estado, familia, políticas sociales

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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES, DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGIA, N ° 18. SETIEMBRE 200(), PP. 14 Estado, familia, políticas sociales: ¿quién se hace cargo de los cuidados y las responsabilidades familiares? 1 l lntroduccción La hipótesis central que da origen a este trabajo es que la atribución exclusiva de los cuidados y las responsabil idades fam i l iares a las mujeres lesiona . el desarrollo de la ciudadanía social de éstas; compartir las responsabilidades fami l iares y de reproducción social, renegoc iar al interior de los distintos modelos fam i l iares esta s responsabil idades es un reclamo presente hoy en día a partir de lo s planteos de las organizaciones de mujeres, y también como resultado d e los acuerdos planteados en las conferencias internacionales. El tema de la sobrecarga por el trabajo doméstico y las responsabilidade fam i l i ares ha estado en el centro del debate feminista desde sus inicios, y es un tema que continua v igente hoy en día con la actual div is ión sexual de l trabajo. Las preocupacione s por tran- formar y encontrar soluciones a este tema presentan desafío s a la teoría y a la invest igación, por encontrarse las posibles soluciones directamente relac ionadas a un c a mbio cultura l complejo e inci erto, que comprende aspectos subjetivo s y simbólicos. Uno de los principales objetos de estudio es la necesidad de comprender mejor las resistencias que encuentran en el ámbi to pr ivado la demanda d e muchas mujeres de establec er relaciones de género más igualitarias, en función de los camb ios 83 KARINA BATTHYÁNY* que se han producido al inter ior de los distintos arreglos familiares, la salida de la mujer al mercado de trabajo y al mundo de lo público. JI. El contexto actual Las pautas sociales e instituc ionales que sirvieran para fijar a las mujeres dentro del ámbito doméstico definiendo límites a su relación con lo público y con el Estado, exp erimenta ron importantes transforma- ciones a partir de los '60. En e l marco d el desarro l lo de las funciones del "Estado de Bienestar" o '"Estado Ben efactor", las estructura s fam i l iares trad ic ionales comenzaron a ser prescind ibles para e l desempeño de ciertos roles funciona les a la regulación de la producción económica y la reproducción humana en las sociedades industriale s avanzadas. *A rea Rel aciones Sociales de Género. D eparta- mento de Sociología. Facultad de Ciencias So- ciales. Universidad de la República. Montevi- deo - Uruguay. 1 Este documento est�1 integrado a la línea de investigación sobre "Ciudadanía social de las mujeres en el Uruguay" que se desarrol la en el Arca de R el aciones Sociales de Género. del Departamento de Sociología, Facul tad de Ciencias Sociales, coordinada r la prosora Rosario Aguirrc.

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Page 1: Estado, familia, políticas sociales

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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES, DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGIA, N° 18. SETIEMBRE 200(), PP. 14

Estado, familia, políticas sociales: ¿quién se hace cargo de los cuidados y las responsabilidades familiares? 1

l. lntroduccción La hipótesis central que da origen a

este trabajo es que la atribución exclus iva de los c u i dados y las responsab i l idades fam i l i a res a l a s m ujeres l es i on a . e l desarro l l o de l a c iudadanía soc ia l de éstas; comparti r las responsab i l idades fami l iares y de reproducc ión social, renegociar a l interior d e los d ist intos modelos fami l iares es tas re sponsab i l i dades es un rec l amo presente hoy en d ía a partir de los planteos de l as organizac iones de mujeres, y también como resu ltado de los acuerdos p lanteados en las conferencias internac ionales.

El tema de l a sobrecarga por e l trabajo doméstico y l as responsab i l idade fami l iares ha estado en el centro del debate feminista desde sus in ic ios , y es un tema que cont inua v i gente hoy en d ía con l a actual d iv i s ión sexual del trabajo.

Las p reocup ac i ones por tran;:.­formar y encontrar sol uciones a este tema p re sentan d e s afíos a l a teo ría y a l a investigación, por encontrarse l as posibles soluciones directamente re lac ionadas a un camb io c u ltural complejo e inc ierto, que c omp rende aspec tos s ubj e t i vos y s imból icos . Uno de los principales objetos de estudio es la necesidad de comprender mejor las res istenc ias que encuentran en e l ámbi to pri vado l a demanda de muchas mujeres de estab lecer rel ac iones de género más igua l itarias, en función de los camb ios

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KARINA BATTHYÁNY*

que se h an prod ucido al inter ior de los d ist intos arreglos fam i l i ares, l a sal ida de l a mujer a l mercado de trabajo y a l m undo de lo púb l ico.

JI. El contexto actual

Las pautas soc ia les e insti tuc ionales que sirvieran p ara fijar a las mujeres dentro del ámbi to doméstico definiendo l ím i tes a su re lac ión con lo p úb l ico y con el Estado, experimentaron importantes transforma­c iones a part i r de los '60.

En e l marco del desarro l l o de las func i ones de l " Estado de B i enes tar" o '"Estado Benefac t o r", l as es t ru c t u ras fami l iares trad ic ionales comenzaron a ser presc ind ibles para el desempeño de c iertos ro les func i ona les a l a regu l ac i ón de l a producción económica y la reproducción h uman a en las soc iedades indus tr ia les avanzadas .

*A rea Rel aciones Sociales de Género. Departa­

mento de Sociología. Facul tad de Ciencias So­

ciales. Universidad de la República. Montevi­

deo - Uruguay.

1 Este documento est�1 integrado a la l ínea de

investigación sobre "Ciudadanía social de las

mujeres en el Uruguay" que se desarrol la en el

Arca de R el aciones Sociales de Género. del

D epartam ento de Sociol ogía, Facu l t ad d e

Ciencias Sociales, coordinada por l a profesora

Rosario Agu irrc.

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. REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

Cierta necesidades pasaron a ser atendidas por el Estado, en el contexto de u n a imp or t a n te c ap ac i d.ad fi s c al de c ap t ac i ó n de rec u rsos e c o n óm i c o s , des t i nados a ser adm i n i s trados p o r l as burocrac ias estatales a través de programas y serv ic ios d i rig idos al "bienestar de l as fam i l ias ."

