etica de la profesion03.doc

17
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL “SIMÓN RODRÍGUEZ” NÚCLEO REGIONAL DE EDUCACION AVANZADA CARACAS MAESTRÍAS EN ASESORAMIENTO Y DESARROLLO CÁTEDRA: ÉTICA DE LA PROFESIÓN La ética en el pensamiento moderno. Kant y la crítica a la razón Práctica: Fundamento de una moral universalmente valida.

Upload: lisset-reyes

Post on 15-Nov-2015

218 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

SIMN RODRGUEZ

NCLEO REGIONAL DE EDUCACION AVANZADA CARACAS

MAESTRAS EN ASESORAMIENTO Y DESARROLLO CTEDRA: TICA DE LA PROFESINLa tica en el pensamiento moderno. Kant y la crtica a la razn Prctica: Fundamento de una moral universalmente valida.Immanuel Kant (1724-1804), es un tpico representante del siglo de la luces, o tambin conocida como la ilustracin, ya basa su propuesta tica, que es sin dudas su obra mas importante, en la razn, confiando radicalmente en ella, algo que hasta ese momento era impensable, por la importancia e la religin en la vida moral y tica de las personas.

En este mismo orden de ideas, la iglesia dominaba el actuar de la humanidad, y sus dogmas eran los que sealaban las acciones que deba realizar una persona, ya que ella saba que era lo que estaban bien y lo que estaban mal. De este modo las personas no utilizaban su razn para actuar de determinada forma, sino que simplemente se guiaban por lo que les decan quienes impartan clases religiosas en misas, por ejemplo, ya que tampoco sera necesario que los fieles la supieran interpretar.

En este sentido, la ilustracin cambio radicalmente y surgieron personajes que primaban la razn por sobre las emociones e incluso por encima de la fe y uno de ellos fue Kant, que ofreca una nueva perspectiva de la tica, empleando para ello nada ms que la razn para poder delimitarlo. La tica Kartiana, o la tica del deber mejor dicho, un pensamiento que hasta el da de hoy nos rige y para Kant, la pregunta central de la tica es qu debo hacer? Con esto demuestra que la moral est estrechamente relacionada con el deber; para comprender los rasgos generales de la tica Kartiana, que se basa ms que nada en seis principios fundamentales: universalidad, racionalidad, del deber, formal, autonoma e intencin.

La universalidad, la mxima aspiracin de Kant, ya que aspira a formular una tica cuya validez sea de un alcance universal. Pero para poder fundar una tica universal, es ms que necesario el pilar principal, y ste es la racionalidad, la segunda caracterstica de su tica. Esta razn presente en todos los hombres sin distinciones, y por ello es que Kant descarta de plano de la tica a los interese y a los sentimientos ya que para l son inclinaciones, es decir que ambos son altamente subjetivos, cambiantes y relativos, y por ello contrario a la razn, y en ellos no es posible basarse para una tica universal.

Para que una accin tenga valor moral, debe actuar conforme al deber y por deber, aclarando que ese deber procede de la razn y slo es descubierto a travs de ella. Bajo ningn concepto proviene del exterior, con lo que critica radicalmente el pensamiento religioso de la poca. Se puede evidenciar que esta tica no propone contenidos concretos, sino que simplemente otorga una formula vaca, el obrar por deber, y la formalidad; es por ello que podemos decir que la tica nos ofrece su propia autonoma y esto alude en dos sentidos, por un lado porque el deber no procede de la sociedad, sino de la razn y por el otro lado es que no deriva de la metafsica, sino esa racionalidad ya mencionada y en cuanto a la intencin segn Kant la buena voluntad siempre es buena sin limitaciones, es decir por s misma. Esta no deriva de la bondad del propsito que se puede alcanzar con ella, sino que es de por s muy importante aunque termine fracasando; en este sentido comprenderemos que la pregunta qu debo hace? no se refiere ni a lo que me gustara hacer, ni lo que deseo o necesito hacer, sea no se parte de aqu con la intencin de que el sujeto piense en el placer ni en su propio inters, ya que stos no sern jams mviles de la accin moral. El nico mvil es la razn, que logra determinar que la voluntad opere libremente, y en este sentido la tica debe ser racional obligatoriamente y esto proviene de un argumento del autor, que expresa que la naturaleza le otorg a nuestra voluntad la razn directora. El fin de esa voluntad no es la felicidad, por qu?, si ese fuera el fin la naturaleza se habra equivocado en cedernos la razn con ese propsito, ya que ese fin se hubiera conseguido mucho ms fcil por el instinto. La razn nos exige cintos de veces sacrificar nuestros propios intereses, esos intereses movidos por impulso, y con ellos muchas veces no alcanzamos la felicidad. Por eso Kant expresa debe haber un propsito ms digno que la felicidad a la cual est destinada la razn y al que deban subordinarse todos los fines particulares del hombre Ahora, Cul es ese propsito? producir una voluntad buena en s misma para esto la razn es sumamente necesaria. Y de eso se trata la tica Martiana, de comprender esta idea final, que se separa tanto de la idea de tica que en su momento planteaba Aristteles, y que al mismo tiempo, nosotros empleamos da a da con nuestras decisiones.Caracterstica de la tica Kantiana.

