.endo hasta -

ahora como la única que puede dar cuenta de un proceso revo-

lucionario, u ofrecer una teorxa de la revolución, una teo-

ría de la transformación.

Las razones de por qué Marx no desarrolla una teoría aut.óno-

ma de la política se pueden encontrar en el propio recorrido

* C o n f e r e n c i a p r o n u n c i a d a en e l S e m i n a r i o S o b r e E s t a d o en n o - v i e m b r e d e 1 9 7 8 e n l a U n i v e r s i d a d A u t ó n o m a Metropolitana- U n i d a d A z c a p o t z a l c o , D i v i s i ó n d e Ciencias S o c i a l e s y HumanL d a d e s .

9

I

intelectual de blarx, en la propia formación y vida intelcc-

tual clc Marx. Y no desarrolla una teoría de la políti.ca ;1un -

que ella está propuesta como tema cuando escribe los M a ~ u n -

c.&i;t(rd ~ . c . o n G m i c o - d i P o b b S i c o a d e 7 8 4 4 , obra que habría de -

llamarse precisamente "crítica de la cconomia y de la políti _.

ca t ' . Los temas de la política y del estado es.tBn también cn

obras anteriores tales como Chiz ica d e l a d i l o a o d Z a d e l EnXa

d o d e Hegel, l n X h o d u c c i 6 n a l a CttiXtica d e l a diloaodia d e l -

EnXada de ffegel y l a c u e n X i 6 n j u d i a . El propósito explícito

de Marx al comienzo de su actividad intelectual es hacer una

c ~ i t t i c a d e l a polkXica. Sin embargo, el campo de la políti-

ca aparece en Marx como analíticamente secundario, fundamen-

talmente a partir de la derrota de la revolución de 1 8 4 8 . -

El fracaso de esta revolución implicaba la quiebra de cierta

concepción jacobina y "permanentista" de los procesos revolu -_

cionarios.

E l mundo capitalista aparecía con una opacidad, con una den-

sidad, con una permanencia tal que obligaba a un desplaza-

miento del campo del análisis de lo que Marx llamaba las for -

mas jurídicas, las formas estatales, a la ana.tam,la de ,esta -

sociedad, constituida por la economía política en cuanto -

ciencia. Es decir, este desplazamiento de campo que se ope-

ra en Marx fundamentalmente en la década del 5 0 y que spare-

ce como el examen de la anatamia de la sociedad civil recons -

truida en la economía polltica l o llevaba necesariamente a -

entender el campo de la política como anallticamente sccunda -

rio. Luego veremos que l o s resultados de esta conci1i:lción

planteada en términos de eazttructutra y a u p e h e ~ O ~ u c X u 4 a tal c o "

mo es esbozada por Marx en el Prr6laga a la cunXkibuci6n de. -

&a CtLLtica d e EcanamXa PoLLtica da pie para la conformación

de un marxismo donde la superestructura es un simple epifenó -

meno de una realidad que es l a iinica válida: la realidad de

la economía. Con lo cual tiende a predominar dentro de toda

la teoría marxista aquella tendencia interpretativa que -

Gramsci critica denominiindola economicibmo, y para la c u a l -

l a teoría, la política, aparece como una duplicidad quct sol:^

mente puede ser entendida en l o s términos de las l c y c s dc l -

funci-onamiento económico del sistema. Por eso dice Marx quc

las relaciones jurídicas, así como la forma del estado, no -

pueden ser comprendidas por sí mismas sino que hunden sus -

raíces en las condiciones materiales de la vida social. Es-

ta idea era sumamente rica en la medida en que reconstifura

la unidad de la política con la economía, la unidad del. cuer -

PO de la sociedad, y permitía la construcción de una teoría

de la sociedad al superarse el subjetivismo clásico de l a s -

concepciones anteriores. De todas maneras, plantear en t é r -

minos metodológicos de estructura y superestructura la tota-

11

I)c; t ; I I m o d o , potlcmos d c c i r quc l a c o n c e p c i ó n m a t c . r i ; l l ¡ : < t ; ~

1 : r h i s t o r i a , c~sboz;~da ya :) p a r t i r clc e s t a s c ! l a b o r n c i o ~ ~ c s , tlc

s:11cnt6 de hecho e l cstudi.0 de l a p o l i t i - c a y c l c l c s tac lo colno

s i ! j c t o s clutónomos, como e n t e s s u s t a n t i v o s . A l f i n a l de SII -

v - i d a , cn d i v e r s o s e s c r i t o s E n g e l s r e c o n o c i ó q u e hubo un d e s -

p I a z a n t i e n t o d e m a s i a d o v i o l e n t o , que e l e m e n t o s i m p o r t a n t e s de

I C que 6 1 l l a m a l a s u p e r e s t r u c t u r a f : l e ron de jados de l ado , y

que en e l f u t u r o d e b e r f a n s e r e s t u d i a d o s c o n m5s a t e n c i ó n , y

l e g 6 cam0 h e r e n c i a p a r a e ? d e s a r r o l l o de l a c o n c e p c i i j n m a t e -

r i a l i s t a de l a h i s t o r i a I n t a r e a de l a c o n s t r u c c i ó n d c una -

t e o r I a r e f e r i d a R estos campos.

Sin embargo, e l hecho c o n t r a d i c t o r i o e r a q u e e n v i d a de Marx

:la p o l i t i c n c o n s t i t u i a u n e l e m e n t o s u s t a n c i a l de sus v l a b o r a -

( . : ;ones , podríamos d c c i r que l a p o l i t i c a e r a l o a b s o l u t a m e n t e

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primario, lo predominante en su actividad, y no podemos CI-I -

tender a Marx si no lo vemos como sujeto político, como par-

ticipante activo y directo en las luchas sociales de su 6110-

ca. Basta leer la correspondencia entre Marx y Engels desde

1 8 4 3 - 1 8 4 4 hasta el final de s u vida (1883) para encontrar cn

c s c momento literario toda l a reconstrucción de la v i d a p o l Í ..

t i c a de Europa y hasta cierto punto del mundo c o n o c i d o , d c l

mundo que representaba la prolongación de la Europa de su -

6poca. Por lo que no podemos decir que existiera una des-

preocupación por el tema. E l desplazamiento del campo, al -

que hicimos mención, de la política hacia la anatomía de la

sociedad no significará en la vida práctica de Marx un des-

plazamiento de actividad; en ningdn momento se convertir5 cn

r m s a b i o que desde su gabinete examina situaciones alcjat1:ls

tic las luchas de l o s pueblos, de las clases y d c las soc i c s t l r l

(IC..;. I lay c n el Marx de la época una c a n t i d a d tic> o b r a s " c o --

yunturales", de escritos de circunstancias sobre l o s hechos

de la política mundial y europea que muestran la profunda, -

primordial y decisiva preocupación política de Marx.

Esta preocupación política se expresa, a su vez, fundamental -

mente en su concepción de la treualucidvz n a c i a l , entendida a l

mismo tiempo como una ~ v a l u c L 6 n palXXtica. Si hubo en el si -

13

glo p a s a d o un t c ó r i c o d e l s o c i a l i s m o que r e a l i z i j un e s f u e r z o

por v i n c u l a r , p o r e s t r e c h a r los l a z o s e n t r e e s o s d o s t i p o s - dc r e v o l u c i o n e s q u e e n l a c o n s t i t u c i ó n d e l m o v i m i e n t o s o c i a l

s o c . i ; 1 I i S t a a p a r c c 7 a n s i e m p r e d i v i d i d o s e n t r e a n a r q u i s t a s y -

j : ~ c o h i n o s , partidarios d e B a b e u f , f o u r i e r i s t a s y s a n s i m o n i a -

n o t ; , cn t re e s t a s dos i d e a s d e l a r e v o l u c i ó n s o c i a l y de l a -

r c v o l u c i ó n p o - I F t i c a como un h e c h o Ú n i c o , de u n a r e v o l u c i ó n -

s o c i a l que s c e v i d e n c i a y se e x p r e s a a l a vez como una revo-

l u c i ó n politics, e s e t e ó r i c o f u e M a r x .

Es en Marx donde se produce 1.a r e f u n d i c i ó n e n t r e e s t a s d o s -

v e r t i e n t e s d e l p e n s a m i e n t o s o c i a l : u n a quc h e r c d a , d i g a m o s ,

l a r c v o l u c i ó n f r a n c e s a y e l m o v i m i e n t o j a c o b i n o , y o t r a quc

d e r i v a d e l a t r a n s f o r m a c i ó n c a p i t a l i s t a que s e h a i d o o p e r a n -

do en l a s o c i e d a d de l a é p o c a y que s e e x p r e s a f u n d a m e n t a l -

mente en el p e n s a m i e n t o a n a r q u i s t a , Es en Marx donde encon-

t r a m o s e s t a u n i d a d . P o r o t r a p a r t e , e s t a m b i é n e n Marx don-

d e t o d a u n a e l a b o r a c i 6 n t e ó r i c a d e s e m b o c a e n l a n e c e s i d a d de

l a c o n s t i t u c i ó n d e l o r g a n i s m o p o l í t i c o d e l a c l a s e como e l e -

m e n t o d e c i s i v o p a r a a s e g u r a r l a t r a n s f o r m a c i ó n s o c i a l y p o l í I

t i c a de l a s o c i e d a d . Es d e c i r , d u r a n t e t o d o e l s i g l o p a s a d o ,

a Narx y a l m o v i m i e n t o s o c i a l i s t a d e r a í z m a r x i s t a l o s s e p a -

r a b a d e l a n a r q u i s m 0 . y de o t r a s c o r r i e n t e s s o c i a l i s t a s e l pri "

v i l e g i a m i e n t o de l a c o n s t i t u c i ó n d e l a c l a s e o b r e r a como un

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cucrpo político autónomo, como elemento decisivo 1)ar.n ; : : : c ~ I I

rar la transformación social y política de la sociedad. I '

La discusión fundamental entre anarquistas y socialistas no

giraba en torno al modelo de sociedad futura, puesto que en

última instancia ambos podían coincidir hasta en el mismo -

problema del Estado; mientras unos planteaban su destrucción

inmediata, los otros pensaban más en el proceso paulatino d c

su extinción. La diferencia fundamental entre ambos c s t r i b a -

ba en cómo concebian la acción polltica: si había o no yuc -

insertarse en la sociedad, convertirse en ciudadanos con d e -

rechos civiles, inscribirse en los registros electorales, -

constituir por lo tanto organizaciones pollticas. Toda la -

discusión entre estas dos corrientes, y no s ó l o hasta fina-

les del siglopasado sino hasta la década del 30 del presente,

se expresa en estas opciones.

Podríamos decir que desde Marx en adelante entre,socialistas

y anarquistas durante toda la época que va hasta la revolu-

cidn rusa y afín después de ésta, la discusión no giraba en -

torno a la act i2ud bkente ai! Ebtada, sino a a Ca a c t i t u d -

4ktenXte a la p o l l - t i c a . Socialistas y anarquistas considera-

ban que las luchas obreras comprometfan solamente a patrones

c3 analizar, desarrollar, con todas las derivaciones Y C o n S C ~ "

cuencias que tienen estos conceptos implícitos de p o l í l - . i c a -

subyacentes en el cuerpo del pensamiento de Marx.

¿Cuáles fueron entonces las razones que hicieron que e s t a -

tcoria no fuera formulada claramente por Marx, no fuera f o r -

mulada en el mismo sentido en que sí lo fue el análisis de -

las leyes de funcionamiento de la sociedad capitalista? En

pri-mer lugar, porque a partir de la derrota de 1 8 4 8 la pers

pectiva de un triunfo de la revolución en Europa era b a s t a n - I .

-

tc lejana. Habrá que esperar la aparición de l a Comuna ~ 1 ~ 1

ParZs para que la posibilidad de la revolución, l a p o s j b i l i -

dad de la transformaci6n revolucionaria vuelva a presentarse.

De todas maneras, hoy sabemos que Marx y Engels exageraron -

la capacidad o la posibilidad de transformación revoluciona-

ria abierta por la Comuna de París. El otro elemento que --

hay que tener en cuenta, elemento muy importante a nuestro -

entender, es que ni Marx ni Engels fueron realmente dirigen-

tes pollticos de organizaciones políticas de masas. Recorde -

mos que estas organizaciones políticas de masa s ó l o aparecen

a finales ,de siglo, casi en el mismo momento de la constitu-

ción de la Segunda Internacional (1890) . E s a partir de esa

fecha que se inicia en Europa el periodo de constitución de

los grandes organismos políticos de masa, organismos sindica -

les y partidos políticos socialdemócratas o socialistas.

