elisa servin

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 8 SUSIE S. PORTER El artículo aborda la campaña de propaganda anticomunista desplega- da en la prensa mexicana al inicio de la Guerra Fría, a partir de una somera revisión de las notas publicadas en Excélsior   y El Universal  , los principales diarios del momento. Desde esta perspectiva se analiza el proceso de desplazamiento político de la izquierda y el cardenismo y el fortalecimiento de la vertiente más conservadora de la política oficial, que encontró en el discurso del combate al comunismo una vertiente de legitimación ideológica. This article examins the anti-communist propaganda campaign published  in the Mexican press during the early period of the Cold War, beginning  from a preliminary review of Excélsior and El Universal, the principle  newspapers of the era. From this perspective, the article analyzes the  process of political displacement of the left and cardenismo and the  strengthening of the most conservative trends in official politics, which  found a source of ideological legitimacy in the discourse of combating  communism. Recepción: 19/09/03 • Aceptac ión: 29/01/04 RESUMEN / ABSTRACT

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  • 8SUSIE S. PORTER

    El artculo aborda la campaa de propaganda anticomunista desplega-da en la prensa mexicana al inicio de la Guerra Fra, a partir de unasomera revisin de las notas publicadas en Exclsior y El Universal,los principales diarios del momento. Desde esta perspectiva se analizael proceso de desplazamiento poltico de la izquierda y el cardenismoy el fortalecimiento de la vertiente ms conservadora de la polticaoficial, que encontr en el discurso del combate al comunismo unavertiente de legitimacin ideolgica.

    This article examins the anti-communist propaganda campaign publishedin the Mexican press during the early period of the Cold War, beginningfrom a preliminary review of Exclsior and El Universal, the principlenewspapers of the era. From this perspective, the article analyzes theprocess of political displacement of the left and cardenismo and thestrengthening of the most conservative trends in official politics, whichfound a source of ideological legitimacy in the discourse of combatingcommunism.

    Recepcin: 19/09/03 Aceptacin: 29/01/04

    RESUMEN / ABSTRACT

  • 9Empleadas pblica: normas...

    Propaganda y Guerra Fra: la campaaanticomunista en la prensamexicana del medio siglo

    PALABRAS CLAVE:

    GUERRA FRA

    PRENSA

    ANTICOMUNISMO

    PROPAGANDA

    IZQUIERDA MEXICANA

    A

    Signos Histricos, nm. 11, enero-junio, 2004, 9-39

    ELISA SERVNInstituto Nacional de Antropologa e Historia

    Las guerras empiezan mental y emocionalmente, en elcambio de lenguaje, en los medios. Palabras como

    enemigo, odio, liquidar, aplastar, sealan que algo estacercndose. Es la etapa de preparacin mental previa

    a las actividades militares.RYSZARD KAPUSCINSKI

    l concluir la Segunda Guerra Mundial en 1945, laalianza establecida entre Estados Unidos, Inglaterra yla Unin Sovitica en aras de derrotar a Alemania,cedi rpidamente el paso a una creciente rivalidadentre Estados Unidos y la Unin Sovitica por impo-ner su dominio en el devastado territorio europeo.Aunque en ese momento era claro el predominio mi-litar y econmico de Estados Unidos en el mbitomundial, tambin lo era el inters de la Unin Soviti-ca por preservar su rea de influencia en Europa delEste, as como la oportunidad de extenderla a otrospases europeos a travs del juego poltico-parlamen-

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    ELISA SERVN

    tario dada la fuerza de los partidos comunistas en Francia e Italia, y laadhesin a los postulados ideolgicos del comunismo, que persista entre am-plios grupos sociales, sobre todo de trabajadores, intelectuales y artistas. Porello la nueva rivalidad entre Estados Unidos y la Unin Sovitica encontr en elterreno de las ideas y la opinin pblica uno de sus ms activos frentes de batalla.

    Eran stos los prolegmenos del periodo al que se conoce como la GuerraFra, donde el antagonismo entre ambas potencias marc la pauta del ordeninternacional a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, y en el que el enfrenta-miento militar, ms all de algunos conflictos regionalmente localizados y queno implicaron una confrontacin directa entre los ejrcitos de ambos pases,fue la amenaza latente que acompa y en gran medida determin el diseo deestrategias polticas, econmicas y de seguridad nacional. A su vez, las tcticasde contencin geopoltica y militar coexistieron con la disputa ideolgica.1 LaGuerra Fra fue tambin una guerra de palabras, un enfrentamiento poltico eideolgico, en el que buena parte de los recursos destinados al conflicto se con-centraron en actividades relacionadas con la opinin pblica, los medios y elmundo de la cultura.2 En el centro de la pugna se enfrentaban los postulados dela utopa comunista: igualdad social, abolicin de la propiedad privada, go-bierno de los trabajadores, economa planificada y dirigida por el Estado alservicio de las necesidades populares, contra las libertades democrticas y eldesarrollo capitalista que preconizaba el autollamado mundo libre encabezadopor Estados Unidos.

    Por todo ello, los aos de mediados del siglo XX fueron el escenario de unaintensa guerra de propaganda orquestada por ambas potencias, que buscabaapuntalar en el terreno ideolgico el nuevo orden geopoltico producto de laposguerra. Si algo compartieron entonces los gobiernos estadounidense y so-vitico con la Alemania nazi, fue el uso de las campaas de propaganda para

    1 Existe una copiosa literatura internacional que desde distintas perspectivas historiogrficas ha alimentado el debate en torno

    a la caracterizacin de la Guerra Fra. Para una revisin de esta polmica en la historiografa de Amrica Latina vase el trabajo

    de Gilbert Joseph, What we now know and should know: Bringing Latin America more meaningfully into Cold War studies,

    presentado en el Seminario Internacional Mxico, Amrica Central y el Caribe durante la Guerra Fra, 7-9 de noviembre de 2002

    (en proceso de publicacin).

    2 Un excelente estudio sobre cmo se libraron las batallas en el terreno de la cultura es el de Frances Stonor Saunders, La CIA y

    la guerra fra cultural, Editorial Debate, Espaa, 2001.

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    Propaganda y Guerra Fra...

    influir en las percepciones y los comportamientos sociales, inflingiendo miedo,creando monstruos o hroes, o bien manipulando la informacin en aras demanejar a la opinin pblica.3 Como lo expresaba un documento formuladopor el National Security Council (NSC) en 1950, propaganda era todo esfuerzoo movimiento organizado para distribuir informacin o una doctrina particu-lar mediante noticias, opiniones o llamamientos pensados para influir en elpensamiento y en las acciones de determinado grupo, y formaba parte de lanueva guerra psicolgica en la que se enfrascaran los rivales de la Guerra Fra.4

    La importancia que para una guerra de propaganda tena el manejo de laopinin pblica hizo de los medios de comunicacin un escenario privilegiadopara las batallas libradas en aras de impedir la propagacin del comunismo. Elperiodo inicial de la Guerra Fra coincidi con la transformacin del mundo delos medios que produjo la invencin de la televisin y su rpida expansinmasiva. Sin embargo, eso no impidi que la prensa escrita continuara siendo unmedio fundamental de informacin y, en particular, de formacin de opininpblica. En el periodo que va de finales de la dcada de 1940 a inicios de 1960, laprensa escrita actu como un territorio clave de las batallas ideolgicas inicia-les que gener la Guerra Fra.

    En Estados Unidos, la naciente hegemona producto del fin de la guerra con-solid la relacin entre el establishment periodstico y el poder basada esencial-mente en tres grandes acuerdos: la coincidencia ideolgica y poltica entre elproyecto gubernamental y los intereses de los dueos y representantes de lasgrandes empresas periodsticas, basada en la necesidad de consolidar la expan-sin global de los valores que sostenan a la esencia americana, es decir, la liber-tad, la democracia, el desarrollo del capitalismo, etctera (The American Centuryde Henry Luce); por ende, la aquiescencia para participar en la formulacin y

    3 Las campaas de propaganda no fueron privativas de la Guerra Fra. Por lo menos desde la Primera Guerra Mundial, las grandes

    potencias en conflicto utilizaron a la prensa, la radio y el cine para ganar las batallas por los corazones y las mentes. Para

    un anlisis de la propaganda alemana y aliada en Amrica Latina, y Mxico en particular, durante la Primera Guerra Mundial

    vase Friedrich Katz, La guerra secreta en Mxico, Mxico, Era, 1998, pp. 498-518. En relacin con las campaas de propaganda

    que se desarrollaron en Mxico y Amrica Latina durante la Segunda Guerra Mundial, vanse Jos Luis Ortiz Garza, Mxico

    en guerra, Mxico, Planeta, 1989 y Stephen R. Niblo, Mexico in the 1940s. Modernity, Politics, and Corruption, Wilmington,

    Scholarly Resources Inc., 1999, cap. 6.

    4 Citado en Frances Stonor Saunders, op. cit., 2001, p. 17.

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    defensa de un conjunto de valores ideolgicos que contrapusieran al comunis-mo las virtudes de la democracia y la libertad econmica del capitalismo y, porltimo, el compromiso de colaboracin en el terreno de la estrategia de guerraque incluy la denuncia de comunistas, izquierdistas, militantes sociales y de-fensores de los derechos civiles, como potenciales caballos de Troya del imperia-lismo sovitico y el comunismo, y por tanto, enemigos del mundo libre quedeban ser perseguidos y reprimidos. La lgica guerrera encarn en la histeriamacarthista que tuvo en la prensa a un vocero fundamental.5

    Cmo se expres la batalla ideolgica inicial de la Guerra Fra en Mxico,con qu fines y a travs de qu mecanismos? Para ofrecer una primera respuestaa estas interrogantes, el presente ensayo revisa la campaa anticomunista quela gran prensa de la Ciudad de Mxico realiz en la etapa que va de finales de ladcada de 1940 a finales de la de 1950, analizando la manera en que inform yeditorializ algunos de los acontecimientos ms relevantes del periodo que ini-cia con la declaracin de la Doctrina Truman en 1947. Esta delimitacin no escasual. Corresponde a los aos en los que en Mxico se llev a cabo unaredefinicin en las prioridades del desarrollo econmico, proceso que llevaparejada la exclusin de la izquierda de los mbitos conquistados durante elCardenismo, as como un reacomodo de grupos polticos en el que loscardenistas y el propio Lzaro Crdenas fueron sometidos a duras crticaspblicas por su relacin con el comunismo. En ese sentido, el discurso anti-comunista de la incipiente Guerra Fra se convirti en una coartada legitimadoradel autoritarismo gubernamental ejercido en contra de sindicatos independien-tes, dirigentes sociales y movilizaciones populares.

