garcia maynez - el mito de protágoras

Upload: maceosra

Post on 03-Jun-2018

227 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    1/20

    EL MITO DE PROMETEO EPIMETEO

    LAS FINALIDADES DEL CASTIGO

    (P ro tgoras )

    1 . Qu e s u n s o fis ta ?

    Muy temprano, cuando an no amanece , el joven Hpcrates, hijo de

    Apolodoro y hermano de Fasn, llega a casa de Scra tesy, dirigindose a l

    dormitorio del filsofo, le comunica que es portador de una gran noticia :

    Protgorasde Abdera est en Atenas y se aloja en la morada de Calias, el hijo

    de Hipnico. El vis itante anuncia a Scratessu deseode conocer al clebre

    maestroy de beneficiarsecon su enseanza,por caro que esto pueda costarle.

    Espera que el filsofo lo recomiende con el abderitano, a fin de que ste ac-

    ceda a lo que Hipcrates quie re pedirle . -No convendra -inquie re des-

    pus->

    que fusemosa casade Calias antesde que su huspedsalga? . . Sera

    anticiparnos -objeta Scrates.Vayamos afuera y conversemosall hasta que

    rompa el da .

    Mientras paseanpor el patio el moralista pregunta a

    Hipcrates

    qu espe-

    ra recibir de Protgorasa cambio de lo que se propone darle . -Si fue ras en

    buscade esegran hombre que se llama como t y le ofreciesesdinero por sus

    lecciones,qu propsito te movera? .. -Convertirme en mdico -responde

    e l joven. -Y a l acudir a Protgoras, lo ha rs pa ra volve rte un sofista , o te

    dara vergenza presentartecomo tal ante los ojos de los helenos? . . - S,

    por Zeus, Scra tes,me dara vergenza ,si en verdad he de expresar lo que

    pienso. -Ya veo: lo que anhe las no es llega r a e je rce r e l oficio de Prot -

    goras,sino mejorar tu educacin...

    Fiel a su costumbrede definir rigurosamentelos trminos,el hjio de Sofro-

    nisco pide a Hipcra tes que jun tos examinen cul es e l arte que Protgoras

    cult iva, y el segundoaseveraque la profesin del abderitano es formar hom-

    breselocuentes. oque afirmas puede ser cierto -comenta Scrates-; mas

    no ba sta , pue s lo que debe preocupa rnos e s sabe r en qu ma te ria s hace e l

    sofista elocuentesa quienes lo escuchan.Si el tocador de lira vuelve elocuen-

    tes a sus discpulos en lo que atae al empleo de ese instrumento, no habr

    que decir, de modo paralelo, que el sofis ta vuelve elocuentesa los suyos en

    lo que sabe y les tra smite?Pero, qu es en realidad lo que e l sofista sabe y

    ensea?..

    Como Hipcrates se declara incapaz de responder, Scrates le advierte

    que corre un gran pe ligro, ya que est a punto de gasta r su fortuna pa ra p o -

    nerseen manos de un hombre a quien no conoce ,

    y

    de cuya actividad profe-

    Captulo de una obra en prensa .

    Pro t g ora s, 3 12 a.

    [1]

    Dinoia, vol. 25, no. 25, 1979

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    2/20

    2

    EDUARDO GARetA MYNEZ

    s ional no t iene la menor idea. Es como si, de hallarse enfermo, recurriese a

    un mdico desconocido,que en vez de curarlo podra arruinar su salud.

    El sofista-sostiene Scrates- es una especiede mercader,al por mayor

    o al menudeo,de las cosasde que se alimenta el alma.

    2

    -Cules son ellas?

    -interroga el joven. -Las doctrinas3 -contesta el filsofo, y aade que hay

    que tener cuidado con quienes las difunden, porque stos ,a fuerza de pon-

    derar sus mercancas,acaban por engaarnos,como suelen hacerlo los que

    comercian con las necesariaspara el cuerpo. Pues los lt imos, sin importar-

    les si sus vveresson buenoso malos, los alaban con exceso,a fin de venderlos

    pronto y obtener pinges ganancias.Algo parecido ocurre con los mercaderes

    que recorren las ciudadesofreciendo su ciencia a los que deseanadquirirla y

    exaltan por igual todo lo que venden.Con ellos el riesgo es ms grande que

    con los ot ros , pues lo que nutre

    al

    alma ha de escogersecon mayor cautela

    que las provisionesde boca.

    Al ver que ha amanecido,Scratespropone a su vis itante que se dirijan

    a la mansin de Ca lia s, donde se hospedanno slo e l ilustre sofista , sino

    Ripias de Elis , Prdico de Ceas

    y

    otros adeptosdel retrico de Abdera.

    2. Protgoras habla

    de

    su

    profesin

    Al ser recibidos en casade Calias, Scratesy su amigo encuentran a Pro-

    tgorasdelante del prtico, paseandoen compaa de su anfitrin; de Paralos,

    hijo de

    Percles, y

    de Carmides, hijo de Glaucn. Cerca estaban]antipo, hijo

    tambin de Pericles: Filpides, hijo de Filomeles,

    y

    Antimeros de Merenda,

    dilecto discpulo del abderitano. Tras ellos caminaban muchos otros, en su

    mayor parte extranjeros,squito habitual del sofista.Esta brillante comitiva

    movase

    c< :mran respetodetrs de Protgoras,teniendo buen cuidado de no

    ponersedelante de l. Cuando el maestrogiraba sobre sus pasos , los que le

    seguan

    colocbanse

    en crcu lo a derecha e izquierda hasta que l pasaba ,a

    fin de situarsenuevamentea sus espaldas.

    Al ot ro ext remo del prtico, sobre un sitia l e levado,ve ase a Ripias de

    Elis, y en torno suyo,sobre las gradas,hallbanse Erixmaco, hijo de Acurne -

    nos; Fedro de Mrrinusia: Andrn, hijo de Androtin, y varios coterrneos

    de aqu l, que le hadan dive rsas preguntas sobre temas de fsica

    y

    astro-

    noma.

    Despusde contemplar a esta plyade de doctos personajes,Hipcrates y

    el hijo de Sofroniscose acercana Protgoras,y el segundodice al sofista:

    -Protgoras,

    Hpcrates

    y yo hemosvenido a verte .

    El retrico inquiere s i deseanhablarle a solas o delante de los presentes .

    Scrates le explica que su acompaante,a quien describe como hombre de

    tua; 3l3c.

    e Hemos vert ido la voz griega L6 1 ] , J t t t por doctrina, y no por conocimiento, como lo

    hacenla mayora de los traductores,porque slo de las doctrinas,y no de los conocimientos,

    puede decirse con propiedad que son

    ve rdade ro s

    o

    f a l sos .

    De las versionesdel

    Pro t go ra s

    que tuvimos a la vis ta , nicamente en la de W. R. M. Lamb (Loeb Classical Library) ,

    J . t 6 l 1 t t t se traduce por doctrina.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    3/20

    EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO

    3

    t an buen natura l que por ningn ot ro de su edad es igualado, t iene la ambi-

    cin de distinguirse en su patria y est persuadido de que, para lograrlo, las

    leccionesde Protgoras le resultarn imprescindibles. El sofista no disimula

    su inters en que la conversacinque Scratesacaba de iniciar sea escuchada

    por los que le rodean, y e l hijo de Sofronisco,para ha laga r a l abde ritano,

    hacela sugerenciade que Ripias y Prdico se unan al grupo. Protgorasac-

    cedegustosoy, entre todos, traen sillas que colocan cerca de Ripias, donde

    haba ya buen nmero de bancos. Una vez que los huspedesde Ca lia s se

    han sentado,el sofis ta pide a Scratesque repita frente a los circunstantes

    lo que poco antes haba empezadoa decirle . El segundodeclara que Hip-

    cratesarde en deseosde recibir las leccionesdel maestrode Abdera, y quiere

    saberqu clase de ventajasle reportar tal enseanza.

    Entonces Protgoras, volvindose hacia

    Hipcrates,

    le dice: -Querido

    joven, lo que ganarscon mis lecciones ser que desde e l da en que est s

    conmigovolvers a tu casa hecho un hombre mejor, y lo mismo ocurrir al

    da siguiente.Y cada vez tus progresossern ms grandes. 4

    Scratesobservaque ello nada tiene de extrao,

    y

    que 10 mismo sucedera

    s i Hipcrates, en vez de estudiar con Protgoras, lo hiciese con un maestro

    de pintura, que tambin podra prometerlehacerlo siempremshbil. No hay

    duda de que, gracias a su dedicacin, el discpulo har progresoscada da;

    pero parece conveniente que el maestro aclare qu clase de progresossern

    stos.

    Protgorasrespondeque la pregunta le agrada,

    y

    que Hipcrates no corre-

    r a su lado el riesgoque correra con otrosmaestros,que obligan a sus alum-

    nos a estudia r ma te ria s que ni le s inte re san ni habrn de se rIe stile s, en

    tanto que con l Hipcrates aprender lo que realmente le importa, la pru-

    dencia en el t rato de los propios asuntos ,que indica cmo puede uno admi-

    nis trar su casa de la mejor manera; y, respectode los negociospblicos , en

    qu forma se vuelve uno

    mximamente

    capaz de intervenir, por medio de la

    accin y el discurso,en la vida del Estado .

    Estas palabras revelan

    el

    propsito de Protgoras:trasmitir a sus oyentes

    un saber eminentementeprctico, relacionado no slo con el manejo de sus

    asuntosdomsticos,sino con su intervencin en los de la pol s.

