génesis del pájaro solitario de san juan de la cruz, por luce lópez-baralt

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  • 7/27/2019 Gnesis del Pjaro Solitario de San Juan de la Cruz, por Luce Lpez-Baralt

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    Para la gnesis

    del pjaro solitario

    de San Juan de la Cruz

    porLuce Lpez-Baralt

    Universidad de Puerto Rico y Harvard University

    Al P. Eulogio Pacho, o.c.d., perplejo como nosotros ante este pjaro solitario

    Resulta imposible hacer con el pjaro solitario de San Juan de la Cruz lo que tan

    brillantemente ha llevado a cabo Mara Rosa Lida con el ruiseor de las Gergicas: trazar, con manosegura y en convincente detalle, su presencia en las letras del Siglo de Oro espaol1. En efecto,cuando la insigne erudita va advirtiendo cmo el ruiseor de Homero y de Virgilio (y hasta delburlesco Luciano) reaparece -con distintos matices y variantes- en Bartolom Leonardo deArgensola, en Lope, en Gngora, en Quevedo y sobre todo en las sublimes estancias de la gloga Ide Garcilaso, los lectores no podemos sino asentir maravillados ante la profunda consistencia delmotivo temtico, recurrente a lo largo de tantos siglos y de tantas lenguas. Muy otro es el caso delsmbolo del pjaro solitario del reformador del Carmelo. Como la noche oscura del alma ylas lmparas de fuego -y a pesar de su dimensin literaria ms humilde-, esta imagen mstica haresultado profundamente enigmtica para los sanjuanistas por su total carencia de antecedentesoccidentales2.

    Desgraciadamente no es mucho lo que nos queda del pjaro solitario de San Juan de la Cruz.

    Slo se han salvado tres breves esbozos alegricos3del gran naufragio de las obras del reformador:uno en los Di chos de luz y amor4y otro en las glosas al Cnti co (Canc. 14-15, 24, VO, 671). Enalgn otro pasaje adicional el poeta comentarista aludir tambin, aunque brevsimamente, a laimagen del pjaro de su alma, tal como hace en el captulo 14 del Libro II de la Subida5. El tratadodeLas propiedades del pjaro solitario, que tanta luz adicional nos podra ofrecer, est, hasta elpresente, perdido, aunque, al igual que nuestro colega sanjuanista, el P. Eulogio Pacho, no perdemoslas esperanzas de que an se pueda dar con el manuscrito indito del texto6.

    La versin ms larga que poseemos de la imagen del pjaro solitario es pues, hasta ahora, laincluida en las glosas al Cntico, de la que el esquema de losDichos no es sino un apretadoresumen. A San Juan debi serle muy familiar el motivo simblico, ya que, pese a las diferencias enextensin, ambas versiones son prcticamente las mismas. He aqu el texto ms completo:

    Este conocimiento [de la divina luz] entiendo quiso dar a entenderDavid cuando dijo: Vigilavi, et factus sum sicut passer solitarius intecto; que quiere decir: Record y fui hecho semejante al pjarosolitario en el tejado (Ps 101,8). Como si dijera: Abr los ojos de mientendimiento y hlleme sobre todas las inteligencias naturales,solitario sin ellas en el tejado, que es sobre todas las cosas de abajo. Ydice aqu que fue hecho semejante alpjaro solitar io, porque en estamanera de contemplacin tiene el espritu las propiedades destepjaro, que son ci nco: Laprimera, que ordinariamente se pone en loms alto; y as el espritu en este paso se pone en altsimacontemplacin. La segunda, que siempre tiene vuelto el pico [hacia]donde viene el aire; y as el espritu vuelve aqu el pico de afecto

    hacia dnde viene el espritu del amor, que es Dios. La terceraes queordinariamente est solo y no consiente otra ave alguna junto a s,

    http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFinhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFinhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFinhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFinhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFinhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFinhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/para-la-gnesis-del-pjaro-solitario-de-san-juan-de-la-cruz-0/html/021dbfc4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_5.html#PagFin
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    sino que, en posndose alguna junto, luego se va; y as el espritu enesta contemplacin est en soledad de todas las cosas, desnudo detodas ellas, ni consiente en s otra cosa que soledad en Dios. La cuartapropiedad es que canta muy suavemente; y lo mismo hace aDios el espritu a este tiempo, porque las alabanzas que hace a Diosson de suavsimo amor, sabrossimas para s y preciossimas para

    Dios. La quintaes que no es de algn determinado color; y as [es] elespritu perfecto, que no slo en este exceso [no] tiene algn color deafecto sensual y amor propio, mas ni aun particular consideracin enlo superior ni inferior, ni podr decir dello modo ni manera, porque esabismo de noticia de Dios la que posee, segn se ha dicho.