    La coincidencia de propsitos entre gobierno y establishment periodstico alo largo de estos aos, propici que la propaganda anticomunista pudiera ex-presarse prcticamente sin cuestionamiento o contrapeso informativo alguno,tal vez con la nica excepcin de las publicaciones que dirigi Jos Pags Llergo,Hoy y a partir de 1953, Siempre! En la medida en que el anticomunismo se volviparte del discurso oficial, apenas matizado por la vocacin nacionalista delrgimen, la prensa oper como la caja de resonancia que magnific ante laopinin pblica los riesgos de la amenaza comunista local.

    5 Michael Janeway, Republic of Denial. Press, Politics, and Public Life, New Haven/Londres, Yale University Press, 1999; Ellen

    Schrecker, Many are the Crimes. McCarthyism in America, Princeton, Princeton University Press, 1998.

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    Propaganda y Guerra Fra...

    En 1959 el triunfo de la revolucin en Cuba dio un nuevo impulso a la iz-quierda en Amrica Latina y en Mxico gener una apertura gradual en el m-bito poltico, permitiendo al cardenismo y a la izquierda articulada en elMovimiento de Liberacin Nacional ganar espacios en el mbito de la opininpblica. Esto se expres, por ejemplo, en la aparicin de la revista Poltica y en elatenuamiento del discurso anticomunista de aos anteriores. La dcada de 1960fue entonces escenario de una gradual apertura periodstica que magnific, encontraste, la beligerancia anticomunista de la dcada anterior.

    MXICO EN LOS INICIOS DE LA GUERRA FRALa doctrina de contencin al comunismo diseada en 1947 para detener la ex-pansin de la Unin Sovitica en Europa y que en los aos siguientes se haraextensiva a Asia, adopt en Amrica Latina mbito indiscutido de la hege-mona geopoltica estadounidense la forma de un combate contra la expan-sin de las ideas y los movimientos sociales que pudieran ser considerados deinspiracin comunista. Ante la ausencia de riesgos militares para la seguridadnacional estadounidense en esta regin, la lucha contra el pretendidoexpansionismo sovitico habra de ser fundamentalmente poltica e ideolgica,y tendra como finalidad no slo contener al comunismo, sino restarle influen-cia poltica y social a los partidarios del nacionalismo econmico, que eran entodo caso quienes podan representar la principal amenaza a la hegemonaestadounidense.6 En el caso mexicano, las bateras se dirigieron no slo contralos integrantes del movimiento comunista y algunos reconocidos marxistas,sino tambin en contra del ex presidente Lzaro Crdenas y el dirigente obreroVicente Lombardo Toledano, las figuras ms representativas de la izquierda enla poltica oficial.

    Los prolegmenos de la Guerra Fra coincidieron en Mxico con el procesode relevo presidencial de Manuel vila Camacho y los inicios del gobierno de su

    6 Stephen R. Niblo, War, Diplomacy and Development. The United States and Mexico 1938-1954, Wilmington, Scholarly Resources

    Inc., 1995; vanse tambin los ensayos de David Rock, War and postwar intersections: Latin America and the United States,

    pp. 15-40 e Ian Roxborough, Labor control and the postwar growth model in Latin America, pp. 248-264, ambos en David

    Rock (ed.), Latin America in the 1940s. War and Postwar Transitions, Berkeley/Los ngeles, University of California Press,

    1994.

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    ELISA SERVN

    sucesor, Miguel Alemn, quien propuso como meta fundamental de su manda-to el afianzamiento de la industrializacin y el crecimiento econmico del pasque se haban acelerado en los aos de la guerra, aprovechando, entre otroselementos, el acercamiento con Estados Unidos propiciado por esa misma co-yuntura. El consenso existente entre la clase poltica en torno a la necesidad deque Mxico continuara avanzando por el camino de la modernizacin indus-trial y el desarrollo capitalista, mismo que se expres durante el proceso derelevo presidencial entre 1945 y 1946, encontr sus lmites, sin embargo, en lasdivergencias frente al papel que en este proceso deban jugar la inversin priva-da, nacional y extranjera, y en particular los capitales estadounidenses. De unlado se encontraban quienes preconizaban la necesidad de impulsar el desarro-llo y el crecimiento econmico favoreciendo y ofreciendo garantas a la iniciati-va privada, as como abriendo las puertas a los capitales y la inversinestadounidense, posicin que defendan las grandes organizaciones empresa-riales, industriales, de banqueros y comerciantes, y entre quienes ms all de laretrica centrista de la campaa presidencial se encontraba el propio MiguelAlemn.7 Del otro lado se encontraban quienes se ubicaban a la izquierda delespectro poltico: cardenistas y lombardistas la llamada izquierda oficial,adems de los militantes del Partido Comunista Mexicano (PCM), algunos per-sonajes relevantes excluidos de sus filas, como el lder ferrocarrilero ValentnCampa y otros destacados marxistas independientes, como Narciso Bassols,quienes postulaban que el desarrollo deba mejorar los niveles de vida de la po-blacin, privilegiar la formacin de una burguesa nacionalista, fortalecer laintervencin del Estado y acotar la participacin privada y extranjera.8

    En ese contexto, el apoyo poltico que Lombardo Toledano, secretario de laConfederacin de Trabajadores de Amrica Latina (CTAL) y todava hombrefuerte de la Confederacin de Trabajadores de Mxico (CTM), ofreci en mayode 1945 a la precandidatura del entonces secretario de Gobernacin MiguelAlemn misma que facilit su designacin como candidato presidencial delpartido oficial, buscaba condicionar el camino que debera seguir el proceso

    7 Los textos clsicos sobre el periodo de gobierno de Miguel Alemn y el proceso electoral que lo llev a la presidencia son: Luis

    Medina, Civilismo y modernizacin del autoritarismo, en Historia de la Revolucin mexicana 1940-1952, nm. 20, Mxico,

    El Colegio de Mxico, 1982 y Tzvi Medin, El sexenio alemanista, Mxico, Era, 1990.

    8 Barry Carr, La izquierda mexicana a travs del siglo XX, Mxico, Era, 1996.

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    Propaganda y Guerra Fra...

    de industrializacin y en general el desarrollo econmico del pas en la posgue-rra, a la vez que garantizar un lugar poltico para la izquierda, que a lo largo delgobierno de vila Camacho se haba visto marginada paulatinamente de losespacios que se le abrieron durante la gestin presidencial cardenista.9

    El propio Lombardo haba sido uno de los principales artfices de la alianzaque el entonces presidente Lzaro Crdenas estableci con la izquierda desdemediados de 1935, cuando los militantes del movimiento comunista se integra-ron al Comit Nacional de Defensa Proletaria creado para defender al presi-dente Crdenas de los ataques de la derecha callista. Junto con LombardoToledano y sus bases obreras, y algunos cardenistas radicales como Francisco J.Mgica, los comunistas aprovecharon la apertura que les brind el gobierno deCrdenas y extendieron su influencia en sindicatos y organizaciones campesi-nas en varias regiones del pas, contribuyeron a la puesta en marcha de losgrandes repartos agrarios, as como al fortalecimiento del movimiento obreroy la organizacin sindical, sobre todo en los principales sindicatos naciona-les de industria. En el escenario poltico y legislativo, durante el gobierno deCrdenas varios miembros del Partido Comunista (PC) accedieron a puestosde eleccin a nivel local, y tuvieron una fuerte presencia en el mbito educativonacional, adems de la propia alianza que el PC mantena con el Partido dela Revolucin mexicana (PRM), en la lnea del frente popular al que llam laInternacional Comunista.10

    No obstante, la alianza entre el cardenismo y la izquierda se desdibuj en losltimos aos del sexenio cuando se cancel el impulso reformista de los prime-ros tiempos, y sufri un serio revs en 1940, cuando ya en plena guerra mundial,se llevaron a cabo las elecciones presidenciales y Lzaro Crdenas fue relevadopor Manuel vila Camacho. Amparado en una poltica de unidad nacionalpropiciada por las turbulencias de la guerra, y sin romper abiertamente con suantecesor, vila Camacho alent la exclusin de los comunistas (por ejemplodel sindicato magisterial) y redujo los espacios polticos de la izquierda oficial,tanto en el Congreso como al interior del PRM, sobre todo a lo largo de lasegunda mitad de su gobierno.11

    9 Luis Medina, op. cit., 1982; Tzvi Medin, op. cit., 1990 y Barry Carr, op. cit.,1996.

    10 Ibid.

    11 Ibid. Vase tambin Elisa Servn, Ruptura y oposicin. El movimiento henriquista, 1945-1954, Mxico, Cal y arena, 2001, cap. I.

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    Al mismo tiempo, las circunstancias del conflicto mundial propiciaron elacercamiento y la colaboracin entre Mxico y Estados Unidos en el terrenomilitar y econmico.12 As, pese a la opinin mayoritaria que preconizaba laneutralidad mexicana en el conflicto, en 1941, despus del hundimiento dedos buques petroleros mexicanos por un ataque alemn, vila Camacho de-clar al pas en estado de guerra. La declaracin fue antecedida y seguida deuna intensa campaa de propaganda para convencer a la poblacin de lanecesidad de que Mxico se sumara a la causa de los pases aliados.13 El tradi-cional antiyanquismo de la opinin pblica mexicana cedi el paso gradual-mente a una nueva nocin de la relacin entre ambos pases, en la que losmedios masivos prensa, radio y cine, destacaban la colaboracin queMxico brindaba a la causa aliada y la renovada amistad que sostena conEstados Unidos.14 Por lo dems, la cercana con este pas favoreci la posturapresidencial de exclusin de la izquierda, que se agudiz en la medida en quela guerra mundial llegaba a su fin y se haca menos necesario mantener unaactitud conciliadora entre las fuerzas polticas.15

    12 Blanca Torres, Mxico en la Segunda Guerra Mundial, en Historia de la Revolucin Mexicana 1940-1952, nm. 19, Mxico,

    El Colegio de Mxico, 1979 y Mara Emilia Paz, Strategy, Security and Spies. Mexico and the U. S. as Allies in World War ii,

    Pennsylvania, Pennsylvania State University Press, 1997.

