gracia juan y patristica

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patristica de Juan Garcia

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  • 4.3. La vida eterna segn san Juan Hay diversos modos de hablar de la vida de la gracia en el Evangelio y en las cartas de

    Juan. De una parte el cuarto evangelio utiliza poco el trmino de gracia, solamente en tres ocasiones. (Jn 1,14; 1,16, 2Jn 1,3). Si bien no hay una doctrina de la gracia desarrollada como es el caso de Pablo, Juan ensea que Cristo es la fuente de la verdad revelada al hombre y de la vida divina que se encuentra en l.

    Por otra parte Juan utiliza, -si bien poca veces-, el trmino de reino de Dios, tpico ms bien de los evangelios sinpticos es equivalente, con toda probabilidad a la vida eterna de Juan.

    En fin el trmino clave para comprender el actuar de Cristo en el hombre de acuerdo a Juan es la vida, ms especficamente la vida eterna, expresin utilizada unas 66 veces en san Juan. El trmino especfico de vida profundamente enraizado en el Antiguo Testamento no es definido por Juan, sino simplemente referido a una serie de cuestiones asociadas.

    Ms all de las convergencias de fondo de la teologa de la gracia en Juan y Pablo se trata de dos aproximaciones diversas a la descripcin del ser y del actuar cristianos. La teologa de Pablo dicho de manera sencilla, acenta el aspecto sanante, dinmico y comunicativo de la gracia ofrecida al pecador, ella se presenta como liberacin , como potencia divina que cambia la vida del hombre, permitindole luchar contra el mal. La visin de Juan se detiene ms en la gracia elevante que diviniza al hombre y lo hace contemplativo e hijo de Dios. Se puede decir que los dos apstoles, - a partir de la propia experiencia vivida-, intentan explicar el impacto que la vida de Cristo en el Espritu Santo tiene en sus vidas, si este impacto orient en modo ms decisivo a Pablo a la actividad misionera, a Juan lo condujo ms bien a la contemplacin del misterio.

    La doctrina de Juan sobre la vida eterna se puede presentar en algunos elementos, a considerar:

    La vida eterna viene de Dios. La nueva vida proviene de Dios, fuente de la vida, se trata en primer lugar de un don y de una iniciativa de Dios no de una obra humana. Est visin est en plena continuidad con la doctrina del Antiguo Testamento que habla a menudo del Dios vivo que dona la vida. De tal modo ha amado Dios al mundo que ha dado a su nico Hijo, para que quien crea en l no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Jn 3,16) [Jn 6,65; 12,31;15,16]

    Por medio de Cristo. Cristo no solamente comunica la vida a los hombres, es l la nica va hacia el Padre, pero l mismo es la vida que se da, lo cual demuestra su pre-existencia y divinidad, de hecho es el Verbo de la vida (1Jn1,1). Se trata de un tema recurrente en el cuarto evangelio, en l estaba la luz de los hombres, ninguno va al Padre sino por medio de l.

    Como consecuencia de su plenitud de vida divina, Cristo esta en grado de comunicar la vida a los hombres, l ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia (Jn 10,10). En la plegaria sacerdotal de Juan, Jess se dirige al Padre con la siguiente splica: Padre ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti, t le has dado poder sobre todo poder humano, para que l d la vida eterna a aquellos que le has dado y concluye: sta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y aquel que lo ha mandado. (Jn 17,1-3). El fruto ltimo de la vida eterna entonces es el conocimiento de Dios y de su enviado, Jesucristo.

  • En el Espritu que acta por medio del bautismo y de la eucarista. Juan explica a los cristianos la vida que ha recibido personalmente del Seor Jess, sta misma vida vendr comunicada a ellos, pero aquello indirectamente a travs de los sacramentos. (Jn 3,3). La vida eterna llega al hombre de manera inequivocable, de acuerdo a Jn 6 en la participacin a la Eucarista, la fuente de la gracia entonces esta en la realidad de la encarnacin del Verbo hecho carne, Jesucristo; que nos invita a comer su cuerpo y beber su sangre.

