entre la imprecaución el ridículo · te tomo, que nos muestre otros avan ces de la rica...

2
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RESEllAS cómo nuevos investigadores pueden reconstruir, por medio de entr evistas y con las propias palabras de los pro- tagonistas, los hechos vividos. Este como el ponente lo relata, ha encontrado cierta resistencia entre los amantes de las grandes teorías. Para completar el panorama de la literatura en los Llanos, el libro repro- duce poemas , cuentos y ensayos lla- neros . Además de las selecciones de la producción literaria de los ponen- tes antes citados , se encuentra tam - una muesta de Luis Caroprese Quintero, Alvaro Ruiz , Silvia Apon- te , Paúl Vanegas, Alfonso Medina Delgado , Humberto Amaya Luzardo, Jorge Navea Hidalgo y Adolfo Rodríguez . De la lectura de esta cautivadora selección, no queda la menor duda de que la literatura en los Llanos colombianos es pujante y está entrando en una etapa de promi- sorias perspectivas. Quedó indicada en el texto la tras- cendencia, para los Llanos , de Lo vorágine de Eustasio Rivera y DoRa Bárbara de Rómulo Gallegos. Mientras que en Venezuela ambas obras maestras se admiran, en Colom- bia se cuestiona parte de la novela de Rivera, y una mayor profundización en este aspecto con seguridad hubiera arrojado luces adicionales sobre la naturaleza de la literatura en los Llanos . Merecen felicitaciones los promo- tores y patrocinadores de Sobre los Llanos, libro que proyecta una visión acogedora y muy agradable . de haber saboreado con deleite los escritos, se termina la lectura con . pesar de haber a. cabado, y se espera con la aparición de un siguien- te tomo, que nos muestre otros avan- ces de la rica producción literaria en los Llanos . DE LA PEDRAJA TOMAN loll ll ft C11l111fal )' labhoar.,.teo Vol. 27, 11íim 22, 1990 Entre la imprecaución y el ridículo Diario secrejo José Maria Vi/a Selección. 1n tr oducc•ón y notas de Consueln Triviño . Arango EditOres-El Áncora Editores. Bogo . 1989. 21 O pág). La señora Triviño es la primera colom- biana que ha tenido acceso a los ori- ginales del llamado "Diario secreto" del panfletario colombiano Vargas Vila. Lo consiguió bajo el auspicio de la Comisión Cultural del V Centena- rio del Descubrimiento de de España, y con la ayuda de los d irec- tivos de la Biblioteca Nacional José Martí , de La Habana, institución que tiene bajo su tutela el preciado diario, que reposa en el archivo del Consejo de Estado de Cuba. La primera decepción que se lle va el lector es enterarse de que se trata de fragmentos escogidos por Consuelo Triviño , lo cual suscita cierto res- quemor por tener que leer lo que otro, a su libre y real albedrío, ha subrayado para conocimiento públi- co. De manera que no hay continui- dad en las expresiones de Vargas Vila, sino destellos apenas de su sen- BIOGRAFIA tir y pen sar , aislad os por los cientos de páginas aún inéditas y custodiadas en caja fuerte. No obstante - salvo los párrafos de escándalo que llamar on la aten- ció n de la tijera y que co me ntaremos s adelante -, lo que se nos permi- tió leer es suficiente para revela rn os a un hombre amargado , repud iado y amado , so litar io y asediado por !a turba , grande y miserable, ególatra y entregado al amor de su hermano Antonio y de su man o de recha , un poetica venezolan o del montón , Ramón Palacio Viso, a quien el pro- pio Vargas Vila declarara su here- dero universal. Vargas Vila, además de esos dos amores inmediato s y de los cientos de odios acumulados, vive en gran medi- da de sus recuerdos y de la idealiza- ción de su madre y de su patria, pese a que ésta no le otorgó favor alguno , distinto del accidente de haber nacido en Bogotá y recibido el baut i zo en la iglesia de Santa Bárbara , circunst an- cia que s iempre lamentar ía -y a ex- co mulgado -, alegando con orgullo ser un ateo de racamanda ca y si n arrepentimiento alguno . No es difícil deducir por qué atrajo tantos lectores durante el último de ce- nio del siglo XIX y el primer o del presente, si nos atenemos a su rec ur so del lenguaje directo, ca rgado de impre- caciones, irreverente, alfilerozo, pun- zante y con fuerza de screstadora . Además, su asombrosa seguridad en mismo , que raya co n el ridículo, debió de atraer parr oq uianos de slum- brados con expresiones tales como : "Si yo qu is iera ser un clásico, lo seria. Nada tan ci l co mo el período redon- do ". O esta otra : "C reo ser, e ntr e los escritores de habla española , el qu e s ha e nr iquecido el 1dioma". Una s: "Yo no escribo para el publico. Antes bien, lo desprecio" . Son frases sacadas co n pinzas de la extensa entrevista que Rafael Ma ya le hicie ra en Barranqu illa el 27 de abril de 1924. la últ1ma vez que Var- gas Vi la estuvo en su pa ís. lu ego de 38 años de exilio, pr imero justificado, luego vo luntari o. Esa seguridad y creencia de ser s uper ior. se reneja también en su Diario. Ahí enco ntra - mos bellezas co mo és ta s: "Yo soy mi prop io Dio y me ado ro co n dele c ta - 139

