el tercer heredero

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I Vigésimo Cuarto Día del Onceavo Plenilunio del 241; Estaba ya amaneciendo en palacio, el viento helado soplaba con fuerza entre las rendijas de las ventanas de los aposentos reales de Thornegar, y dejaba en el ambiente un ligero pero intenso olor a la hierbabuena de los jardines tras la fría noche. Thornegar, no pudo descansar, no paro de dar vueltas en su vieja cama de roble ni tampoco pudo resguardarse de la intensa helada en sus sabanas de suave algodón cubiertas de las mejores pieles de osos del los bosques de Feldor, ni tomándose tres jarras de lúpulo de un trago, sirvieron para tranquilizarlo. Estaba muy inquieto ya que Kendral, -su fiel sirviente-, le comunico tras la pasada cena que buenos presagios traería su cuarta descendencia a las tierras de Valydor. Thornegar no dejaba de pensar, sin dejar de darle vueltas. Tenia la ilusión de poder realizar el rito del Adha’bach, en el cual tal y como hizo su padre y el padre de su padre tras el nacimiento del heredero, se tenia que plantar un Ad’dryel, un árbol no muy común de las tierras de Hyssén, destinado exclusivamente a las familias regentes, que si florecía en su primer año comunicaba que los dioses bendecían al recién nacido y que grandes hazañas y leyendas se contarían de el, incluso ya no estando entre los mortales. Se incorporo y se dirigió a su atril donde siempre tenia un cuenco de barro lleno de agua fresca, con la que introduciendo sus manos se la aplico abundantemente para despejarse un poco, para secar después, su humedecido rostro con la manga izquierda de su atuendo real. - Creo que he tomado demasiado lúpulo, esta noche.- Dijo Thornegar.- Aunque, no hay quien diga que no, a uno de DawnHorst. -Afirmo, después con voz muy baja, tambaleándose ligeramente, esbozando una picara sonrisa. Y aplicándose seguidamente un ungüento hecho de almizcle y frutas del bosque, recogió un Ya’sser de uno de los

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Cronicas de las Tierras Herederas

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Page 1: El Tercer Heredero

I

Vigésimo Cuarto Día del Onceavo Plenilunio del 241;

Estaba ya amaneciendo en palacio, el viento helado soplaba con fuerza entre las rendijas de las ventanas de los aposentos reales de Thornegar, y dejaba en el ambiente un ligero pero intenso olor a la hierbabuena de los jardines tras la fría noche.Thornegar, no pudo descansar, no paro de dar vueltas en su vieja cama de roble ni tampoco pudo resguardarse de la intensa helada en sus sabanas de suave algodón cubiertas de las mejores pieles de osos del los bosques de Feldor, ni tomándose tres jarras de lúpulo de un trago, sirvieron para tranquilizarlo. Estaba muy inquieto ya que Kendral, -su fiel sirviente-, le comunico tras la pasada cena que buenos presagios traería su cuarta descendencia a las tierras de Valydor. Thornegar no dejaba de pensar, sin dejar de darle vueltas. Tenia la ilusión de poder realizar el rito del Adha’bach, en el cual tal y como hizo su padre y el padre de su padre tras el nacimiento del heredero, se tenia que plantar un Ad’dryel, un árbol no muy común de las tierras de Hyssén, destinado exclusivamente a las familias regentes, que si florecía en su primer año comunicaba que los dioses bendecían al recién nacido y que grandes hazañas y leyendas se contarían de el, incluso ya no estando entre los mortales.Se incorporo y se dirigió a su atril donde siempre tenia un cuenco de barro lleno de agua fresca, con la que introduciendo sus manos se la aplico abundantemente para despejarse un poco, para secar después, su humedecido rostro con la manga izquierda de su atuendo real.

- Creo que he tomado demasiado lúpulo, esta noche.- Dijo Thornegar.-Aunque, no hay quien diga que no, a uno de DawnHorst. -Afirmo, después con voz muy baja, tambaleándose ligeramente, esbozando una picara sonrisa.

Y aplicándose seguidamente un ungüento hecho de almizcle y frutas del bosque, recogió un Ya’sser de uno de los cajones del atril y empezó a rasurarse su incipiente barba. Al finalizar, se esparció suavemente un vigoroso tónico por todo su rostro realizado a base hielo picado con hojas de menta y licor de malta, y empezó a sentir que los efectos del lúpulo habían casi desaparecido por completo.

-¡¡¡Hoy va a ser un día glorioso para nuestra familia y para Valydor!!!- Exclamo fuertemente, golpeándose dos veces con sus manos ambas mejillas.

Acto seguido se dirigió al baúl de fresno que se encontraba situado bajo los pies de su cama y volvió a contemplar sus bellas imágenes talladas a mano que esculpían sus mas celebres batallas.Y abriendo su cerrojo de plata engarzada con enormes rubíes con el símbolo de un Ganntareth,-el escudo familiar de los Kerrkor- empezar a vestirse con su ropa real formada por un gran manto de finos ropajes superpuestos uno encima del otro, que con solo ya por su inmensurable figura, cual entrase en su presencia enmudecería al verlo. Se anudo su cinto, y justo, en cuanto se estaba dirigiendo hacia la cabecera de su cama, para agarrar con sus gruesas y huesudas manos a su espada Silfendril, alguien llamo a la puerta de sus aposentos.