La cris is de los estados lat inoame­r icanos y l os cambios en l as pol ít icas soci ales en l as ú lt imas décadas t ienen como efecto privat i zar la responsabi l idad por el b ienestar, transfi riendo tareas del E_ tado h ac i a l as fam i l ias . En la actual idad, los serv ic ios y poi ít icas sociales están siendo reemplazados en un Estado cuyas funciones red istribuidas e han l imi tado y focal izado espec i a lmente h ac i a l os sectores más carenciados, ret i rándose progresivamente de aqu e l l as act i v i d ades que pueden ser abordadas por e l sector privado . 2

En e l Estado de Bienestar " ideal", l os costos de estos serv ic ios se asumen de manera colectiva y sol idaria, sobre la base d e p o l í t i c as imp os i t i v a s y fi s c a l e s orientadas a l a red istribución del i ngreso. En el modelo l i beral actual de la economía d e m e rc ad o , e s t os c os t os d e b e n ser cubiertos indiv idualmente, o mejor d icho por l as redes fam i l iares y l as u n idades domésticas de las cuales estas personas son miembros . El resu l tado es una creciente polarizac ión soc ia l que se i nscribe en e l debate que t iene como eje la redefi n ic ión de l as re laciones entre Estado y mercado, la forma en que los recu rsos soc iales deben ser a s i gn a d os y aprop i ados , l a deter­m i n ación de qu ienes ejecutarán ese reparto y l os criterios y los actores que intervendrán en el mismo.(Aguirre y Fassler, 1 997)

Las neces i d ades de c u i d ado i nsati. fechas han aumentado a causa de la cris i s económ ica y de las tran formac iones del E. tado . Como se de arro l l ara más adelante, e l cu idado puede defin i rse como l a prov i s ión d i ar ia de atenc ión soc i al , fís ica, síqu ica y emocional a l as persona�. Esta provisión de cu idados puede a umir d i t intas característ icas, que variarán de de

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formas vo luntari as, profes ionales, remu­neradas o no remuneradas .

Tal como nos plantean Aguirre y Fass l e r ( op. c i t), l as p o l ít ic a s soc i ales trad ic ionales e h an l im itado y no se ha e n c arado l a at i s f ac c i ó n de n u e v as necesidade . E to ha creado u n défic i t de cuidado y una crisis de cu idado tanto en la vida privada como en los ámbitos públ icos .

En l a \' i da pr ivada e l défi c i t de cu idado e má notorio en fam i l i as donde l as m ad re trabaj ad ora. - casadas o soltera - no re · iben ayuda sufic iente de sus pareja o fami l i are. , constituyendo una fue n t e de ten · ione importante e n l as fami l i a., e pecrnlmente para las mujeres .

En el ámbi to públ ico, e l défic i t de cu idado e ve - entre otro. ind icadores­en la i n uficien ia de atención que prestan l as pol ít ica octale a la i tuación de l as madres, de lo an 1ano .. de l o enfermos, de lo impedido .

JI!. Cuidado .\ re pon abilidades doméstica : w1 elemento clave de la ciudadanía ·l cia'

En e l anált 1. de género de l a c iuda­danía. e e tablecen \ ín u l o anal ít icos con teoría. má generale dando cuenta de los aporte �di lema del pen amiento y de los desafío. que en ·rema la reflex ión crít ica. En el iglo X.·. a partir de l a teorización de Mar. ha l l e om1enza a a umi r que l as mcongruen 1 de l a i udadanía pol ít ica­civ i l podían er uperada por e l recono­ci m i enro de la d imens i ó n s o c i a l de l a c i udad a ní a. J a q u e bá. i c amente d e b ía o fre c e r u n m ín imo oc i a! b á s i c o q u e perm i t i e e e l a ce o i g u al de todos a l nece. ario b iene_rar económico, cerrando a í l a· brecha entre igualdad po l ít ica y de_igualdad económica y . ocia! .

2 El análi. is detallado d e esta cuestión excede

las po·ibilidades de este artículo.

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A partir de la conceptual i zac ión de ciudadanía de Marshal l , la preocupación fundamental son l as des igua ldades que surgen como resultado de la "generizac ión" de la c iudadanía, s in dejar de considerar l as desigualdades estructurales producidas por la c lase y la raza.

E l in terés de cent rarnos en e l concepto de c iudadanía social para abordar e l tema de los cu idados, reside en que se trata de un concepto s uscept ible de ser trabajado de manera ampl ia y que en este concepto se resumen l a re lación entre e l ind iv iduo, e l Estado y la soc iedad.

Es conven iente seña lar, que es necesar ia una nueva concepción sobre la c iudadanía de las mujeres que i mpl ique una n ueva identidad c iv il, en la que no se anal ice a la m ujer como una categoría homogénea, enfrentada a otra categoría supuestamente h om o génea den om inada h ombr e . S e requiere, entonces, una identidad que repre­sente la multip l ic idad de rel ac iones sociales en las que l a diferencia sexual no impl ique la des i gua ldad de cond ic iones de opor­tunidad y acc ión para l as y los c iudadanos.

El concepto de c iudadanía, como nos p l antea Vargas, "es un eje que con­c entra m u c h as de l as tens i ones d e l pensamiento poi ít ico actual y de las refle­x iones pol ít icas feministas.

Las tensiones entre la universal idad de l o s derec h os y l as d iferenc i as y/o d e s i g u a l d ad e s p a ra acceder a e s a un iversal idad o , lo que es lo mismo, entre l os d e re c h os forma l es y l o s dere c h os sustantivos, entre e l princip io de i gualdad y el derecho a l a d i ferenc ia. Nos enfrenta tamb ién a defin i r s i, en el intento de superar una c iudadanía restringida o p asiva, para l o g ra r una c i u dadanía act i va y p l ena, estarnos poniendo como meta e l modelo mascu l ino de c i udadanía o adoptando una propuesta más f lex ib le y subvers iva, capaz ele incorporar las mú lt ip l es d imens iones y derechos que las muj eres -y otros sectores e x c l u i d o s - h emos c onq u i s t ado, constru ido y ampl iado en las ú l t imas déca­das" . (Vargas, 1998) -------

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REVISTA D E CIGNC'IAS SOCIALES

Las diferentes reflex iones y enfo­ques en torno al tema de la c i udadanía, y part icu l armente de la c iudadanía soc i a l , complej izan y apo11an a una teoría d e l a c i udadanía que responda a l a s incon­gruenc ias, carencias )' deb i l idades en su c oncep c i ón y p rác t i c a c i u d a d an a al reconocer l a d iferencia no -.ólo genér icas s ino entre l as mismas m uj eres, c omo pos ib i l idades y obstácu los c iudadanos a lo. que hay que potenciar o neutral izar.

L a tensión entre uni,er..,:i l idad y d iferencia subs iste , pero ya no como falso d i lema. La un iversal idad tuvo sentido para genera l izar l a idea de acceso a la ciuda­dan ía, imp u lsando a l o s que se �ent ían exc lu idos a exigirla. Pero e l reconocimiento de l a diferenci a aparece corno fundamental en una perspectiva democrática.

La c iudadanía se define y está en rel ación con lo públ ico, espac io en e l que se ej ercen l o s de rec h o s y l as respon­sab i l idades c i udadanas. Lo púb l ico, t iene una doble vertiente : lo púb l ico estatal, que es en esencia e l espac io del Estado y lo p úb l i c o-s oc i a l , es e l esp ac i o d e l a soc iab i l idad y e l intercambi o, e s e l espac io de la soc iedad c iv il.

