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USAC 2009 Estructura agraria Resumen de la segunda unidad Curso Problemas Socioeconómicos de Guatemala Edwin Rolando García Caal

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USAC 2009

Estructura agraria Resumen de la segunda unidad Curso Problemas Socioeconómicos de Guatemala

Edwin Rolando García Caal

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Curso coordinado

Problemas socioeconómicos de Guatemala

Referencia Cuarto semestre del área común

Edificio S-9, salones 103 y 104 jornada nocturna

Docente Edwin Rolando García Caal

Fuentes

(1) Guatemala: Problemas socioeconómicos Documento de apoyo para la docencia

Licenciado Edgar Reyes

(2) Desarrollo de la estructura agraria en Guatemala Documento de apoyo para la docencia Edgar Reyes Escalante – Edgar Durini

Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Ciencias Económicas Departamento de Área Común

Campus Central, ciudad universitaria zona 12 Edificio S-9, jornada nocturna

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La estructura agraria en Guatemala (Resumen de las clases impartidas, segunda unidad)

Edwin Rolando García Caal

La estructura agraria según Celso Furtado, “es el conjunto de relaciones entre la población rural, la tierra que esta trabaja y el producto de ese trabajo” (Furtado, 1983). La estructura agraria tiene dos componentes: Lo agrícola y lo agrario. Cuando se habla de lo agrícola, se está dirigiendo la atención a todo aquello relacionado con la agricultura (proceso productivo). Es decir, se habla de cualquier actividad productiva que consiste en utilizar la tierra como medio para el cultivo de organismos vivos, con el fin de buscar la satisfacción de las necesidades materiales de la población. Los organismos vivos pueden ser animales o vegetales (Lange, 1972).

Por otra parte lo agrario es el término que se refiere al enfoque con que se tratan los problemas que surgen de las relaciones sociales de producción en el área rural. Lo agrario incluye lo agrícola (Santos, 1973). Lo agrario pues, abarca tres aspectos importantes: la tenencia de la tierra, la orientación de la producción y las características de acumulación del ingreso. En síntesis podemos decir que lo agrario es “Una categoría que estudia los problemas surgidos de las relaciones sociales de producción, que se presentan en el área rural, relacionada directamente con la propiedad y tenencia de la tierra y los problemas generados por dicha relación, la cual afecta a los grupos sociales”.

El desarrollo capitalista en el agro se mide por su versión más desarrollada, la cual indica la existencia de los tres aspectos importantes antes señalados, amarrados a las características fundamentales del capitalismo: a) la propiedad privada de la tierra o el pago de una renta capitalista por su uso, b) la producción de mercancías agrícolas con la finalidad de obtener una ganancia y c) la contratación de fuerza de trabajo asalariada en el campo.

Cabe mencionar que según lo expuesto en la literal a), la renta de la tierra es una salida que el capitalismo encontró a una limitante propia de la agricultura, esta limitante es el monopolio de la tierra. Esto significa que el principal medio de producción (la tierra) al constituirse en propiedad privada no está disponible para todos (como la libertad de comprar una máquina para hacer block en la industria), esto causa que a diferencia de la industria, en la agricultura no se pueda entrar y salir libremente (libre mercado). Lo importante es reconocer que en la agricultura, la tierra que constituye el principal medio de producción no puede ser producida por el trabajo del hombre, como sucede en la producción industrial.

En Guatemala, la primera característica, se cumple de manera parcial y dista mucho de llegar a un mínimo aceptable. Al respecto se debe reconocer que la distribución de la propiedad de la tierra define la distribución de la riqueza creada por el trabajo con auxilio de esa misma tierra. Lo anterior evidencia que al estar acaparada en pocas manos (monopolio de la tierra), la forma de propiedad del suelo puede limitar seriamente las condiciones para el desarrollo de la economía nacional. En nuestro país a pesar de que las políticas públicas de privatización de la tierra, expropiando al Estado, a la Iglesia y las tierras comunales de los pueblos indígenas, comenzaron en el siglo XIX, una gran parte de la propiedad territorial del país no posee títulos que la acrediten. Particularmente, en Guatemala, la consecuencia de la existencia de latifundios ha sido más bien una condición de privilegio que ha servido sólo a unos pocos, que tienen grandes extensiones de este escaso recurso productivo y que al tener títulos de propiedad también tienen acceso al crédito y a otros beneficios.

La segunda característica se cumple en unas pocas mercancías tradicionales de exportación. Sobre todo fundadas en la región de tierras más fértiles del país (la costa sur), en donde se encuentran las unidades capitalistas de producción. Otra porción de las mercancías agrícolas se produce en unidades de producción mercantil simple. Mercancías que no pueden competir en mercados eminentemente capitalistas debido a que la mayoría de veces no están asentadas sobre tierras de vocación agrícola o por lo menos con mayor fertilidad. Esto hace que el precio de las mercancías agrícolas se establezca en función de la tierra de menor rendimiento, dando a los que producen en tierras fértiles una mayor ventaja en la acumulación de ganancia. A la par de la producción mercantil simple, una fracción importante de la producción de alimentos sigue siendo con intención de autoconsumo.

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La tercera característica, se empezó a cumplir en el periodo en que los trabajadores asalariados del campo aumentaron su presencia en forma creciente (a partir de 1977). Especialmente en las áreas de cultivos tradicionales de exportación, pero ese periodo llegó a su fin cuando las necesidades de abatir los costos de exportación motivaron al incremento de la productividad de los cultivos, dando por resultado mayor inversión en bienes de capital y la utilización de mano de obra más calificada. Con la crisis mundial de los años 70-80 la absorción de mano de obra ya no se recuperó, de tal forma que los campesinos sin tierra o por lo menos sin recursos suficientes, comenzaron a emigrar a las zonas de la frontera agrícola del país (Petén, Franja transversal del norte o a Estados Unidos de Norte América).

Estas diferencias entre las tres características del capitalismo pueden dar cabida a muchas formas de relaciones sociales de producción en el agro, simplificadas en el Cuadro 1.