Page 2: El Tercer Heredero

-¿¿Quien reclama mi presencia??-Pregunto Thornegar, cambiando su tono de voz y haciendo fuerza de fe, para que no se le notara que había tenido, una noche bañada en alcohol.

-Soy yo, Dergaan, su guarda personal, mi rey- Respondió a través de la gran puerta de fresno.

-¡¡Adelante pasa!!- Afirmo Thornegar, de forma solemne y autoritaria.

Dergaan SpinesStrong, hacia ya más de doce años que vivía en palacio. Era un joven de aspecto robusto, de anchas espaldas y fuertes facciones, nacido a escasas leguas de Liberec, en las regiones centrales de Liberttia, en el seno de una buena familia de eruditos de las Otras Escrituras, que gozaban de gran popularidad y estatus social, por sus grandes dotes tanto en batalla como en la ciencia en todas las Tierras Herederas.Y no fue hace más de siete años atrás, cuando prometío a su padre Daegoos, yaciendo en su lecho de muerte que protegería y cuidaría de su hijo hasta el fin de sus días. Ya que él, tiempo atrás, fue su Capitán de Avatar de las Tropas Pontífices y mentor, durante la batalla en Danva’dar.Y si no hubiera sido por que él evito, que un mandoble acabase con su vida en medio del fragor de la batalla, a día de hoy no habría, corona a gobernar en Valydor.Y por mucho que pasen los años, jamás se ha arrepentido de haber tomado dicha decisión, aunque tuviera que dar su sangre en vida en ello, porque un SpinesStrong es y será un hijo legitimo de Kerrkor.

-¡¡Por los nombres de los Justos!!- Pensó, para si Thornegar, levantando lentamente el puño derecho, apretando fuertemente sus nudillos, observando como se dirigía a él, la figura del hijo que juro proteger.

Esbozo una gran sonrisa, inhalo todo el aire que sus viejos pulmones le permitieron, y lo exhalo y le invadió un orgullo como el que experimenta un padre, al ver andar a su retoño por primera vez.

-¿¿A que debo tu visita, Dergaan??- Pregunto Thornegar, mirándole fijamente a los ojos.

- Traigo nuevas para vos, mi rey- Dijo, cabizbajando su mirada en señal de respeto.

- Dime pues, y deja las complacencias, Dergaan. A ti, no te hace falta que me trates como rey, hijo mío- Afirmo, con severidad en sus palabras.

Que hicieron que Dergaan, se incorporara inmediatamente y acercándose hacia Thornegar, le extendió su brazo derecho en el cual, portaba un manuscrito con el sello del Alto Pontífice Etha’em HornCloak.Thornegar, retiro con cuidado el delicado cordón de lino dorado que lo anudaba. Y observo la magnificencia del Aggateth,- Figura inequívoca del estandarte Valeerun-.Y se dispuso a leerlo.

Page 3: El Tercer Heredero

Buenas Nuevas han llegado a mis oídos, rey Thornegar.La mera posibilidad, que el trono de Valydor posea ya un heredero, nos satisface a todos aquí, en la capital Eylha’mouth en Valeerun.Por todos es sabido de la importancia de este nacimiento para todos los Pueblos Libres, ya que de él, nacerá el próximo, Rey de Reyes de las Tierras Herederas y de su futuro dependerá, el designio de todos y cada uno de nosotros.También nos es sabido, que a tu hijo primogénito, Erik dicho nacimiento no le satisfaga, ya que, como vos sabréis esta en desacuerdo con las Tablas Sucesorias de vuestra raza de nobles, que se ejecutan sin parangón, desde hace mas de 200 años, que dictaminan de ley, que el tercer nacido varón, sea el primero, en la sucesión al trono.Así, que como Alto Pontífice, espero que sepáis poner a vuestro joven y rebelde hijo en el camino de los Justos y obedezca las Otras Escrituras y que las cumpla, como hijo de casta real que pertenece, rey Thornegar.Pues así, todos los engranajes de nuestra elaborada sociedad, podrán seguir su curso y no tendremos, que temer ningún tipo de infortunio, para nuestro pueblo.Y espero que estemos completamente de acuerdo, en ello, rey Thornegar.Sin más dilación, os informo que aquí dos plenilunios vendré personalmente a palacio y bendeciré al recién nacido, con la gracia de los Justos, y me seria de grato grado que tuviese una digna recepción, ya que mi visita será por seguro, muy esperada en las Tierras de Valydor , no creéis, mi rey.También aprovecho estas líneas, y le advierto, que me han llegado nuevas de mis emisarios del este, que me prestan a advertirle, Rey Thornegar, de hechos ya acontecidos.De reuniones realizadas en las minas de Dhannbrir del Noroeste de Irshdoor, en las cuales los Zennor y los K’yörjinn se vieron con un extraño hombre ataviado con los ropajes y el escudo real de Kerrkor con una gran capucha aterciopelada que le ocultaba el rostro, y mis emisarios pudieron ver allí, que se encontraban presentes, en primer lugar, tanto, el príncipe Bastian Zennor, como su general de tropas Mirko Dumm y en segundo lugar a los Príncipes Impíos Oe’goor y Kae’goor K’yörjinn.Y eso mi rey, no es un buen presagio, para nuestros pueblos.Así que tomad precauciones, ya que una conspiración, parece estar gestándose en su corte.

