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Page 1: EL TEÓSOFO pdf/AGOSTO 2016...EL TEÓSOFO VOL. 137 NO. 11 Editor: Sr. Tim Boyd NOTA: Los artículos para publicar en “The Theosophist” deben ser enviados a la Ofi cina Editorial
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EL TEÓSOFO

VOL. 137 NO. 11

Editor: Sr. Tim Boyd

NOTA: Los artículos para publicar en “The Theosophist” deben ser enviados a la Ofi cina Editorial (TPH Adyar)

Tapa: Los Fundadores de la Sociedad Teosófi ca (ST), Mme. H.P. Blavatsky y Cnel. H.S. Olcott (también primer Presidente de la ST desde 1875 a 1907), ambos nacidos en el mes de Agosto. Fotos de Archivos

de la ST en América. Imagen diseñada por Neeta Agrawal.

Órgano Ofi cial del Presidente, fundado por H. P. Blavatsky, 1879. La Sociedad Teosófi ca es responsable sólo por las noticias ofi ciales editadas en esta revista.

AGOSTO 2016

Multidimensionalidad y Ningún Espacio VacíoTim Boyd

3

Maestros Teosófi cos, Buddha y BuddhismoWayne Gatfi eld

6

Sobre Amigos y Enemigos - IIPradeep Talwalker

10

La Meditación Yantra y el Emblema de la Sociedad Teosófi caPeggy Heubel

15

Intolerancia Religiosa y Violencia SectariaKrista Umbjärv

20

La Doctrina SecretaHenry S. Olcott

23

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El Teósofo2

LA SOCIEDAD TEOSÓFICAFundada el 17 de Noviembre de 1875

Presidente: Mr Tim Boyd Vice presidente: Dr Chittaranjan SatapathySecretary: Ms Marja Artamaa Tesorero: Mr T. S. Jambunathan

Cuartel General: ADYAR, CHENNAI (MADRAS) 600 020, INDIAVice-President: [email protected]

Secretary: [email protected]ía: [email protected]

Biblioteca y Centro de Investigaciones Adyar: [email protected] de Publicaciones Teosófi cas (TPH): [email protected] - [email protected]

Ofi cina Editorial: editorialoffi [email protected], Website: http://www.ts-adyar.org

La Sociedad Teosófi ca está compuesta por estudiantes que pertenecen -o no- a cualquiera de las religiones existentes en el mundo. Están unidos por su aprobación a los objetivos de la Sociedad, por su deseo de deponer los antagonismos religiosos y congregar a los hombres de buena voluntad, cualquiera que sean sus opiniones religiosas y por su deseo de estudiar las verdades de las religiones y participar a los demás estudiantes los resultados de esos estudios. El vínculo que los une no es la profesión de una fe común, sino la común investigación y aspiración por la Verdad. Sostienen que la Verdad debe buscarse mediante el estudio, la refl exión, la pureza de vida, la devoción a elevados ideales. Consideran que el precio de la Verdad debe ser el resultado del esfuerzo para obtenerla y no un dogma impuesto por autoridad. Consideran que la fe debería ser el resultado del estudio o intuición interior y no su antecedente; que debe descansar sobre el conocimiento y no sobre una aseveración. Extienden su tolerancia hacia todos, aún a los intolerantes, no como privilegio que se abrogan, sino como deber que cumplen, esforzándose por disipar la ignorancia más bien que condenarla. En cada religión ven una expresión de la Sabiduría Divina, prefi riendo su estudio a su condenación y su práctica a su proselitismo. Su consigna es la Paz; su aspiración la Verdad.

La teosofía es el cuerpo de verdades que constituye la base de todas las religiones y que no pretende posea exclusivamente una de ellas. Ofrece una fi losofía que hace la vida inteligible y demuestra que la justicia y el amor guían su evolución. Coloca a la muerte en su legítimo lugar, como un incidente que se repite en la vida sin fi n, abriendo el paso a una existencia más plena y radiante. La Teosofía restituye al mundo la Ciencia del Espíritu, enseñando al hombre que él mismo es un Espíritu y que la mente y el cuerpo son sus servidores. Ella ilumina las Escrituras y las doctrinas de las religiones, revelando su signifi cación oculta, justifi cándolas ante la razón, como siempre se han justifi cado ante los ojos de la intuición.

Los miembros de la Sociedad Teosófi ca estudian estas verdades y los teósofos se fuerzan en vivirlas. Todo aquel que esté dispuesto a estudiar, a ser tolerante, a tener miras elevadas y a trabajar con perseverancia, será bienvenido como miembro y dependerá del mismo miembro llegar a ser un verdadero teósofo.

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de los profundos principios que se trans-mitió al mundo con la reintroducción de la Teo-sofía a través de H.P. Blavatsky fue la idea de que somos seres “multidimensionales” que habitan un universo multidimensional. Se hizo un gran es-fuerzo por defi nir y describir los distintos planos de la Naturaleza en la cual funcionamos. Desde un punto de vista teosófi co, nuestra tendencia es pensar en términos de siete planos. La idea de que nuestro nivel normal de percepción es solamen-te uno de muchos es mucho más fácil de acep-tar ahora de lo que era en la época en que HPB presentaba estas ideas, una época en la que el es-pectro electromagnético se estaba descubriendo y defi niendo.

Aunque tal vez no sea importantísimo en nues-tra mente, somos conscientes de que el espacio de nuestro entorno está lleno de varias ondas de dis-tintos tipos. Cualquiera que tenga un móvil sabe que cuando suena el teléfono, es porque la causa es un patrón específi co de las energías de un tipo particular. Esas energías nos rodean en todas par-tes y en cada momento, pero sólo percibimos la mínima parte de ese espectro. Somos muy cons-cientes de una banda limitada de la dimensión fí-sica. Si nos quemamos los dedos, enfocamos la atención en este cuerpo físico. Todo lo relativo a las sensaciones es lo que nos une con el mundo físico, ése es un nivel.

Similarmente, con nuestros sentimientos, cuando estamos tristes o felices, somos muy cons-cientes de ese nivel emocional de la conciencia que es distinto al físico. Lo mismo se aplica a los pensamientos de distintas cualidades, los que tie-nen la raíz en los objetos físicos concretos y los que son más conceptuales y abstractos. Son los planos de conciencia con los que estamos más fa-miliarizados. Pero en las enseñanzas de la Teoso-fía se dice que hay dimensiones, planos del ser, en los cuales podemos funcionar y funcionamos, que se hallan signifi cativamente más allá de ellos.

¿Por qué no somos conscientes de esas dimen-siones más extendidas de nuestro ser? HPB decía: “Sea cual sea el plano en el que nuestra concien-cia pueda estar actuando, tanto nosotros como las cosas que pertenecen a ese plano son, de momen-to, las únicas realidades”. Cuando estamos muy enfadados, o tristes por algo, nos olvidamos del cuerpo, de comer o de dormir. Si nuestra mente está centrada en el reino emocional, sólo las emo-ciones son reales para nosotros, nada por encima o por debajo. El plano de la conciencia en el que se centra nuestra concienciación determinará para nosotros lo que es real en cualquier momento dado.

Una aplicación importante de ese principio implica descubrir los distintos niveles de concien-cia en los que funcionamos. Hay una meditación conocida que pasa por ese proceso. A veces se describe como una meditación sobre los cuerpos, donde, en nuestra práctica meditativa, enfocamos la atención primero en las sensaciones del cuerpo físico. Cuando estamos sentados, nos conciencia-mos de la presión del asiento, del aire de nuestro alrededor, las luces que vemos, somos conscientes del reino físico y de las sensaciones que cruzan nuestra conciencia. A medida que vamos profun-dizando en ese estado de atención, la gente puede empezar a ser consciente del latido del corazón, puede sentir el fl uir de la sangre, a menudo in-cluso sentir el movimiento de la energía nerviosa que recorre el cuerpo, que está ocurriendo todo el tiempo, pero generalmente por debajo del nivel de nuestra concienciación.

Observamos esas sensaciones y a través de ese proceso surge el reconocimiento de que como podemos ver y observar esas sensaciones, somos algo más. No somos este cuerpo físico. Este pro-ceso luego se repite con las emociones, con los pensamientos de distintos tipos y con la misma mente. El proceso requiere atención, observación y reconocimiento de que eso no es todo lo que

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existe, que hay más. El objetivo de ese tipo de ejercicio es que nos familiaricemos con los dis-tintos niveles en los cuales somos capaces de fun-cionar. Esa familiaridad nos ofrece la oportunidad de ser efectivos al utilizar los distintos aspectos de nuestro ser. Esa multidimensionalidad está direc-tamente relacionada con el principio de “Ningún espacio vacío”.

La idea de “ningún espacio vacío” es la de que éste es un universo inteligente y en todas partes hay inteligencia. La inteligencia adopta varias formas, algunas las vemos, pero la mayoría no. Hay una frase maravillosa en las Cartas de los Maestros que habla de nuestra interacción con el espacio que nos rodea y las formas que habitan ese espacio. En la primera carta de KH a A.O. Hume, dice “el hombre está poblando continua-mente su corriente en el espacio con un mundo propio, coronado con su progenie de fantasías, deseos, impulsos y pasiones”. Cada pensamiento sale de nuestra mente, asume una forma, algo vivo que atrae a otras de su mismo tipo. Según el po-der de nuestro pensamiento, esa entidad vive y se mueve y circula dentro del ambiente compartido de pensamiento durante más o menos tiempo, se-gún el poder de nuestro pensamiento.

Hablando de cosas más allá de nuestro margen normal de percepción, puede a veces parecer ex-traño o sobrenatural. Uno de los consejos que se nos dan cuando intentamos captar esas dimensio-nes más ocultas es el axioma hermético: “Como es arriba, es abajo, como es dentro, es fuera”. En otras palabras, no hay rompimiento en las leyes que gobiernan este reino físico, emocional o cual-quier otro reino en el que existimos. Tomando el ejemplo de atraer distintas formas de vida a los pensamientos que producimos, una analogía útil podría ser la siguiente: si cogiéramos una jarra de miel y la pusiéramos afuera, al otro lado de la puerta, atraería cierto tipo de criaturas: abejas, mariposas, etc. No es ningún misterio para noso-tros, lo vemos constantemente. Igualmente, si po-nemos hierbas podridas fuera, también atraerá un tipo distinto de seres. No serían las mariposas ni las abejas, sino moscas, gusanos etc. De manera similar, la “fragancia” de nuestros pensamientos atrae toda una hueste de seres. En palabras del Maestro, la corriente que sale de nosotros se ve continuamente poblada de esa misma manera. Igualmente, si alguna vez hemos tenido la expe-riencia de estar sentados en presencia de alguien que está deprimido o enfadado, ni siquiera tene-

mos que conocerlos o conversar con ellos ni tener contacto visual con ellos; si no tenemos cuidado, nos veremos afectados.

En presencia de la depresión, acabaremos sin-tiéndonos vacíos, si no nos hemos prevenido con-tra ello. Ante la ira, nos sentiremos incómodos o en peligro. Hay una atmósfera, una población, que se ve atraída hacia cada uno de nosotros. ¡Somos nosotros los que hemos de escoger con quien que-remos estar!

En la tradición de la Sabiduría Perenne o en cualquier tradición espiritual, encontramos mu-chas diferencias de un lugar a otro, pero hay algo que es seguro en todas las tradiciones. En Oriente, el término utilizado para describir eso es “man-tra”. En Occidente lo conocemos como “ple-garia”. Cada tradición habla de los benefi cios y efectividad del mantra adecuado o de la plegaria adecuada. En parte, implica familiarizarnos con otros niveles del ser que están continuamente fun-cionando dentro de nosotros y alrededor de noso-tros. Igual que hay fuerzas que se ven atraídas a la ira, al odio y a la tristeza, también están las que son atraídas a la paz. Hay amantes de la paz que se juntan igual que mariposas alrededor de una fl or. Las distintas tradiciones tienen distintos nombres para ellas: ángeles, devas y otros.

Somos conscientes de plegarias y mantras específi cos y poderosos. Mahoma no sabía leer cuando lo llamaron para que recitara los prime-ros versos del Qur’an, era analfabeto. Cuando el arcángel Gabriel apareció ante él y le enseñó la tableta y le pidió que recitara lo que estaba escri-to, Mahoma dijo “No puedo recitar; no sé leer!” El arcángel dijo: “Recita, lee!” y Mahoma leyó y su recitación se convirtió en el Corán, que es la recitación de todas las muchas verdades que se le comunicaron de esa manera.