Cuadro 1 Opciones de las relaciones sociales de producción en el agro guatemalteco

A este sistema de relaciones sociales de producción se llega debido a que, como se estudió en la conceptualización del desarrollo, el capitalismo no se instala de una única forma, sino que puede llegar a sustituir el modo de producción anterior por la vía farmer (rapidito) o por la vía junker (despacito), o bien puede cambiar únicamente lo agrario, dejando intacto lo agrícola.

Cabe aclarar que en la vía farmer, también llamada la vía revolucionaria, se rompe de tajo la antigua economía feudalista, destruyendo todos los restos de servidumbre en un tránsito definitivo hacia el modo de producción capitalista. En cambio en la vía junker, se conserva fundamentalmente la antigua economía agrícola precapitalista, la cual se va transformando poco a poco en una economía puramente capitalista.

Podemos concluir este análisis diciendo que la tenencia de la tierra, la orientación de la producción y la acumulación en el agro “se consideran como los principales retos para solucionar la problemática socioeconómica de Guatemala de donde se deriva la conflictividad en el campo”.

Lo agrario puede cambiar por medio de una Reforma agraria (cambios en el corto plazo), o bien tener cambios lentos a través de una transformación agraria (largo plazo). En este aspecto, toda reforma agraria es una transformación agraria, pero no toda transformación agraria es una reforma agraria (Paz, 1986).

Importancia del estudio de la estructura agraria

El estudio de lo agrario del país se justifica en el atraso que se puede ver fácilmente en el desarrollo tecnológico de la agricultura nacional, salvo determinadas actividades como la cañicultura. Sin embargo, el principal problema económico y social de Guatemala, sigue siendo el reto que supone la tenencia de la tierra, la orientación de la producción y la acumulación en el agro. Son las variables que afectan la estructura misma de la economía nacional y que demandan profundas reformas. Por el lado económico (importancia económica), el sector agrícola es el más importante de la economía nacional, no tanto por la porción del PIB que contribuye a crear sino “porque absorbe la mayor cantidad de la población en edad productiva (PEA)”.

Característica Modo A Modo B Modo C Modo D Modo E Modo F

Propiedad privada Sí Sí Sí No No No

Producción de mercancías Sí No Sí No Sí No

Trabajo asalariado Sí No No No Sí Sí

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Cuadro 2

AÑO PEA TOTAL PEA AGRÍCOLA PORCENTAJE

1950 1 029,449 702,199 68.2

1964 1 387,477 838,315 60.4

1973 1 749,122 1 016,995 58.1

1994 2 462,516 1,293,297 52.5

2002 3 463,397 1 457,103 42.1

FUENTE: Censos de Población

Durante las últimas cuatro décadas la PEA total se ha triplicado, pero la PEA rural sólo se ha duplicado (Cuadro 2). En 1960 los asalariados rurales representaban el 39% de la PEA, mientras que en 2002 sólo alcanzan el 26 por ciento, lo que demuestra que la estructura agraria del país ha dejado de ser una fuente de empleo asalariado. Una estimación de los trabajadores familiares no remunerados pone a esta categoría de la población en un 30% de la PEA rural, cuando en los años 60 era sólo el 16%.

También la importancia económica del estudio del agro estriba en que la agricultura es fuente de ingresos y de empleo. Demanda inversiones importantes y la revisión de su estrategia productiva. El área rural contiene casi dos terceras partes de la población del país pero el sector agropecuario apenas sobrepasa el 22% de participación en la generación del ingreso nacional. Adicionalmente, esos ingresos no son redistribuidos en el campo y algunos ni siquiera se quedan en el país.

Existe una disparidad muy grande en los niveles productivos, inclusive en el mismo tipo de cultivos. Ocurre, según e PNUD, que el patrón tradicional de crecimiento y empleo en el agro, está basado en la migración temporal de campesinos minifundistas a las fincas de la Costa Sur. Este elemento aunado al lento crecimiento de las exportaciones, principal fuente de empleo asalariado en el campo, ha motivado el estancamiento de la población rural. Las exportaciones de productos tradicionales se duplicaron en los últimos años del siglo XX, pero los productos de consumo industrial crecieron 7 veces más y la ganadería y avicultura crecieron en el mismo lapso 3.4 veces.

Por el lado político (importancia política), la tierra es una fuente tradicional de poder en el país. La toma de decisiones que afectan a toda la nación depende de los propietarios de las grandes extensiones de tierra, lo que ha sido utilizado para impedir que la sociedad y el Estado encuentren formas modernas y eficientes de elevar la productividad, redistribuir el ingreso y contribuir equitativamente en el sostenimiento de la inversión social y el desarrollo. O sea que la importancia política deriva en que “ser propietario de latifundios permite que la cuota de poder y de participación en la toma de decisiones que afectan a toda la nación sea mayor, obstaculizando el desarrollo productivo, redistribución del ingreso, inversión social equitativa, y la sostenibilidad en el desarrollo económico de Guatemala”.

Por el lado social (importancia social), la tierra es una de las principales fuentes de conflicto. Se mantiene latente el malestar entre los campesinos que carecen de la misma. En los acuerdos de paz, se considera necesaria una estrategia integral que facilite el acceso de los campesinos a la tierra y a otros recursos productivos.

Por último, por el lado ecológico (importancia ecológica), la estructura agraria tiene un carácter ecológico, pues “la relación entre la tierra y el hombre puede asumir formas antagónicas o armoniosas, dependiendo de la forma de explotación que se ejerza sobre la tierra”. En las últimas décadas, la presión para producir ha provocado el cambio de uso de tierras forestales por cultivos agrícolas de poco rendimiento, debido a la vocación del suelo.

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En efecto, el uso de tierras frágiles para ganadería extensiva o para la agricultura migratoria de roza, tumba y quema, destruye el bosque primario y reduce los servicios de los ecosistemas. El impacto sobre la naturaleza se ha hecho sentir en las sequías, graves incendios forestales, huracanes, inundaciones, aludes y contaminación de las fuentes de agua.