    13 Participaron en esta campaa las organizaciones de inteligencia y el ejrcito estadounidense. Como parte de esas actividades

    el cineasta John Ford, quien colaboraba con la Office of Strategic Services (OSS), dirigi la pelcula El Grito de Guerra, cuyas

    ltimas lneas decan: El desafo lanzado por las potencias del Eje fue aceptado. Mxico marchar hacia la victoria con el

    aliento de Hidalgo en el corazn y la sagrada memoria de Jurez en el alma. Una vez ms todos nos hallamos luchando por

    defender la libertad y una vez ms venceremos. Viva Mxico!, Mara Emilia Paz, op. cit., 1997, p. 206, nota 115. Vase

    tambin Pastora Rodrguez Avioa, La prensa de Mxico ante la participacin de Mxico en la Segunda Guerra Mundial, tesis

    de maestra, Mxico, El Colegio de Mxico, 1977 y Jos Luis Ortiz Garza, op. cit., 1989.

    14 No por casualidad fue en esta coyuntura que llegaron a Mxico las primeras agencias de publicidad estadounidenses, mismas

    que colaboraron de forma activa en los esfuerzos propagandsticos dirigidos por Nelson Rockefeller, coordinador para Asuntos

    Interamericanos. El consumo de productos estadounidenses qued indeleblemente asociado con la causa de las democracias,

    Mara Emilia Paz, op. cit., 1997.

    15 Vase el ensayo de Friedrich Katz, Tres guerras internacionales y Mxico, en Leticia Reina y Elisa Servn (coords.), Crisis,

    Reforma y Revolucin. Mxico: Historias de fin de siglo, Mxico, Taurus/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Instituto

    Nacional de Antropologa e Historia, 2002. Vase tambin Barry Carr, op. cit., 1996.

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    Propaganda y Guerra Fra...

    En este contexto, la alianza de Lombardo Toledano con Miguel Alemn en1945 buscaba recuperar los espacios perdidos, y sobre todo, la capacidad deinfluir en el siguiente gobierno en aras de un proyecto de desarrollo nacionalis-ta. No obstante, pese a los compromisos establecidos, no slo con Lombardo,sino tambin con el propio Partido Comunista durante la campaa presiden-cial, pronto qued claro que como presidente, Miguel Alemn favoreca la in-versin privada y la colaboracin con Estados Unidos como motores de suproyecto de desarrollo industrial y que eso lo llevaba a su vez a consolidar laexclusin de la izquierda de los espacios polticos. As, la alianza se rompidesde los primeros meses de gobierno, cuando Alemn dej ver que no negocia-ra con los poderosos sindicatos nacionales de industria, ni abrira espacios alos integrantes de la izquierda oficial. Por el contrario, a los pocos das de habertomado posesin orden la requisa de las instalaciones petroleras para acabarcon un paro de labores, fortaleciendo as algunos de los mecanismos ms auto-ritarios del sistema poltico, y lejos de la actitud conciliatoria con la que habaarrancado el gobierno de su antecesor, margin de la esfera poltica a quienesno formaran parte del crculo alemanista. En forma paralela, el nuevo gobiernoinici la creacin de instituciones de seguridad nacional al estilo estadouniden-se, como la Direccin Federal de Seguridad en 1947, a la vez que se auspiciabauna creciente presencia del american way of life en el mbito del consumo tantomaterial como cultural y la adopcin de un discurso poltico que se adhiri sinambages a los postulados ideolgicos con los que Estados Unidos fortaleca suhegemona.16 As, el rgimen alemanista se asumi democrtico, capitalista yanticomunista, y con la intencin de mantener la colaboracin estadounidenseen el proceso de crecimiento econmico, se propuso mantener la paz social encualquier circunstancia.

    Lejos de formar parte del nuevo gobierno o de influir en sus decisiones,Lombardo Toledano se enfrent desde los primeros meses de la gestin alemanistaa la reduccin de sus espacios de participacin poltica y social. La formacindel Partido Popular y la expulsin de Lombardo y sus partidarios de las filas dela CTM y del PRI, todo ello entre 1947 y 1948, los situaron en el terreno de laoposicin poltica, en un momento en el que el rgimen de la Revolucin cerrabasus filas a cualquier manifestacin de disidencia y oposicin electoral que se

    16 Luis Medina, op. cit., 1982; Tzvi Medin, op. cit., 1990 y Elisa Servn, op. cit., 2001.

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    saliera de los mrgenes de la oposicin leal. Por su parte, aunque a estas alturasel movimiento comunista careca de la fuerza suficiente como para resultaramenazador, en pocos meses sus dirigentes y militantes se enfrentaron a unacreciente represin, dentro y fuera del mbito sindical, que se complementcon la cancelacin del registro del PCM en 1949 y que funcion adems como unexcelente pretexto para legitimar las acciones del rgimen contra todo aquelloque fuese o pareciese comunista, en particular contra las dirigencias sindica-les que insistan en mantener su independencia. Entre 1948 y 1951 el gobiernoalemanista llev a cabo un violento proceso de descabezamiento de las dirigenciasindependientes en los sindicatos ferrocarrilero, petrolero y minero, reempla-zndolos con los llamados lderes charros, cuya lealtad al presidente quedarafuera de toda duda. De esta manera se garantizaba la cooperacin de los sindi-catos ms importantes del mbito productivo en el nuevo proceso de desarro-llo industrial.17

    Como lo mostraron estas acciones, la estrategia de contencin al comunis-mo permiti un reacomodo de grupos polticos y una purga de todos aquellosque pudieran ser considerados de izquierda dentro las organizaciones sindicalesms importantes. La influencia poltica y social de quienes se proclamaban par-tidarios del nacionalismo econmico, podra redundar en un mayor proteccio-nismo, en controles a la inversin extranjera, en frenos al libre comercio y laexportacin indiscriminada de recursos naturales, todas ellas medidas que apun-taban hacia un esquema de desarrollo menos dependiente de la esfera econmi-ca estadounidense.18 Para los intereses de Estados Unidos y para los partidariosms convencidos de la necesidad de industrializar al pas con inversiones y capi-tales estadounidenses, el nacionalismo econmico era en realidad el enemigo avencer.

    A lo largo de la dcada de 1950, los conflictos internos entre los grupos queconformaban a la clase poltica y la manera en que los gobiernos de MiguelAlemn, Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo Lpez Mateos enfrentaron las intensasmovilizaciones sociales que sacudieron este periodo, estuvieron permeadas porla atmsfera de la Guerra Fra y la radicalidad anticomunista. Cardenistas,

    17 Vctor M. Durand Ponte (coord.), Las derrotas obreras 1946-1952, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1984.

    Vase tambin Barry Carr, op. cit., 1996.

    18 Stephen R. Niblo, op.cit., 1995.

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    Propaganda y Guerra Fra...

    lombardistas, comunistas y dirigentes sociales independientes del mbito priista,fueron acusados cotidianamente de estar al servicio de la Unin Sovitica, loque justificaba su exclusin o eventual represin, con miras a prevenir o termi-nar con su presencia e influencia en sindicatos, organizaciones campesinas ymovimientos sociales y populares. Hacia ellos se dirigieron las armas ideolgi-cas de la Guerra Fra, generadas tanto en Estados Unidos como en el mbito dela poltica interna.

    LA PRENSA MEXICANA DEL MEDIO SIGLOA mediados del siglo XX, los diarios y revistas mexicanos adoptaron con entu-siasmo los nuevos principios surgidos de la hegemona estadounidense de pos-guerra y la doctrina de contencin al comunismo. Anticomunistas por suoriginal ascendencia fascista y falangista o por su nueva vocacin proestado-unidense, los magnates de la prensa mexicana combatieron desde sus publica-ciones la pretendida amenaza comunista que podra extenderse sobre los pasesde Amrica Latina.19 Para ellos, la postura anticomunista del gobierno de Ale-mn que se haba manifestado desde sus primeros meses de gobierno, represen-taba un slido triunfo en la lucha contra la izquierda oficial encabezada porLzaro Crdenas y Lombardo Toledano y a la que el establishment periodsticose haba opuesto de todas las maneras posibles desde mediados de la dcada de1930.20 La posicin ideolgica del gobierno alemanista ciment, ms que otracosa, su alianza con los grandes empresarios del periodismo mexicano, a la quese aadan sin duda los privilegios fiscales, los subsidios en materias primas y lassubvenciones econmicas, tales como la compra de espacios publicitarios y lospagos cotidianos a reporteros, columnistas y jefes de informacin.

    En el mundo periodstico destacaban los propietarios y directivos de los dosdiarios ms importantes del periodo y los de mayor tradicin, Exclsior y ElUniversal, cuyos lectores se ubicaban entre los grupos de clase media y alta delpas, sobre todo, en la Ciudad de Mxico. El Universal formaba parte de la

    19 Jos Luis Ortiz Garza, op. cit., 1989.

    20 John Mraz Today, tomorrow and always: The golden age of illustrated magazines in Mexico, 1937-1960, en Gilbert Joseph,

    Anne Rubenstein y Eric Zolov (eds.), Fragments of a Golden Age. The Politics of Culture in Mexico since 1940, Durham, Duke

    University Press, 2001.

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    Compaa Periodstica Nacional de la que eran propietarios reconocidos miem-bros del sector empresarial como la familia Lanz Duret y ms adelante los Ortizencabezados por Nazario Ortiz Garza.21 Exclsior, por su parte, operaba for-malmente como cooperativa, aunque su lnea editorial era decidida por la di-rectiva a cuya cabeza se encontraba el director general Rodrigo de Llano, electoen asamblea de cooperativistas.22 Un tercer peridico, Novedades, fundado enla dcada de 1930 por Ignacio Herreras, haba incorporado como accionistasen sus filas a varios amigos cercanos del presidente Alemn, quienes tambinoperaron como sus prestanombres.23 Destacaban tambin en el escenario pe-riodstico las publicaciones propiedad de la cadena del coronel Jos GarcaValseca, entre ellas, Esto, diario deportivo que junto con La Prensa, fundada en1928, eran los diarios ms populares, tanto en nmero de ejemplares vendidoscomo por el estrato social al que estaban dirigidos. La cadena Garca Valsecaera duea de algunos de los diarios ms importantes fuera de la Ciudad deMxico.24 A los diarios se aadan algunas revistas como Tiempo (o Hispano-

    21 El Universal se funda en 1916 al calor del movimiento revolucionario y a partir de 1917 queda en manos de la familia Lanz

    Duret. Ftima Fernndez Christlieb, Prensa y poder en Mxico, en Estudios Polticos, vol. II, nm. 2, Universidad Nacional

    Autnoma de Mxico, Mxico, julio-septiembre, 1975, p. 30.