    Pasando por a lto la primera fina lidad de la enseanzadel abderitano,

    Seratespareceinteresarseslo por la segunda,y dice a Protgorasque, si ha

    entendido bien sus expresiones,el objetivo principal de su docencia es con-

    vertir a susdiscpulos en buenos ciudadanos.

    -Precisamente -contesta e l sofista- eso es mi mayor orgullo.

    -La polt ica es un arte maravilloso, s i es cierto que lo posees-comenta

    Scra tes-; mas no tengo empachoen confesartelo que de ella pienso. T

    asegurasque la enseas,pero yo he cre do s iempre que no depende de los

    hombrescomunicarla a los dems.Voy a exponerte las razonesque me indu-

    cen a pensar as. Juzgo, como todos los helenos,que los ateniensesson muy

    sabios .Cuando se renen en sus asambleas

    y

    la dudad t iene necesidadde

    4

    Pro t g o ra s , 3 IS a -b .

    5 I bid ., 3 IS e -3 I9 a .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    4/20

    4

    EDUARDO GARefA MYNEZ

    que se le vante un edificio, se llama a los a rquite ctos pa ra que den su dicta -

    men; si se proyecta la const ruccin de un navo, convocamos a los ve rsados

    en cuestione s nutica s, y lo mismo hacemos re specto de aque lla s otra s que

    por su misma na tura le za pueden se r enseadasy aprendida s; y si a lguno que

    no tiene conocimiento de e lla s se mete a da r conse jos, nadie lo e scucha , por

    bueno, noble o adinerado que sea. Es ms: todos se burlan de l, le silban

    o hacen que se le arroje del recinto. En cambio, cuando se delibera sobre

    problemas que conciernen a la adminis tracin del Estado, se oye indiferente-

    mente a todo el mundo, ya se trate de un labrador, de un herrero, de un

    fabricante de ca lzado, de un comerciante o de l capitn de una nave , sin t ene r

    en cuenta si es rico o pobre, noble o plebeyo, y ninguno les echa en cara

    que hable n de cosa sque jams han aprendido y por nadie son enseada s, lo

    cua l e s prueba evidente de que

    no son enseables.

    Ello sucede no slo a pro-

    psito de los a suntos de la polis, sino tambin en lo re la tivo a la conduccin

    de los de ndole privada. En estas materias no hay profesores, y los ms

    competentes entre nuestros conciudadanos se consideran incapaces, en lo que

    a tales materias atae, de comunicar su sabidura a los dems. Pericles ha

    hecho que sus dos hijos aprendan todo lo que puede ser objeto de instruc-

    cin; pero en punto a capacidad poltica, ni l los alecciona, ni los enva a

    ca sa de ningn expe rto. Hay muchos otros e jemplos de hombre s hbile s e n

    el manejo de los asuntos pblicos, pero ninguno de ello ha logrado trasmit ir

    su expe riencia a sus propios hijos, ni tampoco a los a jenos. Todo e llo -con-

    cluye Scrates- me inclina a pensar que la virtud no puede ser enseada;

    pe ro si t, Prot gora s, e st s e n condicione s de demostra r lo contra rio, por

    favor, no nos e sca times tu sabe r.

    3. Fbula de Prometeo

    y

    Epimeteo

    Despus de e scucha r los razonamientos de l filsofo, Protgora s le pre -

    gunta si desea que l, como hombre viejo que se dirige a los ms jvenes,

    haga la demostracin de la tesis opuesta por medio de un mito o de una ar-

    gumentacin en forma.

    Los presentes exclaman que Protgoras debe e legir la manera de hacerlo.

    -Sie ndo a s -conte sta e l sofista - juzgo que una fbula se r m s agradable :

    Hubo una vez un tiempo en que los dioses existan, mas no habia cria-

    tura s morta le s. Cuando, se a la da por e l de stino, lle g pa ra sta s la hora de

    nacer, las divinidades las modelaron en el interior de la Tierra, haciendo

    una mezcla de tierra y fuego, y de cuantas materias con el fuego y la tierra

    se combinan. Y, cuando estaban a punto de sacarlas a la luz, encargaron a

    Prometeo y Epmeteo

    que las dotaran, a tribuyendo a cada una las facu ltades

    6 lbid. 3 2 0 b c.

    Prometeo (II Q O - lL flO e < ; ; ) significa, en griego, prov iden t e o p ruden t e . Prometeo reflexio-

    na antesde actuar, Epmeteo

    ( 'E m - - t 1 jO E < ; ; )

    hace lo contra ro .En la p . 206de

    Th e My th s 0 1

    Pla to ( Lo s m it os p la t nico s) ,

    J .

    A. Stewart traduce

    P r om e t e o

    y

    Ep im e t eo

    por

    For e t h oug t

    y

    Ajterthougt o sea, para buscar un equivalente en castellano,por Piens apr im ero y Piensa -

    d e s p u s .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    5/20

    EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO 5

    convenientes. Epime teo suplic a Prome teo que le pe rmitie se hace r l la dis-

    tribucin. -Cuando la haya hecho -dijo- t la examinars. s

    Epimeteo dot a los animales con los a tributos ms d ismiles, procurando

    al hacerlo que la reparticin fuese justa, de manera que las ventajas conce-

    didas a unos quedasen compensadas con los privilegios otorgados a otros.

    Urdi todo e llo t eniendo cuidado de que ninguna especie fue ra a extinguir-

    se ; y una vez que la s provey de medios pa ra evita r la s de struccione s mutua s,

    ide un recurso frente a la s e st acione s dispuesta s por Zeus, vist indolos con

    espesaspe lambres y duros carapachos , suficientes para protegerlos cont ra e l

    invierno y capaces, tambin, de defenderlos de los ca lores, de suerte que, a l ir

    a sus guarida s, les sirvie ra n de le cho propio

    y

    natural para cada uno. 9

    Epimeteo, que no era muy prudente, reparti entre los animales todo lo

    que haba que repa rtir, olvidndose por comple to de los hombre s. Prximo

    estaba el da en que los humanos deban aparecer sobre la Tierra, y Prome-

    teo, que pronto se percat del descuido de Epimeteo, no saba qu partido

    tomar. Pero al fin encontr un ingenioso expediente: sustrajo del taller de

    Hefesto y Atenea e l fuego y los secretos de las artes, e hizo con ellos un pre-

    sente al hombre. Cuando ste goz de esa porcin divina , fue el nico

    de los viviente s que rindi culto a los diose s y se puso a levanta rle s a lta re s

    y

    estatua s; a dem s, por su de stre za , r pidamente a rticul sonidos y pala -

    bras ; encontr la forma de hacer casas y vestidos, y aprendi a procura rse

    los productos de la tie rra . Provistos de ta l modo, en los comienzos los huma-

    nos vivan dispe rsos y no haba ciudade s; e n conse cuencia , e ra n die zmados

    por las fie ras, debido a que, en todos los respectos , resultaban ms dbiles que

    e lla s . Su habilidad manua l e r~ suficie nte re curso en lo que a ta e al a limen-

    to, pero insuficiente para su lucha contra las bestias feroces, pues an no

    tenan el arte cvico, del cual el de la guerra es una parte , Trataban, pues,

    de reunirse

    y

    conservarse fundando ciudades; pero, al congregarse, cometan

    incontables injusticias, por lo que, dispersndose de nuevo, perecan. Entonces

    Zeus, temeroso de que nuest ra especie se ext ingu iese del todo, envi a Hermes

    para que llevara a los hombres el respeto mutuo

    y

    la justicia, a fin de que

    hubiese ordenamientos y lazos que estrecharan su amistad . Hermes pre-

    gunt a Zeus de qu modo dara a los hombres tales dones. _ Acaso he de

    repartirlos en la forma en que las artes lo han sido? . Pues stas lo fueron

    aS: uno solo, conocedor del arte mdico, es suficiente para muchos que lo

    ignoran, y lo propio ocurre con los que e je rcen ot ras profesiones . Depos itar

    8 Protgoras, 320d-c.

    9 Ibid

    321

    a.

    10 tua; 322a-b.

    bid., 322c. Refirindose a estos trminos, Guthrie escribe: Dikl es e l sen timiento

    del derechoo la justicia;

    aidos

    una ms complicada cualidad en que vagamentese combinan

    los sentimientos de vergenza.pudor y respetoa los dems. W.,K. C. Guthrie ,

    A History

    of Greek Philosophy (Historia de la filoso/la griega). te rce r volumen, p. 66. En su Phi/o-

    soph i s cher Handkommentar zu den Dialogen Platos (Comentario f ilosfico-manual a los

    dilogos de Platn),

    Hermann Gauss vierte la segunda de las dos voces por pudor

    (Schamgefhl)

    y

    conciencia (Gewissen).A. E. Taylor, Plato. The Man and his Work,

    traduce 1 1 ( 1 ) por

    senseo/ right y

    u t & c ; por

    conscience

    (p. 243).

