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7/31/2019 ELEMENTOS Nº 26 http://slidepdf.com/reader/full/elementos-no-26 1/97  Elementos de Metapolítica para una Civilización Europea Nº 26  ECONOMÍA ORGÁNICA UNA ALTERNATIVA A LA ECONOMÍA DE MERCADO UrKultur

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Elementosde Metapolítica para una Civilización Europea Nº 26  

ECONOMÍA ORGÁNICA 

UNA ALTERNATIVA A LA ECONOMÍA DE MERCADO 

UrKultur

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UrKulturhttp://urkultur-imperium-europa.blogspot.com.es/

Escuela de PensamientoMetapolítico

Elementosde Metapolítica para una

Civilización Europea

Director:

Sebastian J. Lorenz

[email protected]

Número 26ECONOMÍA ORGÁNICA 

UNA ALTERNATIVA A LA 

ECONOMÍA DE MERCADO 

Sumario

Salir de la Economía, por Rodrigo Agulló, 3

La Economía no es el Destino,por Guillaume Faye, 5

La Economía Orgánica en la Nueva Derecha,por Carlos Pinedo, 13

Adam Müller: la Economía Orgánica comovivienca romántica, por Luis Fernando Torres,

15

Friedrich List: Sistema Nacional de EconomíaPolítica, ¿proteccionismo?, por Arturo C.

 Meyer, Carlos Gómez y Jurgen Schuldt, 18

Crear la Economía Orgánica, por A.L.

 Arrigoni, 24

El principio de reciprocidad en los cambios,por Alberto Buela, 31

¿Homo oeconomicus o idiota moral?, porRamón Alcoberro, 33

Por una Economía Mundial de dosvelocidades, por Guillaume Faye, 38

La Economía Local contra la Economía

Global, por Edward Goldsmith, 45

Dictadira de la economía y sociedadmercantilista, por Stefano Vaj, 54

Crisis económica: aproximación a un modeloeconómico alternativo, por Juan P. Viñuela, 57

La crítica de la Economía de Mercado de KarlPolanyi, por Arturo Lahera Sánchez, 62

Por la independencia económica europea,

por Guillaume Faye, 78¿Decrecimiento o barbarie?, por

Serge Latouche, 83

Decrecimiento: hacia un nuevo paradigmaeconómico, por Luis Picazo Casariego, 85

La Economía del Bien Común: un modeloeconómico alternativo, por

Christian Felber, 90

Charles Champetier: por una subversiónde la lógica economicista, porDiego L. Sanromán, 93

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Salir de la Economía ___________________________________ 

Rodrigo Agulló

¿Es la economía el motor de la historia?¿Es el egoísmo individual la mejor forma deservir al interés general? ¿Es el Mercado laforma universal y permanente de laactividad económica? ¿O es, por el contrario,“la economía” una invención?

Todas las reflexiones que, desdediferentes ángulos y perspectivas, la NuevaDerecha ha efectuado en este ámbito tienenen común denominador: cuestionar eldominio que la economía ha establecidosobre nuestras vidas, en la teoría y en lapráctica, pero sobre todo en nuestrascabezas. Combatir el “desencantamiento delmundo” perpetrado por la monetarizaciónde nuestra existencia. Reivindicar valorescomo la gratuidad, la reciprocidad o la

solidaridad. En suma: reconducir el ámbitode lo económico a sus justos límites: alámbito de los medios, y no al de los fines.

Para la Nueva Derecha, el Mercado no esalgo “natural”, en el sentido de algo quehaya existido siempre y en todo momento,sino que se trata de una institución históricaligada a prácticas sociales bien precisas.Históricamente se han dado otras formas decirculación de bienes –tales como lareciprocidad (don-contra don) y la

redistribución- que, o bien han existido sinun Mercado, o bien han coexistido con elmismo. Por otra parte, y contrariamente a lospresupuestos tanto del marxismo como delliberalismo, la economía nunca ha formado“la infraestructura” de la sociedad. Alcontrario, “la sobredeterminación económica(“economicismo”) es la excepción, y no laregla. Los numerosos mitos asociados a lamaldición del trabajo (Prometeo, la violaciónde la Tierra-Madre), del dinero (Creso,Gullweig, Tarpeya), de la abundancia(Pandora), revelan que la economía, desdeedades muy tempranas, era percibida como

“la parte maldita” de toda sociedad, laactividad que amenaza con romper laarmonía. La economía era desvalorizada noporque no fuera útil … sino porque no eramás que eso. La función productiva, alrepresentar la esfera de la necesidad,

ocupaba el escalón más bajo en el antiguosistema trifuncional indoeuropeo. El“fetichismo de la mercancía”, característicodel capitalismo moderno, era claramentereconocido como intrínsecamente peligroso”( Manifeste pour une renaissance européene,GRECE, 2000).

Es a partir de la modernidad y de la“ideología de las Luces” cuando tiene lugarla instalación de la economía como centro deproducción simbólica, de forma que éstatermina invadiendo todas las esferas quehasta entonces se mantenían aparte. Laeconomía, en palabras del economistafrancés Serge Latouche, constituye una“invención”: no en el sentido de queaparezca en un momento dado comoreflexión teórica sobre un fenómenotranshistórico o “natural”, sino que surgeprecisamente como prolongación de unapráctica que se desarrolla a partir de unmomento histórico concreto, y que prospera,entre otras formas, generando ymanteniendo una teoría que la dota desentido. Es el sistema capitalista del mundomoderno, del cual Marx decía que seanunciaba por “una inmensa acumulación demercancías”, y que extiende su racionalidadbasada en cálculos coste-beneficio hasta loslugares más recónditos de la existenciahumana. Hoy más que nunca vivimos en esaépoca (posmodernidad para algunos,

hipermodernidad o modernidad tardía paraotros) qn la que las relaciones mercantiles seapoderan hasta de la vida privada y de laintimidad. Es la apoteosis de la eraeconómica, la omnimercantilización delmundo, el momento en que la economía nosolamente se ha emancipado de la política yde la moral, sino que las ha literalmentefagocitado y ocupa en solitario toda laescena. Un mundo en el que ya nada tienevalor, pero todo tiene un precio.

En esta tesitura, el desafío esencialconsiste, para la Nueva Derecha, en acabarcon la hipertrofia de lo económico, en

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“desmercantilizar” el mundo, en “re-incrustrar” (Karl Polanyi) la economía en latotalidad de las relaciones sociales, en lapolítica y en la ética. En pasar de la sociedadde Mercado a la economía con un Mercado. Algoque necesariamente implicaría el abandono

de la primacía de los valores mercantiles y laruptura con la “religión” del progreso.

La corriente de pensamiento lideradapor Alain de Benoist recoge el utillajeanalítico de toda una serie de escuelas y deautores considerados como “heterodoxos” enrelación a la economía política clásica yneoclásica, tal y como ésta fue acotada por latradición liberal. En esta progenie intelectualse incluyen Fiedrich List y las teorías delproteccionismo, la crítica de lamercantilización del mundo y del homooeconomicus de Karl Polanyi, la obra de losautores del MUSS (Movimiento Anti-Utilitarista en las Ciencias Sociales) comoSerge Latouche y Alain Caillé, de EdwardGodsmith y de gran parte del pensamientoecologista actual, de la socio-economía(Amitai Etzioni), de los teóricos deldesarrollo cualitativo (Amartya Sen) y del“decrecimiento” (Nicolas Georgescu-Roegen), de los partidarios de la re-localización y del biorregionalismo.

Muchas de estas corrientes depensamiento abogan, en líneas generales, poruna economía contextualizada, es decir, unaeconomía que utilice índices sintéticos queincluyan valores no mercantiles (tales comola satisfacción subjetiva, la salud pública, labiodiversidad, etc) y que permitan valorar elestado global de las sociedades más allá delos usuales índices de crecimiento. Y abogan

también por una economía auto-centrada, esdecir, que priorice las relaciones deproximidad tanto regionales comocontinentales, y que se dirija a proteger lossectores productivos clave en función de losniveles relativos de desarrollo.

Para la Nueva Derecha no se trata denegar la legitimidad del Mercado, muchomenos de negar la eficacia del sistemacapitalista. La historia ha demostrado que, en

economía, nada hay más eficaz que elcapitalismo. Cualquier intento de derrotar elcapitalismo en su propio terreno y desde su

sistema de valores –el de la eficienciaeconóomica cuantificable- está condenado alfracaso. La experiencia del comunismo loprueba. De lo que se trata más bien es de“interrogarse sobre sus límites y sobre sualcance”, de poner de relieve las distorsiones

que su lógica expansiva tiene sobre losvínculos sociales, sobre las libertades y sobrelas culturas de los pueblos. De lo que se trataes de contener la invasión de la esferamercantil sobre el resto de los órdenes de lavida.

Es por ello que la Nueva Derecha haprestado singular atención a todas aquellasexperiencias sociales que configuran un“Tercer sector”, ni público ni privado, que seenfrenta a las necesidades de los ciudadanosde forma ajena a la lógica del Mercado.Experiencias que, lejos de confinarse alámbito de la teoría, suponen un ejerciciopráctico de crítica al capitalismo. Es el casodel movimiento coopertivista, de lasmutualidades o de los Sistemas de CambioLocales (SCL): sectores que, al fundarse sobreprincipios como la responsabilidadcompartida, la libre adhesión y lasfinalidades no lucrativas, plantean unaalternativa real tanto a la ineficiacia delsector público como al Mercado guiado porcriterios de coste-beneficio.

La gran vulnerabilidad de muchos deestos enfoques e iniciativas reside en quelindan peligrosamente con la utopía. Ya seadesde una postura liberal como desde unapostura de extrema izquierda, parece fácilestigmatizar toda crítica de la ideología del“desarrollo” (y su corolario de defensa de lassociedades tradicionales) como un “sueño

revolucionario” derivado de una nostalgiapor los “viejos buenos tiempos” pre-capitalistas, por un mundo idílico deartesanos y campesinos. O lo que es peor,como un “lujo de ricos” que niegan el TercerMundo la prosperidad de la que ya disfrutanlas sociedades occidentales. No en vano todala dercha y toda la izquierda oficiales,herederas al fin y al cabo de la filosofía de lasLuces, suscriben esa visión del crecimientoindefinido y del productivismo occidental

como modelo exportable al resto de lahumanidad. Desde esa óptica está claro quetoda invocación a favor de las economías

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auto-centradas, del proteccionismo o de loslímites al crecimiento constituye un brindisal sol, o un disparate sólo apto paradescoyuntar la economía mundial. ¿Fin deldebate?

El núcleo de la cuestión consiste en

decidir si el primado de la economía y elmodelo ultraliberal de globalizaciónconstituyen el  fait accompli determinante ydefinitivo, ante el cual sólo cabe plegarse, obien si la voluntad de los pueblos y lasinstancias políticas tienen algo que decir alrespecto. La mayor astucia del  pensamientoúnico consiste en hacer pasar cualquier ideaalternativa no sólo como intrínsecamenteerrónea, sino también como impensable ocomo pruducto de la pura demencia. Noobstante, una vez trascendida esa matrix mental, no es difícil observar que las ideasdesarrolladas por la Nueva Derecha apuntanhacia toda una serie de cuestiones tan realescomo ineludibles: ¿hay límites alcrecimiento? ¿Hay alternativas al modeloactual de globalización? ¿Es la sociedad deconsumo planetaria el horizonte inevitablede la humanidad?

© Rodrigo Agulló. Disidencia perfecta. La“Nueva Derecha” y la batalla de las ideas. Ed.Áltera, Madrid, 2011. www.altera.net

La economía no es

el destino  _________________________________ 

Guillaume faye

" Las únicas realidades que cuentan para

nuestro futuro son de orden económico",declaraba durante un debate un ministro,

que es también, al parecer, el mejoreconomista de Francia. "Estoy totalmente deacuerdo con usted", le replicaba el adversariopolítico al que se oponía, pero usted es ungestor muy malo y somos más fuertes queusted en economía. Diálogo revelador.

Como Nietzsche, sepamos descubrir alos falsos sabios bajo la máxima de"especialistas", destrocemos los ídolos, puesla falsa ciencia –la metafísica también– denuestra época, y la primera de sus ídolos, es

la economía."Vivimos en sociedades, anotaLouis Pauwels, para las cuales la economíaes el único destino. Limitamos nuestrosintereses a la historia inmediata, y limitamosésta a los hechos económicos». Nuestracivilización, por supuesto –que no es másuna «cultura"– está fundada sobre unaconcepción del mundo exclusivamenteeconómica. Las ideologías liberales,socialistas o marxistas, se unen en suinterpretación "economista" del hombre y dela sociedad. Postulan todas que el idealhumano es la abundancia económicaindividual; aunque se diferencian por losmedios de cómo llegar a ese estado, admitenunánimemente que un pueblo no es más queuna "sociedad", reducen su destino a laexclusiva consecución del bienestareconómico, explican su historia y elaboran supolítica sólo a través de la economía.

Es lo que en el GRECE (Grupo de

Investigación y Estudios para la CivilizaciónEuropea) negamos. Rechazamos estareducción de lo humano a lo económico, esta

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única dimensión de la Historia. Paranosotros, los pueblos deben primeroasegurar su destino: es decir su duraciónhistórica y política y su especificidad. Lahistoria no está determinada, y menos conrelaciones y mecanismos económicos. La

voluntad humana hace la historia. No laeconomía.

La economía para nosotros no deberíaser ni una contradicción ni una teoría, sinouna estrategia, indispensable, perosubordinada a lo político. Administrar losrecursos de una comunidad según criteriosprimero políticos, ese es el sitio de laeconomía.Entonces, entre las opcionesliberales o socialistas y nosotros, no hayentente posible. Anti-reduccionistas, nocreemos que la "felicidad" merezca ser unideal social exclusivo. Al igual que losetólogos modernos, pensamos que lascomunidades humanas sólo sobrevivenfísicamente si tienen un destino espiritual ycultural. Podemos incluso demostrar queprivilegiando la economía y la búsqueda delbienestar personal, llegamos a sistemastiranos, a la desculturización de los pueblos,y a corto plazo, a una mala gestióneconómica ya que la economía funcionamejor cuando no ocupa el primer lugar,cuando no usurpa la función política. Por lotanto hay que asumir un cambió intelectualen economía, como en otros campos.

Otra visión de la economía, según losdesafíos contemporáneos, y ya no fundadasobre axiomas de burgueses del siglo XIX,será posiblemente la Economía Orgánica,objeto de nuestras investigaciones actuales.La revuelta "en el sentido que Julius Evola da

a este término" se impone contra estadictadura de la economía, fruto de unadominación de los ideales burgueses y deuna hipertrofia de una función social.

Para nosotros europeos del oeste, es unarevuelta contra el liberalismo. "Nuestraépoca –escribía ya Nietzsche en Aurora– quetanto habla de economía es muyderrochadora; derrocha el espíritu". Fueprofeta: hoy, un Presidente de la República

se atreve a declarar: "El problema mayor denuestra época, es el consumo". El mismo, a estos"ciudadanos" reducidos a simples

consumidores, afirmar que desea el"nacimiento de una inmensa clase media,unificada por el nivel de vida". También elmismo se ha felicitado de la sumisión de lacultura a la economía mercante: "La difusiónmasiva –esta palabra que tanto le gusta– del

audiovisual lleva a la población a compartirlos mismos bienes culturales. Buenos omalos, es otra cuestión (sic) pero en todocaso por primera vez los mismos". Claraapología, del jefe de fila de los liberales, delrebajamiento de la cultura al tráfico.

Así, lo político desciende hasta el nivelde la gestión, fenómeno bien descrito por elpolitólogo Carl Schmitt. El dominio obsesivode las preocupaciones económicas nocorresponde, sin embargo, al antiguopsiquismo de los pueblos europeos. Enefecto, las tres funciones sociales milenariasde los indoeuropeos, funciones de soberaníapolítica y religiosa, de guerra, y en tercerlugar de fecundidad y de producción,supondrían un dominio de los valores de lasdos primeras funciones, hechos puestos a laluz por G. Dumézil y E. Benveniste. Pero, nosólo la función de producción se encuentrahoy dominada por una de sus sub-funciones,la economía, sino que ésta, a su vez, estádominada por la sub-función «mercante».Por consiguiente el organismo social está,patológicamente, sumiso a los valores queproduce la función mercante.

Según los conceptos del sociólogo F.Tonnies, este mundo al revés pierde sucarácter "orgánico" y vivo y se convierte en"sociedad mecánica". Tenemos quereinventar una "comunidad orgánica". Así elliberalismo económico y su colaborador

político adquieren su significado histórico:esta ideología ha sido la coartada teórica deuna clase económica y social para "librarse"de toda tutela de la función soberana ypolítica, e imponer sus valores –sus interesesmateriales– en vez y en lugar del "interésgeneral" de la Comunidad entera.

Solamente la función soberana y susvalores propios pueden asegurar el interésgeneral. La única revolución ha sido la del

liberalismo, que ha usurpado la soberanía eninterés de la función económica,revindicando primero la "igualdad" con los

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otros valores, pretexto para marginarlosdespués. Según un proceso cercano almarxismo, el liberalismo ha construido unreduccionismo económico. Los hombres sóloson significativos para él como participantesabstractos en el mercado: clientes,

consumidores, unidades de mano de obra;las especificidades culturales, étnicas,políticas, constituyen obstáculos, "anomalíasprovisionales" hacia la Utopía a realizar: elmercado mundial, sin fronteras, sin razas, sinsingularidades; esta utopía es más peligrosaque la del igualitarismo "comunista" ya quees más extremista todavía, y más pragmática.

El liberalismo americano y su sueño delfin de la Historia en el mismo way of lifecomercial planetario, constituye la principalamenaza. Así señalamos claramente anuestro enemigo. Tenemos costumbre dedesignar como "sociedad de mercado" a larealizada según la ideología liberal; podemosseñalar que el marxismo y el socialismonunca han conseguido, ellos, a realizar suproyecto igualitario, la "sociedad comunista",y aparecen así menos revolucionarios que elliberalismo, menos "reales". Esta "sociedadde mercado" se nos aparece pues como elobjeto actual y concreto de crítica y dedestrucción.

Nuestra sociedad es "de mercado", perono especialmente mercantil. La república deVenecia, las ciudades hanseáticas vivían deun sistema económico mercantil pero noconstituían sociedades de mercado. Pues eltérmino mercado no designa estructurassocioeconómicas sino una mentalidadcolectiva, un sistema de valores quecaracteriza no sólo la economía sino todas las

instituciones. Los valores del mercado,indispensables a su único nivel, determinanel comportamiento de todas las esferassociales y de Estado, e incluso la funciónpuramente productiva de la economía.

Se juzga –y al Estado en primer lugar–desde un punto de vista totalmentemercantil. Esto no quiere decir quedominación mercante signifique dominaciónpor el dinero, no planteamos una condena

moral del dinero o del beneficio delempresario. Hay que admitir elcomportamiento mercantil o provechoso si

acepta subordinarse a otros valores. No hayque ver pues en nuestra posición un "odio ala economía" o un nuevo reduccionismoopuesto a la ganancia y a la funciónmercantil como tales.

Sociedad de mercando significa pues

sociedad donde los valores sólo sonmercantiles. Podemos clasificarlos en tresfiguras mayores: la mentalidad determinista,el espíritu de cálculo y la dictadura delbienestar económico individual.

Guillaume Faye

La mentalidad determinista, útil sólopara la única actividad mercantil, tiende aeliminar los riesgos y a minimizar los

vaivenes. Pero, adoptada por el conjunto deuna sociedad y en particular por losdecididotes políticos y económicos, lamentalidad determinista se convierte encoartada intelectual para no actuar niarriesgar. Sólo el mercante (comerciante)puede por derecho, para maximizar susganancias, subordinar sus actos adeterminismos: leyes del mercado,coyunturas, curvas de precios, etc…

Pero el poder político, no más que laeconomía nacional no deberían, como uncomerciante, someterse o "dejarse llevar" poruna racionalidad excesiva que dispensa todo

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 juego de riesgo. La sociedad mercante seadministrada a corto plazo, bajo lahegemonía de las previsiones económicaspseudos científicas (la industrializaciónineludible del Tercer Mundo, lamundialización de la competencia

internacional, la tasa de crecimiento de lasrentas y del PNB, etc.), pero paradójicamenteno tiene en cuenta las más elementales de lasevoluciones políticas a medio plazo: porejemplo el oligopolio de los poseedores delpetróleo.

Por lo tanto, nada menos independienteque las naciones mercantes. Los gestoresliberales van en el sentido de lo que creenmecánicamente determinado (por estarracionalmente formulado) haciendo laeconomía de la imaginación y de la voluntad.En el siglo de la perspectiva, de la previsiónestadística e informática, nos dejamos llevarpor el corto plazo y se prevé menos que lossoberanos de los siglos pasados. Todo pasacomo si las evoluciones sociales,demográficas, o geopolíticas no existieran yno fuesen a tener efectos mayores. Lo mismoen todos los sitios –según la fórmulaestúpida de los economistas liberales-solamente son tomadas en cuenta por los quedeciden las restricciones o pseudosprevisiones económicas a corto plazo. Lasociedad mercante es pues ciega. Sometida alas evoluciones y a las voluntades exteriores,porque cree en el determinismo histórico,trata a los pueblos europeos como objetos dela historia.

Segundo rasgo de la mentalidadmercante: el espíritu de cálculo.

Adaptado al comerciante, este espírituno conviene a los comportamientoscolectivos. Hegemonía de lo cuantificablesobre lo cualificable, es decir, sobre losvalores, dominio de lo mecánico sobre loorgánico, el espíritu de cálculo aplica a todola tabla única del valor económico. Nopensamos que el dinero se haya convertidoen la norma general: sino que todo lo que nose puede medir ya no cuenta. Se pretendecalcularlo todo, incluso lo no-económico: se

programan los momentos de jubilación, lashoras de trabajo, los tiempos de ocio, lossalarios, en el mismo nivel –pero mucho

antes– los niños que van a tener. Existeincluso un "coste de la vida humana" tomadoen cuenta para ciertas inversiones. Pero todolo que escapa al cálculo de los costes, es decirprecisamente lo que más importa, esrechazado, los aspectos incontables

económicamente de los hechos socio-culturales (como los costes sociales de lapérdida de raíces resultante de lainmigración) llegan a ser indescifrables einsignificantes para los "tecnomercantes".Incluso en economía, el exceso de cálculoperjudica: ¿cuántas inversiones útiles a largoplazo, pero que un cálculo de previsióndeclara no rentables a corto plazo, sonabandonadas? El individuo, seguro, calculasu existencia, pero ya no piensa en su

herencia, en su descendencia. Los Estadosobsesionados por la gestión a corto plazo,sólo toman en consideración los aspectoscalculables y cifrables de su acción. Estos"hombres de negocios" demagogos sóloactúan ahí donde se pueden rendir cuentas ysobre todo en lo inmediato, incluso si esnecesario falsificando algunas cifras. ¿Unaregión muere de anemia cultural? ¿Quéimporta si por el turismo de masas, su tasade crecimiento es positiva? Y, entre

adversarios políticos, el argumento políticose reduce a batallas de porcentajes.

Esta superficialidad de la gestióntecnocrática (ersatz [falsificación] mercantede la función soberana) puede inclusodesembocar en el marketing político,reducción de la política al negocio comercial.Hoy, Francia o Alemania, son más o menosasimiladas por sus gobiernos a sociedadesanónimas por acciones. La Casa Francia con

sus ciudadanos asalariados. Ni que decirque, también, la política exterior e incluso lapolítica de defensa, están determinadas porintereses de salidas comerciales inmediatas.Incluso para la economía no es lo mejor yaque este mercantilismo a corto plazo resultaser aleatorio y no sustituye una políticaeconómica.

Cuando los Jefes de Estado en visita seconvierten en V.R.P., como verdaderos VRP,se rinden bajo la dependencia de sus clientes.

¿Qqué es eso? La sociedad de mercandopuede describirse como una dictadura delbienestar individual según los términos de

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Arnold Huelen; dictadura porque elindividuo, obligado a entrar en el sistemaprovidencialista del Estado, ve desintegrarsesu personalidad en el ambiente consumista.Paradójicamente, el Estado-providencialiberal castiga la iniciativa productiva (cargas

sociales excesivas) y desanimaindirectamente la iniciativa individual.

Asegurados sociales, asalariados,parados remunerados: ya no dominan sudestino. Inmenso desprecio de su pueblo porel Estado-providencia, el "monstruo frío" deNietzsche. Tiranía suave. ¿Cómo extrañarseentonces que se desprecie un soberanotransformado en dispensador deentretenimientos? El Politólogo JuliánFreund habla justamente del fallecimientopolítico del Estado. El liberalismo produceun doble reduccionismo: por una parte elEstado y la sociedad sólo deben responder alas necesidades económicas de los pueblos; y,por otra, estas necesidades son reducidas alnivel de vida individual. En el liberalismomercante se prohíbe, en parte por interés,

 juzgar si estas necesidades son deseables ono: sólo cuentan los medios técnicos a poneren marcha para conseguirlas. De ahí elpredominio político del nivel de vida y pornecesidad igualitaria: sueño burgués –ynorteamericano– de pueblos nivelados eigualados por el mismo nivel de vida. Lospueblos y los hombres siendo todossemejantes para un liberal, la únicadesigualdad subsistente es la del poderadquisitivo: para obtener la igualdad, espues suficiente difundir a través del mundoel modo de vida mercante.

Así, ahí están reconciliadas

milagrosamente (la mano invisible de AdamSmith) el humanismo universalista y losnegocios, la justicia y los intereses, comoconfesaba puerilmente Jimmy Carter; Bibleand Business.Los particularismos culturales,étnicos, lingüísticos, las personalidades, sonobstáculos para la sociedad mercantil. Lo queexplica que la ideología moralizadora de losliberalismos políticos lleva al universalismo,a la mezcla de los pueblos y de las culturas, ya las diversas formas de centralismo. La

sociedad mercantil y el modelonorteamericano amenazan a todas lasculturas de la Tierra.

En Europa o en Japón la cultura ha sidoreducida a un "modo de vida" (way of life)que es justo lo inverso a un estilo de vida.Elhombre es así clasificado, es decir reducido alas cosas económicas que compra, produce orecibe, según el mismo proceso (pero más

intensamente aún) que en los sistemascomunistas. Su personalidad se acaba en losbienes económicos que solos estructuran suindividualidad. Cambiamos de personajecuando cambiamos de moda. Ya no estamoscaracterizados por nuestros orígenes(reducidas al " folclore") ni por nuestras obras,sino por nuestros consumos, nuestro"standing". En el sistema mercantil, losmodelos cívicos dominantes son elconsumidor, el asegurado, el asistido; y no el

productor, el inversor, el empresario. Nohablemos de los tipos no-económicos: el jurista, el médico, el soldado, que se hanconvertido en tipos sociales secundarios. Lasociedad mercantil difunde un tipo devalores cotidianos perjudiciales respecto altrabajo como tal: vender y consumir elcapital parece más importante queconstruirlo. Y no hay nada más igualitarioque la función de consumo. Los productores,los empresarios, se diferencian por sus actos;

ponen en juego capacidades desiguales.Pero consumir, es el no-acto al que todo

el mundo, sean sus capacidades las que sean,o su origen, puede acceder. Una economía deconsumo se mete en una vía inhumana en lamedida en que el hombre es etológicamenteun ser de acción y de construcción. Así,paradójicamente la alta productividad de lasindustrias europeas subsiste a pesar de lasociedad liberal mercantil y no a causa de

ella. ¿Por cuánto tiempo? Hay que precisarque nuestra crítica de la sociedad mercantilno es un rechazo, muy al contrario, de laindustrialización o de la tecnología.

La noción de comunidad orgánica, queoponemos a la sociedad mercantil, no tienenada que ver con la "sociedad deconvivencia" de los neo-rousseanistas (Illich,etc…). La técnica es para nosotros unaadquisición cultural europea, pero debe serconsiderada como una herramienta de poder

y de dominio del medio y ya no como unadroga al servicio del bienestar. Entonces nocompartimos las críticas izquierdistas con

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resonancia bíblica, sobre la "maldición deldinero" y sobre la voluntad de poder de lasociedad contemporánea. La sociedadmercantil no afirma ninguna voluntad, ni enel nivel del destino global, ni siquiera en elde una estrategia económica.

Las consecuencias de esta civilización dela economía son graves para el destino denuestra especie, y al mismo tiempo, paranuestro futuro político y económico. KonradLorenz ve en la "unidad de los factores deselección", todos de naturaleza económica,una amenaza de empobrecimiento humano."Una contra-selección está en marcha –revelaLorenz en Nouvelle Ecole– que reduce lasdiversidades de la humanidad y le impone pensar exclusivamente en términos de rentabilidad

económica a corto plazo. Las ideologíaseconomistas, que son tecnomórficas, hacen delhombre una máquina manipulable. Los hombres,unidades económicas, son cada vez más iguales,como máquinas precisamente".

Para Lorenz, la subordinación de losvalores no económicos es una catástrofe, nosólo cultural sino biológica. El consumirconstituye una amenaza psicológica para lospueblos. Lorenz, como médico, habla de

patología colectiva. Morimos dearteriosclerosis. La civilización del bienestareconómico nos lleva lentamente, segúnLorenz, hacia la muerte templada. Escribe:"hipersensibles al no placer, nuestras capacidadesde gozar se debilitan". La neofilia, este gustosiempre insatisfecho de nuevos consumos,tiene, para los antropólogos, efectosbiológicos nefastos y desconocidos. Pero,¿qué es la supervivencia de la especie al ladode la subida del precio de los croissants de

mantequilla? En fin, si nadie piensa en estosproblemas, nosotros sí. Muerte templada,pero también declive demográfico. L

a dictadura de la economía ha hecho denosotros europeos unos pueblos corto-vivientes según el análisis de RaymondRuyer. Atacados a nuestras preocupacioneseconómicas inmediatas, nos hemosconvertido en objetos y en victimas de lahistoria biológica.Nuestros economistas sonsensibles al declive demográfico solamenteporque comprometerá la financiación de la

 jubilación. Nuestra civilización economista –escribe Raymond Ruyer– es por esencia anti-

natalista y suicida porque es, por esencia,anti-vital, anti-instintiva. Pero el consumo demasas ha convertido a la cultura enprimitiva. Los mercaderes de bienes deconsumo poseen un poder cultural, que seejerce en el sentido de un desarraigo, y de

una masificación igualitaria. No son losconsumidores quienes eligen su estilo devida –mito democrático querido por losliberales– sino son firmas mercantes quienescrean comportamientos de masadestruyendo las tradiciones específicas de lospueblos. Mediante el marketing, mucho másque por la propaganda política, se imponecasi científicamente un nuevocomportamiento, jugando sobre elmimetismo de las masas desculturizadas.

Una sub-cultura mundial está naciendo,proyección del modelo norteamericano. Seorientaliza o se americaniza a voluntad.

Desde el final de la primera guerramundial, del "new look" a la moda "disco", unproceso coherente de condicionamiento sub-cultural está en marcha. El rasgo común: elmimetismo de los comportamientos lanzadospor los mercantes norteamericanos. Así, laeconomía se ha convertido en uno de losfundamentos cualitativos de la nuevacultura, sobrepasando ampliamente sufunción de satisfacción de las necesidadesmateriales. Incluso en el plano estrictamenteeconómico, que no es, según nuestro puntode vista, capital, el fracaso del sistemamercantil dado hace algunos años es patente.

No hablemos ya del paro y de lainflación, sería muy fácil. Jean Fourastiéanota: "la indigencia de las ciencias económicasactuales, liberal o marxista" y las acusa de

usurpación científica. "Asistimos – dice–sobre todo desde 1973, a la carencia de loseconomistas y al inmenso naufragio de suciencia", y Añade: "los economistas liberales osocialistas han pensado siempre que sólo loracional permitía conocer lo real. Sus modelosmatemáticos se han construido sobre laignorancia o el odio de las realidades elementales. Ahora bien, en cualquier ciencia, lo elemental eslo más difícil. Se llega a ser despreciarlo porqueno se presta a los ejercicios clásicos sobre los que

los economistas universitarios se otorgan susdiplomas". Fourastié concluye: "Nuestro pueblo,nuestros economistas, nuestros dirigentes viven

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sobre las ideas del siglo XIX. Los impasses de laracionalidad empiezan a ser visibles. El hombrevive al final de las ilusiones de la inteligencia".

Un reciente premio Nobel de economía,Herbert Simon, acaba de demostrar que ensus comportamientos económicos u otros, el

hombre, a pesar del ordenador, no podríaoptimizar sus elecciones y comportarseracionalmente. Así, la "Teoría de los Juegos ydel Comportamiento Económico" de VonNeumann y Morgenstern, una de las basesdel liberalismo, se revela falsa. La elecciónrazonada y óptima no existe. Herbert Simonha demostrado que las eleccioneseconómicas eran primer término, al azar,arriesgadas, voluntaristas.

Estas ilusiones de la inteligencia hancausado a los liberales graves fracasos;cojamos algunos al azar: El sistema liberalmercante despilfarra la innovación y utilizamal la acción técnica. Esto es, como lo habíavisto Wagemann, porque la contabilidad entérminos de provecho financiero a cortoplazo (y no en términos de excedente global)frena cualquier inversión y cualquierinnovación no vendible y no rentable a cortoplazo. Otro fracaso, con consecuencias

incalculables: la llamada a la inmigraciónextranjera masiva. Los provechosinmediatos, estrictamente financieros,resultado de una mano de obra explotable ymaleable es los que ha contado frente a loscostes sociales a largo plazo de lainmigración, que nunca han sidoconsiderados por el Estado y por la patronal.La codicia inmediata de los importadores demano de obra no ha hecho pensar en lo queno se gana en términos de no modernización

provocado por esa elección económicaabsurda.

El responsable de una gran empresa medecía recientemente con un tono despectivoque su ciudad estaba llena de inmigrantes yque esto le molestaba personalmente. Perodespués de algunos minutos deconversación, me confesaba con muy buenaconciencia que diez años antes, había"sondeado" en el extranjero para "importar"

mano de obra que fuese barata. Talinconsciencia se asemeja a una nuevaesclavitud. Es impresionante constatar queincluso la ideología marxista, a pesar de su

desprecio a las diversidades culturales yétnicas, no se ha atrevido, como elliberalismo, a utilizar para su provecho eldesenrazamiento masivo de las poblacionesrurales de los países en vías de desarrollo.

Gobiernos irresponsables y una patronal

ignorando las realidades económicas, ydesprovistos del menor sentido cívico yético, han garantizado una práctica neo-esclavista cuyas consecuencias políticas,culturales, históricas –e incluso económicas–son incalculables (precisamente) para lospaíses de acogida y sobre todo para lospaíses que proporcionan la mano de obra.Más preocupados de los negocios y delbienestar, los liberales no se han enfrentado alos desafíos más elementales: crisis de laenergía, crisis del patrón dólar, subida de loscostes europeos y competencia catastróficade los países del Este y de Extremo-Oriente.

Guillaume Faye

¿Quién se preocupa de ello? ¿Quiénpropone una nueva estrategia industrial?¿Quién piensa en que el final de laprosperidad ya ha empezado? La respuesta alos desafíos gigantes del final del siglo sóloes posible en contra de las prácticas liberales.Solamente una óptica económica fundada enlas elecciones de un espacio económicoeuropeo semi-autárquico, de unaplanificación de una nueva política desustitución energética a medio plazo, y de

una retirada del sistema monetariointernacional, se adaptaría a las realidadesactuales.

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Los dogmas liberales o "libertarios" dellibre intercambio, de la división internacionaldel trabajo, y del equilibrio monetario serevelan no solamente económicamenteutópicos (y estamos dispuestos ademostrarlo técnicamente) sino también

incompatibles sobre todo con la elecciónpolítica de un destino autónomo paraEuropa. Como para los nuevos filósofos quese contentaban en reactualizar a Rousseau,hay que tomar conciencia de la impostura dela operación publicitaria de los "nuevoseconomistas". No se trata ni más ni menosque de una vuelta a las tesis bien conocidasde Adam Smith.

Pero los nuevos economistas franceses(Jenny, Rosa, Fourcans, Lepage) no son nadapor ellos mismos y sólo vulgarizan las tesisnorteamericanas. Miremos del lado de susmaestros. Partiendo de una crítica pertinente,es verdad, del "Welfare State" (el Estadoprovidencia burocrático aunque neoliberal),la escuela de Chicago, monetarista yconservadora, con Friedmann, Feldstein,Moore, etc., predica un retorno a la leymicro-económica del mercado, rechazacualquier obligación del Estado haciagrandes empresas, reencontrando así ladespreocupación de los liberales del sigloXIX hacia el paro y las cuestiones sociales. Yla escuela de Virginia, con Rothbard, DavidFriedman, Tullock, etc… quiere ser "anarco-capitalista", partidaria del estallido delEstado y de la reducción total de la vidasocial y política a la competencia y a la únicabúsqueda del provecho mercantil.Se puedecriticar estas tesis, conocidas y recalentadasdesde el punto de vista económico.

Pero que sea suficiente decir que, paranosotros europeos, incluso realizable ypróspero, un programa tal significa la muertedefinitiva como pueblos históricos. Los"friedmanianos" y los "libertarios" nosproponen la sumisión al sistema del mercadomundial dominado por leyes que favorecen ala sociedad norteamericana pero que sonincompatibles con la elección que debemostomar, de permanecer como nacionespolíticas y pueblos evolucionando en sus

historias específicas. La economía orgánicano quiere ser una Teoría, sino una estrategiaque se corresponde únicamente con la

elección, en la Europa del siglo XXI, desociedades donde el destino político y laidentidad cultural se sitúan antes que laprosperidad de la economía.Subsidiariamente, la función económica esademás mejor dominada.

Reflexionamos, en el GRECE (Grupo deInvestigación y Estudios para la CivilizaciónEuropea), sobre esta nueva visión de laeconomía, a partir de los trabajos de TomarSpann y de Ernst Wagemann en Alemania,

 Johan Akerman en Suecia y François Perrouxen Francia. Wagemann compara la economíaliberal a un cuerpo sin cerebro, y la economíamarxista a un cerebro subido en zancos. Laeconomía orgánica, modelo práctico que nopretendemos exportar, quiere adaptarse a latradición trifuncional orgánica de loseuropeos. Según los trabajos de Bertalanffysobre los sistemas, la función económica seconsideraba como un organismo parcial delorganismo general de la comunidad.

Según los sectores y las coyunturas, lafunción económica puede estar planificada oactuar según las leyes del mercado.Adaptable y flexible, admite el marcado y elbeneficio, pero los subordina a la política

nacional. El Estado deja a las empresas, en elmarco nacional, actuar según lasrestricciones del mercado pero puede, si lascircunstancias lo exigen, imponer con mediosno económicos la política de interésnacional.Las nociones irreales de macro ymicro economía dejan paso a la realidad dela economía nacional, también las nocionesde sector público y privado pierden sentido,ya que todo es a la vez privado en el nivel dela gestión y público en el sentido de la

orientación política.Los bienes colectivos duraderos son

preferibles, y no la producción de bienesindividuales obsoletos y energéticamentecostosos. Los mecanismos y manipulacioneseconómicos son considerados poco eficacespara regular la economía con respecto a labúsqueda psicológica del consenso de losproductores. La noción contable deexcedente y de coste social sustituye los

conceptos criticables de rentabilidad. Por suelección de centros económicosautoritariamente descentralizados, y de un

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espacio europeo de gran escala y semi-autárquico (caso de los EE. UU. de 1900 a1975) la economía orgánica puede pretenderuna potencia de inversión y de innovacióntécnica superior a lo que autoriza el sistemaliberal, frenado por las fluctuaciones

monetarias y la competencia internacionaltotal (dogma reduccionista del libreintercambio según el cual la competenciaexterior sería siempre estimulante).

En última instancia, la economíaorgánica prefiere el empresario al financiero,el trabajador al asistido, el político alburócrata, los mercados públicos y lasinversiones colectivas, al difícil mercado delos consumidores individuales. Más que lasmanipulaciones monetarias, la energía deltrabajo nacional de un pueblo específico nosparece como lo único capaz de asegurar alargo plazo el dinamismo económico. Laeconomía orgánica no es en sí misma lafinalidad de su propio éxito. Pero quiere seruno de los medios de asegurar a los puebloseuropeos el destino, entre otros posibles (lit:parmi d´autres posibles), de pueblos conlarga vida.

Para concluir, habría que citar la

conclusión que el economista Sombart hadado en su tratado El Burgués, pero sólomencionaremos el pasaje más profético: "Enun sistema fundado en la organizaciónburocrática, donde el espíritu de empresa habrádesaparecido, el gigante convertido en ciego estarácondenado a arrastrar el carro de la civilizacióndemocrática. A lo mejor asistiremos entonces alcrepúsculo de los dioses y el Oro será devuelto alas aguas del Rin".

François Perroux ha escrito también quedeseaba el fin del culto de Mamón que brillahoy con una prodigiosa luz. Hemos elegidocontribuir al fin de este culto, asegurar elrelevo del último hombre, el de lacivilización de la economía, de la que elZaratustra de Nietzsche decía: ¿Amor,creación, deseo, estrella? ¿Qué es eso? Asípregunta el último hombre y guiña el ojo. Latierra se hará más exigua y sobre ella saltaráel último hombre, este que reduce todo.

Hemos inventado la Felicidad, dicen losúltimos hombres.Y guiñan el ojo».

La concepción de laEconomía Orgánica en la

Nueva Derecha ___________________________________ 

Carlos Pinedo

Si el objetivo de un Estado es asegurar eldinamismo histórico y el equilibrio políticode un pueblo, hay que volver a poner la

economía en su sitio, considerarla como unaestategia secundaria, y no como el medioprivilegiado del desarrollo humano. Laconcepción general de la economía de laNueva Derecha puede calificarse como“economía orgánica”. Las sociedades sonorganismos compuestos de seres vivos y defunciones en interacción constante. Estaconcepción de la economía describe lasrelaciones económicas como lugares deconflictos-cooperaciones por los recursos

escasos y como sistema viviente deintereacciones energéticas. Suponeigualmente el principio de toda economíaequilibrada: la compatibilidad entre elEstado y la función económica. La síntesis deun Estado fuerte y una economía potente noes imposible. La economía es u subsistemadel sistema general de la sociedad, la cualfunciona según sus reglas propias: búsquedade la rentabilidad y de la racionalizaciónfinanciera y productiva, pero la economía

queda subordinada a la función soberana, ysu finalidad es determinada por un cerebro,que es el Estado político. Una economíadirigida políticamente adoptaría losprincipios estimuladores de lacompetitividad y del dinamismoempresarial, y limitaría las intervencionesburocráticas. En definitiva, la Nueva Derechase pronuncia a favor de un Estado ligeropero fuerte, que no interviene en laeconomía, pero sí que la dirige, que nos

sustituye a la sociedad civil, sino que lagobierna. Una economía basada en empresasdesfiscalizadas y desocializadas, un sistema

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económico flexible compuesto de unidadesde todos los tamaños, organizadas en torno aáreas nacionales con la sufiviente elasticidadpara escapar de la fragilidad de todaeconomía-mundo. Una economía nacionalsubordinada a la política y dirigida por un

Estado estratega de carácter soberano.Esta economía orgánica es doblemente

revolucionaria: en primer lugar, porquetiende a la desaparición progresiva de lasproducciones masivas de bienesindividuales, para poner fin a ladomesticación del hombre por el bienestar.Esto no significa caer en la economía depenuria, sino diversificar la producción, sinconcentrarse única y exclusivamente en losbienes de consumo. En segundo lugar,porque supone el nacimiento de nuevasélites económicas (los creadores de empresasencargados de renovar el tejido industrial).Las nociones de macro-economía y de micro-economía son sustituidas por los conceptosde comportamientos intra-económicios ysupra-económicos. El primero designa loscomportamientos económicos necesariospara toda economía. El segundo se refiere acomportamientos que tienen en cuenta losintereses del conjunto del sistema económico,e incluso de carácter no exclusivamenteeconómico. Es la noción de “supletoriedad”.Este concepto completa el tradicional debeneficio. La regulación del beneficio, en estecaso, es un medio suplementario dedirección de la economía, pues la estrategiaeconómica puede, en función de susobjetivos, limitarlo o extenderlo, paraestimular la actividad económica. La nociónde “supletoriedad” evalúa en función de

criterios globales el coste social a medio ylargo plazo de una operación. El manejo deeste concepto es privativo de la estrategiapolítica del Estado. La supletoriedad permiteintegrar variables numerosas (económicas,sociales, geopolíticas) para prever deantemano el sentido de toda evolucióneconómica. Este criterio se impone desde elmomento en que hay decisiones macro-económicas en juego. Este concepto, deorden político, y no económico o jurídico,

concierne ante todo a la transformación de laideología del Estado y no a una simplereforma económica.

