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  Facultad de Ciencias Experimentales UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias Experimentales  Trabajo Fin de Grado Análisis microbiológico de alimentos vegetales Alumno: Ana Parras Jurado Julio, 2014

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UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Ciencias Experimentales

 

Trabajo Fin de Grado

Análisis microbiológico de alimentos vegetales

Alumno: Ana Parras Jurado

Julio, 2014

2  

 

1. RESUMEN ........................................................................................................................... 3 

2. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 5 

3. OBJETIVOS ....................................................................................................................... 13 

4. MATERIALES Y MÉTODOS .......................................................................................... 14 

4.1. Alimentos ................................................................................................................... 14 

4.2. Medios de cultivo ..................................................................................................... 14 

4.2.1. TSA ........................................................................................................................ 14 

4.2.2. TSB ........................................................................................................................ 14 

4.2.3. MacConkey .......................................................................................................... 15 

4.2.4. MRS agar ............................................................................................................. 15 

4.2.5. Vogel Johnson ..................................................................................................... 16 

4.2.6. KAA agar .............................................................................................................. 16 

4.3. Procesado de los alimentos .................................................................................. 16 

4.4. Recuentos bacterianos .......................................................................................... 17 

4.5. Pruebas de identificación ...................................................................................... 17 

5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN ....................................................................................... 18 

5.1. Recuentos .................................................................................................................. 18 

5.2. Identificación preliminar ........................................................................................ 24 

6. CONCLUSIONES ............................................................................................................. 26 

7. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................. 27 

3  

1. RESUMEN

La contaminación de los alimentos vegetales puede verse influenciada por

numerosos factores, que incluyen el uso de estiércol como fertilizante, agua

contaminada por productos agrícolas, equipos de cultivo contaminados, prácticas

higiénicas de los trabajadores en el campo, en las envasadoras y en las plantas de

procesado y la presencia de animales salvajes en los campos y en las envasadoras.

Dado que estos productos se consumen crudos y no se utilizan prácticas de

intervención que puedan controlar o eliminar eficazmente los patógenos antes de su

consumo, es una fuente potencial de enfermedades alimentarias. En este trabajo se

persiguió estimar la incidencia de contaminación microbiana en los alimentos

vegetales empleados, analizar la presencia de distintos grupos bacterianos en ellos

y realizar un estudio comparativo de los microorganismos presentes sobre estos

alimentos. Para ello, se utilizaron alimentos adquiridos en el mismo establecimiento

en tres semanas distintas. Se realizaron recuentos de los microorganismos crecidos

a partir de los vegetales en medios selectivos y no selectivos y se realizó una

identificación preliminar de los microorganismos aislados mediante tinción de Gram y

prueba de la catalasa. Los resultados obtenidos mostraron un cambio significativo en

los recuentos microbianos de los alimentos comprados en las tres semanas

distintas. Los recuentos más bajos correspondieron a las muestras de tomate y

pimiento, justificados por sus valores inferiores de pH. Así mismo, se comprobó la

coherencia entre los microorganismos aislados sobre los medios selectivos y el

medio general y los distintos tipos microbianos identificados mediante tinción de

Gram y prueba de catalasa.

ABSTRACT

Pollution of vegetable food can be influenced by many factors, including use of

manure as fertilizer, water polluted by agricultural products, polluted farming

equipment, worker’s hygienic practices in the field, in the packing and processing

plants and the presence of wild animals in the fields or packing plants. As these

products are consumed raw and no intervention practices are used to control or

effectively eliminate pathogens before their consumption, this is a potential source of

foodborne illness. In this work the incidence of microbial pollution in vegetable foods

was estimated, as well as the presence of diverse bacterial groups on them. A

4  

comparative study of the microorganisms present on these foods was also

performed. Foods bought in the same establishment in three different weeks were

used and counts of grown microorganisms from these vegetables in selective and

non selective mediums were performed as well as a preliminary identification of

isolated microorganisms using Gram’s stain and catalase test. The results showed a

significative change in the microbial counts of the vegetable foods bought in three

different weeks, lower counts in tomato and pepper, justified by their low pH level,

and a relation between microorganisms grown in all mediums and the different

identified microbial types.

5  

2. INTRODUCCIÓN

La contaminación de los alimentos vegetales puede verse influenciada por

numerosos factores, que incluyen el uso de estiércol como fertilizante, agua

contaminada por productos agrícolas, equipos de cultivo contaminados, prácticas

higiénicas de los trabajadores en el campo, en las envasadoras y en las plantas de

procesado y la presencia de animales salvajes en los campos y en las envasadoras.

Dado que estos productos se consumen crudos y no se utilizan prácticas de

intervención que puedan controlar o eliminar eficazmente los patógenos antes de su

consumo, es una fuente potencial de enfermedades alimentarias (Matthews, 2006).

Según la WHO (World Health Organization) y la FAO (Food and Agriculture

Organization of the United Nations) es recomendable tomar al menos 400 g de frutas

y verduras cada día, ya que aportan muchas de las vitaminas, minerales y fibras

necesarias para el ser humano y juegan un papel importante sobre la salud al

prevenir enfermedades cardíacas, sobrepeso y obesidad

(http://www.who.int/dietphysicalactivity/fruit/en/).