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    6/20

    6

    EDUARDO CARetA

    MAYNEZ

    tambin de e sta mane ra en los hombre s la justicia y e l re spe to mutuo, o

    he de repa rtirlos entre todos? - Entre todos -repuso Zeus-, que todos

    tengansu parte, pueslas ciudadesno llegaran a formarsesi slo unos cuantos

    part iciparan de aqullos como de las otras artes .E inst ituye en mi nombre

    la ley de que , a quien no pueda se r pa rtcipe de l re spe to r ecproco y de la

    justicia, se le hagamorir cual si fueseun cncerde la ciudad. 12

    4. Sobre el fundamento y las finalidades de la sancin penal

    Esta fbula, prosigue Protgoras,revela por qu los atenienses.cuando

    se discurre acerca de la excelencia de un maest roo de cualquier artesano,

    piensan que hay que ir hacia pocos en busca de conse jo,y en ca so d e que

    alguno, no siendo de estospocos,se atreva a aconsejar,no lo soportan,como

    t dices, Scrates,y con toda razn, como afirmo yo. Mas cuando necesitan

    asesoramientosobre la excelencia cvica, que debe ir totalmente de acuerdo

    con la justicia

    y

    la sensatez,aceptanel parecerde todo hombre,como si a todo

    hombre correspondieraparticipar de tal excelencia...

    13

    Si a lguien se jacta de se r un buen flautista o de descolla r en cua lquie r

    otro a rte que en realidad de sconoce ,todo e l mundo se mofa de l, y los .

    suyos,acercndose,lo motejan de Ioco . Pero si el que es injusto confiesa

    serlo en presenciade muchos, los que respectode las artes tenan por buen

    sentidodecir la verdad,al hombre que pregonasu injusticia lo juzgan insano,

    y aseguranque todos deben sostenerque son justos ,sea que lo fueren o no.

    Ciertamente con buen juicio, los ateniensesadmiten como consejero, en

    cuestionesrelacionadascon los asuntospblicos, a cualquier ciudadano, por-

    que estnpersuadidosde que todos los miembrosde la polis participan de la

    justicia , virtud de la que creen que no existe por na tura leza ni de modo

    espontneo,sino que puede ensearsey, con esfuerzo,ser adqurda .> Quien

    no trata de adquirirla

    y

    cae en el vicio contrario, indefectiblementeprovoca

    los estallidosde ira, los castigos

    y

    las

    admoniciones t. i

    Si la virtud no fue se

    algo que con diligencia y estudio podemosprocurarnos, imposible sera

    entender por qu se sanciona a quien delinque. Pues nadie, precisamente

    por estardotadode razn,cast igaa los que son injustos por el hechode que

    obraron injustamente,a no ser que, cual bestia salvaje,se vengue sin ningn

    Pro t g o ra s , 3 22 d .

    Comentando el mito de Prometeo y Epimeteo, Adolf Menzel afirma

    que Protgoras describ i e l desarro llo de la cultura humana como una lnea ascendente .

    Hasta los aos en que e l sofista griego dia loga con Scra te s. gene ra lmente se cre a en la

    existencia de una edad de oro, colocada en los orgene s de la h istoria humana ; e l mismo

    Platn festej esta tes is en alguno de sus di logos (Menzel,

    Calicles,

    traduccin de Mario

    de

    la

    Cueva. Centro de Estudios Filosficos de la Universidad Nacional Autnoma de Mxi-

    co, 1964,p . 17) .En un apndice a l captulo IV de su

    His to ria d e la jilo so l{ a g rie ga ,

    vol. ro,

    pp. 79-84, Guthrie incluye una serie de in te resantes pasa jes de autores griegos (Esquilo,

    Sfocles, Empdocles, Didoro, Critias, etc.) descriptivos del progreso humano .

    3 tu 3 2 2 d - e .

    14

    rus;

    3 2 3 a .

    15

    tus; 3 2 3 c .

    16 tu

    3 2 3 e .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    7/20

    EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO

    7

    fundamento. .. . El que trata de cast igarcon razn no se venga en vis ta de la

    injusticia pasada-pues no considerara lo ya hecho como no ocurrido- sino

    en atencin a lo porvenir, para que no cometanuevamenteinjusticias ni este

    mismo ni otro alguno, al ver que aqul fue cast igado;y, teniendo tal pensa-

    miento, comprende que la virtud puede ser objeto de educacin,ya que cas-

    tiga con un propsito preventivo. 17 Quienes sancionan a los malos, ya en

    privado, ya en pblico, lo hacen con este fin, tanto los ateniensescomo todos

    los dems,pues estn convencidos de que la virtud puede ser adquirida y

    enseada.w

    5. Tras el mito, el razonamiento

    Protgorasse refiere despusa la tesis socrtica de que los hombres que

    han dado pruebas de la mayor excelencia cvica se sienten incapacesde tras-

    mitir staa sushijos, lo mismo que a otros ciudadanos.

    -Para respondera tu objecin -dice e l sofistaa Scra tes- no recurrir

    a una fbula; me valdr de un razonamiento.Si, como lo he demostrado,la

    virtud puede ensearse,te parece creble que los grandeshombres se preocu-

    pen por instruir o hacer que se instruya a sushijos en las artes que sin riesgo

    de castigopueden ser ignoradas,y renuncien a que aprendan las cosascuya

    ignorancia va ordinariamente seguida de la crcel, del destierro,de la con-

    fiscacinde bieneso incluso de la muerte?

    Comenzando desde su ms t ierna edad, hasta el lt imo momento de sus

    vidas, los instruyen y amonestan.Tan pronto como uno de ellos comprende

    lo que se le dice , tan to la nodriza como la madre , ye l pedagogo,y e l mismo

    padre , luchan con empeo para que el nio llegue a ser como el mejor, en-

    sendoley explicndole; respectode cada acto y cada palabra, que esto es

    justo y estoinjusto; que una cosa es noble y otra vergonzosa;que sta es san-

    ta

    y

    aqu lla impa ; que se ha de hace r estoy no hace r lo otro. Y si obedece

    : 7

    Protgoras, 324a-c.

    A. Menze l comenta a s e l pa sa je cita do: En la s pa la bra s de Pro-

    t gora s encuentra n una expre sin magnifica la supe ra cin de la te ora de la pena como

    recompensa o ret ribucin por

    el

    acto consumado, p redominan te en aquellos aos,

    y

    la

    fundamentacin de l de recho a castiga r en la idea de fin, pues la pena debe provoca r temor

    y , a l imponerse, ha de procurar e l perfeccionamiento de

    la

    persona. El conocido apotegma

    de que se ca stiga non quia pecca tum e st, se d ne pe cce tur , que sirve de ba se al de re cho

    penal aun en nuest ros d as, viene rodando desde los aos en que vivi e l sofis ta de Abdera .

    Menzel, obra y t raduccin citadas, p.

    1 6 .

    En re lacin con e l mismo tpico, Taylor a firma

    que es fcil entende r por qu los a tenienses realmente pensaban que la virtud puede

    ense-

    arse, s i re flexionamos en que no corregan n i censuraban a quienes t en an defectos

    fsicos de los que no e ran re sponsable s. Al hombre que e s feo, pequeo o enfe rmizo no

    se le reprende n i se le corrige: se le t iene lst ima. Pero los hombres son just amen te repren

    ddos

    y

    castigadoscuando delinquen,

    y

    e l p rops ito es que la reprimenda o el cast igo puedan

    ser una leccin para el delincuente o para otros, a fin de que no cometan delitos en lo

    fu tu ro. La s imple exis tencia de la just icia criminal

    e s

    as una prueba de que la virtud

    puede ser objeto de aprendizaje . A. E. Taylor,

    Plato. The Man and his Work.

    Methuen,

    London,

    1 9 6 0 ,

    p.

    2 4 4 .

    18

    El punto es ampliamente dis cu tido en la obra a que remite la nota ante rior (cap.

    x, rr,

    pp.

    2 4 1 - 2 4 7 ) .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    8/20

    8

    EDUARDO GARCfA MYNEZ

    de buen grado, bien; pero si no, lo enderezancon amenazasy golpes ,cual

    si fueseun trozo de maderatorcido y doblado. 19

    Es cierto que los hijos de padresbuenospueden llegar a sermalos; pero

    estoslo prueba que aunque la virtud seaenseable,no todosse hallan igual-

    mente dotadospara adquirirla, y lo mismoocurre con cualquiera de las artes.

    Si supusisemosque tocar la flauta fuesetan necesariopara la vida de la

    polis comola excelenciacvica, piensasacaso,Scrates,que los hijos de los

    buenosflautistas,ms que los de los malos,llegaran a ser buenos tocadores

    de flauta? 20 Las capacidadesy aptitudesson siempre variables, tanto en el

    campode la politica comoen el de la tcnica.Y cuando,respectodel primero,

    faltan del todo, al negadopara adquirir y pract icar las virtudes que hacen

    posible la convivenciase le da muerte,a fin de acatar esa divina ley que el

    mito de

    Prometeo

    menciona.

    6. Hay una o muchas virtudes?

    Luego de escucharel anterior discurso,Scrates,dirigindose al sofista,

    le dice: -Ahora, Protgoras,slo me falta que me contestesesto: la virtud,

    en tu opinin, puedeser enseada,y si yo me dejaseconvencerpor alguno de

    los hombres,sera por

    ti;

    pero al estart hablando,algo me sorprendi;da,

    pues,satisfaccina mi espritu. Afirmabas que Zeus envi a los hombresla

    justicia y el respetomutuo y, despus,a menudo sostienesque la justicia,

    la templanza,la santidad

    y

    todo lo dems,serian,en suma,una sola cosa:la

    virtud. Por tanto,

    explcame

    con precisinsi en verdad la virtud es algo uno,

    de lo cual son partes la just icia , la templanza

    y

    la santidad,o si la s que yo

    ahora mencionabason todas nombresdel mismoser uno.

    21

    Siendo una sola cosala virtud -responde Protgoras-e, aquello por lo

    que preguntasson suspartes.