Contrariamente a las demás doctrinas, laconcepción orgánica de la economía no esdogmática y utiliza tácticas muy diferentes alservicio de la política nacinal (simultaneidadde un sector público y un sector privado). Laeconomía orgánica propone asimismo

distinguir, no un sector público, ni un sectorprivado, sino un sector de interés nacional yun sector de interés económico […]

Para la ND, los valores económicos noson en sí mismos nocivos si se subordinan aun proyecto político y comunitario. Desear ladestrucción de un aparato industrial talcomo desean los ecologistas anti-industrialistas es absurdo, porque éste puedeser utilizado al servicio de otro proyecto desociedad. Ahora bien, lo que critican losecologistas, no es tanto la economía y latécnica como proveedores de riquezas, sinocomo instrumento de poder y detransformación sacrílega de la naturaleza, enla línea del russonianismo y del biblismo.Por otra parte, la potencia económica ytécnica forma parte de la herencia culturaeuropea y siempre ha sido el soporte deldinamismo cultural y político. La economía yla técnica deben ser reconocidas comoposibilidades para “reencantar” al mundo através de un sobrehumanismo fáustico,capaz de construir una nueva civilización.

© Alain de Benoist, Guillaume Faye. Lasideas de la Nueva Derecha. Una respuesta alColonialismo cultural. Introducción deCarlos Pinedo. Ed. Nuevo Arte Thor,Barcelona, 1986.

 Alain de Benoist

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Adam Müller:La Economía Orgánica

como vivencia romántica ___________________________________ 

Luis Fernando Torres

I. Notas biográficas

Adam Müller nació en Berlín en 1779.Estudió Derecho en la Universidad deGöttingen. En su época juvenil era partidariodel liberalismo de Adam Smith. En 1805 setrasladó a Viena, donde desarrolló su obrahasta su muerte, en 1829.

Su obra más conocida es Die Elemente der Staatskunst (Berlín, 1809), de la que existetraducción española (1). Las citas queentresacamos en este artículo proceden deésta edición en castellano. También merecedestacar Deutsche Staatsanzeigen (1816-1819).

La ideología de Müller es una mezcla demedievalismo, estatismo y romanticismo:defensa indiscriminada de todos los valores einstituciones de la Edad Media; catolicismosentimental; culto al Estado de clara raízpagana, y todo ello expresado en ese estiloexaltado, lleno de imágenes y algo confusode los románticos.

El Romanticismo significó una reaccióncontra las concepciones materialistas y

racionalistas del hombre y de la vida; destacólo que el mundo y la existencia tienen demisterioso e incomprensible. Este estado deespíritu, es el que Müller (y también Gentz yHaller) (2) traslada al campo de la economía.

La influencia de Müller ha sido tanintensa como insospechada. Influyó en F.List y sobre la Escuela Histórica; elnacionalismo económico tiene en él un puntode arranque. Su influjo político se ha dejadosentir igualmente, en el tradicionalismo, elnacionalismo y en el fascismo.

II. Adam Müller: clasicismo político,Estado y ciencia

Adam Müller destaca especialmentedentro del panorama delimitado por lallamada Escuela Histórica Alemana deEconomía. Si algunos de sus planteamientos

pueden considerarse hoy en día anacrónicos,otras de sus intuiciones fueron la improntaepifánica que ayudó a constituir la cienciaeconómica con el rigor y amplitudinterdisciplinar con que la conocemos en laactualidad.

En contraposición con la metodología dela Economía Clásica representada por AdamSmith, Müller sostiene que el hombre actúapor medio de una articulación de índole

social donde se realiza la posibilidad de susanhelos, luego la perspectiva social no puedeser ignorada para comprender a la propiaeconomía, ya que ésta es parte del ordenprimordial y no mera consecuencia de labúsqueda de la riqueza. Todo orden socialsería, entre otras cosas, económico, pero detal forma que la economía pura sería unamera abstracción (útil tan sólo para un marcode trabajo de aplicación operativa o analítica)que disgregaría aspectos, factores y

elementos que de suyo siempre seencuentran agrupados e integrados en untodo orgánico (3). Por ello, el sentido genuinodel Derecho, de las costumbres, de laconcepción del Estado perman eceránignorados si no llegamos a descubrir primerola trabazón y las correlaciones específicasentre todas las creaciones del civilizador dela humanidad, donde la economía es unaspecto más.

Pero el epicentro paradigmático y laclave descifradora de la cultura humana,entendida como tendencia natural y como re-creación artificiosa en su plenitud racional, seencontraría, según A. Müller, en el Estado:"El Estado es la totalidad de los asuntoshumanos, su conexión en un todo vivo". Estarealidad superior del Estado no es unahipóstasis absorbente, ni una plenitudtransfiguradora al estilo del estatismohegeliano, sino que todo valor humano está

permanentemente presente en la actuacióndel Estado; el carácter humano procurará noapartarse en ningún punto esencial delcarácter civil. El Estado, para ser fecundo,

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debe ser sentido e interpretado comofenómeno de vida humana, por consiguientedebemos desechar los falaces límites, vanos,generados por las teorías políticas ajenas alpálpito de la vida, porque turban la vista conla voraz p arálisis de las meras abstracciones.

Así, el Estado se convierte en un ente convida y finalidad propia: "La constitución deun Estado es algo tan grande, vario einsondable, que debe justamente extrañarnosel apresuramiento y la ligereza con que selleva a cabo su estudio en la actualidad (...).Pero ¿es posible considerar al Estado comouna máquina, y sus miembros como uninerte juego de ruedas? ¿O como un edificio,y sus partes constitutivas, tan delicadas ysensibles, como piedras frías que el cinceltiene primero que labrar y la escuadra, luego,que ordenar? Si tratamos de describir laprimera sensación que el espectáculo de lasociedad civil nos produce, tendremos querecurrir forzosamente a los dominios delarte" (4)

Para Müller, debemos sobrepasar estoslímites del acumulado escombro utópicoantes de mostrar los límites verdaderos:"Aquellos que, lejos de impedir el

movimiento del Estado, lo estimulan".Paradójicamente, la utopía política cercenaríaposibilidades magníficas de progreso,abortándolas, e indicaría horizontes deilusión colectiva que serían un puroescenario de representación donde la muecay la máscara sustituirían al gesto y al rostrode lo que cristaliza en la realidad reflejandoel sol fecundo y no bañándose en las brumasdel sueño de la noche (utopismo que puedeser presuntuoso racionalismo conceptualista

en sus formas de Liberalismo o Socialismo).Un Estado verdadero es consciente de susauténticos límites, que guían al políticopráctico y al legislador "en cuanto tienen queresolver el asun to más nimio o decidir elcaso jurídico más insignificante". Cuando lateorización, desvertebrada, no se ancla en loshechos, en las vivencias y en las experiencias,necesariamente considerará los límites delEstado erróneamente, distorsionándolos ydándoles una consistencia fija;

arrebatándoles la vida y el crecimiento y, porconsiguiente, perturbando la acción delpolítico.

La Ciencia Política alcanza su concienciamáxima en el Estado, y éste en aquella:"Ciencia y Estado serán lo que tienen que sercuando formen una unidad, como el alma yel cuerpo, que son una cosa en la mismavida, y sólo el concepto es quien los disgrega

mortalmente" (5).Y no sólo la Ciencia Política, sino todas

las ramas del vigoroso árbol del saber debenentroncarse con el impulso de la saviavivificante que emana de la experiencia de lavida social. Patria y Estado son sentimientos yrazonamientos grávidos de conocimiento yde saber integrados: "Esto es lo que hizogrande la ciencia de los antiguos, y tanmenguada, tan confusa, tan muerta la de losalemanes de hoy".

A. Müller afirmará que lasmanifestaciones aurorales de las cienciasnaturales en Francia y Alemania habíantenido, con Lavoisier y Schelling, un impulsoespecial debido precisamente a que supieronsintonizar selectivamente con lo mejor delespíritu conformador de sus pueblos. Müller,adelantándose prodigiosamente a lasociobiología de E. O. Wilson, afirmará quees la "historia natural del Estado" la que nos

puede ofrecer otras perspectivasesclarecedoras que fecunden y abonen otroscampos de estudio propios de las cienciasnaturales. De esta forma, la ciencia sehubiese mantenido muy cerca "del corazón yde los hombres aún en sus especulacionesmás profundas, y hubiese conservado suequilibrio y su vivacidad".

III. El organicismo económico

El pensador alemán considerará que el

concepto de dinero de Adam Smithrepresenta un gran paso frente a las ideaspredominantes en torno al mismo en suépoca. Pero, por otra parte, el sistema deleconomista británico no podrá eludir lamaldición que pesa sobre todos los sistemasde su época. Müller reprochará a Smith sutratamiento del factor trabajo como unconcepto y no como una idea, con lo cual seperdía, con graves consecuencias, laflexibilidad y la necesaria capilaridad entre la

vida real y los esquemas del pensamiento.Según el organicismo de Müller, la economíaclásica británica debió ampliar el contenido

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de su visión del trabajo: "Hasta que toda lavida nacional le hubiera aparecido como unúnico gran trabajo". El trabajo individualestaría por lo tanto en permanente relacióncon el "Trabajo Nacional", y cada uno seríacausa recíproca del otro. El planteamiento de

economía orgánica que hace Müller implicaun Estado orgánico que constituye y encauzala fuerza social que necesariamente seexpresa en círculos concéntricos bientrabados por su propio impulso natural. Porello, Müller somete a crítica y eleva a rangode ideas lo que eran meros conceptosesclerotizados en la tradición económicainglesa, tales como: riqueza, dinero, trabajo,producción,...

El "sentido reverencial del dinero" denuestro Ramiro de Maeztu parece tener unode sus máximos precedentes en elpensamiento de Müller, que ve en el"contrabalanceo" entre el dinero y la letra decambio, el papel moneda, el valor y elcrédito; entre el dinero efectivo y elsimbólico, junto con las consecuenciascomerciales redistributivas y ampliadoras dela eficacia económica que traen consigo, unhermanamiento entre los hechos económicosreales y los hechos espirituales ideales. En eldinero confluiría el interés individual con lanecesidad del todo nacional. El dinero,paradójicamente, humanizaría la vidacolectiva frente a las tesis rousseaunianas decorrupción de la sociedad, y al mismoEstado, ya que al ser el dinero símbolo"verdadero y vivo", posibilitaría la másprecisa expresión de las conexiones idealesde todos los principios, qu e es uno de lossignificados, según este economista

romántico, de la idea misma de Dios (6).La teoría organicista de la economía de

Müller critica tanto la hipótesis de la teoríamercantilista acerca de lo productivo, comolos planteamientos de las escuelas  fisiócratas o Smithiana, ya que todos estos "sistemasconceptualistas" padecen el grave estigma deconsiderar la economía como un meroproceso mecanicista. La identificación queSmith hace entre productividad real-materialy productividad económica, le parecerá a

Müller un error que malograría el desarrollode posteriores razonamientos en el avancedel conocimiento científico. Este reproche se

explicitará así: "Las necesidades espirituales,aunque intervienen directa, viva eineludiblemente en la producción que él(Smith) trata de abarcar, queda al margen dela economía, y el importante comercioespiritual queda fuera de la teoría de la

riqueza de las naciones".La Ciencia Económica no podría, para el

organicismo romántico alemán, basarse en lamera producción de cosas, sobre el simplevalor de cambio. Es preciso descubrir laenergía espiritual del hombre, que en el ordencívico y en la libre iniciativa articula laposibilidad óptima convertida en realidad,donde lo social y lo personal apaciguan sudistancia a la par que se autoafirman en esainterrelación. Vuelta a la savia primigenia(espíritu de unidad no homogeneizadora) ydecidida reacción diversificadora, donde lapropia libertad se expande en sus ramajesfecundos dando sombra a todo el cuerposocial, que es su propia base y su propiosustento.

El valor económico no se podráfundamentar exclusivamente en el mercado,ya que la utilidad privada y social, enocasiones, transciende al mecanismo del

mercado, aunque sea un magníficoprocedimiento de asignación de recursos yservicios.

Un capítulo de especial interés en la obrade Müller es el que hace referencia a susideas en torno al "capital espiritual", donde laconcepción clásica de riqueza se vedesbordada por su tesis en torno a los"bienes inmateriales recibidos del pasado":las tradiciones de la sociedad, la realidadnacional, el lenguaje, el carácter del pueblo ydiferentes aspectos no materiales de lacultura.

Riqueza, por cierto, hoy en día, en gravepeligro de liquidación y decadencia,declinación penosa en nuestra España,esperemos que episódica y momentáneadebilitación de nuestra conciencia nacional,porque, como decía E. D’Ors: "España nopuede morir". Pero si no concebimos quenuestra riqueza económica está en nuestro

ser nacional y que incluye y presuponenuestra lengua, nuestro afán colectivo demejora y nuestra cultura, hoy más que nunca

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necesitados de defensa, no podremospotenciar nuestra riqueza, porque nosresultará ya ajena e impersonal. Y esariqueza volatilizada es la que alimenta alsistema mundialista, desangrando a lospueblos y a las naciones.

Notas:1. Müller, Adam, Elementos de política, Ed.Baxa, Madrid, 1935.

2. Para un estudio más extenso se puedeconsultar Spann, Othmar: Die Hauptheoriender Volkwirtschaftslehre (Heidelberg, 1949;existe versión española: Historia de lasdoctrinas económicas, Madrid, 1934).

3. Planteamiento también defendido por los

resultados de la Nueva Ciencia Económica,fruto de la aplicación de métodosinterdisciplinares. Tal es el caso de lasconclusiones de Gary S. Becker, premioNobel de Economía en 1992. Las ideas deBecker están expuestas, entre otros textos, en:Becker, Gary S., The economic approach tohuman behaviour , University of Chicago, 1976.

4. Müller, A.: Elementos de política, Madrid,1935, pp. 5 y 6.

5. La incomprensión de la naturaleza delEstado es, según Müller, uno de los grandesdefectos de Adam Smith: "El famoso libro deAdam Smith..., su doctrina de la libertad decomercio y de la industria no tienen bastanteen cuenta la personalidad cerrada de losEstados, su carácter distinto y su ineludibleactitud bélica entre sí" (op. cit. pág. 15). Porello, Müller se opone al librecambio;defiende la protección de la industrianacional e incluso la prohibición de cierto

comercio exterior, cuando tales medidassirvan para dar carácter nacional a la riquezade su pueblo.

6. Por otro lado, Müller combate la vigenciaúnica del derecho romano de propiedad,según el cual las cosas pertenecen a unapersona de manera absoluta y estáncompletamente a su servicio. Hace el elogiode las vinculaciones familiares y de losbienes colectivos. Al lado de la propiedadprivada, de tipo romano, debería existir lapropiedad corporativa y la familiar.

© Hespérides, primavera 1995.

Friedrich List:Economía Política:

¿Proteccionismo?

 ___________________________________ 

Arturo C. Meyer, Carlos Gómez, Jurgen Schuldt

I. Introducción de Arturo C. Meyer

Los estudiosos de la historia delpensamiento económico han sub-valuado lacontribución de Friedrich List al desarrollode nuestra ciencia. Esta es una afirmaciónmuy fuerte, y parecería más adecuadoincluirla bajo el “comentario final” y no en lasección introductoria de un artículo.Preferimos el temperamento adoptado paracomunicar de inmediato a los lectores la ideacentral que nos llevó a escribir este trabajo:mostrar que List realizó importantescontribuciones al análisis del proceso dedesarrollo económico.

Debemos aclarar que no intentamos una

evaluación de toda la obra de Friedrich List;el análisis que presentaremos se basaexclusivamente en su principal obra, SistemaNacional de Economía Política, pero creemosque las contribuciones realizadas en estetrabajo son suficientemente importantes para

 justificar su consideración aislada. Además,parece haber una gran escasez de trabajossobre la contribución de List; aparte delusual par de páginas que se le dedican en lamayoría de manuales de historia del

pensamiento económico, sólo hemos podidodetectar cuatro artículos publicados en losque va de siglo y una biografía. Esta aparentefalta de interés resulta particularmentesorprendente si consideramos la popularidadactual de todo aquello que se vincule aldesarrollo económico, y que la obra de Listtrata predominantemente sobre temasvinculados con el desarrollo del principalpaís subdesarrollado a mediados del sigloXIX, Alemania. Además, vale la pena

recordar que List vivió en los Estados Unidosdesde 1825 hasta comienzos de la década delos treinta, y por consiguiente fue testido

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presencial de una etapa sumamenteinteresante en el desarrollo económico de esepaís.

Existen al menos dos razones quepueden contribuir a explicar la falta deinterés contemporáneo en la obra de

Friedrich List. En primer lugar, el másconocido de sus trabajo –pero no muy bienconocido- es Sistema Nacional de EconomíaPolítica; este trabajo constituye,primordialmente, un ataque frontal a lasdoctrinas librecambistas expuestas porAdam Smith en su Riqueza de las Naciones.Sucede que Adam Smith es generalmenteconsiderado el “padre” de la cienciaeconómica, y parece lógico presumir que aningún economista le place ver a suantepasado más distinguido vapuleado en elestilo un tanto crudo que utilizó List. Aquí esnecesario reconocer que los ataques de Listcontra las doctrinas librecambistas de Smithfueron injustificados en algunos casos, yaque no discriminó entre las teorías de Smithy las de algunos de los autores queescribieron versiones “populares” y que amenudo exageraron o tergiversaron lasteorías de Smith. En segundo lugar, Listescribió algunos ensayos en los que abogópor la unificación de los estados germánicos,y que posteriormente fueron utilizados confines propagandísticos por los gobiernosalemanes que desencadenaron la primera yla segunda guerra mundiales. Sin duda, estono contribuyó a aumentar la popularidad deList en Europa y los Estados Unidos.

Sin embargo, nosotros pensamos queList originó varias ideas interesantes eimportantes a la vez. Las páginas que siguen

tienen un único propósito: sin intentar unanálisis exhaustivo de todas las ideascontenidas en el Sistema Nacional de EconomíaPolítica, pretendemos mostrar que esta obracontiene ideas originales sobre problemas dedesarrollo económico,

II. De Adam Smith a Friedrich List: ¿dellibre comercio al proteccionismo?, deCarlos Gómez Chinas

List concentró su crítica en la teoría y

política del comercio internacional de lateoría clásica y, sobre todo, en Adam Smith yen menor medida en Say.

Según List, la falta de la teoría clásica delcomercio internacional es que ignoró laposibilidad de la manipulación comercial através de la influencia política. La razón deesta falla radica en el supuesto de que elcomercio tiene lugar entre países de igual

fortaleza econòmica e igual nivel dedesarrollo económico y, por lo tanto, igualpoder de negociación. De maneracontundente afirma que: “como no penetraen la naturaleza de las fuerzas productivas,ni abarca en su totalidad la situación de lasnaciones, la escuela desconoce especialmenteel valor de un desarrollo armónico de laagricultura, de las manufacturas y delcomercio, del poder político y de la riquezainterna y, en particular, ignora el valor de

una energía manufacturera peculiar de lanación y perfectamente desarrollada entodos sus sectores”.

Según List, con base en la historia,“existen razones muy poderosas y, a juicionuestro, incontrovertibles, para asegurarque, en las actuales circunstancias delmundo, de una libertad general de comerciono puede derivar una república universal,sino la esclavitud de las naciones másadelantadas bajo la supremacía de lapotencia manufacturera, comercial ymercantil que ahora aparece comodominante”. Para List, entonces, el librecomercio en los bienes manufacturados debeser un objetivo distante que se conseguirácuando todos los países con potencial para eldesarrollo alcancen el mismo nivel dedesarrollo indusstrial y así estar en posiciónde participar en una genuina competenciainternacional. Mientras eso ocurre el

desarrollo debe tener lugar mediante laprotección.

La protección debe otorgarse a través dearanceles no muy elevados y de ningunamanera caer en las prohibiciones a lasimportaciones. List se pronuncia en contratanto de los subsidios directos a lasexportaciones como de las prohibiciones ylos aranceles a las mismas. La protección sólodebe darse por el lado de las importaciones.List rechaza el argumento de la teoría clásica

de que los aranceles protectores favorecen ala industria a costa de los agricultores ya quepara él, los beneficios que la agricultura

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obtiene a través del desarrollo industrialcompensan los costos de la protección.

Adam Smith se pronunció a favor dellibre comercio y en contra de las restriccionescomerciales. En donde List manifiestadesacuerdo con Smith respecto de los

argumentos que justifican la intervencióngubernamental en el comercio exterior, escon las llamadas medidas de retorsión y quese dan, de acuerdo con Smith, cuando unpaís extranjero restringe con derechoselevados la entrada a su mercado deproductos foráneos; las represalias no son unfin en sí mismas sino sólo un medio pararevocar las restricciones del extranjeros. Estoes, Smith las contempla como una medidatemporal

Para List, el principio de retorsiónocasiona grandes perjuicios ya que si lasrepresalias surten efecto, los logrosalcanzados a través de la retorsión sedesperdiciarían de la peor forma posiblecuando se tengan que desmantelar lasmedidas proteccionistas porque el otro paísya hizo lo propio. Aquí List, más bienpresenta una posición en contra del fomentode la industria manufacturera que surge sin

protección aduanera, a consecuencia de lasrestricciones extranjeras a la importación.

O sea, es razonable y ventajoso que unanación replique una restricción a susexportaciones de productos agrícolas con lalimitación de las importaciones de productosmanufacturados, pero sólo cuando estasnaciones se sientan con vocación parainstituir una rama manufacturera propia ypara defenderla del provenir. Aquí se puedepercibir lo importante que es para Listmandar señales permanentes y no estarcambiando permanentemente de dirección lapolítica económica y nos confirma que no esun proteccionista a ultranza.

El mérito de F. List es, precisamente,haber destacado que una de las fallas de lateoría clásica del comercio internacional eshaber supuesto que el comercio internacionaltiene lugar entre países de igual fortalezaeconómica y, consecuentemente, igual poder

de negociación. Aunque él es partidario delfortalecimiento de la industria nacional através de la protección no es de ninguna

manera un proteccionista a ultranza o unneomercantilista y más bien puedecalifcársele como un economista liberal, en elsentido de que el libre comercio es la mejorsituación posible en el largo plazo simpre ycuando se realice en igualdad de

circunstancias, o sea, entre países con igualnivel de desarrollo. Mientras esto no suceda,lo mejor es el comercio restringido perosiempre pensando en el fortalecimiento delas fuerzas productivas. Proceder de otraforma es poner en peligro la supervivenciacomo nación.

Por su argumentación a favor de lostratados comerciales y las unionesaduaneras, algunos lo consideran como elprecursor de la Comunidad EconómicaEuropea, hoy Unión Europea, y otros másven a List como el inspirador de lasestrategias de desarrollo de los paísesasiáticos, especialmente Japón y Corea delSur.

III. Economía de Mercado eIndustrialización, de Jurgen Schuldt 

La experiencia y reflexiones deleconomista alemán de la primera mitad delsiglo pasado son muy ilustrativas sobrealgunos de los requerimientos teóricos y depolítica necesarios para remontar el"subdesarrollo". Esa era precisamente lapreocupación de este autor en vista al retrasoy "dependencia" (término éste que usó Listentonces) de Alemania respecto a GranBretaña. Sus marcos teóricos y propuestas depolítica, que expondremos a continuación,nos servirán para aprender del pasado, sinque por ello nos esperancemos en sutransposición mecánica al presente.

La principal obra de Federico List (1841)se puede trabajar básicamente como unacrítica y una propuesta alternativa a la de loseconomistas clásicos entonces dominantes;sobre todo en torno al libre comerciointernacional y a la doctrina de las ventajascomparativas. Nadie como él, acontracorriente, se empeñó en cuestionar -aunque básicamente por razones políticas- lateoría de las ventajas comparativas y las

políticas de librecambio.Como punto de partida, cuestionó la

visión "cosmopolita" de esos autores, quienes

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partían del comportamiento económicoegoísta individual y de ahí saltaban a lanoción de comercio libre a escala mundial,dejando de lado el estudio de las condicionesdel desarrollo nacional:

"Llegó a ser evidente para mí que, entre

dos países muy adelantados, la librecompetencia no puede sino reportar ventajasa uno y a otro si ambos se encuentran en elmismo grado de educación industrial (...). Enuna palabra, distinguí entre la economíacosmopolita y la economía nacional".

De manera que List no cuestionaba en sí-y en el largo plazo- la teoría clásica delcomercio internacional, sino únicamente parael caso de las naciones que no habían

alcanzado aún el desarrollo interno necesariopara sujetarse a la doctrina de las ventajasabsolutas o comparativas del comerciointernacional. Esta debía seguirse, en suconcepto, únicamente a partir del momentoen que una nación lograse alcanzar eldesarrollo general y generalizado de la"educación industrial", lo que -en su época-no se aplicaba sino a Inglaterra (que sebeneficiaba de la doctrina dominante, comolo demostró nuestro autor con una sutileza

ejemplar), mientras los demás países(Alemania, Francia, EE.UU.) aún estaban"subdesarrolladas" respecto a aquella. Dedonde deduce que

"La misión de la economía política esllevar a cabo la educación económica de lanación y prepararla para entrar en lasociedad universal del porvenir”), momentoa partir del cual le "convienen" las leccionesde los economistas clásicos y, por tanto, laapertura al libre comercio internacional.

El otro eje del enfoque listiano radica enla noción de las Fuerzas Productivas,paradigma que contrapone a la doctrinaclásica de los Valores de Cambio, distinciónque puede iluminarse en sus propiostérminos:

"Las causas de la riqueza son cosa muydistinta de la riqueza misma. Un individuopuede poseer riquezas, es decir, valores decambio; pero si no es capaz de producir másvalores de los que consume, se empobrecerá.Un individuo puede ser pobre, pero si estáen situación de producir más allá de su

consumo, llegará a ser rico. (...). El poder decrear riqueza es, pues, infinitamente másimportante que la riqueza misma; garantizano solamente la posesión y acrecentamientodel bien ya adquirido, sino, además, elreemplazo de lo perdido. Si esto es cierto

tratándose de personas privadas, lo es aúnmucho más aplicado a las naciones, que nopueden vivir en rentas"; donde salta a lavista el parangón con los conceptos deAmartya Sen.

En su libro principal señala los factoresque potencian las "fuerzas productivas" deuna nación (base del futuro desarrollo), talescomo la educación y el capital intelectual,determinadas instituciones y circunstanciassociales, la capacidad de innovar y deadaptar tecnologías, la unidad nacional, eldesarrollo integrado entre ramaseconómicas, entre otros. Más concretamente,el desarrollo de las fuerzas productivas,según List, estaría garantizado por tresfactores centrales.

En primer lugar, señalaba que es esencialpara toda nación, a fin de alcanzar suindependencia, desarrollarindependientemente su industria

manufacturera, cuestionando la"especialización" productiva que sugerían loseconomistas clásicos. Luego de destacar la"desigualdad de género de vida y deeducación de agricultores y manufactureros",que no percibían los clásicos, propugna laindustrialización de los países, ya que lamanufactura estimula el desarrollo de lasciencias, las artes, la política y los demássectores económicos, en especial de laagricultura (que sola hace permanecer "una

porción considerable de las fuerzasproductivas y de los recursos naturales,ociosa e desempleada"), "populariza" lasciencias y las artes, etc.:

"Las manufacturas y las fábricas son lasmadres y las hijas de la libertad civil, de lasluces, de las artes y las ciencias, del comerciointerior y exterior, de la navegación y de losmedios de transporte perfeccionados, de lacivilización y de la potencia política. Son el

medio principal de libertar la agricultura, deelevarla al rango de industria, de arte, deciencia; de aumentar la renta de la tierra, los

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beneficios agrícolas y el salario y dar valor alsuelo. La escuela (se refiere a la Clásica) haatribuido ese poder civilizador al comercioexterior; pero en este caso ha tomado alintermediario por causa".

Ligado a lo anterior, List era plenamente

conciente de la diferencia cualitativaexistente entre la producción de tela (untípico producto industrial) y la de vino(sujeto a la ley de rendimientos decrecientes)en el ejemplo usado por Ricardo parasustentar su modelo de dos países (GranBretaña y Portugal), en que el comercio librellevaría a la especialización según losdiferenciales de costo (a pesar de lo costosabsolutos más bajos de Portugal) y, con ello,a la maximización de bienestar de ambos enconjunto.

En segundo lugar, reconocida la"superioridad" de la manufactura (respecto alos demás sectores económicos, como ya loreconocía Adam Smith) y que lasexportaciones apenas son un instrumentosecundario para el desarrollo de las fuerzasproductivas, sin embargo, List nopropugnaba una especialización en esadirección. Todo lo contrario, su propuesta

iba hacia una "Asociación de las FuerzasProductivas", con lo que se convierte en elantecedente más lejano y lúcido de la teoríamoderna del "desarrollo equilibrado",cuando propugnaba la importancia que cadanación debía darle al desarrollo integral yhomogéneo de sus fuerzas productivas (que,en nuestra terminología actual, sólo esparcialmente sinónimo de lo que llamamossectores y ramas económicas:

"(...) la escuela desconoce en particular laimportancia de un desarrollo paralelo de laagricultura, la industria manufacturera y elcomercio, del poder político y de la riquezanacional, y, sobre todo, de una industriamanufacturera independiente y desarrolladaen todas sus ramas. Comete el error deasimilar la industria manufacturera a laagricultura, y de hablar, en general, detrabajo, fuerzas naturales, capital, etcétera,sin considerar las diferencias que existen

entre ellos".Al efecto era plenamente conciente de la

importancia que debían tener en esa

dirección los encadenamientos haciaadelante y hacia atrás, en el consumo yfiscales, en la línea planteada por Albert O.Hirschman.

En tercer lugar, a estas alturas el lectorseguramente estará considerando -como lo

han hecho apresurada y erróneamente variosautores- que List fue el antecesor inmediato,tanto de los facismos europeos, como de laescuela "cepalina" (o de sus intérpretes), entanto otorgó contundentes argumentos afavor de una industrialización del tipo"sustitución de importaciones". Sin embargo,repasando el texto original, se observaráinmediatamente que este autor siemprecentró el énfasis en el desarrollo del mercadodoméstico para las mayorías, es decir, laproducción de artículos de primeranecesidad, o como él las llamó: "industria delas masas", "productos fabricadosordinarios", "objetos de consumo general","artículos ordinarios de uso común", más quede mercancías destinadas a los estratos deingresos altos y medios. Ello es así porqueestimó -correctamente- que sólo un mercadomasivo de bienes básicos permite dinamizary desarrollar las fuerzas productivasinternas, a la vez que es alentado por laampliación de éstas.

A partir de estos principios, largamentesustentados en el texto principal de List,presentando muchos casos extraídos de laexperiencia histórica europea, concluye quelos países requieren desconectarseselectivamente del comercio exterior,mientras no hayan desarrollado plenamentesus fuerzas productivas domésticas (pensabaentonces que Alemania requeriría de un siglo

para alcanzarlo), ya que de lo contario todoslos países se convertirían en coloniasinglesas:

"Francia se repartiría con España yPortugal la misión de proporcionar al mundoinglés los mejores vinos, bebiendo ella lospeores; (...). Alemania apenas tendría otracosa que suministrar a este mundo inglésque juguetes para niños, relojes de madera,escritos filológicos y, a veces, un cuerpo

auxiliar destinado a ir a consumirse a losdesiertos de Asia y Africa para extender lasupremacía manufacturera y comercial, la

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literatura y la lengua de Inglaterra. Notranscurrirían muchos siglos en que en esemundo inglés se hablase de los alemanes yde los franceses con tanto respeto comohablamos hoy día de los pueblos asiáticos".

A fin de evitar ese "mundo inglés", por

tanto, era indispensable implantar unsistema de protección que permitiera laexpansión del empleo, de las fuerzasproductivas domésticas y del mercadointernos, como paso previo a la libertad decomercio con otras nacionales. List justificabaasí su propuesta central de política (otra desus sugerencias nucleares incluía eldesarrollo del sistema interno de transportesa través del establecimiento de una densa redde ferrocarriles): "A fin de que la libertad decomercio pueda actuar naturalmente, espreciso, ante todo, que los pueblos menosadelantados sean elevados por medio demedidas artificiales al mismo grado dedesarrollo a que Inglaterra ha llegadoartificialmente". Ningún país podíaprosperar, según él, si no se decidía -como lohizo Alemania en su época- a "asegurar, pormedio de un sistema comercial fuerte ygeneral, el mercado interior para su propiaindustria", instaurando un "sistemaaduanero, considerado como medio deayudar al desarrollo económico de la naciónregulando su comercio exterior, debe tenercomo regla constante el principio de laeducación industrial del país".

A ese efecto, no sólo propuso elevarsustancialmente los aranceles a los productosmanufacturados y a algunas materiasprimas, sino que asimismo planteó lanecesidad de potenciar tal política: con la

modificación de la estructura tributaria delpaís; con la aplicación de una políticaexpansiva de la demanda efectiva (del tipo"keynesiano", cien años antes de Keynes); ycon la inversión masiva en vías decomunicación que estrecharan lazos alinterior de la nación (más que con el resto delmundo). Sabiamente, estimaba que -para eldesarrollo de una economía- la integracióninterna de la nación estaba antes de laintegración al mercado mundial.

La teoría económica contemporánea, encambio, ha recogido estas propuestas de List

en forma recortada y deformada (con pocasexcepciones, como la de Samuelson, quienreconoció sus méritos en un texto de 1960),encontrándose en los textos apenas comobase del argumento de la "industria infante".

Es importante señalar que en la época de

List las regiones al interior de la Nación queél propugnaba (hay que recordar queentonces Alemania se iría a constitutír sobrela base de 30 estados relativamenteautónomos) ya habían desarrollado suspropias fuerzas productivas y habíanfortalecido sus grados de "educaciónindustrial", lo que les permitiría a su vez"abrirse" a un espacio mayor, el propiamente"nacional". Este es un aspecto importantepara la propuesta de autocentramiento aplantearse más adelante, en especial respectoa la relación que debería existir entre losdesarrollos de los espacios regionales y el dela Nación.

Pero List también era conciente de lalógica política que estaba a la base de ladoctrina de los costos comparativos. Sabíaque Inglaterra no sólo tenía interés en elcomercio libre, sino que era una necesidadpara ella, a fin de exportar sus excedentes de

productos industriales a cambio de laimportación de insumos o bienes finalesagrícolas (sobre todo de cereales; verRicardo, 1816) para mantener los salariosrelativamente estables (y reducidos). Encambio, durante el siglo XVII, previamente ala Revolución Industrial, Inglaterra no eramuy propensa al comercio irrestricto a escalamundial (p.ej. prohibió la exportación delanas para establecer su propia industriatextil).

List terminó suicidándose en 1847,aparentemente cuando percibía que suspropuestas no tenían acogida y asidero en larealidad alemana de entonces.Paradójicamente, algunas décadas más tarde,los principios de política adelantados por élfueron aplicados casi al pie de la letra, apesar de su "heterodoxia" en materiaeconómica y de su "utopismo" en materiapolítica (si bien tenía muy claras las alianzas

políticas que era necesario establecer paramaterializar su proyecto).

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Crear la EconomíaOrgánica

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A. L. Arrigoni

Hay una gran acusación en marcha. Esuna acusación que vive todavía y que tienetoda la razón para vivir. Se ha acusado a laeconomía en general y al economicismo enparticular. Igualmente, la condena del homo

œconomicus se ha convertido en algonormal, habitual, cansino. La razón de estefastidio está en el hecho de que,generalmente, aquellos que se aprestan alanzarse y a acusar son precisamenteaquellos que –más allá de la acusación– nosaben construir nada positivo. No bastaacusar: es absolutamente necesario construir.Ésta constituye la primera y la más sincerade exigencia doctrinal del momentopresente. Por otro lado, existen instrumentos

–en el campo jurídico, en el político, en eleconómico y, en algunos aspectos, tambiénen el científico– mediante los cuales todanueva construcción realizada no sólo se hademostrado anacrónica sino verdaderamentedañina para nuestra concepción de uncorporativismo integral. Es preciso huir delequívoco. Subordinar la economía a lapolítica o a la ética no debe significar negar laeconomía, sino que debe querer decir hacerla economía a través y a favor de la política.

La economía debe, por tanto, convertirse enun instrumento de la política, pero negarlasería el error más funesto que podríamoscometer. Pero ¿Qué economía? Éste es elprimer punto fundamental a resolver ¿Laeconomía del hombre económico,individualista, mecanicista, formal, cientifistay puramente utilitarista? ¿O bien, otraeconomía que de ella conserva solamente elnombre y olvida completamente –medianteabstracciones corporativas tan absurdas

como las cientifistas– las reglasfundamentales del problema económico?Puesto que aquí está el punto esencial de

nuestra elaboración corporativa. O de aquí ode allí. O admitir o negar. O economistaspuros o pseudo-corporativistas.

Una antítesis a superar

Ahora bien, a nuestro parecer esta

antítesis existe, pero un posicionamientorealmente corporativo de la economía no estáen el contraste, ni en la conciliación de lasdos tesis: está fuera. Se trata, a saber, deasumir nuevos datos para la elaboración delproblema económico, de usar nuevosinstrumentos para nuevos fines. Puesto quenosotros, corporativistas, precisamenteporque miramos hacia los fines, no podemosdejar de plantearnos el problema dealcanzarlos a través del menor coste. Negar a

la economía corporativa su característicaesencial de mejor adecuación de los medioseconómicos a los fines nacionales sería comonegar a la técnica la característica esencialanáloga de mejor adecuación de los mediostécnicos a los fines nacionales. Negar ambascosas significaría en el fondo hacer la mayorexaltación de derroche técnico y económico yquerría decir que se hablaría de cualquiercosa que no es ni técnica ni economía. Peronuestro razonamiento va por otro lado. Para

nosotros, transformar paciencia económicatradicional no quiere decir hacerlacorporativa mediante un proceso deetiquetas más o menos bien encoladas; quieredecir crear la economía corporativa. Crear laeconomía corporativa quiere decir replanteartodos los conceptos fundamentales que rigenla economía a la luz de las nuevasorientaciones. De esta manera no seconsidera en absoluto inútil todo elimponente proceso de elaboración doctrinal

realizado hasta hoy, pero se utiliza tantocomo dato cultural como dato de experienciacientífica. Se clarifica de la manera másexacta y, a la vez, más realista, la profundahistoricidad de la economía corporativa quees una nueva economía no sólo porque niegalos postulados precedentes, sino, sobre todoen tanto que crea otros nuevos, vinculados anuestra concepción social, política y ética.

Existe una exigencia típicamente

moderna que no queda satisfecha por elprevalecer de una tesis sobre otra, nitampoco por el predominio absoluto delconcepto de producción (productivismo), o

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por el de distribución social (socialismo), opor el de utilidad (economicismoindividualista) o por el del carácter mecánicode los fenómenos sociales (mecanicismo). Elprevalecer absoluto de todas estas tendenciasy concepciones particulares es precisamente

el resultado típico de la concepciónindividualista y materialista del mundo. Peroel negar las exasperaciones de estosconceptos no quiere decir, en absoluto,afirmar la negación del propio concepto; almenos, según la concepción corporativa querechaza al individuo como ser unilateral yabstracto, pero asume al hombre como seruniversal y concreto. Precisamente laexistencia de esta exigencia, típicamentemoderna y en absoluto exclusiva de Italia, es

lo que ha hecho nacer las corrientes delinstitucionalismo (Estados Unidos deAmérica: Veblen), del neoclasicismo inglés,del universalismo (Austria), delcorporativismo administrativo en Alemaniay algunas corrientes francesas que tomancomo referente a Bodin. Esta exigenciamoderna procede a la vez de una necesidadde justo límite y de superación de estosconceptos. De aquí el factor predominanterepresentado por la política –como medio de

ordenación, de límite, de orientación y denuevas síntesis– en el pensamiento moderno.Se trata, por tanto, no de negar la ciencia (pornegar el cientifismo), no de negar la razón(por negar el racionalismo), no de negar laproducción (por negar el productivismo), node negar la economía (por negar eleconomicismo), etc.; sino se trata, por elcontrario, de encontrar un punto superior decontacto entre estas elaboraciones científicas,de manera que actúen en una dirección

común hacia el objetivo unitario de la nación.Negando, por ejemplo, las abstraccionesmatemáticas de Walras o Pareto no negamostoda su obra en bloque. Existe un problemade síntesis superior, tal de no excluircompletamente el análisis anterior, sino, alcontrario (por aquello que se puede salvar ala luz de las nuevas ideas), tal decomprenderlo y extraer de él normas deconducta útiles y principios de actuación.

Es necesario, en otras palabras, elaborarnuevos conceptos, lo cuales, permaneciendorestringidos y poseyendo valor también en

cada rama de los estudios particulares,puedan unificarse en una síntesis superiorrepresentada por la política y la ética. Porello, subordinar la economía a la ética y a lapolítica no puede significar solamente unasubordinación externa y mecánica, ni

tampoco puede significar una negación –aefectos prácticos irreal– de la economía. Debesignificar, por el contrario, subordinacióníntima, continua (capilar se diría). Y todoesto puede verificarse si no sólo se absorbenen la política las conclusiones de la economía(por su naturaleza particularista), sino si elpropio realizarse de la economía se sitúa enla política. Hoy el nuestro quiere ser unplanteamiento de esta nueva concepción dela economía corporativa.

Las bases del problema económico

Establecido lo que entendemos porproblema económico corporativo (mejoradecuación de los medios económicos a losfines nacionales), se trata de ver elplanteamiento que más se vincule a larealidad corporativa. La base del problemaeconómico clásico, individualista ymecanicista, es un problema de utilidad (esnecesario recordar, en efecto, que los

mayores exponentes de las doctrinaseconómicas clásicas: Ricardo, James Mill, John Suart Mill, hasta Pantaleoni, partenesencialmente, directa o indirectamente, dela filosofía utilitarista de Bentham), por tantoun problema de satisfacción (porconsiguiente de bienestar).

Este problema de utilidad no es negadopara nada en una economía corporativa, nitampoco son negados la satisfacción y elbienestar individual. Solamente esta mismautilidad económica, individual o colectiva,está jerárquicamente encuadrada en unsistema (Estado corporativo) que la modifica,ya sea preventivamente (a través de uninflujo sobre la situación psicológica delindividuo), ya sea durante la actividadeconómica (a través del ambiente, creado porlos organismos corporativos).

Ahora bien, el fin –encuadrado en estesentido– no es ya solamente ni un problema

de utilidad colectiva, ni un problemaresatisfacción colectiva, ni tampoco unproblema de bienestar colectivo, elementos,

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éstos, esencialmente económicos, unilateralese individualistas. Puesto que se refieren alindividuo o a la colectividad, consideradaésta, no obstante, únicamente como la sumade los individuos, mientras que nosotrosconcebimos la sociedad de manera jerárquica

y como algo diferente de la mera suma desus componentes.

