fanzine ¡vaya mierda! marzo 2016

8/19/2019 Fanzine ¡Vaya Mierda! Marzo 2016

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M V ! Cita del mes: «««Matas una araña y eres un héroe. Matas una mariposa colorida y eres un monstruo. La moralsigue criterios estéticos»»».

M V ! M V !

www.vayamierdafanzine.es

Publicación universalMarzo 2016

Reducto marginal deíndole bucocalcárica

Vaya Mierda! !

Fanzine

Nabey


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Neurona

Editorial

Paritorio

Ajos´ Revolt

El vitriolo de Méliès y boli Bic

Neurona cachonda

Temática

Manola Mental

La sandez

Sumario1

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3y4

5y6

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8y9

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Editorial M V ! M V !

M V !Envíe sus colaboraciones a

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Han intervenido:

• Dirección, articulista y dibujante cutrísimo: David Juan• Ilustradora y diseñadora gráca: Débora Aguelo

• Ilustrador y diseñador gráco underground:Iñaki Goñi• Diseño y programación web: Diego Muñoz

Articulistas:

• Alfonso Barcelona

• David Gazo• Susana Portero• Patry Torres• Sergio Borao

¿La mediocridad humana es lacausante de que cuatro perso-nas gobiernen el mundo?

¿El liberalismo económicosuele descontrolarse para quecuatro empresas compren lasdemás y gobiernen el devenirpolítico?

¿Existe una mediocridad pro-gramada para que el sistemasiga adelante? En caso de unarespuesta armativa, ¿se pue-de mejorar/cambiar dicho siste-ma?

¿El ser humano es principal-mente esclavo de algo llamado«nómina»?

Éstas son algunas preguntasque me vienen a la mente y

que tomo nota para plasmar-las en una editorial vayamierdilcon el n de compartirlas conlos inteligentes lectores de estefanzine. Os animo a reexionarsobre ellas, opinar y compartirvuestros pensares a través denuestra web o página de Fa-cebook. Cuantas más mentesútiles, mayor riqueza de conte-nidos.

También ha eyaculado mi cir-cuito neuronal alguna que otrareexión. Por ejemplo, el estarpor encima de la media medio-cre humana, no siempre con-lleva a tener éxito en la vida oganar mucho dinero. Se dancircunstancias en las que aúndisponiendo de una congura-ción mental más rica, exista una

inadaptación al sistema esta-blecido, quedando el individuoen cuestión aislado y por con-siguiente con serios problemaspara adaptarse a lo que resumecasi todo en el comportamientohumano, «la vida humana esvender para poder comprar». Siuno no vende, o venden por él,o muere.

Y para culminar este brevetexto, creo que en un futuro, laenseñanza mínima obligatoriaserá muy superior. Es decir, loque antes era el graduado es-colar, se convertirá en un gradocon 2 másteres.

Imprime:

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Paritorio M V ! M V !

Neurona

chiste adaptado


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M V ! M V !

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Multitud de eyaculaciones neuronalesa granel

«(En palés)»

Ajos´revoltBifurcaciones en el camino

No creo en el destino. Mediantemis decisiones soy dueño de mifuturo, al igual que lo soy del pre-sente en el que vivo y de mi pa-sado.

La vida es, al n y al cabo, un largorecorrido en el que se presentaninnumerables bifurcaciones y unúnico camino. Pero ese caminono es algo predestinado, sino una

consecuencia materializada delas elecciones tomadas. A diario,desde que nos levantamos has-ta que nos acostamos, tomamosmiles de decisiones que, en supráctica totalidad, no advertimosen el momento. Cualquier accióntomada, cualquier acción no toma-da, son el resultado del análisisque hemos realizado consciente oinconscientemente y de la opción

que hemos considerado preferiblecon esa información.