    -Acaso -inquiere nuevamenteS6crates.- son partessuyascomo lo son

    las de la cara: boca,nariz, ojos y odos ,o como las del oro, que no difieren

    unas de las otra s ni entre s ni re spectode l todo, sa lvo en grandor

    y

    pe -

    queez? 22

    Las partesde la virtud -opina Protgoras- son como las de la cara (en

    relacincon todo el rostro).-Pero -insiste Scrates- cmoparticipan los

    hombresde estasporcionesde la virtud: unos de sta,otros de aqulla, o es

    necesarioque si alguien poseeuna, tengatodaslas dems? : 3

    A esteplanteamientosigue una larga discusin,en uno de cuyosmomen-

    tos Protgorasadmite que las virtudes se parecenentre s, aunque hay una,

    el valor V a Q E t a ) , de la que no puede afirmarse lo propio, puestoque hay

    hombresvaliente s,pero injustos,

    y

    muchos otros que, siendo justos,no son

    19

    tu

    325e-d.

    2 0 1bid., 327b.

    gl 1bid., 3 2 9be . Sobre la tesis socr tica de Ja unidad de Jas virtudes , ct. A. E. TayJor,

    obra citada, cap. x, m, pp. 247-251.

    22

    1bid., 329d.

    1lS lbid.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    9/20

    EL MITO DE PROMETEO

    y

    EPIMETEO

    9

    valerosos.>El examende este tpico conduce a Scratesa uno de los princi-

    piosbsicosde su filosofa: el de que la virtud es sabers Tal principio tiene

    dos corolarios: 1) no hay hombresmalos, slo hay ignorantes; 2) quien pre-

    fiere el vicio a la virtud es vctima de un error de c lculo. Adems, si la

    virtud es saber, podr ser enseada.Esta es la verdadera conviccin socrti-

    ca,la piedra angular de su magisterio.La pregunta que el moralista formula

    al iniciar el dilogo con Protgoras obedeceslo al deseode que el sofista

    hable de la ndole y finalidades de su docenca.w

    En relacin con el tema central de esta obra, las doctrinas que Scrates

    defiende en la ltima parte del coloquio pueden resumirseas: 1) slo es en

    verdadjusto quien conoce la esenciade la justicia; 2) tal conocimiento,para

    sercabal, ha de referirse no nicamente al se r de dicha virtud, sino a las con-

    secuenciasque su ejercicio produce; 3) el hombre que prefiere la injusticia

    a la justicia yerra por partida doble : en lo que respectaa la esencia de lo

    justo y de lo injusto y en lo que atae a los resultadoso efectosdel vicio

    y la virtud correspondientes.Estos son los temasque, despusde la conclu-

    sin negativa del libro de

    La Repblica,

    sern prolijamente discutidos en

    los libros II a IV del mismo escrito.w

    7. Comentario

    J. Los conocedoresde los dilogos, con muy pocas excepcones.v consi-

    deran que, si atendemosal valor filosfico de las doctrinas que contiene, el

    Pro t go ra s resulta inferior a la mayora de los escritosdel Filsofo de la Aca-

    demia.En cambio, de modo unnime declaran que como obra artstica es, si

    no la ms bella, s una de las produccionesestticamentemejor logradas,del

    pensadorateniense.Taylor, por ejemplo, escribe: Si existe un dilogo que

    puedadisputar al Banquete la pretensinde ser el chef d oeuvre de su autor,

    esedilogo es el Protgoras, con su brillante y amplia semblanzadel famoso

    maestroy sus alegres bocetos de los sofistas menores,Prdico e Hipias. 29

    Por su parte, Guthrie opina que aunque el Protgoras no nos brindase

    ninguna leccin filosfica , seguira siendo, pesea ello, una soberbia obra de

    arte Iite rario t.w El mismo helenista combate el aserto,defendido por nume-

    24 Protgoras, 32ge.

    25

    Cj.

    Taylor, obra y captulo citados en la nota

    21 ,

    seccionesv y VI, pp.

    2 5 7 - 2 6 2 .

    26 La virtud, como Scra tes la entiende , no es asunto de tradiciones s ino un saber

    que se rige por principios ; se t rata , a no dudarlo, de un conocimiento y, por tanto, de

    algo que puede ser enseado .Taylor,

    o p ,

    cit., p. 246.

    2 7 En el prximo captulo nos referiremosal libro 1 de La Repblica. Sobre las tesis

    expuestasen los libros lI-IV del mismo dilogo pueden ser consultadaslas siguientesobras:

    R.

    L.

    Nettleship,

    Lectuse s on The Republic

    01

    Plato.

    Macmillan

    S e

    Co. Ltd., Nueva York,

    1 9 6 4 ,

    captulos l-VII; R. C. Cross y A. D. Woozley,

    Plato s Republic. A Philosophical Com-

    mentary,

    Macmillan, 1970, captulos 3 y 4; N. R. Murphy,

    The Inte rpre tation oj Plato s

    Republic, Oxford, at the Clarendon Press, 1 9 6 7 , captulos r-m,

    28 De todasellas, la principal, sin duda alguna, es la estimacindel valor filosfico del

    Protgoras

    en e l captulo x de la ya citada obra de Taylor.

    29 Obra citada en la nota anterior, p .

    235 .

    so Guthrie, tomo IV de la obra a que remite la nota

    1 2 ,

    p.

    2 1 5 .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    10/20

    EDUARDO CARetA MYNEZ

    rososcrticosdel sigloXIX, de que el opsculode que estamoshablandoesun

    trabajode juventud,o acaso,comolo sostuvovon Arnim en 1914, el primero

    de los dilogosplatnicos.Ritter pensabalo mismo,no slo por razonesde

    ordenlingstico,sino porque,a semejanzadeWilamowitz, se resistaa creer

    que Platn hubiesepodido retratar a Scratesen forma tan poco halagea

    despusde su destinode mrtir . 31Coincidiendo con Nestle en estepunto,

    Guthrie juzga que el Pro tgoras es el ltimo de los dilogos socrticos ,

    y

    estoporque,aun cuandova msall que los otros del mismogrupo,man-

    tiene la estricta aquendidad ( pure this-worldliness )del enfoquede Scra-

    tes, sin exhibir ninguna impronta de los interesesmatemticos,metafsicos

    y escatolgicosque enlazana Platn con los pitagricosy que, comorazona-

    blementese conjetura,fueron fomentadospor la primera visita de aqula la

    Italia meridionaly a SiciHa . 32

    11.Al conversarcon Hipcrates,poco antes de salir para la morada de

    Calas,

    Scratesexpone,con su habitual franqueza,la mala opinin que de

    los sofistastiene. Dos son las principales causasde su menosprecio.La pri-

    meraha de buscarseen la costumbre,niciada por Protgoras

    3

    y seguidades-

    pus por sus discpulos,de cobrarhonorariospor la instruccin que impar-

    tan. No puede serms cruel la frasede que se vale para caracterizara los

    miembrosde esegrupo: son mercaderes,al por mayor y al menudeo,de

    las cosasde que se alimentael alma .84Scratespensaba-escribe jenofonte-;

    que al recibir dinero por sus leccioneslos sofistasvendan su libertad, pues-

    to que se obligaban a tener tratos con cualquiera que pudiese pagarlesel

    estipendioque ex g an .w Semejanteprctica era a los ojos del filsofo una

    especiede

    prostitucin.w

    31

    Obra y tomo citados en la nota precedente,p. 213.

    3~

    Obra y tomo citados,p_214.

    ~3 Refirindose a esta costumbre,Gomperz escribe: El conceptoque los griegostenan

    de la vida fue siemprearistocrtico.La actividad industrial gozabaentre ellos de un presti-

    gio aun menor que entre otras nacionescuya economase basaba tambin en la esclavitud.

    Los corintios son los que menosdespreciana los artesanos,y los lacedemoniosson los que

    ms los desprecian ,nos dice Herodoto, preguntndosesi los helenos no tomaron de los

    egipciossu menospreciode las industrias.En Tebas haba existido la ley de que nadie poda

    ser elegido para una funcin pblica si no se haba mantenido alejado durante diez aos

    de toda actividad en el mercado,

    y

    tanto el propio Platn como Aristteles crean opor-

    tuno excluir a artesanosy comerciantesdel pleno gocede los derechoscvicos. Poqusimas

    ocupacioneslucrativas, entre ellas en primer lugar la de mdico, eran consideradascomo

    no directamenteincompatibles con el prestigio social. Realizar trabajo intelectualen favor

    de otra personaque pagaba una remuneracin,era una actividad que llevaba adherida una

    mcula especial.Se la considerabacomo un rebajamiento,una servidumbre buscadaVolun-

    tariamente.Cuando la profesin del redactor de discursoso del abogadohizo su primera

    aparicin, fue perseguidano menosque la del sofista por la burla de los autoresde come-

    dias. Si alguien, como el orador Iscrates, se haba dedicado durante un tiempo a aquella

    profesin,haca luego todo lo posible para borrar todo vestigio de esta actividad, y cuando

    el mismo Iscratesse vio obligado a abrir una escuelade oradores,verti, segnse cuenta,

    lgrimasde vergenzaal recibir su primer honorario. Theodor Gomperz,

    Pensadoresgriegos,

    trad. de Carlos Guillermo

    Krner,

    Editorial Guarania, Asuncin del Paraguay,tomo

    1,

    p. 465.

