especies silvestres mediterraneas valor ornamental
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Seleccin, produccinviverstica y utilizacin
en jardinera
Especies silvestresmediterrneas convalor ornamental
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RealizaServicio de Proteccin y Conservacin de la Naturale-za Direccin General de Patrimonio Natural y Biodiver-sidad. Consejera de Agricultura y Agua. Regin de Mur-cia.
Coordinacin tcnicaMiguel ngel Carrin Vilches1Jess Robles Snchez1Miguel ngel Martnez-Aedo Ollero1Justo Garca Rodrguez1
Direccin cientficaJuan Jos Martnez SnchezJos Antonio Franco Leemhuis
AutoresJuan Jos Martnez Snchez2Jos Antonio Franco Leemhuis2Mara Jos Vicente Colomer2Marina Muoz Muoz2Sebastin Ban Arias2Encarnacin Conesa Gallego2Juan Antonio Fernndez Hernndez2Raquel Valds Illn2Julian Miralles Crespo2Jess Ochoa Rego2Mayra Aguado Lpez2Juan Esteva Pacual2Josefa Lpez Marn3Laura Aznar Morell1
ColaboradoresJos Joaqun Lpez HernndezViveros Ajauque
Viveros Spalm
FotografasAutoresArchivo DGPNBLatizal S.L.Marina Muoz MuozJos Antonio Lpez EspinosaFrancisco Alcalde Acin
MaquetacinBiovisual S.L.
ImprimeBiovisual S.L.
D.L.:MU-2552-2008ISBN: 978-84-691-8182-9
1. Direccin General de Patrimonio Natural y Biodiversidad.Consejera de Agricultura y Agua. Regin de Murcia.
2. Departamento de Produccin Vegetal. Unidad Asociada alCSIC de Horticultura Sostenible en Zonas ridas. Escuela Tc-nica Superior de Ingeniera Agronmica. Universidad Politcni-ca de Cartagena.
3. Instituto Murciano de Investigacin y Desarrollo Agrario y Ali-mentario. Consejera de Agricultura y Agua. Regin de Murcia.
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ndice de contenidosIntroduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Fichas de especies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33
Anthyllis cytisoidesL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .34
Arbutus unedoL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .38
Aristolochia baeticaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . .42
Asteriscus maritimus (L.) Less. . . . . . . . . . . .44
Atriplex halimusL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .46Capparis spinosaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50
Celtis australisL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .52
Ceratonia silicuaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56
Chamaerops humilisL. . . . . . . . . . . . . . . . . .60
Colutea hispanicaTalavera & Arista . . . . . . . .64
Coriaria myrtifoliaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66
Coris monspeliensisL. . . . . . . . . . . . . . . . . .70
Coronilla junceaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
Crithmum maritimum L. . . . . . . . . . . . . . . . . .74
Daphne gnidium L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .76
Digitalis obscuraL. subsp. obscura . . . . . . . .78
Ephedra fragilisDesf. . . . . . . . . . . . . . . . . . .80
Gladiolus illyricusW. D. J. Koch . . . . . . . . . . .82
Gladiolus italicusMill. . . . . . . . . . . . . . . . . . .86
Globularia alypum L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .90
Helichrysum stoechas (L.) Moench . . . . . . . . .92Iris lutescenssubsp. subbiflora
(Brot.) D. A. Webb & Chater. . . . . . . . . . . . .94
Iris xiphium L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .96
Juncus acutusL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .100
Juniperus oxycedrusL. subsp. oxycedrus . . .102
Juniperus phoeniceaL. subsp. phoenicea . . .106
Lagurus ovatusL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .110
Lavandula dentataL. . . . . . . . . . . . . . . . . . .112
Lavandula lanataBoiss., Elench. . . . . . . . . .114
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Limonium cossonianum Kuntze . . . . . . . . . .118Lonicera implexaAiton . . . . . . . . . . . . . . . . .120
Lotus creticusL. subsp. creticus . . . . . . . . .122
Lycium intricatum L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .126
Maytenus senegalensissubsp. europaeus(Boiss.)
Rivas Mart. ex Gemes & M.B. Crespo . . . .128
Myrtus communisL. . . . . . . . . . . . . . . . . . .130
Nerium oleanderL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .134
Olea europaeavar. sylvestrisBrot. . . . . . . . .138
Osyris lanceolataHochst. & Steud. . . . . . . .142
Paeonia broteroiBoiss. & Reut. . . . . . . . . . .144
Periploca angustifoliaLabill. . . . . . . . . . . . . .146
Phillyrea angustifoliaL. . . . . . . . . . . . . . . . .148
Phlomis lychnitisL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .150
Phlomis purpureaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .152
Phoenix dactyliferaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . .154
Pinus halepensisMill. . . . . . . . . . . . . . . . . .158
Pinus nigrasubsp. clusiana
(Clemente) Rivas Mart. . . . . . . . . . . . . . . .162
Pinus pinasterAiton . . . . . . . . . . . . . . . . . . .166Pinus pineaL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .170
Pistacia lentiscusL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .172
Retama sphaerocarpa (L.) Boiss. . . . . . . . . .176
Rhamnus alaternusL. . . . . . . . . . . . . . . . . .180
Rhamnus licyiodesL. . . . . . . . . . . . . . . . . . .182
Rosmarinus officinalisL. . . . . . . . . . . . . . . .186
Salsola genistoidesJuss. Ex Poir. . . . . . . . . .190
Schoenus nigricansL. . . . . . . . . . . . . . . . . .192
Spartium junceum L. . . . . . . . . . . . . . . . . . .194
Tamarix africanaPoir. . . . . . . . . . . . . . . . . . .196
Tamarix boveanaBunge. . . . . . . . . . . . . . . .198
Tamarix canariensisWilld. . . . . . . . . . . . . . .200
Tetraclinis articulata (Vahl) Mast. . . . . . . . . .202
Thymus hyemalisLange . . . . . . . . . . . . . . . .204
Ziziphus lotusL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .206
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .210
Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .214
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INTRODUCCIN
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El presente libro resulta de la colaboracin
entre la extinta Direccin General del Medio
Natural (actual Direccin General de Patrimo-
nio Natural y Biodiversidad) y la Universidad
Politcnica de Cartagena para desarrollar un
estudio sobre el establecimiento de criterios
de recuperacin, seleccin, produccin vive-
rstica y utilizacin de especies de la flora sil-
vestre con valor ornamental en la Regin de
Murcia. La informacin recogida en este li-
bro se mantendr actualizada a travs de la
pgina web www.floramu.com (CARM,
2008), lo que permitir la comunicacin en-
tre el sector productivo, el usuario final de la
planta producida, la Administracin Auton-
mica y los grupos de investigacin que gene-
ran la informacin.
Dicha colaboracin se inicia debido a la
marcada tendencia que existe actualmente
a realizar proyectos de jardinera y paisajis-
mo en zonas semiridas que respondan a di-
seos sostenibles, donde los criterios de
biodiversidad, de uso de especies ornamen-
tales adaptadas a ese medioambiente y de
ahorro de recursos hdricos, horas de mante-
nimiento y otros inputs, deberan ser piedras
angulares. En el diseo y ejecucin de di-
chos proyectos es imprescindible evitar, o al
menos aliviar, el efecto negativo de los fre-
cuentes estreses abiticos durante los pro-
cesos de implantacin y mantenimiento de
las plantas empleadas. Los aspectos a los
que es vital prestar atencin son la eleccin
apropiada del material vegetal, los mtodos
de produccin y preacondicionamiento en vi-
vero para obtener plntula que tolere ade-
cuadamente el trasplante y las primeras fa-
ses de crecimiento tras l, y los protocolos
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de mantenimiento postrasplante para minimi-
zar intervenciones y estreses sobre la planta
(Franco et al., 2008). Estos aspectos, junto a
los relacionados con el uso potencial de es-
tas plantas en jardinera, revegetacin y pai-
sajismo, son los que se presentan en las fi-
chas de las especies recogidas en este libro.
Tendencias actuales y paisajismoen medioambiente semirido
Una de las tendencias recientes en jardi-
nera y paisajismo bajo condiciones semiri-
das es el uso de diseos con muy bajos o
nulos requerimientos de riego, para lo que
es necesario utilizar plantas ornamentales
adaptadas al dficit hdrico. Algunas admi-
nistraciones (municipios, confederaciones
hidrogrficas, etc.) restringen el uso del
agua para proyectos de jardinera y paisajis-
mo y ofrecen incentivos para su diseo basa-
do en los anteriores criterios (podramos de-
cir: criterios xricos). No obstante, en algu-
nas ocasiones siguen predominando esque-
mas con inadecuada eleccin de especies,
con plantaciones excesivamente densas ycon sobreirrigacin de especies xerfitas,
que conllevan problemas de consumo exce-
sivo de agua, elevadas necesidades de
poda, obstrucciones, etc.
Otros de los aspectos que sin duda influ-
yen en el declive de los diseos tradiciona-
les de jardines y paisajes es el auge de los
conceptos de biodiversidad y sostenibilidad
aplicados a los proyectos de zonas verdes y
la falta de mano de obra especializada para
labores de mantenimiento propias de la jar-
dinera tradicional.
Los modelos alternativos generalmente se
basan en comunidades vegetales planteadas
ecolgicamente, desarrollando composiciones
de especies nativas y exticas que al mismo
tiempo sean ricas tanto desde el punto de vis-
ta ecolgico como esttico. En este sentido,
los climas mediterrneos son favorables para
un amplio abanico de especies ornamentales,
incluidas algunas especies exticas que se
han hecho muy populares, por lo que es fre-
cuente que sean sobreutilizadas, producindo-
se diseos repetitivos y muchas veces inade-
cuados. Adems la introduccin de especies
forneas sin control en actuaciones de paisa-
jismo puede alterar el equilibrio de ecosiste-
mas frgiles, tanto los de zonas ridas y se-
miridas como, especialmente, los de zonas
hmedas.