17

I . : I i i r r i o ~ . J : ; I I I i %;IC i6r1 de 1 a (Ill(: foct i v ; l n l c n t c i;ln I ~ O ~ ~ ~ I I ; I ~ I O

[ J a r ' t c cera 1 a I , i ga Cornunist,a, y esta h a b í a dcsnp ;~ rcc ido c.011 -

ILI revolución de 1848. La Primera Internacional no fuc e s -

tri.ctamente una organización politica; fue más bien la unií'i -

cación europea de un movimiento obrero débilmente organizado

que incorporaba en su seno a diversas expresiones políticas

en la multiplicidad de las corrientes ideológicas existentes.

Por e s o el. modelo de partido que estaba en la cabeza de Marx

CT;I c l que sc había expresado en la Comuna de París; C S de--

C . ¡ r, no c l p a r t i t l o d e l proletariado en sentido e s t r i c t o , c o -

mo l-uc 1 ucgo t c o ri 7,ado fundamcnta~mcntc po-r Len in, s i n 0 miiS

h i c n l a expresión política de una clase organizada sobre 1;)

base de las diferenciaciones internas ideológicas y políti-

c a s que en ella existieran. En nuestra opinión, el partido

de la clase para Marx, admitía de un modo u otro la presencia

de una diversidad de corrientes ideológicas y políticas. -

Aunque debemos reconocer que serra inútil buscar en Marx y -

en el mismo Engels una teoría sustantiva del partido polzti-

co, ni una delimitación precisa del tema.

Retomando el caso particular de Gramsci, debemos recordar -

que ¿S1 escribe no sólo en calidad de teórico político, sino

esencialmente como participante activo de la política de su

época en su país y como uno de los dirigentes de un movimien -

18

1 0 tlc masas considcrable, de un movimiento político quc 1111rl-

diría sus ra?ces en la socicdad 'I-taliana y a dcsclc Cines c l c ~ t si "

g l o pasado, que había formado parte de una organiza'ción con-

siderable y casi mayoritaria en las elecciones realizadas -

luego de la primera guerra, pero además, de una organización

que se desplegaba en una multiplicidad de instituciones p r o -

pias dc la clase obrera: sindicatos, cooperativas, centros de

cultura, o sea de organizacioncs de t o d o t i p o quc cxprcsaban

I a capacidad de. creaciijn de CUI tura, de una conccpc.iT,n dcl

mundo, dc l a v i d a y de la soci.etlad, inherente a un p a r t i -

do yuc no s610 expresaba al prolctariado italiano, s i n o -

también, y é s t e es un hecho que l o distinguía en c l mo-

vimiento socialista europeo, a buena parte del campesinado -

i.taliano. En tal sentido, recordemos que el Partido Socia-

lista Italiano constituía una rrarra avin en toda l .a socialde-

mocracia curopea porque era e l Clnico partido que tcnia

una relat ivamcnte fuerte implcmentación en 5reas rural cs ,

en zonas donde encauzaba y dirigía la voluntad d e lucha no

s ó l o en capas obreras rurales, es decir de proletariado ru-

ral, sino también de pequeños propietarios rurales. Estas -

regiones se fueron conformando como zonas rojas desde aquc-

lla época y hoy continúan siendo, por ejemplo, l a s zonas de

mayor poder comunista en Italia, poder que no está asentado

exclusivamente en el proletariado del norte ni en el más d é -

19

t I

E s t a fue la b a s e social en la que se sustentó el Partido S o -

cialista desde f i n e s de siglo pasado y fue la base social -

del Partido Comunista. S i analizamos los planteos de Gramr-

ci cn t Q r n o a l a cuestión meridional, a su concepción dc l ; l s

a 1 ¡ : I I ~ ~ : I S , t l c l hloque histórico, de l a g u e r r a de p o s i c i o n c s ,

f.:II 1 . i 1 1 , ; I 511 c .or~c-c~l )c ión d c l a hcgcmonía, c?s cvitlcntc (Ill(.' (':;.-

t :I r e : ~ I i dad ( I C 1 1 1 1 ] ) a r t ido construido sohrc dos 1) i c s , tino

apoy;ldo cn cl movimiento proletario y otro en el. movirniento

campesino y pequeñoburgués, tuvo mucho que ver con dicha in6 -

dita categorización de la teoría política marxista.

Es más, podríamos decir que en un partido constituido funda-

mental o exclusivamente por clase obrera, o con una elevada

y fuerte presencia de clase obrera, no sólo desde el punto -

de vista numérico sino también político,no parecieran existir

las condiciones propias para la formulación de una concep-

ción de la hegemonía entendida no simplemente como proceso -

de alianza -aunque lo presuponga- sino como recomposición so -

cia1 y política, como formación de un bloque histórico nue-

v o . Todo partido constituido sobre la base de la presencia

20

dccisiva del proletariado ha tendido hist.Óric;tmcntc :I sc'r

un partido de tipo obrerista, es decir un partido dontlc p a -

radójicamente la presencia de una concepción economicista -

del marxismo resultó predominante. Esto ha pasado en la -

historia. Habrá que indagar hasta qué punto en la propia -

condición obrera, o más bien en la relación particular quc

cst:~hlcce con el conjunto de la sociedad una clasc o b r c r n .

sril idarl1cnt.c Constituida, est5n 1.0s elc~ncntos q u c : ir lv; l I ¡ ( I : I I I ,

~ ~ T I I ~ I I I o dificultan s u conversión CTI ' ' c 1 . a ~ ~ ~ nacion;11", 1 0

cua.1 constituye, como ya sabemos, el presupuesto n c c e s : ~ r i o

de toda concepción de la hegemonía, de toda teoría de la h c "

gemonía.

Los hechos y circunstancias que hemos recordado indican una

situación muy particular que puede ayudarnos a explicar l o

que diferencia a Gramsci del resto de los dirigentes m a r x i s -.

tas europeos. No para establecer comparaciones, ni escala

de magnitudes y valores, sino solamente comprobaciones de -

hechos. Existe una diferencia en Gramsci con respecto a -

Marx y Engels y aun con respecto al propio Lenin. Este G 1 -

timo, por ejemplo, reflexiona sobre un movimiento inexisten "

te, sobre una perspectiva que hay que demostrar en el pro-

pio proceso de constitución de un movimi.ento que tiene e n o r -

mes dificultades legales para su propia constitución. Le-

21

r

n i n no pudo ver, ni participar, ni dirigir grandes organiza

cienes políticas como las yuc funcionaban en los estados -

hur-gr~c:ses dcmocráticos, donde la presencia del movimiento -

oh rcro organi zado cra rcconocida 1.egalmente y podía cxprc-

s ; ~ r . s c C’II c l c o n j u n t - o dc l.a sociedad.

-

1 , c n i n rcflcxionó sobre una situación de absoluta ilegalidad

d c l movimiento, donde la lucha contra esta ilegalidad, cx-

prcsada como lucha contra el absolutismo, se fundía con l a

lucha por la transformación social revolucionaria. Es im-

portante tcner en cuenta este hecho cuando analizamos el ca

so d c Gramsci, quien no se limita simplemente a tomar c l -

corltcnido implícito en las concepciones de Marx para v o l v c r -

1 o c x p l í c i to, sino que a partir de Marx , sc llega a l a co111-

prcnsión dc que lo que se e s t á produciendo en el mundo e s

una transformación de una realidad política y que esa tran:;

formación desborda el campo más limitado en que había opera

do la reflexión marxiana.

-

-

-

O sea , así como la reflexión de Marx se sitúa en una época

determinada, en un momento determinado, esta nueva refle-

xión debe situarse en otro momento histórico caracterizado

por transformaciones decisivas en el sistema capitalista -

22

c 4 u c : 1 1 0 pucdcn dejar de tener p r o f u n d a s impJ icac ionc : ; 1);1r:I -

la consideración marxiana de la política y del Estado.

De esta concepción de Marx, Gramsci toma no solamente l a -

idea de que la política es una actividad autónoma, aunque -

determinada necesariamente por un cierto condicionamiento -

establecido por el desarrollo histórico, sino también la -

visión de la política como la actividad humana) central deci -

siva de todo sujeto social. En otras palabras, no hay en -

Gramsci una concepción restrictiva de la política, como us-

tedes podrán encontrarla en teóricos de la política de7 t i -

po dc Weber; por el contrario, la consideración gramsciana

de la política dilata a ésta de modo tal quc l a hace c q u i v a -

lente, en cierto sentido, a la noción de phaxia subyacente L>I I

e l pc,ns;miento de Marx. Desde este punto de vista, toda ac-

tividad humana de transformación de la sociedad es, de una

manera u otra, una actividad política, y el hombre se reali -

za en ese mismo proceso de constitución de esa actividad -

que é1 llama política, asuma ésta la forma que asuma. Por

eso para Gramsci el significado de la política va mucho más

allá que el significado de la ciencia y del arte de la polí -

tics en sentido estricto. Una concepción semejante de la -

política conlleva una serie de consecuencias en torno al -

planteo del Estado y de la posibilidad de su superación y,

23

con e s t a , do I n superación de la división er~trc gobcrnanl-c..;

y gobernados, e s decir, tienen una serie de consecuencias -

abordadas por Gramsci y que están referidas no sólo a su e x

periencia particular y a las necesidadeslde constitución de

1111 movimiento socialista en Italia, sino que de manera mu-

c- I1 ;1s v(:cc:s indirecta, metafórica, t.ienen quc v e r tamhiEn -

( . o 1 1 I C J qIIc cstah:I ocurriendo en 1 3 prol1i.a ilniijn Soviet ita,

( x , , tl(.:c. i r con cl 1 ' ; 1 i s d o n d c se ponían h i stóricamcrltc : I o r . u c . 8

I ) ; I un;r s c r i c do conceptos políticos marxistas rcTer.idos ; I .-

pr-oblcmas de dirección política y de superación de la cisu-

ra entre sociedad polltica y sociedad civil. Cuando Grams-

ci, por ejemplo, habla de cesarismo, no se refiere solamen-

te a Mussolini, Napoleón y otros personajes semcjantes, in-

cluye también en tal denominación al propio Stalin, por l o

que sus reflexiones se vinculan estrechamente a las 'vicisi-

tudes de la experiencia socialista en Rusia. Es importante

retener esta característica de l o s cuadernos granscianos, -

el hecho de que su trasfondo es una tentativa de reexamen -

de toda su experiencia política en el Partido Comunista Ita "

liano, en la Tercera Internacional y en la Unión Soviética.

"

Si no s e entiende esto, si no se sitúan l o s cuadernos en ese

momento particular, si se pretende hacer de ellos una lectu -

ra no connotada, resultará difícil, si no imposible, enten-

der a Gramsci. En tal sentido, yo diría que lo que estamos

24

hac iendo hoy es e n c o n t r a r una forma dc aproximarnos 3 Grams .-

c i , l u e g o p o d r e m o s d i s c u t i r s i su concepc j i jn e s p o l í t i c a -

mente p r o d u c t i v a .

listáhamos d i c i e n d o q u e l a p o l í t i c a t i c n e para Gr:lnIsc.i 1111 -

s i g n i f i c a d o más a m p l i o , y q u e r e b a s a cl campo de c5 taOo aiin

cn l a f o r m a d i l a t a d a en q u e c o n c i b e a é s t e cuando l o d e f i n e

como el c o m p l e j o d e a c t i v i d a d e s prgcticas y t e ó r i c a s c o n -

l a s que l a c l a s e d i r i g e n t e j u s t i f i c a y m a n t i e n e s u d o m i n i o ,

y además l o g r a o b t e n e r e l c o n s e n s o a c t i v o d e los gobernados.

¿Por qué ve más a l l á ? P o r q u e , como r e c o r d a m o s , todo hom-

b r e , e n l a medida en que es un s u j e t o a c t i v o , e s d e c i r en -

l a medida en que es un s u j e t o v i v o , c o n t r i b u y e a m o d i f i c a r

e l a m b i e n t e s o c i a l e n e l q u e a c t ú a ; es p o r t a n t o un s u j e t o

p o l í t i c o , s e d e s a r r o l l a como un s u j e t o p o l í t i c o , y t i e n d e a

e s t a b l e c e r o i m p o n e r r e g l a s , n o r m a s , p a u t a s q u e m o d i f i c a n -

l a s s o c i e d a d e s , y e s t a c o n t r i b u c i ó n , como d e c i m o s , e s una -

c o n t r i b u c i ó n p o l í t i c a . En e s t e s e n t i d o , v a l d r í a l a pena .-

q u e u s t e d e s r e l e y e s e n c o n sumo cuidado ese primer p á r r a f o -

d e l MaXehiaeidrno h i d X b t r i c o y La 6iloaodXa de. BenedeXZta C h a c e

donde Gramsci h a b l a d e l s e n t i d o común y de s u r e l a c i ó n c o n

e l b u e n s e n t i d o . En r e a l i d a d , e s t o d a u n a r e f l e x i ó n s o b r e

l a r e l a c i ó n e n t r e l a t e o r i a y l a p r á c t i c a , e n l a q u e t r a t a

25

dc indagar quc hoy estamos planteando aquí, y que como -.

vemos fundamenta su concepción del proceso revolucionario -

como un con-tt inua que hunde sus raíces en la cultura popular

y s c t lcspl i e g a cn una multiplicidad dc formas dc cor1cicnci;l

ll : lstí1 ; r I c a n z a r c'sc nivel de reforma intclectual y moral v i s

t i 1 nntc: todo en t.6rminos de adquisición construcciones d c -

UZ:I llueva concepción del mundo.