    84 Protgoras, 313c. .

    35 Memorabilia, 1, 2, 6 Y 1, 6, 5.

    36 Ibid. J, 6,

    13.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    11/20

    EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO

    11

    Otra de las causas del desdn que le inspiraba la actividad de los sofistas,

    era la ndole de su docencia. Recordemos el parangn que traza al departir

    con su joven visitante : ms t emible s que los que comercian con los a limentos

    del cuerpo son los vendedores de las cosas de que se alimenta el alma. As

    como e l mercade r sin e scrpulos slo se preocupa por sa lir de sus mercanca s,

    estn o no en buen estado, al que pone precio a sus doctrinas, sean o no ver-

    daderas;

    no le inte re sa la sa lud mora l de sus oyente s, sino ha ce rlos aptos pa ra

    vencer, por cualquier medio, en las controversias judiciales o en las asam-

    ble as poltica s. Lo de cisivo, pa ra quie ne s se vanagloria n de tra smitir ta l de s-

    treza, no es la intrnseca bondad de las causas, sino la aptitud para hacerlas

    t riunfa r, aun cuando sean injusta s. Esto se aplica tambin a quiene s discuten

    sobre cualquier tema, pues toda discusin es una batalla verbal en la que

    tiene que habe r un vencedor

    y

    un vencido , y no, como lo afirmaba Scra tes,

    la bsqueda en comn de un saber autntico.

    III. La re spue sta que da e l a bde rita no, cuando se le pre gunta qu venta ja s

    puede espera r Hipcra tes de las lecciones que anhe la recibir, cla ramente reve-

    la los objetivos de la enseanza protagrica. Hipcrates no tendr que estu-

    diar materias que ni le interesan ni habrn de serle tiles, sino lo que real-

    mente le importa: la prudencia en el manejo de los propios negocios, que

    indica cmo puede uno administrar su casa de la mejor manera; y, respecto

    de los asuntos pblicos, en qu forma se vuelve uno mximamente capaz de

    in te rvenir, por medio de la accin y e l discurso, en la vida de l Estado. S8 Tr-

    ta se , pue s, de un magiste rio dirigido hacia e l logro de fina lidade s utilit aria s,

    as en la vida privada como en la esfera de la actividad poltica.

    Protgoras y, con l, sus adeptos, e sta ban convencidos de que dentro de un

    rgimen en que , como en a ctitud crtica de ca Scra te s, lo mismo se e scucha

    en las asambleas al pobre que al rico, al ignorante que al docto, al noble

    que a l ple beyo, la oportunidad de se r pa rte s e n la discusin de los problema s

    comune s de ningn modo implica que los ciudadanos te ngan t a le n t o s ig u a le s

    ni

    p are ja s p os ib ilid ad es d e b ue n xit o .

    Tanto en los debates polticos como

    en cua lquie ra otro tipo de polmica , la victoria corre sponde siempre a l m s

    diestro en el arte oratorio. En tales lides no se lucha con la espada, sino con

    la palabra, y los sofistas son, precisamente, los supremos maestros de esta

    e sgrima ve rba l. Si re specto de cua lquie r tpico podemos en todo ca so se rvir-

    nos ,como pre tenda e l abderitano, de dos argumentos con tra rios , habr que

    reconoce rque stos no son nunca ni correc t o s ni f a l aces ) sino f u e r t e s o dbi les ,

    conv i nc en t e s o n o c o no in ce n t e s

    Cuando Scra te s pregunta a Protgora s si e l obje tivo principa l de su ense -

    anza es formar buenos ciudadanos, el sofista contesta que en ello cifra su

    mayor orgullo. Mas no hay duda de que lo que

    el.

    re trico entiende por

    buen ciudadano de ningn modo coincide con lo que entiende Scrates.

    Buenos Ciudadanos son en re alidad, pa ra Prot gora s, no los me jore s en e l

    87 ej Guthrie, tomo

    de la obra citada, pp. 24 Y 51.

    38 Protgoras , 3 1 9 a .

    39 ej Gomperz, obra y traduccin citadas, cap. VI, pp. 513s s .

    4

    Protdgoras ,

    3 1 9 a .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    12/20

    12

    EDUARDO GARCfA MYNEZ

    sentido socrtico,sino los ms hbiles , es decir, los ms duchos en el arte

    de imponer sus propias opiniones y, por ende, sus intereses.Los criterios de

    medida resultan,pues,muy diversos.Uno, el de Protgoras,es el logro de ven-

    tajas personales;otro, el de Scrates,la subordinacin de la conducta a

    prin-

    cipios que en ocasionesexigen que el individuo sacrifique sus impulsos egos-

    tas en arasdel bien comn.

    IV: Para respondera la objecin socr tica de que la sabidura poltica

    no puede ser objeto de enseanza,Protgorasse sirve, como hemosvisto, de

    un mito y un razonamiento.En e l ca t logo de sus obra s figura una cuyo

    titulo era Sobre e l orden originario de las cosas= Se ha conjeturado que la

    fbula que Platn pone en boca del abderitano es,en lo esencial,una repro-

    duccin de puntos de vista del famosoretrico, expuestos,muy probablemen-

    te, en el mencionado

    escrito.v

    Semejanteparecer no es compartido por quie-

    nes, como

    J .

    A.

    Stewart ,opinan que el de Prometeo y

    Epmeteo

    no e s slo

    una creacindel filsofo de la Academia, sino el ms bello de los mitos pla-

    tnicosr

    Las pa labras inicia le s de l re la to: Hubo una vez un tiempo en que los

    dioses existan, mas no haba criaturas mortales , deben tomarse,a juicio

    de los crt icos, como un simple ornato literario, pues Platn saba muy bien

    que en materia religiosa el abderitano se declaraba agnstico.As

    10

    indican

    estaspalabras: Respectode los diosesno tengomanera de averiguar si exis-

    ten o no existen.En efecto,muchascosasimpiden saberlo: la oscuridad del

    asuntoy la brevedadde la vida humana.

    44

    Como Protgorasse jacta de que

    la fina lidad de su labor es preparar a los ciudadanos para que intervengan

    con eficacia en el exameny solucin de los asuntospblicos, lo que lgica-

    mente suponeque el arte de la polt ica es enseable,en su mito se niega que

    la capacidad para adquirir ta l sabe r sea inna ta en e l hornbre .v Por e llo es

    necesarioadquirirla, y su trasmisinexige, por una parte, la obra educativa

    del maestro y, por otra, la dedicacin y el esfuerzodel discpulo. Esta idea

    y la que sirve de base al argumentode Scratesno son incompatibles, pues

    si bien es cierto que en las asambleaspolt icas de Atenas se escuchaa todo el

    m_undo(seapobre o rico, ignoranteo instruido),ya que as lo demandael prin-

    cipio fundamentalde la democracia,esteprincipio no suponeque la igualdad

    de oportunidadesde intervencin en los debatesdemuestreque todos los ciu-

    dadanos tengan

    igual destreza

    ni

    las mismas posibilidades de triunfo.

    Pues,

    si las tuviesen,ninguna necesidadhabra de prepararlos para esasluchas, ni,

    por ende, haran falta maestrospara ello.

    A diferencia de la virtud cvica , la aptitud tcn ica es congnita , pues,

    segnel mito, Prometeola concedi a los humanos desdeque stosvieron la

    41 En el captulo IX

    5 5 ,

    de

    Vidas de los filsofos ilu stre s,

    Di6genes Laercio incluye una

    lis ta de las obras a tribuidas a Pro tgoras.

    42

    ej

    Guthrie, tomo

    JII

    de la obra citada, p.

    6 3 .

    43

    J .

    A_ Stewart, The Myths of Plato, pp. 212ss.

    44

    Di6gene s Laercio,

    Vidas, IX

    51-52.H. Diels,

    Die Fragmente der Forsokrat iker,

    u, 265,

    Protagoras, Fr. IV.

    45

    Protgoras, 3 2 3 c.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    13/20

    EL MITO DE PROMETEO

    y

    EPIMETEO

    1 3

    luz.

    46

    Apenas les fue otorgada esta porcin divina empezarona rendir cul-

    to a los diosesy les levantaron altaresy estatuas .

    Al referirse a los inicios de la existencia humana, Protgoras distingue

    claramentedos etapas.Durante la primera, anterior a la formacin de las

    comunidadespolticas, los dones que Prometeobrind a lGShombres resul-

    taban insuficientes,ya que, si bien los humanos pudieron conocer, gracias

    a tales ddivas,el fuegoy los secretosde las artes,este saber tcnico los colo-

    caba en situacin de inferioridad frente a las bestiasferoces,que en todo caso

    eran ms fuertesque ellos, por carecernuestra especiedel arte cvico ( M A t -

    tLX~ t X v r ) , del cual el de la guerra es una parte . Su vida en el estado de

    naturaleza,

    entendiendopor tal la situacin que precedi a su convivencia en

    el senode la polis, pona en tal peligro al linaje humano, que Zeus, temeroso

    de que nuestra especiese extinguiesedel todo, envi a Hermes para que lle-

    vara a los hombresel respetomutuo y la justicia

    ( ( l w < l ~

    y ~ bnl),a fin de que

    hubiese ordenamientosy lazos que estrecharansu amistad . Cuando Hermes

    pregunt a Zeus si deba deposita r en los hombres la justicia y e l re spe to

    mutuo en la forma en que las artesfueron distribuidas, el padre de los dioses

    respondi:Debesrepartirlos entre todos; que todostengan su parte, pues las

    ciudadesno llegaran a formarsesi slo unos cuantosparticiparan de aqullos

    comode las artes.E instituye en mi nombre la ley de que , a quien no pueda

    ser partcipe del respeto recproco y de la justicia , se le haga morir cua l si

    fueseun cncer de la ciudad .