Una de l as razones esgrimidas para exp l icar la natur aleza genérica de la c iuda­danía es esta "ub icac ión" de las mujeres en l a esfera pr i vada y l os h ombres en l a p úb l i c a . Es ta u b i c a c ión h a s id o , e l proced imiento más eficaz para disfrazar l a opresión de l as mujeres .

A l atender las d·e s i g u a ld ades especificas de l as d imensiones pol ít icas y c i v iles, la c i u dad an ía c on tr i b u y ó a o s c urecer l o q u e p asaba en l a es fera doméstica.

Tal como nos p lantean Aguirre y Fass ler (op.c it), podemo� tomar como h ipótesis, que la falta de reconocim iento de l as tareas de c u idado com o ac t i v idad sustantiva en e l n ive l de b ienestar social t iene con secuencias importantes para e l ejerc ic io d e lo� derechos soc ia les d e las mujeres , en defini t iva, consecuenci as en e l ejerc ic io de su c iudadanía soc ia l .

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REVISTA OE CIENCIAS SOCIALES

Pueden encontrarse una serie de c onceptual i zac i ones del "cuidado y las resp on s ab i l i d ades famil i ares" en l a l i teratura más rec iente sobre e l tema , b á s i c amente todas es tas defin i c i ones concuerdan en tratar éste como uno de los temas sustantivos más directamente rela­c ionados al real ejerc ic io de la c iudadanía s o c i a l de l a s m uj ere s . B ás i c amen te podemos concebir al cu idado como una actividad femenina generalmente no remu­nerada, sin reconocimiento n i valorac ión soc ial .

H oc h sc h ield def ine el c u idado como "el vínculo emocional, generalmente mutuo, entre el que brinda cuidados y el que lo recibe; un v ínculo por el cual el que brinda cuidados se siente responsable del b ienestar del otro y h ace un esfuerzo mental, emoci onal y f ís i c o p ara poder cumplir con esa responsabil idad . Por lo tanto cuidar a una persona es h acerse cargo de ella'' . . . . El cu idado es el resultado de m u c h o s a c t o s peq u e ñ o s y s u t i les , consc ientes o inconsc ientes que no se pueden considerar que sean completamente naturales o sin esfuerzo . . . . Así nosotras ponemos mucho mas que naturaleza en el cu idado, ponemos sentimientos, acciones, conocimiento y t iempo''. ( Hochschield, 1 990)

En esta definic ión se abordan uno de los prej uicios de género más importante vinculado al tema de los cu idados, el prej u i c i o soc i al de q ue ex i s tir ía u n a dotación natural en las mujeres para realizar este t ipo de tareas, al n i vel casi de una determinación biológica.

Por su parte, Trudie Knijn y Monique Kremer ( 1 996), definen el cu idado como la prov i s i ón diaria de atenc ión social , f ís ica, s íquica y emocional a las personas . Esta provi ión de cuidados puede asumir di tintas caracterí ticas, para estas autoras:

a. p uede ser pro v i s to p or trabaj o remunerado o no remunerado

b. puede ser provisto sobre la base de un acuerdo o de forma voluntaria,

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c . p uede er pr o v1 t o de form a profe ional o b a ado en obl igaciones morale . .

Con esta def inic ión. l a autoras ponen el foco de manera explíc ita en la provisión diaria de cuidado . incluyendo todas sus man i festac ione formule e informales , remunerada } no remuneradas. Se trata de una defin ición de ará ter muy ampl io que quizás pueda . er mu. d i fu a para propósitos anal ít i co s , y q u e e n ece ar i o oper a­cionalizar con propó no:- de investigación empírica, pero también pre enta ventajas en término de compren 1ón del fenómeno .

La pro,·i. ión diaria de cu idados es un tema que requiere abordaje empír icos en nuestro paí e para omprender mejor sus d i tinta. form de mani fe tación y las

e:o la oferta de estas distintas pre. ta ione

E ta au ora . real izan espec i al énfasis en que el mdado de los ni ños, los adultos ma� ore . e p _o . impedidos y

. enfermo. no e- por de"lni ' ión en s í mismo de carácter remunerado o no remunerado. El cu idado e_ pago o impago como conse­c uencia de e l e ·i one p ol í t i c as, valor ac i one u l ura le comp ar t i das y e str u c t ur a de gén er o . Adem á s , e s t a concep tual i zación amplia del c u i dado, ofrece herramient .·para percibir y analizar las conex ione · en re di. t intas etapas de desarrollo en di ereme. áreas del cu idado y la. re pon· btlidade domésticas.

De a ·uerdo a l a, def i n i c i ones pre. entada . e 1 ualiza la necesidad de de arro l l ar una nue' a perspect iva de la nece idad de uidado. y respon abi l i dades fam i l i are . d e l \alor o c i al de e stas act i\' idade de u arácter constitut ivo de la c iudadanía ial . En defin i tiva, se trata de "de.pnvatizar .. e te tema, retirándolo de la e fera pri\'ada e integrándolo a la esfera pública.

na de la preguntas a formularse, -que implica un de afío teórico, metodo­lógico y de inve t igac ión- ser ía de qué manera convertir al cuidado de una "v irtud

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pr ivada en un asunto de interés público" (Fraser, 1 997) , trasladar este tema de la esfera exclusivamente pr ivada a la esfera públ ica .

í En este sentido, Fraser nos plantea que el carácter doméstico de los cuidado es la base para su exclusión de los derecho c i udadanos, lo que está fal tando es un concepto de c iudadanía que reconozca la i mp ortanci a de los c u i d a d o s y l as resp ons abil i d ad es domésticas para l a sociedad. El l imitar las responsabilidades de los cuidados casi exclus ivamente a l a e sf era privada, c onvirtiéndolo en u n problema privado, torna muy dificultoso el convertir este tema en un objeto de derecho real.

Un concepto de c i udadanía de este tipo es el que debería estar por detrás del carácter genérico de los cuidados y las responsabil idades famil iares: debería b as a rs e en l a as unción d e q u e c ada c iudadano, hombre o mujer, puede reclamar s u d e rec h o a br indar c u i d ados a s u s all egados cuando las circ unstancias l o reclam en. Lo q u e se reclama e s u n reconocimiento de que todo c iudadano en alg ún mom e n t o de s u vi d a será un proveedor y un receptor de cuidado�.

