falsos mitos, viejos héroes - mirta lovato - hilda sábato

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  • 8/3/2019 Falsos mitos, viejos hroes - Mirta Lovato - Hilda Sbato

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    IDEAS: CRITICAFalsos mitos y viejos hroes

    Las historiadoras Hilda Sabato y Mirta Lobato analizan los programas de divulgacin querealizaron Mario Pergolini y Felipe Pigna en Canal 13. Aqu concluyen: "Un productoreaccionario que desalienta la reflexin".

    Clarin 31.12.05

    HILDA SABATO Y MIRTA Z. LOBATO.

    Vivimos rodeados de mentiras": dice Mario Pergolini a poco de iniciarse el primer captulo del

    programa especialAlgo habrn hecho por la historia argentina, que fue emitido por Canal 13.Junto a Pergolini, Felipe Pigna asumi el papel de quien habra de revelar las verdades que, segnse desprende del dilogo, nos han sido hasta ahora ocultadas o escatimadas a los argentinos. A lolargo de cuatro emisiones, Pergolini y Pigna dialogaron sobre el pasado, comenzando por lasinvasiones inglesas de 1806 y 1807, para terminar (aunque prometen una nueva serie) a mediadosdel siglo XIX, con la cada de Rosas y la muerte de San Martn en Francia.

    El programa constituye una novedad para la televisin abierta local, pues aunque la prctica decontar la historia utilizando medios audiovisuales no es nueva, hasta ahora no habamos tenido unaproduccin de esta envergadura que es bastante frecuente en otros pases. Por ello y por surepercusin meditica, ofrece una oportunidad para discutir no slo sobre nuestro pasado sino

    sobre cmo se narra aqu la historia. Qu historia nos cuenta este programa y cmo la cuenta? Dela mano del maestro Pigna y el alumno PergoliniAlgo habrn hecho hace un recorridocronolgico y estructura un relato en torno de algunos ejes:

    * La historia tal como se ha contado hasta ahora es una tergiversacin de la verdad, que esteprograma se propone develar.

    * Nada ha cambiado en nuestra historia por lo que nuestro presente puede leerse directamente apartir del pasado y viceversa. "La Argentina es siempre la Argentina" dice, hacia el final, el alumnodespus de aprender lo que le ha enseado su maestro. Por lo tanto, todo lo ocurrido se interpretaen clave del presente.

    * Esa historia es la de la lucha entre los buenos y los malos. Los protagonistas son los grandesnombres: los buenos son los hroes o patriotas, que son virtuosos sin matices ni atenuantes a lolargo de todas sus vidas (con San Martn a la cabeza) y los malos son "los de siempre" y sedistinguen por ser enteramente corruptos y traidores. El pasado se reduce a una sucesin dehechos (no muy diferente de las efemrides escolares) que se identifican con las acciones de esoshombres importantes que definen el destino argentino. Hoy como ayer, el mal siempre triunfasobre el bien, pero los buenos insisten y la historia vuelve a empezar.

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    * Tambin hay un "pueblo", que aparece mencionado aqu y all, siempre de manera genrica (elpueblo es uno y homogneo) y del lado de los buenos.

    * La Argentina existe desde siempre: se habla de la nacin, del estado nacional y de los argentinoscomo entidades eternas.

    Con estos ejes no muy novedosos, el programa propone un formato innovador. Maestro y alumnovan hacia el pasado, y mientras dialogan, hablan con los personajes y se identifican con sustemores y ansiedades. Las escenas combinan cuadros del presente (Pigna y Pergolini en Londres,Pars, Rosario, la campaa de Buenos Aires) con otras que ficcionalizan algunos hechos narrados(batallas, asambleas, fusilamientos) siempre con los grandes personajes en primer plano y con laocasional intrusin de Pigna y Pergolini como observadores participantes. Hay un importantedespliegue de mapas, croquis y dibujos; en cambio, es muy escaso el uso de material documental apesar de su existencia y disponibilidad.

    As, esta propuesta tiene limitaciones importantes. El guin prescinde de algunos de los elementosclave de un relato cinematogrfico, tales como la consistencia y el crescendo narrativo. Aqu, lascartas estn echadas desde el primer cuadro; todo el resto es una mera confirmacin de lo quesabemos de antemano.

    Los interrogantes son slo retricos, pues la respuesta ya se conoce. Por caso: frente a lassucesivas campaas militares encabezadas por Manuel Belgrano, Pergolini es categrico: "A estaaltura ya no tenemos dudas: en Buenos Aires a Belgrano lo odiaban" sin preguntarse quin, porqu, ni cmo un hombre como l encaraba y aceptaba sin ms esos destinos, a lo que Pignaresponde: "No te quepa duda". Dudas es lo que no hay en este relato; esa ausencia achata eldilogo y simplifica la historia.