    Detengmonos un poco en la alegora que presenta el reformador. Lo primero que salta a la vista

    es la equivalencia del alma como pjaro: es tan universal que no ofrece mayores problemasfilogenticos. Ya la tenemos documentada en el antiguo Egipto8, y Platn, siglos ms tarde, volvera insistir en ella en suFedro, advirtiendo los estrechos paralelos entre el alma en vuelo hacia lasregiones etreas y las criaturas aladas9. Hasta en los salterios maniqueos encontraremos el smbolodel espritu como pjaro10: todas las religiones principales lo han hecho suyo. La imagen es tanuniversal (y, evidentemente, tan junguiana) que Henry Corbin, al explorarla en suAvicenne et lercit visionnaire (210), advierte que Grard de Nerval concibe su propia alma como un inmenso serdotado de alas en un sueo que har clebre en sus escritos autobiogrficos (Aurelia, Segunda parte).

    Pero volvamos al pjaro sanjuanstico. El punto de arranque de la inspiracin del Senequita deSanta Teresa no puede ser ms claro: su pjaro es solitario como el passer solitarius del Salmo101,8 de David (Vigilavi, et factus sum sicut passer solitarius in tecto). El propio poeta estableceel paralelo, como hemos visto, en las glosas al Cntico espiritual y lo repite en la Subida (VO,

    424)11. Pero aqu terminan nuestras claves. Las condiciones o propiedades que San Juan adjudicaa continuacin al ave de su alma exttica no parecen tener un antecedente claro en la tradicinliterario-mstica occidental. Espirituales europeos que manejan el smbolo del alma como pjaro yque San Juan pudo de una manera u otra haber ledo -San Buenaventura, San Bernardo, Hugo de SanVctor, Raimundo Lulio, el Beato Orozco, Laredo, incluso textos annimos como el Livro dasaves portugus y elAncren Riwle de una anacoreta inglesa del siglo XIII- no nos resultan muy tilesa la hora de identificar las fuentes concretas del santo. Tampoco lo son los tradicionalesBestiarios,glosadores de tanta sabidura alegrica durante la Edad Media y el Renacimiento12. Y, con todo, hayque admitir que San Juan, como dejamos dicho, se muestra muy cmodo con su curiosa alegora, yaque la repite con ahnco en los dos pasajes principales en los que la tenemos documentada. Insiste -vale la pena advertirlo- en cualidades enigmticas que definitivamente no parecen familiares alOccidente: el pjaro que es su alma, entre otras cosas, pone su pico al aire [de la contemplacin]

    y, sobre todo, no tiene determinado color. Se trata, sin duda, de una elaboracin alegrica hartosingular: incluso literariamente extraa, como tantas otras de San Juan que han desvelado a losinvestigadores por dcadas.

    As y todo, el reformador no parece haber creado ex nihilo la imagen de su pjaro solitario, pormisteriosa que sea. Las claves ms significativas de la ornitosofa sanjuanstica las hemosencontrado en la tradicin literaria de los msticos del Islam, que elaboraron una complejsimasimbologa espiritual a lo largo de los siglos medios. No es la primera vez que las pistas orientalesnos resultan ms fecundas que las occidentales a la hora de aclarar ciertos enigmas de la obra de SanJuan de la Cruz, que es una de las ms complejas y huidizas de Europa13. Miguel Asn Palaciosinici, como se sabe, los estudios en este sentido y su brillantsima labor no es sino el prembulo delos numerosos hallazgos que parecen estar deparados a quienes siguen las huellas del insigne

    maestro en el campo de las literaturas espaola y rabe comparadas.

    (VO, 670)

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    No es de extraar que el Islam, como todas las religiones del mundo, sacase provecho de laimagen universal del pjaro-alma. Ya en el famoso versculo del Corn 27:15, atribuido a Salomn,se han advertido connotaciones msticas: Hombres! Se nos ha enseado el lenguaje de los pjarosy se nos ha dado toda clase de cosas. Esto es un favor manifiesto14. Escritores sufes posteriorescomo el persa Nam ad-din al-Kubr (s. XIII), adaptando el versculo, exclamarn: La alabanza aDios, que nos dio el lenguaje de los pjaros15. Este lenguaje simblico del pjaro ha sido para lossufes, de acuerdo con Laleh Bakhtiar, the language of the self [which] contains knowledge of thehigher state of being16. Durante toda la Edad Media se suceden los tratados musulmanes sobre elpjaro mstico, elaborado desde distintos ngulos simblicos: San'i, 'A

    r, Byazd al-Bis

    m. Son particularmente importantes los tratados de Avicena, Algazel y 'A

    r, ya que constituyen una tradicin literaria tan consistente que el gran perito en misticismo persa, el

