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1 XXXV Capítulo General - 2018

XXXV CAPÍTULO GENERAL

Un hombre que no muera: En misión con la

Familia Marianista

COMPAÑÍA DE MARÍA 2018

“…es necesario UN HOMBRE QUE NO MUERA NUNCA, es decir, una asociación de hombres que se hayan entregado a Dios para esta obra, que la cumplan… y se transmitan los unos a los otros el mismo espíritu y los mismos medios.” Escritos y palabras, Vol 1, Doc. 154

XXXV CAPITULO GENERAL DE LA COMPAÑIA DE MARIA (Julio 2018)

UN HOMBRE QUE NO MUERA: EN MISIÓN CON LA FAMILIA MARIANISTA

CONTENIDO

PRESENTACIÓN ................................................................................................................................................. 2

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................. 5

RELIGIOSOS EN EL CORAZÓN DE LA FAMILIA MARIANISTA........................................................................ 11

LLEGAR A SER LOS RELIGIOSOS QUE ESTAMOS LLAMADOS A SER EN LA FAMILIA MARIANISTA ............. 15

ABRAZAR NUESTRA LLAMADA A SER MISIONEROS EN LA FAMILIA MARIANISTA .................................... 21

ESTRUCTURAR NUESTRA VIDA EN LA COMPAÑÍA DE MARÍA ..................................................................... 25

CONCLUSIÓN.................................................................................................................................................... 29

CARTA DEL PAPA FRANCISCO AL XXXV CAPÍTULO GENERAL ............................................................... 30

MENSAJE A LOS INTEGRANTES DE LA FAMILIA MARIANISTA .................................................................. 32

MENSAJE A TODOS LOS COLABORADORES EN LA MISIÓN DE LA COMPAÑÍA DE MARÍA ....................... 34

MENSAJE A LOS JÓVENES ............................................................................................................................ 36

PRESENTACIÓN Queridos Hermanos, En misión con la Familia Marianista Estar en misión con la Familia marianista, se ha impuesto a los capitulares del XXXVº Capítulo General como la llamada central recibida hoy de Dios para nuestra congregación, que nos envía a la exigencia esencial para nosotros de ser un hombre que no muera.

Esta evidencia no es nueva, pues deriva de más de cincuenta años de camino, pero ha quedado claro que éste es el momento de un "cambio de perspectiva", ya que "el futuro de la vida religiosa marianista será en familia o no será" (n. 3). No se trata de un simple esfuerzo de reorganización: la llamada que tantas veces ha resonado en nuestro espíritu o en nuestro corazón a lo largo de estos años, aclarándose poco a poco, viene de Dios: así nos quiere Él ahora, es nuestra vocación.

Recogemos ahora el fruto de nuestros dos siglos de existencia y más particularmente del gran esfuerzo para redescubrir nuestros orígenes realizado durante los últimos decenios. También nace este redescubrimiento de la visión eclesial y de la "llamada universal a la santidad" del Concilio Vaticano II (Introducción, n.1). Y aún se amplía por influencia de


un impulso similar que han vivido gran número de congregaciones religiosas. Por fin se alimenta en las constantes llamadas del papa Francisco a una autenticidad evangélica de la Iglesia, pidiendo específicamente a los religiosos que "despierten al mundo".

En este marco es donde se puede comprender el conjunto del documento que se nos ofrece. Las llamadas que en él se realizan encuentran ahí una dimensión nueva y una motivación reforzada.

Añadamos que el espíritu de fraternidad, de apertura, de alegría que ha marcado nuestro encuentro ha sido un signo palpable del trabajo del Espíritu. Ahora tenemos que pasar a la acción.

Un hombre que no muera: una responsabilidad reforzada El horizonte nuevo creado por la perspectiva de conjunto del documento nos remite a nuestro propio deber de "Religiosos en el corazón de la Familia marianista" (n. 12-29). Fieles a nuestros orígenes y a la escucha de las interpelaciones actuales, somos invitados a "Llegar a ser los religiosos que estamos llamados a ser en la Familia marianista" (n. 30-52). Se formulan llamadas concretas para ayudarnos a llegar a serlo personal y comunitariamente a la vez.

"Abrazando nuestra llamada a ser misioneros en la Familia marianista" (n. 53-59), somos también invitados a releer nuestra acción misionera. Para ayudarnos a "Asegurar la identidad marianista de nuestras obras apostólicas" se nos ha dado un nuevo documento aprobado por el Capítulo; este documento de referencia será de gran utilidad en todas las unidades y en todas las obras que animamos.

Finalmente necesitamos "Estructurar nuestra vida en la Compañía de María" (n. 60-76). Las estructuras están destinadas a permitirnos emplear de forma adecuada nuestra vida cumpliendo nuestra misión. Es necesario cuidarlas, crearlas cuando no existan, o modificarlas cuando no estén adaptadas. La ausencia de estructuras adecuadas impide que nuestra vida y nuestra misión se desarrollen favorablemente. Y eso puede provocar diferentes formas de reestructuración, suscitadas por las unidades mismas en una zona (según el espíritu del documento de la Asamblea General de Gobierno de 2015) o dirigidas por el Consejo General. Ambas posibilidades han sido animadas por el Capítulo. Sin temor y con libertad, escojamos lo que dé más vida.

Tres actitudes para recibir el documento Apertura. Las propuestas aquí compartidas suponen de nuestra parte, personal y colectivamente, varios cambios, ligeros o profundos. Vamos a hacerlos con espíritu constructivo y positivo, de modo que los realicemos poco a poco. Dejemos de lado nuestras preocupaciones individuales – incluso "autorreferenciales" –, para abrirnos a la dimensión de la comunidad, de la unidad, de las otras unidades, de la Compañía de María, de la Familia Marianista, de la Iglesia y del mundo.

Encarnación. No nos quedemos sólo en las ideas, o en buenas intenciones. Realicemos actos efectivos, pequeños o grandes. Que las propuestas del Capítulo nos ayuden a mirar sin temor nuestra realidad tal como es, con sus riquezas y sus pobrezas, con lo que hay que conservar o lo que hay que cambiar. Se piden acciones concretas a propósito de la vida espiritual o fraterna – incluso para la gestión de los bienes –, o sobre la animación de las obras, o de las formas y estructuras de gobierno.


Compromiso. En el momento de trabajar en las obras, recordemos que a nuestro Fundador no le gustaban las promesas incumplidas. Él nos decía: "No seamos religiosos a medias" (Carta 1078).

Tres balizas de la S. Escritura. Durante todo el Capítulo, la oración litúrgica nos ha puesto en contacto con numerosos textos de la Escritura, y en particular con el testimonio de los profetas Oseas y Jeremías. Sus palabras radicales y duras nos recuerdan que el camino del creyente, y con mayor razón el del religioso, no se parece a un crucero tranquilo.

Tres textos de la Escritura han marcado las etapas importantes de nuestra asamblea. En ellos veo yo balizas que permiten orientar para largo tiempo la recepción de los documentos capitulares.

Oseas 2:16-22 (Misa de apertura del Capítulo, el 9 de julio): renovamos la alianza de amor entre Dios y su pueblo.

Juan 15:1-8 (Misa de instalación del Consejo general, el 23 de julio): en nuestra diversidad, estemos unidos a Cristo, que es la cepa, y por él los unos a los otros. Un texto muy querido al Padre Chaminade (Cf. EP VII.45-53).

Juan 6,1-15 (Clausura del Capítulo, el 29 de julio): por la multiplicación de los panes, Dios nos muestra que sabe hacer mucho con poco; sin temor a la pobreza de nuestros medios y animados por una fe práctica, a ejemplo de los beatos Guillermo-José y Adela, seamos multiplicadores de cristianos.

Nuestros guías: María y el Beato Chaminade Dejándonos inspirar por su ejemplo, nos ponemos ahora en camino.

Según nuestra Regla, María, que "nos muestra el camino de la auténtica vida cristiana" (RV 8), está presente en todos los aspectos de nuestra vida espiritual, comunitaria y misionera. El documento del Capítulo se refiere a Ella en cada una de las secciones como la fuente de nuestra inspiración. Y es en profunda unión con ella como sabremos la forma de hacer crecer su Familia y responder a los retos que aquí se nos presentan.

La vida y la enseñanza del Beato Guillermo-José Chaminade son inseparables del proyecto en el que Dios nos ha llamado a participar. No es sólo el primer ideólogo, sino que sigue acompañando el desarrollo con su presencia y su influencia creadora. Si lo encontramos a la vez en los orígenes de la vida marianista y en nuestra vida actual, podremos proseguir lo que él comenzó. Que él acompañe cada uno de nuestros pasos.

Que nos sea dado así ser, en el seno de la Familia marianista, "un hombre que no muera".

André-Joseph Fétis, sm

Superior general 15 de agosto de 2018,

en la solemnidad de la Asunción de la Virgen María


INTRODUCCIÓN Llamados a ser santos 1. "El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual

fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada" 1 . Esta es la llamada principal que hoy escuchamos, llamada que compartimos con todos los miembros del Pueblo de Dios. El Concilio Vaticano II nos recordó que "todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre" 2 . En este momento de nuestra historia queremos llevar en nuestros corazones el deseo ardiente de nuestro Fundador: "Hagamos sinónimas las expresiones de santo y de hijo de María" 3. La santidad es ante todo un don que se nos regala en el Bautismo, y que nos hace a todos iguales en dignidad. Este don comporta una respuesta generosa por nuestra parte, y un compromiso de trabajar en el crecimiento del don recibido. Cuando esto se lleva a cabo, la Iglesia se constituye en un pueblo de hombres y mujeres nuevos y misioneros, en salida misericordiosa hacia el mundo.

