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la provisión de cuidados de los abuelos a la provisión de cuidados de los abuelos a la provisión de cuidados de los abuelos a la provisión de cuidados de los abuelos a
los nietos. los nietos. los nietos. los nietos.
Implicaciones para su salud y bienestarImplicaciones para su salud y bienestarImplicaciones para su salud y bienestarImplicaciones para su salud y bienestar
Informe de investigación para el
INSTITUTO DE MAYORES Y SERVICIOS SOCIALES (IMSERSO)
09 de diciembre de 2008
Equipo de investigación:
Carme Triadó, Universidad de Barcelona (Coodinadora)
Montserrat Celdrán. Universidad Rovira i Virgili
Lluís Conde, Universidad de Barcelona
Julián Montoro (Universidad San Bernardino, USA)
Sacramento Pinazo, Universidad de Valencia
Feliciano Villar, Universidad de Barcelona
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INDICE
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................... 5
Hacia una sociedad más envejecida............................................................................ 5
Cambios en la familia y trabajo.................................................................................. 9
Envejecimiento productivo: El papel de las personas mayores en el siglo XXI ................ 11
El concepto de envejecimiento productivo .............................................................. 11
Los estudios sobre abuelidad ................................................................................... 19
Los abuelos/as cuidadores....................................................................................... 25
OBJETIVOS DEL ESTUDIO .......................................................................................... 29
METODOLOGÍA ......................................................................................................... 30
Descripción de la muestra ....................................................................................... 30
Procedimiento e instrumentos.................................................................................. 31
Procedimiento..................................................................................................... 31
Instrumentos ...................................................................................................... 32
RESULTADOS ........................................................................................................... 34
Análisis cualitativo: Entrevistas ................................................................................ 34
¿Como se convierten los abuelos en cuidadores? ..................................................... 34
Consecuencias del rol de cuidador ......................................................................... 35
Análisis cuantitativo: Cuestionario ............................................................................ 36
Características del rol de cuidador ......................................................................... 36
Tipo y frecuencia de cuidados ............................................................................... 37
Comportamiento del nieto/a ................................................................................. 42
Ayudas recibidas ................................................................................................. 45
Satisfacción que proporciona cuidar a nietos........................................................... 48
Dificultades que implica el cuidado de nietos........................................................... 52
Modelo de consecuencias del cuidado..................................................................... 58
DISCUSIÓN.............................................................................................................. 64
Las variables cualitativas y los factores relacionados .................................................. 64
Grado de satisfacción en los cuidados .................................................................... 64
Las tareas de cuidado .......................................................................................... 64
La ayuda recibida ................................................................................................ 65
Grado de dificultades en el cuidado........................................................................ 65
Tareas de disciplina y problemas de comportamiento de los nietos/as........................ 66
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Problemas de salud ............................................................................................. 66
Problemas emocionales ........................................................................................ 66
Contrastes y Controversias...................................................................................... 67
Edad del abuelo/a................................................................................................ 67
Género del abuelo/a ............................................................................................ 67
Estilos y rol de los abuelos/as ............................................................................... 67
Tareas de cuidado y frecuencia ............................................................................. 68
Grado de satisfacción y/o dificultades .................................................................... 68
Programas de formación....................................................................................... 69
Conclusiones ......................................................................................................... 69
Implicaciones ........................................................................................................ 72
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................................. 74
ANEXO 1: PROTOCOLO DE LA ENTREVISTA.................................................................. 79
ANEXO 2: CUESTIONARIO UTILIZADO......................................................................... 83
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INTRODUCCIÓN
Hacia una sociedad más envejecida
Hoy en día se dice que España es un país envejecido. Las personas mayores en España representan más del 17% de la población, 7.059.035 de personas (aproximadamente 4 millones de mujeres y 3 millones de hombres). Si observamos la pirámide poblacional de la sociedad española, que representa el número de habitantes por sexo y grupo de edad, vemos cómo el número de personas que sobrepasan los 65 años e incluso los 75 ó más es grande, pero que en unos pocos años (10-15 años) los hijos del baby boom español (los nacidos entre 1955 y 1975, momento de mayor número de nacimientos en España -la parte más ensanchada de la gráfica-) harán que la pirámide ensanche en su cúspide: las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que España alcanzará los 53 millones de personas en 2050 y la población de 65 ó más años prácticamente duplicará su peso relativo sobre el total de la población, pasando del 17% del total de la población al 30,8% en el año 2050. Veamos los datos correspondientes a 1900 y 2008 con cien años de diferencia para mostrar gráficamente lo apuntado (figuras 1 y 2).
Figura 1. Pirámide de población española en 1900 (Fuente: INE)
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Figura 2. Pirámide de población española en 2008 (Fuente: INE)
Varias son las circunstancias que hacen de la España de hoy una sociedad con una pirámide poblacional tan distinta a la de 1900:
La tasa de natalidad, es decir, el número de nacimientos al año por cada 1.000 habitantes, era en la España de 1900 de 35 por mil. En 1975 era de 18’8 por mil, y en el año 2001 de 9,98 por mil. En consonancia con la disminución de la natalidad, el promedio de hijos por mujer ha pasado en España de 2’9 en 1970 a 1’24 en 2001, por debajo del “nivel de reemplazo generacional” (establecido en 2,1 hijos por mujer) y la edad media a la maternidad, poco a poco en aumento, se sitúa actualmente por encima de los 30 años (30,9 años en 2005). Afortunadamente, propiciado por la población inmigrante, a partir del año 2002 se inicia un leve repunte de la natalidad española, que, en el año 2006, se sitúa en una tasa de 10’92 por mil, con un promedio de 1,37 hijos por mujer en el año 2006.
La tasa de mortalidad infantil, que expresa el número de niños fallecidos en el primer año de vida por cada 1.000 nacidos vivos, es un indicador fiel del nivel socio-sanitario de los países y su descenso ha sido el fenómeno demográfico más destacable en la España del siglo XX. De una tasa de 186 por mil en 1901 (que quiere decir que morían 1 de cada 5 niños en el primer año de vida), de 64,2 por mil en 1950, de 18,9 por mil en 1975, se ha pasado a las cifras actuales de 3,77 en 2006.
La esperanza de vida al nacimiento, que rondaba los 35 años en 1900 y los 50 años en 1940, ha ido aumentando en paralelo a la disminución de la mortalidad general y especialmente de la mortalidad infantil, pasando a situarse en 1970 en 69,5 años para los hombres y en 75 años para las mujeres y en el año 2005 en 76,9 años para los hombres y 83,4 años para las mujeres. La revisión de los censos nos indica que el porcentaje de personas de 40 años de edad se reparte equitativamente entre hombres y mujeres, pero la diferencia a favor de las mujeres va creciendo a partir de los 40 años hasta rozar el porcentaje del 70% en el grupo de 85 años o más. Los abuelos de hoy, a los 55 años tienen una esperanza de vida similar o superior a la que tenían sus abuelos a los 35 años y, por tanto, tienen en general un largo camino por recorrer.
La sociedad actual, y la futura, tienen ante sí un gran reto. Apoyar a las personas de edad para que continúen gozando de buena salud y garantizarles una buena calidad de vida es un desafío muy importante para los servicios de salud y servicios sociales, más aún a la vista de la proyección demográfica de la población. Pero también lo es el que la sociedad sepa aprovechar la sabiduría y experiencia de las personas mayores.
A principios del siglo XX era raro que un recién nacido tuviese la posibilidad de venir al mundo teniendo vivos a sus abuelos y abuelas. Esta situación ha cambiado mucho en los
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últimos cien años porque ha aumentado el índice de envejecimiento poblacional (ver tabla 1) debido al aumento en la esperanza de vida, y a las mejores atenciones y recursos que reciben nuestros mayores.
0-14 15-64 >64 Índice de
envejecimiento1
1900 33,5% 61,3% 5,2% 16
1950 26,2% 66,5% 7,2% 28
2000 14,6% 68,5% 16,9% 116
Tabla 1. Distribución por grandes grupos de edad. España 1900, 1950 y 2000. Fuente: INE
La democratización de la supervivencia necesaria para que la mayoría de los nacidos viva vidas completas es sumamente reciente en España (Pérez Díaz, 2004). El resultado es la coexistencia en muchas familias de cuatro generaciones: unas cuyos componentes han llegado a la vejez como privilegiados supervivientes, y otras que cumplirán tales edades de forma masiva (los nacidos en los años sesenta –los hijos del baby boom español- muchos de los cuales rebasarán una edad superior a los 90 años).
Una cuarta parte de las generaciones nacidas a principios del siglo XX cumplió los 25 años sin tener vivo a su padre, y la proporción era ya prácticamente la mitad cuando cumplían los 35 años; esa mortalidad se traducía en una evidente falta de abuelas y, sobre todo, de abuelos. Ha sido la extraordinaria revolución de la supervivencia experimentada por España a lo largo del siglo XX la que ha convertido en habitual la figura del abuelo. En España, por ejemplo, en 1970, cuando nacían más de seiscientos mil niños y niñas (656.102), había un millón doscientas mil mujeres (1.239.745) de 65 a 79 años, es decir, unas dos abuelas por cada nuevo niño/a. En el año 2003, el número de nacidos/as ha descendido en más de doscientos mil (439.863), pero el de abuelas ha aumentado en más de un millón (2.172.384), es decir, que la población española cuenta en estos momentos con unas cinco abuelas potenciales para cada nacido/a (INE, 2004).
1 (El índice de envejecimiento se obtiene sencillamente dividiendo a los mayores de 64 años por los menores de 15 y multiplicando por 100. De este modo puede interpretarse como el número de mayores por cada 100 niños.)
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Figura 3. Generaciones vivas en las familias de 60 o más años. Fuente: Informe Mayores, 2006 (IMSERSO)
Revisando los datos de España y otros países europeos que aparecen en el Informe Mayores (IMSERSO, 2006, ver figura 3), a los 80 años hay un porcentaje estimable de personas mayores –mujeres sobre todo- que potencialmente pueden vivir en familias no sólo de cuatro generaciones sino incluso de cinco: bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos. Los nietos de hoy nacen con plenas garantías de conocer a alguno de sus abuelos, e incluso de conocerlos a todos y de conocerlos en sus diferentes etapas de desarrollo. En lo que se refiere a la supervivencia creciente y a su impacto en las líneas de filiación, la novedad se encuentra hoy en día en la rápida proliferación de las familias con cuatro generaciones vivas. Las generaciones femeninas nacidas en 1970-1974 tienen un 45% de probabilidades de que su primer hijo nazca teniendo bisabuela/o (CED, 2000), y tales probabilidades no van a hacer más que aumentar en las generaciones posteriores.
Siguiendo a Pérez Díaz:
“La generalizada convicción de que la vejez no conlleva más que degradación y pérdida para
quien la vive y, en segundo lugar y de manera relacionada, con aquella otra según la cual los
viejos son un lastre para sus familiares o, como mínimo, un motivo constante de
preocupación, trabajo y cuidados; tales son los parámetros mentales en los que es vista la
supervivencia de masas hasta la vejez, cuesta imaginar cómo sus efectos pueden resultar
beneficiosos para las líneas de filiación familiar y especialmente para sus miembros más
jóvenes.” (Pérez Díaz, 2004: 7).
Los padres del baby boom español –los septuagenarios de hoy- son los que han ejercido como auténtico soporte del bienestar social de España en las últimas décadas, aunque su infancia se vio afectada por la guerra civil y la posguerra, llegaron a la juventud y a la vida adulta en el momento del desarrollo industrial español, gozando de oportunidades vitales sin precedentes volcándose en su trabajo y dotando de un nivel de estudios a sus hijos superior al que ellos pudieron alcanzar. La mayor parte de ellas se dedicaron a mantener el hogar. Estas generaciones de mujeres mayores constituyen, además, una generación sobre la que ha pivotado la evolución de la condición social de las mujeres más jóvenes, han sido y todavía son, el punto de apoyo necesario para ese cambio, en la medida en que su aportación ha permitido la incorporación de las mujeres no sólo a la actividad laboral, sino también, a la educación superior. Hoy en día, con los hijos ya criados, siguen prestando un
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apoyo inestimable a esos hijos –que ya son adultos-, tanto en recursos económicos como en apoyo instrumental. Una elevadísima proporción de adultos actuales recurre a la ayuda de sus progenitores a la hora de constituir familia propia, a la hora de decidir si tener o no hijos e incluso cuántos. Sólo así es compatible la vida familiar y profesional de las mujeres jóvenes que ya no quieren o no pueden renunciar a desarrollar una carrera laboral propia de manera estable e ininterrumpida.
Lejos de la estereotipada –y ya démodée- imagen del jubilado ocioso, sentado en un banquito del parque sin hacer nada, las abuelas y abuelos actuales están contribuyendo, cuando no sustituyendo muchas de las funciones de apoyo familiar y de reproducción social que siempre han sobrecargado a las mujeres jóvenes. Son ellos los que suplen la falta de guarderías para los hijos de mujeres que trabajan, son los que ayudan al desarrollo profesional de sus hijos -sobre todo de las hijas- y son ellos los que cuidan a sus parejas o sus mayores dependientes.
Cambios en la familia y trabajo
En los países occidentales -y en España también- el número de hombres y mujeres mayores –sobre todo mujeres- implicados en el cuidado de los nietos es cada vez mayor (Dellmann-Jenkins, Blankemeyer y Olesh, 2002; Glass y Huneycutt, 2002; Kropf y Burnette, 2003). Y esto ¿por qué ocurre así?
Podemos decir que algunos de los factores que permiten la disponibilidad de abuelas son:
• el envejecimiento de la población, que como ya hemos dicho antes, implica que los abuelos sobrevivan durante años o décadas al nacimiento de sus nietos/as, y
• la comprensión de la morbilidad, que posibilita que las personas mayores alcancen la abuelidad en condiciones cada vez más aceptables de salud.
Por otra parte, las necesidades de atención de los nietos han aumentado considerablemente, por:
• la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo
• los pocos recursos públicos con los que cuentan las parejas jóvenes como alternativas de cuidado para los niños más pequeños
En algunos casos también hay problemas sociales como el incremento de la monoparentalidad, del abuso de drogas, privación de libertad, muerte prematura o la negligencia en el cuidado de los niños, que han hecho que algunos abuelos deban asumir el rol de padres sustitutos (acogimiento familiar en familia extensa, ver: Pinazo y Ferrero, 2003).
En España, Lourdes Pérez Ortiz (2004) ha estimado la proporción de mujeres de 65 ó más años implicadas en el cuidado habitual de sus nietos y nietas en un 21% del total (en términos absolutos estamos hablando de unas 880.000 mujeres).
Siguiendo sus propias palabras:
“No existe investigación en nuestro país sobre las consecuencias del cuidado para las
mujeres mayores, estimamos que precisamente estas consecuencias son de vital importancia
por cuanto podrían comprometer la viabilidad futura de la aportación de las abuelas como
recurso de conciliación entre trabajo y familia” (Pérez Ortiz, 2007: 5).
Existe una idea generalizada de que las consecuencias de esta forma de cuidado son positivas tanto para las abuelas como para sus nietos y nietas. Y eso es cierto en la mayor parte de los casos, pero también hay cierta evidencia de que algunas características de las abuelas o de los niños o la intensidad y estilo de cuidado tienen consecuencias negativas. El cuidado de los nietos proporciona experiencias positivas en la medida en que posibilita el
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contacto y la interacción más frecuente con hijos y nietos (Barer, 2001); también proporciona un sentimiento de utilidad y continuidad frente a las rupturas que implica la vejez. Muchas abuelas tendrían un contacto escaso con los nietos y nietas si no estuvieran implicadas en ese cuidado y, hoy por hoy, las mujeres mayores españolas parecen extremadamente dependientes de sus relaciones familiares, especialmente de las que establecen con sus hijos e hijas (Pérez Ortiz, 2004). No obstante, cuando el cuidado es muy intensivo en tiempo y actividades o cuando los menores son muy pequeños, el cuidado y la crianza pueden ser una fuente de estrés y cansancio para las mujeres mayores.
La mayor parte de las mujeres mayores en España responden todavía hoy a esquemas muy tradicionales, los discursos de liberación femenina no han llegado a muchas de ellas, no se sienten aludidas, consideran que es una cuestión de sus hijas y están dispuestas a ayudarlas en ese camino, pero no se sienten protagonistas (Pérez Ortiz, 2007).
A comienzos del siglo XXI una generación de abuelos, en un número y con una salud sin precedentes, está realizando tareas de gran ayuda para la conciliación de la vida familiar y laboral de los hijos (sobre todo de las hijas). Siguiendo los resultados del Informe de Calidad de Vida de las Personas Mayores (IMSERSO, 2007), entre las personas mayores que viven un envejecimiento productivo, la práctica de solidaridad familiar más realizada es el cuidado de los nietos. De entre aquellas personas mayores que tiene nietos (que son el 92,4%), tres de cada cuatro (72,5%) declaran haber ayudado a sus hijos en el cuidado cotidiano de los nietos alguna vez. Uno de cada cuatro mayores (24,9%) asume el cuidado de los nietos mientras los padres trabajan. El 43,3% de las personas mayores que cuidan a sus nietos lo hace todos los días y uno de cada tres (30,9%), varias veces a la semana. El citado informe también dice que sentimientos como la tristeza, la soledad y el aburrimiento se rebajan entre los abuelos cuidadores.
Otros datos que queremos reproducir aquí aparecen en el Informe del IMSERSO, Envejecer en España (2002). La frecuencia de visitas y conversaciones entre abuelos y nietos es muy alta: manifiestan visitas varias veces a la semana un 47’6% y conversaciones telefónicas varias veces a la semana un 28,9%. ¿Y la satisfacción con la relación? Si restamos el 22% de los entrevistados que no tenía nietos, cerca de un 60% se muestra muy satisfecho y otro casi 20% bastante satisfecho, sin grandes diferencias entre abuelos y abuelas.
El apoyo en la familia hace que los diferentes miembros de la misma se sientan confortables, formen parte del sistema familiar, y se sientan aceptados como personas. El apoyo emocional (manifestaciones de afecto, aceptación y reconocimiento de la persona) genera autocontrol, aumenta la autoestima y consecuentemente la adaptación mayor a las situaciones cambiantes. Si los abuelos perciben a sus hijos como su principal fuente de bienestar, se incrementa la sensación de proximidad con ellos y se disminuye el sentimiento de soledad y aislamiento. Si la relación con los hijos es fluida y cercana, también lo será la relación con los nietos.
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Envejecimiento productivo: El papel de las personas mayores
en el siglo XXI
El concepto de envejecimiento productivo
La primera alusión al concepto de edadismo y envejecimiento productivo se debe al profesor Robert N. Butler, del Mount Sinai Medical Center. Robert N. Butler escribió en 1976 el libro que fue ganador de un Pulitzer, Why Survive? Being old in America, en donde proponía unas mejores atenciones y recursos para las personas mayores en América. Abogado de las necesidades médicas y sociales y de los derechos de los mayores, Butler se convirtió en el fundador y director del National Institute on Aging of the National Institutes of Health. En 1982, fundó el Departmento de Geriatría y Desarrollo Adulto en el Mount Sinai Medical Center, primer Departamento de Geriatría en una Facultad de Medicina de Estados Unidos.
En el año 1995, Robert N. Butler y Malvin Schechter definieron el envejecimiento productivo del modo siguiente: “La capacidad de un individuo o una población para servir en la fuerza de trabajo remunerada, en actividades de voluntariado, ayudar en la familia y mantenerse
tan independiente como sea posible”. (p. 763) Otros autores que también han investigado acerca del concepto de envejecimiento productivo han sido Scott A. Bass, Francis G. Caro y Yung-Ping Chen (1993), los cuales definieron este concepto de la siguiente forma: “El envejecimiento productivo es cualquier actividad desarrollada por una persona mayor que
produce bienes o servicios, sea remunerada o no, o desarrolla la capacidad para producirlos”. (p. 6)
Klumb y Baltes (1999) -empleando datos extraídos del Berlin Aging Study-, definieron actividad productiva como aquellas actividades específicas en las cuales los respondientes habían estado implicados al menos el día anterior a la entrevista (mantenimiento del hogar y trabajo doméstico, jardinería, entre otras).
Son muchos los términos –y grande a veces la confusión- derivada de haber utilizado indistintamente los términos envejecimiento activo, con éxito, productivo o saludable, entre otros. Haciendo un esfuerzo por delimitar las fronteras y el alcance de cada uno de los términos, podemos decir que: Si bien el envejecimiento satisfactorio se centra en la salud, el envejecimiento activo, exitoso, competente y satisfactorio ponen su énfasis en la implicación activa del sujeto en la mejora de su proceso de envejecimiento. En el envejecimiento óptimo destacaría la participación social y en el envejecimiento productivo la contribución social. Podemos ver una síntesis de los citados términos en el cuadro que aparece a continuación (ver tabla 2).
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Tabla 2: Denominación de diferentes términos, objetivos y beneficiarios (Fuente: Elaboración propia, S. Pinazo)
El verdadero interés del envejecimiento productivo, y lo que lo distancia del resto de envejecimientos -envejecimiento satisfactorio, envejecimiento saludable, envejecimiento activo, envejecimiento normativo, envejecimiento competente,...- es su énfasis en el impacto que las actividades realizadas por las personas mayores puede tener -y realmente tiene- sobre las condiciones sociales y económicas, la creación de riqueza y el bien común. En consecuencia, no se presta atención a acciones individuales que tienen como objetivo fundamental la búsqueda del beneficio individual: es el caso, por ejemplo, del ejercicio físico o del aprendizaje dirigido a la propia estimulación intelectual. Si el envejecimiento satisfactorio se preocupa por el bienestar individual (fisiológico y psicológico), el envejecimiento productivo centra su interés en el bienestar colectivo y se pregunta qué pueden -o no pueden- hacer las personas mayores para contribuir a dicho bienestar; pero sobretodo el acento debe ponerse en qué contribución socialmente significativa es posible hacer.
