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C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 0 7A R C H I D I Ó C E S I S D E V A L E N C I A

ENCONTRARÉIS…«Y lo reconocieron al partir el pan»

Cuaderno de propuestas pastorales

Archidiócesis de ValenciaCuaresma-Pascua 2007

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presentación

El próximo día 21 es miércoles de ceniza. Da comienzo un tiempo litúrgico muy significativo para la vida cristiana: la Cuaresma. El Papa ofrece cada año un mensaje para este tiempo, que, con seguridad, servirá de referencia formativa para todos. También servirán estas páginas que tenéis en vuestra manos, elaboradas por la Vicaría de Evangelización como un medio de ayuda para todas las comunidades parroquiales que preparan este tiempo. Se ha prolongado para todo el período de la Pascua, que termina con la fiesta de Pentecostés el domingo 27 de mayo. Son páginas que mantienen una unidad interna, una cohesión de contenidos, unos puntos de formación, una estruc-tura similar de celebración que permiten ser identificadas como una especie de cuaderno de propuestas pastorales como subsidios para estos tiempos litúrgicos.

Es este cuaderno el segundo de este año y mantiene el mismo hilo conductor que el primero dedicado a Adviento-Navidad: ENCONTRA-RÉIS. También idéntico esquema y pretensiones similares. Un nuevo DVD, complementario a este trabajo, está en manos de los arciprestes. Esperamos que sea de utilidad para todos. Es un trabajo colectivo y, como tal, se notan distintas sensibilidades en su elaboración. No cabe duda que con habilidad y experiencia pastoral sabréis aprovechar lo mejor de cada página o de cada propuesta. Es la permanente exigencia de poner en el centro de la sociedad el Evangelio del Señor.

Notaréis que las indicaciones y propuestas para el tiempo de la Pas-cua son menos numerosas. La pretensión es no hacer interminable el cuaderno, y la advertencia de que las propuestas del año pasado —al que se dedicó mucho espacio— pueden serviros también este curso. No se pretende repetir y sí sumar. Cada responsable o cada comu-nidad adaptará o buscará aquello que conviene mejor a su situación concreta.

Es ya sabido la gran cantidad de actividades desarrolladas en muchas partes. Como es muy valiosa la creatividad de personas, movimien-tos y comunidades. Sólo resta pedir a todos que algunas iniciativas parroquiales o arciprestales se puedan incorporar como un modo de colaboración y de ofrecimiento a otros sacerdotes y comunidades.

Terminan estas palabras iniciales agradeciendo el esfuerzo de todos aquellos que han hecho posible este cuaderno. Así como aquellos que lo utilizan y lo dan a conocer.

Valencia, 2 de febrero de 2007Fiesta de la Presentación del Señor

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la Palabra

«ENCONTRARÉIS…» DEL EVANGELISTA LUCAS (24,13-35)

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras con-versaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?»

Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?»

Él les preguntó: «¿Qué?»

Ellos le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo conde-naran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».

Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?»

Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrie-ron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encon-traron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

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el cartel, el lemay la imagen

«ENCONTRARÉIS…»

Esta propuesta de apoyos pastorales se configura en torno a un lema y una imagen.

El lema sirve de hilo conductor que orienta todo el conjunto: «ENCON-TRARÉIS…» Es el mismo lema que se utilizó en los tiempos de Adviento y Navidad, queriendo ofrecer continuidad con ellos. Con él, en primer lugar, se quiere acoger los ecos del Encuentro Mundial de las Familias celebrado en nuestras tierras el pasado mes de julio. Acoger todo lo que supuso, en cuanto encuentro eclesial, y acoger, especialmente, las enseñanzas del Papa Benedicto XVI.

En segundo lugar, bajo este lema se engloban los tres acentos pasto-rales propuestos por el Sr. Arzobispo para el presente curso: la familia, la transmisión de la fe, y la Eucaristía. Las propuestas que en este material se ofrecen quieren ser una ayuda en la acentuación de estas prioridades pastorales.

El lema «Encontraréis…» viene explicitado por el versículo evangélico que lo acompaña, «Y lo reconocieron al partir el pan», perteneciente al relato de los discípulos de Emaús. Las propuestas realizadas en este material pastoral van a girar, en primer lugar, en torno a la Eucaristía, sacramento de encuentro entre Dios y su pueblo, y de los hermanos de fe entre sí. Las primeras lecturas de Cuaresma nos marcan el itine-rario de acercamiento de Dios a los hombres: la creación, las diversas alianzas… Este camino alcanzará su punto culminante con la muerte y Resurrección de Cristo, misterio que se continúa en la celebración eucarística.

El lema central se explicita y concreta en cada domingo. Estas ideas, inspiradas en las lecturas dominicales, iluminan las distintas propuestas

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el cartel, el lemay la imagen

«ENCONTRARÉIS…»

litúrgicas y pastorales que aquí se presentan. Es posible distinguir dos grupos de lemas dominicales. Los de Cuaresma, en cuanto tiempo pre-paratorio, hacen referencia a actitudes necesarias para que se realice el encuentro. Por ello, las frases aparecen en condicional. Éstos aluden a «actitudes eucarísticas», actitudes que de modos diversos encon-tramos en la celebración eucarística, pudiéndose relacionar incluso alguna de ellas con ciertas partes de la celebración. Estas ideas han sido extraídas del Evangelio dominical. El segundo grupo corresponde a los domingos de Pascua. Éstas ya no aluden a las actitudes, sino al objeto del encuentro, lo que se encuentra.

— Miércoles de Ceniza: «Encontraréis… si recogéis el corazón»

— Primer domingo de Cuaresma: «Encontraréis… si os dejáis guiar por el Espíritu»

— Segundo domingo de Cuaresma: «Encontraréis… si escucháis a mi Hijo»

— Tercer domingo de Cuaresma: «Encontraréis… si os convertís en ofrenda permanente»

— Cuarto domingo de Cuaresma: «Encontraréis… si entráis en el banquete»

— Quinto domingo de Cuaresma: «Encontraréis… si os dejáis transformar»

— Domingo de Ramos: «Encontraréis… al Siervo de Dios»

— Domingo de Pascua: «Encontraréis… al Señor»

— Segundo domingo de Pascua: «Encontraréis… al que vive»

— Tercer domingo de Pascua: «Encontraréis… al que envía»

— Cuarto domingo de Pascua: «Encontraréis… al que da la Vida Eterna»

— Quinto domingo de Pascua: «Encontraréis… al que ama»

— Sexto domingo de Pascua: «Encontraréis… al que trae la paz»

— Ascensión: «Encontraréis… al que permanece»

— Pentecostés: «Encontraréis… al que asiste»

— Santísima Trinidad: «Encontraréis… al que se entrega»

— Corpus Christi: «Encontraréis… al que alimenta»

Sería conveniente que estas ideas fueran apareciendo de algún modo ante la comunidad. A modo de ejemplo, podría realizarse un cartel con la palabra «Encontraréis…», que se colocaría en algún lugar visible (presbiterio, entrada del templo…). Alrededor del mismo, cada semana se añadiría un cartel más pequeño con la frase propia.

Y junto con el lema, una imagen. Un pan partido, pan de familia, pan compartido, pan de banquete, pan de encuentro… sacramento de amor, alimento de la comunidad, presencia permanente, presencia de Dios entre nosotros, meta de nuestra búsqueda.

Nota: este material de Cuaresma y Pascua se encuentra en soporte informático en la página oficial del Arzobispado de Valencia (www.archivalencia.org), desde donde se puede descargar en formato PDF con el fin de facilitar su uso. Allí también se hallarán otras propuestas complementarias.

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la liturgia

LA CUARESMA 2007: AL ENCUENTRODEL SEÑOR POR LA PENITENCIA

La Cuaresma es el resultado de un largo proceso de sedimentación de tres itinerarios litúrgico-sacramentales: la preparación inmediata de los catecúmenos a los sacramentos de Iniciación, la penitencia pública y la participación de la comunidad cristiana en los dos anteriores como preparación para la Pascua.

El movimiento litúrgico impulsó una fuerte renovación de este tiempo orientándolo hacia el misterio pascual. Respondiendo a lo deseado por el Concilio, los tres ciclos de la Cuaresma, A, B y C, sin dejar de mantener la unidad de este tiempo, están especializados en cada una de sus finalidades: catecumenal, prepascual y penitencial. Este año 2007 corresponde el ciclo C, cuyos tres últimos evangelios dominicales forman el «tríptico penitencial» que luego comentaremos.

Los domingos de Cuaresma tienen tres lecturas cuyos temas no están necesariamente relacionados entre ellos, sino que forman tres se-cuencias diferentes: la historia de la salvación (Antiguo Testamento), la aplicación a la vida cristiana (Apóstol) y el tema propio del año (Evangelio).

1. La exposición y vivencia de la historia de la salvación

Cada año la selección de lecturas tiene un criterio propio, así tenemos: Ciclo A) Catecumenal - sacramental, en relación con el orden de los evangelios. B) Catecumenal - Alianza - Eclesial y C) Catecumenal - memoria de las obras de Dios, el camino de la Pascua y su celebración litúrgica.

Estas lecturas están dispuestas siguiendo la recomendación de san Agustín en el capítulo 39 de su obra De catechizandis rudibus, para el cual la historia de la salvación está dividida en siete edades; las cinco primeras abarcan el Antiguo testamento, la sexta fue inaugurada por Cristo y es el tiempo de la Iglesia, mientras que la séptima correspon-de a la Parusía. Toda la historia de la humanidad y sobre todo la de Israel es así representada como realización del eterno plan divino de salvación y como prehistoria de la Iglesia de Cristo.

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En este año C debemos evocar nuestro camino al encuentro de Cristo. Cada uno de nosotros era el «arameo errante» a quien Dios convirtió en un pueblo que camina hacia un término (Deut 26, 4-10, Primera lectura, 1º Domingo de Cuaresma). El ciclo C aglutina las lecturas del Antiguo Testamento alrededor del tema del acontecimiento pascual, que se realiza por la acción de Dios y la respuesta de la fe del hombre. Haciendo memorial del acontecimiento de la Pascua, éste llega a las generaciones actuales a través de la liturgia y de la profesión de fe. «La liturgia de Israel y su carácter profético para el culto cristiano», éste podría ser el tema de este año en la historia de nuestra salvación.

2. La aplicación y vivencia del misterio pascual

Las lecturas apostólicas se relacionan ya con la primera ya con el Evangelio, a modo de reflexión teológica sobre los acontecimientos proclamados. Lo iremos precisando en la sección «Comentario litúr-gico».

3. Los evangelios de la Cuaresma C

Los cinco domingos de cuaresma —en cuanto a las lecturas evangéli-cas— pueden dividirse en dos grupos. Los dos primeros serían los «si-nópticos», pues en ellos se repiten cada año los episodios del desierto y de la Transfiguración. Los tres últimos se pueden llamar «temáticos» pues desarrollan tres argumentos diferentes que corresponden a las tres finalidades de la Cuaresma. La unidad temática de estos evangelios del año C podría ser: ¿Cómo perdona Dios nuestros pecados?:

Mostrándonos su gran paciencia y misericordia: 3º Domingo. Lc 13,1-9: Parábola del labrador y la higuera estéril. Suscitando en nosotros la conversión y la contricción. 4º Domingo. Lc 15,1-3.11-32: El hijo pródigo. Y, por último, absolviendo nuestras culpas. 5º Domingo. Jn 8,1-11: La mujer adultera.

La remisión de los pecados nace de Dios, exige un movimiento de nues-tra parte y pide un signo visible que la ratifique: la absolución sacra-mental. Cuando estamos en puertas de la santa Cuaresma proponemos estos temas como base de una sólida catequesis sobre la Penitencia y su celebración litúrgica como preparación para la Pascua.

SIGNOS Y MOMENTOS CELEBRATIVOSEn cada ocasión podríamos destacar un momento de la celebración, de modo que vayamos reconociendo cada paso de la Misa. También puede llamarse la atención hacia el tema propio del día colocando en un lugar destacado, por ejemplo, cerca del ambón, un objeto simbólico que represente de forma plástica y sintética lo que se celebra.

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la liturgia

MIÉRCOLESDE CENIZA

ENCONTRARÉIS… SI RECOGÉIS EL CORAZÓN«Acuérdate de que eres polvo…»

(21 de febrero de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Convocatoria del ayuno solemne por parte de Dios, reunión del pueblo en su presencia. Imposición de la ceniza.

Un signo de este día: La ceniza, símbolo de la muerte que ocasiona el pecado, pero vamos al encuentro de Dios que puede dar vida a los muertos.

MONICIONES A LAS LECTURASPrimera lectura. Joel 2, 12-18: El profeta Joel describe la liturgia peni-tencial del «Día de la expiación» en el antiguo Israel, y pide al pueblo de Dios que rasgue su corazón y no los vestidos. La penitencia tiene su pleno sentido cuando se convierten las voluntades de las personas. Convertirse es volver a Dios con ánimo firme y sincero. Contestaremos a la palabra de Dios con el salmo penitencial por excelencia: «Mise-ricordia, Señor, hemos pecado».

Segunda lectura. 2 Corintios 5, 20-6. 2: San Pablo considera la con-versión auténtica como una tarea permanente cuando dice: «Dejaos reconciliar con Dios» porque nuestro tiempo es breve, y la Cuaresma es tiempo de gracia y salvación. La reconciliación consiste en recomponer la relación rota o debilitada entre nosotros y Dios, entre nosotros y los hermanos.

Evangelio de Mateo 6,1-6.16-18: Jesús enseña a sus discípulos cómo tiene que ser su estilo de vida y describe tres dimensiones de la misma: la oración, relación con Dios; la limosna, relación con el prójimo, y el ayuno, relación con uno mismo. La oración es imprescindible para el discípulo de Cristo; la limosna es expresión de sincera caridad y el ayuno muestra la conversión a Dios.

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IDEAS PARA LA HOMILÍAHistoria de esta celebración

Desde tiempos de san Gregorio Magno (siglo VI), inaugura este día en Roma la santa cuarentena; antes comenzaba la Cuaresma el primer domingo, pero se extendió al miércoles anterior para que hubiese cuarenta días de ayuno hasta la Pascua, descontando los domingos. En el siglo XI, habiendo caído en desuso la penitencia pública, el Papa Urbano II recomendó la imposición de la ceniza a todos los fieles como signo distintivo de la inauguración de la Cuaresma.

Lo que nos dice ahora este día: Reconocer nuestra situación ante Dios

El mensaje que recibimos está perfectamente fundado en las tres lecturas propias de este día, como se explica en las moniciones que figuran a continuación; todo él se resume en las oraciones de ben-dición de la ceniza: «Derrama la gracia de tu bendición sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas cuaresmales, puedan llegar, con el corazón limpio, a la celebración del misterio pascual de tu Hijo», «Así podremos alcanzar, a imagen de tu Hijo resucitado, la vida nueva de tu reino».

La imposición general de la ceniza muestra el carácter social del pecado, suma de todos los pecados personales, conocidos u ocul-tos. Las prácticas cuaresmales recomendadas son la mayor escucha de la Palabra de Dios, junto con la oración, el ayuno y la limosna; concluyendo en una celebración del sacramento de la Penitencia que nos lleve, al final del camino cuaresmal, a encontrarnos con la gracia del perdón y a participar en la Eucaristía pascual con el ánimo renovado.

ORACIÓN DE LOS FIELESAl comenzar la Cuaresma, pidamos a Dios, nuestro Padre, que escuche las oraciones de su pueblo penitente.

• Para que el rito de la ceniza nos recuerde a todos que for-mamos parte de la Iglesia, santa pero siempre necesitada de penitencia. Roguemos al Señor.

• Para que todos los hombres se detengan a reconocer la exi-gencia de renovarse en la mentalidad y en las obras, y sepan reaccionar con firmeza contra la falta de compromiso moral y social. Roguemos al Señor.

• Para que los gobernantes de las naciones trabajen siempre por la paz, la fraternidad, la justicia y el progreso de todos los pueblos. Roguemos al Señor.

• Para que los miembros de nuestra comunidad enfermos y los que sufren se sientan, más que nunca, en el centro de la co-munidad que ora y lucha contra el mal, y se encamina por la esperanza a la victoria pascual. Roguemos al Señor.

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MIÉRCOLESDE CENIZA

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• Para que los discípulos del Señor, iluminados por la Sagrada Escritura, purificados por la penitencia y fortalecidos por la Eucaristía, sepan trasmitir la fe como alegría y paz en el Espí-ritu. Roguemos al Señor.

Dios Padre nuestro, que no quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, danos tu perdón y tu gracia, para que cuantos con amor observamos las penitencias cuaresmales, obtengamos la paz y la misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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MIÉRCOLESDE CENIZA

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ENCONTRARÉIS… SI OS DEJÁIS GUIARPOR EL ESPÍRITU

«Esta escrito: “Al Señor tu Dios adorarásy a él sólo darás culto”» (Lc 4,8)

(25 de febrero de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Acto penitencial. No podemos ir al encuentro de Dios con suficiencia o confiando en nuestras fuerzas.

Un signo propio de este día: Un televisor, baratijas lujosas, revistas… Estamos rodeados de “dioses” que nos secuestran y esclavizan.

MONICIONES A LAS LECTURASPrimera lectura. Deuteronomio 26, 4-10: En el comienzo de la Cuares-ma, la primera etapa de la historia de la salvación es la de los orígenes del pueblo de Dios, evocados por la confesión de fe que cada israelita debía hacer al presentar las primicias de la cosecha.

Segunda lectura. Romanos 10, 8-13: Cuando recorremos las etapas de la historia de la salvación, es para que apliquemos esa experiencia en nuestras propias vidas en la etapa final que inauguró Jesucristo. Por ello, la confesión de fe del pueblo cristiano se refiere al misterio pascual de nuestro Redentor, en donde está el origen de nuestra salvación.

Evangelio de Lucas 4,1-13: El ayuno de Jesús en el desierto y su victoria sobre las tentaciones son un ejemplo para los cristianos en la renova-ción de su catecumenado en vistas a la renovación pascual.

IDEAS PARA LA HOMILÍAEl inicio del camino cuaresmal

El itinerario pascual, que nos conduce del 1º Domingo de Cuaresma al de Pentecostés, tiene como punto de partida el Bautismo de Cristo: Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo (Lc 4,1). En el seguimiento de Cristo, cada cristiano se ve

la liturgia

PRIMER DOMINGODE CUARESMA

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sometido a la prueba de la tentación y debe elegir entre el vivir según la carne (Rm 8, 4), búsqueda de los bienes terrenos, del poder, del orgullo, y el vivir según el Espíritu. El ejercicio cuaresmal nos permite comprobar y consolidar nuestra vida de bautizados: Vosotros no estáis bajo el dominio de la carne, sino del Espíritu, desde el momento en que el Espíritu de Dios habita en vosotros (Rm 8, 9).

La historia de la salvación

Cuando vamos al encuentro de Dios en este primer domingo de Cua-resma, lo primero que hemos de hacer es considerar de dónde venimos, y no considerar nuestra salvación como algo perfectamente natural. Hay una historia de salvación que prepara el momento actual; es la historia de las intervenciones de Dios a lo largo del tiempo. Cada uno de nosotros erraría como un nómada por la vida (1.ª Lectura) si Dios no nos hubiera llamado, a la mayor parte de nosotros al comienzo de nuestra existencia, para formar parte de su pueblo.

Nuestra profesión de fe ha dado un gran paso adelante respecto a la del pueblo israelita. Como enseña san Pablo en la segunda lectura: Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás (Romanos 10, 9). Se trata de la fe que se confiesa en el Bautismo gracias a la luz y la fuerza del Espíritu Santo y que ahora renovamos al recomenzar el camino de conversión que es la Cuaresma. Nuestros padres y padrinos confesaron a Jesús en nuestro nombre, y ahora debemos personalizar esta fe en forma de compromiso.

Todo ello no es fácil. La Iglesia lo sabe, y por eso evoca cada año el ayuno de Jesús, quien de este modo: Inauguró la penitencia cuares-mal, y al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado (Prefacio).

El ejemplo de Jesucristo: Renunciar para ser libres y servir a Dios

Jesús es nuestro modelo cuando revivimos el catecumenado en la Cuaresma. Escuchar a Dios, prestar oído a su Palabra, sólo es posible si creemos que No sólo de pan vive el hombre (Lucas 4,4). El ayuno y la abstinencia cuaresmales —sobre todo en la abstinencia de vicios y pecados— es un ejercicio saludable que debe favorecer nuestra renovación, incluso física, pero es sobre todo una forma de decirle a Dios que no tenemos bastante con los alimentos terrenos, sino que necesitamos alimentarnos de su Palabra.

Jesús es el ejemplo de resistencia a las tentaciones, porque las sintió realmente en su naturaleza humana, y las venció gracias a la perfec-ta unidad de su persona divina. Las tentaciones del desierto son un ejemplo de las cosas a las que ha debido renunciar la Iglesia a lo largo de su historia, y las que padecemos nosotros mismos: el hambre de las cosas del mundo, el deseo de poder, a costa de cualquier maldad o perversión, el intentar manipular la protección de Dios… todo ello nos ha podido ocurrir muchas veces. Por eso, al comienzo del camino cuaresmal, el alimento eucarístico, unido a la Palabra de Dios, son la

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ayuda que necesitamos para recorrerlo con fruto y llegar a la reno-vación de la Pascua.

ORACIÓN DE LOS FIELESSe abre ante nosotros el camino de la Cuaresma con sus etapas, sus normas y sus metas. Es un gran compromiso para todos. Pidámosle al Señor que nos haga dóciles a su palabra para llegar completamente trasformados a la Pascua.

• Por la Iglesia: para que, fortalecida con el pan de la Palabra de Dios, renuncie a la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el mundo. Roguemos al Señor.

• Para que redescubramos el domingo como un día distinto de los demás: el día del Señor, el día de la comunidad, el día de la reconciliación y de la amistad abierta a todos los hermanos. Roguemos al Señor.

• Para que en cada uno de estos cuarenta días encontremos lugar y tiempo para dedicarnos a la oración y a la meditación de la palabra, para conocer lo que Dios quiere de nosotros y saber renunciar a todo lo que nos impide realizarlo en nuestra vida. Roguemos al Señor.

• Para que todas las familias descubran la dimensión doméstica de la Cuaresma, abran el libro de los Evangelios, creen ocasio-nes de oración común y, cordialmente unidos en la caridad, hagan de cada hogar un lugar de acogida fraterna. Roguemos al Señor.

• Para que el Señor, que al que podemos encontrar cada día en su Palabra viviente, nos conceda comprenderla y discernir en ella un camino de esperanza y de vida. Roguemos al Señor.

Señor Jesucristo, que en el desierto fuiste tentado por el maligno, y en la cruz lo derrotaste para siempre; escucha nuestras oraciones, y haz que este tiempo de conversión y penitencia nos fortalezca para superar las pruebas y nos una más a ti. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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ENCONTRARÉIS…SI ESCUCHÁIS A MI HIJO«Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle» (Lc 9,35)

(4 de marzo de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Liturgia de la Palabra. Cuando nos reunimos los cristianos, lo primero es escuchar lo que Dios dice a toda la Iglesia en esa ocasión. Llevar el Evangeliario en el rito de entrada y depositarlo sobre el altar, o acercarse los lectores al ambón, en su momento, llevando en alto el Leccionario.

Un signo propio de este día: Un lienzo blanco. Espinas o ramas secas y verdes. El sudario fúnebre Cristo se convierte en la túnica resplan-deciente del resucitado.

MONICIONES A LAS LECTURASPrimera lectura. Génesis 15, 5-12.17-18: Llegamos a la segunda etapa de la historia de la salvación., la de Abrahán. El santo patriarca es mo-delo para nuestra experiencia catecumenal, pues él escuchó la palabra de Dios, salió de su tierra y consagró la alianza con el Señor, como nosotros renovamos todo ello en el Bautismo y en la Eucaristía.

Segunda lectura. Filipenses 3, 17-4, 1: San Pablo nos promete la apli-cación del misterio de la transfiguración de Cristo si permanecemos fieles imitadores suyos y amigos de la cruz del Señor. En la iniciación cristiana iniciamos un camino que nos debe llevar a la ciudad eterna del cielo.

Evangelio de Lucas 9, 28b-36: El Evangelio de la Transfiguración, propio de este domingo segundo, es un anuncio de la muerte y resurrección de Cristo, a cuya celebración nos preparamos en la Cuaresma, enten-didas según san Lucas como un «éxodo» pascual.