Para explicar las caractersticas de la tica de Kant hay que partir de una distincin que Kant propone entre las ticas materiales y ticas formales. Son materiales aquellas ticas que afirman que la bondad o maldad de la conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para el hombre: los actos sern, por tanto, buenos cuando nos acerquen a la consecucin de tal bien supremo, y malos cuando nos aleja de l. Las ticas materiales suponen que hay bienes, cosas buenas para el hombre, determinar cul es el bien supremo o fin ltimo del hombre (el placer para Epicuro, la felicidad virtuosa para Aristteles, etc.) Segn cul sea el bien supremo, la tica establece normas o preceptos con el fin de alcanzarlo.

Toda tica material tiene contenido, en este doble sentido: 1) hay un bien supremo 2) se propone los medios para alcanzarlo. Kant rechaza las ticas materiales, pues segn el presentan deficiencias. En primer lugar, son empricas, es decir, a posteriori. Su contenido est extrado de la experiencia. Esto impide que sus principios sean universales, pues slo lo a priori puede serlo. En segundo lugar, sus preceptos son hipotticos o condicionales. No valen absolutamente, sino slo de modo condicional para conseguir un cierto fin. Esto impide tambin que sean universalmente vlidas. Por ltimo, son heternomas, es decir la voluntad es determinada a obrar de un modo u otro por el deseo o inclinacin a algo (placer, por ejemplo).En este mismo orden de ideas, Kant afirma que una tica que pretende ser universal y racional no puede ser material, ha de ser, por lo tanto, formal. La tica ha d estar vaca de contenido, es decir: 1) no debe establecer ningn bien o fin que haya de ser perseguido, y 2) no nos dice lo que hemos de hacer, sino cmo hemos de actuar. La tica formal se limita a sealar cmo debemos obrar siempre, se trata de la accin concreta de que se trate. Un hombre acta moralmente, segn Kant, cuando acta por deber. El deber es, segn Kant, la necesidad de una accin por respeto a la ley es decir, el sometimiento a una ley, no por la utilidad o la satisfaccin que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por respeto a la misma. Kan distingue tres tipos de acciones: 1) Acciones contrarias al deber 2) Acciones conforme al deber 3) Acciones por deber. Slo estas ltimas poseen valor moral. Ejemplo un comerciante que no cobra precios abusivos a sus clientes. Su accin es conforme al deber .Ahora bien, tal vez lo haga para asegurar as la clientela, en tal caso la accin es conforme al deber, pero no por deber. La accin es un medio para conseguir un fin. Si, por el contrario, acta por deber, es decir por considerar que ese es su deber, la accin no es un medio para conseguir un fin o propsito, sino que es un fin en s misma, algo que debe hacerse por s.El valor moral de una accin radica en el mvil que determina su realizacin, cuando este mvil es el deber tiene valor moral. La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo que no es ni puede ser hipottico, sino categrico. Kant ofrece varias formulaciones del imperativo categrico. Obra slo segn aquella mxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en la ley universal. La mxima se refiere a los principios subjetivos de la voluntad, a sus propios mviles que, de no existir el imperativo categrico impuesto por la razn, se impondran a la voluntad. Este imperativo no es material, pues no dice qu debemos hacer. Es formal, en cuanto dice cmo hay que actuar. Proporciona una regla para medir las acciones, gracias al imperativo podemos evaluar cualquier accin y calificarla como conveniente o inconveniente de acuerdo con el principio del deber.