El envejecimiento productivo se apoya en las evidencias que demuestran que la implicación productiva es buena tanto para uno mismo como para los otros, sobre todo en las etapas más avanzadas de la vida (Hinterlong, Morrow-Howell y Sherraden, 2001).
El envejecimiento productivo cuestiona seriamente el tratamiento de ‘pasivos’ que reciben algunos mayores, además de plantear la necesidad de analizar hasta qué punto la propia cultura puede haber impactado a los mayores a la hora de percibirse a sí mismos como más o menos capaces de contribuir -con independencia de lo que otros piensen desde fuera-.
Alan Walker y Philip Taylor relacionaron los conceptos de edadismo y envejecimiento productivo en el libro editado en 1993 por Bass, Caro y Chen, Achieving a productive aging
society. Los autores examinaron las barreras estructurales para el envejecimiento productivo en lo que hace a fuerza de trabajo y empleo pasada la edad de jubilación. En los años 80 y en los 90 realizaron sendas investigaciones con trabajadores (540 personas entrevistadas en total) y pudieron observar la discriminación por edad (edadismo) que dificulta y a veces impide el envejecimiento productivo en aras a la inestabilidad económica de los países. Por citar un solo ejemplo de lo antedicho, cuando se preguntó a personas mayores de 61 años
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por los motivos de haber sufrido discriminación, un 13,8% manifestó haberla sufrido sencillamente ‘por ser viejo’ (CIS, 2005).
Tabla 3. Motivos de discriminación en diferentes grupos de edad. (Fuente: CIS, 2005)
El envejecimiento productivo se aleja de las posturas defendidas por la teoría de la actividad: no trata de defender que los individuos han de mantenerse activos, sino que apuesta por una participación significativa socialmente. No se trata de hacer actividades para seguir ‘percibiéndose como activos’ (“que no cese la actividad, el caso es no parar de hacer cosas…”) sino de realizar actividades, participar en proyectos que den significado al día a día de las vidas. De este modo, lo más interesante no es la obligación de participar sino las oportunidades para hacerlo, los ámbitos y las repercusiones de esa participación. Pero, ¿de quién depende el aumento de posibilidades de participar?
• Por un lado, se trata de un cambio en el nivel microsocial, en la esfera más personal, que necesariamente ha de pasar por una mejora de la capacitación, un empowerment, una transformación favorable en las condiciones objetivas de participación. La implicación en cursos, talleres y proyectos educativos son ejemplos de cómo es posible ayudar a conseguir un cambio positivo y un deseo de implicarse, de contribuir en la sociedad.
• En segundo lugar, un cambio social, al nivel mesosocial o relacional. La sociedad debe cambiar la manera de percibir a las personas mayores y acostumbrarse a verlos como miembros activos de las sociedades en las que habitan. No importa que sigan viviendo en sus propios domicilios o que estén institucionalizados: la posibilidad de ser sujetos activos en el proceso de toma de decisiones de sus vidas es algo que debe estar presente en todos los contextos.
• En tercer lugar, un cambio a nivel macrosocial. Las políticas dictadas por las Administraciones Públicas deben hacerse eco de las recomendaciones de Naciones Unidas en sus pilares básicos a favor de las personas de edad, salud, seguridad y participación: Independencia, Participación, Cuidados, Autorrealización y Dignidad.
El interés por el estudio de la actividad productiva en la edad avanzada ha crecido mucho en las dos últimas décadas. Butler y Gleason (1985) fueron los primeros en llamar la atención sobre este tema a los investigadores, actores sociales y políticos. Sin embargo, el interés de los investigadores por este tema ya tenía cierta historia (valga citar a este respecto los trabajos de Havighurst, 1961 o Maddox, 1963, por ejemplo).
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Los más recientes trabajos de investigación sobre este tema han versado sobre el valor económico de estas actividades, muchas de las cuales no se incluyen en el mercado laboral, por ejemplo, el voluntariado (Hank y Stuck, 2008; Hinterlong, 2008)
Una cuestión importante a plantearse es la siguiente: ¿Todos los tipos de actividad productiva en la edad avanzada son igualmente ‘significativos’ para las personas mayores?
Caro y Bass (1997) fueron los primeros investigadores en demostrar que una considerable cantidad de actividades productivas en las personas suceden en los años posteriores a la jubilación. Burr, Mutchler y Caro utilizando los datos del Commonwealth Foundation Survey of Productive Aging, encontraron que entre los 55 y los 74 años, las personas mayores permanecen activas en un importante número de dimensiones del envejecimiento productivo: voluntariado, cuidado de nietos, apoyo informal a amigos, familiares o vecinos, cuidados, e incluso trabajos remunerados (Burr, Mutchler y Caro, 2007). Incluso más allá de los 75 años, cerca del 20% de su muestra dijo estar implicada en tareas de voluntariado, ayuda a nietos y niños o proporcionando cuidados a personas dependientes.
En un estudio realizado por el IMSERSO en 2004 se preguntaba a los mayores cuáles eran las actividades que más deseaban realizar. De los datos que aparecen en la figura (ver figura 4) merece la pena destacar aquellos que hemos marcado con una flecha roja: ‘Estar con niños o con jóvenes’ –esto es, cuidar a nietos o participar en programas intergeneracionales-; ‘Actividades de voluntariado social’ –participar en proyectos de voluntariado-; ‘Dar clases, enseñar a otros’ –quitando aquellas actividades de enseñanza dirigidas a su mismo grupo de edad, estaríamos hablando también de participar en programas intergeneracionales, actividades de transmisión de conocimientos y experiencias-.
Figura 4. Actividades que más desean realizar los mayores según sexo. (Fuente: Imserso, 2004)
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Veamos con más detalle a continuación cuáles pueden ser algunas de las manifestaciones del envejecimiento productivo:
Envejecimiento productivo y mercado laboral
La primera de ellas, es la posibilidad de seguir trabajando más allá de la edad estimada para la jubilación (que varía según los países y las diferentes profesiones). Siguiendo a Morrow-Howell, Hinterlong y Sherraden (2001) mientras la esperanza de vida crezca, conceptos tradicionales como el de la ‘necesidad de jubilarse’ a una edad determinada deberán ser reconsiderados en diferentes niveles: desde las políticas públicas hasta las prácticas de las empresas, incluyendo también la planificación de historia de vida laboral de las personas. En la última parte de su libro Productive Aging: Concepts and Challenges, los autores sugieren futuras direcciones en prácticas, teorías e investigación.
Por ejemplo, en el entorno europeo, y a nivel laboral se está flexibilizando el concepto de jubilación de modo que no se prescinda de manera radical de las aportaciones de los trabajadores de más edad.
Voluntariado
Con respecto al voluntariado, el papel de las personas de más edad es cada vez más importante, no sólo en lo referente a cantidad de horas de dedicación a las tareas de voluntariado sino a la implicación y calidad de sus acciones.
En el proyecto SHARE (2005) investigadores de diez países diferentes han analizado la participación de las personas mayores en el trabajo voluntario. Si observamos las tablas 2 y 3, podremos ver las diferencias por países (el voluntariado entre personas mayores está más desarrollado en países del norte de Europa (Suecia y Dinamarca, 17,7% y 17,1%, respectivamente) o Países Bajos (20,6%), y mucho menos en los países del Mediterráneo o del Sur de Europa (Italia, 7,1%, Grecia, 3%, España, 2,4%).
Ser voluntario es una actividad que sirve a las personas a sentirse útiles, además de producir satisfacción por la ayuda a otros en sí misma.
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Tabla 4. Participación en el trabajo voluntario por países. (Fuente: SHARE, 2004)
Parece ser que hay diferencias por género en todos los países, a favor de los hombres en casi todas ellas; aunque, en algunos casos, como en Países Bajos o Suiza era mayor la participación de las mujeres, o como en España, que no sabemos si no contaban con el dato o si la participación de los varones era insignificante.
Con respecto a la variable edad, claramente (en todos aquellos casos cuyos datos conocemos) hay una menor participación conforme avanza la edad: a más edad, menos posibilidad de dedicar tiempo al voluntariado; de hecho, de casi la mitad de los países ni siquiera contamos con datos para contrastar. En cambio, parece que la vida en soledad no propicia más la participación en el voluntariado. Aquellos que viven con su pareja, participan más, en todos los países encuestados.
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Tabla 5. Participación en el trabajo voluntario por género, grupos de edad y convivencia. (Fuente: SHARE, 2004)
Son muchas las asociaciones y organizaciones que movilizan a voluntarios mayores o que cuentan entre sus efectivos a muchos mayores. Por ejemplo, NAGUSILAN es una de ellas, dedicada a realizar apoyo social con personas mayores institucionalizadas; o Amics de la Gent Gran, que realizan apoyo en la soledad. Además, la importancia de la asociación o organización en la que se realice la actividad de voluntariado se ha observado como un factor importante a la hora de entender los beneficios y motivaciones que las personas mayores tienen en esta actividad (Celdrán y Villar, 2007).
Participación social, cívica y política. El Asociacionismo.
También la participación de las personas mayores se entiende que puede ser muy significativa a la hora de la construcción de un tejido social en el que los ciudadanos se impliquen activamente en el sostenimiento de la democracia.
En el terreno de la implicación cívica la situación es muy dispar. La participación asociativa de los mayores sigue siendo muy baja (como así lo demuestran los resultados del estudio nacional titulado coordinado por Hartu-Hemanak y Oferta Cultural de Universitarios Mayores, 2007); y la falta de una tupida red social a la que engancharse dificulta en muchos casos que los mayores tengan más opciones reales de implicarse. Después de muchas reuniones de trabajo en diferentes Comunidades Autónomas, los autores del estudio identificaron las dificultades con las que se encuentran estas asociaciones entre las que cabe destacar la falta de recursos materiales y económicos, el reducido compromiso de sus socios y la deficiente organización interna. También los integrantes de estos grupos de trabajo se quejaron de la discriminación que la sociedad sigue haciendo de los valores propios de las personas mayores y del escaso reconocimiento externo que recibe su labor. También destacaron en su informe contar con fortalezas como la capacidad para aprovechar al máximo sus recursos y su rico capital humano, integrado por personas que dedican su tiempo al servicio, la solidaridad y el fomento de la amistad a través de numerosos proyectos sociales. Gracias a ellas el tejido social de nuestro país está mucho más desarrollado.
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Apoyo social. Cuidados familiares a los dependientes, ayuda a los hijos y cuidado a los nietos
Otra área de indudable relevancia -y de creciente visibilidad- es la de los cuidados informales en la familia. En torno al 35% de las personas mayores de 65 años reconocen ayudar a sus hijos o hijas con las tareas domésticas; un 5,6% desempeñan el papel de cuidadores de día de niños, sobre todo de los nietos; un 6,4% de los mayores dice actuar como cuidador de alguna persona adulta (IMSERSO, 2000). Esta aportación, fundamentalmente femenina, está muy relacionada con la proximidad residencial: casi el 24% de los mayores españoles de 65 o más años viven junto a alguno de sus hijos; el 43,5% residen en la misma ciudad que sus hijos adultos.
¿Qué valor conceder a todas estas contribuciones? ¿No es este envejecimiento productivo socialmente relevante?
Por citar un ejemplo actual, el cuidado a la dependencia, podemos observar los datos que nos ofrece el INE (2004) acerca del cuidado a los mayores discapacitados. En un porcentaje que supera el 20% es el propio cónyuge, persona mayor también, quien cuida cotidianamente de otro mayor. En la figura 5 aparecen los datos relativos a España y la Comunidad Valenciana, pero tanto daría si nos fijásemos en los de cualquier otra Comunidad Autónoma Española.
Figura 5. Cuidado a los mayores con discapacidad. Fuente: INE, 2004
Obviamente, dentro de estos cuidados a otras personas también encontramos los que se ofrecen a los nietos, el centro del presente estudio. Sin embargo, antes de profundizar más en concreto en cuáles son estos cuidados y qué sabemos sobre las circunstancias en las que se proporcionan, examinemos la literatura relevante sobre el papel de los abuelos por una parte, y sobre los cuidados y la satisfacción que se puede extraer de ellos por otra.
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Los estudios sobre abuelidad
Si hay una figura familiar a la que tradicionalmente no se ha prestado una especial atención dentro de la literatura científica, esa es la figura del abuelo o abuela. De hecho, el rol de abuelo ha sido comúnmente denominado ‘rol sin rol’ porque es un rol que no está gobernado por los derechos y obligaciones que tiene, por ejemplo, el rol de padre o el rol de hijo (Nussbaum y Bettini, 1994).
A esta relativa indefinición del rol de abuelo contribuye, en nuestra opinión, la gran heterogeneidad de las personas que conforman este grupo ya que debemos tener en cuenta variables tales como la edad, el género, la clase social, la cultura, entre otras. Además, en la sociedad contemporánea los roles de los abuelos son multidimensionales: los abuelos pueden desempeñar roles diferentes tanto en la sociedad como en la estructura familiar. Algunas investigaciones se han hecho eco de esta variabilidad al resaltar diversos factores que podrían influir en los roles que los abuelos llevan a cabo (Ramírez Barranti, 1985; Uhlenberg y Hammill, 1998):
• características demográficas tales como la edad, el sexo o el estado civil
• factores socioeconómicos como el estatus laboral o el nivel educativo
• estructura familiar: línea familiar (materna o paterna), relación entre padres mayores y sus hijos adultos, características familiares (un divorcio en la generación intermedia)
• compromisos sociales de la persona mayor que puedan limitar su implicación en actividades o frecuencia de contacto con sus nietos.
Por ello, como apunta Block (2000) la imagen tradicional de la abuela o el abuelo como una persona muy mayor sentada en una mecedora, contando cuentos a los nietos o haciendo calceta es en la actualidad claramente inadecuada para caracterizar a los abuelos como grupo. Aunque todavía hoy pueden existir abuelos de este tipo, conviven con otros tipos muy diferentes de abuelos, entre los que encontramos perfiles radicalmente diferentes, como, por ejemplo, los abuelos jóvenes todavía empleados, en muchos casos con hijos viviendo aún en casa o incluso cuidando a su vez de los propios padres ya muy mayores.
Sin embargo, y con independencia del tipo de abuelo que se sea, el hecho de tener un nieto supone la creación de una nueva relación y una nueva posición dentro de la familia que pueden estimular el desarrollo no sólo de uno mismo como abuelo o abuela, sino de los nietos y de la familia como una unidad.
Parece indiscutible que en los últimos años se ha producido una explosión del interés por el hecho de ser abuelo: una nueva apreciación de la importancia para la familia de este papel y un considerable aumento del número de estudios a partir de los años ochenta que exploran la experiencia de ser abuelo. Hoy en día, la realidad es que los individuos que son abuelos gozan, la mayoría, de buena salud y una relativa juventud. El ser abuelo y abuela es una parte importante del ciclo de la vida para muchas personas, tanto como experiencia personal como por su impacto en otras personas.
El estudio de las relaciones abuelos-nietos recibió poca atención en el ámbito de la investigación científica antes de los años 70. En un análisis de las publicaciones realizado por Pinazo (1999) en las bases de datos Psychological Abstracts y Sociological Abstracts, se observa que antes de 1979 solo aparecen 31 libros y artículos científicos que mencionen a los abuelos y los nietos, y 33 antes de 1984.
La investigación más precoz minimizaba el papel fundamental de ser abuelo, sugiriendo que este papel apenas tenía significado para la mayoría de los individuos (Kahana y Coe, 1969). Sin embargo, trabajos posteriores difirieron notoriamente la línea y el tono de esta investigación. En la década de los 60-70 debemos destacar el trabajo de Neugarten y Weinstein (1964), centrado en analizar cuáles son los estilos de ser abuelo o abuela. Para
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ello se entrevistan 70 abuelos y abuelas de clase media y se identificaron cinco estilos diferentes de ser abuelo:
• abuelos formales: comportamiento rígido y tradicional, autoritarios.
• búsqueda de diversión: estilo relajado y no autoritario de relación con sus nietos.
• abuelos cuidadores: asumen responsabilidades y cuidados de los nietos/as todos los días.
• reserva de sabiduría: información sobre historia de la familia.
• abuelos distantes: raras veces ven a sus nietos.
Este trabajo ya se ha convertido en cita obligada sobre el tema, pero cuando se inicia un incremento notable sobre la investigación de abuelos-nietos es en la década de los 80 y muy especialmente proveniente de los Estados Unidos. Además, otras investigaciones ponen en entredicho algunas de las tipologias señaladas por Neugarten y Weinstein. Por ejemplo al estudiar la forma en que los abuelos se relacionan con sus nietos adolescentes, Cherlin y Furstenberg (1985) comprobaron que no apareció el estilo de “búsqueda de diversión”. Estos autores ponen de manifiesto que los abuelos/as pueden no representar su papel de forma rígida, sino que modifican su comportamiento a medida que los nietos/as crecen. Estos autores clasificaron a los abuelos en tres grupos según el patrón que siguen al relacionarse con sus nietos: abuelos compañeros (estilo informal y afectivo y ven a sus nietos cada pocos meses); abuelos lejanos (estilo formal, reservado y ven muy poco a sus nietos) y abuelos involucrados (sumidos en un intercambio de servicios con sus nietos, les proporcionan consejos y disciplina, suelen verlos al menos cada dos meses).
Wood y Robertson (1976) consideran la existencia de cuatro estilos de ser abuelos. Estos estilos van variando a lo largo de la vida y son distintos según cada nieto, son: permisivo (se preocupan de hacer lo moralmente correcto con sus nietos, los miman y son indulgentes); simbólico (sólo se preocupan de hacer lo moralmente correcto); individualista (ven a los nietos como un camino para mantenerse al convertirse en viejos y solitarios) y lejano (ponen un pequeño énfasis en un aspecto de la relación o en el ser abuelo en general).
Por su parte, investigadores como Bengston y Robertson (1985) también sugieren una tipología en la que se establecen cuatro roles importantes que los abuelos realizan: estar ahí (la presencia de los mismos es tranquilizadora en momentos difíciles o de tensión en la familia –separación o catástrofe externa-, donde los abuelos/as proporcionan una estabilidad tanto a los padres como a los nietos; guardia nacional de la familia (estar disponible en caso de emergencia); árbitro (rol de negociar e impartir los valores familiares conservando la continuidad de la familia) y conservar la biografía de la familia (proporcionan un sentimiento de continuidad para la familia, enseñando a sus nietos sobre las tradiciones familiares).
Los estilos de ser abuelo están relacionados con la edad, tanto la del abuelo como la del nieto. Así, la edad puede constituir un predictor del estilo de ejercer de abuelo/a, como ponen de manifiesto diversos estudios de Roberston, (1977) o Silverstein y Marenco (2001) cuyos resultados parecen indicar que los abuelos/as más jóvenes tienen más probabilidades de ser activos y comprometidos y que los abuelos mayores de 65 años tienden a ser más distantes. Además diferentes estudios indican que los roles de buscar satisfacción y el entretenimiento se producen a edades más tempranas, mientras que el rol formal es más típico de los abuelos/as más mayores. En general según la mayoría de los estudios indican que al aumentar la edad del abuelo y de la abuela la implicación con los nietos disminuye (Cherlin y Furstenberg, 1985; Neugarten y Weinstein, 1964; Robertson, 1977; Thomas, 1986).
También se ha constatado diferencias en el estilo de ejercer de abuelo/a en función del género. Por ejemplo, Roberto y Stroes (1992) identificaron cuatro estilos de ejercer de abuela tanto a nivel personal como social: distribuida (preocupada por la formación de los nietos/as, los miman y son indulgentes), simbólica (sólo preocupadas por su formación y por lo que es moralmente correcto), individual (ven a sus nietos/as como el camino para
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distraerles de la soledad y el aislamiento social) y remota (poco énfasis en ningún aspecto de la relación). Aunque no todos los estudios coinciden, la mayor parte sugieren que el hecho de ser abuelo es más relevante para las mujeres que para los hombres. Las abuelas tienden a tener relaciones más íntimas y cálidas y a actuar como madres sustitutas y expresan una mayor satisfacción con su nuevo rol que los abuelos, lo que puede venir influenciado por la tendencia cultural de diferenciación sexual de roles, que adjudica a la mujer el cuidado de los niños. Las abuelas tienden a ser más activas y estar más involucradas con sus nietos desde el punto de vista emocional que los abuelos (Neugarten y Weinstein, 1964; Cherlin y Furstenberg, 1985).
Otro tema estudiado en la investigación sobre los abuelos y sus nietos versa sobre el tipo de actividades que los abuelos comparten con sus nietos/as. Kennedy (1992) divide en cinco grandes grupos las actividades que abuelos/as nietos/as realizan conjuntamente: sociabilidad (hablar, ver la T.V., reuniones familiares, etc.)
• compañerismo (contar historias, hacer deporte, jugar, ir a pescar)
• ayuda doméstica (cocinar, trabajo de la casa, comprar, etc.)
• ocio de los abuelos (comer fuera, ir a pasear,etc.)
• ayuda exterior (huerto, negocios, actividades exteriores, etc. )
• actividades no clasificadas (p.e. escribir cartas).
Si bien los estudios sobre las relaciones entre abuelos y nietos, tanto en lo que se refiere a la percepción, vínculos y actividades como a los roles de abuelo/a, son numerosos en el ámbito anglosajón, no lo son tanto en nuestro contexto. Entre los estudios realizados encontramos el presentado sobre relaciones intergeneracionales entre nietos adolescentes y sus abuelos llevado a cabo por la Fundación ‘la Caixa’ (1993). Los resultados de esta investigación destacan que la actividad conjunta en general es más frecuente entre abuelas y nietos que entre abuelos y nietos, aunque hay algunas actividades, como el paseo y la conversación, en las que no se aprecian diferencias significativas. Por otra parte, a medida que los nietos/as crecen, disminuirían las tareas caseras y continuas y aumentarían las esporádicas y públicas.