IDEAS PARA LA HOMILÍAEl domingo de la Transfiguración

El pasaje de la Transfiguración, que se lee en este domingo, según los tres evangelistas sinópticos, está centrado en la profecía de la muerte

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SEGUNDO DOMINGODE CUARESMA

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del Señor, expuesta bajo la imagen del «Éxodo», la salida de este mundo. Por ello las otras dos lecturas han sido elegidas en relación con estos temas de la transfiguración y del éxodo pascual de Cristo. Así este importante pasaje anuncia la muerte y la resurrección de Cristo que será el motivo culminante de la Pascua.

La historia de la salvación

La primera lectura nos sitúa en la etapa correspondiente a Abrahán, segunda etapa de la historia de la salvación, el patriarca que cree en Dios y se le cuenta en «su haber». El padre de los creyentes se encuentra con Dios, que le hizo salir de Ur de los Caldeos y que se compromete con él mediante unos ritos que certifican y sellan la alianza.

Aparecen los temas de la fe de Abrahán, la salida, el camino, la alianza mediante unos ritos que son profecía de la nueva y definitiva alianza sellada en la sangre de Cristo. Es una etapa que el cristiano-catecú-meno personaliza en su propia historia que comenzó en el bautismo, entendiendo este sacramento como un salir de la lejanía de Dios para ir a la tierra prometida de la Iglesia.

La confianza en la promesa de Dios, ratificada en la nueva alianza, no hace decir con el salmo responsorial 26: «El Señor es mi luz y mi salvación. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida».

La glorificación del cristiano, ciudadano del cielo

San Pablo nos anuncia la aplicación del misterio pascual de Cristo a sus discípulos fieles. Nuestra ciudadanía está en el cielo, de modo que nuestra muerte, como la de Cristo, será un éxodo pascual hacia el cielo, mediante la espiritualización, glorificación o transfiguración de nuestra condición material y mortal. Como el viejo Abrahán, los cristianos no tienen su patria verdadera en el lugar donde nacieron, sino que son caminantes hacia la ciudad definitiva a la que han sido llamados.

La gloria de Jesucristo

Jesús sube a la montaña como subirá al final al Calvario y por último, al monte de la Ascensión; y allí recibe el anuncio de su tránsito pascual, pues ése es el contenido del diálogo con los misteriosos personajes gloriosos: «Hablaban de su muerte («éxodo» en el texto original, término exclusivo de Lucas en este pasaje) que iba a consumarse en Jerusalén» (Lucas 9,31). La predicación de la buena noticia de la salvación por medio de Cristo muerto y resucitado vendrá de la fuerza del Espíritu, al cumplirse los días de Pentecostés.

El catecumenado cuaresmal: Aprender escuchar

Ante este impresionante conjunto de lecturas, debemos seguir en ac-titud catecumenal, la cual nos pide en primer lugar que escuchemos a la Palabra de Dios («Catecúmeno» = «Oyente»), y luego, que manten-gamos la esperanza en la vida con Cristo. Estas son las virtudes que los cristianos debemos despertar especialmente en la Cuaresma.

Nosotros, finalmente, al contrario que los testigos del monte Tabor, estamos ya en el tiempo del Evangelio, y hemos de proclamar a Je-

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sucristo Dios y hombre verdadero, mostrando con nuestro ejemplo que somos ciudadanos del cielo, no como aquellos que sólo aspiran a cosas terrenas, porque andan como enemigos de la cruz de Cristo (Filipenses 3, 19). En la Cuaresma hemos de aprender a amar la cruz de Cristo, árbol de la Vida, guión de la marcha a través del desierto de este mundo y llave de ciudad eterna.

ORACIÓN DE LOS FIELESOremos al Señor, nuestro Dios, que nos ha elegido en Jesucristo, su Hijo, para que seamos hijos suyos, ciudadanos de su reino.

• Por la Iglesia, unida al Papa Benedicto: que por la oración y la cercanía a los hombres sepa escuchar, para encontrar la volun-tad de Dios y anunciarla con claridad. Roguemos al Señor.

• Por los que hemos recibido el don de la fe, por los que pre-siden las comunidades, por los que buscan la verdad: que el resplandor de la gloria de Cristo nos haga testigos creíbles del Evangelio capaces de trasmitir la fe a nuestros hermanos. Roguemos al Señor.

• Por los pensadores, los poetas, los artistas, los educadores, los científicos, los técnicos, los legisladores, los gobernantes, y por todos los que colaboran en trasfigurar este mundo; para que el común esfuerzo de todos fructifique e una sociedad mejor, según el proyecto de Dios. Roguemos al Señor.

• Por los más pobres de nuestro mundo, por los que más sufres: para que vean aliviado su dolor con nuestra solidaridad y encuentren, un día, la gloria de Jesucristo, que les ama. Ro-guemos al Señor.

• Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la muerte y la resurrección del Señor: para que esta Eucaristía ayude a nuestra conversión para escuchar y seguir más de verdad a Jesús. Roguemos al Señor.

Escucha, Señor, las oraciones de tus hijos, que buscan tu rostro y esperan gozar de tu dicha en el país de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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ENCONTRARÉIS… SI OS CONVERTÍSEN OFRENDA PERMANENTE

«Señor, déjala todavía este año…, a ver si da fruto»(Lc 13,8-9)

(11 de marzo de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Presentación de los dones, ofertorio de la vida. A pesar de nuestra pobreza, no vamos al encuentro de Dios con las manos vacías. Los fieles llevan al sacerdote el pan, el vino y el agua para la Eucaristía.

Un signo propio de este día: Una azada, como la del labrador del evan-gelio. Cristo rompió la dura corteza del mundo con su cruz.

Sugerencia: Usar la Plegaria eucarística sobre la reconciliación II que tiene como tema «La reconciliación con Dios, fundamento de la concordia humana».

MONICIONES A LAS LECTURASPrimera lectura. Exodo 3, 1-8a.13-15: La tercera etapa de la historia de la salvación está vinculada a la historia de Moisés y al éxodo de Israel hacia la tierra prometida. El Dios de los patriarcas revela su nombre, toma la iniciativa de liberar a su pueblo y llama a Moisés como instrumento de esta hazaña.

Segunda lectura. 1 Coríntios 10, 1-6.10-12: La reflexión de Apóstol sirve de unión entre las otras lecturas. Esta exhortación subraya la seriedad con que debe escucharse la Palabra de Dios, que sigue re-sonando en la Iglesia y en el mundo, sacando de ella consecuencias para la vida.

Evangelio de Lucas 13, 1-9: Jesús nos enseña que los acontecimientos más trágicos de la vida deben ser interpretados como una llamada de Dios a la conversión. En el origen de nuestra penitencia está la pacien-cia de Dios y la función intercesora de Cristo en favor nuestro.

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TERCER DOMINGODE CUARESMA

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IDEAS PARA LA HOMILÍAEl domingo de Moisés

Llegamos este domingo a la tercera etapa de la historia de la salvación (Moisés-Éxodo), con la importantísima lectura del Éxodo 3, 1-8a.13-15, que tiene como centro la revelación del nombre del Dios libertador de la esclavitud de Egipto. Dios revela su nombre a Moisés y le envía a anunciar la liberación a su pueblo. Dios no es sólo una idea lejana, es una presencia que acontece y que se impone. A lo largo de toda la historia de la salvación, «Él ha sido», Él ha aparecido actuando en medio de su pueblo, y lo sigue haciendo por medio de Jesucristo.

La llamada a la conversión

La lectura de san Pablo nos ayuda a la personalización de los acon-tecimientos del Exodo, pues «Todo esto les sucedía como un ejemplo» (1 Cor 10, 11). Ahora, en esta «edad» o etapa cuaresmal, el creyen-te-catecúmeno reconoce a Aquél en quien ha confiado y que le ha acompañado en su historia de caídas y liberaciones del pecado. Ahora, en esta etapa final de la humanidad, la llamada a la conversión que hace Jesús no puede caer en saco roto.

El tríptico penitencial

Comienza hoy la segunda parte de la Cuaresma, con los tres domingos que forman lo que podríamos llamar el «tríptico penitencial», con los temas de la llamada a la conversión y la paciencia de Dios, la vuelta del hijo pródigo y el perdón de la mujer adúltera. Todos tenemos asumido que la Cuaresma es un tiempo penitencial, para pedir el perdón de los pecados, pero ¿qué es la penitencia? ¿Cómo la expone el Evangelio? Tenemos tres domingos para comprenderlo un poco mejor y prepa-rarnos así bien para la Pascua.

La penitencia puede concebirse como «conversión», es decir: como un cambio radical de dirección en la vida, volviéndonos hacia Dios y la salvación; también se describe como «cambio de mentalidad» o de modo de ver y juzgar las cosas, pasando del egoísmo al amor, y de lo mundano a lo sobrenatural. Por ello, el primer paso a dar es el «examen de conciencia», para discernir cuál es nuestra situación y aquello más importante en lo que debemos cambiar.

Pero esta conversión sólo es posible porque Dios tiene mucha paciencia. Este es el sentido de la parábola del viñador que forma la segunda parte del evangelio de este domingo: El amo de la viña llevaba tres años esperando en vano el fruto de una higuera; tres es el número de la desesperanza, es inútil esperar más, y la higuera representaba al pueblo de Israel. Pero entra en escena el viñador que pide al amo una nueva oportunidad; éste es Jesús, nuestro abogado ante el Padre. Nuestro Salvador se interpone entre Dios y los hombres, como lo hicieron antes Abrahán y Moisés, para que tengamos un espacio tiempo favorable, de oportunidad para cambiar. El labró la dureza de nuestros corazones con el madero de la cruz y regó nuestra tierra con su sangre. Pero el hecho de que Dios no castigue las faltas inmediatamente no significa que les podamos quitar importancia.

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La ofrenda de nuestra pobreza

Vamos al encuentro de Dios con un poco de pan, de vino y de agua, nada más… y es don suyo que le devolvemos, porque en nosotros no hay más que dureza y sequedad. El Señor nos hará revivir y dar fruto si nos ponemos en sus manos confiando plenamente en él.

ORACIÓN DE LOS FIELESCon humildad y gratitud, acerquémonos a Dios, que es compasivo y misericordioso, y supliquémosle que escuche los gemidos de su pueblo y manifieste su salvación.

• Por la Iglesia, Pueblo de Dios, que peregrina en la Cuaresma hacia la Pascua: que sepa responder a la llamada de Dios en todo lo que sucede. Roguemos al Señor.

• Por el Papa, los Obispos, ministros y fieles todos: que cimenta-dos en Jesucristo aprendamos a ofrecernos enteramente a Dios viviendo conforme a nuestra vocación. Roguemos al Señor.

• Por todos los que sufren hambre, guerra o marginación; que se les manifieste la compasión y la misericordia de Dios, a través de los gestos solidarios de sus hermanos que gozan de bienestar y de paz. Roguemos al Señor.

• Por los difuntos: que gocen de la Pascua eterna que Cristo nos mereció. Roguemos al Señor.

• Por nosotros, a quienes ha tocado vivir la última de las edades: para que no nos creamos seguros, sepamos comprender los signos de Dios y no se endurezca nuestro corazón. Roguemos al Señor.

Señor, Tú que ves las necesidades de tu pueblo y conoces su deseo de salvación, escucha nuestras oraciones y manifiesta tu poder en cuanto con fe te hemos perdido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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ENCONTRARÉIS… SI ENTRÁIS EN EL BANQUETE«Se puso en camino adonde estaba su padre»

(Lc 15,20)(18 de marzo de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Procesiones hacia el altar, comunión. Destacar las procesiones de entrada, de las ofrendas y de l comunión, como un gesto de retorno al Padre, de alzarnos y marchar al encuentro del Señor.

Un signo propio de este día: Ramos de algarrobo o de encina, el palo o el cayado del porquerizo. Flores adornando el altar. Ornamentos rosados.

Sugerencia: Usar la primera Plegaria sobre la reconciliación «La reconciliación como retorno al Padre» que armoniza perfectamente con la parábola del hijo pródigo que se lee el domingo 4.º.

MONICIONES A LAS LECTURASPrimera lectura. Josué 5, 9a.10-12: La cuarta etapa de la historia de la salvación se inicia con la entrada del pueblo de Dios en la tierra prometida. Allí vuelven a celebrar la Pascua, como memorial perpetuo de la salvación.

Segunda lectura. 2 Coríntios 5, 17-21: Uno de los objetivos de la Cuares-ma es la reconciliación con Dios. El Apóstol nos dice que este beneficio arranca de Dios, que nos ha reconciliado consigo en Cristo.

Evangelio de Lucas 15, 1-3.11-32: La parte central del «Tríptico pe-nitencial» de esta Cuaresma es la parábola del hijo pródigo. Dios nos aguarda, pero nosotros hemos de responderle abandonando la situación de pecado.

IDEAS PARA LA HOMILÍAEl domingo de la tierra prometida

El cuarto domingo de Cuaresma nos hace llegar a una nueva etapa de la historia de la salvación, aquella que se desarrolla en la tierra prome-

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CUARTO DOMINGODE CUARESMA

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tida (Josué 5, 9a.10-12). En este momento, los cristianos reconocemos que estamos ya en la tierra prometida que es la Iglesia, pero nos falta acabar la liberación de nuestra vida del poder del pecado, hasta entrar en la Pascua eterna. Disfrutamos de la alegría de quien está, como se dice, «en el ya, pero todavía no». Celebramos la victoria de Cristo, pero falta que este triunfo se consume en nuestra propias vidas.

La alegría de la salvación

La alegría de la salvación que se desprende este año de la primera lectura entona perfectamente con el canto procesional con el que la Iglesia de Roma se dirige hoy a celebrar la «estación» en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén: «Alégrate, Jerusalén (Laetare, Ierusalem), gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto; mamaréis de sus pechos y os saciaréis de sus consuelos» (Isaías 66,10-11), con el salmo 121: «Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor, ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén”». Ya está cerca la fiesta de Pascua, las prime-ras flores de la primavera adornan el altar, los ornamentos morados son sustituidos por los rosados y, excepcionalmente en este tiempo, suena brillantemente el órgano ¿Ha terminado ya la Cuaresma? No, porque estamos en su mitad. Pero esta fiesta anticipada de la Cruz, y el presentimiento de Jerusalén son como una transfiguración cuando falta todavía llegar al Calvario.

El arrepentimiento y la reconciliación: Vuelta a la casa del Padre

En este ambiente prepascual, la lectura apostólica y el Evangelio nos anuncian la segunda fase del «Tríptico penitencial», el arrepenti-miento del pecador y su reconciliación con el Padre y con la Iglesia. Como dice san Pablo en la segunda lectura «Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargo el servicio de reconciliar» (2 Cor 5,18). Para obtener el perdón de los pecados, no basta con la fe en la paciencia de Dios y en la mediación de Jesucristo (Domingo pasado), es menester experimentar la lejanía del Padre y reconocerse en la mísera condición del hijo pródigo, en tierra extraña, despojado de toda dignidad. Hay que colaborar con la gracia de Dios mediante un movimiento humano que implica el dejar la esclavitud del mal y estar dispuesto a cambiar, tal como lo expresa magnífica-mente el Evangelio: «Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”» (Lucas 15, 18-19).

Por todo ello, si el domingo pasado destacábamos la importancia del examen de conciencia, en éste comprenderemos el sentido del dolor de los pecados (la contricción), del propósito de la enmienda de vida y de la confesión de los pecados al sacerdote como representante de Dios y de su familia que es la Iglesia. Al término del proceso penitencial está la vuelta a la primitiva dignidad de hijo de Dios, porque el sacramento de la penitencia es también una donación de gracia, y el banquete eucarístico de los comensales reconciliados con el Padre.

Debemos personalizar esta parábola, hacerla nuestra; y en ella todos nos hemos de reconocer en el hijo reconciliado antes que en el her-

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mano celoso y resentido. En el banquete eucarístico, don gratuito del Padre, nos hemos de encontrar todos los reconciliados, con la misma gratitud y unidos en la misma caridad. Lo que hemos de procurar es que ningún hijo se quede fuera, que no escuche la invitación, o que le llegue mal expresada, o que piense que es un caso perdido. Eso también depende en parte de todos nosotros.

ORACIÓN DE LOS FIELESDispuestos a volver, como el Hijo pródigo, a la casa del Padre, pre-sentémosle nuestra oración. Él escucha al afligido que lo invoca, y lo salva de sus angustias.

• Por la Iglesia, que ha recibido de Cristo la misión de reconciliar: para que, en medio de las tensiones y las actitudes agresivas, sea fermento de unidad y de paz. Roguemos al Señor.

• Por nuestro mundo, dividido por el odio, la guerra, la segrega-ción; en ricos y pobres, dominadores y dominados, vencedores y vencidos: par que sea posible la paz, fruto de la justicia y del amor fraterno. Roguemos al Señor.

• Por los que se indignan, como el hijo mayor de la parábola, contar los que perdonan y son perdonados: para que depon-gan su actitud intransigente y sepan comprender. Roguemos al Señor.

• Por nosotros, que debemos hacer nuestra la actitud de conver-sión del hijo menor de la parábola y acogernos a la misericordia y el perdón de Dios: para que nos decidamos a volver a él, por el sacramento de la reconciliación, y nos preparemos para ce-lebrar nuestra reconciliación en Cristo. Roguemos al Señor.

• Para que los padres que lloran el pecado de sus hijos, puedan un día no celebrar con ellos el retorno a una vida nueva. Ro-guemos al Señor.

Dios de las misericordias y Padre de bondad, mira las oraciones con confianza te hemos presentado, vuelve nuestros pasos hacia ti, y haz-nos testigos de tu amor incondicional. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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ENCONTRARÉIS… SI OS DEJÁIS TRANSFORMAR«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo;

mirad que realizo algo nuevo» (Is 43, 18)«Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante

no peques más» (Jn 8,11)(25 de marzo de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Rito de conclusión. Conversión de la vida, transformación del mundo. Usar la bendición solemne de Cuaresma y una de las formas de despedida y misión alternativas que ofrece el Misal.

Un signo propio de este día: Un «banquillo» vacío y piedras.

Sugerencia: Recitar el prefacio de la Penitencia «El sacramento de la reconciliación en el Espíritu» (que se puede decir en tiempo de Cua-resma) unido a la plegaria eucarística I, II o III, se relacionaría con la absolución de Jesús a la mujer adúltera y culminaría perfectamente el «Tríptico penitencial».

MONICIONES A LAS LECTURAS Primera lectura. Isaías 43, 16-2: Llegando a la quinta etapa de la historia de la salvación, el profeta Isaías nos anuncia la liberación del exilio de Babilonia y el retorno a Israel, como un nuevo Éxodo hacia la tierra prometida. Está ocurriendo algo nuevo: el agua que brota en el desierto para apagar la sed de los caminantes es promesa de la realidad de los sacramentos de iniciación que celebraremos y reviviremos en la Pascua.

Segunda lectura. Filipenses 3, 8-14: El Apóstol hace una síntesis del misterio pascual de Jesucristo en cuanto que es vivido personalmente por cada cristiano, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

Evangelio de Juan 8,1-11: El tríptico penitencial se cierra con la absolución de Cristo a la mujer adúltera. Así perdona Dios nuestros

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QUINTO DOMINGODE CUARESMA

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pecados en el sacramento de la reconciliación, con un don generoso de su gracia, y nos anima a no volver a pecar.

IDEAS PARA LA HOMILÍALa historia de la salvación: Los profetas

El quinto domingo de Cuaresma, el de los profetas, nos lleva hasta la etapa de aquellos hombres inspirados por el Espíritu que prepararon la venida del Redentor. El profeta Isaías anunció la liberación del exilio de Babilonia y el retorno a Israel, como un nuevo Éxodo hacia la tierra prometida. El Señor actuó a favor de su pueblo mediante el signo del agua, como lo hace ahora en el Bautismo. Nos queda una etapa, la última oportunidad para purificamos con la penitencia y beber el agua que representa al Espíritu Santo.

La segunda lectura proclama magníficamente la finalidad de este camino de fe: Para conocerlo a Él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos (Filipenses 3, 10). Un día comenzamos este camino con la regeneración bautismal, cuando nos incorporaron a Cristo, pero nuestra historia de pecado hace ne-cesario que renovemos aquella primera gracia con el sacramento de la Penitencia.

El tríptico penitencial: El perdón de la mujer adúltera

Volviendo ahora al tema específico de esta Cuaresma C, habremos ido tomando conciencia de lo que es hacer penitencia, así nos lo ha ido anunciando el «Tríptico penitencial»: Si no hacéis penitencia, todos pereceréis (Lucas 13,5, 3.° Domingo), Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido (Lucas 15,32, 4.° Domingo). Y hoy, en la tercera escena de este tríptico, Jesús encuentra a la mujer adúltera, muerta ya jurídicamente, a la que reintegra a la vida absolviéndola de la culpa. Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más (Juan 8,11, 5.° Domingo). Perdón transformante, gratuito e inmerecido, misterio de gracia.

Este proceso no se puede confundir con el arrepentimiento humano que depende sólo de la persona que, en el mejor de los casos, se da cuenta de las malas consecuencias de sus pecados; Todo esto viene de Dios (2 Co 5, 18), escuchábamos el pasado domingo. Por ello se pre-cisa aquella cuádruple reconciliación que repara las cuatro fracturas fundamentales: reconciliación del hombre con Dios, consigo mismo, con los hermanos, con todo lo creado.

El «misterio» transformante de la absolución

Pero ¿quién puede perdonar los pecados sino Dios? Mucho menos podemos los hombres juzgar o condenar —«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra»—. ¿Por qué hemos de confesamos con el sacerdote? y ¿qué añade su absolución a nuestro arrepentimiento?: Como en el altar donde celebra la Eucaristía y como en cada uno de los sacramentos, el sacerdote, ministro de la Penitencia, actúa «en la persona de Cristo». Cristo, a quien él hace presente, y por su medio

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realiza el misterio de la remisión de los pecados, es el que aparece como hermano del hombre (Rom 8, 29), pontífice misericordioso, fiel y compasivo (Heb 2, 17.4, 15).

El sacramento de la penitencia no puede alinearse junto con las muchas formas de ayuda psicológica. Es preciso que descubramos la Penitencia como misterio de salvación, es decir, como acción de Cristo que nos transforma, regenerándonos para presenta al padre como una criatura nueva, regenerada por la fuerza del Espíritu. La palabra de los profetas, la Buena Noticia de Cristo anunciada ahora por la Iglesia que repite las palabras del Apóstol: Dejaos reconciliar con Dios (2 Co 5, 20), se hacen realidad cuando el sacerdote asume el «YO» soberano y redentor de Jesús, porque se le ha concedido el ministerio de la reconciliación.

ORACIÓN DE LOS FIELESOremos al Señor nuestro Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.

• Para que la Iglesia, bajo la guía del Papa y de los Obispos, dis-pense con generosidad el perdón que viene de Dios y trasmita esperanza a todos. Roguemos al Señor.

• Para que nuestra sociedad, injusta e hipócrita, que busca lo que la escandaliza y fomenta lo que luego condena, sea capaz de reconocer a Jesucristo, para ver y compartir las angustias y esperanzas de todo hombre. Roguemos al Señor.

• Para que los delincuentes y marginados encuentren en todos la ayuda fraterna para salir de su postración. Roguemos al Señor.

• Por las mujeres que son explotadas y por aquellos que las juzgan y condenan sin misericordia: para que Jesús se les manifieste y les dé su salvación. Roguemos al Señor.

• Para que no nos creamos sin pecado ni nos erijamos en jue-ces de los demás, como los acusadores de la mujer adúltera, y aprendamos de Cristo a ser comprensivos. Roguemos al Señor.

Perdona, Señor, los pecados de tu pueblo, danos tu misericordia, y haz que unidos a Cristo, que dio su vida por nuestra salvación, nos dejemos trasformar para vivir como testigos de su luz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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ENCONTRARÉIS… AL SIERVO DE DIOS«Se puso en camino adonde estaba su padre»

(Lc 15,20)(1 de abril de 2007)

Momento celebrativo a destacar: Bendición de los ramos y palmas y procesión hasta la Iglesia. Destacar la entrada del celebrante en las demás Misas, como indica el Misal. Encontraremos al Señor que vine a nosotros humilde, pero aclamado como el Salvador.

Un signo propio de este día: Al terminar la procesión, colocar algunas palmas adornando el presbiterio.

MONICIONES A LAS LECTURASEn la bendición de las palmas. Evangelio de Marcos 11,1-10: Correspon-de este año leer el relato de san Marcos correspondiente a la entrada de Jesús en Jerusalén. Como es habitual en este evangelio, se destaca la confesión de fe en Jesucristo como el Mesías Hijo de Dios; pero el mismo pueblo de Jerusalén que lo recibió en triunfo, renegará de él poco después.

