especial navidad 2012
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FUNDACIÓN ECORAEE C/ Pedro Aleixandre, 60 46006 Valencia 963.746.642 [email protected]
ESPECIAL NAVIDAD 2012 Diciembre 2012
LA BASURA ELECTRÓNICA PUEDE CONTAMINAR SERIAMENTE EL AGUA DEL PLANETA
Los aparatos eléctricos y electrónicos nos rodean por todas partes ¿quién no tiene un teléfono móvil, una nevera, un secador de pelo, una bombilla de bajo
consumo o un ordenador?
Somos usuarios habituales de este tipo de productos, pero generalmente desconocemos cuál es su contenido y qué efectos producen sobre el medio ambiente cuando ha terminado su vida útil. En la actualidad este tipo de equipos no suelen ser reparados, ya que su reparación suele ser más cara que la adquisición de uno nuevo. Entonces nos deshacemos del
aparato que ya no funciona y lo depositamos en cualquier lugar, sin saber que estos productos pueden causar daños graves a la naturaleza, e incluso, pasar alguno de sus componentes a la cadena trófica, lo que supone un serio perjuicio para la salud de todos.
Es habitual ver abandonados estos aparatos en las calles de nuestras ciudades y pueblos, plantados en las calles por donde pasamos todos los días, incluso en el campo, formando verdaderos vertederos incontrolados, y sobre esto no se actúa. Es habitual, para más inri, ver como colectivos desfavorecidos los recogen, los despiezan en el mismo lugar donde los encuentran para extraer los metales que tienen valor, como el cobre, las placas base u otros componentes, que después serán vendidos en plantas de valorización, autorizadas o no. Es responsabilidad de todos el depositar estos equipos en lugares autorizados, como son los puntos limpios, las mismas plantas, depósitos municipales o puntos de recogida.
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Algunos indicadores que permiten conocer lo importante de estar concienciado sobre este asunto serían, por ejemplo todas las bombillas de alumbrado público de un pueblo de 15.000 habitantes que verterían 176,4 gramos de mercurio, lo cual supondría contaminar tres veces el agua del lago Baikal que tiene una extensión de 706.431 m2. El mercurio afecta al sistema nervioso y neurológico de los mamíferos y los humanos. Por
lo tanto, deberíamos de pensar qué hacemos con las bombillas y tubos que dejamos en los contenedores de basura.
Cada año se ponen en circulación en el mercado español 25.000 toneladas de productos de ofimática (fotocopiadores, faxes, impresoras, ordenadores, etc.), 1.500 toneladas de teléfonos móviles y algo más de 10.000 toneladas de pilas. Éstos son datos del 2.004, en la actualidad serían números todavía superiores.
Algunos de los componentes de este tipo de equipos son realmente tóxicos y contaminantes. Podríamos enumerar múltiples ejemplos, ya que se calcula que al menos hay veinte componentes metálicos susceptibles de contaminar peligrosamente.
Por ejemplo, el cobre, que representa aproximadamente un 7% y es muy utilizado para toda la electrónica por su gran capacidad de conductividad. Sin embargo es uno de los factores que provoca la lluvia ácida, junto con otros muchos impactos como son la alteración de la permeabilidad de la membrana celular, la reducción del crecimiento o la inhibición de la fotosíntesis.
El caso del plomo, que representa el 6% de la composición de la mayoría de equipos informáticos, puede provocar acumulación del mismo en los animales y personas, causando graves efectos en su salud por envenenamiento, e incluso la muerte por paro cardio-respiratorio.
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Existe una legislación que intenta paliar estas consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud, redactado en el Real Decreto 208/2.005, en el que se regula la obligación de los productores o importadores de este tipo de productos de hacerse responsables del reciclado de estos equipos una vez han cumplido su vida útil. Para que esto ocurra de forma controlada, se crea la figura de los llamados Sistemas Integrados de Gestión (SIG), los cuales se encargan de gestionar la tasa ecológica que pagamos los consumidores cuando adquirimos este tipo de equipos, siguiendo la máxima de la Comisión Europea de que “quien contamina, paga”.
La Fundación ECORAEE, con sede en Valencia, pero con implantación en todo el territorio nacional, es uno de estos SIG y pretende con este artículo informar y concienciar a los ciudadanos para que ejerzan una acción responsable cuando se deshacen de dichos productos altamente contaminantes. Somos conscientes de que con el esfuerzo común podemos conseguir reducir la emisión de componentes peligrosos a la naturaleza.