En Luz en el Sendero encontramos un pasa-je fascinante que habla de la lectura. Dice así: “Leer, en el sentido oculto, es leer con los ojos del espíritu”. Si pedís, se os dará. Después se hace la pregunta de por qué la gente normal está pi-diendo todo el tiempo, pero no reciben nada. La respuesta es que normalmente, cuando pedimos, pedimos con la mente y la respuesta que somos capaces de recibir no va más allá de los límites de nuestra mente limitada. Pero pedir realmente no es sólo buscar información, esa petición procede de un hambre que tenemos dentro de nosotros, un hambre nacida de una aspiración espiritual. Sólo entonces recibimos una respuesta y después ve-

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mos, leemos y recitamos. Pero hasta ese punto, sólo estamos pidiendo con la mente y recibiremos respuestas dignas de esa mente.

La plegaria, o mantra, tiene sus raíces en esa hambre de lo Divino. Muchos mantras y plegarias tienen cierto poder espiritual sólo en las cualida-des de su sonido. Pero solamente cuando existe una intención más profunda y la comprensión nos permite relacionarnos con esa plegaria, se con-vierte en algo capaz de conectarnos. Una plegaria de la tradición védica con la que estamos familia-rizados y que dicen es muy poderosa es el Mantra Gayatri. I.K. Taimni tiene mucho que decir sobre ella en su excelente libro Gayatri, la Práctica Reli-giosa diaria de los hindúes. Pero hay una práctica preliminar implicada antes de que siquiera entre-mos en la plegaria en sí. Requiere que nos pre-sentemos ante fuerzas más elevadas que actúan en distintos niveles de nuestro ser. Está asociada con los distintos chakras como representaciones de campos de conciencia: Om Bhuh (raíz), Om Bhuvah (bazo), Om Janaha (garganta), Om Tapah (ceño), Om Satyan (corona). Es una práctica re-gular que requiere que nos familiaricemos con la inteligencia y los poderes que residen en la Natu-raleza y en nuestro interior. Es la práctica inicial del Gayatri. Se recomienda que esta práctica se haga diariamente. Para el resto, os aconsejo el li-bro de Taimni.

Otra plegaria que compartiré es una oración anónima de la tradición cristiana. La encontré como parte de la introducción de un librito sobre misticismo práctico: La Nube del No Saber. Como es una plegaria cristiana, habla a Dios como a lo Divino: Oh, Dios, ante quien todos los corazones se abren, ante quien el deseo es elocuente y de quien nada está oculto, purifi ca los pensamientos de mi corazón con los rayos de tu espíritu para que pueda amarte con un amor perfecto y alabarte como te mereces.

En este ejemplo en particular, que podemos analizar mentalmente, la parte más importante es la conexión con la aspiración espiritual interna. Esta plegaria empieza con un reconocimiento de lo que es divino e ilimitado, y hay un cierto as-

pecto liberador en la idea de un reconocimiento de Dios, la Unidad, la Unicidad, ante la cual cada corazón está completamente abierto y visible. Hay una cierta libertad en el sentido de que no hay necesidad de defendernos contra lo Divino. Todo está abierto “para quien nada está oculto”.

Cualquiera que haya tenido la experiencia de vivir en este mundo un cierto número de años ha-brá actuado en algún momento de alguna manera que probablemente habría deseado no hacerlo. Muy a menudo se consume mucha energía tratan-do de mantener estas cosas “secretas” en el cora-zón, para que permanezcan ocultas. Tal vez no sea algo bueno ir a decírselo a tu vecino, pero cierta-mente, en el silencio de tu propia meditación, ser capaz de sentir la apertura vuelve a ser un poten-cial liberador.

La elocuencia es una manera de hablar persua-siva. “Ante quien el deseo es elocuente” se refi ere a ese deseo que persuade a lo Divino a visitarnos, a vivir dentro de nosotros, a moverse desde nuestro interior al exterior. Nuestro deseo es unifi carnos con lo Divino, tener la experiencia de la Unidad, de la Unicidad. Ese deseo es persuasivo para libe-rarnos de barreras personales. Ése es el aspecto de reconocimiento de esta plegaria. La parte siguien-te es una llamada, una petición para “purifi car los pensamientos de mi corazón”, esos pensamientos que están pasando por mi corazón de momento en momento. ¿Por qué? Para “poder amaros” para poder expresar un amor que es ilimitado, que es Divino, “con un amor y una alabanza perfectos tal como merecéis”.

La pregunta con la que voy a terminar es “¿Cuál es la alabanza que merece aquello que es Divino, esa Unicidad y todas sus expresiones? ¿Signifi ca que entonamos cantos sobre la belleza de las cosas, o nos decimos palabras los unos a los otros, o signifi ca algo más? Quisiera sugerir que tal vez la más profunda alabanza que podamos dar sea el reconocimiento de la presencia de eso Divi-no en cada uno, en cada cosa, en todo el espacio que creemos que está vacío, que es omnipresente, todopoderoso, conocedor de todo. Ésa es la mejor alabanza que somos capaces de dar. ²

Estas reglas han sido escritas para todos los discípulos: préstales atención. Antes de que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar. Antes de que el oído pueda oír, tiene que haber perdido su sensibilidad. Antes de que la voz pueda hablar en presencia de los Maestros, debe haber perdido la capacidad de herir. Antes de que el alma pueda hallarse en presencia de los Maestros, sus pies deben haberse lavado en la sangre del corazón.

Luz en el Sendero

Multidimensionalidad y Ningún Espacio Vacío

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Maestros Teosóficos — Buddha y Buddhismo

El Sr. Wayne Gatfi eld es Presidente de la Rama Bolton, Sección Inglesa de la Sociedad de Teosófi ca.

Galle, Sri Lanka, el 25 de mayo de 1880, Madame H. P. Blavatsky y el Coronel H. S. Olcott “tomaron el pansil”, es decir fueron formalmen-te reconocidos como budistas. En su Old Diary Leaves, Vol. 2, el Coronel Olcott escribe: “Noso-tros nos habíamos declarado ser budistas mucho antes, en América, tanto privada como pública-mente, de modo que ésta era solo una confi rma-ción formal de nuestras declaraciones anteriores”. Luego, él agrega:

Yo declaro que si el Budismo tuviese un solo dog-ma obligatorio, no habríamos tomado el pansil… Nuestro Budismo era el del Maestro-Adepto Gau-tama Buddha, idéntico a la Religión Sabiduría de los Upanishads, y el alma de todas las antiguas re-ligiones.

Así ¿por qué HPB y el Coronel Olcott procla-maron ser budistas? Para comprender esto tene-mos que considerar a los Maestros Teosófi cos que nos entregaron las enseñanzas.

En Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sin-nett el Maestro KH dice que los “Jefes quieren una ‘Fraternidad de la Humanidad’, que comience una real Fraternidad Universal”. Ellos en varias ocasiones proclamaron ser seguidores del Budd-ha. Uno de los Jefes recién mencionados, cono-cido para nosotros como el Mahachohan, declaró en una carta:

Que nosotros, devotos servidores de ese espíritu en-carnado, de abnegación absoluta, de fi lantropía, de divina bondad, como de todas las más altas virtudes accesibles a este triste mundo; que nosotros servido-res del hombre por excelencia, Gautama Buddha, le

permitiéramos a la Sociedad Teosófi ca representar la personifi cación del egoísmo, y dar refugio a unos pocos que no dedican ningún pensamiento a la mul-titud, he aquí, hermanos míos, una rara idea.

Gautama Buddha nació alrededor del año 621 AC y solo fue uno de una larga línea de Buddhas. Fue parte de un linaje espiritual que se remonta a millones de años. Está claro que la Sociedad Teosófi ca se inició para continuar el trabajo del Buddha en el sentido que iba a seguir el sendero de compasión que enseñó el Buddha. Luego, en la misma carta el Mahachohan expresa:

Entre algunas observaciones hechas por los europeos sobre el Tibet y sobre la jerarquía místi-ca de los “Lamas perfectos”, hay una que ha sido correctamente formulada y expresada en estos términos: “Las encarnaciones del Bodhisattva, Padma Pani o Avalokitesvara, la de Tsong Kapa y la de Amitabha, renuncian al morir a alcanzar el rango de Buddha: “es decir el Summun bonum de la beatitud y de la felicidad individual personal, a fi n de renacer una y otra vez “para servir a la humanidad”.(Rhys Davids) En otros términos, a fi n de poder quedar sujetos a la miseria, al apri-sionamiento de la carne y a todas las tristezas de la existencia, siempre que un semejante sacrifi cio, repetido en el curso de largos y melancólicos si-glos, les permita asegurar la salvación y felicidad venidera de un puñado de hombres escogidos en una sola de las numerosas razas humanas.

La Teosofía enseña que los deberes del Dalai Lama del Tibet son más transitorios y políticos; se dice que él es una encarnación de Avalokitesvara, en tanto que los deberes del Tashi Lama o Pan-chen Lama son más espirituales. Se dice que ellos

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son las encarnaciones de Tsong Kha Pa, quien re-formó el Budismo en el siglo 14 DC. La percep-ción del mundo externo es la opuesta. También, el Panchen Lama de esa época se dice que ha estado en contacto con los Maestros Teosófi cos que vi-ven en los Himalayas. Si esto aún es verdad, se abre a conjeturas dado el hecho de que los chinos supuestamente secuestraron al Panchen Lama y lo reemplazaron por uno de su propia elección.

Durante la vida de H. P. Blavatsky se com-prendió muy poco respecto al Budismo. Ahora han cambiado los tiempos y hay muchas más es-crituras budistas traducidas por verdaderos prac-ticantes, no solamente intelectuales como eran en la época victoriana; y las traducciones son mucho más exactas e imbuidas de espíritu. El único li-bro en esa época que contenía tal espíritu era La Voz del Silencio, traducida por H. P. Blavatsky. Este libro introdujo el concepto del Bodhitssatva al occidente y enseñó el sendero de compasión y los medios de alcanzarlo, siguiendo el Sendero de las paramitas. Esto no fue nada nuevo, se había conocido en el oriente durante siglos, pero H. P. Blavatsky fue la primera en traerlo a la atención de occidente.

Se acepta que el Sendero de las paramitas es el único seguido por aquellos que desean hollar el sendero del Bodhisattva en contraste con el sen-dero auto-centrado del Buddha Pratyeka. Estas paramitas están enumeradas en La Voz del Silen-cio como:

1. DÂNA, la llave de la caridad y el amor in-mortal.2. ŚILA, la llave de la Armonía en la palabra y en la acción, la llave que equilibra la causa y el efecto, y que no deja ya lugar a la acción Kármica.3. KSHÂNTI, dulce paciencia, que nada puede alterar.4. VIRÂGA, indiferencia al placer y al dolor: la verdad solo se percibe cuando se ha vencido la ilusión.5. VIRYA, la intrépida energía que desde el ce-nagal de las terrenas mentiras, lucha abriéndose paso hacia la excelsa VERDAD6. DHYÂNA, cuya puerta de oro, una vez abierta, conduce al Narjol (un santo o adepto) hacia el eterno reino de Sat y su contemplación perfecta.7. PRAJNÂ, cuya llave hace del hombre un Dios, constituyéndole en Bodhisattva, hijo de

los Dhyanis.

En el Budismo estas son llamadas las seis per-fecciones porque la cuarta, viraga, no está inclui-da en la enseñanza budista tradicional. Se dice que son diez de ellas para el sacerdocio compro-metido.

La posición dada a Gautama Buddha por los Maestros es muy elevada y se afi rma que era un hombre de la sexta ronda y que, aún con el trans-currir del tiempo, tendría que reencarnar en un nivel mucho más elevado. En Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, Carta XVII, el Maestro KH afi rma:

Se diferencia de los otros hombres tanto en su apa-riencia física como en espiritualidad y conocimien-to. Sin embargo, se libró de más encarnaciones sólo en esta tierra; y cuando los últimos hombres de la sexta ronda del tercer anillo desaparezcan de esta tierra, el Gran Instructor tendrá que reencarnar en el planeta siguiente. Sólo que, puesto que Él sacrifi có la beatitud y el Reposo Nirvánico por la salvación de sus semejantes, renacerá en el más elevado, en el séptimo anillo, del planeta superior. Hasta enton-ces Él regirá cada diez mil años (digamos más bien y añadamos que ya “ha regido”) sobre individuos escogidos que generalmente, cambiaron el destino de las naciones. Véase “Isis”, Vol. I pp. 34 (último párrafo) y 35, (primer párrafo).

