entre las gracias y el molino satánico. paz moreno feliú (reducido)

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El libro, dividido en cuatro partes : «La senda de las teorías», «La senda de las gracias», «Una gira etnográfica» y «La senda del molino» reúne una antología de ensayos de «antropología económica».

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  • 162 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    desembarazarse de ciertas abstracciones, como pueda ser la distincin entre derecho personal y derecho real, o que est a punto de aadir otros derechos al derecho brutal de la venta y del pago de servicios. Hay que decir que esta revolucin es saludable.

    En primer lugar, regresamos, y es necesario regresar, a las costumbres del

  • --y EL MOLINO SATNICO

    -- -er la distincin entre -" aadir otros derechos

    Hay que decir que esta

    su-, a las costumbres del _ en los pases anglosajo-

    a sean salvajes o muy ~erza- a considerarse - Entre las civilizaciones ::an jubileos (de deudo-- rriarquias, las syssitias ..:- del consulado estaban

    e ese tipo. Tambin hay :10r su salud, por su edu-. a y por su futuro. Hace '" de generosidad en los i endas, de venta de pro-nrremos un medio para

    aje y que se esfuerce en tra parte, es necesario que

    exceso de generosidad y -ociedad, como lo son el

    talismo de nuestras leyes. bosques le explica a un ~ estas delgado y plido >> .

    nueva moral consistir

    arcaica, a sus elementos. ~la accin que han conoc-

    en pblico, el placer de , de la hospitalidad y de las . enciones de la mutualidad, aquellas personas morales

    , valen ms que la simple o, ms que la vida rastrera l, e incluso, ms que el aho-

    d en la que rigiesen estos y e nuestras grandes nado-economa de este tipo. El ~on palabras vanas ni con-tos del mismo modo otro

    E... SAYO SOBRE EL DON 163

    grupos profesionales y perfeccionmoslos todava ms. Ser un gran progre-o, como Durkheim ya preconizaba.

    Haciendo esto, segn nuestro parecer, regresaramos al fundamento esen-cial del derecho, a los principios de una vida social normal. No hace falta desear que el ciudadano sea ni muy bueno ni muy subjetivo, ni muy insensi-ble ni muy realista. Slo es necesario que posea una consciencia profunda de mismo, pero tambin de los otros, de la realidad social (Hay algn otro

    tipo de realidad cuando tratamos sobre asuntos morales?). Es necesario que acte teniendo en cuenta sus propios intereses, los de los subgrupos y los de la sociedad. Esta moralidad es eterna, y se aplica igual a las sociedades ms evolucionadas, a las del futuro inmediato que a las menos desarrolladas que podamos imaginarnos. Estamos tocando el meollo. Ya no hablamos en tr-minos jurdicos, sino que hablamos de lombres y de grupos. De hombres, porque son ellos, es la sociedad, son los sentimientos de los hombres de carne y hueso los que han actuado siempre y en todas partes.

    Pero, permtannos demostrar lo anterior. El sistema que hemos propues-to denominar sistema de prestaciones totales, de clan a clan, es decir, aquel en que los individuos y los grupos intercambian todo entre s, constituye el istema econmico y jurdico ms antiguo que hemos podido constatar y

    concebir. Constituye la base sobre la que se ha construido la moral del don-intercambio. Es el tipo de sistema hacia el que, guardando las distancias, nos gustara que se encaminasen nuestras sociedades. Para esclarecer las fases ms antiguas de este sistema jurdico vamos a poner dos ejemplos que hemos tomado de dos sociedades distintas.

    En un corroboree, una danza pblica de tema dramtico, de Pine Moun-tain (centro oriental de Queensland) cada individuo, cuando llega su turno, entra en el lugar sagrado, portando en una mano el propulsor de lanzas y dejando la otra en la espalda; despus lanza su arma desde un crculo al otro extremo del espacio de danza, mientras grita cul es su lugar de procedencia, como por ejemplo: Mi tierra es Kunyan. Se detiene un momento en el que us amigos le ponen un regalo, que puede ser una lanza, un boomerang o

    cualquier otra arma, en su otra mano.

  • 164 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    lugar de los espritus, etc.. Despus de que cada uno de los jefes haya comi-do y hayan hecho las ofrendas del tabaco en el fuego, la frmula final expre-sa el efecto moral de la fiesta y de todas las prestaciones:

  • 166 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICC

    Este hecho general nos lo hemos encontrado en tierras maores, tsimshian. etc. Vemos, pues dnde radica la fuerza, a la vez mstica y prctica, que liga a los clanes, al tiempo que los divide, que divide su trabajo y a la vez les obH-ga a intercambiar. Tambin en estas sociedades el individuo y el grupo, sobre todo el subgrupo, han sentido siempre el derecho soberano a rechazar el contrato y esto es lo que ha dado el aspecto de generosidad a la circulacin de bienes. Por otra parte, normalmente, no tenan ni el derecho ni el inters en su rechazo. Es esto lo que hace a estas distantes sociedades tan familiar _ a las nuestras.