El don de las familias carismáticas 2. Constatamos con alegría en la Iglesia de hoy, uno de los frutos de la toma de

conciencia de esta llamada universal a la santidad: el desarrollo de las familias carismáticas. Son un signo claro de la acción del Espíritu. Son familias espirituales formadas por personas de diferentes estados de vida, que comparten un mismo carisma, es decir, un camino específico de santificación en la Iglesia. Cada uno de estos carismas enriquece el Cuerpo entero de la Iglesia y la dinamiza en su misión.

Un cambio de perspectiva 3. Queremos dar gracias a Dios porque desde hace años, la Familia Marianista está en

proceso de desarrollo. Constatamos que todos los grupos (ramas) que la constituimos hemos hecho un gran camino juntos, siempre dinamizados por la riqueza de nuestro carisma que tiene en su esencia esta dimensión familiar. Creemos que estamos ahora en un momento en el que podemos avanzar significativamente en el fortalecimiento de la experiencia de ser Familia. Esta Familia es la atmósfera espiritual en la que cada rama respira el aire del Espíritu, se alimenta, y encuentra su identidad. Por nuestra parte expresamos la convicción de que el futuro de la vida religiosa marianista será en familia o no será. Esto nos exige en muchos casos un cambio de perspectiva. No somos los únicos depositarios del carisma ni sus garantes. Somos una encarnación específica de este carisma.

La misión común de la Familia Marianista 4. Como familia carismática tenemos una misión que cumplir en la Iglesia y en el

mundo. El Consejo Mundial nos ha dicho a este propósito: "De manera sintética podríamos decir que nuestra misión común es, precisamente, constituirnos y vivir como Familia, en comunión fraterna desde la diversidad y pluralidad de vocaciones

1 FRANCISCO, Gaudete et exsultate 1 2 CONCILIO VATICANO II, Lumen gentium 11 3 Carta a L. Rothéa, 25 de enero de 1822 (Cartas I, 1822)


y ministerios. Cada uno de nosotros, sea cual sea la rama a la que pertenece, se siente miembro de una Familia más amplia y lleva en su corazón la solicitud por la vida y el desarrollo de las demás ramas. Por nuestra común vocación marianista nos sentimos llamados a contribuir de este modo al desarrollo del rostro mariano de la Iglesia, más fraternal que jerárquico, basado en la común dignidad que deriva del bautismo, sensible, como María, a las necesidades del mundo, y, con María, abierto incondicionalmente por la fe a lo que el Señor nos diga" 4.

Ser llamada vocacional 5. Pensamos que la Familia Marianista debe ser una porción de Iglesia, un pueblo de

santos que muestre que hoy como ayer, el evangelio puede ser vivido con todo el rigor de su letra y de su espíritu, y que por eso mismo tenga capacidad de atraer y convocar a muchas personas a compartir esta experiencia. En nuestra pequeñez, y conscientes de nuestras limitaciones, queremos ser una llamada vocacional explícita, y acompañar discernimientos vocacionales para que las personas puedan responder a la llamada personal que Dios les hace. Cada una de las ramas cuidamos la calidad de nuestra vocación específica, ayudamos a las otras a ser fieles a la suya, y todos trabajamos juntos para que sigan surgiendo vocaciones al conjunto de la Familia.

El papel de la vida religiosa 6. Según la voluntad de nuestros fundadores (los beatos G-José Chaminade y Adela de

Batz de Trenquelléon), la vida religiosa es un componente esencial de la Familia. Los diferentes estados de vida en ella se complementan mutuamente, y cada uno hace su aportación específica al conjunto. Ninguno es superior a los otros, y todos son necesarios. Nos apoyamos unos a otros en el crecimiento hacia la santidad. Podemos decir que la vida religiosa marianista es a la Familia, lo que la vida religiosa en general es a la Iglesia. El P. Chaminade utilizó la expresión "el hombre que no muera", refiriéndose a este papel de la vida religiosa y a la importancia de su permanencia en el tiempo 5. Estamos llamados a ser lo que somos, cada vez con mayor claridad y radicalidad. Nuestra aportación es la de ser iconos del estilo de vida de Jesús casto, pobre y obediente, totalmente consagrado al Padre y a su plan sobre la humanidad: el Reino. Nos debe distinguir esta focalización de toda nuestra vida en el Padre y en el servicio a los hermanos, y la calidad de nuestra vida fraterna que genera comunión en torno. Hemos de tomarnos en serio nuestro servicio profético: ser testimonio del absoluto de Dios. Y debemos pedir perdón por las veces que, personal o comunitariamente, no hemos estado a la altura de nuestra vocación.

Un profetismo mariano 7. El profetismo de nuestra vida religiosa marianista tiene como referencia a la persona

de María. Ella, como todos los profetas que la precedieron, es portadora de la novedad de Dios en la historia. Totalmente vuelta hacia el Padre, vaciándose de sí para dar todo el espacio al Espíritu, aporta el gran don de Jesucristo al mundo. Más

4 CONSEJO MUNDIAL DE LA FAMILIA MARIANISTA, La misión común en la Familia Marianista, 16/11/2012 5 "La experiencia nos ha hecho comprender a este respecto que para un Director de la Congregación, es

necesario más aún de lo que hemos dicho: es necesario un hombre que no muera nunca, es decir, una asociación de hombres que se hayan entregado a Dios para esta obra, que la cumplan en la madurez de su edad, después de haberse formado en ella bajo la santa obediencia y se transmitan los unos a los otros el mismo espíritu y los mismos medios. Estas son las miras que han dado nacimiento al Instituto de María" (EP I.154.23)


con los hechos que con las palabras, más con la calidad de su presencia que con grandes acciones llamativas, María es el cauce para que el Camino, la Verdad y la Vida, se manifiesten de manera encarnada a la humanidad. Como ella y con ella queremos "despertar al mundo" siendo también nosotros cauce para esta manifestación. El P. Chaminade decía que el nombre de María era a la vez "dulce" y "fuerte"6, que su persona reunía con sabiduría la firmeza y la ternura. Creemos que el profetismo mariano que queremos vivir necesita, por un lado, una gran fortaleza en los principios y las actitudes, para ser claros en nuestras opciones y nuestros mensajes, incluso en contra de las fuerzas que se oponen al plan de Dios. Y por otro, una profunda ternura para acoger a las personas, acompañar los procesos, y no considerar como malo lo que no es del todo bueno. Nos inspira el Magnificat en el que María, con el corazón esponjado, expresa alegría y agradecimiento, a la vez que anuncia con claridad la preferencia de Dios por los pobres y humildes. María, como Madre, convoca y construye familia. Por eso nuestro profetismo es, ante todo, un testimonio comunitario que debe aportar al mundo una parábola del Reino.

En misión con los laicos 8. Nuestro camino de santificación, y nuestro profetismo, pasan por la misión. Con

alegría y profundo agradecimiento constatamos que la misión marianista está muy viva en el mundo, en un proceso de crecimiento, y desarrollándose en una rica variedad. Y esto es posible gracias al creciente compromiso de muchos laicos que comparten nuestro espíritu y se entregan con generosidad a la misión. Creemos que el Espíritu está llamando a la Compañía, como a otras muchas congregaciones, a profundizar en esta experiencia de compartir la misión con los laicos. Los laicos son compañeros de camino, no sustitutos de los religiosos, y ellos y nosotros tenemos nuestras aportaciones específicas a la misión. La sostenibilidad de la misión marianista pasa por este camino que el Espíritu nos está mostrando. En muchas de nuestras obras los laicos son mayoría y bastantes de ellos asumen puestos de gran responsabilidad. De ahí la importancia de trabajar con ellos para asegurar que estas obras tengan la identidad que deseamos, es decir, que sean marianistas y que respondan a las llamadas de la Iglesia y del mundo, en salida hacia las periferias existenciales. Nuestra misión nos sitúa muy frecuentemente en la frontera, puesto que en ella entramos en contacto habitualmente con cristianos de otras iglesias, con miembros de otras religiones, con no creyentes o creyentes alejados, y también con ellos y para ellos queremos llevarla adelante. En general consideramos que la Compañía debe asumir ciertas prioridades misioneras en este momento, que son: a. La formación de los laicos comprometidos en la misión, apoyando su

crecimiento personal, su vivencia de la fe, y su identificación vital con el espíritu marianista. Además, debemos ofrecerles medios que les capaciten para el desempeño de las tareas que tienen encomendadas.

b. El acompañamiento de los jóvenes, con vistas a su maduración personal, a su crecimiento en la fe, y a su discernimiento vocacional. Queremos ayudarles a situarse como actores de un mundo nuevo y de una Iglesia renovada. Esto es especialmente importante en la etapa en la que ellos van definiendo su proyecto vital.

6 Cf. carta al canónigo Valentini, 31 de octubre de 1839 (Cartas V, 1182)


c. La creación de grupos y comunidades en los que los laicos adultos puedan alimentar y compartir la fe, y se sientan acompañados en los diferentes momentos vitales por los que pasan.

d. La promoción de la ecología integral que acoge la llamada urgente a cuidar de las personas y de la naturaleza, "para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres". 7

El cuidado de la formación 9. Llegar a ser lo que estamos llamados a ser, con el perfil de religioso al que nos

estamos refiriendo, nos exige un cuidado exquisito por la formación, tanto inicial como permanente. La formación es un proceso de transformación personal que dura toda la vida, aunque requiere mayor intensidad y atención en las primeras etapas. Es responsabilidad de cada uno de nosotros emplear los medios necesarios para nuestra formación, y es tarea de las unidades hacer muy bien los discernimientos vocacionales, e implantar buenos planes de formación inicial y permanente. Necesitamos que esta formación esté enraizada en nuestro carisma y en nuestras mejores tradiciones, y que entre en diálogo con las sociedades y las culturas en las que vivimos, para responder a sus necesidades más profundas. No hay que olvidar que nos formamos para ser buenos religiosos miembros de la Familia Marianista, y que vivimos en misión permanente con y para los laicos.