Aunque las plantas nativas han sido olvi-
dadas durante mucho tiempo en el diseo
de jardines y paisaje, el uso de especies au-
tctonas mediterrneas de flora silvestre en
actuaciones de xerojardinera, revegetaciny paisajismo est siendo de inters crecien-
te durante la ltima dcada debido a su eco-
fisiologa especialmente adaptada a condi-
ciones medioambientales adversas. Muchas
de estas especies son una buena alternati-
va a especies ornamentales usadas tradicio-
nalmente en climas semiridos debido a su
buena resistencia a plagas y enfermedades,
elevada tolerancia a la salinidad, alta eficien-
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cia en el uso del agua y pautas de crecimien-
to bien adaptadas a la condiciones edafocli-
mticas existentes en estas zonas.
Por tanto, es necesario establecer criterios
que nos permitan seleccionar el material ve-
getal adecuado para cada situacin. Para ello
es ineludible conocer los mecanismos de res-
puesta a los factores medioambientales de
las distintas especies ornamentales poten-
cialmente tiles, aunque hay que tener pre-
sente que el grado de adaptacin a los estre-
ses abiticos puede variar considerablemente
entre plantas de la misma familia, del mismo
gnero e, incluso, de la misma especie, lo
que hace que para la eleccin apropiada deplanta con un comportamiento ptimo, tanto
en vivero como tras el trasplante, sea impres-
cindible continuar desarrollando todava un
extenso trabajo experimental.
Diversos aspectos de las posibilidades de
utilizacin de algunas especies de flora sil-
vestre en los mbitos anteriormente mencio-
nados ya estn bien establecidos, tal y como
se recoge en distintas publicaciones, como
las referentes a su seleccin (Ban et al.,
2000a; 2000c; Martnez-Snchez et al., 2002;
Vicente et al., 2002; Fernndez et al., 2003;
Carreo et al., 2004; Moreno et al., 2004; Ca-
bot et al., 2004; Franco et al., 2005a; 2006), a
su produccin viverstica (Franco et al., 1999a;
1999b; Ban et al., 2000a; 2000b; 2000d;
Ban et al., 2001a; 2001b; Ban et al.,
2002a; 2002b; Carreo et al., 2002; Ochoa et
al., 2002; Ban et al., 2004; Navarro et al.,
2004a; 2004b; Pinho et al., 2004; Franco et
al., 2005b; 2006), a su acondicionamiento
(Franco et al., 1998; Franco et al., 1999a;
1999b; Ban et al., 2000b; Ban et al.,
2001b; Franco et al., 2001; Ban et al., 2002;Franco et al., 2002a; 2002b; Ban et al.,
2003b; Fernndez et al., 2004a; 2004b; Fran-
co et al., 2005c), a su trasplante (Franco et al.,
2001; 2002b) y a su supervivencia en distintos
ambientes (Franco et al., 2002b; Ban et al.,
2003a; Contreras et al., 2004; Franco et al.
2006). Sin embargo, la informacin recogida
en la bibliografa est dispersa y no ha sido de-
bidamente analizada, actualizada y estructura-
Alternativas al uso de Aptenia cordifolia (primer plano izquierda) en taludes con hinojo marino
(primer plano derecha y fondo).
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da para ser transferida a los sectores interesa-
dos (viveros, ayuntamientos, administracin
autonmica y otras administraciones pblicas,
diseadores y proyectistas de jardines, cole-
gios profesionales interesados, diseadores
de complejos deportivos, etc.).
Otros aspectos son an poco conocidos,
como los referentes a la seleccin de los eco-
tipos locales ms interesantes para los distin-
tos usos a los que pueden ser destinados. En
este sentido hay que tener presente la variabi-
lidad intraespecfica en la respuesta de las di-
versas especies a diferentes circunstancias
medioambientalmente adversas. Igualmente,
los aspectos de puesta en valor y manteni-
miento de los recursos fitogenticos con valor
ornamental y paisajstico de nuestra Regin,
an requiere de impulso sostenido.
Por ltimo, siguen existiendo recursos fito-
genticos potencialmente tiles que an es-
tn poco estudiados y se desconocen impor-
tantes aspectos relacionados con su repro-
duccin, produccin y comportamiento tras
su implantacin en distintas condiciones
medioambientales. Esto hace que an siga
siendo necesario un acentuado esfuerzo enI+D+i en este mbito.
Flora y vegetacin de la Regin
de Murcia
La Regin de Murcia se encuentra de lle-
no en el mbito territorial de la Cuenca me-
diterrnea, un punto caliente de la fitodiver-
sidad mundial. En sta regin se presentan
cerca de 25.000 especies de plantas vascu-
lares, valor que representa algo menos del
10% de la fitodiversidad mundial. En este
marco se pueden reconocer algunos ncleos
de diversidad especfica; los ms relevantes
se encuentran en el Mediterrneo occiden-
tal: el complejo del Atlas y Rif, Pirineos y los
sistemas bticos.
Con respecto a la Espaa peninsular y ba-
lear, se reconocen aproximadamente 8.000
especies de plantas vasculares. A esta es-
cala se siguen manteniendo como principa-
les centros de diversidad especfica los Piri-
neos y los sistemas bticos, aunque ahora
aparecen otras zonas de diversidad media
como la cordillera Cantbrica y sureste rido
ibrico. La provincia con mayor diversidad
especfica es la de Granada con 3.500 espe-
cies de flora, en un territorio con una super-
ficie un 10% mayor que el murciano. La Re-
gin de Murcia presenta una flora vascular
compuesta por casi 1.950 especies, inclu-
yendo especies silvestres, naturalizadas,
asilvestradas y adventicias. Para comparar
la diversidad especfica entre territorios, se
suele emplear un ndice especies/rea, quesuele denominarse riqueza areal. La Cuenca
Mediterrnea presenta una riqueza areal de
1,1 especies por cada 100 kilmetros cua-
drados, la Pennsula Ibrica 1,6 y la Regin
de Murcia 17,7, aunque la interpretacin de
esta comparacin debe limitarse por el efec-
to de la escala, queda de manifiesto que el
territorio murciano supone una discontinui-
dad positiva para la biodiversidad.
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Introduccin
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Las causas de esta elevada diversidad tie-
nen un factor fsico por la existencia de un ran-
go altitudinal de algo ms de 2.000 m en el
que aparecen zonas prcticamente sin hela-
das y otras donde stas son muy frecuentes;
un rango de unos 400 mm de precipitacin
anual y una compleja orografa que condicio-
nan los diferentes microclimas existentes.
Adems, existe una gran diversidad de
materiales litolgicos que originan por dife-
rentes factores la rica tipologa edfica mur-
ciana; y por ltimo, un factor estocstico e
histrico.
Dentro de la Regin de Murcia destaca por
su elevado componente florstico Sierra Es-
pua. Dentro de los lmites del Parque Regio-
nal se han indicado casi 1.000 especies de
plantas vasculares, algo ms de la mitad de
la diversidad especfica de la Regin de Mur-
cia. De entre stas destaca la fumana de
Desfontaines (Fumana fontanesii).
Anlisis taxonmico
El total de especies de la flora murciana se
agrupa en 716 gneros y 133 familias. El
grupo de los helechos (Pteridfitos) presentaun peso cuantitativo mnimo, 23 especies,
sin embargo su contribucin cualitativa es
importante, al representar a un grupo de
plantas primitivo.
Prcticamente el 99% de las especies co-
rresponden a las denominadas plantas con
semillas (Espermatfitos). De entre stas,
las conferas (Gimnospermas) estn escasa-
mente diversificadas en nuestro territorio
(tan slo encontramos 17 especies), sin em-
bargo, su relevancia ecolgica y paisajstica
es crucial, ya que tan slo dos gneros, Pi-
nus y Juniperus, conforman la mayor parte
de las formaciones forestales de la Regin
de Murcia.
Las plantas con flores (Angiospermas) en-
globan la prctica totalidad de la flora vascu-
lar murciana, con algo ms de 1.900 espe-
cies. Algo ms del 50% de la flora se rene
en tan solo 8 familias, siendo las ms diver-
sificadas las compuestas, gramneas y legu-
minosas (11,5%, 9,2% y 8,8% del total, res-
pectivamente). Los gneros con ms espe-
cies son Silene (collejas) con 29 especies y
Teucrium (zamarrillas) con 28.
Componente biogeogrfico
El modelo de distribucin generalizado de
las especies de la flora murciana es tpica-
mente mediterrneo, como el de la coscoja
(Quercus coccifera). Aunque las especies
que la diferencian de otros territorios son
aquellas con un rango geogrfico menor, el
denominado, aunque de manera no rigurosa,
componente endmico.Del total de especies que componen la flo-
ra murciana, 4 especies son estrictamente
exclusivas de la Regin de Murcia: Astraga-
lus nitidiflorus, Limonium album, Limonium
carthaginense y Teucrium carthaginense;
este nmero quedara considerablemente
ampliado si analizamos la flora en el rango
subespecfico. Como las plantas no entien-
den de lmites administrativos, el anlisis de
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la endemoflora de un territorio dado se lleva
a cabo considerando lmites biogeogrficos.
Riqueza especfica de las familias
de la flora de Murcia
El principal componente de la endemoflo-
ra murciana corresponde a elementos de
distribucin ibrica (19%) como la caaheja
aragonesa (Ferula loscosii) y a elementos
iberoafricanos (12,7%), algunos de ellos pre-
sentan en Murcia la nica poblacin ibrica,
como la manzanilla de Escombreras (Anthe-
mis chr ysantha) o el araar (Tetraclinis articu-
lata). De entre los endemismos ibricos, los
ms singulares en la Regin de Murcia sonlos elementos murciano-almerienses, que se
presentan fundamentalmente en la mitad
sur, como la varica de San Jos (Narcissus
tortifolius); tambin son muy importantes
los elementos bticos, que se distribuyen
por el noroeste murciano, como los zapati-
cos de la Virgen (Sarcocapnos baetica
subsp. baetica). Otros elementos biogeogr-
ficos tienen un menor peso cuantitativo,
pero enriquecen la diversidad de la flora mur-
ciana como, por ejemplo, los elementos ira-
no-turnicos como el salado (Halocnemum
strobilaceum), que caracteriza algunos de
nuestros saladares.
El paisaje vegetal
En el paisaje vegetal de la Regin de Mur-
cia, adems de los factores anteriormente
indicados, es el hombre, responsable de la
fragmentacin y atomizacin de los paisajes
primigenios y de la creacin de otros mu-
chos hoy plenamente aceptados como "na-
turales", un actor clave para interpretar lo
que ahora podemos observar.
