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GOBIERNO DEL ESTADO DE SINALOA ESCUELA NORMAL DE SINALOA TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTORADO EN EDUCACIÓN LA DIMENSIÓN SOCIAL EN EL PENSAMIENTO DE LOS PROFESORES DE PROGRAMAS DE EDUCACIÓN INFANTIL MIGRANTE PRESENTADA POR ROXANA LOUBET OROZCO TUTOR DR. HÉCTOR MANUEL JACOBO GARCÍA MAZATLÁN, SINALOA, AGOSTO DE 2011

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GOBIERNO DEL ESTADO DE SINALOA

ESCUELA NORMAL DE SINALOA

TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE

DOCTORADO EN EDUCACIÓN

LA DIMENSIÓN SOCIAL EN EL PENSAMIENTO DE LOS PROFESORES DE PROGRAMAS DE EDUCACIÓN INFANTIL

MIGRANTE

PRESENTADA POR

ROXANA LOUBET OROZCO

TUTOR DR. HÉCTOR MANUEL JACOBO GARCÍA

MAZATLÁN, SINALOA, AGOSTO DE 2011

1

Índice

Introducción _______________________________________________________ 3

Planteamiento del problema __________________________________________ 5

Antecedentes del problema ________________________________________ 5

Problema de investigación ________________________________________ 18

Justificación ____________________________________________________ 18

Objetivos de la investigación ______________________________________ 20

I. El carácter social de la educación ___________________________________ 21

1.1 La educación como fenómeno social ____________________________ 22

1.2 Función social de la educación _________________________________ 25

1.3 Función social de la escuela ____________________________________ 28 1.3.1 La escuela como medio para la vida en común: la visión conservadora 30 1.3.2 La escuela como medio de control social y reproducción del orden

existente: la visión crítica _______________________________________ 33

1.4 Función social del docente _____________________________________ 38

1.5 Antecedentes de la tradición social de la educación en México _______ 42 1.5.1 De la independencia a la Reforma _____________________________ 42 1.5.2 El porfiriato _______________________________________________ 44 1.5.3. Período post-revolucionario __________________________________ 45 1.5.4. Período post-cardenista _____________________________________ 49 1.5.5 Política educativa en el contexto de la población migrante ___________ 50

II. La reflexión docente _____________________________________________ 56

2.1 El concepto clásico de reflexión en el pensamiento docente _________ 56

2.2 Práctica docente y reflexión ____________________________________ 60

2.3 Niveles de la reflexión ________________________________________ 65 2.3.1 Reflexión técnica ___________________________________________ 65 2.3.2 Reflexión práctica __________________________________________ 66 2.3.3 Reflexión crítica ____________________________________________ 68

2.4 La dimensión social de la reflexión ______________________________ 69 2.4.1 La investigación de la reflexión de lo social en la práctica docente ____ 76 2.4.2 La investigación de la práctica docente en el contexto educativo

migrante ____________________________________________________ 89

III. Método ________________________________________________________ 94

3.1 Perspectiva del método ________________________________________ 94

3.2 Los escenarios de la investigación ______________________________ 97 3.2.1 Escenario de relaciones de la investigación: una comunidad de práctica 97 3.2.2 Escenario geográfico y demográfico: una comunidad de origen ______ 99

3.3 Estrategia de intervención: Talleres de reflexión __________________ 102 3.3.1 Taller de reflexión de la práctica docente _______________________ 104 3.3.2 Taller de reflexión sobre escenarios de la profesión _______________ 105

2

3.4 Los sujetos del análisis: profesores de comunidad de origen y de destino _________________________________________________ 106

3.5 Método de análisis: análisis de contenido _______________________ 107 3.5.1 Las unidades de observación: Unidades de texto en talleres

de reflexión _________________________________________________ 109 3.5.2 Procedimiento ____________________________________________ 109

IV. Resultados ___________________________________________________ 112

4.1 Los problemas percibidos en los momentos de reflexión ___________ 112 4.1.1 Primer momento __________________________________________ 112 ¿Qué notan? _________________________________________________ 113 ¿Qué problemas se perciben? ____________________________________ 116 4.1.2 Segundo momento ________________________________________ 118 ¿Qué notan en su primera reconstrucción? __________________________ 118 ¿Qué perciben en la reconstrucción en común? ______________________ 118 4.1.3 Tercer momento __________________________________________ 122 ¿Qué notan en la segunda reconstrucción? _________________________ 122 ¿Qué problemas se resignificaron? ________________________________ 124 4.1.4 Cuarto momento __________________________________________ 125 a) Carencia de un currículum nacional de educación básica para niños

y niñas migrantes ____________________________________________ 127 b) Vinculación insuficiente entre las dependencias que atienden a la

población infantil migrante _____________________________________ 128 c) Formación, capacitación, actualización y superación profesional

inadecuada que atiende a la población infantil migrante ______________ 128 d) Sistema de certificación y control escolar diversificado y rígido ________ 129 Los condicionantes: ¿Qué detecta? ________________________________ 129

4.2 Síntesis de la reflexión en San Martín Peras ______________________ 132 4.2.1 Los problemas percibidos de la práctica docente en el aula ________ 132 4. 2.2 Las dimensiones de los problemas percibidos y sus vínculos _______ 137

V. Análisis y discusión ____________________________________________ 141

5.1 Evolución de la reflexión de la práctica docente de los profesores en San Martín Peras _________________________________________________ 141 5.1.1 Reflexión técnica __________________________________________ 144 5.1.2 Reflexión práctica _________________________________________ 146 5.1.3 Reflexión critica ___________________________________________ 150

5.2 La dimensión social en el pensamiento de los profesores: una reflexión socio-funcional ______________________________________________ 151 5.2.1 Lo social en la reflexión técnica ______________________________ 152 5.2.2 Lo social en la reflexión práctica ______________________________ 154

Conclusiones ____________________________________________________ 156

Referencias ______________________________________________________ 160

3

Introducción

El objetivo que guió esta tesis fue la exploración del pensamiento social de un grupo

de profesores, a partir de una estrategia de intervención sustentada en procesos de

reflexión acción como parte de un programa de formación docente complementaria.