Según la FLACSO el deterioro ambiental se ha magnificado por la drástica reducción de la cubierta boscosa, la alteración del ciclo hidrológico, la contaminación por la generación de desechos, en la pérdida de biodiversidad, el deterioro del suelo y la erosión. En suma se ha provocado una “contaminación ambiental” que no es más que “un cambio en el curso normal de la naturaleza originado por el uso de pesticidas en el monocultivo y los cuidados culturales que los campesinos utilizan para preparar la tierra que no tiene vocación agrícola”.

Desarrollo histórico de la estructura agraria en Guatemala

La política agraria colonial

La política agraria colonial está basada en cinco principios. El primero de ellos se refiere al principio del Señorío, que se establece al momento de la llegada de los españoles en 1492 y específicamente a Centroamérica en 1502. Este momento, en el que se declaran los territorios descubiertos como propiedad de la Corona Española, a la vez que integran a Guatemala en el Sistema Capitalista (proceso de acumulación originaria del capital), representa una Reforma agraria, que elimina las relaciones sociales de producción en el agro guatemalteco, al desligar a las comunidades indígenas de toda forma de propiedad, relación, tributo y organización. En otras palabras se limita el desarrollo de las clases sociales precolombinas y se sustituye por las relaciones establecidas por la Corona española.

El segundo principio de esta política inicia a partir de 1523, cuando España, con ausencia de su ejército, ofrece pagar con tierras, cualquier actividad de conquista y tributación establecida en América, por parte de los españoles aventureros. Este es el principio de la tierra como aliciente. Este mecanismo de conquista y colonización, a través de empresas privadas da origen al latifundio en el país, ya que a través del instrumento jurídico llamado la Concesión Real, se cedieron legalmente tierras a los conquistadores, en aquellos lugares por ellos escogidas, bajo el amparo del propietario de la tierra (El Rey). Este principio tenía a la vez un tercer principio (sombra), ya que por requisitos oficialmente establecidos no era posible la asignación de tierras a quienes no hubieran nacido en España. Esto se llamó el Bloqueo agrario de los mestizos. Obligando a estos pobladores a no contar con tierras, porque con un cuarto principio llamado la Preservación de las tierras de los pueblos indios, se garantizaba la propiedad comunal para los pueblos indígenas. Los mestizos pues quedaron en una posición que sólo les permitía trabajar bajo las órdenes de los terratenientes, y muchas veces recibir tierra en usufructo como compensación por los servicios.

El quinto principio surge a partir de 1590 cuando por dos cédulas Reales se ordena el censo efitéutico, para comprobar que las tierras en manos de los españoles efectivamente tuvieran la Concesión Real. Como muchas tierras habían sido poseídas de hecho, una segunda cédula ordenaba el pago por la posesión; esto se llamó el principio de La tierra como fuente de ingresos para la corona. Con este principio, algunos poseedores de tierra tuvieron que pagar o abandonar las tierras, las cuales fueron compradas por terratenientes vecinos, lo que consolidó y permitió ampliar el latifundio (la composición). Como la intención era la apropiación de fondos para la Corona Española, los precios eran relativamente altos y sólo aquellos con suficientes ingresos podían hacer frente a tales pagos.

El mecanismo del censo permitió el pago vitalicio por la posesión de la tierra lo que continuó proveyendo recursos a España hasta 1821. Un aspecto importante de la agricultura durante el periodo colonial es que atendió la demanda de la industria textil, exportando hacia España primero el añil que entró en seria competencia con las colonias asiáticas y terminó perdiendo sus exportaciones y posteriormente con la grana o cochinilla que se cultivaba en el Nepal, y que ocupó hasta principios del siglo XIX, el lugar principal entre los colorantes de todo el mundo.

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A finales del siglo XVIII a los indios se les exigía pagar sus tributos y entregar su grana o tinte escarlata y tejidos de algodón a cambio de eso se respetaba su producción interna fundamentada especialmente en la producción de maíz y cacao. Una demanda muy pujante de la grana se dio a partir de la Revolución industrial pero esta llegó a la ruina a partir del último tercio del siglo XIX, por la irrupción de los tintes de origen químico. Otros productos que se motivaron en el periodo colonial fueron el frijol, la caña de azúcar, las papas y las frutas.

La política agraria en el periodo independiente

A partir de 1825 cuando Guatemala obtiene su independencia, el Gobierno, instituye como primera política la venta de tierras baldías a 12 reales y 4 pesos por caballería, con el fin de agenciarse de fondos que permitieran llevar a cabo la administración pública. Esta venta de tierras públicas continúa bajo la forma del censo efitéutico y dura hasta 1877.

En las dos décadas siguientes a la independencia, la grana o cochinilla continuaba abasteciendo el mercado, lo que significaba grandes rentas para los productores. Entre 1821 y 1850 las exportaciones estaban centradas en este producto. En 1845 representaban el 67.3% de las exportaciones, seguida por las exportaciones de madera, pero a partir de 1850 debido a la irrupción de las islas canarias en la producción de grana, lo que hace bajar sosteniblemente las exportaciones nacionales, inicia la competencia por la producción de café.

El origen del capitalismo en el agro guatemalteco.

Una primera fase del desarrollo capitalista en el agro guatemalteco se dio a finales del siglo XIX (1871). En ese tiempo se motivó la propiedad privada sobre la tierra, la construcción del ferrocarril y el telégrafo, así como obras de infraestructura encaminadas a apoyar la exportación de café. A partir de 1877 se ordena la redención del censo, lo que significaba un pago definitivo por la tierra. Esto vino a ampliar la posibilidad de obtención de tierras por parte de los cafetaleros, al tiempo que significó la imposibilidad de mantener el antiguo derecho a la tierra por parte de los campesinos pobres, quienes carecían de los medios monetarios para la redención del censo. Posteriormente cuando se concesionó el ferrocarril a empresas internacionales se introdujo el cultivo del banano. Esa gestación de la economía moderna aunque lenta, demandó mano de obra que en ese tiempo era una fuerza de trabajo asalariada muy reducida. Para motivar el cambio, se utilizó el trabajo forzado, a través del “Boleto de vialidad”. El auge económico del periodo se empleó en la compra de tierras, más que en otros sectores, para ampliar las grandes fincas lo que terminó por expulsar a los campesinos de sus tierras y atraerlos hacia las haciendas cafetaleras, como fuerza de trabajo. Otros mecanismos utilizados fueron, el endeudamiento de colonos y la “Ley contra la vagancia”. Esta fue una Ley que introdujo penalizaciones por la improductividad y la vagancia y promovió el trabajo forzoso para conducir el desarrollo de la producción de exportación”. Esta situación duró entre 1871 y 1944.