Sierras costeras y prelitorales
Los sectores montaosos costeros de
esta parte de la Regin de Murcia constitu-
yen una de las representaciones ms genui-
nas del matorral mediterrneo de origen ibe-
roafricano de toda Europa.
La vegetacin en las sierras costeras, aun
presentando un origen comn es diversa, y
Astragalus nitidif lorus.
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Introduccin
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responde al gradiente de aridez existente en-
tre las porciones ms occidentales y ridas de
guilas-Mazarrn (200 mm anuales de precipi-
tacin media) y las ms orientales y algo lluvio-
sas de Cartagena (300 mm) y Cabo de Palos
(350 mm de precipitacin). De hecho, en las
cercanas de este cabo, an se encuentran pe-
queos rodales de vegetacin de gran valor
como algunas manchas de encina (Quercus
rotundifolia) o brezo blanco (Erica arborea)
conviviendo con matorrales tan singulares
como los dominados por la aliaga (Calicotome
intermedia), mientras que los pinares de pino
carrasco (Pinus halepensis) son frecuentes en
estas zonas, ocupando preferentemente las
umbras y vaguadas de las sierras.
Estos restos de carrascales se pueden con-
siderar como reliquias de inters paleobotnico
con un inters incalculable. Aparecen algunas
manchas importantes en la Sierra de Carras-
coy, y ejemplares dispersos, aunque algunos de
gran porte, desde Cartagena hasta Tallante y
Cabezo de la Fuente. Aparece acompaado de
palmitos (Chamaerops humilis), lianas (Rubia
peregrina, Clematis flammula, Smilax aspera,
Lonicera implexa), adelfillas (Bupleurum gibral-taricum), etc.
En estas porciones ms lluviosas, con
unas temperaturas superiores a los 17 C de
media anual, lo que corresponde al piso ter-
momediterrneo, con ombroclima semirido
(mitigado por la presencia de criptoprecipita-
ciones), el paisaje se caracteriza por la pre-
sencia de un matorral esclerfilo con palmitos,
lentiscos (Pistacia lentiscus), acebuches (Olea
europaeavar. sylvestris), bayn (Osyris lance-
olata), escobones (Ephedra fragilis), espinos
negros (Rhamnus lycioides, R. oleoides), alga-
rrobos (Ceratonia siliqua), etc. Este palmitar-
espinar se conserva de forma magnfica en la
lsla Mayor del Mar Menor. Por degradacin re-
sultado de la accin antrpica o por la presen-
cia de factores ecolgicos menos favorables
(suelos poco evolucionados), se instalan es-
partizales. En las propias matas del esparto
(Stipa tenacissima) abundan otras gramneas
como lastn (Brachypodium retusum), Dactylis
hispanica, Avenula murcica, etc., y gefitos
como el ajo negro (Allium melananthum), y en
entre las matas aparecen tomillares (Thymus
sp. pl., Helianthemum sp. pl., Teucrium sp. pl.,
etc.) Estos espartizales en zonas ligeramente
halfilas o con procesos de hidromorfia tem-
poral son desplazados por albardinales donde
son frecuentes el lastn, el albardn (Lygeum
spartum), escobilla (Salsola genistoides), etc.
Los cornicales de Periploca angustifoliase
presentan por toda la costa, habitando sus-
tratos de distinta naturaleza, siempre y
cuando estn orientados al medioda y los
suelos sean incipientes. Se caracterizan porformar matorrales claros, a veces dispersos,
de cornical, bayn, lentisco y acebuche. En
localidades de la sierra de Cartagena apare-
cen especies tan singulares como el araar o
sabina mora (Tetraclinis articulata), forman-
do pequeos bosquetes, nicos en todo el
continente europeo. Las poblaciones ms
importantes de cornical son las del Cabezo
Gordo, Isla del Ciervo y, especialmente, las
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Especies silvestres mediterrneas con valor ornamental
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presentes a partir de Pea del guila hacia los
sectores ms occidentales y ridos de la Mue-
la, Tioso, Moreras y Cabo Cope-Calnegre.
Los artales (Maytenus senegalensis
subsp. europaeus) se distribuyen tambin
por esta parte de las sierras costeras, pero
son ms exigentes en cuanto a sus requeri-
mientos ecolgicos. Aparecen en zonas sin
heladas, con precipitaciones del orden de
los 350-400 mm anuales, aunque las cripto-
precipitaciones juegan un papel importante y
no del todo conocido. Suele convivir forman-
do mosaicos con los cornicales, ocupando
aquellas zonas de mayor profundidad y hu-
medad edfica (terras rosa y suelos rojos).
Esta comunidad est constituida por un ma-
torral espinoso, ms o menos denso, domi-
nado por artos acompaado por lentiscos,
espinos negros, palmitos, etc. Por degrada-
cin es sustituido por retamares espinosos
de aliaga. Los mejores ejemplos se pueden
localizar en la Pea del guila, San Gins de
la Jara y en la Sierra de la Fausilla.
Espacios de alta y media
montaaLos espacios interiores de montaa
constituyen la principal reserva de ecosis-
temas forestales, que en la Regin de Mur-
cia suelen aparecer como matorrales de
diverso porte y cobertura y, ms raramen-
te, como bosques en el sentido clsico del
trmino. En los matorrales mejor conser-
vados dominan especies como la coscoja,
el lentisco, espinos negros, enebros (Juni-
perus oxycedrussubsp. oxycedrus) y otros
vegetales denominados nobles, cuya alte-
racin da lugar a formaciones de menos
porte, ms abierta, como jarales (Cistus
sp. pl.), romerales (Rosmarinus officinalis,
Cistus clusii), tomillares y espartales, en
funcin de los diferentes condicionantes
ambientales de la zona. Entre los bosques
,propiamente dichos, predomina el pinarde pino carrasco favorecido por la accin
del hombre, en cuyo sotobosque suelen
aparecer diferentes especies de matorral.
El noroeste de la Regin de Murcia es la
comarca con mayores extensiones foresta-
das y, dentro de sta la que conserva las
representaciones ms importantes de los
bosques originales de este territorio. Por
su singularidad destacan los sabinares de
sabina albar (Juniperus thurifera), cuya
mayor extensin y representacin se loca-
liza en la cercanas de la poblacin a la
que da nombre, El Sabinar, donde se pre-
senta una raza muy particular por la pre-
sencia de pino salgareo (Pinus nigra
subsp. clusiana). Hoy se presenta como
una formacin adehesada, pero antigua-mente form el bosque tpico de las para-
meras calizas de marcada continentalidad
sobre los que se asienta. De igual inters
son las superficies todava relativamente
extensas, de nuestros carrascales, que se
localizan en las sierras del noroeste: Sie-
rra de Mojantes, Cuerda de la Gitana, Re-
volcadores y Sierra de Villafuerte, Sierras
de la Muela-Cerezo, Gaviln y los lamos y
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Introduccin
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Sierras de Burete, Lavia y Cambrn. Tam-
bin aparece en algunas sierras y cabezos
del oeste de la Regin, como el Cabezo de
la Jara, Sierras del Gigante, Pericay, Almi-
rez, Sierra de la Zarza y en las partes me-
nos alteradas, que suelen coincidir con las
zonas ms altas, de otros macizos monta-
osos como Sierra Espua, Sierra de la
Pila, Quibas, Sierra del Carche y Salinas.Formando parte del sotobosque suelen
aparecer madroos (Arbutus unedo), espa-
rragueras (Asparagus acutifolius) espanta-
lobos (Colutea hispanica), aladiernos
(Rhamnus alaternus), durillos (Viburnum ti-
nus), etc.
Otro aspecto destacable es la presencia
de bosques autctonos de pino salgareo
en las zonas altas de Revolcadores, que
se enrarecen, se abren y dominan el paisa-
je con matorrales almohadillados de ene-
bro rastrero (Juniperus communis subsp.
hemisphaerica). Como peculiaridades bo-
tnicas de las sierras del noroeste cabe ci-
tar la presencia de reliquias de bosque se-
micaducifolio, quejigares de Quercus fagi-
nea y aceredas de acer de granada (Acergranatense), presente en las sierras de La
Muela y Villafuerte, Mojantes, Revolcado-
res, El Gaviln. En zonas ms bajas solo
se presentan quejigares como los barran-
cos del Carrascalejo, al pie del macizo de
Burete, Lavia, Ponce y Cambrn o Espua
donde se presentan aceredas de acer de
Montpellier (Acer monspessulanum). Otras
rarezas botnicas del noroeste se encuen-
tran recluidas en enclaves rupestres como
los peascos de Benizar y roquedos de
Hondares, donde aparece una valiosa re-
presentacin de especies rupcolas.
Por su singularidad merecen destacarse
los jarales (Cistus laurifolius y C. populifo-
lius) de Pea y Apartada, en Sierra Espu-
a; el carrascal del Valle de Guarrafra, en
el Carche, donde tambin aparecen ruscos(Ruscus aculeatus), terebintos (Pistacia te-
rebinthus), espantalobos y madreselvas;
la vegetacin rupcola de la Sierra del Can-
tn, donde se localizan rarezas como Cara-
lluma munbyana o Sideritis glauca. En las
cumbres de Mojantes se refugian rarezas
botnicas como Viola cazorlensis.
Los paisajes ridos y las estepas
salinas
Posiblemente, los ecosistemas que mejor de-
finen la singularidad ecolgica del sureste ibri-
co en el marco del continente europeo sean
aquellos de condiciones fsicas ms extremas,
donde se conjugan aridez y erosionabilidad. Son
territorios con una cubierta vegetal escasa y un
sustrato detrtico deleznable, con una red dedrenaje muy potente y una dinmica morfoes-
tructural intensa. Estos territorios se disponen
por toda la Regin, en las cuencas negenas de
Mula, Qupar, Ajauque y en muchas otras locali-
dades murcianas, aunque los de Gebas y Ch-
camo resaltan por su grado de conservacin, in-
ters cientfico y valor esttico.
Su vegetacin est dominada por matorrales
graminoides de albardn o esparto, en funcin
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de los procesos de hidromorfa y la salinidad
existente en la zona. Otras especies endmi-
cas de Murcia y Almera como la escobilla (Sal-
sola genistoides) y la boja negra (Artemisia ba-
rrelieri), o de distribucin ibrica como Anaba-
sis hispanica, contribuyen a organizar el tapiz
vegetal de estos ambientes nicos.
