FUNCIONES Y MOMENTOS DE LA EVALUACION EN LOS PROCESOS DE

APRENDIZAJE.

Durante mucho tiempo, la sociedad se ha enfocado a enseñar, enseñamos desde

las cosas más simples hasta llegar a aquellas que de alguna manera y de acuerdo

al contexto donde te encuentres, podrían parecer más complejas. La función

principal de la enseñanza, tiene como objetivo principal, que el sujeto que aprende

pueda utilizar ese conocimiento en determinado lugar, es decir, sea

“competente” para realizar “x” actividad, en el contexto en el que se encuentre

este individuo, para que posteriormente, sea este conocimiento una base, para

que de la misma manera, el sujeto que ahora aprende se convierte en fututo

instructor o especialista en la materia.

Entrando más a un ámbito pedagógico, el proceso de enseñanza – aprendizaje

requiere una implementación de este tipo, es decir, el alumno recibe una

enseñanza, para que este mismo, lo aplique dentro de su contexto, o dentro del

contexto donde se desenvuelva, lo cual nos llevaría a decir que el alumno ha

desarrollado “competencias” sobre determinada actividad, pero esta enseñanza

no puede darse de manera global, es necesario pasar por diferentes momentos,

donde el sujeto aprendiz deberá de ser evaluado para que sea esta evaluación la

que determine el nivel de logro alcanzado en cuestión de aprendizaje por el sujeto.

De este modo, de acuerdo con Jorba y Sanmarti, la evaluación deberá de pasar

por tres momentos esenciales, “ La evaluación predictiva, también llamada evaluación

inicial o evaluación diagnóstica, la evaluación durante el proceso de aprendizaje o

formativa y la evaluación sumativa”1; donde cada momento deberá de retroalimentar

ese proceso de enseñanza aprendizaje, para que en función de los resultados

arrojados, cada docente reoriente su práctica docente y cada individuo evaluado

conozca los momentos en que ha tropezado para no volver a cometer el mismo

error.

Como ya fue descrito con anterioridad, cada momento de estas evaluaciones

juega un papel fundamental dentro del desarrollo de nuestra práctica docente,

pero esencialmente dentro del proceso de enseñanza – aprendizaje, esto

significa, que posteriormente a cada evaluación, como docentes, debemos de

reflexionar sobre nuestro desempeño y de esta manera reorientar nuestras

actividades y practicas con nuestro grupo.

La evaluación inicial, supone la puesta en marcha de elementos considerados por

el docente, que muestren en nivel de conocimientos que posee el alumno, antes

de iniciarse en determinado proceso de enseñanza aprendizaje, esto significa en 1

(Allal, 1988; Jorba y Sanmartí, J992)

un lenguaje más coloquial “saber hasta dónde conoce mi alumno y que es capaza

de hacer con ese conocimiento”. Después de este análisis, vendrá todo el proceso

que tendrá su repercusiones en un aprendizaje o en un error, cabe señalar, que

desafortunadamente los docentes siempre esperamos que nuestros alumnos

entreguen productos favorables para cada practica desarrollada, en la nueva

metodología de evaluación, es válido considerar esos errores como un “andamio”

para su siguiente experiencia, de este modo, el alumno que ha cometido un error,

tratara de no volverlo a cometer, pero ¿Qué sucede si lo vuelve a cometer?

Simplemente como docentes tendremos que seguir retroalimentando nuestra

práctica, quizá fue nuestro método o manera de enseñar la que orilló al alumno a

volver a caer en ese mismo error. De esta manera se pretende que durante cada

momento de enseñanza, evaluemos a nuestros alumnos, evaluemos sus

prácticas, sus avances, sus logros, pero también sus tropiezos, una opción más a

este tipo de evaluación, es la denomina “autoevaluación”, donde el alumnos

deberá de considerar hasta donde ha alcanzado a progresar y este se asignara un

nivel de logro para cada actividad, claro todo esto dependerá del conocimiento

que tenga sobre lo que se espera que conozca o pueda realizar, si el alumno no

sabe que se espera que logre, nunca podrá decir que se equivoco o que no logro

un aprendizaje esperado.

Finalmente y de acuerdo a las necesidades de nuestro actual sistema, nos

enfrentamos a una de las evaluaciones que por lo regular han sido consideradas

como un punto cumbre de cualquier actividad, todo mundo somos conocedores de

lo que implica presentar un examen o una prueba para poder entrar a cualquier

institución, lamentablemente nuestro sistema sigue considerando esas viejas y

anticuadas formas de evaluación que asignan a un individuo un numero o una

“calificación”;es decir califican al sujeto y le asignan una posición o un rango de

acuerdo a sus “supuestas capacidades”, preguntaríamos entonces ¿Dónde queda

la evaluación por competencias?

Para que estas situaciones no se vivan dentro de la institución educativa, referido

principalmente a la práctica docente, es necesario, considerar los elementos de la

evaluación antes planteados, así de esta manera, al llegar a asignar una

calificación, será considerando todos os elementos que el alumno puso en juego

para el desarrollo de esas competencia, y que fueron evaluadas con base a logros

que pudo alcanzar, no solo en conocimientos, sino procedimientos y actitudes

reflejadas en su desempeños.

EDGAR PEREZ VARGAS