Luego de las acciones de Justo Rufino Barrios a partir de 1971 en el altiplano central y occidental, específicamente la supresión de las tierras comunales y la fragmentación de la propiedad indígena, se modificó el sistema de combinación de latifundio y tierras comunales, el cual terminó por transformarse en un “sistema de latifundio-minifundio” aunque en un análisis histórico, este es un “sistema que se consideró incapaz de garantizar un desarrollo adecuado de la economía en el agro guatemalteco y a su vez significó la pérdida de productos y empleo”. Entre el latifundio-minifundio como formas de propiedad existía una relación funcional de complementariedad que favorecía con mayor medida a la gran propiedad. Debido a lo anterior, las grandes fincas, usualmente dedicadas a la agro-exportación, casi exclusivamente café, ubicadas en la boca-costa, disponían de una fuerza de trabajo, barata y en cantidades suficientes para atender las necesidades en la época de cosecha, esta era liberada el resto del año; ello era perfectamente factible, pues aquella mano de obra se encontraba integrada por campesinos que poseían alguna cantidad de tierra, la cual era la base de su sustento material, aunque lo suficientemente exigua como para impulsarlos a trabajar por un salario que permitiera completar la subsistencia. El salario real, era frecuentemente tan reducido, que no funcionaba eficazmente como un incentivo para trabajar, de ahí la razón de los mecanismos para asegurar mano de obra por medio del trabajo forzado implementados por Barrios.

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Así pues, la producción agrícola guatemalteca a partir del periodo liberal, estaba organizada en dos clases de unidades productoras, las empresas agro-exportadoras y las economías campesinas. La producción de exportación dependía mucho de dos cultivos: el café y el banano. Aunque el banano asignado a la United Fruit Company (hoy Del monte), no transmitía beneficios económicos por constituirse en una unidad económica autárquica y por lo tanto independiente.

La producción campesina se encargaba en lo fundamental, de la producción de granos básicos, una parte importante de los cuales estaban destinados al autoconsumo, mientras que algunos excedentes se destinaban a los mercados locales. Parte de esa producción excedente, se componía de frutas y legumbres, aunque naturalmente, la mayor parte adoptaba la forma de granos básicos. Este sistema combinado de formas de producir que constituía la estructura agraria en la primera mitad del siglo XX, o sea agro-exportación y economía campesina, se encontraba determinado por cinco elementos importantes: a) concentración de la tierra y tendencia a la expulsión de los campesinos; b) un fondo de salarios insuficiente; c) una producción importante de autoconsumo; d) necesidad de parte de la producción exportadora de trabajo forzado, y e) supervivencia de la renta de tipo pre-capitalista.

El autoconsumo era el complemento adecuado de esa economía artificialmente estancada, en la cual el desarrollo de una producción mercantil saludable era sacrificado en aras de una producción que aseguraba bienestar a un reducido grupo de personas. En síntesis este periodo de “la primera mitad del siglo XX, se caracterizó porque existía una combinación de formas de producir en el agro guatemalteco únicamente de dos polos: la agroexportación y la producción campesina”. Pero era la producción campesina el complemento a la “economía monocultivista” porque en definitiva esta se caracterizaba por el autoconsumo y la generación de ingresos para la economía local.

La reforma agraria

En 1952 se realiza la llamada Reforma agraria. Al respecto Guillermo Paz señala lo siguiente: “Su trascendencia es incalculable, pues por primera y única vez (después de la reforma agraria de la conquista española), los campesinos participan de manera activa y masiva en un proceso social de cambio que los implica directamente”. La influencia del proceso de Reforma Agraria emprendida durante el gobierno de Jacobo Arbenz con una duración de dos años es decisiva. La medida de transformación profunda de la estructura agraria estaría acompañada por la construcción de la planta hidroeléctrica de Jurun Marinalá y la construcción de la carretera al Atlántico. La ley que dirigió la reforma fue dictado por el Congreso el 17 de junio de 1952.

Poco antes de la reforma, se emitió un decreto de la Junta Revolucionaria de 1944 ordenando la supresión del “Boleto de vialidad”, en 1945 se derogó la Ley contra la vagancia y se estableció la Ley de arrendamiento forzoso destinada a incrementar la producción agropecuaria y eliminar la práctica del colonato en donde la tierra cedida a los trabajadores asalariados en las fincas cafetaleras, obligaba a ceder una porción excesiva del fruto de su trabajo a los terratenientes. Se motivó el cultivo mecanizado del algodón, la fibra de kenaf, cítricos, semillas mejoradas de arroz, frijol, ajonjolí. Sin embargo entre 1950-1954 el café representaba el 83.3% de las exportaciones mientras que el banano representaba un 10.8% adicional y el algodón 4% lo que denota el carácter monocultivista de la economía nacional.

La ley de Reforma Agraria, Decreto 900, emitida en junio de 1952, tenía como finalidad establecer un proceso de desarrollo capitalista independiente tal como rezan sus propósitos: a) "liquidar la propiedad feudal", y desarrollar "métodos capitalistas de producción agrícola"; b) abolir "todas las formas de servidumbre y esclavitud" tales como "las prestaciones personales gratuitas... el pago en trabajo del arrendamiento de la tierra y los repartimientos indígenas"; c) "dotar de tierra a los campesinos...que no la poseen o que la poseen muy poca".

Lo anterior se pensaba que se podía alcanzar a través de la expropiación de: a) las tierras incultas, exceptuando las menores de 2 caballerías, o sea 90 hectáreas; b) las tierras no cultivadas por sus propietarios; d) las tierras entregadas en arrendamiento; e) los excesos resultantes de una remedición de las fincas; y f) los caseríos de mas de 15 familias, así como los caminos que los comuniquen con otra población.