Las relaciones familiares entre las generaciones de adolescentes jóvenes y las personas mayores se liberan de la atención personalizada de asistencia mutua, para pasar a una relación de intercambios más culturales. Los abuelos/as realizan actividades que con sus hijos no pudieron, no quisieron o no supieron hacer. Los factores que mantienen la relación son el disfrutar de ella, los lazos emocionales y la sensación de obligación (Roberto y Stroes, 1992), aunque para que esta relación sea satisfactoria, los jóvenes piden comprensión y los mayores buscan buenas maneras (Fundació La Caixa, 1993).
Según los datos del ‘Informe 2000: Las personas mayores en España’, aproximadamente ocho de cada diez personas mayores tienen nietos y los ven con mucha frecuencia. El 61,3% de los mayores tienen contactos con nietos al menos varias veces al mes, es decir, el 87,5% de los que los tienen y el 51.6% habla con ellos por teléfono con esa frecuencia, además de que el grado de satisfacción de las relaciones es muy elevado puesto que el 95% se considera muy o bastante satisfechos. En España, aunque escasos, los estudios realizados sobre la relación abuelos-nietos se han centrado en la percepción de las abuelas (Benlloch y Berjano, 1995; Benlloch, Llopis, Pinazo y Berjano, 1996), o de las abuelas y los abuelos (Triadó y Villar, 2000; Triado, Villar, Sole, Osuna y Pinazo, 2005), la percepción de los nietos durante la infancia (Osuna, 2006; Rico, 2000) y pocos han estudiado a los nietos durante la adolescencia (Triadó, Martínez y Villar, 2000), la juventud o la temprana adultez (Pinazo, 2002; Pinazo y Montoro, 2004) o en situaciones familiares no normativas (Celdrán, Triadó y Villar, en prensa).
En el estudio de Berjano y Benlloch (1995) sobre las relaciones intergeneracionales entre abuelas y nietos obtuvieron como resultados que la percepción de esta relación por parte de las abuelas se modifica dependiendo de algunas variables como el lugar de residencia, la convivencia con alguno de sus hijos y la frecuencia de contacto las variables más influyentes.
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Las abuelas en general manifiestan una mayor preferencia hacia los nietos por parte de su hija/s. Otros estudios sobre la autopercepción de los abuelos en su relación con sus nietos llevada a cabo por Benlloch, Calatayud, Llopis, Berjano y Pinazo (1996) los resultados muestran de la existencia de un alto grado de satisfacción por parte de los abuelos en la relación que mantienen con sus nietos; así como la influencia en la relación de algunas variables como la edad, el sexo, la población, el estado civil, los ingresos económicos y el estado de salud del abuelo.
Como todo cambio vital, convertirse en abuelo requiere nuevas adaptaciones, un cambio en la propia identidad y en la definición de uno mismo. El nacimiento de cada nieto demanda una redefinición del self del abuelo y un vínculo influido por su pasado adulto y su infancia, se crea un nuevo vínculo que puede ser altamente satisfactorio para el abuelo/a, pero también ser abuelo puede ser vivido como un paso más en el proceso de envejecimiento (Kaufman y Elder, 2003).
No hay normas institucionales sobre la conducta que debe tener un abuelo. Delinear su significado es complicado por el hecho de que hay múltiples facetas de la abuelidad: más que ser un ‘rol sin rol’ es, en nuestra opinión, un rol multidimensional, compuesto al menos por los siguientes aspectos (Clavan, 1978; cit. en Smith, 1991):
• Nivel actitudinal: Corresponde a las normas que gobiernan los derechos y obligaciones de los abuelos.
• Nivel conductual: Se relaciona con las actividades que los abuelos pueden llevar a cabo con y para los nietos.
• Nivel emocional o afectivo: Se relaciona con la satisfacción con el rol. El nivel emocional del rol se acentúa porque los abuelos no tienen el mismo tipo de responsabilidades con sus nietos que las que tenían con sus propios hijos.
• Nivel simbólico: Corresponde a los diferentes significados de la abuelidad que le dan los abuelos.
Las implicaciones que tiene la relación abuelos-nietos son muy significativas ya que ambos van a dedicar aproximadamente una tercera parte o la mitad de sus vidas a este rol; además, los abuelos pueden tener contactos más satisfactorios con los nietos en una relación con menos obligaciones y responsabilidad de la que tuvieron en su relación con sus hijos. Pese a ello, los abuelos pueden tener una influencia muy importante en el desarrollo de sus nietos. En la actualidad nadie cuestionará la magnitud de la importancia de esta relación para el desarrollo de los nietos; así como para el desarrollo personal y social de los abuelos (Triadó y Villar, 2000).
Tyszkowa (1991), expone varios factores que inciden en la influencia que los abuelos pueden ejercer en el desarrollo social y personal de sus nietos:
• Participación en la provisión de cuidados y apoyo. En muchas ocasiones los abuelos asumen el cuidado de sus nietos mientras los padres trabajan, o en períodos concretos de tiempo como, por ejemplo, durante las vacaciones.
• Participación en el proceso de socialización. Los abuelos enseñan a los nietos un gran número de habilidades prácticas y les proveen de información acerca de la historia familiar y su propio pasado.
• Abuelos como modelos de personalidad. Muchos nietos admiran a sus abuelos (por ejemplo, su implicación política y social, su capacidad para trabajar duro, su honestidad) y toman de ellos actitudes ante la vida, el trabajo, hacia otras personas, así como los valores.
• El curso de la vida y la muerte de los abuelos como una fuente de ideas y reflexión sobre la vida humana. La muerte del abuelo o de la abuela, si ocurren después de que el nieto tenga 9 ó 10 años, causa una experiencia que los sujetos definen como una repentina constatación de que la muerte existe y que todo pasa. Suele ser la
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primera pérdida irreversible de alguien muy conocido y amado. Se dan cuenta de que no toda enfermedad tiene curación, que el pasado no puede volver y que, finalmente, todo ser humano -ellos también- morirá algún día. Algunos entrevistados hacen referencia -retrospectivamente hablando- a este hecho como “el final de la niñez”.
• Impacto negativo de los abuelos. Algunas actitudes como la sobreprotección -que hace aparecer a los adolescentes, por ejemplo, como ridículos ante su grupo de iguales-, o el ser demasiado liberales -infringiendo normas dictadas por los padres y confundiendo y desconcertando a los nietos provocando en ellos a veces un conflicto de lealtades-, frialdad o distancia, egoísmo, incapacidad para sacrificarse por los nietos, rigidez, hipocresía en las relaciones o puntos de vista anticuados son características que en algunas entrevistas los nietos critican de sus abuelos.
Los abuelos no tienen sobre su relación con sus nietos el mismo control que tiene la generación de los padres. Un ejemplo de esto es la “norma de no interferir”: no entrometerse en la manera de educar a los nietos (Cherlin y Furstenberg, 1985). Por otro lado, se considera a los abuelos como fuentes de recursos muy valiosas para la familia. Por ejemplo, Troll (1983) reproduce esta cualidad calificando a los abuelos de perros guardianes de la familia.
De esta manera, ser abuelo no es tan sólo un cambio muy importante para la propia persona que lo experimenta, que necesita redefinirse a sí mismo y su posición dentro de la familia, sino que también puede ser un factor de influencia de primer orden en el desarrollo de los nietos. Algunos autores hablan, incluso, de que el no haber tenido abuelos o no haber gozado de ningún contacto con ellos -al menos durante la niñez-, es visto como un factor responsable del empobrecimiento de la vida (Pinazo, 1999).
En este nuevo contexto, las relaciones intergeneracionales en general y los vínculos que los abuelos establecen con sus nietos son temas que adquieren un indudable interés, ya que el número de personas que llegan a ser abuelos aumenta, así como también lo hace el número de años que el abuelo o la abuela puede compartir con sus nietos. A estos cambios se corresponde un incremento notable en la investigación sobre las relaciones abuelos/as-nietos/as, que reconocen la gran importancia que esta relación puede tener tanto para el desarrollo de los nietos/as como para el desarrollo personal y social de los abuelos/as. Sin embargo, como algunos autores reconocen, los resultados obtenidos hasta el momento ni son todo lo coincidentes que se desearía ni han logrado definir todavía con claridad qué supone el rol de abuelo (Nussbaum y Bettini, 1994).
Dentro de este ámbito, los estudios que han abordado el tema desde la perspectiva del abuelo han tratado tópicos como el significado de su rol de abuelo/a, el estilo de ejercer de abuelo/a, la transición a la ‘abuelidad’ o el efecto del divorcio sobre su relación con los hijos y los nietos.
Las relaciones abuelos-nietos en familias con padres separados o bien en situaciones de problemas familiares (enfermedad, drogas, prisión de los padres), está siendo objeto de numerosas investigaciones en la literatura tanto psicológica como social muy especialmente en el ámbito anglosajón. En los momentos de crisis los abuelos acuden a prestar ayuda a sus hijos y nietos, después de un divorcio, durante una enfermedad o problemas económicos graves. Parece que los abuelos intervienen en épocas de problemas para mantener a la familia a flote (Cherlin y Furstenberg, 1985).
Sin embargo debemos tener en consideración que hay personas mayores que manifiestan la dificultad de ser abuelo. Algunos estudios han indicado que muchos abuelos carecen de las habilidades sociales para establecer un diálogo constructivo en las familias. La creciente importancia de la abuelidad ha llevado a desarrollar procedimientos de formación para asumir este nuevo rol (Strom y Strom, 1993). En este estudio se demostró que los abuelos se beneficiaron de un programa educacional que fue diseñado para ayudarles a hacer grandes contribuciones a la familia. Después de que recibieran la instrucción los abuelos
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explicaron que habían hecho mejorías significativas en sus actitudes y comportamiento hacia sus nietos. Más específicamente, los abuelos se beneficiaron por comprender cómo sus funciones cambiaban, adquiriendo una perspectiva más amplia y experimentando una mayor estimulación mental, ganando más confianza y una mayor autoestima, mejorando la comunicación intergeneracional y fortaleciendo las relaciones familiares.
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Los abuelos/as cuidadores
En este contexto, un área de investigación especialmente relevante a nuestro juicio, y al que se dirige este trabajo, es la investigación de los abuelos/as que asumen cuidados a sus nietos/as. En este sentido, los estudios que tratan de establecer un perfil de estos abuelos/as cuidadores han puesto de manifiesto, una vez más, que el género es un aspecto importante para entender el fenómeno (Fuller-Thomson y Minkler, 2001). Por una parte, las madres, figuras que tradicionalmente se han ocupado de las tareas de crianza de los hijos, se han incorporado masivamente en las últimas décadas a entornos laborales fuera del hogar. Esto ha provocado que sean necesarios cada vez con mayor frecuencia nuevos recursos y figuras que puedan llegar allí donde el trabajo no permite llegar a los padres y, sobre todo, a las madres. En este contexto, el papel del abuelo/a como recurso al que acudir para el cuidado de los nietos/as es cada vez más frecuente (ver, por ejemplo, los datos que aportan Pebley y Rudkin, 1999 sobre la prevalencia del fenómeno en Estados Unidos o los de Fuller-Thompson, Minkler y Driver, 1997 o Casper y Bryson, 1998). Por otra parte, el género vuelve a ser relevante al constatar como en general son las abuelas las que realizan estas tareas de cuidado hacia sus nietos y de hecho muchos estudios sólo se centran en estas mujeres (por ejemplo, Baker y Silverstein, 2008; Pérez Ortiz, 2007), olvidando el papel que los abuelos también juegan en este rol de cuidador (por ejemplo, Kolomer y McCallion, 2005)
Este papel de cuidador que asumen muchos abuelos y, sobre todo, las abuelas se puede dar en circunstancias y con intensidades diferentes. Así, podemos imaginar un continuo de cuidados: en un extremo se situarían aquellas abuelas y abuelos que ejercen como cuidadores auxiliares, ocupando relativamente poco tiempo. En el otro extremo encontraríamos aquellos abuelos y abuelas que tienen a su cargo de manera continua a sus nietos, ejerciendo un papel paternal substituto, ocupando esos cuidados gran cantidad de tiempo y esfuerzo (Pinazo y Ferrero, 2004).
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Figura 6: Vivencia del rol de abuelo (Pinazo, 2005)
1-ABUELOS DISTANTES
2-ABUELOS ESPORADICOS/DE DIVERSIÓN
3-ABUELOS CUIDADORES/SUSTITUTOS
(CUIDADOS AUXILIARES)
3.1.-ABUELOS CANGURO (por problemas derivados de los horarios laborales de los padres)
3.2.-ABUELOS QUE ASUMEN EL ROL DE CABEZA DE FAMILIA (divorcio/negligencia)
(CUIDADORES PRIMARIOS)
3.3.-ABUELOS ACOGEDORES / ABUELOS PADRES (por problemas derivados del abuso de drogas, SIDA, prisión, negligencia, maltrato, bajo CI)
3.3.1.- en ausencia temporal de los padres (física o psicológica)
3.3.2.- en ausencia total de los padres (física o psicológica)
Rol definido
Rol difuso
Rol parental
Obviamente, las implicaciones de cada una de estas situaciones y sus efectos para la salud y el bienestar de las abuelas pueden ser muy diferentes. En la primera situación (cuidados auxiliares), los abuelos/as son una figura a expensas de la cual las familias consiguen la conciliación entre el cuidado de la familia y la vida laboral, actuando como un recurso social indispensable para proporcionar cuidados a sus nietos/as. Son las abuelas, concretamente, la principal estrategia para que las mujeres puedan compatibilizar el trabajo y la familia (Tobío, 2002). Estos cuidados, en la mayoría de casos complementarios a los que proporcionan los padres, pueden ser de intensidad muy variable (generalmente llevar o ir a buscar al nieto/a a la escuela, darle de comer, pasar con el/ella unas horas al día) pero, en cualquier caso, podrían contribuir a estrechar el vínculo emocional entre las abuelas y sus nietos. En otro reciente estudio realizado por Pérez-Díaz y Rodríguez (2007), se citan los siguientes factores propiciadores de que un abuelo sea cuidador: la incorporación casi plena de la mujer a la vida laboral, la buena salud de los abuelos, la distancia pequeña entre el domicilio de los abuelos y de los nietos, y un número menor de nietos a los que dedicar atención.
Algunos datos sugieren que esta situación de ayuda es muy frecuente. Por ejemplo, Pérez Ortiz (2004) a través de sus datos extrapolaba que unas 892.000 mujeres de 65 años estarían cuidando habitualmente de sus nietos. Según el estudio del CIS-IMSERSO “Encuesta de Mujeres Mayores” (CIS-IMSERSO, 2002), entre los mayores de 65 años con hijos, el 35% les presta algún tipo de ayuda en tareas domésticas o en el cuidado de los nietos. La mitad de los mayores desempeñan un rol asistencial activo si se encuentran en circunstancias personales (capacidad) o situacionales (cercanía o convivencia) apropiadas para ello. Por ejemplo, entre los que declaran valerse por sí mismos, tener hijos y salud buena o regular, ayudan a sus hijos o nietos entre el 35-40%. Obviamente, la tasa de colaboradores en las tareas domésticas de sus hijos o en el cuidado de los nietos es más alta cuando la persona mayor convive con ellos bajo el mismo techo (44%) que en otras circunstancias. Pero incluso cuando la persona mayor vive sola, es frecuente que ayude a sus hijos o nietos (26%). La ayuda intergeneracional focalizada en el cuidado de los nietos y en tareas domésticas se da en mayor proporción entre mujeres (40%) que entre hombres (29%). Con respecto al tipo de ayuda suministrada a los nietos, ocupan el primer puesto las tareas de cuidado. Poco más
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de uno de cada diez realiza cuidados habituales diarios como dar de comer a los nietos o acompañarlos al ir o volver del colegio.
Si comparamos por regiones europeas, según una reciente publicación parece más frecuente (en numero de personas mayores ayudando a sus hijos) cuidar a los nietos en países como Dinamarca, Holanda o Francia, mientras que en países mediterráneos como Grecia, Italia o España se observaba una mayor provisión de cuidados en cuanto a la implicación en los cuidados (dedicación semanal) (Hank y Buber, 2009).
En cuanto a las consecuencias que este rol tiene en las abuelas cuidadoras, muchas abuelas se sienten satisfechas de poder aportar cuidados y sienten que, además de aportar su ayuda a la familia y ayudar a sus hijos a conciliar trabajo y familia, cuidar a los nietos es una tarea en la que encuentran significado, que la realizan por placer (Pérez Ortiz, 2007). Además de esta faceta positiva, los cuidados también podrían llegar a generar consecuencias negativas en el cuidador, al que algunos autores (Guijarro, 2001) han buscado incluso una denominación propia, el ‘síndrome de la abuela esclava’, caracterizado básicamente por síntomas característicos de las situaciones de estrés. Aunque este supuesto síndrome ha tenido un relativo eco en los medios de comunicación, apenas disponemos de investigaciones sobre los efectos de los cuidados auxiliares en los abuelos y abuelas que los proporcionan. Las pocas investigaciones realizadas, provenientes de ámbitos anglosajones, parecen indicar que las consecuencias negativas para la salud física y psicológica de estos cuidados auxiliares son muy limitadas (Bowers y Myers, 1999) y otros, en España, incluso encuentran que aquellas abuelas que cuidan para ayudar a la conciliación trabajo-familia de sus hijos perciben una mejor salud mental que las no cuidadoras (Muñoz-Pérez y Zapater-Torras, 2006). Por ultimo, Fuller-Thomson y Minkler (2006) constataron que aquellos abuelos que cuidaban a sus nietos de forma auxiliar con una gran intensidad (más de 30 horas semanales) y, aun existiendo la figura de los padres, estos abuelos se asejaban más a los custodios en las consecuencias que este rol tenía en sus vidas.
Articulo Americano que busca aquellos abuelos que cuidan de forma secundaria pero al menos 30 horas semanales.
Este estudio de Fuller-Thomson y Minkler es una de las pocas excepciones que podemos encontrar en las investigaciones de abuelos cuidadores en el ámbito estadounidense que se haya focalizado en abuelos nocustodios. De hecho, el fenómeno de los abuelos custodios sigue recabando gran atención científica y de programas de apoyo en los EUA, olvidando el continuo que existe en la implicación que los abuelos pueden tener en los cuidados de sus nietos (Lee, Ensiminger y LaVeist, 2005). Este volumen de estudios contrasta con la poca incidencia que este tipo de abuelos cuidadores primarios ha recabado en nuestro país desconociendo cuántos se encuentran en esta situación y las problemáticas a las que se ven expuestos (Montserrat, 2006; Villalba, 2002). Centrándonos entonces en los estudios internacionales, una primera distinción entre cuidades custodios vs no custodios sería las razones del inicio de este cuidado. Si en el caso de los cuidadores auxiliares destacábamos la ayuda hacia la generación intermedia para la conciliación del trabajo y la familia, en los casos de custodia, la asunción de responsabilidades parentales por parte de los abuelos y abuelas generalmente no es fruto de una decisión personal, sino consecuencia de ciertas circunstancias en las que se ven inmersos y que suelen implicar algún tipo de problemática psicosocial o personal, temporal o no, que afecta a los padres. Así, ciertas situaciones como el divorcio, los embarazos adolescentes o la incapacidad de los padres para cuidar de sus hijos (debido, a por ejemplo problemas de drogadicción, encarcelación, muerte o enfermedad mental) podrían precipitar esta implicación del abuelo/a como cuidador principal (Apfel y Seitz, 1991; Engstrom, 2008), siendo la primera opción dentro del acogimiento familiar en familia extensa (Montserrat, 2006; Pinazo y Ferraro, 2003). Estas generalmente difíciles circunstancias se suman, además, a la carga de los cuidados que ha de proporcionar el abuelo o abuela.
En comparación con los abuelos/as con una menor implicación, los cuidadores primarios no sólo muestran una alteración significativa de la actividad cotidiana, reduciendo
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especialmente el tiempo que dedican al ocio y a sí mismos, sino que también suelen mostrar niveles mayores de depresión (Solomon y Marx, 2000; Szinovacz, DeViney y Atkinson, 1999) y estrés psicológico (Pruchno y Mckenney, 2002; Sands y Goldberg-Glen, 2000). Adicionalmente, algunos estudios encuentran también que los abuelos/as cuidadores primarios presentan una peor evaluación de la relación con su nieto/a y menores niveles de bienestar subjetivo (Shore y Hayslip, 1994), aunque en este último aspecto no todos los estudios coinciden (Goodman y Silverstein, 2001; Pruchno y McKenney, 2000). De manera similar, y al igual que pasaba con los abuelos que ejercen de cuidadores auxiliares, las consecuencias para la salud física del cuidador, no están tan claras. Si bien algunos autores (por ejemplo, Whitley, Kelley y Sipe, 2001) señalan cómo una muestra de abuelos cuidadores primarios mostraba unos comparativamente altos niveles de problemas de salud y comportamientos de riesgo, otros estudios no encontraron diferencias (ver por ejemplo, revisión de Grinstead, Leder, Jensen y Bond, 2003).
De acuerdo con las teorías del estrés (que autores como Sands y Goldber-Glen, 2000, aplican a la situación de los abuelos/as cuidadores), estas consecuencias de los cuidados no dependen únicamente de la intensidad e implicación del abuelo o abuela en los cuidados de su nieto/a, sino también de la evaluación subjetiva (appraisal) que los abuelos/as hacen de esos cuidados (por ejemplo, el nivel de dificultad percibida) y de los recursos con los que se cuentan para afrontarlos, ya sean estos recursos tanto genéricos (por ejemplo, el nivel sociocultural de los abuelos, nivel económico, etc.) como específicos (apoyos con los que se cuenta para realizar las tareas de cuidado, estrategias de afrontamiento, etc.) de los que dispone. Estudios como los de Bowers y Myers (1999), Pruchno y Mckenney (2002) estudian los efectos de algunas de estas variables.