Los materiales margosos son ricos en sales
sdicas y yesos. Esto influye en la organizacin
de sistemas salinos asociados a la red de dre-
naje y en la aparicin de una flora adaptada ex-
presamente a este tipo de sustratos. Las co-
munidades gipscolas estn bien caracteriza-
das por la presencia de especies exclusivas
como zamarrillas (Teucrium balthazaris, T. liba-
nitis), jarillas (Helianthemum squamatum) y
otras (Herniaria fruticosa, Santolina viscosa, etc.).
Finalmente, en las ramblas, verdaderos cau-
ces de funcionamiento intermitente, se insta-
lan formaciones vegetales freatfilas subsali-
nas o tolerantes a la salinidad, entre las que
podemos destacar los adelfares (Nerium olean-
der), tarayales (Tamarix africana, T. boveana, T.
canariensis) y carrizales (Phragmites australis).
Condiciones para el trasplante ycrecimiento vegetal en
Xerojardinera y Paisajismo en
clima semirido
La mayora de los entornos naturales o na-
turalizados en zonas con clima semirido, in-
cluyendo xerojardines y actuaciones de pai-
sajismo urbano y periurbano, estn casi con-
tinuamente en situacin subptima respecto
a uno o ms parmetros medioambientales,
como disponibilidad de agua, temperatura,
humedad ambiental, salinidad del suelo o
disponibilidad de nutrientes. Por esto, cuan-
do se trasplanta a estos entornos la planta
producida en vivero (principalmente si el ma-
nejo de las tcnicas de cultivo y el control del
microclima no han sido los adecuados en
esta fase para acondicionar convenientemen-
te a la plntula para tolerar las condiciones
adversas del trasplante) existe un periodo es-
tresante de transicin que es crtico para su
crecimiento y supervivencia.
Los paisajes y xerojardines en climas se-
miridos frecuentemente requeriran, para
desplegar su potencial esttico, aplicaciones
adicionales de agua, principalmente en situa-
ciones de muy escasa disponibilidad hdrica,
como las que se dan por la restriccin al
desarrollo radical impuesta a veces en jardi-
nera, durante periodos de baja o nula pluvio-
metra, o en zonas con microclimas especial-
mente adversos (Eppel-Hotz, 2004). Igual-
mente, muchas de las especies ornamenta-
les usadas necesitaran un periodo de riego
tras el trasplante hasta que, al menos, des-arrollasen un sistema radical suficiente para
permitir su implantacin con xito (Kjelgren
et al., 2000; Franco et al., 2002b). No obs-
tante, no siempre es posible (econmica,
tcnica o administrativamente) el suministro
de riego, ni aun de forma ocasional, lo que
hace imprescindible la adecuada eleccin y
produccin de plantas capaces de reiniciar
su crecimiento rpidamente tras el trasplan-
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Introduccin
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te si se quieren evitar elevadas tasas de mor-
talidad durante la fase de implantacin.
Por otro lado, hay que tener presente que
las condiciones de elevada salinidad afectan
al crecimiento y supervivencia, principalmen-
te de las plntulas recin trasplantadas, de
muchas especies ornamentales usadas en
paisajismo y jardinera (Ramoliya y Pandey,
2003). Incluso especies silvestres de reas
litorales, como Argyranthemum coronopifo-
lium (Morales et al., 1998), pueden verse
afectadas. Sin embargo, cierto grado de sali-
nidad es incluso estimulante para la germina-
cin y el crecimiento de las plntulas de
otras especies, como Lotus creticus (Sn-
chez-Blanco et al., 1998), Pinus banksiana
(Croser et al., 2001) yProtea obtusifolia(Ro-
driguez-Perez et al., 2000). A pesar de esto,
debe tenerse en cuenta, aun cuando se em-
plean halfitas, el efecto perjudicial de la
acumulacin de sales en la rizosfera con el
transcurso del tiempo (Barrett-Lennard,
2002). Wu et al. (2001) evaluaron la toleran-
cia a la salinidad del agua de riego reciclada
de nueve especies usadas en paisajismo (en-
tre ellas: Pistacia chinensis, Nerium olean-der, Buxus microphylla, Nandia domestica y
Jasminum polyanthum), concluyendo que las
especies que menos sales acumularon fue-
ron las ms tolerantes y que el riego por go-
teo fue menos perjudicial que el riego por as-
persin.
En las actuaciones de paisajismo y jardi-
nera en zonas cercanas a la costa, otro fac-
tor abitico, como la exposicin a aerosoles
marinos (con sal, surfactantes y otros conta-
minantes), puede afectar al crecimiento y su-
pervivencia de muchas especies. ornamenta-
les, incluidas alguna nativa de zonas litora-
les, como Argyranthemum coronopifolium y
Limonium pectinatum (Snchez-Blanco et al.,
2003). El grado de adaptacin a los aeroso-
les marinos puede variar notablemente entre
especies del mismo gnero. Por ejemplo, Cis-
tus monspeliensis es mucho ms tolerante
que C. albidus(Snchez-Blanco et al., 2004c).
Eleccin del material vegetal
Las caractersticas morfolgicas de la plan-
ta, su comportamiento desde un punto de
vista nutricional y su capacidad de respuesta
fisiolgica a los estreses abiticos van a ser
determinantes, tanto para su adaptacin a
las distintas tcnicas y mtodos de preacon-
dicionamiento en vivero, como para su com-
portamiento despus del trasplante, condi-
cionando su establecimiento en campo y su
supervivencia. Por ejemplo, Kailash y Kannan
(1999) observaron que el valor bajo de la re-
lacin parte area: sistema radical de Cassiasiamea, Peltophorum pterocarpum y Albizia
lebbeckbenefici a estas tres especies tras
el trasplante en condiciones semiridas,
siendo sus porcentajes de supervivencia del
92, 84 y 90%, respectivamente; mientras
que el de Adenanthera pavonina, con un va-
lor mayor para la relacin parte area:siste-
ma radical, fue slo del 30%. Adems, C. sia-
mea y P. pterocarpum fueron tambin supe-
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riores en biomasa producida por unidad de N
absorbida, lo que las hizo menos demandan-
tes de nutrientes tras el trasplante y por lo
tanto vegetaron mejor en condiciones de sue-
los nutricionalmente pobres.
Por tanto, es necesario establecer criterios
de eleccin que nos permitan seleccionar el
material vegetal adecuado para cada situa-
cin. Para ello es ineludible conocer los me-
canismos de respuesta a los factores me-
dioambientales de las distintas especies or-
namentales potencialmente tiles, aunque
hay que tener presente que el grado de adap-
tacin a los estreses abiticos puede variar
considerablemente entre plantas de la mis-
ma familia, del mismo gnero e, incluso, de
la misma especie, lo que hace que la elec-
cin apropiada de planta con un comporta-
miento ptimo, tanto en vivero como tras el
trasplante, requiera no poco estudio experi-
mental (Sav et al., 2000; Torrecillas et al.,
2003; Snchez-Blanco et al., 2004c; Sharma
y Graves, 2004; Schrader y Graves, 2004;
Shoemake et al., 2004). Algunas pginas
Web pueden ser tiles para una seleccin
previa (Lehrer y Brand, 2003).Como se ha indicado anteriormente, para
seguir mejorando los proyectos de xerojardi-
nera y paisajismo en clima rido, existe una
gran necesidad de encontrar plantas orna-
mentales que presenten elevada tolerancia a
condiciones adversas, principalmente a la
falta de agua y a la salinidad, capaces de cre-
cer y mantener cierto valor esttico en dichas
condiciones. No obstante, cada vez ms se
imponen ciertas restricciones, y el uso de es-
pecies exticas est ms cuestionado (Kot-
zen, 2004). Por tanto, la demanda de nuevas
y variadas plantas ornamentales nativas
cada vez es mayor, inicindose en la ltima
dcada programas para desarrollar, median-
te seleccin e hibridacin, plantas bien adap-
tadas a diferentes condiciones climticas
(Bartual, 2000; Ault, 2003). Tambin se est
utilizando la micropropagacin mediante cul-
tivo de tejidos para plantas nativas difciles
de propagar a gran escala por semillas o es-
taquillas (Sudhersan et al., 2003).
El uso de especies con pocos requerimien-
tos hdricos es de gran importancia para me-
jorar la conservacin del agua en xerojardine-
ra y paisajismo; sin embargo, la eleccin
adecuada de material vegetal se ve dificulta-
da por la escasa informacin sobre las nece-
sidades hdricas de las diferentes especies.
Buscando aportar alguna solucin a este pro-
blema, Garca-Navarro et al. (2004) han mos-
trado que el uso de agua al final de la produc-
cin en vivero de cuatro especies leosas de
diferentes orgenes ecolgicos (Leucophyllum
frutescens, Spiraea vanhouteii, Viburnum ti-nus, Arctostaphylos densiflora) puede ser un
dato til para predecir sus necesidades de
agua tras su establecimiento en campo. Tam-
bin, Contreras et al. (2004) han realizado
estimaciones de las necesidades hdricas
para especies de jardn en la Regin de Mur-
cia mediante la comparacin con regiones
WUCOLS (Water Use Classification of Lands-
cape Species) de California.
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Introduccin
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de varias especies herbceas ornamentales,
apreciando diferencias importantes entre es-
pecies y entre distintos genotipos del gnero
Miscanthus. Schrader y Graves (2004) tam-
bin hallan diferencias en la aclimatacin al
fro para tres subespecies de Alnus maritima.
Igualmente, en una revisin reciente de Wil-
son y Struve (2004), se presenta una amplia
perspectiva sobre la mortalidad invernal de
estaquillas, de la que se deduce que exis-
ten importantes diferencias de suscepti-
bilidad a los daos por fro entre especies
taxonmicamente cercanas.