    ya citado Henry Corbin, la ha llamado cycle de l'oiseau (229). Avicena, o Ab 'Al al-usan ibn 'Abdallh ibn Sn (980-1037)17, el clebre filsofo y hombre de ciencia de Bcara quetanto impacto tuvo en el pensamiento europeo medieval, es quien inici el ciclo del pjaro consuRislat al- aroDiscurso del pjaro. Este opsculo, escrito en rabe, traducido repetidas vecesal persa y comentado en ambas lenguas, forma parte de la trada de narraciones msticas del autor, lacual incluye adems el ayy ibn Yaq n y el Salmn wa Absl. Estas obras son de lo poco quenos queda de la filosofa esotrica de Avicena, tan distinta de sus otros trabajos cientficos o

    especulativos. Corbin traduce elRislat al- aren su citado estudioAvicenne et le rcitvisionnaire (215-22): se trata de una narrativa en la que el mstico, representado metafricamentepor un pjaro, recorre volando el universo hasta llegar al pjaro-Rey, que es su origen ltimo.Aqu no se trata de un pjaro solitario como el de San Juan de la Cruz sino de multitud de pjarosque, al principio de su jornada mstica, caen en las redes del cazador y estn a punto de olvidar sucapacidad de vuelo hasta que les prestan ayuda otras aves que ya se han liberado18. Juntos atraviesanmontaas, precipicios y regiones inexpugnables en un penossimo vuelo que dura miles de aos,hasta que alcanzan el Paraso, donde otros pjaros o almas les hablan de la ciudad del Rey deluniverso, la cual es la consumacin ltima de su viaje.

    Guarda estrecho parentesco con este opsculo de Avicena el menos conocidoRislat al- arde

    Ab mid Gazzal o Algazel

    19

    (m. 1111), que luego tradujo al persa su hermano Amad. Se trata de otra narracin simblica, algo ms concisa que la aviceniana, en la que una bandadade pjaros se lanza a la bsqueda de su pjaro-Rey, quien recibe esta vez el nombre de 'Anq y

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    quien reside en una isla inaccesible. Atraviesan, al igual que las aves del tratado anterior, escollosdifciles y continuos hasta que al fin descubren al 'Anq en su castillo de la isla remota y se unen conl. 'A

    r (Far ud-dn Ab mid Mu ammad ben Ibrhm, llamado 'A

    r o perfumero)20culmina este ciclo del pjaro con su clebreMan iq al ar-elLenguaje delos pjaros-, verdadera epopeya mstica que constituye una de las obras literarias msconmovedoras, en lo esttico, de la lengua persa. El poema, escrito hacia la segunda mitad del sigloXII, es la obra ms conocida del ciclo: 'A

    r utiliza el recurso bsico de los pjaros en busca de Rey, que viene a llamarse ahora Smurg ( ),como el famoso pjaro mtico persa21. El final, que tanto apasiona a ese buen conocedor de lasliteraturas msticas orientales que es Jorge Luis Borges (recordemos su Acercamiento aAlmotsim), marca un vuelco sorprendente: los treinta pjaros (s-m

    rgh) que logran sobrevivir al arduo vuelo milenario descubren que ellos mismos son el Smurgo

    pjaro-Rey que procuraban encontrar22

    .

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    Claro que, a grandes rasgos, estos pjaros simblicos del cycle de l'oiseau no pareceranofrecer paralelos demasiado concretos con la misteriosa ave del alma de San Juan de la Cruz. Hastaaqu slo nos demuestran lo articulada y continua que es la tradicin literaria de la imagen del pjaromstico entre los musulmanes. Pero esta tradicin es muy extensa y abarca muchos detalles; si laexploramos ms a fondo, encontraremos en ella coincidencias verdaderamente significativas entreSan Juan y los msticos del Islam. Desgraciadamente, ignoramos lo que el reformador carmelita dej

    dicho sobre el pjaro solitario en su trabajo perdido, de manera que no llegamos a saber a cienciacierta cuan profundas seran sus coincidencias con los ornitlogos del misticismo oriental.Lamentamos doblemente la prdida de este tratado, porque, en los breves esbozos del ave msticaque nos han alcanzado (en losDichos y en las glosas al Cntico) San Juan coincide de una maneramuy estrecha con las particularidades que la imagen tiene entre los msticos sufes. Insistamos enello una vez ms: el smbolo del alma como pjaro es universal, pero los pormenores concretos a quetanto los msticos musulmanes como San Juan acuden para elaborar dicho smbolo son equivalentes.En ms de una ocasin, como veremos, la coincidencia es tan exacta que resulta sorprendente y nosplantea un verdadero problema de filiacin literaria.