Y el Maestro KH escribió a A. O. Hume:

Nunca hubo una época dentro o antes del así llama-do periodo histórico en que nuestros antecesores no estuvieran formando sucesos y “haciendo historia”, hechos que fueron posterior y constantemente de-formados por “historiadores” para satisfacer los pre-juicios contemporáneos. ¿Está usted completamente seguro que los personajes heroicos visibles en los dramas consecutivos no eran a menudo solo sus ma-rionetas? Nosotros nunca afi rmamos que podíamos arrastrar a las naciones en conjunto a esta o aquella crisis a pesar de la corriente general de las relacio-nes cósmicas del mundo. Los ciclos deben cursar sus rondas. Los periodos de luz mental y moral, y oscuridad se suceden el uno al otro, como el día a la noche. Los yugas mayor y menor deben llevarse a cabo de acuerdo al orden establecido de las cosas. Y nosotros, llevados por la poderosa marea, solo po-demos modifi car y dirigir algunas de sus corrientes menores.

Maestros Teosófi cos, Buddha y Buddhismo

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VOL. 137.118 El Teósofo

Así, debemos recordar que Gautama Buddha no es solo un personaje del pasado sino una en-tidad viva, todavía activa en el mundo. Él es el cuarto Buddha en esta ronda y el quinto maestro espiritual, como el primero fue un Dhyan Chohan y como lo será el último. El Dhyan Chohan cubri-rá la brecha desde una ronda a la siguiente.

Lo importante de recordar es que los maestros espirituales vienen en nuestra ayuda periódica-mente y hay ciclos dentro de ciclos, ruedas dentro de ruedas; existen los grandes maestros tales como el Buddha y otros menores. La Teosofía nos dice que hay un muro guardián que protege a la huma-nidad de caer víctima de aún peores males en esta era de Kali u oscuridad. Los maestros superiores pueden dirigir a ciertos individuos para infl uen-ciarlos por el bien de la humanidad, aunque ellos probablemente sólo plantan ideas en sus mentes y dejan a los individuos o grupos que los lleven a una práctica real. Así, tenemos que compren-der que estamos siendo ayudados y observados. Un ser muy elevado se dice que es el Vigilante Silencioso quien voluntariamente ha renunciado al nirvana para ser la fuente de todos los maestros menores. Y Krishna en el Bhagavadgita dice que él aparecerá siempre que haya un aumento del mal en el mundo. Krishna es en un sentido nuestro Yo Superior, y si tenemos confi anza y verdadera fe siempre llegará a nuestro rescate cuando estemos enfrentando un peligro de cualquier tipo. En un nivel diferente la misma fuerza trabajará para el bien de todo el planeta.

El Budismo está generalmente separado en dos partes, las escuelas Mahayana e Hinayana o Theravada. Se dice que la primera está más en ar-monía con la doctrina del corazón que proviene del corazón de Buda y la segunda de su cabeza, orientada más intelectualmente. El Sutra del Loto, que se dice que es una de sus últimas enseñanzas, introduce la idea del ekayana, el vehículo único, expresando que los otros vehículos eran solo pre-paratorios de la enseñanza fi nal, la que acentúa que todos tenemos la naturaleza del Buda.

Esta es la nota clave, no solo de Buda sino de todos los grandes maestros a lo largo de la histo-ria. Ellos vinieron a despertarnos a nuestras ver-daderas naturalezas y nos dieron todas las suge-rencias en cuanto a cómo alcanzar esto, pero no reglas dogmáticas creadas por el hombre. Pienso que tenemos que encontrar nuestro propio camino para alcanzar la meta; lo principal es llegar a ser consciente de que somos seres espirituales y co-

menzar a actuar como tales.Nosotros seguimos reglas en la religión, etc.,

pero muchas de estas son solamente las que cier-tas personas han considerado que son conducen-tes a su propio desarrollo. Es realmente un proce-so de hágalo usted mismo, pero se necesita la guía de aquellos que se han ido antes. Es alentador sa-ber que hay quienes voluntariamente han venido a la tierra a mantenernos en contacto con quienes somos realmente, especialmente durante tiempos difíciles. También tenemos nuestro propio gurú cuando comenzamos a despertar; nuestro propio Yo Superior. El Mahachohan escribió:

Todos nosotros debemos librarnos de nuestro pro-pio Ego, del yo ilusorio y aparente para reconocer nuestro verdadero Yo en una vida divina trascen-dental. Pero si no queremos ser egoístas, es nece-sario forzarnos para mostrar esta verdad a nuestros semejantes y hacerles reconocer la realidad de este Yo trascendental, de este Buddha, Cristo o Dios, de todo predicador.

Los budistas llaman a este verdadero yo el hombre o mujer verdaderos. Es quienes somos en realidad cuando hemos quitado todas las másca-ras. Los confucianos anteponen al nombre de un adepto con ‘Humano Real’. Nosotros nos volve-mos humanos cuando tomamos la posición de ser seres espirituales, cuando actuamos y trabajamos desde esa posición; aún si fracasamos cien veces volvemos y lo intentamos como dicen los Maes-tros.

Nosotros somos parte de una jerarquía, mien-tras nos separamos de la idea material de una je-rarquía. Signifi ca que la consciencia desciende a través de toda una multitud de Seres hasta que nos alcanza, pero en nuestra esencia somos esos Se-res; compartimos el mismo espíritu, es solo que ellos han despertado a él más de lo que lo hemos hecho nosotros. Hay solamente una consciencia y la idea de la separatividad es una ilusión. Hay solamente varios grados de estar despiertos.

Creo que deberíamos sentirnos animados por el hecho de que la parte real de nosotros es intoca-da por todo lo que sucede en el mundo a nuestro alrededor. En el análisis fi nal, aquellos en el lado de lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello no pueden ser derrotados. Si existen quienes matan el cuer-po, no pueden matar el Espíritu. La consciencia es la incitadora de la Divinidad dentro de nosotros; sofocar la consciencia es volverse un alma muer-

Maestros Teosófi cos, Buddha y Buddhismo

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ta. Y muchos en este mundo son animados a so-focar su consciencia y volverse duros de corazón.

Generalmente el mundo basa sus pensamien-tos y acciones en suposiciones equivocadas. Las personas tratan de apegarse a la vida y prolongar-la, sin saber lo que es la vida realmente. La vida es vida, continúa por siempre y esta tierra es una de las manifestaciones más limitadas y estrechas de ella; lo que llamamos “muerte” es en realidad una expansión de la vida, una puerta a una existencia más grande. Un paso más cerca de lo que somos en esencia.

Buda enseñó mucho acerca de la transitorie-dad de esta vida terrenal, pero lo hizo para impe-lernos a encontrar una comprensión más amplia de lo que somos internamente y para guiarnos a avanzar en el sendero a la Inmortalidad.

En la época en que se fundó la Sociedad Teo-

sófi ca, los Maestros podían ver la forma en que el mundo se estaba conduciendo y decidieron in-tentar continuar el trabajo que el Buda comenzó y que había estado haciendo periódicamente duran-te siglos a través de muchos individuos y grupos. Así, ellos iniciaron una organización para hacer justo esto; liberaron un poco más de información acerca de la constitución del hombre y del univer-so para ayudar a continuar este proceso. La moti-vación fue siempre permitirles a los miembros de la Sociedad obtener el conocimiento para ayudar a otros. Para formar una Fraternidad Universal de la Humanidad sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color y no solamente obtener conocimien-to para nuestro propio uso. Este trabajo continúa hasta hoy y es tan importante, como siempre, com-prender esto y continuar viviendo y promoviendo las legítimas enseñanzas teosófi cas. ²

La doctrina que nosotros difundimos, siendo la única verdadera, y con ayuda de pruebas que nosotros nos preparamos a dar, debe terminar por triunfar como toda verdad. Sin embargo, es absolutamente necesario inculcar gradualmente invocando en apoyo de esas teorías -hechos evidentes para aquellos que saben- las deducciones directas dadas y corroboradas por la ciencia exacta moderna.

He ahí por qué el Coronel H.S.O. cuyo único fi n es el despertar del buddhismo, puede ser mirado como un hombre que trabaja en el verdadero sendero teosófi co mucho más que cualquier otra persona que busca satisfacer su deseo ardiente de adquirir conocimientos ocultos. El Buddhismo, despojado de sus supersticiones, es la eterna verdad que no se puede tomar por objetivo sin tratar de alcanzar la Theos-Sophia, la Sabiduría Divina, sinónimo de la Verdad.

Maha Chohan

Maestros Teosófi cos, Buddha y Buddhismo

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El Sr. Pradeep Talwalker es Miembro de la Rama Poona de la ST en India. Charla dada en la Rama el 10 de mayo de 2009.

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ahora los otros cinco enemi-gos. El primero de estos es el impulso sexual, kama. ¿Por qué lo llamamos enemigo? Si el im-pulso sexual desapareciera no habría una genera-ción futura. Sesenta billones de almas están espe-rando ansiosamente su próximo nacimiento; ¿qué les sucedería a ellas? Porque, ¿que nos sucederá a nosotros si no tenemos la oportunidad de reencar-nar y perfeccionarnos? Llámelo un enemigo o lo que usted quiera, el fi n de la pasión del impulso sexual, kamaraga (raga=pasión), nunca llegará. Otro lado positivo del impulso sexual es que a causa de él una persona abandona el vagabundeo de la soltería e intenta “refi narse’, para impresio-nar al sexo opuesto. De la vulgaridad se dirige al refi namiento. Por supuesto, pasan muchas vidas en esta educación; pero después, cuando su propia familia crece, él también aprende a amar incondi-cionalmente. Ama a sus hijos incondicionalmen-te; pero con el tiempo también comienza a amar a la sociedad en general de la misma manera. Es correspondido, lo que es muy agradable.

Él comienza voluntariamente a gastar una cre-ciente parte de su riqueza y tiempo con los nece-sitados. La semilla plantada por el impulso sexual crece en un árbol que apoya a todos. Así, kama es el constructor-promotor de la etapa de dueño de casa (grhasthasrama), que se considera la más importante de las cuatro etapas de la vida (asra-mas), ya que alimenta a las otras tres. Si no hubie-ra dueño de casa en derredor (grhastha), ¿quién mantendría al soltero, al jubilado, al ermitaño, al invitado, al mendigo? Kama es la escalera que conduce al “amor incondicional por todos”, una emoción elegante que se genera en el proceso total. La persona absorta en sí misma vuelve su

atención hacia afuera, primero hacia unos pocos familiares, luego a la sociedad en general, debido a kama. Es verdad que bajo la infl uencia de tamas y rajas, un hombre enceguecido con kama comete disparates de todas clases; pero con el desenvol-vimiento del orgullo superior aprende a controlar el irreprimible impulso del sexo. Además, con el surgimiento de emociones más elevadas, el im-pulso disminuye gradualmente.

Se nos ha dicho que en la cuarta Gran Inicia-ción kamaraga está totalmente bajo control; pero aún antes de la primera Iniciación, el impulso se-xual es reprimido debido a los apremios de nues-tra imagen pública bajo rajoguna. Si mantenemos nuestros deseos, kama puede ser un ayudante muy importante en el progreso espiritual. El desarrollo gradual de tal restricción parece estar basado en el plan divino y se sublima en amor incondicional por toda la Creación. Eso debería mostrar el lugar especial de kama en el Gran Plan. Siendo kama un asociado del orgullo, ayuda al “yo” a ser om-niabarcante.