Por último, la literatura disponible también ha destacado el papel mediador en esta relación entre cuidados y consecuencias de dos factores adicionales. En primer lugar, los problemas conductuales que presenta el nieto/a cuidado, que pueden ser relativamente frecuentes en algunos casos de incapacidad de los padres para cuidar de ellos, multiplican las consecuencias negativas del cuidado en el abuelo/a. En segundo lugar, ciertos aspectos del clima familiar, especialmente cuando este clima se caracteriza por una falta de comunicación y de cohesión, también tienden a agudizar estas consecuencias negativas (Caldwell, Antonucci y Jackson, 1998; Kalil, Spencer, Spieker y Gilchrist, 1998; Sands y Goldberg-Glen, 2000).
En cualquier caso, al analizar el impacto de los cuidados primarios impartidos por los abuelos y abuelas, la literatura publicada hasta el momento ha tendido a enfatizar los problemas y las tensiones provocadas por esta situación, más que los posibles beneficios que se pueden derivar también de ella. Hayslip y Kaminski (2005) en una revisión de la literatura sobre cuidadores principales en Estados Unidos destaca los muchos costes que este rol supone aunque abre la puerta a beneficios que tambien pueden estar presente, abogando por la heterogeneidad de los perfiles observados en las personas que cuidan. Así, por ejemplo, incluso en casos de cuidadores principales de nietos/as con problemas, sentimientos positivos derivados del hecho de ‘ser necesitado’ o de ‘tener una razón que da sentido a mi vida’ (Jendrek, 1993) pueden también ser importantes. Así, podría ser concebible que la implicación en tareas de cuidado tuviese ciertas consecuencias negativas por un lado (aumento del estrés psicológico, mayor frecuencia de estados afectivos negativos, etc.) y, al mismo tiempo, aumentase la satisfacción con los cuidados (Pruchno y Mckenney, 2002). Estas consecuencias positivas de los cuidados podrían ser mucho mayores cuando se trata de cuidados auxiliares, no primarios.
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OBJETIVOS DEL ESTUDIO
1. Estudiar el tipo, frecuencia y valoración de las actividades de cuidado que realizan los abuelos/as cuidadores con sus nietos.
2. Elaborar instrumentos de valoración adaptados a la situación del abuelo/a cuidador: para valorar la satisfacción con la relación con los nietos, y para valorar el estrés provocado por la situación de cuidado.
3. Determinar los efectos de la experiencia de cuidado y el peso relativo de cada tarea en dos niveles: el físico (examinado diversos indicadores de salud) y el psicológico (examinando el estrés, satisfacción con los cuidados y bienestar psicológico).
4. Examinar el papel en esta relación de aspectos como la valoración subjetiva de los cuidados proporcionados, los recursos disponibles, la relación con la generación intermedia y la problemática conductual de los nietos cuidados.
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METODOLOGÍA
Descripción de la muestra
En el estudio han participado 312 abuelos cuidadores de sus nietos. 240 eran mujeres (76,9% de la muestra) y 72 eran varones (23,1%).
Respecto a la edad, el promedio en el total de la muestra fue de 66,79 años (DT= 8,141) con un rango que iba desde los 46 años del participante más joven hasta los 91 del más mayor. La distribución de las edades la podemos observar en la siguiente figura:
En cuanto a la variable estado civil, 211 participantes (el 67,6% de la muestra) estaba casada o tenía pareja estable. Los viudos/as eran 87 (27,9% de la muestra), los solteros/as 12 (3,8% de la muestra) y por último una persona que estaba divorciada o separada.
Dos aspectos importantes para conocer el nivel social de los participantes son la situación laboral actual de los participantes y el grado de estudios alcanzado.
Respecto a la situación laboral de los participantes el 54,52% de ellos estaba ya jubilado. Trabajando se encontraban 38 personas (12,26%) y desempleados sólo había 4 participantes. El resto, 99 abuelos se había dedicado a las labores del hogar y no había trabajado fuera de casa (un 31,94% de la muestra).
En cuanto al grado de estudios alcanzado, de las 309 personas que aportaron este dato más de la mitad habían alcanzado estudios primarios (56,96%), seguidos por 64 personas que manifestaron no tener ningún tipo de estudios (18,8% de la muestra). 75 participantes habían alcanzado estudios de bachillerato (20,71% de la muestra), siendo finalmente pocos los que poseyeran titulo de diplomatura o de licenciatura (6,15% de la muestra) y que seguiría en líneas generales los datos proporcionados por el IMSERSO a este respecto (IMSERSO, 2006).
10
90
80
70
60
50
40
60
50
40
30
20
10
0
Frecuencia
edad
31
Por último, es importante delimitar el perfil social de las personas participantes en nuestro estudio con las variables como la estructura familiar. 60 participantes (el 19,2% de la muestra) vivían solos o solas. Con la pareja vivían 212 participantes (el 67,9% de la muestra), mientras que 91 (el 29,2%) tenían aún algún hijo en casa, e incluso 31 de ellos tenían algún nieto (9,9% de la muestra). Por las características del estudio, todos los participantes tenían hijos y nietos, siendo el numero medio 2,78 hijos (DT=1,39) y 3,82 nietos (DT= 3,28), respectivamente.
Procedimiento e instrumentos
Procedimiento
Se seleccionaron abuelos/as de Barcelona y área metropolitana que cumplieran los siguientes criterios de inclusión
• Tener al menos un nieto/a menor de 12 años, al que se cuida de manera regular
• El cuidado de este nieto/a (cualesquiera que sean las tareas), implica al menos cinco de los siete días de la semana o bien ocupa al menos 10 horas semanales.
El método de selección de la muestra ha sido intencional. Se ha tenido en cuenta que haya una proporción de abuelos varones cuidadores, pero no se ha conseguido, ya que la responsabilidad del cuidado recae fundamentalmente en las abuelas.
Los participantes se han obtenido a partir de contactos con diferentes fuentes
• Visita – con las autorizaciones oportunas- a Centros de Educación Primaria donde los profesores/as pueden informar de niños y niñas que son cuidados por sus abuelos/as
• Visitas a Centros de Mayores, asociaciones y aulas de extensión universitaria.
• Personas que conocen los distintos investigadores y que cuidan de sus nietos/as.
En una primera fase se han seleccionado 20 abuelas cuidadoras para responder a una entrevista semiestructurada. Las respuestas han sido grabadas en udio y analizadas usando el programa Nvivo 2.0 software, con el fin de:
• Acercarse al problema estudiado desde información de primera mano, además de contar con la literatura científica.
• Identificar aspectos clave que han sido relevantes en la construcción posterior del cuestionario.
En la segunda fase hemos procedido a pasar un cuestionario a los participantes (ver detalles en el siguiente subapartado). Para proceder al análisis que nos ha permitido alcanzar los objetivos propuestos, se ha confeccionado una base de datos con el programa estadístico SPSS versión 11 para windows. Se ha elaborado un modelo de regresión para conocer el impacto de los diferentes indicadores recogidos para las tareas de cuidado, tiempo dedicado, dificultad percibida, etc.) sobre las variables dependientes consideradas: indicadores objetivos y subjetivos de salud, dificultades del cuidado, satisfacción del cuidado y estado afectivo.
El modelo elaborado se ha ampliado para conocer la influencia de las diferentes variables adicionales tenidas en cuenta (sexo del nieto/a o del abuelo/a, edad de unos y otros, línea familiar, clima familiar, problemática conductual del nieto, etc.) sobre el estado físico y psicológico de los abuelos y abuelas cuidadores.
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Instrumentos
Como hemos puesto de manifiesto en los objetivos respecto al estudio de los cuidados, nos ha interesado conocer el tipo e intensidad de los cuidados proporcionados a los nietos/as y su valoración subjetiva, para ello hemos elaborado primeramente una entrevista semiestructurada en la que se han recogido (ver modelo de entrevista en el Anexo 1):
• Circunstancias o razones que le han llevado a cuidar
• Número de nietos a los que cuida
• Horas diarias y/o semanales dedicadas a los cuidados (y para cada nietgo/a)
• Si el cuidado ha sido elegido u obligado
• Problemas y necesidades percibidos en su papel de cuidador/a
• Consecuencias del cuidado (económicas, en el ocio y tiempo libre, en la vida familiar, en la salud)
• Propuestas de posibles ayudas o soluciones que mejorarían la situación de cuidado.
Seguidamente, se ha elaborado un cuestionario para evaluar diferentes aspectos del fenómeno (ver modelo de cuestionario en el Anexo 2).
En primer lugar, el cuestionario incluyó preguntas para recoger ciertas características sociodemográficas del abuelo/a cuidador, tales como la edad, el género o el nivel social (a partir de preguntas sobre los ingresos mensuales de la unidad familiar y el grado de estudios formales alcanzado).
La segunda parte del cuestionario estaba ya centrada en preguntas referidas al nieto/a que se cuidaba más intensamente y a la relación que se mantenía con él. En concreto, y tras recoger ciertas características de ese nieto (línea familiar de la que procede, edad, género), se recogían aspectos como:
Intensidad de los cuidados proporcionados: para valorar esta intensidad se incluyeron en el cuestionario las siguientes preguntas:
• Número de nietos/as a los que se cuida
• Años que se lleva proporcionando cuidados a los nietos/as
• Días a la semana que se cuida al nieto/a
• Horas a la semana que se cuida al nieto/a
Tareas de cuidado que se proporcionan: en este caso se dividían los posibles cuidados en cinco categorías de actividad:
• cuidados básicos (darle de comer, bañarle, etc.)
• cuidados instrumentales (preparar la comida, vigilarle, llevarle al médico, etc.)
• actividades relacionadas con el estudio (ayudar a hacer deberes, controlar que los deberes se hagan)
• actividades relacionadas con el ocio (leer, pintar, ver la televisión, etc.)
• aspectos relativos a la disciplina (elogiar, reñir, castigar, etc.).
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Cada una de estas tareas se recogía a partir de un ítem con cuatro posibilidades de respuesta, graduadas desde ‘nunca’ a ‘muchas veces’.
Comportamientos problemáticos del nieto/a: se preguntaba al abuelo/a sobre la frecuencia con la que aparecían comportamientos que potencialmente pueden complicar las tareas de cuidado.
Se incluyeron en el cuestionario nueve comportamientos, entre los que se encontraban, por ejemplo, ser excesivamente dependiente, insultar, ser desordenado, contestar mal, ser muy movido, etc. En cada comportamiento los abuelos/as contestaban utilizando una escala de cuatro puntos que iba desde ‘nunca’ a ‘muchas veces’.
Ayudas para el cuidado de los nietos/as: en este caso los abuelos/as valoraban la frecuencia con la que podían disponer de diferentes fuentes de ayuda para facilitar los cuidados que proporcionaban a sus nietos/as.
Se consideraron seis posibles fuentes de ayuda: la pareja, otros familiares que conviven en casa, asistente/a doméstica, ayuda material o económica de los hijos, ayuda de la administración o institucional y asistencia legal. Para cada una de las fuentes de ayuda, los participantes valoraban su presencia utilizando una escala de cuatro puntos que iba desde ‘nunca’ a ‘muchas veces’.
En la tercera y última parte del cuestionario se incluyeron instrumentos para valorar las consecuencias de los cuidados. En primer lugar, se consideraron dos tipos de consecuencias directamente relacionadas con ellos, como son:
Satisfacción que generan los cuidados: consistía en 11 preguntas que evaluaban la presencia de diferentes aspectos relacionados con la satisfacción en proporcionar cuidados. Por ejemplo, se incluyeron ítems como ‘Tener responsabilidades sobre mi nieto/a hace que me sienta bien conmigo mismo/a’, ‘Desde que cuido a mi nieto/a me siento más activo/a’ o ‘Mi nieto/a es la alegría de mi casa’. Los abuelos/as valoraban hasta qué punto estaban de acuerdo con cada una de las afirmaciones utilizando una escala tipo likert de cuatro puntos (desde ‘nada’ a ‘mucho’).
Dificultades que se experimentan al cuidar: en este caso, se elaboraron 16 afirmaciones destinadas a evaluar los aspectos problemáticos que genera el hecho de cuidar a nietos. Por ejemplo, se incluyeron ítems como ‘Debido al tiempo que dedico a mi nieto/a, estoy descuidando a otros miembros de mi familia’, ‘Mi salud ha sufrido debido a los cuidados que debo dar a mi nieto/a’ o ‘Cuidar a mi nieto/a hace que me sienta atado/a’. Al igual que para las satisfacciones, los abuelos/as valoraban hasta qué punto estaban de acuerdo con cada una de las afirmaciones utilizando una escala tipo likert de cuatro puntos (desde ‘nada’ a ‘mucho’).
Por otra parte, también se incluyeron factores más genéricos que podrían verse afectados por el hecho de cuidar a nietos, tales como :
Salud: Se han tenido en cuenta dos tipos de medidas para la salud:
• Estimación del estado de salud subjetivo: medida a partir de dos preguntas con un formato de respuesta tipo likert. Una pregunta es de estimación global (¿Cómo
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calificaría su estado de salud?), otra de estimación comparativa (En comparación con las personas de su edad, ¿Cómo se encuentra usted de salud?)
• Número de problemas de salud reportados
Estado afectivo: para valorarlo se aplicó la escala abreviada de depresión de Yesavage (Yesavage y cols. 1982). Esta escala consta de 15 ítems y la persona debía especificar la frecuencia con la que el contenido de cada ítem se aplicaba a su vida (desde ‘nunca’ a ‘casi siempre’).
RESULTADOS
Análisis cualitativo: Entrevistas
Exponemos a continuación los resultados obtenidos en la entrevista semiestructurada correspondiente a la primera fase del proyecto
¿Como se convierten los abuelos en cuidadores?
Las abuelas entrevistadas ven su rol de cuidadoras de sus nietos como la mejor alternativa para que, normalmente sus hijas puedan volver al trabajo tras el fin de la baja por maternidad. Normalmente la alternativa a este rol hubiera sido un cuidado formal a través de guarderías o canguros.
“Si yo no hubiese estado tendrían que haberse espabilado….y pagar a alguien que tuviese al niño”
En dos casos la alternativa para la madre hubiera dejar de trabajar
“Si yo no cuidara de mi nieta….bueno, supongo que mi hija tendría que haber dejadote trabajar, como hice yo cuando tuve a mi primer hijo”.
En otros casos (3 de 20) la alternativa hubiera sido más radical: no tener a la nieta.
“Quizás Paula no hubiera nacido. No la tendríamos aquí. Se tendrían que haber conformad con tener solo un niño, el mayor”
Algunas abuelas (7 de 20) comentan que las alternativas serían demasiado caras y no del todo beneficiosas para sus nietos/as.
“Mi hija estaba preocupada porque tenia que trabajar. Y le dije: “Es muy pequeña para ir a la guardería, pero no te preocupes que estará mejor conmigo”
Ser cuidadora de sus nietos/as parece un rol tomado como algo natural por muchas de las abuelas entrevistadas. Encuentran además difícil aislar un momento específico en el que decidieron tomar el rol de cuidadoras
“No lo pensé, salió así….necesitaba a alguien y yo estaba allí….la veía muy preocupada y le dije:’no te preocupes, ya me quedo yo con él”
“No me lo preguntaron, pero estaba claro que iba a ser yo quien cuidara del niño cuando tuviera uno”
En tres casos, las abuelas mencionan que se hubieran sentido decepcionadas si no se les hubiera pedido que cuidaran de sus nietos
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“Me hubiera sentido muy mal si a mi hija no se le hubiera ocurrido que yo queria cuidadr de mi nieto”
Muchas de nuestras abuelas mencionan un sentimiento de responsabilidad hacia sus hijos como una de sus principales motivaciones para cuidar a sus nietos/as. Por tanto, podríamos incluir este cuidado dentro de su responsabilidad parental:
“Los nietos son una continuación de los hijos. Así que las abuelas tenemos que hacer lo posible, incluso en las peores situaciones para poder cuidarlos”
“Mi mentalidad es que si puedo ayudar a la familia de alguna manera, debo hacerlo. Es mi deber, pero un deber que asumo…con gusto”
Sin embargo, las abuelas dejan muchas de sus decisiones importantes (sobre todo aquellas relacionadas con la disciplina) a cargo de los padres, siguiendo así la “regla de la no intervención”. Encontramos ejemplos de esta regla en 17 de las 20 entrevistadas.
“Yo digo que son sus padres quienes tienen que educar no yo. Cuando mis nietos me dicen si pueden hacer algo, yo les digo:’Preguntale a vuestros padres, si ellos os dejan yo también”
Al mismo tiempo, sus hijos intentan facilitar las tareas de cuidado que realiza su madre / suegra. 18 de las 20 entrevistadas mencionan algún tipo de “estrategia de facilitación”
“Yo no tengo que gastar ni un céntimo en mi nieto. Solo tengo que abrir la boca y mi hija me da lo que necesito”
Consecuencias del rol de cuidador
En cuanto a las consecuencias del cuidado todas las entrevistadas se sienten satisfechas con el rol de cuidadoras. Para ello dan tres tipos de razones:
En primer lugar el cuidado es visto como un rol que proporciona beneficios intrínsecos, a veces relacionados con ver a sus nietos crecer o realizar actividades con ellos que no pudieron hacer con sus propios hijos
“Me gusta verles crecer. Cuando mis hijos eran pequeños estaba muy ocupada y no los disfrute de verdad, ahora me estoy tomando la revancha. Les cuento cuentos, les compro ropa y paso con ellos todo el tiempo que necesitan parsa verles que crecen felices”
En segundo lugar, mencionan el amor que sienten por sus nietos, como fuente de satisfacción:
“Verles felices me hace feliz, sobretodo cuando me corren riendo a darme un abrazo….Si, solo que se rían ya es mi felicidad”
En cuanto a las consecuencias del cuidado, nuestras entrevistadas mencionan el cuidado de sus nietos como una vía para sentirse activas, vivas y evitar el aburrimiento.
“Para mi es como un hobby. Siempre he sido muy activa y cuando descanso no me divierto. Así que los nietos son como una bendición”
Nuestras entrevistadas no se identifican con el concepto de ‘abuelas esclavas’ 10 de las 20 entrevistadas identifican este rol de manera espontánea, pero nunca referido a ellas mismas.
“Yo no me veo nunca como una de esas abuelas que dicen: ‘Madre mía, estoy atada’. No me siento una esclava, estoy muy feliz como estoy”
La edad parece un factor clave para entender el concepto de “abuela esclava”, según 4 de nuestras entrevistadas:
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“Cuanto mayores son los abuelos se hace más difícil. Yo veo muchos abuelos tirando de los cochecitos y con los niños…. Pero es que dices: ¿pero como pueden, como pueden?. Ya no tienen la fuerza, ni la agilidad, ni los reflejos, nada”
Como conclusión a esta fase de análisis podemos decir que proporcionar cuidado a los nietos/as parece estar relacionado con dos factores:
• Un sentimiento de responsabilidad parental
• Una situación de necesidad motivada por aspectos económicos, ya sea directamente (precios de los servicios formales de cuidado) o indirectamente (conciliación entre la vida laboral y la familiar)
Nuestras entrevistadas parecen disfrutar de su rol de cuidadoras: resaltan como sus hijos/as les facilitan sus tareas de cuidado
• Siguen la regla de la no-interferencia (especialmente en aspectos de disciplina o crianza)
• Identifican fuentes claras de satisfacción
• No se incluyen en el término “abuelas esclavas”
Análisis cuantitativo: Cuestionario
Características del rol de cuidador
Las principales características del perfil de cuidador de los abuelos participantes se puede observar en la siguiente tabla:
M Desviación
típica
Num. nietos que cuida actualmente 1,54 0,77
Edad del nieto menor 4,67 3,04
Edad del mayor 9,11 4,59
Edad nieto cuida más horas 5,19 3,02
Años de duración del cuidado 3,97 2,86
Días a la semana 4,75 1,25
Horas/ semana 22,34 14,24
sexo del nieto
45,3% Niñas
54,7% Niños
línea familiar
32,2% Paterna
67,8% Materna
Así, aunque la media de nietos que estos abuelos tienes es cercana a 4 nietos, 57,7% cuida a sólo un nieto en la actualidad, 34,6% cuidan a dos, el 4,2% a tres nietos y el resto a más de tres nietos. En cuanto a las edades, si cuidaban a más de un nieto, las edades oscilaban
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entre una media de cerca de cinco años en el más pequeño que se estaba cuidando, a 9 años en el caso del nieto más mayor al que cuidaban.
Si nos centramos ahora en aquel nieto que cuidaban por más tiempo actualmente, y sobre el que versará el informe, estos nietos tenían una media de edad bastante baja según el rango de edad establecido en el estudio (nacimiento hasta los 12 años) ya que se situó en 5 años de media. Hay un número casi similar de nietos cuidados que fueran niños y niñas, mientras que se observa una tendencia a cuidar más a nietos provenientes de la línea materna familiar (hijos de sus hijas) que paterna.
La dedicación de estos abuelos cuidadores es elevada al llevar una media de 4 años en este rol, dedicando una media de 4 días semanales y 22 horas por semana. Esta dedicación sólo se ve modificada por la línea familiar del nieto al que se cuida, siendo más los días de la semana que se cuida si el nieto es de la línea materna (t=3,28, p<0,001) y que a más edad del nieto menos horas semanales se dedica al cuidado (r=-,119, p<0,05).
Tipo y frecuencia de cuidados
Las diferentes actividades que el abuelo cuidador podía realizar se midieron a través de 25 actividades diferentes cuyas puntuaciones en frecuencia de realización se pueden observar en la siguiente tabla (tabla 7).