    Veamos ms de cerca. Los breves escorzos del ave del alma del reformador nos presentan unpjaro simblico cuyo vuelo apenas se describe -slo sabemos que se pone en lo ms alto (VO,

    670)- y que tiene cinco propiedades particulares, algunas de ellas, como ya nos consta, bastanteenigmticas. Da pues la impresin de ser un ave no slo exttica sino, adems, esttica, y en esto sealeja de los pjaros voladores de Avicena, de Algazel y de 'A

    r. Esto mismo, sin embargo, va a acercar a San Juan a otro mstico persa, muy conocido dentro de

    la tradicin literaria suf: Suhraward o Sihb al-Dn Ya y ibn abas ibn Amrak al-

    Suhrward, nacido hacia 1153 en Suhraward, cerca de Zamjn en Persia, y llamado al-Maqt l(el asesinado o ejecutado), porque fue condenado a muerte por hereje bajo Malik uz-Zhir en1191. Suhraward23est considerado como el eij al-irq (maestro de la filosofa de lailuminacin) gracias a su abundante literatura sobre el tema: escribi cerca de cincuenta libros enrabe y en persa, influidos por Avicena, por el helenismo y por importantes elementos iranes yorientales antiguos, entre los que cabe recordar suHikmt al-irq (La Filosofa de la iluminacin) ysuHaykil an-n

    r(Los altares de la luz). Sus seguidores insisten tanto en esta luz interior que han adquirido el

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    sobrenombre de irqy n: literalmente 'iluminados' o 'alumbrados', como aquella sectaperseguida del XVI espaol24.

    Lo que ms que interesa aqu es lo que Suhraward tiene que decir sobre el pjaro mstico de sualma. Es una de las imgenes favoritas del persa, cuyas alegoras considera Otto Spies (aunque no

    sabemos con cunta razn) the oldest... in Persian literature known so far25. Sea como fuere,Suhraward aprendera sus motivos simblicos del pjaro espiritual bajo la gida de Avicena, ya queuno de sus tratados constituye prcticamente una traduccin delRislat al- ardel gran filsofo26.As parece indicarlo el ttulo mismo del opsculo: Taruma lisn ul- aqq wa-huwa rislat u -air('Traduccin del lenguaje de la verdad, y ste es el tratado del pjaro '). En otras obras suyasreaparece la imagen del ave del alma, as enLugat-i-M

    rn ('El lenguaje de las hormigas')27, pero es sobre todo en su afr-i-Smurg('La nota del Smurg')donde las coincidencias con San Juan de la Cruz resultan ms interesantes y ms cercanas.

    En este opsculo, como ya dejamos dicho, el pjaro o Smurg de Suhrawardno se nos ofrece enpleno vuelo sino que aparece descrito a base de sus propiedades o caractersticas msticas.Despus del breve esbozo alegrico de esta ave espiritual, el autor pasa a describir los altsimosestados msticos que dicho pjaro prefigura (son su nota o canto), pero no vuelve a insistir en laimagen que haba establecido al principio.

    El Smurg, como era de esperar, stands for the s f (slik) who has passed all the stages(maqmt) on the road (tarqa) and reached the goal (fan fil haqq) (Spies, op. cit., 6). Sieliminamos la terminologa tcnica suf, estamos ante el meollo del smbolo sanjuanstico: el pjaroes su alma, que ya ha alcanzado los niveles ms altos del xtasis. Pero vayamos a lo que, ms alldel conocido smbolo universal, individualiza al pjaro solitario de San Juan de la Cruz -suspropiedades concretas. Sorprendentemente, este remoto alegorista del siglo XII va a preludiar casitodas las condiciones del ave de San Juan, incluso algunas de las ms rebuscadas.

    Vale la pena detenerse una vez ms en el texto del reformador e ir comparando las propiedadesde su pjaro solitario con las que Suhraward atribuye a su Smurg. Algunas de ellas parecenconstituir ya imgenes tradicionales -incluso lugares comunes codificados de la tradicin literariamusulmana- y por eso iremos citando a otros tratadistas o poetas sufes con quienes el reformadorcoincide de cerca. Veremos que no hay una sola propiedad del pjaro solitario que no se lahubiese adjudicado siglos antes un musulmn al pjaro de su alma.