Por lo tanto, utilidad, bienestar,hedonismo –en tanto que se puedan, por supropia definición, referir exclusivamente aun individuo o a una suma de individuos–permanecen vivos en una economíacorporativa sólo para aquello que concierneal individuo singular o a una colectividad deindividual, mientras que es absurdo hablar(en términos rigurosamente científicos), porejemplo, de utilidad nacional, o, peor, deutilidad social, puesto que aquí entran otroselementos (el político, el militar, el social,etc.) que no permitirían jamás plantear elproblema (en una economía corporativa) entérminos exclusivamente económicos.

Por esta razón, si hedonismo, utilidad ybienestar continúan estando presentes enuna economía corporativa –referidos aindividuos o a grupos de individuos– si bien

modificados, por otro lado deber serintegrados en otro concepto que, quedaclaro, no se agota en ellos. Es cierto que elindividuo tiende, también en una economíacorporativa, hacia su propia satisfacción,pero es igualmente cierto que estasatisfacción, si bien puramente económico,encuentra toda una serie de limitaciones queel propio agente se ha impuesto (a través delos órganos corporativos) voluntariamente y

 jerárquicamente para alcanzar un

determinado fin. Y, en definitiva, este fintransforma (es su expresión, en su desarrolloy en su realización) la figura primitiva delestímulo económico, social, humano, militaretc. La antigua utilidad, aun continuandoviva, se transforma en una entidad muchomás compleja y, a la vez, diferente.

Dos ejemplos

Existe ya un ejemplo, quizás demasiadoexaltado en superficie, pero en absoluto

definido como precisión en profundidad: laautarquía. La autarquía es un concepto quedefino como integral, en el sentido que

integra corporativamente todos los posiblessignificados del término en una síntesis quequiere ser superior, es decir, no quiere (y estoes el verdadero sentido de la autarquía tal ycomo nosotros lo interpretamos) agotarse enla reglamentación, en el freno de los

fenómenos del comercio exterior sino quequiere ir más allá, hacia un incrementoefectivo de todas las posibilidadesnacionales. Por esta razón, encontramos unaautarquía económica, una autarquíacientífica, una autarquía política, unaautarquía militar y una autarquía espiritual.

Ahora bien, la existencia de estaconcepción superior de autarquía, no quieredecir desvincularse de las exigenciasparticulares (por ejemplo, ignorar las obrasliterarias de autores extranjeros, o clausurarlos intercambios comerciales con otrospaíses) de carácter cultural, científico,económico, etc., sino que quiere decir,servirse de estos medios particulares paraalcanzar mejor nuestro fin. Lo que significa,por ejemplo, tener en cuenta las reaccionespuramente económicas que puede provocaruna determinada medida autárquica.

Este carácter de multiplicidad de

significados, característico de la autarquía,siempre ha hecho y siempre hará difícil elencasillamiento de este concepto en unacategoría de pensamiento o en un sistemalógico de ideas. Todas las definiciones deautarquía existentes son evidentementeparticulares; y esto es lógico si se mira sobretodo hacia el valor (que no es contingente) dela autarquía y no a su preciso significado(que sí puede ser contingente). Todo estoquiere decir que la autarquía –al igual que

otro concepto: el de la justicia social– si biense puede traducir a términos rigurosamenteeconómicos, no se reduce en su totalidad a laeconomía, si bien se puede traducir entérminos militares, no se puede reducir en sutotalidad a una doctrina militar, etc.

Y quiero decir una cosa que, a mi juicio,es fundamental y que ya fue escrita porNiccolo Giani: «La nomenclatura cuentapoco. Por el contrario, lo que importa es que

se trate de idea-fuerza, es decir, de principiosvitales vivos». Comprendidas claramente portodos y, a la vez, capaces de proponer a los

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estudiosos los más arduos problemas deanálisis particular, éstas dos: autarquía y

 justicia social, constituyen términosesencialmente elípticos en el verdaderosentido de la palabra. Forman parte deaquellas ideas-fuerza que animan la síntesis

fascista y que permiten adaptarse –fijada ladirección– a todas las posibles situacionescontingentes o históricas ¿Se trata, por tanto,de una negación de la economía o de lasotras ciencias en este campo? A mi parecer,no. Más bien creo que este proceso sitúa elproblema en su aspecto económico ocientífico real, planteado según lo asumidoanteriormente. Siguiendo las líneasenunciadas, examinamos hoy un nuevoplaneamiento del elemento fundamental de

toda economía: el problema del bienestar; yentiendo enmarcarlo, según lo que asumo, enel cuadro real corporativo.

Los planteamientos más recientes

A través de las breves notas precedentes,habíamos hecho notar cómo el intento dellegar a la formulación de un bienestarentendido en sentido netamente materialistay económico está fatalmente destinado afracasar en una economía corporativa. El

máximo de bienestar colectivo o de utilidadcolectiva constituyen siempre conceptosatomistas y mecánicos que representan,como señala justamente Gino Arias, lanegación de la sociedad. Por tanto, no sonaplicables al sistema corporativo. Sea porqueel ideal del placer no es el ideal delcorporativismo, sea porque, como ya se hadicho, la sociedad corporativa no el la sumade los individuos. Este escollo de la teoríaeconómica resulta de un notable alcance;

sobre él se han afanado economistas deprestigio proponiendo solucionesdeterminadas.

Un intento especialmente notable ha sidollevado adelante por el inglés Alfredo Pigouen su obra The economics of Welfare, en lacual, al concepto de bienestar, que eldenomina económico (economic Welfare)contrapone el bienestar compresivo (totalWelfare) intentado definir el contenido. Pero

la concepción utilitarista y materialista delbienestar por el bienestar, a pesar delesfuerzo por superarla, permanece inmutabley, si Pigou posee el mérito de haber

distinguido la colectividad del individuo, seguarda bien de reunir la indagación sobre la«conveniencia» individual y colectiva con lade las finalidades individuales y sociales.Para Pigou, el bienestar económico de unasociedad depende de la importancia del

volumen medio de dividendo nacionalproducido anualmente, de la uniformidadmayor o menor de las partes medias dedividendo nacional distribuidas anualmente,de la constancia obtenida en la producción yla distribución del dividendo nacional. Sobreeste punto, Arias hace una crítica muy densaal pensamiento del economista inglés y nocabría disentir de ella.

En resumen, se puede afirmar:

1. El bienestar de una sociedad no puedeconocerse sin el conocimiento de susordenamientos políticos. 2. El bienestar en síes una falsa concepción del bien. 3. Es falsa larelación entre bienestar (concepción subjetivay cualitativa) y cantidad de riqueza(concepción objetiva y cuantitativa. 4. Laeconomía corporativa, afirmando la unidadde la economía nacional, proclama que lacoordinación y la subordinación recíproca delas energías productivas no se alcanzan

inspirándose exclusivamente en el criterioutilitario e individualista.

Incluso, la óptima distribución de larenta nacional se sustrae a cualquier criteriode valoración política y morar (ejemplo:criterio de justicia social) y toda se vincula almayor consumo y, por tanto, al mayorbienestar que derivaría de la transferencia deuna parte de la renta nacional de los ricoshacia los pobres. Donde se puede observarque el criterio de determinación del bienestares puramente subjetivo y cuantitativo. Segúneste párrafo se debería poder medirexactamente las cuotas de bienestar quealcanza un individuo en función de unaumento de la renta y –donde fuese posible–se llegaría probablemente a creer que elbienestar que un individuo A recibe de unacuota de renta X es diferente del bienestarque recibe un individuo B de la misma cuota.Sobre esta posición se ha mantenido, por

ejemplo, Fovel, quien resume los objetivos dela economía corporativa en los tressiguientes: máximo bienestar de la

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colectividad presente; máxima potencia de laproducción; máximo ahorro. El mismorazonamiento –si bien ligeramenteatenuado– expone Fanno en su último libro,Introduzzione alla teoria economica delcorporativismo.

Eficiencia, bienestar, utilidad

La cuestión es ciertamente compleja ypor nuestra parte no nos hacemos ilusionesde que podamos hacer una contribuciónnotable sobre este terreno surcado de mentesilustres. Pero nos parece oportuno haceralgunas consideraciones de una ciertaimportancia, dirigidas a transformarradicalmente el marco del problema. Elconcepto de bienestar es un concepto

esencialmente materialista, «sensitivista»,individualista. Constituye función de símismo. El intento de definir el bienestarsocial y colectivo sólo se justifica si se admitecomo postulado que la sociedad sea unasuma de individuos. Si se considera lasociedad como algo distinto a los individuosseparados, no se puede aplicar ese conceptoporque se niega la identidad de fines entreindividuo y sociedad. Un solo caso puedeadmitir que el bienestar colectivo –

considerada la sociedad ficticiamente distintadel individuo– sea también el individual:pero es aquel donde el individuo seidentifica con el Estado y se está ante elcomunismo. Pero partiendo del presupuestode una sociedad que persiga determinadosfines (nacionales) superiores, porimportancia y por duración, a losindividuales, el significado de bienestar y deutilidad cambia profundamente denaturaleza. Si el fin del individuo debe estar

subordinado al del Estado también suutilidad y su bienestar sufren la mismasuerte.

Por consiguiente, se debe buscar aquelbienestar para el individuo que lo haga másidóneo para los fines superiores del Estado.Esto no significa identificación del bienestarindividual y del nacional, ni tampocosignifica la identificación de los fines;significa jerarquía de fines (y, lo que no

haremos por falta espacio y no ser el lugarpara ello, se podría aclarar esta ideaconsiderando por separado el ordenamientocorporativo en sus órganos y en sus

realizaciones prácticas). Ahora bien, elmáximo de bienestar para el individuo no esun máximo absoluto, sino que es relativo; elbienestar no es materialista, nicuantitativamente determinado según unaigualdad o desigualdad de necesidades, sino

que está cualitativamente determinadosegún una escala de diversas necesidades, noconsideradas por sí mismas (materialismo)sino en función de un deber y de una

 jerarquía en la sociedad (corporativismo). Eneste punto, el problema que se plantea es elacoger en el criterio de la distribución elpostulado ético de la economía corporativa(fines nacionales). Al igual que en unaeconomía individualista, en la satisfaccióndel hedonismo individual estaba la asunción

del principio ético individualista –es decir, elmáximo de satisfacción del individuo– así,en una economía corporativa, en la mejorsatisfacción de aquellas necesidades que elindividuo experimenta en tanto que partereal, factual, colaboradora de un complejosocial que persigue determinados fines, estáel asumir el principio ético corporativo.

Otra característica que diferenciacompletamente los dos conceptos debienestar y de utilidad está relacionada conel tiempo. El bienestar y la utilidadindividualistas son términos estáticos: serefieren a una suma de bienes presentes, noconsideran los bienes futuros; dan a cadauno según su producción presente, no por ladel futuro. Nuestros conceptos de bienestar yde utilidad son extremadamente dinámicos,consideran el presente y el futuro, elrendimiento del presente y el del futuro.

Por este cúmulo de razones, estos

términos no son los idóneos para definir, porejemplo, la mejor satisfacción de lasnecesidades de un individuo en un régimencorporativo. Utilidad y bienestar no seconsideran en función del sujeto, sino que seemplea un concepto superior que no excluyao niegue, sino que más bien comprenda elbienestar y la utilidad de este sujeto. Y estacuestión, que –¿Hace falta decirlo?– no esuna cuestión de terminología, creemos que seresuelve mediante el empleo de otro término

más compresivo y menos subjetivo: se tratadel término eficiencia. La ineficiencia de unindividuo no puede considerarse

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aisladamente, sino que debe ser ambientadaen un determinado clima moral, en undeterminado estadio de la civilizaciónhumana, en un determinado método detrabajo; no se trata de un concepto subjetivo,sino que se debe siempre expresar en función

de un determinado fin (que no es elindividual, pues, en este caso seríabienestar); no expresa sólo el presenteestático, sino también las posibilidadesfuturas, por tanto es un concepto dinámico.

Sin embargo –lo que nos pareceespecialmente notable– este concepto no esunilateral como los términos bienestar yutilidad (que deben por fuerza serindividualistas o colectivistas) en cuanto quela existencia de una eficiencia en el individuopresupone el máximo de bienestar y deutilidad compatibles con esta eficiencia, estoes, presupone la existencia de otros fines (losdel individuo) distintos de los nacionales, loscuales se consideran y potencian dentro desus justos límites.

El principio de eficiencia

El concepto individualista-materialistaqueda automáticamente excluido. En elprincipio de eficiencia se asumenecesariamente un criterio de valoración y de

 juicio diferente del puramente individual ocolectivo, pero queremos llamarlocorporativo (en tanto que este criterio no essolamente ni el del individuo ni el delEstado, sino que es el de los órganoscorporativos en su conjunto). Por lo tanto, elfin económico general a buscar será: unmáximo de eficiencia de los productores y unmáximo de eficiencia de la producción,términos éstos que lógicamente es imposibledistinguir en realidad, pro que nosotrosdistinguiremos sólo por las oportunidadesde investigación. No basta, es necesarioobservar, que el primero y el segundo exigenuna valoración que vendrá de los finesnacionales y que no pertenece al ámbitopuramente económico. Planteado así elproblema, el marco cambia radicalmente, seha realizado la subordinación de ladistribución de la riqueza a los fines éticos y

políticos: ahora se puede hablar, por ejemplo,de la igualación de las rentas desde un puntode vista diametralmente opuesto, no sebasará ya en la máxima satisfacción de los

individuos, sino sobre la máxima eficienciade los escasos medios utilizados para undeterminado fin nacional. El máximo deproducción nacional se convertirá en elmáximo de eficiencia posible (esto es, elmáximo de producción compatible con las

exigencias presentes y futuras, compatiblecon el ideal nacional, con los principiossociales o políticos asumidos y lasposibilidades nacionales existentes:Autarquía). El criterio de valoraciónindividual todavía está presente pero sólo enla fase inicial y solamente encuadrado dentrode un determinado «ambiente» que podemosllamar corporativo constituido por losórganos que encuadran, orientan y dirigen laactividad económica del individuo según un

determinado fin nacional y social.Por tanto, al considerar el uso que

haremos de los términos tradicionales esnecesario tener presente, para no exponernosa fáciles equívocos, esta premisa deprincipio. Así planteado, el problema de laeficiencia máxima de una economíacorporativa, ignorando la economía el restode aspectos de la eficiencia, vinculados a laeducación, la medicina, la técnica, lapsicología, se puede ver bajo un dobleaspecto: a) Eficiencia máxima de laproducción nacional. b) Eficiencia máximade los trabajadores (entendidos en le sentidocorporativo e integral de participantes en laproducción).

La primera se obtendrá a través de unmáximo de eficiencia en la producción; en suregularidad, en su distribución (conceptosque éstos comprenden: de disfruteautárquico de los recursos del país; de

reglamentación y control de la producción;de «óptima» distribución respecto a los finesnacionales y sociales).

La segunda se obtendrá a través de unaumento del rendimiento del trabajo manualy un aumento de las cogniciones técnicassubjetivas (estas dos condiciones significanen otras palabras: a) Bienestar físico-psíquicodel trabajador, su «óptimo» tratamiento aefectos de rendimiento, no sólo productivo

sino nacional, por lo tanto, demográfico,militar, etc., b) Progreso técnico, por lo tanto,aumento de la capitalización, incremento de

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la innovación tecnológica, aumento delrendimiento de la máquina, etc.).

El máximo de eficiencia del trabajador

Ilustrado brevemente nuestroplanteamiento, examinaremos ahora (para

entrar más en la ejemplificación y parademostrar como prácticamente se introducede manera directa en la economía laconcepción de eficiencia) según sus líneasesenciales el problema del máximo deeficiencia del trabajador (entendido éste en elsentido integral de participante en laproducción según la definición de la Cartadel Trabajo; trabajo = deber social). Estemáximo de eficiencia del trabajador seconsidera sólo económicamente, obviando

los demás aspectos, íntimamente vinculados,de la eficiencia (demográfico, militar,político, social). El máximo de eficiencia deltrabajador se sitúa bajo un aspecto unitariocon relación al fin y bajo un aspecto complejocon relación a los medios. Los medioseconómicos para alcanzar este máximo sepueden derivar lógicamente de lasconsideraciones precedentes. Si, por ejemplo,la desigualdad de las rentas (como es fácildemostrar) lleva a la negación de la eficiencia

de algunos trabajadores (desocupados) y a lareducción al mínimo de la eficiencia de otrostrabajadores (ocupados por el salariomínimo) sobreviene lógicamente el problemade aumentar el salario de estos trabajadores.Por lo tanto, la transferencia de cuotas derenta desde las clases más poseedoras a lasque menos (justicia social). Pero –y esto esimportantísimo– desde este punto de vistano es ya el bienestar o la utilidad delindividuo lo que se sitúa como fin sino aquel

bienestar relativo que permite al individuoalcanzar las condiciones de máximaeficiencia.

La primera conclusión importante quesurge de nuestro tema es esta(verdaderamente corporativa): El máximo deeficiencia de los trabajadores no se obtienecon la prefecta igualdad de las rentas: enefecto, en una economía corporativa lasnecesidades de bienestar del individuo para

alcanzar el máximo de eficiencia sonrelativas a la cualidad, al las funciones y a lasposiciones que el individuo ocupa en elcuadro nacional. El problema de la definición

de estas cualidades, funciones y posiciones,se convierte en un problema de ordenaciónresuelto o a resolver por el Estadocorporativo. De tal modo, el principio

 jerárquico fijado en la base de la moralcorporativa es plenamente respetado

también en la concepción económica.La segunda conclusión, que nos parece

más importante, es que en una economíacorporativa la riqueza no es un fin en símisma sino un medio para alcanzar undeterminado fin (función social). De aquíderiva la consecuencia que el rico (empleo lagastada terminología de ricos y pobresporque no se ha encontrado una mejor; enefecto, no creo en una clase de los ricoscontrapuesta a una clase de los pobres; creo,por el contrario, en la existencia de uncomplejo ordenado de categorías socialesdistintas de las funciones, de los finesnacionales y particulares, etc.), por muyeficiente que pueda ser por un aumento desus rentas, no podrá obtener un grado deeficiencia mayor que el pobre que tenga esteacrecentamiento. El rico que aumenta surenta no aumenta su productividad enproporción ni tampoco aumenta enproporción su consumo, mientras que elpobre que aumenta su renta, aumenta suproductividad y su consumo. Sin embargo –otra consecuencia importante y corporativa–no es el pobre en tanto que pobre, sino que esel pobre en tanto que presente determinadascaracterísticas el que merece el impulso deeficiencia (por ejemplo: capacidad,inteligencia, requisitos demográficos opolíticos, etc.).

La tercera conclusión es relativa a un

caso particular de la primera. Las rentas máselevadas pueden actuar en sentido favorablesobre la eficiencia de un trabajador de modosemejante. Esta mayor renta le permitealimentarse mejor, y en consecuencia ser másfuerte; le abren la puerta a nuevas ocasionesde recrearse y de mejorar la su educación; yle ofrecen además indirectamente aquellasventajas que se derivan de un mayordescanso y de su mejor utilización, puestoque muchas de las cosas que el pobre debe

hacer por sí mismo, puede hacerlas realizarpor otro si está mejor remunerado. Sobre estetema Hicks (en su Teoría dei salari) hace

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unas observaciones que compartimosplenamente. Escribe: «Es bueno que losgastos deban acrecentar el placer de lasexistencia, pero el placer y la eficiencia(laboral) no van siempre unidos. Después deque los salarios hayan alcanzado un cierto

nivel, sólo algunos pocos gastarán losulteriores aumentos en cosas que desarrollensu eficiencia de trabajadores. Si se aumentanlos salarios de un grupo amplio detrabajadores habrá casi siempre algunareacción favorable sobre la eficiencia; perocuanto más altos sean los salariosprobablemente más pequeña será estareacción». Exacto. Proceden, enconsecuencia, unas consideraciones de ordengeneral.

Admitido que se quiera dar a laeficiencia corporativa del trabajador lamáxima valoración posible y nacionalmenteútil, es necesario plantear el problema deimpedir que un aumento del bienestarmaterial lleve a la disminución de estaeficiencia. De aquí, los problemas colateralesde la formación de una conciencia nacional.De tal manera este continuo mejoramiento delas condiciones materiales no es ya un fin ensí mismo, sino el medio a través del cual sepueden alcanzar integralmente los fines delEstado.

Las conclusiones que hemos sacado detodo esto se encuadran perfectamente en elmarco corporativo, lo que demuestra queesta superación de la economía, que no esidentificación ni tampoco simplesubordinación a la política, se exprese(corporativamente) de la forma más real, seadhiere a la vez a la realidad y a la teoría.

Resulta evidente que esta nueva concepciónabre posibilidades infinitas, siendosusceptible de aplicaciones más vastas ycomprehensivas, tales de poder definir demodo integral y preciso la economíacorporativa: economía de eficiencia, y fijandode tal modo a ésta su carácter preciso no sóloen los fines, sino también en los medios. Noshemos limitado ha ofrecer un primer puntode salida, esperando que éste pueda serretomado y debatido y hacerlo más

extensamente en el futuro.

El principio de reciprocidadde los cambios 

 _____________________________________ 

Alberto Buela

Hace ya muchos años […] publicamosuno de nuestros primeros artículos sobre lasubordinación de la economía a la políticadonde enunciábamos el principio dereciprocidad de los cambios. Pasados

[muchos] años pareciera que todo sigueigual, ni los economistas han acusado recibode la idea ni los políticos se han honrado enmeditarla […]

El asunto consiste en lo siguiente: Elproceso económico inicial nos muestra que elhombre puede producir uno o algunosproductos o brindar uno o algunos servicios,pero no todos. Y como para vivir se veobligado a consumir muchos productos outilizar muchos servicios que él no realiza oproduce, el hombre (y la mujer) se veobligado a intercambiar sus productos oservicios por el de los otros.

De este hecho elemental surge la leyprimera de la economía: La de la oferta y lademanda, la que sostiene que existe unarelación de mutua dependencia entre el valorde los bienes y la demanda que de ellos sehace. Así, bienes que existen en cantidadreducida y muy demandados suben de valor,

mientras que bienes poco demandados ymuy ofertados bajan de valor.

En las sociedades donde rige unminimum de justicia los intercambios serealizan entre individuos diversos y bienesdiversos y esto no puede ser reglado por la

 justicia correctiva expresada en la ley delTalión: Ojo por ojo y diente por diente. Porotra parte se necesita algo más que la ley deacero de la oferta y la demanda pues todocambio económico afecta e implica cambiosocial.

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Así mientras que tanto en la justiciadistributiva como en la conmutativa el actode la justicia aparece representadoverticalmente por la acción del juez, en la

 justicia recíproca el acto de justicia eshorizontal lo realizan las partes interesadas o

en juego. Aquellas que intercambian.La justicia correctiva o conmutativa,

aquella que regula las relaciones entre laspersonas privadas hace que los cambios seefectúen según la ley de igualdad aritméticasin consideración de las cualidades o méritospersonales (una mercadería y su precio; untrabajo y su salario). En cambio en la justiciadistributiva que regula las relaciones entre lasociedad y sus miembros se debería aseguraruna distribución de los bienes, proporcionala los méritos y capacidad de cada uno.

A diferencia de estas dos clases de justicia, la ley de reciprocidad de los cambiosque venimos a estudiar acá, enunciada porAristóteles en su Etica Nicomaquea dice así:"la reciprocidad (de los cambios) debe sersegún la proporción y no según la igualdadaritmética" 1132 b 33, nos muestra un aspectopostergado por los economistasprofesionales y jueces en lo económico.

La importancia del análisis de lareciprocidad de los cambios para elproblema de la justicia económica estiba enque se aplica en transacciones voluntarias, alcontrario que la ley del Talión, que se aplicageneralmente a transacciones involuntarias.

Es que lo justo en toda transaccióneconómica es que cada parte ofrezca"proporcionalmente" a lo que recibe y no"igualmente", de ahí que es injusto cambiar

un paquete de cigarrillos por un automóvil ouna computadora por una cerveza, inclusomás allá de la razón de necesidad que puedaobligar al intercambio, habida cuenta quecada hombre en el ámbito económico revisteel doble carácter de productor y consumidor.

En el intercambio de bienes económicosel valor del producto o servicio está dado nosolo por la calidad y cantidad de trabajohumano para su realización (hecho rescatadopor la teoría económica marxista) sinotambién por la capacidad del bien desatisfacer una "necesidad

humana".(verdaderas o, en su defecto, falsas,como son las creadas por la publicidad).

"La ley de reciprocidad de los cambios,decíamos en ese primerizo trabajo, viene aresponder a la pregunta que dice: ¿Cómodebe ser el intercambio para que el

productor-consumidor tenga interés yposibilidades de seguir produciendo yconsumiendo? El cambio debe realizarse detal manera que al final del mismo tanto elproductor como el consumidor, tanto el quevende como el que compra, puedanconservar, incrementado o disminuyendoaquello que tenían antes de la transacción enforma proporcional.

 Alberto Buela

Nuestra experiencia en muchas charlascon economistas, recuerdo una con EricCalcagno, prestigioso economista del camponacional y popular, quien ante mi ponencia

respondió que la economía no se ocupa delos problemas morales, reduciendo así elprincipio de la reciprocidad de los cambios aun postulado ético. ¡Qué grave error! ¡Quévisión limitada e Ilustrada de la economía! Yeso que se trata de un emblemáticoeconomista "nacional", imagínense Uds. quésucede con los economistas liberales que sonmayoría. Con justa razón afirmaba donArturo Jauretche que: la economía esdemasiado importante par dejarla en manos

de los economistas.En nuestro último trabajo Notas sobre el

 peronismo, hemos sostenido que: "Perón

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propuso en su libro de economía LosVendepatria la capitalización del pueblo y lamorigeración de la ley de oferta y demandadel capitalismo salvaje, por la vieja ley griegade reciprocidad de los cambios, según la cualluego de un trueque comercial justo las dos

partes deben quedar en posicionesmedianamente equivalentes de las quetenían antes de dicho trato comercial, y nouna empobrecida y la otra, enriquecida acosta de la primera".

Así funciona el principio de reciprocidadde los cambios en la economía y si miramoscon atención vemos como las leyes recientesde defensa del consumidor y las nuevassecretarías de Estado creadas al efecto seapoyan en este principio fundamental de laeconomía, ignorado por los economistas.

Si bien, "el verdadero valor de cambio esla necesidad" y la que determina a un biencomo "bien escaso", sin embargo, es lamoneda la que realiza la intermediaciónproporcional entre bienes diversos,valorando en tres dólares un café y en diezun almuerzo.

Así la moneda que es una medidaconvencional viene a traducir la verdaderamedida que es: la necesidad, pues "si denada tuviesen necesidad los hombres, o lasnecesidades no fuesen semejantes a todos, nohabría cambio"

Vemos como el precio según la ley dereciprocidad de los cambios no puedequedar librado al monoteísmo del mercado ysu ley de la oferta y la demanda sino quetiene que estar regulado además por lareciprocidad proporcional de toda

transacción económica justa.Y como el valor de los bienes económicos

no es un valor absoluto sino relativo en tantobien útil dentro de ciertos límites, queimponen los fines objetivos de la naturalezahumana, nada impide que los bieneseconómicos (algunos, sobre todo losestratégicos) sean fijados por una instanciasuperior jurídica o política en vista a losverdaderos intereses del bien común generaldel pueblo de la nación.

© www.disenso.org

¿ Homo oeconomicus oidiota moral? 

 ____________________________________ 

Ramon Alcoberro

Uno de los conceptos fundamentales dela economía y de la política liberal es el de«Homo economicus», el sujeto de lassupuestas decisiones racionales en unasociedad adulta, donde los individuos sonresponsables de construir su propio bienestarmediante elecciones reflexivas y calculadas.Las páginas siguientes están dedicadas aanalizar la racionalidad y los límites de esteconcepto, que tantas veces se da porsobreentendido en cursos de sociología yeconomía, y cuyas consecuencias moralesestán hoy más presentes que nunca.

En la Antropología del liberalismo hayun concepto fundamental que se ha acabadoconvirtiendo en una especie de fetiche a la

hora de hablar sobre economía y política:«HOMO ECONOMICUS». Mediante esaexpresión se designa una abstracciónconceptual o, mejor, un modelo y unaprevisión que hace la ciencia económicasobre el modelo de comportamiento humanoperfectamente racional, que es definido portres características básicas: el «homoeconomicus» se presenta como“maximizador” de sus opciones, racional ensus decisiones y egoísta en su

comportamiento. La racionalidad de la teoríaeconómica descansa sobre la existencia y las“virtudes” calculadoras de ese individuo,que actua en forma hiper-racional a la horade escoger entre las diversas posibilidades.

El origen conceptual de este «homoeconomicus» puede situarse en el libro II deLA RIQUEZA DE LAS NACIONES de AdamSmith (1776). Les propongo leer primero unfragmento (es corto, ¡no se espanten!) para

analizarlo a continuación. Dice así:«En todos los países donde existe una

seguridad aceptable, cada hombre con

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sentido común intentará invertir todo elcapital de que pueda disponer con objeto deprocurarse o un disfrute presente o unbeneficio futuro. Si lo destina a obtener undisfrute presente, es un capital reservadopara su consumo inmediato. Si lo destina a

conseguir un beneficio futuro, obtendrá esebeneficio bien conservando ese capital o biendesprendiéndose de él; en un caso es uncapital fijo y en el otro un capital circulante.Donde haya una seguridad razonable, unhombre que no invierta todo el capital quecontrola, sea suyo o tomado en préstamo deotras personas, en alguna de esas tresformas, deberá estar completamente loco».

La idea fundamental que rige elcomportamiento del «homo economicus» esestrictamente esa: está “completamente loco”quien no maximiza sus preferencias (es decir,aumenta sus ganancias). Y esa maximizaciónpuede cuantificarse estrictamente enmagnitudes económicas, sea por ahorro, poracumulación o por intercambio. La libertad,si se organiza de forma inteligente, conducea maximizar la utilidad de los individuosconcretos que son considerados a la vezcomo egoistas y como calculadores.

El «homo economicus» constituye unmodelo teórico que pretende explicar cómoactuaría en condiciones ideales el sujeto“perfectamente racional”. Un individuo talsería exclusivo, excluyente e insaciable o, sise prefiere, sería “maximizador” de suspreferencias: actuaría siempre de manera queconsiguiera “más” por “menos”; el modeloda por supuesto que todo lo que hacen loshombres tiene sentido en y para el marcado.

Es racional quien toma sus decisiones entérminos de “coste de oportunidad”: cadaopción (estar aquí en vez de ahí, trabajar enesto o en aquello) conlleva, a la vez einseparablemente, alguna ganancia y algunapérdida. Pues bien, será máximamenteracional quien mejor sepa escoger entérminos de oportunidad entre las diversasposibilidades reales que se le ofrecen.Casarse o no, estudiar o no (o hacerlo más omenos años), tener hijos o no (y, en su caso,

cuántos), trabajar en una u otra cosa, etc.,tiene unos costes de oportunidad queproducirán más o menos bienestar.

En esquema, esa hipótesis surge de unrazonamiento más o menos fundado enHume, en Smith y en Bentham (aunqueninguno lo simplificó tanto como luego lo hapresentado un cierto neoliberalismo) quedice así:

1.- Todo hombre busca la felicidad2.- La felicidad se logra a través de la

posesión

3.- Para que sea posible la posesión de unbien se necesita la propiedad

4.- Sólo la propiedad efectiva de un bienpermite su intercambio

5.- El intercambio lo garantiza elmercado

6.- El mercado está movido por dinero

7.- El dinero da la felicidad porquepermite la posesión.

Como se ve, el cogollo del problema sehalla en el significado de la palabra“posesión”. Posesión es el remedio a lanecesidad material y cuantificable que seconcibe como una situación de falta.Resultaría así más feliz quien posee que

quien no posee; y se entiende que esaposesión permite subvenir a las“necesidades” de los individuos.

Para comprender la significación del«homo economicus» conviene situarse en lamentalidad empirista del siglo 18. En unaconcepción del mundo propia de sociedadescasi preindustriales, con fuertes déficits dealimentación, de salud y de cultura, podíaresultar más o menos claro qué significaba“necesidad” y cúal era la manera de subvenir

a ella. Se necesitaba comer, saber y curar; y laforma de hacerlo pasaba por lograr que laeconomía creciese.

En tiempos de Adam Smith laacumulación de capital era todavía muyrudimentaria –mientras los bienes de lanaturaleza parecían inagotables– y eso

 justificaba socialmente la ideología delcrecimiento, sobre la que Marx ironizó queconstituía «la Ley y los Profetas» del

liberalismo; además la realidad delcomportamiento del «economicus» era obvia:

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describía un sujeto fácil de encontrar en latipología de los emprendedores.

Consumir, ahorrar o invertir eran lasopciones racionales que según la economíaclásica permiten satisfacer necesidades. Perohoy por hoy podemos preguntarnos si esas

tres opciones son necesariamente traduciblesa bienes y servicios, o si nuestras necesidadespueden expresarse ya en otras formas. Talvez hoy a un «economicus» postmoderno ypostmaterialista le beneficia más utilizar queposeer. Cultivar relaciones sociales,dedicarse al ocio o colaborar gratuitamenteen asociaciones cívicas no puedenidentificarse sin más con ninguna de las tresopciones clásicas al alcance del «homoeconomicus», pero son también acciones quemaximizan prefrencias.

Pierre Lévy en su libro WORLDPHILOSOPHIE (2000) llega a suponer que enuna sociedad de la información el auténtico«economicus» será el «homo academicus»que pondrá su conocimento en el mercado yestablecerá nuevos tipos de relación socialbasados en la “cooperación competitiva” delas ideas. La competición económica, queexige a la vez colaboración empresarial, se

deslizaría así, sin romper con la lógica de laeficacia del mercado, hacia una competiciónen el conocimiento.

Después del capitalismo “macho” (de losaltos hornos al coche) y del capitalismo“hembra” (de la linea blanca y el pequeñoelectrodoméstico hogareño) hoy vivimos enel capitalismo “narciso” (el del culto alcuerpo, la ideología de la salud, losproductos desnatados y descremados). Lapregunta es si la racionalidad de estecapitalismo postindustrial se sigueplanteando en términos de “economicus”cuantitativo, o si se exige al consumo un plusmás o menos “estiloso” de calidad, de diseñoy de ideas, por encima de la puraacumulación cuantitativa. Tal vez hoy, ensociedades postmaterialistas, lo que seacumula ya no es dinero, sino “sensaciones”o “estilo”. De hecho, incluso nuestro ideal deciencia postmoderno, mucho más escéptico

que el del viejo positivismo (“macho”), o queel falsacionismo (“hembra”), quiere tenerpresente las consecuencias sociológicas y

ambientales de nuestras decisionestecnológicas y no sólo imponerlasdespóticamente

En tiempos de Adam Smith el ideal deciencia era newtoniano: la ley de lagravitación universal aparecía como el

modelo de ley física que garantiza elequilibrio. Eso se podía traducir también atérminos empresariales: se daba porsupuesta la existencia de un equilibrio idealen la economía (el que establece el mercado)como lo hay en el universo. Smith, y sumaestro Hume, eran buenos conocedores dela teoría de las necesidades de Epicuro ycreían como el filósofo helenístico que lafelicidad se halla en poseer “lo natural ynecesario”, mientras que aspirar a lo no-natural y no-necesario es fuente de miseriahumana y de embrutecimiento.

Hoy, sin embargo, son “lo no-natural” y“lo no-necesario” el motor principal de losmercados en las economías desarrolladas(que hacen crecer la economía, además, a uncoste brutal para el equilibrio mental y la

felicidad no material de los individuos). Dehecho, actualmente menos del 3% de losflujos dinerarios mundiales se dedican alpago de bienes y servicios y más del 95% deldinero que se mueve en el mundo esespeculativo; por lo tanto no está nada clarala racionalidad de los movimientos decapitales desde el punto de vista de laeconomía productiva.

La maximización de las opciones típica

del «homo economicus», llevada a suextremo, se vuelve además incompatible conotro elemento nuclear para la existencia del

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capitalismo: la confianza. Una broma muytípica entre profesores de economía dice que:«Ninguna “buena madre de familia”permitiría que su hija se casase con un“economicus”». La filósofa feminista VictoriaHeld se pregunta incluso: «¿Qué sucedería si

sustituyéramos el paradigma del hombreeconómico por el de la relación entre madre ehijo?». Desde un punto de vista estrictamenteliberal, la respuesta a esa pregunta retóricasería sencilla: “aumentaría el paternalismo,crecería el chantaje sentimental de los viejossobre los jóvenes y disminuiría la innovaciónsocial”. Pero que la pregunta de Held seademasiado ingénua para un liberal, nosignifica que deba pasarse por alto unaintuición que merece análisis más detallado:

con el modelo de “economicus” convertidoen dogma para uso de escuelas de negocios,se hace muy difícil mantener los valoresmorales que supuestamente dan sentido alcapitalismo.

Todo el capitalismo se fundamenta sobrela “fiducia” (de donde “finanza”) queetimológicamente hablando proviene de la“fide” [fe]. Pero si lo único importante esmaximizar mis opciones, entoncespodríamos preguntarnos si, contando conuna adecuada ratio entre coste y beneficio,no resultaría provechoso engañar a la propiaesposa, robar a los proveedores y clientes, ooptar por la mentira en la oficina y por elfraude fiscal. Cuando el único criterio devalor es el aumento imparable de “profits”,entonces ¿la misma racionalidad de unsistema maximizador basado en el egoismo,no nos llevará necesariamente a preferir elengaño si es útil para mejorar la cuenta de

resultados?Por si fuera poco, la hipótesis según la

cual el «homo economicus» expresa laracionalidad estructural del comportamientohumano no acaba tampoco de funcionar.Encontraríamos muy fácilmente elementosemocionales, subjetivos e ideológicos que seimponen sobre nuestras opcioneseconómicas y que “al cálculo resisten”. Y, dehecho, el propio John Stuart Mill afirmó queconfundir el dinero con la felicidad equivale

a tomar la parte por el todo. En el cap. 4 deUTILITARISMO, Mill argumentó que:

«el dinero no se desea para conseguir unfin, sino como parte del fin. De ser un finpara la felicidad, se ha convertido en elprincipal ingrediente de alguna concepciónindividualista de la felicidad. Lo mismopuede decirse de la mayoría de los grandes

objetivos de la vida humana –el poder, porejemplo, o la fama–; sólo que cada uno deéstos lleva aneja cierta cantidad de placerinmediato, que al menos tiene la aparienciade serle naturalmente inherente; cosa que nopuede decirse del dinero»

En otras palabras: para Mill el dineroconstituye un ingrediente (una parte) de lafelicidad, pero no consiste en el únicocontenido de la felicidad cuya intensidad ypermanencia (criterios clásicos de valoraciónutilitarista) no es realista valorar sólo entérminos dinerarios, sino que implica loselementos cualitativos que la naturaleza nosproporciona. En palabras de Mill: «Lafelicidad no es una idea abstracta, sino untodo concreto y éstas [dinero, poder, fama]son algunas de sus partes [pero] La vidasería poca cosa, estaría mal provista defuentes de felicidad, si la naturaleza no nosproporcionara cosas que, siendooriginariamente indiferentes, conducen o seasocian a la satisfacción de nuestros deseosprimitivos, llegando a ser en sí mismasfuentes de placer más valiosas que losplaceres primitivos (...) La virtud, según laconcepción utilitaria es un bien de estaclase».

Suponer que un individuo es siempremaximizador de preferencias significaconsiderar que otras opciones virtuosas noeconómicas (por ejemplo, la pertenencia a

una comunidad, la lealtad a unas ideas...)resultarían siempre rechazadas cuando senos ofrezca alguna otra posibilidad másrentable. Pero, como sabemos,afortunadamente, por muchas experienciascotidianas, ello no siempre es así: lasalternativas comunitarias pueden ofrecermayor “utilidad agregada” que elindividualismo posesivo.

La antropología pesimista del

«economicus» no es científica porque nocumple con lo que debe ofrecer una ciencia:no es universal, no vale para todos los

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humanos, ni se deba suponer que están“completamente locos” quienes investiganotras opciones, aunque así lo sostenga eltexto de Smith... Parece más sencilloproponer la hipótesis de que no todasnuestras preferencias son convertibles en

moneda. O incluso, razonando máscínicamente, tal vez habría que suponer queel capitalismo “ya no necesita” que todo seaconvertible en moneda. Aceptando que,efectivamente, vivimos en una sociedad depersonas inteligentes que toman decisionesracionales, cabe preguntarse ¿por quédebería ser más racional un trabajo agotadorencaminado a conseguir sólo “la últimamoda” que otro más descansado pero conmenor remuneración crematística? ¿Es

verdaderamente racional ser «homoeconomicus» para morir de estrés en elempeño?

La sociología nos ofrece dos criteriospara evaluar la racionalidad de una decisión.La “racionalidad” puede ser definida entérminos de consistencia o de maximizaciónde las decisiones que toman los individuos.El criterio de consistencia supone que yodecido algo porque es coherente con otrasdecisiones anteriores que ya he tomado y conun conjunto de intereses, grupos yasociaciones, en los que me muevo; pero setrata de un criterio interno, de basepsicológica y no contrastable empíricamente.Una decisión puede ser, a la vez, consistentey fracasada.

Por ello, cuando pretendo evaluar sialguien ha logrado éxito al ejecutar unadecisión necesitaré disponer de algún criterioexterno, objetivable: la maximización del

provecho nos ofrece ese criteriointersubjetivamente válido. En tiempos deAdam Smith no existía todavía el conceptode economía hoy vigente (economics) que sebasa en el cálculo de utilidad marginal. Ladisciplina se denominaba entonces“economía política” y Smith no era profesorde economía (por entonces no reconocidaaún como disciplina académica) sino deética. Eso ha sido recordado por A. Sen ysería interesante releer el cap. II del libro Iº

de «La riqueza de las naciones» para noolvidar que, por ejemplo, Smith erapartidario del “salario mínimo” (cuya sola

mención enfurece hoy a los neoliberales) y seindignaba –al contrario de Marx, por cierto–con la explotación inhumana de losmercados asiáticos por el imperialismobritánico.

La opción de Adam Smith por la

maximización y por el crecimiento comocriterio tenían una indudable base moral: setrataba de enaltecer el trabajo productivo, elahorro y la inversión por encima delconsumo (en eso se alejaba de Mandeville,por ejemplo). Distinguir entre “riqueza” (quea Smith no le interesaba excesivamente en símisma, sino como instrumento para hacercosas) y “crecimiento” (que para él constituíaun elemento necesario para evitar lapobreza) era en lo básico una innovaciónconceptual útil para la economía pero desdesu óptica resultaba inseparable de unaopción moral, porque sin crecimientoeconómico no hay oportunidad para lospobres.

En la sociedad industrial el crecimientoeconómico, que es el objetivo que justifica laactuación del individuo maximizador yracional, constituía la única manera de evitarque los pobres fuesen cada vez más

miserables y que los salarios disminuyesenen su poder de compra. “Crecer” es como lavarita mágica de la economía; el crecimientopuede compararse a la acción de la fuente yde lluvia con respeto al rio: si la fuente seseca y no llueve (crecimiento) el rio (riqueza)simplemente se secará.

Pero hoy no estamos en el siglo XVIII,tenemos Internet y robótica a preciosridículos: nos dirigimos a una sociedad de lainformación que aspira a ser “sociedad delconocimiento”. Así que la pregunta es obvia:¿crecer o distribuir? El «homo economicus»del liberalismo se ha ido convirtiendo en un“idiota moral” y en un peligro para laeconomía real, e incluso para las reglas deimparcialidad que deben presidir la librecompetencia en la teoría liberal.