Misa de Pasión

Primera lectura. Isaías 50, 4-7: El tercer cántico del Siervo del Señor anuncia la pasión del Mesías, presentándola como una muestra su-prema de obediencia a la palabra y la voluntad de Dios, al someterse al poder del pecado del mundo y padecer por ello mansamente. Gran importancia tiene la recitación del Salmo responsorial 21, mencionado por Cristo en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abando-nado?

Segunda lectura. Filipenses 2, 6-11: San Pablo proclama la unidad del misterio pascual de Jesucristo, humillado hasta la muerte de cruz como el Siervo de Yawéh y glorificado como Hijo de Dios en la resurrección.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos: Según la inten-ción propia de este evangelista, todo el relato de la pasión según san

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DOMINGO DE RAMOS

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Marcos se desarrolla a la luz de las dos grandes líneas directoras de esta Evangelio, que son la proclamación de Jesucristo como Hijo de Dios y como Salvador de toda la humanidad y no sólo del pueblo de la antigua Alianza.

IDEAS PARA LA HOMILÍAEl pórtico de la Semana Santa

Para los que no asisten a la liturgia del Viernes Santo, hoy es el encuentro con Cristo paciente, en contraste con su manifestación gloriosa en el próximo domingo, día de Pascua. La procesión inicial imita la que se hacía en Jerusalén desde el siglo V. En todas las misas se debe resaltar hoy el rito de entrada, al menos con una monición y un canto apropiado, pero cuando se hace con los ramos y palmas se proclama el relato de la entrada triunfal de Jesús, este año —C— según san Lucas.

En la Misa las primeras lecturas se leen todos los años. El tercer cán-tico del Siervo de Yahwéh, el salmo 21 que, leído en su integridad, no es un grito desesperado sino una súplica llena de esperanza, y el gran himno de Filipenses en el que se ensalza la humildad de Cristo y la autenticidad de su encarnación cuando se rebajó hasta la muerte; también se proclama su exaltación a la gloria como respuesta del Padre a su obediencia.

Toca así mismo leer este año la Pasión según san Lucas, en la que se proclama de modo preferente la dignidad de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador de la humanidad y su misericordia, que alcanza a un crucifi-cado junto a él. La celebración del sacrificio eucarístico manifiesta la unidad del Misterio Pascual de Jesucristo, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.

El sacrificio del Siervo de Dios

Las dos primeras lecturas constituyen el marco de la Pasión del Señor: Jesús no retrocede, se somete a todos los ultrajes de los hombres. Es precisamente esto, su entrega y abnegación hasta la muerte en cruz en medio de la historia, lo que hace de él el Señor de la histo-ria —porque la pasión no es un «mito» intemporal, sino que ocurrió realmente «bajo el poder de Poncio Pilato»—, es la muestra de lo que ocurre desde principio a fin de la tragedia de la humanidad: En Jesús, Dios es golpeado, cubierto de insultos y salivazos, mientras él, por nosotros y para tomar sobre sí nuestros pecados, se rebaja hasta el extremo, hasta someterse incluso a la muerte.

En la muerte de Cristo se cumple con toda su real crudeza lo anunciado sacramentalmente en la última cena: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros» (Lc 22,20). El misterio pascual, renovado perennemente en la Eucaristía y celebrado de modo especial en la Semana Santa, abre el camino de la salvación tanto a los descendientes carnales de Abrahán como a los pueblos que son hijos de Dios por la fe.

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DOMINGO DE RAMOS

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ORACIÓN DE LOS FIELESSiguiendo a Jesucristo, que viene a nosotros humilde y pacificador, para dar su vida por la nuestra, pidamos a Dios misericordioso por la salvación de todos los hombres.

• Para que la Iglesia, esposa de Cristo, se purifique más plena-mente, por la sangre de Cristo, y vaya a su encuentro en este tiempo santo de Pasión. Roguemos al Señor.

• Para que los hombres que no creen, como el centurión al pie de la cruz, vean en la muerte redentora de Cristo el signo de la gloria y la misericordia divinas; y los niños y jóvenes saber más de Jesús a través de todo lo que se celebra en esta Semana Santa. Roguemos al Señor.

• Para que los enfermos, los que sufren hambre, injusticia o dis-criminación, experimenten junto a ellos la presencia del siervo obediente que, muriendo en la Cruz, trajo la paz al mundo. Roguemos al Señor.

• Para que reine la paz en nuestro mundo, cesen los odios y violencias y todos los hombres nos comprometamos a cons-truir una ciudad justa, fraterna y solidaria en la que la victoria de Cristo se manifieste con todo su esplendor. Roguemos al Señor.

• Para que todos nosotros, por la pasión y muerte de Cristo, lle-guemos a la gloria de su resurrección. Roguemos al Señor.

Padre, escucha nuestras oraciones y haz que nunca nos apartemos del camino que nos lleva a la Jerusalén celestial donde tu Hijo nos precede. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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DOMINGO DE RAMOS

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Con estas breves introducciones a la celebración de la Semana Santa, se desea ayudar a vivir en familia estos actos tan importantes. Al mismo tiempo intentaremos volver sobre los mensajes y temas fundamentales de este año: Encuentro con el Señor, transmitir la fe en familia, vivir la Eucaristía.

A lo largo de esta Semana Mayor, destacaremos, entre otros muchos, unos momentos y signos de gran valor simbólico que pueden llamar la atención de los niños y jóvenes. La extrañeza, y las preguntas que pueden suscitar son el mejor motivo para una instrucción y vivencia compartida en la mejor tradición bíblica, como leemos en Deuteronomio 6, 20-21: En el futuro, cuando tu hijo te pregunte diciendo: «¿Qué significan los testimonios, las leyes y los decretos que Yahveh nuestro Dios os mandó?», entonces responderás a tu hijo: «Nosotros éramos esclavos del faraón en Egipto, pero Yahveh nos sacó de Egipto con mano poderosa»… Y lo mismo cuando se trata del ritual de la cena de Pascua en Éxodo 12, 26-27: Y cuando os pregunten vuestros hijos: «¿Qué significa para vosotros este rito?», responderéis: «Este es el sacrificio de la Pascua de Yahveh…».

* 1 de abril: DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

Bendición de palmas y ramos, procesión y santa Misa.

Acompañamos al Señor cuando entra en la Ciudad Santa para ofrecer su sacrificio para la redención del mundo.

En el siglo IV comenzaron a llegar a Tierra Santa un gran número de peregrinos que deseaban recordar los hechos de Jesús en los mismos lugares en que habían ocurrido. Muy pronto comenzaron a repetir la entrada festiva del Señor en Jerusalén, bajando del monte de los Olivos con palmas, ramos y cantos y acompañando al Obispo.

Esta celebración se difundió por todas las iglesias con diferentes for-mas, y la propia de la liturgia romana es muy fiel a la tradición primi-tiva de Jerusalén, con la asamblea que se reúne fuera de la iglesia, y marcha hacia ella después de leer el Evangelio de la entrada de Jesús, siguiendo con cantos al Obispo o sacerdote que preside.

Un rito propio de este día: La procesión de las palmas y ramos.

Es un procesión al revés de las normales, donde el sacerdote va en cabeza y no se va en filas, sino en grupo tras él. No hay imágenes,

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SEMANA SANTA

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porque la marcha es como el cuerpo de Cristo, cabeza y cuerpo que van a Sión y al templo, en la Ciudad de Dios. Hacemos lo que hicieron los niños y gentes de Jerusalén en este mismo día.

Los colores litúrgicos en la Semana Santa

En estos días se usan ornamentos cuyo color tiene un significado que todos deben conocer. El rojo recuerda la realeza de Cristo y también su sangre derramada en la Pasión, por eso se usa el Domingo de Pasión desde la procesión de las palmas en honor de Cristo Rey y también el Viernes Santo. El morado es signo de penitencia y por eso se utiliza en la Cuaresma y en sus días finales, lunes, martes y miércoles de la Semana Santa. El blanco es el color de la alegría y se viste en todo el tiempo de Pascua, la Cincuentena o Pentecostés, a partir de la Vigilia Pascual; son blancas y resplandecientes las vestiduras de los ángeles que anuncian la resurrección de Jesús, como lo fueron sus ropas en la Transfiguración.

Las procesiones de Semana Santa

Desde las de pasión y muerte hasta la de gloria, estas manifestaciones piadosas populares son un motivo de asombro, preguntas y emociones para los más jóvenes, y los mayores deberían aprovecharlo para que las verdades de la fe en Jesucristo se conserven unidas a las imágenes plásticas de los pasos y también de las representaciones de la Pasión. Los penitentes, las promesas, los sacrificios… deberán llevar a una ex-plicación de que toda la vida ha de ser también un ejercicio de renuncia al pecado y a las malas costumbres, para purificarnos, aprovechar el amor que Dios nos ofrece y convertirnos cada vez más a Dios.

TRIDUO PASCUAL

El Santo Triduo Pascual de Jesucristo, muerto, sepultado y resucitado abarca desde la Misa en la Cena del Señor hasta las segundas Vísperas del día de Pascua. Durante los primeros siglos, todos estos momentos del Misterio Pascual se celebraban un una sola acción sagrada que era la Vigilia Pascual, en la noche del sábado al domingo.

Sin embargo, al menos desde el siglo IV, los peregrinos que iban a Jerusalén celebraban lo que había pasado cada día de estos y en los mismos lugares. El ejemplo de Jerusalén fue imitado en las demás Igle-sias, dando un significado histórico a estos días y siguiendo los pasos del Señor. De todos modos, la unidad del Misterio Pascual no se puede romper y se hace presente en cada una de estas celebraciones.

* 5 de abril: JUEVES SANTO. MISA «EN LA CENA DEL SEÑOR»

Se conmemora la institución de la eucaristía y del sacerdocio, y se recuerda el supremo mandamiento del amor. Es el «Día del amor fra-terno».

Unos ritos propios de este día: El lavatorio de los pies.

Todas las iglesias son este día un gran cenáculo. Las personas elegidas para el lavatorio representan a los doce apóstoles y el sacerdote es Jesucristo, que da así ejemplo de humildad y de servicio. El contexto

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en el que Jesús pronuncia estas palabras no es otro que la noche del Jueves Santo, después de la Cena, antes de morir en la cruz. En esa impresionante ocasión, Jesús revela a sus discípulos que va hacia el Padre. Este ir al Padre constituye el culmen de la salvación. Todo el que siga a Jesús irá a donde Él va.

El día siguiente no se celebra la Eucaristía, y se resalta con una pro-cesión el traslado de las formas consagradas hasta el sagrario. Se abre así un tiempo de vigilia y oración ante el Santísimo en el que respondemos a las palabras de Jesús en el monte de los Olivos: Velad y orad para no caer en la tentación (Mt 26,41).

El «Monumento»

En la oración ante el Santísimo Sacramento, conservado para la co-munión del día siguiente en el «Monumento», acompañamos al Señor en la soledad de su Pasión y le damos gracias porque ha querido per-manecer sacramentalmente en medio de nosotros.

En la edad media se comenzó a llamar «monumentum», palabra latina que significa «sepulcro» al lugar donde se conservaba una sola forma consagrada para la comunión del sacerdote en la celebración del Viernes Santo. Ahora deberíamos ir olvidando este sentido fúnebre para valorar la inmensa gracia de la presencia eucarística, memorial permanente de la entrega sacrificial de Cristo, e iniciando también a los niños y jóvenes en esta práctica piadosa.

Hoy el sagrario está adornado con flores y luces, para enseñarnos la importancia de la presencia del Señor en el sagrario de todos los días, donde se conserva para dar la comunión a los enfermos o a los que están en peligro de muerte y ser adorado con calma y silencio, en un diálogo con él.

* 6 de abril: VIERNES SANTO. CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

Este acto vespertino comienza con la liturgia de la palabra en la que se leen dos lecturas y la Pasión según san Juan, a la que sigue la homilía y la oración universal; concluye esta liturgia con la adoración de la Cruz y la comunión con la Eucaristía consagrada en la Misa de la Cena del Señor.

Unos ritos propios de este día: La adoración de la cruz.

Un altar sin manteles y una cruz sin crucifijo. En esta tarde, la desnudez del altar, símbolo de la de Jesús en el Calvario, y la austeridad de la ceremonia nos traslada al patio del Gólgota, en el magnífico conjunto de monumentos que contemplaban los peregrinos de los siglos IV, V y VI, antes de la invasión islámica. Allí, al aire libre, delante de la colina del calvario, revestida de mármoles preciosos y sobre la que se alzaba una gran cruz de madera, se leía la pasión y se pasaba a besar la reliquia de la cruz, la Vera Cruz que encontró santa Elena.

Es un acto de profunda seriedad, pero alumbrado por la gloria del madero en el que estuvo clavada la salvación del mundo. El acto del Viernes Santo no es un funeral. La sencilla cruz de madera, sin la

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imagen del crucificado, que cruza la iglesia hasta el altar para allí ser adorada: el trofeo de la Pasión ante el que deberemos hacer genuflexión siempre que pasemos ante él, hasta que comience la Vigilia Pascual.

* 7 de abril: SÁBADO SANTO

Oficio de lecturas y Laudes.

Durante este día la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor me-ditando su pasión y muerte y aquel descenso al lugar de los muertos en la que su alma se unió a restantes almas de los justos del Antiguo Testamento y los redimió de su cautiverio. Con este abajamiento a lo más profundo de la muerte, el Señor inicia su victoria sobre la misma.

La mañana de este Sábado Santo debería ocuparse en la oración y en la preparación de la gran Vigilia, al menos por el grupo más respon-sable de la comunidad. Es un día en que se nos invita a continuar el ayuno del Viernes Santo, siguiendo la primitiva tradición del ayuno prepascual que se rompe en la comunión de la Vigilia.

* EN LA NOCHE SANTA, SOLEMNE VIGILIA PASCUAL

El Misterio Pascual de Cristo, crucificado, sepultado y resucitado, tiene en esta liturgia nocturna «Madre de todas las demás vigilias», su cele-bración culminante. La vigilia comienza en el exterior del templo con la liturgia de la luz y se ilumina la iglesia como signo de la resurrección del Señor. La liturgia de la palabra proclama las maravillas de Dios en la historia de la salvación, desde la creación del mundo al Misterio Pas-cual de Jesucristo; luego viene la liturgia bautismal, con la renovación de las promesas que se hicieron en la iniciación cristiana, y luego la asamblea es invitada a la mesa que el Señor, por medio de su muerte y resurrección, ha preparado para su pueblo (cuarta parte de la vigilia, liturgia eucarística).

Unos ritos propios de este día: La Vigilia

Esperamos a que llegue la noche. Esta es una noche de vela en honor del Señor, como lo hizo el pueblo elegido desde el comienzo del Éxodo en Egipto. El Señor «pasó» esta noche para liberar a los israelitas. Pascua significa «paso». Es la misma noche que terminó con la aurora de la resurrección de Jesucristo. Los cristianos vamos de la noche al día, el Señor nos hace pasar de la muerte a la vida que no termina.

Unos signos singulares: El fuego y el cirio pascual.

Nos reunimos en torno a una hoguera, como los israelitas en los cam-pamentos cuando iban hacia la tierra prometida. En la Pascua todo es nuevo, el fuego, el agua del Bautismo, los panes sin levadura…

El cirio pascual es un símbolo de Jesucristo resucitado, que conserva las huellas de la pasión, como la cruz y las cinco marcas señaladas con granos de incienso que recuerdan las cinco heridas del crucificado. También se marcan en el cirio el Alfa y la Omega, letras griegas que significan que Jesús es el Señor de esta Pascua, cuyo año también se marca, y de todos los tiempos, del principio al fin. Como la columna de fuego que iba guiando a los israelitas en el desierto, así nos guía ahora Jesús y entra el primero en la iglesia, iluminándola con su luz.

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* 8 de abril: DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Misa solemne.

Los cincuenta días que van desde este domingo de Resurrección hasta el de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como un «gran do-mingo», tal como lo proclama el himno israelita propio de estas fechas que los cristianos aplicamos al Misterio Pascual: «Este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo» (Salmo 117, 24).

Un rito propio de este día: El «encuentro».

En casi todos los pueblos tiene lugar la ceremonia del «Encuentro» de Jesús con su santísima Madre. Es un acto juvenil y alegre, en el que la liberación de la muerte se expresa soltando pajaritos y palomas; como dice el salmo 123: Nuestra vida ha escapado como un pájaro de la jaula del cazador…

* EL TIEMPO PASCUAL

El tiempo pascual tiene en nuestras comunidades cristianas un ca-rácter eminentemente festivo. En este periodo se tienen las Primeras Comuniones, aumentan significativamente las celebraciones matri-moniales, se confiere comunitariamente la Unción a los enfermos y mayores y se celebra con gran ornato la procesión del Corpus Christi y, en algunos lugares, fiestas en honor a laVirgen y a los santos.

Para las celebraciones de este tiempo se puede tomar como referencia el conjunto de propuestas pastorales que indicábamos para el tiempo pascual del curso anterior y, en todo caso, consultar la página web: www.archivalencia.org, sobre todo para la parte litúrgica.

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ORIENTACIONES PARA LA CELEBRACIÓN

— La celebración penitencial que proponemos sigue el ritual para reconciliar a varios penitentes con confesión y absolución indivi-dual.

— El párroco procurará que haya el número suficiente de sacerdotes para que se facilite la confesión individual.

— El examen de conciencia que se indica puede fotocopiarse y repar-tirse a los fieles. Está basado en los lemas semanales del Cuaderno.

Canto de entrada

Saludo

Sacerdote: La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesu-cristo, nuestro Salvador, estén con todos vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

Monición inicial

Hermanos:

Cercana ya la celebración de los misterios centrales de nuestra Reden-ción, preparemos nuestro corazón para el encuentro con el Resucitado en la noche de Pascua. Abramos nuestro corazón al arrepentimiento. Dios nuestro Padre no nos abandona, sino que nos coge de la mano, nos rodea con su perdón y nos viste el traje de fiesta para que vivamos con alegría nuestra fe.

Oración

Sacerdote: Guarda, Señor, en tu constante amor a los que has lavado en el agua del Bautismo, para que, redimidos por tu pasión, se alegren en tu resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén.

Liturgia de la Palabra

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 1Pe 2, 20b-25

Queridos hermanos:

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CELEBRACIÓNPENITENCIAL

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Si obrando el bien soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios, pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.El no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca;cuando lo insultaban, no devolvía el insulto;en su pasión no profería amenazas;al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente.Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.Sus heridas os han curado.Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Palabra de Dios.

R/. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 50, 3-4.5-6a.6c-7.14 y 17 (R.: cf. 3a)

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé. R/.

En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente.Mira, en la culpa nací,pecador me concibió mi madre. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación,afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 15,3-7

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y escribas esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: “¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.” Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»

Homilía

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Examen de conciencia

ENCONTRARÉIS… SI RECOGÉIS EL CORAZÓN.

— ¿Reservo parte de mi tiempo para la oración?— ¿Doy gracias cada día al Señor por el amor y la misericordia que

me regala?— ¿Asisto a la Eucaristía cada domingo a encontrarme con Jesucristo

y escuchar su Palabra?— ¿Vivo la Misa con el debido recogimiento o me distraigo con fá-

cilidad?— ¿Intento hacer bien las cosas sólo por el reconocimiento de los

demás?— ¿Aparento ser virtuoso para que los demás me lo reconozcan?

ENCONTRARÉIS… SI OS DEJÁIS GUIAR POR EL ESPÍRITU.

— ¿Es el Señor el centro de mi vida o me dejo vencer por el egoís-mo?

— ¿Vivo entregado a los ídolos de este mundo como el dinero, el poder o el placer desordenado?

— ¿Me dejo llevar por mis pasiones o me guía el hacer la voluntad de Dios?

— ¿Habitan en mi espíritu la ira, la maledicencia o la envidia?

ENCONTRARÉIS… SI ESCUCHÁIS A MI HIJO.

— ¿Pongo atención cuando se proclama la Palabra en la Eucaristía?— ¿Escucho la Palabra de Dios con deseo de llevarla a la práctica en

mi vida?

ENCONTRARÉIS… SI OS CONVERTÍS EN OFRENDA PERMANENTE.

— ¿Doy un testimonio de caridad coherente con mi fe?— ¿Vivo con alegría el mandamiento del amor?— ¿Intento hacer las cosas mejor cada día o me conformo con ir

tirando?— ¿Pongo lo mejor de mí mismo en cada acción?

ENCONTRARÉIS… SI ENTRÁIS AL BANQUETE.

— ¿Acojo con agradecimiento el perdón que Dios me regala?— ¿Me acerco al sacramento de la Penitencia con sincero arrepen-

timiento?— ¿Perdono a los demás como creo lo hace Dios conmigo?— ¿Soy rencoroso?

ENCONTRARÉIS… SI OS DEJÁIS TRANSFORMAR.

— ¿Doy un buen testimonio, de palabra y de obra, de la fe en Jesu-cristo?

— ¿Mi presencia alegra las situaciones y acontecimientos en los que me desenvuelvo?

— ¿Soy signo de esperanza para los demás?— ¿Actúo con paciencia hacia los demás?

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Sacerdote: Hermanos: confesad vuestros pecados y orad unos por otros, para que os salvéis.

Todos: Yo confieso,…

Sacerdote: Cristo nuestro Salvador es nuestro abogado ante el Padre: con un corazón humilde pidámosle que perdone nuestros pecados. Respondamos todos: Confiamos en tu perdón, Señor.

Tu perdón es nuestra esperanza. Acógenos en el sacramento de la reconciliación.

R/. Confiamos en tu perdón, Señor.

Haz que seamos un signo viviente de tu amor para que todos lo vean: un pueblo reconciliado contigo y unos con otros.


Haz que crezcamos en tu paz y que la extendamos por todo el mun-do.


Al perdonar nuestros pecados: ayúdanos a amar a los demás y a saber perdonar sus pecados contra nosotros.


Envía tu luz a nuestra oscuridad y llévanos por el camino de tu ver-dad.R/. Confiamos en tu perdón, Señor.

En tu perdón líbranos de nuestro pasado y haz que seamos capaces de empezar una nueva vida santa.R/. Confiamos en tu perdón, Señor.

Supera el daño que nuestro pecado nos ha causado y guíanos de nuevo por los caminos del amor y de la pazR/. Confiamos en tu perdón, Señor.

Sacerdote: Dirijámonos a Dios nuestro Padre y pidámosle que nos libre de todo mal y nos prepare para la llegada de su reino.

Todos: Padre nuestro…

Sacerdote: Líbranos, Padre, de todo mal, y por medio de la santa pasión de tu Hijo, a la que nos unimos por la penitencia, haznos participar con alegría en su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

Confesión y absolución individual

Acción de gracias por la misericordia de Dios

Concluidas las confesiones individuales, el sacerdote invita a la ac-ción de gracias a Dios. Todos los fieles cantan o proclaman un himno apropiado. Por ejemplo, el Magnificat.

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Oración final de acción de gracias

Sacerdote: Padre santo, tú nos has renovado a imagen de tu Hijo; concédenos tu misericordia, para que seamos testigos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La celebración finaliza con la bendición del sacerdote.

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La piedad popular ha generado dos expresiones devocionales en el Viernes Santo que son el ejercicio del Via Crucis y la procesión del Santo Entierro. Hoy en día, en la mayoría de nuestras parroquias sendos actos están animados por las Cofradías y Hermandades. Sus herma-nos penitentes componen las Juntas Locales de Semana Santa que desarrollan con gran esplendor y provocan en los fieles una fervorosa y sincera devoción. En nuestra religiosidad valenciana gozan de un gran reconocimiento y de una historia muy acendrada.

1. VIA CRUCISEl Via Crucis se suele hacer en el exterior del templo —bien subiendo a la Ermita con su Calvario como en Alberique, o bien en procesión por las calles del pueblo de Algemesí—. La gente se congrega en torno a un crucificado o a los pasos de Semana Santa y recorren participando con su afecto «el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de los Olivos hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores» (cf. Lc 23,33) (DPL n.º 131).

El Via Crucis discurre por las «estaciones» de la vida del Señor. En el siglo XVII, san Leonardo de Porto Mauricio (+1751) difundió esta costumbre, que más tarde fue aprobada y promovida por la Sede Apostólica que le otorgó diversas indulgencias. Normalmente aglutina catorce estaciones, que culminan con la sepultura de Jesús. A veces se le añade una más: la estación quince que es una memoria llena de fe y esperanza en la resurrección del Señor, «que toma como modelo la estación de la «Anástasis» (Resurrección) del final del Vía Crucis de Jerusalén» (DPL n.º 134).

