garciasantesmases,antonio.laesperahamerecidolapena[resenhadegomezcaffarena,jose.elenigmayelmisterio]

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La espera ha merecido la pena Antonio García Santesmases. Profesor de Filosofía en la UNED. omos muchos los que llevábamos años esperando esta obra de José Gómez Caffarena. Somos muchos los que estudiamos sus libros de Metafísica de los años sesenta y principio de los seten- ta, los que conocíamos su producción teológica, los que éramos cons- cientes de su gran profundidad al analizar el pensamiento de Kant y, a pesar de todo, no estábamos satisfechos, nos faltaba algo, quería- mos que su obra intelectual concluyera con la aparición de su Filosofía de la Religión. Debo decir que durante mucho tiempo pensé que esta obra no llegaría a aparecer en vida de Caffarena. Durante muchos años Caffarena se ha dedicado a labores de organización y de difusión del pensamiento cristiano, siempre en diá- logo con el ateísmo, con el agnosticismo, con las distintas formas de racionalidad y con las otras religiones. Esa dedicación organizativa tan meritoria en el inolvidable “Instituto Fe y Secularidad” iba marcando su vida y su quehacer teórico. Sólo en una nota del libro aparece este tema. Dice Caffarena: “En relación a esto no puedo dejar de mencio- nar algo más personal. Fe y Secularidad es el nombre del instituto de investigación y diálogo que en 1967, por orden del general Pedro Arrupe, fundó la Compañía de Jesús española para llevar a cabo la misión especial sobre el ateísmo confiada en 1965 por Pablo VI a los jesuitas. La elección del título… ponía por delante el intento de com- prender y la búsqueda de diálogo” (p. 187). Y así fue. Horas y horas de escuchar y de intentar comprender. Los jesuitas españoles tendrán un día que explicar cómo permitieron la desaparición de un centro de investigación como Fe y Secularidad. Llegó la hora del final de este centro de investigación y también llegó la hora de la jubilación de Caffarena. Todos esperábamos que apare- ciera la Filosofía de la Religión prometida, pero parecía como si el autor, recuperado el silencio, alejado de las tareas organizativas, estu- viera dispuesto a corregir una y otra vez la obra y no quisiera dar por finalizado nunca el trabajo. Algo de esto dice en el epílogo cuando [233] 133 iviva.org LIBROS IGLESIA VIVA Nª233, enero-marzo 2008 pp. 133-142 © Asociación Iglesia Viva ISSN. 0210-1114 José Gómez Caffarena El Enigma y el Misterio Una filosofía de la religión Trotta, Madrid 2007 S

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La espera ha merecido la pena

Antonio García Santesmases. Profesor de Filosofía en la UNED.

omos muchos los que llevábamos años esperando esta obra deJosé Gómez Caffarena. Somos muchos los que estudiamos suslibros de Metafísica de los años sesenta y principio de los seten-

ta, los que conocíamos su producción teológica, los que éramos cons-cientes de su gran profundidad al analizar el pensamiento de Kant y,a pesar de todo, no estábamos satisfechos, nos faltaba algo, quería-mos que su obra intelectual concluyera con la aparición de su Filosofíade la Religión. Debo decir que durante mucho tiempo pensé que estaobra no llegaría a aparecer en vida de Caffarena.

Durante muchos años Caffarena se ha dedicado a labores deorganización y de difusión del pensamiento cristiano, siempre en diá-logo con el ateísmo, con el agnosticismo, con las distintas formas deracionalidad y con las otras religiones. Esa dedicación organizativa tanmeritoria en el inolvidable “Instituto Fe y Secularidad” iba marcandosu vida y su quehacer teórico. Sólo en una nota del libro aparece estetema. Dice Caffarena: “En relación a esto no puedo dejar de mencio-nar algo más personal. Fe y Secularidad es el nombre del instituto deinvestigación y diálogo que en 1967, por orden del general PedroArrupe, fundó la Compañía de Jesús española para llevar a cabo lamisión especial sobre el ateísmo confiada en 1965 por Pablo VI a losjesuitas. La elección del título… ponía por delante el intento de com-prender y la búsqueda de diálogo” (p. 187).

Y así fue. Horas y horas de escuchar y de intentar comprender. Losjesuitas españoles tendrán un día que explicar cómo permitieron ladesaparición de un centro de investigación como Fe y Secularidad.Llegó la hora del final de este centro de investigación y también llególa hora de la jubilación de Caffarena. Todos esperábamos que apare-ciera la Filosofía de la Religión prometida, pero parecía como si elautor, recuperado el silencio, alejado de las tareas organizativas, estu-viera dispuesto a corregir una y otra vez la obra y no quisiera dar porfinalizado nunca el trabajo. Algo de esto dice en el epílogo cuando

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LIBROS

IGLESIA VIVANª233, enero-marzo 2008

pp. 133-142© Asociación Iglesia Viva

ISSN. 0210-1114

José Gómez Caffarena–El Enigma y el MisterioUna filosofía de la religión

Trotta, Madrid 2007

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habla de cómo iba demorando una y otravez el final aunque los capítulos centrales yaestaban concluidos.

Al final la obra ha aparecido. Es una obraen la que el mejor Caffarena vuelve a discu-tir con Hume, con Kant y con Hegel o –pordecirlo con un lenguaje que ha utilizadodurante años– con la mentalidad empirista,con la filosofía humanista y con la filosofíaidealista. Caffarena vuelve a plantear losgrandes temas de su metafísica dando res-puesta al problema que siempre le ha preo-cupado: ¿qué sistema metafísico debemospostular si queremos hacer plausible la fecristiana?