La vulnerabil idad de la estructura de cuidados p uede ser explicada por dos de sus principales características, el carácter genérico del prestador de cu idados, y la p osición s o c i a l débil d el receptor d e c u idados . El brindar c u i d ados es una act ividad altamente genérica y vice - versa, es por medio del cuidado que la ident idad genér ica de l as mujeres es construida. La posición de las mujeres en la familia, sus oportunidades en el mercado de trabajo, su relacionamiento con parientes es definido en términos de su potencialidad de brindar cuidados y de la real ización de su capacidad de cuidar. Cuidado y femineidad son dos caras de la misma moneda, están mutua­mente relacionados .

Las autoras Knijn y Kremer ( op .cit) nos hablan de la existencia de tres dilemas básicos para el tema del cuidado. ----

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REVISTA D E CIENCIAS SOCIALES

* 1. El pr imero de estos d il em as e s tá relac ionado con el carácter públ ico o privado de la responsabilidad del cu idado. Un primer elemento a tener en cuenta en este dilema es la c alidad del c uidado ofrecido) e-;ro depende d i rectamente de las

ondiciones en que es ofrec ido. Las autoras e plantean las siguientes interrogantes :

¿Tienen l os receptores de c u idados el cu idado que necesitan. en el entorno que eligen, brindado por per!>onas que t ienen tiempo suficiente para prestar atención a el los?, ¿ Tienen los proveedores de cuidado s u fi c i ente tiempo p ar a c ui d ar sin s er c ons i d e rad o s por ell o c i u d ad an os de segunda? ¿Están bien pagos y equipados para hacerlo?

El Estado, es la única institución en la soc iedad que t iene los instrumentos p ol ític os, finan c i er o s y legales p ar a garantizar cu idados de buena calidad . Esta es la razón por la cual en última instancia el dilema entre la responsabilidad pública o privada en torno a los c u idados es en el fondo un dilema del Estado. ¿Cuáles son los límites entre el mercado y la fam i lia para proveer buenos cu idados? y ¿cuáles son l as responsa bili d a d es tatal e s en la protección de los ciudadanos más débiles, es dec i r, aquellos que br indan y reciben cuidados? *2 .-EI segundo de estos dilemas se v incula con las características remuneradas o no remuneradas de la actividad de cu idar. Se parte del supuesto de una asimilac ión entre c iudadanía social y empleo pago, es decir, que la manera de alcanzar la autonomía (para convert i rse en un c i udadano pleno) está estrechamente l igada a la capacidad de generar el i n g reso p ropio, es d ec i r convert irse en financi eramente indepen­d iente. Este concepto de ciudadanía está c omple t amente in tern ali zado p o r l os hombres, pero para las mujeres se convierte en un dilema diabólico, p ues los trabajos que realizan vinculados al cuidado y las respon s abil i d ad es famil i ares s on general mente de carácter no remunerado o mal remunerado, por lo que la capacidad

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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

de convertirse en c iudadanas plenas se vuelve una fantasía. *3. El tercer d ilema se relaciona con las ca r acterísticas de dep e nde nci a -

i ndependencia del cu idado. En el marco de las definiciones aportadas de ciudadanía, el cu idado es fácilmente asociado con una forma de dependencia. Las personas que dependen de cu idados profes ionales a, í como l o s c u i d adores i n formal es, incluyendo en esta categoría a las mujeres que cuidan a sus familias, que dependen del Estado o de sus maridos, rara vez alcanzan los standards de autonomía, independencia o desan·ollo personal que han sido definidos como inherentes al concepto de ciudadanía. La pregunta que se formulan estas autoras es p or que es tan difícil aceptar que la dependencia es una característica de todos l o s c i u d ad anos . La resp u e s t a e s tá probablemente ligada a que el d i scurso principal sobre ciudadan ía está conectado al d i sc u rs o masc ulino de a u t onom ía ind i vid ual sin atad u ra s . Este d i scurso también se impregna con algunas perspec­t i vas femin i s tas d e l a autonom ía q ue plantean que sólo la l iberac ión de esas ataduras puede darle a la mujer el estatus de autonomía y ciudadan ía .

IV Nuevos modelos familiares y relaciones de género

Los temas d e la democraci a , la c iudadanía soc ial y los cuidados necesitan ser d i scutidos en ínt ima vinculación con el tema de la fam ilia.

El parentesco y la familia necesitan ser teor izados e integrados en los debates sobre el género y la c iudadanía, pero no como un asunto que solamente atañe a las m uj e res de una forma p ar t ic ular. Los h om bres c i u d adanos tam bién t i en en lealtades y obligaciones primar i as que afectan el tipo de ciudadano que son .

Un conjunto clave de relaciones que estructuran el género cómo ident idad ind ividual y desigualdad social son las de parentesco y familia, la. "relaciones de la v ida cot id iana''.

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J unto con la ident idades indi­viduale de género. las relaciones familiares y de parente co on i temas de organi­zación de derech o , respon abil idades y recursos para diferentes categorías de miembro en g rupo ociales d i ferentes .

¿Cómo puede defin i rse entonces "lo cotidiano .. '? Heller ( 1 972), en el texto "La estrucrura de la' ida cotidiana" concibe la cotidiane1dad orno una apropiac ión personal, indl\ idual de la real idad, una concepción del mundo. una aspiración a la auto-realización. En la cot idianeidad, las persona actúan de manera e, pontánea, sobre la brue de la bilidad . . in posibilidad de cálculo o de pre i i, n. e encuentran siempre delante de la alremati\a ) la necesidad de elegir . En lo 1di ano . e ponen en funcionam1en o do lo. sentidos , las capacidade e m 111pulación, los senti-miento . . l<t pa: . 1 ideas, las ideologías.

Tamb1en hitehead califica a las 1

1ene entre quienes ocupan el ione . cómo asignarán

nd1 ión. ocia! y el trabajo. f am il iar e s s on un

rdial a través del que se d � ·e ejercen controles - de la - mujeres, la fuerza e u al i d ad. la cap ac idad opciones de vida. Aunque de d i ferentes clases y

o i al e., l as n o rm a s y prá ti a que rigen el matrimon i o , l a pr r e -¡ 'n. 1 herencia y el parentesco se

om in n para a egurar que, en gran parte del mundo. el uidado y la crianza de la f mi l i e on íderen resp on s a b il i d ad primordial de la. mujeres, mientras que el dere ho a lo recur o. m a t e ri ales se adjud1 a obre todo a lo. hombres, de ah í la monótona imilitud de la opre ión de las muJere- en d i ferente partes del mundo". (\\'h itehead . 1979)

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E n el centro de este debate se encuentr a n las fam i l i a s en las c u ale hombres y mujeres de la reg ión nacen. crecen, v iven y trabajan . Es hoy en día un lugar común reconocer que con el uso del término " famil ia" se alude a real idadec; mu: d iversas . S i n embargo, la fam il ia ejemplar que el imaginar io social evoca, compuec;ta por padre, madre e h ijos que v iven bajo un m i sm o tec h o y fu nc i o n an c omo u n a economía organ i zada, t iene u n a fuerza s imbólica tal que no ha siqu iera empezado a ceder espacio al conjunto d i s ímil y muy variado de arreglos o formas familiares que existen en la real idad .