Las estructuras al servicio del espíritu 10. Para encarnar y sostener el espíritu que nos anima, necesitamos estructuras de

organización, animación y gobierno. Tanto la Familia Marianista como la Compañía de María son cuerpos organizados que tienen sus propias estructuras. Hoy debemos estar abiertos a la transformación de las mismas, o a la creación de otras nuevas, cuando así lo requieran los procesos de cambio en los que estamos inmersos, en la búsqueda constante de la fidelidad a las llamadas del Señor. Esto nos exige a todos cambios de mentalidad y perspectiva, apertura de mente y de corazón, superación de hábitos arraigados, y ampliación de nuestra visión de la realidad, más allá de nuestros lugares de vida y misión. Las estructuras deberán estar siempre al servicio del crecimiento personal y comunitario hacia la santidad, y del fortalecimiento de nuestro servicio misionero en el mundo.

¡Bendito sea Dios! 11. Este Capítulo desea que todos y cada uno de los miembros de la Compañía de María

den plena actualidad con sus vidas a lo que todos afirmamos en nuestra Regla de Vida:

La vida consagrada pertenece inseparablemente a la santidad de la Iglesia. Sabemos que, a pesar de nuestras imperfecciones, Dios, que nos ama y nos llama a la santidad, puede hacer que nuestras vidas, personal y comunitariamente, den el testimonio de un pueblo de santos. (art. 33)

7 FRANCISCO, Laudato si' 49


Haciéndolo así, nos uniremos a la alabanza de todo el Pueblo de Dios que proclama con gozo:

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante Él por el amor. (Ef 1,3-4)


“…el carisma marianista adquiere todo su valor

solo si se vive en Familia.”

“Con esta carta me dirijo a las personas consagradas, a los laicos que comparten con ellas sus ideales, espíritu y misión. Algunos Institutos Religiosos tienen una larga tradición en este sentido, otros tienen una experiencia más reciente. En efecto, alrededor de cada familia religiosa existe una Familia más grande, la “familia carismática” que comprende varios Institutos que se reconocen del mismo carisma y sobre todo cristianos laicos que se sienten llamados, en el mismo espíritu carismático”.

PAPA FRANCISCO: Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del Año de la Vida Consagrada, III.1

(noviembre 2014)

Colaboración con la Familia Marianista “Debemos intensificar los lazos que nos unen con los otros grupos de la Familia Marianista, hacernos cada vez más conscientes de nuestra mutua complementariedad y trabajar juntos al servicio de la misión de la Iglesia. De hecho, el relacionarnos con otros cristianos comprometidos en la Familia Marianista nos puede ayudar a comprendernos mejor como religiosos".

Regla de Vida 1.2


RELIGIOSOS EN EL CORAZÓN DE LA FAMILIA MARIANISTA 12. Compartiendo y trabajando juntos, religiosos y laicos marianistas, desarrollamos la

convicción de que el carisma marianista adquiere todo su valor solo si se vive en Familia. Estamos convencidos de que ser y proceder como Familia marianista es un claro testimonio profético para la Iglesia y para el mundo. Estamos invitados a ser y a vivir como religiosos en el corazón de la Familia marianista.

ORIENTACIONES Y PROPUESTAS DE ACCIÓN

13. Observamos que el desarrollo de la Familia Marianista no es uniforme en todos los lugares. Pero en todos ellos queremos seguir impulsando procesos que, partiendo de la realidad concreta, ayuden a crear o fortalecer nuestra familia carismática.

Las que se refieren a la vida de la Compañía de María: A cada religioso

14. Pedimos a todos los hermanos, cualquiera que sea su edad o su circunstancia vital, que trabajen espiritualmente y de manera personal la conciencia de pertenencia a la Familia Marianista. Les invitamos a que descubran la riqueza que esto supone para sus vidas de consagrados. No hay que olvidar el valor de los pequeños pasos y de los gestos sencillos en procesos de este tipo. A las comunidades

15. Las comunidades, en la programación de sus calendarios y actividades, incluirán la presencia de los hermanos en los encuentros más significativos de la vida de las otras ramas a las que sean invitados, o bien en los que se convoque al conjunto de la Familia.

16. En los proyectos comunitarios anuales, cada comunidad establecerá momentos en los que invitará a compartir oración, celebración y convivencia con personas y grupos de las otras ramas. Es deseable que en estos momentos se avance en la comunicación del camino de fe de los diferentes estados de vida. A los responsables de las unidades y al Consejo General

17. Los religiosos, de manera general, debemos seguir comprometidos en el desarrollo de las otras ramas de la Familia, apoyando también su nacimiento allí donde no existan.

18. Las unidades de la Compañía estudiarán la mejor manera de dar a conocer a los laicos de la Familia la naturaleza de la vida religiosa en la Iglesia y en nuestra familia carismática, y su valor de acuerdo con el pensamiento y la vida de nuestros fundadores.

19. En los planes de formación inicial de las unidades, se deberá prever el conocimiento de la Familia Marianista, tanto en nuestros orígenes históricos como en la actualidad. Esto debe incluir un contacto directo y experiencial con las otras ramas de la Familia. Por otro lado, los centros de estudios marianistas de las diferentes zonas de la


Compañía, procurarán estimular los trabajos y las actividades que aporten luz sobre esta realidad carismática.

20. En los planes de formación permanente de las unidades se estudiará la mejor manera de dar a conocer a los religiosos la naturaleza del laicado en la Iglesia y en nuestra familia carismática y su valor y misión de acuerdo con el pensamiento y la vida de nuestros fundadores.

21. Algunas de las actividades organizadas por las unidades, como retiros, encuentros de formación, etc., pueden estar abiertas a los miembros de las otras ramas de la Familia, generando espacios de encuentro en profundidad y de enriquecimiento mutuo. Animamos a las unidades a que consideren esta posibilidad en sus programas.

22. La experiencia nos dice que los consejos de familia son un buen instrumento para potenciar el crecimiento de la interacción entre las ramas y la colaboración en la misión. Por eso queremos apoyar la existencia y el fortalecimiento de estos consejos en todos los ámbitos de actuación: el mundial, el de cada unidad, y el local. Es un signo de madurez que estos consejos desarrollen iniciativas con la autoridad y la responsabilidad necesarias para llevar adelante acciones comunes.

Las que queremos compartir con las otras ramas, como sugerencias para caminar juntos y crecer como Familia Marianista:

23. Avanzar en la formación en común, especialmente en aquellos aspectos que se

refieren al conocimiento y la vivencia de nuestro carisma compartido.

24. Generar lugares de presencia marianista en los que las diferentes ramas compartamos oración, formación, celebración y misión, constituyendo una comunidad abierta, visible y atrayente para las personas de nuestro entorno.

25. Abrir caminos de discernimiento en común de la misión marianista en los países y lugares donde estamos, y considerar la posibilidad de diseñar proyectos misioneros compartidos.

26. Diseñar y animar proyectos pastorales conjuntos que favorezcan en las personas, especialmente en jóvenes, la escucha de la llamada de Dios en sus vidas y el discernimiento de su respuesta vocacional.

27. Promover medios para la buena comunicación entre las ramas, intercambiando información sobre la vida de cada una de ellas.

28. Cultivar el conocimiento de los testimonios de santidad que se han dado en la Familia Marianista, como estímulo para recorrer el camino personal y comunitario hacia la santidad.

29. Estudiar y promover la organización de encuentros de familia locales, nacionales o internacionales.


“Buscamos vivir siempre nuestra vida religiosa marianista con autenticidad y entusiasmo

de manera que nuestras vidas testimonien la llegada del Reino de Dios. ”

“Dios, al llamarnos a ser marianistas nos invita a seguir de una manera especial a Jesucristo, Hijo de Dios, hecho Hijo de María para la salvación de los hombres. Nuestro fin es llegar a la conformidad con Él y trabajar por la venida de su Reino.”

Regla de Vida, 2

“Cuento con vosotros para despertar al mundo. Esta es la prioridad que se necesita ahora: ‘ser profetas que dan testimonio de cómo vivió Jesús en esta tierra…Así…encontraréis siempre maneras de crear ‘espacios alternativos’, en los que pueda florecer la perspectiva evangélica de la entrega, la fraternidad, la inclusión de las diferencias y el amor mutuo.”

PAPA FRANCISCO, Carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del Año de la Vida Consagrada, II

(El 21 de noviembre de 2014)


LLEGAR A SER LOS RELIGIOSOS QUE ESTAMOS LLAMADOS A SER EN LA FAMILIA MARIANISTA

LLAMADA A LA SANTIDAD Y AL TESTIMONIO PROFÉTICO 30. Como religiosos en la Familia Marianista prestamos atención, personal y

comunitariamente, a las palabras del papa Francisco, viviendo nuestra llamada a ser testigos proféticos en y para el mundo. Respondiendo a esa llamada, cultivamos una relación profunda y personal con Dios, esforzándonos en estar más unidos al Señor. Buscamos siempre vivir nuestra vida religiosa marianista con autenticidad y entusiasmo, de manera que nuestras vidas den testimonio de la llegada del Reino de Dios. Con María como ejemplo, damos a conocer la presencia de Cristo en nuestro mundo.

LLAMADOS A LA ACCIÓN

Como profetas, estamos llamados a crecer en santidad 31. Una vida profética tiene que estar fundada en una relación profunda con Dios. Por

eso sabemos que tenemos que crecer continuamente y cultivar nuestra vida interior. Como marianistas, hacemos esto en comunidad. A cada religioso:

32. El Capítulo recuerda a cada hermano la llamada de la Regla de Vida a “dedicar una hora cada día a la meditación personal” (Regla de Vida, 55), atreviéndose a dar espacio a Dios, a escucharlo y a dar al mundo un testimonio contracultural. Para ayudar a esto, las comunidades estudiarán prácticas y estructuras que ayuden a ser fieles a la meditación personal. Las administraciones de las unidades ponen en ello un acento especial en sus visitas a las comunidades locales.