Observarán ustedes la presencia en Gramsci de una idea, de

una t e o r í a o de una concepción del proceso de constitución

de la conciencia de clase radicalmente distinta de la forma

habitual en que la formulan los marxistas, tal como aparccc

planteada cn libros como el QUE hace& de Lenin, por cic>mplo.

y que conciben la conciencia de clase como algo exterior -

que se adquiere en determinado momento a través de la "fu-

sión" de determinadas direcciones ideológicas con un movi-

miento social.

Podrlamos afirmar que para Gramsci esta dilatación del cam-

po de la polltica, esta comprensión de la política como al-

go que impregna el conjunto de los actos humanos, lleva ne-

cesariamente a plantear la acción humana como un elemento -

decisivo de este proceso de transformación, reencontrándose

con esa conocida tesis de Marx sobre Feuerbach que afirmaba:

26

"los filósofos hasta ahora han interpretado al mundo, pero

de lo que se trata es de cambiarlo". La polftica entendi-

da como la acción del hombre en una sociedad determinada -

es vista como transformadora de la sociedad y como supera-

dora necesariamente del campo estricto de la filosofía.

La política entonces no es simplemente un instrumento, no -

es simplemente un medio para llegar a determinado fin, sino

que es el proceso mismo de constituci6n de' los hombres como

scrcs libres, como seres aut6nomos, como seres capaces de -

conformar una sociedad autorregulada, como seres capaces de

conformar una sociedad sin gobernantes ni gobernadores. Es

decir, como seres soportes de la nueva sociedad.

Podríamos decir que aquí se expresa una verdad hasta cierto

punto obvia, de una u otra manera siempre planteada por la

teoria marxista. Pero si Concebimos la acción de todos los

hombres como unaaccidn pol€tica, por mbs heteróclita que -

I .

ella sea; es decir si concebimos que la acción de los hom-

bres en la sociedad est5 presidida por una cantidad de ele-

mentos dispersos, la mayoría de las veces contradictorios,

pero que son elementos que sirven a los hombres para actuar

en una sociedad, comprendemos entonces que la adquisición -

de, una nueva conciencia de la sociedad no significa meramen "

27

t c l a adquisición de un hccho nuevo, sino 13 rcformuIac i611

d c l conjunto de los elementos con los cuales se ha consti-

tuido la conciencia de los hombres. Plantear entonces como

l o hace implícitamente Gramsci que entre la cultura popular,

c:nt rc 1 a s concepciones populares, entre el sent.ido común,

( ' 1 I ) I I C : I I s c r ~ t ido y 13 conc-iencia no hay una cisura, no hay --

[ I t 1 s a I t o , ~ I O hay una transformación, no hay un cambio opcr:]

do p o r un elemento exterior a la acción de los hombres, si--

no que es e l propio proceso de despliegue de la multiplici-

dad de afirmaciones de los hombres, de concepciones de los

hombres, el que desemboca en una nueva slntesis; es plan-

tear de una manera radicalmente nueva por lo menos en el -

interior de la tradición marxista la relación entre tcorín

y ~)r;ictica, entre ciencia y consciencia, entre teoría rev0

Iucionaria y movimiento revolucionario.

Si ustedes leen el conjunto de los textos de Gramsci po-

r h observar el hecho curioso de que una cantidad de formu-

laciones están planteadas en estrecha vinculación con el -

mundo de la cultura popular. Gramsci se esfuerza por anali "

zar la concepci6n ¿el mundo implícita en el mundo de las -

clases populares - y no'só10 de ésta- recuperando sus formas

expresivas, sus aforismos, sus vocablos, sus metáforas, y -

28

e s t o es c o n s e c u e n c i a d e s u f o r m a c i ó n p r o f e s i o n a l p a r t . i c u l a r .

Gramsci e r a g l o t ó l o g o , e s d e c i r un hombre que a n t e s de v o l -

c a r s e d e l l e n o a l a p o l í t i c a s e d e d i c ó a l o s e s t u d i o s l i n -

g ü í s t i c o s , un hombre p o r t a n t o p r o p e n s o a d e t e n e r s e e n l a s

f o r m a s e x p r e s i v a s d e los s u j e t o s s o c i a l e s , a reconoce l ' que

t c r m i n o s t i e n e n un s i g n i f i c a d o d e t e r m i n a d o y que cn l o s sit,

n i f i c a d o s e s t á n i m p l í c i t a s d i s t i n t a s c o n c e p c i o n e s d e l mundo.

S i comparan u s t edes a Len in con Gramsc i s e encon t ra r sn con

u n a a c t i t u d r a d i c a l m e n t e d i s t i n t a f r e n t e a l mundo p o p u l a r -

s u b a l t e r n o . E l conjunto de l as re ferenc ias de Gramsci apun -

t a f u n d a m e n t a l m e n t e a l humus de l a c u l t u r a p o p u l a r , a l o s -

d i c h o s p o p u l a r e s ; e n c a m b i o , c a s i n u n c a e n c o n t r a r á n e n l a s

p a l a b r a s d e L e n i n , e n sus r e f l e x i o n e s , i m á g e n e s l i t e r a r i a s -

e x t r a í d a s d e l mundo p o p u l a r . Sus imágenes p rovienen de Gon -

c h a r o v , S a l t i k o v - S c h e d r i n , p o d r á n r e m i t i r a Pushk in , I-Ierzen

o T o l s t o i , i n c l u s o a t o d a l a l i t e r a t u r a c u l t a r u s a , p e r o no

al mundo s u b a l t e r n o d e l a c u l t u r a p o p u l a r r u s a ; p o r e l con-

t r a r i o , s í e n c o n t r a r á n e s t e a spec to en Gramsc i , y é s t e es un

h e c h o i m p o r t a n t e p o r q u e s i n u n a c o n c e p c i ó n p a r t i c u l a r d e l a

c u l t u r a , d e l o q u e s i g n i f i c a e l s e n t i d o común, e l p r o c e s o -

d e c o n f o r m a c i ó n h i s t ó r i c a d e u n p u e b l o , n o se p u e d e l o g r a r

una concepción de l a hegemonía n i e l a b o r a r u n a t e o r í a d e l a

hegemonla que exprese , como dec íamos , e s t a c o n c e p c i ó n d e l a

c l a s e o b r a r a como u n a c l a s e n a c i o n a l ; o sea u n a c l a s e q u e -

representa al conjunto de la nación y en la medida en que -

l o representa es la prosecucidn del proceso de constitución

histórica de un pueblo. Esto también apunta a ciertas ca-

racterísticas del movimiento socialista y a ciertas caracte

rísticas particulares de la formación de un hombre nacido 3

su vez en un mundo popular subalterno, como era la Cerdeña

d e l siglo pasado.

-

Q u i z 5 s hayan visto ustedes una película italiana titulada -

Pudt~e Padhone. Esta película est5 referida a un mundo cul-

tural que aún existe actualmente en Italia, y para el cual

Italia es el continente, o sea lo que está fuera de la na-

ción, l o que impide que ésta se convierta efectivamente en

t a l , porque la nación real es Cerdeña expoliada por l o s con - I :

tinentales. Desde muchos puntos de vista el personajc de -

1 3 película puede ser aproximado a Gramsci.

Gramsci es un hombre que pertenece a ese pueblo, que nace -

en ese mundo cultural subalterno y que cuando s e traslada -

al centro de la producción industrial, Turín, la ciudad ita -

liana de mayor concentración proletaria, realiza un esfuer-

zo demudado por fundir estos dos mundos, y puede hacerlo -

porque la cultura popular subalterna en la que nació y cre-

ció es admitida como válida y no rechazada como una subcul-

30

"

tura condenada históricamente a desaparecer, como cl Inundo

del error frente al mundo de la verdad expresado por el -

marxismo.

Como decíamos, este doble aspecto de la política -que con-

siste, por un lado, en que el campo específico de ésta es -

c l d c 1 3 acción en el Estado y desde c l E s t a d o , y , pot- c l -

otro , cn l a circunstancia particular dc quc l a p o l í t ¡(.a PS

cl clcmcnto que explica la actividad de los hombres, que: -

es el resultado de la actividad de estas en la mcdida en -

que la suma de sus acciones transforman a la sociedad-, e_s

te doble elemento es el que aparece permanentemente en l a -

:

reflexión de Gramsci a lo largo de toda su obra y lo que im -

pulsa su pensamiento en torno al significado del proceso de 1

transición y a la posibilidad de superación de la vieja s o -

ciedad y de construcci6n de una nueva.

Entonces, cuando Gramsci plantea este doble aspecto de la -

política está reconociendo la necesidad de vincular esta fi .- -

losofía de Marx, esta filosoffa de la praxis de Marx* con e l

- * ' Vale la pena señalar que esta designación del marxismo como "filo- sofía de la práxis" no es, como durante muchos años se sostuvo, una metáfora para eludir el rigor de la censura mussoliniana. La publi- cación científica de los C u d m o b de la C&C& (todos ellos acom- pañados con el respectivo sello del censor) permite comprender mejor las dificultades del propio Gramsci para encontrar las palabras ade- cuadas para sus nuevos conceptos. En las distintas versiones de l o s mismos textos aparece claramente de manifiesto un procedimiento bas-

31

carácter concreto de una ciencia de la accidn polftica.

I

Por eso las imágenes que se presentan son aque.l'las que vin-

culan a Marx con Maquiavelo en la consideraci6n de ese -

"Principe" moderno que debe ser la organizaci6n propia, au-

tónoma del proletariado. A través'de esa figura simb6lica

de un personaje determinado Gramsci esta planteando la nece -

s i d a d de desplegar esta teorza de Marx en terminos de cien-

cia, de arte, de tbcnica, de politi'ca, pero, mbs afín, en - términos de una reflexi6n general sobre la acci6n del hom-

bre en el mundo. Y esta consideraci6n tiene no s610 conno-

taciones te6ricas, sino tambien una impor;tancia prgctica y

estratégica para el examen de dos problemas centrales: a)

el de la acción por transformar el capitalismo en socialis-

mo, y b) el de la naturaleza y desarrollo de la sociedad -

socialista concreta: la Uni6n Soviética.

tante singular. El orden va de "filosofía de Marx" a - "filosofía de la práxis", de "clase socialn a "grupo so- cial", etcétera. Descartada la necesidad de metaforizar por razones policiales sus expresiones, 18 adopción de términos pro venientes fundamentalmente de la ciencia polftica tradicional (mos- ca, Sorel, Pareto) sólo puede ser explicad8 eatiefactofiampnte por ,la necesidad de expresar nuevo6 contenidos y reflexiones sobre he- chos sociales que intentan ser vistos desde una perspectiva no habi tual en la tradición marxista.

32

Decíamos que la reflexión de Gramsci apunta a estos dos ele -

mentos y que es necesario conocer las vicisitudes del proce -

so de construcci6n del socialismo en la Unión Soviética pa-

ra entender una cantidad de discusiones que plantea Gramsci

en Loa cuadehuroh. Lamentablemente no tendremos tiempo para

abordar cómo Gramsci se situaba frente a la sociedad socia-

lista de s u época. Nos detendremos solamente en el primer

problema, es decir,en la importancia práctica y estratégica

que adquieren estas reflexiones para el anslisis de las for -

mas históricamente adquirdas por la acción transformadora -

del capitalismo en socialismo'y que constituyen el centro -

de la preocupaci6n de Gramsci. Vale decir, analizaremos -

las implicancias de las reflexiones gramscianas para el aná -

lisis del significado de un proceso de transición, de una -

situación de transici6n, de una expe.riencia de transición - \ I

de una sociedad a otra. Debemos decir que;el movimiento co -

munista ha pecado por un enorme retraso en el desarrollo de

un pensamiento estratggico adecuado desde el punto de vista

ci'entífico en lo que respecta al proceso de transformacidn

de la sociedad, por un lado, y , por el otro, en la concep-

ci6n sobre el contenido y las formas qÚe asumen las socieda -

des socialistas. Y hoy este retraso se hace sentir; concre -

tamente, se está pagando con la situaci6n de crisis por l a

que atraviesan las sociedades socialistas constituldas, cri -

33

I

t

s i s que no e s solamente económica, social y política, sino

también y fundamentalmente teórica, de reflexión sobre los nuevos problemas surgidos en el proceso de constitución de

estas sociedades.