El Via Crucis, como una hermosa sinfonía, es una devoción que intercala palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa con sus pasos de la Pasión convirtiéndose en una catequesis plástica de los momentos históricos de la vida del Salvador.

En la actualidad, nuestros Via Crucis están muy vinculados a una procesión que transcurre la noche del Jueves Santo o al alborear del Viernes Santo: la procesión del Silencio donde los fieles salen de la Parroquia junto con un Crucificado o un Paso en torno al monte Cal-

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vario, y recorren en silencio las calles de la feligresía contemplando al Señor en la Cruz.

La mayoría de poblaciones de nuestra Diócesis practican una de estas dos devociones. Recordamos entre otras el Vía Crucis de Torrente, el de Xátiva y el de Benifaió. En Alboraya la procesión del Silencio sale con el Cristo de la Ermita que está en la huerta, recorre los caminos vecinales y vuelve al lugar de donde se salió. En Alzira se recorre largas y anchas calles de la población de la Ribera y con sólo el sonido del tambor se acrisolan las miradas en torno al Crucificado. Muchas otras poblaciones viven estas devociones, que forman parte de la historia de la comunidad cristiana de ese pueblo y, que los cofrades han cuidado con mucho cariño porque para ellos son expresión de su memoria, identidad y porvenir.

2. PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO

El signo de la liturgia del Viernes Santo es la Cruz, con su adoración. Meditar y orar el misterio de la muerte de Jesús es contemplar su crucifixión en el monte Calvario.

Desde antaño, la comunidad cristiana se reúne en torno a este acon-tecimiento y misterio. Una congregación que se prolonga fuera del templo con la solemne procesión del Santo Entierro. Es un ejercicio devocional que nos ayuda a participar en ese momento histórico de la muerte de Jesús. Su origen son representaciones de la pasión de la época medieval, testimoniadas en los relatos de la peregrina Egeria. Esta obra relata la manera de celebrar los días santos en Jerusalén que, posteriormente, la liturgia romana y ortodoxa-bizantina tuvieron muy en cuenta.

En nuestra tradición valenciana la Procesión del Santo Entierro tiene tanto arraigo que se ha convertido en un acto central de las manifes-taciones públicas de Semana Santa. Además se da una originalidad y es que se confiere devoción tanto a la imagen de Jesús muerto como a María en su título de Soledad. Venerar las dos imágenes está dentro de la liturgia de esos días. La advocación de Soledad hace referencia a la Madre del Señor, a las mujeres y a José de Arimatea que descienden el cuerpo de Jesús de la cruz y lo introducen en el sepulcro (cf. Lc 23,50-56). Esta referencia histórica lo hemos expresado en la procesión del Santo Entierro con la ubicación de la Soledad detrás del Yacente.

Una costumbre de antaño es la exposición del Yacente en el templo para su veneración, que tendrá su momento álgido en la Procesión del Santo Entierro. La veneración al Yacente pretende introducirnos en la contemplación y meditación del misterio de Jesús, de su muerte, de su «kénosis», de su vaciamiento de sí mismo (Ef 2, 7) para cumplir la voluntad del Padre y hacer presente con su persona la Salvación que el hombre necesita (cf. 2 Pe 3,13). Es aconsejable que al concluir la procesión, antes de la oración se realice un signo de veneración del Yacente, bien con una breve meditación unido a un gesto de besar la imagen del Señor muerto.

En muchas parroquias de nuestra Diócesis se celebra la solemne pro-

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cesión del Santo Entierro. En poblaciones como Tous donde todo el pueblo participa en la procesión como cofrade; en los Poblados Maríti-mos que es el acto central de su fiesta, etc. Esta procesión en algunas poblaciones como Manises va precedida por los actos centenarios de la bajada del Crucificado. El Desclavament de Oliva que con su poema sinfónico han creado una obra musical muy valorada desde siempre. Muchos otros pueblos, como Gandía y Alcudia, agrupados en sus Jun-tas locales de Semana Santa realizan su procesión del Santo Entierro convocando a las familias con sus padres e hijos. No podemos dejar de olvidar poblaciones como Requena, Cheste y Chiva que siguiendo una tradición castellana de silencio nos ayudan a contemplar más el misterio. Cabe resaltar la procesión antiquísima del pueblo de Sagunto, de más de quinientos años de existencia, que es una manifestación devocional en torno al Yacente con todos los Pasos de la Pasión, con todos los objetos penitenciales de los cofrades y con todas las ofrendas de los acompañantes para la caridad con los otros.

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— Para la celebración de la contemplación de la Pasión de Cristo ofre-cemos un sencillo esquema que puede ser adaptado a las costumbres de cada lugar.

— En cada estación, tras el enunciado de la estación y la invocación se presenta un texto de la Palabra de Dios y una pequeña reflexión en torno a los lemas de Cuaresma y Pascua que animan este Cuaderno. Finalmente, una oración y el rezo del Padre nuestro, culminan cada estación.

— Cada parroquia puede añadir los cantos que crea convenientes según la forma habitual de rezar esta devoción.

Monición inicial

Hermanos, nos reúne en este momento la contemplación de los mis-terios de la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Salimos a su encuentro en el camino del Calvario para aprender en la escuela de la entrega del Señor cómo hacer nuestra vida más evangélica y llenarla de las buenas obras de Cristo.

PRIMERA ESTACIÓNJesús es condenado a muerte

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos.

R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del evangelio según san Mateo

Los príncipes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para darle muerte; pero no lo encontraban a pesar de los muchos falsos testigos presentados. Por último, se pre-sentaron dos que declararon: Este dijo: Yo puedo destruir el Templo de Dios y edificarlo de nuevo en tres días. Y, levantándose, el Sumo Sacerdote le dijo: ¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra ti? Pero Jesús permanecía en silencio. Entonces el Sumo Sa-cerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le respondió: Tú lo has dicho. Además os digo que en adelante veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.

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Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfe-mado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ya lo veis, acabáis de oír la blasfemia: ¿Qué os parece? Ellos contestaron: Es reo de muerte.

ENCONTRARÉIS… si os dejáis guiar por el Espíritu.

Jesús se dejó conducir por la voluntad de Dios. Su condena fue la consecuencia de su obediencia al Padre. Que no se haga mi voluntad sino la tuya, oró Cristo en la noche de su detención. En su Pasión, parece que Jesús es llevado por sus enemigos, como si dispusieran de él. Pero no es así, a Cristo nadie le quita la vida sino que la entrega para redimirnos.

El sentido de la vida del cristiano es seguir los pasos de Jesús, prac-ticando la obediencia a la voluntad del Padre que vivió el Señor. En-contraremos a Dios, alcanzaremos su amistad, si nos dejamos guiar por su Espíritu.

Oremos.

Señor Jesús, que encontremos en ti, en tu mensaje, en tu Iglesia, la salvación. Que nos dejemos guiar por tu Espíritu, para que todos sepan que nuestros pensamientos, deseos y acciones permiten que los demás te conozcan y te encuentren. Amén.

Padre nuestro…

SEGUNDA ESTACIÓNJesús carga con la cruz

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos.R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio según San Juan

Entonces Pilato se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota.

ENCONTRARÉIS… si os convertís en ofrenda permanente.

En el momento de iniciar el camino hacia el Calvario, el Señor carga con la Cruz. Habiendo ofrecido a todos la Buena Noticia del Evangelio, se ofreció a sí mismo hasta el extremo.

El sentido de la vida del cristiano es hacer de su existencia una ofrenda continua a Dios de toda su persona. El amor a Dios y al prójimo con la ofrenda santa que ponemos en el altar, asociándonos al sacrificio redentor de Cristo.

Oremos.

Señor Jesús, ayúdanos a ofrecernos cada día unidos a ti amando in-tensamente a Dios y la prójimo. Que no nos reservemos egoístamente nada de nuestra capacidad de amar, nada de nuestra posibilidad de comunicar al mundo el gozo de la fe. Amén.

Padre nuestro…

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TERCERA ESTACIÓNJesús cae por primera vez


De la primera carta del Apóstol san Pedro

Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. No había pecado ni hubo engaño en su boca; injuriado no respondía con injurias, padeciendo no amenazaba.

ENCONTRARÉIS… si recogéis el corazón.

Con la primera caída de Jesús bajo el peso de la cruz contemplamos la dureza de la Pasión que padeció el Señor. Su camino no fue nada fácil pero, Él era sostenido por una fuerza mayor. Centrado en llevar a término su misión en el mundo, nada se reservó Cristo para sí, sino que, por amor, sufrió los tormentos y humillaciones.

El sentido de la vida del cristiano es vivir centrado en Dios. Él ha de ser el auténtico Señor de nuestra existencia. El camino del crecimiento espiritual es una ruta de recogimiento interior, de apoyarnos, no en las fuerzas humanas, sino en el poder salvador de Dios. Si recogemos el corazón, encontraremos energía suficiente para superar todas nuestras caídas.

Oremos.

Señor Jesús, no permitas que nos apartemos de tu camino. Ayúdanos a confiar más en ti, y así encontraremos fuerzas para ser testigos convincentes de tu Evangelio. Amén.

Padre nuestro…

CUARTA ESTACIÓNJesús encuentra a su madre


Del evangelio según san Lucas

Simeón los bendijo y dijo a María, la madre: Mira, éste está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten; será una bandera discutida y así quedarán patentes los pensamientos de todos. En cuanto a ti, una espada te atravesará.

ENCONTRARÉIS… al que ama.

Las palabras de Simeón las comprende ahora María al contemplar a su Hijo camino de Calvario. María sufre con su Hijo. En silencio, si aspavientos, por amor, con una sola mirada, comparte el dolor de Jesús. La Madre, que rodeó de amor a Cristo durante toda su vida, lo hace ahora también acompañándole hasta el pie de la cruz.

El sentido de la vida del cristiano es el amor. Creador por amor y re-dimidos por amor. El amor y la entrega de María hacia su Hijo son el

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modelo del amor cristiano. En cada gesto de amor que realizamos nos vamos encontrando con el que ama, con Dios mismo.

Oremos.

Señor Jesús, que eres amor entregado para todos, concédenos el don de saber amar a todos, de modo especial a nuestra familia. Que el amor cristiano inunde la relación entre los esposos y entre los padres y los hijos. Que las familias cristianas sean signo de tu presencia viva en el mundo. Amén.

Padre nuestro.

QUINTA ESTACIÓNEl Cirineo ayuda a Jesús



Del Evangelio según San Lucas

Cuando le llevaban echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venia del campo y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

ENCONTRARÉIS… si os dejáis transformar.

Podemos pensar que la experiencia de cargar esa cruz marcó a Si-món. Quizá se quedó para ver la crucifixión de Cristo y pudo también exclamar: Verdaderamente esta era Hijo de Dios. El que toma la cruz de Cristo queda transformado, cambiado.

El sentido de la vida del cristiano es convertirnos a Cristo. Quien se encuentra con Él cambia, adquiere mayor hondura espiritual y un compromiso más activo en la Iglesia y en la sociedad. Cuando nos dejamos transformar por Dios, nos encontramos con Él, porque nos parecemos más a Él. Amén.

Padre nuestro…

Oremos.

Señor Jesús, que experimentemos tu cercanía para ser transformados por ti. Que nuestra semejanza contigo sea cada vez más profunda y así mostremos a todos tu rostro lleno de amor y ternura.

SEXTA ESTACIÓNLa Verónica limpia el rostro de Jesús.



Del libro del Apocalipsis

Vi al Cordero que estaba en el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban su nombre y el nombre del Padre grabado en la frente.

ENCONTRARÉIS… al que da la vida eterna.

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La Verónica se apiada de Cristo, toma un lienzo en sus manos y le limpia el rostro, sucio y ensangrentado a causa de los tormentos. La imagen del Señor queda grabada en ese lienzo, pero, donde queda impresa de forma indeleble es en el corazón de esa mujer. Todos nosotros, por el Bautismo, hemos recibido ese sello.

El sentido de la vida del cristiano es vivir esta vida desde la promesa de la vida eterna. Con la ayuda de Dios vamos haciendo presente en el mundo el cielo que esperamos. En cada Eucaristía nos encontramos con Aquel que nos da la vida eterna y nos impulsa a vivir ya esta vida llenos de su misma vida.

Oremos.

Señor Jesús, acuérdate de todos los que han olvidado su Bautismo. Que reaviven su fe en ti por medio del testimonio de la Iglesia, de cada uno de los creyentes. Que descubran el sello de tu amor impreso en sus corazones. Amén.

Padre nuestro…

SÉPTIMA ESTACIÓNJesús cae por segunda vez


Del evangelio según san Mateo

Venid, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para voso-tros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era emigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y acudisteis. […] Os aseguro que lo que hayáis hecho a estos mis hermanos menores me lo hicisteis a mí.

ENCONTRARÉIS… al que envía.

En la segunda caída de Cristo, debida al agotamiento al que está siendo sometido, contemplamos a tantos hombres y mujeres que viven caídos. A causa de la miseria, la falta de educación, de trabajo, la violencia, el terrorismo, la guerra, el hambre, encontramos una muchedumbre de personas que viven derrumbadas, sin ánimo ni esperanza.

El sentido de la vida del cristiano es saberse enviado por el Señor a levantar a los que han caído. En ellos está presente Jesús. Encontrarse con ellos es hacerlo con el mismo Cristo. ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por mí? Aquí estoy, envíame.

Oremos.

Señor Jesús, haz que descubramos tu rostro en los más pobres y necesitados. Que no nos olvidemos de ellos sino que trabajemos por manifestarles la caridad de la Iglesia. Que nos sintamos enviados por ti para aliviar el sufrimiento de aquellos que padecen cualquier dificultad. Amén.

Padre nuestro…

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OCTAVA ESTACIÓNUnas mujeres lloran por Jesús


Del Evangelio según san Lucas

Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusa-lén, no lloréis por mi, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos, porque he aquí que vienen días en que se dirá: dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotras; y a los collados: sepultadnos; porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en el seco?

ENCONTRARÉIS… si escucháis a mi Hijo.

Las mujeres de Jerusalén lloraban por el Señor. Se apiadaban del duro destino que le esperaba: ser crucificado. Pero el Señor les recomienda que lloren por sus hijos y por ellas mismas, porque la humanidad ha rechazado a su Salvador; se ha negado a escuchar su Palabra.

El sentido de la vida del cristiano es escuchar la Palabra del Señor. En la escuela de la Palabra aprendemos a vivir como verdaderos discípulos. Cada gesto y cada palabra de Jesús se convierten en un ejemplo a aprender y seguir. Cuando escuchamos a Jesús nos encontramos con Dios y, más aún, encontramos cuál es el sentido de nuestra existen-cia, cuál el destino de amor y misericordia que Dios ha pensado para nosotros.

Oremos.

Señor Jesús, queremos escuchar tu Palabra, acoger tu mensaje y hacerlo vida en nosotros. En la escuela del Evangelio enséñanos a ser mejores discípulos tuyos cada día. Padre nuestro…

NOVENA ESTACIÓNJesús cae por tercera vez


Del libro de Isaías

Maltratado, aguantaba, no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, no abría la boca.

ENCONTRARÉIS… al Cordero de Dios.

Exhausto por el camino, Cristo vuelve a caer. Los curiosos, llevados de su excitación, debieron acentuar sus insultos y vejaciones. Y el Señor calla, guarda silencio. Como el Siervo de Dios, no abre la boca, se deja conducir al suplicio.

El sentido de la vida del cristiano es descubrir en Jesús al único sal-vador del mundo. En Él habita la plenitud de la divinidad. Es el regalo

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bendito de Dios por medio del cual nos fue curada la herida del pe-cado. Contemplar la Pasión es encontrarnos con el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y se ha convertido en pastor que nos lleva a los pastos del cielo.

Oremos.

Señor Jesús, Buen Pastor, que con tu sacrificio nos has abierto el camino del perdón y de la reconciliación, haz que, huyendo de toda idolatría, te reconozcamos como único Salvador del mundo. Amén.

Padre nuestro…

DÉCIMA ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestidos


Del evangelio según san Juan

Los soldados tomaron su ropa y la dividieron en cuatro porciones, una para cada soldado; aparte la túnica. Era una túnica sin costuras, tejida de arriba abajo, de una pieza. Así que se dijeron: No la rasguemos; echémosla a suerte, para quien le toque.

ENCONTRARÉIS… al Siervo de Dios.

El abajamiento del Hijo de Dios se manifiesta con toda crudeza en esta escena en la que Jesús es despojado de sus vestiduras. Hasta la dignidad pretenden arrancarle sus verdugos. El Señor, maltratado, torturado y desposeído, muestra el rostro del Siervo de Dios.

El sentido de la vida del cristiano es contemplar el ejemplo de servicio del Señor Jesús y seguirlo cada día. Sólo desposeyéndonos podremos parecernos a Cristo que con su Pasión, realizó el mayor servicio de amor a la humanidad: desposeerse de todo para otorgarse a sí mismo como herencia.

Oremos.

Señor Jesús, que en tu Pasión te hiciste pobre para enriquecernos a nosotros, concédenos que pongamos nuestra vida al servicio de los demás, con ganas de manifestar a todos como nos amaste hasta el extremo. Amén.

Padre nuestro…

UNDÉCIMA ESTACIÓNJesús es crucificado


Del evangelio según san Lucas

Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, los crucificaron a él y a los malhechores: uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús dijo: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.

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VIA CRUCIS

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ENCONTRARÉIS… al que se entrega.

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo. Por amor, para salvarnos subió Cristo al madero de la cruz. La entrega de Cristo es absoluta. No sólo da la vida sino que perdona a quienes se la quitan. En medio de esta muerte ignominiosa surgen las entrañas del Dios Amor.

El sentido de la vida del cristiano es la entrega incondicional a Dios. No caben en el creyente reservas o apartados. El seguimiento ha de ser radical, es decir, con hondas raíces fijas en la entrega de Cristo. Sólo el que pierde la vida porque la entrega por amor es capaz de ganarla. Y una vida eterna.

Oremos.

Señor Jesús, que en altar de la cruz quisiste mostrarnos tu amor y tu perdón, haz que no nos dejemos vencer por el egoísmo sino que vivamos entregados a tu servicio continuando tu obra de salvación. Amén.

Padre nuestro…

DUODÉCIMA ESTACIÓNJesús muere


Del Evangelio según San Marcos

Y al llegar la hora sexta, toda la tierra se cubrió de tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona exclamó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, ¿lamá sabacthaní? que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Y algunos de los que estaban cerca, al oírlo decían: Mirad, llama a Elías. Uno corrió a empapar una esponja con vinagre y, sujetándola a una caña, le daba de beber, mientras decía: «Dejad, veamos si viene Elías a bajarlo. Pero Jesús, dando una gran voz, expiró».

(momento marcado de silencio contemplativo)

ENCONTRARÉIS… al Señor.

El misterio de la cruz encierra la esencia misma de nuestra fe. Por nosotros y por nuestra salvación el Hijo de Dios dio la vida en altar de la cruz. Este signo de muerte, de desolación, de crueldad, que ha trocado para los creyentes en emblema de salvación.

El sentido de la vida del cristiano es reconocer en la cruz al Señor, a aquel que no se conformó con darnos la vida sino que quiso darnos su vida. Nosotros seguimos a Cristo y este crucificado. Por eso, cada vez que nuestro seguimiento decae y nuestra fe se entibia, podemos mirar a la cruz y encontrarnos con el Señor y con su entrega que alienta nuestro testimonio.

Oremos.

Señor Jesús, que en tu cruz nos diste ejemplo del amor más grande,

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VIA CRUCIS

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alienta en nosotros el don de la fe para que al contemplarte crucificado comprendamos que no hay Señor fuera de ti. Amén.

Padre nuestro…

DECIMOTERCERA ESTACIÓNJesús en brazos de María


El evangelio según san Lucas

Toda la multitud que se había congregado para el espectáculo, al ver lo sucedido, se volvía dándose golpes de pecho. Sus conocidos se mantenían a distancia, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea lo observaban todo.

ENCONTRARÉIS… al que alimenta.

En la Última Cena, Jesús puso en manos de la Iglesia su propio Cuer-po y Sangre: la Eucaristía. Cuando contemplamos a Jesús muerto en brazos de María su Madre no podemos sino ver a la Iglesia que lleva en sus brazos, generación tras generación, el tesoro de la salvación. Una salvación que nos alcanza al recibir el Cuerpo de Cristo en la Comunión.

El sentido de la vida del cristiano es acoger a Cristo como María al pie de la cruz. Cada vez que recibimos al que nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre, nos transformamos en portadores del propio Cristo, para que sí, llenos de su presencia podamos hacerlo llegar en forma de testimonio y de caridad a los demás.

Oremos.

Señor Jesús, que nos dejaste el memorial de tu Pasión en la Eucaristía, haz que cada vez que recibamos tu Cuerpo y tu Sangre te acojamos en nuestro interior y nos dejemos conducir por ti. Amén.

Padre nuestro…

DECIMOCUARTA ESTACIÓNJesús es sepultado


Del Evangelio según San Marcos

Y llegada ya la tarde, puesto que era la Preparación, que es el día an-terior al sábado, vino José de Arimatea, miembro ilustre del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios y, con audacia, llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si efectivamente habla muerto. Cerciorado por el centurión, entregó el cuerpo a José. Entonces éste, habiendo comprado una sábana, lo bajó y lo envolvió en ella, lo depositó en un sepulcro que estaba excavado en una roca

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VIA CRUCIS

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e hizo arrimar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban donde era colocado.

ENCONTRARÉIS… al que vive.

Los amigos de Jesús cumplen la obra de misericordia de enterrar el cuerpo de Jesús. Tras la batalla contra el pecado llega el momento del descanso, del reposo. Cristo ha muerto pero, ¿cómo matar al autor de la vida? Cristo es depositado en el sepulcro como la semilla es enterrada en el campo. Parece inerte, pero lleva la vida en su interior y con un poco de tiempo, brota y genera mucho fruto. Muy poco, sólo tres días, para que el Señor de una muerte como la suya nos obtuviera una vida resucitada, gloriosa y desbordante.

El sentido de la vida del cristiano se fundamenta en la esperanza en la resurrección. Si Cristo ha resucitado de entre los muertos, las puertas de la vida eterna se nos han abierto de par en par. Esta vida, la de cada día, la hemos de vivir ya bajo el signo de la resurrección, llenos de la vida resucitada de Jesucristo.

Oremos.

Señor Jesús, al concluir la meditación de los misterios de tu Pasión te pedimos, nos revistas con tu vida resucitada y así, seamos testigos de tu salvación en el mundo. Amén.

Padre nuestro…

la oración

VIA CRUCIS

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La gran celebración del Triduo Pascual de la muerte, sepultura y re-surrección de Nuestro Señor Jesucristo se inaugura como una gran vigilia con la solemne Eucaristía «In Coena Domini» en el Jueves Santo que culmina con la emotiva procesión hasta el monumento. Durante esa noche el pueblo cristiano es invitado a velar y orar para no caer en tentación como Jesús indicó a sus discípulos en aquella noche decisiva en Getsemaní. Ante la incapacidad de los discípulos que se quedan dormidos Jesús les dice: «¿Ni siquiera habéis podido velar conmigo una hora?»

Reparando aquella situación, como tantas en que los cristianos no es-tamos atentos al paso del Señor, proponemos participar en familia en la Hora Santa que realice la parroquia, o en aquella otra que parezca más oportuna.

Animamos vivamente a la comunidad cristiana a acompañar al Santí-simo Sacramento hasta la hora de los oficios del Viernes Santo orga-nizando una serie de turnos de vela para que cada hora, los miembros de la parroquia actualicen la actitud de vigilancia y oración que Jesús pide a sus discípulos en el Huerto de los Olivos, y que ha de impregnar de modo habitual nuestra vida de fe. Esta actitud ayudará a vivir es-pecialmente el Triduo Pascual.

Para vivir intensamente este momento proponemos algunas indica-ciones:

a) El silencio, incluso antes de entrar al lugar de la adoración. Para ello será necesario acallar todos los ruidos interiores y exteriores que puedan interferir nuestro encuentro personal de adoración ante el Señor.

b) Orar arrodillados. Este modo de presentarse ante el Señor queda recogido en diversos momentos solemnes de las Sagradas Escrituras. Particularmente es el gesto de los pastores y los magos de Oriente que postrados de rodillas adoran al Niño Jesús en Belén. Es el gesto que recoge la Iglesia para la adoración durante la celebración li-túrgica. También son gestos de adoración la postración en el suelo, la oración en pie con las manos abiertas o sentarse «a los pies del Maestro» para adorarlo y escucharlo.

la oración

HORA SANTAEN FAMILIA

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c) Juntar las manos. Con este gesto de humildad y sencillez han aprendido a rezar durante muchos siglos nuestros niños. Las imágenes más clásicas de nuestra tierra representan a María, la Purísima, con las manos juntas, signo de su limpieza de corazón y su total disponibilidad. Es también un gesto de concentración y total confianza.