El próximo “ripu” (enemigo) es krodha (ira). A nivel personal, la ira despierta más bajo tamas y aún más bajo rajas, cuando recibimos un agravio. Nos estimula a la acción para buscar reparación. Cuando se aquietan las consideraciones persona-les, la ira también se calma. La ira que aparece por el bien de otros (por ejemplo, cuando los in-defensos son tratados injustamente) tiene un papel más positivo. Es mejor controlar el mal pacífi ca-mente en la sociedad, pero esto requiere una gran fuerza espiritual. Cuando un hombre no tiene tal fuerza, la ira le proporciona el valor para hacer frente al mal. Poderosas fuerzas se postran ante la justa indignación. Los débiles consideran a un

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individuo tal como su salvador, aúnan esperanzas y se unen a él. Los sindicatos británicos se forma-ron para enfrentar la injusticia de los industriales y de propietarios de minas. El movimiento se di-fundió debido a su efi cacia, ignorando las leyes que buscaban frenarlo. Esto puede que no hubiera sido posible sin que alguien se enojara; los traba-jadores probablemente nunca hubieran obtenido justicia de otro modo. Por supuesto, la ira tiene que ser manejada sabiamente por el nuevo líder, con su nueva fuerza. Él debe ser igualmente justo para ambos lados.

Krodha se compara con el fuego, mientras el fuego esté bajo control puede ser de servicio; des-de preparar nuestra taza de té diaria hasta condu-cir un tren, o aún tareas más grandes. Hay que cui-dar que permanezca bajo control. De otro modo puede conducir al desastre. Aun así, nadie mira el fuego como un enemigo. Si se permite que el fuego se salga de control, no es culpa del fuego. Ocurre lo mismo con la ira: no debería surgir por motivos egoístas; no debería escaparse con nues-tros sentidos. Si continuamos trabajando por un buen motivo, lentamente desarrollamos la capaci-dad de alcanzar el éxito sin despertar la ira, ahora veremos cómo.

Cuando un hombre progresa espiritualmente, aumenta su fuerza mental. Puede solucionar pro-blemas pacífi camente, sin enojarse. Es verdad, pero antes de esto su mente interna tiene que se-renarse. Cuando se logra esto, la mente ya no se agita, la ira ya no aparece. Mirando esto desde el otro lado, mientras la ira despierta, muestra falta de paz interna, todavía debe hacerse mucho traba-jo espiritual. Este es otro aspecto útil de krodha. Esta es una razón para estar incluso agradecidosde tener ira. Un termómetro muestra cuando sube la fi ebre, ¿pero haría esto que el termómetro fuera nuestro enemigo? La ira muestra a un impulsivo. Es un indicador de nuestra agitación interna, una defi ciencia en nuestro progreso espiritual. Pero también podemos usarla positivamente, sabia-mente. Una vez que hacemos esto, la paz reina en nuestro corazón: krodhaya no se saldrá de control.

Lobha (codicia), lo opuesto a carencia de de-seos, es nuestro “enemigo” número tres. Pero si careciéramos de deseos desde el comienzo mismo, ¿cómo lograríamos un progreso material? ¿Cómo podríamos mantener a nuestra familia? Es nuestro deber satisfacer las necesidades de aquellos que dependen de nosotros para vivir, proporcionarles comodidades de acuerdo a las necesidades de la

época en que vivimos. Sin enfrentar las respon-sabilidades mundanas no podemos ser libres para dedicarnos al progreso espiritual. Lobha, como kama, es esencial para el dueño de casa. No pue-de funcionar sin ellas. Por supuesto, la codicia no debe conducirnos a malos pasos. No debemos ro-bar a otros, ni consentir en la avaricia; ni sentirnos dueños de nuestra riqueza; ni olvidar a la sociedad en general.

Pero un dueño de casa tiene que tener sufi cien-tes recursos. Solamente después de disfrutar la ex-periencia del progreso material (y de superar las difi cultades), en plena actividad de rajoguna, sen-timos la necesidad de la espiritualidad de sattva-guna. Para un progreso completo es esencial que el alma pase la experiencia del progreso material. Sólo después de pasar todos los grados podemos presentarnos para la graduación. Ningún grado puede omitirse. En los primeros grados, cuando la mente está sin desarrollar y el conocimiento es li-mitado, se nos enseñan lecciones más simples que podemos asimilar en esa etapa. El resto del apren-dizaje continúa a su vez. La codicia es una parte del programa de estudios de los primeros grados. No es solamente útil, es básico, indispensable. Sería ingratitud sentir desprecio por los primeros grados después de alcanzar los grados superiores. Cuando estos grados son completados, el jivatma (el “Ego”, el yo superior que no muere, sino que crece en las vidas siguientes) espontáneamente abandonará lobha, no necesitamos interesarnos demasiado en esto.

El cuarto enemigo es la ilusión, moha. Lite-ralmente moha signifi ca desvanecer. En la ciencia del Espíritu, signifi ca tomar maya (ilusión) por lo real. Todo lo que ha sido creado por Brahman (lo Absoluto), es maya. Todos los planos, desde los más densos a los más sutiles, constituyen maya. Los innumerables velos de maya ocultan la reali-dad última. Nos atraen y nos fascinan. La infi nita diversidad en maya, la abundancia de todo tipo dada por ella, sus enigmas insolubles, provocan nuestra curiosidad y deseo. Hechizados por el en-gaño causado por maya, continuamos levantando un velo tras otro. Enamorándonos más y más, de-sarrollando una devoción por el Creador de maya cada vez más profunda, fi nalmente quitamos to-dos los velos, trascendemos maya, y alcanzamos a Brahman. El Sendero es arduo, largo y resbala-dizo, sin libertad para el error. Está lleno de espi-nas, pero también de fragantes fl ores nunca per-cibidas antes y de dulces frutos nunca probados

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antes, todo proporcionado por maya. Las espinas nos disciplinan, las fl ores nos dan alegría, y los frutos nos alimentan: nos ayudan a sostenernos en el Sendero afrontando todos los peligros. Cami-namos hacia el Destino manteniendo el equilibrio, los ojos abiertos, un paso a la vez, sujetándonos de la mano de maya. ¿Vamos a llamar enemigo a maya?

La envidia es el sexto enemigo (matsara). La palabra matsara, en su uso actual, es más bien acre, y verdaderamente sustenta esta traducción. Pero es una palabra con varios matices de sig-nifi cado. Como lobha, matsara también tiene su lado positivo. Los primeros matices de la palabra (como aparecen en el Rg-veda) eran cercanos a alegría. Implicarían solamente la disputa creada por una persona que va delante de otra. Los mati-ces más bajos llegaron después. No es necesario sobresaltarnos. Todos no se ponen celosos cuando alguien va adelante, unos pocos son así, pero la mayoría se lo toma con calma. Si el lado negativo de matsara es la codicia, el lado positivo puede ser la competencia saludable. Si matsara nos va a hacer competir y nos aguijonea hacia adelante, ¿qué daño hay en ello? Si en la infancia de nuestro espíritu divino, el jivatma, podemos progresar por la comparación, seguramente en una etapa poste-rior podemos establecer nuestro propio ritmo. Por supuesto, matsara tiene que mantenerse controla-do, limitado solamente a una competencia saluda-ble. Evidentemente, no debemos ser codiciosos. El Ramayana y el Mahabharata (y aún las mito-logías europeas) abundan con ejemplos sobre qué catástrofes pueden producirse si matsara se va de las manos. (Quizás así es cómo la palabra adqui-rió su presente signifi cado perjudicial). Así, de-bemos ser cuidadosos. Si podemos progresar sin ser ayudados por matsara, estupendo; pero esto no sucede en la vida de las personas menos evo-lucionadas. Matsara es también una experiencia que el jivatma tiene que atravesar. Ésta también es una parte inseparable del plan de las cosas de Dios. Sería ignorancia mirarla como un enemigo. Cuando el jivatma evoluciona y se desvanece la ilusión de la separatividad, no deseará adelantar a otros. Hará su mejor esfuerzo para llevar consi-go a todos. Una vez que se haya desarrollado así, se liberará no sólo de la codicia, sino incluso de la competencia. Matsara se esquivará completa-mente, sin esfuerzo.

Este es el conjunto de los seis enemigos (shra-dipu). Si alguien puede alcanzar la Meta sin su

ayuda, hermoso; pero esto no sucede. El débil espiritualmente, en la infancia de los nacimientos humanos, necesita estos soportes; este puede ser el motivo de por qué han sido dispuestos así por Dios, en su infi nita sabiduría. Tenemos que esca-lar las alturas de la espiritualidad usando estos es-calones. Sería erróneo mantenerse holgazaneando en los peldaños por mera diversión, esto retardaría nuestro progreso; pero sería ingrato mirarlos con desprecio cuando llegamos a un nivel superior del Gran Edifi cio. ¡Aún una ligera traza de una emoción como la ingratitud dañará enormemen-te nuestro progreso! Hay todavía muchas alturas que escalar. Estos soportes fueron usados por los Adeptos cuando luchaban; y quienes los están usando hoy (lo que nos incluye realmente a todos nosotros todavía atascados en los renacimientos) un día serán Adeptos. Entonces, los seis enemigos así llamados despectivamente, realmente no son shadripu, deberían ser debidamente llamados los seis maestros, shatsikdhaka, o los seis peldaños, shatsopana aún más apropiadamente; pero no es nuestro propósito aquí cambiar el lenguaje. Así, continuaremos con el viejo epíteto, el enemigo (ripu). En tanto purifi quemos nuestro punto de vista, esto debería ser sufi ciente.

Cuando una persona se alza por encima de los seis enemigos, ya no está más bajo la oscilación de la tamoguna o de la rajoguna. Él se ha gra-duado en la sattvaguna, la cualidad de la bondad, la realidad, la verdad. (El adjetivo sánscrito sat signifi ca diversamente “bueno, real, verdadero”; tva es un sufi jo como “-ness”); guna es cualidad). Aquellos regidos por la sattvagunaya no son do-minados por las emociones inferiores. Ellos son bondadosos, viven para los demás, un estado ejemplar. Pero no debemos apegarnos ni siquiera a esta etapa. Hay más progreso por hacer. Cuan-do seguimos trabajando por el bien de los demás, comprendemos que estamos siendo ayudados por poderes muy capaces. Obtenemos éxito des-proporcionado en relación con nuestro esfuerzo. Evidentemente, somos solamente un instrumen-to en sus manos para la ejecución de las buenas acciones, el hacedor real es Dios. Ésta, natural-mente, es una muy humilde experiencia. Nuestros corazones están llenos de gratitud. Sigue la total entrega a su Voluntad. Somos liberados de toda responsabilidad por cualquier cosa que hagamos o cualquiera sea el resultado que obtengamos. También somos liberados de los últimos vestigios de orgullo por ser el hacedor de las acciones, lo

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que nos hace buscar la recompensa de “nuestras” buenas acciones. No tenemos una voluntad propia separada, nunca más. De esta forma trascendemos todas las tres gunas, y llegamos a ser gunatita (más allá de las gunas).

Los santos han iluminado este Sendero. Todos ellos estuvieron muy por encima de los insultos y las torturas. Jesucristo me viene a la mente: un epítome del perdón, del sentimiento de compa-sión aún por aquellos que lo crucifi caron.

Hasta ahora todo va bien, pero ¿qué hay acerca de los mosquitos, chinches, cucarachas y demás? Son una verdadera molestia. Si hay alguna pausa para limpiar después de la cena, cucarachas y hor-migas completan el trabajo. Servicio no deseado, por supuesto, pero la Naturaleza no permite ne-gligencias. Si nosotros y nuestros vecinos mante-nemos los pisos limpios y los desagües cerrados, se ataja el problema de las cucarachas y las hor-migas.

Los mosquitos, moscas negras y moscas do-mésticas son, sin embargo, una historia diferen-te. Dispóngase a meditar y escuchará el zumbido familiar. Las moscas negras van a la humedad de sus ojos a medio cerrar. Las moscas domésticas creen que es el momento oportuno para explorar nuestra piel y cabello. Es la hora de comer para los mosquitos. ¿Qué menú puede ser más dulce que un hombre sentado tranquilamente, con los ojos cerrados? Más que sufi ciente para la medita-ción. El mundo habría sido un lugar mejor sin es-tos compañeros, estamos seguros. Las compañías de control de plagas prosperan.