El coste medio ambiental y económico de recogida de estos residuos es muy alto ya que los puntos de recogida son muy dispersos o no existen. Se hacen grandes esfuerzos por intentar acercar estos puntos al ciudadano, de la forma más eficiente posible, pero aún así, no resulta suficiente.
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Invitamos a todos aquellos que han de deshacerse de estos residuos que los entreguen en los puntos de recogida de su zona, se harán un gran favor para con el medio ambiente, a ellos mismos y a las generaciones futuras.
José Ortiz
Director de Calidad y Medio Ambiente de la Fundación ECORAEE
¿NOS QUIERES AYUDAR A RECOPILAR RESIDUOS?
ES MUY FÁCIL. SÍ, SÍ. ECORAEE OFRECE SUS CAJAS, DE
CARTÓN, QUE OCUPAN MUY POCO SITIO PERO QUE HACEN UN GRAN FAVOR AL MEDIO AMBIENTE.
Estas cajas están creadas para recopilar residuos de categoría 5: lámparas,
fluorescentes, bombillas, LED… Pero brindamos la posibilidad de que cualquier
empresa, asociación, … , que esté interesado en colaborar como punto limpio para
recoger todo tipo de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que entran en las
categorías que menciona el R.D. 208/2005,
y de pilas y baterías y acumuladores, solo
tiene que pedirlo.
No supone ningún coste, dejar la caja es
completamente gratuito. Cuando tengan
llenas un mínimo de 5 cajas, llaman a
la Fundación ECORAEE, se lo recogemos y
enviamos todo a la planta de reciclaje. Es
más, si se llega a una cantidad
determinada de residuo en un tiempo de 6
meses, ECORAEE ofrece hasta una
compensación económica para el punto de
recogida que quisiera poner una caja para
recopilar residuo. Compensación que
aumentaría en proporción a los kg de
residuo que se recopilen.
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Pero, ¿sabéis lo que supondría para el medio ambiente que la mayor cantidad
posible de ciudadano español colaborara con su punto limpio más cercano? Sería un
grandísimo paso para el medio ambiente, metido en una pequeña caja de cartón!
Increíble, ¿verdad? No os podéis imaginar la cantidad de residuo depositado en la
caja que podría reutilizarse, la cantidad de metales y gases tóxicos y contaminantes
que dejarían de emitirse a la atmósfera, la barbaridad de trabajo en plantas de
reciclaje que se generaría…
En fin, que sólo por aceptar una de nuestras cajas de cartón, ayudarnos a alcanzar
mayores cuotas de residuo para reciclar o reutilizar y pegar un cartelito en vuestra
puerta de entrada, pondremos todos un pequeño granito de arena en la lucha a favor
de mantener un medio ambiente sostenible.
Baúl para lámparas y luminarias Cajas de 90x45
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LA VENTA ON-LINE DESLEAL CON LA COMPETENCIA Y EL RECICLAJE
La ciber venta es y será cada día más una forma de venta cotidiana, y si no se tiene cuidado puede convertirse en competencia desleal entre los que
mantienen sus pagos en cuestiones de impuestos de reciclaje y los que aprovechan las nuevas tecnologías para evadirlos.
En muy poco tiempo, la venta por medios de comunicación o por Internet se ha popularizado entre los consumidores, tanto a nivel particular como profesional. Antes de hacer alguna compra importante, sobre todo de productos tecnológicos, solemos consultar por la red, en especial en las listas de links, donde, además de información técnica, aparece algún enlace de venta on-line sobre el producto en cuestión. Algunas de estas plataformas de venta pueden estar localizadas en el mismo país, pero otras podrían estar en cualquier lugar del mundo.
La entrada en España de Internet como canal de compra, tanto a nivel de consumidores como en las empresas, ha sido muy notable. En 2004 se calcula que uno de cada veinte compradores adquiría productos por internet, en 2009 cada siete lo hacen. Una de las ventajas esgrimidas son los precios más competitivos y ahorro en tiempo o desplazamientos; siendo otra ventaja el acceso a la información y el acceso a productos que no se encuentran disponibles en el entorno local del consumidor. Es también habitual que los usuarios de internet, número que se calcula en torno al 70%, consulte en la red y después vayan a comprar a un comercio físico.
