filosofia 9º
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LA OBRA DE ARISTÓTELES
A diferencia de lo que ocurría con Platón, de quien conservamos prácticamente
todos sus diálogos, es decir, las obras llamadas exotéricas por estar dedicadas al
gran público, y no las lecciones internas de la Academia, de Aristóteles nos han
llegado las obras escritas para uso interno del Liceo, pero no las destinadas a la
difusión de sus doctrinas entre público en general. Conservamos, en efecto,
muchas de sus obras esotéricas, es decir, lo que probablemente fueron las notas
y apuntes de las lecciones impartidas en el Liceo, destinadas a un círculo reducido
de alumnos, habiéndose perdido la práctica totalidad de las obras destinadas al
gran público, (o de las que sólo conservamos algunos fragmentos), escritas, al
igual que las de Platón, en forma de diálogo.
Por lo general se tiende a contraponer Platón y Aristóteles en cuanto al estilo
utilizado en sus obras: más fluido y literario en Platón, más tosco y abstruso en
Aristóteles. Hemos de tener en cuenta, sin embargo, que las obras que
conservamos de Aristóteles, al ser resúmenes de las lecciones impartidas en el
Liceo, no pueden presentar las características de una obra cuidada y dirigida al
gran público; pero sí encontramos esa fluidez en sus diálogos, obras de juventud
realizadas a la sombra de su maestro Platón y que no están exentas de ciertas
gracias literarias. La contraposición de estilos procede, pues, de la comparación
de obras destinadas a públicos diferentes y elaboradas con criterios pedagógicos
o literarios, también diferentes.
Además de esta distinción entre obras esotéricas y exotéricas, se suele clasificar
la obra de Aristóteles en función de los períodos en los que fue elaborada,
C O N C E P T U A L I Z A C I O N
siguiendo, por lo tanto, un orden cronológico. Dichas obras eran conocidas por los
miembros del Liceo, pero no fueron dadas a conocer al público hasta el siglo I
antes de Cristo por Andrónico de Rodas, estableciendo una clasificación que se
mantuvo posteriormente durante siglos. Los estudios realizados por los
especialistas ( W. Jaeger o P. Aubenque, entre otros) a lo largo de los siglos XIX y
XX han permitido esclarecer la evolución sufrida por el pensamiento aristotélico,
así como la correcta datación de algunos libros que fueron agrupados por
Andrónico de Rodas en la misma obra y que pertenecen a periodos distintos. De
acuerdo, pues, con esta datación cronológica, podemos clasificar las principales
obras de Aristóteles como sigue.
Clasificación de las obras de Aristóteles
Las obras de Aristóteles se suelen agrupar en función de sus contenidos, no en
función de su probable fecha de creación, dadas las dificultades que rodean su
datación exacta, e incluso la autoría de algunas de ellas. No obstante, los
estudiosos de Aristóteles, aunque con matices de mayor o menor calado, suelen
aceptar la división cronológica de su actividad filosófica en tres períodos.
1) Primer período
(368-348): la época de la permanencia en la Academia. Se caracteriza por la
aceptación de la filosofía platónica y pertenecen a él:
- "Eudemo" o "Sobre el alma" (un diálogo en el que se mantiene la teoría de
las Ideas y la inmortalidad del alma).
- "Protréptico" (carta en la que también se mantiene la teoría de las Ideas).
2) Segundo período
(348-335): desde el abandono de la Academia hasta su retorno a Atenas. En este
periodo Aristóteles comienza a apartarse de la de las tesis predominantemente
platónicas y comienza a elaborar su propio pensamiento, aun considerándose
todavía un "académico", al menos en su primera fase.
- "Sobre la filosofía" (crítica la teoría de las Ideas, al menos en su
interpretación matemática que las identifica con los números).
- "Ética a Eudemo" (se atribuye a sus años en Assos, ateniéndose aún a la
concepción platónica de la virtud. Los libros V, VI y VII son idénticos a los
de la ética a Nicómaco. Algunos estudiosos de Aristóteles la consideran
una obra que reproduce la Ética a Nicómaco, o la versiona, modificando
algunos elementos, pero con una orientación más práctica, por lo que
pertenecería al tercer período).
- "Del cielo" (Cosmología).
- "De la generación y la corrupción".
- Se atribuyen también a esta época algunos de los libros de la "Metafísica"
(W. Jaeger) y de la "Política".
3) Tercer período
(335-322): desde su retorno a Atenas, coincidiendo con su actividad en el Liceo. A
este período pertenecen la mayor parte de las obras conservadas, destacando
claramente la orientación empirista y científica de su pensamiento en
contraposición a la filosofía de Platón. A pesar de la unidad con la que se nos han
presentado por los recopiladores posteriores, las obras de Aristóteles de este
período, tal como las conocemos, son el resultado de las lecciones impartidas en
el Liceo, y fueron publicadas aisladamente como tales; sólo posteriormente se las
fue agrupando en tales obras, en un trabajo de composición quizá iniciado ya por
Aristóteles pero continuado, con seguridad, por sus discípulos en el Liceo.
