filosomática y parto

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En mi experiencia personal como profesional en el ejercicio de la filosomática me he centrado junto con mi pareja, ya desde antes de concebir a nuestra hija Violeta que ahora tiene dos años, en la proposición de experiencias para parejas, especialmente fututros progenitores (con la intención de serlo o ya muy cercanos al momento del parto). Las propuestas son siempre de una gran sencillez y esencialidad, invitando a explorar las posibilidades de colocación personal ante el milagro de la vida, manifestado de modo más evidente en la gestación pero siempre presente en la naturaleza, en el cuerpo de cada ser humano y en las relaciones de comunicación que se establecen entre ellos. Comenzamos sintiendo el propio cuerpo, mediante algún ejercicio de conciencia corporal o meditación, para despues compartir como nos sentimos en ese momento en nuestro cuerpo. Luego realizamo ejercicios de comunicación consciente a traves del contascto físico meditativo intercambiando roles de dador, receptor y testigo para compartir en un feedback final lo que cada uno ha descubierto de si mismo en la experiencia . En el compartir inicial tras la meditación abundaan las sensaciones de emoción por compartir, de ilusión y alegria y tambien las de miedo ante lo desconocido, ansiedad por no saber si todo saldría bien, temor a lo imprevisto. Y concretamente algunos de los hombres futuros padres, que habian decidido junto con su pareja dar a luz en su casa de forma no medicalizada, compartian su inseguridad respecto a su capacidad para acompañar durante el proceso del parto por desconocer exactamente cual es su papel o su responsabilidad, por su falta de puntos de referencia sobre como actuar cuando se iniciase el proceso y por su temor a ser un estorbo o una preocupación extra para la mujer más que una ayuda en ese momento. Algunos de ellos conocian la “teoria” respecto a estas cuestiones por las clases de preparación al parto, o por lecturas y conversaciones, pero carecian de un “saber cómo” ponerla en práctica. Ha sido, y continua siendo hoy, verdaderamente sorprendente para mi poder testimoniar como tras la jornada de experiencias compartidas, que nunca supera las seis horas,

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Page 1: Filosomática y Parto

En mi experiencia personal como profesional en el ejercicio de la filosomática me he centrado junto con mi pareja, ya desde antes de concebir a nuestra hija Violeta que ahora tiene dos años, en la proposición de experiencias para parejas, especialmente fututros progenitores (con la intención de serlo o ya muy cercanos al momento del parto).

Las propuestas son siempre de una gran sencillez y esencialidad, invitando a explorar las posibilidades de colocación personal ante el milagro de la vida, manifestado de modo más evidente en la gestación pero siempre presente en la naturaleza, en el cuerpo de cada ser humano y en las relaciones de comunicación que se establecen entre ellos.Comenzamos sintiendo el propio cuerpo, mediante algún ejercicio de conciencia corporal o meditación, para despues compartir como nos sentimos en ese momento en nuestro cuerpo. Luego realizamo ejercicios de comunicación consciente a traves del contascto físico meditativo intercambiando roles de dador, receptor y testigo para compartir en un feedback final lo que cada uno ha descubierto de si mismo en la experiencia .

En el compartir inicial tras la meditación abundaan las sensaciones de emoción por compartir, de ilusión y alegria y tambien las de miedo ante lo desconocido, ansiedad por no saber si todo saldría bien, temor a lo imprevisto. Y concretamente algunos de los hombres futuros padres, que habian decidido junto con su pareja dar a luz en su casa de forma no medicalizada, compartian su inseguridad respecto a su capacidad para acompañar durante el proceso del parto por desconocer exactamente cual es su papel o su responsabilidad, por su falta de puntos de referencia sobre como actuar cuando se iniciase el proceso y por su temor a ser un estorbo o una preocupación extra para la mujer más que una ayuda en ese momento. Algunos de ellos conocian la “teoria” respecto a estas cuestiones por las clases de preparación al parto, o por lecturas y conversaciones, pero carecian de un “saber cómo” ponerla en práctica.

Ha sido, y continua siendo hoy, verdaderamente sorprendente para mi poder testimoniar como tras la jornada de experiencias compartidas, que nunca supera las seis horas, algunos de esos mismos hombres compartian en su feedback final que “ahora entendian” cual era su lugar en el proceso, se sentian en contácto con su fuerza y capaces de acompañar en el parto a la mujer, conscientes de cómo podían coadyuvar y no interferir. Hablaban de que habían reencontrado la visión de su lugar en el proceso y su poder. Y lo “entendian” no porque les hubiesemos explicado o enseñado nada, sino porque lo habian experimentado en ellos mismos. Habian tenido la vivencia de cómo podían hacerlo, ahora sabían que si quieren pueden.