Media (1-4)
% ‘Muchas veces’
(máxima
puntuación)
7 vigilarlo en el parque, casa 3,63 72,60
21 elogiarlo 3,59 63,00
18 jugar con él 3,43 56,10
19 pasear juntos 3,37 53,90
5 prep. comida 3,27 55,20
22 premiarlo 3,26 41,00
17 ver la tele juntos 3,23 45,30
2 darle comida 3,21 51,30
12 cuidarlo cuando está enfermo 3,17 39,10
6 llevarlo al colegio o buscarlo 3,17 58,50
23 reñirlo 2,78 17,70
3 lavarlo/peinarlo 2,77 32,40
15 leer cuentos 2,59 23,80
16 pintar juntos 2,55 20,60
11 recoger/ordenar sus cosas 2,47 17,00
9 arreglarle ropa 2,13 14,80
4 ducharlo/bañarlo 2,07 12,50
14 controlar que haga los deberes 2,07 17,80
8 llevarlo al médico 1,95 4,80
38
Media (1-4)
% ‘Muchas veces’
(máxima
puntuación)
20 activ culturales/deportivas 1,94 7,10
1 levantarlo por la mañana 1,91 12,60
24 castigarlo 1,85 3,50
10 limpiar/planchar ropa 1,82 9,60
13 ayudarle con los deberes 1,71 6,90
25 darle un cachete 1,36 1,30
Tabla 7. Actividades de cuidado
De esta forma, actividades de vigilancia y atención a su nieto en el parque o en la casa, elogiarlo, o jugar con él fueron las tres actividades más mencionadas mientras que ayudarle con los deberes o darle un cachete fueron las menos mencionadas.
Edad del abuelo Edad del nieto Género del
abuelo
Género del
nieto
Levantarlo por la mañana n.s. n.s. n.s. n.s.
darle comida n.s. -0,22*** n.s. n.s.
lavarlo/peinarlo/cambiarlo n.s. -0,51***
-3,26*** (h=2,40
vs m.= 2,88) n.s.
ducharlo/bañarlo -0,23*** -0,19***
-2,08**(h=1,85
vs m=2,14) n.s.
prep. comida n.s. 0,12*
-5,67*** (h=2,74
vs. m=3,44) n.s.
llevarlo al colegio o buscarlo n.s. 0,23***
3,95***(h=3,63
vs. m=3,03) n.s.
vigilarlo (parque, casa) n.s. -0,37*** n.s.
2,52* (h=3,72 vs.
m=3,,52)
llevarlo al médico n.s. n.s. n.s. n.s.
arreglarle ropa n.s. n.s.
-7,42*** (h=1,36
vs. m=2,36) n.s.
limpiar/planchar ropa n.s. 0,12*
-5,73*** (h=1,26
vs. m=1,99) n.s.
recoger/ordenar sus cosas n.s. -0,18**
-2,35* (h=2,24
vs. m=2,55) n.s.
cuidarlo cuando está
enfermo n.s. n.s.
-2,49* (h=2,96
vs. m=3,23) n.s.
ayudarle con los deberes n.s. 0,20*** n.s. n.s.
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Edad del abuelo Edad del nieto Género del
abuelo
Género del
nieto
controlar que haga los
deberes n.s. 0,40*** n.s. n.s.
leer cuentos n.s. -0,19*** n.s. n.s.
pintar juntos n.s. -0,12* n.s. n.s.
Ver la tele juntos n.s. 0,19** n.s. n.s.
jugar con él n.s. -0,50*** n.s. n.s.
pasear juntos n.s. -0,20*** n.s. n.s.
activ culturales/deportivas n.s. 0,26*** n.s. n.s.
Elogiarlo n.s. -0,15**
-2,19*(h=3,46
v.s. m=3,63) n.s.
Premiarlo n.s. n.s. n.s. n.s.
Reñirlo n.s. n.s. n.s. n.s.
Castigarlo n.s. 0,12* n.s. n.s.
Darle un cachete -0,14* n.s. n.s.
2,11* (h=1,43 vs
m=1,28)
De esta forma, de las cuatro actividades básicas (levantarlo por la mañana, darle comida, lavarlo/peinarlo/cambiarlo, ducharlo/bañarlo), las abuelas están más implicadas en dos de estas actividades, mientras que a mayor edad del nieto disminuían la frecuencia de estas actividades, a excepción de levantarlo por la mañana.
En las ocho actividades instrumentales (preparar la comida, llevarlo al colegio o buscarlo, vigilarlo (parque, casa), llevarlo al médico, arreglarle ropa, limpiar/planchar ropa, recoger/ordenar sus cosas y cuidarlo cuando está enfermo), las dos variables que marcan más diferencias son la edad del nieto y el género del abuelo cuidador. En el primer lugar, la mayor edad influye en que la frecuencia de estos cuidados aumente en 3 de las actividades instrumentales estudiadas, mientras que disminuye en 2 actividades. En el caso del género del abuelo cuidador, también se observa una mayor implicación en las abuelas en estas actividades de cuidado instrumental, a excepción de la actividad de llevarlo/recogerlo del colegio (mayor en los abuelos cuidadores) y en vigilarlo o llegarlo al médico donde no se observan diferencias de género.
En cuanto a los items sobre tareas escolares era esperable una influencia positiva de la edad del nieto en estas actividades, por las exigencias escolares que niños mayores tienen.
Los seis items referentes al tiempo de ocio (leer cuentos, pintar juntos, ver la tele juntos, jugar con él, pasear juntos y activ culturales/deportivas), la edad del nieto influyó de forma importante en todas las actividades estudiadas, en la mayoría de los casos de forma negativa (a más edad del nieto, menor implicación en las actividades de ocio) a excepción de ver la televisión y actividades culturales, en las que la edad del nieto influyó positivamente en la frecuencia de dichas actividades.
40
Por último, se preguntaron cinco actividades de disciplina tanto positivas como negativas (Elogiarlo, Premiarlo, Reñirlo, Castigarlo y Darle un cachete), en las que no hubo una única variable que influyera en todas estas actividades.
Un siguiente paso de análisis fue englobar los 25 ítems de actividades bajo las cinco grandes tipologias estudiadas y ver si se observaban diferencias globales en ellas. De esta forma, por los cinco grupos (actividades básicas, instrumentales, de ayuda en el estudio, ocio y disciplina) se puede ver de forma gráfica en la siguiente figura:
41
disciplinaocioestudioinstrumentalesbasicas
Med
ia3,00
2,00
1,00
0,00
Aquellas actividades más mencionadas por grupo fueron las que se agruparon en ocio (como jugar o pasear juntos) y actividades instrumentales (vigilarlo, llevarlo al colegio), mientras que aquellas actividades menos mencionadas se agruparon en la categoría de ayuda en el estudio. Sin embargo, estas actividades no fueron homogéneas para todos los abuelos, ya que su realización se modificó según la edad del nieto o el género del abuelo.
Edad del
abuelo Edad del nieto Género del abuelo
Básicas r=-0,23*** r= -0,32*** t= -3,22** (m=2,55 vs.
h=2,26)
Instrumentales n.s. n.s. t= -4,65*** (m=2,75 vs.
h=2,47)
Educativas n.s. r= 0,37*** t= 1,9727* (m=1,77 vs.
h=2,04)
Ocio n.s. n.s. n.s.
Disciplina n.s. n.s. n.s.
Así, la edad del abuelo ayuda a que realicen menos actividades básicas, mientras que a más edad del nieto es más probable que realicen menos actividades básicas y más educativas. Por último, el género del abuelo se decanta de forma positiva hacia las mujeres que realizan más actividades básicas e instrumentales que los hombres abuelos, mientras que los abuelos realizarían más actividades educativas con los nietos que cuidan.
42
Comportamiento del nieto/a
Para comprobar hasta qué punto ciertos comportamientos que pueden hacer más difíciles los cuidados eran frecuentes, se obtuvo la media de cada uno de los ítems incluidos en el cuestionario. Se observan los resultados en la siguiente tabla (teniendo en cuenta un rango de puntuación en cada ítem de 1, ‘nunca’, a 4, ‘muchas veces’):
Media Desviación
típica
Agresivo 1,24 ,541
Insultos 1,40 ,643
Contesta mal 1,67 ,795
Vago 1,69 ,847
Muy dependiente 2,09 ,978
Desordenado 2,19 ,986
Desobediente 2,29 ,855
Travieso 2,50 ,949
Movido 2,99 ,918
Como se puede comprobar, si bien ciertos comportamientos, como la agresividad o los insultos, aparecen de manera muy esporádica, otros, como ser travieso, movido o desobediente, si están presentes de manera muy frecuente en los nietos/as de los abuelos/as estudiados.
Este aspecto quizá se observa mejor si tenemos en cuenta cuántos abuelos/as mencionan que el comportamiento está ausente o presente (con independencia de su frecuencia) en el nieto/a que cuidan. Los resultados son los siguientes:
Número y porcentaje
que lo menciona
n %
Agresivo 58 18,9
Insulta 98 31,4
Vago 146 47,4
Contesta mal 153 49,7
Muy dependiente 209 67,6
Desordenado 217 70,5
Desobediente 252 81,6
Travieso 256 82,2
Movido 286 93,2
43
Como promedio, las personas de la muestra mencionaban la presencia de 5,45 comportamientos difíciles (d.e. 2,17), distribuyéndose de acuerdo con el siguiente gráfico:
0
10
20
30
40
50
60
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Número de comportamientos diferentes
Núm
ero
de p
erso
nas
Se observa que 26 personas mencionaban, con independencia de su frecuencia, la presencia de todos los comportamientos recogidos en el cuestionario.
Adicionalmente, se calculó también la puntuación acumulada de todos los comportamientos problemáticos, sumando las puntuaciones en cada uno de los nueve incluidos en el cuestionario. La media, dentro de un rango de 0 a 27, resultó de 9,04 (d.e.=4,35). Las puntuaciones se distribuían de acuerdo al siguiente gráfico:
44
0
5
10
15
20
25
30
35
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27
Punt. acumulada comport. problemáticos
Núm
ero
de p
erso
nas
Factores de influencia
El sexo del abuelo/a cuidador no generaba diferencias significativas ni en la puntuación acumulada del cuestionario de comportamientos problemáticos ni en el número de comportamientos diferentes mencionados. Sin embargo, la influencia del sexo del nieto/a sí resultaba ser significativa en ambos parámetros. Así, se mencionaban más variedad de comportamientos problemáticos si el nieto cuidado era varón que si era mujer (t=2,757; p<0,01), y la puntuación global del cuestionario también era más elevada si se contestaba en función de un varón que de una mujer (t=3,351; p<0,001). En cambio, la línea familiar (nietos/as paternos frente a maternos) no generó ninguna diferencia en esas dos variables.
En cuanto a la edad, los nietos más mayores tendían a generar más variedad de problemas de comportamiento (rho=0,300; p<0,001) y puntuaciones mayores en el cuestionario total (r=0,237; p<0,001). Analizando los comportamientos concretos, en la siguiente tabla se ordenan por la magnitud de la correlación con la edad del nieto/a a que se refieren:
Rho de
Spearman Sig.
Vago 0,295 p<0,001
Contesta mal 0,270 p<0,001
Insultos 0,256 p<0,001
Desordenado 0,204 p<0,001
Desobediente 0,165 p<0,001
Agresivo 0,130 p<0,01
Muy dependiente -0,100 p<0,05
Travieso 0,060 n.s.
Movido 0,013 n.s.
45
Se observa que todas las correlaciones significativas menos una van en la misma dirección: a más edad, más problemas. La única que se presenta en la dirección contraria es la excesiva dependencia.
En contraste con estas relaciones, la edad del abuelo no generó ninguna relación significativa con aspectos relativos a la problemática señalada en los nietos. Las variables relativas al nivel social (estudios alcanzados, ingresos familiares) tampoco generaron relaciones significativas.
Por último, en cuanto a la intensidad de cuidado, se encontraron relaciones significativas entre el tiempo que hacía que se proporcionaban los cuidados y los comportamientos problemáticos reportados, tanto el número de comportamientos problemáticos diferentes (rho=0,276; p<0,001) como la puntuación global del cuestionario de comportamientos problemáticos (rho=0,250; p<0,001). En cambio, las horas y días de cuidado a la semana no mostraban ninguna relación con los comportamientos problemáticos. Tampoco generaba diferencias en este sentido el hecho de cuidar uno o varios nietos/as al mismo tiempo.
Ayudas recibidas
En cuanto a las ayudas que los abuelos/as cuidadores reciben para realizar su tarea, en la siguiente tabla se observa la media (con un rango de puntuación de 1, ‘nunca’ a 4, ‘muchas veces’) en cada una de las fuentes de ayuda que se consideraron:
Media Desviación
típica
Mi pareja 2,52 1,276
Otros familiares que viven
en casa 2,05 1,194
Hijos 1,74 1,042
Asistente doméstica 1,17 ,577
Administración u otras
instituciones 1,10 ,463
Asistencia legal 1,03 ,226
Se puede observar como muy pocas personas mencionan recibir ayuda de personas no familiares (asistentes domésticas, administración, asistencia legal). Estos datos se observan quizá de manera más clara si contamos las personas que no reciben ningún tipo de ayuda de cada una de las fuentes consideradas. Estos datos se muestran en la siguiente tabla:
46
Personas que no
reciben ayuda
n %
Mi pareja 107 35,0
Otros familiares que viven
en casa 154 51,0
Hijos 191 61,2
Asistente doméstica 284 91,9
Administración u otras
instituciones 294 94,2%
Asistencia legal 305 98,4%
La tabla indica que mientras una gran mayoría de personas sí recibe ayuda de su pareja (sólo un 35% no cuenta en alguna medida con esta fuente de ayuda), el resto de ayudas se reducen drásticamente, especialmente aquellas que no dependen de la familia.
Si se cuentan las diferentes fuentes de ayuda de las que dispone cada uno de los abuelos/as cuidadores, la media es de 1,67 (d.e. 0,99), distribuyéndose según el siguiente gráfico:
0
20
40
60
80
100
120
0 1 2 3 4 5
Fuentes de ayuda
Núm
ero
de a
buel
os/a
s
Se observa como 30 personas (el 10% de la muestra) no cuentan con ningún tipo de ayuda (en ninguna intensidad), mientras que muy pocas personas (apenas un 3%) cuentan con más de tres fuentes de ayuda, con independencia de su intensidad.
Como en el caso de los comportamientos problemáticos de los nietos/as, se calculó la puntuación acumulada resultado de sumar las puntuaciones directas en los seis ítems de ayuda. La media resultante (con un rango que iba de 0 a 18 puntos) fue de 3,56 (d.e.=2,18). La distribución de puntuaciones se ajustaba al siguiente gráfico:
47
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
Puntuación acumulada de Ayudas
Núm
ero
de p
erso
nas
Factores de influencia
El género influía tanto en la variedad de fuentes de ayuda disponibles como en la puntuación acumulada global. Así, tras aplicar una prueba t de Student para muestras independientes, la media de ayudas diferentes recibidas por los hombres era significativamente mayor que las recibidas por las mujeres (t=2,574; p<0,01). En cuanto a la puntuación acumulada del cuestionario, también era mayor en los hombres que en las mujeres (t=4,830; p<0,001).
Esta diferencia se generaba, principalmente, porque los hombres mencionaban significativamente más que las mujeres ser ayudados por su pareja (t=6,612; p<0,001). Mientras que el 86% de los hombres mencionaban que su pareja les ayudaba en los cuidados, este porcentaje caía al 59% en las mujeres.
En parte, esta diferencia viene causada por la presencia de más viudas que viudos: el 98% de los hombres casados reconocen recibir ayuda de su pareja, mientras que el 87% de las mujeres casadas lo reconocen. Como vemos, las diferencias entre hombres y mujeres se estrechan si sólo tenemos en cuenta a las personas casadas. Sin embargo, este hecho no lo explica todo, dado que, tomando en cuenta sólo a los casados, la intensidad de la ayuda recibida por la pareja también es significativamente mayor en los hombres que en la s mujeres (t= 5,478; p<0,001).
Otras variables, como el sexo del nieto, la línea familiar, la edad del nieto/a que se cuida, la edad del abuelo/a cuidador, su nivel de ingresos o su nivel de estudios no tenían ninguna influencia en las fuentes de ayuda recibida ni en la puntuación global del cuestionario de ayudas.
Por último, ninguna de las medidas de intensidad de cuidado (tiempo que hace que se cuida, horas a la semana, días a la semana, cuidar de uno o de varios nietos) se relacionaba significativamente ni con el número de ayudas diferentes de las que disponía la persona ni con la puntuación acumulada total del cuestionario de ayudas.
48
Satisfacción que proporciona cuidar a nietos
Como se ha comentado en otras partes de este informe, cuidar a nietos/as genera ciertas emociones, entre las que la satisfacción es una de las más importantes y señaladas por la literatura. En este sentido, en la siguiente tabla se detallan las puntuaciones medias de cada uno de los ítems del cuestionario de satisfacción que se utilizó en el estudio:
Media Desviación
típica
Disfruto mucho 3,78 ,465
Que disfrute de pequeñas cosas me
pone contento 3,78 ,487
Me siento más cercano a él 3,73 ,507
Me llena de satisfacción 3,72 ,540
Me hace feliz 3,72 ,535
Es la alegría de mi casa 3,57 ,677
Si dejara de cuidarlo lo sentiría mucho 3,37 ,799
Tener responsabilidades hace que me
encuentre mejor 3,30 ,770
Me aseguro que está recibiendo la
atención adecuada 3,22 ,874
Me siento más activo 3,21 ,874
Da sentido a mi vida 3,17 ,875
Como observamos en la tabla, todos los ítems de la escala presentan una puntuación media superior a tres (es decir, el acuerdo de los participantes ante las afirmaciones se encuentra entre ‘bastante’ y ‘mucho’). Estas respuestas indican una muy elevada satisfacción de los participantes hacia las tareas de cuidado de los nietos.
De hecho, la media obtenida en la suma total de ítems es de 27,5 (en un rango de 0 a 33 puntos), con 61 personas (del total de 310 que incluía la muestra) obteniendo una puntuación de 33, la máxima posible y resultado de puntuar con ‘mucho’ a todos los ítems del cuestionario.
Una cuestión importante respecto al cuestionario de satisfacción es conocer si realmente esta satisfacción se puede entender como un concepto unidimensional o si podemos diferenciar componentes dentro del concepto que quizá podrían obtener respuestas diferenciales de los participantes o mantener un patrón específico de relaciones con otras variables.
En este sentido, se procedió a llevar a cabo un análisis de componentes principales, aplicando una rotación varimax. La matriz de componentes rotó tras tres iteraciones, dando lugar a una solución que explicaba el 59,8% de la varianza total. Esta solución constaba de dos componentes, el primero explicaba el 35,1% de la varianza total y el segundo el 24,8%. Vemos en la siguiente tabla estos datos, correspondientes a la matriz ya rotada:
49
Componente Autovalores % varianza
explicada
% varianza
acumulado
1 3,86 35,15 34,12
2 2,71 24,69 59,89
La matriz de componentes rotados resultante fue la siguiente (se especifican en ella únicamente los pesos mayores a 0,30):
Componente
1
Componente
2
Me llena de satisfacción ,85
Disfruto mucho ,79
Me hace feliz ,76 ,30
Me siento más cercano a él ,71
Que disfrute de pequeñas cosas me pone
contento ,60
Es la alegría de mi casa ,53 ,49
Da sentido a mi vida ,41 ,73
Me siento más activo ,30 ,67
Me aseguro que está recibiendo la atención
adecuada ,69
Tener responsabilidades hace que me
encuentre mejor ,50 ,62
Si dejara de cuidarlo lo sentiría mucho ,48 ,60
A partir del peso de los diferentes ítems en cada uno de los componentes, no resulta fácil llegar a una interpretación clara de los resultados. Sin embargo, el primer componente parece recoger aquellos ítems en los que lo esencial es la reacción emocional (de satisfacción, de felicidad, de disfrute, de intimidad, de alegría) que despierta estar con y cuidar del nieto. En cambio, en segundo de los componentes agrupa ítems en los que este sesgo emocional es menos claro, y en los que se aprecia una valoración de tipo más racional o cognitiva de los efectos positivos que produce en la vida del abuelo/a cuidar al nieto/a (más actividad, sentido de la vida, asegurarse de que los cuidados son los mejores, etc.) La diferencia no es del todo clara dado que existe un ítem en el primer componente (‘es la alegría de mi casa’) cuyo peso en el segundo componente es algo. De manera similar, hay dos ítems atribuidos al segundo factor (‘tener responsabilidades hace que me encuentre mejor’ y ‘ si dejara de cuidarlo lo sentiría mucho’) con pesos altos en el primer componente. Este último hecho parece indicar que el componente emocional, como por otra parte parece lógico, no está del todo ausente en la valoración de los efectos positivos ‘objetivos’ sobre la vida que los participantes atribuyen a cuidar a un nieto/a.
A pesar de eso, se han construido dos variables que agrupan los ítems que cargan preferentemente en uno y en otro componente. A una le hemos llamado ‘Satisfacción emocional’ y a otra ‘Satisfacción cognitiva’. Como estas nuevas variables recogen la media de las puntuaciones en los ítems que agrupan, sus valores también se sitúan en un rango de
50
entre 1 y 4 puntos. Las puntuaciones promedio de cada una de estas nuevas variables son las siguientes:
Media Desviación
típica
Satisfacción Emocional 3,71 0,41
Satisfacción Cognitiva 3,25 0,62
Como se observa, aun siendo altas ambas, las puntuaciones en satisfacción emocional son más altas aún que en satisfacción cognitiva, con lo que cabe interpretar que el impacto positivo fundamental del cuidado de los nietos es más de tipo afectivo. A pesar de ello, y como era de esperar, la correlación entre los dos componentes de la satisfacción fue muy alta, llegando a 0,680 (p<0,001). Esto indica una estrecha asociación entre ambos componentes.