Podemos clasificarlas en cinco grupos, ateniéndonos a las más significativas:
A) Lógica
- "Categorías" (Sobre los géneros supremos del ser y del decir).
- "Sobre la interpretación" (Sobre el enunciado y la proposición).
- "Primeros analíticos" (Los silogismos).
- "Analíticos posteriores" o "segundos" (La demostración científica).
- "Tópicos" (Los recursos silogísticos para solventar cualquier dificultad).
B) Metafísica
- Los libros "Metafísicos" . Componen el tratado del ser en cuanto ser, es
decir, la ontología aristotélica. Se puede acceder a la Metafísica de
Aristóteles, en traducción del gijonés Patricio de Azcárate (1800-1886) en la
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
C) Obras científicas
- "Física" (Tratado sobre la naturaleza. Análisis del cambio).
- "Meteorológicos".
- "Historias de los animales" (Zoología: un conjunto de estudios a los que
dedicó la mayor parte de su actividad y que para algunos es su obra
maestra).
- "Del movimiento de los animales".
- "De la generación de los animales".
- "Sobre el alma" (La psicología).
- "Parva naturalia" (conjunto de pequeños tratados sobre la percepción, la
memoria, el sueño, entre otros).
D) Ética y política
- "Gran moral" (Según algunos especialistas, como P. Aubenque, no sería
una obra de Aristóteles; otros, como J. Ll. Ackrill, consideran que sí).
- "Ética a Nicómaco" (Obra que contiene la doctrina ética de Aristóteles).
- "Política" (Exposición del pensamiento aristotélico sobre la organización
social y política).
- "Constituciones" (Análisis de numerosas constituciones de las polis de su
época).
E) Estética
-"Retórica" (El arte de convencer).
-"Poética" (Sobre la creación artística, obra perdida en su mayor parte).
LA CUESTIÓN DEL SER
La cuestión del Ser, ha sido tema fundamental de muchas de las más grandes e
influyentes filosofías de la historia de la humanidad, por lo tanto, no es de extrañar
que reconocidos autores como el francés Jean-Paul Sartre tocara esta
problemática y escribiera su obra L’Être et le Néant. Essai d’ontologie
phénoménologique (El ser y la nada. Ensayo de ontología fenomenológica). Y
como no mencionar el filósofo alemán Martin Heidegger con su más reconocida
obra: (Sein und Zeit) El ser y el tiempo, se preocuparan e intentaran dar luz a la
arraigada relación entre el Ser y el mundo. En este punto surge una problemática
que a su vez es el tema principal del presente trabajo, la cuestión del ser ¿debe
tomarse como pregunta? ¿O sería correctamente denominada como disciplina?
La idea principal de una antropología filosófica es básicamente hallar las
características del ser humano, teniendo en cuenta cada aspecto de la realidad
que lo rodea, lo cual, para nada quiere decir que sea la unión o combinación de
varias disciplinas, dicha antropología filosófica no debe considerarse como una
ciencia social, está mas aferrada a la disciplina filosófica, es decir, continúa con el
deber de comprender y entender al hombre más allá de los límites de las ciencias
básicas.
Uno de los más grandes errores de las ciencias razonablemente denominadas
“humanas” como la sicología --en mayor medida--, radica en el hecho de su
excesiva especialización científica, cada vez más éstas áreas de estudio dejan de
lado su objeto de investigación y pasan a preocuparse en demasía por un método
en lugar de encargarse del hombre. Las preguntas por las cuales debiera
ocuparse podrían ser, en primera instancia, por el origen del ser humano, su
proceso de aparición y asentamiento en el conjunto de la realidad, esta cuestión
puede condensarse en la pregunta:
¿Cómo surgió el hombre? El análisis del ser, debe necesariamente hacerse
dentro de las carreras sociales y humanas, por lo tanto uno de sus fines es
procurar dar respuesta a las preguntas ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde
vamos? ¿Qué es el hombre?
Puede decirse que alcanzar el conocimiento del hombre acerca de sí mismo ha
sido tal vez el objeto primario y principal de la investigación. La propia
constatación de la existencia del pensamiento filosófico constituyó el aliciente de
los filósofos para procurar un auténtico conocimiento de la esencia del hombre;
incluso como un medio de liberarse de los condicionamientos que le impone el
mundo exterior y alcanzar una verdadera libertad.