Sólo en Estados Unidos el consumo de frutas y verduras frescas ha pasado de un

19% en 1980 a un 29% per cápita en el año 2000, tal y como manifiesta Clemens en

su estudio (2004) y, según Lin (2004), esta tasa puede seguir aumentando hasta

2020. Pero las frutas y las verduras que se consumen son vulnerables a los

patógenos humanos, al crecer en ambientes naturales, pudiendo verse asociado el

aumento en el consumo con el aumento en los casos de enfermedad alimentaria.

Precisamente, atendiendo al trabajo de la FDA (U.S. Food and Drug Administration)

junto a la CFSAN (Center for Food Safety and Applied Nutrition) (2004), en la

década de los 90, el 12% de las enfermedades alimentarias estaban relacionadas

con el consumo de estos alimentos. Son una fuente potencial de enfermedad debido

a que se consumen crudos y no se interviene en el control o la eliminación de

posibles patógenos, por lo que la FDA considera una prioridad la seguridad de frutas

y verduras frescas, sean o no importadas. Como consecuencia, inició una serie de

medidas para asegurar que los productos que llegan a los consumidores sean

microbiológicamente seguros (Beru y Salbury, 2002). Entre 1999 y 2000, la FDA

realizó unas encuestas sobre los productos vegetales frescos nacionales (Estados

Unidos) e importados, encontrando un 1% y un 4,4%, respectivamente, de muestras

positivas para Salmonella o Shigella spp.

6  

Sin embargo, los tipos de patógenos estudiados por la FDA han sido limitados y hay

muchos agentes etiológicos específicos relacionados con los productos vegetales

frescos y los brotes alimentarios. Entre estos agentes se han encontrado bacterias

pertenecientes a los géneros Salmonella o Shigella, E. coli O157:H7

(Sivapalasingam et al. 2004, Steele y Odumeru, 2004), Listeria monocytogenes,

Campylobacter jejuni y Yersinia enterocolitica; además de distintos tipos de virus y

especies de parásitos y helmintos (Beuchat 2002, Sewell y Farber 2001). El tipo de

producto, las condiciones climáticas y las prácticas agrícolas son algunos de los

factores que tienen influencia sobre la presencia, el número y la fuente de

microorganismos asociados a un producto vegetal antes de su recolección.

Antes de que se produzca la recolección de frutas y verduras frescas dos fuentes

potenciales de contaminación son el agua usada para la aplicación de insecticidas y

fungicidas y para la irrigación de los cultivos y el estiércol usado como fertilizante. La

gran capacidad de supervivencia de E.coli fue estudiada sobre estiércol ovino y

bovino, bajo distintas condiciones climáticas, por Kudva et al. (1998), revelando que

estos microorganismos podían llegar a sobrevivir durante 21 meses. La capacidad

de supervivencia de Salmonella también ha sido ampliamente estudiada por Findlar

(1971), Plym-Forshell et al. (1996) y Tannock y Smith (1972). Ambos tipos

bacterianos pueden sobrevivir también en residuos líquidos de estiércol de acuerdo

con Himathongkham et al. (1999). Chalmers et al. (2000) y Wang y Doyle (1998)

también pusieron de manifiesto la capacidad de supervivencia de E. coli en aguas

municipales, recreativas, en reservas y en pozos. El estiércol contaminado puede

entrar en contacto con las fuentes de agua para el cultivo, provocando la

contaminación del agua, donde E. coli es capaz de sobrevivir durante largos

períodos (Institute of Food Technologist 2002). Solomon et al. (2000) demostraron

una relación entre la aplicación de agua de riego y que el microorganismo se

encuentre asociado a la porción comestible del vegetal. Okafo et al (2003)

determinaron la presencia de Salmonella, Vibrio spp. o E. coli tras irrigar los cultivos

con aguas, procedentes de casas residenciales y establecimientos comerciales, en

las que también se encontraron estos patógenos. El consumo de frutas y verduras

frescas importadas y contaminadas debido a las prácticas de irrigación de los

cultivos y la calidad microbiológica del agua de otros países tienen un impacto sobre

las enfermedades alimentarias humanas. La FDA sugiere que “(…) el agua en

contacto directo con la porción comestible del producto puede necesitar ser de mejor

7  

calidad (microbiológica) comparada con la usada cuando hay un mínimo contacto”

(1998).

Las heces de animales salvajes también presentan bacterias patógenas humanas,

tal y como demuestran Kruse et al. (2004). Sin embargo, los microorganismos que

se recuperan durante la recolección no presentan un riesgo demasiado alto sobre la

salud humana, aunque sí contribuyen al deterioro de los productos vegetales. Entre

las bacterias que se hallan durante la recolección se encuentran miembros de los

géneros Bacillus, Erwinia, Xanthomonas y Clostridium spp., que participan en la

degradación del tejido del producto, permitiendo que los microorganismos patógenos

se instalen y crezcan en él. Por tanto, según Tournas (2005), el control de los

microorganismos alterantes también ayuda al control de los microorganismos

patógenos, ya que influyen en la supervivencia de éstos.

Se han realizado pocos estudios sobre la calidad microbiológica de los productos

vegetales según sean cultivados orgánica o convencionalmente. Los resultados

parecen indicar niveles mayores de bacterias patógenas en productos cultivados

orgánicamente, como evidencian Mukherjee et al. (2004).