La investigación se realizó como parte de un proyecto más amplio y en el contexto de

una comunidad de práctica de docentes para mejorar el ejercicio de la profesión.

El colectivo docente lo integraron profesores del programa de educación primaria

para la atención educativa de la población infantil migrante, en el marco de una

estancia académica en la comunidad de San Martín Peras, ubicada en el distrito de

Juxtlahuaca, Oaxaca. Unos laboraban en las escuelas de esa comunidad

oaxaqueña; otros, tenían su adscripción en centros educativos ubicados en diversos

campamentos agrícolas de la zona centro de Sinaloa; todos ellos en acciones

educativas con niños y niñas migrantes.

La perspectiva de la investigación se apoya en la importancia de la reflexión para

mejorar los procesos educativos y específicamente la práctica docente, dado el

contexto de complejidad en el que se inscribe, pues, como planteaba Durkheim, una

práctica sin reflexión es una práctica vacía que remite a un empirismo vulgar.

Por otro lado, con este trabajo se pretende situar también la relevancia del

pensamiento sociológico en la formación de los profesores, particularmente en

aquellos que se desenvuelven en medios de alta exclusión social como los

profesores de los programas educativos de población migrante. Una conciencia de

las condicionantes sociales que envuelven a la educación es indispensable para

asumir el compromiso educativo, máxime en esos escenarios donde, además, urge

una mirada crítica. En este sentido, es darle un espacio al pensamiento crítico social

dentro de los programas de formación docente; espacio que actualmente tiende a

enfatizar las perspectivas teóricas pedagógicas y psicológicas, reduciendo la práctica

4

del docente a las circunstancias del aula y a la sumisión de aquellas políticas

educativas diseñadas con independencia de los contextos reales de trabajo.

Después de exponer el planteamiento del problema que dio origen a este trabajo se

proponen dos primeros capítulos que contienen los fundamentos contextuales y

teóricos del problema. En el primer capítulo se explica la importancia de la relación

entre la dimensión social y la educación, revisando la función social de la misma, así

como de la escuela y del docente, terminando con la descripción de la tradición del

pensamiento social en la política educativa mexicana; mientras que en el segundo

capítulo se expone el concepto de reflexión y sus niveles, incluyendo la reflexión

social como una dimensión de la reflexión docente, además de analizar las

investigaciones generadas en el marco del pensamiento social de los profesores y

de la educación en el entorno de la migración.

En el tercer capítulo se describe el método, el cual tiene su base en la teoría

fenomenológica social, utilizando el análisis de contenido con una orientación

cualitativa. Para ello se analizaron los textos producidos en talleres de reflexión para

identificar los niveles de la reflexión social en el pensamiento de los profesores.

El cuarto capítulo presenta los resultados de la investigación con un sentido

descriptivo de los diferentes momentos y textos producidos en los procesos de

reflexión; mientras que en el quinto capítulo se exponen los hallazgos a partir del

sistema de categorías de análisis establecido.

5

Planteamiento del problema

Antecedentes del problema

a) Función social de la educación y reflexión docente

El pensamiento sociológico clásico nos enseña que la educación cumple una función

social importante; es el medio por el cual adquirimos, a lo largo de nuestra vida, los

saberes necesarios para interactuar de manera inteligente en los diversos contextos

en los que nos toca convivir. Con la educación nos hacemos personas: nos

humanizamos.

En ese sentido, la educación es más que la sola interacción entre alumno y docente;

es más que la escuela y los procesos cognitivos; la educación es un fenómeno social

que trasciende el aula o el espacio escolar y curricular. Las prácticas que se generan

en el acto educativo se dan a partir de un concierto de relaciones sociales en las que

se expresa el contexto social en el que se inscriben.

De ahí que se piense que la escuela no es inocente ni neutral. Como organización

que contribuye a la autopoiesis social ha recibido numerosos cuestionamientos, en

tanto que en ella funcionan sus poderosas máquinas curriculares: la trivial –currículo

formal- y la no trivial –currículo oculto- para cristalizar los valores y las relaciones

dominantes de lo social (Jackson, 1992; Giroux, 1999). Basta recordar ahora a

Alexander Sutherland Neill, quien dio cuenta del poder estructurante y coercitivo de

la escuela al denunciarla como una máquina para la fábrica en serie de mentes

dominadas; o a Louis Althusser, para quien dicha institución representó el aparato

ideológico dominante del Estado en la sociedad capitalista en sustitución de la

iglesia, y en esa misma línea a las reflexiones de Bourdieu y Passeron cuando

desmenuzaron la reproducción del orden simbólico.

6

Sin embargo, en las escuelas existen también espacios de indeterminación en tanto

organizaciones complejas que envuelven procesos de relaciones dialécticas y

emergentes de la acción social. Es por ello que, en relación a la escuela también se

han forjado posturas críticas con propuestas alternativas para construir una relación

educativa emancipadora como medio de formación de conciencia para la

transformación social.

La educación y la escuela pueden ser entonces una vía para alcanzar mejores

sociedades, construir conciencia ciudadana y sentido de comunidad, en donde todos

participemos en comunión con el otro. La educación puede contribuir en la

construcción de nuevas formas de relación humana cuando por medio de ella le

ofrecemos la posibilidad a nuestro pensamiento de reflexionar más allá de lo

aparente y desarrollar una conciencia crítica, responsable y generosa.