Factores que influyen en la satisfacción
Edad y género
En primer lugar se realizaron correlaciones bivariadas con tanto la edad del abuelo/a que contestaba el cuestionario como con la edad del nieto/a al que se cuidada durante más horas. En este caso, mientras la edad del abuelo/a parecía irrelevante respecto a la satisfacción (ninguna correlación alcanzó la significación estadística), la edad del nieto sí mostró algunas relaciones. En concreto:
Se observó una correlación negativa de la edad del nieto/a cuidado con la satisfacción que generaba su cuidado (a más edad, menor satisfacción), tanto en la puntuación global de satisfacción (r=-0,158; p<0,01) como en sus componentes cognitivo (r=-0,137; p<0,01) y especialmente emocional (r=-0,154; p<0,01).
Los ítems que correlacionaron significativamente (y de manera negativa), con la edad del nieto/a cuidado fueron los siguientes: ‘me llena de satisfacción’, ‘me siento más cercano’, ‘disfruto mucho’ y ‘es la alegría de mi casa’
Respecto al posible impacto del género en la satisfacción que generaba el cuidado de los nietos, se analizaron los efectos del sexo del abuelo/a, del sexo del nieto/a cuidado y de la línea familiar del nieto/a (nietos/as paternos frente a nietos/as maternas). Para analizar las posibles diferencias se aplicó la prueba t de Student para muestras independientes. Los resultados de la prueba indican que ninguna de las tres variables influía en las puntuaciones de los 11 ítems del cuestionario de satisfacción.
Por último, los dos indicadores de los que se disponía en relación al nivel social de los abuelos/as, el nivel de estudios alcanzado por el abuelo/a y los ingresos de su unidad familiar al mes, no correlacionaron ni con las puntuaciones globales ni con ninguno de los ítems que componían el cuestionario de satisfacción.
Intensidad de los cuidados
Un aspecto que pude influir en la satisfacción que genera cuidar es la intensidad de los cuidados. Para recoger esta intensidad se incluyeron en el cuestionario cuatro variables: número de años que se lleva cuidando, número de días a la semana que se cuida, número de horas a la semana que se cuida y a cuántos nietos se cuida.
51
En general, las correlaciones existentes entre estas variables de intensidad de cuidados y las puntuaciones (globales o ítem por ítem) del cuestionario de satisfacción fueron muy bajas. En concreto:
Ni los años que se llevaba cuidando, ni los días a la semana ni las horas a la semana se relacionaban de manera significativa con la satisfacción global que proporcionaban los cuidados (ni con sus componentes cognitivo y emocional por separado)
Cuando se entraba en las correlaciones con ítems concretos del cuestionario, los días y las horas a la semana correlacionaban positivamente con uno de ellos: ‘me aseguro de que está recibiendo la atención adecuada’ (r=0,154; p<0,01 y r=0,184; p<0,01 respectivamente). En cambio, ‘disfruto mucho’ correlacionaba negativamente con las horas a la semana que se cuidaban a los nietos (r=-0,120; p<0,05), es decir, aquellos abuelos/as que cuidaban más horas a los nietos tendían a reportar menor disfrute con los cuidados.
El número de nietos que se cuidan al mismo tiempo (uno frente a más de uno) no parecía influir en las puntuaciones globales de satisfacción, ni cuando se consideraba su componente cognitivo (aunque la tendencia era a ser más elevadas en las personas que sólo cuidaban un nieto). En cambio, las medias en el componente emocional, de acuerdo con la prueba t de Student, sí diferían significativamente entre los grupos (t=2,162; p>0,05), siendo más elevada la satisfacción emocional del grupo que cuidaba sólo a un nieto (3,75) que la del grupo que cuidaba a más de uno (3,56).
Comportamiento del nieto/a
La relación entre los comportamientos problemáticos del nieto/a y el grado de satisfacción manifestado por los abuelos/as fueron muy modestas. Ni la cantidad de comportamientos problemáticos diferentes y la puntuación global en el cuestionario de comportamientos problemáticos correlacionaron con las puntuaciones globales de satisfacción. Para encontrar correlaciones significativas hemos de descender a aspectos más concretos, como:
La cantidad de problemas de comportamiento diferentes se relacionaba significativamente con el componente emocional de la satisfacción (r= -0,156; p<0,01), pero no con el cognitivo. Igual pasaba con la puntuación global de problemas de comportamiento (r=-0,168)
Tanto la cantidad de problemas de comportamiento diferentes como la puntuación global en el cuestionario de problemas de comportamiento se relacionaban, modesta pero significativamente, con algunos ítems del cuestionario de satisfacción: ‘me llena de satisfacción’, ‘disfruto mucho’, ‘es la alegría de mi casa’ y ‘me hace feliz’.
A pesar de todo, la dirección de las relaciones era siempre la esperada, negativa. Es decir, a más problemas, menos satisfacción.
Apoyos para el cuidado
A diferencia de lo que podría esperarse, la variedad de fuentes de apoyo para cuidar a los nietos no influía en la satisfacción que generaba ese cuidado. Cuando se relacionaron las intensidades de los diferentes tipos de ayuda considerados (de la pareja, de los hijos, de otros familiares que vivían en casa, de asistentes domésticos, de la administración, etc.) con las puntuaciones del cuestionario de satisfacción, esta relación no alcanzó la significación estadística en ningún caso.
Por otra parte, las relaciones entre el número de fuentes de ayuda y cada uno de los ítems del cuestionario de satisfacción tampoco alcanzaron la significación estadística.
52
Por último, las diferencias entre el grupo de abuelos/as que vivía solo y aquel que vivía con alguien (lo que, potencialmente, puede poner a disposición de la persona recursos de ayuda y respiro) no fueron estadísticamente significativas.
Dificultades que implica el cuidado de nietos
Además de un cierto grado de satisfacción, los abuelos/as que cuidan nietos/as también pueden percibir ciertas dificultades al realizar esta tarea. Sin embargo, estas dificultades parecen ser pocas en nuestro estudio.
En concreto, la media obtenida en el cuestionario global sobre las dificultades que utilizamos en nuestro estudio fue muy baja. En concreto, alcanzó un valor de 5,38, en un rango de puntuaciones que iba de 0 a 45. De hecho, 31 personas (el 10,2% de la muestra) marcaron sistemáticamente en todos los ítems la opción ‘nada’, que implicaba la ausencia de dificultad.
La medias de cada uno de los ítems se pueden observar en la siguiente tabla:
Media Desviación
típica
No puedo hacer lo quiero 1,94 ,824
Me siento atado 1,67 ,742
No tengo tiempo para mí mismo 1,53 ,748
Mi vida social a disminuido 1,37 ,672
Me cansa mucho 1,84 ,783
Las relaciones con otros miembros de la
familia ha empeorado 1,06 ,339
Mi salud ha sufrido 1,17 ,483
No seré capaz de cuidarlo mucho tiempo
más 1,35 ,764
Me ha creado problemas de espacio en
mi casa 1,13 ,420
Estoy descuidando otros miembros de
mi familia 1,17 ,465
El día que lo deje de cuidar, será un
descarga 1,22 ,583
Me parece injusto 1,13 ,433
Me provoca estrés 1,35 ,583
Me impide disfrutar de mi tiempo libre 1,40 ,634
Si no lo cuidara tanto mi vida mejoraría 1,19 ,519
Como se puede observar, el grado de acuerdo con las diferentes afirmaciones es, en general, bajo o muy bajo. Así, prácticamente ningún participante piensa que su vida mejoraría si dejara de cuidar a sus nietos, cree que le impide disfrutar del tiempo libre o considera esa situación como injusta.
53
Por el contrario, los ítems que generan más acuerdo (aunque, aún así, un acuerdo muy bajo) son los relacionados con el cansancio o la falta de tiempo. En la siguiente tabla observamos cuántas personas (en números absolutos y en porcentajes) contestan ‘nada de acuerdo’ a cada uno de los ítems:
Personas que
contestan ‘nada de
acuerdo’
N %
No puedo hacer lo quiero 106 34,1%
Me cansa mucho 113 36,2%
Me siento atado 144 46,3%
No tengo tiempo para mí mismo/a 186 59,8%
Me impide disfrutar de mi tiempo libre 207 66,3%
Me provoca estrés 215 69,4%
Mi vida social a disminuido 226 72,4%
No seré capaz de cuidarlo mucho tiempo
más 242 78,1%
El día que lo deje de cuidar, será un
descarga 263 84,3%
Si no lo cuidara tanto mi vida mejoraría 268 85,9%
Mi salud ha sufrido 269 86,2%
Estoy descuidando otros miembros de
mi familia 270 86,5%
Me parece injusto 279 89,4%
Me ha creado problemas de espacio en
mi casa 280 89,7%
Las relaciones con otros miembros de la
familia ha empeorado 300 96,2%
Como vemos, mientras que alrededor de un 90% de participantes no creen en absoluto que cuidar nietos/as sea una situación injusta o que sus relaciones familiares hayan empeorado, un 65% están al menos algo de acuerdo en que cuidar nietos no deja hacer todo lo que uno quiere o que cansa mucho. Más de la mitad también está al menos algo de acuerdo en que suscita sentimientos de verse atado.
Como en el caso del cuestionario de satisfacción, en el cuestionario de dificultades también se pueden encontrar diferentes componentes de estas dificultades a partir de ítems que tiendan a covariar juntos. Para buscar estos posibles componentes se procedió también a llevar a cabo un análisis de componentes principales, aplicando una rotación varimax como en el caso del cuestionario de satisfacción.
La matriz de componentes rotó tras 17 iteraciones, dando lugar a una solución que explicaba el 59,01% de la varianza total. Esta solución constaba de tres componentes, el primero explicaba el 15,2% de la varianza total, el segundo el 19,5% y el tercero el 14,2%. Se observa en la siguiente tabla estos datos, que corresponden a la solución ya rotada:
54
Componente Autovalores % varianza
explicada
% varianza
acumulado
1 3,79 25,2 25,2
2 2,92 19,5 44,7
3 2,13 14,2 59,0
La matriz de componentes rotados resultante fue la siguiente (se especifican en ella únicamente los pesos mayores a 0,30):
Componente
1
Componente
2
Componente
3
Mi vida social a disminuido ,738
Me impide disfrutar de mi tiempo libre ,716 ,310
El día que lo deje de cuidar, será un descarga ,655
Me siento atado ,653 ,444
No tengo tiempo para mí mismo ,643 ,331
Si no lo cuidara tanto mi vida mejoraría ,605 ,428
Me ha creado problemas de espacio en mi
casa ,545 ,458
Las relaciones con otros miembros de la
familía ha empeorado ,806
Mi salud ha sufrido ,701
Estoy descuidando otros miembros de mi
familia ,423 ,657
No seré capaz de cuidarlo mucho tiempo más ,596 ,318
Me parece injusto ,490 ,520
Me cansa mucho ,777
No puedo hacer lo que quiero ,697
Me provoca estrés ,397 ,402 ,567
Se observa como el análisis diferencia tres componentes, aunque su interpretación no es sencilla. El primer componente parece incluir ítems relacionados con el aspecto relacional, que puede verse dificultado por el cuidado de los nietos. No obstante, algunos ítems del componente (‘si no lo cuidara tanto mi vida mejoraría’ y ‘me siento atado’ o ‘me ha creado problemas de espacio en mi casa’) también presentan cargas relativamente elevadas en otros componentes.
Por último, el segundo componente incluye ítems relacionados con problemas de tipo familiar y de salud, siendo muy difícil encontrar un núcleo común de significado que compartan los cinco ítems que se agrupan en este componente. Tres de los cinco, además, incluyen pesos factoriales altos en otros componentes.
55
Por último, el tercer componente parece agrupar ítems relacionados con dificultades de tipo psicológico, vinculados al estrés, a la sensación de cansancio o a no tener suficiente libertad para hacer lo que uno quiere hacer.
Como era de esperar, dado el peso de algunos ítems en varios componentes a la vez, las intercorrelaciones entre componentes fueron altas, y en todos los casos llegaban a un nivel de significación p<0,0001. Se observan estas correlaciones en la siguiente tabla:
Componente
1
Componente
2
Componente 2 0,662
Componente 3 0,510 0,439
Factores que influyen en las dificultades
Edad y género
Al igual que se hizo en el caso del cuestionario de satisfacción, en primer lugar se procedió a correlacionar las puntuaciones del cuestionario de dificultades con la edad, tanto del abuelo/a cuidador como del nieto/a cuidado durante más horas. Los principales resultados obtenidos fueron los siguientes:
La edad del abuelo/a cuidador parecía asociarse significativamente con una mayor puntuación en el cuestionario de dificultades (r=-0,145; p<0,05). Es decir, abuelos/as más jóvenes manifestaban más dificultades, aunque esta relación era de una intensidad modesta. En cambio, la edad del nieto cuidado era independiente de las dificultades manifestadas por su abuelo/a cuidador.
En cuanto a los ítems concretos en los que se producían diferencias, a menor edad del abuelo/a se manifestaban más dificultades en: ‘no puedo hacer lo que quiero’, ‘me siento atado’, ‘no tengo tiempo para mi mismo’, ‘mi vida social ha disminuido’, ‘me ha creado problemas de espacio en cas’, ‘el día que lo deje de cuidar será una descarga’, ‘me provoca estrés’, ‘me impide disfrutar de mi tiempo libre’ y ‘si no lo cuidara tanto mi vida mejoraría’.
En contraste, la edad del nieto/a cuidado sólo se relaciona, de forma muy modesta, con el ítem ‘me cansa mucho’ (r=0,112; p<0,05), en el sentido que nietos/as más jóvenes hacen que los abuelos manifiesten más cansancio.
En cuanto a la influencia de las variables relacionadas con el género (sexo del abuelo/a cuidadora, sexo del nieto/a al que se cuida durante más horas y línea familiar), una vez aplicadas las correspondientes pruebas t de Student para grupos independientes, los principales resultados son los siguientes:
Los abuelos puntúan significativamente menos en el cuestionario de dificultades que las abuelas (t=-1,984; p<0,05), aunque las diferencias no son muy grandes. Centrándonos en los ítems concretos, estas diferencias, siempre en el sentido de los hombres mencionando menos dificultad, se concretan en ítems como ‘me cansa mucho’, ‘mi salud ha sufrido’ y ‘el día que lo deje de cuidar será una descarga’.
No se encontraron diferencias entre las puntuaciones en el cuestionario de dificultad conseguidas por los abuelos/as que cuidan nietos varones y los que cuidan nietas. Cuando se aplicaron las pruebas estadísticas a los ítems concretos, aparecieron diferencias significativas en únicamente uno de ellos, ‘no puedo hacer lo que quiero’, y en la línea de los/as cuidadores de nietas puntando más dificultad que los/as cuidadores de nietos.
56
La línea familiar del nieto que se cuida, paterna o materna, no generó diferencias a la hora de valorar las dificultades, ni el la puntuación total del cuestionario ni en ninguno de sus ítems.
Por último, los dos indicadores de nivel social de la muestra de abuelos/as cuidadores, el grado de estudios alcanzado y los ingresos familiares, no correlacionaron significativamente ni con la puntuación global del cuestionario de dificultades ni con ninguno de los ítems que incluía.
Intensidad de los cuidados
La intensidad (en términos de tiempo) de los cuidados ofrecidos es, como ya se ha argumentado, un factor que podría afectar a las consecuencias (en este caso, las dificultades) que genera.
En este sentido, y tras realizar correlaciones de pearson, ni los años que se llevaba cuidando ni el número de días a la semana que se cuida se relacionaron con las puntuaciones globales del cuestionario de dificultades. Sin embargo, esta relación si se alcanzó con las horas a la semana que se cuidaba (r=0,232; p<0,001). Es decir, a más horas cuidando, más dificultades.
Para conocer qué dificultades en concreto aumentaban con las horas de cuidado, se realizaron las correlaciones con cada ítem por separado. Los resultados se muestran en la siguiente tabla (se muestran sólo las correlaciones estadísticamente significativas, un asterisco implica p<0,05 y dos asteriscos p<0,01):
Correlación con
num. horas de
cuidado
No puedo hacer lo quiero -
Me siento atado 0,112 (*)
No tengo tiempo para mí mismo 0,299 (**)
Mi vida social a disminuido 0,126 (*)
Me cansa mucho -
Las relaciones con otros miembros de
la familia ha empeorado 0,130 (*)
Mi salud ha sufrido 0,203 (**)
No seré capaz de cuidarlo mucho
tiempo más 0,117 (*)
Me ha creado problemas de espacio en
mi casa 0,122 (*)
Estoy descuidando otros miembros de
mi familia 0,183 (**)
El día que lo deje de cuidar, será un
descarga 0,255 (**)
Me parece injusto 0,270 (**)
Me provoca estrés 0,223 (**)
Me impide disfrutar de mi tiempo libre 0,176 (**)
57
Correlación con
num. horas de
cuidado
Si no lo cuidara tanto mi vida
mejoraría 0,196 (**)
Como se puede observar, en prácticamente todos los ítems existe una asociación significativa con las horas de cuidado. El aumento en el número de horas parece asociarse especialmente a una mayor sensación de situación injusta y a no tener tiempo para uno mismo.
Además, el análisis uno a uno de los ítems reveló también algunas correlaciones significativas con el número de días a la semana que la persona cuidaba. En concreto, a más días como cuidador, mayor puntuación en ‘el día que deje de cuidar será una descarga’ (r=0,192; p<0,01), ‘no tengo tiempo para mi mismo’ (r=0,169; p<0,01), ‘me parece injusto’ (0,135; p<0,05) y ‘me provoca estrés’ (r=0,119; p<0,05).
Por último, y respecto al número de nietos que se cuidaban a la vez, la aplicación de una prueba t de Student para grupos independientes (aquellos abuelos/as que cuidaban sólo a uno frente a los que cuidaban a más de uno) no arrojó diferencias significativas en las puntuaciones del cuestionario de dificultades. Cuando la prueba se aplicó ítem a ítem, tampoco se encontraron diferencias significativas entre grupos.
Comportamiento del nieto/a
El comportamiento problemático del nieto/a se relacionaba significativamente con la puntuación de dificultades en el cuidado del nieto/a, siendo la dirección de esta relación positiva (a más comportamientos problemáticos, más dificultades manifestadas).
En concreto, el número de comportamientos problemáticos diferentes alcanzó una correlación de 0,265 (p<0,001) con las puntuaciones del cuestionario de dificultades, mientras que en el caso de la puntuación global de comportamientos problemáticos, la correlación fue de 0,244 (p<0,001).
Ítem a ítem, todos los comportamientos concretos se relacionaban significativamente en la dirección esperada con la puntuación global de dificultades, excepto uno (‘es muy movido’).
Apoyos para el cuidado
Los apoyos que la persona tenía para el cuidado de los nietos no parecían estar relacionados con la puntuación global de dificultades, tanto examinando la cantidad de apoyos diferentes con los que se contaba como cuando se examinó la puntuación total del cuestionario de apoyos.
Como exponíamos para la satisfacción, un aspecto que también podría influir en la disponibilidad de ayuda para el cuidado de los nietos es el hecho de vivir solo o no. En este sentido, contrastando las puntuaciones en el cuestionario de dificultad de aquellos abuelos/as que vivían solos y los que no, no se encontraron diferencias significativas. Cuando este análisis se repitió ítem a ítem, sólo uno, ‘mi salud ha sufrido’ mostró diferencias (t=4,271; p<0,001), puntuando más los abuelos/as que vivían con alguien que los que vivían solos.
58
Modelo de consecuencias del cuidado
Por último, una vez analizadas una a una las diferentes variables relacionadas con las posibles consecuencias del cuidado (en términos de satisfacción y de dificultades), se ha procedido a comprobar el peso que tiene cada una de ellas en un modelo conjunto. Esto nos permitirá conocer los principales predictores tanto de la satisfacción como de las dificultades de cuidado.
Para alcanzar este objetivo se realizaron dos análisis de regresión, uno considerando la satisfacción como variable dependiente, y otro considerando las dificultades. En ambos modelos se tomaron las mismas variables independientes:
• Edad del abuelo/a cuidador
• Edad del nieto/a que se cuida más horas
• Sexo del abuelo/a cuidador
• Sexo del nieto/a cuidado
• Nivel de estudios alcanzados por el abuelo/a
• Ingresos de la familia del abuelo/a
• Intensidad de los cuidados
o Número de nietos que se cuidan a la vez
o Años que se lleva cuidando
o Días a la semana que se cuida
o Horas a la semana que se cuida
• Tareas de cuidado
o Cuidados en actividades básicas
o Cuidados en actividades instrumentales
o Cuidados en actividades relacionadas con el estudio
o Implicación en actividades de ocio
o Implicación en actividades de disciplina
• Comportamientos problemáticos del nieto/a cuidado
• Ayudas con las que cuenta el abuelo/a cuidador
La mayoría de variables eran continuas y se introdujeron directamente en las ecuaciones de regresión. En el caso de aquellas que no lo eran (p.e. las variables de género) se transformaron en variables dummy con valores 0 (femenino) y 1 (masculino). El método utilizado para calcular las regresiones fue el de introducción.
La ecuación resultante para la variable dependiente ‘satisfacción que aportan los cuidados’ tenía una capacidad explicativa muy pequeña (R^=0,075), y de todas las variables consideradas sólo tres (edad del nieto/a, años que hace que se le cuida e implicación en actividades de ocio) tenían un peso significativo para predecir la satisfacción (en el caso de la edad del nieto, el valor del coeficiente era negativo, lo que indicaba que más edad del nieto predecía menos satisfacción). Estos coeficientes los podemos observar en la siguiente tabla:
59
Coeficientes no
estandarizados
Coeficientes
estandarizados t Sig.