El porcentaje de la población cuya edad oscila entre 16 y 74 años de edad, así como el de empresas con más de 10 empleados que realizan sus compras por Internet, se han multiplicado por tres y por seis, respectivamente, en el espacio de tiempo mencionado. El 55% de las personas que han adquirido productos y servicios a través del comercio electrónico proceden de hogares. Más de la mitad (57,5%) de los españoles que realizan compras por Internet son hombres, aunque en términos relativos, las mujeres son las que han conseguido un mayor aumento en su aceptación de Internet como canal de compra, multiplicando por 3,4 dicha propensión. Asimismo, el 61% de los compradores on-line tiene entre 25 y 44 años de edad.
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Con todo lo expresado con anterioridad queríamos hacer una reflexión sobre el artículo 3, en cuyas definiciones se establece que será producto aquella empresa que “venda AEE por medios de comunicación a distancia directamente a hogares particulares o a usuarios distintos de los hogares particulares en un Estado miembro, y esté establecida en otro Estado miembro o en un tercer país”.
Este tipo de venta es de difícil control, ya que en los casos en que la plataforma esté situada en un país extranjero, no existe un sistema que pueda funcionar que garantice que dichos productores apliquen una tasa a los compradores finales cumpliendo con su obligatoriedad de reciclaje, compitiendo de forma desleal, ya que los productos que sitúa en los mercados no pagan por su reciclado posterior. Sin lugar a dudas, el ánimo de la directiva es positivo, pero no da soluciones concretas sobre este aspecto, siendo las trasposiciones nacionales de cada miembro quienes recojan este aspecto del comercio. No obstante va a ser bastante complicado hacer que este tipo de productores se hagan cargo de sus obligaciones sobre el reciclado en otros países o en el suyo propio, así como los elementos de control que deben realizar las administraciones y los productores a través de los SIG, son impracticables.
Es algo sobre lo que debemos reflexionar todos, tanto productores como los sistemas integrados de gestión, como las distintas administraciones.
José Ortiz
D. de Calidad y Medio Ambiente
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SEPARAR PARA RECICLAR
El residuo que no llega bien, no se trata bien
La Fundación ECORAEE está en contacto con plantas de reciclaje RAEE continuamente. Estas plantas nos han transmitido una información que nos beneficia a todos si se lleva a cabo su solución.
Muchas personas que reciclan RAEE, depositándolos en los contenedores que proporcionamos a los diferentes puntos limpios repartidos en España (tiendas, locales de productores, asociaciones colaboradoras), no son conscientes de la dificultad y el coste que supone que estos residuos no hayan sido previamente separados.
Quitarle el envase a una lámpara, o sacar los residuos de aparatos tecnológicos de la bolsa donde los llevas para su reciclaje, o simplemente despegar una pegatina a tiempo, sería un pequeño paso a realizar por cada uno, y un gran avance en la cadena de reciclaje de la planta.
El hecho de enviar el residuo lo más limpio posible a la planta de reciclaje, lo que va a hacer es que se trate mejor y más rápido. Si esto se consigue, entonces se pueden tratar más residuos en menos tiempo. Todo va mejor y más rápido.
Si los residuos de aparatos eléctricos, electrónicos, pilas y baterías que depositamos en los contenedores no van mínimamente limpios y con la menor cantidad de impropios posibles (bolsas de plástico, cartón…), cuando llegan a la planta, es tan complicada su separación, además de más costosa, y supone un riesgo adherido para los trabajadores, que muchos acaban en vertederos.
Lo que desde ECORAEE queremos decir es que, todo aquel que deposite sus residuos en los contenedores destinados a ellos, lo haga separando unos residuos de otros, es decir: si llevamos en una misma bolsa de plástico lámparas, pilas y un secador, depositar la bolsa de plástico en el contenedor amarillo, las lámparas en el contenedor de lámparas de ECORAEE, las pilas en el que corresponde y el secador en el que el punto limpio asigne para RAEE. Así la planta de reciclaje tendrá más fácil el acceso a los residuos
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para su posterior separación.
Las imágenes que durante todo el artículo se muestran, son un claro ejemplo de lo que no se tiene que hacer.
