en los túneles de los topo bomba

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  • 7/23/2019 en los tneles de los topo bomba

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    30 EL MUNDO. DOMINGO 1 DE JUNIO DE 2014

    MUNDO

    Ni hacia adelante, ni hacia atrs. Los rebel-des se ven incapaces de ganar terreno fren-te a la maquinaria blica de un rgimen queha resurgido con vitalidad gracias a la apa-ricin del ISIS (Estado Islmico de Irak yLevante), que le ha hecho el trabajo sucio lu-chando contra los alzados y dejndole, en

    muchas ocasiones, el camino libre para re-conquistar territorio.Los barriles explosivos llueven en la ciu-

    dad hasta 50 por da y esto est minandolos nimos. La realidad en Alepo es que losinsurgentes estn cansados y se ven supera-dos en nmero y armamento por un Gobier-no que castiga duramente sus posicionescon artillera pesada y aviacin.

    En este contexto, los rebeldes han encon-trado una novedosa baza: si el rgimen ata-ca desde arriba, ellos lo harn desde abajo.Unos bombardean desde el aire, los otrosdesde el subsuelo. Es la nueva y posible-mente la ltima mano de la partida: los t-neles bomba.

    La dinmica es bien sencilla: Un tnel, to-neladas de explosivo y sentarse a mirar elespectculo. El resultado es terrible para el

    enemigo y moralizante para las propias tro-pas. Ayer, los rebeldes del Frente Islmicoreventaron de esta forma un edificio cercadel mercado de Al Zahraui, en el casco vie-

    jo de Alepo, matando a al menos 20 solda-dos leales a Damasco, segn el ObservatorioSirio de Derechos Humanos con sede enLondres. Hace das, un episodio similar vo-

    l el famoso Hotel Carlton, costando la vidaal menos a 30 leales al rgimen.

    Objetivo: bastin del rgimenEs la forma que han encontrado los rebeldespara reinventarse. Su particular caballo deTroya. Se acab eso de jugar al gato y al ra-tn entre edificios derruidos disparando afantasmas y a sombras desde agujeros cin-celados a golpe de martillo en edificios altos.

    Bajo sus pies han encontrado un elemen-to de precisin quirrgica capaz de despe-

    jarles el ca mino y minimizar hasta en un80% las bajas entre sus tropas. Los tnelesse estn convirtiendo en la solucin a susproblemas. Salvajismo de tiempos pasadosal servicio de una guerra salvaje que ha de-

    jado ms de 162.000 almas en el camino.EL MUNDO ha visitado en exclusiva uno

    de estos tneles. El sonido del compresor re-verbera con fuerza en las paredes. El metalcercena la piedra que se agrieta y se desmo-rona. Dos hombres se afanan en recoger laspiedras y colocarlas en una suerte de plata-forma metlica que descansa sobre dos pre-carios rales. Mohamad,yallah!, grita unode los topos-bomba. Las cuerdas se tensan

    y la plataforma se desliza hasta desapareceren las oscuras fauces del tnel. Trabajamosdurante turnos de 12 horas al das un totalde 10 personas, afirma Abu Abdu. El tnelest prcticamente acabado; slo nos quedarematar el espacio donde colocaremos lasbombas. Despus lo llenamos de explosivo

    y buuuummm!, exclama el alzado, hacien-do con las manos el gesto de una enormeexplosin. No puede disimular una risa desatisfaccin. Y es que si sus clculos son co-rrectos este tnel volar por los aires ms deuna manzana y echar abajo no menos decinco edificios.

    El rgimen est a menos de 20 metros denosotros. Tenis que hablar bajito para queno nos oigan, advierte Abu Adbu. El insur-gente gua a EL MUNDO por entre las rui-nas de edificios carcomidos por la metralla

    y desvencijados por la voracidad de la gue-rra. Piso arriba, piso abajo hasta llegar a unstano donde hay un altavoz con msica atodo trapo que tiene como misin minimizarel sonido del compresor y as ocultar lo queestn haciendo.

    Dos hombres armados vigilan la entradadel tnel. Dos rales rojos hacen las veces de

    gua para poder sacar los escombros del in-terior de la tierra. Tmidas bombillas cente-llean y vierten un poco de luz. Esqueletos de

    varias tuberas se muestran entre la tierra.Esto fue uno de los puntos ms crticosporque el cemento del revestimiento de latubera se nos vino abajo y por poco nos se-pulta, se sincera.

    Un proceso lento y laboriosoAbu Abdu observa trabajar a sus hombresdesde la distancia. Guarda silencio. En con-tadas ocasiones hace observaciones sobrehacia dnde tienen que seguir excavando.Hombre de nervios templados, apura un ci-garrillo mientras sonre afable. Es, posible-mente, el rebelde ms orgulloso de todo Ale-po. Sabe que infligir un severo castigo a lastropas del rgimen. Nosotros estamos fa-

    Viene de primera pgina

    EL MUNDO recorre una de esas galeras explosivas que surcan el suelo de AlepoRebeldes sirios excavan 12 horas al da para dinamitar al rgimen desde el subsuelo

    En los tneles de los topos-bomba

    GUERRA CIVIL EN SIRIA LA OFENSIVA