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El1r;coBerna.rdo, la sumi11eria. como forma de vida . El jefe de sumilleres del restaurante Le Cinq del Four Seasons Hotel George v: de París, posee la medalla de plata del Trofeo Ruinart 2000. . «Ami entend@tel sumiller debe dar placer y alegría, igual que lo da el vino a la mesa», asegura Bernardo. unque sólo tiene 25 A años, Enrico Bernardo ya ha vividomuchodes- de que decidiódejar su . :,' Milán natal. di,puesto a hacerse un nombre en el mundo de la restauración. Pero el rumbo de su vida cambió justo en la mayoría de edad, cuando se puso en con- tacto con Giusseppe Vaccarini, presidente de la Asociación Internacional de Sumilleres (ASI) . «Yo soy muy curioso de las cosas que no conozco y quería saber cómo se prueban los platos y cómo se catan los vi- nos. Entonces contacté con Vaccarini y me hizo participar de unas lecciones que impar- tía, durante las cuales vio en mí una predisposición para con el vino y me propuso rea- lizar una experiencia de un año para profundizar en el te- ma. Yotenía 20 años y me di- je por qué no... Y me gustó tanto que decidí aparcar la co- cina y dedicarme enteramente al vino», explica Bernardo, quien siente verdadera devo- ción por Giusseppe Vaccarini. A él le atribuye la evolución de la sumillería en Italia. «No conozco a nadie como él en el mundo de la gastronomía, con su cotidianidad a la hora de explicar las referencias y la manera de servir el vino y de beberlo, cosas de las que na- die habla. Él ha dado un sen- tido a esta profesión.» Vaccarini, por su parte, tampoco escatimó elogios cuando dijo de Bernardo que puede representar el inicio de una nueva fase de la sumille- ría italiana. «Quizás porque hasta ahora nadie había de- mostrado un interés similar por esta profesión en nuestro país», justifica el actual jefe D F&B - TECNOHOTEl, FEBRERO2002 Joven maestro. Bernardo ha supuesto un revulsivo en la sumi11eria. de sumiUeres del restaurante Le Cinq del Four Seasons Ho- tel George V de París. Elaprendizaje y es que el sumiUer nace pero, sobre todo, se hace a base de «muchísimo trabajo y mucha disciplina». El sumiller «no sólo degusta vinos, antes debe aprender mucha teoría y mucha geografía. Es necesario conocer unos parámetros por- que si no, uno se pierde en el mundo del vino», asegura. Otro de los requisitos de la profesión es conocer a fondo las zonas vinícolas del mun- do, por ello es necesario viajar tanto como sea posible, visitar bodegas y catar el mayor nú- mero de vinos. «En una cata importante, lo mínimo que debe saber un sumiUer son 50 referencias, debe conocer al propietario, probar los vinos, comentarlos con él y saber todo lo que pueda de ellos para dar la in- formación correcta a los clien- teso Por eso tiene que viajar por todo el mundo, porque hay tantas denominaciones que es dificil aprenderlas sin visitarlas y verlas. Lo mismo pasa con la pronunciación de los lugares». Presente y futuro Hablando de viajes y de lu- gares, nos quedamos en Es- paña donde, en cuestión de sumiUería, «se ve lo que se veía en Italia hace cinco años». O sea «mucho interés pero poca formación». De he- cho, según Bernardo, hay un gran desequilibrio entre la ca- lidad del vino y su servicio. «Son cinco las veces que he visitado España, porque los vinos son de una óptima cali- dad y para enseñarlos debo conocer su procedencia y el territorio donde se elaboran y hacerme una idea del mapa vitivinícola español», explica. En esta ocasión, volvió al Penedes a visitar a sus ami- gos Santi Amigó, del restau- rante Cal Xim, y Agustí Tore~ lló, a probar nuevos vinos y a hablar con productores y enó- lagos de la comarca catalana. Algunos como Torelló confían tanto en sus aptitudes que ya le auguran la victoria en el próximo concurso del Mejor SumiUer del Mundo, que se disputará en Estados Unidos en 2003. De momento, ya os- tenta la medalla de plata del Trofeo Ruinart 2000, consi~ derado como el título oficial del Mejor Sumiller de Europa. Estar entre los mejores a los 25 años supondría una gran presión para muchos, pero és- te no es su caso. «Un concur- so es un juego, una prueba de satisfacción personal y segu- ramente también es una re- compensa a tantas renuncias, a tanta energía invertida», ex- plica Bernardo. A juicio de expertos, Ber- nardo se merecía la medalla de oro que, finalmente, ganó el francés Franck Thomas. Sus exhibiciones en la prueba de decantación, la asociación de platos y vinos, la degustación y el servicio de cigarros, junto con su dinamismo, eficacia y buen humor fueron halagados por todos los asistentes. «El sentido del humor forma parte de mí. A mi entender -afirma- el sumiUer debe dar placer y alegría, igual que lo da el vino ala mesa.» «Voluntad, curiosidad y am- plitud de miras» son otras de las cualidades que debería te~ ner el sumiUer del siglo XXI. Pero por encima de todas Ber- nardo destaca «la humildad» que «desgraciadamente» no abunda en este mundo. «El hecho de conocer, saber y dar lecciones sobre vinos, vuelve a la gente demasiado presun- tuosa y se está perdiendo la filosofía del arte de la mesa que, para mí, es una manera de entender la vida». ~ c. G.