BASURA ELECTRÓNICA: VERTEDEROS
INCONTROLADOS
Atención ciudadano: vertederos sin control expendiéndose. Los vertederos incontrolados son un riesgo para la salud pública, un foco de contaminación para el agua y el aire, además de un cúmulo de incomodidades para la ciudadanía. Su sellado y control se ha convertido en un objetivo para las instituciones, que se han propuesto su erradicación total y la recuperación de los espacios que ocupaban, en parte, porque ya son recintos ilegales susceptibles de ser perseguidos por la Ley. En España ya se han puesto en marcha algunas experiencias orientadas a valorizar y minimizar los desechos además del II Plan Nacional de Residuos Urbanos 2007-2015.
Todavía proliferan zonas donde la costumbre ha creado vertederos, bien por falta de información bien por hacer uso de los territorios externos a las ciudades, sin usar, en los que se eliminaba buena parte de los residuos sólidos que producían los ciudadanos. Se habla de vertederos incontrolados sobre todo en poblaciones pequeñas y medianas. En ellos se vierte cualquier tipo de basura doméstica, escombros, restos vegetales, pilas, aparatos eléctricos y electrónicos, o cualquier otro desecho habitual.
Estas zonas siempre han carecido, y lo siguen haciendo, de los controles mínimos sanitarios, circunstancia que deriva en graves impactos medioambientales, sociales y en una situación de insalubridad insostenible.
Características necesarias
Para evitar este tipo de impacto, un vertedero debe incluir una cubierta de drenaje para filtrar los líquidos de las referidas capas. Para mejorar más la instalación de dicha cubierta, sería conveniente una cubierta exterior, por ejemplo, de gravas no compactadas rematadas con césped y diversas especies vegetales llamadas a recuperar el paisaje de la zona degradada.
Así se logra la restauración paisajística de la superficie antes degradada con suelos estabilizados y especies de árboles autóctonas.
Más tarde, posterior a los controles naturales que comprueban la calidad del sellado, su aislamiento y que la zona no vuelve a acoger residuos incontrolados, se puede decir que el vertedero en cuestión es una zona legal y que cumple con los requisitos
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necesarios para no contribuir a la destrucción del ecosistema. Es decir, una vez transformado el foco de vertidos ilegales, el recinto tendría unas características físicas y técnicas específicas con las medidas de seguridad pertinentes para evitar efectos nocivos y molestos.
Alternativas:
Por otra parte, el hecho de construir vertederos controlados, supone resultados alternativos. Por ejemplo, la descomposición de las basuras orgánicas genera el biogás, cuya recogida y eliminación o uso es fundamental en la clausura del vertedero. Antes de las opciones para la captación de gas y aprovechamiento del mismo, se captaba y se quemaba a través de una red de antorchas nada sostenible. Para aprovechar este gas, a muchos vertederos se les propone la instalación de un sistema de captación y transformación de gases.
Prevención y problemas
Gracias a los avances legislativos y a la continua labor de concienciación sobre la necesidad de un desarrollo sostenible y compatible con el respeto medioambiental, los vertederos incontrolados empiezan a ser objeto de control y persecución. Por todo ello, en el año 2000 el Consejo de Ministros del Gobierno aprobó el Plan Nacional de Residuos Urbanos 2000-2006. Y en 2000, aprobaron el II Plan Nacional de Residuos Urbanos 2007-2015, mejorado y basado en otros aspectos que fallaban en el primero.
A día de hoy este tipo de vertederos ilegales y su aparición está perseguido. Al respecto, ya existen sentencias condenatorias que han inculpado a instituciones y a sus representantes por la creación de depósitos de residuos incontrolados.
El problema es que resulta casi imposible identificar a los autores de los depósitos ilegales. En algunos municipios son solares privados en los que el Ayuntamiento no puede entrar, de forma que la responsabilidad de mantener y velar por el solar, es de los propietarios. Estos vertederos se crean porque el ciudadano evita llegar a los puntos limpios por estar más lejos de lo que les parece adecuado. Así se dejan montañas de residuo en solares no vallados pero privados a uno o dos kilómetros de los puntos acondicionados para ello. Todo esto lo hacen para evitar pagar la tasa que requieren algunos gestores autorizados.
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Una solución: la regla de 'las Tres Erres'
La sociedad occidental cada vez consume en mayor cantidad y, por ende, produce un mayor volumen de RSU, que acaban en vertederos o en infraestructuras como las incineradoras. De una u otra forma se pierden gran cantidad de materias primas que se han utilizado en la fabricación de los productos que acaban en la basura. Al tiempo, las reservas naturales de materias primas y las fuentes energéticas disminuyen mientras los costes de su extracción aumentan y son motivos de graves impactos ambientales y desequilibrios sociales. Es la cultura del usar y tirar. Según Ecologistas en Acción, cada ciudadano genera por término medio 1 kilo de basura al día.