B Error típ. Beta
(Constante) 33,166 4,348 7,628 ,000
Edad abuelo/a -,013 ,040 -,019 -,319 ,750
Edad nieto/a cuida más
horas -,360 ,156 -,216 -2,316 ,021
Sexo abuelo/a -,268 ,762 -,021 -,352 ,725
Sexo del nieto/a ,255 ,564 ,024 ,451 ,652
Estudios ,201 ,337 ,035 ,598 ,550
ingresos unidad familiar -,160 ,273 -,035 -,586 ,558
Nietos que cuida -,062 ,313 -,011 -,199 ,842
Tiempo de cuidado ,398 ,147 ,233 2,711 ,007
Días a la semana ,062 ,219 ,016 ,283 ,778
Horas a la semana. -,007 ,020 -,019 -,344 ,731
Cuidados básicos -,002 ,455 ,000 -,004 ,997
Cuidados instrumentales 1,245 ,718 ,115 1,735 ,084
Implicación en estudio ,233 ,314 ,044 ,743 ,458
Implicación en ocio 1,464 ,541 ,158 2,705 ,007
Implicación en disciplina -,411 ,680 -,035 -,604 ,546
Abuelo/a vive solo ,558 ,735 ,043 ,758 ,449
Ayudas ,004 ,134 ,002 ,028 ,977
Probls.comportamiento del
nieto/a -,072 ,067 -,063 -1,083 ,279
a Variable dependiente: Satisfaccion
En el caso de los predictores de las dificultades encontradas en el cuidado del nieto/a, la educación de regresión resultó algo más predictiva (R^=0,125), y únicamente dos variables destacaron por alcanzar pesos predictores estadísticamente significativos: las horas de cuidado a la semana y los problemas de comportamiento que presentaba el nieto. A más horas y más problemas, más dificultades. En cambio, el resto de variables no aportaban un poder predictivo estadísticamente significativo.
Coeficientes no
estandarizados
Coeficientes
estandarizado
s
B Error típ. Beta t Sig.
(Constante) 12,780 4,273 2,991 ,003
60
Edad abuelo/a -,016 ,039 -,025 -,424 ,672
Edad nieto/a cuida más
horas -,026 ,153 -,016 -,172 ,863
Sexo abuelo/a ,761 ,743 ,060 1,024 ,306
Sexo del nieto -,551 ,555 -,052 -,994 ,321
Estudios -,098 ,330 -,017 -,298 ,766
ingresos unidad familiar ,478 ,267 ,105 1,789 ,075
Nietos que cuida ,149 ,307 ,025 ,485 ,628
Tiempo de cuidado -,087 ,143 -,050 -,604 ,546
Días a la semana ,049 ,213 ,013 ,232 ,817
Horas a la semana. ,058 ,020 ,161 2,920 ,004
Cuidados básicos ,270 ,445 ,037 ,607 ,545
Cuidados instrumentales ,576 ,704 ,053 ,817 ,414
Implicación en estudio ,143 ,311 ,027 ,461 ,645
Implicación en ocio -,581 ,533 -,062 -1,089 ,277
Implicación en disciplina 1,108 ,666 ,095 1,663 ,097
Abuelo/a vive solo -,205 ,722 -,016 -,284 ,776
Ayudas ,086 ,131 ,035 ,651 ,516
Probls.comportamiento del
nieto/a ,210 ,065 ,183 3,212 ,001
a Variable dependiente: Dificultades
Por último, también interesaba conocer las posibles consecuencias de los cuidados en el estado de salud y afectivo de los abuelos/as cuidadores.
Siguiendo el procedimiento estadístico explicado más arriba y con las mismas variables independientes, la ecuación de regresión para la variable dependiente ‘estado afectivo’ presentaba una capacidad explicativa pequeña (R^=0,095), y sólo cuatro de las variables alcanzaron la significación estadística: los estudios, las horas a la semana que se cuidaba de nietos, los cuidados en tareas instrumentales y los problemas de comportamiento del nieto/a cuidado. En todos los casos, la relación era en la misma dirección: a más estudios, más horas y más problemas de comportamiento, mayor puntuación en la escala de estado afectivo (esto es, peor estado afectivo, mayor depresión).
La tabla de predictores es la siguiente:
61
Coeficientes no
estandarizados
Coeficientes
estandarizados
B Error típ. Beta t Sig.
(Constante) 26,015 5,838 4,456 ,000
Edad abuelo/a 1,486 1,001 ,088 1,485 ,139
Edad nieto/a cuida más
horas -,333 ,740 -,024 -,450 ,653
Sexo abuelo/a -,006 ,054 -,007 -,118 ,906
Sexo del nieto/a ,170 ,201 ,077 ,843 ,400
Estudios 1,272 ,441 ,164 2,886 ,004
ingresos unidad familiar ,265 ,355 ,044 ,747 ,456
Nietos que cuida ,186 ,428 ,023 ,435 ,664
Tiempo de cuidado -,210 ,189 -,092 -1,111 ,267
Días a la semana -,120 ,297 -,023 -,403 ,687
Horas a la semana. ,062 ,026 ,133 2,380 ,018
Cuidados básicos ,524 ,613 ,053 ,856 ,393
Cuidados instrumentales -2,434 ,949 -,169 -2,566 ,011
Implicación en estudio -,200 ,415 -,028 -,483 ,629
Implicación en ocio -1,096 ,698 -,090 -1,571 ,117
Implicación en disciplina ,762 ,898 ,049 ,848 ,397
Abuelo/a vive solo 1,876 ,962 ,109 1,951 ,052
Ayudas ,035 ,177 ,011 ,197 ,844
Probls.comportamiento del
nieto/a ,345 ,087 ,227 3,950 ,000
a Variable dependiente: E_afectivo
En cuanto al efecto de las diferentes variables sobre el estado de salud de los abuelos/as cuidadores, se tomaron en consideración dos tipos de salud:
• La salud objetiva, estimada a partir de un cuestionario de problemas de salud, que los participantes tenían que manifestar si tenían o no. La variable resultante era la suma de todos los problemas de salud diferentes (y con qué intensidad se manifestaban) mencionados por los abuelos/as cuidadores.
• La salud subjetiva, haciendo estimar a los participantes su estado de salud en una escala de cinco puntos (de ‘excelente’ a ‘muy mala’).
Respecto al primero de los indicadores, el de salud objetiva, las variables independientes explicaban una parte pequeña de su varianza, aunque mayor que en el caso de los factores antes considederados (R^=0,160).
62
Tomadas individualmente, cuatro variables resultaron con un efecto significativo en la ecuación de regresión: la edad del abuelo/a (a más edad, más problemas de salud), los estudios, los días a la semana que cuidaban y las horas semanales de cuidado.
Los distintos coeficientes pueden observarse en la siguiente tabla:
Coeficientes no
estandarizados
Coeficientes
estandarizados
B Error típ. Beta t Sig.
(Constante) 13,157 3,243 4,056 ,000
Edad abuelo/a ,073 ,029 ,173 2,502 ,013
Edad nieto/a cuida más
horas ,021 ,123 ,019 ,173 ,863
Sexo abuelo/a ,861 ,562 ,106 1,531 ,127
Sexo del nieto/a -,219 ,429 -,032 -,509 ,611
Estudios ,518 ,252 ,136 2,051 ,041
ingresos unidad familiar ,302 ,200 ,104 1,514 ,131
Nietos que cuida -,127 ,281 -,028 -,454 ,650
Tiempo de cuidado ,106 ,118 ,091 ,893 ,373
Días a la semana -,458 ,179 -,172 -2,552 ,011
Horas a la semana. ,046 ,015 ,202 3,003 ,003
Cuidados básicos -,184 ,374 -,037 -,493 ,623
Cuidados instrumentales ,399 ,551 ,057 ,723 ,471
Implicación en estudio -,132 ,244 -,037 -,541 ,589
Implicación en ocio -,671 ,418 -,107 -1,606 ,110
Implicación en disciplina ,488 ,530 ,062 ,920 ,358
Abuelo/a vive solo ,928 ,583 ,105 1,591 ,113
Ayudas ,005 ,099 ,003 ,048 ,961
Probls.comportamiento del
nieto/a ,044 ,054 ,056 ,823 ,411
a Variable dependiente: Problemas de salud
Por último, la ecuación de regresión en el caso de la salud subjetiva como variable dependiente presentaba una capacidad explicativa algo menor al la referida a la salud objetiva, alcanzándose una R^ de 0,160.
Los predictores que resultaron significativos fueron únicamente dos: la edad del abuelo/a y las actividades de ocio compartidas con el nieto/a. Se pueden observar en la siguiente tabla:
63
Coeficientes no
estandarizados
Coeficientes
estandarizados
B Error típ. Beta t Sig.
(Constante) 1,147 ,628 1,828 ,069
Edad abuelo/a ,013 ,006 ,157 2,275 ,024
Edad nieto/a cuida más
horas -,041 ,024 -,186 -1,707 ,089
Sexo abuelo/a ,209 ,108 ,135 1,935 ,054
Sexo del nieto/a -,122 ,083 -,092 -1,468 ,143
Estudios ,007 ,049 ,009 ,143 ,887
ingresos unidad familiar ,049 ,039 ,087 1,266 ,207
Nietos que cuida ,075 ,053 ,087 1,414 ,159
Tiempo de cuidado ,044 ,023 ,193 1,908 ,058
Días a la semana ,015 ,035 ,029 ,435 ,664
Horas a la semana. ,003 ,003 ,078 1,164 ,246
Cuidados básicos -,059 ,071 -,062 -,828 ,408
Cuidados instrumentales -,084 ,106 -,062 -,789 ,431
Implicación en estudio -,028 ,046 -,041 -,599 ,550
Implicación en ocio -,173 ,080 -,145 -2,160 ,032
Implicación en disciplina ,179 ,103 ,116 1,737 ,084
Abuelo/a vive solo ,029 ,111 ,017 ,263 ,793
Ayudas ,005 ,019 ,018 ,282 ,778
Probls.comportamiento del
nieto/a ,017 ,010 ,113 1,691 ,092
a Variable dependiente: estado de salud
64
DISCUSIÓN
Las variables cualitativas y los factores relaciona dos
Grado de satisfacción en los cuidados
Diversos son los factores parecen influir en que el grado de satisfacción positiva mostrado en
la muestra sea muy alto, muy superior a la media teórica, con un porcentaje de personas
con puntuaciones de insatisfacción inferiores a ésta muy pequeño (3,1%). Por orden de
relevancia serían:
• Las edades más tempranas de los nietos/as (0-4 años) en detrimento de los
nietos/as mayores.
• Las tareas de cuidado propiamente dichas.
En relación a las tareas de cuidado, su influencia es por lo menos discutible, ya que
encontraremos esta variable también entre los factores que determinarán un mayor grado de
dificultades en el cuidado.
En la primera parte del análisis de resultados se indicaba la posible combinación de dos
componentes que podían influir en que el grado de satisfacción fuera especialmente elevado:
el componente emocional, relacionado con el sentimiento de alegría y satisfacción, y un
componente racional relacionado más con el contenido, sentido y compromiso con la función
del rol de abuelo/a cuidador/a. Sin duda los dos componentes están relacionados y pueden
caracterizarse como los dos aspectos más relevantes.
Un elemento más externos a la función del abuelo/a cuidador/a merece ser destacado: el de
la menor edad del nieto/a, más relacionado aparentemente con la función materna; cabe
recordar en este sentido que el 76,9% de la muestra son mujeres.
Por el contrario, los factores que más parecen influir negativamente en el grado de
satisfacción son: la mayor edad del nieto/a, el menor peso de las tareas de cuidado, el
mayor peso de las tareas de disciplina y el mayor grado de dificultades en el cuidado.
Destacar de éstas las dos últimas, especialmente relacionadas con la mayor edad de los
nietos/as.
Las tareas de cuidado
Las tareas de cuidado presentan una puntuación media ligeramente superior a la media
teórica; cabe destacar que el porcentaje de personas con puntuaciones superiores a ésta es
del 58% siendo, por tanto, importante el grado de dedicación a estas tareas. Esta variable
parece estar influida de forma compleja por multitud de factores, no siempre en la misma
dirección. Los que tienen una dirección más clara, en el sentido de que a mayores tareas de
cuidado se corresponden mayores valores en las variables serían:
65
• Mayores cuidados conllevan mayores problemas de comportamiento.
• El género del abuelo/a. Las mujeres asumen mayores cuidados.
• Mayores cuidados llevan asociados un mayor grado de responsabilidad.
En otros factores las tareas de cuidado tienen una dirección desigual según los valores de las
variables:
• Edad del nieto/a al que cuidan más horas.
• Años de cuidado.
• Horas/semana de cuidado.
Finalmente, en otros factores aparecen de forma contradictoria:
• Mayores cuidados generan mayor satisfacción.
• Mayores cuidados generan mayores dificultades.
La ayuda recibida
Presenta en la muestra una puntuación media inferior a la media teórica; en este caso el
porcentaje de personas con puntuaciones menores a esta media es del 100%, siendo, por
tanto, muy escasa la ayuda recibida. Paradójicamente, es un factor que parece tener poca
influencia en las demás variables. Únicamente aparece de forma significativa en:
• Las relaciones de convivencia. Los abuelos/as que conviven con su pareja y con
más familiares reciben más ayuda.
• Género: Las mujeres reciben menos ayuda que los hombres.
Grado de dificultades en el cuidado
Señalar previamente que la media del grado de dificultades es claramente inferior a la media
teórica, solamente un 1,2 % de las personas presentan puntuaciones inferiores a ésta. Por lo
tanto las dificultades que los abuelos/as de la muestra señalan son de menor medida.
Los principales factores relacionados con las dificultades están muy diversificados. Por orden
de relevancia serían:
• Un mayor número de horas/ semana de cuidados.
• El mayor peso de las tareas de disciplina.
• El mayor peso de las tareas de cuidado.
• Los mayores problemas de comportamiento.
• La menor satisfacción de los cuidados.
• Los mayores problemas de salud.
• Los mayores problemas emocionales.
66
Los componentes de salud, emocionales, familiares de los abuelos/as y los de relación
estricta con los nietos/as aparecen, como ya se indicó en el análisis de resultados, muy
interrelacionados.
Tareas de disciplina y problemas de comportamiento de los
nietos/as
Son dos variables que aparecen muy relacionadas en la influencia hacia las demás variables
con una dirección uniforme. Las puntuaciones medias son inferiores a la media teórica; en el
caso de las tareas de disciplina, un 6,7% de personas tiene puntuaciones superiores a la
media y, en los problemas de comportamiento, un 11,9% de personas tiene más problemas
que la media teórica.
Se presentan juntas en:
▪ Mayores dificultades en el cuidado.
▪ Mayor edad del nieto/a cuidado más horas.
▪ Más número de años de cuidado.
Los problemas de comportamiento aparecen solos en:
▪ El género de los nietos/as. Los niños varones presentan más problemas.
▪ En la mayor tasa de problemas emocionales.
Las tareas de disciplina aparecen solas, asociadas a:
▪ Un menor grado de satisfacción.
Problemas de salud
Presenta también una puntuación media inferior a la media teórica; sólo un 1% tiene
puntuaciones superiores a esta media, aunque el 29,8% manifiesta tener algún problema
leve. Es la variable que aparece con un grado de influencia externa mayor a las labores del
cuidado. Está relacionada con:
▪ El mayor grado de problemas emocionales, en general de tipo depresivo.
▪ Las mayores dificultades del cuidado.
▪ La mayor edad del abuelo/a cuidador/a.
Problemas emocionales
Igualmente que la anterior presenta una puntuación media inferior a la media teórica; un
4,8% tiene puntuaciones superiores a esta media en problemas emocionales y un 37,5%
manifiesta la presencia de estas dificultades alguna vez. Es una variable que presenta una
alta relación con los problemas de salud, aunque con mayor interrelación con las tareas de
cuidado que la anterior. Los factores asociados son:
▪ Los mayores problemas de salud.
67
▪ Las mayores dificultades en el cuidado.
▪ El mayor número de problemas de comportamiento del nieto/a.
Contrastes y Controversias
Edad del abuelo/a
La muestra del estudio presenta no se corresponde con la imagen tradicional del abuelo/a
mayor. Presenta una distribución de edad bastante diversificada, representando el grupo de
abuelos/as menores de 67 años un 53,9%, en contraste con el grupo de mayor edad
(46,1%).
No se presenta como significativo en nuestro estudio, la disminución de las implicaciones en
las tareas de cuidado con la edad, al contrario de lo que algunas investigaciones indican
(Neugarten y Weinstein, 1964; Robertson, 1977; Cherlin y Furstenberg, 1985, Thomas,
1986). Cabe destacar que en nuestra sociedad hay una mayor proximidad geográfica entre
los abuelos/as y los nietos/as, al contrario de lo que sucede en otros países, lo cual facilita
los contactos y el cuidado.
Género del abuelo/a
Hay en este aspecto una mayor concordancia con otros estudios que indican una mayor
implicación de las abuelas (Neugarten y Weinstein, 1964; Cherlin y Furstenberg, 1985). En la
muestra del estudio, no solamente las abuelas representan un porcentaje mayor (76,9%)
frente al 23,1% de los hombres, sino que están más involucradas globalmente en las tareas
de cuidado y especialmente en las actividades básicas e instrumentales. En las otras tareas
no se presentan, en nuestro estudio, diferencias de género.
Otras investigaciones de nuestro país (Fundació "la Caixa") también señalan una mayor
implicación de las abuelas en los cuidados, coincidiendo en la no distinción de género en
otras actividades que no sean básicas o instrumentales, y en la disminución de los cuidados
con la edad.
En los estudios específicos sobre abuelos/as cuidadores/as (Fuller-Thomson y Minkler, 2001),
también se señala la mayor presencia de mujeres y el predominio de la "función materna" en
las abuelas cuidadoras.
En cambio no existe una diferencia significativa entre líneas materna y paterna, al contrario
de lo que señalan otros estudios (Hagestad, 1985, Berjano y Benlloch, 1995).
Estilos y rol de los abuelos/as
El estilo de abuelo/a más habitual de la muestra, se corresponde con lo que Neugarten y
Weinstein (1964) definieron como abuelos cuidadores que asumen responsabilidades y
68
cuidados todos los días. También el perfil de los abuelos/as del estudio está próximo a lo que
Tyszkowa (1991) denomina como "participación en la provisión de cuidados y apoyo".
Nuestra muestra recoge mayoritariamente, lo que Pinazo (2005) define como abuelos
cuidadores auxiliares, que proporcionan ayuda y servicios a los nietos/as sin sustituir a los
padres, ya que los denominados abuelos cuidadores primarios o custodios, que sustituyen a
los padres por diversos motivos, representan únicamente un 2,6%.
En este contexto de ayuda a las familias de forma auxiliar, la tarea de los abuelos/as
cuidadores/as les permite a los padres compatibilizar la vida familiar y laboral (Tobío,
Fernández-Cordon y Agulló, 1998).
Tareas de cuidado y frecuencia
Los estudios realizados por el IMSERSO (1995, 2002) indican que entre los mayores de 65
años, el 35-40% presta algún tipo de ayuda a los nietos/as, lo cual indica la relevancia social
de las tareas de cuidado auxiliar.
Las tareas de cuidado de los abuelos/as cuidadores/as de la muestra no presentan grandes
diferencias respecto a otros estudios: actividades de ocio, instrumentales, básicas y de
disciplina tienen unos porcentajes similares; en el presente trabajo las actividades de ayuda
al estudio representan un porcentaje significativamente menor, seguramente por la edad de
los nietos/as, ya que el porcentaje de niños con edad inferior a los 10 años es del 90%.
Grado de satisfacción y/o dificultades
Al igual que en otros estudios (Benlloch, Calatayud, Llopis, Berjano y Pinazo, 1994), los
abuelos/as de la muestra presentan un alto grado de satisfacción.
¿A qué componentes está asociado este alto grado de satisfacción? En el análisis de la
muestra aparecen al menos dos componentes, uno más relacionado con las vinculaciones
emocionales con los nietos/as, las cuales proporcionan alegría y satisfacción y, otro más
racional, con una relación más estrecha con el contenido del rol de abuelo cuidador, que
proporciona apoyo y servicios a la familia de sus hijos de una forma que le hace sentirse útil,
responsable y comprometido.
Algunos estudios han señalado situaciones de gran dificultad en los cuidados proporcionados
por los abuelos/as cuidadores/as, asociados a síntomas de estrés; es lo que se ha venido en
llamar el "síndrome de la abuela esclava" (Guijarro, 2001). Nuestro estudio es coincidente
con el de Bowers y Myers (1999) en el sentido de considerar las posibles consecuencias
negativas de un alcance muy limitado. Probablemente estas situaciones de estrés puedan
darse en aquellos abuelos cuidadores denominados primarios, ya que asumen la custodia de
los nietos por ausencia o problemática grave de los padres. La sobrecarga que comporta
estas situaciones puede generar consecuencias negativas para los abuelos/as.
En nuestro estudio, la situación de separación de los padres si que parece generar un mayor
grado de dificultad en los cuidados.
69
Programas de formación
Se han desarrollado programas de formación específicos para ayudar a los abuelos a asumir
su nuevo rol (Strom y Strom, 1993). Parece ser que los resultados fueron positivos en
especial en las actitudes y comportamientos hacia sus nietos/as. El presente estudio sugiere
esta misma posibilidad de implementar un curso de formación específico para los abuelos/as
cuidadores/as, abierto a toda la diversidad de situaciones, pero especialmente conveniente
cuando se presentan problemáticas de mayor dificultad que las habituales.
Conclusiones
Retomamos, en el momento de las conclusiones, los objetivos que se explicitaban en el
proyecto de investigación. En primer lugar, el estudio del tipo, frecuencia y valoración de las
actividades de cuidado. En segundo lugar los efectos de la experiencia de cuidado, en los
niveles de salud física y psicológica (grado de satisfacción, dificultades, bienestar psicológico,
etc.). Aportamos las conclusiones más relevantes del estudio relacionados con estos
objetivos.
A. Sobre el tipo de actividades y frecuencia, son de destacar:
1. En relación al tipo de actividades, el peso medio relativo de las diferentes tareas de
cuidado se distribuye de la siguiente forma:
▪ Actividades de ocio (70,4%).
▪ Actividades instrumentales (66,8%).
▪ Tareas de disciplina (63,5%).