En su única conferencia pronunciada enEspaña, en 1930, Keynes afirmó que:

«Cuando la acumulación de riqueza yano sea de gran importancia social, habrágrandes cambios en los preceptos morales.Podremos librarnos de muchos de los

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principios pseudomorales que han pesadodurante doscientos años sobre nosotros,siguiendo los cuales hemos exaltado algunasde las cualidades humanas másdespreciables, colocándolas en la posición delas más altas virtudes».

La pregunta es un momento tal no hallegado ya en la hora de la sociedadpostindustrial o de la sociedad de lainformación. Salvar el elemento ético delliberalismo (su valoración del esfuerzopersonal, de la libre iniciativa, de lapersonalidad creadora) tal vez se ha hechoincompatible con una economía especulativaque, a base de buscar un crecimientodesaforado e inmoral, empieza aautodestruirse (y que ahora mismo haempezando a financiar especulacionesimproductivas devorando los fondos depensiones, es decir, las reservas de futuro desus propios partidarios). El futuro –sostenible y reformista– del capitalismo talvez no dependa de la competencia sino de lacooperación competitiva y demanda unalectura cualitativa del concepto de“beneficio”, que incluya la responsabilidadsocial... (es decir, que sea capaz de recuperarla vieja idea “política” de la economía).

Tal vez la hipótesis del “egoísta racional”permitía una evaluación clara de lasdecisiones racionales para sociedades deescasez. Pero suponiendo una concepción deracionalidad más amplia, el «homoeconomicus» debe ser evaluado como unahipotesis errónea: un ser unidimensional o,lo que es lo mismo, un “idiota moral” quenos conducirá directamente al “choque decivilizaciones”. Y suponiendo que no sea

usted un fanático, un famélico o un farsante,no creo que le guste ver ese escenario deegoismo elemental autodestructivo.

http://www.alcoberro.info/

Por una Economia Mundialcon dos velocidades

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Guillaume Faye

Dos ideas en perdición: progreso ycrecimiento

Esta claro que el “progreso” es una ideamoribunda, aunque el crecimientoeconómico continúa. Pero nadie ve realmente

las consecuencias. La creencia generalizadaes la del “hoy es mejor que ayer, y mañanaserá mejor que hoy”, gracias a losperfeccionamientos de la tecnociencia y auna supuesta mejora educativa y moral de lahumanidad, según el dogma de AugustoComte y de los positivistas franceses, asícomo de los progresos de la “democracia”.Pero ahora, la evidencia es que el“crecimiento”, simulacro contable,evidentemente no conduce a una mejora del

bienestar. El declive de la escatología laicaheredada del mesianismo cristiano es terriblepara la concepción del mundo igualitaria,porque es toda su filosofía de la Historia laque se cae.

Algunos piensan que es una suerte,porque así la humanidad conseguiría máslucidez y sabiduría. ¿Por qué el fin del mitodel progreso impediría unas mejoras, unprogreso más inteligente, y más igualitario?Este pensamiento, frecuente en los círculos

de la “Nueva Izquierda”, es erróneo.

El progresismo, pilar y subconjunto deligualitarismo, era una creencia mundial, unareligión laica. No se puede “arreglar” unideal colectivo como una planificacióneconómica. Privada de su base religiosa –lacreencia en el progreso como necesidadhistórica- esta civilización está declinando.Pero un petrolero que para sus motoresemplea mucho tiempo antes de

inmovilizarse y derivar hasta los arrecifes.

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El historicismo contra el progresismo

La cuestión importante es la siguiente:¿para qué reemplazar este “progresismo” yamoribundo? 

El fiasco del capitalismo liberal por

realizar sus objetivos de justicia y deprosperidad generales e iguales para todos,como el hundimiento del sueño comunistaque tenía los mismos objetivos, dejan el sitiolibre a la invención de una tercera vía. Entodo el planeta, diversas formas deregímenes autoritarios o de teocraciasfundamentalistas lo han intentado sin éxito,porque una verdadera tercera vía no puededesarrollarse en un régimen sin libertad. Sinembargo, la alternativa al progresismo

solamente puede ser construida sobreparadigmas inigualitarios, liberados de lavisión reductora del hombre como homoœconomicus. Pero la clase intelectualmundial, todavía nostálgica del progresismoy obsesionada por el pensamiento único, -lautopía onírica igualitaria- se agarra alcadáver embalsamado de una idea muerta yhace como si aún estuviese sana.

En lugar de este mundo unificado yliberado de la Historia que debía ser laconclusión lineal y automática del progreso,estamos ante un mundo caótico, multipolar,pero en vías de globalización (por losmercados y las telecomunicaciones), unmundo explotado pero aglutinado,desordenado y laberíntico, un mundo queserá cada vez más denso en Historia y en“historias”. La línea ascendente del progreso,supuesto que conduciría a la escatologíasalvadora del fin paradisíaco de la Historia,es sustituye por el río sinuoso, aleatorio ymisterioso de esta última.

Hundimiento del paradigma del“desarrollo económico”

Revolución mental. Se han dado cuento,sin atreverse decirlo, que el antiguoparadigma: “la suerte de la humanidad,individual y colectiva, está mejorando cadadía, gracias a la ciencia, a la democracia y a laemancipación igualitaria”, era falso.

Esta época se ha acabado. La ilusión cae.Esta mejora (discutible según algunos, comoIllich) ha durado un pequeño siglo. Hoy, los

efectos perversos de la técnica de masasempiezan a sentirse: nuevos virus resistentes,contaminación de los alimentos industriales,agotamiento de los suelos, degradacióngeneral y rápida del medio ambiente,invención de armas de destrucción masiva

que se suman a las armas nucleares, etc.Además, la técnica entra en su época barroca.Las grandes invenciones fundamentales yafueron hechas a finales de los años cincuenta.Los perfeccionamientos practicados despuéstraen cada vez menos mejoras concretas,como motivos decorativos inútiles sumadosa la superestructura de un monumento.Internet tendrá menos efectosrevolucionarios que el telégrafo o el teléfono:es el perfeccionamiento de una

pancomunicación ya existente. Latecnociencia sigue la ley energética de los“80-20”: al inicio, se necesita 20 unidades deenergía para obtener 80 unidades de fuerza;después, se necesita 80 unidades de energíapara solamente producir 20 unidades defuerza.

Objeción posible: ¿el pesimismo noexagera, las consecuencias negativas delprogreso y del crecimiento mundial?

Respuesta: no. Contrariamente aldiscurso pomposo de Jacques Attali, eldespegue económico de Asia no es una causabuena para la humanidad. La cuenta seríaparticularmente hinchada en términos deexacerbación de las concurrencias con lospaíses industriales. Tal despegue seenfrentaría rápidamente al un umbralecológico de tolerancia, y provocarádisturbios sociopolíticos, incluso militares,masivos. La misma catástrofe cambiará el

modelo general económico actual, en lugarde la voluntad de los dirigentes.

En realidad, algunos efectos positivosdel crecimiento económico mundial sonefímeros y frágiles, portadores de fuertescontrapartidas.

La universalización de la tecnocienciahace pagar cada uno de sus avances con unretroceso. La esperanza de vida crece (peroya empieza a entancarse o a regresar en

muchos países), ¿pero la vida es másarmoniosa y con menor angustia? Losmedios de destrucción masiva por las armas

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atómicas, bacteriológicas y genéticas sedesarrollan. La agricultura está mejorando,pero a medio plazo el retorno de lashambrunas amenaza a una humanidadpletórica, enfrentada al agotamiento de lossuelos, a la deforestación tropical, a la

disminución de las superficies laborables y alagotamiento de la fauna halieútica oceánica.

El efecto perverso ha sido incubandodurante veinte o treinta años, pero, despuésde una fase ilusoria de mejora de lascondiciones de vida (que se está acabandoactualmente), golpea. La intensificación delvolumen de las producciones y de losintercambios acentúa las cooperaciones, peromultiplica las causas de conflicto y loschauvinismos nacionales; y suscita en todossitios unos cortafuegos de fanatismosintegristas. La comunicación se ramifica entodo el planeta, pero el individuo está solofrente al Estado y las comunidades sedesesperan.

El modo de vida urbano y técnicoconcierne a un 70% de la humanidad, peroen los países del Sur, las ciudades son uninfierno de violencia, de miseria y de caoshumano. ¿Sabemos que, en proporción, los

hombres que viven en la miseria y laprecariedad son más numerosos actualmenteque antes de la Revolución Industrial? Lamedicación se extiende, pero provoca unaexplosión demográfica y desarrolla nuevasformas de virus resistentes, que se desplazancon las migraciones. El nivel de consumoenergético crece, pero el medio ambiente sedegrada y la amenaza de hundimientoecológico se concretar. El campesino africanoo brasileño dispone de maquinas para labrar

pero, destruyendo las selvas, estáprogramando la desertificación y las futurashambrunas. Al final, después de un tiempode latencia, el progreso, el crecimiento, laextensión incontrolada de la tecnociencia vensus objetivos invertirse y nacer un mundomás duro de aquel que la gente queríatransformar y mejorar.

La muerte anunciada del desarrolloeconómico mundial

La objeción seria a los intelectualesangelicales es la siguiente: nunca se podráimpedir a los países pobres o en “vía de

industrialización” –que buscanindustrializarse y enriquecerse por todos losmedios- que sigan la vía de Occidente y de la“religión mundial del PIB creciente”. De otraforma, ¡qué injusticia...! Claro, pero sinembargo los sueños y las esperanzas

históricas no están determinados por resortesmorales, sino por umbrales de imposibilidadfísica. Es la lógica de la catástrofe la quelimitará las ambiciones de “desarrollo” delos países del Sur. Estos últimos,particularmente en Asia, todavía no hantomado conciencia de los desengaños delprogreso. Con retraso sobre Occidente,todavía son positivistas, sujetos aluniversalismo igualitario que estándescubriendo. Quieren hacer como el Norte,

obtener su trozo del pastel.Desgradaciamente, es demasiado tarde. Lacrisis financiera asiática fue la primera señal.Nunca el planeta –y en consecuencia lahumanidad- no podrá soportar el desarrollotecno-industrial de Asia y de África hasta elactual nivel de los países del Norte. Creerlo,es entrar en este síndrome actual de lacreencia en los milagros, propio deluniversalismo. La industrialización masivade los “países emergentes” será físicamente

imposible, por agotamiento de los recursosescasos y la destrucción de los ecosistemas.El Club de Roma ha tenido razón concincuenta años de adelanto.

Pero hubo unos africanos en los añossesenta, como el Sudafricano Kredi Mutwa,que ya decían que las sociedades tribalesprecoloniales, eran mucho más agradablespara vivir que las sociedades africanasactuales, fracasos totales, nacidas de una

imitación fracasada, de un mal trasplante delmodelo europeo que les es totalmenteextraño. Después de todo, ¿por qué elconjunto de la humanidad desearía ir hastaMarte, circular a 500 km/h en trenobúses,volar en aviones supersónicos, comerhelados en verano, vivir cien años, discutirpor Internet, visionar series de t.v., etc.? Estaexcitación solamente pertenece a algunospueblos y grupos, y no puede comunicarse alconjunto de la humanidad. También en

Europa y en los Estados Unidos, el modo devida tecno-industrial podría, en caso decambios estructurales mayores, solamente

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aplicarse a una parte de la población. Pero,en este momento, nace una nueva objeción,avanzada por los medios tecnocráticos: no sepuede luchar contra los efectos perversos dela técnica. Se puede descontaminar,encontrar nuevos recursos; es una cuestión

de acuerdo y de voluntad. ¡Qué optimismo!Pero solamente son palabras. Este sistema escoherente en su lógica global y no esautotransformable. Es, en el sentido propio,incorregible. Se tiene que cambiar.

Además, el nuevo sistema se impondríaél mismo, durante el caos. Se tiene que serconcreto y dejar de soñar despierto en laspajas mentales de pseudoexpertos,verdaderos impostores. Ninguna de lasresoluciones de las Conferencias de Río y deTokio -sin embargo, muy insuficientes- hasido seguida. La naturaleza que lostecnócratas querían domar y obligarmasivamente, tanto bajo su forma moleculary viral como bajo su forma terrestre,reacciona con violencia, por consecuencia,después de un periodo de afasia. Las certezascolectivas dejan el sitio a las dudas y a laangustia.

Un nuevo nihilismo aparece, muy

pesado porque está desesperado, muydiferente de las filosofías del declive y de lasprofecías reaccionarias de la decadencia quesolamente eran un progreso invertido y unpasadismo. Ahora, son las filosofías de lascatástrofes las que van imponerse. Laincertidumbre está presente y su haloinquietante tira de la sombra sobre latecnociencia que la gente creía predecible ydomable, cosa que no es. Heidegger quetenía razón contra Husserl y los

racionalistas. La alegoría judía del Golemque era justa.

Hacia una “fractura civilizacional”

¿Pero qué nuevas ideologías o tipos deorganización social, político o económico,podrían remplazar a los de la búsqueda delprogreso y del individualismo? ¿Lasteocracias, como ocurre ya en varios paísesislámicos?

Notamos en primer lugar que unaideología no progresista y que rechaza eligualitarismo no forzosamente es injusta,cínica o tiránica. Son los igualitaristas

quienes, conscientes del fracaso de susproyectos de justicia y de humanidad,diabolizan a sus adversarios de esta manera.Una nueva visión inigualitaria del mundotendrá que ser concretamente antropófilacuando el igualitarismo solamente era

idealmente humanitario. Evidentemente, estefin del progresismo también es el delidealismo racionalista hegeliano. Ya,espontáneamente, varias ideologíasdesordenadas e irracionalistas estándesarrollando en todos sitios pensamientosanticientíficos y antiindustriales, que hanllegado a inquietar a los firmantes de lapetición de Heidelberg.

Pero cuidado: la ciencia y la civilizaciónindustrial no van a desaparecer remplazadaspor culturas mágicas. La tecnocienciacontinuará su existencia y desarrollo, perocambiará de sentido y de ideal. En pocotiempo, el crecimiento económico mundialva a encontrarse ante el hecho de barrerasfísicas. Es físicamente imposible realizar elideal del progresismo: la sociedad deconsumo tecno-científica para unos diez milmillones de hombres. Cuando el sueño sehunda, otro mundo nacerá.

Unos escenarios, menos irreales que elprograma de un desarrollo económicomundial infinito en el cuadro de la ONU,proyectan la coexistencia de la globalización,del fin del estatismo y de la fracturacivilizacional del planeta que será sufridapero no escogida. Según este escenario, lanueva división del planeta ya no seefectuaría entre Estados políticamenteindependientes, sino entre tipos decivilizaciones. Coexistirían los que

conservarán el modo tecno-científico eindustrial de existencia (pero con otrosvalores) y los que volverán a las sociedadestradicionales, quizás mágicas e irracionales,de débil nivel energético de depredación, decontaminación y de consumo.

Las economías tradicionales no son“subdesarrolladas”

Los progresistas replicarán que es unescenario de retorno a un tipo de

subdesarrollo voluntario. Los superdotados,arriba, y los subdotados, vegetando debajo.

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Este concepto del subdesarrollo esinocuo y estúpido. Es una invención delprogresismo para significar que solamente eshumano y lícito el modo de vida industrial.Una sociedad rural tradicional no-tecnómorfa no es, en ningún caso, bárbara y

“subdesarrollada”. En la visión inigualitariay orgánica del mundo, no hay solamente uneje único de “desarrollo”, sino muchos. Elverdadero “subdesarrollo, o másexactamente la verdadera barbarie, es elprogresismo: son los excluidos del mundo devida industrial, que han abandonado lassociedades tradicionales de débil crecimientodemográfico por un espejismo, y que seapiñan en las megapolis superpobladas delos países del Sur, transformadas en infiernos

humanos.De otra parte, los miembros de una

sociedad tradicional poco monetizada no sonmás “pobres” ni más desgraciados que loshabitantes de Nueva York o de París,superequipados, aunque su medicación y suesperanza de vida sean menores. En tercerlugar, es necesario decir que esta posibleescisión socioeconómica de la humanidaddurante el Siglo XXI no será el resultado deuna planificación voluntaria, sino obra de losefectos de la catástrofe, por el hundimientocaótico del sistema actual.

¿Cómo hacer coexistir varios tipos desociedad? ¿Los de abajo no querrían imitarotra vez a los de arriba y “desarrollarse”? Noforzosamente. De una parte porque elrecuerdo del fracaso de la universalizaciónde la sociedad industrial y de la tecnocienciaaparecerá como una Edad Negra (comoactualmente el comunismo en la Europa

central y oriental), y de otra parte porqueestas comunidades neotradicionales estarándotadas de fuertes ideologías irracionales omágicas que santificarán su modo de vida.

Los que conservarán el modotecnocientífico de existencia podránperfectamente vivir en una economíaglobalizada, pero mucho menos pesada envolúmenes de intercambios y deproducciones que la de hoy, y de facto

mucho menos contaminante, porque ya noconcernirá más que a una pequeña minoríade hombres. Esta minoría ya no estará

animada por la escatología del progreso, sinopor la necesidad de la voluntad.

La economía tecno-científica solamentees viable en un mundo inigualitario sinuniversalismos

Después de la inevitable catástrofe delinicio del Siglo XXI, se tendrá que construirpragmáticamente una nueva economíamundial, con un espíritu libre de todautopía, de todo ideal inaccesible, y sinespíritu de opresión o de neocolonialismocontra la parte de la humanidad que habrávuelto a las sociedades tradicionales. Laconcepción de la Historia ya no sería elidealismo progresista, sino una visiónrealista, concreta y aleatoria de la realidad,

de la naturaleza y del hombre. Elvoluntarismo, pensamiento de lo concreto yde lo posible, se opone al idealismo de lacivilización actual, fundada sobre laabstracción de fines irrealizables. Las esferastecno-científicas compartirían con lasneoarcaicas una concepción del mundoinigualitaria y naturalista, los primeros en laracionalidad, los segundos en lairracionalidad.

Evidentemente, algunos temerán que lamuerte de la idea de progreso y la nuevaorganización del planeta pongan fin a todaracionalidad y destruyan tanto la cienciacomo la producción industrial... ¿Unaregresión general de la humanidad?

Existe un prejuicio corriente que afirmaque la tecnociencia está fundadanaturalmente sobre un zócalo progresista eigualitario. Es falso. El fin del progreso, el findel sueño de universalizar la sociedad de

consumo industrial, no significa ladisolución de la tecnociencia y la condenadel espíritu científico. La tecnociencia ha sidopervertida por el universalismo igualitariode los Siglos XIX y XX, que ha queridoextenderla hasta la desmesura.

Los que continuarán adoptando lacivilización tecno-científica, globalizada peronuméricamente restringida, la fundaránsobre otras bases de pensamiento que elfrenesí de consumo, la universalización y elhedonismo generalizado del progreso-desarrollo.

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Y será más fácil, porque el verdaderofundamento de la ciencia y de la técnica esfundamentalmente inigualitario (ciencias dela vida), poético y aleatorio. El verdaderocientífico sabe muy bien que su pensamientoúnicamente progresa cuando se destruyen

las certezas. Su racionalidad es un medio yno un fin; sabe que nunca llega a mejorascualitativas a causa de las consecuencias desus descubiertos; sabe que laexperimentación técnica es apertura a loimprevisto: riesgos incrementados, aumentodel campo de lo aleatorio y opacidad ante elfuturo. Al contrario, en las sociedadestradicionales, el futuro es previsible, porquela Historia es vivida cíclicamente. Elprogresismo lineal sería reemplazado en las

zonas neotradicionales por una visión cíclicade la Historia, y en las zonas tecnocientíficaspor una visión aleatoria y “paisajista” de laHistoria (la “concepción” esférica ynietzscheana de Locchi). La Historia sedesenrollaría como un paisaje: una sucesiónimprevisible de llanuras, de montañas, debosques, sin legibilidad racional.

Esta escisión de la Historia y del destinoincrementa la libertad, la responsabilidad yla lucidez de los que la comparten. Ellosanalizan con rigor la verdadera naturaleza delo real y del tiempo, sin sueños utópicos,conscientes de lo aleatorio; desplegando suvoluntad para realizar sus proyectos, que sonordenar la sociedad humana lo másconforme a la justicia, al reconocimiento delhombre tal y como es.

La economía neoglobal después de lacatástrofe

Según esta idea, la futura economíamundial a dos velocidades será“globalizada”, pero ¿cómo definir esteconcepto de “globalización” con relación aluniversalismo? ¿Son realmente oponibles? Sí.

El universalismo es un concepto infantil.Fundado sobre la ilusión cosmopolita. Elglobalismo es una idea práctica: existen redesplanetarias de información y deintercambios, pero conciernen a una pequeñaminoría de los humanos. La universalización

es la ambición de extender mecánicamente atodos los humanos un modo de vida único,de consumo industrial y de vida urbana. La

universalización es perfectamentecompatible con el estatismo, y eligualitarismo es su motor. Todos los miles demillones de átomos humanos vivientesdeben ser convertidos a la misma regla devida, la del reino de la mercancía. La

globalización describe, al contrario, unproceso de planetarización de los mercados yde las firmas, de internacionalización de lasdecisiones económicas y de los actoresmayores, pero no tiene ganas de seruniversalista y puede perfectamente tolerarque muchos miles de millones de humanosreadopten diferentes modos de vidatradicionales. De otra parte, y este es unpunto capital, la globalización también esasociable con la construcción de bloques

semiautárquicos (autarquía de los grandesespacios) a escala continental, practicandosistemas económicos diferentes.

Después del fracaso del progresismoeconómico y del universalismo consumista,se podría dejar subsistir perfectamente unaeconomía global planetaria (inclusoreforzada) que no tendrá la ambición deconcernir a todos los humanos, sinoconcentrarse a una minoría internacional.Hablamos de un escenario para después dela catástrofe, muy realista, porque latecnociencia y la economía industrial de losmercados no podrán ser olvidadas –ya estándemasiado implantadas y en vía deglobalización. Pero la universalización de lasociedad industrial a todos los individuosserá abandonada, porque es energética,higiénica y económicamente imposible. Laeconomía “neoglobal” para después de lacatástrofe será planetaria en cuanto a sus

redes, pero de ninguna manera universal.Esta desigualdad congénita permitirá, por ladisminución general del consumo energético,la parada de la destrucción del ecosistema ysu reconstitución, la mejora del cuadro devida de todos los pueblos.

Evidentemente, el PIB general de laeconomía mundial se estrecharáconsiderablemente, como un balón que sedesinfla.

Se objetará que el estrechamiento del PIBmundial desecará los recursos fináncieros yhará imposibles las inversiones de

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“economías de escala”, porque la economíaindustrial ya no concernirá más que a unapequeña fracción de la humanidad y que, dehecho, los mercados y la demanda seretractarán en grandes proporciones... Estosería olvidar que esta economía podrá

quitarse tres pesos considerables: una menorcontaminación que restringirá el enormevolumen de costes externos que conocemosactualmente; el peso de los préstamos a lospaíses “en vía de desarrollo”, que ya noexistirá porque este objetivo de desarrolloserá abolido; los costes de los Estados-Providencia se hundirán porquedesaparecerán los presupuestos socialesmasivos, inútiles en el cuadro de un retornoa las economías de solidaridad y de

proximidad, de tipo neomedieval.Evidentemente, existe otra solución:

guardar el universalismo, en el cuadro deuna baja del nivel de vida y del consumoenergético de los países ricos para preservarel medio ambiente. Países ricos quecompartirían sus riquezas con los paísespobres para compensar la industrializaciónde los “países emergentes”. En estaperspectiva astuta y lógica, la de losecologistas, la solución sería másigualitarismo ...

Pero esta hipótesis es totalmentefantasiosa, idealista e inaplicable. En laHistoria la racionalidad nunca ha triunfado.¿Podemos imaginar que los Norteamericanosrenuncien voluntariamente a sus coches yacepten pagar un 100% de impuestossuplementarios para ayudar los países delSur? Es de risa...

Dicho esto, en el escenario de escisióneconómica del planeta, unas grandes zonas yfracciones de población en el seno de lospaíses industriales del Norte podránperfectamente volver a los modos de vidaeconómicos tradicionales de débil nivelenergético y centrados sobre una economíarural de subsistencia diversificada.

Una economía inigualitaria

Lo que debe comprenderse es que si latecnociencia ha tenido efectos desoladores, esporque estaba dirigida por el progresismouniversalista igualitario, y no en razón de susdefectos congénitos, contrariamente a lo que

creen los tradicionalistas de derecha o losecologistas dogmáticos. Al haberseextendido desmesuradamente el modelotecno-científico, se le ha atribuido el donimaginario de acarrear per se,milagrosamente, una multitud de buenos

efectos, que ahora está desencantado. Enrealidad, la tecnociencia, es por naturaleza,propia para efectos solamente a una minoríade la humanidad. Es demasiado devoradorade energía como para generalizarse.

Claro, las bellas almas reprocharán a estatesis preconizar la exclusión generalizada.Otro concepto parareligioso, hijo de lasmentalidades reduccionistas, convencidasque el modelo actual de desarrollo es elúnico moralmente legítimo para todos.

En realidad, la “exclusión” de lassociedades neotradicionales de la esferatecno-científica se combina con la exclusiónde esta última del mundo neotradicional. Setiene que abandonar el prejuicio según elcual las sociedades tecno-científicas están“desarrolladas” en relación con lassociedades tradicionales. Es el mito delsalvaje de tipo racista.

Las comunidades neotradicionales noestarían, en la hipótesis del escenarioprecedente, inferiorizadas osubdesarrolladas. Vivirían según un ritmo deotra civilización, y probablemente mejor queahora. Esta imposibilidad de abandonar losdogmas y los paradigmas progresistas eigualitarios, de imaginar otras solucionessocioeconómicas, es caracteriza toda la claseintelectual occidental.

Pascal Bruckner, por ejemplo, en un

artículo publicado en Le Monde, empiezapor reconocer el desencantamiento y losfracasos del Progreso, y admite los efectosperversos de la extensión a la Tierra enterade la técnica. Pero añade ingenuamente:“Contrariamente a las esperanzas del SigloXVIII, el progreso técnico nunca es sinónimode progreso moral. Pero, por lo menos,disponemos de una guía para la acción: losvalores democráticas heredadas delAufklärung, traducción del mesianismo de

los Evangelios y de la Biblia”. Esta lengua deleña indigente quiere realmente decir: contralos efectos perversos del progresismo

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técnico, heredado del Aufklärung,volvemos... a la filosofía del Aufklärung. Quéimbecilidad ideológica... Bruckner no ve quees precisamente el universalismo progresistaigualitario de los Evangelios, reforzado porla ética protestante y la filosofía del

Aufklärung, el que ha extendidodesmesurada y masivamente la tecnocienciaa la Tierra entera, como un motor loco, enlugar de limitarla a unas zonasdeterminadas.

La tecnociencia como alquimia esotérica

En este nuevo tipo de organizaciónmundial, la ciencia y la tecnología seránconfidenciales, como formulas alquímicas,reservadas a una minoría de humanos

capaces de domarlas. Efectivamente, debehacerse salir a la tecnociencia de lamentalidad racionalista... liberarla de lautopía igualitaria que presume que convienea toda la humanidad.

Sería lógico, en un escenario para eldespués de la catástrofe, cuando losdirigentes comprendan por fin los peligrosde la extensión infinita de la ciencia, de latécnica y de la economía industrial, lanocividad del intercambio incontrolado deinformaciones (el exceso de comunicación),que el mundo vuelva a una visión iniciática yesotérica de la tecnociencia, para preservar ala humanidad de los peligros de sudesbordamiento masivo e incontrolado.

El ideal sería que esta civilización tecno-científica, muy arriesgada, perocongénitamente enlazada al espíritu de unospueblos o grupos humanos minoritariosdispersados sobre toda la Tierra, quede

encuadrada de forma esotérica. Latecnociencia no puede ser un fenómeno demasas, un fenómeno “abierto”. El planetarechaza esta hipótesis. Solamente es viablepara un 10% o un 20% de la humanidad.Para algunos, la sabiduría y la certezanaturalista de la reproducción de la especie,del tiempo cíclico, del bienestar agrario ytribal de las sociedades tradicionalesestables. Para los otros, la tentativa y lastentaciones de un mundo global e

historicizado. Para algunos, Guénon, paraotros, Nietzsche.

La Economia Local contrala Economia Global

 ___________________________________ 

Edward Goldsmith

De momento, debería estar claro quenuestro entorno es cada vez menos capaz desostener el creciente impacto de nuestrasactividades económicas. Por todas partes losbosques están desforestados, las tierras decultivo sobreexplotadas, los acuíferosextenuados, los recursos marinos casiagotados, y concretamente todo el entornoterrestre y marítimo está contaminado convenenos químicos y radiactivos. Aún peor (sies posible) nuestra atmósfera se estávolviendo cada vez más incapaz de absorberlos gases que agotan el ozono o los queproducen el efecto invernadero, gases queestán generados por nuestras actividadeseconómicas que crean nuevas condicionesclimáticas a las cuales el hombre no puedeadaptarse indefinidamente.

En tales condiciones, solo hay unamanera de mantener la habitabilidad denuestro planeta, y es reducir metódicamenteel impacto de nuestras actividadeseconómicas. Desgraciadamente, si embargo,ese proceso al que denominamos "desarrolloeconómico", al cual estamos totalmenteatados, implica aumentar sistemáticamenteeste impacto.

Esto implica que solo podemos mantenerla habitabilidad del planeta cambiando ladirección en la que se mueve nuestrasociedad. Este es un objetivo importante,puesto que significa modificar nuestrasociedad organizada, atomizada, comoahora, hacia una organizada encorporaciones e instituciones de gobiernoque, por su propia naturaleza, esténcomprometidas con el desarrollo económico.

También significa modificar la visión delmundo en la que hemos estado imbuídos,una visión que se refleja fielmente en los

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paradigmas de la ciencia y de la economíamoderna, a la luz de los cuales el desarrolloeconómico es visto como proveedor de unaverdadera panacea para todos nuestrosmales, sean estos biológicos, sociales,ecológicos o económicos. En vez de esto,

deberíamos tratar de crear una sociedaddescentralizada en la que la actividadeconómica sea dirigida a una escala muchomenor, usando métodos de producciónmenos energéticos y que utilicen los recursosde manera menos intensiva, para abastecerun mercado local, o a lo máximo regional.Una sociedad que esté empapada de unavisión del mundo en la que el bienestarhumano esté asegurado por la conservaciónde nuestro medio ambiente social y

ecológico.Todo esto ha estado bastante claro para

los más concienciados miembros delmovimiento ecologista desde sus inicios enlos años 60, pero muchos de ellos no lomanifestaron explícitamente, por miedo a serridiculizados, especialmente durante laeuforia tecnológica y económica de la eraReagan-Thatcher. Sin embargo, la situaciónha cambiado repentinamente, y estácambiando tan deprisa que, como trataré dedemostrar, el desarrollo de tal sociedad se vaa necesitar, no solo por razones ambientales,sino para prevenir la desintegración de lasociedad, el hundimiento del estado y elcolapso de la economía formal.

Desde el punto de vista de lahabitabilidad de nuestro planeta, esta esciertamente una buena noticia, pues significaque la justificación de la economía localizadano necesita ser exclusivamente

medioambiental, un argumento que lamayoría de la gente encuentra distante yabstracto, sino que se puede hacersocioeconómico y por lo tanto está másdirectamente relacionado con sus interesescotidianos.

El problema socioeconómico másevidente que se ha agudizado es elcrecimiento del desempleo. Hoy (agosto de1993) hay 17 millones de desempleados en la

CE. De acuerdo con los comisarios europeos(Bernard Cassen, 'La Societé Sacrifiée auLibre Echange',Le Monde Diplomatique,

 julio, 1993) se espera llegar a los 19.2millones a finales de este año y a 24 millonesal finalizar el año 1994. En la Europa del Esteera solo el 3.4% en 1989 pero con la aperturade la zona al mercado libre, el desempleo haescalado y se espera que crezca hasta un 20%

durante el año 1994. En Africa Subsahariana,ya alcanzaba el 18 por ciento en 1980 y sepredice que llegará al 31% en el año 2000. Deeste modo tenemos un problema global -excepto en el Suroeste asiático, una zonadonde se está fraguando un boom económicotemporal- con unos terribles costes sociales yambientales. De acuerdo con el Dr MahhubUl Haq, que ha publicado recientemente el 4ºInforme de Naciones Unidas sobre elDesarrollo Humano, se necesitarán, en todo

el mundo, más de 1000 millones de nuevospuestos de trabajo y no está claro como se vaa conseguir.

Hoy se atribuye este problema a larecesión, y de esta manera al lento, y enalgunos países negativo, crecimiento delPNB. Pero esto no es realista, pues hace 20años que se tiene claro que el crecimientoeconómico no podría proporcionar empleosa la escala requerida. Un estudio de la OCDEde 1973, por ejemplo, concluía que paraeliminar el desempleo y el subempleo en laIndia dentro de una década, se requeriría uncrecimiento de un 30 o un 35% anual, a todasluces imposible.

Un estudio de la OrganizaciónInternacional del Trabajo hacía énfasis enque "no hay la menor esperanza de que laeconomía occidental pueda crear las basespara asegurar empleo para los más de 184millones de desempleados de la India

durante los 27 años que quedan hasta el año2000. El mismo Banco Mundial reconocióesto ya en 1972 (ver World BankDevelopment Review, 1972). "Ninguna tasaimaginable de crecimiento de la industria olos servicios puede absorber esta provisiónde trabajadores". La única solución, manteníael informe, era el "desarrollo rural", que fueel tema principal de las campañas durante elperíodo McNamara. El desarrollo rural, sinembargo, fue solo un sueño, puesto que por

su naturaleza económica, el desarrollo, lameta global del Banco, solo pudo llevar elvacío a las zonas rurales y la rápida

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concentración del grueso de la población engrandes barriadas urbanas. Revitalizar lasáreas rurales, si era eso lo que el desarrollodebía hacer, hubiera significado dar la vueltaal desarrollo económico, lo que estaba fuerade toda cuestión.

Al fin los políticos occidentales se estándando cuenta de que no es solo un problemadel Tercer Mundo. En Europa, el crecimientoeconómico, que se está volviendo cada vezmás difícil de alcanzar, también estádemostrando cada vez menos capacidad desuministrar los puestos de trabajo necesarios.En Francia, por ejemplo, de acuerdo con laComisión Europea, aún con una tasa decrecimiento de un 2.4 por ciento, eldesempleo aumentará desde el 10% de 1993al 12.6% en el año 2000- una predicciónconservadora, pues en el momento deescribir esto la tasa de desempleo ya haalcanzado el 11.5%.

La seriedad de la situación solo se puedeapreciar realmente si consideramos quesignifica simplemente pobreza material. Unempleo en una sociedad industrial proveealgo más que beneficios materiales. Tambiénproporciona a la gente, que en una sociedad

atomizada ha sido despojada de una familiaampliada y una comunidad cohesionada, unentorno social sustitutivo y, por tanto, unsentimiento de seguridad, una identidad, ytodo esto es psicológicamente difícil deprescindir.

No es sorprendente que el desempleoprolongado, y no olvidemos que hoy en laCE el 50% de los parados lo están durantevarios años, lleve a toda clase dedesviaciones sociales. Las rupturasmatrimoniales son las más obvias ya que losmaridos desempleados tienden a descargarsus frustraciones y pérdida de autoestimacon sus esposas y familias. También conducea la elevación de las tasas de alcoholismo,drogadicción, y otros males por elaislamiento de las víctimas de un entornoque ha dejado de satisfacer las necesidadespsicológicas básicas, así como también a laelevación de las tasas de delincuencia y

criminalidad que proporciona una nuevasalida a las energías de todos aquellos que notiene lugar en la economía formal. No es

casualidad que la incidencia de todas estasconductas aberrantes esté aumentandorápidamente, ni que sea la más alta entre losadolescentes, especialmente aquellos degrupos minoritarios entre los que el paro esparticularmente alto.

Como avisó ya en 1975, Hubert Hill, dela Asociación Nacional para el avance de laGente de Color (NAACP) (Time Magazine,17 de marzo de 1975) "La desastrosa tasa dedesempleo entre los jóvenes negros es elfactor más explosivo entre las múltiplescausas de malestar social". Los recientesdisturbios de los Angeles solo pueden servirde recuerdo espantoso de las advertencias deHill, y poca gente puede suponer que seránlos últimos y que se ceñirán a EstadosUnidos. Ciertamente, la Comisión Europeaadmiten ya que las tasas de paro que sepredicen en la CE plantean un desafío al"buen orden" y a la "cohesión social". Elporqué el paro está aumentando es bienconocido, pero generalmente no se apreciahasta qué punto es inevitable si continuamoscon nuestro desarrollo económico y, portanto, cuán drásticas deben ser las medidasque se tomen para poder controlar lasituación.

Una razón es el aumento del número depersonas que buscan trabajo. Esto ocurreporque los salarios calculados en términosreales están cayendo a pesar del crecimientoeconómico, lo que significa que, a la vista delaumento del coste de la vida, un salario porfamilia ya no es suficiente (una situación a laque se llegó hace años en el Tercer Mundo).

Considérese que en EEUU entre los años1978 y 1988 se crearon 7.5 millones denuevos empleos para mujeres, pero para1988, 18.4 millones de hombres teníantrabajos con salarios a nivel de 1978. Durantela década en cuestión, los salarios cayeronpara casi los dos tercios de los trabajadoresde EEUU, hombres y mujeres; y no debemosolvidar que los 80 fueron uno años decrecimiento económico sin precedentes (ytambién irrepetible) (Edward N. Luttwark,Centre of Strategic an International Studies,

Washington).En la CE la situación es similar, y como

consecuencia de esto, las mujeres casadas

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deben salir a trabajar como sus maridos. Enel Reino Unido, solo estaban empleadas el9.6 de las mujeres casadas en 1911. En 1971 eldato era del 42.3%. Hoy es más alto todavía ysigue aumentado. De acuerdo con laComisión Europea, se requerirán 42 millones

de nuevos empleos para el año 2010 parahacer frente al crecimiento de la fuerza detrabajo de la CE.

Si el número de personas que buscantrabajo debe aumentar, la disponibilidad depuestos de trabajo disminuirá. Esto esporque es económico sustituir gente pormáquinas - uno de los métodos básicos deasegurar el desarrollo económico, un procesoque ha llegado ya tan lejos en la agriculturaque en EEUU se alcanza la producciónmasiva con solo el 2% de su fuerza detrabajo. En las industrias norteamericanasmás importantes, aunque la producción seincrementó en un 4.5% entre 1950 y 1970, noproporcionaron nuevos empleos de ningunaclase ('Dollars and Sense', Envirmentalist forFull Employment, septiembre de 1976).

En los años recientes ha sido el sector delos servicios (educación, bienestar, viajes,etc,) el que ha proporcionado la mayoría de

los empleos. Desgraciadamente, sinembargo, estos empleos han sidoautomatizados también. El desarrollo denuevos campos como la robótica, lainteligencia artificial, la imaginería digital yel almacenamiento de datos está reduciendoempleos en el sector de los servicios. Lo quees más, son precisamente estas tecnologíaslas que el presidente Clinton estáimpulsando como medio de revitalizar laeconomía norteamericana (ver Jeremy Rifkin,

The New York Times, 24 de febrero de 1993).Ya, como indica Rifkin, el servicio de Correosplanea despedir a 47000 trabajadores en 1995debido a que ya están disponibles nuevosordenadores que serán capaces de leer cartasy clasificar el correo. ATT se proponesustituir unos 6000 operadores por robotsque pueden distinguir ciertas palabras clave.Rifkin considera que 'la mayoría de lostrabajadores norteamericanos estánrealizando tareas que pueden ser hechas por

ordenadores, maquinaria autmática y robots'.

El problema se complica por el hecho deque la mayor parte del sector servicios no esrentable, y debe ser apoyado por el gobierno,y como veremos, el gobierno es cada vez másincapaz de afrontar el crecimiento del gastoque genera. Otro problema es que las

grandes corporaciones del sector serviciosestán dominando a las pequeñas, con elavance del desarrollo económico. Así, en elReino Unido, los supermercados estánreemplazando rápidamente a las pequeñastiendas.

Tesco se propone abrir cada año 25nuevos establecimientos. Sainsbury's yacontrola un sexto de la alimentación delReino Unido a través de sus 292 tiendas. Estevolumen de negocios, habría generado en37000 pequeñas tiendas de diferentes clases,según Richard Douthwaite (La Ilusión delCrecimiento, Green books, 1992), y hubieraempleado a 130000 personas a tiempocompleto y 24000 a tiempo parcial, encomparación con las 38089 a tiempocompleto y las 61912 a tiempo parcial queempleaba Sainsbury's en 1990. En otraspalabras, la sustitución de tantos pequeñosestablecimientos por los supermercadosSainsbury's ha supuesto una reducción a latercera parte en los empleos a tiempocompleto, aumento casi del triple en losempleos a tiempo parcial y una reducción deun tercio en el número de empleos.

La tendencia al empleo a tiempo parcial,así como la sustitución de hombres pormáquinas, se justifican como un medio deaumentar la eficiencia y la competitividad,que son vistas como condiciones sine quanon para el desarrollo económico. Es parte

también de esta estrategia reemplazarhombres por mujeres, puesto que ellasaceptan trabajar por salarios más bajosganando un 60 por ciento menos que loshombres en el Reino Unido y tienen menosaversión por el trabajo a tiempo parcial.Significativamente, en el Reino Unido, casi el90% de los empleos creados desde 1970 hanido a parar a las mujeres, de manera que lamitad de la fuerza de trabajo es femenina, lamitad de la cual trabaja a tiempo parcial. El

desempleo masculino es mucho mayor queel femenino -14.1% frente al 5.6% para lasmujeres (Ver Karen & Rachel Borrel, "El

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nuevo proletariado", The Independent, 16 demayo de 1993).

Por tanto, las mujeres no contribuyencon un suplemento a los ingresos del marido,sino que ahora lo sustituyen de maneraimportante. Difícilmente esta tendencia es

socialmente aceptable. Esto puede aumentarel número de desempleados frustrados,mantenidos por sus mujeres, que ganan unsalario miserable. No se sabe el efecto quepueda tener esto en la desintegración de lafamilia, la delincuencia o el alcoholismo. Yodudo de que alguno de nuestros líderespolíticos o industriales se haya molestado enplantearselo.

Todas estas tendencias se exhacerbarán

cuando se implementen todos acuerdos delibre comercio tales como el NAFTA,Maastrich (que proporciona el marco legal dela CE) y La ronda de Uruguay del GATT.Estos acuerdos se justifican de maneraimportante porque proporcionarán másempleos, pero no hay ninguna evidencia que

 justifique esta tesis.

Ciertamente, el comercio mundial demercancías primarias y bienesmanufacturados se ha incrementado 11 vecesdesde 1950, y sin embargo, las tasas dedesempleo se han elevado en vez de caerdurante este período. Esto no essorprendente puesto que el libre comercio essobre todo un mecanismo esencial para elfuturo del desarrollo económico, lo que enparticular se hace promoviendo elcrecimiento de las corporacionestransnacionales que ya controlanampliamente el comercio mundial.

Considérese que del 80 al 90 por cientodel comercio del te, café, coco, madera,tabaco, cobre, hierro o bauxita estácontrolado actualmente en cada caso por treso seis corporaciones transnacionales. (VerAspectos Ambientales de las Actividades delas Corporaciones Transnacionales unestudio, -UN Centre of TransnationalCorporations, New York 1985). Las barrerascomerciales son fundamentalmente barrerasa la expasión de estas grandes empresas.

Eliminarlas es condenar a la extinción atodos los pequeños granjeros, artesanos,pequeños comerciantes y, en general,

pequeñas empresas sobre cuyos negociostomarán posesión sin compasión. Esto, depor sí, aumentará el desempleo de maneraimportante. Por ejemplo, solo el tratadoNAFTA expulsará de sus tierras a entre 5 y15 millones de campesinos hacia el mercado

de trabajo del interior de su país o de lafrontera de EEUU. En los Estados Unidos, elNAFTA elevará aún más el desempleo, aldesplazar las corporaciones sus fábricashacia la frontera, para aprovechar, entreotras cosas, los increíblemente bajos salariosmejicanos.