    El acartonamiento de la conversacin en que el maestro recita largos prrafos a un alumno querepite, acota, y "aprende" las lecciones de la historia se acompaa con su opuesto: los guiosconstantes, cmplices y prejuiciosos entre los dos amigos, que a su vez extienden a lostelevidentes. Por ejemplo, cuando aparece la caricaturesca figura de un militar brasileoamenazando con la guerra (all por 1826), Pergolini espeta "Qu dice el brasuca?"

    Las puestas en escena de eventos especficos abundan en detalles inverosmiles, como los cuadrosde batalla con soldados impecablemente vestidos, el parlamento de Castelli ante el fusilamiento deLiniers, el capitn del barco envenenando a Moreno (presentado como verdad indiscutible, cuyaspruebas claro no existen), o la grotesca dramatizacin del cabildo abierto del 22 de mayo. Elmaterial de archivo, el despliegue grfico y las escenas ficcionalizadas no cumplen otro papel queilustrar las palabras. Son como estampitas destinadas a meter por los ojos lo que ya se estdiciendo en el dilogo. Si estos son los problemas de un formato que prometa otra cosa, los quepresenta a la interpretacin histrica son an ms serios.

    Uno. El programa reitera y refuerza las visiones ms patrioteras de la historia argentina. Retomalas figuras de los hroes ms rancios del panten nacional y las versiones ms esencialistas de lanacionalidad argentina. Como en las tradicionales historietas de Billiken, se comienza con las

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    invasiones inglesas, que sirven para denostar a los ingleses (de all en ms sern villanos de lapelcula), para mostrar desde la primera escena al primero de los corruptos (Sobremonte, en unaescena desopilante por lo inverosmil) y para hablar ya de los buenos por venir, sobre todoBelgrano. Esta figura aparece en el primer plano de la historia de la revolucin, cuyo tratamiento esrplica de los relatos escolares, con los "patriotas" a la cabeza. Todas las incertidumbres yturbulencias de la poca revolucionaria quedan subsumidas en un cuentito ejemplar.

    En un segundo momento, cuando "la Argentina pareca un sueo a punto de morir un hombreavanzaba en silencio" para enfrentar "al imperio, a la traicin y a su propio destino de hroe":San Martn. El tratamiento de su figura recorre varios programas, pero desde la primera escenaresulta indiscutible: estamos frente al virtuoso total. No hay, sin embargo, explicacin ointerrogante alguno acerca del porqu de su virtud y sus benficas acciones (los hroes no seexplican: SON). Slo sabemos que l luchaba y luchaba, mientras sus enemigos acrrimosbuscaban su destruccin. Aqu, un nuevo villano ocupa la escena: "Buenos Aires", antes cuna de larevolucin pero de pronto nido de todos los males y los malos.

    La contrafigura ms importante de San Martn es Bernardino Rivadavia. Sus iniciativas de cambioson ridiculizadas como "cabalgata modernizadora que no se detiene ante nada" y mientras enpantalla se enumeran sin comentarios sus obras (la creacin de la UBA, el Museo HistricoNacional, la Caja de Ahorro, entre muchas otras) por otro lado se lo sindica como corrupto ycoimero, pero de nuevo no hay intentos por explicar ni al personaje ni a su poca. Lo que siguees ms de lo mismo: Lavalle es malo/tonto, Dorrego es buensimo, Rosas es astuto y cruel, peroest con la soberana nacional, y hasta se vuelve sobre la ya remanida (y demolida) imagen de "laanarqua" de los aos 20. Una historia maniquea, sin matices y que poco innova sobre esa historia"oficial" que pretende cuestionar.

    Dos. El programa remite a una forma muy tradicional de escribir la historia.Algo habrnhecho se acerca al pasado ignorando toda la historiografa de los ltimos cincuenta aos. No hayningn intento por analizar procesos ni estructuras. Los hechos se suceden por obra y gracia dehroes y antihroes. En segundo lugar, no se atiende a ninguna de las dimensiones del pasado quehoy constituyen la materia principal de los historiadores en todo el mundo: lo social, la economa, lavida poltica, el mundo de las representaciones y la cultura. Si de vez en cuando se introducealguna mencin que supone una referencia a un actor social o poltico ("la oligarqua", "el pueblo","los caudillos", "los estancieros"), no se hace ningn esfuerzo por ubicarlos en el tiempo, describirsus caractersticas o analizar sus transformaciones. Y no es que la historiografa argentina carezcade estudios sobre esos temas: los hay, de diversas orientaciones, y podran haber servido paraintroducir una visin menos estereotipada de nuestro pasado.