    Es necesario agregar que la nueva realidad de la vida eterna presente en el hombre, con la cual es divinizado, no es una cosa automtica y annima, ya que requiere de su parte la acogida de la fe.

    La fe en Cristo. La acogida humana de la vida recibida de Cristo por medio de los sacramentos en el Espritu Santo, es aquello que Juan llama fe, a menudo l insiste en dos cuestiones. Se trata siempre en primer lugar de la fe en Cristo, si bien al mismo tiempo en el Padre, adems Juan agrega que quien cree en l posee la vida eterna, quien escucha su palabra y cree en aquel que le ha mandado, ha pasado de la muerte a la vida (Jn 5,24). Es entonces oportuno preguntarse de manera ms especifica cual sea el objeto de la fe, cual sea el contenido de la revelacin en que se cree.

    La revelacin de la luz y de la vida. Cristo de acuerdo a Juan (14,6) es el camino, la verdad y la vida. El objeto de la fe, o bien aquello que ha sido revelado al hombre esta en el ver a Dios (la verdad) y tener a Dios (la vida). El cristiano, en otras palabras es iluminado de Dios con la verdad y recibe de l la vida, aun ms recibe la vida eterna y con ella la inmortalidad.

    De una parte la fe es un asentimiento a la verdad revelada, de otra parte y inseparablemente, la fe consiste en la unin con Cristo. (Jn 5,40;6, 35;7,37). El Padre es la fuente de todo la verdad, de la luz y de la vida, todo esto es dado por el Verbo y permanece disponible a los hombres mediante la encarnacin, de manera que puedan creer ms fcilmente de acuerdo a la naturaleza humana. Por la misma razn el hombre se encuentra en grado de rechazar el creer, no aceptando aquello que Dios ha dejado disponible y esta falta de fe lo hace culpable, de acuerdo a Juan el pecado es la incredulidad (Jn 3,18), ya que no se quiere reconocer la fuente de la vida eterna.

    La revelacin de Dios como amor. De acuerdo al cuarto evangelio, en Cristo se revela la luz, la verdad y la vida; pero: cul es la fuente de todo aquello? de dnde viene la luz? en qu consiste la verdad? de quien es la vida? De acuerdo a Juan la fe hace ver a Dios mismo como amor que se dona (1Jn 4,8.16, Jn 3,16). El mismo mensaje es desarrollado en la primera carta de Juan en la cual se explica que el amor de Dios revelado en la encarnacin del verbo es al mismo tiempo el objeto entero de la fe, y su motivo ms profundo, en efecto el cristiano cree al Dios amor, porque solamente un Dios amor es digno de ser credo incondicionalmente.

    A esto de debe de agregar que el amor de Dios que se revela en Jesucristo es de carcter trinitario, por esto el conocimiento de Dios que desencadena la vida eterna hace referencia al Padre y al Hijo, conocidos en el Espritu Santo (Jn 17,13; 16,13-15)

    La vida donada desde Cristo al creyente es eterna. Porque la vida recibida del creyente proviene del amor fiel de Dios hecho carne en Jesucristo (Jn 3,16), la misma es incondicionada y fiel, porque es divina y en consecuencia eterna. Es vida eterna en realidad porque es vida divina. Dios cuando se da, lo hace de acuerdo a aquello que es. En el antiguo testamento no se habla de vida eterna, sta doctrina aparece solamente en el Nuevo

  • Testamento, a partir de la encarnacin del Verbo, o bien desde el momento en que el Hijo se hace carne la fe es incondicional, ya que es una donacin eterna por parte de Dios Padre.