Filósofo y cristiano, Caffarena nunca haquerido renunciar a ninguna de las dosdimensiones. Nunca ha aceptado una posi-ción puramente empirista de rechazo detoda racionalidad más allá del conocimientocientífico; ni tampoco un planteamientofideísta que considere que la fe cristianasólo tiene sentido desde dentro de las con-vicciones religiosas, como un lenguaje auto-suficiente que no requiere de ningunamediación racional.

Para Caffarena la verdad científica noagota todas las formas de verdad ni puederesponder a las preguntas por el sentido.No es ésta una postura frecuente en nues-tros días; se ha producido tal fragmentaciónen los conocimientos que muchos afirmanque las convicciones religiosas deben sub-sistir sin ninguna confrontación con la razón.No es ésta la posición de Caffarena. Paranuestro autor “sólo el que es capaz de dar ala ciencia lo que es de la ciencia podrá dar almisterio lo que es del misterio”.

Esta postura contrasta con el empirismoagnóstico imperante en nuestra cultura.Enrique Tierno Galván resumía muy bienesta perspectiva en su penetrante ensayosobre el agnosticismo. Para Tierno no hayposibilidad de trascender lo que hay. El serhumano está instalado en la finitud y nopuede aspirar a conocer los últimos desig-nios. La ciencia irá desvelando paulatina-mente las claves del universo. No existenenigmas indescifrables.

Muy diferente es la postura de Caffare-na. No cabe pensar la realidad del universosin apelar a un misterio que nos sobrepasa.Un misterio que, a diferencia del deísmo, no

nos deja en la pura oscuridad sino que tieneuna clave de gratuidad amorosa que nosenvuelve y nos supera.

No ha sido nunca Caffarena hombre cien-tificista a lo Russell o a lo Tierno, pero tam-poco hombre agónico a lo Unamuno. Esarealidad envolvente de un absoluto amorosochoca con el mal en el mundo y con la reali-dad del sinsentido, pero es superada por unplanteamiento global donde ese mal es tras-cendido, encajado, canalizado a través deuna providencia que vela por el destino delmundo y ofrece un plan de salvación.

Es aquí donde es más difícil seguir aCaffarena, pero hay que decir en su honorque esta tesis no la plantea desde un exis-tencialismo agónico que hoy nos costaríacompartir. Su planteamiento es metafísico.Afirmar un absoluto amoroso es cargar conla dificultad de hacer compatible una afir-mación tan plena con una realidad tan defi-ciente. Pero aceptar sin más la inexistenciade ese Absoluto plantea a Caffarena unaaceptación resignada de un mundo en últi-ma instancia absurdo, un mundo que no res-ponde a las auténticas expectativas del serhumano. El hombre busca un sentido a lavida que responda a las preguntas acercadel origen, del final, de la marcha de la his-toria; quiere una respuesta positiva a susinterrogantes y no se conforma con quedaren la pura incertidumbre o en la negaciónfáctica de toda trascendencia.

No cabe duda que este planteamientode Caffarena tiene algunas consecuenciaspara la filosofía actual. El autor no reduce lafilosofía a la razón moral. Para Caffarena elprimado de la razón práctica no significa laexclusividad de la razón práctica. Tampocoestá dispuesto a aceptar una absoluta diso-ciación entre ciencia y religión. Para él sóloel que es capaz de dar a la ciencia lo que esde la ciencia será capaz de dar al misterio loque es del misterio. Pocos autores son capa-ces de un conocimiento tan complejo de lasciencias de la naturaleza como el que apare-ce en esta obra. Esta dimensión metafísicaes hoy inusual en nuestro panorama filosófi-co acostumbrado a un ejercicio puramentefilológico sin atreverse a arriesgar ningunahipótesis metafísica.

También es sorprendente ese plantea-miento porque este forcejeo entre ciencia y

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religión, este tender puentes entre ambasdisciplinas, no es hoy frecuente en unmundo donde a la incultura científica de filó-sofos y teólogos se une las demandas deuna religión a la carta por parte de muchosde los que consumen productos religiosos.

Caffarena, vinculado a una tradición reli-giosa concreta como es la cristiana, es cons-ciente de la necesidad de depurar el len-guaje religioso a la luz de los conocimientosde las ciencias de la religión, pero no sequeda en la labor del buen exegeta. Quierealgo más. Quiere hacer plausible racional-mente los enunciados religiosos. No sóloquiere ser riguroso en la interpretación delos textos religiosos sino que quiere con-frontar los hallazgos obtenidos con losconocimientos científicos. De ahí su defensade una filosofía que aparezca como instan-cia mediadora entre la ciencia y la religión.

Es quizás éste el motivo por el cual elpensamiento de Caffarena ha logrado sobre-vivir a los tiempos. Al situar el debate en estatensión entre la racionalidad positivista delhombre científico que ofrece certidumbre ylas demandas existenciales del hombre reli-gioso que claman por un sentido, su pers-pectiva no ha sido arrumbada por el tiempo.Quizás por no haber estado nunca preso deun planteamiento hegeliano-marxista queafirmaba la posibilidad de heredar la religióndesde planteamientos emancipatorios no hasufrido el vacío provocado por la desapari-ción de los grandes relatos ideológicos.