    22 Exclsior se funda en 1917 y a raz de algunos conflictos obrero-patronales se convierte al rgimen de sociedad cooperativa,

    con el que opera formalmente hasta la fecha. Ibid.

    23 De acuerdo con un reporte de la embajada estadounidense, entre los accionistas de este diario se encontraban Jorge

    Pasquel, del crculo de amigos ms cercano a Miguel Alemn y quien podra ser su prestanombres, as como Prisciliano

    Elizondo, importante empresario de Monterrey y una de las figuras polticas ms importantes de Nuevo Len, Antonio Diez

    Lombardo, millonario con importantes intereses comerciales, y Jos Clemente, quien de acuerdo al reporte haba empezado

    su carrera empresarial como comerciante de armas deportivas. National Archives and Records Administration (NARA),

    Record Group (RG) 59, 812.911/7-3146, reporte de David Thomasson a Guy Ray, 31 de julio de 1946.

    24 El 2 de septiembre de 1941 se lanz el diario deportivo Esto, impreso en rotograbado[] Dos aos despus Garca Valseca

    iniciaba en Ciudad Jurez la fundacin de una cadena de peridicos diarios, y cinco aos ms tarde se dispona a comprar

    un diario El Occidental que se hallaba en quiebra en Guadalajara[...] Garca Valseca saba que dicho peridico contaba

    con una cuota de papel, en una poca en que ste se hallaba racionado, y la simple cuota tena un valor excepcional en esos

    momentos[...] Con ese diario la Cadena GV complet 12 peridicos en diferentes ciudades. Salvador Borrego E., Cmo Garca

    Valseca fund y perdi 37 peridicos y cmo Eugenio Garza Sada trat de rescatarlos y perdi la vida, Mxico, Tradicin, 1985,

    pp. 11-12. Garca Valseca lleg a fundar 47 diarios, de los cuales 37 conservaron la vida y prosperaron. En 1965 fund El

    Sol de Mxico, ediciones matutina y vespertina. Ibid., p. 13.

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    Propaganda y Guerra Fra...

    Americano) que diriga Martn Luis Guzmn, Hoy, Maana, Todo y a partir de1953 Siempre!, en las que los primos Regino Hernndez Llergo y Jos PagsLlergo jugaron un papel fundamental.25 Estas publicaciones completaban elmbito de la prensa escrita que abasteca a una opinin pblica concentrada enlas grandes ciudades del pas.26

    Junto con la Iglesia catlica y las organizaciones empresariales, los dueos delos principales peridicos mexicanos haban expresado abiertamente su voca-cin anticomunista desde la dcada de 1920.27 A lo largo de la gestin de LzaroCrdenas, la prensa mantuvo una posicin abiertamente crtica del programade reformas sociales y de la tendencia socializante del Cardenismo y al acercarsela sucesin presidencial en 1940, apoy la propuesta de rectificacin que enar-bolaron tanto vila Camacho como Juan Andrew Almazn, el principal candi-dato de la oposicin. Aunque los gobiernos posteriores aceptaron su vocacinanticomunista, en el discurso oficial siguieron privilegiando la pretendida con-dicin democrtica y nacionalista del rgimen, lo que contribuy a mesurarlo.La prensa fue entonces el espacio para que el discurso anticomunista se expresa-ra con toda estridencia y contribuyera as a inclinar a la opinin pblica haciauna creciente intolerancia frente a los rojos comunistas. Con un lenguajemaniqueo y persecutorio, el discurso periodstico incluy en un solo trminopeyorativo a los distintos grupos que conformaban a la izquierda, que aunquemenguados polticamente, lograron mantener cierta presencia en sindicatos yorganizaciones campesinas. La prensa vocaliz la posicin anticomunista msradical que el rgimen no poda expresar en aras de mantener un cierto equili-brio interno y la imagen del nacionalismo revolucionario.

    25 La revista Siempre! se fund despus de que Pags Llergo dej la direccin de Hoy por publicar una fotografa en la que Beatriz

    Alemn, hija del recin expresidente Miguel Alemn, miraba con disgusto a su esposo mientras ste admiraba a una bailarina

    desnuda en el cabaret Lido de Pars. Como seala John Mraz, desde sus inicios Pags se propuso hacer de Siempre! una revista

    polticamente plural y en ella escribieron personajes de distintas tendencias polticas. John Mraz, op. cit., 2001, pp. 134-135.

    26 Hace falta una investigacin que aborde la compleja problemtica de los alcances de la opinin pblica en un pas en el que

    el porcentaje de lectores informados era mnimo y la posibilidad de expresar desacuerdos con la poltica oficial era mnima

    tambin.

    27 Daniela Spenser, El tringulo imposible. Mxico, Rusia Sovitica y Estados Unidos en los aos veinte, Centro de Investigaciones

    y de Estudios Superiores en Antropologa Social/Miguel ngel Porra, Mxico, 1998.

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    Actuando como caja de resonancia del discurso persecutorio anticomunista,la prensa reprodujo sin ambages tanto la informacin generada en las oficinasgubernamentales, como la que trasmitan las agencias estadounidenses de noti-cias. Al concluir la guerra, los medios impresos, al igual que el cine y la radio, seencontraban ya sujetos a la hegemona estadounidense, tanto por sus fuentes deinformacin internacional, como por los lazos comerciales establecidos conagencias de publicidad y consorcios periodsticos de ese pas adems de la de-pendencia tecnolgica.28 La exclusividad de fuentes de informacin como lasagencias Associated Press (AP) y United Press International (UPI) era casi total,con porcentajes menores obtenidos de agencias europeas como France Press yReuters.29 El diario Exclsior, por ejemplo, reciba de la agencia Scripps-HowardNewspapers las colaboraciones de periodistas prestigiados como WalterLippman y los hermanos Joseph y Stewart Alsop, materiales que abastecanla columna Exgesis Internacional. Otras publicaciones contaban tambin concolumnas escritas en Estados Unidos cuya insercin formaba parte de una es-trategia de propaganda.30 Por lo dems, los principales diarios de la Ciudad deMxico publicaban una pgina en ingls que contena las notas principales deinformacin internacional, adems de anuncios clasificados y secciones con-densadas de cultura, sociales y deportes. Los lazos comerciales e informativosentre los grupos periodsticos mexicanos y sus proveedores estadounidensescontribuyeron por su parte a reproducir en la prensa mexicana la feroz propa-ganda anticomunista que vena del vecino del norte. Al iniciarse la Guerra Fra,la informacin internacional obtenida de estas agencias se transmiti sin dosisde crtica alguna de forma que el discurso belicoso de la histeria anticomunistaestadounidense se volvi parte del discurso cotidiano de la prensa mexicana.

    Por otra parte, los principales diarios mexicanos siguieron las pautas ideol-gicas provenientes de organismos como la Sociedad Interamericana de Prensa(SIP), organismo que agrupaba a los dueos y directivos de los principales dia-rios de Amrica Latina y de Estados Unidos. Constituida como tal en mayo de1942 despus de intentos previos iniciados en 1926 en Washington, la SIP se

    28 Jos Luis Ortiz Garza, op. cit.,1989 y Stephen R. Niblo, op.cit., 1999.

    29 Pablo Gonzlez Casanova, La democracia en Mxico, Mxico, Era, 1972, p. 78.

    30 Cada semana se publicaban tres de estas columnas en la revista Atisbos, cinco en El Universal, y la seccin Tablero Mundial

    tambin en El Universal. NARA, RG 59, 712.00/10-652, tomado de Stephen R. Niblo, op. cit.,1999, p. 251.

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    reorganiz durante su sexto congreso efectuado en Nueva York en 1950, estable-ci una oficina permanente en esa ciudad y manifest su vocacin por la defensade la libertad de expresin como eje de sus actividades.31 A finales de la dcada,la SIP alert sobre el peligro que constitua la Revolucin cubana para el hemis-ferio. En un documento de 1962, se consideraba al rgimen de Cuba y al comu-nismo como los principales enemigos de la libertad de expresin, y por tanto dela SIP.32

    Por su parte, conscientes de la importancia de la prensa como escenario delas campaas de propaganda que formaban parte esencial de la Guerra Fra, losfuncionarios del Departamento de Estado y la embajada estadounidense tam-bin mantuvieron estrechos lazos con el mundo periodstico mexicano. Losreportes de la embajada documentan entrevistas frecuentes con dueos y direc-tivos, as como el seguimiento puntual que se haca de la prensa mexicana y quese consideraba un indicador de los vaivenes de la opinin pblica frente a Esta-dos Unidos.33 Resulta revelador de esa relacin el siguiente reporte de una con-versacin entre Jos Pags Llergo, director de Hoy y Mr. Raine, funcionario de laembajada:

    Gran parte de nuestra conversacin estuvo dedicada tambin al tipo de materiales

    que le gustara que la embajada le proporcionara para su revista. [Pags]

    coment que estara especialmente interesado en este momento en tener un buen

    artculo de algn escritor liberal bien conocido en Estados Unidos que pudiera

    ofrecer los hechos de congresos anteriores a favor de la paz. Ofreci facilitarnos

    cuatro pginas de cada nmero de la revista si le podemos proporcionar el

    material que necesita. Este espacio, dijo, cuesta 1 500 pesos la pgina, que es lo que

    otras embajadas pagan por espacio en su revista.34

    31 Por esa razn adopt un sistema de votacin por peridico y no por pas, en aras de no impedir por ningn mecanismo la libertad

    de expresin. En 1962 la SIP contaba con la membresa de ms de 600 diarios y otras publicaciones peridicas. Archivo General

    de la Nacin, Direccin de Investigaciones Polticas y Sociales, 2936/A.

    32 Ibid.

    33 Por ejemplo, a propsito de la participacin de Mxico en la guerra de Corea, vase NARA, RG84, 350-Korea, 26 de julio y 4 de

    agosto de 1950.