Por ello, no me arrepiento de nadade lo que he hecho a lo largo demi todavía no larga vida. He hechodaño y también he ofrecido con-suelo. He cometido aciertos y erro-res. Pero no siento arrepentimientopor ninguna acción por pura res-ponsabilidad, porque todas ellasfueron fruto de lo que consideré

oportuno en cada momento. Porsupuesto, me avergüenzo de mu-chos de mis actos, y también re-conozco y lamento las múltiplesequivocaciones que he cometidoademás de las que seguro quecometeré. Si pudiera volver al pa-

sado muy probablemente actua-

ría de una forma distinta. Pero ahíes donde están la trampa y la pa-radoja: Conociendo informaciónfutura todo parece más fácil, perotambién es diferente. «Yo» no se-ría «yo».

Vienen a mi mente algunas bi-furcaciones en mi camino quemarcaron claramente el rumbode mi vida. Algunas fueron clarasy evidentes, como cuando tuve

que decidir en qué ciudad estu-diar la primera carrera. Otras, porel contrario, fueron construyendomi futuro de una forma silencio-sa y encubierta hasta que una seconstituyó en desencadenante.Por ejemplo, recuerdo un con-cierto a partir del cual cambiómi forma de activismo en la vida(concretamente, pasar de la inac-ción a la acción). Allí no hice nada

más que disfrutar de la música yel ambiente, pero ocurrió algo quehizo que diera un paso una sema-na después, y un segundo y de-nitivo días más adelante. La basey la naturaleza de la inquietud yalas tenía anteriormente, pero creoque ir a ese concierto fue lo quemarcó la diferencia entre comen-zar en ese momento o, por ejem-plo, hacerlo dos años más tarde.

Es por eso mismo por lo que meencanta mirar hacia atrás y con-templar desde una perspectivaajena lo que es mi vida y cómo lahe ido diseñando. También apro-vecho para fantasear como sólola imaginación permite sobre qué

habría sucedido si hubiese actua-

do de otra forma allí donde pareceque había alternativas mejores.Luego la cabeza se me va deltodo y pienso que, si la teoría deuniversos múltiples es cierta, otro«yo» puede haberlas escogido yestar imaginando qué habría sidode su vida si «él» hubiese hecholo mismo que yo.

El resultado es que hagamos loque hagamos, siempre es tentador

pensar que habría sido mejor ha-ber actuado de otra forma. Eso ensí es algo bueno, ya que permite laautocrítica constructiva y consoli-dar el crecimiento como persona.No obstante, también conlleva elriesgo de que nos impida vivir elpresente arrepintiéndonos cons-tantemente del pasado.

Casi nunca elegimos la mano decartas que nos toca, pero nosotrossomos quienes las jugamos. Notengo miedo a cambiar mi futuro,así como abrazo el pasado queinexorablemente forma parte demí.

Teletubi


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Ajos´revoltLa extraña

Después de tantos meses, el pa-seo vespertino era una rutina más,un invariable deambular por lascalles del barrio y los parques cer-canos.

La costumbre traza itinerarios. Así,aunque uno se dejase ir al azar, lospropios pasos se amoldaban a lamonotonía grisácea de las acerasy conducían siempre a los mismosdestinos, a idénticos regresos.

Salvo esporádicos encuentros conalgún vecino o intrascendentesconversaciones accidentales, nun-ca sucedía nada.

Pero esa tarde de martes —lo mis-mo podría haber sido viernes odomingo; así de plano era mi ho-rizonte por esa época— hubo uncambio.

Como tantos otros días a lo largodel tedioso e inacabable periodo

de convalecencia, yo había sali-do a caminar por el barrio. Ya devuelta, intentaba introducir la llaveen la puerta para entrar en el viejoedicio donde vivía, cuando vi ala chica. Algo en ella me llamó laatención, y por eso me quedé mi-rándola, con cierta curiosidad.