Las respuestas a las preguntas antropológicas por el ser, pueden tener una
variedad de interpretaciones dependiendo del campo o área del estudio desde el
cual se le analice, así pues, puede desarrollarse desde el aspecto complejo de la
literatura, y por qué no, dar respuesta del inicio, fin, y razón del hombre desde un
punto meramente científico, biológico, sicológico, social, etc. Pero las
interrogantes que se plantea la antropología, apuntan a determinar qué es el
hombre, qué lo diferencia de las demás entidades que existen en la realidad,
cuáles son los componentes fundamentales de su ser; no en el sentido material o
funcional físico con que pueden estudiarlo, sea la anatomía o la fisiología, sino con
referencia a lo que constituye lo más diferencial y personal de su ser, los
determinantes de su condición espiritual y racional.
Aún así, en esencia, estas preguntas no poseen la variedad o diversidad
necesaria para que puedan tener una verdadera cabida en lo que llamaríamos
disciplinas, dichas incógnitas correspondientes al hombre no tienen un verdadero
lugar allí, hecho que se refleja en el surgimiento tardío de la idea de una posible
disciplina filosófica.
Las preguntas de la antropología sobre el hombre yacen inherentes a la ocupación
filosófica, es decir, la duda del Ser por parte de la filosofía debe existir en todas y
cada una de las ciencias humanas, por lo que especializar al filósofo en los
estudios que respectan al ser humano, equivaldría a quitarle importancia a las
demás ciencias encargadas de estudiar cada aspecto concerniente al ser humano.
Por la tanto la pregunta del ser no debe superar dicho estatus, aun en nuestros
días no debe ser considerada como disciplina filosófica, dado que, podría caer en
el error de una especialización científica tan reprochado en la sicología actual.
1. ¿Cuál es la idea central del texto anterior?
2. ¿Qué es el ser? investigar el concepto para algunos de los filósofos
importantes de la historia
3. Investigar los principales aportes filosóficos de Aristóteles y preparar una
exposición al respecto
4. Investigar los conceptos de: dualismo y monismo.
5. Explicar las cuatro causas de Aristóteles
6. ¿Qué es la metafísica?
7. ¿Qué es el idealismo?
8. ¿Qué es la teleología?
ARISTÓTELES, es un filósofo griego del siglo IV
a.J que se opuso al idealismo metafísico de su
maestro Platón con la teoría hilemórfica según la cual
la esencia de los entes es inmanente a su forma y no
hay que buscarla en un mundo ideal. Coincide con su
preceptor al considerar que la ética busca la felicidad
individual mientras que el fin de la política es alcanzar
la felicidad del cuerpo político; la ética depende de la política. Sin
embargo, frente al utopismo político de Platón, Aristóteles elabora una
reflexión política posibilista basada en su concepto del hombre como
animal político.
NATURALEZA, TELEOLOGISMO Y TEORÍA HILEMÓRFICA:
La noción de naturaleza fue central en el pensamiento griego, pero la
reflexión de Aristóteles sobre la physis ha sido la más sistemática y
detallada que conservamos. Mientras que Platón centró su especulación
en las Ideas, Aristóteles la centró en la Naturaleza, por ello debemos
definir qué entendía el de Estagira por naturaleza. Para el filósofo griego
naturaleza es el principio y causa esencial del movimiento y del reposo
de una cosa; por tanto, la naturaleza ya no es entendida como materia
sino como causa del movimiento. La implicación más evidente de esta
concepción de la naturaleza es que esta no será una realidad estática
sino que el movimiento será su rasgo definitorio. Dada la importancia
que otorgaba Aristóteles al cambio y al movimiento en su teoría sobre la
naturaleza debemos estudiar su teoría del cambio.
Según la teoría hilemórfica de Aristóteles, todos los entes que vemos en
el universo están formados de materia. La materia es la masa amorfa de
la que está compuesto todo el universo, pero solo puede aparecer con
determinada forma, no existe la materia en sí misma más que como
abstracción teórica. Toda materia bruta aparece con la forma de los
cinco elementos clásicos: tierra, agua, aire, fuego (en el mundo
sublunar) y éter (en el mundo supralunar). Estos entes naturales están
sujetos a transformación.
Las cosas cambian de dos maneras. Una mesa redonda puede ser
recortada y ser cambiada a una mesa cuadrada. Este cambio no altera
al ser de la mesa, que sigue siendo una mesa, y por lo tanto es un
cambio accidental. Los cambios accidentales pueden ser de tres tipos:
de cantidad (aumento o disminución), lugar o cualidad (alteración). Otra
forma diferente de cambio es el substancial que ocurre cuando una
substancia primera es transformada en otra, por ejemplo, cuando la
mesa se transforma en cenizas.