Diríamos que el movimiento comunista hereda este retraso -

del propio movimiento socialista, pues desde su constitu-

ción como tal a fines del siglo pasado, 6ste se caracterizó

fundamentalmente por la ausencia de un pensamiento estraté-

gico acerca de la política de transformación del capitalis-

mo al socialismo. Si leen ustedes las polémicas ideológi-

cas planteadas incluso por Rosa Luxembuxgoy Karl Kautsky en

el seno de la izquierda europea socialdemócrata contra la -

derecha o el centro socialdemócrata, verán que aun cuando -

la discusión está referida a acciones politicas concretas,

a la forma de éstas, remite a una discusión teórica general

sobre la toma del poder, sobre la transformación del poder.

Pero el significado de este proceso de tránsito, su posibi-

lidad, sus mediaciones, no se explicitan, es decir no hay -

una teoría de la conquista del poder. Y lo que aparecía co

mo tal no era otra coasa que la manifestación de dos concep

ciones excesivamente simplistas. Tanto para las corrientes

-

34

centristas, representadas por Kautsky, como para los :-aLic::.

. ies de izquierda -Pannekoek, la propia Rosa Luxembur.gc; :7

h a s t a cierto punto Lenin, aunque con diferencias. E n cz.::c

(?e Lenin- la transformaci6n revolucionaria s6lo era ?!.:S i ’ ~ 1 i . b

, I cspuEs de la toma del poder. Antes dc e s t a cttapa c~:; ; ~ f d

( 1 T a 11;thcr. acumulación de fuerzas, disclpinari z a c i 6 n &- ! t a < ’ í ’

;:;IS 1:a ra In tom;) o conquista del poder; pcrs cl R - : ; : : : ~ - . , o

1~ i transformaci6n correspondfa necesariamentc 2 .!n 1 7 ~ - ~ c , : . :

pc3ster ior a la toma del poder. Lean ustedes el i-ihr,.! ( : . .~ .

K a u t s k y l a h ,evoluc i0n ~ o c i a l , y ahl v e r h c1ar;;mcntc (x;:::..

sada esta idea. En la derecha socialdemócrata, el c t ! r ? :‘:

e l énfasis estaba puesto en el reconocimiento de la p r : ~ . ; : ’ , ..

I j . d a d de una transformación a través de la c o n q x i s t s ,!F i r

mayoría parlamentaria. El 51% como salto cualit,;titr(:, (-;:: 2.:.

- 1

. .

situación no es un planteo original de determinados ::c.: 1

7 - e ~ comunistas o socialistas de la actualidad; nc, -L-:$.*K; -.

una larga historia detrás, es una herencia d e l s i g i c : . p i i . i ; i

do. Ya e s t 5 presupuesta en cierto modo en la ~ M T * ~ C ! . = ! C I . : . < ~ ’ ? ’ ~ ~ .

de Engels a l a luclza de c labeb en Fnancia. A h i s e pI l i ; : ! :

va el desarrollo inevitable, impetuoso, insuperable. i 1: :

tructible del movimiento socialdemócrata que co:~qui

l.a rnayoria parlamentaria inauguraría una nueva etap:: c : ~ . ~ ! : ~

ferizada per la. conquista del poder y la t r a n s f o n n a z ; ; ” , ::I!

la sociedad.

Esta es la razón de por qué, antes de la transferencia del

poder, 1.as fuerzas socialistas debían operar en el interior

del sistema, de las instituciones, y de la política del Es-

tado burgués, para tratar de reformarlo en el sentido de la

tendencia irreversible de todo el proceso social. Pero la

n c c i d n reformadora era concebida puramente en términos de -

oposición parlamentaria, manteniendo una autonomía total -

frente al Estado y el gobierno. Y es aquí donde se advier-

te la quimera de la socialdemocracia, porque en la práctica

no se podía estar fuera del campo burgués si concebimos al

Estado burgués en el sentido amplio en que lo define Grams-

ci: como el conjunto de mediaciones y la multiplicidad de -

organizaciones y de instituciones a través de las cuales se

despliega la capacidad de dirección de una clase dominante.

De este modo, si hacemos nuestra esta concepción del Estado,

era evidentemente una falacia de la socialdemocracia creer

que podía dinamizar una política de democratikación de la -

sociedad como forma concreta de aproximación al momento de

la transferencia del poder manteniéndose fuera del sistema

político instaurado por la burguesía, 'o sea fuera del siste -

ma de las instituciones del Estado. De todas maneras éste

era el planteo, y la discusión entre centristas e izquier-

distas consistía, si se podia, y hasta qué punto, estar al

margen. Fíjense ustedes, sin embargo, que cuando un diri-

36

g e n t e s o c i a l i s t a f r a n c é s , como M i l l e r a n d , a c e p t ó f o r m a r p a r -

t e de un g a b i n e t e b u r g u é s se p r o d u j o e n l a s o c i a l d e m o c r a c i a

europea una c r i s i s i n t e r n a c i o n a l , u n a e n c a r n i z a d a d i s c u s i ó n

y u n a d i v i s i ó n i n s u p e r a d a . P o r q u e e l p a r t i d o s o c i a l i s t a s e

s o s t e n í a s o b r e l a b a s e d e c o n s i d e r a r s e un e n t e a u t ó n o m o , -

a p a r t a d o , u n a e s p e c i e d e m i c r o r g a n i s m o q u e e s t a b a o b l i g a d o

a a c t u a r e n e l i n t e r i o r d e l a s o c i e d a d b u r g u e s a p e r o que s c

m a n t e n í a a i s l a d o d e l a p a r a t o b u r g u é s , q u e s e negaba a f -or-

mar p a r t e d e l s istema i n s t i t u c i o n a l y p o l i t i c o b u r g u é s . En

e s t e s e n t i d o , l a p a r t i c i p a c i ó n e n e l s istema p a r l a m e n t a r i o

formaba p a r t e d e l p r o c e s o d e a c u m u l a c i ó n d e f u e r z a s p r o p u g -

nado pero de n inguna manera e r a v i s t o como p r o c e s o d e t r a n s -

formaci6n de l a s o c i e d a d b u r g u e s a .

A h o r a b i e n ; ¿ q u i é n e s f u e r o n l o s q u e p l a n t e a r o n l a p o s i b i l i -

dad de l a t r a n s f o r m a c i h b u r g u e s a , q u i e n e s los que h ic i c ron

h i n c a p i é e n e l momento de l a t r a n s f o r m a c i ó n , e n l a d i s c u - s i ó n s o b r e l a t r a n s f o r m a c i b n ? Los r e v i s i o n i s t a s .

Aqui debemos r e f e r i r n o s a B e r n s t e i n . E d u a r d o B e r n s t e i n , q u e

e r a un marxista c a b a l , q u e e ra un d i s c í p u l o d e M a r x , q u e e r a

e l hombre a l q u e , j u n t o c o n K a u t s k y , l egara E n g e l s t o d o s l o s

e s c r i t o s d e Marx, es d e c i r e l hombre que me jor expresaba en

e l mundo s o c i a l i s t a l a o r t o d o x i a m a r x i s t a , é s t e e s e l hombre

37

I

I

que p u e s t o a refl-exionar sobre la nueva época hist6rica -

abierta por los cambios operados en la estructura económica

de la sociedad europea (careciendo de los datos que hoy PO-

sc'cmos sobrc el surgimiento del imperialismo, las modifica-

c i .oncs d e l Estado, el proceso de conformación de un poder -

económico directo del Estado, el proceso de intervención -

creciente del Estado en la economía), plantea que la teoría

de Marx ha quedado en gran parte superada por estos cambios,

que l o s presupuestos de las concepciones marxianas son ina-

decuados y que no es verdad que se esté verificando un pro-

ceso de concentración de las constradicciones sociales en -

dos sectores, burguesía, por un lado, y proletariado por el

otro, con la simultánea desaparición de las clases interme-

diarias. O sea, Bernstein no analiza el hecho de la apari-

ción de nuevas clases intermedias que de una manera u otra

Marx había planteado ya en las 'Teohias aabhe lu p&u.?Ival.ia.

Si ustedes leen detenidamente ilas ' Teah iad , verán que allí -

Marx plantea que el proceso de desarrollo técnico, económi-

co y social, el proceso de desarrollo del capitalismo hace

emerger permanentemente nuevas capas sociales, nuevos secto -

res sociales. Pero no estamos hablando de lo que decía -

Marx, sino de cómo el pensamiento marxiano había tomado -

cuerpo en el movimiento socialista.

38

En este sentido, si leen ustedes el programa de 1.a socialde -

mocracia que redacta Kautsky para el congreso de Erfurt y -

que se convierte en el parámetro de todos los programas so -

cialistas de todos los partidos socialistas del mundo, v e -

r 5 n que ah1 estS planteado el hecho de la concentrac i t in J c > l

capital en el p o l o , la concentraci6n d e l capital. en o t r o y

el inevitable proceso del derrumbe del capitalismo, que -

era el otro elemento que motivaba esta concepción de la -

transformación como algo que se operaba luego de la toma -

del poder. Si las contradicciones capitalistas conducían -

necesariamente a la destrucción del sistema, si su derrumbe

era inevitable, toda esta discusión sobre l o s procesos pol: I

ticos, sobre las instituciones burguesas, sobre la transfor "

mación de la sociedad capitalista, era en última instancia

una discusión estéril. La discusión necesaria dcbía versar l

sobre el tipo de acción que habrían de desplegar los socia-

listas para acelerar l o s dolores del parto, para acelerar -

un proceso que era ineluctable dentro de la sociedad capita -

lista.

En realidad, l o que Bernstein niega es la idea de la prole-

tarización, de la polarización entre burgueses y proleta-

rios, para afirmar la consistencia, el mantenimiento d e las

capas intermedias y lo absurdo que significaba plantear un

39

"- - """ " _ - - " _ _ "

i

1

I

inevitable derrumbe del sistema capitalista. Destruidos es

tos dos soportes, toda la concepción de la socialdemocra-

cia se tornaba caduca. La reacción de ésta fue negar la -

validez del planteo de Bernstein, negar el hecho de la per

manenci.a de l o s sectores intermedios, tratar de demostrar,

utilizando nuevas cifras, que la concentración de capital -

en pocas manos efectivamente se daba, que la polarización - era un hecho, que l o s sectores intermedios desaparecían y -

que la piedra angular de la teoría marxista era la necesi-

-

-

dad inmanente del derrumbe del sistema capital.ista. Fue en

el interior de esa polémica que aparece Rosa Luxemburgo, -

que es quien intenta reconstituir el significado revolucio-

nario de la teoría marxista para modelar una acción políti-

ca revolucionaria; es ella la partidaria decidida de la con

cepción del derrumbe inevitable del sistema capitalista. -

Enfatizando al mismo tiempo el problema de las "terceras -

personas" (ni proletarios ni capitalistas), o , dicho de -

otra manera, el problema de las relaciones entre el capita-

-

lismo y l o s sectores no capitalistaso precapitalistas, entre

el capitalismo y el tercer mundo, podríamos decir. El capi

talismo era un sistema que no podía funcionar por sí mismo,

que era contradictorio en sí mismo y que no podía existir -

en estado "puro"; y cdmo se expandfa devorando los sectores

precapitalistas, encontraba así su límite natural. Aunque

I

-

40

Rosa Luxemburgo aifrmaba que mucho antes de que encontrara

su límite natural la socialdemocracia lo habría de derrum-

bar, la concepción misma del límite natural le permitía bus "

car en esta estructura contradictoria del capitalismo los -

fundamentos "materiales" de su concepción revolucionaria.

I k c s t c modo, c.1 hecho d e l revjsionjsmo, la presencia de -

Bernstein, el surgimiento de esta corriente de pcnsadorcs -

que en el terreno político se estabandesplazando hacia e l -

campo de la burguesía, el hecho de que este sector político

hubiera percibido con bastante agudeza la iniciación de una

nueva época histórica en el mundo, llevó necesariamente al

otro sector a abroquelarse en la defensa de l o s puntos apa-

rentemente fuertes, inconmovibles, de l o s cimientos indes-

tructibles de la teoría marxista. Por eso, a su vez, toda

esa temática entrevista de una u otra manera en las concep-

ciones de Bernstein -la posibilidad de la transformación

de un movimiento socialista que se fortalecía en el inte-

rior de la sociedad capitalista- fue dejada a un lado.

Ahora bien; las críticas revisionistas planteaban tres pro-

blemas importantes: ¿qué implicaciones tenía el hecho de -

que las viejas clases y estratos sociales y los nuevos que

41

se iban conformando no desaparecieran ni fueran absorbidos

por el proletariado, ya fuera agrícola o industrial? Esta

observación remite al hecho de que la heterogeneidad so -

cial, la multiplicidad de las clases, es un elemento natu-

ral dentro de todas las sociedades capitalistas. Sin em-

b a r g o , ni el propio Bernstein ni sus oponentes extrajeron

conclr ls ión :11gu~la d c este hecho. Fueron incapaces de for-

mular conceptos t a l e s como los de dictadura del prolctaria

do, o de dirección hegemónica del proletariado, y ni si-

quiera vislumbraron la posibilidad de una política de -

alianzas. Anotemos que el Partido Socialdemócrata Alemán,

por ser un organismo fuertemente "obrerista" percibía como

contradictorio con su ideología proletaria todo tipo de -

vinculación con el mundo rural y con el movimiento campesi

no.