Su filosofía no ha sido arrumbada por eltiempo, pero sí tiene que encontrar unhueco en un momento donde su esfuerzopor no olvidar la necesidad de dialogar conla razón, por pasar por la ilustración, poratreverse a asumir la mayoría de edad; es unesfuerzo que no es hoy hegemónico dentrode la cultura católica ni es visto con interéspor muchos representantes de la culturaliberal. Quizás hoy en el occidente tardoca-pitalista son pocos los que estén dispuestosa vivir este forcejeo entre la ciencia y la reli-gión, pero aún así existe una minoría signifi-cativa que comparte este propósito; el pro-blema se complica más si pensamos enaquellos lugares donde no se ha difundidola cultura ilustrada. ¿Qué religión puedesobrevivir en ese contexto? ¿Estamos abo-cados a tener que optar entre la ignorancia

religiosa del occidente avanzado y el funda-mentalismo islámico?

Para contestar a esta pregunta puedeservirnos esta gran obra de Caffarena. Con-vendría señalar para empezar que el autorinsiste una y otra vez en la ambigüedad quesubyace en el retorno de muchos fenóme-nos religiosos. Caffarena nunca olvida losplanteamientos de la sociología de la reli-gión. Personalmente debo decir que he dis-frutado viendo cómo el autor volvía una yotra vez a los clásicos de la teoría socioló-gica para hacerse cargo de las preguntasacerca de la evolución en la historia de lahumanidad y de su posible futuro.

El Caffarena metafísico se encontró amitad de los años sesenta llamado a hacer-se cargo de los problemas del ateísmo, delas raíces culturales de la increencia. Fueronlos años en los que se creó, como decíamosanteriormente, el instituto Fe y Secularidad.Los fundadores del instituto decidieronfomentar un enfoque del hecho religiosoque permitiera interpretar las distintas varie-dades del mismo aprovechando las teoríasde la sociología clásica y de las nuevas inter-pretaciones de los años sesenta (Berger yLuckman, H.Cox). Este enfoque era muyproductivo a la hora de aportar datos empí-ricos desde las ciencias humanas y permitíaal filósofo buscar las claves interpretativasque permitían ir a lo nuclear y no perderseen la montaña incalculable de informacionesque aportaban los distintos estudios socio-lógicos.

El esfuerzo de Caffarena en esta obracompleta los diagnósticos de las cienciassociales con la mirada que aporta la historiade las religiones sin perder nunca de vista lapregunta esencial: ¿cuál es el núcleo de lareligión?

La religión aparece como algo vinculadoa la finitud, a la limitación del ser humano, ala expectativa de salvación, a la necesidadde consuelo. Pero no aparece sólo como el“gemido de la criatura oprimida” sino como“el corazón de un mundo sin corazón”; nosólo como resignación, como claudicaciónante una realidad que no se llega a com-prender y ante la que uno acaba rindiéndo-se. Aparece también como rebeldía, comoprotesta, como resistencia, como llamada aalgo grande, que desborda la propia finitud.

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Esta perspectiva es la que le hace pensara Caffarena que, por más que se haya pro-ducido un progreso científico-técnico, pormás que se haya autonomizado el mundopolítico y secularizado la sociedad, siemprequedará un anhelo de insatisfacción, demalestar, que sólo puede ser llenado por lasreligiones. No por la moral. Cabe pensar enun trasfondo religioso debajo de las actitu-des morales, incluso de las que se funda-mentan sin religión, pero ello no agota lonuclear de la religión.

Esta perspectiva de subrayar la especifi-cidad de la religión es la que le hace volvera la hipótesis de Bergson acerca de las dosfuentes de la moral y de la religión. Ante elfenómeno de la globalización es claro quehay una llamada a buscar unas raíces pro-pias que asocian a la religión con formas deidentidad. En ocasiones estas formas deidentidad tienden a la exclusión, al fanatis-mo y a la violencia; otras constituyen sopor-tes de sentido que permiten arraigar losrecuerdos y los proyectos de futuro más alláde la civilización científico-técnica y del pen-samiento único. No todo es identidadesasesinas ni fanatismo violento. Pero más alláde la moral cerrada cabe argüir a favor deuna moral abierta, que supera las fronteras,que llama a la fraternidad transcultural.Caffarena apuesta por esta segunda opción,la de una religión dinámica, abierta a la uni-versalidad, a un fondo que estaría más alláde las religiones. A una convergencia entrelas religiones que supere la dicotomía entreel capitalismo depredador y la tribu etnicista.

Estamos ante una obra que admitemuchas lecturas. A mí me ha interesadoespecialmente volver al enfoque sociológi-co porque me ha recordado muchos de losdebates de aquellos años y me ha permitidorevivir los Foros sobre el hecho religioso.Eran tiempos en los que, concernidos poraquellas polémicas apasionantes, éramosjóvenes y callábamos a la espera de obser-var cómo Andrés Tornos o Alfonso ÁlvarezBolado comentaban las ponencias de

Caffarena o esperaban la interpretación queéste hacía de sus textos. Asistíamos alespectáculo de ver a los grandes maestrosdebatir y debatir sobre temas que vuelven aaparecer en esta obra.

Cada uno es fruto de sus obsesiones y porello, aunque a mí me ha interesado más esteenfoque por ver la definición nuclear de reli-gión más allá de la barahúnda de informacio-nes, otros lectores profundizarán con prove-cho en otras dimensiones que aparecen en laobra. Podrán volver a descubrir al Caffarenagran lector de los clásicos de la filosofía y apercibir al gran metafísico que no se quedaen pura filología, que tiene su propia res-puesta y la argumenta convincentemente.