Upload: others

Post on 21-Sep-2020

17 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Entre la imprecaución el ridículo · te tomo, que nos muestre otros avan ces de la rica producción literaria en los Llanos. REN~ DE LA PEDRAJA TOMAN lollllft C11l111fal )' labhoar.,.teo

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

RESEllAS

cómo nuevos investigadores pueden reconstruir, por medio de entrevistas y con las propias palabras de los pro­tagonistas, los hechos vividos. Este g~nero, como el ponente lo relata, ha encontrado cierta resistencia entre los amantes de las grandes teorías.

Para completar el panorama de la literatura en los Llanos, el libro repro­duce poemas, cuentos y ensayos lla­neros. Además de las selecciones de la producción literaria de los ponen­tes antes citados, se encuentra tam­bi~n una muesta de Luis Caroprese Quintero, Alvaro Ruiz, Silvia Apon­te, H~ctor Paúl Vanegas, Alfonso Medina Delgado, Humberto Amaya Luzardo, Jorge Navea Hidalgo y Adolfo Rodríguez. De la lectura de esta cautivadora selección, no queda la menor duda de que la literatura en los Llanos colombianos es pujante y está entrando en una etapa de promi­sorias perspectivas.

Quedó indicada en el texto la tras­cendencia, para los Llanos, de Lo vorágine de Jos~ Eustasio Rivera y DoRa Bárbara de Rómulo Gallegos. Mientras que en Venezuela ambas obras maestras se admiran, en Colom­bia se cuestiona parte de la novela de Rivera, y una mayor profundización en este aspecto con seguridad hubiera arrojado luces adicionales sobre la naturaleza de la literatura en los Llanos.

Merecen felicitaciones los promo­tores y patrocinadores de Sobre los Llanos, libro que proyecta una visión acogedora y muy agradable. Despu~s de haber saboreado con deleite los escritos, se termina la lectura con . pesar de haber a.cabado, y se espera con inter~s la aparición de un siguien­te tomo, que nos muestre otros avan­ces de la rica producción literaria en los Llanos.

REN~ DE LA PEDRAJA TOMAN

lollllft C11l111fal )' labhoar.,.teo Vol. 27, 11íim 22, 1990

Entre la imprecaución y el ridículo

Diario secrejo José Maria Varg~ Vi/a Selecció n. 1ntroducc•ón y notas de Consueln Triviño. Arango EditOres-El Áncora Edit ores. Bogotá. 1989. 21 O pág).

La señora Triviño es la primera colom­biana que ha tenido acceso a los ori­ginales del llamado "Diario secreto" del panfletario colombiano Vargas Vila. Lo consiguió bajo el auspicio de la Comisión Cultural del V Centena­rio del Descubrimiento de Am~rica, de España, y con la ayuda de los d irec­tivos de la Biblioteca Nacional José Martí, de La Habana, institución que tiene bajo su tutela el preciado diario, que reposa en el archivo del Consejo de Estado de Cuba.