Cuando llegó a mi lado, se quedóallí parada, como esperando queterminase de abrir de una vez lapuerta para poder entrar en el pa-

tio. Así lo hice, invitándola con ungesto a franquear el umbral, cosaque hizo con bastante celeridad ysin el mínimo sonido, como si es-tuviese formada de brumas o de laintangible esencia de los sueños.Luego, se demoró un poco juntoa los buzones, aunque sin abrirninguno de ellos. Por un momen-to, pensé que tal vez fuese unarepartidora de publicidad, aunquedeseché tal idea al observar queno llevaba un solo papel en las

manos.Pasé junto a ella, musitando unsordo «hasta luego» que no reci-bió respuesta (cosa harto comúnen este inicio del XXI) y comencé

a subir los cuarenta y ocho escalo-nes que me separaban de mi casa,de la temible e inquebrantable so-ledad tan arduamente edicada alo largo de los últimos diez años.

No tardé en percibir sus pasos le-ves, indecisos, a mi espalda. Cadavez más convencido de que ella nopertenecía al edicio, temí que mehubiese venido siguiendo, que tra-tase de robarme (unos días atrásle había sucedido algo así a una

vecina del segundo) pero ese pen-samiento me resultó absurdo. Lachica era delgada y no muy alta.Calculé que no pesaría más decincuenta o cincuenta y cinco ki-los. Resultaba difícil pensar en ellaempuñando una navaja o una je-ringuilla.

Deseché tal visión y seguí subien-do con lentitud, con esa lentitudque da el cansancio, ese cansan-cio nacido de la repetición innita

de los actos cotidianos. Cuandopor n llegué junto a la puerta demi casa, ella también se detuvo,detrás de mí, a menos de un me-tro de distancia, mirando al suelo yen silencio.

Me sentí incómodo. No sabía simeter la llave en la cerradura odar media vuelta y bajar de nue-vo los cuarenta y ocho escalones;o quizá encararme con ella y pre-guntarle por el signicado de su

persecución o de su estancia allí.Ninguna opción me satiszo. Teníala certeza de errar, independiente-mente de lo que nalmente deci-diese hacer.

Muy despacio, esperando que fue-se ella quien se viese obligada atomar una u otra decisión, metí lamano en el bolsillo del pantalón ydemoré unos segundos innitosen encontrar el llavero. Luego, conuna casi ceremoniosa parsimonia,seleccioné la llave indicada y la in-troduje en la cerradura, girándolados veces y abriendo nalmentela puerta, sin prisa, con aparentecalma (pero mis entrañas eran uncampo de batalla, un entrechocar

de sensaciones contrapuestas sinsolución posible).

Cuando ya estaba en el interior demi vivienda, me giré un poco paracomprobar su reacción. Seguíaallí, al otro lado del umbral, inmóvil,mirándome con esos ojos verdes,profundos, como esperando unainvitación (me recordó, no sé porqué, esas historias de vampiros, enlas que el vampiro no puede entraren una casa sin el correspondiente

permiso del que la habita).Mas su mirada no albergaba unruego, ni una pregunta. Nada. Susojos eran un remanso de aguastranquilas. Como si su presenciaallí afuera, justo al otro lado de lapuerta, fuese lo más natural delmundo.

Imposible precisar el tiempo queduró esa escena. Yo la miraba, in-terrogándola con los ojos, sin ce-sar de hacer difíciles conjeturasacerca de sus motivos, esperandoque dijese algo, tratando de con-vencerme de la conveniencia decerrar la puerta y dejarla allí consu insoportable silencio y su cortamelena rubia y el misterio abisalde sus pupilas que no cesaban demirarme. Ella sólo aguardaba ungesto.

Lo malo de tomar decisiones esque siempre hay que elegir un ca-mino y desechar todos los demás.Uno nunca sabe qué hubiera pa-sado de haber hecho otra cosa.Resulta frustrante la sospecha dehaber elegido la peor opción. Poreso, no cerré la puerta, pero tam-poco la invité a pasar. Di mediavuelta, me adentré en el recibidory dejé que fuese ella quien se vie-se obligada a decidir.

No dudó ni un instante. De reojo,comprobé que, desde el interior,cerraba tras de sí con mucha deli-

cadeza, como tratando de evitar elmínimo ruido. Sonreí.

Sergio Borao


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V a y a M i e r d a ! F a nz i n e !

El vitriolo de MélièsVer, oír y callar.