Con todos los presentes.

Etha’em HornCloak.

-¡¡Maldito HornCloak, atreverse a cuestionar a uno de mis hijos!!- Dijo, Thornegar con voz altiva.-¡¡Soy su rey, y me debe rendir pleitesía!! Jodido bastardo…-Exaspero, Thornegar con dureza en sus improperios.

-¿Que ocurre, mí rey? – Pregunto Dergaan, al ver como Thornegar , se enfureció de tal forma, que vio como partía en pedazos el manuscrito y lanzándolo al suelo, acabo escupiendo en el.

-Nada, no pasa nada…-Musito Thornegar, golpeando con fiereza con su puño izquierdo en la dura roca de las paredes de sus aposentos.-Lo único que ocurre, Dergaan, es que Ethae’m de Eylha’mouth, con un sinfín de despropósitos y con indigna arrogancia hacia su rey cuestiona la educación que he ofrecido a mi hijo Erik.-Aclaro, de forma firme y rotunda, volviendo a golpear con igual fiereza la dura roca.

Page 4: El Tercer Heredero

-Ya sabéis….lo que dicen y se comenta del Alto Pontifice Etha’em, mi rey- Dijo, Dergaan haciendo una breve pausa en espera de respuesta.

-Lo se…- Pronuncio Thornegar, haciendo un gesto de negación con su cabeza dirigiendo su mirada hacia una de las ventanas acristaladas de sus aposentos.-Que como es posible que un analfabeto, nacido en las montañas de Narrow en Hyssén, ostente el titulo de Rey de Reyes, de los pueblos libres, y que de el dependan todas las Tierras Herederas- Cito, con voz altiva Thornegar, levantando irónicamente, su mirada al techo de su alcoba y gesticulando haciendo pequeños círculos en el aire, con sus manos.

Dergaan, que a pesar de ser el guarda personal de Thornegar, también era General en Jefe de la Prima Alianza, era sobre todas las cosas un gran metomentodo, aficionado como el que más a toda clase de chismes y habladurías.Sin poderse contener, dijo con cierta iniciativa.-Y es mas, hay quien dice que incluso, aunque no lo reconozca, que ha pedido mas de una vez de forma pública al pueblo Valeerun, que lo eligiera a él, como único rey. Ya que como vos sabéis, ostenta un gran reconocimiento por todos, debido al ser el lider de la voz religiosa de Eylha- Relato Dergaan, de la misma forma que las mujeres de Valydor cuchicheaban en las esquinas durante los días de mercado en la capital con sus vecinas.

Cosa que en ningún caso era del agrado de Thornegar con lo que acallo definitivamente, tal efusiva demostración, con una simple palabra de forma muy tajante.-¡¡ Idioteces…!!

- Eso no me preocupa en absoluto, soy su rey, le guste o no Etha’em tendrá que aceptar mis designios, hasta el fin de mis días- Dijo Thornegar, encogiéndose de hombros y con un gesto complaciente prosiguió.-Lo que de verdad me inquieta, son las nuevas que me trae de las Tierras de Irshdoor.-Comento en voz baja, Thornegar, cambiándole rotundamente, la expresión de su rostro, tornándose a un semblante mas intranquilo y preocupante.

Dergaan, con tal silencio, no hizo mas que avivar, en el, un mayor interés por lo acaecido y pregunto.-¿Que nuevas son esas, mi rey?-Murmuro, con voz inquieta al ver que la conversación había tomado otro cáliz muy diferente.

Se hizo, una interminable y creciente pausa. Se podía palmar la tensión que se produjo en el ambiente que solo se rompió, gracias, al sonar en la lejanía de los cuernos de Kerrkor, dando la bienvenida al nuevo día, y Thornegar, torneando su mirada hacia Dergaan, le dijo.-El Alto Pontífice Etha’em , me informa que nuestros mas odiados y temibles enemigos, se han reunido en secreto, con alguien de nuestra corte en las Tierras Hostiles de Zennor, confabulando, según me cuenta, contra nuestra amada Valydor.-Dijo vacilando en sus palabras mientras hacia chasquear sus dientes.

-¡¡No se inquiete por ello, mi rey!!-Exclamo, Dergaan con aire tranquilizador, procediendo seguidamente.- Iniciare, hoy mismo junto mis tropas las pesquisas necesarias, por las tierras de Zennor, para afirmar si son ciertas o no esas nuevas, y emprenderé personalmente la búsqueda del traidor a la corona y lo traeré ante vos.- Afirmo, contundentemente a la vez que sus pequeñas pupilas se dilataron de tal forma como si el sol fuese a amanecer en ellas.