33. El Capítulo General de 2012 (Un Fuego Que Encienda Otros Fuegos, #16b), pide a cada religioso preparar un "Proyecto Marianista de Vida." El Capítulo de 2018 está convencido de que un uso más amplio de este instrumento ayudará a poner pasión en nuestras vidas, y nos permitirá reflexionar sobre nuestra misión profética común. Los miembros de la Administración de las unidades desarrollarán planes para promover su uso, que incluyan el compartirlo en comunidad y la puesta al día con regularidad para estar abiertos al Espíritu. Este Proyecto Marianista de Vida también incluye la manera cómo el hermano practica la dirección espiritual. S.M. 3 Officios #136 (“Haciendo un Proyecto Marianista de Vida”, Dic. 8, 2012) es una referencia muy útil para esto).

34. Se pide a los religiosos que administren bien los recursos como una expresión concreta de nuestra fraternidad. Con ese fin el Capítulo aprobó añadir el siguiente texto al Directorio General de Economía, #72 (nuevo texto en itálica):

Art. 72: “El religioso somete el empleo de sus bienes al discernimiento de los superiores. Todo lo que recibe “como remuneración, pensión o regalo, pertenece a la Compañía, que atiende a sus necesidades” (RV 24). Además somos conscientes de lo que nuestra Regla de Vida dice después: “cada religioso se siente responsable


del dinero y de los bienes que usa para atender a las necesidades personales y comunitarias. Al usar de este modo más personalizado los bienes comunes, cada uno actúa como administrador, nunca como propietario, dando cuenta a su Superior.” (RV 2.8) Así nos orientamos por las siguientes maneras de proceder:

1. Toda remuneracón recibida por un religioso, ya sea ganada por el trabajo o servicio, o recibida como regalo o donación, se pone a disposición de la comunidad de la manera determinada por la política de la Unidad. El patrimonio personal se rige por normas diferentes.

2. Como principio general, y como testimonio de nuestro voto de pobreza, el religioso no tiene cuentas de banco individuales. Si es absolutamente necesario, por razones civiles u otros motivos graves, tales cuentas o estructuras se rigen por los siguientes parámetros:

1. Antes de nada se obtiene permiso del superior mayor.

2. Además del religioso individual, se da autorización plena para firmar al superior mayor y/o a su delegado, de manera que estas personas puedan administrar las cuentas en ausencia del religioso.

3. El uso de esas cuentas no está a la discreción solo del religioso, sino que este más bien actúa conforme a normas explícitas fijadas por el superior mayor con el consentimiento de su Consejo.

4. Este religioso tiene que dar clara y completa cuenta del estado de la cuenta de manera periódica, conforme a las normas fijadas por el Superior mayor con el consentimiento de su Consejo.

5. Como ninguna de esas cuentas es propiedad exclusiva del religioso, sino más bien en último termino son parte de la propiedad de las personas de la Unidad, los informes económicos de la Unidad, tales como los presentados al Capítulo de la Unidad, deben incluir esas cuentas.

3. El religioso depende de su comunidad/Unidad para su bienestar. Recíprocamente la comunidad/Unidad tiene la responsabilidad de proporcionar a cada religioso lo que necesite. Como signo de esto, el uso del “dinero de bolsillo” por el religioso en comunidad se rige por ciertas normas:

1. El religioso no recibe “dinero de bolsillo” sobre una base regular fijada (i.e. mensual). Más bien, si es necesario, el religioso pide y recibe dinero para usarlo en pequeños gastos. El dar cuenta cuidadosa y periódicamente del uso de este dinero es esencial, y es además una expresión de nuestra dependencia de la comunidad por medio del voto de pobreza.

2. El dinero es una forma crucial de expresar nuestra fraternidad. Por tanto, el ecónomo tiene que actuar como un administrador de nuestros recursos compartidos y no seguir sus preferencias personales.

3. Los hermanos tienen que practicar el dar cuenta transparente basado en su presupuesto fijado.


4. Se recomienda que las unidades proporcionen formación y/o medios a los superiores locales sobre cómo ayudar fraternalmente a los hermanos sobre el dar cuenta económico cuando sea apropiado.

5. Excepciones a esta política concedidas por el superiores mayor se dan por razones serias, y tienen que incluir medios para dar cuenta claramente.

4. En el ejercicio del ministerio apostólico de un religioso, puede ser necesario tener acceso y control de fondos y cuentas que no están directamente bajo la jurisdicción de la Compañía de María. Hay que actuar con precaución para mantener una clara distinción entre lo que pertenece y lo que no pertenece a la Compañía. El religioso, en este caso, practica la prudencia, de manera que su identidad como religioso marianista no quede comprometida por aprovecharse personalmente de esas cuentas.

Además, los recursos compartidos incluyen no sólo el dinero comunitario sino también otros beneficios ganados a través del servicio o posición. Se pide a las unidades y comunidades que discutan estas cuestiones, para llegar a normas de cumplimiento que han de ser incorporadas al Directorio de la Unidad. A los consejos de unidad y a las comunidades:

35. En el proyecto misionero de la comunidad o unidad, se anima a los hermanos a comprometerse en servicio a los marginados ofreciendo un servicio directo para ayudarlos en sus necesidades. Como modo de hacerlo, pedimos que elijan un tema de justicia social, integridad de la creación o emigración, y se comprometan en oportunidades para hacer progresar su causa.

Estamos llamados a formarnos en una vida religiosa auténtica y profética 36. La autoreferencialidad y el individualismo, cuando nuestra vocación está centrada

en nuestros deseos y no en nuestra entrega al Señor, amenazan la vida religiosa auténtica en comunidad. Tenemos que vivir nuestra vocación con profundidad y coherencia. Una formación inicial fuerte pone los fundamentos y una seria formación permanente ayuda a la perseverancia. El Capítulo General pide al Asistente de Vida Religiosa:

37. Dar prioridad a la formación en la Compañía. por medio de las visitas a las unidades y a sus consejos y formadores.

38. Organizar reuniones para los que trabajan en la formación, al menos cada seis años, para compartir y formarse, invitando a los asistentes de Vida Religiosa de las unidades, y al de Educación cuando sea apropiado.

39. Proponer artículos y otros documentos relacionados con la autorreferencialidad, para la reflexión en las unidades y comunidades sobre este tema, su impacto sobre la autenticidad de la vida religiosa y cómo precaverse contra ella.

El Capítulo pide a los consejos de unidad:

40. Asegurar la efectiva puesta en práctica de su plan de formación.


41. Asegurar que los hermanos, en su unidad o comunidad, tengan oportunidades de

formación permanente y auténtica renovación de su vida religiosa y de su actividad misionera, dando un lugar especial en ella a la profundización del carisma marianista.

42. Asegurar que los períodos sabáticos consigan su objetivo.

43. Prestar atención especial a la formación de los nuevos formadores, siguiendo el documento La Formación de los Formadores Marianistas (2013).

44. Poner en práctica planes que permitan a los hermanos recibir formación en dirección espiritual, animándolos a estar disponibles para los religiosos y laicos marianistas.

45. Organizar retiros anuales, encuentros de formación, u otras reuniones de unidad para los hermanos, basados en el documento del Capítulo General de 2018: Un hombre que no muera: En Misión con la Familia Marianista. También tales encuentros se pueden organizar para todas las ramas de la Familia Marianista sobre los mismos temas.

46. Preparar la próxima generación de especialistas marianistas. Que los centros de

estudios marianistas de cada zona proporcionan oportunidades para ayudar a todas las ramas de la Familia Marianista a crecer en nuestro carisma común.

A cada religioso:

47. El Capítulo reitera la llamada de los Capítulos Generales anteriores a los religiosos a estudiar una lengua diferente a la suya, dando preferencia a las lenguas oficiales de la Compañía (Capítulo General 2012: Un fuego que encienda otros fuegos, #18b; Capítulo General 2001: Enviados por el Espíritu, #40c). Es deseable que esto se haga en una unidad diferente de manera que el hermano pueda hacer una inmersión en otra cultura, tener un contacto más amplio con el resto de la Familia Marianista y llegar a una mejor comprensión de nuestra interdependencia mutua a la luz de nuestra composición internacional. El tiempo preferible para adquirir una nueva lengua es el de la formación inicial (cf. Guía de la Formación en la Compañía de María, 121). Se anima también a realizarla o a continuarla después de la profesión perpetua. Al Consejo General Ampliado:

48. El Capitulo General acepta la propuesta del Consejo General de que el trabajo del ICMF/CIFM se continúe ahora mediante la coordinación de los centros zonales de estudios marianistas descritos en el Manual de Animación de los Centros Zonales de Estudios Marianistas (2018). Cada Centro está bajo la responsabilidad de su Conferencia Zonal; la coordinación se facilita por el Coordinador Internacional en estrecha relación con el Asistente General de Vida Religiosa. El Consejo General Ampliado supervisa el desarrollo de los Centros. En consecuencia, el ICMF/CIFM ya no existe ahora. El Capítulo quiere expresar su agradecimiento por el buen trabajo realizado por los que trabajaron en él desde sus comienzos en 2002.