    La vida eterna esta presente en el Cristiano porque a partir de la encarnacin el amor de Dios por el hombre se ha revelado como incondicional, no hay ninguna razn por la que Dios se haga presente en la vida de los creyentes slo como una promesa dirigida al futuro, de tipo puramente escatolgico, Juan ensea de manera inequvoca que aquel que cree tiene ya la vida eterna en este mundo.

    Esencia y fruto de la vida eterna. La nueva vida del cristiano no es algo que slo lo llamamos as, se trata de alguien que ha nacido del Espritu (Jn 3,6.8), en la que el creyente es Hijo de Dios (1 Jn 3, Jn 1,12) es claro que no se trata solo de un nuevo aspecto de la vida natural que viene de alguna manera mejorada y ampliada, sino que es fruto de un nacer de nuevo. Adems Dios permanece en el creyente (1 Jn 4,15).

    El actuar moral de los cristianos, manifestacin de la vida nueva. A primera vista parece que la presencia vital de Dios en el hombre sea consecuencia de las buenas obras del cristiano, pero no es as; es verdad que Juan insiste en la respuesta del hombre al habitar de Dios, pero no se puede sino evidenciar la iniciativa divina de la gracia (Jn 1,16). El fruto de la presencia de Cristo en el Cristiano se manifiesta precisamente en dos elementos inseparables: la observancia de los mandamientos y el amor al prjimo.

    El mundo creado por medio del Verbo. Todo ha sido por medio de l, se insiste en la presencia del Verbo desde siempre.

    Con todo se puede decir que el pensamiento de Juan tiene como intencin principal el esfuerzo por trazar la verdad sobre Cristo y de la relacin con l bajo la figura del discpulo: es una visin cristolgica de la historia en dnde la vida de Jess con sus discpulos y con el grupo ms amplio de los judos se muestra como parmetro de toda la historia humana. 4.4. Gracia como divinizacin del Hombre en la teologa patrstica

    En los primeros siglos de la Iglesia, la teologa de la gracia se desarrolla en dos direcciones, que en el fondo convergen entre ellas. Primero la reflexin parte de la doctrina Paulina y Juanica, colocndose en continuidad con ellas y moldendose en base a los desafos pastorales e intelectuales de la misin de la Iglesia en las diversas pocas, especialmente en el contexto de la hereja gnstica, en segundo momento la doctrina de la gracia se presenta como una especie de cristologa desarrollada, es decir que la gracia divina es descrita como el insertarse y el manifestarse de Cristo a los creyentes, como fruto de la encarnacin del Verbo, que hace del creyente un hijo de Dios.

    La respuesta cristiana a la doctrina de la auto-redencin especialmente a partir de Ireneo, Tertuliano y Clemente de Alejandra se encuentra con que, el primer gran desafo que tiene que afrontar la Iglesia es el gnosticismo, que se desarrolla de manera especial en la ciudad de Alejandra. Nuestro conocimiento de la doctrina del gnosticismo es indirecto y proviene de manera especial de Ireneo, Orgenes, Hiplito Romano y otros, se trataba de un movimiento influyente, de peso intelectual y religioso. La idea clave de los autores gnsticos al respecto a la doctrina cristiana de la salvacin, era que el espritu del hombre , constituido desde una chispa de la sustancia divina, fuese en grado de redimirse a travs del conocimiento de los misterios divinos.

    Algunos autores gnsticos han utilizado el trmino para gracia para indicar alguna cosa que personas privilegiadas e intelectuales, (pneumatikoi) se encontraban en grado de

  • recibir. La gracia era una especie de suplemento divino que mueve la voluntad para permitir al hombre alcanzar la salvacin, la gracia entonces tena un valor meramente pedaggico, se trataba de un remedio a la naturaleza humana; en este contexto el gnstico Valentino teoriz un fuerte dualismo csmico y humano, insistiendo sobre la predestinacin de algunos individuos a la salvacin y otros a la condenacin. Marcin entre los ms influyentes autores gnsticos, postul una neta oposicin entre el Antiguo Testamento, ya que mientras el antiguo testamento presenta un Dios justo y creador del mundo material el Nuevo Testamento presenta una visin de Dios, revelado en Jess como misericordioso y salvador, visin destinada a fundar una vida ms espiritual o ms all del mundo. Por esta razn el hombre natural no puede percibir la gracia, el hombre espiritual al contrario ha comenzado ya su unin con Dios y alcanza la salvacin a travs a travs de prcticas ascticas y la penitencia. El mundo material es corrupto y debe de ser superado, la salvacin requiere entonces la fuga del mundo.