    En tercer lugar, en esta visin la historia es cosa de hombres. No slo las mujeres no aparecencomo protagonistas, sino que las referencias a ellas son a la vez prejuiciosas ("Qu bagarto!" dicePergolini frente a la imagen de una mujer que no conoce; "No, par lo instruye Pigna que saes Encarnacin Ezcurra, la mujer de Rosas") y equivocadas. As, de las tertulias se dice que servan"para que las familias engancharan a sus hijas con algn doctor o militar soltero", mientras que losvarones participaban como verdaderos hombres de las tertulias revolucionarias. Se ignora todolo escrito sobre esas formas de sociabilidad donde la mujer cumpla importantes roles.

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    Tres. Para acomodar la realidad a su versin del pasado, el programa incluye omisiones, errores,anacronismos y tergiversaciones sobre hechos que son conocidos y han sido largamenteanalizados. Apenas algunos ejemplos: el rol revolucionario de Saavedra y de las milicias que lcomandaba queda totalmente desdibujado, pues entrara en contradiccin con su imagen deantihroe (frente a Moreno); se tergiversa el lugar de Gran Bretaa en las guerras deindependencia (slo se habla de presiones que habra ejercido ese pas contra la "voluntadindependentista" y no de las conocidas actuaciones en sentido inverso); se reducen los conflictosentre unitarios y federales a la disputa por las rentas de aduana; se distorsiona la historia delsufragio, pues al presentar ese tema para la coyuntura de 1820/21 y el ministerio de Rivadavia "el malo" se omite toda referencia concreta a la ley de 1821 que estableci el voto activo paratodos los varones adultos libres; en cambio se pasan dos imgenes: la primera refiere a un discursopronunciado por Dorrego "el bueno" cinco aos ms tarde y la segunda teatraliza una escenade comicios inverosmil segn los estudios actuales sobre elecciones.

    Cuatro. El programa aplana el pasado, lo simplifica y lo equipara al presente, sin preguntarse porlas diferencias y cambios que atraves la sociedad argentina en dos siglos. Para subrayar lascontinuidades y mostrar que todo es lo mismo, utiliza un recurso de manera reiterada: en el relatodel siglo XIX inserta imgenes del pasado reciente para forzar as la identificacin entre aquellahistoria y los traumticos sucesos de los ltimos treinta aos. Cuando el cadver de Moreno esarrojado al agua (como se hizo durante siglos con todos los muertos en alta mar), Pergolini y Pignareflexionan en la costanera del Ro de la Plata y una voz en off acota: "Era el comienzo de unaoscura tradicin argentina", refirindose a la prctica criminal de la ltima dictadura militar, dearrojar a ese ro los cuerpos de detenidos-desaparecidos. Cuando se menciona el 24 de marzocomo fecha de inicio del Congreso de Tucumn, se da este intercambio:

    Pergolini: Un 24 de marzo!

    Pigna: Pero por aquel entonces esa fecha no tena la connotacin tan nefasta que tiene hoy enda.

    Esta modalidad se exacerba en la referencia a la ley de amnista de Rivadavia ("ley del olvido")pues, con ignorancia absoluta de cmo funcionaba entonces la vida poltica y las instituciones, se laequipara a las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de 1987 y al indulto a los militares de laltima dictadura, y se incluye, de manera anacrnica, una larga escena con imgenes de lasprotestas frente a esas medidas encabezadas por los organismos de derechos humanos. Algoequivalente ocurre con el levantamiento de Lavalle (un levantamiento entre muchos otros) al quese sindica como "el primer golpe de estado de la historia argentina". Estas operaciones no soninocuas. No slo obstaculizan cualquier intento de pensar el pasado en sus propios trminos sinoque mitigan los problemas del presente. En efecto, si todo siempre fue igual, si la Argentina desdesus orgenes ms remotos tuvo golpes de estado, desaparecidos, militares asesinos e indultos,entonces los crmenes recientes slo son un eslabn ms de una larga cadena y sus responsablespueden lavar sus culpas en el altar de una historia siempre igual a s misma. Ms que derribarmitos y develar verdades, como pretende el programa en sintona con la apuesta ms general dedivulgacin histrica liderada por Pigna,Algo habrn hecho funciona retomando yconsolidando viejos mitos de la historia argentina. Y si aquel "vivimos rodeados de mentiras" sepresenta como una promesa inicial de crtica profunda, al uniformar el punto de partida y de

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    observacin, termina por ofrecer un producto reaccionario, que impide la interrogacin, deslegitimael debate y desalienta la reflexin, tanto sobre el pasado como sobre nuestro ms cercano eigualmente complejo presente.