Desde el paradigma del pensamiento del profesor, el acto docente no sólo encarna la

posesión individual del conocimiento experto y el dominio de habilidades para que los

otros aprendan; desde esta perspectiva, la profesión docente involucra también

procesos de reflexión y acción orientados a mejorar la práctica. El profesor se

concibe como un sujeto activo, reflexivo, que toma decisiones, emite juicios de valor,

posee creencias y genera rutinas; es un ente contextualizado con un pensamiento

que orienta sus actos con capacidad de construir y afectar la realidad escolar.

La importancia de la reflexión ya la enfatizaba Durkheim en su obra Educación y

Sociología (publicada en 1922, después de su fallecimiento) y cuyo contenido es una

expresión de sus lecciones en La Sorbonne de Paris en los primeros años del siglo

XX. Según este sociólogo francés, aplicar la técnica sin someterla a la reflexión

pedagógica significa caer en un empirismo vulgar; consideró al proceso reflexivo

como antagonista de la rutina y como único medio para desarrollar inteligentemente

una educación capaz de adaptarse a las necesidades sociales en constante cambio.

Entre los exponentes más representativos con respecto a la reflexión en el ámbito

educativo se encuentran John Dewey y Donald Schön. En Cómo pensamos, a

principios del Siglo XX, Dewey expresa que si bien no se puede aprender ni enseñar

a pensar, sí se puede aprender cómo pensar bien, cómo adquirir el hábito de la

reflexión, orientando las tendencias innatas del acto de pensar hacia su mejor

realización. Por otro lado, a fines del mismo siglo, las aportaciones de Schön y sus

obras La formación de profesionales reflexivos y el práctico reflexivo se centran en la

7

educación de las capacidades para la reflexión antes, durante y después de la

acción, así como en la preocupación por configurar una epistemología de la práctica

que diera respuesta al cuestionamiento que la racionalidad técnica y rígida no podía

contestar.

De acuerdo con Hatton y Smith (1995), a raíz de los planteamientos de Dewey y su

posterior interpretación, surgen cuatro cuestiones clave con respecto a la reflexión: 1)

si la reflexión se limita a los procesos de pensamiento sobre la acción, o es más

íntimamente ligada a la acción; 2) si la reflexión es relativamente inmediata y a corto

plazo, o por el contrario, extendida y sistemática; 3) si la reflexión es centrada en el

problema o no; y 4) si en la reflexión y en la reformulación de los problemas prácticos

a los que se buscan soluciones se toman en cuenta las creencias o valores

históricos, culturales y políticos, en un proceso que se ha identificado como reflexión

crítica.

Calderhead (cit. en Zeichner, 1994a, p.17) encuentra en su análisis sobre el

pensamiento reflexivo en la enseñanza y formación docente cinco orientaciones en

las investigaciones: 1) la manera en cómo se observa el proceso de reflexión, ya sea

de o en la acción, o como deliberación del curriculum; 2) el contenido de la reflexión,

en cuanto a valores de los profesores, contexto social, teoría educativa; 3) las

condiciones necesarias para la reflexión, es decir, actitudes o contexto tutorial para

que se lleve a cabo; 4) el producto de la reflexión, que tiene que ver con la

efectividad de la enseñanza o la emancipación; y 5) en cuanto a la manera en cómo

se justifica, defiende y se relaciona la reflexión en el contexto del profesionalismo

docente con aquella tendencia que busca la adquisición de comportamientos

prescritos mediante la reflexión, o por el contrario, con aquella que ve al

profesionalismo como un medio hacia la emancipación y autonomía profesional y por

supuesto, para el empoderamiento de la profesión como tal (profesionalización).

Zeichner (1994a, b) identifica cinco tradiciones en torno a la práctica reflexiva en

Estados Unidos: 1) La académica, cuya reflexión hace hincapié en los contenidos y

en cómo dichos contenidos pueden ser adquiridos por el estudiante; si bien, plantea

Zeichner, no se ignoran aspectos relacionados con la investigación de la enseñanza

y del aprendizaje o temas vinculados con la justicia social y equidad, concibe que la

enseñanza adecuada se deriva de las mismas disciplinas académicas y pone el

énfasis en la transmisión de los contenidos. 2) La tradición de eficiencia social

orienta la reflexión hacia el ajuste de la práctica con las propuestas de la teoría

8

educativa; tampoco se pasa por alto el contexto social ni lo contenidos ni los temas

de justicia social y equidad, sin embargo, es claro que lo relevante es la aplicación

del conocimiento producido en la investigación educativa realizada en otros lugares.

Dentro de esta tradición se perciben dos orientaciones: una eminentemente

tecnológica, donde los profesores siguen de manera muy cercana eso que las

investigaciones dicen que se debe hacer; otra, deliberativa, con una visión más

amplia, donde los resultados de las investigaciones representan una de las fuentes

para resolver los problemas de la práctica. 3) La tradición desarrollista prioriza la

reflexión en términos de las teorías de desarrollo cognitivo de los estudiantes y en

ese sentido, se pregunta acerca de qué se debe enseñar y cómo debe enseñarse. 4)

La de reconstrucción social considera a la reflexión como un acto político para la

consecución de mejores sociedades y el desarrollo democrático y emancipador; se

enfoca tanto en la configuración interna de la práctica docente como en relación a su

contexto externo, a las condiciones sociales en las que está situada. Se parte de que

la institución escolar corresponde a un sistema social de dominación y por lo tanto es

necesario el análisis de las consecuencias sociales y políticas de la enseñanza.

Vale destacar la propuesta de Van Manen (1977) –seguida también por Kemmis

(2007)– quien, aplica la teoría del conocimiento de Jürgen Habermas en el marco de

la práctica docente atendiendo a los diferentes niveles de racionalidad. En esta idea,

Van Manen sugiere tres niveles de reflexión: uno técnico, uno práctico y otro crítico.