    Lo primero que destaca San Juan de su pjaro mstico es justamente su condicin de solitario,y cita a este propsito, como recordamos, el Salmo 101,8. El santo elabora ms extensamente esapropiedad, con la que inicia sus brevsimos esbozos, al enumerar las propiedades de su aveespiritual. En las glosas, se trata de la tercera propiedad: La tercera es que ordinariamente est solo

    y no consiente otra ave alguna junto a s, sino que, en posndose alguna junto, luego se va; y as elespritu en esta contemplacin est en soledad de todas las cosas, desnudo de todas ellas, niconsiente en s otra cosa que soledad en Dios (VO, 670). Algo ms lacnicamente, San Juan

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    resume en losDichos esta condicin, que all ocupa el segundo lugar: no sufre compaa, aunquesea de su naturaleza (VO, 969). El reformador coincide con Suhraward, quien declara, hablando desu pjaro: All are occupied with him, and he is free from all. All are filled with him, and he isempty of all (29). Se acerca igualmente a San Juan en este sentido otro gran alegrico del pjaro delalma: el persa al-Bis

    m (Ab Yazid aifur ibn 'Is ibn Sorun al-Bis

    m, muerto hacia el ao 874 877), fundador de la escuela suf de los embriagados y famoso porlo osado de sus metforas y expresiones msticas28. En su opsculoLa ascensin de Ab

    Taziden que imita el mi'r ascensin nocturna de Mahoma al sptimo cielo, al-Bis

    m describe su alma como a bird whose body was of Oneness y que vuela in singularity ('A

    r,Muslim Saints..., 109). Lo repetirn otros correligionarios: parece que estamos ante unapropiedadsine qua non de la tradicin literaria musulmana del pjaro metafrico del alma. Ha deser, necesariamente, solitario.

    San Juan pasa en seguida a elaborar otra caracterstica del pjaro solitario, esta vez bastanteobvia. Es la primera propiedad en las glosas al Cntico: La primera, que ordinariamente se pone[el pjaro] en lo ms alto; y as el espritu en este paso se pone en altsima contemplacin (VO,670). Todos los ornitlogos musulmanes -'A

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    r, Algazel, Avicena, R m - coinciden con el santo: sus aves son justamente el alma enestado de contemplacin. Se trata, en el fondo, del ncleo central del smbolo, y en este sentidotodos los espirituales que han acudido a l estn necesariamente de acuerdo. As Suhraward: ...anyone who renounces his nest and plucks off his feathers with his beak [la renuncia de lo material]... in this time he becomes a Smurgh whose note awakens the sleepers (TTM, 28-30). Y esteSmurg est unido con Dios for a space of a thousand years of the time. Suhraward parafraseaaqu una imagen muy socorrida del Corn (Verily a day with your Lord is like a thousand years,22:46), la cual implica la infinitud de la contemplacin divina que atraviesa su alma exttica

    convertida en pjaro.La mayor parte de los sufes que elaboran la imagen del espritu en contemplacin como ave lamuestran en pleno vuelo hacia la Divinidad. As -lo hemos visto- proceden Avicena, Algazel y 'A

    r. Lo mismo vemos en ese gran embriagado de Dios que fue Mans r al-Hall29(858-922)cuando exclama en suKitb al awsn: I fly with my wings to my Beloved30. Con todo, el avesanjuanstica parecera haberse ahorrado este vuelo tan difcil y tan penoso que llevan a cabo lamayor parte de las aves simblicas de los tratadistas sufes: su pjaro de repente se va a los msalto (VO, 967) o se pone en lo ms alto (VO, 670). No asistimos al proceso gradual ypormenorizado de tal desplazamiento. Pero tampoco acontece esto en el caso del Smurg deSuhraward. El persa elabora la aparente contradiccin de que no veamos volar al pjaro de sualma, explicndonos que ste flies without moving, soars without travelling, and comes nearwithout traversing distance (TTM, 29).

    Sea el vuelo explcito o no, sus implicaciones y sus resultados son los mismos en el caso de SanJuan de la Cruz y en el de los musulmanes. El reformador indica en los Dichos, comentando esta

    primera cualidad de su pjaro puesto en lo alto, que ste se ha de subir sobre todas las cosastransitorias (VO, 967). En igual abandono de lo transitorio, el pjaro de otro delicadsimo poeta

    suf, alluddn R m (1207-1237)31, vuela alejndose de todo lo material y perecedero32,mientras que el pjaro del citado al-Bis

    m adquiere en este vuelo hacia lo alto alas de eternidad por oposicin a las cosas materiales yperecederas de las que se aleja (apudSchimmel,Mystical..., 49). La finalidad es, como decamos,siempre la misma: la unin final con Dios. El pjaro espiritual de los musulmanes, al igual que el de

    San Juan, termina por adquirir un conocimiento que trasciende toda razn: el alma de Hall, comoave metafrica, fell into the sea of understanding and was drowned ( wsin, 34); la de San Juan,

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    por ser ave en lo alto del tejado (como seala el salmo), se eleva tanto que queda como ignorante detodas las cosas, porque solamente sabe a Dios sin saber cmo (Subida, VO, 424). Muy cerca deellos, como de costumbre, se encuentra Suhraward, ya que su Smurg, ignorante de lo material,adquiere en su xtasis la sabidura perfecta: All sciences emanate from the note of that bird(TTM,29).