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Para evitar la reconcentración de la tierra, ésta sería cedida en usufructo vitalicio, con un pago equivalente a un 3% del valor de la cosecha, o bien en propiedad en lotes no mayores de 25 manzanas, unas 17.5 hectáreas, lo que se pagarían con un 5% del valor de las cosechas. Las tierras expropiadas serían indemnizadas a sus propietarios mediante la emisión de bonos que devengarían el 3% anual, con un plazo máximo de 25 años, el cálculo de la emisión se haría con base en la declaración en la matrícula fiscal del 3 por millar. A la par de la entrega de tierras, se decidió el apoyo financiero a los campesinos que se implementó mediante el funcionamiento del Banco Nacional Agrario. La asistencia técnica se realizó a través de la Oficina de Programas de Producción Agrícola y el Instituto de Fomento de la Producción. Otras medidas que acompañaban el tránsito definitivo al modo de producción capitalista eran: La liberación de la fuerza de trabajo, la monetización de los campesinos, la obligación al campesinado de vender sus productos y pagar la renta al Estado en dinero, dejar al campesino con la renta que antes se pagaba al terrateniente, eliminación del trabajo casi gratuito para los terratenientes, facilidad de acceso al crédito (Paz, 1986). Con el golpe de estado al régimen de Jacobo Arbenz en 1956, se suspendió la reforma agraria, se estableció una nueva política de tierra en propiedad que buscaba paliar el problema de la carencia de tierra sin realizar una transformación a fondo de la estructura agraria. En ese año (1956), se decretó el Estatuto Agrario, Decreto 559 y posteriormente, en 1962, se estableció la Ley de Transformación Agraria, Decreto 1551, sus resultados hablan por si mismos: a) el Decreto 900, en año y medio de vigencia repartió un total de 1’059,904 manzanas de tierra, beneficiando con ello a 138,067 familias; b) los decretos 559 y 1551 combinados, en 15 años habían logrado repartir 197,301 manzanas en beneficio de 10,164 familias (Piedra Santa, 1977). En síntesis se puede resumir que la contrarreforma agraria fue “una política desarrollista de colonización” o más bien una política sectorial del período 1955-1985 que buscó por un lado el crecimiento económico sostenido a través de la autosuficiencia en la producción de granos básicos para la economía campesina depauperada, y por otro la diversificación de la producción agrícola y el mejoramiento de los niveles de productividad de las unidades capitalistas de producción”. Sin embargo, bien o mal, la Reforma agraria es el proceso del cual se origina la actual estructura agraria de Guatemala, caracterizada por su inserción al mercado capitalista mundial.

Comportamiento de los productos agrícolas de exportación a partir del gobierno de Castillo Armas

Según la memoria de labores 1961 del Banguat, la producción agropecuaria retrocedió un 6.4% de su valor entre 1955 y 1961. A la par, se logró el objetivo de restaurar el latifundio y la estructura de la propiedad rural, al amparo del Decreto 1551 Ley de Transformación Agraria.

Entre 1962 y 1981 se da un periodo de expansión económica, basado en líneas de crédito y la colonización de la región norte del país, lo que abarcó la franja transversal del norte e Izabal. En ese periodo el volumen de la producción agrícola, casi se duplicó. Los precios internacionales motivaron la producción de banano, algodón arroz, frutas, hortalizas, caña de azúcar y trigo. Los productos de consumo interno tuvieron un crecimiento mucho más estable alrededor del 3.2% anual. A partir de 1981, estos productos han tenido un crecimiento vegetativo abajo del 2.7% anual. Los productos de exportación redujeron su ritmo de crecimiento desde 1980, (por impacto de las tipos de cambio y las tasas de interés por la recesión económica mundial). El algodón redujo sus áreas de cultivo cerca de 27 mil hectáreas.

A partir de 1985 inicia la crisis del café el cual pasó de un precio internacional de 126.88 dólares en 1985 a 56.84 para el 2001. El período 1986-1996, en materia de política agraria, consistió en pasar de la entrega de tierras en las zonas de la frontera agrícola, a la dotación de tierras por medio de la compra/venta voluntaria, tratando de generar un “mercado de tierras en el país”.

Este mecanismo del mercado de tierras se considera que es el único que podría posibilitar el acceso y la obtención del recurso tierra por parte de los campesinos, propiciar la elevación de la productividad y generar un mayor proceso de arrendamiento capitalista, provocando el desarrollo de las fuerzas productivas en el agro. Sin embargo,

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debido a la falta de reformas profundas en el marco legal, la política no logró mayores resultados. En general, no se logró mayor progreso en cuanto a resolver los problemas de tenencia de tierras y de la propiedad rural. Continuó la diversificación productiva, se expandió el cultivo de algunas hortalizas y de bienes de consumo industrial como el hule, el tabaco, los frutales y se dio un impulso vigoroso a la producción de caña de azúcar.

Entre 1987 y 1992 el sector agrícola (fuera del café) manifestó una recuperación pero sólo debido a las condiciones climáticas favorables, las cuales cambiaron el panorama entre 1993 y 1997.

La firma de los acuerdos de paz en 1996 permitió el crecimiento del sector, pero debido a que se amplió la frontera agrícola hacia aquellas áreas ocupadas por el ejército y la guerrilla. También fueron factores importantes el aumento de la demanda externa de productos agrícolas, asociado a la apertura de nuevos mercados. Sin embargo en lo que se refiere al cultivo del café, continuó con problemas. En 2001 la sobreproducción mundial generó el desplome de los precios, lo que motivó el abandono de un buen número de plantaciones de café, la demanda internacional se redujo para el país en 15% en Estados Unidos y 21% en Alemania.