Estamos llamados a llamar a otros a responder a su vocación 49. Tenemos que recordar siempre que una vocación es una llamada de Dios. Como

marianistas, personal y comunitariamente, ayudamos a los jóvenes a escuchar y responder a esta llamada. Al Asistente General de Vida Religiosa:

50. El Asistente General de Vida Religiosa buscará cómo ayudar a las unidades, y particularmente a los encargados de las vocaciones, a usar la reflexión y las propuestas del Sínodo Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional (octubre 2018). Puede incluir, cuando sea conveniente, una adaptación del Plan Vocacional de la unidad. A cada comunidad

51. El Capítulo General anima a cada comunidad a promover nuevas vocaciones poniendo en práctica un “Plan comunitario de vocaciones” concreto. Estos planes pueden incluir: ofrecer a los jóvenes oportunidades de compartir nuestra vida y actividades; invitar a jóvenes a ser nuestros colaboradores en la misión, en el servicio a la evangelización, a la educación y a la transformación del mundo; dando un generoso testimonio con nuestras vidas; y apoyando esas actividades con nuestra oración. A cada religioso:

52. En diálogo con su comunidad, se pide reflexionar sobre cómo su vida provoca en los demás una llamada a la vida religiosa marianista. Preguntas para incluir en la reflexión de la comunidad: a. ¿Cómo vivo los consejos evangélicos? b. ¿Cómo es mi vida una expresión de la fe? c. ¿Cómo vivo la comunidad fraterna con los hermanos? d. ¿Cómo contribuyo a la misión de la comunidad? e. ¿Cómo doy testimonio de una vida de alegría como religioso marianista?


“Viendo cómo nos amamos,

damos testimonio de Cristo vivo, hijo de María.”

“Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual. En realidad, toda auténtica acción evangelizadora es siempre nueva”.

Evangelii Gaudium, 11

“Fieles a la palabra del Fundador: «Todos sois misioneros», la Compañía de María, y cada comunidad en concreto, se considera en estado de misión permanente.

Estamos comprometidos en la multiplicación de los cristianos; formamos personas y comunidades en una fe viva, que se expresa en un servicio que responda a las necesidades de los tiempos. Así, en cada época llegamos a ser, como nuestro Fundador lo deseó, - el hombre que no muere -”.

Regla de Vida, 63

“Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto”.

Rm 12,2


ABRAZAR NUESTRA LLAMADA A SER MISIONEROS EN LA FAMILIA MARIANISTA

LLAMADOS A LA MISIÓN 53. Viendo cómo nos amamos, damos testimonio de Cristo vivo, hijo de María. Nuestra

primera misión se da por atracción y contagio, compartiendo la vida en Familia: por eso no nos cansamos de invitar a otros a que se agreguen a nosotros y compartan nuestro carisma y misión. Es María quien nos inspira y hacemos alianza con Ella para asistirla en su misión. Entre las grandes llamadas de Dios y de nuestro mundo, escuchamos el clamor de los más pobres y excluidos que buscan una vida digna y verdaderamente humana. No podemos dejar de oír también los gritos de los que sufren la violencia en cualquiera de sus formas y el gemido de la Madre Tierra provocado por un consumo abusivo (Cfr. Laudato Si’, 2). Por eso, nuestra acción misionera y nuestras obras apostólicas quieren ser una respuesta activa y transformante.

ORIENTACIONES Y PROPUESTAS DE ACCIÓN

54. El Capítulo General encomienda a los consejos de las unidades que revisen sus actuales proyectos misioneros a la luz de las llamadas de la Iglesia, de la Familia Marianista y de las necesidades actuales del mundo, y que, con audacia y coraje, hagan las adaptaciones necesarias para responder a ellas. Este trabajo de actualización se refiere a: a. Las obras espirituales (parroquias, santuarios, centros de retiro, etc.), las obras

de educación formal (colegios y universidades) y educación no formal (obras de atención social, fundaciones, etc.) que ya tenemos.

b. Las nuevas formas de apostolado que quizá haya que abrir por las nuevas llamadas.

c. La necesaria estabilidad económica que asegure la viabilidad de nuestros compromisos misioneros.

55. Las cambiantes condiciones de nuestra misión (como el creciente número de

colaboradores laicos y la disminución de religiosos) requieren un cambio de perspectiva misionera. El Capítulo General pide a los responsables de las unidades que continúen y profundicen el discernimiento ya iniciado sobre nuestro posicionamiento en las obras, o que lo inicien donde aún no se haya comenzado. Este proceso debe implicar a todos los miembros y comunidades. Concretamente el discernimiento debe clarificar lo siguiente: a. Cuando haya un número reducido de religiosos presentes, dónde y cómo deben

estar para cumplir mejor los objetivos de la obra. b. En la incorporación laboral de los religiosos, cómo asegurar su acompañamiento.

Este proceso debe pasar por un tiempo significativo de trabajo al mismo nivel que los demás, antes de ejercer posiciones de responsabilidad si se da el caso. Este acompañamiento será responsabilidad de los asistentes de Vida Religiosa y Educación.


c. En lo que se refiere a la colaboración con los laicos, ver la manera en que se atiende a su preparación profesional y espiritual, y a la sensibilización de los religiosos concernidos, buscando llegar a relaciones mutuas fructíferas.

56. El Capítulo General encomienda al Asistente de Asuntos Temporales y al Equipo de

Justicia y Paz de las unidades, si lo hubiera, que implementen medios para difundir el conocimiento y el estudio profundo de la Encíclica Laudato Si’, para llegar a algunas aplicaciones concretas que afecten a todos los niveles de nuestra vida. Además, se pide que cada unidad realice una acción o emprendimiento que sea signo de nuestro compromiso con el cuidado de la “Casa Común”, y nuestra convicción profunda de que se pueden establecer relaciones económicas y sociales más justas que muestren que “otro mundo es posible”.

57. El Capítulo General encomienda a los consejos de las unidades el estudio, difusión, contextualización y aplicación del documento Asegurar la identidad marianista de nuestras obras apostólicas. Todo el proceso se llevará a cabo en diálogo entre la administración de la unidad, la dirección de las obras y sus colaboradores. a. Este documento, Asegurar la identidad marianistas de nuestras obras apostólicas,

se elaboró como respuesta a las preocupaciones del Consejo General acerca del creciente número de situaciones en que disminuía nuestra capacidad de asegurar la adecuada identidad marianista en nuestras obras. Se presentó a este Capítulo, que lo aprobó considerando su gran utilidad, y lo propuso para su uso en todas las obras de la Compañía de María.

b. El documento describe lo que una obra dada necesita desarrollar, de forma que

el nombre de “marianista” represente algo substancial, una característica actual de esa obra, y no solo un nombre. El Capítulo General reconoce en los siguientes elementos las condiciones que hacen que una obra bajo nuestra responsabilidad tenga carácter realmente marianista.

58. Una obra marianista está:

a. Inspirada por el plan misionero del Beato Chaminade. b. Integrada en su contexto eclesial y socio-cultural. c. Animada por una comunidad religiosa marianista. d. Apoyada por estructuras establecidas para generar un espíritu de familia

auténtico. e. Centrada en la formación integral de la persona. f. Promotora de justicia, paz, solidaridad y respeto por la creación.

Muchos religiosos de la Compañía de María y colaboradores laicos de todo el mundo han participado en la elaboración de este documento. Nuestra esperanza es que, recibiéndolo, se facilite la importante tarea de asegurar la identidad marianista de nuestras obras. El documento se ha publicado como un documento separado de las Actas del XXXV Capítulo General. Está disponible en tres lenguas en papel y en formato digital (ver marianist.org, sección SM educación), y se pide a las unidades que se traduzca a las otras lenguas usadas en la Compañía.

https://marianist.org/site.php?menuaccess=396


59. El Capítulo General pide a los asistentes de Educación y Vida Religiosa de las

unidades que, junto a los responsables de las obras, garanticen que no se pierdan de vista nuestras prioridades misioneras:

a. Sobre el acompañamiento de los jóvenes: 1. Establecer un plan de acción con los jóvenes adecuado al contexto

socio-cultural y religioso, independientemente de sus convicciones o creencias, que nos permita estar en contacto con ellos, escuchar sus necesidades, y ofrecerles caminos de crecimiento espiritual.

2. Generar acciones pastorales con los jóvenes que les ayuden a crecer en la fe y a vivirla en comunidad.

3. Generar las condiciones necesarias (espacios, tiempos de encuentro, etc.) que permitan la creación de estas comunidades de fe.

4. Promover en estos grupos dinámicas en que los jóvenes se hagan responsables y actores de acciones misioneras y pastorales, convirtiéndose incluso en colíderes para guiar a otros jóvenes.

b. Sobre la formación de los adultos laicos:

1. Identificar las distintas situaciones de fe de los laicos que

colaboran en nuestras obras, y tener un plan de formación inicial y permanente para su desarrollo y vivencia del carisma.

2. Ofrecer a todos la posibilidad de vivir y profundizar su fe en comunidad y desde el carisma marianista, y de esta forma contribuir al enriquecimiento de la vida de las obras apostólicas.

c. Sobre la atención a los más pobres: Que todas las obras mantengan

proyectos de atención con los más desfavorecidos y/o de educación en la solidaridad, justicia y paz.


“Las estructuras que gobiernan nuestra vida y misión como religiosos marianistas tienen como objetivo posibilitar y apoyar nuestro

papel particular en la Familia carismática Marianista y en la misión de la Iglesia”

“Jesús vino a servir y no a ser servido; en Él, todos somos hermanos. El gobierno y las estructuras de la Compañía tienen como fin ayudar a los religiosos en su crecimiento espiritual y en el cumplimiento de su misión. Los que son llamados a ejercer una autoridad en la Compañía se consideran, a ejemplo del Señor, servidores de sus hermanos”.

Regla de Vida, 44

“Las reformas de estructuras y de organización son secundarias y vienen después. La primera reforma es la de las actitudes”.