Son pues muchos los enfoques que apa-recen en esta obra realmente ciclópea.

Obra de la que diré para terminar que seencuentra a medio camino entre la Filosofíay la convicción religiosa. Dice Caffarena quepara muchos creyentes su obra puede serdemasiado sobria, puede generar una ciertafrustración, al apelar únicamente al Misterio,sin nombrar directamente a Dios. Arguye elautor que quizás sea mejor así porque deDios hemos hablado demasiado y no hemossido capaces de respetar su misterio.

La ventaja de esta sobriedad estriba enque su postura se acerca más a la de tantoscientíficos y pensadores que, hastiados deuna moralización excesiva de la religión yhartos de apologéticas triunfalistas, habíanperdido hasta el gusto por la pregunta.Habían perdido hasta el hábito de plantear-se el interrogante acerca de por qué pervi-ven las religiones, a qué necesidades huma-nas atienden, por qué la razón ilustrada noha sido capaz de llenar ese vacío. ¿Será cier-to que el hombre que no se plantea estosinterrogantes es un hombre liso?

Para todo el que se haga estas preguntasla obra de Caffarena, se esté o no de acuer-do con su respuesta, es una incitación a pen-sar. Por ello quiero concluir diciéndole alviejo maestro que la espera ha merecido lapena.

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“Quede al menos este libro como expre-sión de una tercera España laica que intentaconstruir un espacio público habitable paratodas las culturas e instituciones”. Así termi-na su autor el segundo de los libros quereseñamos. El objetivo que se propone enellos está enmarcado en la producción querelacionada con la sociología de la religiónnos ha ido ofreciendo el autor en los últimosaños, a partir de la observación de lo que vaaconteciendo en la sociedad española. Enellos nos encontramos con su finura de buensociólogo que sabe tomar el pulso, elaborarun diagnóstico y sugerir propuestas para elmomento y el futuro. Son dos aportacionesque siguen una a la otra no sólo en la cro-nología editorial sino también en la temáti-ca. Aunque cada una de ellas tiene entidaden sí misma sugiero leer los libros por ordenya que el primero puede ser el marco teóri-co de donde parte el segundo.

El libro Democracia laica y religión públi-ca comienza situándose en el contextoactual en que ha vuelto a la palestra elhecho religioso presentándose como unfenómeno público con influencia social cul-tural y política. Se ha desmentido eldiagnóstico de la muerte de Dios y unmundo tecnificado y global, situado en polí-ticas democráticas, se nos presenta pobladode religiones con protagonismos impara-bles.

Ante este panorama, ninguno de losanalistas sociales puede permanecer al mar-gen sin investigar y detectar cuál es y cuálpodrá ser en el futuro el papel de las reli-giones, teniendo en cuenta sus diferentesposturas, planteamientos y radicalizacionespor extremos contrapuestos. Esto es unhecho que está a la vista y no tiene necesi-

dad de demostración. Sólo se demandaposturas ante él.

Con las herramientas que le ofrecen algu-nos pensadores intenta hacer un minuciosoestudio de este fenómeno y desde la luz queva recogiendo, nos enfoca las situaciones denuestras democracias europeas y el marcoespañol. De mano especialmente de autorescomo Max Weber, Durkheim, Marx y M.Gauchet va ofreciendo un diagnóstico delmomento y la utilización que del potencialreligioso se hace en la construcción social.Se evidencia en este mismo capítulo el cono-cimiento que tiene de las aportaciones delas religiones y las posturas y declaracionesdoctrinales ante ese mismo problema en lossectores católicos.

En el segundo capítulo se profundiza larelación entre derecho, ética, política y laspretensiones de verdad en unas sociedadespluralistas post-industriales. Analiza cómose han de articular en nuestras democraciasestas distintas instancias para, desde un cri-terio razonable, construir el bien común detodos los ciudadanos. En esta tarea le sirvende soporte las reflexiones de Rawls yHabermas y expone las teorías de ambos ensu contexto más amplio, incluyendo sus últi-mas aportaciones sobre estos temas.

Como modelos y exponente de dos“posturas tipo” bajo las que se acogen con-creciones variadas, nos presenta el debateentre Ratzinger y Habermas, contextuadoslos dos en sus teorías expresadas en otrosmomentos, incluso al margen de esa con-frontación concreta. Esto permite al lectoracercarse al pensamiento de los dos autorespara llegar a una mejor comprensión de susdiscrepancias y coincidencias. Esta aporta-ción es muy iluminadora para poder com-

Rafael Díaz Salazar–Democracia laica y religión pública

Editorial Taurus. Madrid 2007

–España LaicaEspasa Calpe. Madrid 2008

Un espacio público habitable para todos

José Alonso Morales. Profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

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prender posturas doctrinales generalizadasen sectores de la iglesia católica y en con-creto en nuestra sociedad española.

Como conclusiones nos plantea el capí-tulo cuarto, donde anuncia ya el segundolibro y sirve de puente para su posterior lec-tura. Se ofrece una propuesta nueva y dis-tinta de cara a la presencia pública de lasreligiones en el mundo con la alternativaque ofrece en el título del libro: la dimensiónpública de la religión dentro de una demo-cracia laica y plural. Se afirma la religión y enconcreto la iglesia católica como un elemen-to de transformación social para conseguirel bien común de todos los ciudadanosteniendo en cuenta que esas mismas reli-giones gozan de elementos de vivencia inte-rior y moral de máximos que ayudan a dina-mizar las alternativas y les capacita para serfuerza profética y transformadora en la reali-dad plural sin imposiciones.