Con el objetivo de minimizar la contaminación de frutas y verduras frescas se creó

una guía en 1998 a través de la FDA, el CFSAN y el Departamento de Salud y

Servicios Humanos de Estados Unidos. Entre las recomendaciones para conseguir

reducir esta contaminación se incluyen “análisis microbiológico de la granja y del

agua de riego, construcción de defensas para limitar el acceso de los animales

salvajes a los campos y a los huertos, aplicar el estiércol como fertilizante en los

campos mucho antes (>120 días) de su siembra, limpieza regular de los equipos de

la granja y uso del riego de superficie más que el de aspersión.” Estas

recomendaciones se relacionan con el uso de las GAP (Good Agricultural Practices),

desarrolladas para la seguridad microbiológica de los alimentos por Stier y Nagle

(2001).

Las semillas contaminadas también representan una fuente de patógenos, ya que

las condiciones utilizadas para que germinen son muy parecidas a las condiciones

óptimas para el crecimiento de bacterias, incluyendo las asociadas a enfermedades

humanas, como Salmonella y E. coli O157:H7. Los brotes de semillas han tenido

relación con brotes de enfermedades alimentarias. El caso de más importancia se

registró en Japón a finales de los 90 debido al consumo de brotes contaminados con

E. coli O157:H7, tal y como indica el trabajo de Taormina et al. (1999). El CDC

8  

(Center for Disease Control and Prevention) y la FDA impulsaron una serie de

recomendaciones que incluyeron la inclusión de compuestos antimicrobianos en el

medio de crecimiento y el agua de riego o el tratamiento con 20000 ppm de

hipoclorito cálcico para eliminar los patógenos. Sin embargo, Gandhi et al. (2001) y

Gandhi y Matthews (2003), demostraron, respectivamente, que estas medidas

resultaban ineficaces. En 1999, la FDA desarrolló guías reguladoras basadas en la

información científica disponible para controlar este problema, aunque los brotes de

semillas aún siguen representando un riesgo potencial sobre la alimentación.

Durante la recolección, tanto el material usado por los trabajadores como la

maquinaria empleada pueden favorecer la diseminación de patógenos desde pocos

productos contaminados a un conjunto más amplio si no se procede a la limpieza y

desinfección de estos recursos de trabajo. La desinfección alcanza una alta

importancia debido a que mediante el lavado sólo se alcanza a eliminar la suciedad

gruesa, reduciendo en poca medida la cantidad de microorganismos. La higiene de

los trabajadores también juega un papel crucial sobre la seguridad microbiológica de

las frutas y las verduras frescas. Un informe del Servicio Nacional de Estadísticas

Agrícolas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos del 13 de junio de

2001 establece que, en Estados Unidos, el 90% de las granjas de cultivo de frutas y

verduras llevan a cabo la recolección de manera manual.

El agua utilizada en las instalaciones de procesado es, la mayoría de las veces,

tratada con desinfectantes, tal como indica el estudio anteriormente mecionado,

aunque esta acción tiene como objetivo principal controlar la carga microbiana del

agua en lugar de la propia de las frutas y las verduras. También se demostró que el

material de procesado se lava y desinfecta solo en el 50% de las ocasiones. Si entra

equipo contaminado con patógenos a un área de procesado constituye una fuente

potencial de contaminación. En instalaciones donde se procesan y cortan productos

frescos la desinfección en especialmente importante, tal y como establecen Allende

et al. (2004). Para controlar los patógenos en las plantas de procesado son

requeridas “unas buenas prácticas de elaboración, un sistema de desinfección y

desarrollar e implantar un sistema de análisis de peligros y de puntos de control

crítico (APPCC)”.

La preparación inadecuada de los alimentos o las prácticas higiénicas deficientes

pueden introducir patógenos en los productos. Muchas de las enfermedades

alimentarias derivadas de este problema no son registradas, tal y como ponen de

9  

manifiesto Sivapalasingam et al. (2004). La preparación de otros alimentos, como

productos cárnicos o pescado contaminados puede dar lugar a la contaminación

cruzada de los productos vegetales debido a la falta de limpieza de los materiales

usados en su preparación o a la ausencia de prácticas higiénicas adecuadas. Para

minimizar el peligro microbiológico en estos casos es fundamental educar al

consumidor respecto a medidas efectivas de manipulación, almacenamiento y

preparación de frutas y verduras frescas. Las prácticas de manipulación deficientes

en las instalaciones de venta pueden anular las GAPs y los programas de APPCC.

Sagoo et al. (2003) realizaron el análisis microbiológico de alrededor de 3000

muestras de ensaladas procedentes de instalaciones de venta y determinaron que el

97% de ellas tenían una aceptable calidad microbiológica, sin encontrar en ellas

Salmonella, E. coli O157 o Campylobacter.