-

-

En su CueaXibn aghahia, Kautsky llega a reconsiderar la PO

sibilidad de una política de alianzas del proletariado ur-

bano con el proletariado rural, pero no con las capas cam-

pesinas. El desarrollo del capitalismo en el campo era -

inevitable, y, por tanto, un pro1,etariado urbano no podría

apostar a la defensa de l o s sectores campesinos atrasados

pues éstos estaban condenados por la historia. La tecnifi

-

-

42

f i c a c i ó n , e l d e s a r r o l l o , l a c o l c c t i v i z a c i 6 n c a p i t a l i s t a

d e l campo e r a n i n e v i t a b l e s .

P o r o t r o l a d o , f r e n t e a l a e v e n t u a l i d a d d e u n a i n e v i t a b l e

c o n q u i s t a d e l p 0 d e . r se p l a n t e a b a o t r o p r o b l e m a : ictíal e r a

l a ú n i c a v í a c o n d u c e n t e : l a i n s u r r e c c i ó n o e l t r i u n f o e l e c

t o r a l ? Cuando l a c o n v i c c i ó n d e e s t a i n e v i t a b l e c o n q u i s t a 1

d e l p o d e r d e s a p a r e c i e r a , ¿cómo se s u s t i t u i r í a e s t . a i d e a -

que se demostraba i r r e a l , q u e a c t i v i d a d , q u é a c t i t u d , quC

c o n c e p c i ó n d e b e r í a n t e n e r l o s s o c i a l i s t a s p u e s t o s e n t o n c c s

en l a s i t u a c i ó n d e l a i m p o s i b i l i d a d de l a c o n q u i s t a d e l po -

d e r ? S i b i e n p o r un l a d o p r e t e n d í a n q u e s u a c c i 6 n p o l í t i -

ca f u e r a u n a i n v o c a c i ó n a l a f u e n t e , u n a ' i n v o c a c i ó n a l a - , ,

t e o r í a , p o r o t r o l a d o , c o r r í a n e l r i e s g o d e q u e d a r f u e r a -

de l a p o l í t i c a c u a n d o e n e l i n t e r i o r d e l a s o c i e d a d c a p i t a -

l i s t a l a s r e f o r m a s i n t r o d u c i d a s p o r e l p r o p i o c a p i t a l i s m o

h u b i e r a n q u i t a d o e s p a c i o a l a s r e i v i n d i c a c i o n e s q u e p l a n -

t e a b a e s t e p a r t i d o s o c i a l i s t a , ¿ q u é a c c i ó n d e b í a c u m p l i r -

e n t o n c e s e l p a r t i d o ? E s t o s h e c h o s , q u e n o f u e r o n v i s l u m -

b r a d o s p o r l a c r í t i c a r e v i s i o n i s t a , la ú n i c a q u e e s t a b a e n

c o n d i c i o n e s de h a c e r l o , y q u e q u e d a r o n f u e r a d e l a conside- ,

r a c i ó n y d e l h o r i z o n t e t e ó r i c o y c u l t u r a l de l a s o c i a l d e m o -

c r a c i a , e s t o s h e c h o s f u e r o n los q u e s e v e r i f i c a r o n l u e g o -

en e l d e s a r r o l l o d e l a c r i s i s c a p i t a l i s t a en Europa y en -

43

el mundo no europeo. Es decir, estos probl,emas sucitados

de una manera u otra por la crisis del marxismo a final -

del siglo no fueron vistos ni analizados ni discutidos por

la socialdemocracia, ni siquiera la perspectiva de la des-

trucción física del movimiento socialista fue entrevista.

Por 1;) misma época Gngels plantea esta posibilidad en s u -

7 n t h o d u c c ~ ’ d n a La l u c h a d e c L a d e d e n F r r a n c i a . Sin cntbargo,

piensa que el intento de destrucción física del movimiento

socialdemócrata por parte de la reacción alemana ocasiona-

ría inevitablemente la revolución en Alemania; o sea, tam-

bién para Engels el triunfo de la socialdemocracia era ine

vitable. Fue ante la crisis provocada por la guerra, ante

la necesidad de dar una respuesta a una situación radical-

mente distinta en que aparece.un nuevo tipo de planteo. -

Efectivamente, Lenin elabora una estrategia política de la

transformación. Pero ésta fue, en Gltima instancia, una -

respuesta parcial en la medida en que si bien respondía al

primer punto -las implicancias que tenía el hecho de la -

existencia en la sociedad de una multiplicidad de clases -

sociales-, de ninguna manera respondía a estos dos elemen-

tos que podemos caracterizar como la imposibilidad de la -

conquista del poder, por un lado, y, por el otro, al hecho

de que las reformas estructurales en la sociedad capitalis

-

-

44

t a f u c r a n i n t r o d u c i d a s p o r e l p r o p i o c a p i t a l i s m o y no fue-

r o n r e s u l t a n t e s de l a c o n q u i s t a o de l a l u c h a d e l a c l a s e

o b r e r a .

I l n t o n c c s , c s t a s d o s r e s p u e s t a s q u e d a r o n cxc1ultl ; ts Jc l a -

o 1 ; l b o r a c i ó n l e n i n i s t a p o r q u e é s t a p l a n t c a b t i una e s t r a t e g i , ~ acordc a l a s e x i g e n c i a s d e r i v a d a s de una soc iedad concrc l -a

donde d e hecho e s t a s d o s c o n s i d e r a c i o n e s n i s i q l l i e r a s e -

planteaban , donde había un E s t a d o a b s o l u t i s t a i n c a p a z d c i n -

traducir n i n g ú n t i p o de r e f o r m a , n i s i q u i e r a l a r e f o r m a po . ..

l í t i c a p r i m e r a y f u n d a m e n t a l c o n s i s t e n t e en d a r u n a e x p r c -

s i ó n p o l i t i c a a l c o n j u n t o d e l a s c l a s e s s o c i a l e s .

P o r e s o , e l l e n i n i s m o no admite d e h e c h o u n a v í a a l t e r n a t i . -

va a l p o d e r f u e r a d e l a r e v o l u c i ó n , y n i s i q u i e r a h a t o m a -

do e n c o n s i d e r a c i ó n e s a h i p ó t e s i s ; no s e l a e n c u e n t r a e n -

todo e l c u e r p o d e l p e n s a m i e n t o d e L e n i n h a s t a e l t r i u n f o -

de l a R e v o l u c i ó n r u s a .

Antes de e s t e momento la d i s p u t a s e p l a n t e a b a e n t r e q u i e -

n e s l u c h a b a n p o r l a r e v o l u c i ó n y q u i e n e s p a c t a b a n c o n e l -

e n e m i g o c o n t r a s u r e a l i z a c i ó n . P e r o l a r e v o l u c i ó n a p a r e -

c l a e n t o n c e s como r e s u l t a d o i n e v i t a b l e , como l a ú n i c a v í a

de t r a n s f o r m a c i ó n p o s i b l e . D e s p u é s d e l a R e v o l u c i ó n r u s a

45

L c n i n entreve esta cuestión, pero se hace necesario enton-

ces dar respuesta a l o s nuevos problemas que plantea la -

constitución del estado socialista. Ahora bien: si tene-

mos en cuenta que una alternativa semejante a la que esta-

mos planteando aqui es, de uno y otro modo, la alternativa

planteada hoy a la enorme mayoría de l o s paises capitalis-

tas, tendremos que admitir entonces que l o s problemas que

surgcn a finales de siglo con la crisis revisionista plan-

teada por Bernstein cobran en la actualidad una urgencia -

fundamental, una actualidad sorprendente; porque ha habido

una quiebra de aquella concepción que no admitía ninguna -

otra forma de alternativa en torno a la lucha del poder - que no fuera el camino de la revolución.

Como decíamos, el movimiento en Rusia se encontraba enfren -

tad0 al enemigo, por l o tanto, necesariamente fuera del -

Estado y de la Sociedad. La imposibilidad de integrarse -

de alguna manera a esta sociedad llevaba aparejada la nece -

sidad de que ese Estado y esa Sociedad fueran destruidos y

Sustituidos necesariamente por otros. Y si bien la posibi -

lidad de reformas aparecía como un hecho absolutamente des -

cartable, en Lenin estaba planteado el hecho de que la rev0 -

lución era el producto de la lucha de un gran' movimiento -

46

popular poseído de una formidable capacidad de representa"

ción de las clases populares, lo cual, a su V C Z , nos lleva

;L comprender por qué en la elaboración leninista estaban -

])resentes el problema de l a s alianzas politicas, y el de -

' a s nacional idades, dos elementos colocados prscticamcsntc Fucr-a dcl horizonte ideológico dc la Segunda Tntcrnacionnl.

!;in embargo, el problema de las nacionalidades fue entrc-

isto, to, e incluso discutido, por la Segunda Internacional -

pero desde la perspectiva de encontrar parámetros politi-

cos que permitieran obstaculizar la degeneración, o mejor

dicho, descomposición de los estados mu1 tinacjonales. La

:;ocialdemocracia austriaca debía encontrar formas dc! impc "

tiir que el imperio austrohúngaro, consti.tuido p o r una mú1 -

liplicidad de nacionalidades, se desintegrara, pues de c s "

1 e modo l a conformación de estados nacionales 11 cvar-ía a -

toda la situación austrohúngara a un retroceso en un momen "

t o en que la socialdemocracia estaba conquistando la mayo-

i-ía y en que ya se visualizaba la posibilidad de conver-

sión del imperio en un imperio socialista. La disgrega-

ción de ese imperio en diversas nacionalidades era un p a s o

ntras en el acceso de la burguesía de cada una de esas na-

ciones al poder. En este sentido, el problema de las na-

cionalidades emergía como consecuencia de las contradiccio "

nes nacionales internas, pero no debido ;I una recons i d e r - a -

47

ción del papel revolucionario de las 1ucha:s nacionales en

este continuo proceso de transformación que es el proceso

revolucionario.

Por eso la discusión sobre el problema de las nacionalida-

des y de las alianzas debid abandonar el campo de la Segun

da Internacional para remontarse al pensamiento de Marx, y es en este sentido que la elaboración de la hipótesis leni

nista fue visualizada como un "retorno a Marx", como un re

montarse a las fuentes del pensamiento marxista desvirtua-

-

-

-

das por la concepción de la Segunda Internacional.

La actual discusión entre los marxistas en torno al proble

ma de la estrategia política, e, incluso, a la estrategia

planteada por Marx, deriva, en última instancia, de los de -

bates estratggicos rusos acerca de diversos problemas: el

papel del proletariado, el problema de las alianzas, el de

las nacionalidades. Por eso, cuando consideramos un termi -

no fundamental de la elaboración gramsciana como es el de

Iregemonia, veremos que tiene como transfondo ese prolonga-

do debate teórico y politico de la socialdemocracia y del

bolchevismo ruso. Lo que queremos decir es que el conjun-

to de las temáticas en torno a las cuales se desarrolla -

-

48

hoy e l d e b a t e s o b r e l a e s t r a t e g i a d e r u p t u r a d e l a s o c i e -

dad c a p i t a l i s t a e s t $ p l a n t e a d o ya en l a h i p ó t e s i s l e n i n i . ?

t a . S i n e m b a r g o , l a profundidad de la R e v o l u c i 6 n r u s a , c;l

e f e c t o d e s l u m b r a d o r d e l a e s t r a t e g i a l e n i n i s t a y e l t r i u n -

f o de l a e f e c t i v i d a d d e esa r e v o l u c i ó n o p e r a e n t o n c e s s i -

mul táneamente como un e l e m e n t o d e m o d i f i c a c i ó n d e l . p e n s a -

m i e n t o d e l a S e g u n d a I n t e r n a c i o n a l , y ' a d e m á s como un e l e -

m e n t o c o n s e r v a d o r , d e a f i a n z a m i e n t o , e n c i e r t o modo, de l a

o r t o d o x i a , l o q u e p r o v o c ó q u e l a t e m á t i c a de l a t r a n s f o r m a "

c idn fuera abandonada .

1

i , Es p o r e s t a razdn que l a T e r c e r a I n t e r n a c i o n a l a p a r e c e r á -

como un i n t e n t o de e x p l i c i t a c i ó n , d e u n i v e r s a l i z a c i ó n , de

l a h i p ó t e s i s l e n i n i s t a : e l Clnico camino vál ido para l a - t r a n s f o r m a c i ó n d e l a s o c i e d a d es e l c a m i n o b o l c h e v i q u e . -

La l u c h a s e p l a n t e a r á e n t o n c e s e n p r o d e l a a p l i c a c . i ó n , en

t o d a s p a r t e s , de l o s p r o c e s o s de o c t u b r e , d e l a r e v o l u c i ó n

d e o c t u b r e , l o c u a l , l l e v a d o h a s t a e l e x t r e m o , d e v i e n e e n

l a l u c h a p o r l a r e i v i n d i c a c i ó n , d e los mismos modelos o r g a -

n i z a t i v o s d e l p r o c e s o r e v o l u c i o n a r i o r u s o .