La lectura de este libro puede dotar declaves para interpretar la situación actual yde elementos muy valiosos para situarse enuna sociedad que amplía sus espacios plu-rales progresivamente.

La estructura del segundo libro –“EspañaLaica”–– tiene un recio hilo conductor. Se arti-cula al estilo de las tesis de argumentaciónescolástica; comienza definiendo y contex-tualizando los mismos temas del debate. Enel primer capítulo se plantea una descripciónde lo que son los laicismos partiendo de lasexperiencias históricas europeas y especial-mente la francesa y la italiana. Este acerca-miento conceptual capacita para determinarbien los estilos y clases de laicidad que sehan de tener en cuenta para hacer undiagnóstico y poder ofrecer posteriormenterespuestas apropiadas. Las experienciaseuropeas al mismo tiempo que algunas de lamisma historia americana ayudan a situar estefenómeno que en nuestra realidad españolaestá causando situaciones conflictivas preci-samente por venir de raíces distintas.

En el segundo capítulo se entra en unadescripción detallada y ponderada de lapanorámica del laicismo en España. Si-guiendo el símil de la argumentaciónescolástica se entra en las diversas posturasy posiciones situadas en nuestra realidad.Nos encontramos con un análisis detalladode grupos, colectivos y corrientes de dife-rente signo en el tema de la laicidad con sus

variados enfoques tanto radicales comomoderados. Completa con un análisis con-creto de la postura de los partidos, especial-mente el que en este momento está en elgobierno, enfatizando aquellas orientacio-nes que se sitúan en la confrontación: la lai-cidad excluyente y la laicidad inclusiva yaque es desde este hilo desde donde tirapara unas posibles alternativas.

En el tercer capítulo se ofrece una alter-nativa para un mundo plural situado en lassociedades democráticas en un mundo glo-balizado concretado especialmente en elcaso español. Hacer una oferta de lo que elautor llama “alianza de culturas” para lo quese extiende en prolegómenos necesariospara que sea posible este proyecto, actitu-des tanto personales como colectivas y tare-as a desarrollar desde los variados agentessociales. En la descripción de todos estoselementos se detiene especialmente enprofundizar el papel de las religiones y el delos católicos en el panorama español. Susanálisis gozan de gran objetividad intentan-do tomar distancia crítica frente a posturasextremas y recogiendo lo que cada aporta-ción contiene de positivo para poder tejer lared de una sociedad de diálogo. Sonmuchos los elementos en los que la aporta-ción del autor se concreta hasta enumerardetalladamente diez objetivos para conse-guir ese tejido de diálogo y construccióncolectiva que se sitúan desde elementosrelacionados con la educación y la forma-ción moral hasta realizaciones sociales comoes el de “pobreza 0”.

Es de notar y valorar la profusión de tex-tos, citas y referencias históricas como detestimonios de personas con que argumen-ta e ilustra toda su aportación a lo largo delos dos libros.

Las últimas aportaciones que nos vieneofreciendo el autor son testimonio de uninvestigador creativo que está “pensando”sobre el panorama actual y “soñando” enproyectos que no nos estanquen en diag-nósticos apocalípticos y catastrofistas. Portodo ello estos dos recientes libros son deincalculable oportunidad histórica por loque se hacen de lectura obligada para todosaquellos, que desde visiones distintas delmomento, les interese la construcción delbien común, el diseño de una convivenciaen paz y armonía en nuestra realidad actual.

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El libro de la profesora Adela Cortinaque vamos presentar, supone una nuevaetapa en su trayectoria intelectual en la quese hace eco y pretende incorporar las apor-taciones positivas y las críticas constructivasque, quienes pertenecen a su mismacorriente de pensamiento, han venido reci-biendo en estos últimos años. En ciertomodo se podría decir, sin pretender serexcesivamente rigurosos en la expresión,que la discípula de la escuela kantiana haquerido ponerse a la escucha de algunascontribuciones procedentes de un estilofilosófico más cercano al pensamiento aris-totélico. Tal vez la referencia que ella mismarecoge del recordado profesor Arangurenpueda servir de ejemplo: el carácter, la feli-cidad, el talante, son aspectos un tanto des-cuidados en la obra anterior de nuestraautora, tal vez excesivamente centrada enlos aspectos intersubjetivos.

En este sentido, su propósito es repen-sar su planteamiento ético, a cuyos rasgosfundamentales no renuncia en absoluto,prestando una mayor atención, a modo depresupuestos y de complementos necesa-rios, a determinadas dimensiones que posi-blemente no han ocupado el lugar que lescorrespondían en el pensamiento de laescuela ética a la que nos estamos refirien-do y una de cuyas representantes más cono-cida es la autora de este libro. En su nuevoenfoque los valores, los sentimientos, las vir-tudes, van a jugar un papel de mayor enti-dad y, junto a ello, una cierta revisión críticaque le lleva a preguntarse si los argumentosracionales no han jugado hasta el momentoun rol excesivamente preponderante en el

conjunto de su trabajo filosófico. Todo ellole lleva a establecer un puente que vayadesde la razón procedimental hasta un tipode razón más abarcante que, sin abandonarlo anterior, lo integre en una nueva síntesisque reúna los elementos anteriores y aque-llos que no han sido suficientemente teni-dos en cuenta hasta el momento y dandolugar a lo que denomina con una fórmulafeliz: ética de la razón cordial.