Edward Goldsmith

El reciente informe publicado por elComité de Finanzas del Senado Francés, bajola dirección del senador Arthius, señala queel desempleo actual en Francia esconsecuencia del traslado de las fábricas apaíses del Tercer Mundo, donde los salarios

son una reducida fracción de los salariosfranceses, y donde hay poca protección social(un fenómeno conocido en Francia como'deslocalisation'). Arthius señala como laindustria textil francesa, que proporcionaba680000 puestos de trabajo hace 15 años, daahora solamente 380000, y la del calzado, queproporciona actualmente 44000 en vez de los84000 que aportaba, en gran parte debido aldesplazamiento de las fábricas a países delTercer Mundo, o a la compra demanufacturas a estos países. La firma de laRonda de Uruguay del GATT solo puedeacelerar masivamente esta tendencia.

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"Se nos dijo que el libre comercio'incrementaría nuestra productividad através de la inversión y la innovacióntecnológica", apunta William Pfaff (TheInternatinal Herald Tribune, 7 de junio de1993). "El libre comercio ha forzado la bajada

de los salarios y la transferencia de laproducción a países donde los salarios sonmás bajos. De esta manera, la búsqueda deeficiencia competitiva en los paísesavanzados durante los años 80 y 90 se hatornado en una competición para creardesempleo y descender los patrones detrabajo y bienestar". Lo que hace estasituación más alarmante es, sin embargo, queel estado tiene cada vez menos capacidadpara afrontar los costes del paro resultante.

En el Reino Unido, en 1992, el gobierno gastó71 mil millones de libras en seguridad social,un tercio del presupuesto del gobierno.Mientras, el desempleo costó 25 mil millonesde libras en términos de subsidios, costes queno pueden hacer sino aumentar.

En la CE, en el mismo año, los 12miembros gastaron 125 mil millones deECUs en beneficios directos y programas deformación para parados, y no se sabe comose va afrontar este gasto si las tasas dedesempleo aumentan a este ritmo. Pero eldesempleo es solo una parte del problema.Un país sometido al desarrollo económicodebe incurrir en toda clase de costesbiológicos, sociales, ecológicos. Y esto setraduce de alguna manera en costeseconómicos.

Esto queda claro cuando se considera loque implica realmente el desarrolloeconómico. En el mundo pre-desarrollado,

los ecosistemas se autorregulaban. El hombretradicional, ya fuera pastor o agricultor,modificaba solo una mínima parte delproceso ecológico. Procesos como lafertilidad del suelo, el control de las plagas,la reposición de los recursos hídricos, laprevención de las inundaciones, laeliminación de los residuos o la regulacióndel clima estaban garantizados por elfuncionamiento normal de los procesosecológicos.

Sin embargo, con el desarrollo, lascorporaciones y las instituciones del estado

han procurado manejar estos procesos, loque, entre otras cosas hace que se hallanvuelto actividades monetizadas. De la mismamanera, en una sociedad pre-desarrollada elhombre vivía integrado en una familiaampliada y como miembro de una pequeña

comunidad cohesionada. Entre ellos, lafamilia y la comunidad eran autosuficientes,producían sus alimentos y sus enseres, losdistribuían criaban y educaban a sus hijoscuidaban a sus ancianos y enfermosmantenían la ley y el orden y se gobernabande manera eficiente con poca o ningunainterferencia de una autoridad central. Loque es más importante, muchas de lasactividades realizadas eran gratis. Los padresno cobraban por cuidar de sus hijos, y de

manera muy similar, la gente de unacomunidad cohesionada proporcionabaservicios a sus vecinos sobre la base de untrato no comercial.

Karl Polany, el gran historiador de laeconomía, vio que la distribución de losrecursos dentro de una comunidadtradicional estaba gobernada por losprincipios de reciprocidad y redistribución.En el primer caso, se esperaba reciprocidadde aquellos que recibían algún servicio. En elsegundo, se esperaba de las personasimportantes que distribuyeran de otramanera subvenciones entre la gente, porejemplo, dando fiestas.

Cuando se trataba con gente ajena a lacomunidad también se dieron transaccionescomerciales en las que se buscaba optimizarel retorno de algún factor de la producción,pues el comportamiento competitivoimplicado era difícil de reconciliar con la

conducta cooperativa requerida entre losmiembros de la familia y la comunidad. Lasconductas desviadas eran raras, pues seevitaban de manera importante mediante lafuerza de la opinión pública, que reflejaba losvalores tradicionales, método de controlsocial que parece ser el único que hemosdesarrollado.

Cuando surge desarrollo, las funcionesque fueron siempre satisfechas por la familia

y las comunidades han sido asumidas por lasinstituciones del estado y las grandescorporaciones. Las implicaciones de esto son

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dramáticas. La primera y más importante esque la familia y la comunidad, desprovistasde sus funciones, se atrofian necesariamentey la sociedad se atomiza. Los costes socialesque implica esto son enormes. Los niños queya no se crían dentro de la familia y la

comunidad se hacen emocionalmenteinestables e se vuelven difíciles de educar.Recurren cada vez más al alcohol, las drogasy otros medios de aislarse de un mundo queson incapaces de asumir. Caen presos deenfermedades mentales y se entregan cadavez más a actividades autodestructivas ycriminales. Estas son las consecuenciasinevitables del empobrecimiento social que eldesarrollo económico conlleva y cuyos costesdebe afrontar nuestra sociedad de una

manera o de otra.Al hacerse cargo las corporaciones y las

instituciones del estado de las funciones quepreviamente eran asumidas por las familias ylas comunidades aparecen otrasconsecuencias serias: tecnologías aún masintensivas en capital y de mayor impactoecológico. También la economía se dirige amayor escala con un incremento mayor de ladestrucción del medio ambiente. Por tanto, lasociedad tiene que asumir costesmedioambientales que de nuevo tomanforma de gastos de control de lacontaminación, y otros medios para limitarlos daños y la incidencia de accidentesrelacionados con la contaminación, como losbajos rendimientos en las cosechas, lareducción de las capturas pesqueras, etc.

Es cada vez más evidente que el estadono podrá soportar por más tiempo el pago delos costes ecológicos, sociales, biológicos, etc.

consecuencia del desarrollo. Tomemos elcaso de las pensiones estatales. Costaron25000 millones de libras en 1992 y se esperaque lleguen a costar 28000 millones en 1995,cantidad que costará mucho encontrar. Perotodo este dinero se paga a una gente que enuna sociedad predesarrollada sería cuidadade manera gratuita por sus familiares, y quetendría acceso a alimentos indispensables yservicios que la familia no podríaproporcionar en una economía no

monetizada.

En el Reino Unido, uno de cada cuatroniños nace en una familia monoparental, y seespera que dentro de 10 años un niño decada dos se críe fuera de la familiaconvencional. Esta situación, que no existiríaen una sociedad predesarrollada, es una

consecuencia obvia de la desintegración.Cuesta 3500 millones de libras y se paga un70% de subsidios suplementarios a lasfamilias monoparentales que tiene aúnmenos posibilidades de afrontar bienes yservicios cada vez mas monetizados.

Además, subsidios de invalidez, que sepagan a una población socialmenteempobrecida que está condenada a vivir encondiciones ambientales que serán siempredesfavorables para la salud, costaron 3000millones de libras en 1988, 6000 en 1992 y seespera que asciendan a 8000 en 1998. (LaMuerte del Estado del Bienestar, PaulRoutledge & Polly Ghazel, The Observer, 25de abril de 1993). El estado no puede hacersecargo. El estado del bienestar está siendosistemáticamente desmantelado. De estemodo, la sanidad gratuita ya no esdisponible. Los precios se han incrementadoen cuatro veces desde 1981. Los subsidiospara alojamiento también se han reducido, yesto puede ser solo el principio.

La situación es similar en casi todos lospaíses de la CE. Los funcionarios de la CEsaben que Europa no se puede permitir elnivel actual en los subsidios sociales. Si seimplementa la Ronda de Uruguay del GATT,estos subsidios se tendrán que reducirdrásticamente si se quiere que lascorporaciones europeas sean competitivascon las que están situadas en países donde

los costes laborales son mucho más bajos.Si se implementa el tratado de Maastrich,

también se reducirán drásticamente losbeneficios sociales. La principalpreocupación de quienes han diseñado eltratado es la estabilidad monetaria, lo que esvisto como un requisito de que ningúngobierno preste más del 3% sobre su PNB.Esto proscribe los programas sociales,financiados con el déficit, minando de esta

manera los fundamentos de lasocialdemocracia, lo que se haceparticularmente irónico cuando son los

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partidos socialdemócratas los quepromueven el tratado entre sus electores.

Los economistas de la universidad deBradford, Brian Burkett y Mark Bainbridge(ver Melanie Philips, The Guardian, 21 demayo de 1993) consideran que los países de

la CE tendrán que recortar sus gastos socialesentre 20 y 50 mil millones de libras. Calculanque en el Reino Unido el personal delservicio Nacional de Salud disminuiría enunas 50000 personas entre 1994 y 1996, elprofesorado en 27000 al año durante elmismo período, descenderán enormementelos subsidios para familias y desempleados.

De acuerdo con el Dr Ul Haq, en elinforme de Naciones Unidas sobre el

Desarrollo admite que nuestros problemasson tan inabordables que tendremos que'replantearnos la sociedad' y aceptar cambios'que serán difíciles de asumir por la gente'.Pero ¿cómo debe ser esta nueva sociedad?

Debe ser claramente una sociedad en laque haya empleo para todos, o al menos enla que cada familia pueda ganarse susustento; una sociedad en la que problemassociales como la delincuencia, el alcoholismo,la drogadicción, se reduzcan a un mínimo;una sociedad en la que el desembolso estatalsea asumible y una sociedad que seasostenible, en el sentido de que puedaabsorber los efectos en el entorno de susactividades económicas.

Asegurar el nivel de empleo significareducir el empleo de capital intensivo. Losmismos comisarios europeos han admitidorecientemente que esto no lo puede hacer elcrecimiento económico por sí mismo, sino

que se requieren 'unas pautas de crecimientoen empleo intensivo en Europa'. Porsupuesto que todavía insisten en el'crecimiento' pero uno de los principalesmecanismos del crecimiento es el cambiohacia una economía de mayor capitalintensivo, así que ¿como se puede llegar aesto si procedemos al revés?

Si, por ejemplo, la agricultura se haceintensiva en trabajo, ¿qué ocurrirá con laindustria de maquinaria agrícola o laindustria agroquímica? Por supuesto,cambiar hacia una economía intensiva enempleo será cuestionada por muchos

intereses industriales, pero si queremos quenuestra sociedad no se hunda por el peso delparo y de otros costes sociales, estoscuestionamientos se superarán.

Se objetará también que este cambio haránuestra economía menos competitiva frente a

la de nuestros rivales, pero ¿no podríamosllegar a acuerdos internacionales parareducir la intensidad de capital de lasactividades económicas? Mal asunto, si no lologramos. Podemos sobrevivir con uncomercio menor. Lo hemos hecho en elpasado, pero lo que no podemos hacer esafrontar indefinidamente un desempleocreciente.

Un medio esencial de incrementar el

empleo es diversificar la economía. Pero nopodremos hacerlo a menos que dejemos delado el principio de que lo que producimos ylo que importamos debe estar determinadoexclusivamente por consideraciones decontabilidad a corto plazo. Debido a quecompramos el carbón en Colombia másbarato, nuestras minas de carbón se vancerrando de manera irreversible. Como elmaterial electrónico cuesta menos en Japón,nuestra industria electrónica está siendo

sacrificada. Una vez que halla sido firmadala Ronda de Uruguay del GATT se podráobtener más barato todo lo que hacemos enInglaterra fuera, a menudo de países cuyoscostes laborales son solo una fracción de loque son aquí, y donde se fabrica todo conmedios más perjudiciales para el medioambiente de los que nos permitimos aquí.¿Significa esto que debemos cerrar lasfábricas y granjas y comprar todo fuera? ¿Dedónde sacaríamos el dinero para comprar o

pagar los subsidios a un desempleo cada vezmás elevado?

Lo que es más, ¿cómo sabemos que elcarbón colombiano o los equipos electrónicos

 japoneses serán siempre más baratos? Laverdad del asunto es que no se puede decidirsobre lo que producimos y lo queimportamos en base a los mecanismos delmercado, que son totalmente ciegos aconsideraciones biológicas, ecológicas,

estéticas o morales, y que solo responden aconsideraciones económicas a corto plazo.

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Al rechazar las 'ventajas comparativas' yla especialización, dejamos desprovistos anuestros gobiernos y corporaciones deinstrumentos clave que impulsan elcrecimiento económico, por lo que talespolíticas van a ser rechazadas por muchos

intereses industriales. Pero, otra vez, notenemos otra alternativa si queremos evitarel colapso social y crear una sociedadsostenible.

El problema es que haciendo nuestraeconomía menos intensiva en capitalmediante la correspondiente diversificacióny reduciendo la escala a la que se dirigen lasactividades económicas, tendremos quereducir la productividad per cápita y portanto el poder adquisitivo. Si adoptamos laspropuestas de Ul Haq de semana laboral detres días, el poder adquisitivo sufrirá undescenso suplementario, y como el estado noserá capaz de establecer ayudas, la únicasolución será crear condiciones en las que lagente pueda llevar una vida satisfactoria conmenos dinero.

Tales condiciones solo se pueden dar enuna sociedad compuesta por familiasampliadas, construyendo comunidades

cohesionadas y que tengan acceso a la tierra.En tales condiciones, las familias podránproducir muchos de sus propios alimentos,su vestimenta y sus instrumentos, criar a susniños y cuidar de sus parientes enfermos ysus ancianos, como se ha hecho hasta hacemuy poco en la historia de los asuntoshumanos. La mayoría de aquellos bienes yservicios que no puedan suministrar lasfamilias se proveerían a través de lacomunidad mediante el trueque o la compra

por un precio que estaría determinado porfactores sociales más que mercantiles.

La economía localizada es, por estasrazones, probablemente la única en la que lasactividades económicas puedan serintensivas en trabajo y altamentediversificadas, y también proporcionaríasustento satisfactorio para todos. Es la únicaen la que los síntomas de empobrecimientosocial están más ausentes -lo que puede ser

verificado empíricamente por todos aquellosque hayan visitado comunidadestradicionales en las zonas donde ha sido

posible permanecer durante largo tiempofuera de la órbita de la economía industrial.

Que esto sea así no es sorprendente,desde el momento en que uno se cría en unafamilia afectuosa y en una comunidadcohesionada donde las necesidades

psicológicas se satisfacen mejor, se trabajaintegrado en una economía familiar ycomunitaria, lo que tiene mucho más sentidopara las personas, un sentido que se pierdeen cuanto se trabaja en una gran fábrica quepertenezca a algún consorcio extranjero. Enuna sociedad cuyo tamaño permita laautosuficiencia se requiere una intervencióndel estado menor, y no hace falta decir queen una sociedad así las actividadeseconómicas tienen el mínimo impactoambiental, como bien saben losambientalistas, y es la única sociedad que esrealmente sostenible.

¿Podremos crearla? Aunque nuestrogobierno y los principales industriales hagantodo lo que puedan para evitarlo, se crearápor si misma. Mientras el estado y laeconomía global se van disgregando, la gentesólo sobrevivirá creando este tipo desociedad. Esto se está haciendo ya en las

ciudades de Africa Subsahariana y de SurAmérica, donde no sobreviviría el grueso dela gente sin la economía informal, a pesar detodos sus defectos. La economía informaltambién se va desarrollando rápidamente enmuchas ciudades asiáticas, y de maneracreciente en el mundo industrial occidental.

La cuestión es si la transición seráordenada o caótica, y también si será losuficientemente rápida como para evitardiscontinuidades sociales y ecológicas serias.Por ello, se requerirán líderes destacados quehayan brillado por su ausencia, pero sobretodo de gran cantidad de gente concienciadacon las consecuencias que los cambiosimplican. Por esto es fundamental unapresión pública a escala desconocida hastaahora aplicada a nuestros irresponsableslíderes políticos e industriales para que seimpongan los cambios necesarios.

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Dictadura de la economíay sociedad mercantilista

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Stefano Vaj

La sociedad en que vivimos nuestraexistencia conoce hoy como caráctercalificativo la situación deunidimensionalidad que se ha venido allamar “dictadura de la economía” y quepuede ser reconducida a la hipertrofiapatológica de una función social en el marcode un predominio cultural de los idealesburgueses. A su vez, es característicadistintiva de esta hipertrofia en el conjuntode sus efectos secundarios la tendencia afagocitar sucesivamente las distintasexpresiones de la realidad humana. Yaescribía Nietzsche, en una página de Aurora:“Nuestra época que tanto habla de economíaes sumamente sofocante; sofoca el espíritu”.

Las tres funciones sociales milenarias delas culturas indoeuropeas, función político-sagrada, función guerrera, funciónproductiva, presuponían, de hecho, unordenamiento jerárquico de las mismas;ordenamiento que, en particular, suponía unpredominio de los valores inherentes a lasprimeras dos funciones. Ahora, no sólo lafunción productiva se encuentra hoydominada por una de sus subfunciones, laeconomía, sino que esta última, a su vez, está

también dominada por su subfunciónmercantil. De modo que todo el organismosocial está patológicamente sometido a losvalores que expresa la función mercantil.

El liberalismo, históricamente, no tieneotro significado que el de haber fijado lasbases teóricas para esta usurpación de lasoberanía por parte del hecho económico.Ideológicamente, este se configura, de modosimilar al propio marxismo, como uno de los

variados reduccionismos contemporáneos.Los hombres en el interior de la especulaciónneoliberal moderna no pueden ser

comprendidos a menos que sean reducidos afactores abstractos que intervienen en unmercado: clientes, consumidores, unidad demano de obra, etc.

Las especificidades culturales, étnicas,políticas, humanas, todo lo que se opone a la

intercambiabilidad, constituyen “anomalíasprovisionales” ante el proyecto que ha derealizarse: el mercado mundial, sin fronteras,sin razas, sin singularidades. Lo que JuliusEvola llamaba americanismo, el fin de lahistoria en una visión comercial planetaria,constituye hoy probablemente la principalamenaza, ya que esta utopía es incluso másextremista que la del igualitarismo“comunista”, y más realizable por cuanto esmás pragmática. Se puede decir desde estepunto de vista que la sociedad americana esmás democrática que comunista la UniónSoviética, y que este democratismomundialista, en su versión europea,constituye para nosotros verdaderamente elúltimo flagelo.

Por tanto, la nuestra es la “sociedad delos mercaderes”, pero no hay que pensar queesté particularmente basada en elintercambio y en el comercio. Cuando

hablamos hoy de “sociedad de mercaderes”nos referimos no sólo y no tanto a estructurassocio-económicas, como a una mentalidadcolectiva, un conjunto de valores quecaracterizan, más allá de la economía, todaslas otras instituciones. Los valores del“mercader”, útiles e indispensables a sunivel, determinan el comportamiento detodas las esferas sociales y del propio Estado.

Con esto, no pretendemos lanzaranatemas contra el dinero y los beneficios y,ciertamente, no somos prisioneros del odiohacia la economía, o promotores de unnuevo reduccionismo opuesto de formaprejuiciosa a la función mercantil en cuantotal. Simplemente, sostenemos que los valoresy la función económica han de ser aceptados,pero en la medida en que estén subordinadosa otros valores; es significativo también comoel privilegiar sistemáticamente la economía yel bienestar individual lleva a corto plazo,

además de a la instauración de un sistemainhumano y a la desculturación de los

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pueblos, incluso a una mala gestióneconómica.

“Sociedad de los mercaderes” significa,entonces, sociedad en la que los valores noson más que valores mercantilistas. Paramayor claridad, podemos, con Guillaume

Faye, Secretario del Departamento deEstudios e Investigaciones del GRECE,clasificar esquemáticamente en tres grandesdivisiones los principios que inspiran estosvalores: la mentalidad determinista, elespíritu de cálculo, la sistemática prioridaddel bienestar económico individual.

La mentalidad determinista es útil sóloen el terreno económico, por cuanto sirvepara maximizar los útiles conectando la

propia actividad, como variable dependiente,a algunas reglas y funciones: curvas deprecios, leyes de mercado, coyunturas,tendencias monetarias, etc. Pero, adoptadapor todo el conjunto de una sociedad tiendeinevitablemente a convertirse en unacoartada para no actuar, para no arriesgarse.Cuando el conjunto de la economía nacionaly, todavía peor el poder político, se someteny se dejan guiar por sistemas teóricosdeterministas construidos según las

necesidades del momento, renunciando aosar y a buscar soluciones de maneracreativa, la sociedad se “gestiona” sólo acorto plazo, y permanece irremediablementebajo la hegemonía de previsiones económicaspseudocientíficas que se consideranineluctables ( la mundialización de lacompetencia internacional, laindustrialización progresiva del tercermundo, la necesaria evolución hacia el“crecimiento cero”, etc). Todo esto mientras,

paradójicamente, no se tienen en cuenta lasmás elementales evoluciones políticas amedio plazo: por ejemplo, el oligopolio delos detentadores del petróleo.

Las naciones mercantilistas renuncian asía su libertad política y las gestiones liberalesde los estados no saben más que ir en elsentido de lo que estas creen que seencuentra mecánicamente determinado, porcuanto racionalmente formulado, olvidando

que, al final, es el hombre el que establece lasreglas del juego. En el siglo de la perspectiva,de la previsión estadística e informática, uno

se deja llevar por lo inmediato y se es másciego que los monarcas de los siglos pasados.Se procede como si las evoluciones sociales,demográficas, geopolíticas no tuviesenningún efecto. Así la sociedad mercantilista,sometida a las evoluciones y a voluntades

externas, por el hecho de creer en eldeterminismo histórico, hace de los puebloseuropeos objetos de la historia.

Otra clave interpretativa de lamentalidad mercantilista es el espíritu decálculo, también adecuado para la funciónmercantil pero inaplicable a la totalidad delos comportamientos colectivos. El espíritude cálculo no afirma, como podría parecer,que el dinero se ha convertido en la normageneral, sino, de manera más simple, que loque no se puede medir ya no “cuenta”, tansólo tiene una “realidad” parcial. Por tanto,hegemonía de lo cuantificable sobre locualificable, sustitución sistemática de loorgánico por lo mecánico, aplicando a todo elúnico criterio del coste económico teórico. Sepretende “calcular” todo: se programan lashoras de trabajo, el tiempo libre, los salarios,la frecuencia de las relaciones sexuales, elconsumo, la producción artística. En losdatos de siniestralidad laboral se calculaincluso un preciso “coste de la vidahumana”, ligado a la hipotéticaproductividad unitaria media a lo largo delarco de la existencia personal.

Pero todo lo que escapa al cálculo de loscostes, es decir, desde nuestro punto de vista,las cosas más importantes, se pasa por alto.Los aspectos no cuantificableseconómicamente de la vida humana y de loshechos socioculturales, como las

consecuencias sociales del desarraigo debidoa los movimientos migratorios, se conviertenen algo indescifrable y, por lo tanto, seconsideran insignificantes. El individuo“calcula” la propia existencia pero,perdiendo de vista sus raíces, ya no tiene elsentido de su propia identidad. Los estadosno toman en consideración más que losaspectos “calculables” de su acción. ¿Unaregión muere de anemia cultural? Quéimporta, si para el turismo de masas su tasa

de crecimiento es positiva.

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Esta superficialidad perteneceprincipalmente a esa “gestión tecnocrática”que constituye la grotesca caricaturamercantilista de la función soberana, y quetiende a asimilar las naciones a grandessociedades anónimas (auténtica definición de

las sociedades de accionistas) de las que losgobiernos constituyen el consejo deadministración. Desde esta óptica, todapolítica exterior que no tenga por finalidadprocurar salidas comerciales inmediatas, porejemplo la defensa, carece de sentido. Inclusola economía se ve dañada en la medida enque este mercantilismo a corto plazo no estáciertamente en condiciones de constituir unaverdadera política económica.

Finalmente, el tercer aspecto de lasociedad mercantilista es, como decíamos, laprioridad sistemática del bienestareconómico individual que generadirectamente un “deterioro político delestado” mediante su transformación enestado-providencia, estado dulcementetiránico. Arnold Gehlen, define la “dictaduradel bienestar individual” como la situaciónen que el individuo, obligado a entrar en elsistema providencialista del estado, vedesintegrarse su personalidad en el cercoconsumista, en el que pierde todo dominiosobre su propio destino. El neoliberalismolleva a cabo de esta manera un doblereduccionismo: por una parte, no seconsidera que el estado y la sociedad tenganque responder a otra cosa más que a lasnecesidades económicas de la gente; por otrolado, estas son reconducidas al “nivel devida” individual- cosa, por lo demás, muydistinta del concepto de “calidad de vida”. Y

de ahí desciende también la preeminencia, enel interior de la función económica misma,de lo “social” y de lo “consumista” porencima de la producción y de la innovacióncreadora.

En este marco aparece con claridadcomo, para un liberal, la única desigualdadentre los pueblos y entre los hombres es ladiferencia respecto al poder adquisitivo: porlo que será suficiente, para alcanzar la“égalité”, difundir en el mundo la idea

mercantilista. He aquí como se reconcilian elhumanitarismo universalista y los“negocios”, la justicia y los intereses, “Bible

and business”, según una frecuenteexpresión de Jimmy Carter. El hecho de quelos particularismos culturales, étnicos,lingüísticos sean obstáculos para este tipo desociedad explica el motivo por el cual laideología moralizadora de los liberalismos

políticos impulsa el internacionalismo, lamezcolanza de los pueblos y de las culturas,la integración racial y las diversas formas decentralismo antirregionalista.

La sociedad mercantilista y el modeloamericano amenazan, por tanto, a todas lasculturas de la tierra. En Europa y en Japón lacultura ha sido reducida precisamente a unway of life, que es exactamente lo contrariode un estilo de vida. La personalidad delhombre es “cosificada”, es decir, absorbidapor los bienes económicos poseídos, que sonlo único que estructura su individualidad; secambia de “personaje” cuando cambia lamoda y uno ya no está caracterizado ni porsus orígenes (comercializados en el folklore)ni por sus obras, sino sólo por el consumo.En el sistema contemporáneo los tiposdominantes son el consumidor, el asegurado,el asistido, ni siquiera el productor o elempresario, ya que el mercantilismo difundeun tipo de valores para los que vender yconsumir resultan más importantes queproducir. Y no hay nada más nivelador quela función del consumo: el productor, o elempresario, se diferencia por sus acciones,pone en juego unas capacidades personales;el consumo, en cambio, es la actividadpasiva, la no actividad por excelencia, a laque todos, indiferentemente, puedenacceder. Pero una economía de consumo nopuede, al fin y al cabo, resultar más que

inhumana porque el hombre es un ser activo,un constructor. En este sentido, hacen sonreíramargamente las acusaciones de resonanciabíblica de cierta izquierda cultural sobre elser y el tener, sobre la “maldición del dinero”y sobre la “voluntad de poder” de lacivilización europea. La sociedadcontemporánea, pese a conservar pormomentos una vitalidad cancerígena ydecadente, para nosotros sólo preocupante,no afirma en absoluto ninguna voluntad, ni a

nivel de destino global, como tampoco en elmero plano de una verdadera estrategiaeconómica.

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Crisis económicaAproximación a un modelo

económico y social alternativo

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 Juan Pedro Viñuela

La crisis económica que padecemosdesde 2007 es una de las más profundas delcapitalismo. En realidad es la más profundaporque en la crisis del 29 se pudo refundar elcapitalismo desde la economía keynesiana dela que tenemos mucho que aprender y enéste y otros escritos hablaremos de ello. Lo

que sucede y tiene de particular esta crisis eslo siguiente. En primer lugar, no es sólo unacrisis de la economía real o productiva, sinode la economía financiera. Una creaciónesperpéntica del capitalismo salvaje de losúltimos cuarenta años, del llamadoneoliberalismo. En realidad, siguiendo aNaredo, no es un neoliberalismo ni unneoclasicismo, porque esto significaríaaceptar las tesis del liberalismo. Y esto esalgo que tiene que ver con la moral. Es uncapitalismo sin bridas ni correcciones, frutode la ambición del hombre y de sus viciosmás corruptos, además de un error teórico,que también analizaremos aquí. De modoque la crisis no es sólo de la economía real,sino de la financiera, de la especulación sobreel propio dinero. A ello hay que sumarletambién, que lo que entra en crisis es elmodelo de la economía clásica que no tieneen cuenta para nada la ecología y las leyesbásicas de la física. Por eso, el modelo de estaeconomía capitalista es el del crecimientoilimitado. Una auténtica barbaridad desde elpunto de vista de las leyes de la física y laecología. Por otro lado, también hay quesumarle a este asunto la crisismedioambiental en la que nos encontramos,teniendo como problema de fondo el cambioclimático. Y, por último, nos encontramoscon otro problema que no tenía la crisis del29, el de la superpoblación. En definitiva, lo

que sucede es que además de tener sussemejanzas y sus diferencias, y en el sentidode las semejanzas la economía keynesiananos puede ayudar, pues lo que ocurre es que

la crisis económica es global. Es una crisissistémica que es necesario abordar desdemúltiples disciplinas. En definitiva, lo que serequiere es el cambio en el sistema deproducción y en el sistema político eideológico que lo sustenta. También he

puesto el calificativo de crisis Terminal en elsentido de que estamos asistiendo al final deuna forma de producción que viene marcadapor la imposibilidad física del crecimientoilimitado que conllevaría un colapsocivilizatorio a nivel global. Como sostieneDesmond, muchas de las crisis civilizatoriasse pueden entender desde la perspectivaecológica. No se tomaron las medidasecológicas oportunas y a tiempo y elloacarreó el empobrecimiento y el fin de las

civilizaciones, son muchos los ejemplos deellos y la obra monumental de este autor,Colapso, da buena cuenta de ello. Lo quesucede es que nuestra civilización es globaly, por tanto, el colapso, por primera vez, seplantea de forma global. A no ser que hayauna conspiración del poder político yeconómico en el que se plantee lasubsistencias de unos 1500 millones depersonas con crecimiento cero. Ésta es unaidea de política ficción que se insinúa en la

obra de Susan George, El informe Lugano.No tenemos pruebas ni a favor ni en contrade ello, pero lo que sí es cierto, como hesugerido en ocasiones, es que si damos elbrazo a torcer a las teorías conspirativas de lahistoria, nos quedamos sin la racionalidad. Ysin ésta, nos quedamos sin la posibilidad deactuar y, en última instancia, estamosrenunciando a la libertad.

De modo, pues, que tenemos claro que

nuestra crisis es Terminal, única, aunquesemejante en ciertos aspectos a otras crisiscíclicas del capitalismo, pero global y conunas notas ideosincrásicas que la hacenglobal y más grave. Una crisis frente a la queno sólo sirven las medidas económicas derectificación, sino que se exige el cambio delpropio sistema de producción, esto noimplica el final del capitalismo, y el delsistema político. Esto último conlleva larefundación de la democracia en un sentido

republicano. Y, por último, una nueva ética,que sustituya a los valores imperantes de lacompetitividad, el egoísmo e individualismo

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consumista, la fama, la juventud eterna y eléxito fácil, que ha conllevado el desarrollodel capitalismo salvaje que ha caído en crisis.Pero antes de proponer una aproximación demodelos económicos y sociales alternativos,quiero aproximarme un poco a los factores

sociales, filosóficos y económico-políticosque han desencadenado la crisis. Despuésanalizaré las raíces históricas de la economíaclásica, siguiendo a José M. Naredo. Y luegoterminaré con una serie de propuestas.

Tras la crisis del 29 que acabadesencadenando la segunda guerra mundial,(las crisis económicas tienden a solucionarsepor medio de lo que se llama la economía deguerra. Ésta ha sido la situación de losEEUUU en los últimos años,) sale la nuevaeconomía basada en las propuestas deKeynes. Éste sugiere una regulación delestado en los procesos económicos, sin caeren la socialización de los medios deproducción, ni en una regulación absolutadel mercado laboral, pero quiere tener lasmanos de los empresarios atadas por mediode la regulación del mercado. El mercado noes libre. Lo que se pretende es el plenoempleo, con un crecimiento lento yprogresivo, pero que garantice el estado debienestar y un déficit público moderado.Pero tras treinta años de crecimiento y deconsolidación del estado de bienestar seproduce la crisis del petróleo que, a su vez,trae consigo, el cambio del patrón oro. Estosignifica que la moneda de referenciamundial, el dólar, que era el acuerdo al quese había legado en Bretron Wod, deja deestar respaldada por el oro de la reservafederal. El cambio es al petróleo. Ello

conlleva también que la moneda más fuerteentra a formar parte del intercambio y ladinámica monetaria internacional. Larespuesta a la crisis es el pensamientoneoliberal. Se dice que el problema es elestado. Antes el estado era la solución, ahorase considera que es el problema. De ahíresurge el neoclasicismo y el neoliberalismoque tiene sus bases filosóficas en Hayeck y subase económica en Friedman y en elconsenso de Washington. Hayeck considera

que el máximo valor es la libertad. Y lamáxima expresión de libertad es la de lapropiedad privada. Son herederos esta

escuela del pensamiento de la teoría de lapropiedad de Locke que comentaremosdespués. El estado no debe inmiscuirse en lalibertad individual, por tanto, el estado debedesregular, de tal forma que el estado sereduzca a la mínima expresión. Lo único que

se demanda del estado es la política deseguridad. Estas tesis también sealimentarían de la teoría del estado(anarquismo liberal) de Nozick. Endefinitiva, el estado debe ser reducido a sumínima expresión, como se solía decir, quequepa en una bañera. Por su lado, loseconomistas lo que plantean es que la salidade la crisis debe venir dada por laliberalización absoluta del mercado en susmúltiples dimensiones. Se recupera la teoría

clásica de la mano invisible que consideraque el mercado tiene la posibilidad de laautorregulación. Así surge un credo y uncatecismo neoliberal (véase Stiglizt) que se haaplicado a los países en desarrollo por partedel FMI y del BM y que ha llevado amúltiples países a la quiebra. Esta situacióncomienza en los setenta y alcanza su máximoapogeo con la caída del muro de Berlín. Estosignificó la muerte de la alternativa delsocialismo real –en definitiva no era más que

el capitalismo de estado- al capitalismo traslo cual se instaura el famoso pensamientoúnico y la teoría del fin de la historia y de lasideologías. Sólo existe una forma política yeconómica de organizarnos que es lasociedad democrática neoliberal. Y una únicaforma de pensar, el neoliberalismo. No haysistema político alternativo, ni ideología quepueda reemplazar al sistema políticohegemónico. Pero el sistema políticohegemónico, instaurado como pensamiento

único, es una justificación y apalancamientodel poder económico; es decir, la catapultadel poder económico, aquello que mantienelas manos libres de los grandes empresariosy ricos. Una de las ideas rectoras de éstaeconomía neoliberal es la del crecimientoilimitado. Además de ser una idea es unanecesidad. El sistema necesita delcrecimiento para aumentar su propiavoracidad, el ansia de acumular riqueza.Porque hay que tener en cuenta que lo querealmente crece no es la economía de un país,esto ocurre de rebote. El crecimiento es el delas grandes empresas y es el que aumenta el

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PIB de un país. Otra medida universal dondelas haya, que elimina la política y la ética; endefinitiva, el bienestar y la felicidad. Pero,como sabemos, el crecimiento económico,según mantienen los neoliberales, es unacuestión matemática y numérica, neutral,

exenta de las valoraciones políticas y éticas.En definitiva, la economía neoclásica se haconvertido en la nueva teología y susdefensores en los nuevos redentores. Peropara alimentar el crecimiento ilimitad esnecesario del consumo innecesario ysuperfluo. El sistema económico parapetadoen el político crea las necesidades deconsumo transformando los valores sociales.Aparece el individuo consumidorcompulsivo que se olvida absolutamente de

la existencia de los otros y, sobre todo, de laexistencia de la injusticia y el mal. Vive enuna burbuja de pseudofelicidad, porque sebasa en los deseos insatisfechos. El consumole hace caer en la dinámica del deseo que esuna espiral que no tiene fin. Pero sinconsumidores no hay crecimiento. Estos sonla base. Así, la economía neoliberal se asientasobre el pensamiento único que nos viene adecir que la única forma de organizarnos esla que tenemos y que la única vida posible es

la que tenemos. De esta manera el ciudadanoestá teledirigido y se convierte en un siervo-señor, que diría Quesada, La era del siervoseñor. Esto significa que la ciudadanía dejade ser tal y se convierte en esclava. Eldesarrollo del neoliberalismo llega a suparoxismo con la economía financiera. Y éstaes realmente la idea de la globalización. Laúnica globalización ha sido la del mercadofinanciero y la de las multinacionales. Pero elcrecimiento financiero es un crecimiento que

no tiene una base real en la economíaproductiva. Es una especulación sobre losvalores del mercado. De ahí que la economíafinanciera no sea una economía real, sinovirtual. Pero que sí tiene consecuencias en laeconomía real cuando se produce una crisisfinanciera como ha ocurrido a partir del2007. Y ello tiene lugar con las hipotecassubprime que animan al consumo (en estecaso la adquisición de viviendas) a las rentasque no pueden pagar esas hipotecas ydespués, para repartir los riesgos, setitularizan esas hipotecas y se puedencomprar. Claro, esto es introducir un veneno

en los bancos porque estos no tienen pasivospara responder a la demanda. A partir del2007 se empieza a sospechar esto y en 2008entramos en plena crisis. El resto es bienconocido. Aunque sí quiero hacer unamatización. En los momentos de crisis –y en

realidad hemos estado al borde del colapsoeconómico mundial si no se intervienepúblicamente a tiempo, y esto por la avariciade unos cuantos ricos que poseen entre unospocos los bienes de casi todo el planeta- losneoliberales ya no lo son tanto. Es aquellotan famoso de “privatización de lasganancias y socializacion de las pérdidas”.La solución al problema creado por lalibertad absoluta del mercado viene dada porel estado que socializa las pérdidas. Ahora

bien, las ganancias se reparten entre unospocos. El neoliberalismo no contemplaningún estado de bienestar. Considera, granerror del que tenemos evidencias históricas,que el mercado produce justicia y equilibriosocial por sí sólo. Como sabemos, y no esningún mantra, es todo lo contrario.

Pasamos ahora a las raíces histórico-filosóficas de la economía clásica. En unprincipio la economía no estabadesvinculada ni de la moral ni de la política,ni de la naturaleza. Es a partir del siglo XVIIy XVIII cuando esto se produce y seconsolida en el XIX con los desarrollosteóricos de la economía. En principio laeconomía estaba dentro de los fisiócratas yestos consideraban que las relacioneseconómicas formaban un todo con lanaturaleza. Qué es lo que sucede. Pues queaparecerá el sistema productivo que lo quehace es desvincular a la actividad económica

de la naturaleza. Y ahí es donde apareen porprimera vez las ideas de crecimientoilimitado y de progreso, alimentadas por laidea ingenua y secularizada de progreso dela ilustración. Se empieza a considerar que elsistema productivo es autónomo y tiene suspropias reglas, con lo cual se desvincula delsistema político. Y esto tiene lugar con larevolución francesa y americana, sobre todola primera. De lo que se trata es de desbancaral antiguo régimen, es decir, sus privilegios,

que son, económicos y a raíz de ahí político-sociales. Por eso se dice que la revoluciónfrancesa fue una revolución burguesa y por

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eso no se pudo llegar a un triunfo definitivo.De lo que se trataba era de un cambio en losprivilegios que ahora pasarían a laburguesía. Es decir, que el sistema burgués,su ideología, que veremos en parte, lo quehace es justificar su posición de privilegio. Y

esto conlleva la separación del sistema deproducción, del sistema político, en elsentido de que éste último no interviene perosi garantiza el estatus quo del primero. De laburguesía emerge la ideología que justificasu situación de poder y de privilegio. Pero loque podemos sacar en conclusión de aquí esque al separarse ambos sistemas sedesnaturaliza la economíadescontextualizándola de su origen dentrode las relaciones naturales –algo que habrá

que recuperar en la nueva economía- y sesepara del sistema del poder políticoproclamando su independencia. Ello implicade pasada la ausencia de la ética en laeconomía. Y, precisamente, junto con ladesnaturalización, éste es uno de los grandesproblemas de la economía, se ha pretendidoformar una ciencia que elimina al hombre,que es el sujeto (las acciones económicas,decisiones, expectativas, predicciones) que lahace. Hay que recuperar la economía como

ciencia humana y social, que tiene comocentro al hombre, y no como ciencia natural.Esto ha ocurrido porque la economía haintentado imitar, en su intención degarantizar su cientificidad, la metodología delas ciencias naturales. Pero esto es un errorque nos ha llevado a la deshumanización dela economía, teniendo en cuenta que lohumano es su raíz, y a la separación de laacción política. Es más, el sistema político seve supeditado al económico y, de rebote, el

ciudadano-esclavo se ve dirigido por losintereses particulares de ambos.

Otro punto importante a tratar sobre lasraíces del sistema económico actual es el delorigen del concepto de propiedad. Éste loencontramos en Locke que es el padre delliberalismo económico y político. Lapropiedad es para este autor un derechonatural. Todos los bienes pertenecen a todos,pero si yo me apropio dentro de la libertad

natural de un bien, ya pertenece a mipropiedad. Ahora bien, hasta aquípodríamos estar de acuerdo. Pero el

problema es cuando Locke afirma que lahierba que come su cabalo y las frutas querecolecta su sirviente son de su propiedad.Ahora si que nos encontramos con unaparadoja y con un intento de justificar lapropiedad privada, no basada en la

naturaleza, sino en los privilegios socialesadmitidos. Y esto es la base filosófica de lapropiedad y el fundamento de la justificaciónde la misma y su progresiva acumulación endetrimento de los otros. Es una aporía,porque el mismo Locke defiende la igualdad.Ahora bien, si lo que recolecta mi sirvientecogiéndolo libremente de la naturaleza mepertenece, es que entonces mi sirviente no eslibre. En realidad lo que está justificandoLocke es la riqueza adquirida por privilegios,

no la propiedad privada como algo natural.Y, de paso, se justifica la propiedad sobre loshombres y se fundamenta el sistema deproducción capitalista. El obrero intercambiasu mercancía, el trabajo realizado, por unsalario para poder comer. No es propietariode lo que produce. Esto lo vieron claro Marxy los anarquistas. Si queremos igualdad hayque abolir la propiedad privada. Por esoMarx ataca al concepto de propiedad deLocke y prefiere a Rousseau. Pero el

problema del marxismo es que no escapa alparadigma, a pesar de la crítica a lapropiedad, de la economía como sistema deproducción separado de la naturaleza. Habráque esperar al final del siglo XX para quealgunos teóricos del marxismo, como ManuelSacristán, introduzcan el problema ecológicodentro de los parámetros del marxismo. Peroesto requiere un cambio de fondo en toda laconcepción económica del marxismo que ensu fundamento interno es la misma que la

del capitalismo. Por eso la apuesta sería porel ecosocialismo, o una economíaecointegradora que dice Naredo o de laautocontención, en su versión más ética, quedice Riechmann.