El pulso de la vida infinito y eterno se reproduce fractalicamente una y otra vez desde el macrocosmos, al microcosmos: contracción, silencio o quietud, expansión, silencio, de nuevo contracción y asi sucesiva y eternamente. Amanecer y anochecer, nacimiento y la muerte, inspiración y expiración, sistole y diastole. Igual que ante el milagro de nuestra respiración la filosomática nos invita a observar sin juzgar colocandonos en la dulce espera de lo desconocido para que pueda emerger de forma natural la inspiración, espontaneamente sin intervención del juicio ni la voluntad intelectual; del mismo modo ante el milagro del nacimiento nos pueden ayudar las vivencias que propicia la filosomática a encontrar nuestra forma de colocarnos como hombres en este lugar del observador que no juzga ni cuestiona, que no interfiere. Permitiendo asi que la naturaleza siga su curso y que emerja así lo natural, que la sabiduria del cuerpo de la

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mujer y del bebe retome su lugar, que esa mujer-cuerpo en intima colaboración y unidad con el cuerpo gestado en su interior dirijan y protagonizen el proceso del parto atravesando el camino del placer y del dolor, del extasis y el miedo, trascendiendo la propia muerte y liberando toda la energia y el poder creador de la vida en ese parto.Así pues, la práctica filosomática puede facilitar que el hombre pueda estar presente en todo este proceso tomando responsbailidad por el mismo, por su serenidad, por su enraizamiento, coadyuvando entonces al proceso como sólo él puede, dando su presencia, su centramiento como asidero que facilita a la mujer el total avandono y entrega a la vivencia del parto, a la manifestación de la vida a través de ella.

Como sucede en cada instante a cada ser humano que asi lo permite, que sin interferir con juicios, intenciones, espectativas permite que la vida se manifieste a traves de él.

También era reiterativo en el feedback final la sensación clara de que tanto para los hombres como para las propias mujeres embarazadas la presencia de otras mujeres embarazadas invitaba a que cada experiencia se convirtiera en un encuentro sagrado con uno mismo, con el otro y con el gran misterio de la vida especialmente manifestado en el milagro de un nuevo ser que se gesta en el vientre de una madre y todo lo que esto trae consigo.

Resultaba muy reconfortante asistir a los feedbacks de las futuras madres que hablaban repetidamente de paz, amor, conexión, goce y placer. Vivencias de cuidado, sosten, seguridad, placer, amor , paz, conexión, unidad que generan todo un torrente hormonal en la sangre de la madre. Información que se transmite a traves de la placenta y el cordon umbilical al feto produciendo en el una vivencia intrauterina concreta, que grabada en su memoria celular le aconpaña para toda la vida. La paz, el placer, el amor y el cuidado vivido en el vientre de la madre puede integrarse así como una experiencia, que puede influir en la totalidad de la vida de ese ser y fractalicamente en las relaciones de la triada padre/madre/ hijo y en las relaciones entre generos e intergeneracionales en el conjunto de una sociedad y de toda la humanidad.

Gracias a lo compartido en estos encuentros intuimos el gran valor que tendria incorporar prácticas de este tipo en las clases de preparación al parto así como en la formación de profesionales que atienden partos (ginecologos, comadrona, doulas).

También va creciendo nuestro anhelo de que esta forma de comunicación, desde la presencia y con conciencia del cuerpo, forme parte cada vez más de la vida cotidiana en el seno familiar como ocurre en muchas culturas ancestrales. Seguimos explorando y aprendiendo a diario acerca de todo esto: cómo reapropiarnos de la dimensión sagrada del cuerpo en nuestra relación y en la relación cotidiana con nuestra hija, conquistar momento a momento el tiempo del verdadero encuentro -sentido y profundo- y del verdadero escucharnos y tocarnos, acompañarnos y sostenernos más allá de los hábitos, las intenciones, las agendas y las prisas, las expectativas, las recetas y... ¡nos queda tanto por practicar y descubrir!

Y sobre todo prevalece el inmenso sentimiento de gratitud por la vida, y las experiencias que nos brinda, por su complejidad y su misterio que nos habita en cada instante a todos.