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Thornegar, levanto la mano en alto en señal de gratitud al gesto ofrecido por Dergaan, y le dijo…-No esperaba menos de ti, hijo mío-Acomodando, su mano izquierda, en el hombro derecho de Dergaan, realizando una ligera presión en el.

Dergaan, asintiendo con la cabeza, se agacho y se dispuso a recoger, uno por uno, los pedazos del manuscrito que poblaban la estancia del aposento real y alzando su mirada, le dijo a Thornegar.-¿Por lo visto, el Alto Pontífice, aun sigue queriendo interponerse, en los mandatos de Valydor, no es así, mi rey?- Pregunto Dergaan, estrujando los pedazos que había recogido, depositándolos en sus bolsillos de su túnica.

-Así es, joven Dergaan…Tanto para lo bueno como para lo malo-Le respondió.

Thornegar, se dio media vuelta sobre si mismo y se dirigió a por Silfendril, que agarro fuertemente por su empuñadura, pensando que tal vez pronto, pudiese volver a blandirla en el campo de batalla y con ello, volvería ,como antaño fue, la espada mas temida en todas las Tierras Herederas. Contemplo de nuevo, el esplendor de su angosta figura y posando su mano derecha, deslizando suavemente y de forma sutil sus dedos sobre su filo, recito con inusitada maestría…-Si quizás volvieses a besar los suaves labios de otro, jamás permitas que otra dama en mi presencia sea la que toque mi piel, y tan solo tú seas la que pueda otorgarme la muerte- Envainándola, con igual delicadeza y cuidado que mostraría una madre, amamantando a su recién nacido.

Y colocándose, lentamente sobre su sien, la Corona de Marfil, que aguardaba celosamente cada mañana a su legitimo dueño, en un pequeño atrio hecho con maderas talladas de Askian, procedió a dirigirse a los pasillos de las alcobas reales, y alzando su brazo derecho en alto, enarbolando un semicírculo en el aire, y depositándolo suavemente en la espalda de Dergaan, le susurro al oído.-Después de todo, es solo un jodido predicador. ¡¡Que el infierno se lo lleve y a su madre bastarda, también!!-Exabrupto, ofreciendo una gran carcajada que atronó, en todo palacio.

-Vayámonos al Gran Comedor, Dergaan, que tanta insolencia, me ha dado un deseo atroz de comerme, una buena pieza de jabalí, o… ¡¡ De Alto Pontífice!!.-Mascullo, mientras proseguía alternando erráticos carcajeos, que hicieron avergonzar al joven Dergaan, cuando lo dirigía con vigor con su brazo, hacia la salida de sus aposentos.

II

Después de un corto paseo a través de los inmensurables e infinitos pasillos y escaleras de palacio, mientras seguía Thornegar elucubrando, nuevas y mas graciosas formas de mal meterse con el Alto Pontífice, por sus desdenes, llegaron finalmente al Gran Comedor. Era una estancia de enormes dimensiones y un sinfín de ventanales en su alto techo, carente de puerta de entrada, en la que presidía en su parte central, una gran mesa rectangular de roca con redondas y gruesas patas de acero forjado, en las cuales había siempre cinco sillas perfectamente y estratégicamente colocadas a ambos lados y estando siempre en el norte una de mayor tamaño que las otras que pertenecía a

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Thornegar, exclusivamente. Que se podía reconocer por estar íntegramente forrada por piel de carnero y por su gran talla, diferenciada de las otras.Pudieron ver allí, ya sentados cómodamente a la princesa Brygetth y al príncipe Klaus, tomando sus respectivos desayunos.En primer lugar, a la izquierda de la mesa estaba Brygetth, era una esbelta y hermosa joven de fina larga melena rubia con ojos azul-celeste con tez sonrosada, y se podían apreciar sus bellos y carnosos labios mientras mordisqueaba una de las manzanas, que tenia ante si, y Klaus, en segundo lugar a la derecha frente a su hermana, era ya todo un hombre, de aspecto frágil, poco desarrollado físicamente y su rostro pálido, daba siempre la impresión de estar bajo los efectos de una grave enfermedad, tenia los cabellos de color plateado y con profundos ojos negros que no daban a saber donde le empezaban sus pupilas dándole, una expresión siniestra, parecida a los que están malditos o están ha punto de partir al mas allá.Brygetth, como de costumbre estaba desayunando, un buen vaso de leche mientras seguía mordisqueando las piezas de fruta preferidas…manzanas, pomelos, albaricoques mientras que Klaus se enmudecía con pequeños tragos de algún espiritual.Brygetth, volvió a su mirada hacia la entrada del Gran Comedor ya que percibió un aroma familiar, muy por encima del de las carnes en sus brasas.

-¡¡Buenos días, padre!!-Exclamo, entreviéndole una grata sonrisa, que la hizo más bella a la luz de los rayos de sol que se colocaban entre los ventanales.

-¡¡Buenos días, hija mía!!- Soltó Thornegar, con gran agrado mientras se le acercaba y cuidadosamente la beso en su frente.Que a su vez ella, posando su delicada mano en el brazo izquierdo de su padre, le premio con un beso en ella.Klaus, siguió haciendo pequeños sorbos a su copa y solamente se digno a asentir con su cabeza, la llegada de su padre, sin tan siquiera alzar su mirada. Cosa que Thornegar ya estaba acostumbrado pero no podía soportar y le enfurecía.