    El uso del dinero nos sugiere otras reflexiones. Los vaygu 'a trobriandeses los brazaletes y collares, al igual que los cobres del noroeste americano, o lo_ wampum iroqueses son al mismo tiempo, riqueza, signos de riqueza, medi de cambio y medio de pago, as como objetos a donar o a destruir. Son tam-bin compromisos ligados a las personas que los usan, y estos compr6miso: les unen. Por otra parte, como sirven de indicadores de dinero, hay inters e:r: darlos para poder obtener otros nuevos que se transforman en mercancas en servicios que se reconvierten a su vez en dinero.

    Se dira que el jefe trobriands o el tsimshian actan, salvando las distan-cias, cmo un capitalista que sabe deshacerse de su dinero en el momem apropiado para reconstruir a continuacin su capital mobiliario. El inters ~ el desinters explican igualmente esta forma de circulacin de riqueza y !-circulacin arcaica de los signos de riqueza que la acompaan.

    Ni siquiera la destruccin pura de riquezas se corresponde con el desape-go total que uno creera haber encontrado. Los actos de grandeza no estL tampoco exentos de egosmo. La forma suntuaria pura de consumo, cas. siempre muy exagerada, y a menudo puramente destructiva, en la que unas cantidades considerables de bienes que ha llevado mucho tiempo amasar _ que se dan o se destruyen de golpe, especialmente en el caso del potlatch, da;;, a estas instituciones un aire de derroche, de dispendio, de prodigalidad infan-til. En efecto, no slo se hacen desaparecer cosas tiles, alimentos exquisit = consumidos en exceso, sino que se destruyen por el placer de destruir objet como por ejemplo, los cobres, esos dineros que los jefes tsimshian, tlingit _ hai:da lanzan al agua o que los jefes kwakiutl y sus tribus aliadas destrozru:. El motivo de estos dones, de ese consumo furioso, de estas prdidas y de e destrucciones enloquecidas de la riqueza no es de ningn modo desinteresa-do, sobre todo en las sociedades del potlatch. Mediante los dones se estable ~ una jerarqua entre jefes y vasallos, entre vasallos e inquilinos. Dar es sign de superioridad, de ser ms, de estar ms alto, de ser magister; aceptar -retornar o sin devolver nunca nada es subordinarse, transformarse en clien:: y servidor, empequeecerse, caer en lo ms bajo (minister).

    El ritual mgico del kula llamado mwasila est lleno de frmulas y -:: smbolos que demuestran cmo el futuro contratante busca sobre todo --beneficio: la superioridad social hasta unos extremos que podramos llam -

    -=:._- AYO SOBRE EL DON

    rutales. As, despus de . socios, y tras haber 1m

    - , a los collares, a la ca un, regalos de apertura

    o, el mago, no sin e~ Yo derribo la

    etc. Mi hechizo ll.: hundirse ... etc. _ brujos al volar. 1i

    Ser el primero, el Ill -:~o : esto es lo que se b = jefe confirma su mana

    ba de recibir. Mantie ~nte a collares, hospi

    o la riqueza es, desde tigio como una co a

    mismo entre nosotro "'dio de dominar a lo h

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    d. Tampoco sta e 'lar anima a los jef :_~los andamaneses, etc. , - os nobles germanos,. ( _- la fra razn del m~r - ilizaciones tambin l

    a la de nuestra poca. , para tener a los h01

    - o sobre todo, biene de ediatamente durante l a quien haba hecho

    _ -ompensarle por la pr -~ers, pero este inters e ~- da. ( ... )

    Son nuestras socieda o, al hombre en un a.J os a ese gnero. Entre . o e irracional es todm

    : restos fsiles de nuesm - - do, es nuestro pone

    i:>er, el hombre de cien . -ido otra cosa. Hace mu

    de calcular.

  • .S Y EL MOLINO SATNICO

    a s maores, tsimshian, ica y prctica, que liga tbajo y a la vez les obli-ndividuo y el grupo, o 10 soberano a rechazar

    ~osidad a la circulacin el derecho ni el inter ciedades tan familiare

    ; vaygu'a trobriandeses, roeste americano, o lo gnos de riqueza, medio r o a destruir. Son tam-n, y estos compromiso e dinero, hay inters en Jrman en mercancas o

    .an , salvando las distan-dinero en el momento mobiliario. El inters y ulacin de riqueza y la ompaan.

    responde con el desape-s de grandeza no estn pura de consumo, cas-tructiva, en la que unas 1ucho tiempo amasar _ el caso delpotlatch, d~ >, de prodigalidad infan-es, alimentos exquisito: lacer de destruir objeto: efes tsimshian, tlingit _ ribus aliadas destrozar:... estas prdidas y de esas ngn modo desinteresa-te los dones se establece-inquilinos. Dar es sign ;er magister; aceptar siL transformarse en clien e ster). lleno de frmulas y "'

    1te busca sobre todo ~ que podramos llamar-

    :::... sAYO SOBRE EL DON 167

    rotales. As, despus de haber hechizado la nuez de betel que va a usar con sus socios, y tras haber lanzado un hechizo al jefe, a sus camaradas, a sus cer-

    os, a los collares, a la cabeza y a sus , a todo lo aportado, a los .,ari, regalos de apertura, etc., en una palabra, despus de haber hechizado -odo, el mago, no sin exageracin, canta:

    Yo derribo la montaa, la montaa se mueve, la montaa se derrumba, etc. Mi hechizo llega a la cima de la montaa de Dobu ( .. . ) Mi canoa va a hundirse .. . etc. Mi fama es como el trueno, mi paso como el ruido de los brujos al volar. Tudududu.