    Cmo hay que entenderlas palabras aW< l ~ y MwI J,de que Protgorasse

    sirve en su mito? Por lo que toca a la primera , juzgo que se re fie re , como

    diramos hoy empleando una expresin hartmanniana,v, al

    sentido

    o

    senti-

    miento de la justicia,

    es decir, a la aptitud, a todos otorgada ,de intuir la

    esenciadel mencionadovalor, ascomoa la necesidadde fundar en l el orden

    legal de la

    polis.

    Dicha aptitud que, segnla fbula, hizo posible el trnsito

    del primitivo estadode lucha y desordena la

    vida poltica,

    no garantiza,sin

    embargo,de acuerdocon estaexgesis,la total eficacia de aquel valor, porque

    los favorecidoscon la ddiva que Prometeoolvid brindarles tienen no slo

    la capacidadde realizar la just icia a t ravs de la formulacin y el cumpli-

    miento de los V I 1 0 L , s ino tambin (sea por incurable pervers idad,sea por

    ignorancia),la de violar stos,hacindoseas acreedoresa los castigosque las

    leyesimponen. Aun cuando lo ltimo no se diga en e l mito, no hay duda

    de que est implcito, como lo prueba la teora sobre e l fundamento de la

    sancin penal, que Platn pone en labios del abderitano en el discursoque

    stehace inmediatamentedespus,deseosode explicar el sentidode su fbula.

    En cuanto a l otro trmino, que hemos traducido por

    respeto mutuo,

    lo

    que el retrico de Abdera quiere expresares que, ademsdel sentido o senti-

    mientode lo justo o, comoconsecuenciasuya,los que pasandel estadonatural

    a la vida poltica no ven ya a los demscomo

    enemigos

    que pueden conver-

    t irlos en vct imas de sus violencias -cual ocurra en la etapa precedente-

    sino como

    conciudadanos

    a quienesmueve el mismo anhelo de paz y de con-

    4 -8 Ibid. 3 2 1 e d.

    41

    ej N. Hartmann, Ethik v, cap. 14.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    14/20

    14

    EDUARDO GARCfA MYNEZ

    cordia . El re spe to mutuo, como reconocimiento, por parte de cada miembro

    de la

    polis,

    de la dignidad ciudadana de los dems, implica, asimismo, que

    todos los : r o o A L . m tienen el debe r de cont ribuir, ha st a donde sus dive rsa s apti-

    tude s lo pe rmita n, a la e structura cin y mantenimiento del orden legal del

    Estado. Las normas que integran este orden no se fundan en la naturaleza;

    derivan del consenso mayoritario de quienes, despus de establecerlas, quedan

    obligados a cumplirlas. Protgoras no es

    iusnaturalista;

    48 los V OL tienen

    su fuente en la libre volunta d de los sbditos. Pa ra stos, como expre samente

    lo afirma el retrico de Abdera, la justicia no existe por naturaleza ni de

    modo espontneo, sino que puede ensea rse y, con esfue rzo, se r adquirida

    ( 3 23c ) .

    Estas palabras revelan, a nuestro entender, el propsito del mito de

    Prometeo y Epimeteo. Lo que Protgora s se propone es la justificacin filo-

    sfica de los regmenes democr ticos . La dign idad de l

    ; o A h r ~ ,

    dentro de ta le s

    regmenes, depende, ante todo, de la posibilidad que se le da de intervenir

    e n la cre acin de l orden jurdico. El se ntido o sentimiento de la justicia e s lo

    que condiciona tal posibilidad. No se trata, empero, de una intuicin cabal

    ni infa lible de 10 justo, sino de una aptitud cuyo mayor o menor pe rfeccio-

    namiento se a lcanza por obra de la educacin. Recurriendo otra vez a giros

    hartmannianos 50 podra de cirse que Prot gora s no s6lo admite que hay ca sos

    de estrechez o angostura del sentido de la justicia, sino otros tambin de

    total ceguera para tal valor. Esto ltimo explica las palabras que pone en

    labios de Zeus: E instituye en mi nombre la ley de que, a quien no pueda

    ser part cipe de l respe to reciproco

    y

    de la justicia, se le haga morir cual si

    fue se un cnce r de la ciudad.

    51

    V. Examinemos ahora el pasaje en que el abde rita no expone sus ide as

    sobre la s fina lidade s de la sancin pena l: Nadie , pre cisamente por e sta r do-

    tado de razn, castiga a los que son injustos por el hecho de que obraron

    injustamente, a no ser que, cual bestia salvaje, se vengue sin ningn funda-

    mento. Pero el que trata de castigar con razn no se venga en vista de la

    injusticia pasada -pues no considerara lo ya hecho como no ocurrido- sino

    en a te ncin a lo porvenir, pa ra que no come ta nuevamente injusticia s ni e ste

    mismo ni otro alguno, al ver que aqul fue castigado; y, teniendo tal pensa-

    miento, comprende que la virtud puede ser objeto de educacin, ya que cas-

    t iga con un propsito prevent ivo

    ( 3 2 4a - c ) .

    Del paso ante rior se de sprende :

    1) Que la imposicin de una pena no debe ser considerada como un acto

    de venganza.

    2) Que debe te ne r, por e l contra rio, un fundamento ra ciona l.

    3) Que la razn por la cual se castiga no ha de buscarse en la injusti-

    cia pa sada , pue s nadie conside ra ra lo ya he cho como no ocurrido .

    8 ej

    Guthrie, obra citada,

    IV,

    p. 217, Y Ernest Barker,

    (keek Polit ical Theorv, 1970,

    p.

    71.

    . ~ Pro t g o ra s , 324ac.

    50 Cf N. Hartmann,obra citada,v, cap. 16e.

    51 Pro tgoras , 322d.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    15/20

    EL MITO DE PROMETEO y EPIMETEO 1 5

    4) Que e l que castigacon razn lo hace a tendiendo a lo porvenir (no a

    un hecho pretrito).

    5) Que la pena se impone no slo con el propsito de que el delincuente

    no reincida,

    sino a fin de que los dems,ante

    el

    espectculode la punicin,

    se abstengande delinquir.

    6) Que la finalidad esencialde las sancionespenaleses la

    prevencin

    de

    futuros delitos.

    Si nos atenemosa las palabrasque Platn atribuye a Protgoras,podremos

    percatamosde que en la doctrina protagricasobre las finalidades de la pena

    no existe n inguna referencia a la idea re tribut iva , ya que , de acuerdo con

    aquellas palabras,no se sancionaa l delincuente

    porque

    delinqui, sino

    para

    que no uueloa a delinquir.

    En el mismo pasajese sugiere,en cambio, que lo que con la imposicin

    de l castigose busca es que e l autor de l hecho punible se

    arrepienta

    de su

    falta

    y

    salga del error en que incurri al violar la ley.

    Qu juicio debemosformamos de una tesis a la que autorescomoAdolfo

    Menzelv tributan tan clidos elogios, por considerarque el abderitano su-

    per la concepcin retributiva de la pena?

    Que el castigono ha de tener e l sent ido de un acto de venganzasino un

    fundamentoracional es evidente; pero el asertode que el que cast iga con

    razn no lo hace en vista de la injusticia pasada sino en a tencin a lo

    porvenir, no puede, a nuestro juicio, ser ms desafortunado.Si ello fuese

    cierto resultara imposible entender, primero, por qu se impone un sufri-

    mientoal autor del delito (o, comoPlatn lo expresa)de la injusticia pasada;

    y ,

    despus,cmo pueda justificarse la afirmacin de que se castiga al delin-

    cuenteno por

    lo que hizo,

    sino por

    lo que an no ha hecho, pero se teme que

    haga.

    Recordemosel parecerde un destacadopenalista contemporneo: Quien

    dice sancin dice reaccin , retribucin , castigo y, por tanto, expresauna

    idea que se orienta hacia el pasado,hacia algo que ocurri, hacia la violacin

    ya consumadade una norma, hacia la lesin de un bien protegido,no hacia

    algo que ha de producirse,como si la sancin se predispusiesepara evitar la

    futura realizacin de un hecho lesivo. s3

    Se ignora s i la doct rina penal a tribuida a Protgorasen el di logo que

    lleva su nombre es realmentedel sofista,o, como Apelt lo sostiene,s,se trata

    de una tes is platnica. Que Apelt esten lo justo nos parece indudable, no

    slo porque la susodichadoctrina concuerdaen lo esencialcon las ideas que

    acercade la pena expone el filsofo en varios de sus escritos,sino, sobre todo,

    porque en

    Las leyes

    repite

    textualmente

    las palabras de que, al t ratar el mis-

    mo argumento,se sirve en el Protgoras.

    55

    52

    e j.

    A Menzel,

    ealicles,

    trad. Mario de la Cueva p. 16.

    53 Giuseppe Bettol,

    Dirit to Pe n a le ,

    Padova, Casa Edit rice Dott , Antonio Milani, Sesta

    Edizione,

    1 9 6 6 ,

    p .

    6 2 2 .

    ~ ~ e j .

    Otto Apelt , Platons Straftbeorie , en Platoni sche

    Autsiit e

    ( En s a y o s p la t n ic o s ) ,

    Amo Press ,Nueva York, 1976,pp. 189

    s s .

    5S

    Leyes, 934a-b.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    16/20

    1 6

    EDUARDO GARetA MAYNEZ

    Habr , pues, que considerar el pasaje t ranscrito no en forma a is lada , s ino

    en conexin con los re stante s a spectos de la concepcin pla tnica de l de lito

    y de la pena.