Otra idea que está a la base de laeconomía clásica es la relación de explotacióndel fuerte por el débil. Es el modelo parásitohuésped. Una herencia de una lecturainteresada del darwinismo. La economía

capitalista neoliberal se ha entendido comocompetencia. Lo que garantiza elcrecimiento, que es la idea rectora, como

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venimos diciendo, es la competencia. Ahorabien, esto ha llevado al schock a la economíacapitalista porque no ha tenido en cuenta losprincipios físicos y biológicos de limitación.Si el parásito acaba con el huésped, se acabótanto uno como otro. Hay que introducir el

concepto de cooperación, de simbiosis, en elsentido en el que explica la evoluciónMargulis, en las relaciones económicas. Yaquí también es necesario introducir una delas ideas más importante. El límite delcrecimiento es el límite marcado por laentropía. Al desnaturalizar a la economía,hemos olvidado un principio que lo rige todoy es el de entropía. Hemos considerado quelos sistemas económicos funcionanindependientemente de la naturaleza y

hemos matematizado su dinámica sin ellímite que al crecimiento pone la propianaturaleza, por ser limitada y por estarregida ella misma y la economía por elprincipio de entropía. Y ésta es la grannovedad, que rompe con el paradigmaclásico y que aún no se enseña en lasfacultades, salvo tímidamente con el asuntode las externalidades, que introduce Rogen –Reugescu en su obra Entropía y economía.Un cambio paradigmático en la economía

requiere la introducción del principioentrópico lo cual supone la vuelta a lanaturalización de la economía y la aceptaciónde que el crecimiento ilimitado es unautopía. Una utopía que se nos estáconvirtiendo delante de nuestras narices, enuna utopía negativa que puede terminar contodas las conquistas ético políticas de lahumanidad.

Con el concepto de simbiosis y

cooperación y con el de la entropía hemospuesto las bases de lo que debería ser unanueva economía que no esté separada de lanaturaleza. Se requeriría también una accióndirecta, siguiendo a Naredo, para dar el pasoa una economía sostenible o deldecrecimiento en el que el lema sería “mejorcon menos”, sobre la propiedad, el trabajo yel dinero. Habría que replantearse el sentidode la propiedad refutando a Locke yhaciendo posible un reparto más equitativo

de las grandes riquezas, cosas como la tasatobin y demás…Lo mismo podemos decirdel trabajo. Es necesario, urgentemente, en

una sociedad de la autocontención, reducir eltrabajo. No se trata de producir mucho, éstees un camino inviable. Se trata de que todospuedan trabajar mínimamente para vivir deforma feliz y satisfecha. Y en cuanto al dineroes necesario un sistema financiero

internacional regulado por los estados. Pero,como se puede percibir, para la reforma enestos tres aspectos es necesario voluntadpolítica y para que haya de esto es necesarioun cambio político.

La democracia, como la entendemos y lavivimos hoy en día, es insuficiente. Es unaplutocracia de partidos en la que losciudadanos son teledirigidos. Es necesariouna reforma radical de éste sistema políticoque está justificando el sistema económico deexplotación y que además es inviable. Esnecesario recuperar el concepto deciudadanía y para eso es necesario arbitrarlos mecanismos institucionales que haganposible una mayor participación de losciudadanos. Lo cual requiere, de entrada,una modificación de los partidos y de la leyelectoral. La reforma de los partidos debe irencaminada a la democratización de losmismos y la de la ley electoral debegarantizar el pluralismo. Estas dos reformasharían posible una mayor participación delos ciudadanos en la cosa pública. Lo cuálconllevaría una mayor virtud civil. Y estareforma de la democracia va aparejadatambién con una reforma de la ética. Y éstatiene dos dimensiones. En primer lugar suvena política. Fomentar la virtud pública, elcompromiso del ciudadano con losproblemas de la polis y, en segundo lugar,fomentar la ética del placer, del hedonismo,

en el sentido de los epicúreos. El placer sepuede obtener y se puede obtener con poco.Los placeres naturales, los de la alimentacióny el vestido, son fácilmente accesibles. Antelo superfluo hay que ser austeros. Esnecesario fomentar la amistad para ser feliz.Los mayores placeres son los derivados de lacontemplación. Los que proceden de laciencia y el arte. No hay que afanarse entener, sino en ser. Y estos placeres que hemosexpuesto escuetamente son los de la

autocontención, que es la idea que barajaRiechmann.

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La crítica de la Economía deMercado en Karl Polanyi:

el análisis institucional como

pensamiento para la acción _________________________________ 

Arturo Lahera Sánchez

Presentación

La obra de Karl Polanyi permite accedera los fenómenos económicos desde unaperspectiva y una mirada crítica que suponeuna de las contribuciones más apasionantes alas ciencias de la cultura y a la sociologíaeconómica. El hilo conductor de su reflexiónse centrará en rastrear el origensociohistórico y cultural de la economía demercado mediante su comparación críticacon las formas en que otras sociedadeshistóricas han organizado las esferas de laproducción, distribución y consumo debienes y servicios. Esta comparaciónexhaustiva y compleja le permitirá establecerno sólo las características de la economía demercado, sino fundamentalmente la formaen que ésta transformó las relaciones socialessobre las que se organiza la sociedad. Almismo tiempo, este objetivo pasaráineludiblemente por realizar una crítica delpensamiento económico tanto en susaspectos disciplinares como respecto a susconcepciones sobre la naturaleza del ser

humano y la sociedad.El objeto de análisis de la reflexión

contenida en este artículo se centra enpresentar e interpretar el marco teórico ymetodológico que Polanyi construirá paraexplicar y comprender la aparición históricade la economía de mercado. Primeramente,se realizará un estudio del esquemaconceptual de este autor reflejado en elanálisis institucional como herramientaepistemológica de crítica al análisis

económico clásico y neoclásico. Acontinuación, se conectarán esoscomponentes de su análisis institucional con

la visión antropológica que Polanyidesarrolla sobre el ser humano, caracterizadapor inscribir las prácticas sociales de lossujetos dentro de procesos culturales desocialización y acuñación decomportamientos, todo ello en relación a la

forma en que las diferentes sociedadeshistóricas organizan la provisión colectivadel sustento humano. Una vez establecido elaparato conceptual del análisis institucionalpolanyiano, se presentarán los sistemasaxiológicos en que se sostienen tanto elanálisis económico criticado por Polanyicomo su alternativa institucional, que seempleará seguidamente para rastrearhistórica y culturalmente los procesossociales de movilización e inversión de

recursos que permitieron la construcción dela economía y la sociedad de mercado.

Por último, se concluirá esta reflexiónrecuperando el carácter transformador ypolítico de la obra de Karl Polanyi, ya quetanto su edificio teórico y conceptual,analizado a lo largo de este texto, como susestudios empíricos sbre las sociedades yeconomías del pasado tan sólo tienen sentidosi se consideran como apuestas paraconstruir una nueva forma de integrar lasociedad y su sustento al margen delmercado como institución, con lo que sedefenderá en este artículo la necesidad deconsiderar las aportaciones de este autorheterodoxo no exclusivamente como unacontribución intelectual y académica, sinotambién como un llamamiento desesperado ala movilización política para transformar larealidad: su obra supone esencialmente unpensamiento para la acción transformadora.

1. La crítica al análisis económico: laalternativa del análisis institucional

La obra de Karl Polanyi se centrará enresolver el problema del lugar que ocupa laeconomía en la sociedad y el desplazamientoque la esfera de los fenómenos económicosha sufrido dentro de las matrices derelaciones sociales y culturales que hanconfigurado las diferentes sociedadeshistóricas.

Ahora bien, Polanyi tiene presente en laformulación de este problema el sistemaeconómico de mercado como fenómeno

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social a explicar, lo que implica rastrear laconstitución de un orden social basado enmercados autorregulados y formadores deprecios fluctuantes como piedra de toque dela economía. Surge así la pregunta de «cómo,cuándo y dónde nacieron el comercio de

mercado, los precios fluctuantes, las cuentasde ganancias, los métodos de mercado ytodas las características de una economíaorganizada en torno al mercado». Esto lleva,asimismo, a explicar la plausibilidad de lospresupuestos que aparecen en el análisiseconómico construido por la teoríaeconómica clásica y neoclásica para analizary caracterizar la economía de mercado denuestro tiempo, así como si esospresupuestos pueden ser aplicables a las

diferentes formas de organizar la economíaen el pasado.

Esta economía de mercado estaríafundada en la socialización de unamentalidad capitalista dedicada a obtenerganancias mediante la maximización delbeneficio obtenido en el intercambio de todotipo de mercancías y servicios (incluyendo eltrabajo y la tierra) a través de un granmercado único autorregulado medianteprecios fluctuantes: supone, por tanto, unaconducta economizadora y la creación deprecios a partir de la relación oferta-demanda como controladora de laproducción.

Para conseguir establecer y desvelarcuáles han sido los lugares ocupados por lavida económica en la sociedad, Polanyi partede considerar que la economía de mercado,tanto en su formulación teórica como en surealidad empírica, no es más que un

fenómeno histórico único y específico dentrode la historia de la humanidad. Esta premisaes el eje a partir del cual Polanyi articulará,por un lado, una crítica epistemológica yontológica a las teorías que estructuran elanálisis económico para explicar elcomportamiento económico de losindividuos en la sociedad y, por otro lado,una crítica política a la forma en que laeconomía de mercado organiza el tejidosocial, todo ello para establecer alternativas

políticas para reconfigurar y transformar eseorden social de mercado. Sin embargo, seríanecesario enfatizar que ambos momentos

críticos están íntimamente ligados, puestoque la crítica teórica sólo tiene sentido en labúsqueda de una plasmación práctica opragmática de sus presupuestos mediante elestablecimiento de un pensamiento para laacción sobre la realidad.

En la resolución de este problema,Polanyi se interrogará sobre la fiabilidad delanálisis económico para analizar la economíadel pasado y del presente, y sobre si susconceptos teóricos basados en la institucióndel mercado son aplicables a todo tipo desociedad y, sobre todo, a aquellas sociedadeshistóricas sin mercado.

1.1. La falacia económica del análisiseconómico: economía formal versu

economía sustantivaPara Polanyi, el análisis económico se

basa en una «falacia económica» que igualala economía general humana a lo largo de lahistoria con una economía organizadaalrededor de la institución del mercado,concretada en el mecanismo «oferta-demanda-precios fluctuantes» como formade adquisición de bienes y servicios dereproducción individual y social: «reducir laesfera del género económico a los fenómenosdel mercado es borrar de la escena la mayorparte de la historia del hombre. Por otrolado, ampliar el concepto de mercado a todoslos fenómenos económicos es atribuirartificialmente a todas las cuestioneseconómicas las características particularesque acompañan al fenómeno del mercado».

Para desconstruir esta falacia, Polanyielaborará una serie de conceptos teóricosalternativos, unas herramientas conceptuales

de análisis, que permitan comprender laexistencia de formas de organizar laeconomía y la sociedad de maneraesencialmente distinta a la economía demercado, es decir, de formas socialesalternativas de construir el orden social.

Para ello, distinguirá entre «economíasustantiva» y «economía formal»:

— El significado o definición sustantiva(real) de la economía supone que los seres

humanos requieren un entorno físico que lessustente, siendo dependientes de lanaturaleza y del resto de seres humanos para

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lograr su sustento y su reproducción a travésde una interacción institucionalizada. Desdeesta perspectiva, la economía es el procesopor el que se obtienen medios de sustentopara satisfacer las necesidades materiales (yde integración social).

— El significado formal del término«económico» depende de la relación lógicaque se establece entre medios y fines para laadquisición de sustento, que es a su vezdependiente de la noción de «ahorrar» o«economizar». Este significado expresatérminos de escasez respecto a los medios desubsistencia, lo que implica la necesidad deobtención del máximo resultado en elempleo de esos medios escasos para obtenerel sustento, es decir, en su maximización.Este contenido teórico (y las prácticassocializadas a que dará lugar) es la base de laacción racional en la que la escasez hacenecesaria la elección; de ahí que en el sistemade la economía de mercado las eleccionesindividuales se regulen por preciosfluctuantes que reflejarán la asignación derecursos escasos, todo lo cual es el objeto delanálisis económico. Esa escasez supone laexistencia de medios insuficientes para lasubsistencia y la competencia de los sereshumanos por esos medios. Para Polanyi, estaconcepción sobre la que se basa la economíade mercado postula la insuficiencia de todaslas cosas materiales y, por tanto, lacompetencia entre los seres humanos por lasubsistencia, dando lugar «a la creenciauniversal de que no había suficiente paratodos».

Ahora bien, para Polanyi, el significadoformal de la economía sólo es característico

de la economía de mercado como forma deorganizar la adquisición del sustento, con loque sus contenidos sólo son aplicables a éstay no a las diferentes formas históricas en quelas sociedades han organizado real osustantivamente la esfera económica. Sinembargo, Polanyi advierte que en laalternativa de construcción del orden socialestablecida por la economía de mercado lossignificados sustantivos y formal han sidofundidos en la realidad, organizando las

actividades del sustento humano a partir delas normas de elección y competencia entreseres humanos: en otras palabras, la

economía formal se desarrolla realmente alconvertirse en economía sustantiva,coincidiendo ambos significados en lasprácticas sociales.

Es precisamente esta fusión la queimpide conocer cuál ha sido el lugar de la

economía en la historia de las diferentessociedades en las que han existido granvariedad de instituciones diferentes de losmercados en las que estaba integrada laactividad económica del sustento y que, portanto, no pueden ser explicadas por unconjunto de conceptos analíticos que seajustan tan sólo a la economía de mercado4,es decir, no pueden ser explicadas por elsignificado formal de lo económico, pero sípor el sustantivo, que permitiría conocercómo se organizaba realmente el sustento sinelementos de mercado y acción racional.

Cabe destacar que esta distinciónconceptual establecida por Polanyi tiene nosólo implicaciones metodológicas en elestudio e investigación de las esferaseconómicas que no sean o no hayan sidoorganizadas exclusivamente por lainstitución del mercado, sino que entérminos políticos supone demostrar que las

relaciones sociales establecidas por laeconomía de mercado son tan sólo unaopción histórica para la construcción del

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orden y la sociabilidad humana, y que portanto han existido y podrían existir formasalternativas de organización social. Por todoello, la falacia económica denunciadaepistemológicamente por Polanyi suponetambién una «falacia política» al ocultar en el

pasado formas de integrar a los individuos almargen de la economía de mercado para lasatisfacción de sus necesidades, abriendo elcampo de la discusión política alplanteamiento de un orden social quepermita la obtención del sustento de formadiferente: «políticamente, la historia deberíadarnos respuestas para resolver algunos delos problemas morales y prácticos máscandentes de nuestra época».

A partir de todo esto, la obra de Polanyiintentará rastrear cómo se ha producido eldesplazamiento de la economía en lasociedad de manera que el significado formalde lo económico haya acabado siendo laforma real o sustantiva en que los sereshumanos adquieren el sustento; endefinitiva, cuál ha sido y cómo se hadesarrollado la forma en que se haconstruido la economía de mercado.

1.2. El análisis institucional: las formas

de integración y la acuñación delcomportamiento social

Para lograr este propósito, Polanyiretomará y desarrollará perspectivas teóricasy metodológicas centradas en considerar yabordar la economía como una actividadinstitucionalizada a través de la cual sesatisfacen las necesidades materiales de losindividuos en sociedad. En esta actividadaparecen las interacciones con el medio físicoy las interacciones humanas, pero lofundamental es que todas ellas estánreguladas a partir de una serie de principiosde actuación creados culturalmente y quedan lugar a un conjunto de prácticassocializadas en relación a las institucionessociales que las modelan, por las cuales losseres humanos trabajan, disponen de susposesiones y realizan actividades en unproceso para la supervivencia. Este procesoen busca del sustento, y por tanto económico,

no tiene una existencia independiente deltejido ecológico, tecnológico y social de sucontexto histórico, sino que depende de unasituación espacio-temporal conformada por

una serie de estructuras institucionales que ledan sentido, y ordenan y organizan lasacciones de los individuos. Por tanto, paracomprender las diversas formas históricas enque se ha organizado la esfera económica,incluyendo la economía de mercado, se debe

localizar el origen social de los derechos yobligaciones que sancionan los movimientosde mercancías y personas en el procesoeconómico o, lo que es lo mismo, el usoproductivo y distributivo de personas ycosas. Para Polanyi, «las propiedades deunidad y estabilidad, estructura y función,historia y política, confluyen en la economíaa través de su investidura institucional».

El estudio (y la transformación) de laactividad económica y de la sociedad desdela perspectiva polanyiana del análisisinstitucional «exige tratar con la totalidad delos aspectos sociales, culturales ypsicológicos de la comunidad, pues hasta talpunto están entrelazados que es imposiblecomprender uno de ellos sin tener enconsideración todos los demás». De ahí quetodo científico social «que se propongaestudiar sólo religión, o bien tecnología uorganización social, por separado delimita elcampo de su investigación de forma artificialy eso le supondrá una seria desventaja en eltrabajo». Es necesario relacionar el procesoeconómico con las esferas culturales ypolíticas de la sociedad, puesto que tan sóloadquiere sentido dentro de esas matricesculturales. Polanyi recoge así las perspectivaso formas de mirar la sociedad de laantropología cultural de Boas, Malinowski oThurnwald, cuyo enfoque destacaba que laproducción y distribución del sustento está

incrustada o embebida en relaciones socialesen las que no existía una red de institucioneseconómicas separadas. Para Polanyi, seráprecisamente la separación institucional delsistema económico respecto al resto de lasociedad lo que caracterice a la economía demercado. Sin rgo, ésta sigue siendoconsecuencia de la institucionalización de unmodo concreto para organizar la economía yla sociedad. El análisis institucional permiteasí recuperar los procesos de su constitución

y mantenimiento al considerar al mercadocomo una institución organizadora deltrabajo, la producción y el consumo: una

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forma institucional de obtener el sustentohumano.

A partir de todo esto, para Polanyi, laactividad económica debe su existencia a unainteracción de características culturales,siendo dependiente de estructuras

institucionales definidas. Estas estructurastienen como finalidad el sustento de lasociedad a través del mantenimiento de éstaen términos de integración y cohesión social.Por ello clasificará empíricamente laseconomías reales históricas como «formas deintegración». De esta manera, «las formas deintegración designan los movimientosinstitucionalizados a través de los cuales seconectan los elementos del procesoeconómico, desde los recursos materiales y eltrabajo hasta el transporte, almacenamiento ydistribución y mercancías»: los movimientosde los bienes y las actividades de laspersonas están institucionalizados omediados socialmente, requiriendoestructuras institucionales definidas.

Polanyi distinguirá como principalesformas empíricas de integración de laeconomía humana:

— La reciprocidad: describe elmovimiento de bienes y servicios entrepuntos de un agrupamiento simétrico que secorresponden y cuyos miembros actúan enlos asuntos económicos de forma similar enambas direcciones (por ejemplo, loshabitantes de las islas Trobriand o los bánarode Nueva Guinea).

— La redistribución: representa unmovimiento de los medios de sustento haciaun centro y posteriormente desde éste hacia

fuera; de ahí que la organización centralredistribuidora sea fundamental en laorganización social o las institucionesredistribuidoras del Estado de Bienestar).

— El intercambio: se produce unmovimiento de bienes y servicios entre dospuntos dispersos o fortuitos del sistema. Elintercambio requiere la presencia de lainstitución del mercado, en el que elmovimiento bidireccional de bienes entrepersonas se basa en la obtención del máximobeneficio a partir de la relación oferta-demanda, creando precios fluctuantes parala integración de las actividades económicas

de la sociedad (el máximo exponente será lasociedad de mercado occidental del sigloXIX).

Aparece también la forma de integraciónde la hacienda basada en la producción parauso propio de un grupo autárquico. Ahora

bien, cabe destacar que las formas deintegración no suponen etapas necesarias dedesarrollo en un orden o sucesión respecto auna supuesta evolución de la humanidad,sino que, por el contrario, pueden apareceren una misma sociedad histórica. Por tanto,no son partes fragmentadas de undesenvolvimiento único y progresivo haciaun fin necesario, sino diversasdiscontinuidades y direcciones. Lo queconstituye la originalidad de todas ellas es elmodo particular de resolver problemas, queson aproximadamente los mismos para todaslas sociedades (Lévi-Strauss, 1995), a partirde unos valores culturales específicos.Respecto a la economía de mercado, Polanyirechaza su aparición exclusiva en laeconomía occidental del siglo XIX, al haber

 jugado un papel significativo en laintegración de la economía en otrassociedades, aunque sin tener un carácterdominante o hegemónico, tan sólocomplementario. De ahí que elementos de lamodernidad (en términos weberianos) comola contabilidad y el beneficio aparezcantambién en épocas premodernas: «lassemillas de muchos factores que asociamoscon el surgimiento de occidente sesembraron en otros lugares diferentes de laEuropa occidental» (Goody, 1990).

A partir de la clasificación conceptualsobre las diferentes formas de integración

sobre las que se organiza la sociedad y susustento, uno de los elementosfundamentales del análisis institucional dePolanyi se centra en relacionar lasestructuras institucionales que dan lugar auna forma de integración con las actividadesy comportamientos de los individuos de unasociedad. Para su perspectivainstitucionalista, son precisamente lasinstituciones culturales de integración lasque acuñan los comportamientos de los

individuos, con los que éstos no obedecen atendencias innatas o naturales (como, porejemplo, un comportamiento natural hacia el

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trueque y la búsqueda de beneficiodefendido por el análisis económico), sinoque surgen de la socialización de prácticasbasadas en acciones colectivas y noindividuales en situaciones estructuradas apartir de procesos culturales de construcción

de estructuras de apoyo que modelan loscomportamientos de los miembros de lasociedad: «la estructura de la sociedad estáincrustada en el más escurridizo de losmateriales: el ser humano». Por todo ello,todas las actividades de la sociedaddependen de cómo se construyen y orientanlas motivaciones de los individuos, las cualessólo tienen sentido dentro de la matrizinstitucional y de relaciones sociales en quese integran, dentro de las unidades

semánticas del contexto social. Polanyidestacará que «los meros agregados deconductas personales no bastan paraproducir las estructuras»; de ahí que lasconductas individuales dependan de laexistencia de determinadas condicionesinstitucionales que apoyen y socialicen esasconductas: «las actitudes personalesindividuales no consiguen tener efectossociales en ausencia de las condicionessociales necesarias».

Aparece así la complejidad contextual enque se desarrollan las relaciones sociales deun grupo humano, en la que tan sólo laconsideración de la forma en que esecontexto cultural ha sido construidohistóricamente permite entender lasinteracciones de los individuos. Aparece asíla noción de «configuración social», es decir,«la estructura de interdependenciasculturales que vinculan a los individuos

mutuamente y que es accesible a lainvestigación empírica; de esta manera, sepuede comprobar o reconstruir el campo dedecisiones y actuaciones de un individuoconcreto dentro de sus cadenas deinterdependencias y de su autonomía, asícomo aproximarse a su explicación».

Este enfoque se contrapone así alelaborado por el individualismometodológico del análisis económicocentrado en suponer que la organización

social es el resultado espontáneo de lasinteracciones entre los individuos, que danlugar al crecimiento también espontáneo de

estructuras sociales ordenadas en un procesoevolutivo del que el exponente final y másevolucionado sería la propia economía demercado (Hayek, 1995). Por el contrario, parael análisis institucional no existe talespontaneísmo, sino procesos históricos de

construcción social de instituciones con undeterminado contenido axiológico que hadado lugar al diseño e inversión enestructuras de apoyo (tanto materiales eideológicas como de conocimiento) para lasocialización de prácticas en los individuos,en los que esas instituciones y los valores enque se basan quedan encarnados. Por todoello, Polanyi se acerca a la economía demercado (al igual que al resto de sistemaseconómicos) reconstruyendo los procesos

culturales y materiales que llevaron a susurgimiento como consecuencia de suconstrucción deliberada (Hayek, 1995).

Precisamente Hayek rechazará estavisión, que denomina «constructivismoracionalista», que pretende defender laposibilidad de transformar la realidad apartir de proyectos basados en el designio odiseño humano y que irían en contra delorden espontáneo y evolutivo de lasinstituciones, cuyo más perfecto exponenteserá el producido por el mercado, «que haceprósperas a las naciones» (Hayek, 1995). Seopone así a la idea de que se pueda construiruna estructura social concebida por loshombres e impuesta a través del cambio enlas instituciones. Lo interesante es ver cómoHayek afirma que el surgimiento de laeconomía de mercado es resultado nointencional y espontáneo de las interaccionesindividuales, mientras Polanyi demostrará

precisamente que aquélla es resultado de unamplio y violento proceso de construccióndeliberada de sus instituciones, de unproceso político de movilización de recursosmateriales y simbólicos que encajaperfectamente en ese constructivismoracionalista denostado tanto por Hayek y elindividualismo metodológico del análisiseconómico: la institución del mercado enninguna parte se ha creado por el mero azarde los actos de intercambio (Kaplan, 1976).

Para Hayek, el mercado es básicamente unaestructura informacional de asignación de

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recursos, en la que desaparecen susestructuras institucionales.

Por tanto, es necesario explicar el origende las instituciones y las prácticassocializadas por ellas para comprender elcomportamiento de los individuos, que al

aparecer inmersos en un contexto derelaciones culturales y sociales estánsujetados (de ahí que sean «sujetos») a esaconfiguración social contextual. Por todoello, las diferentes formas de integración nosólo dan lugar a la movilización, produccióny consumo de bienes, sino que son tambiénproductoras de sujetos al quedar acuñadosen éstos los comportamientos basados en losvalores contenidos en las instituciones queregulan la organización del orden social. Laconsideración de las matrices culturales einstitucionales en que se desarrollan lasactividades económicas y el comportamientode los individuos conducen a considerarestos fenómenos como «actos socialestotales». Esto implica que se deba relacionarlo social con lo individual, puesto que ambosson sólo reales en cuanto a que se encuentranintegrados en un sistema que les da sentido.La estructura social impone al individuounos usos y actividades determinados através de sus instituciones (jurídicas,económicas, religiosas...) en un contextohistórico determinado. Por tanto, esnecesario observar el comportamiento delindividuo enmarcado y acuñado en latotalidad social para averiguar su sentido:«un estudio de lo concreto que es por lomismo lo completo» (Mauss, 1979).

En definitiva, a partir de todas estasconstrucciones teóricas que enmarcan y

definen el análisis institucional, Polanyipretenderá dar respuesta al surgimiento dela economía de mercado, analizando elproceso histórico de su constitución, para locual será necesario recuperar el origen de losvalores culturales que fundamentan lainstitución del mercado y cómo se reflejan enlos sujetos y en las estructuras que apoyan suconstrucción. Asimismo, la comprensión ydesvelamiento de este proceso culturalpermitiría considerar las posibles

alternativas históricas y políticas a la formade organizar la sociedad a partir delmercado.

2. Estructuras de pensamiento: sistemasaxiológicos y culturales de construcción delorden social

La economía de mercado, en tanto queforma de integración o configuración social,está basada en unos principios de

organización social determinados, enprincipios culturales, políticos y económicosque crean orden en la sociedad (Pearson).Estos principios se articulan en estructurasde pensamiento que dan sentido a unadeterminada visión sobre los caracteres delos seres humanos y sus relaciones ointeracciones. Para comprender la formaciónhistórica de la economía de mercado esnecesario conocer la estructura depensamiento y los valores en que se basa la

institución del mercado, que impone unadeterminada estructuración de la sociedad(Prieto, 1996). Esta estructura depensamiento queda recogida en la noción delhomo economicus defendida por elindividualismo del análisis económico.

2.1. El individualismo: el homoeconomicus como individuo del mercado

El hombre recreado por el análisiseconómico y, por tanto, el modelo de

comportamiento en una economía demercado está referido a la estructuraaxiológica del individualismo. Aparece así lavaloración de un ser humano individual,libre e igual a los demás humanos, pero cuyovalor social general es que subordina lasnecesidades de la sociedad a sus propiasnecesidades (Dumont, 1982). Esta visiónsupondrá una revolución moderna de losvalores y de la ideología común de unasociedad, en este caso la sociedad ordenada através de la institución del mercado. El sujetoasí privilegiado, tanto en la teoría como en larealidad, es un individuo independiente yautónomo, es decir, no social, que pretendesepararse de las limitaciones del tejido social(Dumont, 1982). De esta forma, esteindividuo está separado de sus relacionessociales, es un ser aislado que, sin embargo,forma parte de un orden natural de las cosasy cuyo eje vital se centrará en la satisfacciónde sus deseos ilimitados (Bilbao, 1996).

Este individuo es una realidad naturalque posee unas características inmanentes a

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su propia naturaleza. La naturaleza delindividuo de esta estructura de pensamientoindividualista se especifica en su tendenciainnata al intercambio, al trueque para lasatisfacción de esos deseos ilimitados. Surgeasí un individuo egoísta que se mueve por

las determinaciones internas del deseo, quedebe vencer cualquier límite que se oponga asu consecución. Para la perspectivaindividualista, la libertad humana consisteen actuar de acuerdo con esa naturalezaegoísta (Schopenhauer, 1993; Bilbao, 1996),que separa lo que sucede al individuo de latotalidad social en que se inscribe. Su únicofin natural es la adquisición ilimitada oindeterminada de bienes por satisfacer undeseo también ilimitado.

De esta forma, en esta concepción delhombre desaparecen las relaciones entrepersonas como fundamento del orden social,puesto que ahora serán las relaciones entre elindividuo y las cosas (que se convierten enobjetos de deseo) las que organicen lasociabilidad humana. Las interacciones entrelos individuos se objetifican, es decir, losindividuos se consideran mutuamente comomedios para la obtención de cosas y no comofines en sí mismos. Esta diferenciación estáen la base de las nociones de«comunidad/asociación» de Tönnies (1992),de «solidaridad mecánica/orgánica» deDurkheim (1992) y en las de«comunación/socialización» de Weber(1986), e incluso en la noción de«fetichización de la mercancía» en Marx(1978).

Asimismo, el individualismo acabaencarnando un prototipo de comportamiento

representado por su homo economicus. Lanaturaleza de este constructo teórico será labúsqueda de su interés individual centradaen la posesión de bienes materiales encompetencia con el resto de los individuos.De esta forma, este enfoque individualistaafirma que en «el origen de los servicioseconómicos que los hombres mutuamente seprestan está la inclinación al trueque,

 justificado por su deseo natural de obtenerganancias» (Lucas, 1994). Por tanto, el

utilitarismo del individualismo creado por elanálisis económico establecía la competenciaentre los seres humanos como el eje

fundamental de organización de la sociedad,todo lo cual obedecía a un orden natural y,por tanto, irrebatible (lo que Polanyidenomina solipsismo económico): susresultados son siempre necesarios y buenos.Ahora bien, el despliegue libre de esta

naturaleza humana tan sólo se puede realizaren el mercado como plasmación de las leyesnaturales que deben regir las relacionessociales (Bilbao, 1996) y que proceden de unaevolución espontánea de las sociedadeshumanas.

El individualismo y su expresión en elhomo economicus que actúa exclusivamenteen búsqueda de una ilimitada adquisición deobjetos de deseo supone la separación de loeconómico de la totalidad social, laconstrucción de un dominio autónomo(Dumont, 1982) autorregulado y basado en elmóvil de ganancia como justificación delcomportamiento de la vida cotidiana. Lofundamental, dirá Polanyi, es que la esferaeconómica, el sustento del hombre, sedesincrustará de la sociedad y subordinará atodas las instituciones de ésta, pasando a serel mercado el organizador de las relacionessociales entre los individuos. En otraspalabras, se sustantiviza el significado formalde lo económico en el que «el “hombreeconómico” era el hombre real y el sistemaeconómico era realmente la sociedad». «Eseindividuo somos nosotros mismos, no hasobrevivido ninguna transformación radical:entronizamos la propiedad privada,escogimos ser individuos posesivos yproductores, volvimos la espalda tanto a latotalidad social como a nuestro vecino»(Dumont, 1982).

Lo que planteará la obra de Polanyi es lanecesidad de explicar cómo surge y seconstruye esta estructura individualista depensamiento y, sobre todo, cómo acabaconstruyendo una realidad en la que losindividuos terminan adquiriendo suscomportamientos utilitaristas. La premisafundamental de Polanyi será que, frente a supretendido carácter natural, el homoeconomicus no es más que resultado de unproceso cultural a explicar, es artificial,

puesto que de nuevo la historia ofreceejemplos de formas diferentes de organizarla sociedad a partir de concepciones

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alternativas del hombre opuestas alindividualismo.

«La economía primitiva no se basaba enel egoísmo, ni en un instinto de intercambio,ni en el estímulo de la ganancia individual. Siel egoísmo es natural, las sociedades salvajes

eran contranatura (unnatural)» (Polanyi,1947). Asimismo, se debe destacar que, entérminos de racionalidad, el homoeconomicus del análisis económico acabaintegrado en un mundo sumamenteidealizado, en el que los individuos actúancon una total información y previsión,adoptando tan sólo decisiones económicasracionales para la maximización de sus fines,sin aparecer en este esquema teórico ningúntipo de limitación cultural; todo lo cual tienepoca relación con el sistema económico real yconcreto, y con las posibilidades ysituaciones en que los individuos actúanrealmente (Kaplan, 1976). La racionalidadcomo optimización aparece así comoindependiente de toda opinión en cualquierlocalización espacial y temporal (Mirowski,1990). Para analizar esa complejidad real yteórica de las supuestas acciones racionales ylas dificultades de un comportamientohumano perfectamente racional, Keynes(1943), Shackle (1976), Izquierdo (1996) yMirowski (1996). Esta nueva concepción delas relaciones humanas encuentra suexpresión formal más precisa y altamenteelaborada en la ciencia económica y en unagran parte de sus investigaciones (Orlèan,1991).

2.2. Sistemas axiológicos y estructurasde pensamiento alternativas: el holismo enlas sociedades sin mercado

Si la tendencia al trueque y a laobtención egoísta del máximo beneficio fueranatural, el homo economicus tendría quehaber sido encontrado en épocas diferentesde la historia. Sin embargo, los estudiossobre historia y antropología económica delpropio Polanyi pretenderán refutar elinmanentismo del individualismo a través dela recuperación de experiencias históricas enlas que las instituciones, las relaciones y

pautas de comportamiento en que lasociedad produce, distribuye y consume losbienes y servicios no tienen nada que ver conel individualismo utilitarista ni con el

significado formal de lo económico (con eleconomizar).

Para Polanyi, frente al móvil de gananciabasado en la competencia entre losindividuos, las instituciones económicas enlas sociedades arcaicas se crean no sólo para

la obtención del sustento, sino, por elcontrario, también para mantener lasolidaridad comunal, excluyendo así elantagonismo del beneficio basado en elegoísmo (es decir, asegurar las relacionespacíficas sobre el sustento basando losintercambios en fines no lucrativos. De estaforma, la vinculación de bienes no se basa enel cálculo utilitario, de beneficio y depérdidas, sino que satisface necesidadesemocionales y estéticas de un orden máselevado: la integración y reproducción social(Frazer, en Malinowski, 1986). Asimismo, laorganización de la vida económica nodepende de interacciones entre individuosaislados en lucha por la maximización delsustento, sino que se garantiza éste paratodos «excluyendo la motivación delbeneficio económico individual en laproducción e intercambio de bienes, que esresultado de comportamientos pautados porun sentimiento generalizado dedesprendimiento y solidaridad» (Lucas,1994): el destino económico individualrespecto del sustento se identifica con eldestino colectivo. Este ejemplo está referido alas comunidades de las islas Trobriand, delPacífico, que sirve para ilustrar unaorganización del sustento y de la sociedad decarácter holista y opuesto al homoeconomicus, rompiendo así con el mito delcomportamiento utilitarista del «salvaje»

primitivo recogido por el análisis económico(Malinowski, 1986).

Polanyi afirma que la economía humanay el sustento del hombre en estas otrassociedades históricas (que van desde lasociedad de Hammurabi y el reino deDahomey a las civilizaciones americanasprecolombinas, de la Grecia clásica a las islasTrobriand...) no tenía su origen en el carácterilimitado de deseos y necesidades del serhumano o en el fenómeno de la escasez, sino

en otro tipo de instituciones no económicas(estatus, magia, vasallaje...) (Polanyi, 1976).En estas sociedades la situación económica

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está entrelazada con múltiples relacionessociales diferentes (Polanyi, 1976), con lo quela esfera económica no es autónoma: sigueincrustada en la sociedad. Los restoscontemporáneos de estas sociedades handesaparecido bajo el formidable efecto de

erosión, mutación o de destrucción radicalconsecuencia de la dominación del sistemacapitalista (Godelier, en Polanyi, Arensberg yPearson, 1976): «Todo ha sido barrido por elchoque con la civilización capitalista:organización social, cultura, modos deproducción material, etc.» (Lucas, 1994).

Este enfoque que recoge la totalidadsocial (y que recordemos es el ejefundamental del análisis institucionalpolanyiano) puede ser denominado,siguiendo a Dumont (1982), como holismo,enfrentándose a las concepciones delindividualismo al valorizar el orden social apartir de la conformidad de cada elemento asu papel en el conjunto social, o, lo que es lomismo, subordinar las necesidades delindividuo a la colectividad. En este ordenprimarían las relaciones entre sujetos y noentre individuos y cosas (Dumont, 1982),todo ello con el objeto de mantener lacohesión de la sociedad (Polanyi, 1976). «Lasolidaridad de la tribu se cimenta en unaorganización de la economía que neutralizalos efectos destructivos del hombre y deldeseo de la ganancia, explotando al máximolas fuerzas de un destino económico común».En el enfoque holista la sociedad no esreductible a una simple agregaciónestadística de los comportamientosindividuales, sino que tiene una identidadespecífica que se sitúa por encima del

individuo y otorga prioridad a finescolectivos, incluyendo fines que coartan losdeseos individuales; la sociedad es unatotalidad orgánica donde todo sujeto estáunido a todo el mundo a través de unacompleja red de relaciones (Orlèan, 1991).

Polanyi ejemplificará este enfoque sobrela naturaleza del individuo y de susrelaciones sociales mediante la recuperaciónde la obra de Aristóteles y su modelizaciónde una noción de individuo opuesta

ontológicamente a la propia noción de homoeconomicus del individualismo. Frente aéste, el individuo aristotélico es un sujeto que

para su sustento adquiere bienes limitados yen cuya actividad tiene en cuenta los deseosy necesidades de los demás, siendo por tantoun sujeto cuyos movimientos de adquisiciónestán determinados por su relación con losdemás, centrada en el mantenimiento de la

integración social, no pretendiéndose unaseparación egoísta de lo que acontece alindividuo de lo que sucede a la totalidad(Bilbao, 1996: 76-81): «la suficiencia no es elvivir solo, sino para los ciudadanos»(Aristóteles, 1989). Por tanto, elcomportamiento de este individuo no se rigepor la competencia o el incentivo deganancia individual, sino por la buenavoluntad o la amistad (philia) respecto a losdemás (Polanyi, 1976), puesto que todos

forman parte de un destino colectivo común,en el que el sustento se concibe como elreconocimiento de un derecho moral depertenencia a una comunidad humana(Dalton, 1968). Por todo ello, Polanyi afirmaque el carácter natural del deseo ilimitado esfalso y que, por tanto, ha sido y podría serposible organizar la sociedad a partir deotros valores sociales.

Polanyi defiende entonces la posibilidad(demostrada históricamente) de construir lasociedad a partir de valores socialesdiferentes. De hecho, pretende rastrear elmovimiento ideológico que provocó latransición de una estructura de pensamientoholista al individualismo sobre el que sefunda la economía de mercado, lo queimplica reconocer que las ideas y valores sonun aspecto fundamental de la vida social(Dumont, 1982).

Asimismo, ambas concepciones difieren

en su consideración o construcción social delvalor económico. La adquisicióndeterminada de bienes en la sociedad holistano se basa en la búsqueda de ganancia, conlo que el intercambio se centra en el valor deuso de los bienes, que, por tanto, deben serequivalentes en su valor para la satisfacciónde necesidades (de ahí la noción de preciosfijos administrados socialmente con base enla equivalencia); esto implica la necesidad devalorar objetivamente los elementos

intercambiables en relación a un precio justo.Por el contrario, la adquisiciónindeterminada o ilimitada del

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individualismo, basado en el egoísmo y eldeseo, se centra en un intercambio basado enel valor de cambio de los objetos, pero esevalor de cambio no puede ser establecidoobjetivamente para establecer susequivalencias, sino que parte de la

subjetividad del deseo de los individuos quebuscan la obtención de un beneficio tambiénsubjetivo en su antagonismo, lo que quedareflejado en un precio fluctuante según ladisparidad de valores que los individuosatribuyen a las mercancías. Por tanto, elcomportamiento en la economía de mercadono es la cobertura de necesidades a través delintercambio de valores equivalentes (basadoen la «amistad social» con los demás), sino laobtención de un beneficio subjetivo (o

plusvalía de deseo) a través del antagonismoy la competencia con los demás (GonzálezLeón, 1996). Para analizar la historia de lateoría del valor del análisis económico desdeuna perspectiva hermenéutica sobre la teoríasocial del valor, Mirowski (1991). Por otrolado, desde una configuración social decarácter holista, el principio básico deorganización social será la virtud, entendidacomo un comportamiento ético referido asatisfacer las expectativas sociales de los

demás en el mantenimiento de la cohesión yarmonía social. Por el contrario, elindividualismo establece el comercio comoelemento sobre el que construir lasociabilidad humana, en la que la virtud sesustituye por los intereses egoístas desatisfacción de deseos, que el individualismosupone tendrá como resultado no intencionalla promoción del bien común (Pascual, 1996).

A partir de todo esto, su obra analizará

cómo los valores ideológicos delindividualismo y su concepción sobre lasupuesta naturaleza humana basados en laficción mercantil del análisis económico,

 junto a su falsa pulsión innata al beneficio,transformarán en un muy breve período detiempo la esencia misma de la sociedadhumana. Lo fundamental será que estaestructura de pensamiento acabaráendurecida en la realidad a través deenormes procesos de inversión material,

ideológica y de conocimiento, y de ampliasmovilizaciones de todo tipo de recursos paraconstruir las estructuras de apoyo que

configurarán la institución del mercado y laestructura de pensamiento en que sefundamentaba.

En definitiva, frente a su supuestocarácter natural, espontáneo y evolutivo,Polanyi opondrá una visión de la economía

de mercado como resultado de una violentainstitucionalización deliberada y artificialbasada en el poder y la coerción: «unaorganización económica extraordinariamenteartificial» (Polanyi, 1989).

3. La institucionalización de laeconomía de mercado: el proceso deconstrucción social de la sociedad demercado

Polanyi analizará la construcción

sociohistórica de la economía de mercado enlo que se considera su obra fundamental, Lagran transformación, que supondrá la basedel resto de sus obras posteriores. Comohemos visto, para este autor, la economía demercado supone una forma de integración yuna construcción del orden socialcaracterísticas de los dos últimos siglos y quesupone una ruptura radical con el modo enque las anteriores sociedades históricashabían obtenido el sustento: «una

civilización única en la historia».

El fundamento sobre el que sedesplegarán los diversos procesos culturales,políticos y de inversión y movilización detodo tipo de recursos está basado en laestructura de pensamiento que hemosdenominado individualismo y analizadaanteriormente. Polanyi considera a estavisión antropológica sobre la naturalezahumana como una utopía que desencadenará

inmensos procesos ideológicos, materiales yde conocimiento para acabar siendoinstalada o moldeada en la realidad. Estautopía individualista y liberal «será elprincipio organizador de una sociedad quese afanaba por crear un sistema de mercado».

La realización de la economía demercado promovida por la utopía liberal sebasará en organizar el sustento de lasociedad a partir del móvil individual de laganancia frente al móvil de la subsistenciacolectiva. La articulación del principio delucro individual se realizará a través de laidea de un sistema de mercados

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autorregulados y gobernadosexclusivamente por precios fluctuantessegún la denominada «ley de la oferta y lademanda» (por el análisis económico y susignificado formal de lo económico). Todoesto supondrá organizar las actividades

diarias de los seres humanos a través demercados basados en el beneficio, lacompetencia y los valores utilitaristas, esdecir, toda la organización social quedasubordinada al propósito de lucro,convirtiéndose así la ganancia económica enun fin absoluto.