La reflexión técnica está dirigida por una racionalidad instrumental, la práctica, por

una racionalidad comunicativa e interpretativa, y la crítica se sustenta en el

descubrimiento de la ideología subyacente de las prácticas educativas. La

orientación de la reflexión entonces, está ligada a una posición epistemológica y

sociológica de la realidad educativa por lo que no puede desarticularse de la

dimensión social.

Así, se observa que la reflexión docente no implica sólo lo estrictamente pedagógico;

la práctica educativa también está circundada por las dimensiones que son parte

misma de la sociedad, como la tecnológica, la política, la organizacional, la

económica, la psicológica, la cultural y la social; considerando esta última, como la

más relevante en tanto que toca y da fundamento al resto, en tanto que pone las

bases que dan sentido a las otras dimensiones.

La dimensión social alude a los esfuerzos cognitivos realizados por el profesor para

atribuir sentido y propósito a su trabajo (Jacobo, 1997). Hacer reflexión social es

9

circundar el pensamiento en torno a la participación de la escuela en el contexto de

vida y con respecto a una práctica con poder de incidir en la reproducción o bien en

la ruptura y re-construcción de las estructuras de la organización social. Es decir, una

reflexión orientada funcionalmente o una reflexión con una mirada crítica.

El educador que reflexiona desde una perspectiva funcional, explica Jacobo (1997),

es aquél que, si bien se preocupa por mejorar su trabajo y ofrecer un servicio de

calidad, no cuestiona los objetivos educativos o las formas y contenidos propuestos

por el sistema educativo o la institución escolar, asumiendo que su papel es lograr

los aprendizajes de los contenidos y valores prescritos por la sociedad para propiciar

la integración social de sus estudiantes. Pero cuando hace reflexión crítica, convierte

a los fines de la educación en el objeto central del pensamiento cuestionando el

orden de las relaciones sociales y humanas y participando en la búsqueda de

estrategias para construir sociedades más justas, no sólo un pensamiento

circunscrito al ámbito escolar, sino fuera de él; en el resto de los contextos sociales.

O como diría Giroux (1999), ubicar las nociones de crítica y conflicto en el centro de

sus modelos pedagógicos.

No obstante, en la revisión que se ha hecho para esta investigación, predominan

aquellos estudios donde el pensamiento del profesor se centra generalmente en el

ámbito de la interacción cotidiana con los estudiantes y poco o casi nada en el

carácter social de la práctica educativa y de la educación.

Entre las investigaciones consideradas clásicas se puede citar la de Simon Veenman

(1984), quien encontró a partir del análisis de 91 estudios de diferentes países, que

los principales problemas percibidos por los profesores se refieren a la disciplina de

la clase, la motivación de los estudiantes, la dificultad para adaptarse a las

diferencias individuales de los estudiantes, la relación con los padres, la

interculturalidad, el dominio de las materias y de métodos y estrategias de

enseñanza, la organización del trabajo en clase y la evaluación; además de

problemas relacionados con la sobrecarga de trabajo y la falta de tiempo para

preparar las clases, las relaciones con otros profesores, o el número de estudiantes

por aula. Otro estudio es el de Vonk (cit. en Marcelo, 1999), en donde se muestra

que los problemas que afectan a los profesores principiantes se centran en la

disciplina, el contenido a enseñar, la organización de las actividades de los alumnos,

la participación y motivación de éstos, de los padres y los compañeros. Esteve,

Franco y Vera (cit. en Marcelo, 1999) identificaron sobre todo problemas

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relacionados con las condiciones de trabajo: carencia o defectos del material

disponible, calidad de los locales, excesivo número de alumnos por aula, tareas de

preparación del trabajo escolar, y el horario.

Investigaciones publicadas en la última década en el contexto iberoamericano

muestran la persistencia de una reflexión técnica y práctica en los profesores de

estas latitudes, aún aquellas que han buscado expresamente conocer o motivar el

pensamiento social.

En general, se pueden mencionar aquí la de Chacón (2008) en Venezuela cuya

investigación se propuso suscitar la reflexión en futuros docentes y el reconocimiento

del compromiso de la docencia como aprendizaje permanente pero con escasas

vinculaciones a la dimensión social; o la de Villar Álvarez (2002) en España,

analizando el contenido temático del discurso de profesores de educación física en

formación inicial con base en los componentes del conocimiento profesional de

Schön; o en México, la de Jaime y Brito (2005) centrada en los aconteceres del aula.

Por otro lado, hay investigaciones cuyos resultados reflejan la poca solidez del

pensamiento social. Tal es el caso de los estudios españoles presentados por

Montané, Aneas y Olivé (2009) y la de Climent y Carrillo (2003): los primeros

estudiaron la percepción de docentes con respecto a la reforma educativa; y los

segundos acerca del conocimiento profesional docente del maestro de matemáticas.

En Chile, Catalán (2004) enfocó su estudio a las ideas subjetivas de profesores

acerca de la implantación de un programa de formación docente; en España, Pérez

Sánchez (2000) estudió la posición de maestros de escuelas primarias acerca de las

desigualdades socioeducativas. De México se pueden mencionar las de Anaya

(2009) y Macotela, Flores y Seda (2001) acerca de las implicaciones ideológicas y

nivel de desarrollo moral de profesores de instituciones de formación docente del

estado de Chihuahua, la primera; y sobre creencias docentes en relación al

contenido de la enseñanza y al papel de la escuela, la segunda.