-Buenos días, a ti también hijo mío-Dijo Thornegar, con cruel frialdad.

Pero a Klaus, parecía que la mera presencia de su padre no le valiese el menor interés, y prosiguió bebiendo sin decir ni una palabra. Con lo que irrito de tal forma a Thornegar que dirigiéndose rápidamente, hacia donde se encontraba sentado su hijo, levanto su mano derecha y con un golpe seco, golpeo la copa en la que estaba bebiendo, cayendo esta al suelo, derramando todo su contenido. Que hizo levantarse, de un movimiento violento a Klaus, desplazando su silla unos metros y cayendo esta al suelo, empuño con rapidez con su mano derecha su espada, que hizo que Thornegar levantara su mirada en tono desafiante, y musito…-Ni te atrevas… hijo- Apretando fuertemente la empuñadura de Silfendril.

Klaus, sin mediar ni media palabra, enfundo de nuevo su espada y cogiendo la botella de espiritual que tenia frente si, se marcho, dándole la espalda a su padre hasta desaparecer entre los pasillos que conducían a los jardines.

-¡¡Maldito!!- Exclamo Thornegar, mirando fijamente a Brygetth ,que se le había resbalado de su mano su manzana al presenciar dicha escena, mientras Dergaan que se encontraba a su lado en pie, ya la había recogido del suelo y con una garrafa de agua fresca que estaba en la mesa, la limpio, para secarla y entregársela después.

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Permaneciendo ambos en silencio sin decir ni media palabra, esperando que se le pasara el súbito enfado.

Thornegar ya se había calmado, después de su enfrentamiento con su hijo Klaus y con un gesto amable le ofreció sentarse a Dergaan, al lado de su hija, a su vez que se postraba Thornegar en la suya.De todos en palacio, era sabido que Brygetth tenía puestos sus bellos ojos, en el joven General Dergaan y que el también sentía algo muy especial por ella, pero que jamás haría nada, que interfiriese en la corona a pesar de sus claros sentimientos y teniendo incluso, el beneplácito de su rey.Thornegar levanto su mano dirigiéndose hacia el fondo izquierdo de la estancia, donde se podía escuchar, el chisporrotear de las brasas y de donde provenía un intenso aroma a las mas ricas carnes de Kerrkor, para que Kendral fuera hasta él.Como era habitual Kendral estaba ataviado con un gran manto negro con fuertes ribetes carmesí tanto en sus empuñaduras como a lo largo de su frontal y espalda, abrochado en su delantera con minúsculos botones del mismo color. No era un hombre muy alto, ni fornido, ni con gran presencia, tal vez porque su cara redondeada, sus profundos ojos negros y su cabello de color ceniza y su porte no le daban ninguna característica especial para que destacara entre la multitud. Se acerco con suma rapidez y haciendo una solemne reverencia, dijo.-Buenos días, mi rey…¿Que le place que le sirva?-Con exquisita educación esbozando una sonrisa complaciente.

A lo que Thornegar, pasándose sus manos por sus cabellos de forma pensativa, pregunto.-¿Como esta el jabalí hoy?-Realizando una breve mirada hacia Dergaan con relativa complicidad.

-¡¡Exquisito, mi rey!!.-Exclamo Kendral- Hoy mismo antes del alba ha sido cazado y llevado a palacio-Afirmo, ya que como siempre hacia entender sabia de antemano lo que quería y ofrecérselo a Thornegar antes de que él mismo se lo dijese.

-También tenemos carnero, buey, cerdo o ciervo, mi rey-Aportando con elegancia los diferentes carnes que podía seleccionar.-Aunque, si me permite, le recomendaría, el ciervo, ya que vuestro cocinero real Uesteen, ha realizado un riquísimo jugo aportado lentamente sobre su carne, mientras se doraba en nuestras brasas, dándole un toque final con hojas de hierbabuena, digna de un dios, mi rey.-Concluyo, viendo que a Thornegar solamente con lo que le había contado, su boca le hacia aguas.

-Tráemelo, que me será de gusto probar -Dijo Thornegar con apelable impaciencia con tal suculento manjar.

-Y vos, Dergaan SpinesStrong, que deseáis que os traiga- Mirándolo fijamente, con claro desprecio.

-Lo mismo que, mi rey-Dijo Dergaan, con gran desdén hacia la figura de Kendral.-Hay algún problema en ello…-Musito Dergaan, con desgana e ironía.

-En absoluto, mi general…-Respondió Kendral, ofreciéndole entre dientes, la mejor de sus sonrisas, mientras se retiraba silenciosamente, hacia la cocina.