Segn Kant, existe una segunda formulacin del imperativo categrico, obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca meramente como un medio. Kant entiende que los seres humanos se caracterizan por su autonoma, es decir, la capacidad de darse normas a ellos mismos o de seguir de forma critica las que les dan otros. Esta capacidad es nica en la naturaleza y convierte a los seres humanos en seres excepcionales, incomparables con cualquier otro, por lo que no tienen precio, sino que se le aplica un concepto distinto que el valor. Este valor es expresable en el concepto tico bsico para la antropologa de Kant, la dignidad. La dignidad supone el deber de actuar con el otro como si fuera un fin en s mismo, es decir, la imposibilidad de utilizarlo como una cosa, como un medio para nuestra convivencia.

A pesar de que Kant evita disertar de lo bueno y lo malo, l deduce que existe algo absolutamente bueno; lo bueno incondicionado. Esto es la buena voluntad, el deseo de hacer siempre las cosas adecuadamente. Kant seala que la tica (la razn prctica) tiene algunos postulados que no son demostrables, como los tena tambin la razn pura. Estos postulados son la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. Estos es as porque la tica tan slo tiene sentido si existe la libertad; la felicidad, que sera la perfecta adecuacin entre nuestros deseos individuales y el deber moral tan slo se podra dar si fusemos infinito, porque supondra una voluntad santa en este mundo y esto es imposible y la propia idea de la felicidad supone la existencia de una causa suprema de la naturaleza dotada de entendimiento y voluntad, es decir, Dios. Para Kant, la moralidad coloca al hombre en el umbral de la religin, sin embargo, aunque lleva hacia ella, no es su objetivo porque el hombre no debe tender a la felicidad, sino a la racionalidad. La religin sirve como esperanza para la moralidad.La tica formal Kartiana.El conocimiento moral no es un conocimiento del ser, de lo que es, sino un conocimiento de lo que debe ser; no un conocimiento del comportamiento real y efectivo de los hombres, sino un conocimiento del comportamiento que deberan observar los hombres. En este sentido, dicho conocimiento no se puede verificar; cuando decimos que los hombres deberan comportarse de tal o cual manera estamos afirmando que ese comportamiento es necesario y universal, y esas son las caractersticas de lo a priori. Y ya hemos observado como Kant explicaba la imposibilidad de derivar de la experiencia algo que fuese necesario y universal: el primer objetivo del conocimiento moral, por lo tanto, consistir en identificar cules son los elementos a priori de la moralidad. Kant distingue un uso terico y un uso prctico de la razn. En l su terico critica la razn pura, la razn constituye o configura el objeto que se da en la intuicin, mediante la aplicacin de las categoras; y en el prctico, estudia la fundamentacin de la metafsica de las costumbres y en la critica de la razn prctica, la razn es la fuente de sus objetos: la produccin de elecciones o decisiones morales de acuerdo con la ley que proceden de ella misma.Cabe destacar que todos los sistemas ticos que haban partido de una determinada concepcin del bien, como objeto de la moralidad, creyendo que ese bien determinaba la moralidad, lo que deba ser. Sin embargo, del mismo modo que el conocimiento terico no est determinado por el objeto, sino que ste se encuentra determinado por las condiciones a priori de la sensibilidad y del entendimiento, el conocimiento moral tampoco estar determinado por el objeto, sino ms bien el objeto de la moralidad determinado por ciertas condiciones a priori de la moralidad.( del mismo modo que Kant haba provocado una revolucin copernicana en el mbito del uso terico de la razn, provocar otra revolucin similar en el mbito del uso prctico de la razn). Estas condiciones, siendo a priori, no pueden contener nada emprico: slo han de contener la forma pura de la moralidad. En consecuencia, las leyes de la moralidad han de tener un carcter universal y necesario.