    Ser el primero, el ms guapo, el ms afortunado, el ms fuerte, el ms rico: esto es lo que se busca as como el modo de conseguirlo. A continuacin, d jefe confirma su mana distribuyendo entre sus vasallos y parientes lo que caba de recibir. Mantiene su rango entre los jefes devolviendo brazaletes

    ;1-ente a collares, hospitalidad frente a visitas y as sucesivamente. En este ;:aso la riqueza es, desde todo punto de vista, tanto un medio de mantener el prestigio como una cosa til. Ahora bien, estamos seguros de que no sucede "o mismo entre nosotros y de que la riqueza no es, por encima de todo, el ;nedio de dominar a los hombres?

    Pongamos ahora a prueba la otra nocin que hemos opuesto a la de don : a la de desinters: la del autointers, la de la bsqueda individual de la uti-J dad. Tampoco sta se desarrolla como la imaginamos. Si algn motivo -imilar anima a los jefes Trobriand o a los de los indios americanos o a los de los andamaneses, etc., o anim en otras pocas a los generosos hindes, a los nobles germanos y celtas en sus regalos y en sus gastos, este motivo no = la fra razn del mercader, del banquero o del capitalista. En aquellas

    ~jvilizaciones tambin les preocupaba su inters, pero de una forma distin-ra a la de nuestra poca. Atesoraban bienes, pero para gastar, para , para tener a los hombres . Por otra parte, intercambiaban, pero sobre todo, bienes de lujo, adornos, vestidos, o cosas que se consumen llUilediatamente durante las fiestas. Prestaban con usura, pero para humi-llar a quien haba hecho el primer regalo o intercambio y no solo para recompensarle por la prdida que le ocasionaba el

  • ACERCA DE LAS COSAS QUE SE DAN, DE LAS COSAS QUE SE VENDEN Y DE LAS QUE NO HAY QUE

    VENDER NI DAR, SINO QUE HAY QUE GUARDAR. UNA REEVALUACIN CRTICA DEL ENSAYO SOBRE

    EL DON DE MARCEL MAUSS1

    Maurice Godelier (EHESS-Paris)

    Nuestro objetivo comn, de historiadores o antroplogos, es analizar y ~omprender los diferentes modos de vida y de pensamiento inventados por la humanidad en su historia. Se trata de descubrir, en colaboracin con los dems especialistas de las ciencias sociales, las razones de la aparicin, de la conservacin y de la desaparicin de las diferentes formas de sociedad que la humanidad produjo y sigue produciendo. El hombre no vive en sociedad como los otros animales sociales, produce sociedad para vivir. Pero, observar, \ivir con los dems, dialogar con ellos, observar lo que hacen, or lo que dicen, comprender sus silencios, no significa identificarse totalmente con el otro, hacer de su verdad la nica verdad, como si cada uno de nosotros igno-rase las distancias que existen entre principios y prcticas, palabras y actos, como si no se supiera que todo orden social debe legitimarse para perpetuar-e y que en ese trabajo de justificacin muchos aspectos del funcionamiento

    real de la sociedad son ocultados, negados o disfrazados, transfigurados.

    No olvidemos que no estudiamos objetos sino que tratamos de compren-der cmo los seres humanos producen entre s relaciones que tienen sentido para ellos, relaciones que por lo general se esfuerzan en reproducir.

    Para construir una sociedad es necesario que una cierta cantidad de indi-viduos y de grupos se reconozcan una identidad comn, estn unidos por relaciones de dependencia material, poltica, simblica que hagan que cada uno, hasta cierro punto, contribuya a reproducir a los otros y dependa de los otros para reproducirse, as como tambin contribuyen a produci un todo que los contiene y que los supera a cada uno por separadp. Pero el no sig-nifica que por el juego, por la naturaleza misma de esas relaciones d de dencia recproca, esos individuos y esos grupos pertenecientes a una misma ociedad no se encuentren divididos entre s por intereses opuestos y que en

    cierras contextos no se opongan violentamente unos a otros.

    1 Publicado en Hispania (2000), Vol. LX/1, 204, Madrid, CSIC.

  • 170 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    Las contradicciones y los conflictos forman parte del funcionamiento normal de las sociedades. Y es evidente que no todas las contradicciones se originan en el seno de los grupos sociales sino tambin fuera de ellos, en las relaciones de fuerza y de dominacin que se instauran entre las sociedades, como es el caso actualmente, de manera espectacular, con la expansin y la dominacin mundial del sistema econmico y social nacido en Occidente desde hace cuatro siglos, es decir, del sistema capitalista.

    Precisamente en ese contexto, a partir de los pases centrales se difunde en el mundo entero la idea de que todo es vendible - Everything for sale-. Por esta razn mi objetivo es reexaminar el lugar del don en las diferentes culturas y mostrar que incluso en las sociedades en las cuales la economa de mercado est ms desarrollada existen realidades esenciales que estn ms all del mercado.