Respecto a la importación, el mayor país importador de frutas y verduras frescas es

Estados Unidos. Entre 1980 y 2001, Clemens (2004) establece que la importación

de frutas y verduras frescas aumentó un 155% y un 265%, respectivamente. Aunque

en el estudio realizado sobre los productos importados por la FDA entre 1999 y

2000, mencionado previamente, la tasa de contaminación fue baja, sigue

suponiendo un peligro sobre la salud humana. Hirotani et al. (2002) determinaron la

presencia de indicadores de contaminación fecal sobre muestras de verduras

frescas vendidas en Estados Unidos y en México, que resultaron positivas para la

presencia de colifagos, estreptococos fecales, coliformes totales y coliformes

fecales, aunque estuvieron presentes en menores niveles sobre las muestras

procedentes de Estados Unidos. Por tanto, es necesario vigilar mejor las prácticas

de trabajo de los países importadores.

Tal y como apuntaron Sivapalasingam et al. (2004) y el Servicio Nacional de

Estadísticas Agrícolas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (2001),

entre 1973 y 1997 aumentaron los brotes alimentarios asociados a algún producto

en una proporción de 0,7% y 6%, respectivamente. Entre 1992 y 2000, los brotes

registrados en Inglaterra y Gales, asociados al consumo de frutas y verduras

frescas, alcanzaron niveles similares (5,5%) a los registrados en Estados Unidos

durante la década de los 90, según establecen Long et al. (2002). Como

consecuencia de 14 brotes alimentarios que surgieron entre 1996 y 2003, y que

provocaron alrededor de 859 casos de enfermedad (FDA, 2004), la FDA recomendó,

el mismo año, a las empresas que cultivan y procesan lechuga y tomates frescos,

10  

que tomaran medidas para asegurar la ausencia de patógenos. Los patógenos

asociados a lechuga fresca en esta fecha resultaron ser E.coli O157:H7, Cyclospora

y el virus de la hepatitis A. En tomates solo se encontró Salmonella.

Otro brote importante causó enfermedad en más de 10000 personas debido al

consumo de brotes de rábano contaminados con E.coli O157:H7. En Estados Unidos

se dio otro caso en el que 25000 personas se vieron afectadas por cantalupos

contaminados con Salmonella enterica serovar Chester. Dos ejemplos más de

brotes, uno causado en Estados Unidos en 1994 y otro que tuvo lugar en Dinamarca

en 1998, se atribuyeron a lechuga procedente de España y a maíz “baby”

importando desde Tailandia, ambos contaminados por Shigella sonnei. Long et al.

(2002) establecieron un brote de botulismo en Estados Unidos en 1987 tras el

consumo de ensaladas con col contaminada.

La mayoría de los brotes importantes han sido causados por bacterias patógenas

humanas, aunque existen casos en los que han sido otros microorganismos los

responsables de los brotes. En Estados Unidos y en Canadá muchos casos de

enfermedad se han relacionado con Cyclospora y, en Finlandia, entre 1996 y 1997,

los brotes de hepatitis A se relacionaron con ensaladas importadas y los brotes

debidos a calcivirus correspondieron al consumo de frambuesas contaminadas.

Entre las bacterias patógenas causantes de brotes alimentarios Salmonella ha

tenido gran importancia en relación al consumo de tomate. Fue responsable de 9

brotes entre 1990 y 2004. En 2004, tal y como ponen de manifiesto Cordy et al.

(2005) se detectaron otros 3 brotes en Estados Unidos y Canadá debidos al

consumo de tomates tipo Roma contaminados por 6 serotipos de Salmonella:

Javiana, Typhimurium, Anatum, Thompson, Muenchen y Braenderup. Salmonella ha

llegado a causar 561 brotes, afectando a 18 estados estadounidenses y a una

provincia canadiense. Hay poco conocimiento sobre los mecanismos de

contaminación del tomate o los métodos para eliminar posibles patógenos sobre

este producto, por lo que es difícil asegurar su calidad microbiológica (Solomon et

al., 2006).

E. coli O157:H7 estaba inicialmente relacionada con productos cárnicos pero, entre

1982 y 2002, se asoció con brotes relacionados con el consumo de frutas y verduras

frescas. Según Rangel et al. (2005) estos brotes están relacionados con las

prácticas domésticas y las llevadas a cabo en restaurantes y otros establecimientos.

También determinaron que, aproximadamente, el 47% de los brotes asociados a

11  

restaurantes eran el resultado de una contaminación cruzada durante la preparación

de los productos vegetales frescos.

Shigella también ha provocado brotes alimentarios en relación a frutas y verduras

frescas. Tras la aparición de 45 casos de enfermedad alimentaria provocados por la

ingesta de zanahorias contaminadas en vuelos de una línea aérea, la FDA inició

una investigación en la que descubrió material sucio, exudados e insectos en el área

de preparación de los alimentos del proveedor que suministraba la comida a los

vuelos. Estos casos también pueden aparecer asociados a prácticas domésticas de

manipulación inadecuada de los productos vegetales.

En Estados Unidos y en otros países se lleva a cabo un análisis de los brotes de

enfermedades alimentarias relacionados con frutas y verduras a través de ensayos

rutinarios. La FDA, de esta forma, descubrió la contaminación con Salmonella de

tomates rojos tipo pera y pudo retirarlos. Otro ejemplo es la retirada de albahaca de

California después de que el ensayo rutinario del California Department of Health

Services revelase la presencia de Salmonella sobre el producto.