La base de la obligacin, del deber ser, no puede fundarse en nada emprico, pues; aunque deba referirse al hombre, como ser racional, no puede establecerse ni en la naturaleza humana ni en las circunstancias humanas, sino que ha de ser a priori. De ah la crtica de Kant a los sistemas morales fundados en contenidos empricos, a los que llamaremos ticas materiales. En primer lugar, todas ellas son a posteriori: de alguna manera ellas identifican el bien con la felicidad, y consideran bueno el objeto hacia el que tiene la naturaleza humana considerada empricamente, aceptando la determinacin de la voluntad por objetos ofrecidos al deseo. Adems de proponer distintos bienes, entre los que no hay posibilidad de ponerse de acuerdo, lo que pone de manifiesto su falta de universalidad, al estar basadas en la experiencia carecen de la necesidad y universalidad necesaria de la que deben gozar las leyes morales y las normas que proponen tienen un carcter hipottico, condicional, si quieres alcanzar la felicidad (algo distinto para cada sistema) has de comportarte de acuerdo con esta norma. Al estar sometida la norma a una condicin slo tiene valor si se acepta dicha condicin, lo que, adems de significar que se acta por un inters, implica que la validez de la norma para conseguir el fin que se propone slo puede ser comprobada experimentalmente, por lo que tan poco puede tener carcter universal y necesario.En este orden, la moralidad no puede fundarse en nada emprico. Una norma moral ha de ser universal, ha de velar para todos los hombres en todas circunstancias, y ha de ser necesaria, ha de cumplirse por s misma y ha de ser, por lo tanto de carcter formal; no puede establecer ningn bien o fin de la conducta, ni puede decirnos cmo tenemos que actuar, he de contener slo la forma de la moralidad Es imposible imaginar nada en el mundo o fuera de l que pueda ser llamado absolutamente bueno, excepto la buena voluntad. Con esta frase comienza la Fundamentacin de la metafsica la costumbre. Que entiende Kant por una buena voluntad? Una voluntad que obra por deber, es decir, no por inters, o por inclinacin o por deseo. Y qu es obrar por deber?: obrar por reverencia o respeto a la ley moral que la voluntad se da a s misma. Kant distingue aqu entre obrar por deber y obrar conforme al deber puede ocurrir que actu por algn inters particular y esa actuacin coincida con la ley moral; en ese caso estoy actuando conforme al deber.

Obro por deber, sin embargo, cuando mi actuacin no persigue ningn inters particular, ni es el resultado de una inclinacin o un deseo , sino que est motivada solamente por reverencia o respeto a la ley moral, independientemente de que mi actuacin pueda tener consecuencias positivas o negativas para la persona. La ley moral se basa en la nocin de deber, y en la medida en que la ley moral pretende regular las conductas ha de contener alguna orden o algn mandato. Pero con la ley moral es universal y necesaria la orden o mandato que contengan ha de ser categrico, es decir, no puede estar sometido a ninguna condicin (no puede ser hipottico). A la formula en la que expresa ese mandato u orden de la ley moral la llamar Kant imperativo categrico. En este orden de ideas, Kant no da tres definiciones distintas del imperativo categrico.

Obra slo segn una mxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal

Obra como si la mxima de accin hubiera de convertirse por tu voluntad en la ley universal de la naturaleza.

Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin nunca como un medio.

Los postulados de la razn Prctica.Los resultados de la critica de la razn pura nos conducan a la distincin general de todos los objetos en fenmenos y nomenos. En cuanto a fenmenos todos los objetos estn sometidos a las leyes de la naturaleza, que son leyes deterministas, excluyendo por lo tanto la libertad. En cuanto fenmeno, pues, el hombre no es libre. Por otra parte, la posibilidad de conocer los nomenos, las cosas en s mismas, quedaba rechazada en la dialctica trascendental ante la imposibilidad de construir la metafsica como ciencia, por lo que la posibilidad de conocer del alma y de su libertad e inmortalidad quedaba eliminada. Sin embargo, sin la libertad de la voluntad la moral quedara arruinada.Por otra parte, el progreso de la virtud es lento en el mundo, y se espera que el hombre virtuoso pueda ser feliz; pero se observa que esto no ocurre, lo que hara de la vida del hombre un absurdo si no fuera posible que ocurriera. Por ello, aunque ninguno de los objetos de la metafsica (Dios, el alma y el mundo como totalidad) puede ser objeto de demostracin terica, la razn prctica exige su existencia. El hombre ha de ser libre para poder poner en prctica la moralidad; ha de existir un alma inmortal ya que, si el hombre no puede alcanzar su fin en esta vida, ha de disponer de una vida futura como garanta de realizacin de la perfeccin moral; y ha de existir un Dios que garantice todo esto. Lo que la razn terica no ha podido demostrar, la razn prctica lo tiene necesariamente que postular.

Bibliografas:http://modernidad.obolog.com

Ferrater. M (1999).Diccionario de filosofa. Barcelona, Editorial Ariel, S.A Monografas. Com.S.A Sanabria, J.R. (2005), tica de Scrates y Platn. Mxico. PorruaKant, Immanuel. Critica de la Razon pura, Santillana ediciones generales, (2006)