1. Cuando la Hora Santa se realiza en familia

Al entrar en la presencia del Señor el padre de familia inicia la señal de la cruz. Todos trazan sobre sí la señal de la cruz purificando su interior para realizar bien esta Hora Santa ante Jesús Sacramentado.

Seguidamente realizan la genuflexión, flexionando hasta el suelo la rodilla derecha, haciendo así un acto de fe puesto que se encuentran en la presencia de Dios «ante el Cual toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo…».

Toda la familia puesta de rodillas se dispondrá así a realizar este momento de adoración que contiene en sí todos los elementos ne-cesarios para que colme de bienes con sus frutos a todas las familias de la tierra. Antes de iniciar la oración, si conviene, el padre explicará a sus hijos con voz suave lo que está sucediendo y ante quién se en-cuentran. Es un momento fundante de la propia familia y un tiempo revelador de la grandeza de los padres puestos de rodillas ante Dios con sus hijos.

2. Cuando la Hora Santa se realiza en comunidad

Reunidos los fieles a la hora oportuna van disponiéndose ocupando sus sitios ante el Santísimo Sacramento, realizando los gestos habituales de adoración para seguir a continuación las indicaciones del presidente de la celebración.

Durante la celebración de la Hora Santa, intercalando grandes silencios proponemos:

a) Canto de entrada.

b) Oración inicial.

c) Proclamación del Santo Evangelio.

d) Adoración al Santísimo Sacramento.

Al acabar la oración conjunta la adoración puede quedar abierta de tal modo que la asamblea, o la familia, se retire conjuntamente o que cada miembro se quede el tiempo que considere oportuno. En todo caso se sale en silencio y se realiza una genuflexión antes de abandonar la presencia de Dios.

1. CANTO DE ENTRADA

CANTARÉ ETERNAMENTE (Salmo 88) CLN 512

O bien:

TE ENSALZARÉ, SEÑOR (Salmo 29) CLN 506

la oración


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2. ORACIÓN INICIALToma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me baste (San Ignacio de Loyola).

3. PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIOLectura del santo evangelio según San Juan (Jn 6,51-58)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha ba-jado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»

Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resu-citaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros pa-dres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

O bien Jn 17,1-26.

4. ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTOSeñor Jesús:

Nos presentamos ante ti (con nuestra familia) sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.

«Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios» (Jn. 6,69). Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres. Aumenta nuestra FE. Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo. Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.

Siguiéndote a ti, «camino, verdad y vida», queremos penetrar en el aparente «silencio» y «ausencia» de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo» (Mt 17,5).

Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social.

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Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.

Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives «siempre intercediendo por nosotros» (Heb. 7, 25).

Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre. Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.

Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en todas las familias del mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.

Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.

Quisiéramos decir como San Pablo: «Mi vida es Cristo» (Flp. 1, 21). Nuestra vida no tiene sentido sin ti.

Queremos aprender a «estar con quien sabemos nos ama», porque «con tan buen amigo presente todo se puede sufrir». En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración «el amor es el que habla» (Sta. Teresa).

Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y ac-titudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana.

CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una acti-tud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: «Quedaos aquí y velad conmigo» (Mt 26,38).

Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y pa-labras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.

El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos «gemidos inenarrables» (Rom. 8, 26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra. En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o «misterio». Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el «misterio» de cada hermano y de cada aconteci-miento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.

Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.

la oración


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Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a medi-tar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, sostuvo el hogar de Nazaret, siendo la más perfecta Madre. Ayúdanos a ser familia misionera, Iglesia doméstica que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comuni-carla a todos los hermanos. Amén.

(Juan Pablo II)

la oración


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«HE DESEADO ENORMEMENTE COMER ESTA COMIDA PASCUAL CON VOSOTROS»

DEJARSE ENCONTRAR…

1. INTRODUCCIÓNMonitor 1

Esta noche no puedo estar solo, son muchas las cosas que pasan por mi cabeza y necesito compartir con alguien todo lo que ha ocurrido. Todo ha sido distinto a cómo yo esperaba…

Es mi experiencia, pero me imagino que también será la tuya, la de miles de hombres que un día conocimos a Jesús y de repente las cosas cambiaron. Sin entender por qué, todo fue distinto.

Yo siempre fui decidido e impulsivo. Estuve dispuesto a hacer preva-lecer mis razones, incluso con la fuerza, recuerdo el lío cuando le pedí a Jesús que no fuera a Jerusalén, cuando le insinuamos que mandara fuego sobre los que no nos habían acogido, cuando corté la oreja al romano…Pero al mismo tiempo, siempre me han dicho que soy ingenuo y temeroso, honesto y transparente.

Perdona, no me he presentado, soy Simón, al que el Maestro le gustaba llamar Pedro.

Canto

Padre, Padre, Padre,me pongo en tus manos.Haz de mí lo que quieras,sea lo que sea te doy las gracias.Lo acepto todo, con tal quetu voluntad se cumpla en míy en todas tus criaturas.No deseo nada más, Padre,no deseo nada más.Yo te ofrezco mi alma, y te la doycon todo el amor de que soy capaz.

la oración

HORA SANTACON JÓVENES

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Porque deseo darme,ponerme en tus manos sin medida,con infinita confianza.porque tú eres mi PADRE.

2. PRIMER MOMENTO: LLAMADA DE PEDROLectura

Del Evangelio según San Marcos (1,16-18)

«Andando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano, echando una red al mar, porque eran pescadores. Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres. Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron».

Palabra del Señor.

Reflexión

Monitor 1

Ya sé que parece imposible que todo fuera tan rápido, tan sencillo… no me preguntéis por qué, pero así fue. Al principio sólo fue un rato de conversación, un paseo por el pueblo… Otro día, mientras realizaba mi trabajo de pescador volvió por el lago y la muche-dumbre le rodeaba para escucharle. El número de los que le oían creaba ciertas dificultades. El Maestro miró hacia donde yo estaba lavando las redes y me pidió poder subir a mi barca y alejarnos un poco de tierra. Sentado en mi barca enseñó a la muchedumbre, mi barca se convirtió en su cátedra, en el lugar desde donde Jesús hablaba.

Cuando terminó me dijo: «Boga mar adentro, y echa tu red para pescar». Yo protesté porque habíamos estado trabajando toda la noche y no habíamos pescado nada. Jesús, era un carpintero, yo era el experto de pesca y, sin embargo, me fié; no me preguntes por qué.

Cuando vi la pesca no pude más que avergonzarme y reconocer que no había estado a la altura. Pero Jesús en vez de reprochármelo me dijo: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres».

¿Y Tú?… si estás hoy aquí es porque como yo un día te encontraste con Él. Se acercó, te llamó… tal vez contigo fue distinto, ¿te acuerdas? Un día sentiste, escuchaste, fuiste invitado, te metieron en este lío, tu familia, tus amigos, el cura… ¿Cómo ocurrió?

Oración en silencio

Todos juntos o un salmista

¿Me has llamado, Señor? Cada noche me pregunto si algún día oiré tu voz… ¿Cómo sabré que eres Tú?No sé si te presentarás como un amigo o si me llevarás contigo a otro lugar.

la oración


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Muchas veces intento poner atención y tratar de escucharte, pero el silencio lo llena todo y sólo oigo esa voz interna que me acompaña cada día. Sé que estoy en el mundo por algo y debo descubrir ese motivo. No es fácil.Trato de adivinar qué es lo que quieres de mí, de mi persona.No puedo dejarme llevar por el pensamiento de una existencia limitada, mortal: un paseo y... todo se acabó, terminó, como si de un sueño se tratara. ¡No es posible!Sé que mi vida tiene sentido porque tú la has hecho para algo.

Canto

Señor, toma mi vida nueva,antes de que la espera desgaste años en mí. Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea, Tú llámame a servir.

Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten tus ganas de vivir. Donde falte la esperanza, donde falte la alegría,simplemente por no saber de Ti.

3. SEGUNDO MOMENTO:LAS COSAS NO SON TAN FÁCILES

Lectura

Del Evangelio de San Mateo 15,25-31

«Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: “Es un fantasma”, y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: “¡Ánimo!, que soy yo; no temáis.” Pedro le respondió: “Señor, si eres Tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.” “¡Ven!”, le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!” Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”»

Palabra del Señor.

Reflexión

Monitor 1

Poco a poco fuimos quedando más a menudo, le acompañábamos a todos los sitios, éramos sus amigos… Poco a poco iba compartiendo sus ideas, lo veíamos actuar, hablar, escuchar… ¡hacer milagros! Pero también poco a poco algunos de los primeros se echaron atrás, se decepcionaron de él, buscaban a alguien que renovara realmente el

la oración


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Estado de Israel, su pueblo, y no a uno que dijera: «amaos, perdonaos, dad, entregad…».

He de reconocer que en muchos momentos yo me desilusioné, creí haberme equivocado, estuve apunto de tirar la toalla, hasta el punto que un día Jesús nos preguntó a los doce: «¿Queréis iros también vosotros?», eso me hirió el orgullo, ¡yo no soy un traidor! y con una fuerza que no se de donde venía dije: «Señor, ¿dónde vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios.»

Fue fácil decirlo, pero eso no quiere decir que ya había comprendido y aceptado a Jesús. Era difícil descubrir lo que él me pedía. Por una parte sentía que me llamaba a algo grande, pero por otra parte sabía que no daba la talla, dudaba que se hubiera equivocado.

Recuerdo tantos momentos en donde sentía su fuerza, su presencia, la seguridad de estar a su lado. Pero a la vez, enseguida surgía la duda, la contradicción, el miedo a arriesgar y sentía hundirme.

Me imagino que me entenderéis, es ese quiero, pero no puedo. Ese cuenta conmigo, pero no me atrevo… ¿Os ha ocurrido a vosotros?, ¿habéis experimentado esa sensación de sentirse llamado, experimen-tar la alegría de oír la voz del Señor, pero quedarse bloqueado por el miedo? ¿A qué se os llamó? ¿Qué miedos surgieron?


Guíame, Señor, mi luz, en las tinieblas que me rodean,¡guíame hacia delante!La noche es oscura y estoy lejos de casa: ¡Guíame Tú!¡Dirige Tú mis pasos!No te pido ver claramente el horizonte lejano:me basta con avanzar un poco…No siempre he sido así, no siempre Te pedí que me guiases Tú.Me gustaba elegir yo mismo y organizar mi vida...pero ahora, ¡guíame Tú!Me gustaban las luces deslumbrantes y, despreciando todo temor, el orgullo guiaba mi voluntad:Señor, no recuerdes los años pasados…Durante mucho tiempo tu paciencia me ha esperado: sin duda,Tú me guiarás por desiertos y pantanos, por montes y torrenteshasta que la noche dé paso al amanecery me sonría al alba el rostro de Dios:¡tu rostro, Señor!

(Henry Newman)

Canto

Muéstranos, Señor, tus caminos, tus caminos,para no hacer nada más, que lo que sea tu voluntad.

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4. TERCER MOMENTO: SEGUIRTE EN LA DEBILIDADLectura

Del Evangelio de San Lucas 22,54-62

«Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos. Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: “Este también estaba con él.” Pero él lo negó: “¡Mujer, no le conozco!”… Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: “Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.” Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.»

Palabra del Señor.

Reflexión

Hoy todo ha cambiado, me cuesta asimilar lo que ha ocurrido, todo ha sido muy rápido. Esta tarde cuando nos reunimos para celebrar la cena pascual, Jesús se levantó de la mesa, dejó la conversación, la comodidad de estar junto a los suyos. Se quitó el manto, se ciñó la toalla y me lavó los pies como si fuera un criado. ¡Os imagináis! A mí, con todas mis dudas, con todas mis incongruencias… me lavó los pies. Luego en la bendición de los alimentos hizo algo extraño y nos pidió que asiduamente nos reuniéramos sus amigos y esta bendición la repitiéramos en su nombre. Al final nos habló de un nuevo mandamiento, de ser testigos de una nueva forma de amar… todos nos mirábamos sin llegar a comprender. Por último me pidió que le acompañara, que estuviera con Él, estaba triste, muy triste y yo…

Jesús me conoce y hoy me ha pedido que sirva a los demás en su nombre, me ha pedido que les enseñe y les predique la Buena noticia del amor, me ha pedido que celebre como si fuera él la Eucaristía. Creo que hoy Jesús me ha hecho un gran regalo, me ha dado el sacerdocio… y yo le he negado…

Él me lo ha dado todo y yo no me he atrevido, Él se ha puesto en mis manos y yo he mirado hacia otro lado… Cuando le he negado he des-cubierto que ése es el hombre a quien yo no he comprendido hasta hoy, y por eso sólo me sale llorar y pedir perdón.

Sé que me consideraréis un fracasado, un traidor, un débil… y la verdad es que lo soy. Pero después de todo esto lo he vuelto a ver, al cantar el gallo su mirada y la mía se han cruzado y entonces me he dado cuenta… ¡Cuánto me amas Señor!

Hoy ha caído la máscara de mi corazón, hoy me sé querido en mi debilidad, y tal vez hoy puedo comenzar a decir de verdad: «Señor Tú lo sabes todo, sabes que te amo.»

Y vosotros, los que esta noche me acompañáis, ¿vais a dejar que una

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vez más ésta sea la celebración de lago que pasó, o vais a atreveros a mirarle a los ojos…? ¡No temáis, Jesús no quita nada!

Esta noche, después de recordar como has llegado hasta aquí, después de reconocer todos los miedos y las dudas, después de agradecer el don gratuito de la vida, de la fe y de la vocación, mírale y deja que te pregunte como a mí me preguntó: ¿me amas?, ¿me amas más que estos?


Canto

Cuánto he esperado este momento, cuánto he esperado que estuvieras así. Cuánto he esperado que me hablaras, cuánto he esperado que vinieras a mí. Yo sé bien lo que has vivido, yo se bien porqué has llorado; yo se bien lo que has sufrido pues de tu lado no me he ido.

Pues nadie te ama como yo, Pues nadie te ama como yo; mira a la cruz, esa es mi más grande prueba. Nadie te ama como yo. Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama como yo; mira a la cruz, fue por ti, fue porque te amo. Nadie te ama como yo.

Preces

Por medio de Jesucristo, Sacerdote eterno que intercede por nosotros, presentemos al Padre nuestras peticiones.

• Por el Papa, por nuestro Obispo y todos los Obispos, por los sacerdotes y diáconos, para que en la alegría de sus vidas sean testimonio que suscite nuevas vocaciones al sacerdocio. Roguemos al Señor.

• Por las familias cristianas, para que se renueven en la vida de fe, sepan orientar la vocación de sus hijos y consideren una gracia de Dios tener un hijo sacerdote o religioso. Roguemos al Señor.

• Por los jóvenes, para que como Pedro sean generosos en el seguimiento de Jesucristo y en medio de sus dificultades, sean valientes ofreciendo toda su persona al servicio del Evangelio. Roguemos al Señor.

• Por nosotros, para que la celebración de la Pascua del Señor sea realmente un paso de él por nuestras vidas. Roguemos al Señor.

Padre nuestro

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Oración final

Señor, Hijo de Dios crucificado,a nosotros nos es difícil reconocerte en la cruz, reconocerte en nuestra vida.Te pedimos que nos abras los ojos, que nos hagas ver el significado de las experiencias de la vida a través de las cuales tú rompes el velo de nuestra ignorancia, nos permitas conocer quién es el Padre que te ha enviado, quiénes somos nosotros en la humillación de nuestra pobreza.Te pedimos, Señor, que te sigamos con humildad por el don de tu Espíritu,que contigo y con el Padre vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Canto final

Tantas cosas en la vidanos ofrecen plenitud,y no son más que mentirasque desgastan la inquietud.Tú has llenado mi existenciaal quererme de verdad.Yo quisiera, Madre buena, amarte más.

Ave María, Ave María,Ave María, Ave María.

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El tiempo de Pascua es por excelencia el tiempo de celebrar la Vida que no tiene fin, que se ha entregado por nosotros, que ha muerto y resucitado para darnos la salvación. Os ofrecemos este esquema con la intención o fin fundamental de «suscitar en las conciencias, en las familias, en la Iglesia y en la sociedad civil, el reconocimiento del sentido y del valor de la vida humana en todos sus momentos y condiciones» (EV 85). Durante esta oración se pedirá de una manera especial por el respeto a la vida de todos, y de toda la vida.

ESTRUCTURA DE LA ORACIÓN:I. RITOS INICIALES

Monición de entrada.Canto de entrada.Procesión con el Santísimo desde la capilla al altar mayor.Exposición del Santísimo. Incensación.Canto eucarístico.

II. REZO DEL ROSARIO

En cada misterio: Enunciado del misterio. Lectura bíblica. Meditación. Padre nuestro y diez Avemarías. Gloria. Oración. Canto.Letanías de la Virgen (Cantadas).Canto de la «Salve». Oración.

III. LITURGIA DE LA PALABRA

Lectura del evangelio según San Mateo (1,18-24).Homilía.Oración de los fieles.

IV. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Y RESERVA

Canto: Tantum ergo. Incensación. Oración.Bendición con el Santísimo.Aclamaciones cantadas.Reserva. Canto final.

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ORACIÓNPOR LA VIDA

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I. RITOS INICIALESMonición de entrada

Hermanos: Sed bienvenidos a esta Oración por la Vida, en este tiempo de Pascua. Su Santidad Benedicto XVI en el V EMF nos urgía a orar por la vida. Que desde cada comunidad cristiana, todo movimiento, asociación o grupo familiar de defensa de la vida; desde cada familia y desde el corazón de cada creyente se eleve una súplica a Dios, Creador y amante de la vida. El mismo Jesús nos enseña que la oración y el ayuno son las principales armas contra las fuerzas del mal.

Dispongámonos a vivir, en actitud orante, esta súplica a Dios Padre por Jesucristo y con los ojos de María, Madre de la Vida. Que la contem-plación de los Misterios de Gozo del Santo Rosario nos hagan cada día más amantes de la vida, y la defendamos y cuidemos, allí donde esté más amenazada. Procuremos una vida digna para todo ser humano.

Canto de entrada

Procesión con el Santísimo (desde la capilla al altar mayor)

Canto eucarístico

II. REZO DEL SANTO ROSARIOMonición

El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Cristo, el nuevo Adán, manifiesta plenamente el hom-bre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. Es, en efecto, la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma. La sublimidad de su vocación manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana en su fase temporal. Dios ha amado al hombre desde el principio y lo sigue amando en cada concepción y nacimiento humano.

Que la contemplación del misterio de Cristo a través de los Misterios de Gozo del Santo Rosario nos descubran que la familia es el «san-tuario de la vida», la «cuna» que el Señor ha querido para todo hombre que viene a este mundo.

MISTERIOS DE GOZO

PRIMER MISTERIO

El arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María la Encarnación de Jesucristo y su elección para ser la Madre de Dios.

Texto bíblico

«…envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La Virgen se llamaba María. Entró donde ella estaba y le dijo: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”. Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría aquel salu-do. El ángel le dijo: No tengas miedo, María, porque has encontrado

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gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús… El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se llamará Hijo de Dios… María dijo: ”Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel la dejó» (Lc 1,26-38).

Meditación

En Nazaret brotó la vida humana del Hijo de Dios, en el mismo instante en que fue concebido en el seno virginal de María.

En Nazaret se desarrolló, en un ambiente de alegría, la infancia de Jesús. Este misterio nos enseña que toda familia al engendrar y educar a sus hijos, coopera de modo admirable en la obra del Creador, y da al mundo, con cada niño que nace, una nueva sonrisa.

El acontecimiento de la Encarnación del Señor produce gran alegría. A este anuncio apunta toda la historia de la salvación, la historia misma del mundo.

La historia de la humanidad está atravesada por otra historia: la de Dios en Cristo-Jesús. Y a su vez la humanidad está implicada en el «sí» con el que María responde a la voluntad de Dios.

Padrenuestro. Diez Avemarías y Gloria

Oración

Derrama Señor tu gracia sobre nosotros que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Canto

SEGUNDO MISTERIO

La Virgen María va con solicitud y alegría a visitar y servir a su prima Santa Isabel.

Texto bíblico

«María se dirigió a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarias y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo María… quedó llena del Espíritu Santo. Y dijo alzando la voz: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?… ¡Dichosa tú que has creído!… María contestó: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me llama-rán bienaventurada todas las generaciones porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes, su nombre es santo”» (Lc 1,39-56).

Meditación

María es el «sí» a Dios, a los hombres, a la vida. Y la vida es realizar a lo largo de la historia la bendición original del Creador, transmitiendo en la generación la imagen divina de hombre a hombre.

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La fecundidad es el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega de los esposos. Pero la fecundidad del amor no se reduce a la procreación, sino que continúa, se amplia y enriquece con la educación, con los frutos de vida moral, espiritual y sobrenatural que el padre y la madre están llamados a dar a los hijos, y por medio de ellos al mundo y a la Iglesia.

Estas son las obras de la fe. El ángel Gabriel ha llamado a María: «llena de gracia». Su prima Isabel la ha llamado: «bienaventurada por que ha creído». Y nosotros la llamamos: madre de la vida. Esta es la verdad de María.


Oración

Dios todopoderoso, tu que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos te rogamos, que dóciles al soplo del Espíritu, podamos como María, entregarnos al bien de nuestros hermanos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Canto

TERCER MISTERIO

Nacido en Belén, Jesús es acostado en un pesebre en la más ab-soluta pobreza.

Texto bíblico

«…mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno du-rante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor les envolvió con su luz, y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo el Señor; y esto os servirá de señal: encontrareis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y en seguida se unió al ángel una multitud del ejercito celestial, que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que él ama”» (Lc 2,6-14).

Meditación

La Natividad del Señor llena nuestros corazones de alegría, porque Dios, Palabra eterna, haciéndose hombre acoge al hombre de manera particular. El nacimiento del Señor es acogida del hombre en toda su verdad, en toda su dignidad de imagen y semejanza divina, y también en su herencia de pecado. Este es el significado del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios.

En la aurora de la salvación, el nacimiento de un niño es proclamado como gozosa noticia, como gran alegría para todo el pueblo, pero

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también nos pone de manifiesto el profundo sentido de todo naci-miento humano. Cada niño que nace es alegría para su familia, para la sociedad y para la Iglesia.

Pero también es cierto que en varias partes del mundo hay niños que padecen hambre y miseria, enfermedades y abandonos, a quienes se les priva un hogar y soportan violencias.


Oración

Concédenos, Señor todopoderoso, a los que vivimos inmersos en la luz de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Canto

CUARTO MISTERIO

María y José presentan a Jesús en el templo y cumplen todo lo que estaba prescrito para la purificación.

Texto bíblico

«Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor, como está escrito en la ley del Señor: Todo primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer el sacrificio según lo ordenado en la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la libera-ción de Israel: El Espíritu Santo moraba en él y le había anunciado que no moriría sin ver al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu fue al templo, y al entrar los padres con el niño Jesús para cumplir lo establecido por la ley acerca de él , lo recibió en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora Señor, puedes dejar morir en paz a tu siervo, porque tu promesa se ha cumplido, mis propios ojos han visto al Salvador que has preparado ante todos los pueblos, luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel. Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían del niño…”» (Lc 2,22-38).

Meditación

El hijo no es un derecho, sino un don, un regalo de Dios. La persona humana es el regalo más excelente que Dios le concede al matri-monio.

Un pretendido «derecho al hijo» consideraría al hijo como un objeto de propiedad. A este respecto, sólo el hijo posee verdaderos derechos: el de ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres, y tiene también el derecho de ser respetado como persona desde el momento de su concepción.

El don de la vida, no se reduce a lo biológico, sino que el hombre está llamado a una plenitud que va más allá de las dimensiones de su vida

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terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. El don de la vida divina alcanzará su plena realización en la eternidad.


Oración

Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la sagrada familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, te rogamos, que imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, logremos gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Canto

QUINTO MISTERIO

Jesús, adolescente, se queda tres días en el templo, entre los docto-res, para escucharlos e interrogarlos sobre las cosas de su Padre.