Existen muchísimos microorganismos potencialmente contaminantes de las frutas y

verduras frescas. Pascual (2000 a,b) describe la presencia de diversas bacterias

contaminantes incluyendo, además de E.coli y Salmonella, otras representantes de

la especie Enterobacteriaceae. También establece la posibilidad de encontrar formas

esporuladas de los géneros Bacillus y Clostridium. En frutos pueden hallarse

especies de los géneros Micrococcus, Streptococcus o Staphylococcus, así como

coliformes, bacterias esporuladas (Bacillus y Clostridium) o Pseudomonas.

A pesar de esto, no todas estas bacterias constituyen patógenos humanos

significativos asociados al consumo de estos productos.

Como conclusión, y debido a que las frutas y las verduras se consumen crudas,

debe mejorarse la vigilancia de las prácticas de manipulación y procesado y deben

implatarse GAPs y programas APPCC que contribuyan a minimizar los niveles de

posibles patógenos sobre estos productos. También es importante actuar a través

de la educación del consumidor para mejorar su actuación con respecto al

almacenamiento y manipulación de frutas y verduras. Un estudio de Pivarnik et al.

(2005) determinó que la mayoría de los consumidores de New England no pensaba

que las prácticas domésticas de manipulación estuvieran relacionadas con la

contaminación de frutas y verduras. Asumiendo que en otros países los

consumidores piensen de la misma manera, la acción educativa es crucial para

12  

disminuir los niveles de presencia de microorganismos patógenos sobre los

productos vegetales frescos.

Uno de los vegetales empleados en este estudio ha sido el rábano. Es de interés en

la alimentación gracias a su raíz gruesa y carnosa, que posee un alto contenido en

vitaminas y minerales (Ramírez y Pérez, 2006). Entre los patógenos asociados a

este alimento se encuentran Listeria monocytogenes y miembros de los géneros

Salmonella y Staphylococcus (Harris et al., 2007).

El pepino cuenta con unos altos valores de consumo por todo el mundo y es un fruto

carnoso, con pulpa abundante y alto contenido en agua. Se consume como producto

fresco e industrializado (InfoAgro: Pepino). Tal y como indican Harris et al. (2007) un

importante patógeno alimentario ligado al consumo de pepino fresco es Listeria

monocytogenes.

El tomate es la fruta fresca más consumida a nivel mundial, tanto como producto

crudo como procesado, siendo la pulpa su principal componente comercial. Existen

múltiples variedades de este alimento en relación a su forma, tamaño, color, sabor,

textura o dureza. El alto nivel de consumo de este vegetal se ha relacionado con

varios brotes de salmonelosis (Solomon et al., 2006). También se ha aislado Listeria

monocytogenes a partir de él (Harris et al., 2007).

De la cebolla puede consumirse tanto el bulbo fresco como la parte aérea. El

consumo del producto fresco se asocia con una disminución del riesgo de padecer

enfermedades cardiovasculares, ya que se relaciona con la reducción de lípidos,

colesterol y actividad antiplaquetaria en sangre. Un grupo muy importante de

patógenos humanos asociados al consumo de cebolla son las bacterias

pertenecientes al complejo Burkholderia cepacia, oportunistas en su mayoría, que

pueden infectar al bulbo a través de la tierra de cultivo contaminada o de la rizosfera

(Jacobs et al., 2008).

El consumo de pimiento se asocia a la reducción del riesgo de cáncer, gracias a un

potencial antioxidante debido a su alto contenido en vitamina C (CDC, 2002).

Atendiendo de nuevo a la publicación de Harris et al. (2007) algunos de los

patógenos alimentarios aislados a partir de este vegetal fresco son bacterias

pertenecientes a los géneros Aeromonas o Salmonella.

13  

3. OBJETIVOS

Los objetivos planteados en este trabajo fueron los siguientes:

1. Estimar la incidencia de contaminación microbiana en alimentos vegetales.

2. Analizar la presencia de distintos grupos bacterianos en verduras frescas.

3. Realizar un estudio comparativo de la presencia de microorganismos en

alimentos vegetales adquiridos en el mismo establecimiento en tres semanas

distintas.

4. Realizar una identificación preliminar de los microorganismos aislados de

alimentos vegetales.

14  

4. MATERIALES Y MÉTODOS

4.1. Alimentos

El estudio se ha centrado en 5 alimentos vegetales, que son: rábano, pepino,

tomate, cebolla y pimiento. Se obtuvieron en 3 compras distintas, correspondientes a

3 semanas distintas de trabajo en las que se realizaron los 3 ensayos comparativos.

4.2. Medios de cultivo Se han usado 2 medios generales (TSA y TSB) y 4 medios selectivos (MRSA,

MacConkey, KAA y Vogel-Johnson), todos ellos de Scharlab (Barcelona),

preparados según las instrucciones del fabricante. Tras pesado y disolución en agua

destilada, los medios se esterilizaron por autoclavado, se atemperaron a 50oC y se

vertieron en placas Petri a razón de 15 ml por placa.

4.2.1. TSA

Permite el crecimiento general de la mayoría de microorganismos cultivables,

aerobios, anaerobios, exigentes y no exigentes.

Typical formula g/l

Casein peptone 15,0

Soy peptone 5,0

Sodium chloride 5,0

Agar 15,0

Final pH 7,3 ± 0,2 at 25 ºC

4.2.2. TSB

Es un medio de cultivo general.