    En general para los gnsticos la distincin entre la gracia y la naturaleza no se da en todo hombre, como en la teologa cristiana, sino entre diversas personas, es decir entre los salvados y los no salvados. Se consolida de esta manera una forma extrema y primitiva de predestinacin de los individuos. Contra esta posicin algunos autores cristianos reaccionaron de modo enrgico, entre ellos Ireneo y Tertuliano. Se subraya adems el esfuerzo de Clemente de Alejandra, Orgenes y otros que elaborarn un autntico pensamiento cristiano, en dilogo con los gnsticos, el resultado de esto fue el consolidarse de la doctrina de la divinizacin.

    Los adversarios cristianos del gnosticismo insisten sobre el aspecto histrico de la salvacin, el actuar salvfico de Dios se ha insertado como don divino en el mundo, en la historia, en la carne, dando lugar al proceso de la salvacin de los hombres, que se desarrolla de manera gradual en el tiempo.

    En base a la doctrina de la encarnacin del Verbo, Ireneo atribuye un valor positivo al mundo creado por Dios, se opone a Marcin insistiendo sobre la profunda continuidad entre el Antiguo y Nuevo Testamento, entre la creacin y la salvacin, o bien sobre las profundas races hebraicas del cristianismo, el Hijo de Dios hecho hombre es aquel que lleva adelante este proceso, recapitulando el pasado, el presente y el futuro, a fin que los hombres sean hijos de Dios por adopcin. En otras palabras los hombres no son salvados en un origen, sino que se salvan a travs del tiempo. Por esto es que Ireneo insiste en distinguir entre la imagen de Dios en el hombre que no se pierde con el pecado, porque pertenece a la naturaleza humana y la semejanza del hombre a Dios, que se puede perder o intensificarse de manera gradual. Se opone de esta manera Ireneo a cualquier tipo de dualismo csmico y antropolgico.

    La reflexin de Ireneo sobre la divinizacin parte de su interpretacin del salmo 82,2, que el obispo de Lyon asocia de manera frecuente a la doctrina paulina de la adopcin filial, todo por medio de Jesucristo. Aquel que era Hijo de Dios por naturaleza se ha convertido hombre para hacernos hijos por adopcin. La adopcin a hijos hace convertirnos hombres divinizados que participamos de la fuente de la vida.

    La posicin de Ireneo puede ser resumida con la siguiente frase: Dios se ha hecho carne para que el hombre fuese Dios, o bien la encarnacin del Verbo divino da lugar a la divinizacin del hombre.

    Tertuliano para defender el realismo de la creacin y de la salvacin, distingue abiertamente entre naturaleza y gracia, que considera como dos ordenes diversos y para

  • resaltar el realismo del orden natural, insiste sobre la libertad humana que no esta sujeta al empujar de las fuerzas contrastantes o csmicas como quiere el fatalismo pagano, por eso es que habla del alma naturalmente cristiana, al mismo tiempo, reconoce en el hombre un vicio original de tipo originario o natural, que ser superado de la gracia del bautismo.

    Otro autor importante de este perodo es Clemente de Alejandra, en el que se encuentra el mismo principio presente en Ireneo, el divino se ha hecho humano de manera que el humano pudiese ser divino; como Tertuliano, Clemente distingue entre la naturaleza y la vida ultraterrestre del hombre. De una parte de la divinizacin es cumplida desde Cristo y por otra parte es fruto del esfuerzo intelectual, moral, asctico del hombre, se trata de un proceso teolgico o filosfico al mismo tiempo. La gracia es descrita como una participacin de la naturaleza divina y por tanto los efectos del bautismo son los siguientes: somos iluminados, iluminados pasamos a ser hijos, somos perfectos e inmortales.