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Page 1: El1r;co Berna.rdo, la sumi11eria. como forma de vida · El1r;co Berna.rdo, la sumi11eria. como forma de vida. El jefe de sumilleres del restaurante Le Cinq del Four Seasons Hotel

El1r;coBerna.rdo,la sumi11eria.como forma de vida. El jefe de sumilleres del restaurante Le Cinq del Four Seasons Hotel

George v: de París, posee la medalla de plata del Trofeo Ruinart 2000.. «Ami entend@tel sumiller debe dar placer y alegría, igual que lo da

el vino a la mesa», asegura Bernardo.

unque sólo tiene 25

Aaños, Enrico Bernardoya ha vividomuchodes-de que decidiódejar su

. :,' Milán natal. di,puesto ahacerse un nombre en elmundo de la restauración.

Pero el rumbo de su vidacambió justo en la mayoría deedad, cuando se puso en con-tacto con Giusseppe Vaccarini,presidente de la AsociaciónInternacional de Sumilleres(ASI) .

«Yo soy muy curioso de lascosas que no conozco y queríasaber cómo se prueban losplatos y cómo se catan los vi-nos. Entonces contacté conVaccarini y me hizo participarde unas lecciones que impar-tía, durante las cuales vio enmí una predisposición paracon el vino y me propuso rea-lizar una experiencia de unaño para profundizar en el te-ma. Yotenía 20 años y me di-je por qué no... Y me gustótanto que decidí aparcar la co-cina y dedicarme enteramenteal vino», explica Bernardo,quien siente verdadera devo-ción por Giusseppe Vaccarini.

A él le atribuye la evoluciónde la sumillería en Italia. «Noconozco a nadie como él en elmundo de la gastronomía, consu cotidianidad a la hora deexplicar las referencias y lamanera de servir el vino y debeberlo, cosas de las que na-die habla. Él ha dado un sen-tido a esta profesión.»

Vaccarini, por su parte,tampoco escatimó elogioscuando dijo de Bernardo quepuede representar el inicio deuna nueva fase de la sumille-ría italiana. «Quizás porquehasta ahora nadie había de-mostrado un interés similarpor esta profesión en nuestropaís», justifica el actual jefe

D F&B - TECNOHOTEl, FEBRERO2002

Joven maestro. Bernardo ha supuesto un revulsivo en la sumi11eria.

de sumiUeres del restauranteLe Cinq del Four Seasons Ho-tel George V de París.

Elaprendizaje

y es que el sumiUer nacepero, sobre todo, se hace abase de «muchísimo trabajo ymucha disciplina». El sumiller«no sólo degusta vinos, antesdebe aprender mucha teoría ymucha geografía. Es necesarioconocer unos parámetros por-que si no, uno se pierde en elmundo del vino», asegura.

Otro de los requisitos de laprofesión es conocer a fondolas zonas vinícolas del mun-do, por ello es necesario viajartanto como sea posible, visitarbodegas y catar el mayor nú-mero de vinos.

«En una cata importante, lomínimo que debe saber unsumiUer son 50 referencias,debe conocer al propietario,probar los vinos, comentarloscon él y saber todo lo quepueda de ellos para dar la in-formación correcta a los clien-

teso Por eso tiene que viajarpor todo el mundo, porquehay tantas denominacionesque es dificil aprenderlas sinvisitarlas y verlas. Lo mismopasa con la pronunciación delos lugares».

Presente y futuro

Hablando de viajes y de lu-gares, nos quedamos en Es-paña donde, en cuestión desumiUería, «se ve lo que seveía en Italia hace cincoaños». O sea «mucho interéspero poca formación». De he-cho, según Bernardo, hay ungran desequilibrio entre la ca-lidad del vino y su servicio.

«Son cinco las veces que hevisitado España, porque losvinos son de una óptima cali-dad y para enseñarlos deboconocer su procedencia y elterritorio donde se elaboran yhacerme una idea del mapavitivinícola español», explica.

En esta ocasión, volvió alPenedes a visitar a sus ami-gos Santi Amigó, del restau-

rante Cal Xim, y Agustí Tore~lló, a probar nuevos vinos y ahablar con productores y enó-lagos de la comarca catalana.Algunos como Torelló confíantanto en sus aptitudes que yale auguran la victoria en elpróximo concurso del MejorSumiUer del Mundo, que sedisputará en Estados Unidosen 2003. De momento, ya os-tenta la medalla de plata delTrofeo Ruinart 2000, consi~derado como el título oficialdel Mejor Sumiller de Europa.

Estar entre los mejores a los25 años supondría una granpresión para muchos, pero és-te no es su caso. «Un concur-so es un juego, una prueba desatisfacción personal y segu-ramente también es una re-compensa a tantas renuncias,a tanta energía invertida», ex-plica Bernardo.

A juicio de expertos, Ber-nardo se merecía la medallade oro que, finalmente, ganóel francés Franck Thomas. Susexhibiciones en la prueba dedecantación, la asociación deplatos y vinos, la degustacióny el servicio de cigarros, juntocon su dinamismo, eficacia ybuen humor fueron halagadospor todos los asistentes. «Elsentido del humor forma partede mí. A mi entender -afirma-el sumiUer debe dar placer yalegría, igual que lo da el vinoala mesa.»

«Voluntad, curiosidad y am-plitud de miras» son otras delas cualidades que debería te~ner el sumiUer del siglo XXI.Pero por encima de todas Ber-nardo destaca «la humildad»que «desgraciadamente» noabunda en este mundo. «Elhecho de conocer, saber y darlecciones sobre vinos, vuelvea la gente demasiado presun-tuosa y se está perdiendo lafilosofía del arte de la mesaque, para mí, es una manerade entender la vida». ~ c.G.

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TecnoHotel - febrero 2002