Pero entonces recordamos la historia de Yo-gananda Paramahansa en Autobiografía de un Yogui. En la residencia de Sri Yukteswar, el gurú de Yogananda, era abundante la presencia de mosquitos. Se le permitió a Yogananda usar un mosquitero, puesto que estaba acostumbrado a él, pero viendo que Sri Yukteswar no usaba uno, Yo-gananda también lo dejó y encontró que los mos-quitos ya no le atormentaban. También se dijo que los mosquitos cesaron de picar a Sri Aurobindo después que adoptó el yoga. La Naturaleza no es parcial. La regla que aplicó a estos yoguis debe aplicarse a todos. Ramana Maharshi renunció a sus vestimentas y comenzó su búsqueda del Yo a los dieciséis años. En los Himalayas y otras par-tes, innumerables aspirantes meditan de cuerpo desnudo durante muchas horas. Estas personas no usan cremas repelentes de mosquitos. Libres de temor, no buscan protección ni aún de serpientes

o animales salvajes en la selva. Hemos leído re-latos, visto películas de serpientes y tigres senta-dos dócilmente a los pies de los yoguis. Estas no pueden ser invenciones de la imaginación. Si no hubiera sido la realidad, los yoguis nunca habrían podido seguir su camino escogido. Si los animales se hubieran comido a los rshi-s al estar en la selva, nunca habríamos recibido el tesoro espiritual de-jado por ellos, además, ellos mismos no lo habrían obtenido.

Aquí hay un mensaje para nosotros. La actitud de ser el “hacedor” de las acciones (el así llama-do kartrbhava) o experimentador de las acciones (bhokta bhava), genera agitación en nuestra men-te interna. La actitud de ser un observador desape-gado, desapasionado, de todo lo que suceda (el sa-kshi bhava o drashta bhava) aquieta la agitación y serena la mente. Tal es la experiencia de muchos.

Esta serenidad parece ser muy apreciada para los Poderes Invisibles. Vemos esto aún condu-ciendo. Cuando estamos tranquilos, el tráfi co no nos molesta. Podemos alcanzar nuestro destino sin problemas y más rápido. Pero si estamos apu-rados y molestos con el tráfi co, se pone peor. La gente se interpone en nuestro camino, y hace co-sas que nos molestan más. No solo la gente, aún la Naturaleza parece hostigar al enojado y al impa-ciente. Polvo en el viento, ripio desparramado en el camino, pájaros situados en los árboles expul-sando sus excrementos, todo parece hallarse a la espera de nuestra llegada. Los semáforos parecen estar cronometradas para estar en rojo justo cuan-do tenemos que pasar. Los problemas parecen es-tar directamente en proporción con el grado de (y contribuyen a) nuestra agitación. Sin ser clarivi-dente, uno no puede decir si hay algunas fuerzas causativas invisibles detrás de esta aparente cons-piración, pero la experiencia es muy reveladora. Si usted es una de las víctimas, trate de ser testigo (asuma sakshi bhava) como un experimento (esto es posible en un segundo). Sea un observador se-parado. Los problemas se disipan.

Incluso los mosquitos desaparecen si nos con-vertimos en un observador separado. Los zumbi-dos se detienen instantáneamente. Normalmente, cuando nos sentamos a meditar, con nuestra cons-ciencia mejorada, comenzamos a escuchar aún los sonidos más insignifi cantes que no escucharíamos de otra manera. Aún con este oído más sensible, el sonido de los mosquitos se silencia. Con una mente inestable es difícil conservar este estado plácido, pero la experiencia presente nos impul-

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sará a trabajar con una mente fi rme. Lo que puede hacerse durante cinco segundos, con el esfuerzo constante, puede hacerse durante cinco minutos o cinco horas. La gente lo ha hecho. Inclusive han explicado cómo. Podemos seguir su ejemplo. Los insectos no llegan benevolentemente a calmar nuestras mentes, pero tampoco llegan a establecer una vendetta. Llegan a alimentarse. Pero, es un hecho confi rmado que no persisten cerca de una persona con una mente serena. Cualquiera pue-de intentarlo. La ciencia que hay detrás de esto puede que no la conozcamos en esta etapa. ¿Se debe a algunas emanaciones en este estado? No lo sabemos, pero podemos benefi ciarnos agrade-cidamente.

Un mango es igual de dulce sin conocer la quí-mica que lo madura. Solo parece ser el inteligente plan de la Naturaleza. Un insecto no es ni nuestro enemigo ni nuestro amigo, sino que tiene una lec-ción para nosotros (¡más maestros!). La lección está ante nosotros, esperando ser adquirida. Mien-tras tanto, podemos desarrollar la gratitud y el amor por toda la creación incluyendo a los insec-tos, como parte de la creación. Esta gratitud en sí misma es sedante y tiene un efecto saludable en la mente y el cuerpo. También trae alegría de vuelta a nuestra vida. No estar feliz en todo momento es un crimen contra Dios.

Una mente serena y afectuosa construye un cuerpo saludable: los gérmenes de las enferme-dades parecen volverse inofensivos. El amor por toda la creación es nuestra mejor armadura. Aún las epidemias más contagiosas no afectan a toda la población, aunque todos bebemos la misma agua del grifo, respiramos el mismo aire de la ciudad. Con un cuerpo sano, es muy probable que perma-nezcamos indemnes (y también somos capaces de ayudar a las víctimas).

Seguramente, algunas veces nos enfermare-mos, de acuerdo con esa parte de nuestro karma que esperamos se trate en esta vida (nuestro pra-rabdha), pero ahora nuestra tolerancia ha mejora-do, y aún el periodo de estar en cama pasará sere-na y alegremente. Esta es una experiencia necesa-ria para nuestro crecimiento completo, sentiremos gratitud aún por la enfermedad (o el accidente) que nos mantiene en cama.

No deberíamos resentirnos con un ser humano, animal, o aún los seis enemigos. La persona ofen-

dida puede o no sufrir con nuestro odio, pero una cosa es segura, nosotros sufriremos, la actitud misma del odio causa gran desgaste en nosotros por su constante presencia. Y nosotros formamos un lazo kármico con esa persona (el que asegura un continuo sufrimiento para ambos). Respecto al amor “apegado”, retarda nuestro progreso mante-niéndonos pegados a la emoción. Aquí también se crea un lazo kármico. Si el vínculo es de apego o de resentimiento, el resultado es el mismo: nos mantiene en el camino de nacimientos y muertes. El apego y el resentimiento son dos lados de la misma moneda. No queremos esta moneda. Que-remos la libertad de ambos lados. Lo que se ha dicho en Luz en el Sendero acerca de que el ami-go y el enemigo son iguales, está también allí en el Bhagavadgita (XII, 18,19) donde hablándole a Arjuna acerca de las cualidades del devoto que-rido para él, el Señor Bendito (Sri Krishna) dice: “Igual para con enemigo y amigo…ese hombre es caro a Mí”

Cada situación en la vida, cada casualidad, es para enseñarnos el secreto de vivir. Hay maestros que nos rodean y una lección a cada paso. Tene-mos que capturar todo el benefi cio, sin vacilación. Benjamín Franklin en su sabiduría escribió en El Almanaque del Pobre Richard (1757): “Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos”. ¡Cuánta verdad! Ayudémonos con las enseñanzas de todos los seres humanos, animales, plantas, minerales, situaciones y casualidades. La ayuda divina está siempre ahí: ya sea abiertamente o esperando a ser descubierta. Cuando lo percibimos, nuestros corazones se llenan de gratitud y amor por todos. Deseamos pagarle por todo lo que Él hizo por no-sotros. La única manera de pagar es llegar a ser un instrumento en sus manos. Permitamos que nos use para cualquier cosa, dondequiera que Él lo considere adecuado. Y como dijo Milton: “Tam-bién sirven quienes sólo están de pie y esperan”.

El resentimiento nos agota. La gratitud y el amor incondicional y libre nos sana y nutre desde dentro. El benefi cio de la gratitud y el amor está en todas partes, pero la persona que los esparce se benefi cia muchas veces. Su vida en la tierra es una alegre excursión. Todo lo afi rmado en esta opor-tunidad ya es conocido para todos nosotros. La elección es clara. La Naturaleza no deja nada a ser decidido. Benefi ciémonos todos de esto. ²

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15Agosto 2016 El Teósofo

La Meditación Yantra y el Emblema de la Sociedad Teosófica

La Sra. Peggy Heubel es un antiguo miembro de la ST, ex Presidente y secretaria de la Rama Oakland, en EE.UU.

Dhāraṇā, término sánscrito, defi nida como concen-tración; apoyo, un solo espíritu, "sostener, sopor-tar"; mantener en la memoria. Es la sexta astanga de la disciplina de la yoga. Es la concentración de la mente (chitta) en un objeto [semilla], con la aten-ción fi ja; técnica para centrar la mente y prepararla para la verdadera meditación (ashtânga-yoga).

Para los fi nes de este ensayo, se supone que el lector está familiarizado con el concepto general de la meditación en lo que se refi ere no a sus bene-fi cios para la salud, como la reducción del estrés, sino a las prácticas espirituales que conducen a nirvâna-moksha.1 Este objetivo es el mismo para todos en el transcurso del tiempo, el medio varía con el temperamento de cada practicante.

Hay muchos tipos de meditación, divididos en dos categorías principales: meditación con semi-lla y meditación sin semilla. La meditación sin semilla es imposible para el principiante, a menos que, por supuesto, el principiante haya reencarna-do en esta vida con los resultados de muchas vidas de experiencia meditativa acumulada y sólo tiene que recapitular o familiarizarse a sí mismo con los procesos ya dominados.

Siendo esto así, la meditación con semilla es habitual y corriente. En La Ciencia de la Yoga2, la Sección I, “Samâdhi Pâda”, Sutra 18, página 42, el comentario afi rma: “el abhyâsa-purva signifi -ca ‘precedido por la práctica’. ¿Práctica de qué? La práctica de mantener en la mente la 'semilla' de samprajñâta samâdhi.3 Esta frase sirve para enfatizar el hecho de que asamprajñâta-samâdhi [sin semilla] sólo se puede practicar después de la práctica prolongada de samprajñâta samâdhi”, o meditación con semilla.

Inherente en cualquier semilla está la posibi-lidad, si las condiciones son adecuadas, de lograr aquello que es su destino alcanzar. Cuando se ha-bla de la meditación con semilla, se elige una se-milla que tenga un signifi cado profundo en ella y que vibre con las tendencias intelectuales o devo-cionales del aspirante o sādhaka4; una semilla que representa una refl exión o refl exiones de la pri-maria CAUSA SIN CAUSA UNICA, que puede denominarse LA FUENTE DIVINA DE TODO, o SAT5- AQUELLO que está más allá del espacio y del tiempo. No hay simbología existente que sea representativa de AQUELLO. Tal vez, lo máximo que podemos aspirar es a desarrollar la fuerza de devoción e intencionalidad para convertirse en uno con lo UNO por cualquier concepto que sea signifi cativo individualmente; ese concepto es en sí una semilla.

Después de haber utilizado una semilla-sím-bolo, emblema, o concepto, cualquier semilla (no importa cuán elevada o cuán poderosa) debe ser fi nalmente desechada si el objetivo de meditación es la unidad con lo UNO, porque lo UNO es todo lo que hay en el UNIVERSO manifestado, y nada puede existir como una "cosa" (semilla) fuera de AQUELLO. El meditador tiene como objetivo unirse en completa identidad con la REALIDAD subyacente o con la raíz de cada semilla.

El simbolismo es la "expresión de las ideas por cualquier otro medio [excepto el discurso]"6 y es "el lenguaje de los misterios (pictórico y sa-cerdotal) de edades prehistóricas". Aunque se usa cada vez más en la vida ordinaria, el simbolismo esotérico, es decir, los símbolos abstractos de la Naturaleza universal, nunca han cambiado con el paso del tiempo, a pesar de los atributos que han

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salido a la luz a medida que la humanidad avanza. Estos pueden ser utilizados como herramientas de meditación altamente efi caces para concentrar la mente en conceptos sagrados y santos.

El simbolismo esotérico (tan antiguo como la humanidad), que incluye los emblemas con mu-chos símbolos que representan un proceso, tienen un poder innato, ya que son arquetípicos7, es de-cir, el sentido interno es santo y divino en su abs-tracción, y como tal, puede ser el medio directo para la realización de moksha a través del esfuer-zo de concentración o contemplativo. Al abordar solo un símbolo, el Mahatma KH, en la Carta # 111 (antes # 59) de Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett (edición cronológica), dice de los triángulos8 blanco y negro entrelazados "del sello de la Sociedad Madre” (sello de la Sociedad Teo-sófi ca) que es "el sri-yantra del Templo arcaico Ario, el "misterio de los Misterios", una síntesis geométrica de toda la doctrina oculta”. Además: "El chela [estudiante de un Maestro Adepto] que puede explicar este signo en cada uno de sus as-pectos, es prácticamente un adepto."