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Desde que Dergaan conoció a Kendral, hubo algo que le hace desconfiar de él, ya que siendo un joven de unos doce años sus padres que provenían de una familia de ladrones y pendencieros, una mañana al principio del reinado de Thornegar, cual realizaba un paseo montado en Heed’uck -su oso- por Askian, le atacaron y haciéndole caer, procedieron a robarle.Pero al descubrir quien era, y conscientes de lo que habían hecho se dispusieron a darse la fuga. En cuanto Thornegar, les mando el alto se detuvieron de inmediato.Thornegar les perdono la vida a cambio de que le ofrecieran a su hijo-Kendral- como sirviente hasta el fin de sus días, a lo que ellos aceptaron inmediatamente.Y para Dergaan, que era de noble cuna, un hijo de ladrón siempre será ladrón, a pesar que haya vivido, entre las paredes de un palacio.Y para Kendral, Dergaan no era mas que un joven de alta cuna, que se aprovechaba del favoritismo del rey hacia el, para sus propios bienes, como para ello asegurarse, un puesto de honor bajo la corona en el futuro, a expensas del aun no nato.Con lo cual, la enemistad entre ambos era mas que palpable cuando coincidían en algún lugar del palacio.

En pocos instantes, Kendral llego con los suculentos platos de ciervo y los deposito frente a sus respectivos comensales y dijo.-Espero que sean de su agrado- Y con la cabeza cabizbaja se retiro de su presencia.

Brygetth, con cada mordisco que realizaba a una de sus frutas, miraba de reojo con dulzura y sensualidad al joven Dergaan, a lo que el le respondía, con una breve sonrisa.Thornegar ya estaba engullendo con sumo afán el ciervo con sus manos, mientras que Dergaan se bastaba con simples bocados, tal vez cohibido, por los continuos juegos de Brygetth con su mirada, y ella ofreciéndole con amabilidad, una servilleta de tela, para que pudiera limpiar sus labios, ya que después de cada bocado, se le resbalaba con brío el jugo por ellos, dejando pequeñas gotas sobre la mesa.Brygetth, ya había finalizado su desayuno y se disponía a realizar el último sorbo a su vaso de leche cuando dijo.-¿Padre, has ido a ver ya a madre?- Con gran dulzura en su voz.Se quedo atónita, ante la aparente indiferencia de Thornegar a su pregunta, mientras seguía relamiendo un hueso del costillar del ciervo, que depositándolo sobre el plato, pronuncio.-¡¡Aun no!!-Con voz altiva y sonante- Primero he de acabar mi desayuno y luego realizar otras tareas de suma importancia. Es mas, solo me inquietare si el nacido no sea varón y nada mas. Tu madre ya esta acostumbrada a alumbrar, y no le hace falta mi presencia-Vocifero tajantemente.

-¡¡Pero… padre!!- Grito Bryggeth- Es la reina, la mujer que amas, mi madre. Que hay más importante que su bienestar-Finalizando su frase con gran valentía.

-¡¡Silencio, Brygetth!!- Cito Thornegar severamente- ¡¡No olvides con quien estas hablando, jovencita!!- Aclaro, finalmente mirándola a los ojos.-No te tolerare ni a ti ni a nadie, ningún comentario al respecto. ¿¿Esta claro??-Dijo Thornegar mientras bebía un trago de su copa.

Brygetth, se quedo mirándole incrédula, y fijando su mirada en el, exclamo.-¡¡Primero eres padre y después rey!!.-De forma tajante, mientras golpeaba con su puño, encima de la mesa.

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Miro a Dergaan que al ver que no salía en su defensa, para acallar a su rey, se levanto rápidamente de su asiento, y mirando por ultima vez a su padre, le dijo.-No me defraudes, padre-Con la voz temblorosa, y se dirigió fugazmente, entre sollozos hacia la salida que daba acceso a la torre sur, que es donde se encontraban, los aposentos de la reina Bryssilda.

Dergaan, miro al rey Thornegar y con sumo tacto y cautela le dijo.-No cree que debería….-Pero antes que pudiera acabar su frase, Thornegar, le callo con un movimiento de negación, con su mano derecha. Con lo cual, le hizo a Dergaan , no volver a realizar ningún comentario mas, a lo acaecido, durante el desayuno.

Al finalizar, Thornegar soltó un gran eructo mientras se golpeaba con fuerza su barriga, en señal de satisfacción al tragarse el último trozo que le quedaba en su plato y exclamo fuertemente.-¡¡Uesteen, ven aquí!!-

Uesteen, era un hombre extremadamente corpulento, mucho mas incluso que Thornegar, con largas barbas rojizas a su vez que su melena, llevaba un delantal completamente embadurnado de manchas de grasa y al acercarse se le vio limpiándose sus manos con un viejo trapo y pasándoselo a su vez, por su rostro para eliminar los restos de hollín y sudor que le cubrían.

-¿Que desea, mi rey?- Pregunto Uesteen, con un voz muy grave, realizando una reverencia.

A lo que el rey, fijándose en su aspecto haciendo un ligero movimiento con su cabeza de forma afirmativa, lo agarro fuertemente por su brazo derecho y dijo.-Solo quiero felicitarte de nuevo, Uesteen- Mientras le proseguía apretando el brazo viendo que lo realizaba ningún esfuerzo por soltarse, tal vez debido a que ni tan siquiera notaba dicha presión, por sus enormes brazos, prosiguió-Tienes el arte del abrasador, en tus manos. No hay quien te iguale en todas las Tierras Herederas- Afirmo, Thornegar golpeándole fuertemente en su espalda, en señal de gratitud.