La primera decepción que se lleva el lector es enterarse de que se trata de fragmentos escogidos por Consuelo Triviño, lo cual suscita cierto res­quemor por tener que leer lo que otro, a su libre y real albedrío, ha subrayado para conocimiento públi­co. De manera que no hay continui­dad en las expresiones de Vargas Vila, sino destellos apenas de su sen-

BIOGRAFIA

tir y pensar, aislados por los cientos de páginas aún inéditas y custodiadas en caja fuerte.

No obstante - salvo los párrafos de escándalo que llamaron la aten­ción de la tijera y que comentaremos más adelante-, lo que se nos permi­tió leer es suficiente para revelarnos a un hombre amargado, repud iado y amado, solitario y asediado por !a turba, grande y miserable, ególatra y entregado al amor de su hermano Antonio y de su mano derecha, un poetica venezolano del montón, Ramón Palacio Viso, a quien el pro­pio Vargas Vila declarara su here­dero universal.

Vargas Vila, además de esos dos amores inmediatos y de los cientos de odios acumulados, vive en gran medi­da de sus recuerdos y de la idealiza­ción de su madre y de su patria, pese a que ésta no le otorgó favor alguno, distinto del accidente de haber nacido en Bogotá y recibid o el bautizo en la iglesia de Santa Bárbara, circunstan­cia que siempre lamentaría -ya ex­comulgado-, alegando con orgullo ser un ateo de racamandaca y sin arrepentimiento alguno.

No es difícil deducir por qué atrajo tantos lectores durante el último dece­nio del siglo XIX y el primero del presente, si nos atenemos a su recurso del lenguaje directo, cargado de impre­caciones, irreverente, alfilerozo, pun­zante y con fuerza descrestadora. Además, su asombrosa seguridad en sí mismo, que raya con el ridículo , debió de atraer parroq uianos deslum­brados con expresiones tales como: "Si yo quisiera ser un clásico, lo seria. Nada tan fáci l como el período redon­do". O esta otra: "Creo ser, entre los escrito res de habla española , el que más ha enriquecido el 1dioma". Una más: "Yo no escribo para el publ ico. Antes bien, lo desprecio".

Son frases sacadas con pinzas de la extensa entrevista que Rafael Maya le hiciera en Barranquilla el 27 de abril de 1924. la últ1ma vez que Var­gas Vi la estuvo en su país. luego de 38 años de exilio, primero justificado, luego voluntario. Esa seguridad y creencia de ser superio r. se reneja también en su Diario. Ahí encontra­mos bellezas como éstas: "Yo soy mi propio Dio y me adoro con delecta-

139

Page 2: Entre la imprecaución el ridículo · te tomo, que nos muestre otros avan ces de la rica producción literaria en los Llanos. REN~ DE LA PEDRAJA TOMAN lollllft C11l111fal )' labhoar.,.teo

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

HISTORIA

ción ... Otra: "Nunca estoy más solita­rio que en medio del tumulto". Siga­mos: "(la] época pre-vargasviliana, carente de todo mérito de arte". Escribe: " De todas las pasiones que inspiré, sólo el Odio me es amado". Finalmente: "los hombres del pre­sente ¿qué podrán decirme que yo no les haya dicho o que yo no sepa ya?".

¡Pobre Vargas Vila! Cierto es que su lenguaje encendido despertó mu­chas conciencias atrapadas en la adormidera de la indiferencia, replan­teó los principios estereotipados del amor, insultó a más no poder a la mujer (refiriéndose a Emilia Pardo Bazán, d ijo que era "llena de prejui­cios y de aberraciones mentales, como corresponde a su sexo'}, fue icono­clasta , no inclinó la cerviz ante po lí­tica ni religión y se dio el lujo de ser independiente y libre en su vida, cosa que para un hombre de su tiempo no debió de ser fácil.

Pero su vida fue facilista. Le cogió el tiro a lo que la gente queda leer y se dio a la tuea de producir como demente , de escribir con la certeza de que más de una editorial estaría inte­resada en publicarle, y llenó sus bolsi­llos de oro. Cuando el 12 de d iciem­bre de 1923 emprende una gira por América - en la que gastó casi toda su fortuna-. advierte que escribirá

140

un diario de viaje .. destinado a una pronta publicación". Todo lo que hace le parece de suma importancia para el mundo. Cataloga hasta su epistolario y lo incluye en su testamento a favor de Palacio Viso, como patrimonio intelectual susceptible de usufructo.