Cuando se usa reproduccin vegetativa
para la produccin de estaquillas, la posi-
cin de stas en la planta madre influye
notoriamente en la rizognesis y en el
tipo de sistema radical producido, lo que
puede ser determinante para su adecua-
do comportamiento durante la fase de vi-
vero y tras el trasplante. Por ejemplo, en
Protea spp. (Montarone et al ., 1997),
Dorycnium spp. (Alegre et al., 1998) yHe-
licrysum stoechas (Ochoa et al., 2004)
los mejores resultados se obtienen con
estaquillas apicales, mientras que enRosa centifolia tanto con las apicales
como con las subapicales se obtienen
idnticos buenos resultados (Al-Saqri y Al-
derson, 1996). En el caso de Nerium ole-
ander las estaquillas basales presentan
el mayor crecimiento radical, pero las api-
cales muestran mayor nmero de races y
ms homogneamente distr ibuidas
(Ochoa et al., 2003).
Manejo del riego
El adecuado manejo del riego es de primor-
dial importancia para la produccin de planta
de alta calidad destinada a ser trasplantada
en condiciones edafoclimticas adversas. La
aplicacin de tratamientos de preacondicio-
namiento al estrs hdrico durante las lti-
mas semanas o durante todo el periodo de vi-
vero mediante el uso de riego deficitario es
una tcnica frecuentemente usada para en-
durecer la planta antes del trasplante, aun-
que puede provocar el incremento de inhibi-
dores endgenos y sobreendurecimiento si
es demasiado severo o prolongado, produ-
cindose una excesiva ralentizacin del creci-
miento, tanto areo como radical, e incluso
la muerte de la planta (Liptayet al., 1998).
En un buen nmero de trabajos recientes se
ha determinado cmo el riego deficitario du-
rante la produccin viverstica afecta a algunos
aspectos morfolgicos y fisiolgicos de espe-
cies ornamentales de inters para xerojardine-
ra, revegetacin y paisajismo, como Argyran-
themum coronopifolium (De Herralde et al.,
1998), Limonium cossonianum (Franco et al.,2002b), Lotus creticus (Franco et al., 2001;
Ban et al., 2004), Myrtus communis(Ban
et al., 2002), Nerium oleander (Ban et al.,
2005), Olea europaea var. sylvestris(Ban et
al., 2003a), Phillyrea angustifolia (Fernndez
et al., 2004), Pistacia lentiscus y Juniperus
oxycedrus (Vilagrosa et al., 2003), Rhamnus
alaternus(Ban et al., 2003b) yRosmarinus
officinalis (Snchez-Blanco et al., 2004).
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Frecuentemente, el riego deficitario reduce
distintos parmetros de crecimiento de la
parte area (altura, longitud de tallos, rea
foliar, pesos fresco y seco) y del sistema ra-
dical (longitud pesos fresco y seco, y volu-
men de races), tal y como ha sido observa-
do en diversas especies: Cotinus coggygria,
Forsythia intermedia(Cameron et al., 2004),
L. creticus(Franco et al., 2001; Ban et al.,
2004), M. communis(Ban et al., 2002), N.
oleander (Ban et al., 2005) y R. officinalis
(Snchez-Blanco et al., 2004). La proporcin
parte area:sistema radical, uno de los par-
metros que ms influye en el comportamien-
to de la planta tras el trasplante, se ve redu-
cida normalmente por el riego deficitario. En
los trabajos anteriormente referenciados, di-
cha proporcin fue 0.20 (para R. officinalis),
0.33 (para N. oleander), 0.45 (para L. creti-
cus) y 0.71 (para M. communis) de la propor-
cin presentada por las plantas de los trata-
mientos control sin dficit hdrico. Igualmen-
te, el riego deficitario durante la fase de vive-
ro puede incrementar el porcentaje de races
gruesas y disminuir el de medias y finas,
como se ha determinado en plntulas de M.communisyN. oleander(Ban et al., 2002;
Ban et al., 2005). En estos casos, el volu-
men radical se vio proporcionalmente ms re-
ducido que su peso seco, dando como resul-
tado un aumento de la densidad de las races
bajo riego deficitario. Tambin, cierto grado
de endurecimiento de las races es de enor-
me inters para producir plntulas mejor
adaptadas al trasplante en condiciones de
estrs hdrico. As, un incremento en el por-
centaje de races de coloracin marrn en las
plntulas sometidas a tratamientos con riego
deficitario ha sido descrito en L. creticus
(Franco et al., 2001) y Limonium cossonia-
num (Franco et al., 2002b). El cambio de co-
lor desde blanco a marrn est asociado con
la suberizacin de la exodermis, y puede re-
flejar un proceso de metacutinizacin, que es
un proceso de lignificacin y suberizacin par-
cial que conlleva un estado de reposo de la
raz que le confiere cierta proteccin frente a
circunstancias medioambientales adversas
(por ejemplo la falta de agua en la rizosfera),
siendo capaz el sistema radical de continuar
activamente su crecimiento cuando cesan di-
chas circunstancias (Bloomfield et al., 1996).
Por otro lado, al finalizar la fase de vivero,
las plantas sometidas a riego deficitario sue-
len presentar menores valores de conductan-
cia estomtica (gs), potencial hdrico foliar
(l), potencial de turgencia (p), potencial
osmtico a plena turgencia (os) y contenido
relativo de agua (RWC) que las plantas rega-
das normalmente, tal y como se ha compro-
bado en L. creticus, N. oleander, P. lentiscus,Quercus coccifera, J. oxycedrus, R. officinalis
yM. communis(Martnez et al., 2000; Ban
et al., 2002; Vilagrosa et al., 2003; Snchez-
Blanco et al., 2004; Ban et al., 2005). En
esta lnea, el riego deficitario produjo plntu-
las de L. creticus con mayor densidad de tri-
comas y mayor nmero de vasos xilemticos
en tallos y races, lo que indujo una serie de
adaptaciones fisiolgicas, desarrollando
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Introduccin
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ajuste osmtico, lo que permiti a la plntu-
la una considerable capacidad de adaptacin
a las condiciones adversas de su estableci-
miento en campo (Franco et al, 2002a; Ba-
n et al., 2004). Los cambios mencionados
permiten a la planta mantener una elevada
tasa de asimilacin neta de CO2, posibilitan-
do una mayor supervivencia en condiciones
de sequa (Vilagrosa et al., 2003). Tambin,
plantas de Ph. angustifoliaregadas a un 40%
de capacidad de campo durante todo el perio-
do de produccin en vivero, presentaron ma-
yor densidad estomtica y mayor eficiencia
en el uso del agua, mostrando una capacidad
superior para superar el shock post-trasplan-
te (Fernndez at al., 2004). De igual modo,
plantas de Cistus albidusyC. monspeliensis
sometidas a riego deficitario desarrollaron
mecanismos de evitacin basados en el cie-
rre estomtico, reduccin del rea foliar, re-
duccin de la conductividad hidrulica y epi-
nastia, que contribuyeron a incrementar las ta-
sas de crecimiento relativo y de asimilacin
neta durante el periodo de recuperacin (Sn-
chez-Blanco et al., 2002). Igualmente, las dife-
rencias en la respuesta al dficit hdrico detres especies herbceas ornamentales de la
familia de las Asteraceas (Boltonia asteroides,
Eupatorium rugosum y Rudbeckia triloba) se
imputaron a diferentes eficiencias en el uso
del agua, que en este caso fueron atribuidas,
entre otros factores, al diferente desarrollo ra-
dical y de la parte area, a cambios en la par-
ticin de carbohidratos y a diferencias en los
valores de gs (Prevete et al., 2000).
El riego deficitario de las plntulas durante
su produccin en vivero suele tener un efec-
to muy favorable en el incremento de su por-
centaje de supervivencia y de su crecimiento
tras el trasplante en condiciones adversas de
calor y falta de agua. Dicho incremento en la
supervivencia ha sido descrito para Prosopis
glandulosa (Bainbridge et al., 2001) yN. ole-
ander(Ban et al., 2005). Del mismo modo,
en distintas experiencias con L. creticus
(Franco et al., 2001; 2002a) y L. cossonia-
num (Franco et al., 2002b), se ha comproba-
do que las plantas que previamente han sido
sometidas a cierto grado de estrs hdrico
durante su crecimiento en el vivero, mues-
tran un crecimiento radical mayor y ms rpi-
do tras el trasplante en condiciones semiri-
das, especialmente cuando la humedad del
suelo es escasa (Franco et al., 1999). En al-
gunos casos, este potencial adaptativo se
mantiene durante bastante tiempo; y tras lar-
gos periodos de sequa una lluvia ligera reac-
tiva el crecimiento radical ms rpidamente
en aquellas plantas que han sido preacondi-
cionadas en vivero (Franco et al., 2002b).
Respecto a la parte area, se ha observado,tras el trasplante, un mayor crecimiento de
los tallos y una cobertura ms densa del sue-
lo en las plantas de L. creticus previamente
estresadas, y un desarrollo mayor y ms
compacto con presencia de varas florales
ms largas en las plantas de L. cossonianum
sometidas, igualmente, a riego deficitario
previo en el vivero; comprobando que cuanto
ms adversas, en cuanto a la falta de agua,
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son las condiciones del trasplante se hace
ms evidente el efecto positivo del endureci-
miento previo durante la produccin viverstica
(Franco et al., 2001). El empleo de riego defi-
citario, adems de suponer una tcnica ade-
cuada de acondicionamiento de las plntulas
para el trasplante, tambin debe contemplar-
se desde el punto de vista de que puede su-
poner una reduccin notable en el empleo de
recursos hdricos en el vivero sin afectar (o in-
cluso mejorando) las caractersticas de la
plntula producida (Bergeron et al., 2004).
Adems de la cantidad de agua, el mtodo de
riego puede influir decisivamente en la produc-
cin de plntula de buena calidad. La sustitu-
cin del riego por aspersin, an muy utilizado
en algunos viveros de produccin de planta
para jardinera, por mtodos de subirrigacin
puede mejorar las caractersticas del sistema
radical de la plntula (Franco y Leskovar, 2002),
su potencial hdrico (Leskovar, 1998) y su esta-
do nutricional (Biernbaum y Versluys, 1998;
Franco y Leskovar, 2002), produciendo plntula
de mejor calidad para xerojardinera y paisajis-
mo, al mismo tiempo que puede suponer una
disminucin importante del impacto medioam-biental, al reducirse la lixiviacin de nutrientes y
agroqumicos (Bilderback, 2002; Yeager y Hen-
ley, 2004), sobre todo cuando se emplean sis-
temas de recirculacin (Harris et al., 1997).