Un auge bananero se dio entre el periodo 1985-1987 motivado por el incremento en el precio, pero en 1988 decreció debido a condiciones climáticas y problemas laborales hasta 1992. En este último año, la producción se recuperó a un ritmo de 18.3% por un incremento en la demanda de Estados Unidos y Europa. Este producto ha mantenido un crecimiento sostenido hasta el año 2002. El cardamomo inicia una posición importante en las exportaciones a partir de 1985, un crecimiento que inició en 22.5% en 1991 hasta alcanzar el año 2002 con un crecimiento sostenido entre un 13.1 y 5%.

Durante los últimos 20 años el sector agropecuario ha visto cambios de consideración en su estructura productiva. Productos, como el café, han ido perdiendo, poco a poco, su dinamismo. Otros como el algodón, que fue el cultivo más prometedor del período de expansión (años 1960-1980), desaparecieron de la esfera productiva. Para el 2002 el área cultivada de algodón se redujo a menos del 1% de lo que existía en 1987, con una reducción de 57.2 miles de manzanas, casi 900 caballerías de terreno.

Las tierras que durante casi treinta años fueron dedicadas al algodón y a la crianza de ganado, se dedicaron a partir de la década de 1990 al cultivo casi exclusivo de la caña de azúcar. Al comparar las áreas cosechadas de caña, entre 1987 y 1997, se puede comprobar cómo las tierras dedicadas a ese cultivo se duplicaron, con un incremento de 131 miles de manzanas, o sea más de dos mil caballerías. Se debe tomar en cuenta que el azúcar es uno de los pocos productos que continúan siendo protegidos de la competencia externa y existe prohibición de importar dicho producto.

Además, el Decreto 117-97, Ley de Supresión de Exenciones Exoneraciones y Deducciones en Materia Tributaria y Fiscal, dejó libres de derechos arancelarios de importación de insumos y tasas, a los procesadores de azúcar. También la política de energía del país, mediante un sistema ad hoc de tarifas, ha asegurado la compra de la energía eléctrica excedente de los ingenios azucareros, la cual es un subproducto de sus plantas agroindustriales, con esto se mejora el margen de utilidades de dichas empresas. Bajo esas condiciones es explicable la expansión de la superficie cultivada de caña de azúcar que de unas 129,000 manzanas cosechadas en 1987, ha llegado al año agrícola 1997-1998 a alcanzar cerca de 260,000 manzanas, con aumentos en la producción del cultivo que se triplicó en el mismo período (de 6,053.8 miles de toneladas cortas de caña molida en 1984 a 21,179.8 miles de toneladas en 1998).

Esta expansión de la producción de caña de azúcar ha tenido sus consecuencias también en el sector ambiental, pues algunos ríos de la costa sur han sido desviados de sus cauces para irrigar cañaverales, lo cual ha contribuido a que se presenten serias inundaciones que han afectado a los habitantes de humildes aldeas de la región. El cuadro 3 resume el comportamiento de las exportaciones en el periodo comprendido entre 1992 y 2003.

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Cuadro 3 Guatemala: Exportación de Productos Agrícolas Tradicionales

Millones de US$

Año TOTAL Café Algodón Azúcar Banano Carne Cardamomo

1992 1,283.6 252.9 0.5 136.5 110.9 13.3 32.8

1993 1,363.2 276.4 0.1 155.8 110.2 15.3 39.4

1994 1,550.2 346.0 0.0 172.4 119.5 8.3 42.2

1995 1,990.8 578.6 0.0 245.4 145.6 4.9 40.7

1996 2,056.3 472.6 0.0 220.4 162.2 1.4 39.4

1997 2,385.9 615.7 0.0 258.4 161.6 0.3 37.9

1998 1,167.9 584.5 0.0 310.6 177.9 0.0 36.6

1999 1,056.3 587.9 0.0 188.1 143.1 0.0 56.4

2000 1,178.3 572.3 0.0 179.6 187.8 0.0 79.4

2001 953.5 300.8 0.0 259.6 193.0 0.0 96.1

2002 803.3 269.0 0.0 208.2 233.0 0.0 93.1

2003 791.0 292.3 0.0 189.2 230.6 0.0 78.9

FUENTE: Elaborado por el autor con base en el Banco de Guatemala.

Según la información del Cuadro 3, en los primeros años del siglo XXI la agro-exportación sigue siendo una pieza clave del comercio para la economía nacional. Pero puede decirse que se encuentra en franca decadencia, el total de las exportaciones tradicionales ha ido reduciendo su valor a un ritmo de 4.3% anual desde 1992. Las exportaciones de café se han reducido a menos de la mitad (una disminución del 56%) entre 1997 y 2002; las exportaciones de azúcar que eran las más dinámicas en la última década del siglo XX, perdieron también una tercera parte de su valor. Sólo dos productos tradicionales de exportación: el banano y el cardamomo, muestran un crecimiento importante en los últimos diez años, con tasas de crecimiento anuales de 7.7% y 10% respectivamente. Por otra parte, dos productos han desaparecido de la lista de exportaciones: el algodón que ya no se exporta desde 1994, y la carne que manifiesta graves dificultades desde 1995. Los granos básicos han sido dejados a merced de las fuerzas del mercado, en un caso triste de desregulación de precios agrícolas. De tal cuenta las importaciones netas de granos básicos han pasado de 153.7 miles de toneladas en 1985 a 285.4 miles en 1998. Sólo entre maíz, frijol, trigo y arroz, en dicho período se dejaron de cosechar 358 mil manzanas.

El mercado interno se abastece de maíz, frijol, papas, frutas y hortalizas. De ellas el maíz representa aproximadamente un 29%, el frijol ha ido perdiendo paulatinamente su importancia, pasando de un 18.2% en 1978 a 10.1% en 1987. En términos generales, la producción para el consumo interno ha evolucionado a una tasa de crecimiento de 1.9%, lo que comparado con el crecimiento de la población de 2.9% para el mismo periodo significa un desabastecimiento per cápita de origen interno.

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Con el libre mercado de los granos básicos, el análisis de los rendimientos por hectárea resulta muy importante. Según se observa en el Cuadro 4 la producción fuera de la Bocacosta (derecha del cuadro 4), no puede competir con los precios. Similar situación se da entre la producción de la Bocacosta y los rendimientos en el cultivo de maíz en Estados Unidos.