    34 NARA, RG59, 812.51/8-2349, Memorandum de conversacin con Jos Pags Llergo, 19 de agosto de 1949. Traduccin ma.

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    A lo largo del periodo que va por lo menos de finales de la dcada de 1940 aprincipios de la de 1960, la prensa mexicana mantuvo una lnea incondicio-nalmente anticomunista que colabor con el autoritarismo gubernamental agolpear a la izquierda. Vale la pena ahora ilustrar con algunos episodios rele-vantes cmo influy la Guerra Fra en el discurso de la prensa mexicana.

    LA GUERRA FRA EN EL DISCURSO PERIODSTICOEl 12 de marzo de 1947, el presidente Harry S. Truman dirigi un importantemensaje al Congreso de su pas que fue transmitido a toda la nacin por la radioy las incipientes estaciones de televisin que se establecan a paso veloz en laUnin Americana. Al da siguiente, Exclsior anunciaba a ocho columnas:Truman pide al Congreso una lucha a muerte al comunismo. La nota escritapor Alex H. Singleton, corresponsal de la AP, sealaba que Truman solicitaba aEstados Unidos que dedique dinero, materiales y habilidad militar para conte-ner la marcha mundial del comunismo. Pidi especficamente 400 millones dedlares para ayudar a Grecia y Turqua, baluartes democrticos, ante la mare-jada totalitaria. Un prrafo del mensaje contena la sntesis de lo que de ah enadelante se conocera como la Doctrina Truman: Estados Unidos deba ayudara los pueblos libres a mantener sus instituciones libres y su integridad nacionalcontra los actos agresivos que tratan de imponerles regmenes totalitarios. Lasolicitud de Truman para ayudar a Grecia y Turqua, en donde el PartidoComunista avanzaba gradualmente hacia el poder y la Unin Sovitica presio-naba para instalar bases y abrir salidas al Mediterrneo, respectivamentedefini el nuevo papel que Estados Unidos jugara en los aos de la posguerra, yque habra de ser el lineamiento fundamental de la poltica exterior estadouni-dense en las siguientes dcadas: asumir su condicin hegemnica y su vocacinpor la defensa de la democracia, la libertad y el capitalismo, lo que implicabacontener poltica, ideolgica, econmica o militarmente la amenaza que repre-sentaban la expansin de la Unin Sovitica y el comunismo en cualquier lugardel mundo.

    Amparados en la Doctrina Truman, los anticomunistas mexicanos se dedi-caron en los aos siguientes a contener a su manera la amenaza del comunismo,estrategia que se volvi moneda de uso corriente en el discurso periodsticonacional. Un da despus del mensaje de Truman, bajo un titular que deca:Que en Mxico sea investigada la campaa de rojos, Exclsior daba cuenta en

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    Propaganda y Guerra Fra...

    primera plana de un memorial del Frente Popular Anticomunista de Mxico(FPAM) en el que pedan al presidente de la repblica y a la Cmara de Senadoresque abrieran una investigacin sobre las actividades del Partido Comunista enMxico, y sealaban al general Lzaro Crdenas como jefe de la quinta colum-na stalinista.35 El FPAM dirigido por Jorge Prieto Laurens y Arturo Amaya, en-tre otros, encabez una larga lista de organizaciones anticomunistas quebrotaron como hongos en los aos siguientes y que se acercaron a la embajadaestadounidense para solicitar el apoyo al que Truman se haba referido.36 Porotra parte, Prieto Laurens y Arturo Amaya visitaban con frecuencia las oficinaspresidenciales para recibir el apoyo econmico que les permita publicar susmemoriales en la prensa, as como mantener a la organizacin.37 Si bien las acti-vidades y las beligerantes acusaciones de estos grupos no eran nuevas, la recep-cin que encontraron en los gobiernos de Miguel Alemn, Adolfo Ruiz Cortinesy Adolfo Lpez Mateos distingue a la dcada de 1950 de otros periodos, previosy posteriores, del siglo XX.

    En efecto, tres das despus, el 15 de marzo, en una nota resaltada con negritasen la primera plana, el diario destacaba: El PRI expulsar de su seno a los miem-bros del Partido Comunista. Cumpliendo con el acuerdo tomado en das pasa-dos durante una asamblea de presidentes de comits regionales, el PRI cancelabala posibilidad de que sus militantes tuvieran doble afiliacin para impedir questos sean elementos de discordia y se dispuso a depurar sus filas de comunistasy partidarios de la izquierda. A partir de ese momento, la dirigencia priistainiciaba una campaa de propaganda cuyo eje era la reformulacin del discur-so del partido para adecuar la mexicanidad como sinnimo de anticomunismo,democracia y capitalismo.38

    35 Exclsior, 14 de marzo de 1947.

    36 NARA, RG59, 812.00/4-1747, Monthly report for period beginning, 15 de marzo de 1947-15 de abril de1947.

    37 Stephen R. Niblo, op. cit., 1999, p. 246.

    38 En diversas ocasiones a lo largo de los aos siguientes, el general Rodolfo Snchez Taboada, presidente del PRI, repiti en

    distintos foros lo que expresaba en un discurso pronunciado a fines de octubre: Declaramos con decisin y claridad que no

    somos comunistas y que no seremos comunistas. Luis Medina, op. cit., 1982, pp. 176-181. Este discurso tambin se us en

    repetidas ocasiones para descalificar a Lombardo Toledano y al recin creado Partido Popular. Vase tambin Tzvi Medin, op.

    cit., 1990, pp. 60-62. No obstante, en la prensa hubo quienes dudaron del anticomunismo priista, al que consideraban

    oportunista y falso, pues en su momento haban apoyado la gestin de un protector del comunismo. Adems, no reconocan

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    En los das siguientes, Exclsior public diversas reacciones frente al discursode Truman. Los encabezados de las notas eran elocuentes. La reaccin del Parti-do Comunista mexicano en la que ste deploraba la actitud intervencionista delpresidente estadounidense, apareca bajo una cabeza que deca Cunde la alar-ma de los comunistas en la metrpoli. Los ha llenado de terror el discurso del Sr.Pte. Truman.39 Por su parte, las declaraciones de Eustaquio Escandn, presi-dente de la Confederacin de Cmaras Nacionales de Comercio (Concanaco) yun destacado banquero, aparecan con el ttulo: El comunismo, visto comonueva y monstruosa forma de paganismo por el comercio unido. El seorEscandn vea con positivo agrado que el gobierno de los Estados Unidos em-prenda una campaa enrgica contra las intrigas rojas en ese pas, lo que darcobertura a que otras repblicas de Amrica tambin procuren salvarse de lasmaquinaciones comunistas.40

    El 23 de marzo Exclsior daba a conocer a ocho columnas que: Trumanorden anoche una purga de comunistas y fascistas. Sern cesados todos losempleados del gobierno que sean desleales. Se dispone la creacin de juntas delealtad para investigar los actos de todo el mundo. Bajo ese encabezado, sereproduca una nota proveniente de nuestra oficina en Nueva York, en laque con el subttulo Mxico slo tiene 25 000 comunistas. Pero dejarn deserlo pronto, Federik Oechsner, escritor de la Agencia Scripps-HowardNewspapers, aseguraba que el gobierno del presidente Miguel Alemn des-truir en Mxico el comunismo. El escritor alertaba contra el descuido esta-dounidense frente a la amenaza comunista que provena de Cuba, Chile yotros pases de Amrica Latina, aunque sealaba que la fuerza ms formida-ble contra el comunismo en la regin es la Iglesia Catlica. La nota concluasealando que con el programa de reformas sociales del gobierno de Alemnapenas quedarn rojos en Mxico.41

    La expresin ms contundente de la destruccin del comunismo nacional lapadecieron quienes permanecan defendiendo la independencia de los sindica-

    la labor de quienes haban sido anticomunistas desde siempre. Vase, por ejemplo, la columna PERIFONEMAS del ltimas

    Noticias, 9 de febrero de 1948.

    39 Exclsior, 15 de marzo de 1947, p. 3.

    40 Exclsior, 18 de marzo de 1947.

    41 Exclsior, 23 de marzo de 1947.

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    tos nacionales de industria, as como los seguidores de Vicente Lombardo Tole-dano en la CTM y el PRI, adems de los miembros ms reconocidos del PartidoComunista. Entre 1947 y 1949, el rgimen alemanista implement una estrate-gia de mano dura contra comunistas, lombardistas y sindicalistas independien-tes que empez con la expulsin del PRI y de la CTM y culmin con eldescabezamiento por va de la violencia armada, de las dirigencias indepen-dientes de ferrocarrileros, petroleros y mineros.42 La prensa fue una entusiastacolaboradora en el proceso de difamacin de comunistas, lderes sindicales ypartidarios de Lombardo, aunando a su vocacin anticomunista, jugosos pa-gos monetarios provenientes de la presidencia de la repblica, la embajadaestadounidense y otras oficinas gubernamentales.43

    As, el 11 de octubre de 1948, pocos das antes del conocido charrazo en elsindicato ferrocarrilero que desaloj con violencia a la direccin independientedel sindicato para imponer por la fuerza a un grupo cercano al presidente Ale-mn, Exclsior publicaba en primera plana una nota titulada Tenebrosos finespersiguen los comunistas criollos para transtornar la paz en Mxico, en la quese reproducan las declaraciones del Comit Nacional Democrtico de Luchacontra el Comunismo. De acuerdo con este organismo, obedeciendo consig-nas de la Cominform, los comunistas pretendan apoderarse del control en lasindustrias bsicas, como el petrleo, las minas y los ferrocarriles, para servir alimperialismo ruso en caso de que llegue a estallar la tercera guerra mundial.Por esa razn, sealaban, las actividades comunistas en nuestro pas son peli-grosas, y si no nos aprestamos a combatirlas todos los mexicanos denunciandocon toda valenta a los renegados de nuestra nacionalidad, ms tarde podemoslamentarnos de nuestra falta de previsin. En esa misma lnea, das despus delcharrazo, el editorialista Bernardo Ponce sealaba en su columna Perspectiva:

    [es] preciso no menospreciar las fuerzas de los pepinos [miembros del Partido

    Popular de Lombardo Toledano] que forman la ensalada rusa poltica en nuestro

    medio. Y ello porque controlan los principales sindicatos de trabajadores de la

    42 Barry Carr, op. cit., 1996.

    43 Carr refiere la participacin del senador y coronel Carlos I. Serrano, presidente de la Comisin Permanente del Congreso, brazo

    derecho y golpeador del presidente Alemn en asuntos de seguridad y poltica interna, en la campaa anticomunista orquestada

    en 1948 y que incluy contactos con la prensa. Pags Llergo se entrevist con l en 1948. Ibid., p.155.