    Pun to de part ida de sta son las s igu ientes tes is socr ticas:

    1~)Nadie es voluntariamente injusto.

    2~) Sufrir una injust icia es preferib le a cometerla .

    3~ )Quien comete iniquidades e s de sdichado en todo ca so, pe ro an ms

    desdichado si no se le sanciona ni es objeto de retribucin por sus actos de

    in just icia , aunque menos desd ichado s i se le inflige una pena .

    De estas ideas tra taremos in e xt e ns o en e l capitulo siguiente , a s que , por

    ahora , nos limit aremos a re sumir la s conclusione s a que Scra te s llega en e l

    Gorgias

    al discutir con Polo:

    1) Ser castigado no es obrar, sino padecer.

    2) El sufrimiento que la pena ocasiona a quie n de linque e s impue sto por

    e l funciona rio a quien se encomienda la ta rea de ca st iga r.

    3) El que cast iga con razn cast iga con jus ticia , y e l que re cibe e l ca stigo

    sufre una accin justa .

    4) Lo que pade ce e l ca stigado e s bueno por su utilidad, ya que , gracia s a l

    ca stigo, puede aqu l libe ra rse de l mal que haba en su a lma.

    5) As como al e nfe rmo se le conduce a ca sa de l mdico pa ra que se a a te n-

    dido, a los que se abandonan a la injusticia y el libert inaje hay que llevarlos

    ante e l jue z, pa ra que se le s aplique la sancin que me re cen.

    6) Si pensamos en dos enfermos, para inquirir cul es ms desdichado,

    aquel a quie n se a tie nde pa ra cura rle y aque l a quie n n o se cura y sigue pa-

    deciendo, a l segundo lo tendremos por ms in fe liz. Lo propio ocurre en el

    caso de la injusticia: el que por ella es castigado se ve libre del ms grande

    de

    1 8 s

    vicios, que e s la ma ldad, y e l dolor que sufre lo bene ficia , pue s e l ca s-

    tigo e s la medicina de l a lma .

    El problema ms arduo de los que plantean a Platn los principios

    socrticos que arriba enumeramos y de cuya verdad el filsofo de la Academia

    estaba convencido, deriva de l ase rto de que nadie es voluntariamente in justo

    (oooct~hwv lh K l > L ) . A primera vista --escribe Apelt- parece que este prin-

    cipio hace imposible habla r de la pena . Si lo entendemos en su sentido lite ra l

    excluye toda responsabilidad

    y

    con e lla la justificacin de l ca stigo, pues lo

    que hago sin querer no puede imputrseme como culpa .~8Pero sus dis tincio-

    ne s psicolgica s ofrecen a Pla tn los medios pa ra e stablece r

    y

    caracterizar

    con gran sut ileza las gradaciones que nuestro juicio formula acerca de la injus-

    ticia y de l de lito, e n re la cin con la s inte ncione s, la volunta rie dad, e tc. Si

    leemos sus ideas sobre e l homicidio

    ( L e y e s ,

    8 6 5

    a ) ,

    encon tra remos en e llas

    un clmax de la responsabilidad, con una clara distincin entre dolus y

    cuipa , As que , a un cuando e l principio de la involunta rie dad de l e ntue rto

    pa rezca cerra r todo camino a la pena, una consideracin ms cu idadosa reve-

    la que en lo fundamental es compatible con las concepciones criminalis ticas, y

    5S Go rg ia s , 4 7 2 e .

    ~7 t u a ;

    4 7 8 d .

    ss Ape lt, ensayocitado en la nota 54, p. 191.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    17/20

    EL MITO DE PROMETEO

    y

    EPIMETEO

    1 7

    tieneslo la peculiaridadde que,en lo que a las finalidadesdel castigoatae,

    Platn relegaa un segundoplano todoslos demspuntos,para colocaren el

    primero las ideas de la enmienda

    y

    el progresivoaprendizaje.Como el acto

    volatorio de la ley es consecuenciade una antinatural falta de libertad del

    entendimiento,es decir, de una enormelimitacin del dominio que a ste

    corresponde,el dao que el delito produce slo puede ser subsanadosi se

    ayuda a que el entendimientorecuperesu imperio y total libertad. La ins-

    truccin y la mejora que engendra es, pues, el fin propio y ms noble

    de la actividad punitiva. Con l se contribuye a realizar al mismo tiempo

    la tarea fundamentaldel Estado,que consisteen hacer virtuosos a los hom-

    bres .59

    Segnla concepcinplatnica, la pena es el sufrimiento con que la ley

    retribuyeel mal causadopor el delito. El hechodelctuoso no slo daa a la

    vctima del entuerto; tambin causaun dao al alma del delincuente.Este

    dao es el que el dolor producido por la punicin, obrando a un tiempo

    comomedio educativoy comorecursoteraputico,tiende a corregir.Conside-

    rada no en lo que tiene de aflictiva, sino en sus efectossaludables,la pena

    resulta,moralmentehablando,un

    bien

    para quien la sufre.

    ea

    Aun cuandola forma en que la teora de la prevencines presentadaen

    el Pro tgoras y en los renglonesde Las leyes que la reproducenparece ex-

    cluir la idea de la retribucin, nosotroscreemosque lo que en otros escritos

    y, especialmenteen el Gorgias , Platn expone acerca de los delitos y las

    penas,demuestrados cosas:una, que si bien la teora del castigocomomedi-

    cina del alma subraya de manera exageradala importancia de los efectos

    preventivosy ejemplaresde la sancin penal, ello de ningn modo prueba

    que el autor de

    La

    Repblica desconozcala naturaleza retributiva de tal

    sancin;otra, que numerosostextosde Las leyesy , sobre todo, el delGorgias

    que hace pocoscitamos,corroboranplenamentenuestroaserto.Acabamosde

    referirnosal pasaje que dice: Quien cometeiniquidades es desdichadoen

    todocaso,pero an msdesdichados i no se le sanciona n i es obje to de re tri-

    bucin por sus actos de injusticia, aunque menos desdichadosi se le inflige

    una pena (472a).

    No es nuestropropsitonegar, por supuesto,que la pena tiene una efi-

    cienciapreventiva,tanto especialcomo general;6 lo que negamoses que se

    castigueno en vista de l pasado (para retribuir el mal del delito), sino exclu-

    sivamenteen atencin a lo porvenir, para que el delincuenteno reincida y

    sirvade ejemploa los demssu castigo .

    La prevencinespecial-escribe Bettiol- es uno de los objetivos de la

    pena,pero sta,para no perder su naturalezatica, debeser reafirmacinde

    la normaviolada, debe ser retribucin, pero retribucin que en el casocon-

    cretono olvide la personalidadmoral del individuo y deje abierta la posi-

    59

    Ensayo a que remite la nota 54, p. 193.

    60 Apelt , obra y ensayo cit ados , p . 194.

    61

    Sobre los conceptos de prevencin general y prevencin especial, f Bettiol, obra y

    edicin cit adas , p . 652 .

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    18/20

    18

    EDUARDO GARC1A MYNEZ

    bilidad, por la forma de su individualizacin y ejecucin,de la enmiendadel

    culpable.

    62

    VI. El punto mscontrovertido,en relacin con la filosofa protagrica,de-

    riva del aparenteconflicto entre la doctrina epistemolgicadel sofistay la tesis

    que, a propsitode suobra educativa,Platn poneen labiosdel famosoretrico.

    En el dilogo intitulado Teeteto, el filsofo de la Academia discute con

    gran prolijidad la sentenciadel abderitano: El hombre es la medida de todas

    la s cosas,de l se rde la s que son y de l no se rde la s que no son.

    63

    A qu se

    refiere, en estafrase,la palabra hombre ? ( o v 6 Q ro .lt o; ) : a cada sujeto par-

    t icular o a la especiehumana?64 Platn, tomando como base el aspectoepis-

    temolgicode la doctrina, da a la tesis un sentido individualista y subjetivs-

    taoPara Protgoras-afirma Scratesen el mencionadocoloquio- cada cosa

    espara m comoa m me parece,y para t i comoa

    ti

    te parece .Lo que aqul

    quiere decir -prosigue el hijo de Sofronisco- es, por ejemplo,que cuando

    sopla un mismo viento, uno de nosotrossiente fro y otro no lo siente,s te

    poco y aqul mucho . Surge entoncesla pregunta: el viento, tomado en si

    mismo,esfrio o no esfro?... O tendremosfe en Protgoras,que quiere que

    sea frio pa ra e l que as lo siente ,y no lo seapara quien lo juzga c lido? ..

    En consonanciacon la primera interpretacinde la sentenciaprotagrica-ex-

    plica Comford- ninguno de los dos sujetosa que el ejemplo se refiere tiene

    fundamentopara pretenderque el otro esten un error. Cada uno de noso-

    tros es la nica medida, el nico criterio o juez de la exis tencia o realidad,

    r l de lo que percibe .ls6 Caliente y fro son dos propiedadesque

    puedencoexistir en el mismoobjeto fsico.Yo percibo una de ellas; t perci-

    bes la ot ra . El viento es fro

    para m

    s ignifica que el fro es la propiedad

    que me apareceo me afecta,aun cuandono sea la que te afecta o te aparece

    a ti. Decir simplementeque el viento es fro podra naturalmente entender-

    se en el sentidode que estafraseimplica que el viento no es clido. Pero de

    hecho esambascosasa un t iempo; por e llo aadimos para m , a fin de ex-

    presarque yo tengoconciencia de tal propiedad,aunque t tengasconciencia

    de la otra . Pero cabe una segunda interpre tacin: e l viento no es, en s

    mismo,ni caliente ni fro, No tiene ninguna de las propiedadesque cada uno

    de los sujetos percibe,ni es, en s mismo, percept ible; es algo que exis te

    fuera de nosotros y origina mi sensacinde fro y tu sensacincontraria .