    Evidentemente, al elegir analizar el don, me sito en el seno mismo de la antropologa y tengo que remitirme a uno de los grandes momentos de esa historia y a un texto ineludible, el Essai sur le Don, de Marcel Mauss publica-do en 1925 que hizo clebre a su autor2 Recordemos el contexto de la com-posicin del Ensayo. Se escribe apenas unos aos despus del final de la Pri-mera Guerra Mundial, conflicto en el que Mauss haba perdido a la mitad de sus amigos, y de la victoria de la revolucin bolchevique en Rusia. Siendo socialista, haba sostenido a Jean Jaures, uno de los jefes del movimiento socialista, asesinado por haberse opuesto a esa guerra. Mauss, famoso uni-versitario, escriba cada semana en el diario popular L'Humanit. Despus de la guerra haba visitado Rusia, donde se edificaba el poder comunista, y a su regreso se haba convertido en opositor al bolchevismo por dos razones: por querer construir una economa que prescindiera del mercado y por recurrir sistemticamente a la violencia para transformar la sociedad3 Pero en el Ensayo sobre el Don, Mauss critica sobre todo al liberalismo, no aceptando que la sociedad se encierre cada vez ms en lo que llama la fra razn del comerciante, del banquero y del capitalista4 A modo de precursor disea, en 1921, quince aos antes de que el Frente Popular se imponga en Francia en 1936, un programa socialdemcrata en el que pide que el Estado otorgue a los que trabajan la ayuda material y la proteccin social que el salario no ofrece. Pero Mauss demanda tambin a los ricos y a los poderosos que mues-tren la misma generosidad interesada practicada por los jefes melanesios o los nobles Kwakiutl y que haban igualmente llevado a cabo los jefes celtas o

    2 MAuss, Maree!, Essai sur le don. Forme et raison de l'change dans les socits archai:-ques>> , en L'Anne sociologique, nouvelle srie, 1, 1925, y en id. Sociologie et Anthropologie, Paris, 1950 (trad. castellana, Ensayo sobre los dones. Motivo y formas del cambio en las sociedades pri-mitivas>>, Sociologa y Antropologa, Madrid, 1971, pp. 153-263. Las reflexiones sobre esta obra se han hecho en extenso en GoDELIER, Maurice, L'nigme du don, Pars, 1996 (trad. Barcelona, 1998).

    3 FoURNIER, Maree!, Marcel Mauss, Pars, 1994, pp. 417 y sigs . 4 MAUSS, Maree!, lbd., p. 270.

    - ERCA DE LAS CO

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  • ,CL-\S Y EL MOLINO SATNICO

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    ru es centrales se difunde e -Everything for sale- . del don en las diferentes las cuales la economa de esenciales que estn m s

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    espus del final de la Pri-aba perdido a la mitad de :hevique en Rusia. Siendo

    ~ los jefes del movimiento aerra . Mauss, famoso uni-ar L'Humanit. Despus de el poder comunista, y a su i-m o por dos razones: por el mercado y por recurrir

    u- la sociedad3 Pero en el liberalismo, no aceptando

    ue llama la fra razn del odo de precursor disea, en - -e imponga en Francia en ide que el Estado otorgue a n social que el salario no

    ~ a los poderosos que mue -i por los jefes melanesios o ado a cabo los jefes celtas o

    xhange dans les socits archai-~ Sociologie et Anthropologie, Pam .....: del cambio en las sociedades pri-

    las reflexiones sobre esta obra ~ ""ars, 1996 (trad. Barcelona, 199 :Si .

    ACERCA DE LAS COSAS QUE SE DAN, DE LAS COSAS QUE SE VENDEN Y ... 171

    germnicos en el pasado europeo. Porque, despus de siglos de cristianismo, pensaba que la

  • 172 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    que uno es. Un don forzado no es un don. El don voluntario aproxima al donante y al receptor y por ser voluntario crea una deuda a quin lo recibe, es decir, genera las obligaciones de recibir y de devolver o de volver a dar a su vez. Por lo tanto el don produce dos cosas al mismo tiempo, acerca y pone ambas partes a distancia. Instaura una disimetra, una jerarqua, entre el que da y el que recibe, puesto que, para que haya don, es necesario que lo dado sea aceptado. Desde Mauss se instaura como principio de an-lisis el hecho de que el don no es un acto que pueda ser estudiado aislada-mente, sino que forma parte de un conjunto que nace del encadenamiento de tres obligaciones, la de dar, la de aceptar el don y la de devolver cuando uno acept.

    Lvi-Strauss vio en Mauss el precursor del estructuralismo, es decir de mismo, por haber planteado el don como el primer eslabn de un,encadena-iniento de actos cuya estructura global tena que ser analizada. Solamente precursor, pues segn Lvi-Strauss, desgraciadamente Mauss haba abando-nado en el resto de su Ensayo sobre el Don los principios metodolgicos pro-puestos al considerar como una explicacin cientfica de la obligacin de devolver>> una ideologa indgena particular. Una ideologa que se encuentra en los discursos del sabio Tamati Ranaipiri, de la tribu de los ngati-raukawa quien haba contado al etnlogo Elsdon Best las creencias de los Maor en la existencia de un espritu (hau) en el objeto dado, espritu que obligara a quien recibe a devolver el objeto dado o algo equivalente a lo que se lo entreg (estos propsitos fueron recogidos por Elsdon Best en 1909). En resumerr segn Lvi-Strauss, Mauss se dej engaan> por una ideologa indgena compleja y sutil, segn l6 No era, sin embargo, la primera vez que un etn-logo caa en tal trampa.