Texto bíblico

«Sus padres iban todos los años a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años fueron a la fiesta, como era costumbre, y terminada la fiesta, emprendieron el regreso, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta. Creyendo que iba en la caravana, anduvieron una jornada, al cabo de la cual se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; y al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en busca suya. A los tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyén-dolos y preguntándoles: todos los que le oían estaban admirados de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo se quedaron extrañados, y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando muy angustiados”. Les contestó: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme en las cosas de mi Padre?”» (Lc 2,41-50).

Meditación

La vida humana es iluminada por la promesa y renovada por el don de la vida divina. A través de la vida humana el hombre participa en la soberanía de Dios, en la obra de la Creación. El amor humano, el amor del hombre y de la mujer es asociado, a través del sacramento del matrimonio, a la obra divina.

A lo largo de la vida oculta de Jesús en la casa de Nazaret, también la vida de María está oculta con Cristo en Dios, por medio de la fe. María durante muchos años, permaneció en intimidad con el misterio de su Hijo y avanzaba en su itinerario de fe. María y José fueron las primeras criaturas admitidas al descubrimiento de Cristo, al descubrimiento de quien es la Verdad y la Vida.


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Oración

Padre de la luz, que en la plenitud de los tiempos has hablado a los hombres por tu Hijo amado, concédenos ser fieles discípulos suyos y anunciarlo al mundo como camino, verdad y vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Canto

Letanías de la Virgen (cantadas)

Canto de la Salve

Oración

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Concédenos Señor, a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de esta vida y gozar de las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

III. LITURGIA DE LA PALABRALectura del Evangelio según San Mateo 1,18-24

«La generación de Jesucristo fue de esta manera: su Madre María, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, se encontró en-cinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, decidió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar por esposa a María tu mujer porque lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tu le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa: “Dios con nosotros”. Despertado José del sueño hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.»

Homilía

Oración de los fieles

El Evangelio de Jesús descubre los secretos del corazón humano. Reconozcamos los errores que oscurecen la comunión entre las per-sonas, la no acogida del don de la vida, la falta de atención y cuidado al mayor o enfermo, la falta de respeto al pobre, débil y necesitado. Invoquemos la luz purificadora de Cristo Redentor para vencer las fuerzas del mal.

1. Padre, te pedimos por el Papa Benedicto XVI, por todos los Obis-pos del mundo, para que con decisión y constancia lleven a todos los lugares el evangelio de la familia y la vida. Oremos al Señor.

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2. Padre, te pedimos por todos los gobernantes del mundo, para que en sus decisiones, en sus leyes e instituciones, se sostenga y defien-dan los derechos y los deberes de la familia y la dignidad de la vida humana. Oremos al Señor.

3. Padre, te pedimos por las familias, para que ellas reine un clima de amor, de perdón y comprensión, construyéndose así en verdaderas «iglesias domésticas», en «santuarios de la vida», en familias según tu voluntad. Oremos al Señor.

4. Padre, te pedimos por todos los niños. Para que sean acogidos y educados con amor por sus padres y educadores y cuenten con la ayuda de todos aquellos que se sienten comprometidos con el futuro de la humanidad. Roguemos al Señor.

5. Padre, haz que María, Madre de la Vida, puerta de toda gracia, conceda a los novios el camino del amor verdadero, se preparen se-riamente para el matrimonio y la vida familiar, y abiertos al don de la vida, formen una familia según el plan de Dios. Oremos al Señor.

6. Padre, te pedimos por las futuras madres en dificultades, para que encuentren en sus familias comprensión y afecto verdadero y en la sociedad soluciones positivas y eficaces que les ayuden a acoger a sus hijos. Oremos al Señor.

7. Padre, te pedimos por toda clase de violencia: guerras, agresivi-dad doméstica, explotación sexual; por la investigación científica y biomédica que no respetan el valor y la dignidad de la vida humana; para que con la luz de tu Espíritu descubras a todo ser humano que no somos dueños, sino servidores, de la vida. Oremos al Señor.

Oh Dios, creador y salvador de tu pueblo, acoge las súplicas y el reno-vado empeño de tus hijos. Derrama la abundancia de tus bendiciones sobre la comunidad familiar, y haz que sus miembros, unidos por el vínculo del amor, sean fervorosos en el espíritu, asiduos en la plegaria, prontos para ayudarse mutuamente, solícitos ante las necesidades de los hermanos, testigos de la fe con sus palabras y con sus obras. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

IV. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO Y RESERVA

Canto: Tantum ergo

Incensación

Oración

Les diste el pan del cielo

R/. Que en sí contiene todo deleite

Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión. Te pedimos nos concedas: venerar de tal modo, los misterios de tu cuerpo y de tu sangre que experimentemos constan-temente en nosotros el fruto de tu redención. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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Bendición

Aclamaciones (cantadas)

Bendito sea DiosBendito sea su santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, Dios y hombre verdadero.Bendito sea el nombre de JesúsBendito sea su Sacratísimo corazón Bendita sea su preciosísima sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del AltarBendito sea el Espíritu Santo ParáclitoBendita sea la Excelsa Madre de Dios María SantísimaBendita sea su Santa Inmaculada ConcepciónBendita sea su gloriosa Asunción a los CielosBendito sea el Nombre de María Virgen y MadreBendito sea San José, su castísimo esposoBendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Reserva

Procesión de vuelta a la Capilla del Santísimo

Canto

Al concluir la Oración por la vida se podrían repartirán globos con el lema «Ama la vida» a todos los niños que asistan a la misma. Y habrá una suelta de globos en la puerta de la parroquia simbolizando a todos los niños no nacidos en nuestro país el año pasado.

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Introducción

Nos reunimos como los discípulos en el cenáculo, como y con María, la madre, como y en la Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a Dios que se hace Don, la «promesa del Padre». El Espíritu Santo es el Don y la capacidad de donar. Más que el amante o el amado es el Amor que capacita toda entrega y toda unión. Por eso la Humildad, porque «todo amor verdadero es humilde. Forma parte de su naturaleza inmolarse ante el amado; si es muy grande, es capaz de realizar un exceso de humildad. El Espíritu, amor infinito, es infi-nitamente humilde… en toda actividad se borra en favor del otro» (F. X. Durrwell, El Espíritu en la Iglesia).

En un ambiente de fiesta y de esperanza, sean nuestras actitudes principales las de la pobreza, acogida y súplica intensa.

Pobreza, porque sin el reconocimiento de nuestro vacío no viene el Espíritu. Es el Padre de los pobres, no de los ricos.

Acogida, porque el Espíritu nos asiste y viene como huésped y amigo, y hay que abrirle la casa con toda la disponibilidad. El Espíritu Santo es ejemplo y maestro divino de humildad. Él está ahí, pero no se deja ver. Es como energía y perfume, se siente su presencia pero no se le ve. No quiere protagonismo: «No quiere ser visto, sino ser en nuestros ojos luz» (H. U. von Baltasar, Sal 36, 10).

Súplica, que es hija de la necesidad y del deseo, pidiendo con fuerza y con fe la venida del Espíritu a nosotros, a la comunidad, a la Iglesia.

Canto: Ven, Espíritu de Dios

Ven, Espíritu de Dios, sobre mí,me abro a tu presencia,cambiarás mi corazón.

1. Toca mi debilidad,toma todo lo que soy.Pongo mi vida en tus manos y mi fe.Poco a poco llegarása inundarme de tu luz.Tú cambiarás mi pasado. Cantaré.

la oración

VIGILIA DEPENTECOSTÉS

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Monición a las lecturas

En Babel se inicia la dispersión, la falta de entendimiento, la rivalidad entre los hombres. Babel es el orgullo humano, que quiere llegar hasta Dios. La lengua de Babel es la del egoísmo y la ambición, por eso los hombres no se entienden. En Pentecostés se pone fin a la dispersión y se inicia el movimiento contrario de reunificación y entendimiento. Los hombres empiezan a hablar la misma lengua, la del Espíritu, la del amor. Todos se entienden.

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (11, 1-9)

Ver Leccionario III (c), Misa de la Vigilia de Pentecostés.

Salmo responsorial

Salmo 103

Ver Leccionario III (c), Misa de la Vigilia de Pentecostés.

Segunda lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-11)

Ver Leccionario III (c), Misa de Pentecostés, primera lectura.

Invocación

Ven, Espíritu Santo - Amor,apaga en nosotros los fuegos del odio y la violencia,quema con tu fuego egoísmos e impurezas,el fuego que purifica y transfigura,enciéndenos.

Ven, Espíritu Santo - Comunión,derriba las barreras que dividen a los pueblos y a los hombres,nuestras torres orgullosas,con la fuerza de tu viento,multiplica los lazos solidarios,cose las rupturas con el hilo del perdón.

Ven, Espíritu Santo - Luz,pon entendimiento en las viejas discusiones y rencillas,enséñanos la lengua común, humanitarias,la lengua de la tolerancia y del respeto,que todos podamos valorarnos, comprendernos,dialogando.

Ven, Espíritu Santo - Maternal,ensancha nuestro pequeño corazón,sácanos de nuestra parcela insolidaria,salir al encuentro de los otros,valorar a los pequeñosy no volver a dar rodeo ante los pobres.

la oración


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Renovación de las promesas bautismales (memoria de la Confir-mación)

En el lugar de la celebración de la Vigilia, junto al cirio pascual habrá una jofaina o pila con agua adornada para la ocasión.

Bendición del agua

Recemos a Dios para que bendiga esta agua con la que vamos a hacer memoria de nuestro bautismo.

Dios, Padre de bondad, escucha nuestra oración y bendice esta agua. La creaste para hacer fecunda la tierra y para favorecer nuestros cuerpos con el frescor y la limpieza. También quisiste que el agua fuera un signo de tu amor a los hombres a través de los tiempos. Tú abriste las aguas del mar para salvar a tu pueblo de la esclavitud de Egipto y apagaste su sed en el desierto. Los profetas anunciaron que Jesús, tu Hijo, sería el agua viva de la nueva alianza. Que esta agua, Señor, avive en nosotros el recuerdo de nuestro bautismo y nos haga participar en la alegría de los que han sido bautizados en la fiesta de Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Renovación de las promesas bautismales

Sería conveniente indicar que aunque la pregunta es en plural, la respuesta es en singular. Con esto se expresa que somos únicos para Dios y que nuestra respuesta es personal e intransferible, ya que surge desde la singularidad de la experiencia íntima de Dios. En este momento podría entregarse a cada fiel un pequeño cuenco de barro, donde luego se pondrá agua bendita, y que recuerda la frase paulina (“Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro 2 Cor 4, 7), o se les entrega un cirio signo de cada una de sus vidas que están iluminadas y caldeadas por la Luz de Cristo.

El día de vuestro bautismo vuestros padres y padrinos hicieron la pro-fesión de fe y manifestaron su decisión de educaros cristianamente. Ahora es el momento de hacerlo vosotros mismos. Por eso, ante la comunidad cristiana, os pregunto:

¿Renunciáis al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?R/. Sí, renuncio.

¿Renunciáis a todas las seducciones del mal, para que no domine en vosotros el pecado?R/. Sí, renuncio.

¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado? R/. Sí, renuncio.

¿Creéis en Dios Padre, todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?R/. Sí, creo.

¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió en la cruz, fue sepultado, resucitó de entre los muertos, y está sentado a la derecha del Padre? R/. Sí, creo.

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¿Creéis en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?

R/. Sí, creo.

Ahora, acercaos, y recibid con fe y alegría esta agua que nos recuerda el bautismo.

Después de la invitación, se acercar cada uno al recipiente y se le depo-sita agua en el pequeño cuenco para a continuación hacer la señal de la cruz. Mientras tanto todos cantan: «Ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo, ven, ven, ven».

Invocaciones al Espíritu Santo

• Envía, Señor, tu Espíritu para romper nuestras ataduras.

• Envía, Señor, tu Espíritu para derribar nuestras barreras.

• Envía, Señor, tu Espíritu para derribar nuestros prejuicios.

Cantamos: Espíritu Santo, ven, ven (tres veces), en el nombre de Jesús

• Envía, Señor, tu Espíritu para curar nuestros resentimientos.

• Envía, Señor, tu Espíritu para que sepamos acercarnos a toda persona.

• Envía, Señor, tu Espíritu para que podamos ver en el otro el rostro del hermano.


• Envía, Señor, tu Espíritu para que trabajemos por la paz.

• Envía, Señor, tu Espíritu para que sepamos ver lo que nos une.

• Envía, Señor, tu Espíritu para que seamos solidarios.


• Envía, Señor, tu Espíritu para que fomentemos la cultura del perdón y del diálogo.

• Envía, Señor, tu Espíritu para que perdonemos nuestras deudas.

• Envía, Señor, tu Espíritu para que se superen las guerras, los ra-cismos y las desigualdades entre los hombres.


Oración del Sacerdote: Dios misericordioso, que has querido que ce-lebráramos el misterio pascual durante cincuenta días, renueva entre nosotros los prodigios de Pentecostés, para que los pueblos, divididos por el odio y el pecado, se congreguen por medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la diversidad de sus culturas. Envía, Señor, tu Espíritu para que seamos instrumentos de paz y reconciliación entre los hombres y testigos de tu amor.

la oración


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Padrenuestro

Canto final: El Señor ha estado grande

El Señor ha estado grande, a Jesús resucitó,Con María sus hermanos entendieron qué pasó.Como el viento que da vida, el Espíritu sopló,Y aquella fe incierta en firmeza se cambió.

Gloria al Señor, es nuestra esperanza,Y con María se hace vida su palabra.Gloria al Señor, porque en el silencioGuardó la fe sencilla y grande con amor.

la oración


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La Comisión diocesana para la Infancia y la Juventud, en el contexto del Material de propuestas pastorales para la Cuaresma y la Pascua de la Vicaría de Evangelización, ha preparado un recurso para la cele-bración de la Cuaresma y la preparación a la Pascua, destinado a los niños que participan en las actividades de catequesis y, en general, a los alumnos de Infantil y Primaria.

En este año, hemos realizado los siguientes materiales:

— Material: «Los niños caminamos hacia la Pascua»

— Guía didáctica (está en www.archivalencia.org)

El material que hemos preparado consiste en un recortable, a través del cual, los niños van construyendo el camino hacia la Pascua y van interiorizando las actitudes cristianas de la Cuaresma. Es por esto que cada niño debe tener su material para ir elaborando la manualidad y, al terminar el tiempo de Cuaresma, poder llevarlo a casa.

Así, planteamos que cada niño disponga de su material para utilizarlo en el aula. Debido a la demanda, pedimos una colaboración con la edición del material de 0’30 € por cada ejemplar:

El material lo podemos enviar a la dirección que se desee, contra reembolso, o bien recogerlo en la C/ Avellanas, 12, de Valencia. Para solicitarlos, pueden llamar por teléfono (96 315 58 91 ó 96 315 58 80) o bien enviar un e-mail a: [email protected] o enviar el pedido por fax (96 391 73 41), o pasarse por la Comisión.

niños yadolescentes

CUADERNODE ACTIVIDADES

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La Comisión Diocesana de Enseñanza, desde el ámbito de la educa-ción y para vivir la Cuaresma y la Pascua, propone un plan de trabajo, relacionando las diversas actitudes de cada semana, con la vida de un Santo/a que exprese y refleje esta actitud. Las actividades se encuentran ordenadas según los destinatarios: Enseñanza Religiosa Escolar (ERE) y Equipos de Pastoral y/o Tutorías de Colegios diocesanos y religiosos. Finalmente, hay una propuesta de trabajo pastoral con el profesorado del Centro.

Esquema de los contenidos a trabajar cada semana de Cuaresma y Pascua:

CELEBRACIÓN ACTITUD/VERBO SANTO

Miércoles De Ceniza Recoger el corazón Santa María Micaela

1.er domingo de Cuaresma Dejarse guiar (Lc 4,8) San Francisco de Asís

2.º domingo de Cuaresma Escuchar (Lc 9,35) San Juan de la Cruz

3.er domingo de Cuaresma Ofrecer (Lc 13,8-9) San Vicente, mártir

4.º domingo de Cuaresma Entrar al banquete (Lc 15,20) San Agustín

5.º domingo de Cuaresma Dejarse transformar (Jn 8,11) Santa Teresa de Jesús

Domingo de Ramos Encontraréis… al Siervo

Triduo Pascual Lc 22,15

1.er domingo de Pascua Encontraréis…

2.º domingo de Pascua Al que Vive (Jn 20,25) Santa Clara de Asís

3.er domingo de Pascua Al que envía (Jn 21,17) San Ignacio de Loyola

4.º domingo de Pascua Al que cuida (Jn 10,27) Beata Teresa de Calcuta

5.º domingo de Pascua Al que ama (Jn 13,35) Santa Teresa de Lisseaux

6.º domingo de Pascua Al que trae la paz (Jn 14,27) Juan XXIII

Ascensión del Señor Al que permanece (Lc 24,49) San Maximiliano M.ª Kolbe

Pentecostés Al que asiste (Jn 20,22) San Juan de Dios

Santísima Trinidad Al que se entrega (Rm 5,5) San Martín de Porres

Corpus Christi Al que alimenta (Lc 9,13) Santo Tomás de Villanueva

la escuela

PROPUESTASEN TORNO

A LA ENSEÑANZA

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PROPUESTA PARA LA ENSEÑANZA RELIGIOSA ESCOLARLos materiales para trabajar desde la clase de Religión quieren fomen-tar el diálogo fe-cultura.

Para trabajar la actitud propuesta desde la Vicaría de Evangelización, en cada semana de Cuaresma y Pascua, se estudiará la vida de un Santo/a, que la ejemplarice, para hacerla más comprensible al alumno/a.

Objetivo

— Conocer la vida y la obra de distintos personajes comprometidos con la misión de la Iglesia para descubrir pautas de imitación que puedan ser llevadas a la vida por el alumno/a.

— Identificar actitudes concretas de los santos/as presentados en el aula que nos enseñan formas de hacer presente a Dios en cada espacio de nuestra vida.

Actividades

— Lectura de la cita bíblica que introduce el verbo de la semana.

— Propuesta de la acción que da sentido a cada semana de la Cuaresma a través de una reflexión que puede ayudar al profesor/a a presentar la acción y a los alumnos a profundizar en ella (Web).

— Relacionar el verbo con el personaje histórico que vamos a tra-bajar.

— Síntesis de la vida del personaje histórico, que haga hincapié en los aspectos de su biografía que tienen que ver con la acción propuesta (Web).

— Comentario de la vida del Santo y resumen por parte de los alum-nos de las actitudes más destacables como ejemplo de vida cristiana y preparación para la Pascua.

— Redacción breve: ¿Cómo lo puedo llevar a mi vida? ¿Qué puedo imitar?

Materiales

— Biblia

— Material didáctico colgado en www.archivalencia.org

PROPUESTA PARA LOS EQUIPOS DE PASTORALDEL COLEGIO Y/O TUTORÍAS

Objetivos

— Conocer las distintas actitudes de encuentro con Jesucristo a través del tiempo de Cuaresma.

— Identificar las distintas actitudes eucarísticas del tiempo de Pascua.

— Convertir las actitudes eucarísticas y de encuentro en compromisos para cada semana de la cuaresma.

la escuela

PROPUESTASEN TORNO

A LA ENSEÑANZA

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_ Concretar las actitudes eucarísticas en compromisos para cada semana de Pascua

Contenido de la actividad

El trabajo de cada semana de Cuaresma, tendrá como punto común a todo este tiempo litúrgico, un mural que se colocará en un lugar prominente del aula y que representará un camino ascendente ha-cia la luz resplandeciente (Cristo resucitado). A lo largo del camino propuesto, se tratará, en cada semana, de detenerse en distintas «posadas» (lugares de descanso y reflexión), en las que pondremos el acento en cada una de las actitudes que la Vicaría de Evangelización nos sugiere. La reflexión de cada semana tiene como objetivo final incitar al alumno a adquirir un compromiso que se escribirá en una tarjeta colocada como pared o teja de la «posada», correspondiente a esa semana en el panel de la clase.

El trabajo en el tiempo de Pascua tendrá como centro una Cruz, que sustituirá al panel de Cuaresma, y que se irá llenando de flores cada semana. En este caso, la reflexión que se llevará a cabo cada semana intentará que cada alumno adquiera un compromiso particular que se proponga para hacer realidad la resurrección en su vida, de acuerdo con el lema semanal. Este compromiso se escribirá en una flor, que se colgará en la cruz, que se irá llenando con todos los compromisos de cada alumno y cada semana.

Materiales

— Material didáctico colgado en www.archivalencia.org

— Papel continuo blanco.

— Cartulinas de colores.

— Lápices de colores o pinturas.

PROPUESTA PARA LA PASTORALCON LOS PROFESORES

Objetivos

— Vivir el tiempo de Cuaresma a través de las actitudes eucarísticas trabajadas con textos del evangelio de cada día para avanzar en el proceso de adhesión personal a Cristo.

— Reflexionar diariamente acerca de la actitud eucarística que nos implica un comportamiento concreto que va transformando nuestra vida y la de nuestro entorno.

Actividades

— Elaboración por parte del profesorado del centro, de una ficha diaria que incluya la frase extraída del evangelio del día y la reflexión sobre un comportamiento personal propuesto. Esta ficha se colocará en la sala de profesores (a ser posible junto a la Biblia) y se leerá a diario.

— Se puede montar en la sala de profesores un espacio en el que se presentan los siguientes objetos:

la escuela

PROPUESTASEN TORNO

A LA ENSEÑANZA

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• La CRUZ, que representa el final del camino de la Cuaresma: la Pascua.

• La BIBLIA ABIERTA, representando la oración diaria.

• La FICHA, que contiene la oración diaria y propuesta de cómo vivirla.

• La HUCHA, que indica la limosna y cada sacrificio necesario en el camino.

— En Pascua, la Cruz se adornará con flores naturales que ayudarán a simbolizar la Vida. En ella también se pondrán la lectura y exhor-tación diaria, también puede mantenerse en su lugar la hucha para conservar el simbolismo de la limosna como expresión del compromiso personal.

Materiales

— Fichas con cita del día, y exhortación a vivirlo (www.archivalencia.org).

— Biblia.

— Cruz.

— Hucha.

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A LA ENSEÑANZA

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Como ya sabéis desde el Seminario Menor estamos preparando un grupo diocesano de monaguillos, que ayude a los sacerdotes y res-ponsables de estos grupos a poder disponer de más medios para su formación y su acompañamiento. Queremos daros las gracias por las respuestas a las encuestas enviadas y por el interés que habéis mani-festado ante esta iniciativa. Ya en Adviento-Navidad os propusimos una celebración para monaguillos. Ahora en cuaresma os proponemos una reunión-celebración.

Sentido

El tiempo de cuaresma es tiempo de conversión para todos. Cada uno desde su vida concreta deberá ponerse delante de Dios y dejar que él le conceda nuevas luces para descubrir su voluntad y gran valentía para llevarla a término.

Puede ser bueno que desde esta perspectiva ayudemos a los mona-guillos a revisar en su ministerio la relación con Jesús. El monaguillo que está más en contacto con «las cosas de Dios», deberá tener mayor sensibilidad para con Él, especialmente en los «pequeños» y «rutina-rios» gestos.

Entrar al templo puede ser algo rutinario o «problemático» o se puede convertir en un momento de oración y de intimidad con «EL AMIGO».

Objetivos

— Cohesionar el grupo de monaguillos y/o intentar crear un pequeño grupo de chavales en torno al servicio litúrgico.

— Profundizar en el sentido e importancia de los gestos y las acciones más sencillas y corrientes.

— Crear o potenciar un mayor encuentro con Jesús en los monagui-llos, que sirva como base y estímulo de un posible planteamiento vocacional.

Material: Papel y bolígrafo

Celebración

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LOS MONAGUILLOS

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Primera parte

Sería conveniente que sin indicarles nada se les observara entrar al templo: ¿qué hacen?, ¿cómo lo hacen?, ¿a dónde van?… Si en ese momento no es posible, puede estar atento días antes.

Una vez reunidos en una sala, se les pregunta: ¿cómo habéis entrado al templo?, ¿qué hubiéramos tenido que hacer? A cada uno de los monaguillos si son pocos, o por grupos si son más, se le pide que ha-gan una lista de las cinco cosas que deben (deberían) hacer al entrar al templo.

Después de dejar un poco de tiempo, irán contestando uno a uno las cosas que ellos han puesto y en el orden que lo han hecho, intentando llegar a un consenso entre todos. A medida que se consensúe, los puntos se irán explicando y matizando.

Proponemos esta lista:

1. Hacer silencio al entrar, sin correr, sin tocarlo todo, sin ir de aquí para allá…

A Dios no le molesta, pero hay que respetar el lugar tan querido por la comunidad cristiana.