Buena parte de éstos -el 60% del volumen y 33% del peso de la bolsa de basura-, lo constituyen envases y embalajes, en su mayoría de un sólo uso, normalmente fabricados a partir de materias primas no renovables, o que siendo renovables se están explotando a un ritmo superior al de su regeneración, como sucede en el caso de la madera para la fabricación de celulosa.
Con todo ello, parece que la única solución viable pasa por reducir la cantidad de desperdicios producidos.
Para ello, la consigna es fomentar la denominada 'Regla de las Tres Erres', es decir, reducir, reutilizar y reciclar. Para ello, los consumidores deben constituirse en el primer eslabón para evitar la ingente proliferación de residuos urbanos. Acciones y gestos sencillos bastarán, como la compra de productos cuya materia prima pueda ser reutilizada. Este tipo de objetos vienen identificados con el símbolo de 'reciclable'. En este sentido conviene seguir unos hábitos:
Utilizar papel reciclado y desprenderse de todas las láminas o cartones usados en los contenedores habilitados a tal efecto.
Depositar los vidrios en los contenedores verdes para facilitar su reciclaje. Evitar que las pilas acaben en vertederos, ríos o fuera de los contenedores
adecuados diseminados por las ciudades. Las pilas con mercurio y las recargables se reciclan. Las alcalinas no se reciclan pero son muy contaminantes, por lo que conviene su almacenamiento o destrucción segura.
Reducir el consumo de bolsas de plástico Reducir el gasto de papel de aluminio. También hay que tener en cuenta que elementos como el corcho blanco, en
envases de alimentos, no se puede recuperar ni reciclar. Los residuos caseros peligrosos, como aerosoles y similares deben depositarse
en contenedores especiales. Aparte de todo lo dicho, es conveniente reutilizar los objetos. .
Fuente: ECOTICIAS
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LA NUEVA DIRECTIVA WEEE
Un cambio fundamental
La Directiva de Residuos de Aparatos
Eléctricos y Electrónicos (Waste
Electrical and Electronic Equipment,
WEEE), 2002/96/CE, es una ley que
entró en vigor el 13 de
agosto del 2005 en todo el ámbito de
la Unión Europea. Con eta legislación,
se pretende promover la regla de las
tres “r”: reciclar, recuperar y reutilizar,
en cuestiones de aparatos eléctricos y electrónicos, para reducir notablemente la
contaminación que producen sus residuos.
Se ha producido una revolución mundial y global de los equipos eléctricos y
electrónicos La recogida sistemática y el tratamiento adecuado son condiciones
previas para el reciclado de materias como el oro, la plata, el cobre y los metales
raros utilizados en los televisores, ordenadores portátiles y teléfonos móviles. Sin
embargo, el desarrollo paralelo de estrategias seguras para actuar sobre el reciclaje
o reutilización de los residuos que generan dichos aparatos cuando se quedan
obsoletos o su ciclo de vida útil finiquita, en su momento, brilló por su ausencia. El
resultado de ello fueron montañas de basura tóxica y vertederos incontrolados, que
expulsaban gases y metales perjudiciales para la salud, degradando el medio
ambiente a su vez.
Se hizo necesaria entonces la redacción de una legislación (WEEE) que se impusiera
para el tratamiento de estos residuos, a nivel europeo y se traspasara al ámbito
nacional. Así, en 2005, bajo la aplicación del principio “quien contamina, paga”, la
Directiva WEEE se traspasa e impone a productores. Éstos habrían de asumir los
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costes de gestión de los residuos que generan al fabricar los aparatos eléctricos y
electrónicos con los que trabajan. Ello, a su vez, supone una tasa de reciclaje
adherida al precio final del producto eléctrico o electrónico que paga el consumidor
cuando lo adquiere.
El 13 de agosto del presente, entraron en vigor las nuevas normas, anunciadas en
enero del mismo año, sobre la recogida y el tratamiento de los RAEE. Esta Nueva
Directiva WEEE establece los objetivos de recogida y tratamiento para 2016 y 2019
para los estados de la Unión Europea. Así pues, se modifican tres directivas que
afectarán de forma directa a los Sistemas Integrados de Gestión de Residuos entre
los que se encuentran los de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.