    Ya en los primeros siglos de la vida de la Iglesia, la patrstica dedic sus mejores energas a clarificar la doctrina sobre Cristo y la Trinidad, a este desarrollo teolgico estaba de fondo el debate sobre cuestiones ms antropolgicas de la divinizacin, culminando en las declaraciones conciliares de Nicea (325), Constantinopla (381), feso (431) y Calcedonia (451), para apreciar la centralidad de esta doctrina desde el punto de vista antropolgico, ser necesario considerar de manera breve la doctrina neo-platnica de Arrio repudiada en Nicea.

    De acuerdo a Arrio el Verbo divino, el Logos, se coloca entre la trascendencia de la divinidad suprema, de una parte, y la caducidad de la materia y del mundo de otra, es el Verbo quien establece una cierta comunicacin entre extremos, el espritu y la materia, que son fundamentalmente incompatibles y opuestos entre ellos. La esfera de la materia no puede ser alcanzada directamente de la divinidad, es decir que no puede ser divinizada, porque es intrnsecamente caduca, mientras que la divinidad por ser inmortal no puede jams esposarse con la divinidad, aquello que es divino es as y los ser siempre, de manera similar aquello que es humano as es y los ser siempre, el trasfondo del dualismo platnico incide en todos los aspectos de la vida, de la metafsica, de la tica y de la espiritualidad. En consecuencia concluye Arrio, el Verbo hecho carne del que habla el Nuevo Testamento no puede ser inferior al Padre, a la divinidad suprema, por lo que hubo un tiempo en que no era Dios.

    En oposicin a Arrio, San Atanasio adopta la expresin comn de los Padres en el afirmar que Cristo se ha hecho carne por nosotros, de manera que nosotros nos hiciramos Dios e insiste sobre esto comentando algunos textos del Nuevo Testamento, Atanasio menciona que si el Verbo no fuera Dios de una manera plena, la doctrina de la divinizacin del hombre o su salvacin seran imposibles, quien no es Dios no puede divinizar y no puede salvar. Al mismo tiempo el hecho que la Iglesia haya enseado la plena divinidad del Verbo est en demostrar que no se ha entendido la doctrina de la divinizacin en sentido meramente metafrico, sino en un sentido real y ontolgico. Es el hombre entero compuesto de carne y espritu que necesita ser divinizado.

    La divinizacin para Atanasio es liberacin de la muerte y de la corrupcin y es tambin adopcin como hijos, es el ligamen de amor del Padre y del Hijo, en fin es la entrada en el reino de los cielos a semejante con Cristo.

    Otros testimonios patrsticos utilizan la misma lgica y argumentacin de Atanasio.

  • Respecto al significado de la divinizacin Atanasio explica que el Hijo de Dios se hace visible en cuerpo para abrirnos a nosotros el conocimiento del Padre, ha soportado los ultrajes de los hombres para que nosotros pudisemos participar de la inmortalidad.

    Aquello que la divinizacin produce en el hombre se realiza en tres momentos: desde el hombre a Dios, de ignorante a iluminado, de mortal a inmortal, el hombre cuando es divinizado e iluminado de la sabidura divina recibe el don dela inmortalidad, siendo como Dios mismo.

    Algunos autores protestantes modernos, interpretando la doctrina patrstica sobre la divinizacin como una expresin tpica de la helenizacin de la doctrina cristiana y en particular como restauracin de la doctrina platnica; es su deber a su parecer-, regresar a la pura doctrina bblica de la salvacin, eliminando toda categora helenstica.