Ser monaguillo significa servir a Jesús para que los demás puedan encontrarse con él más fácilmente, y esto no sólo hemos hacerlo en la misa, también es importante que creemos un ambiente en el que todos estén tranquilos, en silencio, en paz…

Ser miembro de la iglesia o ser monaguillo, hace que tengamos que dar ejemplo constantemente del respeto que se merece nuestra pa-rroquia. Por eso es importante no ir tocándolo todo, entrando a todos los sitios…

2. Santiguarse con el agua de la benditera

Por el bautismo somos hechos hijos de Dios, miembros de la iglesia. Por eso al entrar en la parroquia, el agua de la pila nos recuerda el agua de nuestro bautismo. Es importante que ese momento se convierta en un reconocer mi ser cristiano y en una acción de gracias Dios por poder participar de los sacramentos, de la oración…

3. Visitar al Santísimo en la Capilla de la comunión

Cuando entramos a casa de alguien lo primero es saludar a quién está allí. En la iglesia hay alguien, Jesús está presente en el Sagrario… Por eso como bien educados nos acercamos a saludarle.

Al entrar en esta capilla hacemos genuflexión, ya que en el Sagrario está el Cuerpo de Jesús. No es una imagen que nos recuerda a Jesús, es él mismo. Por eso cuando nos acercamos al sagrario nos arrodillamos. «Delante de Jesús toda rodilla se doble» (Flp 2, 10).

4. Hacer reverencia la pasar por la mesa del altar

En la Iglesia la mesa del altar, representa a Jesús. Es en esa mesa donde Jesús entrega su Cuerpo y su Sangre cada vez que celebramos

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la Eucaristía. Por esto cada vez que pasamos delante de ella hacemos un signo de cariño y respeto inclinando nuestra cabeza.

5. Pedir permiso y entrar con respeto a la sacristía

La sacristía no es el patio del colegio, ni el parque del pueblo… la sa-cristía es un lugar donde el sacerdote puede ser que reciba a los que necesitan algo, se preparé para celebrar sacramentos, esté reunido… Es muy importante por lo tanto crear un ambiente en donde todos se sientan acogidos, respetados, ayudados. El entrar de cualquier manera a la sacristía seguro que no ayuda a esto.

Segunda parte

Ahora sería momento de volver a entrar con ellos, según las circuns-tancias la entrada puede ser sencilla, recordando en cada momento lo que hemos comentado antes, o bien más celebrativa, para lo que os adjuntamos lo siguiente.

1. Hacer silencio al entrar, sin correr, sin tocarlo todo, sin ir de aquí para allá…

En la puerta del templo paramos a los monaguillos y les pedimos que hagan un momento de oración, pidiéndole a Dios fe para creer que donde van a entrar en un lugar sagrado por lo que deben hacerlo con respeto y devoción:

Señor, ésta no es una casa más.Muchas veces hemos entrado, la conocemos bien, pero sabemos que es especial.Ayúdanos a saber disfrutar de ella, ayúdanos a hacer que los demás puedan disfrutar de ella.

Se puede cantar «Yo soy la iglesia» y/o rezar el Credo apostólico.

2. Santiguarse con el agua de la benditera

Alrededor del agua bendita se sitúan todos los monaguillos y el sa-cerdote o responsable hace la siguiente oración:

Gracias Señor por el bautismo.Gracias porque por medio de él me concediste ser tu hijoy miembro de la Iglesia.

Todos juntos rezan el «Padre Nuestro».

3. Visitar al Santísimo en la Capilla de la comunión

Al entrar a la capilla se van arrodillando en la capilla, sería conveniente que se abriera el sagrario y se cantara algún canto: «No adoréis a nadie más que a él» u otro parecido. Un miembro del grupo reza:

Jesús creemos que estás aquí y por eso venimos primero a saludarte.Gracias por elegirnos como monaguillos.Gracias por nuestra parroquia.Gracias por nuestro sacerdote.Haz que cada día queramos servirte mejor en el altar.

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4. Hacer reverencia la pasar por la mesa del altar

Al pasar por el altar será conveniente estar atentos para que pierdan la vergüenza de hacer la reverencia con tranquilidad y dignidad… tal vez el mejor gesto es que uno a uno en silencio, haga la reverencia y se siente en el banco.

5. Pedir permiso y entrar con respeto a la sacristía

Al entrar en la sacristía os proponemos tener un recuerdo especial para la Virgen María. Uno reza:

En este rato no podemos olvidarnos de ti Virgen María.Tú siempre nos acompañas, Tú nos ayudas a hacer lo que Jesús quiere.

Todos rezamos el «Ave María».

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La mesa es un lugar privilegiado de encuentro familiar. En torno a ella se reúnen todos los miembros de la familia. La bendición de la mesa es una oportunidad para reconocer la misericordia de Dios, así como para transmitir la fe a las nuevas generaciones. Afirmaba Benedicto XVI que «deberíamos acostumbrarnos a bendecir al Creador por cada cosa: por el aire y por el agua, elementos preciosos que son el fundamento de la vida en nuestro planeta; así como por los alimentos que, a través de la fecundidad de la tierra, Dios nos ofrece para nuestro sustento» (Ángelus del 12 de noviembre de 2006). Estas propuestas de bendición pueden ser difundidas de diversos modos: distribuidas entre los niños de la comunidad parroquial, incluidas en las Hojas Parroquiales…

PRIMER DOMINGO DE CUARESMAInvocación inicial (Jn 4,31.34)

Lector: Los discípulos le decían a Jesús: «Maestro, come».

Todos: «Mi alimento es hacer la voluntad del Padre, que me ha en-viado».

Lectura de la Palabra de Dios

Del evangelio según san Lucas (4,1-4)

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mien-tras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”».

Catequesis

Después de la lectura, uno de los hijos (¿el más pequeño?) hace la pregunta y el padre o la madre responden con la catequesis. También se puede hacer la pregunta a los niños y después de escuchar su respuesta hacer de forma muy breve y adecuada a la edad una catequesis. Para ello lanzamos estas ideas.

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BENDICIÓNDE LA MESA

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¿Qué podemos hacer para ser más amigos de Jesús y estar más cerca de Él?

Los discípulos de Jesús sabemos que Él nunca nos abandona, que no se aparta de nuestro lado y que quiere lo mejor para cada uno de no-sotros. Nosotros queremos también estar cerca de Él, pero en muchas ocasiones nos apartamos de su lado. Eso es el pecado. Otras cosas nos parecen más importantes, pero nos equivocamos. Por eso, para ser más amigos de Jesús debemos permitir que el Espíritu de Dios guíe nuestra vida, para que no nos deje caer en la tentación de apartarnos de Jesús. A Jesús lo encontraremos si nos dejamos guiar por su Espíritu.

Oración de Bendición

Padre bueno, te bendecimos porque siempre estás con nosotros,porque tu amor es grande.Queremos que Tú seas nuestra alegría, nuestra fuerza.Envíanos la fuerza de tu Espíritu.Que Él nos acompañe por el camino del Evangelio.No nos dejes caer en la tentación de apartarnos de ti.Te lo pedimos, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Se puede rezar el Padrenuestro.

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMAInvocación inicial (Jn 4,31.34)




Del evangelio según san Lucas (cf. 9,28-29.34-35)

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de una montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle».

Catequesis


Las personas que nos queremos necesitamos estar juntas y hablarnos. Contarnos las cosas que nos pasan, las alegrías y también las cosas que nos ponen tristes. Jesús también nos habla. En el Evangelio, Él nos cuenta lo que tenemos que hacer para ser felices, nos habla del amor que su Padre Dios nos tiene. Por eso, para ser más amigos de Jesús tenemos que escuchar su Palabra. Los cristianos no podemos vivir sin escuchar la Palabra de Jesús. A Jesús lo encontraremos si escuchamos su Palabra.

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Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra,ella es como el pan que alimenta nuestra fe.Te bendecimos por estos alimentos que vamos a compartir.Acuérdate de los que no tienen para comer.Haz que nosotros tengamos siempre hambre de ti, que siempre deseemos llenarnos de tu palabra y de tu amor.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


TERCER DOMINGO DE CUARESMAInvocación inicial (Jn 4,31.34)




Del evangelio según san Lucas (13,6-9)

Jesús les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?” Pero el viñador contestó: “Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto”».

Catequesis


Jesús nos dijo que es más feliz quien da que quien recibe, quien ayuda a los demás, quien comparte, quien vive pensando en las otras personas. Jesús vivió también así. Pasó haciendo el bien, y dio su vida por nosotros. Jesús quiere que seamos felices de verdad. Para ser más amigos de Jesús hemos de vivir como Él vivió: no pensar tanto en no-sotros y preocuparnos más por las otras personas, haciendo siempre el bien, dando frutos de buenas obras. A Jesús lo encontraremos si nos convertimos en ofrenda, si nos entregamos a los demás.


Señor Jesús, tú quieres que seamos felices, tú quieres que nuestra vida se llene de luz y alegría, haz que seamos como Tú, haz que también nosotros entreguemos cada día nuestra vida por los demás.Danos un gran amor a ti y a las personas que nos rodean.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


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CUARTO DOMINGO DE CUARESMAInvocación inicial (Jn 4,31.34)




Del evangelio según san Lucas (cf.15,22-24)

Cuando volvió el hijo a casa, el padre dijo a sus criados: «Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y san-dalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado».

Catequesis


Muchas veces, cuando hay algún acontecimiento importante, nos sentamos en torno a una mesa y celebramos una fiesta. Antes de morir en la cruz, Jesús también se reunió con sus amigos y celebró la Última Cena. Allí les habló y les repartió el pan. Los discípulos de Jesús nos reunimos también para escuchar su Palabra y alimentarnos de su Cuerpo, de la Eucaristía. La misa es la fiesta donde nos encontramos los amigos de Jesús. A Jesús lo encontraremos si participamos en su fiesta y nos sentamos a su mesa.


Señor Jesús, Tú quieres que seamos una familia,y nos reúnes en tu mesa para celebrar la Eucaristía.Te bendecimos por el amor que nos tienes.Haz que nunca nos separemos de ti,que tengamos hambre de ti,y que compartamos nuestro pan con todos los demás.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


QUINTO DOMINGO DE CUARESMAInvocación inicial (Jn 4,31.34)




Del evangelio según san Juan (cf. 8,3-11)

Llevaron ante Jesús a una mujer pecadora, para que la condenara. Pero él dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».

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E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incor-poró y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?»

Ella contestó: «Ninguno, Señor».

Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Catequesis


Jesús no nos condena. Su amor es tan grande que cada día nos da una nueva oportunidad para que le amemos y amemos a los demás. Jesús quiere que nuestra vida sea como la suya. Quiere que nos con-virtamos y seamos como Él. También cuenta con nosotros para hacer de la tierra un mundo de hermanos, donde vivamos perdonándonos y ayudándonos. Seremos más amigos de Jesús si hacemos de cada día una nueva oportunidad para amar. A Jesús lo encontraremos si nos dejamos transformar por Él.


Bendito eres Señor por tu misericordia.Bendito eres porque cada día es un regalo tuyo.Enséñanos a perdonar de corazón.Enséñanos a amar como Tú.Ayúdanos a hacer de este mundo una casa de hermanos.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


DOMINGO DE RAMOSInvocación inicial (Jn 4,31.34)




Del evangelio según san Lucas (cf. 19,28.36-38)

En aquel tiempo, Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los man-tos. Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto, diciendo: «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto».

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Catequesis


Los discípulos de Jesús necesitamos saber cosas de Él, pero también queremos ser como Él, vivir como Él, hablar como Él. Siendo como Jesús seremos felices. Sin embargo, esto no es fácil. Si lo queremos intentar sólo con nuestras fuerzas no lo conseguiremos. Por eso, ne-cesitamos abrirle el corazón, dejarle entrar, como entró en Jerusalén, para que llene nuestra vida de alegría. A Jesús lo encontraremos hecho el servidor de todos.


Bendito eres Jesús, Tú que vienes a nosotros en nombre del Señor Dios.Te bendecimos, te alabamos, te glorificamos,porque te hiciste el servidor de todos, porque diste tu vida en la cruz por nosotros.Entra en nuestra familia, en nuestras vidas,y en nuestros corazones,de forma que cuando los demás nos vean den gloria a nuestro Padre del cielo.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


DOMINGO DE PASCUAInvocación inicial (Jn 4,31.34)




Del evangelio según san Lucas (cf. 24,13-16.28-35)

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras con-versaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encon-traron reunidos a los Once con sus compañeros. Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

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Catequesis


No es difícil estar cerca de Jesús, porque Él está siempre a nuestro lado. Había muerto en la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día. Y desde entonces, Cristo vive para siempre, y nos prometió que estaría con nosotros todos los días. Hoy Dios nos ha demostrado que su amor es más fuerte que nuestros pecados. Jesús vive entre nosotros, en nuestro corazón, en su Palabra, en la comunidad de los cristianos, en la Eucaristía. Así encontraremos a Jesús, encontraremos al Resucitado, encontraremos al Señor.


Señor Jesús, hoy has resucitado, hoy nos das la buena noticia de la vida eterna, hoy nos llenas de paz y alegría, hoy pones esperanza en nuestro corazón; concédenos vivir siempre así, llenos de alegría.Danos fe para poder encontrarte cada día a nuestro lado.Haz que nada de este mundo nos aparte de ti, de tu amor, de tu paz.Acuérdate hoy de los que no te conocen, de los que están tristes, de los que han perdido la esperanza, ayúdanos a compartir con ellos la alegría de estos días de Pascua.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


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CAMPAÑA DEL «DÍA DEL SEMINARIO» 2007«SACERDOTES, TESTIGOS DEL AMOR DE DIOS»

DOMINGO, 25 MARZO

Desde el Amor de Dios y para el Amor de Dios: Sacerdotes, «testigos del Amor».

La campaña del Día del Seminario de este año quiere tener en cuenta:

— La realidad necesitada y urgente en que, vocacionalmente, nos encontramos.

— La llamada, sugerente y profunda, del Papa Benedicto XVI desde su encíclica «Deus Caritas est».

— La preocupación y el gozo por las respuestas jóvenes que se están dando entre nosotros a la llamada del Amor de Dios…, para ser sus testigos.

— La vocación tiene que ver mucho, todo, con el Amor. El Seminario, nuestros Seminarios, tienen que ser, como Dios Amor, comunidades de Amor. El sacerdote es hoy y tiene que seguir siéndolo «testigo del Amor de Dios».

Los objetivos son:

— Llamar a la comunidad cristiana, en cada una de las diócesis, a los niños, a los jóvenes, en las parroquias y colegios…, desde el Amor de Dios, con insistencia, de tú a tú. Dios te ama… ¡te llama! ¡A ser sacerdote!

— Escuchar respuestas…, que vivan y transmitan el Amor de Dios a nuestro mundo, a las personas y en los ambientes de nuestro tiempo.

— Ayudar a formar y sostener a los seminaristas, con generosidad, entrega, colaboración y cercanía.

— Responder a la llamada del Amor de Dios, cada uno en el momento, ambiente y realidad en que se encuentra. Todos, y cada uno, tenemos la obligación y la alegría de dar y ser respuesta al Dios que nos ama y que nos llama.

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ENCONTRARÉIS…AL QUE ENVÍA

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— Comprometer nuestra vida y nuestros medios al servicio de las vocaciones, al servicio del Seminario. La colecta y los otros modos de colaboración económica son expresión del Amor, y ayudan a la formación, al cuidado y atención, al crecimiento de los seminaristas y del Seminario.

El Seminario Diocesano remitirá los materiales correspondientes en los días previos a la celebración del Día del Seminario.

XLIV JORNADA DE ORACIÓN MUNDIALPOR LAS VOCACIONES

«HAZ LATIR EL CORAZÓN DEL MUNDO»IV DOMINGO DE PASCUA, 29 ABRIL

El domingo, 22 de abril, celebraremos en el Seminario Metropolitano (Moncada) el XXVIII Festival de la Canción Vocacional, este año con el lema: «Haz latir el corazón del mundo».

El Festival sigue teniendo fuerza y respuesta en su convocatoria gracias a la participación entusiasta de muchos grupos de jóvenes y niños de las parroquias, colegios, movimientos eclesiales… Algunos jóvenes con motivo de la participación en el Festival Vocacional se cuestionaron su vida, y se hicieron la pregunta: «¿Señor, que quieres de mí?»

Esperamos veros cantar con entusiasmo cristiano: «Haz latir el corazón del mundo».

Para más información:

— Seminario Diocesano de Valencia: www.infonegocio.com/semina-riomayorvcia

— Seminario Menor de Valencia: www.seminariomenorvalencia.com

— Pastoral Vocacional de Valencia: www.pastoralvocacionalvcia.org

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ENCONTRARÉIS…AL QUE ENVÍA

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La Comisión diocesana de Pastoral de la Salud y la Comisión diocesana de Mayores presentan esta reflexión acerca del acompañamiento a los enfermos y mayores desde la contemplación del pasaje evangélico de los discípulos de Emaús. El texto puede fotocopiarse y trabajarlo en los grupos de pastoral de la salud y de mayores en las distintas comunidades cristianas.

CÓMO «ACOMPAÑAR» A LOS ENFERMOS Y MAYORESEn el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, encontramos el recorrido del desconcierto.

Se trata de un encuentro que, por un lado, ilustra la provisionalidad y la precariedad de las certezas humanas, puestas en evidencia por el desaliento de los discípulos ante la muerte de Jesús y, por el otro, la importancia de descubrir que no estamos solos en el dolor, sino que alguien camina a nuestro lado, si es que no somos ciegos o sordos a su presencia.

Como ayuda, reflexionemos sobre la narración bíblica para poner de relieve los reflejos pastorales.

La iniciativa de Jesús

«Mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos».

La iniciativa de Jesús permite que la narración de Emaús pase a la historia. Si hubiese elegido no presentarse a los desconocidos, no habría sucedido nada, mientras que acercarse se ha transformado en oportunidad de curación.

También el agente de pastoral ofrece su presencia no requerida a los enfermos, consciente de que hay alguien a quien no le agrada o no tiene necesidad de este contacto, así como hay quien lo desea, u

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ENCONTRARÉIS…AL QUE DA LA VIDA

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otro para quien un encuentro casual despierta la fe o hace nacer la esperanza o la necesidad de reconciliación.

No hay la posibilidad de relación sin el ofrecimiento de una presencia y no hay ofrecimiento de presencia sin una disposición de respeto a la libertad del otro a elegir la actitud por asumir.

Entrar en la parte viva de la historia

«Él les dijo: “¿De qué discutís entre vosotros mientras vais an-dando?”»

Jesús debe haber captado la expresión turbada y consternada de los caminantes e inmediatamente trata de entrar en el meollo del tema y le hace una pregunta para sacar a la luz su historia interior. La pregunta es el medio para iniciar un coloquio, animar la reflexión y favorecer la apertura y la comunicación.

El agente de pastoral a menudo inicia sus visitas con una pregunta: ¿Cómo está, señora? ¿Cómo reacciona a la terapia? ¿Ha recuperado un poco de energías durante la noche? ¿Ha tenido muchas visitas?

A veces existe el riesgo de preguntar demasiado y que el coloquio se transforme en interrogatorio o en curiosidad, en vez de un verdadero encuentro con el otro. Cuando la pregunta está en sintonía y trata de entender mejor el mundo interior del enfermo, se vuelve ocasión para una escucha más profunda y permite que el otro narre su historia.

La escucha de Jesús

«Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: “¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que en estos días han pasado en ella?”»

Hay un sentimiento que predomina en esta fase de la narración y es la tristeza. Cleofás explica al desconocido los motivos de esta tristeza ligada al trágico destino de Jesús, clavado en una cruz, y a la caída de sus expectativas: «Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel».

Esta sección es la parte más larga de la narración: incluye la pena de los discípulos, la narración del desarrollo dramático de los hechos, la contrariedad por las expectativas perdidas, la aprehensión ante par-ticulares difíciles por descifrar. Les escucha un peregrino desconocido que les deja desahogarse, no irrumpe la narración, permite que den voz al dolor.

El estilo de Jesús sirve como guía para quienes se acercan a los en-fermos e invita a superar las diferentes tentaciones de juzgar lo que el otro dice o prueba, de dar fáciles consejos, de minimizar o hacer vano el dolor, de culpabilizar a quien se lamenta poniendo la atención sobre quienes cargan sufrimientos mucho más grandes de sí mismos, de interrumpir cada vez que el interlocutor toma aliento, de cambiar de tema llevando la conversación sobre cosas superficiales.

La historia de cada uno, entretejida de expectativas y contratiempos, de ilusiones y desilusiones, tiene derecho de ser escuchada. La escucha atenta permite al ayudante redimensionar su necesidad de colocarse

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en el centro para dejar que el otro se abra con su historia, sus límites y sus capacidades.

El descubrimiento de la realidad

«Él les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?»

A la atenta escucha sigue una confrontación honesta, porque los discípulos de Emaús son intérpretes de una visión parcial de la ver-dad, que contempla la espera gloriosa del Mesías pero se olvida de la vivencia dolorosa.

Jesús no niega que la meta final sea la gloria y la resurrección, pero les recuerda el pasaje obligado que es la cruz.

La actitud de los discípulos refleja la de muchos enfermos ilusiona-dos de poder vivir relativamente tranquilos y no han puesto en su presupuesto sorpresas desagradables, como tener que enfrentarse al dolor.

El impacto con el sufrimiento, vejez, limitaciones o muerte inminen-te provoca incredulidad, desconcierto y la sensación de haber sido traicionados:

«¿Por qué justo a mí?», «¿Por qué Dios hace sufrir a los inocentes y no castiga a los malos?», «Dios no me quiere, ¿qué pecado he come-tido?»

El agente de pastoral choca cotidianamente con estas preguntas que ponen a Dios como un Dios injusto. Muchos enfermos protestan por-que se consideran víctimas de situaciones injustas y detrás de su grito existen expectativas que han sido mortificadas y traicionadas; otros, están turbados porque Dios está en silencio, porque no contesta, porque no interviene y su silencio provoca preocupación y consternación.

Junto a muchas criaturas heridas que protestan, Dios nos envía para que lo representemos. No nos pide que lo defendamos, ni que entremos en elaboradas discusiones teológicas sobre él por qué del dolor, ya que éstas no resolverían el sufrimiento de los protagonistas; lo que nos pide es permanecer al lado del que sufre.

En cada tragedia humana no es tanto la criatura que interroga a Dios, sino el dolor que obliga a interrogarse al que sufre. Los momentos dolorosos de la vida ponen en claro la propia visión del mundo, las propias falsas certezas y la ingenuidad. En la confrontación sufrida con las verdades de la vida, el agente de pastoral no está allí para dar respuestas que no posee, sino para aliviar el dolor interior de los protagonistas.

El agente de pastoral acompaña a las personas que sufre, mayores y enfermos, haciendo lo posible para que de esta confrontación se llegue a una reflexión más profunda sobre la vida y, un renovado camino de fe. El agente de pastoral sabe que la persona que sufre, necesita tiempo para crecer descubriendo el sentido del dolor y conseguir la paz interior.

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El mensaje

«Y empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras».

Jesús pasa de la confrontación a la iluminación de la historia y guía a los discípulos para que sigan la Sagrada Escritura y comprendan mejor la identidad y la misión de aquel Jesús en quien habían depositado su fe.

El profundo conocimiento de las Escrituras manifestada por el mis-terioso acompañador ayuda a los caminantes para que contemplen bajo una nueva luz lo que ha sucedido.

El aspecto educativo es vital en la interiorización de una fe, encarnada y pascual. El mensaje de Jesús es un instrumento precioso, del que el agente de pastoral puede servirse para promover el crecimiento humano y espiritual de sus interlocutores.

El mensaje de Jesús consiste, a veces, en ayudar al enfermo a conocer a Dios y los misterios de la fe cristiana cuando le ha faltado una ver-dadera formación religiosa; a veces significa educarlo a descubrir el significado de la oración y de la Sagrada Escritura; en otras ocasiones significa prepararlo para recibir los sacramentos; en algunas circuns-tancias es buscar juntos el sentido del dolor o recurrir a las virtudes de la fe y de la esperanza.

La enfermedad y la vejez son, por su naturaleza, una ocasión fecunda para la reflexión.

El enfermo y el mayor, confinados en una cama o en una residencia, están obligados a mirar dentro de sí, y gracias a este proceso de interiorización, pueden madurar en su proceso de fe y crecer como personas. El agente de pastoral se hace presente en este proceso de interiorización, y a través de la relación de ayuda, ilumina la experien-cia de sus interlocutores, valora las intuiciones y los anima a llevar adelante los propósitos madurados.