    Existe efectivamente una falla en Mauss, y en ella se introdujo Lvi-Stra proponiendo otra explicacin de las nociones de hau o de mana o de manitu q~ interpreta como ejemplos de

  • l:-\S Y EL MOLINO SATNICO

    ,-oluntario aproxima al deuda a quin lo recibe, alver o de volver a dar a nismo tiempo, acerca y imetra, una jerarqua, ~ h aya don, es necesario como principio de an-a ser estudiado aislada-lee del encadenamiento y la de devolver cuando

    :turalismo, es decir de s ~Jabn de un encadena-er analizada. Solamente tte Mauss haba abando-[pios metodolgicos pro-fica de la obligacin de eologa que se encuentra bu de los ngati-raukawa, encias de los Maori en la espritu que obligara a

    !nte a lo que se lo entreg t en 1909). En resumen, una ideologa indgena,

    primera vez que un etn-

    e introdujo Lvi-Strauss, 1 de mana o de manitu que le > en \i-Strauss, cuando el esp-mceptos vacos que expre-;pritu y son la prueba del les de hau, mana o manitu >lico sobre lo imaginario, 1cluso en el lmite, los sm-izan. Veremos, sin embar-- conceptos y que si hubie-ginario sobre lo simblico )bjetos preciosos son ante

    eSOS , no tan raros por otra parte,

    ACERCA DE LAS COSAS QUE SE DAN, DE LAS COSAS QUE SE VENDEN Y ... 173

    todo sujeto de creencia cuya naturaleza es imaginaria antes de ser simblica, pue~to que las creencias conciernen a la naturaleza y a la fuente del poder y de la nqueza que en gran parte son realidades imaginarias. Las caracolas inter-cambiadas para obtener una mujer o entregadas para compensar la muerte de un guerrero aparecen como sustitutos de seres humanos y son como equivalen-tes imaginarios de la vida.

    Pero dnde se encuentra la falla en Mauss? ste haba dado razones sociolgicas para explicar las dos primeras obligaciones, es decir, la de dar y la de aceptar los dones. Segn l, uno est obligado a dar porque el dar obli-ga, y uno est obligado a aceptar, porque rechazar un don es quizs entrar en conflicto con el que lo ofrece. Pero por qu cuando un don es aceptado es necesario devolverlo? Mauss propuso una explicacin que reposaba princi-palmente en razones ideolgicas, es decir,en creencias mstico-religiosas. Lo que llevara a quien lo recibi a devolver un don sera una fuerza, un presente en el objeto recibido y que lo obligara a volver a manos de su primer propietario. Pero, de qu espritu se trata? Leyendo cuidadosamente a Mauss parecera que a sus ojos los objetos estn habitados no por uno sino por dos espritus. Ante todo, el de quin lo posey primero y luego lo don. De alguna manera, es el donante quien se encuentra presente en la cosa dada. Adems el objeto en s poseera un alma y sera como una persona que tiene el poder de actuar sobre otras personas . Retornando por su cuenta estas creencias maores, Mauss quera demostrar que el objeto dado no estaba realmente alienado, sino segua unido a su propietario, y por lo tanto, paradjicamente, era a la vez inalienable y alienado.

    Cmo explicar este dualismo? Lvi-Strauss apelaba a las estructuras inconscientes del espritu, mientras que Mauss a las creencias conscientes de las sociedades. Quiz sea otra la explica'cin y el dualismo implcito en el objeto donado podra encontrarse en el hecho de que lo rigen dos principios del derecho: un derecho inalienable de propiedad y un derecho de uso alie-nable. Cuando se da un objeto, lo que se conserva es la propiedad, lo que se cede es el derecho de utilizacin para otros dones pero no para otros usos. Esta interpretacin es la que proponen los habitantes de las islas Trobriand para explicar el funcionamiento de su sistema de intercambio ceremonial el famoso kula que le sirvi a Mauss como ejemplo melanesio simtrico del potlatch americano. Desgraciadamente, esta explicacin del mecanismo del kula no haba sido descubierta por Malinowski y Mauss no poda conocerla. La debemos a los recientes trabajos de Annette Weiner y de Frederick aman quienes a partir de la dcada de 1970 trabajaron en las islas Trobria y en la isla Woodlark respectivamente7 Se trata de dos punt es del Kula-

    7 WEINER, Annete, Women of Value, Men of Renown: New Perspectives in Trobriand Exchan-ge, Austin-Texas, 1976; Idern, Plus prcieux que l'or: relations et changes entre hommes et fem-

  • lAS y EL MOLINO SATNICO

    t una serie de islas y de a.

    LES m los dones que interesa-[Ue denomina

  • 176 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    mujer vale una mujer, la muerte de un guerrero es compensada por la muer-te de otro guerrero y la esfera de equivalencias entre los objetos y entre lo_ sujetos, entre las riquezas materiales y los seres humanos, vivos o muertos, es limitada.