PAPA FRANCISCO: Comentarios en una entrevista, Agosto de 2013


ESTRUCTURAR NUESTRA VIDA EN LA COMPAÑÍA DE MARÍA 60. Las estructuras que rigen nuestra vida y misión como religiosos marianistas tienen

como finalidad posibilitar y apoyar nuestro papel particular en la Familia carismática Marianista y en la misión de la Iglesia, en la que nos comprometemos como miembros de la Compañía de María, junto con las otras ramas y con nuestros colaboradores laicos. Guiados por las orientaciones recibidas de la Iglesia, de nuestro Fundador, de nuestras tradiciones, de la Regla de Vida y de otros documentos apropiados, el Capítulo General ha dialogado y ha tomado decisiones relativas a algunas cuestiones particulares que hoy nos preocupan. Estas cuestiones han venido sugeridas por los capitulares y por los informes del Consejo General, en particular por el del Asistente General de Asuntos Temporales, así como por varias mociones presentadas a la consideración del Capítulo. En esta sección presentamos recomendaciones y decisiones que pueden hacer conscientes y orientar a nuestros religiosos acerca de varios asuntos, tanto en general como para los diferentes niveles de gobierno.

CONSIDERACIONES PARA LA ADMINISTRACIÓN GENERAL 61. El Capítulo General ha reflexionado sobre la situación actual de los trabajos del

Consejo General y cree que éste ha hecho un gran esfuerzo por cuidar nuestros recursos, tanto personales como económicos, y por trabajar de la manera más eficiente posible. El Capítulo felicita a los miembros del anterior Consejo por haber llevado a cabo una gran tarea con recursos limitados. El mundo marianista, sin embargo, está cambiando rápidamente y la Compañía de María requiere de manera apremiante un apoyo en tres ámbitos importantes: a. La formación inicial, incluyendo el acompañamiento a los formadores actuales, la

atención a los programas y número de nuestros noviciados, así como a la etapa de profesión temporal.

b. El acompañamiento a las unidades que no van a tener por más tiempo la posibilidad de cubrir los requerimientos que exige el gobierno como unidad independiente.

c. El apoyo a las nuevas unidades, especialmente en cuestiones económicas, obras apostólicas, planes estratégicos, liderazgo, y estructuras internas de gobierno.

62. El Consejo General necesita también apoyo en otras cuestiones, especialmente en las

tareas de traducción. Al mismo tiempo, la comunidad de la Administración General requiere un número suficiente de miembros para asegurar una intensa vida de comunidad, sobre todo si se tienen en cuenta los viajes que deben hacer los miembros del Consejo. El Capítulo General pide encarecidamente a las unidades y a los religiosos que respondan de manera positiva a los requerimientos para proporcionar estos servicios al Consejo General y/o vivir en la comunidad de la Administración General.


63. El Capítulo General anima al Consejo General a no escatimar medios a la hora de

establecer sus estructuras y procedimientos, y de determinar la asistencia que necesita para llevar a cabo las tareas que se han indicado más arriba. El Capítulo desea que se señalen las responsabilidades correspondientes a las personas, laicos o religiosos, que hayan de ser designadas para ocupar estos nuevos cargos. En la próxima Asamblea General de Gobierno, el Consejo General deberá informar sobre la ayuda recibida hasta ese momento. Si el Consejo General considera que uno o más de esos cargos deberían llegar a ser miembros añadidos al mismo, preparará una propuesta a la Asamblea General de Gobierno para su evaluación y, posteriormente, presentará una moción al Capítulo General de 2024.

REESTRUCTURACIÓN

64. El Capítulo sigue apoyando y animando a las Unidades a compartir sus recursos, y a considerar la posibilidad de una reestructuración con el fin de crear unidades más fuertes, capaces de funcionar como tales en la Compañía de María.

65. He aquí algunos criterios específicos para estos cambios estructurales: a. Continuar con los procesos en marcha y buscar nuevas oportunidades para la

interacción y las sinergias entre comunidades, unidades y otras ramas de la Familia Marianista, conscientes de que caminamos hacia una mayor interdependencia.

b. Reestructurar comunidades y unidades, cuando no tengan los medios necesarios para asegurar la calidad y sostenibilidad de su vida religiosa y de sus proyectos misioneros.

c. Crear estructuras para la animación de la misión en la que religiosos y laicos trabajen juntos al servicio del proyecto misionero de la unidad.

66. Como punto de partida, las Unidades y las Zonas deben tener en cuenta el documento

Reestructuración de las Zonas en la Compañía de María, elaborado por la Asamblea General de Gobierno de 2015, como respuesta al mandato del XXXIV Capítulo General (2012).

67. Teniendo en cuenta el número de religiosos de una unidad, la edad de sus miembros, los distintos apostolados de la unidad, las vocaciones recientes y, especialmente, la posibilidad de encontrar superiores cualificados, el Consejo General puede decidir que una unidad no puede seguir siendo independiente.

REVISIÓN DEL INFORME DEL OFICIO DE ASUNTOS TEMPORALES

Consideraciones 68. El Capítulo muestra una gran satisfacción con: a. El grado de interés mostrado por el Asistente de Asuntos Temporales en

promover la justicia, la paz y la integridad de la creación. En particular, quiere destacar que, en nuestra cartera de valores, todos nuestros fondos evitan las inversiones en compañías cuya producción o conducta es moralmente contraria


a nuestros principios católicos (es decir, hay filtros negativos en este sentido), y que alrededor del 4 por ciento de nuestra cartera de valores está invertido en compañías que promueven activamente el desarrollo humano (por ejemplo, por medio de micro-créditos).

b. El nivel de colaboración entre los Oficios de Asuntos Temporales y Educación en sus esfuerzos por promover la justicia y fomentar la solidaridad. Es un modelo significativo de cómo cada uno de los Tres Oficios aporta su perspectiva a nuestras acciones.

c. Los esfuerzos proactivos para garantizar que nuestras transacciones financieras cumplan con las leyes italianas y otras leyes que sean de aplicación en estos casos.

d. El encargo y finalización de una "auditoría de cumplimiento" (“compliance audit”) centrada en la conformidad de nuestras estructuras contables con las normas internacionales, así como una "auditoría de actuación correcta" (“due diligence audit”) centrada en la conformidad de nuestra práctica real con las estructuras que se han establecido.

e. El informe transparente y muy completo sobre nuestras finanzas y asuntos relacionados con ellas.

Recomendaciones 69. Tras revisar el informe del Asistente y nuestro diálogo posterior, recomendamos lo

siguiente: a. Que se realice una auditoría de "actuación correcta" (“due diligence audit”) el año

anterior al Capítulo General, y en otros momentos en que se considere oportuno. b. Que el Asistente de Asuntos Temporales interrumpa por ahora los sondeos

encaminados a la posible venta de la propiedad de Via Latina 22.

OTRAS CONSIDERACIONES

Unidades envejecidas 70. El Capítulo ha dialogado ampliamente sobre las cuestiones que se plantean en las

unidades que, a causa de su envejecimiento, no pueden proveer por más tiempo y de manera satisfactoria todos los servicios propios de una unidad. El Capítulo reafirma la necesidad de mantener la vida de comunidad, tanto como sea posible, incluso en los casos en que los religiosos son mayores. El hecho de que una Unidad esté constituida como una "comunidad zonal" no implica una exención de nuestra Regla de Vida. El abandono de un compromiso apostólico no significa el cese de la vida de comunidad, sino que más bien la requiere, tanto como sea posible en la práctica.

Administración de nuestro Patrimonio Común

71. Principios Generales a. El principio fundamental es que la Administración General y cada unidad de la

Compañía deben gestionar su administración de acuerdo con la ley de la Iglesia [cf. CIVCSVA: Economía al Servicio del Carisma y la Misión, 2018], guiando sus prácticas financieras y la enajenación de propiedades de acuerdo también con la legislación propia de la Compañía de María. En todos los casos, la finalidad es ser un buen administrador en la protección de nuestro patrimonio, y entendiendo que éste se posee en último término para el bien de la Compañía y en solidaridad con el conjunto de la misma.


b. En segundo lugar, es necesario que cumplamos con las leyes civiles en los países en lo que estamos presentes. Dada la gran diversidad de lugares y que la aplicación del primer principio se debe hacer de manera conforme a la ley de cada país, adaptamos lo necesario a la situación local, permaneciendo a la vez fieles al primer principio.

72. Planes de acción y Objetivos

a. En coordinación con el Asistente General de Asuntos Temporales, todas las unidades se esforzarán por tener un conocimiento claro de su patrimonio en el interior de su unidad. Este conocimiento debe incluir cuestiones como el valor, propiedad, títulos, documentación adecuada y su localización, uso, etc. El objetivo no es solo disponer de un catálogo de estos bienes, sino también hacer los cambios necesarios, en la medida de lo posible, para asegurar que su estado legal es claro y conforme a las normas de la Iglesia y a la ley civil, así como a la ley propia de la Compañía de María y a nuestra condición de religiosos.

b. En algunos casos una unidad es la propietaria de una obra (por ejemplo, un centro educativo o una casa de retiros) que sigue prestando servicios muy beneficiosos, incluso aunque la unidad por sí misma considere que no va a poder proporcionar por más tiempo la conducción y el control requeridos como propietaria. En caso de que la Compañía desee la continuidad de la obra —manteniendo tanto como sea posible nuestro carácter distintivo marianista—, la unidad puede considerar ceder su dirección a una asociación, o tomar una opción parecida, que queda fuera del control de la Compañía. Considerando que tenemos la obligación de proteger nuestro patrimonio común, una posibilidad de este tipo (entrar en una asociación o llegar a un acuerdo similar), que requiera traspasar el título de propiedad a dicha entidad, sería un acto de enajenación, que requeriría el diálogo con el Consejo General y su aprobación antes de llevar a la práctica ninguna decisión.

c. El Asistente General de Asuntos Temporales elaborará informes periódicos para el Consejo General y para la Asamblea General de Gobierno sobre su trabajo.

Contribución anual de las unidades

73. Contribución al Seminario Internacional Chaminade a. El Capítulo General ratifica que la cantidad anual solicitada de cada unidad como

contribución al Seminario Internacional Chaminade seguirá siendo de 800€, independientemente de si la unidad tiene o no miembros en la comunidad del Seminario. Esta cantidad debe ser revisada por la próxima Asamblea General de Gobierno, en quien se delega el confirmar o cambiar esta cantidad anual hasta el siguiente Capítulo General.

b. El Capítulo General ratifica que la cantidad anual total solicitada a las Unidades como contribución a la Administración General seguirá siendo de 550.000€, y que se sigue distribuyendo entre las unidades según el método actual. Esta cantidad debe ser revisada por la próxima Asamblea General de Gobierno, en quien se delega el confirmar o cambiar esta cantidad anual hasta el siguiente Capítulo General.