    La segunda propiedad que San Juan adjudica a su pjaro es aun ms curiosa y sin duda menosevidente: Siempre tiene vuelto el pico [hacia] donde viene el aire; y as el espritu vuelve aqu elpico de afecto hacia donde viene el espritu de amor, que es Dios (VO, 670). El santo elabora unpoco ms en losDichos: Ha de poner el pico al aire del Espritu Santo, correspondiendo a susinspiraciones, para que, hacindolo as, se haga ms digno de su compaa (VO, 967). Tambin estaextraa condicin la hemos de encontrar entre los persas, y de manera tan recurrente que a primeravista creemos estar ante un lugar comn del cycle de l'oiseau de las letras musulmanas. El pjarode al-Bis

    m sabe que le es necesario levantar la cabeza a Dios en medio de su vuelo exttico: Then I liftedup my head... ('A

    r, 109). Tan comn es la imagen que 'A

    r, al abrir el poema delLenguaje de los pjaros, hace que el narrador increpe a las aves reunidas -setrata de los espirituales que habrn de seguir la va mstica- para que levanten la cabeza, o, lo que esms notable an, el pico, al Seor: O Wagtail... Lift up your head and make yourshawm [literalmente, 'junco' o 'caa'; metfora por 'pico'] resound to celebrate the true knowledge of

    God ('A

    r, 8). Insiste el autor: Salutations, O Excellent Pheasant!... Lift yourself from the pit [of darkness]and raise your head to the divine throne (9).

    San Juan es muy especfico, sin embargo, cuando declara que su pjaro ha de levantar el picohacia donde viene el aire o al aire del Espritu Santo. La imagen ya resulta ms extraa, pero

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    tambin la podemos documentar entre los persas. Se trata de una socorrida metfora secular de laliteratura mstica musulmana, en la que el aire o la brisa han sido siempre representativos justamentede la oscura noticia de Dios. As, Suhraward evocar alegricamente en su Lugat-i-M

    rn (El lenguaje de las hormigas) un pavo real que ha olvidado su propia belleza y el hermoso jardn

    que habita porque ha sido violentamente aprisionado en una caja oscura donde, para colmo, le hancosido en una envoltura de cuero el plumaje de la cola, cubrindolo por completo. De vez en cuando,sin embargo, y a pesar de su creciente ignorancia acerca de sus orgenes, whenever a wind blewand he received the smell of the flowers, trees, roses, violets... through that hole, he found a strangepleasure... (TTM, 23). Tal sensacin lleva al pavo real (que es el alma de este suf tanelocuentemente neoplatnico) a liberarse de sus groseras ataduras materiales hasta descubrir a Dios,quien era el origen ltimo de la brisa divinal. En el afr-i-Smurg, Suhraward es todava msexplcito: cuando el Smurg y Dios se convierten en uno, morning breeze comes from his [theSmurg's] breath (TTM, 30). Es decir, ambos comparten la naturaleza divina en el momento de lacontemplacin ltima33.

    San Juan pormenoriza aun ms la imagen de la brisa o del aire espiritual que debe alcanzar su

    pjaro solitario: se trata del aire de la noticia de Dios, s, pero concretamente de Dios Espritu Santo.No deja de ser instructivo recordar aqu -con Henry Corbin- que el smbolo del ave mstica de losmusulmanes se ha asociado justamente al Espritu Santo: La Simorgh... dont l'quivalent estl'oiseau 'Anq... est une figure aussi de Gabriel l'Archange, Intelligence agente et Esprit-Saint. Aussibien lui sont confrs les mmes attributs qui dans le christianisme sont confrs la colombecomme le symbole de l'Esprit Saint (212)34.

    La cuarta propiedad del pjaro solitario (la tercera ya la hemos atendido) es que canta muysuavemente; y lo mismo hace a Dios el espritu a este tiempo, porque las alabanzas que hace a Diosson de suavsimo amor, sabrossimas para s y preciossimas para Dios (VO, 670). En losDichos elsanto coloca tal propiedad en el quinto lugar y aade: Ha de cantar [el pjaro-alma] suavemente enla contemplacin y amor de su Esposo (VO, 967). No es muy difcil encontrar paralelos en este