Typical formula g/l

Casein peptone 17,0

Soy peptone 3,0

Sodium chloride 5,0

15  

Dipotassium phosphate 2,5

Dextrose 2,5

Final pH 7,3 ± 0,2 at 25 ºC

4.2.3. MacConkey

Usado para el crecimiento de bacilos Gram negativos.

Typical formula g/l

Peptones 20,000

Bile salts 1,500

Sodium chloride 5,000

Neutral red 0,030

Crystal violet 0,001

Agar 15,000

Final pH 7,2 ± 0,2 at 25 ºC

4.2.4. MRS agar

Usado para el crecimiento de bacilos Gram positivos y catalasa negativos.

Typical formula g/l

Peptone proteose 10,00

Meat extract 8,00

Yeast extract 4,00

D(+) - glucose 20,00

Sodium acetate 5,00

Triammonium citrate 2,00

Magnesium sulfate 0,20

Manganese sulfate 0,05

Dipotassium phosphate 2,00

Polysorbate 80 1,00

Agar 14,00

Final pH 6,2 ± 0,2 at 25 ºC

16  

4.2.5. Vogel Johnson

Usado para la detección de estafilococos catalasa positivos.

Typical formula g/l

Casein peptone 10,000

Yeast extract 5,000

Mannitol 10,000

Dipotassium phosphate 5,000

Litium chloride 5,000

Glycine 10,000

Phenol red 0,025

Agar 15,000

Final pH 7,2 ± 0,2 at 25 ºC

4.2.6. KAA agar

Usado para aislamiento de enterococos.

Typical formula g/l

Tryptone 20,00

Yeast extract 5,00

Sodium chloride 5,00

Disodium citrate 1,00

Esculin 1,00

Ferric – ammonium citrate 0,50

Sodium azide 0,15

Kanamycin sulfate 0,02

Agar 10,00

Final pH 7,0 ± 0,2 at 25 ºC

4.3. Procesado de los alimentos

De cada alimento se obtuvieron 5 gramos iniciales que fueron añadidos a 5 ml de

solución salina estéril al 0,9%, para ser posteriormente procesados en un

homogeneizador (Stomacher® 80 Biomaster, Seward Ltd.).

17  

Se prepararon diluciones seriadas añadiendo 100 μl de muestra, suspensión madre

y primera dilución de la serie, sobre 0,9ml de solución salina estéril.

4.4. Recuentos bacterianos Se sembraron 100 μl de cada dilución, de la 0 hasta la -4, en placas de los medios

generales y 100 μl de las 2 primeras diluciones (0 y -1) en las placas de los medios

selectivos descritos.

Los recuentos se realizaron tras 24 y 48 horas de incubación a 37ºC, sumando las

colonias obtenidas en ambos tiempos para obtener los resultados finales.

4.5. Pruebas de identificación Se realizó una tinción de Gram a las colonias obtenidas en los diferentes medios

para determinar la morfología y el tipo de los microorganismos aislados.

Con ayuda de un asa de siembra se picaron colonias y se depositaron sobre una

gota de agua en un portaobjetos. A continuación, los microorganismos fueron fijados

con calor sosteniendo el portaobjetos sobre la llama de un mechero Bunsen. Sobre

la muestra se depositaron unas gotas de cristal violeta y se dejaron actuar durante 3

minutos, eliminándose después el exceso por decantación y añadiendo el mordiente

lugol durante 2 minutos. Después, se aplicó etanol al 70% durante 30 segundos, tras

los cuales, se añadieron unas gotas de safranina que se dejaron actuar 3 minutos.

Por último, se realizó el lavado suave de la muestra con agua destilada y, tras secar,

pudieron observarse los resultados.

La prueba de catalasa se realizó sobre colonias de las mismas características y

obtenidas de las mismas placas, fijando los microorganismos con calor y

depositando sobre ellos unas gotas de peróxido de hidrógeno (H2O2) a 10

volúmenes. La liberación de oxígeno indica la presencia de la enzima catalasa que

descompone el peróxido de hidrógeno y se considera prueba positiva.

18  

5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

5.1. Recuentos

Vegetal Ensayo UFC/ml

Medio TSA Medio VJ Medio MRS Medio MC Medio KAA

Rábano

1 1,15 x 105 0 0 1,77 x 104 0

2 3,55 x 105 0 1,00 x 102 5,33 x 104 0

3 8,80 x 105 0 5,50 x 103 3,00 x 104 1,45 x 102

Pepino

1 1,29 x 103 0 1,00 x 102 4,55 x 102 0

2 1,50 x 102 0 0 2,29 x 103 0

3 3,00 x 105 2,65 x 102 0 3,00 x 105 0

Tomate

1 3,05 x 102 0 3,00 x 102 4,70 x 102 0

2 4,25 x 102 0 2,60 x 102 6,60 x 102 0

3 1,41 x 103 0 0 1,40 x 102 0

Cebolla

1 0 0 1,90 x 102 0 0

2 3,00 x 105 0 3,00 x 105 3,00 x 105 0

3 1,20 x 102 0 0 0 0

Pimiento

1 0 0 0 0 0

2 1,23 x 103 0 0 0 0

3 1,24 x 104 0 0 3,00 x 105 2,40 x 102

Tabla 1. Recuento microbianos expresados en unidades formadoras de colonias (UFC) por mililitro obtenidos en los vegetales en los tres ensayos realizados.