▪ Actividades de cuidados básicos (61,8%).
▪ Actividades de estudio (46,2%).
En las actividades básicas e instrumentales, las mujeres tienen una mayor presencia, no
existiendo diferencias de género en las demás.
2. En relación a la frecuencia, las puntuaciones medias son:
▪ Horas a la semana (22,3 h.).
Las tareas de cuidado, las dificultades y el grado de responsabilidad, aumentan con las
horas dedicadas al cuidado.
▪ Días a la semana (4,7 d.).
▪ Años de cuidado (3,9 a.).
70
Las tareas de cuidado tienen un mayor peso en la franja de 3-4 años de cuidado,
teniendo un peso menor en las dos grupos de años, primero (< 1) y último (>7).
Las tareas de disciplina y los problemas de comportamiento aumentan con los años de
cuidado, probablemente relacionado con la progresiva mayor edad del nieto/a.
B. Sobre las variables sociodemográficas que inciden en el cuidado, destacamos:
3. En cuánto al género del abuelo/a cuidador/a, las mujeres tienen una mayor dedicación a
los cuidados y reciben una menor ayuda.
▪ Hombres: Tareas de cuidado (50,1), Ayuda recibida (11,0).
▪ Mujeres: Tareas de cuidado (52,6), Ayuda recibida (10,0).
4. En relación a la edad del abuelo/a, el dato más destacable es:
▪ El aumento con la edad de los problemas de salud, siendo ésta una variable en parte
externa al cuidado.
5. En relación la edad del nieto/a,
▪ Las horas de cuidado son mayores en los 0-2 años, (26,1) disminuyendo con la edad.
▪ Las tareas de cuidado son mayores en los 5-6 años (53,9) y menores en las dos franjas
de edad primera y última.
▪ Las tareas de disciplina y los problemas de comportamiento aumentan con al edad.
▪ El grado de satisfacción es mayor en la primera franja de edad (0-2 años).
6. En relación al genero del nieto/a,
▪ Los niños varones (18,5) presentan mayores problemas de comportamiento que las
niñas (17.0).
7. En relación a la convivencia familiar de los abuelos/as,
▪ Los abuelos/as que viven solos reciben menos ayuda (8,7), en contraste con los
abuelos/as que viven en pareja y con los nietos/as (15,0).
C. En relación a las variables asociadas al cuidado, son de destacar:
71
8. En relación a las tareas de cuidado, los factores más relevantes son:
▪ Mayores cuidados conllevan mayores problemas de comportamiento.
▪ Mayores cuidados generan mayor satisfacción.
▪ Las mujeres asumen mayores cuidados.
▪ Mayor número Horas/semana de cuidado implica más tareas.
9. Respecto a la ayuda recibida, los únicos factores relevantes son:
▪ Convivencia: Los abuelos/as que conviven con su pareja y con más familiares reciben
más ayuda.
▪ Las mujeres reciben menos ayuda que los hombres.
10. En relación a los problemas de comportamiento, son más frecuentes en:
▪ El género de los nietos/as. Los niños varones presentan más problemas.
▪ Mayor número de años de cuidado.
▪ En la mayor tasa de problemas emocionales.
▪ Mayores dificultades en el cuidado.
11. Una mayor implicación en tareas de disciplina, tiene relación con:
▪ Mayores problemas de comportamiento.
▪ Un menor grado de satisfacción en el cuidado.
12. Sobre el grado de satisfacción de los cuidados, los factores que inciden de forma
relevante son:
▪ Las menores dificultades en el cuidado.
▪ Las edades más tempranas de los nietos/as.
▪ Tener que aplicar menos tareas de disciplina.
▪ El mayor volumen de tareas de cuidado.
13. Sobre el mayor grado de dificultades, los factores con más influencia parecen ser:
▪ La menor satisfacción de los cuidados.
▪ Los mayores problemas emocionales.
▪ Un mayor número de horas/ semana de cuidados.
72
▪ El mayor peso de las tareas de cuidado.
▪ Los mayores problemas de salud.
14. Los problemas de salud, estarían relacionados con:
▪ El mayor grado de problemas emocionales.
▪ La mayor edad del abuelo/a cuidador/a.
▪ Las mayores dificultades del cuidado.
15. Los problemas emocionales, tendrían una mayor relación con:
▪ Los mayores problemas de salud.
▪ Las mayores dificultades en el cuidado.
▪ El mayor número de problemas de comportamiento del nieto/a.
Implicaciones
A pesar de que el grado de satisfacción de los abuelos/as cuidadores/as es muy alto, cabría
destacar algunos aspectos sobre los cuáles podría ser deseable algún tipo de intervención.
Los problemas de comportamiento de los nietos/as están relacionados con la mayor edad de
ellos y las dificultades derivadas de la separación de los padres. Sus efectos se visualizan en
que en estas situaciones se generan mayores dificultades en el cuidado y van asociadas a
mayores problemas emocionales.
Sería conveniente ofrecer algún tipo de ayuda a los abuelos/as cuidadores/as en estos casos
para mejorar sus pautas de conducta frente a los comportamientos problemáticos. Esta
ayuda podría ofrecerse a través de algún curso de formación, o incluso de asesoramiento
individual para casos más difíciles.
Los problemas de salud y emocionales de los abuelos/as cuidadores/as son un segundo
aspecto sobre el cual cabría incidir. Sabemos que la mayor edad comporta mayores
dificultades de salud, asociados también a mayores problemas emocionales y dificultades en
el cuidado, especialmente si coinciden con comportamientos problemáticos de los nietos/as.
Aunque los resultados del estudio no avalan la tesis de la "abuela esclava", si conviene tener
presente que una sobrecarga de los cuidados puede acarrear mayores problemas de salud y
emocionales. En este sentido, la intervención debe ir más dirigida a los padres de los
nietos/as y a la sociedad en general, consistente en una mayor consideración y medida de la
demanda de cuidados por parte de los abuelos/as.
Ciertamente, la familia actual tiene dificultades para la conciliación de la vida familiar y
laboral, pero esto no debería significar que la tarea del cuidado de los hijos recayera única y
73
exclusivamente en los abuelos/as. Aunque las tareas de cuidado se asocian a una mayor
satisfacción en determinadas condiciones, también van asociadas a una mayor dificultad en
los cuidados en otras condiciones. Unas tareas de cuidado, delegadas por los padres, en una
cantidad moderada, son la mejor garantía para una mayor satisfacción y menores
dificultades para los abuelos/as y también para los nietos/as.
Finalmente, un tercer aspecto, muy directamente relacionado con el anterior, es la escasa
ayuda recibida por los abuelos/as cuidadores/as, especialmente de las administraciones.
Únicamente la pareja y los familiares próximos prestan alguna ayuda en la mitad o menos de
los abuelos/as cuidadores/as. Al igual que ha sucedido con las visitas a los nietos/as, en los
casos de separación familiar, que son garantizadas por ley, quizás convendría que una parte
de las percepciones económicas recibidas por las familias en relación a los hijos, estuviese
también destinada a los abuelos/as cuidadores/as. Esta circunstancia contribuiría a un
reconocimiento social de una función que se ha convertido para muchas familias en
imprescindible, ya que en verdad puede decirse que los abuelos/as cuidadores/as son
todavía el mayor y principal factor que ha contribuido a la conciliación de la vida familiar y
laboral en la sociedad actual.
El reconocimiento de su función, proporcionaría un contenido más sólido, estable y regulado
a rol del abuelo/a cuidador/a.
74
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79
ANEXO 1: PROTOCOLO DE LA ENTREVISTA
GUIÓN DE ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA
PRESENTACIÓN
Presentación del investigador
Breve presentación de la investigación
INICIO: DATOS BÁSICOS
Edad del entrevistado
Estado civil
Nº hijos
Personas que viven con él/ella
Nº nietos y edades
Nivel de estudios
Trabajo antes de jubilarse del entrevistado
Trabajo antes de jubilarse de su pareja
Estado de salud
Estado de salud de su pareja (si hay)
CUIDADOS Y TAREAS
� Usted cuida/ se ocupa de alguno de sus nietos, ¿verdad?
� ¿Cuando comenzó a cuidarlos? ¿Por qué? Entonces, ¿fue algo que usted eligió? ¿Es
necesario que usted cuide de sus nietos? Si usted no pudiera cuidarlos ¿qué alternativa
tendrían sus hijos?
� ¿Qué opina de aquellas personas mayores que no están dispuestos a cuidar de sus
nietos?
� ¿Cuántos cuida ahora? ¿Quiénes son? ¿Qué edades tienen y género?
80
� ¿Cuánto tiempo le dedica (horas semanales o días)? ¿Y el fin de semana y en
vacaciones?
� ¿Qué hace para cada uno? (resaltar si lo hace de manera simultanea o alternativamente)
(Actividades básicas e instrumentales, ocio, educación, etc)
� ¿Cómo son (los nietos que cuida)? ¿Cómo se portan?
SATISFACCIÓN
� ¿Está satisfecha con las tareas de cuidado para sus nietos? ¿Por qué? O ¿Le gusta cuidar
de sus nietos? ¿Qué le aporta?
� ¿Qué actividad de cuidado le resulta más gratificante? ¿por qué? ¿Y la que menos? ¿Por
qué?
� ¿Qué actividad le resulta más difícil de cuidar a sus nietos? ¿Por qué?
� ¿Ve diferencias en cuidar a ___ que a tal ___? (según el caso de cada entrevistado en
cuestiones como la edad, el género) ¿Le dan el mismo trabajo? ¿Se siente igualmente
satisfecha con el cuidado sobre unos y otros?
� ¿Está contento/a con la relación que tiene con sus nietos? ¿Por qué?
� ¿Usted se imaginaba cuidando a sus nietos? o ¿pensaba que algún día tendría que cuidar
de sus nietos? (imagen de ser abuela cuidadora)
PAUTAS DE CRIANZA
� ¿Cómo diría que es su forma de criar a sus nietos?
� ¿Y sus hijos?
� ¿Se portan mejor sus nietos cuando están con usted o con sus padres?
� ¿Comenta con sus hijos sobre la forma de educar a sus hijos?
EFECTOS
� ¿Cómo se organiza para ser la cuidadora de sus nietos?
� ¿Qué hace cuando no está con sus nietos? ¿Qué le gusta hacer en su tiempo de ocio?
� ¿Ha tenido que dejar alguna actividad que realizaba antes de cuidar de sus nietos?
� El tener que cuidar a sus nietos, ¿ha repercutido en algún aspecto de su estado físico /en
cómo se encuentra físicamente?
� ¿Ha notado algún tipo de estrés debido al cuidado de su nieto/a? ¿Dónde lo nota?
(aspectos de ansiedad, tensión, etc.)
� ¿Qué piensa su pareja de que usted cuide de sus nietos? ¿He repercutido este cuidado en
su relación de pareja? ¿En qué sentido?
81
NECESIDADES Y AYUDAS
� Su pareja, ¿ayuda también a cuidar a sus nietos? ¿En qué tareas?
� ¿Recibe algún tipo de ayuda económica de sus hijos para cuidar a sus nietos? ¿Para qué?
� ¿Usted cree que necesitaría algún tipo de ayuda para cuidar a sus nietos? ¿De qué tipo?
� Conociendo lo que es cuidar a sus nietos, si pudiera elegir, ¿volvería a tomar la misma
decisión?
83
ANEXO 2: CUESTIONARIO UTILIZADO
Grupo de Investigación en Gerontología
Abuelos/as Cuidadores
Este es un cuestionario sobre las relaciones que se establecen entre abuelos y nietos. Queremos conocer cuál es su opinión sobre estas relaciones en su caso. No existen respuestas correctas o incorrectas. No es un examen. Le pedimos por ello que lea las preguntas detenidamente antes de contestar. Muchas gracias por su colaboración.
Grupo de Investigación en Gerontología. Directora: Carme Triadó Tur
Dept. de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Passeig de la Vall d’Hebron,171- 08035 Barcelona.
Tel: 93 312 58 17 e.mail: [email protected]
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Sexo: � Hombre � Mujer
Edad: ____ años
Población de residencia: ______________________________________
Estado civil
� Casado/a
� Viudo/a
� Soltero/a
� Separado/a o divorciado/a
¿Qué estudios ha realizado?
� Educación superior (nivel licenciatura)
� Educación superior (nivel diplomatura)
� Educación secundaria (nivel bachillerato)
� Educación básica (nivel estudios primarios)
� Sin estudios
¿Cuál es su situación laboral actual?:
� Trabajo, tiempo completo
� Trabajo, tiempo parcial
� No trabajo, soy jubilado/a
� No trabajo, estoy desempleado/a
� No trabajo, soy ama/o de casa
Ingresos en la unidad familiar:
� Menos de 300 euros/mes
� De 300 a 600 euros/mes
� De 600 a 900 euros/mes
� De 900 a 1200 euros/mes
� Más de 1200 euros/mes
Número de hijos: _______ Número de nietos: _______
¿Cuántos nietos cuida en la actualidad? _______
¿Qué edades tienen? ________________________
¿Con quién convive? (marque con una cruz todas las casillas necesarias)
� Solo/a
� Pareja
� Hijo/s
� Nieto/s
� Otros familiares
� Otros no familiares
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A PARTIR DE AHORA, LAS PREGUNTAS QUE VIENEN A CONTINUACIÓN SE REFIEREN SÓLO AL NIETO/A QUE CUIDA MÁS HORAS
Edad del nieto/a: ____ años
Sexo: � Hombre � Mujer
Línea familiar: � Paterna � Materna
¿Cuánto tiempo hace que cuida a este/a nieto/a?: _____ años
¿Cuántos días a la semana cuida a este/a nieto/a?: _____ días
¿Cuántas horas semanales aproximadamente dedica a su cuidado?: ______ horas
¿Tiene su custodia Legal? � Sí � No
¿Cuál fue la razón principal por la cual comenzó a cuidar de su
nieto/a?
� Necesidades económicas de mi hijo/a
� Por cuestiones laborales de mi hijo/a
� Por problemas legales / de salud de mi hijo/a
� Por separación/divorcio de mi hijo/a
�Otras (especificar):________________________
¿Cómo calificaría la relación que mantiene con los padres del nieto/a que cuida?
� Excelente
� Buena
� Regular
� Mala
� Muy mala
Para cada una de las TAREAS DE CUIDADO a su nieto/a que aparecen a continuación señale la frecuencia con la que realiza cada una de ellas.
Nunca Pocas
veces
Algunas
veces
Muchas
veces
BASICOS
1. Despertarle por la mañana � � � �
2. Darle de comer � � � �
3. Lavarle/peinarle/cambiarle � � � �
4. Ducharle/bañarle � � � �
INSTRUMENTALES
5. Prepararle la comida � � � �
6. Llevarle o traerle del colegio /actividades
extraescolares � � � �
7. Vigilarle mientras se entretiene (en el
parque/en casa mientras juega/al ver la TV) � � � �
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Nunca Pocas
veces
Algunas
veces
Muchas
veces
8. Llevarle al médico � � � �
9. Hacerle o arreglarle ropa � � � �
10. Lavar/Plancharle la ropa � � � �
11. Recoger u ordenar sus cosas � � � �
12. Cuidados cuando está enfermo/a � � � �
ESTUDIO
13. Ayudarle a hacer los deberes � � � �
14. Controlar que hagan los deberes � � � �
OCIO
15. Leerle cuentos o libros � � � �
16. Pintar/dibujar juntos � � � �
17. Ver la televisión juntos � � � �
18. Jugar con él/ella � � � �
19. Pasear juntos � � � �
20. Ir a actividades culturales / deportivas
(cine, teatro, fútbol, etc.) � � � �
DISCIPLINA
21. Elogiarlo � � � �
22. Premiarlo � � � �
23. Reñirlo � � � �
24. Castigarle � � � �
25. Darle un cachete si se lo merece � � � �
Señale en que medida los siguientes COMPORTAMIENTOS de su nieto/a le resultan problemáticos:
Nunca Pocas
veces
Algunas
veces
Muchas
veces
1. Es desobediente � � � �
2. Contesta mal � � � �
3. Es muy travieso/a � � � �
4. Es agresivo � � � �
5. Es muy movido/a � � � �
6. Insulta o dice palabras mal sonantes � � � �
7. Es muy desordenado/a � � � �
8. Es demasiado dependiente � � � �
9. Es muy vago/a � � � �
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Señale en que medida recibe los siguientes tipos de AYUDA PARA EL CUIDADO de su nieto/a
Nunca Pocas
veces
Algunas
veces
Muchas
veces
1. Mi pareja me ayuda � � � �
2. Otros familiares que conviven en casa me
ayudan � � � �
3. Me ayuda una asistenta doméstica � � � �
4. Recibo ayuda económica o material de mis
hijos � � � �
5. Recibo ayuda de la administración u otras
instituciones � � � �
6. Recibo asistencia legal � � � �
7. Recibo otro tipo de ayuda
¿Cuál?___________________________ � � � �
Respecto a la SATISFACCIÓN que le proporciona cuidar a su nieto/a, señale en que medida está de acuerdo con las siguientes afirmaciones:
Nada Algo Bastante Mucho
1. Cuidar a mi nieto/a me llena de satisfacción � � � �
2. Ayudar a mi nieto/a me hace sentir mucho más
cercano/a a él/ella � � � �
3. Cuidando a mi nieto/a me aseguro que está recibiendo
la atención adecuada � � � �
4. Disfruto mucho estando con mi nieto/a � � � �
5. Tener responsabilidades sobre mi nieto/a hace que me
sienta bien conmigo mismo/a � � � �
6. Que mi nieto/a disfrute de pequeñas cosas me hace
estar contento/a � � � �
7. Cuidar de mi nieto/a da sentido a mi vida � � � �
8. Cuidar a mi nieto/a me hace feliz � � � �
9. Mi nieto/a es la alegría de mi casa � � � �
10. Si dejara de cuidar a mi nieto/a, lo sentiría mucho � � � �
11. Desde que cuido a mi nieto/a me siento más activo/a � � � �
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Respecto a las DIFICULTADES que experimenta cuidando a su nieto/a, señale en que medida está de acuerdo con las siguientes afirmaciones:
Nada Algo Bastante Mucho
1. Puedo arreglármelas para hacer todo lo que quiero a
pesar del tiempo que empleo a cuidar a mi nieto/a � � � �
2. Cuidar a mi nieto/a hace que me sienta atado/a � � � �
3. Debido a que cuido a mi nieto/a, no tengo suficiente
tiempo para dedicarme a mi mismo/a � � � �
4. Mi vida social ha disminuido debido a que tengo que
cuidar a mi nieto/a � � � �
5. Cuidar a mi nieto/a me cansa mucho � � � �
6. Desde que cuido a mi nieto/a las relaciones con otros
miembros de mi familia han empeorado � � � �
7. Mi salud ha sufrido debido a los cuidados que debo
dar a mi nieto/a � � � �
8. No seré capaz de cuidar a mi nieto/a mucho tiempo
más � � � �
9. Cuidar a mi nieto/a ha creado problemas de espacio
en mi casa � � � �
10. Debido al tiempo que dedico a mi nieto/a, estoy
descuidando a otros miembros de mi familia � � � �
11. El día que deje de cuidar a mi nieto/a será una
liberación � � � �
12. Me parece injusto que tenga que ser yo quién cuide
a mi nieto/a � � � �
13. Cuidar a mi nieto/a me provoca estrés � � � �
14. Cuidar a mi nieto/a me impide disfrutar de tiempo
libre � � � �
15. Si cuidara menos de mi nieto/a, mi vida mejoraría � � � �
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¿Cómo diría usted que es su estado de salud?
� Excelente
� Bueno
� Regular
� Malo
� Muy malo
En comparación con las personas de su edad, su salud es…
� Mejor que la salud de la mayoría
� Similar a la salud de la mayoría de personas de mi edad
� Peor que la salud de la mayoría
En el último año, ¿Cuántos días ha estado hospitalizado o ha tenido que guardar cama? ..................días
¿Padece usted alguno de los siguientes PROBLEMAS DE SALUD? Indicar el grado de severidad
No Algo Mucho
1. Hipertensión, problemas circulatorios � � �
2. Colesterol � � �
3. Diabetes � � �
4. Bronquios, problemas respiratorios � � �
5. Corazón � � �
6. Estómago, problemas digestivos � � �
7. Alergias � � �
8. Problemas endocrinos � � �
9. Depresión � � �
10. Ansiedad � � �
11. Artritis, artrosis, reuma � � �
12. Problemas en los huesos � � �
13. Problemas de visión � � �
14. Problemas de audición � � �
15. Problemas con el sueño � � �
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Por último, conteste estas preguntas indicando la frecuencia con la que suceden en su vida, o su grado de acuerdo según su experiencia personal.
Nunca Algunas
veces
Bastantes
veces
Muchas
veces
1. A medida que se va haciendo mayor ¿se ponen peor las cosas para
usted? � � � �
2. ¿Tiene tanta energía como el año pasado? � � � �
3. ¿Se siente solo/a? � � � �
4. ¿Ve lo suficiente a sus amigos y parientes? � � � �
5. ¿Le molestan ahora más las cosas pequeñas que antes? � � � �
6. ¿Siente que conforme se va haciendo mayor es menos útil? � � � �
7. ¿A veces está tan preocupado que no puede dormir? � � � �
8. ¿A veces siente que la vida no vale la pena ser vivida? � � � �
9. ¿Es ahora tan feliz como cuando era más joven? � � � �
10. ¿Tiene muchos motivos para estar triste? � � � �
11. ¿Tiene miedo de muchas cosas? � � � �
12. ¿Se enfada usted más que antes? � � � �
13. ¿La mayor parte del tiempo la vida le resulta dura y difícil? � � � �
14. ¿Se toma las cosas muy a pecho? � � � �
15. ¿Se disgusta con facilidad? � � � �
16. Según se va haciendo mayor, ¿las cosas son mejores de lo que
esperaba? � � � �