En el caso de México, son significativas las dos últimas investigaciones

mencionadas, dado que en los antecedentes de la historia educativa mexicana se

encuentra una importante vertiente de reflexión social en las ideas de los maestros

mexicanos, principalmente durante los gobiernos resultantes de la Revolución. En

este sentido, Francisco Arce (1981) escribe que después de la lucha armada se

genera una preocupación por crear una educación que expresara los valores de la

11

Revolución Mexicana en medio de intensos debates que mostraban las diferencias

ideológicas. Inmediatamente después de la lucha armada revolucionaria, se

promovieron y aplicaron programas educativos con el propósito de lograr la civilidad

y la integración nacional, así como una sociedad más justa y con progreso

económico. Aunque, por otro lado, la evolución de las políticas educativas y los

movimientos sociales en el contexto del sistema de educación actual nos habla de un

cambio de perspectiva. En ese sentido, como lo plantea Giroux, la pedagogía del

cuestionamiento crítico y de la comprensión ética cedió el camino a la lógica de la

razón instrumental, dirigiendo su atención al aprendizaje de competencias discretas y

habilidades básicas.

Cuando se aborda la reflexión y la práctica docente, la formación y la experiencia son

variables importantes, sobre todo cuando se habla de profesores principiantes. De

acuerdo con esto, se ha observado que lo aprendido en la experiencia a lo largo de

la trayectoria estudiantil puede influir de manera predominante en la naturaleza del

conocimiento docente, más que una estructura de pensamiento configurada por la

ciencia y la técnica.

Siguiendo a Elbaz, Hargreaves, Mingnorance y Estebaranz, Clandinin y Connelly,

Jacobo (1997) señala que el conocimiento profesional no sólo se integra con saberes

proposicionales derivados de conocimientos científicos, sino que también ejercen

una influencia, aquellos de tipo contextual, cultural y social y que esto deja ver el

papel que juega la experiencia en su construcción. Resultados en este mismo tenor

encontró Vergara (2005) cuando analizó los significados y las prácticas de los

profesores. Detectó que la práctica estaba influida por la concepción del cómo se

aprende y ésta a su vez, tenía una vinculación con las trayectorias vividas como

profesores y como estudiantes de los diferentes niveles cursados. Jaime y Brito

(2005) encontraron que la tendencia educativa en la que fueron formados los

profesores de su investigación, guardaba relación con el tipo de práctica docente que

ejercían. Por ejemplo, los profesores con una práctica tradicional, centrada en el

maestro, coincidieron en haber sido formados bajo ese tipo de modelos, y en

ocasiones haber sido testigos atemorizados de violencia física y a veces hasta

sujetos de descalificación pública frente a o junto con sus condiscípulos; mientras

que, quien aplicaba estrategias correspondientes a un modelo centrado en el

alumno, era una profesora que había estudiado en una preparatoria donde la

participación del alumno era activa y se daban interacciones educativas horizontales.

12

En otra investigación, O’Connell (1994) observó que aquellas ideas implícitas y

profundamente enraizadas en la mente del estudiante antes de su formación

profesional, quedaban intactas durante su período de formación como educadores; lo

que le lleva a concluir que cuando esos saberes disciplinarios y técnicos no

encuentran acomodación en sus estructuras previas, la nueva información puede

abandonarse al poco tiempo que se enfrentan a la realidad del desempeño de sus

funciones. Al respecto, en Veenman (1984) y en Veenman, Laat y Staring (1998) se

explica que cuando los profesores principiantes se enfrentan a las demandas reales

de la enseñanza y no ven realizados sus ideales desarrollados durante la etapa de

formación, sus creencias optimistas pueden transformarse en una sensación de

desaliento al vivir un proceso traumático o choque con la realidad (reality shock).

La sola experiencia no explica las diferencias entre los principiantes y los

experimentados, pues no es la cantidad acumulada de la misma lo que produce el

signo distintivo. Siguiendo a Schön (2002), se observa que se requiere un uso

inteligente de la experiencia; que el educador debe aprender a analizar su propio

desempeño, reflexionando en y sobre la acción. El educador experto no es

necesariamente aquel que tiene cinco años o más como práctico, sino aquella

persona con ‘elevado nivel de conocimiento y destreza, cosa que no se adquiere de

forma natural, sino que requiere una dedicación especial y constante’ (Bereiter y

Scardamalia, citados en Marcelo, 1999), que reflexiona sobre su conducta

profesional.

Los expertos, entonces, evalúan la efectividad de su trabajo partiendo de la reflexión

de sus acciones y de las respuestas percibidas en los alumnos. Con esto no se

quiere decir que los profesores novatos no reflexionen, pero, de acuerdo con

Reynolds (1992), su reflexión no los conduce a conclusiones importantes para

modificar su trabajo: tienen dificultades para discriminar lo importante de lo que no

es.

Para Jacobo (1997), si bien la reflexión social puede darse por el sentido de

compromiso ético del profesor para con su profesión y con la escuela, la reflexión

sociocrítica es producto de la formación intencional y no basta sólo con la

experiencia. Según Veenman, Laat y Staring (1998) un proceso de acompañamiento

y reflexión colectiva conduce a mejorar la labor de la enseñanza, desarrollando un

proceso de autonomía en el educador. Las investigaciones de Sanjurjo (2002),

Batallán (2003), Marín González (2004), Sañudo (2005) y Chacón (2008) son

13

ejemplos que muestran el desarrollo de pensamiento reflexivo por parte de los

docentes a través de proyectos específicos de formación. Si bien no en todos se

despertó una reflexión social ni mucho menos crítica, sí se provocó la reflexión en

los profesores participantes, notándose el paso de procesos iniciales de pensamiento

espontáneo a expresiones reflexionadas de la práctica educativa.

A partir de las ideas hasta aquí formuladas, el problema relacionado con la reflexión

docente se va dilucidando. Por un lado, se observa el predominio de una reflexión

técnica y escasamente social en el profesor novato –principalmente- ante la

persistencia de creencias intuitivas y estados cognitivos y emocionales que dificultan

el desarrollo de un pensamiento reflexivo en un nivel más avanzado. Por otro lado,

que los procesos de formación intencionada pueden despertar prácticas reflexivas en

el profesor. Por último, que en la historia educativa mexicana se encuentra una

tradición importante de pensamiento social sobre todo en el ámbito de la escuela

rural.