CONCLUSIÓN 74. En este XXXV Capítulo General de la Compañía de María, hemos rezado juntos y

reflexionado en profundidad lo que implica para nosotros ser hombres consagrados en el corazón de la Familia Marianista. Por el bautismo compartimos la llamada universal a la santidad. Por nuestra profesión religiosa, abrazamos los consejos evangélicos como medios para llegar a ser testigos proféticos y expertos en comunión. Siguiendo las inspiraciones de nuestros fundadores, afirmamos que nuestro camino a la santidad y al testimonio se realiza por medio de la misión marianista dentro de nuestra familia carismática. Perseverando en este camino podremos llegar a ser “el hombre que no muera”.

75. Nuestra Regla de Vida nos dice que “formamos una nueva familia fundada en el evangelio del Señor” (RV 35). Como hermanos, nuestra vida y misión están marcadas por este espíritu de familia, el espíritu de María: “Siguiendo su ejemplo de fe, de pobreza evangélica y de disponibilidad al Señor, esperamos reflejar en torno nuestro la cordialidad con que María acogió a Dios y a los hombres”. (RV 8)

76. Vivimos en misión permanente dentro de la Familia Marianista para la gente de

nuestro tiempo y lugar, especialmente para los jóvenes. Fieles a la visión del beato Guillermo José Chaminade, nos esforzamos para formar y sostener comunidades de fe en un mundo marcado por la indiferencia y la soledad. Contamos con la cooperación de las otras ramas de la Familia Marianista y la colaboración de muchos laicos entregados que se unen a nuestra misión marianista, que es la misión de María. Juntos nos dirigimos a ella:

María, Madre de Nazaret y del Calvario, tu hijo te entregó a nosotros como Madre, haciendo así de nosotros una nueva familia de hermanos y hermanas. María, Madre del Magníficat y de Caná, haz de nosotros tu familia misionera, abierta y obediente al Espíritu y atenta a las necesidades de la Iglesia y del mundo. María, Madre de la Iglesia y de nuestra Compañía, fórmanos como hijos tuyos dentro de la Familia Marianista, para que podamos ser fieles testigos de santidad y comunidad y llevar alegres al mundo la vitalidad y el dinamismo del evangelio de tu Hijo. Amén.


CARTA DEL PAPA FRANCISCO AL XXXV CAPÍTULO GENERAL

A LA COMPAÑÍA DE MARÍA

EN SU XXXV CAPÍTULO GENERAL

Vaticano, 8 de julio de 2018

Queridos Hermanos:

Habéis acudido a la ciudad de Roma para celebrar vuestro XXXV Capítulo General, en el contexto gozoso del reciente bicentenario de la fundación de las Hijas de María Inmaculada y de la Compañía de María, respectivamente. Se trata de un aniversario importante, digno de ser celebrado con gran alegría, en acción de gracias a Dios por estos dos siglos de vida religiosa marianista, de la cual sois, al mismo tiempo, herederos e corresponsables. Muy reciente en el tiempo está también la beatificación de Adela de Batz de Trenquelléon, cofundadora del Instituto de las Hijas de María Inmaculada Marianistas. Quiero unirme a vosotros en vuestra acción de gracias al Señor por todos los dones recibidos a lo largo de este tiempo, y expresaros mi cercanía espiritual, animándoos a que esta circunstancia sirva para la renovación interior y para impulsar el carisma recibido, siguiendo el camino espiritual que sugieren las palabras de María a los servidores de Caná: “Haced lo que Él os diga” (cf. Jn 2, 5).

Esta disponibilidad de la Madre de Dios ha inspirado vuestra gran familia marianista, con “la finalidad de llegar a la conformidad con Cristo y de trabajar por la venida de su reino” (cf. Regla de Vida, art. 2). El beato José Guillermo Chaminade vivió en un contexto de indiferencia religiosa y abandono de la vida cristiana. Él mismo sufrió la persecución y el exilio, sin embargo, bajo la acción del Espíritu Santo, vislumbró un nuevo medio de recristianización del mundo: la comunidad. María, que acogió y meditó en su corazón la Palabra del Señor, ha guiado y guía vuestro carisma fundacional de preparar apóstoles y de hacer surgir comunidades de seglares comprometidos (cf. Regla de Vida, art. 71) en una misión en comunidad más que como individuos.

Como lema de vuestro Capítulo General habéis elegido una expresión del P. Chaminade, “un hombre que no muera”, que nos recuerda la verdad fundamental de que los cristianos “muertos al pecado, estamos vivos para Dios en Cristo Jesús” (cf. Rm 6, 11). La fuente de la vida cristiana brota del Bautismo que nos incorpora a la Iglesia y nos hace hijos en el Hijo. De aquí surge la gracia para la misión permanente, para estar presentes en el mundo compartiendo sus alegrías y tristezas, desde una profunda experiencia de Dios que nos capacita para ser testigos.


Consagrados a María, hoy como ayer, sois sensibles a las personas, situaciones y acontecimientos que hicieron vibrar el corazón de pastor vuestro Fundador, dispuestos a entregaros a la misión. Quisiera resaltar tres rasgos distintivos de vuestro carisma.

El primero es la dimensión eclesial. Nacidos en la Iglesia para servir a Dios, colaboráis en la construcción de su Reino, en diálogo con el mundo laico y su cultura. Como maestros en la educación humana, moral y religiosa, este Capítulo General es una ocasión para renovar el carisma de servir a los jóvenes y a los más necesitados, renovando la invitación de volverse al Señor y de asumir su misión en la Iglesia.

El segundo es la disponibilidad. La apertura de mente y corazón para conocer, amar y servir el espíritu y el carisma de la Compañía con una sólida formación humana y espiritual (cf. Regla de Vida, art. 6.15). Enraizados en Cristo recibiréis la gracia para continuar con la misión de promoción de la fe y el compromiso por la justicia social.

El tercer elemento es la espiritualidad mariana. María, Virgen y Madre, “esclava del Señor”, que se pone en camino para llevar la buena noticia del reino a su prima Isabel, es la maestra de la consagración a Dios. Por ello, os ruego que la consagración mariana se refleje tanto en las grandes obras apostólicas como también en el trabajo cotidiano y humilde.

Queridos hermanos: Podemos responder al Señor con generosidad cuando experimentamos que somos amados por Dios a pesar de nuestros pecados y debilidades. Os animo a vivir en la esperanza de que el Señor Jesús os mostrará un camino hermoso, por donde transitar con un espíritu renovado. Hoy nuestros contemporáneos necesitan ver testigos convencidos de Cristo (cf. PABLO VI, Evangelii nuntiandi, 41), que sepan anunciar la Buena Nueva con los medios oportunos, con la alegre convicción de que merece la pena el seguimiento de Cristo y la predicación del Evangelio vivido con radicalidad y sinceridad.

Pido al Señor que os dé la fuerza para levantar anclas, duc in altum, para que “el Espíritu de Dios conduzca siempre según sus designios lo que ha sido emprendido sólo para su gloria”. (J. G. CHAMINADE, Escritos y Palabras).

Por favor, os ruego que nos dejéis de rezar por mí. Que Jesús bendiga a todos los miembros de la Congregación y de la entera familia marianista, y la Virgen Santa os cuide.

Fraternalmente,



MENSAJE A LOS INTEGRANTES DE LA FAMILIA MARIANISTA

Roma, 29 de julio de 2018 Estimados hermanos y hermanas de la Familia Marianista: Los religiosos marianistas, reunidos en Capítulo General, en nombre de todos los miembros de la SM, queremos saludar con palabras muy fraternas a las religiosas marianistas (FMI), a las integrantes de la Alianza Marial (AM) y a los laicos que forman parte de las Comunidades Laicas Marianistas (CLM). Con todos vosotros queremos agradecer al Señor el carisma marianista recibido de nuestros fundadores, renovar en nuestros días la pasión y entrega para vivirlo con generosidad e intensidad, y reavivar nuestra esperanza de que esta opción nos llevará a una vida y misión compartida muy fecundas; así vamos a ser más, y más santos. Hemos sentido en estos días del Capítulo el apoyo de vuestra oración y la influencia de vuestras reflexiones y propuestas, que nos llegaron, sobre todo, por las valiosas orientaciones que recibimos de Félix Arqueros (CLM), Christiane Barbaux (AM) y Franca Zonta (FMI) el día 14 de julio, ocasión en la que participaron con mucha lucidez en nuestros trabajos capitulares. Ellos contribuyeron también a que el título del documento elaborado y aprobado sea: “El hombre que no muera. En misión con la Familia marianista”. Nos motivaron, en buena parte, a hacer un cambio de perspectiva. Compartimos con vosotros la gran certeza que hemos renovado en estos días: nuestro carisma adquiere todo su valor cuando se vive como Familia Marianista. Estamos también convencidos de que ser y proceder como familia carismática es un claro testimonio profético para la Iglesia y el mundo actual. Bien podemos deciros que salimos muy animados de este Capítulo y queremos contagiar este espíritu y vivir esta propuesta con los religiosos marianistas del mundo entero. Además, como tales, nos toca vivir y ser Familia Marianista y entregaros lo mejor de nosotros a vosotros. Estamos convencidos de que lo mejor de vosotros va a llegar a nosotros. No dudéis de que lo vamos a acoger agradecidamente. Así, mutuamente nos complementamos y enriquecemos, y llegamos a una valiosa comunión fraterna desde la diversidad y pluralidad de vocaciones y ministerios. Así también, se hacen proféticas nuestra vida y nuestra misión centradas en transmitir la fe y la solidaridad con los pobres. Ninguno es superior a los otros y todos nos necesitamos. Entre todos cultivamos un afecto mutuo que nos hace mucho bien, una colaboración que se transforma en una real sinergia que favorece a toda la Familia Marianista. Os enviamos unas sugerencias y propuestas aprobadas por nuestro Capítulo para compartirlas con vosotros. Estamos convencidos de que al hacerlas vida vamos a caminar


juntos y a crecer como Familia Marianista. Han nacido de nuestro sentido hondo de familia y de nuestro afecto para cada uno de vosotros. Por supuesto, por nuestra parte, nos comprometemos a lo mismo que os proponemos: queremos trabajar cada vez más con vosotros y como vosotros. Sugerencias que queremos compartir con las otras ramas para caminar juntos y crecer como Familia Marianista:

• Avanzar en la formación en común, especialmente en aquellos aspectos que se refieren al conocimiento y la vivencia de nuestro carisma compartido.