Manejo del microclima
Control de la temperatura
El manejo adecuado del rgimen de tempe-
raturas durante la produccin de plntula or-
namental en el vivero, puede modificar posi-
tivamente su comportamiento tras el tras-
plante. Los efectos directos de la temperatu-
ra sobre las pautas de crecimiento de las
plantas son ampliamente conocidos, pero
cmo afecta dicho rgimen trmico previo en
el crecimiento de la planta tras su trasplante
bajo nuevas condiciones medioambientales
ha sido poco estudiado. A este respecto, van
den Driessche (1991a; 1991b) realiz ya
hace ms de una dcada un estudio muy
completo en Picea glauca, Pinus contorta y
Pseudotsuga menziesii, comprobando que, al
final del periodo de vivero, las plantas produ-
cidas utilizando bajas temperaturas presen-
taban menor altura y menores valores para
las proporciones altura:dimetro de tallo y
parte area:sistema radical. Igualmente, di-
chas bajas temperaturas contribuyeron a pro-
ducir plntula con menores valores de gs y
transpiracin en el momento del trasplante,
los cuales se igualaron tras doce semanas
con los del resto de plantas trasplantadas.
De forma similar, se ha comprobado que un
rgimen de temperaturas nocturnas bajas envivero no calefactado, hace disminuir la longi-
tud de los tallos y la relacin parte area:sis-
tema radical y hace aumentar el porcentaje
de races metacutinizadas en plantas de Lo-
tus creticus (Franco et al., 2001). Este rgi-
men trmico tambin provoc el aumento de
l y de la densidad estomtica abaxial de
plntulas bajo estrs hdrico (Ban et al.,
2004).
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La eficiencia fotoqumica tambin puede
verse reducida por las bajas temperaturas
en el vivero, incrementndose la concentra-
cin foliar de antocianinas, tal y como han
observado Close et al. (2004) durante la
produccin de plantas de Eucalyptus globu-
lus y E. nitens. En este caso, las plntulas
con concentraciones elevadas de antociani-
nas son las que presentan menores valo-
res de gs y rea foliar especfica en el mo-
mento el trasplante, por lo que la concen-
tracin foliar de antocianinas podra utilizar-
se como un indicador de endurecimiento re-
lacionado con la tolerancia a temperaturas
adversas tras el trasplante.El empleo de temperaturas bajas duran-
te la produccin viverstica, aunque es
una tcnica menos efectiva que el uso de
riego deficitario, contribuye a producir
plntulas que presentan mayores tasas
de supervivencia y de crecimiento relativo
tanto de la parte area como del sistema
radical (van den Driessche, 1991a;
Franco et al., 2001).
Manejo de la humedad del aire
La influencia de la humedad ambiental du-
rante la produccin de planta ornamental
para jardinera en su acondicionamiento para
mejorar su tolerancia a circunstancias adver-
sas de trasplante no ha sido muy estudiada.
Sin embargo, Ban et al. (2003b), trabajan-
do con Rhamnus alaternus, han concluido
que el mantenimiento de una baja humedad
del aire y el empleo de riego deficitario en el
vivero reducen el crecimiento, l, gs y la tasa
de fotosntesis de la plntula obtenida, incre-
mentando su supervivencia durante el perio-
do de implantacin. En un trabajo paralelo,
Ban et al. (2003a) han determinado que elefecto de una baja humedad ambiental sobre
el potencial hdrico de Olea europaea var.
sylvestrises menos marcado que el que ejer-
ce el riego deficitario, aunque p es ms ele-
vado, lo que sugiere que el preacondiciona-
miento con baja humedad del aire desenca-
dena un ajuste elstico en esta especie. El
efecto combinado de riego deficitario y baja
humedad ambiental durante la produccin en
Produccin de Nerium oleander en invernadero.
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Especies silvestres mediterrneas con valor ornamental
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vivero ha hecho incrementar el porcentaje de
supervivencia tras el trasplante hasta un 63%
frente a un 0% de las plantas control.
En estudios similares, dicho efecto combi-
nado tambin ha incrementado el porcentaje
de supervivencia de las plntulas tras el tras-
plante en condiciones de dficit hdrico y ele-
vada temperatura, siendo ste un 68% frente
a un 7% en las plantas control, para Nerium
oleander (Ban et al., 2005), y un 37% fren-
te a un 0% en las plantas control, para Myrtus
communis (Ban et al., 2002). Este compor-
tamiento es atribuible a cambios morfolgi-
cos, tanto de la parte area de la plntula (me-
nor tamao y menor rea foliar), como de las
races (ms cortas, gruesas y densas y menos
ramificadas), y de la relacin parte area:sis-
tema radical (que se reduce alrededor del 60%
en ambas especies), y a cambios fisiolgicos,
como el desarrollo de ajuste osmtico, la efi-
ciencia de la regulacin estomtica y un mayor
flujo de asimilados hacia las races. De igual
forma, Snchez-Blanco et al. (2004) han en-
contrado que plantas de Rosmarinus officina-
lis preacondicionadas en vivero mediante la
exposicin conjunta a riego deficitario y bajahumedad ambiental muestran regulacin esto-
mtica eficiente (bajos valores de gs) y des-
arrollan ajuste osmtico foliar, mantenindo-
los durante el periodo inmediatamente poste-
rior al trasplante. Ulteriormente, durante el pe-
riodo de establecimiento, estas plantas mues-
tran un mejor estado hdrico (mayores valores
de l y gs) y un mayor porcentaje de supervi-
vencia (43.8%) que las plantas control (0%).
Como se demuestra en los estudios anterio-
res, el uso combinado de baja humedad del
aire y de riego deficitario provoca en las pln-
tulas cierto grado de endurecimiento durante
su produccin en vivero. Este efecto parece el
resultado de la combinacin de tres importan-
tes mecanismos de aclimatacin a la sequa y
el calor: reduccin del crecimiento, acompaa-
da de una redistribucin de asimilados en fa-
vor de las races frente a la parte area, lo que
reduce la transpiracin y favorece el desarrollo
de un sistema radical mayor y ms eficiente
en la absorcin hdrica; ajuste osmtico foliar,
posibilitando el mantenimiento de la turgencia
foliar incluso cuando la disponibilidad de agua
en el suelo disminuye por la ausencia de rie-
go; y una regulacin estomtica mas eficiente,
evitando prdidas de importantes cantidades
de agua por transpiracin cuando los recursos
hdricos presentes en el suelo son escasos.
Enriquecimiento del aire con CO2
El empleo de una atmsfera enriquecida en
CO2 durante la produccin en vivero se pre-
senta como una tcnica prometedora para in-
crementar la productividad y obtener plntu-las con valores bajos de la relacin parte a-
rea:sistema radical, que sean capaces de to-
lerar adecuadamente las condiciones estre-
santes del trasplante en ecosistemas medi-
terrneos, en general, y en actuaciones de
xerojardinera y paisajismo, en particular, tal
y como queda reflejado en diversos estudios
recientes (Wullschleger et al., 2002; Biel et
al., 2004; Cortes et al., 2004). Por ejemplo,
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Introduccin
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plntulas de Quercus cerroidesyQ. ilexincre-
mentan alrededor del 60% su biomasa total
en respuesta al enriquecimiento con CO2 has-
ta valores entre 500 y 700 ppm; siendo di-
cho incremento debido fundamentalmente al
aumento de la biomasa radical (Cortes et al.,
2004). En un estudio complementario, Biel et
al. (2004), trabajando con plntulas de Pinus
nigra, han analizado el efecto combinado de
riego deficitario y enriquecimiento con CO2
para lograr producir en el vivero plntulas vi-
gorosas y endurecidas que se comporten
bien tras el trasplante, comprobando que el
enriquecimiento con CO2 incrementa la bio-
masa total, la biomasa foliar y el rea foliar
de las plntulas, mientras que el riego defici-
tario hace disminuir la biomasa de tallos y
hojas y el rea foliar, pero no encontrando
evidencias de interaccin entre ambos facto-
res.
Manejo de la intensidad luminosa
y el fotoperiodo
Aunque la respuesta a la intensidad lumino-
sa vara notablemente entre especies (Heis-
kanen, 2004), usualmente afecta al creci-miento y floracin de las plantas ornamenta-
les de uso en jardinera, tal y como observan
Fausey et al. (2005) en Achillea millefolium,
Gaura lindheimeriyLavandula angustifolia. A
este respecto, Olsen et al. (2002) determina-
ron, en cinco especies del gnero Illicium,
cmo mejoran con baja intensidad luminosa
diferentes parmetros, como la tasa de asi-
milacin de CO2 y el contenido de clorofila.
Por otro lado, el tipo de iluminacin y la am-
pliacin del fotoperiodo pueden afectar al
crecimiento de las plntulas, tal y como han
puesto de manifiesto Richardson-Calfee et
al. (2001) en un estudio con Carpinus caroli-
niana, Fagus grandifolia y Gymnocladus dioi-
cus. Igualmente, en una reciente revisin so-
bre fotoperiodo y desarrollo vegetal, Adams y
Langton (2005) muestran que los tratamien-
tos con fotoperiodo largo normalmente pro-
mueven un incremento de biomasa en gran
nmero de especies ornamentales que de
forma natural se desarrollan en condiciones
de fotoperiodo corto.
Inoculacin con micorrizas
El empleo de micorrizas en la produccin en
vivero de planta forestal es una prctica ha-
bitual, existiendo amplia documentacin
cientfica y tcnica al respecto. No ocurre lo
mismo, excepto para algunas especies arb-
reas, para la produccin de planta ornamen-
tal, sobre la que existe mucho menor nme-
ro de trabajos publicados. De una forma u
otra, es ampliamente conocido que el rpidodesarrollo de un sistema radical funcional es
esencial para el buen establecimiento tras el
trasplante de muchas especies ornamenta-
les, principalmente de las leosas, y particu-
larmente en condiciones edafoclimticas ad-
versas, en las que un sistema radical conve-
nientemente micorrizado presenta una mayor
capacidad para la absorcin de agua y nu-
trientes (Goicoechea et al., 2004; Iglesias et
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Especies silvestres mediterrneas con valor ornamental
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al., 2004; Snchez-Blanco et al., 2004). Los
anlisis morfomtricos realizados en distintas
especies ornamentales, como Nerium olean-
der, Olea europaea, O. europaea var. sylvestris,
Pistacia lentiscus, Populus spp., Retama
sphaerocarpa, Rhamnus lycioides y Rosmarinus
officinalis (Hooker et al., 1992; Citernesi et al.,
1998; Palenzuela et al., 2002; Marn et al.,
2003; Snchez-Blanco et al., 2004) han mos-
trado que las plntulas inoculadas con micorri-
zas desarrollan un sistema radical ms ramifi-
cado y con races ms cortas y densas, lo que
afecta positivamente a su establecimiento tras
el trasplante.