El concepto de familia, clave para compre nder y a n al i zar el terna de l a ciudadanía soc ial y l o s cuidados ha sufr ido importantes modificaciones en los últimos t iempos que deben ser ten idos en cuenta para poder s ig n i ficar correctame n te el concepto .

La famil ia, clásicamente es con­ceb ida como una i n st i tuc ión soc ial que reg ula, canal i za y con fiere s ign if icado soc i al a las neces i dades b iológ icas de sexual idad y procreación, que i ncluye la con v i ve nc i a cot i d i ana, u n a econom ía compartida, una v ida doméstica colect iva . La d i v i s ión de tareas al i n teri or de esta concepción clásica de familia esta regida p or 1 íneas de género y generac i ó n claramente defin idas .

Las tre s d imen s i ones que con­forman la defin ición tradicional de fam ili a, la sexual idad, la procreac ión y la conv i­venc i a, han sufr ido g randes cambios y transformac iones en los últ imos t iempos . H a n ap arec i d o a s í u n a d i ver s i d ad de arreglos fam i l i ares y formas de conv i ­vencia, que suelen i nterpretarse corno u na cr is i s de la fam i l i a, pero que s in embargo pueden verse también como parte de los procesos de transformación y extens ión del derecho a tener derechos, pr inc ipalmente por parte de las mujeres integrantes de esos arregl os familiares . (Jel in, 1998)

La organ i zac i ó n s oc i al de l a s act i v idades , al i n ter i or d e l a s u n idades

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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

domést icas i ncl u ye la producc i ó n y el consumo cot id i ano de alimentos y otros biene�) c;ervic ios de subsic;tencia, así como lac; act i v idadeo.; l igadas a la repos ic ión generacional. e<> decir. tener h ij os, cu idarlos ) !:>ocializarlo-.} atender a los anc ianos.

Estud io' recientes d ist i nguen tres t ipos de modelos familiares que representan un conti nuo en la ernlución de la lógica de género hacia la ernlución de relac iones más equ i ta t i\'as e ntre h om bre-., ) m ujere s : (Alméras, 1997)

1. la familia tradicional. donde el hombre desempeña el papel de proveedor de fam il i a en térmi nos económicos y donde la mujer se ocupa de la crianza. cu idado de los h ijos y de la real i zación de las tareas domésticas.

2. La famil ia semi tradicional, en la cual t a n t o el h om bre como l a m ujer desempeñan el p apel de proveedor, pero atr i buyen excl u s ivamen te a la mujer la responsabilidad de las tareas domésticas

3. La familia de doble carrera (dual cnreer family), donde la pareja comparte la., tareas domésticas y las de proveedor de los medi o s económ icos y no se ent iende la act iv idad profesional de la m ujer como u n a act i v idad comple­mentar ia a la de su compañero .

U n o de los elementos claves e n es tas tra n sf ormac i o nes fam il i ares s o n los cambios producidos en la relación entre producc i ón y reprod ucc i ó n . No p uede dejarse de lado en este anál i s i s un dato de la situación actual : la construcción de otra concepción del grupo fam il iar, a partir de la reorganización de la interdependenc ia entre producción y reproducción .

Al anal izar estos n uevos modelos familiares, su i n fluencia en la organización de los trabajos de cu idado doméstico y resp o n s a b il i d ades f am il i ares y l a re­negociación de las relaciones entre hombres y mujeres al in terior de estos modelos, se. vuelven pert inentes u na ser ie de preguntas

Page 8: Estado, familia, políticas sociales

REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

planteadas por Cappellin, que nos indican un cam b i o necesar i o en el model o de análi sis de estas realidades, incluyendo los aspectos subjet ivos y s imbólicos :

¿Cómo explican los hombres y las mujeres su inserción en el empleo y su c on tr i bu c i ón al h ogar ? ¿ C u ál e s la art iculación entre la trayectoria familiar y laboral de varones y mujeres?

¿ C óm o e valúan e l trabajo doméstico y el extra domést ico? ¿Hombres y m ujeres perc i ben y a tr i b uyen valor d i ferente a estas dos act iv idades?

¿Existe alguna diferenc ia entre lo que cons ideran importante para el grupo famil iar?

Estas cuest iones requ ieren de un abordaje teór ico y empír ico poco desa­rrollado en nuestros países aún.

V. Matemidad y paternidad en el nuevo contexto

El anális is de la construcción soc ial de la maternidad y la paternidad, aspecto clave para comprender la construcc ión soc ial y cultural de las d i ferencias entre varones y mujeres y su vinculación con los derechos soc iales, en especial el derecho al trabaj o, c on d u c e a c omprender el enfoque del Estado sobre los modelos de t ra baj o y famil ia s u b ya c en tes en las polít icas que promueve, así como las d i fi­cultade para considerar las interrelaciones entre la producción, la reproducción soc ial y c ul t ural y l os tra baj o s d e c u idado real i zados p or las mujeres . ( Aguirre y Fassler, op .cit)

El anál i s i de la l iteratura rec iente sobre los escenar ios relacionados con el cuidado y las responsabilidades domésticas, evidencia la h ipótes is de que el s istema de género imperante se basa en gran parte en la flex ibilidad y la capac idad de adaptac ión de las mujeres.

En el medio famil iar, las mujeres aseguran la supervivencia de la familia a pesar de los costos que eso les s ignifique en términos de comod idad personal, en cambio, la mayoría de los hombres no var ia

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en lo fundamental us pautas de compor­tamiento o de con umo en per íodos de cr i is . Paralelamente por contar con e e compromi o de la mujere con su familia, el Estado uele re Ol\'er us problemas de presupue to en el ámbito de las pol íticas sociale con una reducción de su apoyo a las unidade farniliare_. En los dos ca os se cuenta con la capacidad de las mujeres de aprovechar lo m · po i ble los recursos, sus energía ) u ttempo para contr ibu ir al bienestar de lo demá-. (Alméras, op . cit.)

El trabaj 'lO remunerado de las mujere e . con iderado implíci tamente como flexible. u ept ible de adaptarse y modificar e para ompen. ar cualqu ier otro défic i t de lo re ur o dt ponibles para la reproducc ión � mancen i m i ento de l o s recursos human

En ontr toda la polítt a o ia le , c uando se red ucen l o día de interna c i ón de los enfermo. en 1 h itale., dando un alta temprana don e l mdado del enfermo recae. obre 1 famili . . que en las actuales condic ione e di 1 i 'n exual del trabajo, equivale a de tren 1 mujere . Cuando se parte del ue de que el t iempo de las mujere e elá- o � flexi ble, para poder llevar en u 1 mer momento a sus h ijos al médico. a 1 ir 1l e colares, etc .