Estos mercados se autorregulan por laformación de precios libres, lo que suponeacabar con las regulaciones institucionalesque sobre ellos las formas de integración deotras sociedades habían establecido para laobtención del sustento y la reproducción dela sociedad. En la institución del mercado,todo lo que forma parte del sustento aparececomo una mercancía para su venta yadquisición libre en el mercado, con lo queéste rige el destino de todos los componentesde la vida económica (y extraeconómica)(Prieto, 1996).

De esta forma, las mercancías serán todo

lo producido para el mercado, pero éstetambién regulará otros elementosfundamentales para el sustento y la sociedadcomo el trabajo y la tierra, que originalmenteno son mercancías puesto que no sonproducidas para el mercado, sino para lareproducción de los individuos y lasociedad. Sin embargo, el mercadoautorregulador mercantilizará ambosfactores: mercantilizará la humanidad y lanaturaleza, subordinando así la sustancia de

la sociedad a este nuevo orden deorganización social.

Por todo ello, es fundamental seguir elproceso de mercantilización forzada (Prieto,1996) del trabajo y de la tierra como origende la propia economía de mercado. Respectoal trabajo, su mercantilización se referirá alfomento del hombre para el trabajo en elmercado a través de la destrucción de losvínculos sociales que anteriormente evitaban

su integración y disposición en el mercado.De esta forma, a la socialización del impulsode la ganancia como fin último se añadió un

impulso más ineludible: el incentivo deevitar el hambre. Para que el hambreobligara a los sujetos a integrarse en elmercado era necesario separarles de susmedios de subsistencia, o, lo que es lomismo, forzarles a obtener su sustento sólo a

través del propio mercado34. En este procesose separará súbita y violentamente a grandesmasas humanas de sus medios desubsistencia a través de la expropiación de lapropiedad de sus tierras (y de las tierrascomunales de sustento colectivo).

Tras esta expropiación, aquellos que semantenían mediante el suelo que cultivabannecesitarán ganarse el sustento trabajandopara otros (Gaudemar, 1989) y viéndoseobligados a integrarse en el mercado parasatisfacer sus necesidades (Marx, 1978) Estemovimiento establecerá como elementos deorganización social el incentivo del hambre ydel beneficio. Asimismo, la mercantilizaciónde la naturaleza supondría eliminar loslímites a su explotación sin tener en cuentasu posible destrucción en relación a laproducción de sustento (alimentos ymaterias primas).

La instauración de la institución del

mercado supuso, por tanto, latransformación de la esencia de la sociedadhumana a través de una ruptura violenta delas condiciones de integración socialprecedentes. Todo ello condujo a que lasociedad fuera gestionada en tanto queauxiliar del mercado puesto que todoquedará incluido en su funcionamiento.

Ahora bien, como hemos visto al analizarlas bases teóricas de las propuestas dePolanyi, la economía de mercado entendidacomo una forma de integracióninstitucionalizada requiere el establecimientode estructuras de apoyo sin las que nohubiera sido posible su constitución(legislaciones, instituciones, códigos,escuelas, metrologías y conocimientos...). Lainversión en formas y la movilización derecursos para la destrucción masiva yviolenta de las bases tradicionales de lasociedad, para la creación de un mercado

autorregulado, requirió la participación delpoder político del Estado para crear ymantener el experimento utópico del

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liberalismo; por todo ello, lainstitucionalización del laissez-faire tendráun origen estatal para desarrollar en larealidad las teorías del individualismoliberal, lo que se conseguirá a través de uncontinuo intervencionismo de la autoridad

central: en definitiva, los defensores delliberalismo recurren al Estado para crear ymantener el laissez-faire.

Aparece así claramente no sólo elcarácter artificial de la economía de mercado,sino su base política, es decir, suestablecimiento a través de procesos políticoscentrados en el uso del poder de formaviolenta para la creación de las estructurasque permitieron organizar la sociedad y elsustento del hombre alrededor de lainstitución del mercado. Por tanto, laeconomía de mercado y su expresión formalen el análisis económico tienen su origen enla política y la lucha por el poder para laaplicación pragmática de sus postulados: deahí que su artificialidad dé lugar a unaeconomía política.

Todos estos procesos históricos implicanque «el homo economicus, lejos de ser elnúcleo fundamental y originario de la

naturaleza humana, fuera el resultadohistórico de una violentainstitucionalización» (Lucas, 1994). Ahorabien, esta institucionalización requiere lasocialización de prácticas en los sujetos demanera que acaben no sólo integrados en elmercado autorregulado, sino que semantengan en él, lo que da lugar a lanecesidad de un continuo y sostenidoesfuerzo político de disciplinamiento yvigilancia para imponer su legitimación e

interiorización (Prieto, 1996).Por tanto, Polanyi realiza una

arqueología tanto de las bases axiológicas delindividualismo como de sus prácticas en larealidad, con lo que se desvela laconstrucción de la economía de mercadocomo modelación en la realidad de esosvalores que comenzarán a darle sentido. Aeste respecto, toda alternativa a la economíade mercado requiere, por tanto, una crítica

teórica sobre la que fundamentar susprácticas; así es como se puede considerar yentender la obra de Polanyi.

A través de La gran transformacióncomprobamos cómo la utopía liberal eindividualista acaba por hacerse realidad, esdecir, es una hipótesis que acabócumpliéndose a sí misma mediante losprocesos de institucionalización cultural y

política que acabamos de recoger: «ningunaconcepción errónea del pasado se revelónunca como una mejor profecía sobre elfuturo».

La institución del mercado a partir de lacual se organizará la economía dio lugar aldesarrollo de una sociedad embutida en esemecanismo, es decir, provocó el surgimientode una sociedad de mercado, que Polanyiejemplificará empíricamente en la sociedadeuropea occidental del siglo XIX. El ideal dela utopía acabó creando realidad y acuñandoel estilo de vida de los individuos mediantesu socialización en una cultura completa,identificada en la imagen del hombre y lasociedad del individualismo45. Frente a lasotras formas de integración en que la esferaeconómica estaba incrustada en lo social, lanueva sociedad de mercado conllevará laautonomía de lo económico; sin embargo,esto no significa que la economía se separede la sociedad, sino, por el contrario, que éstay todas sus esferas acaban subsumidas en lalógica del mercado: la sociedad semercantiliza.

La creación histórica de esta sociedadsupondrá, para Polanyi, fomentar laaniquilación de la sustancia humana y lanaturaleza de la sociedad a través de ladestrucción del anterior tejido social. Todoello provocó la dislocación catastrófica de lavida del pueblo, su pauperización y

disciplinamiento violento, el desgarro de lasociedad: «permitir que el mercado dirija ydecida la suerte de los seres humanosconduce a la destrucción de la sociedad». Elcambio cultural en las formas de vida quesupuso esta organización social desgajó al serhumano de sus raíces y de un entorno consentido, desplazándole a nuevos espaciosdonde sólo podrá trabajar míseramente através de la sanción física del hambre. Lasociedad de mercado, y la revolución

industrial que desencadenó, produjo ladesintegración cultural de las víctimas, desus instituciones sociales y de sus formas de

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integración. En definitiva, «el edificio de laeconomía clásica supuso el más formidablede los instrumentos conceptuales dedestrucción».

Finalmente, Polanyi recoge la oposiciónsocial que el proceso de instauración de la

sociedad de mercado provocó en el tejidosocial, es decir, un contramovimiento deprotección de la sociedad frente al mercado.Esto suponía el surgimiento de conjuntos deideas o de estructuras de pensamientoalternativas al mundo del mercadoautorregulado. Estas nuevas estructuraspretenderán durante las primeras décadasdel siglo XX una nueva acción deautodefensa que impidiera el establecimientodel mercado a través de la intervención en sulibre funcionamiento.

Esto supone, por tanto, crear visionessobre la sociedad y el ser humano que sereferirían a posibles nuevas formas deintegración que aseguraran la protección dela sociedad. Básicamente, estos procesos deautoprotección llevarán finalmente a laarticulación de alternativas teóricas, perosobre todo políticas, que intervendrán en lasociedad de mercado para mantener las

exigencias de la integración social (e fascismoy el socialismo supusieron fuerzasfundamentales en la transformacióninstitucional que acabó con la economía demercado del siglo XIX). De nuevo,estructuras de pensamiento pusieron enmarcha procesos políticos de inversión ymovilización de recursos para reorganizar lasociedad, al igual que anteriormente habíahecho la utopía liberal. Estas nuevasestructuras fueron fundamentalmente el

keynesianismo y el New Deal, la revoluciónsoviética, pero también el fascismo (elfascismo supondrá una reforma de laeconomía de mercado, extirpando todas lasinstituciones democráticas y forzandoprocesos de resocialización por métodoscientíficos de tortura para mantener elmercado y evitar y reprimir las alternativaspolíticas a su funcionamiento, básicamentelas del movimiento obrero. Elestablecimiento de estas nuevas políticas y

de sus instituciones provocará que «lacivilización del siglo XIX fuera destruida porlas diversas medidas adoptadas por la

sociedad para no verse aniquilada por laacción del mercado autorregulador» (seráprecisamente a los resultados de las políticasde estas estructuras de autoprotección de lasociedad a los que Polanyi denominará «grantransformación», y no a la constitución de la

propia sociedad de mercado). De nuevo,unos procesos basados en el pensamiento yel conocimiento para la acción política.

4. Una visión política de Polanyi: de lacrítica epistemológica a la acción política

Estos movimientos de defensa fueronfinalmente articuladores de nuevas medidaspolíticas también de movilización derecursos y procesos que provocaron latransformación institucional de la sociedad

de mercado, actuando y regulando sobre estainstitución como forma de organizar lasociedad. Será fundamentalmente durantelos años treinta de este siglo cuando seproduzca la gran transformación, es decir,una nueva revolución de los valores queactuará contra las ideas sobre las que seconstruyó la propia sociedad de mercado. Lacapacidad de esas nuevas estructuras depensamiento para la acción política llevará alfin de la ficción mercantil: «la civilización del

siglo XIX se ha derrumbado». Suintervención política supuso, por tanto, unanueva forma de unir la sociedad, una nuevaforma de integración institucional delsustento del hombre.

Por tanto, la política recuperará su papelde constructor moral de la sociedad, quehabía perdido en la sociedad de mercado alquedar reducida a una administración de lascosas dentro de un mundo ordenado por lasleyes del mercado (Bilbao, 1996), que,recuérdese, son naturales: «las leyes delcomercio son las leyes de la naturaleza y, porconsiguiente, las leyes de Dios», con lo que laintervención política tan sólo requería aplicary respetar esas leyes del mercado. Frente aesto, esas nuevas estructuras ideológicasconcebirán el uso del poder político comouna intervención para evitar los resultadosde la aplicación de esas leyes; por ello, elpoder político optará por la regulación de la

vida económica para evitar la desintegraciónsocial.

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Todo ello supondrá recuperar una visiónsobre las relaciones humanas de carácterholista centrada en «el sacrificio de losintereses particulares al interés general»(Durkheim, 1992). La reglamentación de laesfera económica evitará que el resto de las

esferas sociales se subsuman a ella(Durkheim, 1987).

Como consecuencia de la llegada alpoder de estas estructuras de pensamiento seproducirán procesos de creación de nuevasinstituciones para la producción, distribucióny consumo del sustento. Estas formas deintegración o de regulación social secentrarán en la limitación o supresión de laeconomía de mercado o, en otros términos,en la desmercantilización de las relacionessociales. Su plasmación práctica opragmática irá desde el derecho social y deltrabajo al Estado del Bienestar a través delkeynesianismo, y a los planes quinquenalesde las estructuras políticas con origen en larevolución soviética, cuyo modo deproducción burocrático sin mercadoconstituirá una forma de integración de lasociedad alternativa no sólo a la sociedad demercado, sino a la del propio keynesianismo.En ambas formas de integraciónreaparecerán la redistribución y lareciprocidad como elementosinstitucionalizados de regulación social queestablecerían de nuevo prácticas socializadasen el comportamiento de los sujetos.

La crítica epistemológica a la que Polanyisomete al análisis económico, y a losfundamentos ideológicos de la economía demercado a través de los conceptos de suanálisis institucional, cobra únicamente

sentido desde una perspectiva política, esdecir, como base para la accióntransformadora de la realidad; en este caso,como alternativa teórica y política a lasociedad de mercado. Por tanto, la acciónpolítica requiere una crítica teórica: «elsentido de recuperar la preeminencia de lasociedad y de la política sobre la economíaha de pasar necesariamente por la crítica dela ciencia económica como tal» (Prieto, 1996).Por todo ello, «el significado profundo y el

tema unificador de su obra está en la esferade la filosofía social y política» (Pearson).

Como se señalaba en la presentación, tansólo dentro de este marco de intencionalidadpolítica, Polanyi creerá pertinente realizar uninmenso esfuerzo para rastrear los orígenesde la economía formal convertida ensociedad de mercado. Su esfuerzo pretende

contribuir a la resolución de los problemasbásicos a que se enfrenta la humanidadcontemporánea y cuyos ejes fundamentalessitúa en las posibilidadeslibertad/centralización einiciativa/planificación, que, como vemos,siguen siendo los elementos que impregnanel debate político y social en la actualidad,más de tres décadas después de la muerte dePolanyi (1964). Para éste, su obra tiene unobjetivo: «ensanchar nuestra libertad de

modificaciones creativas y por ende mejorarnuestras posibilidades de supervivencia», asícomo cambiar el eje económico a uno moraly político.

A través de su reflexión teórica yempírica pretenderá impulsar el cambiodeliberado de las instituciones humanas pararestablecer los ideales de la justicia, la ley y lalibertad mediante la recuperación de unacultura política que permita establecer finesal margen de la economía de mercado y suadministrativismo de las cosas, lo queconlleva recuperar el papel de lasinstituciones políticas en el establecimientode esos fines, los cuales deben pretender quela tecnología industrial para la obtención desustento sirva a las necesidades de lacomunidad humana (Dalton, 1968).

A partir de su obra, Polanyi plantearáuna serie de principios de acción política quepermitan dar respuesta a los referidos

problemas de la humanidad a partir de unanueva estructura de pensamiento que supere«nuestra obsoleta mentalidad de mercado»(Polanyi, 1947). Tan sólo «la supresión de laeconomía de mercado acabará con laexplotación de unos sobre otros, con lasganancias sin servicio a la comunidad, conun uso de las tecnologías que no producebeneficios públicos y con la obtención debeneficios mediante las calamidades de losdemás» (Polanyi, 1947). Solicitará Polanyi,

por tanto, una vuelta a una economíasocialmente incrustada que no empobrezca alos individuos, incluso «al precio de una

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sociedad tecnológicamente menos eficiente»(Polanyi, 1947), todo lo cual requiere unpoder central organizado que regule laeconomía de mercado.

Ahora bien, el propio Polanyi rechazaalgo que sus críticos le reprochan, su

supuesto romanticismo respecto al altruismoy la solidaridad de unos idealizados«primitivos» (Kaplan, 1976), afirmando queuna vuelta a los ideales del pasado no puedeenseñar el camino (Polanyi, 1947), nitampoco una huida hacia una nueva eraneolítica. El camino tan sólo podráencontrarse reconociendo que la economíade mercado ha venido para quedarse demanera irreversible, pero buscando formasalternativas para su organización a través deun cambio dirigido para la conservación delbienestar colectivo.

Frente a los que suponen eseromanticismo antimercado en Polanyi, éstevuelve a demostrar la complejidad de suanálisis al afirmar que la sociedad demercado, sin embargo, posee libertades queson positivas, como la libertad depensamiento, de conciencia, de reunión, etc.(esta ambivalencia respecto a la positividad

de las libertades del individualismo liberalaparece también en Simmel, el cual destacaque la modernidad -relacionada con eldesarrollo de la economía de mercado- hapermitido la liberación de los individuos delas relaciones sociales comunitarias quecoartaban su comportamiento), peroenfatizando que las garantías institucionalesde la libertad personal son compatibles concualquier sistema económico: «creemosfirmemente en el progreso y las libertades,

pero también en alcanzar un nivel deintegración humana que comprenda laeconomía sin dejarse absorber por ella»(Polanyi, Arensberg y Pearson, 1976). Estaslibertades sólo podrán ser realmentesocializadas para conseguir más libertadpara todos a través de la regulación social dela economía.

Finalmente, Polanyi planteará que «enuna verdaderamente democrática sociedad el

problema de la industria se resolveríamediante la intervención de los productoresy los consumidores, lo que mantendría su

libertad» (Polanyi, 1947). Todo ello requiereuna nueva forma, o una nueva estructura depensamiento, de ver a los seres humanos y ala sociedad, distinta de la heredada por laeconomía del mercado.

Conclusión

La estructura de pensamiento recogidaen la obra de Karl Polanyi es una de lasaportaciones que permitirá reflexionar sobrela sociedad actual a través de la articulaciónde una pertinente, exhaustiva y elaboradacrítica epistemológica que sólo podrá tenersentido como una crítica política con efectosen la realidad y con una inversión en formasde reconstruir el orden social. En definitiva,un pensamiento para la acción

transformadora que es sumamente relevanteen una situación en que los principios delindividualismo que fundamentan laeconomía de mercado vuelven a convertirseen pensamiento y acción política hegemónicacreadora de realidad.

Polanyi desarrollará todo un enfoqueteórico y metodológico institucionalista quepermite comprender el proceso deconstrucción de la economía de mercado,cuyos principios de articulación siempreaparecen como evidentes y sin necesidad deser explicados. El desvelamiento del origen yde los fundamentos de esos principiospermitirá a Polanyi, a través de suselaboraciones conceptuales (economíaformal/sustantiva, formas de integración,holismo...), orientar su crítica al pensamientoeconómico hacia una perspectiva políticacentrada en afirmar la necesidad de rechazary transformar la economía de mercado através de la construcción de un orden socialbasado en principios diferentes y opuestos aaquellos sobre los que ésta se sustenta.

Por tanto, el trabajo intelectual dePolanyi sólo adquiere sentido desde unaperspectiva política, desde un enfoquecentrado en la elaboración de unpensamiento para la acción.

© Universidad Complutense de Madrid

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Por la independenciaeconómica de Europa _________________________________ 

Guillaume Faye

Desde la aparición de la crisis energéticay del desempleo, el librecambismo, en tornoal que giran no sólo los ultraliberales, sinotambién los social-democrátas, ha sidofuertemente criticado. Nadie hasta elmomento se había atrevido a cuestinar eldogma de que una economía mercantil,incluso estatalizada, debía de tener interés endesarrollar un mercado mundial, con el finde reducir sus costes y dar salida a susproductos a través de una “divisióninternacional del trabajo”.

Hoy en día, estas tesis han sidoampliamente rebasadas, y el entusiasmo conque los “nuevos economistas” las defienden,al denunciar los “peligros” de un nuevo

proteccionismo, significa quizás quecombaten ya en retirada. En efecto, por unaparte, los países del Tercer Mundo intentansustraerse a la división internacional deltrabajo puesta en marcha por el Occidenteliberal; por otra, en la propia Europa, sealzan numerosas y prestigiosas voces,criticando el modelo de librecambio. Ennombre de tres argumentos: el riesgo de unadesindustrialización europea, generadora deparo obrero; el predominio de Estados

Unidos, Japón y de las empresasmultinacionales sobre nuestra economía y elpeligro de colonización cultural y dedependencia económica que supone unaorganización planetaria de mercado.

Dos economistas acreditados acaban deaportar a este crítica de librecambismo elpeso de su competencia: el primero es AndréGrjebine, profesor del Institudo de EstudiosPolíticos de Paría, que ha publicado La nueva

economía internacional. El segundo es FrançoisPerroux, cuyo libro se titula Por una nuevaeconomía de desarrollo. Ambos autores se

inclinan por una fórmula moderna y abiertade “autarquía de grandes espacios”, querecuerda en muchos puntos a las tesisexpresadas desde 1979 por la NuevaDerecha.

La autarquía, conforme a su etimologjía

griega, no designa el repliegue, sino laindependencia económica de uno o de variosestados. Aunque Grjebine rehúsa empleareste término, es esto mismo lo que, sinembargo, concibe, en estricta teoríaeconómica, con su vocablo de “desarrolloautoconcéntrico”. En realidad, preconiza unaautarquía de “expansión”, que permitecontrolar los intercambios, y que se opone endefinitiva tanto a la autarquía de “repliegue”del colbertismo o de los regímenestotalitarios, en los que se rechazan losintercambios, como al liberalismo comercial,que se subordina a éstos.

El liberalismo internacional se ha vueltopara Gjrebine inaplicable desde los años 70[del siglo pasado], ya que reposa sobre lapeligrosa idea de que el aumento del preciode las materias energéticas importadas nosobliga siempre a exportar más y a“reconvertir” nuestra industria. Ahora bien,

no sólo el precio del petróleo puede bajar,sino que esta reconversión implica ladesindustrialización, causante del paro,estratégicamente peligrosa y derrochadorade exportaciones de tecnología a futuroscompetidores. Por otra parte, la carestía delas materias primas importadas limitanuestras inversiones, lo que desmiente lanecesidad de exportar mucho para pagarnuestras necesidades energéticas. Además, senos escapa una variable exterior: las alzas

brutales en la cotización de las materiasprimas, debidas a los saltos de humorpolíticos. En el mismo momento en que seproduce tal alza, el frágil equilibrio exterior,duramente obtenido, se derrumba: la salidade divisas paraliza la inversión y relanza lainflación. Incluso “la moneda de pago”exterior preconizada por los librecambistas,es decir, las exportaciones industriales, escada vez más difícil de sacar. Además,¿quién nos dice que se seguirán solicitando

en un futuro próximo nuestros productosmanufacturados, nuestras fábricas “llave enmano”? Ya la India, Corea y Taiwan, no

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solamente le hacen la competencia a nuestrosproveedores de petróleo, sino que tambiénnos la hacen a nosotros en nuestro propiomercado. ¿Cuál sería entonces el margen demaniobra estratégica de un continentealimentado con petróleo del Sur, gas del Este

y soja del Oeste? Asimismo, la importaciónmasiva de materias primas y energía,defendida en nombre de una falsarentabilidad a corto plazo, se muestradesastrosa. “Todos los países que practicanuna política similar, apunta Grjebine, vencómo se agrava su situación. El desempleoaumenta, la inflación persiste y el equilibrioexterior queda seriamente comprometido”.Es necesario crear “una nueva políticaeconómica”. Grjebine precisa: “Los países

europeos deberían lanzar un plancomunitario de gran envergadura, con vistasa incrementar en un breve plazo suautonomía. La reconversión industrialtendría por objeto, no una especializacióntodavía más estrecha, sino todo lo contrario,un desarrollo más autoconcéntrico deEuropa, priviligiando la demandadoméstica”.

Y esto es factible. Con sus [500] millonesde habitantes, Europa posee un formidablemercado interior, que inteligentementeadministrado, podría dar lugar a un fuertedinamismo competitivo. El argumento de la“esclerosis” económica aducido por los“nuevos economistas” no es válido. Laesclerosis es la que hoy en día nos impone laeconomía multinacional, cuyos mecanismosestán trucados en realidad por los efectos demonopolío de las firmas gigantes, laspresiones políticas americanas y las

especulaciones del mercado monetariointernacional. Por otra parte, no debemosolvidar que los propios Estados Unidos hanvivido en autarquía de expansión hasta 1975:su comercio exterior no representaba másque el 5% de su PNB. Hoy en día, añoran esaetapa, muy diferente de la recesión actual.

Para estimular la demanda interior esnecesario imponer políticamente a lasindustrias y a los gobiernos la compra deproductos europeos, aunque sean un poco

más caros, y practicar un proteccionaismosectorial. Las escasísimas pérdidaseconómicas que conlleva a corto plazo tal

estrategia de “demanda pública orientada”quedarían ampliamente compensadas por suefecto de “tracción” sobre toda la economíaen un plazo breve.

Es lo que ha puesto en práctica el Japónpara lanzar su electrónica: en un primer

momento los industriales se han abastecidode productos japoneses, incluso más caros; laindustria electrónica, estimulada por estedumping, creador de competencia interna, hapodido luego rápidamente abaratar loscostes y mejorar la calidad. Después de laprotección viene la ofensiva. El resultado deesta estrategia es manifiesto: la electrónica

 japonesa copa todos los mercados.

Sin embargo, la adopción de tales

estrategias en Europa supone la admisión deuna idea revolucionaria para nuestroseconomistas: la intervención del Estado debede ser política y no burocrática; hay queestimular a los productores, pero nosuplantarlos o machacarlos a impuestos.Actualmente se “nacionaliza”, pero no seobliga a los bancos estatales, ni a lasempresas públicas a tener uncomportamiento europeo preferente.Compran material IBM y piden prestados

aurodólares. Están “estatalizados”, perosiguen siendo mercantilistas. En el modelode desarrollo autoconcéntrico, por elcontrario, la industria puede ser a la vezprivada y nacional. Dicho de otro modo,construir una “economía al servicio de lanación”, es velar para que el tejido industrialnacional (o europeo) dependa menos de lasfirmas transatlánticas que nuestros actualesgrupos nacionalizados, que no dudan envender sus activos a los americanos para

financiar las indemnizaciones a losaccionistas.

En el plano de la independenciamonetaria, Grjebine se pronuncia a favor dela creación de un auténtico sistemamonetario europeo, independiente delmercado mundial de capitales y del dólar. Esnecesario, por lo atnto, relanzar el [euro] …El Fondo Europeo de Cooperación Monetaria(FECOM), ya existente, podría sustituir al

FMI para financiar operaciones destinadas aaumentar la autonomía de los paíseseuropeos. Por ejemplo: grandes programas

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de energías nuevas y autogeneradas, hechasposible gracias a la técnica moderna, como lanuclear de fusión. Semejantes programas,indica Grjebine, que desmitifica elmonetarismo y la inflación, podrían serlanzados incluso por un solo país, mientras

los demás quedan a la expectativa. ¿Cómo?Financiando, por medio de un déficitpresupuestario masivo y una creaciónmonetaria controlada, un plan de autonomíaenergética y un programa de relanzamientoindustrial que empezaría por encargospúblicos y ayudas a la inversión interior.

El déficit y la inflación no serían más queprovisionales. En realidad, la inflación no esnociva más que cuando es improductiva(gastos de asistencia o compra de petróleo);pero una inflación de relanzamiento podríaser dinamizadora. Las empresas seinteresarían, puesto que sus libretas depedidos rebosarían, y no estaríanendeudadas, al contrario de lo que pasa conla actual inflación que incrementa susgravámenes. Esta fue la política seguida porel Japón, que tiene ahora una de las tasas deinflación más bajas.

Estas ideas, tercera vía entre el “retro-

liberalismo” de Margaret Thatcher o deRonald Reagan y el “retro-marxismo” delEstado dinosaurio de los socialistasfranceses, reposan sobre una noción desentido común: una economía depende de lacalidad y de la cantidad de “trabajonacional”, es decir, del producto industrialbruto interior.

La inflación productiva, creadora deinversión, es pronto reabsorbida (sobre todosi el mercado está protegido de “fugas”),simplemente porque es la producción la quecrea la moneda y no al revés, como parecencreer Raymon Barre y Jacques Delors.

En efecto, la inflación provisionalresultante de una política de inversionesvoluntarista es suficientemente compensadapor los efectos conjugados de unrelanzamiento interior y de una disminuciónde los gastos energéticos exteriores. Lasdivisas que actualmente salen de Europa

para comprar materias primas o productosextranjeros sustituibles, serían reinyectadasen nuestro propio aparato productivo, que

de esta forma pasaría a ser exportador. Enconsecuencia, el objetivo primordial deldesarrollo autoconcéntrico es la constituciónde una economía europea ofensiva dirigidacontra el orden económico americano-occidental, privándole de su mercado

europeo e incitando al Tercer Mundo areconquistar su espacio económico. Es conobjeto de alcanzar una auténticadescolonización que François Perroux utiliza,aunque en este caso para los países en víasde desarrollo, el modelo de la autarquía delos grandes espacios.

El orden económico internacional segúnla idea de “nuevo desarrollo” que prevé, escada vez más apreciado por los economistasdel Tercer Mundo, y se fundamenta ensólidas investigaciones econométricas querechazan la noción de economíainternacional del liberalismo y del marxismo.François Perroux parte de una crítica deligualitarismo de los agentes económicos y dela confusión entre lo económico y lo político.“Nos hallamos frente a una construcciónteórica, escribe, donde la política y laeconomís son indistinguibles, y en la que (…)se superponen las funciones del Estado y lasdel mercado. La sociedad de mercado o pseudo-market-society es una sociedad sinpoder –la anarquía en sentido etimológico”.Para enmascarar las relaciones dedominación, la filosofía del librecambismorecurre al orden natural de los derechoshumanos y presenta el intercambioeconómico como “el encuentroespontáneamente irénico y fecundo deátomos movidos por una ley de lanaturaleza, o de sosias cooperando

espontáneamente”. “Por su obsesiónmercantilista, su despersonalización de lasrelaciones entre los seres humanos, supublicidad agobiante y su búsqueda de laganancia monetaria a toda costa –incluida laespeculación financiera- añade FrançoisPerroux, el mercado y el capitalismo tiendena desestabilizar las normas culturales y areificar los espíritus. Por no hablar de toda lacorrupción que engendran en las relacionesentre administración pública e intereses

privados”. El mercado mundial, no sólosuprime la soberanía de los Estados jóvenes,sino que también los “decultura” a través de

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su modelo de consumo occidental. Así pues,para Perroux, lo cultural debe preceder a loeconómico: “Cada hombre, escribe, y más enparticular cada sociedad humana, buscadarle sentido a su destino: esto es locultural”, y precisa: “La cultura es un

conjunto de valores que dan cohesión a ungrupo (…); es suficiente afirmar que larelación cultural es un desafío al cálculo ymás concretamente al cálculo económico”.Así pues, prosigue, “en Occidente, laactividad económica se ha distanciadopeligrosamente de los valores culturales,proclamados insistentemente, pero novividos …”.

Esta “deculturación” encuentra sulegitimidad en el mito del progreso. Perocomo señala Perroux “los pueblosdesfavorecidos han tomado conciencia delengaño del que han sido vícitimas,aceptando pasivamente nociones que lesvenían impuestas por Occidente, y que sóloservían a los intereses de éste. Entre estasnociones, se encuentra el igualitarismo de laeconomía pura, que para establecerse notiene necesidad más que del mercado y de suespacio supuestamente homogéneo, endonde intervienen individuospretendidamente semejantes e iguales”;también encontramos la idea de desarrollo ala occidental, que ha conducido realmente “asometer a las poblaciones al dictado delprecio mundial, al protectorado bajo unapotencia extranjera (…) y a empobrecerlas almismo tiempo”.

Pero este “progreso” y este “desarrollo”de una economía planetaria han destruidotambién el hábitat humano. Este no es otro,

para Perroux, que el marco de la naciónsoberana. “El orden del mercado, comenta,elimina la realidad nacional y (…) crea laseparación asbsoluta de lo económico y de lopolítico”, a fin de neutralizar y de confinareste último en manos de los “especialistas dela  political sciencie, que definen el ordenpúblico mundial, como aquél que asegura ellibre funcionamiento del mercado”. De estaforma, la política que es por naturaleza“jerarquizante” se convierte en

“anarquizante”: todas las naciones soniguales y equivalentes, sometidas al mismoderecho pacifista y humanitario, cuyo objeto

es, en realidad, ratificar “la ausencia de jerarquía, salvo la de los poderesadquisitivos”.

El instrumento de este proyecto es elcomercio internacional, en todas sus facetas.“La estructura de los países en vías de

desarrollo por lo que respecta al comercioexterior, escribe Perroux, les supedita alextranjero. Su desarrollo es extravertido alrecibir inversiones directas, lo que entraña ladesviación de su comercio y los expone a unprogreso de descapitalización: el flujo decapitales exportados por las empresasextranjeras sobrepasa al de los recibidos”. Deello se deduce una pérdida de sustanciaeconómica, de la que la emigraciónconstituye un ejemplo (y en Europa la fugade cerebros). El librecambio ejerce porconsiguiente una influencia estructural sobrelas economías nacionales de Europa y delTercer Mundo. Sus producciones son“estructuradas” y dirigidas desde el exterior,conforme a finalidades que no son lasnecesidades culturales, humanas o políticasde las poblaciones locales. Pero hoy en día,los islotes hiperindustrializados quepermiten a los expertos de la OCDE y a losnuevos economistas hablar de “alza de losniveles de vida en términos monetarios”, nologran disimular la depauperación la“deculturación” de grandes masas.

Para terminar con este cosmopolitismomercantil, ya sea “socialista” o “liberal”, esnecesario construir una nueva economíabasada en la “búsqueda de la compatibilidadentre la necesidad de cooperar con elextranjero y la exigencia de un desarrolloautónomo”. Ésta debe asentarse sobre la

capacidad de decisión de los poderesnacionales. “El poder público, señalaPerroux, es un decisor, un actor y no unaparato inerte; emana de la nación eimpregna a ésta en todos sus aspectos. Lanación es un actor, no es un objeto”.

Por lo tanto, “para los países en vías dedesarrollo, la defensa de los intereses y lasalvaguardia de la dignidad de las personaspasan por la nación”. “Las naciones (…)

añade, por muy pobres que sean, buscan suautonomía en la interdependencia que lasune desigualmente a otras”. Para hacer

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fracasar “el dominio de los grandes y lasmultinacionales” que violan sus fronteras,deben coaligarse las naciones en bloquesemparentados que sean “vastos subsistemasestructurales”, comercial e industrialmenteauto-concéntricos y regulados por un “orden

político”. Perroux se refiere, en definitiva, ala constitución de imperios federales, queharían coincidir espacios políticos, espacioseconómicos y espacios financieros,agrupando a naciones económica yculturalmente próximas.

Ahora bien, semejantes “espaciosautónomos” están a punto de constituirse.Los intercambios industriales (Sur-Sur)progresan másrápidamente que el comerciopropiamente occidental. La India, porejemplo, exporta su tecnología a otros paísesdel Tercer Mundo, y los países “talleres” delsudeste asiático están a punto de constituircon el Japón una esfera nueva decoprosperidad industrial y tecnológica,original y autónoma.

Proponiendo este modelo de autarquíaregional, François Perroux interpreta a sumanera la fórmula de la UNESCO que defineel objetivo moral del “desarrollo” como la

“dinamización de la sociedad en su propioser”. Esta dinamización segnifica para él elsostenimiento de las aspiraciones nacionales,y no del bienestar individualista. Lafinalidad del desarrollo “no es otra, precisaPerroux, que la liberación de un pueblorespecto del extranjero”. Y añade: “unanación es un pueblo que crece”. El objetivodel crecimiento del nivel de vida individual,en términos occidentales, no es para él un“objetivo necesariamente compatible con la

independencia nacional”. Y precisa: “Lahistoria registra numerosos casos, en dondeel “bienestar”, el confort de un pueblo, sehan adquirido por la aceptación de suservidumbre o de su subordinación”.

¿Cómo puede ayudar Europainteligentemente a la constitución deespacios económicos en el Tercer Mundo?Proporcionando una ayuda cuya finalidadsea totalmente diferente de las asistencias

americanas [o soviéticas]. Desarrollar losproductos locales, crear mercados regionalesde absorción de los productos locales, dejar

de comprar al Tercer Mundo una energía quenosotros podemos generar, incitarles arevitalizar su agricultura y a no importarproductos de consumo extranjeros, tal podríaser el género de ayuda europeo. Nuestrointerés frente a la economía multinacional es

común. Europa sacaría ventajas políticas ygeo-estratégicas considerables si ayudase aconstruir en el Tercer Mundo espacios semi-autárquicos realmente descolonizados.

Imaginémonos una Europa organizadacomo un gran espacio autónomo, al margende la influencia occidental y americana, quecoopera con “imperios” económicos ypolíticos, todos “diferentes” pero“solidarios”.

Aquí reside, sin duda, la opción máslúcida y justa.

Más que al desprecio, a lacondescendencia o a la compasiónhumanitaria por los pueblos del Sur, es haciauna gran alianza histórica con ellos a lo queEuropa debe tender. Más pronto o más tardese rebelarán contra el sistema occidental.Cuando llegue ese momento, que no se nosconfunda con este último. Vayamos a lacabeza de la rebelión. Tenemos el mismoenemigo. Este debe ser el diálogo ofensivo delos pueblos, el verdadero diálogo Norte-Sur.

© Alain de Benoist, Guillaume Faye. Las ideasde la “Nueva Derecha”. Una respuesta alColonialismo cultural. Introducción de CarlosPinedo. Ed. Nuevo Arte Thor, Barcelona,1986.

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¿Decrecimiento obarbarie?

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Serge Latouche

Conferencia: El modelo económicoactual conduce directamente al desastre

La conferencia de Latouche se centra enexplicar el sentido de su teoría del

decrecimiento, que ha expuesto ennumerosos libros y escritos, especialmente enel artículo ‘Por una sociedad endecrecimiento’, publicado en Le MondeDiplomatique en el año 2003. Latouche hasido reconocido por sus trabajos enantropología económica y ha dirigido sucrítica a la ortodoxia en los planteamientosde la teoría económica actual.

Las preguntas clave

En una sala completamente llena,Latouche iniciaó su intervención citando aWoody Allen, en referencia a las trespreguntas clave para la humanidadformuladas por el cineasta: ¿de dóndevenimos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿qué haypara cenar hoy? Una metáfora con humor,que ha querido hacer suya por introduciruna visión extremamente crítica del mundoactual.

Respeto a la primera pregunta ha dichoque venimos de una sociedad en la cual elcrecimiento ha dejado de ser una manera desatisfacer necesidades reales para devenircomo finalidad en sí mismo, mientras generanecesidades ficticias “El crecimiento hadevorado la economía y hemos pasado de seruna sociedad con crecimiento a una sociedadde crecimiento' De esta premisa se deriva,según Latouche 'una dictadura del mercadoen qué los gobiernos ya no deciden”.

La segunda cuestión ha servido alconferenciante por afirmar con rotundidad -y lo ha hecho varias veces- que vamos hacia

la 'catástrofe'. Ha citado, para ilustrarlo, todauna serie de documentos y estudios desde elClub de Roma de los años 70 hasta elinforme del panel de científicos sobre elcambio climático, pasando por el informeStern.

La respuesta a la última pregunta le hapermitido mencionar las dificultades quetiene gran parte de la humanidad poralimentarse, mientras que una pequeña partesufre los problemas derivados de un excesode alimentación como la obesidad y otrasenfermedades: “comemos demasiada carne,demasiadas grasas, demasiadas de todo” - hasubrayado- como un reflejo claro de lapérdida de la medida que comporta lasociedad del crecimiento ilimitado. Sobreesta última idea, Latouche ha afirmado, denuevo con humor, que “hace falta ser loco oquizás economista por creer que elcrecimiento puede ser indefinido con unplaneta con recursos limitados”. Porcompletar esta explicación ha hecho unaanalogía entre ciertas especies de algas quecolonizan los lagos y la incidencia de laeconomía industrial sobre el planeta en losúltimos 200 años. El punto en común entreestos dos procesos es que al inicio son lentospero, cuando más tiempo pasa, másvelocidad adquieren.

Un modelo con tres patas

Según Latouche los fundamentos de lasociedad del crecimiento son la publicidad,la obsolescencia programada [es decir unacaducidad programada de los productos deconsumo] y el crédito. Sobre la primera hadicho que supone 'una polución visual,sonora y espiritual y a bulto de todo unconsumo de recursos completamenteinnecesario para la finalidad que persigue'. Yha remarcado que “cada francés recibe 50kilos de publicidad en papel al año”. Conrespecto al segundo concepto - obsolescenciaprogramada- Latouche ha querido denunciarque si las personas no ceden a la persuasiónpublicitaria y rehusan de cambiar los objetosque tienen “habrán de convertirse enconsumidores forzados puesto que los

objetos hoy se fabrican de tal manera queduran poco; cuando se estropean sale máscaro repararlos que comprar de nuevo”.Finalmente se ha referido al crédito como

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una opción que permito endeudarse cadavez más y ha puesto de relieve que muchoseconomistas saben que esta situación esinsostenible pero no dicen nada.

El decrecimiento como eslogan

Ante un cierto desconcierto de parte delpúblico, Serge Latouche ha dicho que eldecrecimiento no es ningún concepto. “Setrata -ha revelado- de un eslogan mediáticocreado por escandalizar, por crear impacto”En este sentido ha querido dejar claro quehacer decrecer la economía porque sí, sinobjetivo o alternativa, seria tan absurdocomo hacerla crecer sin finalidad. Eldecrecimiento, para Latouche, es unaposibilidad de atreverse a pensar un mundo

diferente y sobre todo de “salir de laeconomía” una expresión utilizada por éldesde hace tiempo.

Esta actitud, para la cual hace falta unesfuerzo intelectual, es en cualquier caso“urgente” puesto que la forma de vida actualy el modelo económico que resulta no son,según Latouche, “ni sostenibles, nideseables”. Hace falta pues - ha indicado -un cambio de paradigma para una nuevaeconomía, con un enfoque completamentediferente al actual y con nuevas herramientasde medida, puesto que las tradicionalesvariables macroeconómicas no reflejan bienla realidad en toda su complejidad. En estesentido, ha mostrado la disparidad existenteentre un indicador diseñado por valorar elgrado de satisfacción de las personas y elcrecimiento del PIB entre 1950 y el año 2000 alos Estados Unidos; mientras este último haido siempre arriba en medio siglo, elprimero, denominado GPI (GenuineProgress Indicator) se mantiene igual, eincluso baja últimamente. Un hecho sin dudacontradictorio con la idea bien establecidaque el consumo incrementa sin cesar lasatisfacción individual.

Momento para la utopía

Serge Latouche ha dicho que eldecrecimiento es una utopía pero que es“absolutamente necesario” por provocar uncambio que, de no producirse “nos traedirectamente al desastre”. De alguna maneraha dejado entrever que esta utopía podríahacerse realidad cuando se pusiera en

marcha una clase de círculo virtuoso. Lallave de este círculo seria el cambio devalores sobre el significado de riquezapobreza y bienestar que comportaría laemergencia de nuevos conceptos y unareestructuración de la economía actual, si

bien exigiría “salir del capitalismo aunquemanteniendo el mercado”. Esto llevaría arelocalizar la producción y en consecuenciase frenaría la globalización -que Latouche havinculado al incremento exponencial de laimpronta ecológica- El consumo de recursos,a su vez, se moderaría y esto, con lareutilización y el reciclaje, como culminación,conduciría de nuevo al inicio -en este caso aretroalimentar los nuevos valores.

Por demostrar la viabilidad de estautopía, Latouche ha finalizado la conferenciahaciendo un ejercicio de traducción delcontenido del círculo virtuoso deldecrecimiento a un hipotético programapolítico en Francia, que defendería -hasubrayado irónicamente- en el supuesto deque se presentara a las eleccionespresidenciales. En este programa seencontrarían medidas como: internalizar lasexternalidades; hacer pagar el verdaderoprecio del transporte; fomentar la agriculturabiológica y local; aprovechar el aumento dela productividad por reducir el tiempo detrabajo; promover el ahorro energético;establecer una moratoria en la búsquedacientífico-técnica y penalizar la publicidad.Latouche ha dicho que creía en todos losaspectos del programa pero que “de resultarelegido como presidente con unas medidascomo estas sería asesinado en una semana”.El economista francés sabe que la sociedad

puede ser reacia a muchas medidas y piensaque el decrecimiento como forma de pensartodavía lo tiene muy difícil por pesar elmundo de las ideas políticas, pero estáplenamente convencido de que vale la penaintentarlo.