El efecto positivo de la micorrizacin en vivero
sobre la tolerancia de la planta al estrs hdrico
ha sido estudiado en especies silvestres de cre-
ciente inters para xerojardinera y paisajismo,
comprobndose que el grado de respuesta de
la planta micorrizada depende de la especie de
hongo utilizada, de la interaccin entre planta y
hongo (Snchez-Blanco et al., 2004) y de la in-
tensidad del estrs hdrico (Sav et al., 1994).
La micorrizacin tambin puede influir de forma
sustancial en la nutricin de la planta. As,
Anthyllis cytisoides, un arbusto leguminoso usa-do para recuperar zonas semiridas desertiza-
das, es ampliamente colonizado por micorrizas
en condiciones naturales, comprobndose que
la micorrizacin es crucial para su crecimiento y
para la absorcin de P y N. Igualmente, en un
estudio reciente con Ipomoea carneasubsp. fis-
tulosa, Carpio et al. (2005) tambin han deter-
minado una mayor absorcin de nutrientes de
las plantas inoculadas con micorrizas respecto
a las no inoculadas. Del mismo modo, Iglesias
et al. (2004) han observado que, nueve meses
tras el trasplante, la absorcin de P, K, Ca, Mg,
Cu y Zn es mayor en las plantas previamente
micorrizadas de Taxus baccata que en las no
inoculadas durante su produccin en vivero. No
obstante, otros estudios no han encontrado nin-
gn beneficio de la inoculacin de la plntula
con micorrizas en vivero sobre el comporta-
miento de la planta tras el trasplante respecto
al de la plntula no inoculada (Gilman, 2001;
Linderman y Davis, 2003; Martin et al., 2003),
principalmente cuando el trasplante se realiza
en condiciones extremas de falta de agua
(Maestre et al., 2002).La fertilizacin utilizada en el vivero puede in-
fluir en el proceso de micorrizacin. Este extre-
mo ha sido apuntado por Goicoechea et al.
(2004), que sugieren que es posible mejorar la
funcionalidad de la simbiosis de A. cytisoides
con Glomus fasciculatum y Rhizobium mante-
niendo bajos niveles de fertilizacin ntrica y fos-
frica durante la fase de vivero.
Carpio et al. (2003) han estudiado el efecto
Micorrizacin de plantas de Arbutus unedo.
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Introduccin
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de la micorrizacin en el vivero sobre el creci-
miento y la supervivencia tras el trasplante de
diversas plantas ornamentales (Acacia greggii,
Chilopsis linearis, Diospyros virginiana, Plata-
nus occidentalis, Ipomoea carnea y Plumbago
auriculata), encontrando un efecto positivo de la
inoculacin con micorrizas sobre el crecimiento
de las plntulas de todas las especies durante
la fase de vivero. Igualmente, tras la primera es-
tacin de crecimiento, las plantas micorrizadas
de P. occidentalis y C. linearis presentaron un
mayor crecimiento y una tasa de supervivencia
ms elevada que las no micorrizadas. Sin em-
bargo, al finalizar la segunda estacin de creci-
miento no existieron diferencias entre plantas
inoculadas y no inoculadas previamente en el vi-
vero. En otros casos tambin se ha puesto de
manifiesto que la micorrizacin de la planta en
vivero sigue mostrando sus efectos positivos en
su hbitat definitivo tras el trasplante, como en
los trabajos de Nielsen y Rasmussen (1999)
con Tilia cordatay de Iglesias et al. (2004) con
Taxus baccata.
En los estudios anteriores se han utilizado di-
ferentes hongos para realizar la micorrizacin,
principalmente del gnero Glomus. Estos hansido: Glomus intraradices (Palenzuela et al.,
2002; Carpio et al., 2003; 2005; Linderman y
Davis, 2003; Marn et al., 2003), G. mosseae
(Citernesi et al., 1998; Marn et al., 2003), G.
deserticola(Iglesias et al., 2004; Snchez-Blan-
co et al., 2004), G. fasciculatum (Goicoechea et
al., 2004), inculos comerciales de mezclas de
diferentes Glomus spp. (Carpio et al., 2003;
2005), Acaulospora scrobiculata(Iglesias et al.,
2004) y Pisolithus tinctorius (Maestre et al.,
2002; Martin et al., 2003).
Manejo de la fertilizacin
Una de las formas ms eficaces de contro-
lar el crecimiento de las plntulas durante su
produccin en el vivero es moderando su fer-
tilizacin; por esto, se han realizado numero-
sos estudios para evaluar la correlacin entre
el manejo de la fertilizacin en el vivero y el
comportamiento posterior de la planta tras su
trasplante en xerojardinera y paisajismo con
mnimo mantenimiento, ponindose de mani-
fiesto que la aplicacin de una fertilizacin
apropiada, de la que resulte una plntula bien
equilibrada en cuanto a su parte area y su
sistema radical, es vital para su superviven-
cia y crecimiento tras ser trasplantada en con-
diciones adversas, en las que la competencia
por el agua y los nutrientes es muy intensa
(Martin y Ruter, 1996; Rikala et al., 2004).
Para establecer la fertilizacin adecuada
para producir plntula de buena calidad hay
que tener un conocimiento suficiente del
comportamiento de cada especie durante suproduccin en vivero. Por ejemplo, Cabrera y
Devereaux (1999) establecieron que, cuatro
meses tras el trasplante, la biomasa fue ma-
yor en las plantas de Lagerstroemia indica x
Lagestroemia faurieique haban sido fetiliza-
das con cantidades altas de N durante el pe-
riodo de vivero pero que se encontraban en-
tre las plantas ms pequeas en el momen-
to del trasplante. En esta experiencia, la rela-
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Especies silvestres mediterrneas con valor ornamental
28
cin parte area:sistema radical y las con-
centraciones en tejidos de Fe, N, Ca y S, las
cuales haban sido afectadas por el rgimen
de fetilizacin nitrogenada en el semillero, se
fueron igualando al transcurrir el tiempo tras el
trasplante, no observndose diferencias entre
tratamientos a los cuatro meses de ste. Tam-
poco el porcentaje de supervivencia fue afecta-
do por la fertilizacin nitrogenada previa; sin
embargo, la floracin se retras en las plantas
que haban recibido las cantidades ms altas
de N. Igualmente, las plntulas de Ilex cornuta
altamente fertilizadas con N durante su produc-
cin en vivero generaron tras el trasplante, res-
pecto a las menos fertilizadas con N, mayor
peso de nuevos tallos pero menor peso de ra-
ces (Gilman et al., 1996). Otro ejemplo recien-
te es el puesto de manifiesto por Rikala et al.
(2004), que han observado que, mejorando el
estado nutricional de la plntula en el vivero,
puede mejorarse el crecimiento de los tallos y
la biomasa radical, especialmente en suelos
nutritivamente pobres.
La respuesta a la fertilizacin a veces vara
para plantas taxonmicamente prximas,
como ha sido expuesto recientemente por Clo-se y Beadle (2004). Estos autores han obser-
vado que plntulas de Eucalyptus globulusten-
an, en el momento del trasplante, mayor
concentracin foliar de N y P que plntulas
de E. nitens producidas en vivero al mismo
tiempo y con el mismo rgimen de fertiliza-
cin. Para ambas especies han determina-
do, no obstante, un comportamiento simi-
lar tras el trasplante, con una disminucin
de las concentraciones foliares de N y P,
debido a la translocacin de estos elemen-
to hacia otros tejidos.
Como hemos explicado anteriormente, la
micorrizacin de las plntulas puede mejorar
su crecimiento y nutricin tras el trasplante.
Pero tambin hay que tener presente, tal y
como ha manifestado Quoreshi (2003), que
la adecuada colonizacin por parte de la mi-
corriza inoculada es a veces incompatible
con el empleo de una fertilizacin convencio-
nal, la cual puede tener un efecto txico inhi-
bidor sobre aquella.
Empleo de fitorreguladores
Los fitorreguladores han sido ampliamente
utilizados principalmente para manipular la for-
ma, el tamao, la floracin y la tolerancia a es-
treses abiticos de plantas ornamentales (Ru-
ter, 1994; Ban et al., 2001b). Igualmente,
son muy usados en la propagacin clonal me-
diante tcnicas in vitro, tal y como recoge un
trabajo reciente de Glocke et al. (2005) sobre
eucaliptos ornamentales.
El paclobutrazol (PBZ), retardante del creci-miento del grupo de los triazoles, es uno de
los fitorreguladores ms empleados en vivers-
tica ornamental. Puede inducir tolerancia al es-
trs hdrico e incrementar el uso eficiente del
agua tanto en plntulas como en plantas adul-
tas (van den Driesche, 1996; Watson, 2001).
Esta tolerancia al estrs hdrico inducida por
PBZ ha sido relacionada con una disminucin
de la transpiracin, de la altura de la planta,
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7/23/2019 Especies Silvestres Mediterraneas Valor Ornamental
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Captulo 1 Introduccin
29
de la biomasa y del rea foliar, y con un incre-
mento de la resistencia estomtica en plntu-
las de Phillyrea angustifolia producidas en vi-
vero (Fernndez et al., 2004), que vieron au-
mentado su porcentaje de supervivencia tras
el trasplante en condiciones semiridas (Ba-
n et al., 2001b). Igualmente, PBZ redujo la
altura y el peso seco de la parte area, au-
ment el dimetro de las races y el volumen
del sistema radical, y redujo notablemente la
conductancia estomtica en Arbutus unedo
(Navarro et al., 2004). De forma similar, tan-
to PBZ como etefn (ETH) controlaron la altura
de los tallos de Reichardia tingitataaumentan-
do su valor ornamental (Ban et al., 2003a).
