fotografías viejas coloreadas… a veces con más empeño que atino clic
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Fotografías viejas coloreadas… a veces con más empeño que atinoclic
Salimos del muelle del Puerto de la Cruz (Postal. Mucho movimiento en el mar)
Seguimos por el paseo de San Telmo para salir de la villa
Llegamos a La Laguna. Entramos por La Milagrosa (avda. Calvo Sotelo)
Un paso por V. Tabares para contemplar la cascada del Bco. Santos y el molino
Y ya bajamos a Santa Cruz por su “flamante” autopista
Entramos por Bo. Salud para ver el edificio del manicomio provincial
Sequimos por las mimosas (hotel Quisisana)
Llegamos a Weyler por la Rambla Pulido (arriba, el Quisisana)
Conectamos con la Rambla Gral. Franco a la altura de la estatua de Fernández Ortega (el cabezón). Al fondo, La
plaza de toros.
Otra perspectiva de las ramblas
Visitamos la zona de Los Llanos donde vemos muchos niños jugando a lucha canaria
Nos encaminamos al puerto, haciendo escala en el Hospital de los Desamparados
Cuentan que dos venerados sacerdotes, el uno don Ignacio Logman, cura beneficiado de la parroquia
de Santa Cruz de Tenerife y don Rodrigo, su hermano vicario eclesiástico, emplearon su fortuna particular y parte de sus rentas en
construir el Hospital y Capilla de nuestra Señora de Los Desamparados en el sitio donde ahora se halla: pues si bien existía antes un asilo para los
pobres enfermos, éste no pasaba de nueve camasGracias a la filantrópica abnegación de estos
virtuosos sacerdotes, el Hospital civil de Santa Cruz, empezó a edificarse el 30 de Abril de 1745 y pudo dar pronto abrigo a más de treinta enfermos. El vecindario contribuyó con limosnas así como el
General Masones, y en 1756 se alcanzó del Gobierno la gracia de doce toneladas más en el
Registro de Indias, cuyos productos fueron destinados al Hospital.
El teniente general don Antonio Benavides, hijo del pueblo de La Matanza de Acentejo, contribuyó
mucho también en el ensanche de aquel establecimiento piadoso, en el cual se encerró
hasta morir el 9 de Enero de 1762.
Pasamos por la plaza de La Concepción
Y llegamos a la Plaza de España (fotografiada desde la torre).
Subimos hasta la coqueta y despoblada plaza de San Francisco
Y por la calle de su mismo nombre
Bajamos al castillo de Paso Alto (óleo S. XVIII) de camino al balneario
Había una vez… chan chan¡¡UN BALNEARIO en S/C!!
Y volvemos por la calle La Marina a La Alameda y el castillo de San Miguel (en primer plano, a la derecha. De
ahí la calle del Castillo)
El muelle en plena construcción con la perenne farola
Ya más acabadito, pero aún con su playa y sus barcas
La marquesina y la farola
Ya no hay playa, vaya, vaya.
El Emblemático correíllo La Palma (1930)
Acabamos nuestro paseo en el mar, pero mirando a la isla tras una intensa nevada en las cumbres