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DecrecimientoHacia un nuevo

paradigma económico ________________________________ 

Luis Picazo Casariego

El modelo de crecimiento continuo o lacuadratura del círculo entrópico

La actividad económica no escapa a las

leyes de la física: el estado de organizaciónde la economía sólo se incrementa (es decir,sólo mantiene baja su entropía) en tanto encuanto disminuye el del sistema en suconjunto (que avanza hacia una mayorentropía). En palabras de Georgescu-Roegen“en términos de entropía, el coste decualquier empresa económica o biológica essiempre mayor que el producto que obtiene,de forma que las actividades necesarias parallevarla a cabo reflejan necesariamente estedéficit termodinámico”. O dicho de otromodo, hay que incorporar energía al procesoeconómico para producir bienes de bajaentropía, a costa de aumentar la entropía delmedio ambiente (residuos, calor).

Según una visión global de la segundaley de la termodinámica, es fácil deducir quetodos los sistemas complejos altamenteordenados, se desarrollan y crecen(incrementan su orden interno),

necesariamente a expensas de incrementar eldesorden de niveles superiores en la

 jerarquía del conjunto de sistemas.

La economía humana es un sistemaaltamente ordenado, complejo y dinámico.Es un subsistema abierto contenido por labiosfera. Así pues, el funcionamiento de laeconomía depende de la materia-energía debaja entropía de la biosfera y de su capacidadde asimilación y transformación de los

residuos. O lo que es lo mismo, elcrecimiento continuo del proceso productivosólo es posible a base de incrementar eldesorden (entropía) en la biosfera.

Respecto a la materia, la biosfera es unsistema cerrado. Pero en términos de energíael sistema es abierto: el flujo de radiaciónsolar que llega es continuo y crucial. Laradiación solar es energía de baja entropíaque queda disponible en la biosfera a través

del mayor y más eficiente sistema detransformación de energía en materia: lafotosíntesis, sin la cual, no existiríamos.Como dijimos, el problema entrópico esirresoluble para un sistema cerrado, peroafortunadamente vemos que el planeta no esun sistema cerrado gracias al astro rey quetodas las culturas adoran, y ya sabemos porqué.

Los combustibles fósiles o la biomasa, laenergía eólica o la hidraúlica, ademásevidentemente de la energía solar directa,son recursos energéticos que en últimainstancia provienen del sol. Efectivamente,los combustibles fósiles son energía solarconcentrada por organismos vivos durantemiles de años. Y todo el sistema bioclimáticodel planeta es activado gracias a la energíasolar. Las únicas fuentes de origenestrictamente no solar son la energía nuclear(que recordemos es una fuente no renovable)y la geotérmica. Así pues, la energía solar esla única razón por la cual existe todo sistemaorganizado de baja entropía en la biosfera,como los seres vivos o nuestro sistemaeconómico.

Nicholas Gerogescu-Roegen, al cualdebemos el análisis que incorporó elconcepto de entropía a los procesoseconómicos, propuso un modelo quecomienza con el reconocimiento de que lanaturaleza contribuye con un flujo de

recursos naturales de baja entropía. Segúneste, las materias primas son transformadaspor un caudal de capital y trabajo que noviene físicamente incorporado al producto.

El capital y trabajo constituye la causaeficiente de la riqueza, y los recursosnaturales la causa material. Los caudales detrabajo y capital se gastan y reemplazan enlargos períodos de tiempo, sin embargo losflujos de los recursos se consumen

(transforman) en productos en cortosperíodos de tiempo. Existe una posibilidadde sustitución significativa entre estos dos

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caudales, trabajo y capital, o entre los flujosde recursos, por ejemplo, aluminio por cobreo carbón por gas natural, pero hay muy pocasustitución entre caudales y flujos.

Los caudales y los flujos, las causaseficientes y las materiales, son

complementos, no sustitutos, en el procesode producción. Dicho de otro modo: sepuede construir la misma casa con menoscarpinteros, menos dinero y más sierrasmecánicas, pero ni la cantidad de carpinterosni la de las sierras mecánicas disminuirán enmucho la cantidad de madera ni la de clavos.Por supuesto, se pueden usar ladrillos en vezde madera, pero esto sería la sustitución deun flujo de recursos por otro, en vez de lasustitución de un caudal por un flujo.

Como hemos visto, tenemos dos fuentesbásicas de baja entropía: la solar y la terrestre(que indirectamente proviene en su mayoríadel sol). La energía solar tiene unas reservasprácticamente ilimitadas pero es denaturaleza difusa e intermitente. La fuenteterrestre (los combustibles fósiles, losminerales, las materias primas) estáestrictamente limitada en la dimensión desus reservas, pero se puede usar al ritmo que

nos convenga y con márgenes muy amplios.La industrialización representa unamudanza de una dependencia básica de lafuente solar abundante (en forma dealimentos que nos proporciona la biosfera yque el esfuerzo del músculo humano oanimal transforma en trabajo mecánico),hacia una mayor dependencia de la limitadafuente de recursos terrestres, paraaprovechar el ritmo variable de explotaciónque podemos tener con estos.

Basado solamente en esta consideración,Georgescu-Roegen pudo predecir, ya en losaños 60, cuando la mayoría de loseconomistas hablaban de alimentar almundo con petróleo, que terminaríasucediendo una sustitución justamenteopuesta: que terminaríamos moviendonuestros coches con alcohol de las cosechasde alimentos que capturan la luz solar.

Ahora podemos ver de forma clara como

la actividad económica es entrópica. Losrecursos naturales (la materia-energía de bajaentropía) se agrupan, se procesan y se

convierten en bienes y servicios. En cadapaso de este proceso, se producen residuos yse consume energía. La cantidad de materiaprima es igual a la cantidad de residuos máslos productos que posteriormente seconvierten también en residuos, pero las dos

cantidades son cualitativamente diferentes.La diferencia se mide en términos deentropía.

La producción económica es totalmentedependiente de la disponibilidad de insumosde baja entropía y tiene como resultado unadisminución de energía disponible. No essuficiente con la primera ley de latermodinámica (conservación de la energía)por mucho que se empeñen muchoseconomistas para cerrar un ciclomateria/energía – producción –consumo–residuos/reciclaje, ya que en cada vuelta delciclo hemos perdido energía útil.

La tecnología ha permitido a la economíahumana dejar en suspenso, temporalmente,su dependencia de los insumos de origensolar de baja entropía y de bajo ritmo deexplotación mediante la explotación masivade los combustibles fósiles y otros recursosno renovables. Pero la tecnología no puede

abolir la segunda ley de la termodinámica.Conscientes del problema y con la

consolidación del concepto de desarrollosostenible, los economistas han incorporadoactualmente en el modelo el criterio del“ahorro termodinámico”: la idea de reducirel consumo de potencial termodinámico en elciclo de producción. En este sentido,podemos considerar tres políticas:

* mejorar el reciclaje,

* ampliar la vida útil de los bienes,

* y mejorar la eficiencia termodinámicadel proceso productivo.

Dada la tecnología actual, el reciclado esel que proporciona los menores ahorros. Nopodemos obviar que los residuos no puedenconvertirse en recursos a menos queapliquemos una fuente externa de energía. Sibien el reciclaje es deseable en términosambientales, entrópicamente no solucionagran cosa.

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La ampliación de la vida útil delproducto tendría un impacto importante enla disminución del problema de la entropía,pero exigiría sin embargo un cambio en lastécnicas de fabricación y los hábitos delconsumo. Algo que, como podemos

comprobar a diario, no le gusta nada a unsistema económico de crecimiento continuo:los productos son cada vez menosduraderos, y la cultura del usar y tirar y de larenovación permanente se estimula desdeuna poderosísima maquinaria publicitaria alservicio del consumo creciente, base yfundamento de este modelo.

Respecto al último punto, aumentar laeficiencia del proceso productivo, puedesuponer un ahorro muy importante para unnivel de producción dado. Pero todo ahorro,en un sistema esquizofrénico de crecimientoy expansión, conlleva frecuentemente unincremento en la producción. Esto es lo quese llama la paradoja de Jevons: aumentar laeficiencia disminuye el consumo instantáneopero incrementa el uso del modelo, lo queprovoca un incremento del consumo global.Es decir, a medida que el perfeccionamientotecnológico aumenta la eficiencia con la quese usa un recurso, lo más probable es queaumente el consumo de dicho recurso. Porejemplo, si compráramos un coche queconsumiera la mitad de gasolina,probablemente utilizaríamos más el cocheque antes.

No digo que todo esto no seansoluciones al problema termodinámico, alcontrario, son políticas muy necesarias. Sinembargo lo que cuestiono es el sistema en elque se implementan estas políticas: el del

crecimiento continuo. Es esta forma deentender el mundo la que las haceprácticamente ineficaces, cuando noincompatibles. He aquí el gran dilema, laincompatibilidad física entre el crecimientocontinuo y el ahorro termodinámico. Ycualquier intento de conciliar ambosconceptos es pura demagogia, de ahí la grancrítica, como veremos, al concepto dedesarrollo sostenible.

A veces, desde sectores bienintencionados del movimiento ecologista, seapuesta por la energía solar como solución

milagro para alimentar eternamente el cicloeconómico. Es cierto que esta energía es laque capacita a la biosfera para convertirresiduos de alta entropía en recursos de bajaentropía, superando así las restricciones de lasegunda ley. En este sentido, es crucial una

política de residuos biodegradablesampliamente extendida. Y, por supuesto,contamos con su captación directa mediantetecnología solar.

Serge Latouche

Sin embargo, la transición ainfraestructuras recolectoras de energía solarrequiere también mucha energía (que hoypor hoy proviene de fuentes no renovablesen su inmensa mayoría). Y por otro lado, lamagnitud del consumo energético de lasociedad moderna superaría con mucho lacapacidad de generación de un hipotéticosistema de producción de energía solarmasivo. Lo que no quiere decir en absolutoque no sea fundamental la inversión en este

sector como parte importante de unasolución futura, especialmente en unescenario de modelo económico decreciente.Pero no seamos ingenuos, hoy por hoy, laenergía solar no nos va a resolver la papeletani en nuestros sueños más optimistas.

Por último, hay que mencionar el factordemográfico. De hecho es el factor limitante.Antes de la revolución industrial, la cantidadde población que había sobre la tierra podríahaber estado abastecida indefinidamente conlos recursos naturales del planeta, quizásincluso a un nivel económico y de consumo

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postindustrial, porque la tasa de renovaciónde los recursos era más que suficiente.

Sin embargo, a la revolución industrialha seguido la pesadilla de un crecimientodemográfico desbocado, a la par que unaumento en el consumo de recursos per

cápita imparable alentado por la espiral delcrecimiento continuo. Antes de la revoluciónindustrial, digamos en 1800, la poblaciónmundial no llegaba a los mil millones dehabitantes. En 1960, se había triplicado,pasando a los tres mil millones. Hoy en día,nos acercamos a los siete mil millones,previstos para 2012. En lo que yo llevo devida (¡y todavía soy joven!) la población haaumentado en… ¡¡¡3.200 millones!!!

A falta del descubrimiento de una fuentede energía continua, la opción deldecrecimiento se perfila como la únicaalternativa lógica a la entropía económica.Este puede llegar de forma brutal, trágica ydesequilibrada en forma de crisis, desempleomasivo, carestía de productos esenciales oguerras por recursos. O bien podemosenfrentar la situación de forma racional, justay solidaria implementando un modelodecreciente en la planificación económica.

Decrecimiento, hacia un nuevoparadigma económico.

Ante todo, el Decrecimiento no es unasimple inversión del proceso económico. Unadisminución del consumo y de la producciónsin una adaptación del modelo tendríaprobablemente consecuencias catastróficasen nuestra sociedad. Se trata de implementarde forma gradual, controlada y asimétricauna disminución de la producción

económica.Cuando digo asimétrica quiero decir que

no todos los sectores ni todos los paísesdeben disminuir su producción. Es evidenteque no se le puede proponer a los países envías de desarrollo, que aspiranlegítimamente a mejorar sus condiciones devida como lo han hecho los paísesenriquecidos, que no sólo no debenaumentar su crecimiento económico sino queademás tienen que decrecer. A nadie se leocurriría semejante disparate. Eldecrecimiento se dirige a los países másindustrializados, que además se han

enriquecido, y lo siguen haciendo, en granparte, a expensas de los recursos naturales delos países empobrecidos. Se trata de buscaruna convergencia donde encontrarnos paraavanzar juntos hacia un nuevo paradigmaeconómico coherente con la capacidad de

regeneración de la biosfera.El objetivo principal sería sobre todo

acabar con la idea del crecimiento por elcrecimiento, de asociar el bienestar y lacalidad de vida con el incremento delconsumo. No se trata sencillamente deconsumir menos, sino de forma diferente yen equilibrio con la naturaleza.

Parece obvio, aunque todavía haya genteque le cueste asumirlo, que un sistema

económico de crecimiento ilimitado en unplaneta de recursos limitados es inviable. Eneste sentido es útil el concepto de huellaecológica, un indicador que corresponde alárea de territorio ecológicamente productivo(cultivos, pastos, bosques o ecosistemasacuáticos) necesaria para sustentar a unapoblación dada con un modo de vidaespecífico de forma indefinida. Estaherramienta, evalúa el impacto sobre elplaneta de un determinado modo de vida

comparado con su capacidad deregeneración.

Desde un punto de vista global se haestimado en 1,8 hectáreas la biocapacidad delplaneta por cada habitante, o lo que es lomismo, si tuviéramos que repartir el terrenoproductivo de la tierra en partes iguales noscorresponderían 1,8 hectáreas por habitantepara satisfacer todas nuestras necesidadesdurante un año. Con los datos de 2005, elconsumo medio por habitante y año es de 2,7hectáreas, por lo que, a nivel global, estamosconsumiendo mucho más recursos ygenerando más residuos de los que elplaneta puede generar y admitir.

El consumo de los recursos y laproducción de residuos no se reparte deforma equitativa. Además, los países demayores ingresos consumen en parte losrecursos de los países de menores ingresos.Es por esta razón puramente ética que el

decrecimiento ha de ser asimétrico y serefiere a los países ricos.

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Esta asimetría también se puede aplicar alos diferentes sectores de la producción. Haysectores que son grandes consumidores derecursos y que generan muchos residuos:automoción, infraestructuras decomunicación y transporte, determinadas

industrias, construcción, etc. encontraposición a otros sectores mucho menos“agresivos” como la educación, la cultura, elocio, etc. generadores de bienestar y que laeconómia no contabiliza de la misma maneraen sus indicadores.

Se podría identificar esta búsqueda deconvergencia hacia un nivel desostenibilidad con el concepto de desarrollosostenible (tan de moda actualmente entrepolíticos y economistas y tan denostado hacetan sólo 15 años, ¡quién les ha visto y quiénles ve!). Para los ideólogos del decrecimiento,como Serge Latouche, este término es unoximorón: es decir, un nuevo conceptocreado a partir de dos conceptos opuestos.En efecto, si asociamos desarrollo concrecimiento, que como hemos visto esinsostenible, el término desarrollo sostenibleencierra una contradicción en sí mismo. Poresta razón, los decrecentistas hablan tambiénde decrecimiento sostenible.

La puesta en práctica de esta reducciónen el consumo, requiere una reasociaciónconceptos y un cambio en la escala devalores. Calidad de vida no significaaumento de consumo material, sino que seasocia a la satisfacción de las necesidadeshumanas básicas: subsistencia, protección,afecto, entendimiento, identidad, libertad,ocio, participación y creación. Poderadquisitivo y nivel de vida se contraponen al

concepto de simplicidad voluntaria. Lasostenibilidad no es sólo cuestión deecoeficiencia sino de suficiencia humana ysobriedad. Seguramente habrá un impacto enel empleo y serán necesarias durasreconversiones, además de buscar nuevasfórmulas del reparto del trabajo y aprender avivir mejor con menos.

Serge Latouche propone como los pilaresdel decrecimiento o el modelo de las “8 R”

los siguientes conceptos:

* Reevaluar: sustituir los valoresglobales, individualistas y consumistas porvalores locales, de cooperación y humanistas.

* Reconceptualizar: a una nueva visióndel estilo de vida, calidad de vida, suficienciay simplicidad voluntaria.

* Reestructurar: adaptar el aparato deproducción y las relaciones sociales enfunción de la nueva escala de valores, comopor ejemplo, combinar ecoeficiencia ysimplicidad voluntaria.

* Relocalizar: llamamiento a laautosuficiencia local para satisfacer lasnecesidades prioritarias disminuyendo elconsumo en transporte.

* Redistribuir: el reparto de la riqueza,sobre todo en las relaciones entre el norte y elsur.

* Reducir: con respecto al cambio delestilo de vida consumista al estilo de vidasencilla.

* Reutilizar y reciclar: alargar el tiempode vida de los productos para evitar elconsumo y el despilfarro (recordemos el granimpacto que esto tiene sobre el ahorro

termodinámico).

Nicholas Georgescu-Roegen

El decrecimiento no es una meta en símismo, sino un camino a seguir consistenteen reducir los ritmos de consumo energéticoy material hasta un nivel acorde con lacapacidad de regeneración del planeta, para

posteriormente continuar con una etapaacrecentista que permita cubrir lasnecesidades básicas. En términos

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termodinámicos, esto equivale a disminuir elaumento de entropía del sistema para llegara una situación de equilibrio termodinámicocon la capacidad de regeneración de recursosde baja entropía por parte de la biosfera.

Nadie dice que esto sea sencillo… ni

siquiera posible. Pero es imperativointentarlo. Y es necesaria la implicación detodos los actores de la sociedad paraconstruir un nuevo paradigma económiconecesitado de nuevos y sólidos cimientospolíticos, técnicos y filosóficos.

Hemos llegado a una situación desobreconsumo y despilfarro que ni siquieraaporta lo único que al fin y al cabo importa,pasar por este mundo siendo lo más felices

posible. Muy al contrario, asistimos a unaumento de las situaciones de insatisfacción,ansiedad, depresión y estrés en lassociedades más ricas. Y todo ello a costa deun mayor empobrecimiento de gran parte dela humanidad.

Tarde o temprano es inevitable unasituación de decrecimiento. El planeta se nosha quedado pequeño, como nunca anteshabía ocurrido en la historia. Podemos elegirentre ser nosotros los gestores de esta nuevasituación o dejar que sea la regulación ciegay salvaje del mercado y el colapsomedioambiental el que condene a una buenaparte de la población. Y en este sentido hayque señalar que somos cada uno de nosotros,como individuos hacia los que se dirige todaacción de producción y donde termina todaacción de consumo, los que con nuestraforma de estar en el mundo podemos iniciarel cambio. El activismo más revolucionarioempieza por nosotros mismos, por cambiarnuestra forma de vida por una simplicidadvoluntaria que rechace todo consumoinnecesario para nuestro verdaderobienestar. Somos nosotros el verdaderomotor de la maquinaria económica y ennuestra mano está el desacelerar paraprovocar el cambio. No podemos esperar delos políticos la iniciativa, ya que actúan conplazos electorales y financiados en granmedida por los agentes económicos, pero sí

su conversión inevitable si el cambio segeneraliza.

Economía del Bien Común

Un modelo económico alternativo

 _____________________________________ 

Entrevista a Christian Felber

La Economía del Bien Común es unmodelo económico sostenible que seencuentra situado entre el sistema capitalistay la economía planificada. Es una ideadesarrollada por Christian Felber en el libro“La Economía del Bien Común” publicado enagosto del 2010. Uno de los objetivos dellibro es escapar de la estéril dicotomía “loque no es capitalismo tiene que sercomunismo” ofreciendo una alternativa.

En Alemania y Austria un 90% de lapoblación desea un sistema económicoalternativo (comenta Felberg, yo pienso queen el resto del mundo ocurre igual) lacuestión es ir hacia una economía másecológica, más social, de distribución más

 justa de la riqueza. Una economía másdemocrática, que ponga el foco en el serhumano y su dignidad. La “Economía delBien Común” quiere incluir un poco de todoesto.

Este modelo económico tiene en cuentala dignidad humana, la sostenibilidadecológica, la justicia social y la culturasolidaria, entre otros valores. No podemosseguir asumiendo como sociedad que las dosúnicas reglas de juego que guían el mercadosean: el afán de lucro y la competencia; estasdos coordenadas producen comportamientosque impiden una relación correcta yadecuada entre las personas. Se trata de quelas empresas puedan redefinir el éxitoeconómico, no sólo teniendo en cuentavalores monetarios. Sólo el dinero no puedemedir lo que es importante para los sereshumanos. El dinero no mide la felicidad, laconfianza en el futuro, la satisfacción de un

trabajo bien hecho, por ejemplo.¿Cómo pueden contribuir las empresas a

la Economía del Bien Común? El Balance del

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Bien Común mide cómo una empresapercibe la dignidad humana, la solidaridad,la justicia social, la sostenibilidad, lademocracia, entre otros valores, entre todoslos que mantienen contacto con ella, lossuministradores, los proveedores financieros,

los empleados, los clientes, etc. El modelo noestá terminado, acaba de empezar, y estáesperando la contribución de todas laspersonas para terminar de definirlo.

Christian, ¿Podrías hacerme una brevedescripción en qué consiste la Economía delBien Común?

La esencia del modelo es la resolución dela contradicción entre los valores que seviven en el mercado, por ser recompensados

–egoísmo, avidez, desconsideración,irresponsabilidad, avaricia-, y los valores quepermiten florecer nuestras relacioneshumanas y ecológicas. Estos últimos valoresson universales y forman parte de nuestrasconstituciones: dignidad, solidaridad,

 justicia, democracia. Los “valoreseconómicos”, en cambio, no son valoresconstitucionales. La Economía del BienComún (EBC) propone resolver estacontradicción cambiando las dos principales

reglas legales que guian el comportamientode los actores económicos –afán de lucro ycompetencia– por dos otras: contribución albien común y cooperación. El èxitoeconómico ya no se mide con indicadoresmonetarios, sino cualitativos: el PIB esrelevado por el Producto del Bien Común enel nivel de la economía nacional; y el balancefinanciero por el balance del bien común enel nivel de la empresa. Cuánto máscooperativas y empresas, solidarias,

ecológicas y democráticas se comporten yorganicen, mayor será su éxito, debido a larecompensación de buenos resultados delbalance del bien común. De esta forma, lameta del actor económico singular se ponede acuerdo con la meta global: lamaximización del bien común.

Christian, dada la situación en la quevivimos, donde la palabra “crisis” ha llegadoa nuestras vidas y parece que va ser difícil

olvidarnos de ella ¿Crees que la Economíadel Bien Común podría poner los cimientos a

un modo de vida distinto y esperanzador?…¿por qué?

Es una contribución importante por dosrazones: Primero, pondría las bases éticaspara la economía que permite vivirecológicamente durable y socialmente más

 justo y solidario; segundo, el proceso deimplementación es un procesoeminentemente democrático, si se quiere, laEBC propone una democracia 2.0 después dela democracia de meros partidos yparlamentos. Sin embargo, la EBC noresolverá todos los problemas; se entiende así misma una faceta importante en elmosaico del futuro. Finalmente, sólo es unpróximo paso posible después de lasexperiencias de capitalismo y planificacióndictatoria. Sin embargo, este posible próximopaso cambiaría la sociedad del fondo.

En los últimos días hemos conocido lareforma laboral que el Gobierno de Españaha regulado. La reforma viene a facilitar eldespido. ¿Qué medidas o cambiospropondríais para la creación de empleo?

Serían varios mecanismos que sereforzarían mutuamente: 1. Mientras hayaparo, las empresas serán recompensadas poruna contribución individual a la reduccióndel paro repartiendo el trabajo remunerado amás personas. 2. El tiempo del trabajoregular se cortará según las preferencias dela gente. Encuestas europeas indican queesto sería entre 30 y 33 horas. 3. La EBCprevé un año libre por cada diez años deempleo para dedicarse a otras prioridadesexistenciales. Tan sólo esta última medida“aliviará“el mercado laboral un 10 por cien.4. El más importante cambio sería sistémico:Como ya no habrá ingresos de capital deninguna manera y el éxito de las empresas semedirá en la contribución al bien común, lacontradicción entre la meta de incrementar elcapital y la creación de empleo (con sentido!)se disolverá. El efecto será la creación de másempleo, de empleo más ecológico y con mássentido que hoy.

¿Cómo incide el modelo de la Economíadel Bien Común en la creación de negocios?

El motivo será una contribución al biencomún, la satisfacción de necesidadesbásicas, la elevación de la calidad de vida; y

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no la acumulación de valores monetarios. Lacreación de un negocio puede ser un mediopara conseguir ambas metas. Mientras que laúltima es cuestionable e incluso dañina, laprimera es el fin de la economía. El motivomonetario no se anularía en absoluto: Se

puede ganar dinero montando un negocio yhabrá desigualdad, aunque sólo de formalimitada. El límite de la desigualdad serádefinido de forma democrática.

Otro de los temas muy debatidosactualmente es la sostenibilidad del Estadodel Bienestar ¿Cómo sería el Estado delBienestar bajo el modelo de la Economía delBien Común?

En parte, persistirá y será reforzado,

como sería en el ejemplo de las pensiones. El“contrato entre las generaciones” serárefortalecido. Por otra parte, como ladinámica sistémica se invirtirá del hoy“primero acumular, después compartir” (elmínimo obligatorio) a “primero contribuir,después participar en el bien común creado“,ya no habrá o apenas habrá exclusión. Por lotanto, los costes de la exlusión – paro, ayudasocial, costes de sanidad – se reduciránnotablemente. De la misma manera, los

costes de sanidad se reducirán globalmenteporque el trabajo será más sano y lasdesigualdades menores: esto surte un efectomuy positivo a la salud en general. Tercero,las personas que realmente necesitan ayuda –por enfermidad o limitación alguna– porsupuesto gozarán de una ayuda solidariaque les permite vivir en dignidad.

Las instituciones financieras y lospolíticos son, hoy por hoy, los dirigentes denuestro presente y nuestro futuro. La crisisactual ha puesto en tela de juicio el papel deestos poderes. El sistema capitalista aunqueen un primer momento se habló de que elmodelo necesitaba una profunda revisión,nada mas lejos de la realidad, el capitalismomas neoliberal esta cada vez mas fortalecido,de tal manera que se ha invertido ysubordinado los valores de la política a losintereses del capitalismo financiero ¿Cómoentiende vuestro modelo el papel de los

políticos y la banca en la sociedad?En cuanto a los políticos, el modelo

democrático de la EBC ya no les permitirá

que ejerzan una “dictadura temporal“ sobrequienes los han elegido porque el pueblosoberano obtendrá una serie de instrumentosde control y corrección de sus representantestal y como lo he insinuado más arriba. Unelemento importante será la democracia

directa, otras asambleas democráticas pararedefinir las constituciones. De esta forma,los políticos se convertrirán en verdaderos“ministros“, que en latín quiere decirservidores del pueblo. Y los bancos seconvertrirán en servidores de la economía yla sociedad porque ya no tendrán comoobjetivo la maximización de sus beneficiosmonetarios ni la creación de dinero sintrabajo, sino las tres tareas conservadores deun banco: administración segura de los

ahorros; transferencias por cuentas giro ycréditos alcanzables a las empresas yhogares. El casino se cerraría totalmente.

El petróleo no para de subir el precio.Países como España, donde dependemos delexterior para suministrarnos de petróleo,gastamos mucho dinero en la compra de estebien material y escaso. El modelo deEconomía del Bien Común, ¿qué medidasrecoge en materia de energías?

En vez de maximizar la productividadlaboral la productividad ecológica seráincentivada hasta llegar a un nivel deconsumo de recursos –una “huellaecológica“– globalmente justo y sostenible.Cuánto más ecológicas las empresasproducirán (en algunos casos esto significadejar de producir ciertos productos oproducir productos o servicios alternativos),mayor será el resultado de su balance comúny mayor su “éxito empresarial” y, con ello, la

probabilidad de persistir en el mercado. Lasempresas no atentas con la naturaleza y debaja productividad ecológica obtendránresultados muy bajos y correrán el riesgo desalir del mercado. Los incentivos seaumentarán hasta que la UE sea totalmenteindependiente de importaciones de recursosenergéticos: un requerimiento indispensablea una sociedad sostenible.

Christian, la misión de este espacio es la

de aprender, compartir, divulgar y generardebate. Con las entrevistas a personas comotú qué aportáis ideas más que interesantes y

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utilizáis las redes sociales para compartir ydifundir. ¿Crees en el poder de las redessociales?…¿cómo utilizáis éstas?

Si no creyera en las redes sociales, nohabría fundado Attac Austria (junto conotros) ni el movimiento de la EBC. En

tiempos del fracaso del sistema democráticoy político son el tejido que mantiene solidariay democrática a la sociedad. De este tejidoespero que surga en los años que vienen lademocracia 2.0.

Christian, ¿de qué manera podemostrabajar para que la Economía del BienComún sea una realidad?

Seis posibles contribuciones:

1. Difundir la información: gracias.2. Para empresas: implementar el balance

del bien común.

3. Para personas privadas: fundar conotros un “campo de energía“en tucomunidad.

4. Para comunidades: hacerse una“comunidad del bien común“ iniciando,entre otras, una asamblea económicademocrática, en la que se averigua las 10 o 20

reglas del juego legales fundamentalse quedirijan la economía.

5. Quien no tiene tiempo, puedecontribuir financiando la organización: lainfraestructura necesita empleo remunerado.

6. Permitirse la libertad de pensaralternativas, hablar de ellas y apoyar aaquellos quienes se ponen a implementarlas.

Por último, me gustaría que me

aconsejaras un libro.Por supuesto me gustaría que leyeras la

economía del bien común. En serio: El librode Alfi Kohn “No contest. The case againstcompetition“, me ayudó enormemente afundamentar las bases teóricas de la EBC. Encastellano hay un libro actual “Hayalternativas“. Este es el lema del momento.

© www.economia-del-bien-comun.org 

Charles Champetier:

Por una subversión de lalógica economicista

 ________________________________ 

Diego L. Sanromán

En 1994 y bajo la advocación de sumaestro Alain de Benoist y del MAUSS(Movimiento Anti-Utilitarista en CienciasSociales), Charles Champetier presenta la

obra Homo Consumans, Archéologie du don etde la dépense. El texto, ambicioso en susobjetivos, quisiera ser un “proceso a lamodernidad” y un intento de superación delos parámetros antropológicos en los que elmundo moderno se ha desarrollado. SegúnChampetier, tal proceso ha de partir de lapregunta esencial ¿Qué es el hombre?, pues “elhombre vive ante todo en la concepción quese hace de sí mismo y que refleja en susgrandes relatos. De ella se deducen lasrelaciones con sus semejantes y con elmundo que le rodea. Así la definición delhombre implica siempre el fin: de-finir es daruna dirección, producir un sentido. La taxis es el producto del telos”. Pues bien, lamodernidad, según Champetier, ha estadofundamentalmente dominada por unaconcepción utilitarista del hombre, que ve alos seres humanos como seres necesitados[étre-de-besoin] enfrentados a un mundo como

fuente inagotable de recursos para darsatisfacción únicamente a sus intereses.Interés y utilidad son los paradigmasdominantes en un universo sometido a lasleyes de cálculo de la razón instrumental.

Y la razón instrumental es la razóneconómica por excelencia. La modernidad seconcibe a sí misma según conceptos,representaciones y metáforas extraídos de lossaberes económicos. Champetier reconoce,casi en términos marxianos, el carácter

infraestructural, fundante del factoreconómico. La economía es el destino de losmodernos –lo que, en razón de la naturaleza

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expansiva y consustancialmente imperialista de la concepción moderna del mundo,implica ya a todo el globo- y sólo luchandoen el terreno económico será posible debelaral economicismo y clausurar una éproca queha entrado a todas luces en franca

decadencia. No se puede huir de laeconomía, ni se trata tampoco de “negar ladoxa y la praxis económicas, sino más biende subvertirlas, de investir su hermosamáquina bien programada de significacionesnuevas y de informaciones contradictoriasque perviertan su funcionamiento,desarreglen su sentido y anulen su uso”. Lasnociones de don y de derroche [dépense],activas en los modos de relación social y dedistribución de cualquier tipo de recurso (ya

sea propiamente económico, de prestigio, depoder o simbólico) en las comunidadestradicionales, podrían desempeñar, pues, esafunción subversiva y favorecer elcortocircuito de los mecanismos discursivosde la razón moderna desde sus propiospresupuestos de funcionamiento y en elinterior de sus mismas estructuras.

A mediados de la década de 1920, elantropólogo francés Marcel Mauss expone enel  Anée Sociologique los resultados de susinvestigaciones etnográficas en la Polinesia,la Melanesia y el noroeste americano. Elestudio de varias comunidades en todasestas zonas geográficas le lleva alreconocimiento de la existencia de una formaoriginal y dominante de circulación de losbienes: el don. Frente a la mitologíamoderna, que afirma el dominio eterno delintercambio mercantil, los análisis de Maussrevelan la presencia, en las llamadas

sociedades arcaicas, de intercambios nosometidos al imperativo del interéseconómico. El  potlatch indio, el kula de loshabitantes de las islas Trobiand y el hau responden todos ellos a una misma lógica: enprimer lugar, revisten un carácter colectivo ocomunitario, y no individual o privado; noafectan únicamente a los –por así decir-bienes utilitarios; se trata de una circulacióncontinua de bienes, espacios y personassometida al principio de reciprocidad y

emulación (dar-recibir-devolver); y, enúltimo término, poseen, bajo la apariencia dedádivas y regalos voluntarios, un cariz

obligatorio, cuya vulneración podríaterminar en enfrentamientos particulares ogenerales de mayor o menor violencia. Setrata, en fin de un hecho social total (conformea los términos empleados por el propioMauss), generador de vínculos comunitarios

de intensidad variable entre los diferentesmiembros del grupo. De ahí que, comoseñala Champetier, las grandes ceremoniasdel don tengan lugar en ocasiones de“concentración comunitaria que dan sentido alestar-juntos”, y particularmente, en losgrandes festejos en los que los miembros delgrupo se abandonan, se ofrecendespendiosamente a los otros.

Los trabajos en el campo de la lingüísticade Émile Benveniste dan prueba de laexistencia del don como hecho social totaltambién entre los antiguos pueblos indo-europeos. El estudio comparativo de losorígenes de las lenguas del continenteeuropeo ofrece resultados sorprendentes. Laraíz común ∗ do presenta una curiosaambivalencia semántica que, en ocasiones,adquiere la forma de una clara contradicciónde significados. El hitita da significa, porejemplo, tomar; kaufen y verkaufen quieren

decir, respectivamente, comprar y vender, ylos términos griegos daneidzo y daneidzamai,prestar y tomar prestado. Benevisteconcluye: dar y tomar aparecen en estalengua primordial como términos que seencuentran orgánicamente vinculados, de talforma que no resultan pensables ni lasrelaciones sociales ni la circulación de bienes–insitas en esas relaciones- sino es bajo laforma de una reciprocidad en losintercambios. El vocablo latino hostis y sus

equivalentes gótico ( gasts) y eslavo ( gosti)poseen asimismo una significación dual:hostis alude anto al extranjero –en tanto queextraño, hostil- como a la hospitalidad. El dones, pues, también el modelo básico deaprehensión de la alteridad. El sufijo ∗ -nes,por su parte, presente en términos latinoscomo  pirnus, fenus, funus o facinus, alude aobligaciones de tipo jurídico o socialcontraídas a título público y con vistas albien común; de su combinación con la raíz

mei∗ - procede la construcción communis, quedará lugar a comunidad, y que quiere decirliteralmente “aquellos que toman parte en

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los munia” (y munus significa tanto cargo,obligación como regalo u ofrenda; de ahíproceden munícipe, municipal, etc). El donaparece así, entre los indo-europeos,estrechamente ligado a los vínculos deparentesco, a las relaciones intra- y extra-

comunitarias (distribución interna de losprivilegios, conflictos armados) y a la jerarquía. El comercio, por el contrario,designa una actividad que se encuentrapuesta al margen de todos los oficios,prácticas y técnicas de ese juego decompromisos y correspondencias queimplica el don comunitario, comodemuestran los términos que a él se refieren:el griego emporos designa el hecho de viajarpor mar y el latino negotium no es sino la

negación del otium, un simple estar ocupado. El análisis de los primeros textos de la

tradición literaria europea ofrece hallazgosno menos reveladores. Los testimonioshoméricos lo asocian a la vida noble, en lacual el don se presenta como un factor dealianza que sirve para establecer relacionesentre los pares. Curiosamente, en los poemasde Homero, los bienes que poseen un valorsuperior son aquellos que han sido objeto demúltiples donaciones y que, en consecuencia,han pasado por las manos del mayor númerode personajes prestigiosos. Se origina así unasuerte de circuito del don que, además decrear esos vínculos de camaradería yacitados, sirve a la construcción de unacontinuidad temporal por medio de losrecuerdos que le están asociados y que sonocasión de narraciones y relatos. Estadimensión temporal de la circulación dedones tiene su confirmación en la

transmisión hereditaria de los bienes yhonores conseguidos por los ancestros. Elintercambio de ofrendas es además un mediode reconocimiento mutuo del coraje delhombre noble comprometido en el combate;el reparto del botín tras la victoria, porejemplo, establece una jerarquía entre losvencedores determinada por el valor quecada cual ha mostrado en la batalla. Laruptura de ese circuito, ya sea por no ofrecerun don debido, ya por obviar un contra-don

obligdo, conlleva a menudo la desgracia oincluso la muerte del contraventor.

Los trabajos de los autores del MAUSShan venido a demostrar, en los últimos años,la pervivencia del don incluso entre lassociedades contemporáneashiperdesarrolladas. Alain Caillé hadescubierto su preponderancia en el ámbito

de las relaciones de socialidad primaria(parentesco, amistad, vecindad) y su prácticadesaparición en el de las relaciones desocialidad secundaria dominantes (Estado ymercado). Champetier clarifica la diferenciaempleando términos de la sociologíaalemana clásica: “el don sigue siendo la reglade intercambio simbólico de las comunidades en tanto que el interés se convierte en elmodo de agregación de las sociedades”. Si lasprimeras adquieren la forma de un tejido

electivo en el que las personas importan másque las cosas, en las segundas los asociados osocietrios aparecen principalmente comoproductores, consumidores y usuarios. SergeLatouche llega, por su parte, en susinvestigaciones sobre la llamada economíainformal, a conclusiones semejantes: quienessobreviven en los márgenes de la sociedadmercantil, ésos a los que el autor llamanáufragos del desarrollo, tienden aorganizarse siguiendo pautas que responden

a la lógica del don/contra-don. Lejos de serun simple residuo arcaico, el don resultaríaser así la cara oculta de la modernidad y elfactor espontáneamente organizador de unmundo vivido a la sombra de loscondicionamientos tecno-económicosdominantes en el marco de la distribución demercancías. Universal por su presencia entodos los ámbitos geográficos e intemporalpor su vigencia en todas las etapas de lahistoria, el don viene a ser la expresión de

una imposición de sentido a los intercambiosmateriales y ofrece, en negativo, una imagende la modernidad como una anomalía oanormalidad del desarrollo, sometida a lasexigencias de una razón egoísta que pugnapor la maximización de las propiedadesindividuales y conduce ineluctablemente a ladebilitación y despersonalización de loslazos sociales y a un estado de conflictopermanente (ya sea latente o abierto) tantoentre los individuos como entre lascolectividades.

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El don establece, pues, el orden jerárquico que rige en el interior de lacomunidad y asegura la perennidad delgrupo mediante una circulación sininterrupción ni fin. Ahora bien, jerarquía yorden social son nociones que se encuentran

en el corazón mismo de lo político, delpoder. “El poder es siempre y antes que nadapoder efectivo de dar, de dar más, de crearuna deuda insoluble en el donatario, deudaque le obliga, en su incapacidad paradevolver, a aceptar la dominación deldonador. El jefe da órdenes sin recibirlas

 jamás, como los padres dan la vida al niño sinque pueda devolvérsela, como el guerrero dasu vida defendiendo su comunidad sin quese pueda re-adquirir [racheter ] su gloria”. En

las comunidades tradicionales, la obedienciaresponde, pues, al reconocimiento de unadonación originaria o irreversible, el quemantiene la eterna circulación de loshombres y los objetos, traza, al mismotiempo, el círculo de pertenencia en el que esreconocido su poder y tiene derecho allamarse legítimamente jefe. El cierre, sinembargo, no es hermético; siempre cabe laposibilidad, para el que recibe, de invertir lasituación mediante la devolución

(incrementada) del don.La modernidad es, propiamente, una

rebelión de esclavos. La abolición de losseñores no ha conducido a la liberación delos dominados sino más bien a lageneralización del tipo humano consagradoa las actividades serviles y productivas.Desaparecido el viejo orden comunitario, lamodernidad instituye un espacio socialneutro, sometido a la lógica anómica de la

competencia, en el que se enfrentan mónadasidénticas en una situación de conlicto más omenos larvado y permanente. Champetier sesirve aquí del recurso a Aristóteles: señor yesclavo no designarían tanto merasposiciones dentro de la jerarquía cuanto, másbien, categorías de seres diferenciados por suactitud ante la vida. El esclavo, decíaAristóteles, es esclavo en sí mismo, pornaturaleza. El señor se realiza en el don, que,en último término, puede llegar a implicar el

dar la propia vida; el esclavo, sin embargo, nohace sino con-servar y conservarse y, en esteobedecer al simple principio de la

conservación, permanece esclavo del mundoy de sí mismo. Champetier retoma aquí –sinmencionarlo- la vieja concepción evoliana dela modernidad como inversión de laorganización jerárquica tradicional.

En línea con las últimas investigaciones

de su mentor Alain de Benoist –basadasfundamentalmente en los estudiosgenealógicos de Louis Dumont-, CharlesChampetier dedica unas páginas al análisisde la degeneración que la lógica del donsufre en la teología cristiana y al carácterfundante que esta transformación posee conrespecto a la modernidad. El don adquiere,con el cristianismo, una forma individual;deja de ser un modo de relación entre loshombres para transformarse en un medio derelación con un Dios trascendente. Setransforma, de esta suerte, en una relación dela conciencia consigo misma, en una “formade autonomía en la que el otro no intervienemás que como mediación”. La deudaadquiere igualmente un carácter individual,trascendente y absoluto; no hay sino unadeuda común a todos los hombres: lacontraída por el sacrificio de Jesús. El mundoqueda depreciado –y, en consecuencia, todaslas relaciones que en él puedan establecerse-,disminuido en su consistencia ontológica,cada cual deviene juez de su propiaconciencia y la obligación de dar –en últimotérmino, sin contrapartida- no implica másque al individuo y a Dios. La semilla paraque los lazos que mantenían unidos a lacomunidad se debilitasen ya estaba plantada.Esa misma concepción del mundo como no-ser frente al ser absoluto de Dios, conduciríacuriosamente al surgimiento del modo de

producción capitalista. Baitaille lo explica así:“Es natural que el hombre, al admitir quevive en vistas a un más allá, haya podidorechazar por una parte las prodigalidadesinútiles que son las fiestas. La modestia, lacontinencia, la sobriedad, el cuidado de lospobres, todas las virtudes que se hanasociado para él al logro de la “redención”, lecomprometían a evitar el despilfarro de lasriquezas”. La economía de la salvación de la fecristiana conducirá así, paradójicamente, a la

salvación por la economía de la sociedadburguesa triunfante, que, en cierto modo, no

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es –como ya sabemos- sino su formasecularizada y perfeccionada.

Pero el ciclo se cierra. Después de dosmil años de hegemonía de una concepcióndel mundo basada en el individualismo, enel interés, en el ahorro y en la búsqueda de la

satisfacción de las propias necesidades, esposible expulsar a la razón occidental dellugar preponderante que ha ocupadodurante todo ese tiempo. “No se trata tantode comenzar otra cosa como de olvidar lamodernidad, reincribiéndose en la eternidad.Hace falta tiempo para ello –hace faltaincluso matar el tiempo y, en la ociosidad deese tiempo muerto, reaprender a contemplarel inútil esplendor de las estrellas”. Eternoretorno del ser: retorno de lo eterno.