    DONES Y CONTRADONES AGONSTICOS, EL POTLATCH El potlatch, y en general los dones y contradones agonsticos, ponen en

    juego una lgica totalmente distinta. Mauss seala que se trata de una verda-dera guerra por las riquezas, destinada a conquistar ttulos, estatus, poder: y en la que la rivalidad sobrepasa a la generosidad: es el acto de donar y de donar ms que los dems lo que realmente cuenta. Como l mismo seala, e trata de otra economa y moral del don. Partiendo de las des::ripciones de Boas y de autores ms antiguos como los rusos y los canadienses, Maus muestra que los potlatchs fueron practicados para legitimar la transmisin de un ttulo ya adquirido o para hacer valer derechos para su adquisicin10. E potlatch es, por lo tanto, un prctica que permite acceder o conservar un poder, y el medio para acceder a l es la acumulacin y la redistribucin de inmensas cantidades de bienes de subsistencia consumidos durante los festi-nes, as como tambin la acumulacin de objetos preciosos como, por ejem-plo, las placas de cobre incisas. En el comienzo, varios clanes y varios jef compiten para dar o devolver mayores cantidades, pero al final slo uno es e vencedor, al menos provisoriamente, hasta que otro lo desafa con un potlatcl-ms grande. Ya no estamos en la lgica de las prestaciones totales no-agon -ticas, que implican una distribucin relativamente igual de los recursos nece-sarios para la reproduccin de los grupos sociales. Aqu varios grupos com-piten, pero slo uno gana. Una deuda se anula cuando se devuelve ms de lo que se recibi. Se trata de donar con la intencin de romper la reciprocidad de los dems. La situacin ideal es que, al final, un clan haya dado tanto qu nadie pueda devolver, quedando as solo, sin posibles competidores. La deuda es de nuevo esencial para la lgica del don: pues su finalidad es ser anulada con un contradon ms importante. Esto genera una incesante espi-ral de dones y contradones que arrastra consigo a toda la sociedad.

    Este es, en resumen, el anlisis hecho por Mauss del potlatch. Sin embar-go, en su texto aparecen mencionados hechos que l mismo no lleg a estu-diar y sobre los cuales sus comentadores guardaron silencio. Escribe en una nota de pie de pgina que entre los Kwakiutllas piezas de cobre ms bellas : los ttulos ms importantes permanecan fijos en el interior de los clanes _ de las tribus y nunca formaban parte de los potlatch. Se conservaban e

    10 Maree! MAUSS tena conocimiento de autores del siglo XIX como Krause y Jacobsen, y -los trabajos de los coetneos de Boas, Sapir, Hill Tont, etc.

    co

    \alores t

  • lACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    s compensada por la muer-ntre los objetos y entre l~ unanos, vivos o muertos, es

    ~ ' ELPOTLATCH m es agonsticos, ponen er: 1 que se trata de una verda-i tar ttulos, estatus, poder: ,d : es el acto de donar y de . Como l mismo seala, = tdo de las descripciones de y los canadienses, Mauss

    legitimar la transmisin de para su adquisicin 10 E

    te acceder o conservar ur in y la redistribucin d= umidos durante los festi-

    preciosos como, por ejem-arios clanes y varios jefes: pero al final slo uno e

    o lo desafa con un potlatc : dones totales no-agons-

    igual de los recursos nece-.. Aqu varios grupos corr;-mdo se devuelve ms de .~

    ~ romper la reciprocidad t -lan haya dado tanto que

    10 ibles competidores. Le. pues su finalidad es e:-

    _enera una incesante es --oda la sociedad.

    - del potlatch. Sin embar- d mismo no lleg a es -- ilencio. Escribe en U122 zas de cobre ms bellas :=1 interior de los clanes ch. Se conservaban e::.

    .:omo Krause y Jacobsen, y-

    !..CERCA DE LAS COSAS QUE SE DAN, DE LAS COSAS QUE SE VENDEN Y ... 177

    =nedio de los tesoros de los clanes y de las tribus mientras que las dems pie-zas de cobre, las ms numerosas, que circulaban en los potlatch, eran de =nenor valor y parecan servir de satlites para los primeros>> 11 . Entre todos sus comentadores solamente Annette Weiner seal la importancia de esas a otas en su libro Inalienable possessions: The Paradox of Keeping while Giving Berkeley, 1992). Volveremos ms adelante sobre este aspecto que, en princi-

    pio, no planteaba aparentemente problemas pero que, de hecho, cambia el ;mnto de vista sobre las cosas donables>> y las cosas vendibles puesto que introduce la categora de las cosas que se deben guardar.