La experiencia de comunión

«Al acercarse al pueblo adonde iban, él hizo ademán de seguir adelan-te. Pero ellos le forzaron diciéndole: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado”. Y entró a quedarse con ellos».

La escucha de su historia, la capacidad de penetrar en las mentes y en los corazones con su enseñanza, ha hecho nacer en los discípulos una corriente de confianza y de simpatía hacia el desconocido.

Jesús ya no es un extranjero, sino un amigo. Ha entrado en su corazón, ha hecho caer sus defensas y su presencia sanante los ha transfor-mado.

A menudo, también los enfermos advierten la necesidad de una pre-sencia sanante junto a ellos, particularmente cuando todo se vuelve oscuro y atardece en su vida, como en la espera de una intervención quirúrgica, en los momentos de soledad de la vejez, en la agonía de la muerte.

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ETERNA

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Permanecer con alguien se traduce en una presencia marcada por el silencio más que por las palabras, por gestos de afecto o por una ora-ción que infunde paz. La necesidad de comunión se siente mayormente cuando el camino se vuelve más difícil.

El que está sumergido en el viernes santo tiene necesidad no tanto de alguien que le anuncie la resurrección, sino de alguien que esté dispuesto a velar con él en el dolor.

La revelación

«Cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la ben-dición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron... Se dijeron uno a otro: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros, cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”»

El gesto eucarístico de partir el pan y de la bendición recuerda a los discípulos otra cena que enfoca la verdadera identidad del huésped. Ahora, el pesar por la muerte de Jesús se transforma en regocijo por su resurrección; la tristeza se transforma en gozo. Ya no hay necesidad de la presencia física del Resucitado porque se han abierto sus ojos y se han transformado sus corazones.

Cada encuentro del agente de pastoral es entrar en el espacio sagrado de la revelación. El enfermo se revela a través de la comunicación verbal: los mensajes que transmite, los sentimientos que le invaden, las esperanzas que lo habitan, manifiestan su mundo interior.

El agente de pastoral puede servirse de estos «indicadores» para entrar en el corazón de las personas y comprender su identidad.

El testimonio

«Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once… Ellos, por su parte, contaron lo que había pasa-do por el camino y cómo le habían conocido en el partir el pan». Los discípulos de Emaús rinden cuenta de la esperanza y se convierten en anunciadores de resurrección.

También los enfermos y mayores que experimentan la curación física, psicológica o espiritual, están llamados para dar su testimonio de es-peranza. El agente de pastoral está llamado a ser testigo y partícipe de estos acontecimientos de salvación.

13 de mayo de 2007PASCUA DEL ENFERMO

La Comisión diocesana de Pastoral de la Salud remitirá a las Parro-quias y comunidades cristianas el material correspondiente para la celebración de dicha jornada.

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ETERNA

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PROPUESTAS DE CÁRITAS DIOCESANA

PROPUESTA PARA CUARESMACinco ayunos solidarios (uno por cada semana de Cuaresma)

Desde Cáritas proponemos privarnos simbólicamente de cinco actitudes o conductas que pensamos están en la base de mucha insatisfacción e infelicidad en nuestra sociedad. Cómo cambiaría la sociedad, nuestro entorno cercano, allí donde realmente podemos influir con nuestro estilo de vida, si practicáramos con mucha más frecuencia estos ayunos solidarios que proponemos para la cuaresma:

— Primera semana de Cuaresma: Un día SIN consumismo, para tener un día CON consumo responsable

— Segunda semana de Cuaresma: Un día SIN televisión, para tener un día CON diálogo familiar

— Tercera semana de Cuaresma: Un día SIN prisas, para tener un día CON las cosas importantes atendidas

— Cuarta semana de Cuaresma: Un día SIN yo, para tener un día CON los demás

— Quinta semana de Cuaresma: Un día SIN ocio, para tener un día CON la tarea de que otros lo pasen bien

Cuando vemos tantas problemáticas sociales en nuestro mundo, tendemos a pensar que poco podemos hacer para cambiar las cosas, y no hacemos nada porque pensamos en grandes acciones, olvidan-do las pequeñas, las insignificantes… Sólo si cambiamos nosotros… podremos cambiar algo de nuestro entorno, y quizá llegar a hacer acciones grandes. Por ello, desde Cáritas proponemos estas sencillas acciones… asequibles a cualquiera, y para cualquier edad. Tenemos el convencimiento de que el que las pruebe un día… repetirá.

¿Cómo proponer esto en la Comunidad? De la misma manera que para cada semana de Adviento se enciende una vela, para cada semana de Cuaresma, el equipo de Cáritas colocaría bien visible en la cartelera de la parroquia, un cartel en el que se explicara en qué consiste concretamente el día de ayuno solidario propuesto para la

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«ENCONTRARÉIS…SI OS DEJÁIS

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semana. Al final de cada celebración del domingo, un miembro de Cáritas podría salir a leer esa explicación, o bien que fuera dicho por el celebrante, o bien ser propuesto en las reuniones de los diversos grupos parroquiales (catequesis de niños, jóvenes, adultos, grupos de fe, de matrimonios, etc.).

Primera semana de Cuaresma: Un día SIN consumismo, para tener un día CON consumo responsable

Vivimos en la sociedad del consumo, del derroche y despilfarro. La publicidad y la moda nos crea necesidades que antes no teníamos y nos empuja al consumo innecesario. Vivamos contracorriente… por lo menos durante un día. Elegir el día de la semana en que solemos hacer compras, y proponernos comprar sólo lo que necesitamos, lo imprescindible.

Recordemos las palabras del Papa Pablo VI: «Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria, cuando aún quedan por construir tantas casas, tantas escuelas, tantos hospitales. Cualquier derroche o despilfarro se convierte en algo escandaloso y totalmente injusto».

Algunas cosas que podemos hacer:

— No comprar productos que tengamos conocimiento de que están hechos por empresas o multinacionales que explotan a sus trabajado-res, no pagan salarios justos o emplean mano de obra infantil. Y si esto lo desconocemos, preocuparnos por buscar información al respecto en Internet. (Por ejemplo tienes estas direcciones para empezar a ver cómo está el panorama:

www.moviments.net/~boicotpreventiu

www.consumehastamorir.org

— Ir a comprar a una tienda de productos de Comercio Justo.

— Comprar productos que respeten el medio ambiente.

Segunda semana de Cuaresma: Un día SIN televisión, para tener un día CON diálogo familiar

Son muchas las problemáticas y conflictos familiares que atiende Cáritas. Pongamos los medios preventivos para darles solución. Pro-ponemos ayunar de Televisión, tener apagado el aparato todo el día, y dedicar ese tiempo a la tertulia familiar para favorecer el diálogo. Sentarse alrededor de la mesa, o en el sofá… y hablar de lo que no se suele hablar. Posibles ideas para el diálogo:

— Decirnos mutuamente las cosas buenas y positivas que nos vemos unos a otros, las cosas que nos gustan cuando nos las hacen, los pequeños detalles…

— Decir cómo le van las cosas a cada uno de la familia, cómo se en-cuentra, cómo se siente, qué cosas son las que le ocupan o preocupan en esa semana.

— Hablar de sueños o proyectos de futuro…

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— Dialogar sobre las tareas domésticas y la implicación de cada miembro de la familia en ellas.

— Hacer tertulia de temas varios.

— O bien… jugar juntos.

— Etc.

Tercera semana de Cuaresma: Un día SIN prisas, para tener un día CON las cosas importantes atendidas

Vivimos en un mundo estresante en el que todo va muy rápido. Las prisas, las urgencias, nos impiden saborear la vida y nos hacen des-cuidar y olvidarnos de las cosas importantes.

Hazte una lista con las cuatro cosas más importantes que tienes en la vida, o que la vida te ha regalado, y dedícale este día todo el tiempo que puedas a cuidarlas, atenderlas, cultivarlas. Seguro que lo agrade-cerás… y te lo agradecerán.

Cuarta semana de Cuaresma: Un día SIN yo, para tener un día CON los demás

Nuestro egoísmo personal es la fuente de todos nuestros males, y eso repercute desgraciadamente en nuestro entorno. Las injusticias y el sufrimiento humano que Cáritas atiende, tiene su última causa en el egoísmo imperante.

Ayunemos de nuestro propio Yo, dejémoslo aparcado. No le hagamos caso y pensemos, a lo largo de este día, sólo en los demás, en los que nos rodean en el trabajo, en casa, en el trato cotidiano. Con esta ac-titud, seguro que descubriremos muchas acciones concretas, muchos detalles, gestos, muchas pequeñas cosas que podemos hacer por los que nos rodean. Basta con olvidarnos de nosotros y abrir los ojos, estar atentos al otro.

Posibles cosas para hacer:

— Ser más amable y más paciente que en un día normal.

— Invitar a algo a una persona por lo menos.

— Sorprender haciendo un regalo inesperado a alguien cercano po-niendo cualquier excusa como motivo.

— Hacer un favor o prestar ayuda a alguien antes de que te lo pida si lo ves muy cargado o apurado de trabajo.

— Dar las gracias por lo que los demás hacen o han hecho por ti, aunque sean pequeños detalles y lo des por supuesto. Decírselo a quien nunca se lo sueles decir.

— Decir a dos personas muy cercanas las cosas positivas que ves en ellas.

Quinta semana de Cuaresma: Un día SIN ocio, para tener un día CON la tarea de que otros lo pasen bien

En lugar de buscar pasarlo bien nosotros, se trata de ayudar, contribuir o hacer algo para que otros lo pasen bien o alegrarles la vida. Escoger

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el día de la semana que destinamos a nuestro ocio y plantearnos las siguientes posibilidades:

— Destinar el dinero que gastaríamos en ese día de ocio semanal (cine, cenas, espectáculos), a nuestra Cáritas Parroquial, o Diocesana, o bien a otra obra social, por pequeña que sea la cantidad. Y sustituirlo por otras alternativas de ocio que no cuesten dinero.

— Visitar varias ONG’s para conocerlas, informarnos de lo que hacen, de sus proyectos y de lo que necesitan.

— Apuntarnos ese día para ser voluntarios de Cáritas Parroquial o de otra ONG.

— Dedicar ese tiempo de ocio a ayudar o visitar a alguien cercano a nosotros.

PROPUESTA PARA PASCUAEucaristía animada por Cáritas

Proponemos este guión litúrgico para la eucaristía del segundo domin-go de mes cuya colecta se destina a la Cáritas Parroquial. El segundo domingo del mes de abril es la solemnidad de Pascua de Resurrección. Con este material, los miembros de cada Cáritas Parroquial puedan animar la Eucaristía dominical, con el fin de sensibilizar e implicar a la comunidad en el compromiso sociocaritativo.

Monición de entrada

Hace cerca de 2.000 años un pequeño grupo de hombres y mujeres tuvo la profunda experiencia de encontrarse con Jesús Resucitado después del calvario y la cruz.

Hoy, 8 de abril, después de casi 2.000 años, otro grupo de hombres y mujeres estamos aquí reunidos en comunidad para celebrar, no sólo que esto pasó, sino que sigue aconteciendo en nuestro presente. Recordemos cuándo fue nuestro encuentro personal con Jesús, el Cristo. Recordemos cuándo pasó por nuestras vidas resucitándonos a una vida nueva. Hoy queremos celebrar que la resurrección de Jesús nos ha alcanzado.

Vivamos esta eucaristía como acción de gracias, y como estímulo para ser contagiadores de resurrección a nuestro alrededor, especialmente a aquellos que viven situaciones de calvario y cruz.

Ahora, miembros de nuestra Cáritas Parroquial van a colocar a lo largo del pasillo central de la iglesia 5 velas apagadas que representan las personas necesitadas de ayuda, apoyo, consuelo, solidaridad y fraternidad. Van a representar nuestra voluntad de compromiso para contribuir a que puedan saborear la resurrección a una vida nueva.

(Cada vela tendrá un papel en el que estará escrita, con letras bien visibles, una de las cinco palabras: ayuda, apoyo, consuelo, solidaridad, fraternidad).

Moniciones a las lecturas

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Monición a la 1.ª lectura (Hch 10, 34a.37-43)

Vamos a escuchar cómo Pedro proclama el mensaje de la resurrección a los que le rodean. No puede callar lo que ha vivido y experimentado con Jesús. En ello le va la vida. ¿De qué manera anunciamos nosotros el mensaje de la resurrección a los que nos rodean? ¿Qué decimos de Jesús con nuestras palabras y, sobre todo, con nuestras obras?

Monición a la 2.ª lectura (Col 3, 1-4)

Jesús pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos, los necesitados de ayuda, apoyo, consuelo, solidaridad. Estos son los bienes que hemos de buscar si queremos ser seguidores del resucitado.

Monición al Evangelio (Jn 20,1-9)

¡Jesús ha resucitado! María Magdalena, Pedro y el discípulo amado nos lo anuncian en el Evangelio. ¡Resucitemos con Él! ¡Seamos con-tagiadores de resurrección!

(Ahora, varios miembros de Cáritas Parroquial cogerán fuego del cirio pascual y encenderán las cinco velas que están en el pasillo central dejándolas allí, simbolizando con ello que, en nuestra comunidad, queremos contagiar la llama de la resurrección en esas situaciones. Una vez hecho esto se leerá el Evangelio).

Oración de los fieles

• Señor de la Vida, te pedimos por la Iglesia, por el Papa y los Obis-pos, por los sacerdotes y religiosos, por los laicos, para que todos, desde nuestra vocación y servicio, seamos testigos proféticos con nuestras palabras y sobre todo con nuestras obras, de la resurrec-ción de Jesús. Roguemos al Señor.

• Señor de la Vida, te pedimos por los gobernantes de este injusto mundo, para que de una vez por todas, con sus políticas y decisio-nes, contribuyan a bajar de la cruz a tantos pueblos crucificados por la pobreza y el subdesarrollo. Roguemos al Señor.

• Señor de la Vida, te pedimos por las personas que viven ahora su calvario y vía crucis particular. Para que experimenten el consuelo de tu presencia providente y el calor de nuestra cercanía fraterna. Roguemos al Señor.

• Señor de la Vida, te pedimos por la paz. Haznos constructores de paz allí donde vivimos y convivimos: en la familia, en el vecindario, en el trabajo, con los amigos. Roguemos al Señor.

• Señor de la Vida, te pedimos que nos hagas sentir, en cada nuevo día, el gozo de tu presencia resucitada en nosotros y entre nosotros. Roguemos al Señor.

Ofertorio

Se llevan al altar las siguientes cosas, mientras se lee su simbo-lismo:

— Te ofrecemos estas cinco velas encendidas. Representan nuestro compromiso desde Cáritas Parroquial de trabajar cada día, en nombre

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de la Comunidad, en favor de las personas necesitadas de ayuda, apoyo, consuelo. Queremos ser contagiadotes de tu resurrección.

— Te ofrecemos Señor los cestos de la colecta de hoy, que va destinada a las necesidades de nuestra Cáritas Parroquial. Y con ellos también queremos ofrecerte nuestras manos; queremos ponerlas a tu servicio, para dar vida y aliento a los corazones caídos.

— Te ofrecemos Señor el pan y el vino. Al partir y compartir el pan, te reconocemos resucitado entre nosotros y en nosotros. Danos siempre de este pan.

Oración para después de la comunión

Todos experimentamos momentos de muerte en nuestra vida. Sentimos los preludios de la muerte cuando nos invade la amargura, cuando nos envuelve la soledad, cuando el miedo nos oprime, cuando la tristeza nos abruma y cuando nos rendimos a la desesperanza.

Pero también sentimos en nuestra vida momentos de resurrección: cuando hallamos un amor verdadero, cuando somos aceptados, cuando nos han perdonado, cuando abrimos el alma a nuestro prójimo y cuando nos vuelve la esperanza.

Señor Jesús, que el poder de tu resurrección toque todo lo que está, en nosotros, muerto, y lo devuelva, otra vez, a la vida. Que el esplendor de tu resurrección ilumine el mundo entero, ahuyentando las sombras de la muerte y nos ayude a caminar en la luz de la esperanza hacia el reino que ya llega.

(Flor McCarthy)

(Cada mes, desde Cáritas Diocesana se elaboran guiones litúrgicos para que los equipos de Cáritas Parroquiales animen la Eucaristía de los segundos domingos de mes, con la intención de sensibilizar e implicar a la comunidad en el compromiso socio-caritativo que lleva adelante su Cáritas Parroquial. Los que estén interesados en tener estos guiones, pueden enviar un correo electrónico a formació[email protected], y los recibirán mensualmente en su correo electrónico o bien pueden ponerse en contacto con su coordinador de Cáritas de Vicaría para que se los facilite).

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FEBRERO

Viernes 23-domingo 25: Ejercicios Espirituales (abiertos a todos)

Fraternidad Misionera Verbum Dei46392 SIETE AGUAS (96 234 00 11)Salida 306 (Carretera de Madrid)

Viernes 23–domingo 25: FORO DE LAICOS: Jornadas de formación

Lugar: Parroquia de san Andrés, de Valencia (C/ Colón, 8)Organiza: Foro Diocesano de Laicos - Comisión diocesana de LaicosInformación e inscripción: Comisión diocesana de Laicos (96 315 58 95)

Viernes 23–domingo 25: Segunda Semana de los Ejercicios Espiri-tuales

Casa «La Purísima»L’Horta, 18 (96 151 20 41)46970 ALAQUÀSDirector: P. Eduardo Serón, S.J.

Domingo 25–sábado 3: Ejercicios Espirituales (para sacerdotes)

Casa Sagrado CorazónConvent, 2 (96 286 19 95)46703 BENIRREDRÀ (GANDIA)Director: P. Antonio Guillén, S.J.

MARZO

Domingo 4: I JORNADA DE LA FAMILIA (VICARÍA IV)

Lugar: Seminario Menor Diocesano, de XàtivaOrganiza: Vicaría Episcopal IV y Comisión diocesana de Familia y

VidaMás información: 96 315 82 14 y [email protected]

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Jueves 8: Día Internacional de la Mujer

Parroquia de Santo Tomás, Apóstol (Valencia)

Viernes 16–lunes 19: Ejercicios Espirituales (abiertos a todos)


Viernes 23-domingo 25: Tercera Semana de los Ejercicios Espirituales


Domingo 25: DÍA DEL SEMINARIO

El Seminario Mayor enviará a las parroquias y comunidades cristianas los materiales para la celebración de esta Jornada.

Viernes 30: VIA CRUCIS EN CIUTAT VELLA

Viernes 30-domingo 8: Ejercicios Espirituales (abiertos a todos)

Casa Sagrado CorazónConvent, 2 (96 286 19 95)46703 BENIRREDRÀ (GANDIA)Director: P. Jaime Avelli, S.J.

ABRIL

Domingo 1: XXII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

La Comisión diocesana para la Infancia y la Juventud remitirá el ma-terial para la celebración de esta Jornada. Más información en www.redjoven.org

Domingo 1-domingo 8: Ejercicios Espirituales (abiertos a todos)


Domingo 1-domingo 8: Ejercicios Espirituales (abiertos a todos)

Casa Santuario de MontielCuesta de la Ermita, s/n (96 273 20 20)46180 BENAGUASILDirector: P. Ángel Fernández de Pinedo, OFM

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Sábado 21-domingo 22: Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas

Retiro-Convivencia de fin de semana dirigido por el Presidente de las Comisiones diocesanas de Familia y Laicos, D. José Enrique Pérez Asensi, en la Casa Diocesana de Espiritualidad de Xàbia.Más información: IDCR (C/ Avellanas, 12. Valencia. 96 315 82 06)

Domingo 22: XXVIII FESTIVAL DE LA CANCIÓN VOCACIONAL

En el Seminario Mayor de Moncada, bajo el lema «Haz latir el corazón del mundo».Más información: www.pastoralvocacionalvcia.org

Lunes 23-viernes 27: Jornadas de Pastoral Familiar

Viernes 27-domingo 29: Cuarta Semana de los Ejercicios Espirituales


MAYO

Domingo 13: PASCUA DEL ENFERMO

La Comisión diocesana de Pastoral de la Salud remitirá a las Parro-quias y comunidades cristianas el material correspondiente para la celebración de dicha jornada.

Sábado 26: VIGILIA DIOCESANA DE PENTECOSTÉS

Domingo 27: PENTECOSTÉS. Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar

La Comisión diocesana de Laicos enviará a las parroquias y comuni-dades la convocatoria para la celebración de esta solemnidad.

JUNIO

Domingo 3: JORNADA «PRO ORANTIBUS»

El Arzobispado de Valencia remitirá la información y el material para la celebración de esta Jornada.

Domingo 10: DÍA DE LA CARIDAD

Cáritas Diocesana remitirá a las Parroquias y comunidades el material correspondiente.

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adultos

PROPUESTADE FORMACIÓN

La Cuaresma es tradicionalmente un tiempo de formación y profundi-zación en la Palabra de Dios. Queremos ofreceros un material básico para construir un itinerario formativo-catequético de personas adultas adecuado para una profundización en la espiritualidad del tiempo pascual. Todos necesitamos a menudo volver sobre relatos evangéli-cos que impulsen nuestro camino de fe, lo actualicen desde nuestra realidad y nos ayuden a madurar en la fe.

Esta propuesta se configura como un encuentro eclesial con la Palabra; encuentro que pretende leer la Palabra desde nuestra experiencia hu-mana y desde la realidad global en la que vivimos. Estos esquemas de cristología espiritual desde el relato de Emaús presuponen una cierta actualización en teología bíblica, especialmente en lo que se refiere al género literario «evangelio»; si bien puede incorporarse este aspecto a modo de introducción.

Los temas para los cinco encuentros que configuran el Itinerario son:

1. El marco: el camino, huyendo de Jerusalén.

2. La presencia ausente del Resucitado: el Cristo compañero.

3. La recuperación de la memoria: el diálogo con Jesús.

4. La morada del encuentro: sentarse a la mesa con Jesús.

5. El retorno testimonial a la comunidad y el inicio de la misión cristiana.

Cada encuentro con la Palabra tendrá la siguiente estructura:

— Guión narrativo de una parte del relato.

— Claves teológicas para abrir el relato.

— Relectura actualizada desde nuestra realidad.

— Propuestas para la meditación personal o el trabajo en grupos.

Esta propuesta de formación ya desarrollada se puede encontrar en la página oficial del Arzobispado de Valencia (www.archivalencia.org).

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ÍNDICEpág.

PRESENTACIÓN .................................................................................................................................... 3

LA PALABRA. «Encontraréis…» ........................................................................................................ 4

EL CARTEL, EL LEMA Y LA IMAGEN. «Encontraréis…» ............................................................... 5

LA LITURGIA ......................................................................................................................................... 7

LA LITURGIA. Miércoles de Ceniza ................................................................................................. 9

LA LITURGIA. Primer Domingo de Cuaresma .............................................................................. 12

LA LITURGIA. Segundo Domingo de Cuaresma .......................................................................... 15

LA LITURGIA. Tercer Domingo de Cuaresma ............................................................................... 18

LA LITURGIA. Cuarto Domingo de Cuaresma .............................................................................. 21

LA LITURGIA. Quinto Domingo de Cuaresma .............................................................................. 24

LA LITURGIA. Domingo de Ramos .................................................................................................. 27

LA LITURGIA. Semana Santa ............................................................................................................ 30

LA LITURGIA. Celebración Penitencial ........................................................................................... 35

LA ORACIÓN. Via Crucis .................................................................................................................... 40

LA ORACIÓN. Via Crucis .................................................................................................................... 43

LA ORACIÓN. Hora Santa en familia ............................................................................................. 53

LA ORACIÓN. Hora Santa con jóvenes .......................................................................................... 58

LA ORACIÓN. Oración por la vida ................................................................................................... 65

LA ORACIÓN. Vigilia de Pentecostés ............................................................................................. 74

NIÑOS Y ADOLESCENTES. Cuaderno de actividades ................................................................. 79

LA ESCUELA. Propuestas en torno a la enseñanza .................................................................... 80

PASTORAL VOCACIONAL. Los monaguillos .................................................................................. 84

LA ORACIÓN EN CASA. Bendición de la Mesa ............................................................................ 88

PASTORAL VOCACIONAL. Encontraréis… al que envía ............................................................. 95

ENFERMOS Y MAYORES. Encontraréis… al que da la vida eterna ........................................ 97

LA CARIDAD. «Encontraréis… si os dejáis transformar» ........................................................... 102

AGENDA ................................................................................................................................................. 108

ADULTOS. Propuesta de formación ................................................................................................ 111

encontrarÉis… - portal de noticias salesianas ... 2007... · el futuro liberador de israel. ......

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