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    Repblica Mexicana [] que estn fuertemente colonizados por los lderes

    comunistas. Lo intolerable, aun para los mismos trabajadores que ya comienzan a

    despertar de su marasmo, es que los comunistoides utilicen las cuotas de los

    sindicatos para sus oscuros trabajos pro-soviticos.44

    Para completar el cuadro propagandstico, el 21 de octubre, en la seccineditorial del mismo diario, se publicaba el artculo La Telaraa Roja en elLaborismo de EEUU, de Louis F. Budenz, con el siguiente comentario: El si-guiente artculo fue escrito por Louis F. Budenz, quien abraz el comunismo yfue director de The Daily Worker, rgano principal del Partido Comunista enlos EEUU, slo para separarse ms tarde, al reconocer los yerros de ese sistema.Budenz expone y tal vez nadie est mejor capacitado que l para hacerlolos mtodos tortuosos de que se valen los comunistas para propagar su doctri-na desde las filas sindicales y socavar a los gobiernos democrticos.

    En junio de 1950 una nueva crisis internacional llev la Guerra Fra a lasocho columnas en los diarios mexicanos. El 25 de junio tropas de Corea delNorte avanzaron sobre el Paralelo 38 que la divida del territorio de Coreadel Sur, desatando la primera crisis blica de la Guerra Fra que, se pensaba,podra culminar en una confrontacin nuclear entre la Unin Sovitica y Esta-dos Unidos. La amenaza comunista desplegada en el avance del ejrcitonorcoreano produjo la movilizacin de tropas estadounidenses, en tanto que elConsejo de Seguridad de las Naciones Unidas emita la resolucin expresadapor su Secretario General Trygve Lie, quien recomendaba a todos sus miembrosque proporcionen a Corea toda la ayuda necesaria para rechazar el ataquearmado y restablecer en esa regin la paz y la seguridad internacionales, esdecir, para que colaboraran en el esfuerzo blico que conduca Estados Uni-dos.45 El llamado de Lie tuvo inmediatas repercusiones en los pases de AmricaLatina, pues en el contexto del Tratado Interamericano de Asistencia Recproca(TIAR) se pensaba que podran verse comprometidos a participar militarmenteen Corea.46

    44 Exclsior, 18 de octubre de 1948.

    45 Exclsior, 30 de junio de 1950.

    46 El Tratado se firm en 1947 en Ro de Janeiro y estableci una serie de obligaciones a los pases americanos para participar

    en acciones de defensa conjunta en caso de que algn pas del continente fuera atacado. Pese a que Mxico y Argentina

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    Propaganda y Guerra Fra...

    A lo largo de los meses siguientes Exclsior y El Universal dedicaron casicotidianamente sus ocho columnas a notas relacionadas con el conflicto enCorea, que consistan en traducciones de los cables enviados por las agenciasestadounidenses. El Exclsior reprodujo nicamente los de la Associated Press yalgunos de la International News Service (INS), que ofrecan tan slo la versinestadounidense del conflicto, en tanto que El Universal contaba con informa-cin de la United Press International (UPI) y algunas notas de France Press (AFP).No por obvio hay que dejar de mencionar que ninguno de los principales dia-rios mexicanos contaba con los servicios de la agencia sovitica TelegrafnojeAgentstvo Sovietskovo Soza (TASS).47

    De nuevo los rojos se convirtieron en el centro de los ataques de editorialistas,columnistas y caricaturistas. Como haba sucedido en las semanas posterioresal discurso de Truman en 1947, Exclsior enfoc sus bateras contra los comunis-tas mexicanos, en particular contra aquellos que permanecan en la adminis-tracin pblica. En un editorial llamado Partidarios de Rusia, se comentaba apropsito de una lista de comunistas dada a conocer por la Confederacin Re-gional Obrera Mexicana (CROM) en el Congreso Anticomunista que realizabaen esos das en Bellas Artes, y en la que aparecan algunos funcionarios de Rela-ciones Exteriores:

    Dada la situacin internacional que por momentos se torna ms sombra, el

    Gobierno no debe tener por extinguidas las clulas rojas enquistadas en sus

    propios engranajes []Graves peligros pueden significar estos simpatizadores de

    aspecto inofensivo y de anfibias habilidades. Dar con ellos y desplazarlos de los

    principalmente, lograron matizar la propuesta estadounidense, el Tratado ratificaba la hegemona de Estados Unidos sobre

    los pases de Amrica Latina.

    47 A finales de enero de 1946 el embajador estadounidense en Mxico, George S. Messersmith, inform al Departamento de Estado

    de la existencia de una Agencia Noticiera Latino-Americana (ANLA) que en opinin de la embajada estaba integrada por

    comunistas e izquierdistas mexicanos, y probablemente reciba subvenciones soviticas. La agencia estaba asociada con

    la Overseas News Agency (ONA), basada en Nueva York y dirigida por estadounidenses conocidos del embajador. El 27 de

    febrero, el director de esta agencia, Jacob Landau, se entrevist con Messersmith, quien le recomend que rompiera sus

    relaciones con la ANLA. Landau le respondi que tomara medidas al respecto, pues saba tambin que Exclsior haba cancelado

    los servicios de ONA por esa alianza. NARA, RG59, 812.91210/2-2746, informe de George S. Messersmith al Secretario de

    Estado, 26 de febrero de 1946.

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    puestos oficiales muchos de ellos puestos clave es una necesidad imperiosa.

    Porque su presencia en actividades relacionadas con la funcin del Estado es un

    serio amago de quintacolumnismo, indeseable siempre, pero mucho ms indesea-

    ble si el conflicto entre Rusia y el mundo occidental sigue derivando hacia un

    choque decisivo.48

    Por su parte, en una nota informativa que claramente era una insercinpagada, se sealaba:

    Mucho antes del incidente de Corea, los grupos socialistas de la Repblica Mexica-

    na haban concluido un proyecto de ley que enviarn al Congreso para que se

    proscriban las actividades de los Partidos Comunista y Popular y apoyan la idea

    de que Mxico rompa relaciones con Rusia [] Hay que prepararse para defender

    la libertad [] y en esa ruta el primer paso es [] limpiar nuestras propias

    naciones de traidores y vendepatrias al servicio de Mosc.49

    En los reportes del Departamento de Estado y la embajada estadounidenseen Mxico se hace constar que en los ltimos das de junio y los primeros de juliola prensa conservadora mantuvo una posicin ms favorable a Estados Unidos ysu intervencin en Corea, que el propio Gobierno mexicano. Mientras la crisisestallaba en los ltimos das de junio, el presidente Alemn se encontraba enuna gira por el norte del pas y la nica declaracin oficial la hizo el subsecreta-rio de Relaciones Exteriores, Manuel Tello, quien dirigi un mensaje al secretariode la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU) en el que aseguraba que Mxi-co cumplira con sus obligaciones como miembro de la organizacin. Eso lleva los analistas del Departamento de Estado a pensar que la opinin pblicamexicana estaba ms cerca de sus intereses que el propio gobierno. No obstan-te, en los meses siguientes destacaban en sus comentarios que la prensa se habavisto obligada a sumarse a la neutral y aptica posicin gubernamental porpresiones oficiales.50 Es posible pensar que parte de estas presiones hayan tenidoque ver con la escasez de papel propiciada por la guerra a la que se enfrentaban

    48 Exclsior, 3 de julio de 1950, p. 3.

    49 Exclsior, 30 de junio de 1950.

    50 NARA, RG84, 350-Korea.

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    los editores mexicanos y la intervencin presidencial en su favor. En todo caso,antes que con Estados Unidos y la lucha contra el imperialismo sovitico, lalealtad de los editores estaba con el gobierno.51

    La movilizacin de tropas en Corea aliment los esfuerzos de quienes forma-ban el movimiento de Partidarios de la Paz que sostuvo un Congreso Mundialen Estocolmo contra la guerra y las armas atmicas. La fraccin mexicana delmovimiento, el Consejo Nacional de Partidarios de la Paz, estaba integrada porpersonajes cercanos a la izquierda y por dirigentes como Lombardo Toledano,a quien los servicios de inteligencia nacionales y estadounidenses ubicaban comoel personaje ms cercano a la lnea directa del Partido Comunista de la UninSovitica.52 El 13 de julio, Exclsior publicaba en primera plana que Inicia Moscuna ofensiva para sembrar la cizaa en Occidente. Por medio de agrupacionesde paz se acusa de agresin a los defensores de Corea. La nota era una llamadaen contra de los grupos que disfrazados de pacifistas, eran en realidad comu-nistas emboscados. En la misma lnea, el 24 de julio Gualterio R. Douglass,corresponsal de Exclsior en Nueva York, informaba: Siguen la pista a presun-tos traidores comunistas en Estados Unidos. Hay cincuenta mil individuos cuyaconducta parece sospechosa y ser vigilada de cerca. De acuerdo con estainformacin, se pretende detener a 50 000 miembros del Partido Comunista ya 450 000 comunistoides[] en tanto que en el Congreso se ha hablado deestablecer campamentos de concentracin para los agentes subversivos. La notaconclua con una crtica a los Comits por la Paz que son escudos de los rojos.

    Como lo demuestra esta nota y muchas ms que se publicaron en diferentesdiarios a lo largo de la dcada, la Guerra Fra y la contencin al comunismocomo justificacin de prcticas autoritarias y represivas no se dio tan slo hacialos grupos de izquierda mexicanos. La prensa particip gustosa en la campaade hostigamiento a los exiliados estadounidenses que huyeron de la persecucinanticomunista hacia Mxico. Como lo ha documentado Diana Anhalt en suinteresante libro A Gathering of Fugitives, la prensa colabor con funcionarios

    51 Por otra parte, los editores mexicanos recurrieron al gobierno para pedirle que protegiera su mercado de la avalancha de

    publicaciones estadounidenses que llegaban al pas, como el Selecciones, Life, y varias tiras cmicas. John Mraz, op. cit., 2001.