Uesteen, agradeciendo dicho gesto se presto a agradecer dicho acto, con un simple y escueto.-Si me lo permite, mi rey. Proseguiré, la elaboración para la comida para este medio día-.Para inmediatamente después, de realizar una reverencia, retirarse hacia las calurosas brasas.

-Nunca cambiara-Musito Thornegar.

Kendral, vino después, con dos vasos de licor de malta y fresa en su mano y los deposito en la mesa, y cuando se estaba llevando los platos susurro.-Espero que haya sido de su agrado.-Esbozando una sonrisa-El licor, es para poder tener una delicada digestión, después de tan copioso desayuno.-Sonriendo nuevamente, al retirarse para dejar a Thornegar y a Dergaan, solos en la mesa de nuevo.

Thornegar, cogio su vaso y realizo un sorbo y mirando a Dergaan le murmuro.-Hijo mío, me gustaría que después de que acabes tu vaso de licor, fueras a ver a tu Comandante de Tropas Fernsyl y que reclute a algunos de sus mejores hombres y partan inmediatamente hacia las tierras de Irshdoor.-Con gran autoridad y serenidad en sus palabras.

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-¡¡Pero, mi rey!!-Exclamo Dergaan-No tenia que ser yo quien fuera a las tierras hostiles-Prosiguió, Dergaan con incredulidad a lo que había oído.

-Prefiero tenerte a mi lado en estos momentos, hijo mío. Y no tener que perderte en una misión insignificante y tener que sufrir la ira de Brygetth cada día, para saber que es de ti, Dergaan-Aclaro Thornegar.

Dergaan, se quedo inmóvil, no creía lo que estaba oyendo, jamás pensó, que fuera tan importante para su rey, hasta este momento y solo pudo pronunciar.-Como vos mandéis, mi rey. Yo me debo a la corona de Valydor- Dijo, firmemente mientras se bebió de un solo trago, su vaso de licor.-Ahora mismo, procederé a ir al pabellón de oficiales y hablare con Fernsyl, para que inicie de inmediato, y partan de Valydor en búsqueda de nuevas, mi rey-Realizando una reverencia, marcho rápidamente a cumplir el mandato, de su rey.

Dejando a Thornegar, solo en el Gran Comedor, en silencio. El mismo que le ha acompañado a lo largo de su vida, roto solamente, por el tenue chisporroteo de las brasas.

III

El fuerte y calido calor proveniente de las brasas, propicio que Thornegar se echara una pequeña siesta acomodado en su silla, bajo el sol entrante en el Gran Comedor, durante unas horas. En ese momento cualquiera que hubiese querido podría haber acabado con su vida. Pero aun, no corren esos tiempos en palacio, con lo que pudo descansar placidamente.Al despertar, bostezo con avidez y como si de un niño se tratase se froto con vigor sus ojos y paso su mano derecha por la comisura de sus labios para retirar las babas que se habían formado y algunas de ellas manchado el cuello, de su atuendo real. Estiro fuertemente sus brazos hacia arriba para desperezar su viejo y tullido cuerpo, y vio una figura sentada a su izquierda que le hizo levantar de su silla apresuradamente.

Uesteen, estaba ahí sentado, tomándose una taza caliente de café agrio, mientras se realizaba sendos masajes con sus gruesas manos, sobre sus piernas para mejorar su circulación, cuando Thornegar le pregunto:-¿Uesteen, que haces aquí sentado?-Con aun claros síntomas de somnolencia. A lo que le contesto.-Solo estoy descansando mis piernas un rato, mi rey-Mirando la figura tambaleante de Thornegar que estaba mirándolo solo con un ojo, cegado por los rayos de luz del sol.

-¡¡Que no sabes que esa silla es la de mi hijo Klaus!!- Exclamo Thornegar, con gran incredulidad por la expresión que tomo la de Uesteen.

-Lo se, mi rey….Pero desde el alba no había descansado ni un solo momento-Le respondió rápidamente, Uesteen.

-Y que me quieres decir con eso- Expreso con dureza Thornegar, a la respuesta que le ofreció.

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-Nada, mi rey-Musito-Disculpe, ahora mismo me levantare- Dijo, mientras retiraba unos centímetros hacia atrás la silla, para poder retirarse, sin hacer ningún ruido.

A lo que Thornegar, para grata sorpresa hacia Uesteen, le dijo- Tranquilo, estoy bromeando…puedes descansar aquí si quieres. No soy tan autoritario como aparento- Esbozando, una sonrisa que acompaño una gran risotada- Mientras, sigas cocinando como hasta ahora, te dejaría incluso poder dormir, en mi propia cama.-Y Uesteen, le respondió - A tanto no llegaría, mi rey- bebiendo un sorbo de su taza de café, siguió con acidez e ironía -Se que soy atractivo para muchos y muchas, pero, mi rey….Vos no sois de mi agrado.-dejando su taza de nuevo sobre la mesa, para después con juntarse las carcajadas de ambos, en el Gran Comedor.