Cuadro 4 Rendimientos del maíz en áreas de expansión de la frontera agrícola y en la bocacosta, año 1995/96

Áreas de expansión Rendimiento (kg/ha)

Áreas adecuadas Rendimiento (kg/ha)

Alta Verapaz 1,139 El Quiché 1,027 El Petén 1,689 Huehuetenango 1,030 Izabal 1,674 Promedio 1,312

Escuintla 2,233 Jutiapa 2,233 Retalhuleu 2,319 Santa Rosa 2,885 Suchitepéquez 2,536 Promedio 2,441

FUENTE: Encuestas Nacionales Agropecuarias, 1995/96, USPADA-MAGA

1.

Al respecto de la fertilidad del suelo, se sabe que las tierras agrícolas de primera sólo comprenden 9,500 kilómetros cuadrados con pendientes menores de 4 por ciento y se ubican en la llanura costera del pacífico (Bocacosta), y en el Atlántico (Zacapa, Izabal). Las tierras agrícolas de segunda, unos 8,500 kilómetros cuadrados y el 70% del territorio no apto para la agricultura, porque son eminentemente forestales. Si se usan para la agricultura o productos agropecuarios necesitan mucha protección. Las tierras más fértiles son las utilizadas para la producción de caña de azúcar, citronela, banano, hule y pastos.

Con el análisis histórico de la producción agrícola, esta puede definirse específicamente como producción de consumo industrial, producción para el mercado mundial de materias primas y cultivos de subsistencia. Dentro de los productos agrícolas de consumo industrial, los más importantes son la caña de azúcar, el algodón, el tabaco, el hule, el limón, la fibra de kenaf, la citronela, el ajonjolí, etc. Para el mercado mundial se deja el café y el cardamomo, y para el autoconsumo el maíz, el frijol, el trigo, verduras y legumbres.

Los Acuerdos de Paz, específicamente el de Aspectos Socioeconómicos y Situación agraria, dieron origen a la creación del “Fideicomiso Fondo de Tierras Acuerdo de Paz”. Establecido en 1997 para atender las primeras solicitudes de crédito para la compra de tierras, especialmente de desmovilizados y retornados. Debido a la falta de un instrumento legal que regulara la asistencia para la compra de tierras, se presentó en 1997 un proyecto de “Ley de Fondo de Tierras”, el cual no se convirtió en ley sino hasta 1999. Esta ley establece el Fondo de Tierras, al cual le corresponde la administración de los programas de financiamiento público orientados a facilitar el acceso a tierras productivas a campesinos en forma individual u organizada. Hasta ahora, el impacto del Fondo de Tierras no ha alcanzado mayor importancia, debido a la falta de recursos, y de una oferta de tierras de valor productivo.

El empleo formal en el sector agropecuario durante la última década del siglo XX muestra una clara tendencia hacia la reducción en el empleo y en la absorción de mano de obra (Cuadro 4). El principal problema en el agro es el subempleo, no existen cifras recientes, pero se estima que el sub-empleo en el campo excede el 40% de la población económicamente activa (PEA), lo cual puede presumirse por la incidencia de pobreza y pobreza extrema. La agricultura moderna tiende a la subutilización de la mano de obra, según un estudio del empleo de finales de la década pasada, realizado por SEGEPLAN, se ha encontrado que el incremento relativo de la subutilización de mano de obra en el campo, es una consecuencia de que el crecimiento de la economía agraria se haya realizado especialmente en las actividades modernas que requieren cada vez menos mano de obra por unidad de producto, en comparación con las actividades informales tradicionales.

1 Tomado de Política agraria y Sectorial (1998-2030): instrumento para la revalorización de la ruralidad y el desarrollo en

Guatemala, MAGA-UPIE.1998.

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Cuadro 4 Guatemala: número de Trabajadores por Rama de actividad Económica

Período 1987-1997 En miles de personas

Año TOTAL Agricultura Industria Comercio Servicios

1987 679.0 254.2 78.4 62.1 236.4

1988 779.6 259.0 103.4 77.3 282.6

1989 788.4 291.5 101.3 84.8 252.9

1990 785.8 279.2 103.3 84.4 263.0

1991 786.9 237.5 118.8 99.5 276.3

1992 795.7 221.2 130.7 98.0 287.9

1993 823.2 214.6 136.7 102.6 304.2

1994 830.3 205.5 152.9 108.1 305.2

1995 855.6 224.3 142.4 120.0 309.1

1996 830.5 214.3 133.3 130.4 290.8

1997 844.4 212.8 138.6 124.1 308.0

FUENTE: Elaborado por el autor con base en Banco de Guatemala

Los cambios en la estructura agraria a partir de 1950, no han ocurrido en magnitudes representativas, sino que han mantenido la tendencia de una transformación agraria que viene desde los tiempos de la colonia. Antes de analizar la información del Cuadro 5 se debe saber que una finca es “para los propósitos del último censo, toda aquella extensión o porción de tierra utilizada total o parcialmente para realizar labores agrícolas o pecuarias, cuya extensión sea mayor a 400 metros cuadrados”.

Cuadro 5 Distribución de la tierra en Guatemala según el tamaño de las fincas

Información censal

No. fincas Superficie No. fincas Superficie No. fincas Superficie No. fincas Superficie

República 348,687 5,315,475 417,344 4,926,766 610,344 6,011,236 830,684 5,315,837

Microfincas 74,269 40,822 85,083 46,683 250,918 87,084 375,708 172,413

Subfamiliares 233,804 720,794 279,796 869,933 296,654 881,928 388,976 989,791

Familiares 33,041 715,472 43,656 928,674 49137 1,108,690 50528 1,145,318

Multifamiliares medianas 7,057 1,667,903 8,420 1,801,168 13,158 2,565,978 15,203 2,354,297

Multifamiliares grandes 516 2,170,484 389 1,280,308 477 1,367,556 269 654,018

Estructura (porcentajes)

No. fincas Superficie No. fincas Superficie No. fincas Superficie No. fincas Superficie