En este sentido, el objeto de investigación se centra en primer lugar en la reflexión

docente y las posibilidades de una estrategia de intervención para promover el

pensamiento reflexivo en profesores principiantes; por otro, en la identificación de la

dimensión social en el pensamiento reflexivo de profesores de programas

educativos en condiciones de desventaja y en contextos de marginación y pobreza,

como los de la población infantil migrante en México.

La primera inquietud aquí es en torno a los programas educativos para niñas y niños

migrantes. Así entonces, ¿en qué contexto se inscriben dichos programas educativos

y en qué condiciones se desenvuelve la práctica docente?

b) El contexto de la educación para la población migrante

Aunque las cifras relacionadas con los flujos migratorios generalmente son

imprecisas, en el año de 2007 se calculó una magnitud de aproximadamente 400 mil

niñas y niños migrantes en edad de educación primaria (6-14 años) y en una cifra

indeterminada para el caso de preescolar, todos ellos significativamente de origen

indígena (Loyo, 2008). Entre los organismos gubernamentales que se han hecho

cargo de la educación de la población infantil migrante se encuentra el Consejo

Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) o la Secretaría de Educación Básica con

el Programa de Educación para Niñas y Niños Migrantes (PRONIM), el cual, durante

14

el ciclo escolar 2003-2004, atendió a 12 589 infantes y, en el de 2004-2005, a 11 049

(Garcés y Márquez, 2007); y para el 2007-2008 se estimó que su cobertura era de

apenas 4.5% en primaria y casi inexistente en preescolar (Loyo, 2008).

Las escuelas que predominan en este contexto son de tipo bidocente, aunque

también se encuentran unitarias, tridocentes; algunas de ellas son de organización

completa. Según datos de Rodríguez Tapia y Ramírez Izúcar (2006) las escuelas

bidocentes se concentran sobre todo en los estados de Baja California, Hidalgo,

Oaxaca, Baja California Sur, Morelos, Nayarit, Puebla, San Luís Potosí, Sinaloa,

Jalisco, Nuevo León y Veracruz; las de organización completa, en los estados de

Baja California, Baja California Sur, Jalisco, Oaxaca, Puebla, San Luís Potosí,

Sinaloa, Nuevo León y Veracruz. Por otro lado, el conjunto de centros

escolares/campamentos que corresponden a las zonas tanto de expulsión como de

recepción, se ubican dentro de un mismo intervalo de pobreza extrema (Rodríguez

Tapia y Ramírez Izúcar, 2006).

Entre las condiciones físicas que caracterizan los espacios de trabajo docente

prevalecen las galeras destinadas a bodegas del campamento, cuartos de cuatro por

cuatro metros integrados al conjunto de los dormitorios, techos y paredes hechos con

láminas de cartón, varas, lonas, lona y plástico en medio de los campos, pisos de

tierra, cuartos rentados y sin servicios y precariedad del mobiliario (Galeana

Cisneros, 2004). El número de centros escolares/campamentos está en relación

directa con los ciclos agrícolas que se desarrollan y los flujos migratorios de las

familias jornaleras agrícolas hacia las zonas de destino.

En cuanto a las características que identifican a la migración interna del país se sabe

que está constituida por población mayoritariamente rural de zonas con alto grado

de marginación y rezago, que se dirige principalmente a campos agrícolas de alta

productividad. Las localidades de origen pertenecen a la categoría de Municipios

Indígenas (70 por ciento y más de hablantes de lenguas indígenas) y Municipios de

Alta Concentración Indígena (rango de 30 a 69 por ciento de hablantes de lenguas

indígenas) (Ramírez Jordán, 2003). En las llamadas comunidades de destino viven

en condiciones de hacinamiento, insalubridad y sin acceso a servicios de bienestar

social.

La mayor parte de esa corriente migratoria proviene de municipios de Guerrero y de

Oaxaca, la cual se dirige principalmente a la zona agrícola de Sinaloa (jornaleros

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agrícolas con familia). Esta población se caracteriza por tener condiciones más

desfavorables respecto a otras regiones del país, ya que se trata de grupos

humanos que asisten menos a la escuela en las edades infantil y adolescente,

presenta mayores tasas de analfabetismo, menores niveles educativos, muy alta

participación en la actividad económica de los adolescentes de 12 a 14 años de

edad, y marcados niveles de pobreza en los hogares que conforman la corriente

migratoria (Garcés y Márquez, 2007).

La migración es familiar, dado que viajar con la familia permite no sólo reducir los

costos del grupo durante ese período, sino también aumentar sus ingresos en los

casos donde otros miembros de la familia se incorporan al trabajo asalariado

(Ramírez Jordán, 2002). La migración familiar que se observa corresponde a tres

tipos: una de tipo pendular (familia que está un determinado tiempo en el lugar de

atracción y regresa a su lugar de origen); otra de tipo golondrina (familia que se va

de un lugar a otro siguiendo las temporadas de cosecha); y otra establecida (que se

queda en el lugar de atracción) (Rodríguez Pérez, 2007; Rodríguez Tapia y Ramírez

Izúcar, 2006:41; Ramírez Jordán, 2002). También existe la migración mixta, es decir,

aquellas familias que van arribando a diferentes regiones de destino dentro del país

en su tránsito hacia los Estados Unidos pero que generalmente regresan a sus

lugares de origen (Ramírez Jordán, 2002).