    caso, ya que se trata de una propiedad bastante pertinente al pjaro mstico y, como era de esperar,los musulmanes la tenan minuciosamente elaborada siglos antes de que San Juan viera la luz.Annemarie Schimmel, en su precitado estudioMystical Dimensions of Islam explora la conocidatradicin potica suf en la que el ruiseor mstico canta sus penas de amor y liba la rosa, que es elsmbolo de Dios. Suhraward es muy concreto al respecto y su Smurg parece otra vez msmisteriosamente cerca del pjaro solitario cantor de San Juan. El alma exttica del persa becomes aSmurgh whose notes awakens the sleepers... His note reaches all; but it has a few hearers [it is heardby a few]... All sciences emanate from the note of that bird (TTM, 29). ste es verdaderamente ellenguaje de los pjaros que Dios, de acuerdo con el Corn, otorg a Salomn, y Suhrawardadvierte que la totalidad de su tratado mstico no es sino a brief account of [the Smurgh] and hisnote (ibid., 30). Recordemos que es justamente la msica del ave exttica la que da ttulo alopsculo: afr-i-Smurgo 'Nota del Smurg'.

    No cabe duda de que es la quinta propiedad del pjaro solitario (la cuarta en losDichos) la queresulta ms problemtica: el pjaro sanjuanstico no tiene determinado color (VO, 967). Explica el

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    santo: as es el espritu perfecto (VO, 670), que no tiene determinacin en ninguna cosa (VO,967). Curiosa imagen la del pjaro incoloro. Para sorpresa nuestra, Suhraward la haba articulado -en trminos idnticos- para referirse a su propio Smurg cuatro siglos antes que el reformadorcarmelita la aplicara a su pjaro solitario: All colours are in him but he is colourless (TTM, 29). Estan perfecta y tan inusitada la coincidencia entre San Juan y el tratadista musulmn que vale la penacitar el texto en el persa original:

    (p. 15 en numeracin occidental). En ambos casos la ausencia de color implica exactamente lomismo: el desasimiento y vaco de todo lo material en el alma. Sin duda, curiossimo. Vale la penarecordar, sin embargo, que esta imagen espiritual de lo incoloro no le ha resultado ajena a losmsticos del Islam. Nuestro admirado colega Seyyed Hossein Nasr -uno de los mximos peritos enmisticismo islmico en lengua persa- nos advierte que el clebreMan iq al- arde 'A

    r tambin tiene una alusin indirecta a esta ausencia de color de parte del Smurg. Cuando lostreinta pjaros -cada uno de distinto color- descubren que ellos mismos son el Smurg, se anulanecesariamente el hermoso arco iris de sus diversos colores y tampoco tienen, en xtasistransformante, determinado color. Se trata de un lugar comn de la literatura mstica persa:tambin afz aludir, en uno de sus versos ms hermosos, al desasimiento espiritual a travs deldesasimiento de los colores:

    (Lo traduce Nasr al ingls: I am the slave of the will of that person who under the azur's spherehas become free of the attachment to whatever possesses color.) Repetir la imagen con variantes,el citado Nam ad-dn al-Kubr en suFaw'i al-aml wa Fawtih al-allal imaginar que elcentro ms profundo de su alma (su ) es incoloro y fluctante como el agua, y resulta capaz, por esomismo, de reflejar el universo35.

    Ante tal cantidad de coincidencias estrechas entre el smbolo del pjaro solitario de San Juan dela Cruz y el smbolo del Smurg o 'Anq de los musulmanes, y en vista de la evidente anterioridadcronolgica de stos, cabe plantear en seguida el problema de una posible filiacin musulmana departe del reformador. Se trata de un problema filogentico doblemente espinoso, porque, por unaparte, es necesario considerar la posible influencia de una escuela literaria islmica sobre un poetaespaol y cristiano; y, por otra, la influencia ms significativa parecen haberla ejercido en este casolos sufes de lengua persa y no los de lengua rabe, que son los que ms cerca histrica y cultural, yhasta geogrficamente, pudieron haber estado de San Juan.

    Antes de seguir, se impone un caveat: aunque nos parece innegable que de alguna manera u otrael Senequita de Santa Teresa entronca con la tradicin literaria suf del cycle de l'oiseau, no poreso proponemos que el poeta tuvo un acceso directo al afr-i-Smurgde Suhraward o alMan q-ut- arde 'A

    r. Tal lectura directa del persa! sera a todas luces histricamente difcil e improbable en un fraileque ni siquiera manejaba la lengua rabe, que haba sido dada de baja del curriculum de la

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    Universidad de Salamanca cuando el entonces fray Juan de Santo Mata cursaba all sus estudios.