Microfincas 21.30 0.77 20.39 0.95 41.11 1.45 45.23 3.24

Subfamiliares 67.05 13.56 67.04 17.66 48.60 14.67 46.83 18.62

Familiares 9.48 13.46 10.46 18.85 8.05 18.44 6.08 21.55

Multifamiliares medianas 2.02 31.38 2.02 36.56 2.16 42.69 1.83 44.29

Multifamiliares grandes 0.15 40.83 0.09 25.99 0.08 22.75 0.03 12.30

Fuente: Censos agropecuarios 1950, 1964, 1979, 2003

Censo 2003Clasificación:

Clasificación:Censo 1950 Censo 1964 Censo 1979 Censo 2003

Censo 1950 Censo 1964 Censo 1979

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Los principales cambios han ocurrido como efecto de la atomización de la tierra que afecta tanto a las microfincas, las fincas sub-familiares y las fincas familiares o medianas fincas. Con el análisis de este cuadro se puede establecer con claridad que la concentración de la tierra es “una característica de la estructura agraria guatemalteca, que se ha mantenido invariable durante muchos años y cuyo índice es uno de los más altos del mundo”.

Las clases sociales en el Agro

Como ya se señaló, en el agro guatemalteco coexisten unidades capitalistas de producción orientadas a la exportación, unidades de producción mercantil simple dedicadas a la producción de consumo interno y las unidades de producción de autoconsumo, que a su vez son fuente de la fuerza de trabajo rural temporal, pero esta clasificación se aborda por el destino de la producción. Alfredo Guerra Borges, adapta esta clasificación al análisis de la superficie, así: minifundios, fincas familiares, fincas multifamiliares medianas y fincas multifamiliares grandes. En extensión, las unidades capitalistas estarían integradas por las fincas multifamiliares, las unidades de producción mercantil simple formadas por las fincas familiares y las unidades de autoconsumo por los minifundios. El INE subdivide los minifundios en fincas sub-familiares y microfincas (Cuadro 5). Ahora bien, si lo que se observa no es la extensión territorial sino la población, Batres (1983) clasifica a la población rural en las categorías siguientes:

Burguesía Agraria Tradicional. Es una fracción de la oligarquía terrateniente, heredera de la estructura colonial. Se trata de un grupo en vía de desaparición, especialmente después de las reformas de la estructura económica que se han aplicado después de la crisis de la década de los ochenta. Una gran parte del gran latifundio ha sido constituido en un fondo de capital agrario, el cual ha sido convertido en capital accionario, lo que ha permitido que muchos terratenientes se hayan convertido en propietarios de valores hipotecarios. Sin embargo, es posible que exista algún remanente importante, en aquellas zonas agrícolas donde el desarrollo capitalista aún no ha penetrado plenamente, por ejemplo, en algunas zonas de alta Verapaz.

Burguesía Agraria. Es la fracción de la burguesía cuyas unidades agropecuarias muestran el mayor desarrollo capitalista. Se trata de empresarios modernos, cuyas actividades permiten enlazar actividades agroindustriales, comerciales y financieras. El ejemplo típico está dado por los industriales del azúcar, cuya integración de capital se encuentra en un nivel muy avanzado. Contando para sus finalidades con recursos muy importantes desde las fincas productoras de la materia prima, los ingenios, plantas destiladoras de alcohol, generación comercial de energía eléctrica, canales de distribución, almacenadoras, financieras y bancos.

Campesinos Acomodados. Se trata de pequeños empresarios que suelen contratar trabajadores asalariados. Algunos de ellos se encuentran dedicados a la producción de productos destinados al consumo industrial o de exportación no tradicional. Aplican tecnologías avanzadas, e insumos industriales, semillas certificadas, y asistencia técnica.

Pequeños campesinos. Por lo regular trabajan por cuenta propia, utilizando trabajo familiar no remunerado. En periodos en que se necesita de algún refuerzo en labores tales como cosecha, o limpia, pueden contratar mano de obra asalariada. El grado de tecnología aplicada en sus parcelas no es muy intenso, aunque la agricultura se ha "artificializado" por la aplicación de fertilizantes y plaguicidas. La producción está destinada en alguna medida al autoconsumo, aunque suelen comercializar excedentes. Los principales productos suelen ser de consumo interno, tales como granos básicos, hortalizas y flores. Algunos producen para el comercio regional. Suelen completar sus ingresos con el fruto de otras actividades, tales como la artesanía, lo que les permite sobrevivir, aunque sin ninguna capacidad de ahorro.

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Campesinos Depauperados. Se trata de trabajadores agrícolas vinculados todavía a sus parcelas. Para poder sobrevivir deben vender una parte considerable de su fuerza de trabajo. Su producto está destinado fundamentalmente al autoconsumo, vendiendo ocasionalmente algunos pocos excedentes usualmente productos pecuarios, como cerdos, huevos y otros provenientes de prácticas de ahorro de alimentos. Este estrato de productores se ha visto obligado a incursionar en regiones localizadas en la frontera agrícola, algunos de ellos han logrado hacerse de tierras en el Petén y algunos otros en la Franja Transversal del Norte.

El semi-proletariado. Grupo constituido por trabajadores directos desvinculados de la tierra, carecen de calificación, el ingreso básico lo obtienen de jornales en labores agrícolas poco calificadas, el cual completan con actividades en otras ramas económicas como la construcción, su actividad principal está ligada a las faenas de corte, limpia y actividades de cosecha. Constituyen la principal fuerza de trabajo agrícola del país.

Proletariado Rural. Se trata de trabajadores desvinculados de los medios de producción, pero con suficiente calificación para realizar tareas más especializadas en la producción agrícola, algunos de ellos son operadores de maquinaria agrícola o tienen conocimientos tecnológicos necesarios en una empresa agrícola moderna. Un ejemplo de esta categoría de productores es el de los trabajadores de las empresas bananeras, los cuales se desempeñan en un ambiente laboral de mayor modernidad. La producción de bienes no tradicionales de exportación ha hecho que la demanda de esta clase de fuerza de trabajo crezca cada vez más. Son llamados los trabajadores del conocimiento.