Para desarrollar su planteamiento haceuso de una fábula de Wells que ya había uti-lizado en un libro anterior, para reflexionardesde ahí sobre las motivaciones éticas delos seres humanos. Debajo de ese interro-gante hay una preocupación por el abismoexistente entre las ideas y creencias, aunqueen un sentido diferente a la distinción quepropone Ortega en su conocido libro sobreeste asunto. La pregunta, sencillamenteplanteada, es la siguiente: ¿por qué haytanto trecho entre dicho y hecho?

Para indagar al respecto, la profesoraCortina nos invita a dar un largo rodeo poralgunos de los hitos fundamentales de lahistoria de la Ética. Sirviéndose de cincoescenarios o modelos, se pregunta por elmodo en que los representantes de las dis-tintas escuelas de filosofía moral intentaríanmodificar la conducta de los habitantes dela isla del doctor Moreau y convencerles dela necesidad de actuar de un modo correc-to. Los escenarios van desde un utilitarismomás o menos amable (conocemos las dife-rencias entre el pensamiento de Maquiaveloo Hobbes con el de Hume y, por supuesto,de Stuart Mill), hasta un kantismo de prime-ra generación cuyo representante central es

Adela Cortina–Ética de la razón cordialEducar en la ciudadanía en el siglo XXI

Premio Internacional de ensayo Jovellanos, 2007Ediciones Nobel, Oviedo 2007

De la ética mínima a la razón cordial

Francisco Javier Bermejo EscobarDirector del Colegio M. Loyola. Profesor de Ética de la Universidad Pontificia de Comillas

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Kant y sus actuales seguidores, entre losmás conocidos, Habermas y Apel, pasandopor la teoría de los valores, que tambiéncuenta con diferentes variaciones sobre unmismo tema. Abierta a las aportaciones delas referidas escuelas, pero sin pretenderningún tipo de síntesis simplificadora, pro-pone un último escenario con su actual pro-puesta, en cuyo núcleo se encuentra lo quedenomina el reconocimiento cordial comofuente de obligación ética, un concepto queserá profundizado en los capítulos finalesdel libro, una vez desarrolladas las propues-tas de los cinco modelos anteriores.

Este desarrollo supone una breve peroclara presentación de dichos modelos, enlos que se ponen de manifiesto, tanto aque-llos aspectos que se consideran integrablesen la propuesta de nuestra autora, comoaquellas limitaciones con las que, según ella,se topan dichas teorías. Es un recorridoseguramente clarificador para aquellos lec-tores menos familiarizados con la historia dela ética y que les sonará a ‘más de lo mismo’a quienes estén acostumbrados a este tipode lecturas. Seguramente los segundosoptarán por una lectura en diagonal de laparte central del libro para centrarse en lomás novedoso del mismo (si en filosofía esposible hablar todavía en estos términos),que lo encontramos en la parte final. Aquí sedetiene en su propuesta positiva que puedequedar resumida en la siguiente frase de laautora: “La razón íntegra es razón cordial,porque conocemos la verdad y la justicia nosólo por la argumentación, sino también porel corazón”. Esta propuesta lleva aparejadauna serie de principios que son expuestosen el penúltimo capítulo, para dejar para larecta final la insistencia en la necesidad deeducar en estos criterios con el fin de quesurjan “personas con corazón, con un pro-fundo sentido de la justicia y un profundosentido de la gratuidad.”

¿Qué decir de esta nueva propuesta dela pensadora valenciana? En primer lugarhabría que darle una cordial bienvenida(nunca mejor dicho) al redescubrimiento y larevalorización que hace en su obra de con-ceptos morales relativamente descuidadosen su obra anterior, pero que son centralesen la historia de la disciplina. Efectivamenteaspectos como el carácter, las virtudes, los

sentimientos o los valores deben tener unpuesto central en cualquier propuesta dereflexión ética. Al mismo tiempo resulta muyacertada a nuestro entender la perspectivaen la que se centra al preocuparse funda-mentalmente por la motivación moral y, enconcreto, por el abismo existente entrenuestras declaraciones y nuestras realizacio-nes.

Respecto al modo de presentación delos distintos modelos, me parece que seríainteresante destacar una objeción queentiendo se refiere a la línea de flotación desu propia propuesta. Me da la impresiónque coloca cada modelo uno junto a otro,como si se pudiera elegir entre ellos, losanaliza y valora, recoge lo más interesantede cada uno, criticando aquello con lo queno está de acuerdo, para finalmente ofrecersu propia aportación. Sin embargo, a mientender, habría que plantearlo más evoluti-vamente, de un modo similar a las propues-tas de autores de modelos psicológicos ymorales como Maslow, Piaget o Kolberg.