En la Tabla 1 se resumen los recuentos microbianos obtenidos en los tres lotes de

alimentos ensayados y para los medios empleados, tanto generales como

selectivos.

19  

En rábano se obtuvieron recuentos similares en los tres lotes de alimentos en medio

TSA, medio no selectivo en que crecen diversos tipos de microorganismos. Los

recuentos fueron en todos los casos del orden de 105 UFC/ml.

Por el contrario, no se detectó crecimiento microbiano en medio Vogel Johnson (VJ),

selectivo para estafilococos, en ninguno de los lotes ensayados y tampoco se

detectó crecimiento en medio KAA para enterococos en los dos primeros ensayos

realizados, si bien en el tercero se detectaron 1,45 x 102 UFC/ml.

En medio MRS, en que crecen bacterias lácticas presentes de forma habitual en

diversos alimentos, los recuentos de muestras procedentes de rábano presentaron

valores crecientes, no detectándose crecimiento en el primer lote y pasando a un

orden de 102 y 103 UFC/ml en los sucesivos lotes ensayados, respectivamente.

En medio McConkey (MC), selectivo para enterobacterias, se detectaron recuentos

del orden de 104 UFC/ml en todos los ensayos realizados, no encontrándose

diferencias significativas entre los lotes analizados.

En las muestras de pepino analizadas no se detectó crecimiento en medio KAA en

ninguno de los lotes estudiados y sólo en el primer y tercer ensayo, respectivamente,

se observó crecimiento en los medios MRS y VJ, si bien en ambos casos fueron

recuentos bajos, del orden de 102 UFC/ml.

En medio TSA se obtuvieron recuentos del orden de 103, 102 y 105 UFC/ml en los

tres lotes analizados, respectivamente.

En medio McConkey se obtuvieron recuentos crecientes en los tres ensayos

realizados, oscilando entre los 102 y 105 UFC/ml.

En ninguna de las muestras de tomate analizadas se observó crecimiento en los

medios selectivos VJ ni KAA selectivos para estafilococos y enterococos

respectivamente.

En medio no selectivo TSA se obtuvieron los recuentos menores detectados en

todas las muestras de vegetales analizadas, no superándose el orden de 103

UFC/ml en ninguno de los lotes ensayados.

Tanto en medio MRS como McConkey, los recuentos fueron similares en los lotes

analizados y se mantuvieron del orden de 102 UFC/ml, a excepción del tercer lote de

tomate, en que no se detectó crecimiento en medio MRS.

En cuanto a las muestras de cebolla estudiadas, tampoco se obtuvo crecimiento en

los medios selectivos VJ y KAA, descartándose por tanto en principio la presencia de

estafilococos y enterococos en dichas muestras.

20  

Cabe destacar el nulo crecimiento microbiano obtenido en el primer ensayo en

medio TSA, así como un bajo recuento, del orden de 102 UFC/ml en el tercer lote

analizado.

Destacan así mismo los altos recuentos detectados en el segundo ensayo, tanto en

medio TSA como en los medios MRS y McConkey, que en todos los casos fueron

del orden de 105 UFC/ml y muy superiores a los obtenidos en los otros dos lotes de

cebolla analizados.

En pimiento resulta característico el crecimiento nulo tanto en el medio TSA como en

los medios selectivos en el primer ensayo. Esta situación se mantiene en los tres

lotes analizados en los medios VJ y MC.

Se observó crecimiento en los ensayos segundo y tercero, obteniéndose recuentos

en medio TSA del orden de 103 y 104 UFC/ml, respectivamente, en el segundo y en

el tercer lote de pimiento.

Así mismo, se obtuvo un recuento bajo, de 2,40 x 102 UFC/ml, en el medio selectivo

KAA en el tercer lote. Es llamativo que, en este mismo lote, se obtenga un recuento

elevado en medio MC, del orden de 105 UFC/ml.

21  

 

Figura 1. Resultados de crecimiento para los 3 ensayos en rábano.

 

 

Figura 2. Resultados de crecimiento para los 3 ensayos en pepino.

1

10

100

1000

10000

100000

1000000

TSA VJ MRS MC KAA

UFC/ml V1: Rábano

ENSAYO 1

ENSAYO 2

ENSAYO 3

1

10

100

1000

10000

100000

1000000

TSA VJ MRS MC KAA

UFC/ml V2: Pepino

ENSAYO 1

ENSAYO 2

ENSAYO 3

22  

 

Figura 3. Resultados de crecimiento para los 3 ensayos en tomate.

 

 

Figura 4. Resultados de crecimiento para los 3 ensayos en cebolla.

1

10

100

1000

10000

TSA VJ MRS MC KAA

UFC/ml V3: Tomate

ENSAYO 1

ENSAYO 2

ENSAYO 3

1

10

100

1000

10000

100000

1000000

TSA VJ MRS MC KAA

UFC/ml V4: Cebolla

ENSAYO 1

ENSAYO 2

ENSAYO 3

23  

 

Figura 5. Resultados de crecimiento para los 3 ensayos en pimiento.