    52 Integraban el Consejo entre otros Enrique Gonzlez Martnez, Heriberto Jara, Ismael Coso Villegas, Eulalia Guzmn, Gabriel

    Figueroa, Juan Manuel Elizondo, Efran Huerta, Rafael Lpez Malo, Juan Pablo Sinz, Jos Iturriaga y Leopoldo Mndez. Tiempo,

    15 de febrero de 1952.

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    de la embajada, agentes del FBI y la CIA a distorsionar la realidad del exilio y ainculpar a muchos exiliados con miras a su expulsin del pas. El tono peyora-tivo e injurioso con que la prensa se refera a los comunistas y a la gente deizquierda se aplic doblemente contra los rojos prfugos de Estados Unidos,que buscaron refugio en Mxico sin contar con que encontraran aqu una vetanacional de represin encabezada por las agencias policacas.53 As, el 10 deoctubre de 1951 se reportaba la detencin de Gus Hall, secretario del PartidoComunista de Estados Unidos, quien haba sido detenido en las inmediacionesde la Ciudad de Mxico y trasladado a Estados Unidos para encarcelarlo. Nohubo el menor asomo de crtica ante el hecho de que la detencin hubiera sidorealizada por agentes de la polica mexicana, quienes sin ningn proceso formalde deportacin, detuvieron a Hall y lo trasladaron a la frontera para dejarlo enmanos de la polica estadounidense.54

    La violencia fsica y verbal ejercida en Mxico contra los comunistas tuvouna clara expresin el 1 de mayo de 1952, cuando algunas organizaciones obre-ras decidieron realizar un desfile paralelo a la celebracin oficial. Frente al edi-ficio de Bellas Artes, los obreros fueron agredidos por las fuerzas policacas conun saldo de dos muertos y varios heridos. Pese a la violencia policaca, la prensaacus a los comunistas de haber provocado el incidente. Algunos reporteros yfotgrafos de la revista Tiempo, testigos de la represin, prepararon una edi-cin especial cuya publicacin fue impedida por Martn Luis Guzmn, directorde la revista.55 Por el contrario, como toda la prensa, Tiempo acus a los comu-nistas de haber dirigido la agresin contra las fuerzas policacas. Al da siguien-

    53 Muchos de estos personajes llegaron a Mxico con visas de turista, o auxiliados por las redes clandestinas del Partido Comunista

    de Estados Unidos (PCEU). Diana Anhalt, A Gathering of Fugitives. American Political Expatriates in Mexico 1948-1965,

    Estados Unidos, Archer Books, 2001, pp. 99-126.

    54 De acuerdo con Barry Carr, Hall fue detenido por agentes del FBI en un motel en la Ciudad de Mxico. Barry Carr, op. cit., 1996,

    p. 369, nm. 10. En agosto de 1950, a dos meses de haber llegado a Mxico, Morton Sobell, ex miembro del PCEU y amigo cercano

    de Julius Rosenberg, fue detenido en su casa por tres hombres que se identificaron como miembros de la Direccin Federal de

    Seguridad y trasladado a las pocas horas con su familia a la frontera, donde fue entregado a la polica. Este incidente y el de

    Hall, un ao despus, hicieron que el PCEU abandonara los planes de hacer de Mxico una va de escape de Estados Unidos.

    Diana Anhalt, op. cit., 2001, p.116.

    55 En un informe sobre la prensa no-comunista en Mxico preparado por la embajada estadounidense en 1954 se mencionaba

    que desde 1952 el director de Tiempo haba tratado de ser ms pro Estados Unidos y le haba impreso un tono ms

    HPResaltado

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    te, varios colaboradores de la revista renunciaron como protesta por el fraudea la opinin pblica que semejante tratamiento de las noticias implica.56

    1952 fue tambin ao de campaa electoral. Postulado por el Partido Popu-lar, en alianza con el Partido Comunista y el Partido Obrero Campesino Mexi-cano (POCM), Lombardo Toledano era considerado el candidato de la izquierda.Participaba tambin como candidato el general Miguel Henrquez Guzmn, aquien apoyaban grupos cercanos al cardenismo en su vertiente agrarista y sin-dicalista. Complementaba las candidaturas de oposicin la de Efran GonzlezLuna, postulado por el Partido Accin Nacional (PAN). A lo largo de la campa-a, la prensa hostig en mayor o menor medida a todos los candidatos opo-sitores, acusndolos de ser agentes de Mosc o del Vaticano. Los mayoresataques fueron, sin embargo, para el general Henrquez por ser el que represen-taba la mayor fuerza de la oposicin. 57

    Al concluir la campaa electoral, la represin se desat en contra delhenriquismo, al acusarlo de prepararse para una revuelta armada. La prensaoper como un factor activo de divulgacin de rumores en contra de loshenriquistas al denunciar con frecuencia la existencia de supuestos planes paraderrocar al gobierno, dirigidos por los rojos que se haban infiltrado en la Fede-racin de Partidos del Pueblo Mexicano (FPPM). El 7 de julio, al da siguiente delas elecciones, la llamada Fiesta de la Victoria henriquista fue violentamentereprimida por el gobierno. La prensa justific la represin denunciando la pre-sencia de estudiantes comunistas, rojos y agitadores, quienes confundidoscon los simpatizantes henriquistas, pretendan alterar el orden pblico.

    En unos cuantos das, la informacin referente a las secuelas de la fallidaFiesta de la Victoria se traslad de la primera plana a la nota roja con objeto de

    conservador a la revista. Aunque era liberal e izquierdista, negaba haber sido comunista alguna vez. NARA, RG59, 912.60/4-

    754, informe firmado por Orville C. Anderson dirigido al Departamento de Estado, 7 de abril de 1954.

    56 Renunciaron el jefe de redaccin, Fernando Rosenzweig, el jefe de informacin, Ernesto lvarez Nolasco, los redactores Germn

    List Arzubide y Jos Rogelio lvarez y los reporteros Mario Velasco Gill, Arturo Sotomayor y Luis Surez, vase Rafael Rodrguez

    Castaeda, Prensa Vendida, Mxico, Grijalbo, p. 27. Luis Prieto R., Guillermo Ramos y Salvador Rueda (comps.), Un Mxico

    a travs de los Prieto, Jiquilpan, Centro de Estudios de la Revolucin Mexicana Lzaro Crdenas A. C., 1987, p. 543. De

    acuerdo al reporte mencionado en la nota anterior, la razn por la que Martn Luis Guzmn haba mantenido la colaboracin

    de estos personajes era porque eran los mejores periodistas de Mxico. NARA, RG59, 912.60/4-754.

    57 Elisa Servn, op. cit., 2001.

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    convertir a los henriquistas en ebrios instigadores de violentos hechos de san-gre que compartan la responsabilidad con agitadores comunistas, quienesde acuerdo con el jefe de la polica capitalina eran los culpables de los desrde-nes y con su presencia justificaban la represin.58 As, el discurso de la disolu-cin social que se supona promovan los agitadores comunistas, encontr en laprensa un eficaz propagador que no slo no cuestion, sino por el contrario,apoy y aplaudi, los ejercicios represivos de Alemn, Ruiz Cortines, LpezMateos y Gustavo Daz Ordaz.

    El 10 de julio el Partido Comunista public un manifiesto en el que en justoe imparcial anlisis, reconocan el triunfo electoral de Miguel HenrquezGuzmn y la derrota de Lombardo Toledano. En el documento, el PC llamabaal candidato triunfador a:

    []cumplir con el deber ineludible de luchar hasta el fin por la victoria alcanzada,

    a movilizar a las masas para que esta victoria se imponga frente a los planes del

    gobierno, a convocar al pueblo a la lucha resuelta y de masas contra el fraude,

    contra la violencia y contra las medidas dictatoriales que el gobierno de Alemn

    puso en prctica antes del 6 de julio, el 6 de julio y despus del 6 de julio.59

    El apoyo del Partido Comunista funcion sobre todo para que a loshenriquistas se les aadiera el cargo de aliarse con los rojos y recibieran la anda-nada anticomunista oficial, mientras la prensa iniciaba una campaa exigiendolmites a los rojos y agitadores. A finales de julio, la Procuradura de Justiciadel Distrito Federal daba a conocer los resultados de una investigacin sobre elcomunismo en Mxico y haca recaer en Luis Chvez Orozco, dirigente de laorganizacin magisterial henriquista, la responsabilidad por los actos de agi-tacin comunista del 7 de julio al ser el enlace, segn la Procuradura, entre elhenriquismo y el PC.60

    58 En una entrevista, el jefe de la polica anunci la detencin del profesor Aureliano Esquivel Cano, del Instituto Politcnico

    Nacional, furibundo partidario de los comunistas y quien, segn infinidad de declaraciones, encabezaba a los estudiantes

    que participaron en el mitin. Exclsior, 9 de julio de 1952.

    59 El Partido Comunista expone ante el pueblo de Mxico el resultado de las elecciones, en Elisa Servn, op. cit., 2001, p.356.

    60 Exclsior, 12 de agosto de 1952 y Hoy, 9 de agosto de 1952.

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    A mediados de la dcada de 1950, el discurso belicoso de la Guerra Fra seencontraba en su apogeo. As lo indica por ejemplo el tratamiento que en juliode 1954 la prensa le dio al director de Bellas Artes, Andrs Ituarte, por permitirque el atad de Frida Kahlo fuera cubierto por una bandera con la hoz y elmartillo durante el velorio que se llev a cabo en el vestbulo del Palacio deBellas Artes. El 14 de julio, El Universal public una fotografa bajo el encabeza-do Ante el fretro de Frida Kahlo cubierto por la bandera de Rusia que mos-traba al expresidente Crdenas montando una guardia frente al atad cubiertocon la bandera de la hoz y el martillo.61 Al da siguiente, la informacin relativaa la incineracin del cadver de la pintora se movi de la 2 seccin a la 1 ydespus de narrar la ceremonia, la nota informativa daba cuenta del mensajedirigido al presidente de la repblica de parte de la Comisin Permanente delCongreso contra la intervencin sovitica en Amrica Latina en la que llamabasu atencin acerca del:

    []bochornoso hecho de haber concedido el vestbulo del Palacio de Bellas Artes

    para que se realizara una grotesca farsa rusfila insisten en acusar al doctor

    Andrs Ituarte y al secretario de Educacin, lic. Ceniceros, como los autores de que

    se haya concedido el permiso para que con la presencia del Encargado de Negocios

    de la Embajada de Rusia se hayan llevado a cabo actos que repercutirn contra el

    buen nombre de Mxico. Esperamos, dicen en su memorial, que ahora no se

    escandalicen aquellos que nos han tachado de exagerados cuando hemos denun-

    ciado las numerosas clulas comunistas incrustadas en puestos clave de la admi-

    nistracin pblica, as como en muchas empresas privadas de nuestro pas.62

    La presencia del general Crdenas en Bellas Artes y la fotografa del dasiguiente, en la que caminaba del brazo de un tristsimo Diego Rivera en lacomitiva hacia el Panten Civil, fueron vistas por la prensa como una confirma-cin in fraganti de que Crdenas era aliado ancestral del comunismo.