Para sorpresa de todos vosotros, en este número no voy a torturaros con ningún laberinto mental cinema-tográco. Vuestra cabeza ya ha sufrido bastante como para martirizarla más este mes.

Esto no signica que vaya a ser benévola esta vez y os haga un pequeño análisis de Zoolander o Atrapa labandera, no. En este caso, quiero atacar otra parte de vuestro ser que utilizáis aún menos que la cabeza.Con la película que os traigo, pretendo poner a prueba lo poco que os queda de corazón y, poniéndonosespirituales, incomodar el trocito de alma que aún no habéis vendido.

El club del cineasta chileno Pablo Larraín nos introduce la compleja rutina de cuatro curas exiliados en unacasa que denominan “de retiro espiritual” donde se ven obligados a vivir el resto de sus días para purgarsede los pecados cometidos durante su sacerdocio. Vigilados bajo la maternal mirada de la hermana Mónica,

intentan sobrevivir en este aburrido y kantiano limbo al que han sido desterrados. La paz y tranquilidad queintentaban mantener en esas cuatro paredes se quiebran tras la entrada de un quinto cura, cuyo “desliz”pondrá en peligro la integridad de todos los penitentes.

Larraín canta la cruda historia sobre los abusos sexuales perpetuados por curas y religiosos, un estribilloque todos conocemos y que nos produce rechazo tararear. Aunque la pederastia es el conicto principal dela película, el chileno profundiza de una forma plausible en esa necesidad de purgación que tiene el hom-bre, ya sea ateo o religioso, esa lista del karma que nos pesa y que, a no ser que se nos haya concedido eldon de no tener conciencia, nos sentimos obligados a solucionar “por si acaso”.

A través de los protagonistas del lm, el director se atreve a plantear polémicas cuestiones que todavíala sociedad se prohíbe comentar. Uno de los curas, el padre Vidal, construido e interpretado por Alfonso

Castro de manera impecable, se autodenomina como “el rey de la represión”. Se atribuye a sí mismo ese“mérito” por saberse pedólo y controlar sus impulsos para no dañar a los inconscientes monaguillos. Esincuestionable que la pederastia es un crimen y destroza para siempre las vidas de niños abocados a losantidepresivos y tranquilizantes hasta que mueran. Ahora, ¿qué es la pedolia? ¿Es una condición sexualo una enfermedad? En el caso de que sea una enfermedad, un trastorno mental, ¿hay alguna soluciónmédica que no sea el electroshock para curarles?

Os recomiendo innitamente que veáis esta obra, pero cuidado, hiere la sensibilidad y os dará bastante quepensar. Lo siento, pero si no, no estaría aquí.

Patry Torres


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M V ! M V ! Vaya Mierda!

Fanzine

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M V ! M V !El boli bic chiste adaptado

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Neurona cachonda

Susana Portero

La vida o sobre la mierda subli-

me

Todo comienza en una esta.

Me encontraba en un cumplea-ños cuando dos de las personasque también estaban allí, invitadascomo yo, con ese mismo estatus,se reían entre dientes mientrasmiraban sus respectivos móvilesy comentaban algo por lo bajini.Y claro, como la curiosidad es así,

les pregunté que por qué se reían.Y hablaron de mandarse fotos decacas. De las suyas. Como proe-zas orgánicas sin igual. De he-cho tenían –tienen- un grupo dewhatsapp dedicado al tema: man-darse fotografías en tiempo real deaquellas cacas que por tamaño oforma resultan sublimes (no dije-ron “sublimes” pero creo que al -nal se trata de eso, de contemplar

la belleza en todas sus formas ycontextos).

Aquello me pareció extraño, asque-roso e interesante a partes iguales,como la vida. Y quise saber más.Unas horas más tarde (momentoashforward), hablando con unamigo, le comenté el tema: haygente que se manda fotos de susexcrementos, tío (yo no digo “tío”pero queda más registro coloquial,más realista, me gusta). Mi susodi-cho amigo en lugar de sorprender-se me dijo que ya lo sabía, que unamigo suyo lo hacía también, que

le escribiera. La investigación em-pezaba a expandirse.Bien.