    Antes de analizar esta categora de objetos, volvamos a las tesis de Mauss :obre la existencia de un espritu que est en los objetos as como sobre la distincin entre cosas y personas que caracterizara a los universos sociales mentales de muchas sociedades no occidentales. Esto sera la clave para ?oder comprender los ms antiguos sistmas de derecho que existan en la :mtigedad greca-latina, antes de que se elaborara la distincin entre el dere-;:ho de las personas y el derecho sobre las cosas que luego caracteriz el derecho de las sociedades occidentales 12 Estas distinciones Mauss las :=ncontr tambin en los antiguos derechos de India y de China. Mauss, ya lo "Gemas visto, quera comprender porqu un objeto dado deba retornar a su donador o una cosa equivalente deba ser devuelta. Las nuevas investigacio-nes de campo sobre los conceptos indgenas y los mecanismos de funciona-=niento del kula - el amplio sistema melanesio de intercambio de bienes pre--iosos que oper simtricamente al ejemplo del potlatch- , nos permiten =ntender cmo una cosa dada puede ser alienada por su propietario y seguir siendo de su propiedad. Ya en 1921, admitiendo la riqueza de los datos :=mogrficos recogidos por Malinowski, Mauss se lamentaba que estos no :;nostraran suficientemente bien la prctica de los dones y contradones del ::ula. Escriba:

    Sociolgicamente encontramos expresada una vez ms una mezcla de valores, de contratos y de hombres. Desgraciadamente conocemos malla regla de derecho que domina estas transacciones. O es inconsciente y est mal formulada por la gente de Kiriwina, informantes del Sr. Malinowski, o bien, siendo claras para los Trobriandeses, una nueva encuesta sera desea-ble. Slo poseemos detalles 13 .

    No es seguro que Mauss haya credo que las cosas estaban claras para los Irobriandeses, ya que habla al respecto de confusin de categoras. Son pala-bras profticas, porque eso es precisamente lo que sucedi. Pero como ya dijimos fue necesario esperar los resultados de las nuevas investigaciones echas a partir de la dcada de 1970 por Annette Weiner, Frederick Damon,

    11 MAUSS, Maree!, p. 224, nota l. 12 Ibd., pp. 229 y 238 . 13 Ibd., p. 184.

  • R.ACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    L una docena de sociedades

    ~ctica del kula descrita por iriwina, la isla donde Mali-los hombres de alto rango ente comn, a cuyo alcance ,ediante intercambios exito-

    . Cules son los objeto_ rabajadas, es decir abrillan-r es o como pulseras. Esto= ores diferentes: la regla de. Ll era por otra pulsera o UL 1 pulsera de un rango deter-

    ~,ersa. Por lo tanto, en este e ocupa el lugar del objeto eto el que impulsara al que u p ietario. En cierto modo

    ntica o algn otro sentido e-objetos preciosos que circul -1esto que si la razn se encon-Jbjetos tendientes a volver a u prodigiosamente idntico [. .. =

    _ De hecho Malinowski nc :plican la prctica del kula _ ruviera siempre presente e a nocin de kitoum 16 Qu ias de un linaje e, incluso

    cachas de piedra, etc. Come i_tintos contextos con dife-ene de un enemigo o come ;nbiarlos a cambio de una

    e en una de las rutas de_ -enetr en una ruta del kulc. o:r receptor- se transforma lo puede ser utilizado par;:, .:l. del primer donante, quir:.

    : .), The Kula. New perspectives or::

    Damon .

    .\CERCA DE LAS COSAS QUE SE DAN, DE LAS COSAS QUE SE VENDEN Y. .. 179

    puede en cualquier momento reclamarlo al que lo posee provisoriamente y -acarlo del kula. Lo que prcticamente nunca sucede.

    Sin embargo, el hecho de que tericamente esto sea posible indica clara-mente la naturaleza de la relacin entre el propietario, primer donante, y el objeto dado. Lo cedido al dar el objeto no es su derecho de propiedad sino el derecho de utilizarlo para hacer otros dones. Nadie, entre cuyas manos pasar el objeto precioso podr utilizarlo como kitum y servirse de l para .... ompensar un asesinato o para conseguir una esposa. Entonces, cmo vuel-ye el objeto a su propietario? Nunca vuelve, lo que vuelve en lugar de un ;:ollar es una pulsera de rango equivalente cedido por alguien que fue su dueo al principio y que decidi cambiarla por el collar. La pulsera recorre entonces en sentido contrario toda la cadena de intermediarios acabando iinalmente entre las manos del propiet~rio del collar que se lo apropiar amo kitum y con este acto terminar la ruta (keda) de los intercambios.

    Por lo tanto, se trata efectivamente de una regla de derecho que explica que los bienes preciosos que circulan en los dones tengan un uso alienado y al mismo tiempo sigan siendo la propiedad inalienable del donante origina-rio. Lo que el derecho no explica es por qu este principio se aplica a los obje-tos preciosos y no a los objetos sagrados que son a menudo del mismo tipo, aracolas raras o piezas de cobre muy antiguas. Vimos antes que los objetos

    preciosos poseen un valor imaginario que no se confunde con el trabajo nece--ario para descubrirlos o fabricarlos ni con su relativa escasez. Este valor imaginario traduce el hecho de que pueden ser intercambiados por la vida, que son considerados equivalentes de los seres humanos. Es ahora el momen-m de cruzar la lnea que Mauss no cruz.