    Llamamos la atencin sobre las coincidencias entre San Juan y Suhraward (y Hall, y Rm, y al-Bis

    m) no porque creamos que fueron precisa y concretamente estos sufes los que ejercieron suinfluencia sobre el peculiarsimo smbolo del pjaro solitario del reformador. Antes nos parece quetocamos aqu en una tradicin literaria islmica que dur siglos y de la cual estos msticos noconstituyen sino unos cuantos casos representativos36. Esta tradicin encontrara de algn modo sucamino hasta Europa, tan fuertemente impactada, como se sabe, por las corrientes ms importantesdel pensamiento musulmn durante las Cruzadas y sobre todo despus del fracaso poltico de lasmismas37.

    Vayamos al otro escollo importante: por qu son los persas -y no los rabes- quienes ms cercaparecen estar aqu de San Juan de la Cruz? O se trata de un enigma ms de los muchos que rodean laobra del santo, o se presenta, sencillamente, el hecho de que conseguimos documentar ms casos decoincidencias literarias con el pjaro solitario sanjuanstico entre los persas que entre los rabes. Estono significa que una investigacin ms minuciosa y ms afortunada no pueda dar con los mismospormenores del smbolo del ave del alma entre ciertos sufes de lengua rabe, acaso ms tardos ypor eso mismo ms cercanos no slo cultural sino cronolgicamente de San Juan. La labor deinvestigacin a base de las fuentes persas ha resultado en este caso particularmente fecunda porqueen las ltimas dcadas los estudios de eruditos como Louis Massignon, Seyyed Hossein Nasr, HenryCorbin y Annemarie Schimmel han hecho esta literatura mucho ms accesible al Occidente tanto atravs de estudios crticos como a raz de la publicacin de manuscritos en su lengua original.

    No olvidemos, con todo, que el misticismo islmico en lengua persa, pese a sus importantesdiferencias del de lengua rabe, guarda una innegable relacin con este ltimo, y que los prstamosliterarios en ambas direcciones fueron constantes y enteramente normales. Basta recordar que

    Suhraward no hace sino traducir al persa elRislat al- arde Avicena en su propioRislat ut-ar, y que podra tambin, al menos en principio, haber obtenido la inspiracin de su otro tratado,el afr-i-Smurg-el que ms til nos ha sido en este ensayo- de algn otro tratadista rabe. O, talvez se trate del caso inverso: el afr-i-Smurgpudo haber influido en otros sufes ms tardos delengua rabe cuyas obras pasaran a ser traducidas y difundidas ms fcilmente en la Europamedieval.

    Nos hemos detenido en todos estos detalles porque no deja de ser curioso que San Juan parezcams cerca de Suhraward -quien no tuvo la fortuna de ser vertido al latn medieval38- que deAvicena, quien caus furor en el Pars del siglo XII por sus comentarios a Aristteles, que circularonprofusamente entre los espirituales europeos de aquellos siglos. Pero como el largo proceso medievalde la traduccin de obras redactadas en lenguas orientales sigue encerrando muchos misterios,tampoco podemos descartar la posibilidad de que autores persas como 'A

    r o R m (o, ms probablemente, algunos de sus discpulos) hayan sido traducidos al latn oa alguna lengua romnica. Con todo, parecera ms plausible que la influencia de los musulmanes delengua rabe (sobre todo la de los hispanoafricanos) fuese la que alcanzara, al cabo de los siglos, alreformador del Carmelo. Miguel Asn Palacios ya dej establecidos paralelos importantes entre SanJuan y msticos musulmanes de lengua rabe como Ibn al-'Arab de Murcia y como los diles

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    hispanoafricanos. En ensayos anteriores nos cupo en suerte la satisfaccin de poder aumentar loshallazgos de Asn en este campo de estudios comparatistas hispanorabes. Tambin all planteamosel problema del cmo de esta transmisin cultural, tan problemtica, entre San Juan y el Islam 39; noes ste el lugar de repetir nuestras conclusiones al respecto. Slo deseamos insistir en algo que nosparece imprescindible aceptar a la luz de la documentacin allegada y en nombre de la honradezintelectual: el pjaro solitario de San Juan no es, mal que nos pese, el ruiseor de las Gergicas del

    que se ocup la insigne Mara Rosa Lida de Malkiel. Este enigmtico pjaro espiritual, que essolitario, que se va a lo ms alto, que pone el pico al aire, que canta con suavidad y que carece dedeterminado color, coincide en cada una de sus propiedades con el Smurg de los musulmanes ynada tiene que ver con los pjaros literarios de Homero o de Virgilio. Acaso algn da sabremos porqu conductos se llev a cabo tal transmisin literaria. Por el momento no nos queda otro remedioque lamentar una vez ms la prdida del exhaustivo tratado de San Juan sobre el pjaro solitario, quetantas claves adicionales nos hubiera podido ofrecer y que acaso hubiera confirmado esta hipotticafiliacin musulmana del mstico del Carmelo.

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