Habrá que esperar h a s t a e l a ñ o 1 9 3 5 para que se abandone -

l a r e i v i n d i c a c i ó n de l o s s o v i e t s como una i n s t i t u c i ó n u n i -

v e r s a l , v á l i d a para e l c o n j u n t o de l o s p a l s e s r e v o l u c i o n a -

49

I

I

I

I

r i r ) s , o para a q u e l l o s en tr5nsito o en proceso revoluciona

r i o de transformación. O sea que de una manera y otra la

l'crcera Internacional es el organismo que disciplina las -

fue rzas políticas para la conversión de la revolución rusa

e n un fenómeno de valor universal, pero no en un valor uni -

versa1 en términos de experiencia concreta de transforma-

ción de cada sociedad concreta, sino en términos de la ela -

boración de los parámetros necesarios de todo proceso de -

transformación.

"

tie aquZ por qué la actual discusidn sobre si el marxismo -

es o no marxismo-leninismo oculta en realidad la discusión

sobre si estos parámetros instituidos por l a Tercera Inter -

nacional siguen teniendo validez, siguen siendo universa-

les; no es una discusión sobre Lenin, como tampoco lo es -

sobre Marx, sino sobre la teorización de la Tercera Inter-

nacional. No es justo asignarle a Lenin las culpas que -

provienen de sus sucesores. No se trata de descolgar el - retrato de Lenin, sino, simplemente, de ver si la aplica-

ción de una fdrmula leninista -tal como cristalizó un cuer -

po de doctrinas en la Tercera Internacional- significa la

adscripción a un cuerpo de pensamiento rlgido incapaz de -

dar cuenta de los procesos históricos concretos. Es esta

la actitud que l o s italianos, siguiendo a Cramsci, han asu -

mido desde hace bastante tiempo.

50

I"1los h a b l a n dc marxismo y de lenin ' ismo como dos c x p r c s i o - -

nes d i f e r c n c i a d a s p r o d u c t o s d e d o s momentos d i f c rentcs . -

Todavía en 1946 0' 1 9 4 7 l a COMINFOKM p l a n t e a b a l a p o s i b i l i -

d a d d e l t r á n s i t o h a c i a l a s o c i e d a d s o c i a l i s t a s i n n e c e s i -

dad de pasar p o r l a d i c t a d u r a d e l p r o l e t a r i a d o p o r q u e la -

d e m o c r a c i a p o p u l a r , e n c u a n t o q u e n u e v a e s t r u c t u r a d e PO-

d e r b a s a d a e n e l p l u r a l i s m o p o l l t i c o y de c l a s e , podl'a ase -

g u r a r d i c h o t r á n s i t o s i n l a s f u e r t e s t e n s i o n e s a que se -

v i 6 e n f r e n t a d a l a s o c i e d a d s o v i é t i c a . Y cuando s e h a b l a -

d e d e m o c r a c i a p o p u l a r s e e s t á p l a n t e a n d o l a e x i s t e n c i a d e

u n Es tado donde s e e x p r e s a n u n a p l u r a l i d a d d c p a r t i d o s , -

donde se v e r i f i c a l a p r e s e n c i a d e p a r t i d o s q u e c x p r e s a n a

l a p e q u e ñ a b u r g u e s í a u n o s , y q u e r e p r e s e n t a n a l movimiento

s o c i a l i s t a y c o m u n i s t a l o s o t r o s . ¿ P o r qué? Porque en -

C h e c o e s l o v a q u i a , e n H u n g r í a , e n P o l o n i a , e n R u m a n i a , e n -

B u l g a r i a , l o s p a r t i d o s c a m p e s i n o s , p o r e j e m p l o , e r a n i n s t i -

t u c i o n e s p o d e r o s a s c o n c a p a c i d a d h e g e r n ó n i c a , c o n u n a formi .-

d a b l e e x p r e s i ó n d e masas. Esta p o s i b i l i d a d i n é d i t a d e -

t r á n s i t o a l s o c i a l i s m o s e i n t e r r u m p e c u a n d o s o b r e v i e n e n -

l o s p r o c e s o s R a j , e l g o l p e d e e s t a d o c o m u n i s t a e n C h e c o e s -

l o v a q u i a , l a e x p u l s i ó n d e Y u g o e s l a v i a d e l COMIMFORM. Y s i

b i e n e l p r o c e s o s e d e t u v o , e s i n t e r e s a n t e r e c o r d a r q u e e s -

t a d i s c u s i ó n ya e s t a b a p l a n t e a d a e n e l año 1 9 4 6 , p r o l o n g a n -

d o , en c i e r t a manera , l a s i d e a s s u b y a c e n t e s e n cl año 1 9 3 5

51

en ocasión del séptimo congreso, y no podemos precisar has

ta qué punto en la mente de Dimitrov, en la mente de Toglia

tti, en la mente de todo un conjunto de dirigentes revolu-

cionarios que vuelven luego a actualizar la misma temática

estaba o no planteada esta necesidad de la superación de -

l a experiencia del modelo de octubre.

- -

Entonccs, a partir del fracaso de la revolucidn alemana de

l!121, reafirmada por el fracaso de la revolución alemana -

de 1923, para el movimiento revolucionarioresulta claro -

que octubre había sido un caso especial, un'modelo particu

lar y no un modelo general. Es Lenin, nuevamente, el que

en 1921 plantea la modificacidn de ciertas líneas, quien -

plantea l a necesidad de la reunificación de la clase obre-

.r;l y d c la constituci6n del frente Único. Es Lenin el que

lanza la iniciativa de la unificación de la Tercera Inter-

nacional con la Segunda, digamos la Segunda Internacional

reconstituida. Después de la primera guerra, la Segunda -

Internacional se divide en dos vertientes, la Segunda In-

ternacional y la Segunda y media, que suele llamarse la -

"dos y media" (ustedes saben que hubo intentos para unifi-

car esas organizaciones, es decir, toda la dura crítica -

contra el austromarxismo y contra las demás concepciones -

-

52

de l a i z q u i e r d a s o c i a l d e m ó c r a t a s e d e s a r r o l l a a partir d e l

í 'racaso de e s e i n t e n t o , f u n d a m e n t a l m e n t e a p a r t i r d e l c u a r

t o c o n g r e s o de l a I n t e r n a c i o n a l ) . P e r o ya en e l t e r c e r -

c o n g r e s o ( 1 9 2 1 ) s e h a b í a l l e g a d o a l a c o n c l u s i 6 n d c l : ~ nc:

c c s i d a d de r e c o n s t i t u i r l a u n i d a d de la c l a s e p o r q u e s c -

a c c e d l a a una etapa d e d e f e n s i v a r e v o l u c i o n a r i a .

F o r e s o d i c e Gramsci q u e h a b r í a que v e r s i en e l p l a n t e o -

que Lenin hace en 1 9 2 1 e n t o r n o a l p r o b l e m a d e l f r e n t e ú n i -

c o d e l a c l a s e - u n i d a d d e t o d a l a c l a s e p r o l e t a r i a y a l i a n _ .

za c o n l o s demás s e c t o r e s - no e s t a b a p l a n t e a n d o y a u n c o r -

t e r a d i c a l con todos l o s c o n c e p t o s a n t e r i o r e s y formulando,

e n c i e r n e s , e s t e concepto de hegemonía sobre e l c u a l s e ba -.

s a t o d o e l razonamiento de Gramsci. E n t o n c e s , e s a p a r t i r

de e s t a h i p ó t e s i s , d e s u d i s c u s i ó n e n e l s e n o de l a I n t e r -

n a c i o n a l C o m u n i s t a y de sus e f e c t o s s o b r e l a s demás f u e r -

zas s o c i a l e s como Gramsci v a e n g a r z a n d o t o d a s u i n t e r p r e t a

c i ó n .

P e r o , como d i j i m o s , a p a r t i r d e l f r a c a s o d e 1 9 2 1 l a r e v o l u -

c i ó n m u n d i a l o e u r o p e a ya e s t á d e t e n i d a ; e l m o d e l o de l o s

p a r t i d o s c o n s t i t u i d o s s o b r e l a b a s e d e l a s 2 1 c o n d i c i o n e s

e s t a b l e c i d a s p o r e l segundo congreso de l a C o m i n t e r n c l a u -

s u r a l a c a p a c i d a d c r e a d o r a , l a i n i c i a t i v a p o l í t i c a , l a c a -

53

pacidad de imaginación politica de las organizaciones comu -

nistas. Y hasta el fracaso en 1927 de la revolución en -

China obligaba de una manera y otra a una nueva reflexión

sobre esta etapa nueva. Pero hay que agregar que no sólo

en el movimiento comunista se advierte esta incapacidad de

rcflcxionar sobre las nuevas situaciones, hecho que es ne-

ccsario rccordar cuando s e discute este problcn~a p o i q u c no

só1.o fracasan l o s comunistas en su incapacidad de ver l a -

modificación de la situación, la reconstitución dei capita -

lismo, su capacidad de recomposición, sino que también fra -

casan las experiencias socialdemócratas y las esperanzas -

socialdemócratas, pues si bien lo que se da en 1941 es la I

I I derrota de la socialdemocracia en su oposición frente al -

Estado, lo que fracasa desde 1918 hasta el año 1933, funda -

mentalmente en Austria y Alemania, es la experiencia de la

socialdemocracia en el gobierno. . Y hasta tal punto que lo que sobreviene luego del gobierno de la socialdemocracia -

es el fascismo. Entonces, fracasan por un lado los comu-

nistas, pero también fracasan los socialistas. Por eso,

no hay que caer en el engaño de pensar que la responsabili -

dad de toda esta desgraciada historia pertenece a un solo

sector. No, pertenece al conjunto del movimiento obrero,

a la totalidad del movimiento obrero en sus dos vertientes.

Si lo pensamos de esta manera, si admitimos que el proble-

"" -" """T" - - -

ma iba más allá del fracaso de los comunistas y dc,los so-

cialdemócratas, no podemos entonces hacer recaer en la per -

Cidia comunista o socialdemócrata la causa del fracaso, n i

en l a presencia o la traición o del rcformismo, por un la-

do, ni tampoco en la del revolucionarismo abstracto, d c l a

politica del ataque sistemático por el otro, l a s razones -

de la derrota. Todos resultaban culpables. Eran ambas po -

siciones las que estaban fracasando. No s ó l o Otto Bauer -

era culpable, ni Max Adler; también lo era Stalin, Bujarin,

0 ,

Trotsky y en cierto sentido Lenin. El fracaso era imputa-

ble al conjunto del movimiento socialdemócrata, socialista

y comunista. Y esto sólo l o advirtieron sectores muy mar -

ginales, pequeños grupos de izquierda expul.sados de la In-

ternacional Comunista y colocados fuera del campo de la ac .-

ción política. Tal es el caso de Korsch, Grossman y otros.

Pero, desde su gabinete , en la medida en que todos ellos

se aislaron del escenario de la acción política concreta,

lo vieron en términos de "crisis del marxismo", y sus posi -

cienes se fueron convirtiendo cada vez más en políticamen-

te improductivas, incapaces de generar nuevos hechos poli-

ticos, nuevas reflexiones políticas, salvo en términos p u -

ramente teoricistas. Pero también Gramsci visualizó este

problema y e s t e es un mérito que hay que reconocerle. Fue

55

- - - "Y""" - - """_

debido a la persecusi6n mussoliniana que Gramsci pudo ver-

lo desde una csrcel, pero manteniendo los vlnculos con el

movimiento comunista, siendo parte de ese movimiento aun-

que parte muy conflictuada. En el año 1930, en ocasión de

un v i r a j e radical de la Internacional Comunista hacia una

posición ultrasectaria -clase contra clase, revolución in-

mediata- Gramsci sufre una seria amenaza de expulsión de -

l a s filas comunistas. Sin embargo, sigue planteando para

el caso de Italia la necesidad de la asamblea constituyen-

te, de una amplia política de alianzas. Simultáneamente - con este planteo -política de alianzas, asamblea constitu-

yente, la posibilidad de la caída de mussolinismo y la en-

trada en un proceso de transicibn, es decir la 'apertura de

un campo democrático-, Gramsci está elaborando lbs Cuaden-

M O A d e l a cbncet. Por eso no es posible aislar los Cuaden

no6 de esta reivindicacidn en la que, aGn en ciernes, se -

está gestando una alternativa para el movimiento socialis-

ta que eluda el camino de la imposible revoluci6n inmedia-

-

ta o de la reforma sin perspectivas.