Entre las lenguas indígenas identificadas y cuya diversidad se expresa dentro de las

aulas se encuentran: triqui, mixteco totonaca, zapoteco, tlapaneco, náhuatl, otomí,

tarahumara, tepehuana, popoloca, mazateco, mixe, tzotzil y purepecha (Rodríguez

Tapia y Ramírez Izúcar, 2006; Ramírez Jordán, 2002). Como expresión de la

multiculturalidad, se expresan diferentes formas de organización comunitaria,

lenguas, costumbres, tradiciones y cosmovisiones.

Aunque el currículum sea el mismo para toda la población infantil del país, la

dinámica particular de los flujos migratorios en las diferentes regiones, obliga a

mantener una atención educativa diferenciada en relación a la duración de los ciclos

escolares. En los estados de Baja California Sur, Sinaloa y Sonora se identifican

fuertes tendencias hacia la permanencia de las familias por periodos hasta de 10

meses, pero en los estados de Durango y Nayarit, la duración promedio de los ciclos

agrícolas es de 3 meses (Rodríguez Tapia y Ramírez Izúcar, 2006). En ese sentido,

la asistencia, desarrollo y permanencia en los centros educativos se ve afectada,

entre otras razones:

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Por los desplazamientos migratorios de las familias jornaleras hacia las zonas

de destino –que pueden ser múltiples en una sola temporada- y de regreso a

sus lugares de origen, mismos que dependen de los ciclos agrícolas.

Por las actividades que los niños tienen que realizar en el campo y en la

vivienda.

Enfermedades frecuentes que sufren los niños por las pobres condiciones de

salud y nutrición.

Por las bajas expectativas de los padres con respecto a la educación de sus

hijos1.

Hay estudios en México, como el de Meza y Pederzini (2009), cuyas conclusiones

sugieren que la tradición migratoria de las comunidades afecta negativamente a las

variables de escolaridad, tanto para las mujeres como para los hombres, lo que

resulta preocupante por el hecho de que la migración está generando más migración

en las comunidades y, por lo tanto un círculo vicioso: “Si es el caso, las comunidades

expulsoras promoverán menos educación entre sus habitantes, lo que puede generar

dinámicas que impidan a las familias y a las comunidades salir de la pobreza, tanto

en los lugares de origen como en los de destino”.

Por otro lado, si bien se ha encontrado que la migración puede tener un efecto

positivo en la educación o niveles de bienestar y reducción de pobreza, como lo

concluyen Hildebrandt y McKenzie -2005- o Mora -2006- (citados en Meza y

Pederzini, 2009), se ha tratado de migración internacional, la cual puede tener este

efecto por las remesas. Por el contrario, según Garcés y Márquez (2007) los efectos

adversos de la migración han dejado un rezago sociodemográfico y económico muy

importante a lo largo y ancho del territorio nacional, lo que se observa claramente en

las condiciones de vida de cientos de miles de campesinos que migran

periódicamente para desempeñarse como jornaleros agrícolas o a las ciudades para

incorporarse en el mercado informal, principalmente, en condiciones de marginación

y pobreza.

1 La evaluación del PRONIM 2005 en 15 estados de la República, arrojó que la mayoría de

los padres de las familias jornaleras agrícolas migrantes –el 90%- deseaba que sus hijos concluyeran hasta la primaria para que aprendieran a leer, escribir y hacer cuentas, y sólo un 5% quería que concluyeran la secundaria, mientras que otro 5% esperaba que llegaran “hasta donde Dios quiera”. Se observó además la existencia de casos, aunque pocos, donde la expectativa estaba ligadas al género, pues su deseo era que “las niñas concluyan hasta la primaria y los niños hasta donde quieran estudiar” (Rodríguez Tapia y Ramírez Izúcar, 2006).

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En este marco de acción complejo, de multiplicidades sociales y culturales, se

requieren docentes capaces de enfrentarse y resolver situaciones problemáticas

distintivas del contexto. De acuerdo al PRONIM, ser docente en este programa

implica grandes retos:

…el conocimiento de las características tan diversas de la población objetivo que atiende, los materiales con los que se trabaja, la atención a grupos multigrado y la estructura misma del Programa. No sólo eso, también ser docente PRONIM implica el conocimiento pleno de que las áreas asignadas a la escuela en las localidades/campamentos dónde se brinda atención a los Niños y niñas migrantes, no son las mismas en relación a las escuelas primarias llamadas regulares y finalmente, aceptar para un sueldo compensatorio y una situación laboral difícil (Rodríguez Tapia y Ramírez Izúcar, 2006:89).

De acuerdo con Ipiña (1997), en un contexto multicultural, el docente debe tener

como competencias la tolerancia activa y la estimación de lo diferente; ser abierto a

la posibilidad de conocer otras expresiones culturales; estar arraigado a la tradición

de sus mayores pero abierto al mundo, a la innovación y al progreso; y debe

también, tener un dominio lingüístico, tanto en la lengua materna de sus educandos

como en la lengua de la sociedad en su conjunto.

Se sabe que actualmente el enfoque formativo para los profesores en programas de

población indígena en México es intercultural bilingüe. Sin embargo, el docente

característico de los programas educativos destinados a niños y niñas migrantes

dista mucho de estar preparado para estos retos: Generalmente son jóvenes que no

hablan el idioma del estudiante ni tienen formación pedagógica, son egresados de

secundaria o preparatoria, y en pocos casos con algunos años de estudios

profesionales, a quienes se les capacita y asigna una beca como pago y que ven la

actividad como un apoyo económico para continuar sus estudios o mientras

encuentran otro trabajo.

A pesar de algunos esfuerzos, no se ha impactado significativamente en la esfera de

la formación docente. En los resultados de la mayoría de los programas de formación

no se ven reflejadas eficazmente dichas competencias en el trabajo pedagógico.

Predominan las propuestas de programas y diagnósticos, pero poco se ha hecho en

cuestión de proyectos que brinden a los docentes herramientas teórico-prácticas

pertinentes, así como en el estudio de los cambios socioculturales del contexto

nacional y global afectados por los procesos migratorios y la diversidad cultural

(Bertely y González, 2004).