    La especificidad cristiana de la divinizacin nace del hecho que implica en el cristiano una necesidad, es decir que venga iluminado de la gracia divina y supere su ceguera espiritual. Muchos padres de la Iglesia sobre la pista de Juan, explican el sacramento del Bautismo y el actuar del Espritu Santo como una iluminacin, como un educar de parte de Dios.

    La divinizacin es culmen intrnseco a la doctrina sobre Cristo, Verbo consustancial al Padre, hecho hombre, es el resultado directo de la encarnacin del Verbo, si Cristo no fuera el Verbo consustancial al Padre el hombre no sera divinizado. Es evidente que la antropologa teolgica est fuertemente ligada a la cristologa y sta a su vez a la Trinidad.

    Desde el modo en que los Padres de la Iglesia hablan de divinizacin se entiende que se trata de algo real, que influye a nivel ontolgico sobre la esfera del hombre creado. De acuerdo a la doctrina cristiana hablamos de divinizacin considerndola como una nueva vida escondida, recibida por medio de la fe, que sin embargo no se limita a cubrir la vida natural del hombre, sino que la vivifica desde dentro, como afirma Pablo en los Glatas, No vivo yo sino es Cristo quien vive en mi (Gal 2,20). Por eso, la divinizacin precisamente por el hecho que comienza a travs de un acto libre de la fe, no supone alguna violencia sobre el hombre o una intrusin en la propia vida, pide en vez una acogida plenamente humana y libre de la nueva vida divina a la cual el hombre es destinado desde su misma creacin, si se tratase de alguna cosa mgica tal y como han sostenido algunos, el hombre lo acogera de manera annima, sin tomar conciencia de su desarrollo; pero en el caso de la divinizacin, es el hombre todo entero que es implicado, con su historia, su alma, su cuerpo y sus facultades. Por otra parte el hecho que la divinizacin venga actuada en el hombre desde el Verbo de Dios hecho hombre, el mismsimo Verbo por medio del fueron hechas todas las cosas, confirma la existencia, en el hombre de una fuerte continuidad entre el creado y el ser divinizado.

    Con todo y ante la dificultad de interpretaciones platnicas, es necesario decir que el termino divinizacin extraamente viene utilizado hoy e incluso se pueden mencionar algunos limites que la misma expresin tiene.

    En primer lugar la divinizacin podra explicar alguna cosa aparentemente annima para el hombre, parece que a partir de la encarnacin del Verbo, todo el mundo y la humanidad hayan sido en alguna manera divinizados. La humanidad es definida a menudo por los Padres de la Iglesia como una masa redimida. Es observado en todo caso que la teologa considera siempre necesario los sacramentos y a fe de manera que sea aplicado al sujeto el don de la divinizacin.

  • En segundo lugar parece que el actuar tico o moral del hombre no venga considerado como alguna cosa de relevante en la vida de quien ha sido divinizado. Las obras concretas del hombre podran aparecer como irrelevantes respecto a la respuesta personal que la gracia diviniza.

    Un tercer elemento consiste en el hecho que la divinizacin del hombre parece dejar poco espacio a la humanidad y a la presencia concreta de Jesucristo en la vida del cristiano, hasta hacerle resultar irrelevante.

    El cuarto limite consiste en el hecho que la nocin de divinizacin explica bien la unin con Dios y la asimilacin a l, sin embargo se hace poca referencia al punto de partida de este proceso, por lo cual no es claro cual sea la verdadera identidad humana.

    Resumiendo, mientras la doctrina de la divinizacin se desarrolla en oriente con una grande riqueza de expresiones en el contexto de la teologa mstica y de la espiritualidad, posponiendo a Dios en su actuar y en su naturaleza, en occidente se explica mayormente como antropologa, o bien como una descripcin del hombre en s, con todas las relativas implicaciones para la vida cristiana prctica, es decir en trminos de tica. Particular importancia tiene el pensamiento de Agustn que merece un apartado distinto al que hasta ac se ha desar