Así pues, quise indagar más en eltema, y hablé con el amigo de miamigo por una red social, le pre-gunté sobre la cuestión, y me con-tó:

“Le hago fotos a cacas que me pa-recen bonitas, graciosas o excesi-vamente desagradables.Y a cacasde perros también hago fotos. Osi el hecho de cagar es una haza-ña (en un sitio peligroso) también.Pero no las mando. Me las quedoyo. Y luego a según qué colegasse lo cuento y se las enseño por-que creo que les hará gracia quesea tan tonto. Pero creo que debehaber unshitagram. Lo sé porqueme hubiera gustado inventarlo yalguien me dijo que ya existía.”

Los matices se amplían, puestoque no hay dos personas iguales,como no hay dos cacas iguales.Esto es así. Se añaden nuevosdatos, como el hecho de hacer fo-tos de cacas de perros, y el factorriesgo al realizar capturas de lahazaña que supone defecar en unsitio peligroso.

Siguiendo la nueva pesquisa queme lanza esta nueva información

busco “shitagram” en el buscadorde cabecera y al no encontrarlopongo el hashtag #shitagram eninstagramy me encuentro con unagran variedad de fotos, aunque es-

peraba un mayor número: 583 pu-blicaciones etiquetadas.

Entre estas 583 capturas vemosfotos de pizzas, de personas conuna mascarilla facial con una tex-tura sospechosa, postres con pin-ta poco apetecible, seles, memes,tazas de váter, pantalones baja-dos, collages hechos con paint,paisajes bonitos, fotos desenfoca-das de gintonics, azulejos, vacas,

una botella de cerveza llena decáscaras de pistacho (WTF). Dejode rastrear cuando veo a una chi-ca poniendo morritos.

Seguiremos informando.


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Temática M V ! M V !

el humor

Teletubi

Humor inteligenteVaya forma pedante de denir un tipo de humor como «humor inteligente». Si no te gusta o no lo entiendes,¿qué característica mental preeres aplicarte?: ¿el de la «tontunez» suprema o el de la esencia de la «so -sez»?

Obviando la soberbia y falta de tacto por el empleo ese nombre, creo que se podrían englobar dentro de estetipo de humor aquellas expresiones, situaciones y conversaciones que tengan, como mínimo, una doble otriple lectura. En ese caso tendrían cabida la ironía, la mordacidad y la dialéctica absurda.

Entonces, por un lado estaría el humor que hace gracia de un modo instantáneo y por otro lado el que requie-re una interpretación posterior, la cual generalmente es inmediata, pero no instantánea.

Al igual que con el humor instantáneo puede no llegar a hacer gracia, al no ajustarse a los gustos del sujetoreceptor de la risa; puede ocurrir lo mismo con el humor de interpretación si el resultado de la interpretaciónno parece coherente o sencillamente no interesa.

En el cine me gustan las películas que se auto-refuerzan en los diálogos, generalmente mediante conversa-ciones saturadas de mordacidad o conceptos absurdos. Es por ello que me encantan las obras de QuentinTarantino, Woody Allen, o Monty Python pese a que sus temáticas generales sean muy diferentes.

Vuelvo de las ramas. ¿Es más satisfactorio reírse por un doble sentido o un sarcasmo que, por ejemplo, veruna caída tonta? Solamente si los primeros encajan mejor con tu personalidad y gustos. En mi caso sí, perouna de las bellezas de la especie humana es su diversidad, por lo que no puede esgrimirse por ello mayor omenor inteligencia. Salvo en el caso de que se emplee a Belén Esteban como baremo de medida, pero eso

es jugar con ventaja.¿Es más «inteligente» un chiste que necesita ser traducido o explicado sobre uno que no? Probablemente no,ya que la «inteligencia» residiría más en simplicar la complejidad de un doble sentido que en regodearse dela misma. Que no sea simple pero sí accesible, ya que cuanto más tiempo se requiera para interpretar másriesgo hay de que el cerebro pierda el hilo.

En resumen, reíros como y de lo que os dé la [censurado] gana.