OBJETIVOS DE RECOGIDA Y RECICLADO
Se establecen también nuevos objetivos de recogida. Durante
un periodo transitorio inicial de años se establece un parámetro
de recogida de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
de 4 Kg/hab/año, o que en los 3 años previos se recojan unas
cantidades mayores a esta mencionada.
A partir del cuarto año (2016), se establece un objetivo de recogida del 45% de los
aparatos electrónicos vendidos y, en una segunda fase, a partir del sexto año (2019),
un objetivo del 65% de los aparatos vendidos o del 85% de los residuos electrónicos
generados.
Hay diez Estados miembros que todavía deben mejorar sus instalaciones de
recogida. Por ello, tendrán un objetivo intermedio del 40% y podrán aplazar a 2021 la
meta de 2019. Estos países son Bulgaria, la República Checa, Letonia, Lituania,
Hungría, Malta, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia.
EXPORTACIONES
Los traslados ilegales de RAEE constituyen un problema grave, especialmente
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cuando se disimulan como aparatos usados para eludir las normas de la UE sobre el
tratamiento de residuos. Los eurodiputados han conseguido introducir controles más
estrictos para impedir el envío de cargamentos ilegales a terceros países donde el
tratamiento de los residuos eléctricos y electrónicos pone en peligro la salud de los
trabajadores y el medio ambiente. Los exportadores deberán demostrar en el futuro
que los aparatos se envían para fines lícitos, como su reparación o reutilización.
Asimismo, la Directiva facilita a los Estados miembros los instrumentos necesarios
para luchar con eficacia contra la exportación ilegal de residuos.
MENOS CARGAS ADMINISTRATIVAS
Los fabricantes seguirán financiando la consecución de los objetivos de recogida.
Por otra parte, se relajarán los requisitos de registro e información y habrá unas
normas más claras para evitar el cobro, por partida doble, de los gastos de registro.
Los requisitos de los registros de los Estados miembros para los productores de
residuos eléctricos y electrónicos se armonizarán en mayor medida.
IMPOSICIONES AL PRODUCTOR
Los estados miembros dispondrán de un plazo de 18 meses para transponer esta
normativa a sus legislaciones nacionales. Por otro lado, según el texto de la
normativa, los estados miembros podrán imponer al productor, que informe sobre el
coste de gestión de los RAEE de forma separada en la factura.
CONCLUSIONES
Esta nueva Directiva supone una revisión de la anterior con el aditivo de objetivos
más estrictos de recogida y reciclaje de los RAEE, como los que generan los
frigoríficos, ordenadores y televisores. Según el Parlamento Europeo, las nuevas
normas permiten a los consumidores devolver aparatos pequeños, como teléfonos
móviles, a las tiendas de electrónica sin tener que comprar un nuevo producto.
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El objetivo final de la nueva Directiva, un ambicioso 85% de los RAEE que se generen
pretende que en 2020 se recojan selectivamente en la UE unos 10 millones de
toneladas, lo que equivale aproximadamente a 20 kg por habitante. Actualmente, solo
una tercera parte de los residuos eléctricos y electrónicos de la UE se recoge por
separado en el sistema documentado. El objetivo vigente de recogida es de 4 kg de
RAEE por habitante, lo que representa unos 2 millones de toneladas por año, frente a
las 10 millones de toneladas de RAEE, aproximadamente, que se generan cada año
en la UE.
D. José Ortiz, Director de Calidad y Medio Ambiente de la Fundación ECORAEE
opina favorablemente sobre la Nueva Directiva:
“La nueva directiva permite esclarecer quienes son los actores sobre la colocación
de aparatos eléctricos y electrónicos, exigiendo a las administraciones un mayor
control y a los gestores más eficiencia, con el fin último de conseguir recoger cuanto
más residuo sea posible, de forma controlada. En sí misma supone un cambio
fundamental que afectará a los conductos actuales de recogida de RAEE para hacer
que cumplan con las normativas medio ambientales. Es importante la mención
expresa que hace sobre la reutilización de los productos no obsoletos y, al tiempo,
sobre la gestión de la información para que los ciudadanos se conciencien y tengan
nociones sobre la peligrosidad de algunos equipos, en caso de que sean
depositados en lugares donde no existe un control normativo de sus residuos,
acabando en lugares donde únicamente es importante la valorización de sus
componentes, haciendo caso omiso a los componentes contaminantes”
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LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
Un problema actual y poco conocido, que ataca a nuestro medio
ambiente de una manera silenciosa
Qué es
La contaminación lumínica es luz emitida de
fuentes artificiales y luminarias de instalaciones
de alumbrados exteriores, que se escapa por
encima de la horizontal de las mismas. Esto es
perjudicial se produce un flujo luminoso con
intensidades, direcciones, rangos espectrales y
en horarios innecesarios para la realización de las
actividades previstas en la zona en la que se
instalan las luces. Es decir, la contaminación
lumínica se debe a toda luz que se escapa fuera
de la zona que se quiere iluminar, es energía desaprovechada y tiene efectos perjudiciales
sobre el medio ambiente.