Es en esta propuesta de desarrollo de una etapa democráti-

ca donde desempeñan un papel importante toda una serie de

conceptos que va elaborando Gramsci. Por eso podemos de-

cir que fue en ese momento hist6ric0, fundamentalmente a -

56

p a r t i r de 1 9 2 1 p e r o c o n v e r t i d o e n un h e c h o e v i d e n t e , e n un

h e c h o f l a g r a n t e d e b i d o a l a c r i s i s de 1 9 3 0 , cuando e l pen-

s a m i e n t o marxista e n t o r n o a una es t ra teg ia p o l í t i c a de l a

t r a n s f o r m a c i ó n se v u e l v e i n d i s p e n s a b l e . Ya no es l a r e -

f l e x i d n sobre u n a v i c t o r i a n i l a forma de u n i v e r s a l i z a c i ó n

de una v i c t o r i a , s i n o q u e debe s e r o de hecho t e n í a que -

s e r l o l a r e f l e x i ó n s o b r e u n a d e r r o t a , lo c u a l p o n e de mani

fiesta l a c i r c u n s t a n c i a de que n i aún en e l séptimo congreso

l a r e f l e x i ó n f u e r a s o b r e l a d e r r o t a , p o r q u e a l t iempo de -

s e ñ a l a r e l a s c e n s o de H i t l e r a l p o d e r , e s t a b a p r e s e n t e s i -

multáneamente l a fdea de l a ca ída más o menos r á p i d a d e l -

nazismo y d e l t r i u n f o de l a r e v o l u c i ó n s o c i a l i s t a . E l h e -

cho de que no se r e c o n o c i e r a q u e e l t r i u n f o de l a r e v o l u -

c i ó n s o c i a l i s t a e n R u s i a s ó l o pudo darse en los t é r m i n o s -

g e n e r a l e s de u n a d e r r o t a del p r o l e t a r i a d o m u n d i a l , q u e n o

e ra una v i c t o r i a q u e p o d í a i m p e d i r , t apar u o c u l t a r e s t a -

d e r r o t a gravísima, e l que no se v i e r a desde e s t e punto de

v i s t a f u e l a g r a n t r a g e d i a d e l m o v i m i e n t o s o c i a l i s t a y d e l

movimiento comunista . Gramsci r e p l a n t e a t o d o s sus e lemen-

t o s t e ó r i c o s e n t o r n o a l a c o n c e p c i ó n de que a p a r t i r de -

l a d e r r o t a d e l movimiento de l a c lase o b r e r a , a s i g n a d a p o r

e l l a , se i n a u g u r a u n a n u e v a s i t u a c i d n c u y o s s i g n o s más e v i -

d e n t e s s o n l a t r a n s f o r m a c i ó n del c o n j u n t o de l o s s u j e t o s -

a c t ú a n e n l a v i d a p o l í t i c a , p o r un l a d o , y , por o t r o , u n a

t r a n s f o r m a c i ó n p r o f u n d a de l a economía c a p i t a l i s t a .

57

Por eso indaga Gramsci l a sociedad norteamericana, es de-

c i r , los Estados Unidos se er igen en e l parsmetro de esas

transformaciones que comienzan a operarse y d e s a r r o l l a r s e ,

universalizZindose en e l c o n j u n t o de la soc iedad capi ta l i s -

t a . Y su r e f l e x i ó n s e s i t ú a en. to.rno a e s t e nuevo t i p o de

es t ruc tura que s e e s t á conformando en e l c e n t r o d e l impe-

ri-alisrno y a l a r e s i s t e n c i a que en las sociedades europeas

s u s c i t a e s t a nueva forma de expresión del Estado capital is

t a .

-

Cuando las obras de Gramsci son publicadas este elemento -

fundamental de s u e laboración f igura a is lado del Maquiave-

L o : p o r un lado las notas sobre Maquiavelo, referidas f u n -

damentalmente a és te , a l resurg imiento y demás, y p o r e l -

o t r o Arnekicanibrno y Fakdismo como una especie de suplemen-

t o que nadie sabía a cuento de qué venía. P o r e l c o n t r a -

r i o , en l o s Cuadetrnod de La Cdtrcet estos escr i tos aparecen

j u n t o s : l a r e f l e x i ó n s o b r e uno e s l a r e f l e x i d n s o b r e e l -

o t r o . Y e s é s t e e l e j e en torno al cual debe desplegarse

todo e l a n á l i s i s d e l razonamiento de Gramsci. De no s e r -

a s í , toda su re f lex ión sobre e l Es tado , sobre e l s igni f i ca -

do de l a guerra defensiva, de l a guerra de pos ic iones , s o -

bre l a concepción de un bloque h i s t ó r i c o , sobre l a concep-

c i ó n de’hegemonía, carece de sentido.

58

Hoy, en e l centro de l debate se ins ta la como ntícleo decisi -

v o , e s t e pequeño trabajo sobre Ameticaniama y ~ u h d i b m a , -

que es un examen de l a c r i s i s d e l 3 0 , de l a r e l a c i 6 n e n t r c

l a t e o r í a económica marxista y l a c r i s i s d e l 3 0 , una r e -

f l ex ión de l a c r i s i s d e l 30 como un i n t e n t o d e l c a p i t a l i s -

mo p o r escapar a l o s e f e c t o s de l a l e y de la caída tenden-

c i a 1 de l a t a s a de ganancia, sobre el proceso de t r a n s f o r -

mación industr ia l , l a reconvers ión , l a apar ic ión de l f enó-

meno de l a producción en ser ie , es tandarizada. , los e f e c t o s

que es to t i ene sobre l a poblac ión , e l nuevo t i p o de p o b l a -

c i ó n obrera que se va c reando, l as re lac iones entre e l pu-

ritanismo fordiano y l a nueva clase obrera. Reflexión que

incluye un a n á l i s i s de l a s c a r a c t e r í s t i c a s de l a c l a s e -

obrera en e l seno de una p o l í t i c a c a p i t a l i s t a de a l t o s a l a -

r i o , e s dec i r es un in tento p o r ana l izar es to que hoy se -

l lama capital ismo organizado, esto que hoy e s l a r e a l i d a d

c a p i t a l i s t a en e l mundo. Gramsci comienza entonces a ana-

l i z a r h a s t a qué punto l a r e s i s t e n c i a a l c a p i t a l i s m o e s p r o - duct iva f rente a e s t e nuevo hecho y qué e f e c t o t i e n e é s t e

sobre los nuevos fenómenos de masi f icación de l a s costum-

b r e s , de l a s i d e o l o g í a s , de los aparatos es ta ta les en l a -

s o c i e d a d c a p i t a l i s t a y de la respues ta de l pro le tar iado -

f r e n t e a e s t o s nuevos hechos.

59

S i bien desde 1948 comienzan a divulgarse sus obras, ,no es

casual que se haya debido dar un largo rodeo en sus inter-

pretaciones para que sólo ahora, luego de varios años de - publicación, se haya abierto la posibilidad de esta nueva

interpretación. El que recién en los años 70 hayan apare-

cido l o s C u a d e h n o h d e La Cdtrcet tal como fueron redactados

por Gramsci y comience a operarse esta reconsideración de

l a s categorías gramscianas no se debe simplemente al hecho

de que aparezcan en una nueva edicibn científica (de ser - así habría que explicar el mismo hecho de que sólo 20 años

después de la iniciación de s u publicacibn se haya conside -

rad0 imprescindible la nueva edición). Ocurre que en esta

etapa de transicibn, de crecimiento de las organizaciones

políticas de la izquierda socialista y comunista, cuando -

éstas hacen mella cada vez más profundamente en el aparato

i '

estatal de la soci.edad burguesa, los problemas que plantea

Gramsci son decisivos para la elaboración de una estrate-

gia de ruptura y de transformaci6n revolucionaria a condi-

ción de ser vistos en la unidad total de pe,rspectivas s o -

bre la que se basa el razonamiento gramsciano.

Es por eso que hoy se abre la posibilidad de un análisis -

más puntual, adecuado y correcto de Gramsci, y es por eso

que hoy es posible entender sus reflexiones sobre el super -

60

hombre, las novelas de folletines, el papel de l o s intelec . "

tuales, y de Croce en particular, la función del senf ido -

común, las modificaciones del Estado moderno, el papel de

las clases dirigentes en el Risorgimento, etcetera. En ú1 -

tima instancia, la obra de Gramsci e s una reflexión única

sobre el partido del proletariado y sobre el proceso de -

transformación de la sociedad capitalista, que hoy puede -

leerse e interpretarse de este modo porque la realidad ca-

pitalista - y socialista- actual ha introducido una formida -

ble cisura en la continuidad teórica del marxismo.

Es claro que las posibles lecturas del aparentamiento hete -

róclito cuerpo teórico gramsciano traen aparejado un con-

junto de problemas y de dificultades sobre los que vale la

pena detenernos unos minutos. Si rechazan ustedes la ten-

dencia siempre presente en los intelectuales -más aún cuan -

do están colocados fuera de la política práctica- a buscar

definiciones precisas de los conceptos teóricos en general,

y de l o s gramscianos en particular, para luego ordenarlos

en función de un sistema más o menos cerrado de pensamien-

to (como hace ,Portelli, por ejemplo, en su libro Gtrurnsci y

e l b l o q u e hih,ttb/tico) ,no pod-r'k hacer una lectura verdadera-

mente productiva del texto gramsciano. Más que definicio-

nes, deberán buscar ustedes l o s nudos problemáticos que in-

61

tenta destaca Gramsci. De este modo, podrán hacer una - lectura gramsciana del propio Gramsci, liquidando la tenta -

ción de reducirlo a formas categoriales de la tradición le

ninista o de cualquier otra. Lo que aparece claramente es

bozado ante ustedes, si se esfuerzan por tener la actitud

que propugnamos, es una concepción nueva, diferente de la

acuñada en la historia del movimiento socialista, acerca -

d e l partido politico del proletariado, de sus relaciones -

con l a s masas, de su forma de realizar la política, conce-

b i d a no y a simplemente como organización de la lucha por -

l a conquista del poder, sino como fundadora de una reforma

intelectual y moral. Desde esta perspectiva, la noción de

hegemonia no significa una traduccidn italiana del concep-

to leninista de "alianzas de clase", sino la revaloriza-

ción del socialismo como creador de una nueva cultura ca-

paz de homogeneizar al conjunto de las masas trabajadoras

de una sociedad en la lucha por la conquista de una nueva

-

-

forma de vivir y de pensar de los hombres. De ahí que sea

más bien la visión soreliana del cristianismo primitivo an -

tes que el recuerdo de la revoluciBn de octubre lo que mer -

ma esa noción. Sólo a condición de convertirse en una re-

forma intelectual y moral la propuesta proletaria puede - ser hegemónica, y por eso debe necesariamente contenerla -

aún en germen como base de una acción polltica concebida -

62

de manera radicalmente distinta de como se entiende habi-

tualmente la palabra. Es por esto que una lectura tenden -

cialmente gramsciana de l o s Cuadehnas de la CbhceL presupo -

ne necesariamente la imposibilidad de una traducción inme-

diata de las categorías gramscianas a las de la tradición

socialista.

Queda por aclarar un conjunto de problemas dentro de esta

misma temática, algunas observaciones sobre el pensamicnto

estratégic.0 gramsciano que en todo caso trataríamos de ex-

plicitar en la próxima charla. Sólo quisiéramos agregar -

que apuntan fundamentalmente a esta concepción de l a socie -

dad burguesa como una sociedad que se explicita en el domi -

nio y en la hegemonía y que el asalto de las clases popula -

res al poder se inserta en este momento del dominio. Pero

inserto en este momento del dominio, el problema de la he-

gemonía queda pendiente en la medida en que un nuevo poder

no logra convertirse en el elemento instrumentador de una

nueva sociedad all? donde hay un estado en proceso de ex-

tinción y tampoco es posible la superación de esta distin-

ción entre gobernante y gobernado si lahegemonla no se ex-

plicita. Y, a s u vez, un nuevo poder no puede apoderarse

del poder burgués si no está planteada ya esa lucha p o r la

hegemonía. Entonces, hay que ver hasta qué punto estos -

63

dos problemas de dominio y hegemonía no estuvieron separa-

dos en toda la historia del movimiento socialista y comu-

nista.