En este sentido y refiriéndome en concre-to al primer modelo cuando hace alusión alinterés del más fuerte, me parece evidenteque aunque resulta insuficiente la evoluciónmoral existente entre este interés y el egoís-mo inteligente, se trata de un paso necesarioy que no hay por qué dejar abandonado,aunque luego se siga transitando hacia eta-pas superiores en la evolución moral. Elinterés propio y las consecuencias colatera-les deseables en aras de la construccióncomún, es algo siempre útil a pesar de suscarencias, especialmente para ciertos aspec-tos y esferas de las relaciones humanas en lasque resulta ser el único modo de superar elpuro egoísmo que da lugar a las relacionesde liquidación de la alteridad (aun sabiendoque siempre habrá individuos absolutamen-te cerrados a cualquier motivación moral yque no podrán ser convencidos, sino única-mente obligados, generalmente por la fuerzade la ley, en caso de que sea posible). Portanto, mientras avanzamos hacia cotas supe-riores y para aquellas zonas de las relacionessociales en las que parece difícil o indeseableavanzar más, valga como mal menor lasexpresiones de un egoísmo inteligente muyútil siempre, a pesar de sus innegables insu-ficiencias. Es verdad que no basta con la coo-

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peración nacida del propio interés, ni que laimagen del hombre que ofrecen los repre-sentantes de esta escuela es completa, perono puede ser desechada directamente, almenos como primer recurso de motivaciónmoral. Si es posible ir más allá mejor, perocomo paso previo no deja de ser necesario.No debemos olvidar que a veces lo mejor esenemigo de lo bueno.

Respecto a los siguientes escenarios,como decía, entiendo que recordar la rele-vancia de los sentimientos y los valoresmorales para cualquier propuesta ética inte-gradora, más aún si se denomina ética cor-dial, es absolutamente imprescindible. Nocabe duda de que tiene razón la autora enrecordar las carencias de los modelos mora-les basados únicamente en estos aspectos yen señalar la importancia de quedar integra-dos en un modelo superior, pero con ello sepone de manifiesto al mismo tiempo laimportancia de los mismos.

Por otra parte su valoración de la pro-puesta kantiana (con sus luces y sombras) esbien conocida así como su condición decontinuadora de esa tradición en compañíade autores tan reputados como Habermas yApel. En esta misma línea quiere hacer supropuesta desde una detenida reflexiónsobre los aspectos que conviene mantener yaquellos que merece la pena complementardesde una perspectiva que tenga en cuentala aportación de otros planteamientos.

En cualquier caso, en mi opinión, unapropuesta ética que no quiera caer en elidealismo, un peligro nada desdeñable paralos cultivadores de esta disciplina, deberrendir un primer tributo a aquellos plantea-miento basados en el cálculo y la prudenciay que buscan superar los estrechos límitesdel autointerés y de la persecución delpoder absoluto, para articular proyectos queacaben beneficiando a todos. Este tipo deplanteamientos ayudan a garantizar la supe-ración del miedo mutuo y la supervivenciade la colectividad como requisitos exigiblescomo condiciones previas para seguir avan-zando en la evolución moral. Sin ello es difí-cil que el propio interés no sea el único queinforme nuestros mecanismos de motiva-ción moral.

A partir de ahí es posible ir recorriendo elcamino que lleva hacia la llamada ética cor-dial y para educar en ello, tienen importanciamayor o menor según los casos, los distintosaspectos en los que se insiste aquí: porsupuesto las técnicas argumentativas, perotambién la narraciones presentes de las gran-des tradiciones morales y las virtudes de losreferentes éticos y la formación de los senti-mientos y los valores morales. En la síntesisfinal irá variando la insistencia en cada uno deestos aspectos, pero todos ellos pueden con-tribuir en la construcción de un modelo que,aun insistiendo en el componente racional,no descuide ni la justicia ni la gratuidad.

Ahora bien, sin olvidarnos de que ningu-no de estos objetivos, que podríamos llamarpostconvencionales, serán normalmente per-seguidos por individuos que no tengangarantizados los bienes básicos que sólo sonposibles en una sociedad bien ordenada,gracias, en principio, al interés por el biencomún que favorezcan en último términonuestro propio interés. Es cierto que no sóloactuamos pensando en nosotros mismos ymenos a corto plazo, ni somos únicamentecompetidores en la lucha por el poder, ellucro y la gloria, insensibles a todo lo que nosrodea (también apreciamos gratuitamente lovalioso y lo digno, nos duele el sufrimientoajeno, nos indigna la injusticia, y por ello lle-gamos a renunciar a nuestro interés personale incluso exponer la vida sin obtener nada acambio), pero como tampoco somos justos ycompasivos, ni todos ni siempre, convienearticular un tipo de planteamiento ético lomás realista posible que incorpore en su justamedida la racionalidad estratégica así comolas demás enriquecedoras contribucionesque las distintas escuelas puedan aportar almodelo de razón cordial que se propone eneste libro. Seguramente hasta llegar a ellotanto individual como colectivamente esnecesario superar muchas etapas, peromerece la pena recorrer ese camino. No cabeduda que el trabajo de Adela Cortina es unaútil guía en la buena dirección gracias al man-tenimiento de las contribuciones característi-cas de su pensamiento a los largo de estosaños y a la incorporación de nuevas perspec-tivas que sin lugar a dudas lo enriquecen.