• Generar lugares de presencia marianista en los que las diferentes ramas compartamos oración, formación, celebración y misión, constituyendo una comunidad abierta, visible y atrayente para las personas de nuestro entorno.

• Abrir caminos de discernimiento en común de la misión marianista en los países y lugares donde estamos, y considerar la posibilidad de diseñar proyectos misioneros compartidos.

• Diseñar y animar proyectos pastorales conjuntos que favorezcan en las personas, especialmente jóvenes, la escucha de la llamada de Dios en sus vidas y el discernimiento de su respuesta vocacional.

• Promover medios para la buena comunicación entre las ramas intercambiando información sobre la vida de cada una de ellas.

• Cultivar el conocimiento de los testimonios de santidad que se han dado en la Familia Marianista, como estímulo para recorrer el camino personal y comunitario hacia la santidad.

• Impulsar la existencia y el fortalecimiento de los consejos de familia en los diferentes ámbitos de la vida marianista: el mundial, el de cada país, y el local.

• Estudiar y promover la organización de encuentros de Familia locales, nacionales o internacionales.

No tengáis duda de que la Familia Marianista ha estado presente como hilo conductor de nuestro trabajo capitular y lo estará en su puesta en práctica. María, nuestra Madre y Maestra, nos invita a todos a “hacer lo que Él nos diga”. Así la Familia Marianista será verdaderamente la Familia de María. El apoyo y la ayuda de todos y cada uno de los que integramos esta gran familia carismática será indispensable. Gracias, desde ya, por la buena acogida de este mensaje por parte de vosotros y la estupenda colaboración de todos, que brota de lo que somos, hermanas y hermanos, y de lo que estamos empeñados en llegar a ser: “hombres y mujeres de fe”.

Los Capitulares del XXXV Capítulo General Compañía de María



MENSAJE A TODOS LOS COLABORADORES EN LA MISIÓN DE LA COMPAÑÍA DE MARÍA

Roma, 29 de julio de 2018

Queridos amigos: En el mes de julio nos hemos reunido los delegados del Capítulo General de la Compañía de María en la Curia General Marianista en Roma. Este encuentro de los responsables de la Compañía tiene lugar cada seis años y reúne a delegados de todo el mundo marianista. Somos 33 miembros, además de los traductores, secretarios y personal auxiliar. Hemos estado tres semanas hablando de temas importantes para la vida religiosa marianista hoy y en el futuro: nuestra vocación como religiosos, nuestra vida de comunidad, nuestra llamada a la santidad, el crecimiento de la familia marianista y nuestra misión en el mundo hoy. Hemos recibido un mensaje de apoyo del papa Francisco llamándonos a ser fieles y apasionados. Al terminar nuestro encuentro queremos enviar este mensaje a los muchos hombres y mujeres que trabajáis junto a nosotros en nuestras obras de educación, de pastoral o de atención social. Algunos de vosotros sois importantes colaboradores desde hace muchos años. Algunos sois más nuevos en esta misión marianista y estáis empezando a aprender y apreciar el gran regalo del carisma marianista. Nuestra primera palabra es un “gracias” profundo y verdaderamente sentido por lo que sois, y por todo lo que aportáis a nuestra misión común. Somos conscientes de que las obras de la Compañía de María son más ricas y eficaces por vuestra presencia y servicio. Esta colaboración con los laicos es, de hecho, un elemento esencial desde nuestra fundación: la primera obra del beato Chaminade fue con y para los laicos. Cuando fue beatificado en el año 2000 por el papa S. Juan Pablo II, el papa dijo que Chaminade era “el apóstol de los laicos”. Con esto el papa subrayaba una de las ideas importantes del Concilio Vaticano II que el Beato Chaminade anticipó: la llamada universal a la santidad y el papel y misión esenciales de los laicos dentro del Cuerpo de Cristo. Hoy somos mucho más conscientes de esto y da más fuerza a nuestro respeto y aprecio por vosotros como colaboradores muy valiosos. Y así, la segunda palabra que os dirigimos es: “seguid abrazando la misión con nosotros”. Nuestra petición es esta: que sigáis compartiendo, de la mejor manera posible, el regalo del espíritu marianista y de la misión educativa. Este regalo se centra en la fe y presenta a la Madre de Jesús como nuestro modelo e inspiración. Al igual que ella dio a Cristo al mundo de un modo singular, nosotros esperamos compartir su misión de traer a Cristo a nuestro mundo hoy. Sea en colegios, parroquias, casas de retiro, programas de atención social, nuestro objetivo es promover un espíritu de familia en el que la fe se nutra y en el


que las vidas se transformen a la luz del Evangelio. Esto ya lo sabéis, ya que compartís con nosotros esta misión, enriqueciéndola con vuestros propios dones, preparación profesional y visión. Y, así, nuestra tercera palabra para vosotros es: “uníos a nosotros para vivir el espíritu marianista cada vez con más profundidad”. Por último, nuestro Capítulo General subraya el valor permanente del don dado a la Familia Marianista por medio de los Beatos Chaminade y Adèle de Batz de Trenquelléon, recientemente beatificada. Confiamos en vuestro compromiso, creatividad y colaboración continua para asegura el dinamismo de nuestra misión compartida. Nuestra palabra final para vosotros es: “con vosotros, compartimos una misión; para vosotros, somos vuestros hermanos”. Con profundo agradecimiento, Los miembros del XXXV Capítulo General de la Compañía de María



MENSAJE A LOS JÓVENES

Roma, 29 de julio de 2018

Querido amigo: Somos un grupo de religiosos marianistas reunidos en Roma (Italia) durante unas semanas del mes de julio de 2018. Representamos a los marianistas de todo el mundo, y nos reunimos en Capítulo cada seis años, para hablar de la situación de nuestra Congregación y para, juntos, mirar al futuro y ver por dónde nos llama Dios a seguir adelante. Nos dirigimos a ti porque en estas semanas te hemos tenido muy presente; eres una de las razones fundamentales por las que nosotros hemos dedicado estos días a rezar, pensar y dialogar. Queremos poder ofrecerte lo mejor que tenemos. Porque realmente creemos que tenemos algo que ofrecerte. Lo primero que queremos decirte es que queremos escucharte. Nos importa lo que te importa; nos preocupa lo que te preocupa; nos mueve lo que te mueve. Por eso nos gustaría saber por dónde estás en tu vida, y hacia dónde quieres ir. Te pedimos que nos digas qué hay hoy en tu corazón, qué te preocupa, qué deseas… Quizás no conozcas personalmente a ninguno de nosotros, pero sabemos que cerca de ti hay una comunidad o una obra marianista. Haznos llegar tu voz por medio de ellos. (…). Estamos seguros de que hay cosas de tu realidad que no te gustan y otras que las consideras muy valiosas (…). Sabemos que en la gente de tu edad reconoces cosas muy positivas, y otras no tanto. (…). El P. Chaminade supo de dificultades y obstáculos, pero los asumió como una oportunidad para crecer y poder seguir adelante. Él decía que era como un arroyo que se encontraba con un obstáculo; eso le haría crecer en anchura y profundidad y, de esa forma, seguir su camino hacia el mar. “Así voy a trabajar yo”, decía. Y de eso se trata: de trabajar. De ponerse manos a la obra y afrontar los problemas: los tuyos, los de tu gente, los de tu país, los de los más pobres, de cerca o de lejos, los del mundo… los de esta tierra que tanto maltratamos.

Los destinatarios concretos de este mensaje son muy distintos según los contextos de las unidades. Es por esto por lo que el mensaje queda abierto en algunos puntos (…) para que las unidades puedan introducir adaptaciones a su realidad. Del mismo modo, este mensaje puede ser presentado en otros formatos distintos al papel, según se vea adecuado.


“Despertad”, os dice el papa Francisco en varias ocasiones. O “levantaos”, que es lo mismo. No estés quieto. Nada cambiará si no lo empezamos a cambiar. Nosotros podemos ofrecerte nuestra experiencia. Y nuestra experiencia es que para Dios nada es imposible. Eso nos lo enseñó María. Y ella misma es quien nos señala siempre a su Hijo, Jesús, y nos dice: “Haced lo que Él os diga”. Te aseguramos que vale la pena poner a Jesús en el centro de tu vida. Déjate cambiar por el encuentro con él y con los demás. Ábrete a escuchar lo que el Señor te pueda estar pidiendo, a discernir cuál es tu vocación. Y ponte manos a la obra a cambiar este mundo según nos vaya diciendo Jesús. Queremos contar contigo. Con vosotros, realmente, porque nuestra forma de vivir y trabajar es en comunidad. Nuestra misión no es posible sin vosotros. Gracias, en cualquier caso, por escucharnos. Dinos si podemos hacer algo por ti.

Con todo nuestro afecto,

Los religiosos marianistas miembros del XXXV Capítulo General

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