La aplicacin de PBZ a plntulas de Pyracan-
thayJuniperus chinensisdurante la fase de vi-
vero redujo su biomasa total e increment su
capacidad de supervivencia tras el trasplante.
Nueve meses ms tarde, el PBZ an continua-
ba influyendo el crecimiento de Pyracantha,
pero no el de J. chinensis(Ruter, 1994). Tam-
bin el uso de PBZ durante la fase de vivero
puede ser til para aumentar la tolerancia a la
salinidad de especies ornamentales de inte-
rs en xerojardinera y paisajismo. As, se hanpodido reducir los sntomas del estrs salino
en plntulas de Nerium oleander previamente
tratadas con PBZ, al manifestar stas una re-
duccin en la absorcin y acumulacin de io-
nes Na+ y Cl- y promover un proceso de ajuste
osmtico mediante la acumulacin de citoso-
lutos orgnicos (Ban et al., 2005). De igual
forma, PBZ redujo los sntomas del estrs sa-
lino y el porcentaje de mortalidad de plntulas
de Rhamnus alaternus bajo condiciones de
elevada salinidad, mediante el incremento de
la conductancia estomtica, la sntesis de ci-
tosolutos orgnicos y la reduccin de la dispo-
nibilidad de iones salinos en el medio (Ban
et al., 2003b).
El cloruro de clormecuat (CCC) tambin ha
sido utilizado para reducir la parte area de la
plntula, tal y como describen Ban et al.
(2001a) para Nerium oleander. Plntulas de
esta especie producidas en vivero y tratadas
con CCC manifestaron una reduccin del peso
seco de la parte area y una coloracin ms
oscura de sta. Igualmente, mezclas de CCC y
daminozida redujeron de forma efectiva la altu-
ra de plantas de varias especies ornamenta-
les, Gaillardia grandiflora, Salvia greggii y He-
liotropium arborescens entre ellas, aunque
esta respuesta no persisti tras su trasplante;
solamente las plantas de Gaura lindheimeri,
previamente tratadas con uniconazol, exhibie-
ron una reduccin del crecimiento persistente
despus de ocho semanas tras el trasplante
(Latimer et al., 1999).
Por tanto, hay que tener presente que dife-
rentes fitorreguladores pueden provocar efec-tos muy distintos en plantas ornamentales.
Este aspecto queda muy bien reflejado en dos
estudios de Bruner et al. (2000; 2001) para
determinar el efecto de daminozida, flurprimi-
dol, uniconazol, PBZ, CCC y ETH sobre el cre-
cimiento vegetativo y la floracin de Canna x
generalis tanto durante su produccin en vive-
ro como tras su establecimiento en terreno de-
finitivo.
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Especies silvestres mediterrneas con valor ornamental
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Conclusiones
La demanda de planta ornamental para ac-
tuaciones de xerojardinera y paisajismo en
climas semiridos es cada vez mayor, por lo
que se han realizado numerosos trabajos en
la ltima dcada para comprobar la respues-
ta a los diferentes estreses abiticos (sequa,
baja humedad ambiental, temperaturas extre-
mas,) de numerosas especies con valor or-
namental. El empleo de especies autctonas
de flora silvestre se est mostrando de gran
inters debido a su capacidad para adaptarse
a condiciones medioambientales adversas y a
que su uso se ajusta a criterios de sostenibi-
lidad y biodiversidad hoy en auge.
Sin embargo, cuando se ejecutan proyectos
de jardinera y paisajismo en zonas edafoclim-
ticamente adversas, es frecuente que se pre-
senten elevadas tasas de mortalidad entre el
material vegetal trasplantado. Por ello, la elec-
cin apropiada de las especies a implantar en
cada caso es de vital importancia para asegu-
rar el xito en la ejecucin de dichos proyectos.
No obstante, aunque estn bien establecidas
algunas caractersticas anatmicas, morfolgi-cas y fisiolgicas que es conveniente que pre-
senten las especies seleccionadas (poca altu-
ra, rea foliar reducida, bajos valores para las
relaciones altura:dimetro de tallo y parte a-
rea:sistema radical, races de rpido crecimien-
to, baja conductancia estomtica, elevada ca-
pacidad de ajuste osmtico y alta eficiencia en
el uso del agua), las diferencias en la respues-
ta, tanto a diferentes tcnicas de preacondicio-
namiento en vivero como a los diversos estre-
ses durante su implantacin, algunas veces
son considerables, incluso entre plantas taxo-
nmicamente muy cercanas, lo que hace im-
prescindible continuar desarrollando un extenso
trabajo experimental.
El empleo de tcnicas de cultivo en el vivero,
como el riego deficitario y el control del microcli-
ma, durante la produccin de plntula para tras-
plantar en climas semiridos, es crucial para
mejorar su crecimiento tras el trasplante y su
porcentaje de supervivencia durante la fase de
implantacin. Principalmente, una reduccin en
la relacin parte area:sistema radical (tanto
por la reduccin del crecimiento de los tallos
como por un crecimiento relativo mayor del sis-
tema radical respecto al de la parte area), lo
que suele ser frecuente cuando se realiza el
preacondicionamiento en vivero mediante el
uso de riego deficitario y/o el manejo medioam-
biental adecuado, est notablemente relaciona-
da con la capacidad de la planta para enfrentar-
se a los estreses abiticos que suelen presen-
tarse tras el trasplante, permitindole un creci-
miento mayor y ms rpido e incrementando
sus posibilidades de supervivencia. Igualmen-te, existen caractersticas fisiolgicas de la
plntula relacionadas con el ajuste osmtico y
el uso eficiente del agua, como gs, quedando
todava un extenso trabajo experimental.
El empleo de tcnicas de cultivo en el vivero,
como el riego deficitario y el control del microcli-
ma, durante la produccin de plntula para tras-
plantar en climas semiridos, es crucial para
mejorar su crecimiento tras el trasplante y su
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Nombre cientifico
Anthyllis cytisoides L.
Nombre comn
Albaida, mata blanca
Familia
Leguminosae
Descripcin de la especie
La albaida es una mata leosa que nor-
malmente mide de 30 a 90 cm, aunque
en ocasiones puede llegar a los 150 cm
de altura. Sus ramas son erectas, de co-lor grisceo. Las hojas basales son sim-
ples y con pecolo corto, linear-lanceo-
ladas; mientras que las superiores son
trifoliadas, insertas sin pecolo sobre el
tallo, de forma lanceolado-elptica. Forma
inflorescencias espiciformes, largas e in-
interrumpidas. Las flores son papilion-
adas, con la corola de color amarillo
(Lpez, 2004; Valds et al., 1987). El fru-
to es una legumbre ovoide, indehiscente,
monosperma, pequea y con manchas ro-
jas longitudinales. La semilla es de color
amarillo a verdoso, de forma arrionada
(Costa & Snchez, 2001; Ruiz de la Torre
et al., 1996).
Ecologa
Crece en laderas de las reas termo y me-
somediterrneas, prefiriendo zonas secas
y s em i ri da s. S e d esa rr ol la s ob re
cualquier tipo de sustrato, preferente-
mente en margas y esquistos. En elsureste de Espaa aparece frecuente-
mente sobre filitas. Aparece hasta los
800 m de altitud. Suele formar estruc-
turas vegetales estables, formando parte
de comunidades de tipo esclerfilo o xer-
filo, dependiendo de su localizacin. Jun-
to con el romero y el esparto constituye
una buena defensa del suelo contra la
erosin. Adems, gracias a su capacidad34
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para acumular materia orgnica, ayuda a
aumentar el contenido de la misma en el
suelo donde se encuentre. Es tambin ca-
paz tanto de germinar como de rebrotardespus de los incendios (Garca Fayos et
al., 2001; Ruiz de la Torre et al., 1996).
Distribucin
Habita en la Regin Mediterrnea occi-
dental. En la Pennsula Ibrica se ex-
tiende por todo el sureste, concentrn-
d os e s ob re t od o e n l as p ro vi nc ia s
mediterrneas, desde Catalua hasta An-
daluca. Tambin podemos encontrar
ejemplares de Anthyllis cytisoides, a ve-
ces en gran nmero, en las Islas Balea-
res (Lpez, 2004; Valds et al., 1987).
Floracin y fructificacin
Anthyllis cytisoides florece normalmente
de abril a mayo, pero puede florecer de
manera ocasional despus de periodos
favorables en lo que a clima se refiere: si
esto sucede, lo hace de manera poco in-
tensa y no se tiene la certeza de que enesa floracin la especie llega a producir
semillas viables. La polinizacin es en-
tomfila, sobre todo llevada a cabo por
abejas y abejorros, desarrollndose slo
una semilla en cada ovario. La madu-
racin de los frutos se da entre julio y
agosto, momento en el que se debe pro-
ceder a su recoleccin, la cual ha de ha-
cerse manualmente, a modo de ordeo.
Este estado de madurez se manifiesta
cuando los frutos empiezan a adquirir una
tonalidad rojiza (Garca Fayos et al .,
2001; Ruiz de la Torre et al., 1996).
Usos en jardinera
Es una planta atractiva para jardinera,
tanto por su follaje como por sus flores,
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Fichas de especies
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Especies silvestres mediterrneas con valor ornamental
ideal para crear manchas de color arbus-
tivas que florecern en primavera bien
como especie nica o combinada con
otras especies como Limonium insigne,
Phlomis purpurea, Crithmum maritimum,
etc. El uso ms frecuente de la especie
es para revegetacin de zonas
degradadas y taludes que necesitan de
proteccin, ya que tiene un alto valor pro-
tector, especialmente sobre filitas. Puede
hacerse a travs de siembra, plantacin o
hidrosiembra. En el caso de que se siem-
bre, las dosis recomendadas son de 4 a9 g/m2. Para la hidrosiembra se utilizan
dosis aproximadas de 15-35 g/m2 (Ruiz
de la Torre et al., 1996). Tambin es in-
teresante para isletas, rotondas y medi-
anas por el color amarillo de su floracin
que contribuye a reducir los despistes de
los conductores. Igualmente, se puede
u ti li za r com o a co mp a am ie nto d e
palmeras y en paseos como estrato bajo
de especies arbreas de copa amplia, o
intercalado entre los rboles en paseos y
avenidas.
Tcnicas de multiplicacin
La