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M V ! M V !Temática

Nolfy

el humor

“El destino al parecer, no estácarente de cierta ironía”

Morfeo, The Matrix (Hermanos

Wachowski, 1999)

El humor es ese mejunje emocio-nal que los humanos tenemos y elresto de la creación no. Es un sen-timiento que desarrolla más com-plejamente y añade a actitudesprimarias ya existentes en los mo-nos: hay especies de simios queejercen su sumisión o dominacióna través de la risa. Un mono do-minante no reirá nunca mientrasotros literalmente le ríen las gra-cias. Hoy día en el mundo se lessiguen riendo las gracias a mu-chos jefes en el ambiente laboral.Pero en cambio con mis amigos yosi quiero les río las gracias, y si nome hacen gracia, me río de ellosy les digo que son muy gilipollas.

Y me quedo muy ancho. Y no mesiento más o menos que nadie,oiga, ni cuando me río ni cuandono.

Es curioso también porque hemosinventado como especie muchostipos de “humores”. Mucha gentelos ha analizado ya, pero lo haréyo de nuevo. Porque yo lo valgo.De hecho, solamente analizaré al-

gunos. El humor primitivo y bruto,que hace mofa y befa de muchascosas que realmente pensándo-lo con frialdad no tienen especialgracia ya que son sonidos o cir-cunstancias producidas por el fun-cionamiento siológico del orga-nismo, como eructos, pedos y todotipo de atulencias o imitacionessonoras a atulencias realizadascon diferentes partes del cuerpo.Podríamos incluir el escatológico,guarro o llámalo como quieras, yovi una vez a uno de los Jackass

hacer un báter en la montaña connieve, esperar a que se helasebien y luego cagar dentro helándo-sele el trasero, dejando constanciacon unos buenos primeros planosde su generosa deposición fecal ysus rojas posaderas. Chico, yo nopodía parar de reír.

Luego está el humor verde, o loschistes verdes. Creo que han pasa-do de moda porque ahora mismo

tenemos tal sobreexposición desexo que ya hasta nos aburre. En-tra en internet y aunque busquesen el buscador cualquier cosacultural que puedas imaginarte, tesaldrán mujeres atractivas en po-rretas. Igual no directamente, sinoen anuncios en el margen. Matri-monios chollo con rusas especta-culares, complacientes y solitarias.Amas de casa aburridas y sos-

pechosamente cachondas cuyoatractivo ha pasado por mejoresépocas pero que sin embargo estodavía evidente. Y son solamentedos ejemplos. Estamos tan bom-bardeados que ya nos satura, yno existe algo menos gracioso quealgo aburrido.

El humor inteligente. Ja, ja, ja. Quérisa me da. ¿Qué es esa memezdel humor inteligente? Es más in-

teligente una postilla de GrouchoMarx o tiene más injundia un diá-logo mundanamente absurdo enuna película de Tarantino? La clavecreo yo es que entiendas el chistey puedas reírte un rato. Tengo estaamiga que se queda como bobamirando la pantalla mientras todoel mundo ríe y te mira como quienha visto un elefante fumar puros yte dice “no lo entiendo”. Eso sí es

una putada.

¿Y el humor negro? Se podría de-

cir que es una especialización oconcreción del humor inteligente.Meditándolo un poco es una formade trivializar situaciones o temasque en realidad para el ser huma-no tienen una gran trascendencia,como la muerte o los asesinatos,mediante la sátira o la ridiculiza-ción de los mismos.

En el fondo es todo un poco ab-

surdo por naturaleza. Quiero decirque somos, creo, los únicos seressobre el planeta que utilizan esterecurso, y al margen de las teoríaspsicológicas sobre el origen delmismo creo que su explicación esbastante sencilla ya que al ser losúnicos seres racionales del plane-ta nuestra propia inteligencia noscoloca ante problemas o tesiturasexistencialistas muy profundas. El

humor es un recurso para de al-guna forma, quitarles importanciay hacerlos más llevaderos. Así demajos somos.


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Manola mental M V ! M V !

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La sandez

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