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Problema de investigación

Hasta aquí se ha esbozado la situación problemática, por lo que el planteamiento

que surge es lo siguiente:

1. Ante las condiciones de extrema desventaja social y educativa de los niños y

niñas migrantes, y dado que el perfil de los docentes se caracteriza por su

escasa experiencia y formación, y en ese sentido, con habilidades de

pensamiento profesional pobres y sin consolidación, la cuestión ahora es:

Si una estrategia de intervención orientada a procesos de reflexión acción

puede promover en el docente de programas educativos para población

infantil migrante, pensamientos reflexivos que den cuenta de su práctica

en el terreno escolar y qué nivel de reflexión se puede alcanzar.

2. Si dadas las condiciones de desventaja y ante la tradición de pensamiento

social en la educación rural y la orientación intercultural bilingüe en que se

basan los programas educativos para población indígena, habrá que indagar:

Si en el proceso de la intervención para promover la reflexión los

pensamientos de los profesores dan cuenta de la dimensión social de su

práctica docente y en ese sentido, qué tipo de reflexión social predomina.

Justificación

Es evidente que cualquier esfuerzo de investigación que contribuya a la explicación y

comprensión de los fenómenos en el contexto de la migración, y que además incluya

a la población indígena del país, tiene muchos argumentos de justificación, sobre

todo cuando se observa que la migración tiene efectos negativos en el desarrollo de

las comunidades y las mantiene en un ciclo de reproducción de condiciones de

marginalidad.

A pesar de que los pueblos indígenas representan una parte importante de la

identidad mexicana ante los ojos del mundo -porque así se presume en muchos

discursos oficiales hacia el extranjero-, es la población con mayor condición de

pobreza y marginación. Aun y cuando nos sirve el folklor de las culturas indígenas,

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los datos arrojados en la Encuesta Nacional de Discriminación presentada en el año

2005 evidencia el grado de discriminación que existe en la nación mexicana hacia

esos pueblos. Por ejemplo, en relación a las representaciones sociales con respecto

a extranjeros e indígenas, un 20% (la proporción mayor de las respuestas) de la

población encuestada opinó que la situación que provoca mayores diferencias entre

las personas es que haya indígenas y no indígenas; un 42% no permitiría que un

extranjero viviera en su casa, un 32% de otra raza y un 22% a un indígena; el 43%

indicó que los indígenas tendrán siempre una limitación social por sus

características; un 34% que “aunque da pena decirlo, lo único que tienen que hacer

los indígenas para salir de la pobreza es comportarse como no indígenas”; un 18%

que los indígenas son pobres porque no trabajan lo suficiente y otro 18% que hacer

negocio con indígenas es riesgoso porque no son de fiar.

Por otro lado, la justificación tiene mayor peso cuando de la educación se habla,

sobre todo, cuando se trata de la población infantil. Los niños y las niñas indígenas

migrantes son niños mexicanos y niños del mundo; y los niños siempre

representarán el futuro de un país, de una sociedad, pero si no cambian sus

condiciones, el futuro de estos niños seguirá siendo su presente: la exclusión, la

pobreza, la injusticia, la inequidad, la explotación, la discriminación…

Investigar acerca de los profesores que atienden a esos niños significa hacer un

intento por mejorar, indirectamente, sus condiciones de existencia, lo que a su vez

implica participar en la promoción de la vida democrática de la sociedad en que

vivimos. Los profesores no son superhéroes ni magos, ni tampoco iluminados con

conocimientos supraterrenales –en general-, pero en la relación directa con los

estudiantes, padres de familia y otros profesores expresan ideologías, creencias,

maneras de ver el mundo y de relacionarse con él. ¿Es este el mundo que

queremos?, ¿es ésta la manera de ver y de hacer que deseamos?

La autorreflexión, dice Habermas, es el camino para la emancipación. Por eso,

investigar acerca de la reflexión de los profesores y tratar de entender sus procesos

de reflexión es buscar alternativas para que en su práctica develen lo que está

escondido, para evitar actuar en la inconciencia, ya que, quizá –sin proponérselo-

estén promoviendo aquello que está en contra de sus ideales. Tomar conciencia

social crítica implica verse a sí mismo y desde dónde está constituyéndose como ser

social; poder ver más allá de lo aparente y como educador, ayudar al otro en los

caminos de la reflexión y de la acción.

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Suscitar el sentido social crítico no es, acordando con Kemmis, un asunto esotérico o

pasado de moda; por el contrario, se convierte en imprescindible ante las

condiciones de la vida humana en el planeta, “ante las consecuencias de la actividad

humana y práctica social” (Kemmis, 2007).

Además de lo anterior, habrá que decir que la investigación en relación a los

profesores de migrantes es casi nula en el país, sobre todo cuando de su práctica se

trata, y más aún en relación al pensamiento social. Se fortalece también, la línea de

investigación de la formación docente, la cual, como se observa en la descripción del

problema es uno de los aspectos críticos de los programas educativos de población

infantil migrante.

Objetivos de la investigación

Como objetivo general se propone:

Conocer las diversas expresiones del pensamiento social de los profesores del

programa de educación primaria para la población infantil migrante a partir de una

estrategia de intervención orientada con procesos de reflexión acción como parte

de un programa de formación docente complementaria.

A partir de lo anterior los objetivos específicos que se desprenden son:

Contrastar el pensamiento inicial de los profesores –antes de la

intervención- con el pensamiento posterior a la intervención.

Clasificar los problemas percibidos de este grupo de profesores de

acuerdo a los niveles de reflexión: técnica, práctica y crítica.

Distinguir las características y tipología de la dimensión social en el

pensamiento de los profesores y en relación a los niveles de reflexión