Aristóteles se pregunta por qué las cosas pueden dejar de ser lo que son
y llegar a ser otras. Según el filósofo las cosas físicas son lo que son en
acto, por ejemplo una mesa ahora es una mesa en acto; pero además
de ser en acto las substancias son en potencia otras muchas cosas. Ser
en potencia significa que las cosas que son en acto tienen
potencialidades para llegar a ser otras cosas. Por ejemplo, una bellota
es un roble potencial.
Como existe el cambio debemos preguntarnos por las causas de este
cambio. El discípulo de Platón encuentra cuatro causas:
– La causa material: es lo que permite que un objeto físico pueda ser
cambiado en otro. Por ejemplo, la materia que da lugar a un manzano
es tanto su semilla como los nutrientes que va a tomar del subsuelo.
– La causa formal: es la esencia formal que el cambio va a producir y
sobre la que va a obrar. En el ejemplo anterior la forma, entiéndase en
sentido didáctico, sería el manzano adulto y plenamente desarrollado.
– La causa agente: es aquello que incide en la materia para producir el
cambio. En el ejemplo sería las transformaciones en el entorno que
harán que la semilla germine.
– La causa final: sería la finalidad, el objetivo final que pretende
alcanzar el cambio. La razón por la que se ha transformado una semilla
en manzano (reproducir la especie y generar más manzanas).
Desde la perspectiva de Aristóteles todo tiene un principio y una causa
de cambio que se puede identificar con la naturaleza. Esta idea de que
todo tiene un fin y que ese fin es el motor de las transformaciones que
suceden en las cosas en particular y en el universo en general se
denomina teleologismo
El primer motor inmóvil
Aristóteles formula el principio de causalidad («Todo principio tiene una causa») y
nos recuerda que no es posible una regresión indefinida
f desde los móviles a sus motores, pues si la regresión fuera en verdad indefinida
(A es movido por B, B es movido por C, C es movido por D, etcétera), entonces
nunca habría un primer motor y, por tanto, no habría llegado a haber movimiento.
Y el hecho de que hay movimiento es una evidencia que no puede ponerse en
cuestión. Por tanto, tiene que haber un primer motor origen del movimiento.
Ahora bien, para ser verdaderamente primero, este primer motor ha de
ser inmóvil (es decir, permanencia sin cambio), pues si se moviese necesitaría a
su vez un motor anterior, y volvería a comenzar la regresión.
Puesto que todo lo que tiene potencia (de cambiar, de moverse) está de hecho
sometido al cambio, ese primer motor inmóvil tiene, además, que ser actualidad
pura, sin potencias. Es decir, el primer motor inmóvil, tiene que ser plena y
enteramente lo que es, sin que quepa que pueda transformarse en otra cosa ni
pueda tender a ello; tiene que estar en plena posesión de su ser y responder
adecuadamente al significado de «sustancia» (ousía, 'presencia plena').
Y como la base de la que se sigue que los seres físicos tengan potencia (es decir,
que no sean únicamente lo que son en acto, sino lo que pueden llegar a ser al
cambiar) es la materia que constituye uno de sus principios, el motor inmóvil y
plenamente actual tiene que ser forma pura sin materia.
Y a esto es a lo que Aristóteles llama «Dios».
Notemos de paso que el «Dios» aristotélico no es creador del mundo, no
conoce el mundo (ni el movimiento) y mucho menos «se preocupa» por él. Solo
puede realizar aquella actividad para la que no es precisa la materia; a saber, el
pensamiento, y su único objeto de pensamiento es el pensamiento
mismo: pensamiento que piensa en el pensamiento.
Al delimitar de este modo el ámbito de la teología, Aristóteles señala que el primer
motor es la causa final del movimiento, que mueve todo lo que se mueve sin
moverse él mismo «como el amado mueve al amante»; es decir, como un objeto
de deseo (todo movimiento aspira al reposo).
Bien es verdad que ese reposo de plenitud que representa el dios aristotélico no le
es dado alcanzarlo a ninguna criatura física, puesto que el movimiento de
la physis no puede tener fin. Pero los seres físicos se mueven, cambian, se
esfuerzan para alcanzar algo equivalente a ese reposo permanente de la divinidad
que posee plenamente su ser.
Esta es la razón de que, en el caso del hombre, la felicidad -que solo puede
lograrse, si se logra, pocas veces en la vida y durante poco tiempo cada vez— sea
para Aristóteles la vida contemplativa; es decir, la actividad teórica, que es el
sustituto terrestre de la beatitud divina.
En un sentido filosóficamente más relevante, digamos que la teología es, para los
mortales, imposible; la ontología (la ciencia del ser en lo que tiene de actual, de
estable, de cognoscible) es el sustituto, siempre en trance de construcción y
reconstrucción, de una ciencia imposible para quienes habitan el mundo.
RESPONDE: ¿Qué es el moto inmovil para Aristóteles?