Ejemplificando en la multiplicidad de experiencias muy con -

cretas, los comunistas prtugueses, evidentemente, no tuvie -

ron capacidad de hegemonía, y en la medida en que carecie-

ron de ella el salto revolucionario en Portugal ho dio lu-

gar a un proceso de transición si no a una detención de la

revolución cuyos resultados no podemos prever, aunque es -

evidente la involución reaccionaria de la situación en su

conjunto. Evidentemente, en el año 1945 y en 1968 los che -

coeslovacos tenian capacidad de hegemonla, y, más aún, -

existía una población dispuesta a aceptar la hegemonía de

l o s comunistas checoeslovacos. Pero también es evidente -

que intevinieron fuerzas extrañas a esa capacidad hegemóni -

ca y a esta capacidad de conviccidn de la población: fue -

la intervención soviética la que liquidó la propuesta demo -

crático-popular en 1948 a través de un golpe de Estado "co -

munista" y los intentos autonomistas y democratizadores -

del Partido Comunista Checoeslovaco en 1968. Evidentemen-

te, en 1945 los polacos intentaron conquistar la hegemonía,

pero se encontraron con una población que no estaba dis-

,~uesta a aceptar ni a reconocer la hegemonía comunista. -

64

E l gobi ern0 dc Allende p u d o conqui s t a r c 1 1)odc I' pc ro no 1 ;I

hegemonía, y no lo logró porque sectores importantes de la

población, no enemigos d e c l a s e , s i n o elementos intehnos -

de es,toa aec;tattes d e Cas clases popuLahes, se enfrentaron

decididamente al gobierno de Allende y fueron presa de las

maniobras imperialistas o de las clases dominantes para de -

rrumbar esta experiencia.*

Por o t r o lado, el problema de la hegemonia no es un planteo

gramsciano que justifique todo tipo de concepción eurocornu -

nista. No; Gramsci escribe en un determinado momento y el

eurocomunismo sobreviene despues; habrii que analizar la -

distancia que hay entre un planteo y otro. Pero lo que -

quiero decir es esto: el planteo de la hegemonza en Grams-

ci es un planteo constitutivo de la teoría y de la estrate -

gia marxista y no un problema referido a un determinado -

control geográfico mundial. No está referido a las socie-

dades capitalistas desarrolladas donde el sistema institu-

cional reconoce la presencia organizada del proletariado.

No, es un elemento constitutivo de toda estrategia. Si se

carece de una dirección ideológica, polztica y cultural de

*Véase sobre el particular l a s atinadas observaciones he- chas p o r Hobsbawm en el c o l o q u i o gramsciano de F l o r e n c i a . De é1 tomamos los ejemplos.

65

las masas, es difícil adueñarse del poder, y si por una Jcx

te'rminada circunstancia absolutamente fortuita, vinculada

a l a experiencia de la guerra o al descuido del imperialis

mo, o a lo que sea, nos apoderamos del poder sin lograr la

"

-

hcgemonía, el poder se pierde o se convierte en un mero do

minio. El hecho de que se mantenga el poder en determina-

das sociedades no significa que se haya conquistado la he-

gemonia, sino que hay un poder externo o interno que se -

aplica sobre l a s clases y que mantiene ese a-ta;tu q u o . Yo

me atrevería a preguntar qué pasaria si los ej6rcitos so-

viéticos desaparecieran de todos los paises del Este. Por -

que no puedo entender que hoy, cuando entre el mundo socia

lista y el mundo capitalista no hay ya agresión sino divi-

sión de funciones, reconocimiento de esferas de influencia,

la Unión Soviética tenga tropas en Polonia para defender a

Polonia de un posible ataque imperialista, y lo mismo en -

Checoeslovaquia o en HungrZa.

-

-

Evidentemente, lo que no soportaría esa sociedad es la -

desaparición de una cierta estructura militar cohercitiva,

o un mero dominio, digamos, independientemente de que lo -

justifiquemos o no , sobre clases populares que no e s t h -

conquistadas, convencidas, ideológicamente unidas en torno

a esta idea de la transformación de la sociedad. Es por -.

66

eso que aparecen fenómenos de americanización en los secto -

res más conflictivos de las sociedades socialistas.. Por -

e s o el mercado negro de "blue-jeans", por ejemplo, en la so - ,

ciedad soviética, por eso los jóvenes polacos se desesperan

por la nueva modalidad de consumo de la sociedad occiden-

ta1;lo que allí está en crisis es la hegemonía, es decir -

la capacidad de direccidn ideoldgica y cultural de una clase.

Por todo esto esta temática de la hegemonía no es una temg

tica que nos sirve para explicar qué está pasando en Euro-

pa, sino un elemento constitutivo de toda estrategia revolucionaria, de

toda estrategia de transición. En la segunda discusión trataremos de -

hacer un examen más detallado de algunas categorias, teniendo en cuenta

que cuando estamos hablando de categorías gramscianas estamos refirién-

donos a categorías h u i genu&. Gramsci no era un académico, un prof%-

sor de teoría política que estuviera haciendo un manual de esta materia.

Está descubriendo un nuevo campo de reflexión donde los conceptos son ab -

solutamente provisionales. El hecho de que Perry Anderson no entienda -

esta circunstancia nos lleva a una absurda polémica sobre el sig-

nificado último de las categorías gramscianas vistas -

desde una perspectiva "marxista" de tipo académica.* -

Anderson, evidentemente, no entiende hacia dónde est& apunzandg

*Anderson, P . Las antinomias de Antonio Gramsci" en Cuader nos P o l í t i c o s N: 13, México, julio-septiembre, 1977, pp. 5 - 5 7 .

11

67

(;ramsc i , porque comparar I a d i s c u s i ó n sohrc g u c r r n tic pos i

cienes d c Gramsc i , con l a d i s c u s i ó n e n t r e K a u t s k y y Rosa -

Luxemburgo sobre e s t r a t e g i a d e a n i q u i l a m i e n t o o c s t r a t c g i a

de a g o t a m i e n t o es c o m e t e r un pecado de doctr inar isrr io en l a

medida en que s e s o s t i e n e q u e l a s d i s c u s i o n e s teciricas pue

den s e r t r a s l a d a d a s d e l o s c o n t e x t o s h i s t ó r i c o s e n q u e s e

p r o d u j e r o n s i n s u f r i r m o d i f i c a c i o n e s s u s t a n c i a l e s . I J s t e -

des q u e t i e n e n l a p o s i b i l i d a d d e l e e r esa polémica en espa

ño1 verán que eso no t i e n e a b s o l u t a m e n t e n a d a q u e v e r con

l o que e s t á p lanteando Gramsc i . Porque con su concepciGn

de g u e r r a d e p o s i c i o n e s Gramsci e s t á p l a n t e a n d o u n a l í n e a

d e t r a b a j o e n t o r n o a u n a c o y u n t u r a c o m p l e j a s i n h a c e r -

d i a g n o s i s a l g u n a s o b r e los r e s u l t a d o s d e esa g u e r r a de P O -

s i c i o n e s . A p a r t i r de e l l a s e a c c e d e al s o c i a l i s m o c a l .-

f a s c i s m o . De a c u e r d o a l o s r e s u l t a d o s n o p u e d e d e s c a r t a r -

s e de antemano que no se o p e r a r á l u e g o u n a a c t . u a l i z a c i o n -

d e t i p o s a n t e r i o r e s d e l u c h a s . E l t r i u n f o del. f a s c i s m o , --

p o r e j e m p l o , no i m p i d i ó q u e e n c o y u n t u r a s d i s t i n t a s a p a r e -

c ie ran formas de guerra de movimiento, como o c u r r i ó en l a

Gltima g u e r r a m u n d i a l . S i u s t e d e s t i e n e n e n c u e n t a e s t o s

r e c a u d o s m e t o d o l ó g i c o s , s i comprenden que es una obra G n i -

ca y q u e a s ? hay que abordar la , verán que l a s d i f i c u l t a d e s

no p r o v i e n e n e s t r i c t a m e n t e d e un l e n g u a j e d i f l c i l s i n o d e

"

".

-

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l a u t i l i z a c i 6 n r e i t e r a d a d e un r a z o n a m i e n t o m e t a f ó r i c o , -

p o r l o q u e n o s i e m p r e l o g r a m o s s a b e r h a c i a d o n d e a p u n t a . -

P e r o l a n u e v a e d i c i ó n q u e d e n t r o de p o c o t i e m p o a p a r e c e r á

e n e s p a ñ o l t i e n e e l m é r i t o d e p r e s e n t a r un e x h a u s t i v o apa -

r a t o d e n o t a s a c l a r a t o r i a s . S i u s t e d e s r e c o n o c e n q u e l a --

l e c t u r a de Gramsci es una t a r e a d i f i c i l p o r l a s c i r c u n s t a n -

c i a s p a r t i c u l a r e s e n q u e se e l a b o r ó l a o b r a , y p o r la manc -

r a e n q u e f u e r e d a c t a d a , d e b e n r e c o n o c e r t a m b i é n q u e s o n -

p r e c i s a m e n t e esas " d i f i c u l t a d e s " i a s que pueden ayudarnos

a no cometer con Gramsci ese pecado de " l e c t u r a d i f e r i d a "

que tendemos a c o m e t e r c o n t o d o s los g r a n d e s - y también -

los p e q u e ñ o s - h a c e r a d o r e s . *

Aquí r e s i d e l a c lave para e n t e n d e r e l p o r q u é de l a u t i l i -

z a c i ó n d e c i e r t o s c o n c e p t o s , y l a n e c e s i d a d d e d i s c u t i r l o s

a t r a v e s a n d o l a malla d e l c e n s o r . R e c o r d e m o s q u e a p e n a s -

m u e r t o s u s l i b r o s f u e r o n r e c o g i d o s y e n v i a d o s a l a Unión -

S o v i é t i c a . Gramsci f u e siempre c o n s c i e n t e de l a n e c e s i d a d

*El termino de "lectura diferida" usado por Eugenio Garin p a ra criticar otras desvirtuaciones del análisis - histórico, s e refiere a e s a operación analítica desgracia damente habitual en virtud de la cual los textos son sepa rados de su tiempo, olvidando que habían sido escritos - precisamente para dar respuestas a ciertas demandas. S ó - lo a condición de no perder el sentido histórico y el es- píritu crítico puede realizarse el proceso de "traducción" de los lenguajes filosóficos y teóricos, proceso para el c u a l Gramsci aporta imprescindibles elementos de análisis.

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d e p a s a r p o r l a m a l l a d e i n n u m e r a b l e s c e n s o r e s p r o v e n i e n -

t e s d e d i v e r s o s c a m p o s . E s a c i r c u n s t a n c i a a g r e g a d a a l a

búsqueda de un l e n g u a j e a p r o p i a d o , l a búsqueda de nuevos

c o n c e p t o s t r a n s f o r m a a v e c e s a su p e n s a m i e n t o e n a l g o i n i n

t c l i g i b l e ; v u e l v o a r e c o r d a r l e s q u e e l t e x t o g r a m s c i a n o no

c s E l C a p i t a l , no e s un t e x t o o b t u s o , d i f í c i l n i compli - c a d o ; e s un t c x t o l l a n o y s e n c i l l o a u n q u e c o n c o n n o t a c i o -

nes que hay que p r e c i s a r ahondando e l c o n o c i m i e n t o h i s t ó r i

c o , y que es n e c e s a r i o e n t e n d e r como u n a r e f l e x i ó n ú n i c a ,

u n i t a r i a sólo a s í r e s u l t a r 5 p o s i b l e e n t e n d e r s u s c a t e g o -

r í a s , como s e e x p l i c i t a n y a p l i c a n e n p r i m e r l u g a r a l a -

r e a l i d a d i t a l i a n a , y n o , c l a r o e s t á , d i r e c t a m e n t e a l a me-

x i c a n a . Y l e s d i g o e s t o p o r q u e n o es i m p o s i b l e l e e r t r a b a

jos donde l a s c a t e g o r í a s g r a m s c i a n a s s e u t i l i z a n como una

e s p e c i e d e g r a n d e s carreras para a n a l i z a r t o d o t i p o de h e -

chos h i s t ó r i c o s . Q u i e r o a c l a r a r q u e e n n u e s t r a o p i n i ó n , n o

e s q u e e l l a s n o s e a n a p l i c a b l e s , s i n o q u e h a y q u e t o m a r l o s

r e c a u d o s n e c e s a r i o s para que esa a p l i c a c i ó n no s i g n i f i q u e

l a a c e p t a c i ó n m e c á n i c a d e un nuevo modelo , recordando siem

p r e e s a p e r j u d i c i a l t e n d e n c i a q u e m a n i f e s t a m o s t o d o s a l a

búsqueda de un modelo omnicomprensivo.

-

-.

-

-

Apoyarse en un m o d e l o s i g n i f i c a a p o y a r s e e n l a v e r d a d r e v e

l a d a , en l a s s e g u r i d a d e s , n o e n l a búsqueda y en l a i n t e r - -

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pretacidn de una realidad específica, que siempre es difí-

cil,complicada, tortuosa. Entre otras cosas, porque para

descubrir lo específico de una realidad siempre es necesa-

rio un instrumento de análisis que miís que un instrumento

teórico es esencialmente un instrumento político. Podría-

mos decir que sólo se puede desentrañar la realidad si se

tiene capacidad de operar sobre ella, y para poder hacerlo

hay que contar con los instrumentos políticos para ello, -

en la multiplicidad de sentidos con que puedan accionar so -

bre la realidad. Esto que aparentemente es un círculo vi-

cioso, sólo se resuelve en la actividad práctica. Es en -

la actividad práctica precisamente donde la reflexión de -

Gramsci puede proporcionar ayuda antes que resultados.

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