Si a esta exisftncia tacaña y gris le adicionamos sus temores - que a la vez le satisfacen-, tenemos el retrato del perfecto excéntrico ávido de lla­mar la atención. En las páginas de su Diario secreto no hace otra cosa que aludir a la soledad, a la tristeza, al aislamiento, al dolor, a sus enferme­dades , a la vejez, a la injusticia, a la muerte - que espera con amor y sosiego, con deseo, según él-, a la desgracia de su hijo adoptivo y here­dero, quien se va quedando ciego, a su carencia de capital-se metió en la aventura de comprar unos automóvi­les que llevó a Cuba, y lo quebra­ron-, a su cansancao.

Sí , en sus últimos años - falleció en Barcelona el23 de mayo de 1933-se acentuó su desgracia de ser ondean­te, perdió la poca fe que tenía en el ser humano - en Dios nunca la tuvo-, se sintió fracasado porque sus lecto­res no se contaban numéricamente como antes, saboreó el comienzo del olvido y vivió la sensación de haber escrito mucho, ganado bastante, derrochado todo y yacer como si nada hubiera sucedido.

Quién sabe qué habrá pensado, en esos meses finales de limitaciones, acerca de las personas a quienes injurió. Debió de mantenerse firme, puesto que su diario no recibió alte­ración alguna. Escribió de Santos Chocano: "tiene la inmunidad del excremento"; de Eugenio d 'Ors: "es conmovedor el esfuerzo que hace para pensar sin lograrlo"; de Pi o Baroja: " cree que el arte es una pia­nola y la toca con los pies ... por no decir que con las patas"; de Jaime Salmes: "tan absurdo, que tuve nece­sidad de rebatirlo"; de Amado Nervo: " hombre alto, esquelético, sucio y bohemio"; de Marco Fidel Suárez : ' '[fue) el hijo de sí mismo, ya que no pudo saber de quién"; de Enrique Gómez Carrillo - su más odiado enemigo-: "parásito libidinoso, empeñado en buscar abrigo bajo los harapos de la gloria". Etcétera.

RESEfiiAS

Ese es el gran mérito de los frag­mentos del diario de José Maria V ar­gas Vila, que enseña Consuelo Tri­viño: la de permitir, después de tantos años y cuando su generación ha sido inhumada, acercarnos a la personalidad y al pensamiento íntimo de un hombre que, gústenos o no, no fue del montón, tuvo severos rasgos de originalidad, escandalizó y cues­tionó y ha sobrevivido en la memoria colectiva, por encima de muchos de sus contemporáneos.

La introducción de Consuelo Tri­viño es relativamente breve, pero concisa, objetiva en lo que se refiere a Vargas Vila~ con algo de anécdota, de análisis del contenido de lo que leyó y con datos que pueden dar pie a un estudio más profundo sobre la vida y obra del escritor. Peca en algunas aseveraciones ligeras. Como esta de manifestar, así como asi, que "la cul­tura oficial en nuestro pais ba des­preciado las manifestaciones popula­res". Contradice de tajo la labor de miles de casas de cultura salpicadas en la geografía colombiana y los esfuerzos de otras instituciones nacio­nales que luchan de cuerpo presente y a través de radio y televisión, no sólo por evitar la aculturación sino tam­bién por alimentar la afirmación de la idiosincrasia de cada zona del país.

Como lector me quedó una duda. El propio Vargas Vil a afirma no haber usado jamás seudónimo alguno ni escrito a.lgo sin su nombre al pie. El prologuista de este libro, Rafael Con­te, dice que nunca Vargas Vila cam­bió su nombre, y la seftora Triviño se muestra conforme con eso. Sin em­bargo, está escrito que José Maria Vargas Vila era hijo legitimo del general José Ma.ría Vargas Vila y la señora Elvira Bonilla Matiz. ¿Su nom­bre real no sería, entonces, José Maria Vargas Bonilla?

HOLLMANN MORALES

Bolctln Cultural y l ibllosrifoco Vol. 27,1\Qftl. 22. 1990