El 1 1 de la construcción social _ la paternidad, permi te

comprender m ién la formas contra­dictoria: en que -e trata la maternidad y a la� madre en el d i ur ·o de las pol ít icas de pobl -ión _ alu d , obser vando p or ejempl 1 r· u � de los proyecto. y programa de de arrollo . A la maternidad como un ..

p pe l de la. mujeres", se le da una ' i 1 ihd d � una importancia que no e le arn u�en a la paternidad como una

. . papel de lo hombre." . La maternidad se trata orno la razón. el motivo pr inc ipal y la realiza ión de lo instintos de crianza de la mujere . � la mayoría de las políticas íntere ada en el biene ·tar y la planificación familiare tienden a dirigirse a ellas . A lu yez la mu,1ere como madres o madres en

Page 9: Estado, familia, políticas sociales

npor­>s de i ese n il i a, lS de ticas

'Yº a a sos je res "SOS, . i r al c it .)

· las ;n te se y otro a la los

1 en se

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ld fa 10 Ja ;e y le lS n a n

potenc i a, rara vez se las perc i be corno actores competentes, capaces de elegi r con res p o n sa b il i d ad, por su c u e n t a y e n benefic io de s u s farnil ias .( Kabeer, 1 998)

La matern idad subiste corno norma s oc i al . Las m ujeres que el i ge n no se r madres se someten a presiones de su medio, p ues es t ablece n un c on fl i c t o con las construcciones de género dominantes. La matern idad es también objeto de regulación social , varias prescripciones en cuanto a la buena edad reproductiva. al n umero ideal de h ijos, a los i ntervalos entr e nac imientos, al período y "obl i gac ión' · de lactanc ia rnaterna3 , muestran esto .

La d i v i s ión sexu al de los roles también i nfluye sobre la construcción de la i de n t i dad de l os varone s . Para l os h om b re s ace p t ar el he c h o de q ue s u mascul in idad n o es una real idad intrínseca s i n o u n a ins t i tuc ión soc i al que pone en j uego sus concepciones de mascul i n i dad h istóri camente específicas, soc i almente c onstru i d as e i ncorporadas i n d iv i d u al­mente, suele ser algo difíc il de aceptar y presenta muchas resistencias para el cambio de las relaciones soc iales .

En lo que se refiere al proceso de in tegrac ión de los hombres en las nueva modal i d ade s de organ i za c i ó n fam il i ar descritos, varios estudios4 real izados sobre l a part i c i pac i ón de éstos en las tareas domésticas y las act iv idades del cu idado, destacan la res istencia de los hombres a part ic ipar en las tareas domésticas mientras parece ampl iarse el concepto de patern idad y los h ombres t ienden a darle un lugar más i mportante en su v id a . Otros estud i os demuestran que en la adaptac ión a los n uevos roles familiares, los hombres que soportan la i n tegrac ión laboral de su esposa y aumentan su colaborac ión a las labores domést icas son los que v i ven mejor el cambio , m ientras que los h o mbres q ue partic ipan menos en las tareas del hogar y m a n t i e n e n u n a pego a act i t u des m ás trad i c i o n ales e s t á n m ás exp ues tos a exper i mentar depres ión y problemas de autoest ima en relación a la i ncorporac ión

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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

al merc ado l a boral de l as m ujere s . ( Alrnéras, op.c it)

VI. Una cuantificación de las deman­das de cuidado: la construcción de una escala 5

Para Ja demanda de cu idados en el sentido que se ha conceptua l i zado en este artículo, podernos reconocer cuatro fuen­tes principales que generan demanda de tra­bajo no remunerado, que dependen de los grupos de poblac ión en los que se orig ina la demanda:

1 . la demanda creada por los n mo. 2 . la demanda creada por los enfermos 3 . la demanda creada por los anc i ano�

3 Al respecto pueden resultar i l u strarirns la

recientes campañas de promoción de l a lactancia

materna que no consi deran el t i em po } l a

necesidades d e las mujeres.

4 Estudios tales como:

"Compart i r las responsabi l idades Fam i l i are�.

u n a tarea p a ra e l d e sarrol lo". D. A l méras.

CEPA L . Chi le, 1 997 " 'De puertas adentro" M . A . D urán (coord).

M i ni sterio de Cultura, I nst i tuto de l a M ujer.

Madrid, 1 988. ' ' D é c h i ffrer l e s i n éga l i t é s " A. B i h r y R .

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París, 2000. '"Los usos del t i empo como i ndicadores de la

discri mi nación entre géneros" Page M ariano.

Serie Estudios, M adri d . Inst i tuto de l a M ujer,

M i n i sterio de Trabajo y A su ntos S o c i a l e s .

España, 1 996. 5 La idea de l a creación de esta escala para

nuestro país surgió de una conversación real i­

zada en Montev ideo entre Rosario Aguirre y

K ar i n a B a t t hy á n y con l a p ro fe s o r a M aría

Angeles Durán a propóstio de la existencia de

la Escala M adrid que cuantifica l as demandas de cuidado para l a Unión Europea. La creación

de esta escala es un priemr i ntento por cuan t i ficar

l a s demandas de c u i d ado para nuestro país.

basada en proyecciones pobl acionales para los

próx i mo s 25 a ñ o s y la v a l o r a c i ó n d e l o s

req uer i m ientos ele cui dado q u e l as perso n as

demandan según su edad .

Page 10: Estado, familia, políticas sociales

REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

4 . la demanda generada por los sobre-ocu­p ados en act ividades remu neradas

L a pr o fe s ora M ar ía A n geles D u r á n 6

(CSIC-España) , ha desarrollado una esca­la llamada «Indice o Escala Madrid», que puede apl icarse para calcular la demanda general de trabajo de cuidado en un país en un momento determinado. Este índice tra­ta de calcular el impacto de las nece. ida­des de cu idado en una poblac ión determi­nada. Es ut il izada para la med ic ión y pro­yecc ión de la demanda total de cu idados de toda la poblac ión en un país.