Las formas arquetípicas como símbolos re-presentativos de conceptos universales divinos se pueden caracterizar como "formas de pensamien-to" producidos por la Ideación Kósmica (o cósmi-ca) generada por el SIEMPRE DESCONOCIDO UNO- en los albores del proceso evolutivo, ya sea en el desarrollo de un universo, una galaxia o un sistema solar. Inherente dentro de estas formas de pensamiento arquetípicas está necesariamente la Vida, la Conciencia, y el Poder de lo UNO que las idea. Dentro de cualquier símbolo representativo de esas formas, una cierta resonancia espiritual o infl uencia magnética está siempre presente en un grado mayor o menor; su infl uencia es fortaleci-da por eones de uso esotérico y, a veces, de uso consagrado para fi nes espirituales o sacerdotales. El espíritu no puede separarse de cualquier forma de materia (prakriti). Es la concentración sobre este tipo de "semillas" o "herramientas" que pue-den ayudar a entrenar y controlar la mente para una meditación signifi cativa, siempre y cuando se entienda que cualquiera de estas herramientas es simplemente un refl ejo de una verdad mucho mayor.

Aparte de las prácticas rituales, hay una téc-nica meditativa generalizada en tal uso. Aunque conocida en partes de Asia desde hace siglos y en India para la veneración de la puja, el yantra como técnica es una idea relativamente nueva para el

mundo occidental. Sin embargo, la meditación con semilla no es una idea nueva y la meditación yantra es meditación con semilla. La palabra yan-tra proviene del sánscrito, de la raíz yam, que sig-nifi ca mantener o sostener la esencia de un objeto o concepto, y la sílaba trâ que proviene de trâna o liberación de la esclavitud; y además se defi ne como "un instrumento, aparato, talismán o diagra-ma místico que encapsula energéticas vibraciones espirituales" y es un "diseño geométrico abstracto o forma arquetípica o estructura diseñada como 'herramienta' para la concentración y, piedra de toque para la meditación y una conciencia mayor de alguna faceta de la realidad." Su característi-ca o características obligatorias son estrictamente simbólicas y, a veces implican iconos divinos (an-gélicos, espirituales) refi riéndose no a sí mismo, a menos que se utilice como un talismán, sino a la forma-pensamiento intrínseca conceptual que, se dice, se activa o es espiritualmente dinámica con aspiración devocional. Los símbolos diagra-máticos universales y fundamentales de uso más frecuente son el punto (punto o bindu), el círculo, el triángulo, la cruz y el cuadrado. Además, con frecuencia se utilizan pictogramas e ideogramas para representar cualquiera de los panteones de seres divinos o aspectos de la Deidad misma.

Estos esquemas arquetípicos geométricos es-tán diseñados para entrenar la mente y canalizar las fuerzas espirituales o divinas concentrándolas (enfocándolas) en el concepto abstracto detrás del patrón para que sea reproducido o visualizado de manera efectiva por la fe del aspirante o del devoto, por el grado de comprensión de la sim-bología utilizada y la fuerza de la visualización. Por lo general, se clasifi can en dos tipos: dispo-sitivos de protección y dispositivos para el culto devocional y ritualista. Tal vez no sabiamente, los más utilizados se usan para protección o benefi cio personal; aunque los yantras como el medio a tra-vés del cual las fuerzas invisibles de la divinidad pueden actuar, por lo general han demostrado ser extremadamente inefi caces, ya que se han practi-cado como una cuestión de rutina y hábito sin la reverencia prolongada y el espíritu de devoción requerido. Hay que subrayar que tales "súplicas para benefi cio personal" y, o "para la intercesión" de cualquier tipo, tienen consecuencias kármicas negativas y pueden atraer a elementales negati-vos concomitantes, incluso si se utilizan incons-cientemente, o pueden no tener ningún tipo de infl uencia. Los motivos y propósitos sostenidos,

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17Agosto 2016 El Teósofo

el método, la comprensión correcta y la práctica devocional lo son todo.

Los yantras pueden dividirse en aquellos uti-lizados para la adoración devocional o culto y, aquellos para facilitar la meditación. Para facilitar la meditación (para ayudar a familiarizarse con los estados de conciencia como la concentración, la compasión, la correcta comprensión, la pacien-cia, la humildad, la perseverancia, etc.), los Yan-tras ayudan a obtener la liberación (moksha) de los ciclos de muerte y renacimiento; para retirar la conciencia del mundo exterior y ayudar al aspi-rante a ir más allá del marco de la mente normal, más allá de los estados de vigilia, sueño y sueño profundo, hacia el sustrato subyacente de turiya, la consciencia que es el verdadero Yo, más allá de los modos cambiantes de la existencia.

La meditación Yantra funciona bien y es parti-cularmente efi caz cuando se combina con las téc-nicas clásicas de la meditación yóguica (Patañjali como referente). Tal vez una de las consideracio-nes más importantes en el lenguaje teosófi co es que el uso sostenido de un yantra puede enfocar la conciencia de un aspirante dentro de la mente superior (manas) y evocar la intuición (buddhi), expansión que puede conducir al conocimiento espiritual directo, a la autorrealización última e iluminación espiritual.

Es necesario el uso de un mantra cuando se uti-liza un yantra. Un mantra es una palabra o frase sagrada de signifi cado espiritual y se defi ne como "aquello que salva a la persona que refl eja", y esto es importante: es protección contra infl uencias ne-gativas si se pronuncia al principio y también al fi nal de la meditación. Los mantras son sonidos y son grados de la naturaleza vibratoria de vâch, asociados con ella; aquello que trasciende el habla y en el que el habla (actividad vibratoria) reside. Es la actividad de la esencia divina que permea, impregna, anima y da forma a todas las cosas.

Así como hay muchos ejemplos de yantras, hay muchos mantras respectivos, y cada uno depende de la meditación objetivo/meta, de si la base de este tipo de meditación evoca lo intelectual o lo devocional de lo más elevado dentro de nosotros. Aunque algunos de ellos son efectivos, la mayoría no lo son. Los usos espirituales y, o sacerdotales persistentes de símbolos universales durante mi-llones de años han fortalecido la efi cacia y poten-cia de los mantras en prácticas meditativas y de los yantras en general; son los paréntesis en los cuales el yantra está contenido, la protección vi-

bratoria.En resumen, para el uso efi caz de cualquier

yantra en particular, es necesario: 1) Externamente, una forma o un diagrama

objetivo de 'alojamiento' de un símbolo universal o emblema que tenga un signifi cado importante para el meditador, es decir, una imagen, física ob-jeto, dibujo, etc;

2) A nivel interno, un mantra asociado a ese símbolo o emblema;

3) Una "comprensión correcta" intelectual del poder divino, fuerza o proceso representado por el símbolo o emblema y el mantra;

4) Concentración de propósito en su uso, de modo sincero, persistente y sostenido;

5) Una actitud de humildad y gratitud; 6) Motivo correcto. Si bien no se llama yantras en el mundo occi-

dental, los símbolos y emblemas icónicos se usan todos los días en prácticas religiosas, espirituales y meditativas. Uno de estos es familiar, el sello (o emblema) de la Sociedad Teosófi ca. Una de las descripciones más concisas de todos sus elemen-tos es la siguiente: 9

El emblema o el sello de la Sociedad Teosófi ca está formado por varios símbolos, todos ellos se han usado desde la antigüedad para expresar con-ceptos espirituales y fi losófi cos profundos sobre la humanidad y el Universo. Se pueden encontrar en una variedad de formas en las grandes religio-nes del mundo y su universalidad es mostrada más extensamente por su aspecto en culturas am-pliamente separadas. Tomados juntos como en el Sello de la Sociedad, representan una unidad de signifi cado, sugiriendo un amplio esquema evolu-tivo que abarca toda la Naturaleza, [ambas] física como espiritual. El estudio y la contemplación del emblema así como sus varios símbolos compo-nentes llevarán al estudiante serio a la compren-sión de algunos de los Misterios más profundos de la Existencia. . .

AUM10: En la parte superior del Sello, en ca-racteres sánscritos, está la palabra sagrada [pra-nava] del Hinduismo, aum u Om, una palabra de profundo signifi cado. Se puede decir que repre-senta la Palabra creadora o Logos, la Realidad inefable que es la fuente de toda la Existencia. . . “Al principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. Om es una pala-bra de poder y sólo se debería pronunciar con la mayor reverencia. [Note que aum se puede usar como un mantra en su totalidad o en parte, con el

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lema de la Sociedad Teosófi ca]. . .ESVÁSTICA: La Esvástica, colocada en el

emblema junto a la cabeza de la Serpiente, es la Cruz fl amígera, con brazos llameantes que giran en el sentido de las agujas del reloj [alrededor de un punto central] para representar las enormes Energía de la Naturaleza que sin cesar crea y di-suelve las formas a través de las cuales se da el proceso evolutivo. En las religiones que recono-cen tres aspectos de la Deidad, la Esvástica tie-ne que ver con la Tercera persona de la Trinidad, que es simultáneamente el Creador y el Destruc-tor: Shiva en Hinduismo y el Espíritu Santo en el Cristianismo. . .

SERPIENTE [OURO-o UROBOROS]: La Serpiente es el símbolo eterno de la Sabiduría Es-piritual más elevada. El estar tragando su cola, es un símbolo de Regeneración. Es el auto-nacido, el círculo de Sabiduría Infi nita, Vida e Inmortalidad. El círculo mismo es un símbolo antiguo de la Eter-nidad y representa lo Absoluto, el Universo [aún] No Manifestado que contiene las potencialidades de toda forma. Como el representante de la Esfera Infi nita, el “Huevo del mundo” de la Cosmología Arcaica, este símbolo se encuentra en cada reli-gión y fi losofía del mundo. [En el centro de este círculo estilizado está, otra vez, el punto]. . .

DOS TRIÁNGULOS: Los Triángulos Entrela-zados, uno (más claro) señalando hacia arriba y otro (más oscuro) señalando hacia abajo, simbo-lizan el descenso del Espíritu en la materia [trián-gulo negro] y su reaparición desde los confi nes limitados de la forma [triángulo blanco]. También sugieren el confl icto constante entre las fuerzas de la Luz y de la Oscuridad en la Naturaleza así como la Unidad inseparable de Espíritu y Materia. Cuando está representado dentro del Círculo de la Serpiente, la imagen representa el Universo y la Manifestación de la Deidad en el tiempo y el espacio. Las tres líneas y los tres ángulos de cada uno de los dos triángulos nos pueden recordar los aspectos triples del Espíritu: Existencia, Conoci-miento y Bienaventuranza y los tres aspectos de la Materia: Movilidad, Resistencia y Ritmo. El pic-tograma también se puede ver como la estrella de seis puntas, abarcando la Consciencia Espiritual y Física y visto por los Pitagóricos como el símbolo de la Creación. [Véase la Carta 111 de Las Cartas de los Mahatmas citada anteriormente.]

EL SÍMBOLO ANKH: En el centro del sello está la Ankh o Cruz Ansata, un antiguo símbolo egipcio de la Resurrección. Se forma de la Tau o

cruz coronada por un pequeño círculo y que a me-nudo se ve en las estatuas egipcias. La Tau simbo-liza la materia o el mundo de la forma; el peque-ño círculo encima de ella representa el Espíritu o Vida. Con el círculo que marca la posición de la cabeza, representa el cubo místico desplegado para formar la cruz latina, el símbolo del Espíritu que descendió a la materia y fue crucifi cado so-bre esta, pero fue elevado de la Muerte y descansa triunfante en los brazos del asesino conquistado. Por tanto se puede decir que el símbolo de los Triángulos Entrelazados que encierran el Ankh representa al humano triunfante y, el triunfante Divino en el humano. Como la Cruz de la Vida, el Ankh entonces se convierte en un símbolo de Resurrección e Inmortalidad [— de la Vida Mis-ma]. . .