    Antes de continuar concluir este anlisis del potlatch y de las dems for-mas ceremoniales de contradones agonsticos, proponiendo la siguiente hiptesis que Mauss no haba formulado: la hiptesis de que tales formas de competicin slo emergen si se presentan dos condiciones sociolgicas e ide-olgicas. Por un lado, es necesario que el casamiento no se limite al inter-ambio directo de mujeres sino que la prctica del bridewealth, es decir, del

    intercambio de mujeres contra riquezas se generalice. A partir del momento en que se intercambian mujeres por riquezas, se hace posible una verdade-ra economa poltica del parentesco . Las riquezas procuran mujeres y las m ujeres procuran riquezas. Las mujeres se convierten ellas mismas enrique-za17. Por otro lado, es necesario que una parte de las posiciones de poder en

    17 Sobre el problema de la significacin de las dotes que el hombre entrega a los padres de su futura esposa (bridewealth) y el de las dotes que, en ciertas civilizaciones, los padres de la m ujer donan a su hija cuando sta se traslada a casa de su marido (dowry), vase GOODY, Jack y IAMBIAH, Stanley Jeyarada (comps), Bridewealth and Dowry, Cambridge, 1973, obra cuya publi-cacin ha suscitado importantes debates.

  • 180 ENTRE LAS GRACIAS Y EL MOLINO SATNICO

    la sociedad, en el campo poltico, sea accesible por acumulacin de riquezas redistribuidas por los grupos y los individuos en competicin por el poder bajo forma de dones ceremoniales. Donar siempre ms, redonar siempre ms: esta es la frmula del sistema que sin cesar lo empuja hacia sus lmites 18. Cuando estos dos tipos de relaciones sociales se combinan en una misma sociedad, se reunen las condiciones para que emerjan las prcticas del potlatch. Sin embargo, las sociedades que tienenpotlatch no son tan numero-sas como lo imaginaba Mauss, quien encontraba en ellas una forma muy fre-cuente de economa de transicin entre las sociedades primitivas con done no antagonistas y las sociedades mercantiles. Hoy conocemos otros ejemplo de dones competitivos, en Nueva-Guinea, en Asia, etc. que Mauss no conoca, si bien no son muchos y no son parangonables con la presencia mltiple de los dones no-agonsticos.

    COSAS QUE NO HAY QUE VENDER, NI DAR, SINO QUE HAY QUE GUARDAR: LOS OBJETOS SAGRADOS

    Los objetos sagrados se presentan como dones que los dioses o los espri-tus habran hecho a los antepasados del hombre y que sus descendientes, lo_ hombres actuales, no deben darlos sino conservarlos preciosamente. Es para ellos tanto un elemento esencial de su identidad como una fuente de poder en la sociedad, poder que pueden ejercer sea para favorecer a los dems, sea para perjudicarlos. El objeto sagrado, a diferencia del objeto precioso, es ina-lienable e inalienado.

    Mi trabajo de campo en Nueva-Guinea medi la oportunidad de obsen ar frecuentemente el uso de un objeto sagrado e incluso de percibir su conteni-do interno. Entre los Baruya, ciertos clanes poseen un kwaimatni. Sor:. paquetes que contienen cosas que nunca se ven y que estn envueltas en tiras de corteza roja, color del sol, porque los Baruya se presentan como hijos de. sol. La palabra kwaimatni viene de kwala, hombres y de nimatni, hace-crecer. Los kwaimatni son conservados secretamente en las casas de lo: maestros de las iniciaciones de los jvenes y estos maestros son los represen-tantes de los clanes que intervienen en las diferentes etapas de su iniciaci iniciacin que dura ms de diez aos, hasta su casamiento. A los nueve ao: los nios son brutalmente separados de sus madres y del mundo de las muje-res y encerrados en las casas de los hombres, casas que ocupan una posici-

    1s Recordemos que en dicho sistema a nadie le interesa devolver el equivalente de lo que recibido. El objetivo es poner al receptor del don en situacin de inferioridad permanente, sus tuir unas relaciones jerrquicas ms o menos estables por relaciones recprocas_ in_estables. Tar;;.-poco aqu redonar significa devolver, aunque la situacin sea completamente dtstmta a la de dones y contradones no agonsticos.

    _ .... CERCA DE LAS COSAS Ql

    ominante en los pue bjetos sagrados, flau ~e las flautas en su or sado de los hombres :Tiendo, el poder de las 1:

    r es. Qu hay en el in1 ~ncia de varios ao 1 ;:;:ostrara un da el con-

    -~za, una piedra negra .:::J:Ombre no me dijo ~na .::ra contena el poder de _paciguar al dios de la [ ~ a los rombos, esto ::.e muerte, poderes para -'rus de los bosques, hal:

    Es as que en los ohj utilizados exclusinun

    -p os de poderes: podere ::lario, los hombres expn: .:.e m uerte y de guerra re = bargo, a los ojos de lo

    s poderes que los hom' ; uso de ellos 19 Al me - , separndolos violen ::.Eican esta violencia ,. 5encial de la organiz~ -::.d orden- diciendo que = beneficio de la socie 5ario que los hombres in:

    e en la sociedad y en <

    En definitiva, un ob'e ::&representable, que renli' -dad del orden csmi -entos desde los orgen

    ~etos de valor que se in :1blime, porque pone a la

    al mundo ms all d.:

    19 Vase GODELIER, Mauri ~ ~n>> en La place des femmes..

    Pars, 1995. 10 Mi anlisis no trata del e ~in ante el carcter sagra

  • Segundo tomo.pdf1234

    Tercer tomo.pdf12345678