    Das antes, el expresidente haba sido ya materia de polmica gracias a susdeclaraciones en contra de la intervencin estadounidense en el golpe contra elgobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala. La respuesta a la creciente presencia

    61 El Universal, 14 de julio de 1954, p. 13 de la 2 seccin.

    62 El Universal, 15 de julio de 1954.

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    pblica del general michoacano por parte del ala derecha del mundo polticooficial lleg en la forma de un desplegado que El Sol de San Luis, peridico de lacadena Garca Valseca, public a plana entera en su edicin dominical del 18 dejulio. A la semana siguiente, el mismo desplegado fue publicado tambin a pla-na entera en las ediciones dominicales de El Universal y Novedades, adems deotros de la cadena en distintos puntos del pas. Con el encabezado ElTepalcatepec, barril sin fondo y el subttulo Mil millones se han gastado en esaeterna obra. En otros lugares tal inversin hubiera sido til y fecunda, se acusa-ba indirectamente al general Crdenas, vocal de la Comisin del Tepalcatepec,de haber usufructuado en su beneficio enormes cantidades del presupuesto gu-bernamental en ese proyecto de desarrollo. Ms an, el desplegado sealaba:

    En la Cmara Alta se ha observado con visible desagrado la actitud que don

    Lzaro ha adoptado a ltimas fechas. Los senadores estn en desacuerdo con el

    hecho de que una vez ms se haya coludido con los rojillos mexicanos, pretenda

    crear problemas interiores y exteriores y se coloque en una situacin de maximato

    poltico en una poca que ya no es de caudillos ni de cuartelazos.63

    Las actividades pblicas del general Crdenas aumentaron en los ltimosaos de la dcada. Eran los tiempos de la Guerra Fra y los grupos polticosalineados en un espectro que ubicaba al cardenismo y al alemanismo en susextremos, se organizaban en aras del conflicto ideolgico que defina la coyun-tura internacional. En ese contexto se llev a cabo la sucesin presidencial de1958 y se dieron tambin las intensas movilizaciones sociales ocurridas al con-cluir el gobierno de Ruiz Cortines e iniciarse el de Adolfo Lpez Mateos. Lasmovilizaciones de ferrocarrileros, petroleros, electricistas, maestros, campesinosy estudiantes fueron criticadas cotidianamente en la prensa de la Ciudad de Mxi-co, acusando a los dirigentes de responder a consignas del exterior y de some-terse a los dictados del comunismo internacional.64 Con ese argumento seinvalidaba la justicia de las demandas y reivindicaciones de los movimientos (a

    63 El Universal, 25 de julio de 1954, 1 seccin, p. 6.

    64 Esta postura se agudiz en los primeros meses de 1959, cuando el movimiento ferrocarrilero lleg a su clmax. La represin

    en contra de la huelga en abril de ese ao lleg al punto de expulsar a dos diplomticos soviticos. Barry Carr, op. cit., 1996,

    p. 212.

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    las que tampoco se refera la prensa) y se haca aparecer a las protestas comocarentes de legitimidad y producto de intereses ajenos al pas.

    El estallido de la Revolucin cubana agudiz el enfrentamiento entre losdiversos grupos polticos y radicaliz las posiciones.65 A finales de la dcada de1950 y principios de la de 1960, mientras Lzaro Crdenas recorra el pas lan-zando veladas crticas al abandono gubernamental de los postulados ms esen-ciales de la revolucin de 1910 y despus apoyando abiertamente el procesorevolucionario cubano, Miguel Alemn era la fuente financiera de organizacio-nes como el Frente Cvico Mexicano de Afirmacin Revolucionaria, organiza-cin anticomunista creada entre otras cosas para oponerse al Movimiento deLiberacin Nacional de inspiracin cardenista.66 La campaa contra el generalCrdenas que se haba iniciado desde 1947 encontr apoyo y colaboracin en elperiodismo escrito ms conservador.

    La prensa fue uno de los escenarios favoritos para que el rgimen o el presi-dente, expresaran de manera indirecta su descontento con las actividadescardenistas, utilizando a los ms fervientes partidarios del anticomunismo.Mario Guerra Leal, exmilitante henriquista que se convirti al anticomunismoa mitad de la dcada de 1950, relata cmo el general Agustn Olachea, en eseentonces Secretario de la Defensa, le pidi que publicara una declaracin encontra de Crdenas:

    Por mi conducto, el patrn (el presidente Lpez Mateos) le pide un gran servicio.

    Queremos que haga usted unas declaraciones en todos los peridicos o en el

    mayor nmero que usted logre que se las publiquen, ya que esto deber usted

    hacerlo como cosa suya y nosotros no podemos intervenir, denunciando las

    actividades del general Crdenas. Diga usted que se est reuniendo con Vallejo, que

    est engaando a los ferrocarrileros, como hizo con ustedes los henriquistas; en

    suma, que es un traidor, no slo al presidente Lpez Mateos sino a Mxico. No

    queremos que sea un desplegado, pues se preguntaran de dnde sac usted el

    dinero. Claro que nosotros vamos a pagarlo para que se lo publiquen en forma de

    gacetilla, aunque cueste ms. Yo le dar todo el dinero que necesite.67

    65 Olga Pellicer de Brody, Mxico y la Revolucin Cubana, Mxico, El Colegio de Mxico, 1972.

    66 Mario Guerra Leal, La grilla. Los stanos de la poltica mexicana, Mxico, Diana, 1978.

    67 Mario Guerra Leal, op. cit., 1978, p. 138.

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    En este contexto, el anticomunismo se volvi un negocio todava msredituable de lo que haba sido unos cuantos aos antes. La pugna entre losgrupos que aspiraban a disfrutar de las prebendas econmicas otorgadas poralgunas fracciones del Gobierno mexicano y la embajada estadounidense sereflej en la prensa. Por lo dems, de nuevo los grandes beneficiarios de la gue-rra de propaganda fueron los dueos de los medios y en este caso de las empre-sas editoras, que a cambio de informar y formar opinin recibieron de personajescomo Guerra Leal y tantos otros junto con l dinero oficial, nacional y extran-jero.

    La Guerra Fra justific el autoritarismo del rgimen poltico. Los controlespolicacos que instaur Miguel Alemn a mediados de la dcada de 1940 y quecontinuaron sus sucesores, buscaban detrs del fantasma de un comunismo casiinexistente apagar los liderazgos sociales ms combativos en regiones y organi-zaciones. Rubn Jaramillo, Jacinto Lpez, Demetrio Vallejo, Othn Salazar,Romn Montemayor, Jos Encarnacin Prez y centenas de militantes comu-nistas, henriquistas, agraristas y/o sindicalistas, pagaron con crcel o con suvida la terca permanencia en la lucha poltica y social.

    Quienes participaron en las grandes movilizaciones de la dcada de 1950supieron desde el inicio que no estaran representados en la gran prensa de laCiudad de Mxico, excepto en trminos injuriosos, manipuladores odesinformativos. No obstante, la uniformidad de un discurso periodstico desti-nado fundamentalmente a los sectores altos y a la creciente clase media salvo latnica de los diarios deportivos pensados para un pblico popular contri-buy al descrdito del propio discurso periodstico. Para la izquierda mexica-na, la Revolucin cubana fue una inmensa bocanada de aire fresco despus deun largo periodo de violencia y aislamiento. Al iniciar la dcada de 1960 elpanorama de la prensa escrita se ampli con la aparicin de la revista Poltica,en la que participaban jvenes intelectuales y gente cercana al cardenismo y laizquierda. En 1963 Manuel Becerra Acosta lleg a la direccin de Exclsior yjunto con un grupo de colaboradores, entre quienes destacaba Julio Scherer,dio un giro al perfil informativo del diario.

    Era ste el preludio de una lenta transformacin en la vida periodstica queabri cada vez ms espacios a la crtica. La creciente politizacin y la moviliza-cin social que resurgi a mediados de la dcada de 1960 oblig a la prensa aabrir sus opciones informativas, por lo menos para no perder mercado. Lahegemona del discurso anticomunista se diluy en la medida en que la propia

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    sociedad exigi una mayor oferta informativa y ejerci una mayor capacidadde crtica pblica. No obstante, el impacto producido por este discurso, que serepiti incansablemente a lo largo de ms de una dcada, contribuy a su ma-nera a sostener y legitimar el autoritarismo del rgimen y a alejar a los grupossociales de la participacin poltica y social. Como seala Barry Carr, lamilitancia sindical, por ejemplo, se vio afectada por el temor que produjeronlas campaas de propaganda anticomunista de la dcada de 1950.68 En ese sen-tido, es clara la necesidad de avanzar en investigaciones que permitan calibrarla incidencia de este discurso periodstico en la formacin (o deformacin) de laopinin pblica de la poca. Aunque menor en trminos cuantitativos, el pesopoltico de los lectores de peridicos est an por documentarse.

    De cualquier manera, observar este periodo desde el presente resulta en bue-na medida aleccionador. No por repetida deja de resultar vlida la compara-cin entre el beligerante discurso de la propaganda anticomunista que legitimun nuevo orden mundial, surgido en la posguerra de la Segunda Guerra Mun-dial, y el actual discurso del gobierno estadounidense, que busca legitimar elnuevo papel de Estados Unidos en el reordenamiento mundial que sustituye a laGuerra Fra. Resulta entonces imprescindible entender los mecanismos de ope-racin de la prensa y los medios en su conjunto, su relacin con el poder, ascomo sus efectos en la opinin pblica, cuando un nuevo ciclo de expansinimperialista busca suplantar con propaganda y la construccin ideolgica deun enemigo, el terrorismo, al viejo fantasma que recorra el mundo, el fantasmadel comunismo.

    68 Barry Carr, op. cit., 1996, p. 187.