EL LEMA: Alrededor del Sello aparece el lema de la Sociedad Teosófi ca: “No HAY RELI-GIÓN MÁS ELEVADA QUE LA VERDAD”. La verdad es la búsqueda de todo teósofo y cada gran religión refl eja hasta cierto punto la Luz de una Sabiduría Eterna y Espiritual. Cada una señala un camino hacia la realización de la Verdad. La pa-labra Religión en esta afi rmación es una traduc-ción de Dharma en sánscrito, que entre otras cosas signifi ca práctica, camino, virtud, enseñanza, ley, naturaleza inherente, religión y lo que es inaltera-ble o fi rme. La palabra Verdad en el lema es una traducción de Satya en sánscrito, que signifi ca, entre otras cosas, verdad y auténtico. Se deriva de la raíz sat, traducida como la Existencia No con-dicionada Ilimitada. . . .

El Sello [muy poderoso] le habla a una percep-ción interior, a la intuición y al corazón, evocando lo Divino en cada individuo que lo contempla. En su totalidad, representa una síntesis de grandes Principios Cósmicos que funcionan a través de ci-clos involutivos y evolutivos, llevándonos a todos nosotros, con el correr del tiempo, a la realización de nuestra Naturaleza Divina.

Debido a que los yantras invariablemente tie-nen un mantra asociado, el lema teosófi co se pue-de usar como un mantra: “No HAY RELIGIÓN MÁS ELEVADA QUE LA VERDAD” o el sáns-crito original “satyân nâsti paro dharmah”, prece-dida por, y fi nalizando con, “aum”.

El propósito de cualquier práctica meditativa es hallar el camino que “nos llama” o que encuen-tra la resonancia dentro de nosotros, y nos atrae a ella por cierta cualidad magnética o atractiva, "la todavía pequeña voz interior". Encontrar el ca-

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mino es volverse consciente de esto, de hallar el método correcto, y el mejor, para buscar AQUE-LLO, que espera sólo más allá de nuestra visión mental. Cuidado con todo lo que tienda a mante-ner o desarrollar la separación, la desigualdad o que refuerce el egoísmo. Sobre todo, la unidad, la armonía y la compasión deben ser los criterios sobre los que se juzga el proceso meditativo, y desecharlo si encuentra carencias.

Los Yantras pueden ser individualizados a medida que el aspirante avanza en el Sendero, in-volucrando profundamente dimensiones físicas, psíquicas y espirituales. De hecho, el progreso espiritual avanzado requiere la iniciación en el uso de un determinado yantra específi camente seleccionado por un maestro adepto para el con-

tinuo progreso del estudiante. Como uno se hace meditativamente familiar con el uso de yantras (o hasta de la meditación con semilla en general), comenzar solos sin la guía explícita de un adepto experto, es peligroso y puede establecer la base inconsciente de magia negra y hechicería. En ge-neral, la meditación con semilla es una práctica “relativamente segura” y la mayoría de nosotros ya usamos conceptos yantra/mantra. Observe también, que cualquier objeto como una cruz, el sello de Salomón, el Árbol Cabalístico de la Vida, una imagen del sri-yantra, o cualquier cosa que tenga un signifi cado espiritual específi co para el individuo, puede servir de yantra, y el corazón y la mente responderán adecuadamente. ²

Notas

1- nirvâna: estado de perfección; moksha — liberación, libertad espiritual, liberación, el objetivo fi nal de existencia humana.

2- La Ciencia de Yoga, traducción con comentarios de los Yoga-Sutras de Patañjali, por el Dr. I. K. Taimni.

3- samprajñâta: etapa temprana en samâdhi en donde la mente funciona concentrándose en un objeto de conocimiento; samâdhi tiene varias etapas o estados que implican desde un objeto mental, concentración, absorción; unión; y una determinación o unión meditativa, serena, sin deseos, con lo Uno Desconocido; de éstos, samprajñâta-samâdhi es una de las etapas más tempranas o estados (una concentración intensa sostenida en un objeto).

4- sâdhaka: quien practica disciplinas espirituales (del verbo sánscrito raíz sâdh = “ir directamente al objetivo”.

5- sat — Parabrahman; por HPB “. . . término sánscrito, usado en la fi losofía de la Vedânta; es un adjetivo intraducible a cualquier lengua; ni la sustancia ni el Espíritu puro, ni siquiera cualquier cosa, sat es el Todo Infi nito, VIDA o Existencia ABSOLUTA”.

6- La Doctrina Secreta, Vol. I, Parte II, “La Evolución del Simbolismo en Su Orden Aproximado — Secciones Explicatorias”.

7- Arquetipo: el prototipo original o primario en el cual están basadas todas las refl exiones

8- Se refi ere a Isis sin Velo, Volumen II, Capítulo VI para mucho más de una explicación de los poderes del triángulo superior y el “espacio que lo rodea”.

9- Esta descripción del sentido esotérico de los símbolos dentro del sello teosófi co es una de las mejores encontradas. Referencia en: <http://chaosophia218.tumblr.com/post/130867978142/the-seal-oftheosophical-society-the-emblem>.

10- Las tres letras (mâtra) — A, U, M — representan, respectivamente, lo externo, lo interno, y los estados súper conscientes de la consciencia, y los estados de vigilia, sueño y sueño profundo. Más allá de éstos está el cuarto sin medida (a-mâtra), que es el Yo, según la Advaita Vedânta.

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VOL. 137.1120 El Teósofo

Intolerancia Religiosay Violencia Sectaria

unos pocos años tuve la ocasión de cono-cer a una persona que representaba a una de las religiones mundiales principales, en un congreso interreligioso. En aquella época, él había estado participando en estos congresos durante algunos años. En determinado momento, cuando vio que los participantes solo repetían las mismas cosas una y otra vez y que todo se hablaba en un nivel muy superfi cial, sugirió que tal vez habría modos mejores de pasar el tiempo. Tal vez parece un poco fuerte, dijo, pero cada uno está tratando de decirles a los demás que su religión es la mejor.

De modo que si la gente con conocimientos y alguna experiencia actúa de esta manera cuando son invitados a representar a su religión en tales acontecimientos, entonces, esto lo hace a uno pensar. Al menos me hizo pensar a mí. ¿Por qué y cómo surge esa actitud? Por supuesto, está muy bien y es natural que sigamos el camino que nos parece mejor y que está en armonía con nuestras tendencias. Sin embargo, hay una difi cultad que proviene del hecho de que, si seguimos un camino que creemos que es el mejor para nosotros, existe una tendencia a pensar que no solo es el mejor para nosotros, sino que también es mejor que to-dos los otros caminos.

Ser diferentes o ver la vida desde otro ángulo no es un problema. El problema es la identifi ca-ción. Si observamos la vida detenidamente, pode-mos ver que aunque el yo tenga la capacidad de identifi carse con todo, hay sin embargo algunos aspectos con los que estamos más identifi cados. Curiosamente, los más evidentes al nivel físico son las distinciones mencionadas en el primer Objetivo de la Sociedad Teosófi ca (ST.) O quizás sea esa la razón del por qué estas distinciones se

La Sra. Krista Umbjärv es Secretaria de la Federación Europea de la ST. Charla pronunciada en la Convención internacional en Adyar el 2 de enero de 2016.

mencionan en el primer Objetivo. Se podría decir que existe sin duda, en diver-

sos grados, identifi cación con la raza, credo, sexo, casta y color. Cuando estamos entre quienes son de nuestra raza, cultura, religión, etc., es más di-fícil ver el proceso de identifi cación. Se hace más evidente cuando estamos aparentemente enfren-tados ante alguien que es diferente. Dije "apa-rentemente" enfrentados ante alguien porque en realidad no lo estamos. Pero psicológicamente así lo parece porque nos identifi camos con nuestro propio credo, raza, etc. Es como si nuestra reli-gión, cultura, nacionalidad, etc. se convierten en extensiones de nosotros mismos.

Cuando alguien o algo, ya sea una persona, un objeto, incluso una idea, daña la noción propia de permanencia, las características negativas de la persona o el objeto son exageradas. Por ejem-plo, cuando alguien no nos gusta tendemos a ver sólo los aspectos negativos de esta persona y des-echamos las positivas. La exageración también se aplica cuando estamos apegados a alguien, pero en este caso sólo vemos las cualidades positivas de la persona y desechamos las negativas. En-tonces, cuando alguien daña la noción propia de permanencia, la primera reacción, generalmente inconsciente y sutil, es el miedo; luego le segui-rá la aversión y después de esto, el rechazo. Po-demos observar que cuando hay un fuerte apego al yo, las cosas que nos rodean se perciben como una amenaza personal. Alguien dice algo no tan bueno de nuestra nacionalidad, cultura, religión, o incluso de la ST., y somos propensos a reaccionar negativamente, quizá no verbalmente, pero sí psi-cológicamente, en un nivel sutil.

A menudo no es fácil distinguir la intención

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21Agosto 2016 El Teósofo

detrás de las acciones o palabras. Desde el exte-rior, las acciones o las palabras derivadas de un sentimiento de amenaza personal o de un auténti-co sentido de responsabilidad podrían parecer lo mismo. La diferencia en la intención a menudo no es fácil de distinguir porque en ambos casos po-demos sentir que hay un compromiso fuerte. Por ejemplo, alguien podría decir algo no tan bueno de la ST., y podríamos decidir que es necesaria una respuesta. ¿Respondemos debido a un profundo sentido de responsabilidad, como "una valiente declaración de principios" y personalmente estar desapegados al respecto, o respondemos porque estamos tan identifi cados con la organización que nos sentimos personalmente insultados y perjudi-cados?

Uno podría preguntarse ¿por qué hablo de todo esto? Podría parecer, en el mejor de los ca-sos, como alguna linda teoría. ¿Cómo resolver el problema?, porque debe haber algo práctico que podamos hacer. Y aun así, también es práctico, porque mientras consideramos nuestro camino, nuestra visión o interpretación de la teosofía, etc. - la lista es larga - mejor que la de los demás, mien-tras nos relacionemos con los que son diferentes a nosotros con recelo y rechazo, somos parte del problema. No tenemos que dañar a los demás físi-camente, esto es sólo una manifestación exterior y extrema de la misma actitud interior.

Mientras estas distinciones mencionadas en el primer objetivo de la ST persistan en nosotros, también estamos defendiendo todo el proceso de la intolerancia y la violencia. J. Krishnamurti des-cribió lo mismo desde el punto de vista del egoís-mo, dijo que somos egoístas o altruistas, incluso aquellos que son menos egoístas, todavía son egoístas.

Y esto nos lleva a la compasión. ¿Puede ha-ber una verdadera compasión cuando todavía hay incluso un poco de egoísmo o cuando se carece de imparcialidad o ecuanimidad? No ecuanimidad en el sentido de actuar de la misma manera ha-cia todos, sino la ecuanimidad como la que H. P. Blavatsky describió en su diagrama de meditación como "diferente en la actividad externa para cada uno, porque en cada uno la capacidad cambia. Mentalmente es la misma para todos”

Si la compasión se basa en la amistad, la bon-dad y el afecto, su naturaleza no puede ser estable ni trascendental. La amistad y el afecto son muy importantes, y sin embargo, creo que la mayoría de nosotros, si no todos, hemos tenido la expe-

riencia de que los amigos que tenemos un día de-jaron de ser amigos y que la gente hacia la cual puede que no hayamos tenido simpatía, con en el tiempo, resultaron ser amigos buenos y confi a-bles. ¿Cómo superar esta distinción entre amigos y la gente que no apreciamos mucho?

En la Teosofía hablamos de unión y unidad. Decimos que la naturaleza interior de todos y cada uno es divina, que no hay ninguna distinción entre nosotros y los demás, porque todos somos parte del Espíritu. Y, sin embargo, hay otro tipo de uni-dad, un tipo que es más fácil de aceptar y darse cuenta en la vida diaria. Es el hecho de que esta-mos compartiendo la misma experiencia humana, el mismo dolor, el apego, la ansiedad, etcétera. No importa cuál sea la religión, la nacionalidad, el color o el sexo, la experiencia en su base es la misma para todo el mundo. Como dijo Shantide-va: “Aunque las criaturas desean estar libres del sufrimiento, corren directamente hacia las causas de sufrimiento; y aunque desean la felicidad, por la ignorancia, la destruyen como un enemigo”.