Un deficiente proyecto de alumbrado exterior o la utilización de material de alumbrado y de
flujo de luz exagerado o innecesario, generan que este problema se extienda como la pólvora.
Para saber donde hay contaminación lumínica solo hay que mirar como aumenta el brillo del
cielo nocturno, disminuyéndose la visibilidad de estrellas, planetas y demás objetos celestes.
Causas
Luminarias (farolas, focos, proyectores…) que dejan escapar gran parte del flujo
lumínico que emiten para iluminar.
Pérdida de luz por reflexión en el resto de mobiliario urbano y suelos por excesiva
iluminación.
Las zonas excesivamente iluminadas que por,
por comodidad para la adaptación del ojo
humano a los cambios de intensidad lumínica,
provoca que en zonas cercanas se sobre
ilumine, provocando reacciones en cadena de excesivo flujo lumínico.
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Falta de sensibilidad e información de las personas y entidades locales a este hecho.
Consecuencias
Derroche energético: No aprovechar luz no quiere decir que no haya que pagarla. El
exceso de consumo que consumen las centrales eléctricas supone un gasto mayor de
combustible y una emisión incrementada de gases contaminantes a la atmosfera,
responsables, entre otras cosas, del efecto invernadero.
Deslumbramiento: el deslumbramiento de la luz que incide directamente desde la
lámpara nos puede producir fatiga visual, reducción de nuestra percepción, lo que
supone un aumente del riesgo de accidentes de tráfico.
También afecta negativamente a la vida nocturna de la fauna, en especial a ciertas
aves (un caso muy conocido es el de las crías de pardela que en su primer vuelo se
desorientan y se estrellan debido al deslumbramiento de las poblaciones, hiriéndose y
muriendo en muchas ocasiones).
Dificulta y llega a impedir la visión del cielo estrellado: Al incrementarse más el brillo
del cielo, acaban por desaparecer también, de forma progresiva, las estrellas, con lo
que, al final, solamente las más brillantes, algunos planetas y la Luna resultan visibles
del cielo nocturno, patrimonio natural y cultural, trae la consiguiente pérdida de
percepción del Universo y los problemas causados a los observatorios astronómicos
Producción de oxígeno cuando no toca: se ha demostrado en los últimos años que
una exposición prolongada de los árboles a luz artificial puede provocar que los
árboles se descontrolen y produzcan oxígeno por la noche en vez de expulsar dióxido
de carbono.
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Soluciones
Es posible aplicar medidas que, manteniendo un correcto nivel de iluminación, llevarían a
prevenir el problema de la contaminación lumínica como las siguientes:
1. Impedir que la luz se emita por encima de la horizontal y dirigirla sólo allí donde es
necesaria con luminarias apantalladas.
2. Usar lámparas de espectro poco contaminante y gran eficiencia energética.
3. Iluminar exclusivamente aquellas áreas que lo necesiten.
4. Ajustar los niveles de iluminación en el suelo a los recomendados por organismos
5. Regular el apagado de iluminaciones ornamentales, monumentales y publicitarias.
6. Prohibir los cañones de luz o láser y cualquier proyector que envíe la luz hacia el cielo.
7. Reducir el consumo en horas de menor actividad. Apagar totalmente las luminarias
que no sean necesarias.
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FREE RIDERS
Una lucha de todos
En el mundo del reciclaje de aparatos eléctricos y
electrónicos, se dan algunos fraudes contra los que los sistemas integrados de
gestión luchamos fervientemente por el bien del ciudadano y del medio ambiente.
Entre los más importantes se encuentran dos tipos concretos de
fraude, contra los que ya se ha involucrado la Directiva al publicar este verano la
aprobación de la Nueva Directiva: por una parte, están las empresas que lanzan
productos al mercado sin estar declaradas en el registro, lo que se conoce en el
sector como “Free Riders”, y por otra parte, los agentes no autorizados por los que se
desvían los RAEE y que no son tratados según la normativa vigente.