«Así como el Ind ice Oxford se uti­l i za para calcular el impacto de la compo­s ición por edades del hogar en la d i . poni­bil idad real de recursos monetar ios, el ín­d ice de Madrid trata de calcular el impacto de la necesidad de cu idados .» . . . » Aunque la escala Madrid ha s ido d iseñada para el aná-1 i s i s de los hogares , también puede ser ut i­l izada para la medic ión y la proyección de la demanda total de c u idados de toda la poblac ión de un país determi nado. Cuando existan datos más detallados sobre el tra­bajo no pagado, esta escala podrá refinarse y adaptarse a condic iones de demandas más específicas» ( Duran, 1 999)

La escala Madrid ha s ido constru i­da con los s igu ientes sup uestos. Los valo­res de var i ac ión de la e cala se s i túan entre 1 y 2, correspondiendo el valor 1 a los in­d iv iduos que son cap aces de auto brindar­se todas sus neces idades de cuidado, y el valor 2 corresponde a aquellos i nd ividuos que neces itan de cu idado permanente du­rante todo el d ía, los valores in termed ios, por tanto corresponden a neces idades par­c i ales de cuidado.

Asume , por tanto, que los adultos de 1 8 a 64 año. de edad que viven en el hogar requieren una unidad de cu idado por perso­na, en tanto que los niños de O a 4 años re­qu ieren de dos unidades, los de 5 a 14 años requieren 1 .5 , los niños de 1 5 a 1 7 años re­quieren 1 .2, las personas de edad 65 a 74 re­qu ieren 1 .2 , lo. de edad avanzada (75 a 8-1-l requ 1eren 1 . 7 y los ancianos de edad mu)

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avanzada, mayore. de 85 años, requ ieren de dos un idade de cu idado . S i los grupos de edad se ponderan por su capac i dad es­pecíf ica para generar demanda de cu idados. la demanda total de cu idado en cada país puede calcular. e apro · imadamente .

Basándono en la construcc i ón de la Escala Madrid. proponemos la creaci ón de una esca la im ilar para n uestro país , constru ida de forma tal que pueda ser com­parable con la e. cala men tonada, es dec i r respetando la proximidad entre los rangos etarios y la varia 1ón entre los valores 1 y 2 como valore. de la e ala.

Para la con tru 1ón de esta escala según las espe ifi td.ide nacionales, he­mos trabajad o on el i tema de j ueces, pid iéndole a un e tal de 1 O j ueces que pon­deraran las nece 1dade de cu idado de los i nd iv iduos . egún u edad entre los valores 1 y 2 . Este panel de . ue es fue in tegrado

por persona de diferente exo, edad y c i ­clo de v ida.

De e ta ·orm . adaptando los rangos de edad a la pro_ e ione. de poblac iones dispon i ble para n ue. tro país (proyeccio­nes del CELIDE . e n truimos la escala de la igu1ente m nera·

0-4 año 5- 1 4 año 1 5 - 19 añ 20-64 .1ñ

80 ) má

_ um de de u i dado . - um ade de cu idado

. 1 .: umdade. de cu idado : 1 _ umdade de cu idado . l .: unid. de de cu idado

.- umdade. de cu idado 1 .9 un idades de cu idado

igu1entes planteamos la apl i c 1ón de e ca e cala para las proyec-

10nale de Uruguay para los ai'i . 10 1 0 ) 2020.

nt Ltón de la Esca l a M adrid de l a pro­

,\ Dudn podemo� encontrnrla. entre otr . n lo. 1gu 1ente trabajos:

Dur:í , l . A toord ): «The fut u re or worl-. i n

Europe • E C . DGV. Bruselas. 1 999. Dudn . . 1 . A i Ari. tótcles levantara l a cabc-

1.1». Col Fcmrni:mm. Ed. Catedra. U n i v. V<1-lencia . • 1.1drid. 2000.

Page 11: Estado, familia, políticas sociales

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REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES

Cuadro l . E L TRABA.JO D E CUIDADO EN URUGUAY (ESCALA D E MONTEVIDEO).

DEMANDA SEGÚN ORIGEN DEMOGRÁFICO, DISTRIBUCIÓN POR EDADES. (Proyecciones años 2000, 20 1 O y 2020)

GRUPOS DE EDAD ESCALA DE 2000 20 1 0 2020

MONTEVIDEO

0-4 2 566.248 556 .062 548 .3 1 0 5- 1 4 1 .7 925 . 1 57 952.286 938.590 1 5- 1 9 1 .5 382. 797 4 1 2 .707 .+ 1 9 . 1 54 20-64 1 .2 2 : 1 89.207 2 : 3 80. 254 2 :593 .894 65-74 1 .5 383 .804 373 .367 422 .3 1 3 75-79 1 .7 1 46 . 1 27 1 69 . 1 04 1 72 . 1 5 2 80 y más 1 .9 1 67 .894 229.062 272 . 1 79

Total de unidades de 4 :76 1 . 233 5 :072.84 1 5 : 366.592 cu idado demandadas Total poblacion 3 : 337 .062 3 : 5 66.525 3 : 793 . 34 1 % Un id . De cu idado 1 43 1 42 1 4 1 demandadas respecto a pobl . total % Unid . de cu idado demandadas 260 255 248 respecto pobl 20 -64

Fuente : Elaboración prop ia en base a proyecc iones de población del CELADE.

En térm inos genera les podemos dec ir, que nuestro país presenta una deman­da de cuidados super ior a la de la pobla­c ión proyectada. En el cuadro 1 , encontra­mos que esa demanda es del entorno del 40% super i or a la poblac ión proyectada promedialmente para los años selecc iona­dos.

Ahora, s i anal i zamos las proyecc io­nes de demanda de cu idados respecto a la población de 20 a 64 años, que son en defi­n it i va las personas adultas de ambos sexos habitualmente encargadas de cu idar al res­to de la población : n iños, enfermos, impe­d idos, etc . esa demanda a umenta al entor­no del 250%. Esto qu iere dec ir que cada adulto deberá proporcionar en el f uturo do un idades y med ia de cu idado, una para s i mismo y la otra y media restante para los otros sectores de población.

S i además cons ideramos que de esos adultos de entre 20 y 64 años. los que habitualmente se hacen cargo de los traba-

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jos de cu idado y responsabil idades fami-1 iares son las mujeres, la demanda que recae y recaerá sobre ellas es aún mayor. E n la s ituac ión actual, donde ex iste un déficit de cu idado importante, esta problemát ica no ha impactado con toda la fuerza que las c i­fras ind ican porqué encontrarnos en nues­tro pa ís aún una generación de m ujeres que amort iguan este impacto, es decir, mujeres de 55 y más años que no están i ncorpora­das al mercado de trabajo remunerado y que de d iversas formas responden a estas nece­s idades de cu idado. Pero, dada la crec iente tasa de part icipac ión femenina en el mer­cado de trabajo, es de suponer que este efec­to amort iguador desaparezca en pocos años por lo que la problemática de la demanda de cuidados insatisfecha será un tema central .

Corno se aprec ia en el cuadro 1 , la demanda más creciente pertenece a los sec­tores de población de más edad, convirt ién­dose este en un sector pr ior itar io de aten­c ión .