La mayoría de ustedes sabe que en noviembre, París, en donde yo vivo, sufrió varios ataques. Re-cuerdo haber visto las noticias con mis amigos y con el pasar de las horas, la escala de terror se ha-cía más y más evidente. Lo que siguió fue un de-bate público donde la política, la religión, etc., se trataron en detalle. Muchos expertos expresaron su opinión acerca de la situación y describieron lo que debía hacerse para evitar que tales atrocida-des sucedieran de nuevo. Entre ellos se encontra-ba una señora que dirige una asociación que tra-baja con jóvenes radicalizados. Le preguntaron: “¿Cuál es el método usado para traer a esa gente joven de vuelta a la sociedad?” La señora expresó que su organización había intentado diversos mé-todos, pero el único modo verdaderamente efi caz de ayudar a esta gente joven era intentar devolver-les el sentido de que las otras personas también son seres humanos. Al parecer, todos los debates o razones religiosas con las que habían probado resultaron inútiles, porque estos jóvenes pensaban que sabían más, que tenían una comprensión más pura y eran superiores a los demás. Por esto, no ocasionaba ningún cambio lo que les dijeran. Ella dijo que la radicalización y la violencia ocurren porque hay deshumanización de otros, los otros se convierten únicamente en objetos sin sentido. Revertir el proceso signifi ca lo contrario, evocar los buenos recuerdos de la infancia, traer de vuel-ta el sentimiento cálido de los lazos familiares y

Intolerancia Religiosa y Violencia Sectaria

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mostrar que las otras personas tienen sentimien-tos, que sufren; mostrar que son básicamente lo mismo a pesar de las diferencias de religión, cul-tura, etcétera.

Finalmente, después de leer la carta del Ma-hachohan por primera vez, recuerdo sus palabras: “Para ser verdaderas, la religión y la fi losofía de-ben ofrecer la solución a cada problema”. ²

Intolerancia Religiosa y Violencia Sectaria

No puedes recorrer el Sendero antes de que te hayas convertido en el Sendero mismo. Haz que tu alma preste oído a todo grito de dolor, igual que el loto pone al descubierto su corazón para absorber el sol de la mañana.

No permitas que el sol ardiente seque una sola lágrima de dolor antes de que tú no la hayas enjugado en el ojo del que sufre…

Ayuda a la Naturaleza y trabaja con ella; y la Naturaleza te considerará como uno de sus creadores y te obedecerá…

La mente es como un espejo; se cubre de polvo mientras refl eja. Necesita las suaves brisas de la Sabiduría del Alma para que barran el polvo de nuestras ilusiones. Procura, oh principiante, armonizar tu Mente con tu Alma.

La rueda de la Buena Ley se mueve velozmente. Muele de noche y de día. Aventa la cáscara inservible del grano dorado, los desechos de la harina. La mano del Karma guía la rueda, y sus revoluciones marcan los latidos del corazón kármico…

Siembra buenas acciones, y recogerás el fruto de ellas. La inacción en una obra de caridad, viene a ser acción en un pecado mortal…

¿Te abstendrás de la acción? No es así como alcanzará tu alma su libertad. Para llegar al Nirvâna, debe uno conseguir el conocimiento de Sí mismo; y el conocimiento de Sí mismo es hijo de las buenas obras…

Vivir para el bien de la humanidad, es el primer paso. Practicar las seis virtudes gloriosas, es el segundo…

Contempla la suave luz que inunda el cielo de Oriente… la voz sin palabras de la NATURALEZA ENTERA, con mil acentos, se levanta para proclamar: UN PEREGRINO HA REGRESADO “DE LA OTRA ORILLA”. UN NUEVO ARHAN HA NACIDO…

H.P. BlavatskyLa Voz del Silencio

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23Agosto 2016 El Teósofo

La Doctrina Secreta

Henry S. Olcott fue Presidente Fundador de la Sociedad Teosófi ca, Adyar, desde 1875 hasta 1907. Reimpreso de The Theosophist, enero de 1889.

relaciones personales existentes entre la au-tora de esta espléndida producción, uno de los pi-náculos más altos de la literatura moderna, y esta revista, hacen más adecuado que copiemos las críticas de terceros, en vez de expresar las nues-tras. Pero al menos debemos decir que, aunque las opiniones con respecto a los valores fi losófi cos y metafísicos del antiguo esoterismo puedan diferir, el veredicto unánime de nuestra era es que Isis sin Velo y La Doctrina Secreta son obras de un carác-ter monumental.

Si consideramos la avanzada edad de la autora, la relativa rapidez de su composición, la variada erudición, la osadía y originalidad del pensamien-to que muestran, la brillantez de su estilo literario, la intensa luz dirigida sobre algunos de los proble-mas más recónditos de la simbología, mitología, biología y ciencia de la psicología y la evolución, el lector queda impresionado con asombro por las diferentes características de esta “efl orescencia” intelectual de nuestros tiempos. Para los amigos íntimos de Madame H. P. Blavatsky, que han esta-do a su lado en el momento (1876-7 y 1886-8) en el que se escribieron los dos libros, su producción fue revestida con todo el interés de los fenómenos psíquicos de una clase infi nitamente más eleva-da que las vulgares maravillas de la taumaturgia física. Debilitada por la enfermedad y en varias ocasiones declarada moribunda por los médicos, forzada por ellos a abandonar India bajo adver-tencias de una probable muerte súbita por apople-jía, continuaba trabajando en su escritorio, en La Doctrina Secreta, en un promedio de unas doce horas al día, desde las 6:30 o 7 a.m. hasta las 7 p.m. y, mientras su trabajo pasaba por la prensa, a menudo leía cincuenta páginas de prueba al día.

Para verifi car las cientos de referencias a otros autores, uno naturalmente puede suponer que ella poseía una vasta biblioteca, sin embargo, el hecho es que ni para Isis sin Velo o La Doctrina Secreta, ella tuvo acceso a más que un puñado de libros. Sus citas a menudo han sido cuestionadas por sus amigos ha quienes se les ha permitido leer sus manuscritos, pero cuando investigaron en el Mu-seo Británico y en las Bibliotecas Americanas su exactitud fue reivindicada. Un caso en particular: Para el título de uno de sus ensayos ella escribió cierto verso y se lo acreditó a Tennyson. Dos per-sonas, una autora de reputación, quienes se creían familiarizados con cada línea que Tennyson ha-bía publicado, protestaron vehementemente en su contra por haber cometido tal torpeza, una que seguramente podía detectarse inmediatamente. Dada la persistencia de Madame Blavatsky de que había llegado a su mente y de que debía ser cierta, un caballero de gran experiencia literaria, el Dr. Carter-Blake, hizo una exhaustiva investigación en el Museo Británico, que resultó en el hallazgo literal y al pie de la letra del verso, en una revista del año 1831, The Gem, desatendida y olvidada por mucho tiempo. Por una u otra razón, el poeta no tuvo el cuidado de incluirla en ninguna edición de sus obras.

Oponentes de una diátesis difamatoria, no han tenido escrúpulos en acusar a Madame Blavats-ky de intereses motivados en su obra Teosófi ca. Para ellos, las siguientes circunstancias les podrán ser de interés. La primera edición de Isis sin Velo estuvo agotada, para la agradable sorpresa de su editor, Sr. J. W. Bouton de New York, a los diez o quince días de su aparición, y se solicitó una segunda edición. El Sr. Bouton se acercó a la casa

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VOL. 137.1124 El Teósofo

de Madame Blavatsky y, en presencia del presen-te escritor, le hizo la siguiente generosa oferta. Si ella pudiera escribir otro libro, de un sólo tomo, que pudiera desvelar un poco más a Isis, sólo lo sufi ciente para satisfacer a las mentes de clase mística, él publicaría una edición de cien copias, las vendería a $100 (cerca de £20) cada una, y le daría a ella $50 por cada copia, por derechos de autor: en resumen, le pagaría un espléndido hono-rario literario de $5000 (léase 15000 Rupias) por un trabajo que fácilmente podría terminar en un año. Ella lo rechazó basándose en que no le era permitido en ese momento revelar más de la fi lo-sofía esotérica de lo que había sido dado en Isis sin Velo. ¡Aún cuando en ese momento no poseía dinero para costear su pasaje a India!

Hay algunos que dicen que el Libro de Dzyan, en el que se basan las magistrales estancias, de la obra a la que hacemos mención, no existe, que es un fraude literario. Bien, si es o no así, al me-nos es una de las composiciones más sorprenden-tes de la literatura, su grandioso y solemne tono, cual pedales de órgano en una catedral, o como el tono rítmico de la Naturaleza en la que se dice que la música antigua está inspirada. Si de hecho fue escrito por ella, entonces un hindú podría ten-der a suponer que ella es una reencarnación de un algún sabio, legando al mundo asombrado el Bhagavadgitā, el Rāmāyana, u otras obras clási-cas arcaicas. No tiene la menor importancia, per se, si hay o no un Libro de Dzyan preservado en las bibliotecas ocultas de los sabios, o de si existen o no tales bibliotecas (aunque el escritor posee co-nocimiento personal del último hecho y puede, si así lo decide, señalar el lugar de una de ellas desde el vagón de un ferrocarril en movimiento). El libro se defi ende por méritos propios y tan sólidamen-te que tendría que tener un fuerte adversario para superarlo. Si existe algo más odioso que cualquier otra cosa, para el pensador independiente, es tener un libro publicado que esté titulado especialmente para ser reverenciado por sus supuestos vínculos infalibles, además de sus méritos intrínsecos. Un libro es bueno o malo, sonoro o insonoro, instruc-tivo o absurdo como libro, y todos los dioses del Olimpo y los ermitaños de todas las montañas o desiertos sagrados, no pueden dar una insensata noción o falsear la verdad de la revelación divina. Ésta es, claramente, también la opinión de Mada-me Blavatsky, como lo demuestran ampliamente en su Doctrina Secreta los detractores indepen-dientes de la autoridad.

El valor de este libro es tan grande para los futuros Teósofos que si sólo un capítulo, o una parte de un capítulo, fuera leída en cada reunión de Rama por alguien que pueda leerlo bien y comprender el texto, no necesitarían buscar más maestros o enseñanzas de Ocultismo teórico. Es una biblioteca en sí mismo, único, en el sentido de un diccionario o de una enciclopedia, y si el movimiento Teosófi co hubiera producido sólo los dos libros de esta autora, podría ser considerado, a los ojos de la posteridad, como el creador de una época en una fase del pensamiento humano.

Como no se intenta enfatizar las supuestas fuentes originales de la inspiración de Madame Blavatsky, la escuela de los sabios Orientales, sus amigos no están dispuestos a excusarla por cual-quiera de las faltas literarias de sus libros; su dis-curso, su combinación desordenada al unir varios temas, plétora de pruebas aducidas en apoyo a una proposición dada luego que sus cimientos se han cubierto, por así decirlo, con tres capas de espesor; su frecuente falta de exactitud en la presentación de conclusiones y teorías científi cas, y en ocasio-nes, su lenguaje contradictorio. Concediendo todo esto, es aún muy cierto que ella es la más brillante conversadora, la más graciosa e interesante escri-tora de los tiempos modernos, bien en su propio Ruso vernáculo, en Francés o Inglés, en estos tres idiomas su pluma lucía igualmente dócil. Las crí-ticas de 1877 dicen que el prototipo de Isis fue el Anacalypsis de Godfrey Higgins, pero mientras que la magna obra de este erudito y, sin embar-go, olvidado autor nunca alcanzó a completar su segunda edición, y que el Sr. Bouton y el Sr. Qua-ritch aún conservan muchos ejemplares sin ven-der en los estantes, quince años después de su apa-rición en 1836, la primera edición de Isis sin Velose vendió en dos semanas, y la primera edición de La Doctrina Secreta (de 500 copias) en realidad se vendió antes de su publicación. Ciertamente los tiempos cambian para mejor, y el número de men-tes capaces de comprender estos elevados temas es mucho mayor que en la generación que no sólo mal interpretó, sino que persiguió socialmente a Godfrey Higgins. ²

La Doctrina Secreta

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25Agosto 2016 El Teósofo

Trabajo Teosófi co Alrededor del Mundo

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VOL. 137.1126 El Teósofo

Trabajo Teosófi co Alrededor del Mundo

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El Teósofo

Page 30: EL TEÓSOFO pdf/AGOSTO 2016...EL TEÓSOFO VOL. 137 NO. 11 Editor: Sr. Tim Boyd NOTA: Los artículos para publicar en “The Theosophist” deben ser enviados a la Ofi cina Editorial