    Lo fro y lo clido no exis ten de modo independienteen el objeto, y slo

    adquieren existencia cuando el acto perceptivo se produce. Cornford juzga

    62

    Bettiol, op . cit., p.

    6 5 7 .

    6 3 Teeteto, 152a: r r . ' \ '1 ; O O V XQ I 1 JA. I 't O l' V J A. 1 : Q O V O '' t LV vO Q < J m O ~ , t r o v J A . 8 V l ' V t o o v I J~

    e O ' t L v , t r o v l

    ome

    I } V t o o ' V w ~

    ome

    ~ O ' t t v .

    Diels, Fragmente der Vorsokrauker, Protagoras,

    D ,

    2 6 3 ,

    Fr. l.

    64 A dife rencia de ca si todos los comenta rista s, Gompe rz sostiene que a l habla r de l

    hombre, Protgoras quera referirse no a cada individuo. s ino, genricamente,a la especie

    humana. el. obra y traduccin citadas, tomo

    1,

    cap.

    VI,

    pp. 502ss .

    65 Teeteto, 152a.

    66 Francis Macdonald Cornford, Plato s Theory 01 Knoiuledge, The Libera l Art s Press ,

    Nueva York, 1957,p. 33.

    6 1

    Id.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    19/20

    EL MITO DE PROMETEO

    y

    EPIMETEO

    19

    probable que Protgora s haya adoptado la primera de la s dos inte rpre ta cio-

    ne s: e l viento e s, a un tiempo, c lido y fro. Esta exgesis, comenta e l mismo

    autor, coincide con la doct rina de Anaxgoras, qu ien sos tena que cualidades

    opuestaspueden darse en las cosas fuera de nosot ros , y que la percepcin lo es

    de los contra rios. A propsito de e ste punto, Cornford cita e l siguie nte pa -

    sa je de Sexto: Protgora s a seve ra que la ma te ria contiene los fundamentos

    subyacentesde todas las apariencias, de tal suerte que en e lla , independ iente-

    mente considerada , pueden exis tir todas las cosas que nos aparecen. Los hom-

    bre s aprehenden obje tos distintos en dive rsos momentos de acue rdo con sus

    va ria ble s condicione s. El que se halla e n un e sta do norma l aprehende en la

    materia lo que puede aparecer a una persona normal; el que se halla en un

    estadoanormal aprehende lo que puede aparecer a un suje to anormal. Lo mis-

    mo se aplica a dive rsa s poca s de la vida , a los e sta dos de sueo o de vigilia

    y a toda e spe cie de condicin. As que , se gn Prot gora s, e l hombre prueba

    que e s e l crite rio de todo lo existe nte : todo lo que le apa re ce existe tambin;

    Jo que no apare ce a ningn hombre no existe e n absoluto. 6S

    Cuando cita a Sexto, pa ra apoya r la prime ra inte rpre tacin de la sente n-

    cia de Protgoras -escribe Guthrie- Cornford omite la frase anterior al

    p rra fo por l tra nscrito, e n la que Sexto a tribuye al a bde rita no la doctrina

    de que la materia est en constante flujo ( t ~v A t 'j V Q : E 'U O T T ] v E LV UL ) . 6 9 Esta afir-

    macin pe rte ne ce a la enseanza se cre ta de que se habla en e l Teetetossy

    Sexto resu lta ser un tes tigo no fidedigno de las ideas genu inamente prota-

    grica s cuando tra ta de ir m s a ll de la sente ncia de l sofista y de sus obvia s

    implicaciones

    .71

    El resultado a que Guthrie llega, y que nosotros aceptamos, es que el re-

    trico de Abde ra de fe ndi un subje tivismo extremo de a cue rdo con e l cua l

    no hay ninguna realidad de tr s e independientemente de la s apa riencia s, ni

    dife rencia a lguna ent re apa rece r y se r, por lo que cada uno de nosotros e s juez

    idneo de sus propias impresiones. Lo que a m me aparece e s para m, y

    ningn hombre puede de cir a otro que e st equivocado. Si

    que yo sie nto

    . c l do t lo sientes fro, no cabe argumentar sobre ello: es clido para mi

    y fro pa ra ti :12

    6S Cita de Cornford en la p. 35 de la obra a que remite la nota 66.

    69

    Guthrie, obra citada, tomo

    JII,

    p. 185.

    70

    Teeteto 152c - 153d , Comentando estos pasajes,Cornford escribe: Platn introduce en

    seguidaotro elemento,requerido por su tema de la percepcin sensorial..Tal elementopro-

    cede de Herclito: Todas las cosasestn en movimiento. La sugestin de que Protgoras

    enseesto a sus discpulos como doctrina secreta no puede engaar a nadie. Protgoras

    no tena escuela ;cualquiera poda escuchar sus exposicionesy leer sus libros. Pla tn est

    insinuando que la doctrina del flujo universal realmente deriva de otra fuente, y procede

    a a tribuirla a Homero y a todos los filsofos , con excepcin de Parmnides .No hay aqu

    ms fundamento para infe rir que Protgorase ra un heraclit ano que para infe rir que Ho-

    me ro tambin lo fue se . La inte ncin de Pla tn e s a cepta r la doctrina de que todos los

    obje tos sensibles cambian de modo incesante -principio fundamental de su propia filo-

    sofa . Pero para Pla tn esosobje tos sensiblesno son todas las cosas .Ms tarde sos tendr

    que el asertoirrest ricto de que todas las cosases tn s iempre cambiando hace del conoc -

    miento algo imposible. Cornford,

    o p .

    ci t . ,

    p. 36.

    11 Guthrie, obra citada, IlI, pp, 185Y 185~

    72

    Obra y tomo cit ados en la nota anterior, P: 186.

  • 8/12/2019 Garcia Maynez - El Mito de Protgoras

    20/20

    20

    EDUARDO GARCA MAYNEZ

    Este re la tivismo fue exte ndido por Prot gora s a l te rre no tico. Nue stra

    informacin -sigue dicie ndo Guthrie - se re fie re nicamente a los Esta dos.t-

    pero es claro que si un hombre sinceramente piensa que robar es bueno, en-

    tonce s pa ra l, mientra s siga pensndolo a s, ta l a cto e s bueno. 74 Pero de la

    misma manera que interesa al mdico cambiar con sus drogas el mundo del

    enfermo, para que lo que le parece y es para l amargo le parezca y sea dulce

    para l, a la mayora o a sus representantes, para quienes robar parece

    y

    es

    ma lo a un tiempo, le s inte re sa a ctua r por medio de la pe rsua sin sobre e l que

    cree lo contrario, hasta que su punto de vista -es decir, lo que para l es

    verdadero-s- cambie . 75

    Confirma plenamente la ante rior exgesis e l te st imonio de Aristte le s en

    su

    Metaf s ica:

    Prot gora s a firm que e l hombre e s medida de toda s la s cosa s,

    que es como decir que lo que opina cada uno es la verdad; pues, si es as,

    resulta que lamisma cosa e s y no es, y es mala y es buena, y as lo dems que

    se dice en los juicios contradictorios, ya que muchas veces a unos les parece

    que una cosa de te rminada e s he rmosa

    y

    a otros lo contra rio,

    y

    la medida es

    lo que aparece a cada uno.

    76

    Por otra pa rte , re sulta ra difcilmente explicable que Protgora s hubie se

    s ido re la tivis ta en teora de l conocimiento y obje tvis ta en e l plano axiolg ico.

    En cuanto al problema que plantean las doctrinas que Platn le atribuye en

    e l di logo que e stamos comentando, la solucin se encuentra ya en e l mismo

    escrito: toda s la s opinione s son igua lmente de fendible s, mas no todas tienen

    igual valor para la sociedad o el individuo. Aun cuando, como observa Gu-

    thrie, la conclusin lgica del subjetivismo protagrico sea la anarqua en

    lo moral y en lo poltico, tal resultado jams fue admitido por Protgoras,

    quien crey pode r e ludirlo a l re emplaza r e l crite rio epistemolgico de ve rdad

    y falsedad por el puramente pragmtico que ofrece la distincin entre lo

    mejor y lo peor, lo conveniente y lo inconveniente. Las apariencias del

    momento son as subordinadas a un punto de vista superior: el fin o prop-

    sito de la naturale za humana y la sociedad. Al mismo tiempo surge otra espe-

    cie de re lativismo: los individuos y la s socie dade s difie re n profundamente

    y , por tanto, en igual medida varan tambin sus necesidades. No hay un

    omniabarcante bien para el hombre . Hacer el diagnstico de una situacin

    particular

    y

    prescribir la mejor linea de conducta para una colectividad o

    un individuo, como hace el mdico con su paciente, es, a los ojos de Prot-

    goras, la tarea del sofis ta . ?

    EDUARDO GARdA MYNEZ

    INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSFICAS

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXIco

    73 Obra y tomo citados, p . 187

    14

    Ibid.

    75

    tu

    78

    Aristteles, Metaflsica, 1062b, 15. Valent n Garda Yebra , edicin trilinge. Gredos,

    s .

    A. Madrid , 1970,p . 152.

    77 Guthrie, obra y tomo cita dos e n la nota 71,

    p.

    187.