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Si no me equivoco, estamos ante el pri-mer libro publicado en nuestro país y escri-to por un autor español que aborda conrigor académico, aunque sea parcialmente,una de las perspectivas posibles de cine reli-gioso. Sobre cine y religión hay perspectivasclásicas un tanto obsoletas que abundan enel cine religioso estricto (léase cine confe-sional y, muy frecuentemente, cine clerical),catálogos y recopilaciones de películas(Villapalos y San Miguel, Mar Rodríguez, Gilde Muro) que se limitan a señalar los títulosrepresentativos de temáticas próximas a lareligión y, por último, un par de breves peroenjundiosos ensayos de Pedro RodríguezPanizo (Hacia una teología del cine, SalTerrae/Fe y Secularizad, 2001) y XavierMelloni (El cinema i la metamorfosi delsgrands relats, Cristianisme i Justícia, Barce-lona, 2004). Por tanto, el trabajo del profesorSánchez Rodríguez –parte de una tesis doc-toral defendida en la facultad de Teologíade la Universidad Pontificia Salesiana deRoma– ofrece, de entrada, un más que esti-mable interés.

Más que tratar del cine que habla deDios, trata sobre películas que plantean lamuerte y el más allá desde una problemati-zación filosófica o religiosa. Por tanto, ellibro no aborda todo el cine que se pregun-ta sobre Dios y tampoco se reduce al queindaga en la vida ultraterrena desde unaperspectiva católica. Y, lo que es decisivopara el firmante de esta reseña, no tratasobre los valores del Evangelio y el compro-miso cristiano presentes en el cine actual. Esjusto señalar estos límites para situarse debi-damente ante este ensayo.

El autor maneja un acertado corpus depelículas, es decir, tiene en cuenta para sureflexión las obras que hay que tener en

cuenta. Aunque la estructura del libro exi-giría, a mi juicio, una mayor simplificaciónpor la vía de agrupar epígrafes y hasta capí-tulos, las cuestiones esenciales que el títulopromete quedan suficientemente aborda-das. El presupuesto teológico es siempredominante, por ello el análisis propiamentedicho de las películas es somero y no sedetiene particularmente en títulos concre-tos, aunque en algún caso (La pasión deCristo de Mel Gibson) haya cierta extensión.

La lectura del libro invita a los visionadoscorrespondientes y las conclusiones de lalectura no serán muy distintas de los que unvisionado atento produce de forma singularen cada espectador: ya se sabe que salimosdel cine con el ánimo, las respuestas o laspreguntas con las que hemos entrado, tal esla fuerza de la subjetividad en la recepciónde la obra artística. Y esto se percibe deforma muy notable en el trabajo que comen-tamos, donde parece evidente que el autorrealiza análisis fílmicos y alcanza deduccio-nes desde su “subjetividad teológica”, sien-do así que otros espectadores podamos lle-gar resultados sensiblemente diferentes. Ami juicio, la perspectiva elegida se imponeal análisis de forma un tanto excesiva: dehecho, el esquemático e insuficiente apuntesobre el modelo de análisis (vid. 1.3) notiene en cuenta para nada la recepción de laobra fílmica, aspecto importantísimo si seaspira a cierta intersubjetividad en el análisisestético. Pero si el lector sintoniza de modoesencial con esta perspectiva –un tanto opti-mista en la apreciación de los componentesreligiosos del cine contemporáneo, quepara otros no lo es tanto– no cabe duda deque disfrutará con el libro y su lectura le ser-virá para el conocimiento y profundizaciónen la cuestión.

Pedro Sánchez Rodríguez–La cuestión religiosa en el cine contem-

poráneoEditorial PPC, Madrid 2007

La cuestión religiosa en el cine actual

Luis Sánchez NoriegaProfesor de Historia del Cine en la Universidad Complutense. Madrid

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Libros recibidos

LIBROS Libros Recibidos

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BALLESTEROS, Carlos. La compra es tuvoto. Consumo responsable, eco-logía y solidaridad. Ediciones HOAC,Madrid 2007.142 pp.

BOFF, Leonardo, San José. Padre deJesús en una sociedad sin padre. SalTerrae, Santander 2007. 196 pp.

CARRETO, Carlo, Escritos espirituales.Sal Terrae, Santander 2008. 248 pp.

CASTRO BUENTIEMPO, José Manuel,El valor religioso como ayuda alenfermo mental. Edición personal(paul ie@edic ionpersonal .com),Madrid 2007. 226 pp.

CONCILIUM, Homosexualidades. Nú-mero 324. Editorial Verbo Divino,Estella 2008.

DERROITE, Henri (dir.), Nuevos caminospara la catequesis hoy. Sal Terrae,Santander 2008. 264 pp.

EVANS, Craig A., El Jesús deformado.Cómo algunos estudiosos modernostergiversan los evangelios. Sal Terrae,Santander 2007. 300 pp.

FACÉRIAS, Daniel, Madre Teresa, laindia. Prólogo del Abbé Pierre. SalTerrae, Santander 2008. 166 pp.

GANDHI, Mohandas, El camino haciaDios. Sal Terrae, Santander 2008. 136pp.

IZUSQUIZA, Daniel, Enraizados enJesucrito. Ensayo de eclesiologíaradical. Sal Terrae, Santander 2008.320 pp.

MORAL, José Luis, ¿Jóvenes sin fe?Manual de primeros auxilios parareconstruir con los jóvenes la fe y lareligión. PPC, Madrid 2007. 236 pp.

SEN, Amartya, STIGLITZ, Joseph yZUBERO, Imanol, Se busca trabajodecente. Ediciones HOAC, Madrid2007.136 pp.

SIGNES, Antoni (Coord.), ¿Por qué nossalimos? Los secularizados. Carena(www.carenaeditors.com), Valencia2008. 378 pp.Catorce sacerdotes secularizados presentan sutestimonio de por qué tomaron esa decisión,cómo vivieron el proceso y cómo viven ahora.