El menor crecimiento microbiano observado en los ensayos correspondientes a las

muestras de tomate (Figura 3) y pimiento (Figura 5) puede relacionarse con su pH

menor de 5, ya que es bien sabido que en alimentos con pH ácido se inhibe el

crecimiento bacteriano (Pascual, 2000b).

Los recuentos en pepino (Figura 2) y pimiento aumentan mucho en el tercer ensayo.

Lo mismo ocurre en cebolla (Figura 4) en el análisis del segundo lote.

Sólo se detectó un valor bajo de crecimiento en medio VJ, selectivo para

estafilococos, en el análisis del tercer lote de pepino, lo que permite descartar en

principio la presencia de estafilococos en los alimentos analizados.

Ningún alimento presenta crecimiento en medio MRS a lo largo de los tres ensayos.

Es nulo para pimiento y sólo se aíslan microorganismos en este medio en el análisis

del primer lote de pepino. En tomate y cebolla, sólo se obtiene crecimiento en los

ensayos primero y segundo. En las muestras de cebolla se registra una fuerte

subida del nivel de crecimiento en el segundo ensayo realizado. Para rábano, sólo

se obtiene crecimiento en este medio en el análisis de los lotes segundo y tercero.

En medio MC son significativos los altos niveles que se obtienen en pepino y

pimiento en el tercer ensayo y en cebolla en el segundo, mientras que en rábano y

tomate varían poco los recuentos obtenidos a lo largo de los tres ensayos.

Solamente se registra crecimiento en medio KAA en el análisis del tercer lote en

rábano y pimiento, siendo los recuentos obtenidos bajos.

1

10

100

1000

10000

100000

1000000

TSA VJ MRS MC KAA

UFC/ml V5: Pimiento

ENSAYO 1

ENSAYO 2

ENSAYO 3

24  

5.2. Identificación preliminar

Tinción de Gram

Vegetal Medio Morfología Tipo Prueba catalasa

RÁBANO TSA Bacilo Gram positivo

Positivo

MRS Bacilo Gram positivo

Negativo

MC Bacilo Gram negativo

Negativo

Bacilo Gram negativo

Positivo

KAA Coco Gram positivo

Negativo

PEPINO MRS Gram positivo

Negativo Bacilo

MC Gram negativo

Positivo Bacilo

Gram negativo

Negativo Bacilo

TOMATE TSA Bacilo Gram negativo

Positivo

MC Bacilo Gram negativo

Negativo

MRS Bacilo Gram positivo

Negativo

CEBOLLA MRS Bacilo Gram positivo

Negativo

MC Bacilo Gram negativo

Negativo

PIMIENTO TSA Bacilo Gram negativo

Positivo

KAA Coco Gram positivo

Negativo

Tabla 2. Resultados de las pruebas de identificación realizadas sobre colonias de los medios de cultivo.

En la Tabla 2 se recogen, para cada alimento y cada medio, el tipo de bacterias

presentes en función de su morfología y su tipo revelado tras una tinción de Gram y

su capacidad para producir la enzima catalasa. Las bacterias sobre las que se

25  

aplicaron las pruebas de identificación fueron aisladas de colonias que crecieron

sobre los respectivos medios.

Así, sobre rábano, se detectaron bacilos Gram positivos y catalasa negativos en

medio MRS, donde crecen bacterias lácticas Gram positivas.

Las pruebas también revelaron la presencia de bacilos Gram negativos, tanto

catalasa negativos como positivos en medio MC, de donde se aíslan enterobacterias

con forma de bacilos o cocos y Gram negativas. Estas tinciones se realizaron a partir

de los dos tipos de colonias detectadas en este medio selectivo, con coloración

púrpura y rojiza.

En medio KAA se identificaron cocos Gram positivos catalasa negativos,

reconocidos como enterococos.

De igual manera, en pepino se obtienen bacilos Gram positivos catalasa negativos

sobre MRS y bacilos Gram negativos catalasa positivos y negativos en medio MC.

En tomate se detectaron bacilos Gram negativos catalasa negativos sobre medio

MC y bacilos Gram positivos catalasa negativos sobre medio MRS.

Las bacterias aisladas de cebolla se identificaron como bacilos Gram positivos

catalasa negativos en medio MRS y bacilos Gram negativos catalasa negativos en

medio MC.

En pimiento se reveló la presencia de enterococos Gram positivos catalasa

negativos procedentes de medio KAA.

En general los tipos morfológicos detectados son coherentes con las bacterias que

crecen en cada uno de los medios selectivos empleados en los ensayos.

26  

6. CONCLUSIONES

A partir de los resultados obtenidos se pueden establecer las siguientes

conclusiones:

1. Se ha comprobado la presencia de distintos grupos bacterianos sobre los

vegetales analizados: rábano, pepino, tomate, cebolla y pimiento.

2. Se ha observado un cambio significativo en los recuentos microbianos de los

alimentos comprados en tres semanas distintas en el mismo establecimiento.

3. Los menores recuentos bacterianos se han detectado en tomate y pimiento,

pudiéndose justificar por los valores de pH inferiores inherentes a estos

alimentos.

4. Los microorganismos aislados sobre los medios selectivos y el medio general

han mostrado relación con los tipos bacterianos identificados mediante tinción

de Gram y prueba de la catalasa.

27  

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