En el artículo de hoy nos vamos a centrar sobre todo en el primer
tipo de fraude, pues los free riders son los que más daño hacen a todos los sistemas
que intentamos comunicar y llevar a cabo una gestión responsable.
Un Free Rider es una empresa productora de aparatos eléctricos y
electrónicos que no cumple con las obligaciones marcadas por la Directiva dentro de
su clasificación empresarial como productor. Estas obligaciones con las que no
cumplen son, por ejemplo, no participar en un SIG o no tener implantado un sistema
individual que financie la recogida y tratamiento de sus propios residuos.
El problema reside en el hecho de que un free rider no se
compromete con el cometido financiero de la gestión ambiental responsable y
correcta de los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos que pone en el
mercado. A parte de que, en el momento de la venta, hace al siguiente agente
económico acarrear dicho cometido, su acción y presencia supone una ventaja
competitiva desleal sobre estas empresas productoras que sí asumen la financiación
para la correcta gestión ambiental.
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Otra parte del problema reside en la carencia de medios
de las instituciones para perseguir este fraude, de forma que las cifras de reciclaje
RAEE en España, con respecto al resto de Europa, son mucho más bajas. Para ello,
desde diferentes fuentes se sugiere el esfuerzo de toda la sociedad, no solo de los
productores. Pues las denuncias realizadas y la responsabilidad de las mismas
residen finalmente en los SIG, y eso es como si los ciudadanos denunciaran las
infracciones de tráfico. Por eso, el esfuerzo común se hace cada día más necesario.
Para identificar a los free riders es necesario tener en
cuenta lo que debería estar haciendo y lo que no hace. Para ello, os resumimos en
cuatro puntos la forma más fácil para identificarlos y poder denunciarlos a las
entidades que corresponda.
1.- No está adherido a un Sistema Integrado de Gestión de Residuos (SIG).
2.- No está registrado en Registro Nacional de Productores de Aparatos Eléctricos
y Electrónicos (REI-RAEE), cuya consulta de es pública (www.mityc.es/raee).
3.- No ha comunicado su condición de productor de lámparas al órgano ambiental
de la Comunidad Autónoma.
4.- No consta en sus facturas, la parte del precio del producto (AEE) destinada a la
gestión ambiental del mismo cuando su vida útil finiquite.
Para evitar la actuación de los free riders, entre otras causas, se ha
establecido un Registro de Productores, en el que todos los productores han de
inscribirse o pertenecer al Registro de Establecimientos Industriales, en su caso.
Los datos a facilitar en el Registro de Productores son, entre otros:
- Nombre
- Certificado de adhesión a un SIG autorizado
- Información trimestral de los AEE puestos en el mercado y que entran en el
Real Decreto.
Para denunciar a un productor free rider, existen sistemas
integrados de gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos como la
Fundación ECORAEE, que vela por los intereses de sus productores y
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colaboradores y, por lo mismo, junto con las Comunidades Autónomas con las que
participa, lucha contra estos agentes desconsiderados del sector.
Si sospecha que una empresa puede ser un free rider, póngase en
contacto de manera totalmente anónima con ECORAEE en el teléfono 96 374 66
42.
Es fundamental la participación activa de todos los agentes. Así lo
ha reconocido la nueva directiva cuando, por ejemplo, pide a la distribución su apoyo
para recoger los RAEE de muy pequeñas dimensiones (menos de 25 cm máximo).
Los ciudadanos, a los que no se les ofrecen muchas facilidades,
por su parte pueden alargar todo lo posible la vida útil del aparato viejo que querían
sustituir. Si, por el contrario, el aparato viejo ya no funciona, cuando adquieran uno
nuevo que pidan a la tienda que acepte el viejo (no pueden ofrecerles una negativa
como respuesta, por ley). Si, en otro caso, lo que el ciudadano desea es deshacerse
del aparto pero no comprar uno nuevo, existen puntos limpios colaboradores de los
SIG a los que pueden acudir. Con esta última opción queremos recalcar que en
ECORAEE disponemos de una amplia red de puntos limpios y colaboradores para
que el ciudadano se acerque a depositar sus residuos de AEE.
Así pues, dejemos la pereza a un lado y hagámonos eco de
la conciencia social ¡Ánimo! Entre todos podemos.
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