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ENSAYO
HUMANISMO EMPRESARIAL
El humanismo empresarial en este proceso de posmodernismo en el que nos enfrentamos
debe ser un cambio indispensable para las empresas; creo que el hecho de revalorar al ser
humano como persona única y cada una con necesidades particulares da una seguridad de
sustentar a la sociedad y a las empresas que se desarrollará en la medida en la que persona
desarrolla su capital humano.
Considero muy importante también dejar de lado el estado de bienestar para cambiarlo por
un término de calidad de vida, ya que considero que la calidad de vida va acorde con las
necesidades particulares de cada persona. Creo que las empresas deben buscar que cada uno
de sus empleados y colaboradores alcancen a cubrir todas sus necesidades y trabajar en
ellas de forma particular.
Opino que la empresa debe contribuir no sólo a cubrir las necesidades básicas de cada una
de las personas con las que tiene contacto, sino también aquellas que están en la punta de la
pirámide de las necesidades de Maslow: las de autorrealización y las de pertenencia; ya que
considero que en la medida en que la persona cubre sus necesidades en su trabajo se motiva
por mejorar cada vez más su desempeño; Por último es importante mencionar que el
humanismo es una tendencia cultural que se está presentando en otros aspectos de la
sociedad, por ejemplo, en la educación, el modelo de aprendizaje por competencias se basa
en el desarrollo de las habilidades, actitudes y valores de manera individual para cada
persona; así que actualmente los jóvenes están creciendo en esta cultura y deben comenzar
a abrirse los espacios para su desarrollo profesional con los mismos principios.
Realmente el termino humanismo abarca un sin número de temas y de cierta forma
podríamos decir que actualmente es uno de los más contradictorios e indeterminados. Sin
embargo valdría expresar que el humanismo hoy es una tendencia de pensamiento que
afirma la centralidad, el valor, la dignidad del ser humano, y que muestra una preocupación
o interés por la vida y la posición del ser humano en el mundo.
En la búsqueda por encontrar su bienestar y el de sus familias surge la necesidad de
encontrar un sustento llamado empleo, vaya campo, cambiante como nuestras propias
necesidades, y me refiero como por ejemplo al contraste de la sociedad industrial, cuando
las máquinas de las fábricas marcaban las pautas de la vida y el trabajo; cuando no se tenían
en cuenta ni las necesidades, ni sus sentimientos es decir de «lo humano en el hombre».
Pienso que en muchas ocasiones se creía que el humanismo no era más que decoración
cultural y ante todo este olvido se generaron infinidad de inconvenientes que requerían una
solución definitiva, solución que tuviera en cuenta al hombre no como un recurso sino
como el corazón de la empresa y esta solución no puede venir sólo de la mano de los
saberes técnicos, por más que sean imprescindibles, sino por la introducción operativa de lo
humanístico en todos los campos y particularmente en el mundo empresarial.
Sabemos que una empresa posee un entorno muy amplio por ello es de tener en cuenta que
la contribución de la economía, administración, la psicología, la sociología, el derecho, las
ciencias y técnicas empresariales e informativas y hasta la misma ecología contribuyen al
deseo de hacer más humanas la sociedad. Para lo cual Empresa y Humanismo se aplican en
el plano de la formación permanente de las personas.
Según Sotillo (2000), hablar de los nuevos paradigmas que son objeto de análisis en el
mundo de las organizaciones tiene su referente obligado en el humanismo; sí, en el
humanismo originado en su concepción más renacentista. En un nuevo resurgir de unos
valores y de una visión que coloca a las personas en el centro del universo, en un nuevo
orden universal en el que estamos inmersos. Y es que las organizaciones empresariales no
son sino pequeños fragmentos de este universo donde se reproducen los modelos sociales a
escala.
Organizaciones de todo el mundo han abordado su misión, visión y valores basados
precisamente en este nuevo paradigma. Algunas sin conocer exactamente sus conceptos,
otras presionadas por la moda del nuevo liderazgo motivacional, pero eso sí, todas
convergen en lo mismo: quieren ser empresas eficientes, con una buena cartera de clientes
y con una buena imagen social.
Del mismo modo que Mc Luhan, citado por Sotillo (2000), anunciaba unas décadas atrás la
"Aldea Global", el nuevo enfoque humanista no es sino la expresión de un proceso que ha
encontrado su camino en el nuevo modelo social que se ha ido conformando en la nueva
sociedad del siglo XXI: la Sociedad de la Información.
Se ha pasado o se está en ello de organizaciones donde lo que prima es el resultado, la
producción de una manera exclusiva, y seguirá siendo así mientras la presión de los
mercados así lo exija, mientras la ley de la oferta y la demanda así lo ordenen.
La empresa es una institución social y una comunidad de personas. Las personas no pueden
ser consideradas en la empresa como un recurso más, los recursos humanos sin poner en
peligro la necesaria distinción entre unos recursos que tienen sólo carácter de medio,
maquinaria, materia prima, dinero y otros que tienen valor en sí mismos y que como ya
advirtiera Kant deben ser tratados siempre como fin y no únicamente como medios, para no
poner en entredicho su dignidad.
Entonces ¿Cuál es la diferencia? ¿Hacia dónde van las nuevas organizaciones humanistas?
Precisamente hacia el mismo objetivo, el fin puede ser similar, los medios (procesos) no; el
matiz diferencial no está en la producción, lo está en el nuevo concepto: de persona que
conforma una organización frente al de trabajador-asalariado.
El directivo de empresas, como hemos visto anteriormente, necesita combinar saberes de
ciencias muy distintas a la hora de tomar decisiones. La integración de estos saberes es una
tarea que corresponde al saber humanista, no al saber técnico.
Su aplicación a la empresa no está ya en función de una estrategia directiva
exclusivamente. De ahí que el avance de este modelo y su integración en las empresas sea
una expresión paralela a la globalización de mercados, al intercambio cultural entre
distintos países y, sobre todo a un criterio de eficiencia. Dicha aplicación al ámbito
organizativo está en función de ese entorno sindical, normativo, cultural, económico y,
sobre todo, social.