Page 12: Estado, familia, políticas sociales

REVISTA DE CIENCIA SOCIALES ���������������������������

Cuadro 2. EL TRABA.JO DE CUIDADO EN URUGUAY (ESCALA DE MONTEVIDEO).

DEMANDA SEGÚN ORIGEN DEMOGRÁFICO. (Proyecciones para los años 2000, 20 1 O y 2020.

Distr ibución por edades) (en porcentajes)

Edad 2000

Preescolar 0-4 1 2 Escolar 5- 1 4 1 9

Joven/escolar 1 5- 1 9 8 (0- 1 9) Subtotal 1 39

Adul tos 20-64 46 (20-64) Subtotal 2 46

Mayores 65-74 8 Edad avanzada75-79 3 Edad muy avanzada 80 y mas 4 (65 y más) Subtotal 3 1 5

Tota l 1 00 Fuente: E laboración propia.

De acuerdo a l as proyeccione de po­b lac ión e laboradas por el CELADE, en e l 2025 por cada 1 00 personas jóvenes en e l Uruguay habrá 93 de edad avanzada, mien­tras que en 1 995 la relación era de 1 00 a 50.

En el s igu iente cuadro (cuadro 2) , encontramos e l origen de l a demanda e­gú n edade s . Pode m o s aprec i ar q u e , promedi a lmente según l as proyecc ione. 2000, 20 1 0, 2020, e l 37% de la demanda de c u idados está const i tu ida por n iños y jóvenes en edad escolar, los adu lto cons­t i tuyen el 47% de la demanda ( la única que puede ser considerada como autosuficiente en térmi nos h ipotéticos) y los adu l tos ma­yores constituyen el l 5 % de la demanda.

Por tanto, hay un 52% de la deman­da de cu idados, const i tu ida por n i ños, jó­venes y adu l tos mayores. Si pensamos en los adu ltos mayores de edad avanzada y muy avanzada, encontramos al l í u n 8% de la demanda de cu idados.

De acuerdo con estas proyecc iones, l as actitudes y l a gestión de la producción para el mercado tendrá que transformarse con el fin de acomodarse a la nueva deman­da de trabajos de cu idados. Esta demanda

94

201 0 2020

1 1 1 1 1 9 1 7 8 8

38 36

47 48 47 48

7 8 3 ..,

_,

5 5 15 16

1 00 1 C'O

no podrá ati. facer. e por los propios de­mandante_ a lo. p rec i o con-ientes en e l mercado d e trabaj o p u e t o q u e como men-

ionamo. en un _ 2q. de los casos son n i ­ño . jó,·ene o adulco mayores .

Lo problema oc iales surgen ante la d iferente capacidad de lo diferentes gru­po de edad para pagar por . us propias ne­ce idades. La pregunta a rea l izarse es qu ién proveerá los erv ic ios requeridos por l as pobl ac iones dependientes. E l t iempo es u n recurso escaso, s i s e dedica al trabajo re­munerado no puede dedicarse al trabajo no remunerado, el t iempo de ocio, el entrete­n imiento, la capac i tac ión o la part ic ipac ión c iudadana.

VII. Necesidades de investigación A part ir de los desarro l los expuestos

en los puntos anteriores, surgen varias te­máticas que no p lantean importantes de­safío teóricos, metodológicos y de i nves­t igación, así como el reconocimiento de la necesidad de art icu lar d isti n ta. d i mens io­nes anal íticas, a n ivel micro y macro y e l abordaje de estas temáticas desde perspec­t ivas cuantitat ivas y cual i tati vas .

Page 13: Estado, familia, políticas sociales

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Frente a l a masiva i ncorporac ión de la mujer al mercado de trabajo, lo más común es que el cambio en la part ic ipación económica de las mujeres no i mpl ique una ree s t r u c t u r ac i ó n d e l h ogar , no h ay red i stribución de tareas y responsab i l ida­des hacia l os miembros varones, las muje­res ven sobrecargadas sus l abores y se i m­pone la ayuda de otros integrantes del nú­c leo fami l iar y de l as redes de parentesco.

La provis ión d iaria de cu idados y la atención de l as responsabi l idades domés­t icas son temas que requ ieren abordajes empíricos en nuestros países para compren­der mejor sus dist i ntas formas de manifes­tac ión y l as d iferencias en e l acceso y l a oferta de estas d ist in tas prestac iones.

Es así que frente a estas cuestiones surgen dist i ntas preguntas : 1 . ¿Cuáles son l as características de l a ne­goc iación intradomést ica y cómo puedyn potenc iarse esos procesos de re-negocia­ción de las responsab i l i dades y cu idado. fam i l iares? 2 . ¿Cómo expl ican los hombres y l as mu­jeres su i nserc ión en e l empleo y su con­tr ibución a l hogar? ¿ Hombres y muj e­res perc ibe n y atr ibuyen valor d i ferente a estas las act iv idades de cu idado y res­ponsab i l idades domésticas y a las act i v i ­dades l abora les? ¿Ex i ste a l g u n a d i feren­c ia en t re lo que cons i deran i mportante para el grupo fami l iar? ¿Qué es lo que permanece s ignificante para uno y otros en estas prüct icas sociales d iferentes? 3¿Cuüles son las act itudes de los hombres y l as mujeres frente a l as responsabi l ida­des fam i l iares y los cu idados? ¿Son modi­ficables esas act i tudes? 4. ¿Cómo se art icu lan los i t inerarios fami­l iares y los i t i nerarios l aborales, los mo­mentos crucia les de l as decis iones, su en­cadenamiento, l as condiciones de negoc ia­c ión conyugal y fami l iar? S . ¿Qué dificul tades se presentan para que

estos temas sean trasladados a la esfe­ra públ ica?

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REVISTA D E CIENCIAS SOCIALES

Bibliografía de referencia

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REVISTA DE CIENCIAS OCIALES

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Resumen

PAGE Mariano : Los usos del tiempo como indicadores de la discriminación entre gé­

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La cris is de los Estados l at inoamericanos y los cambio en l as pol ít icas sociales en las ú l t imas décadas t ienen como efecto privatizar la re pon abi l idad por el bienestar, transfi riendo tareas del Estado hac ia la fam i l i a . La_ nece idades de cu idado insat i s fechas han aumentado a causa de la cri i. e onómica y de l as transformac iones del Estado. Las pol ít icas soc iale. trad icionale e han l i mi tado y no se ha encarado la sati sfacc ión de nuevas neces idade . E ro ha reado u n défic i t de cu idado y una cris is de cuidado tant en la v ida pri\. ada orno en los ámbitos públ icos. Una conceptual i zac ión y un intento de cuantifica ión de l a demanda de cu idados en el Uruguay. con t i tuye e l eje central de e_te artí u lo.

Palabras claves : género, política ociale , cuidado , responsabil idades familiare ·*

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