-Bien, mi viejo amigo….Voy a ver que tal se encuentra la reina, antes de que mi hija me vuelva a recordar que soy y quien soy…-Colocando su mano derecha sobre el hombro de Uesteen.

-Espero que las nuevas de que sea varón sean ciertas, mi rey-Afirmo Uesteen, mientras se levantaba de su silla y agradecía el gesto de Thornegar realizando, el mismo sobre el.

-Eso espero….eso espero-Dijo Thornegar, al dirigirse a su paso hacia los pasillos de acceso, a la torre sur. Pero antes que de Thornegar , desapareciese de la vista de Uesteen, se giro y mirándolo dijo- Por lo menos trata que no te vean ahí sentado…Que están al día de todos las habladurías en palacio- Realizando un gesto con su mano de despedida.Y Uesteen, le respondió con serenidad-No se preocupe, mi rey….Siempre tengo cuidado-Con su grave y fuerte voz.

-Hasta el medio día, viejo amigo, y que los Justos estén contigo-Dijo Thornegar desapareciendo ya por completo, entre los pasillos.

-Hasta el medio día, mi único y viejo amigo… Que los Justos también permanezcan siempre a tu lado-Le respondió Uesteen, mientras volvía a sentarse en la silla para descansar y poder beber por fin en tranquilidad, su taza caliente de café agrio.

Unas horas antes Dergaan, se dirigió apresuradamente hacia el pabellón de oficiales tal y como se lo había pedido Thornegar. El pabellón estaba confinado al Sur-Este de los jardines de palacio muy cerca de los establos reales donde descansaba Heed’uck. Era un palacete que estaba formado por tres pequeñas torres y en cada una de ellas se podía ver el Estandarte Negro-Carmesí del Ganntareth y teniendo en el centro, un círculo central que se alzaba quince hombres de altura sobresaliendo en su final las tres torres. En su interior podían habitar más de cien jinetes en sus más de veinte aposentos que lo formaban. Era de dura roca con grandes ventanales dobles de maderas de Askian, con el escudo regente gravado a líneas de a dos a lo largo y ancho de ellas, y con sus cristales opacos color negro, le daban una apariencia en su conjunto de grandeza y majestuosidad.Dergaan, procedió a entrar por el enorme portón de roble. Al acceder al interior, la calidez que le sobrevino fue mucho mas agradable que el frió del exterior, al dirigir su mirada a uno de los laterales de la sala principal vio a Fernsyl que estaba entrenándose con dos jóvenes Jinetes a lucha a espada. Fernsyl, vio que su General lo estaba

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observando y en ese mismo instante le fueron a asestar el golpe de gracia sus dos contrincantes, al apreciar que había perdido la atención a la lucha. El, con un fino y elegante movimiento con su muñeca derecha detuvo sin tan siquiera mirarles a la cara los estoques que le querían propinar, y a su vez levanto su mano izquierda en señal de alto a lo que ellos obedecieron inmediatamente, mirándose incrédulos ante la gran destreza que había demostrado su Comandante.Ya que para todos Fernsyl, que era un hombre dos años mayor que Dergaan, no era tan corpulento como eran la mayoría de los jinetes que le servían. Se caracterizaba por tener un ojo de cada color, el derecho, era rojo, intenso como el mismo fuego de una fragua, y el izquierdo, azul como el mar helado de Kavantaa, en una mañana de invierno. Su larga melena negra se la recogía en una coleta perfectamente trenzada que le llegaba hasta la bajo cintura y a su vez en su barba le sobresalía otra trenza que le cubría, parte de su pecho. Fernsyl, era de familia de tradición militar de las tierras de Kerrkor, nacido en la ciudad lejana de Marany, al oeste del bosque de Feldor, a doce leguas de las Planicies de Askian que ante todo son hábiles en la batalla, pero justos de mente para la ciencia. Su familia es igualmente una de las Tres Familias Pontífices de las Tierras Herederas, las cuales gozan de grandes beneplácitos del Alto Pontífice Etha’em HornCloak, ya tanto estén en Valydor, como en tierras Valeerun de Eylha’mouth.

-¡¡ Buenos días, Comandante Fernsyl !!- Dijo Dergaan, al acercarse al rincón donde se encontraba.- Veo que aun esta en plena forma –Musito de forma sarcástica.

-¡¡ Buenos días a vos también, mi general !!- Le respondió con un tono agrio en su voz-¿¿ Por que ha venido tan pronto aquí. No le esperaba hasta bien entrada la tarde, mi general ??-Le pregunto mientras proseguía con en tono que empezó a resultar molesto para Dergaan.

- Debéis reclutar a no más de diez de tus mejores jinetes, y partir de inmediato hacia las Tierras Hostiles de Zennor- Dijo Dergaan, elevando su voz y mirando fijamente a Fernsyl, haciéndole ver con su seria mirada que sus respuestas fuera de tono no eran de su agrado, siguió – Ya que es el deseo del rey, y os debéis a ello – Vocifero firmemente.

- ¿¿Y porque quiere que sacrifique a mis mejores hombres en esta misión?? –Replico, alzando su mirada desafiantemente – Son como si fueran mis hijos. Y si vos no me convencéis del motivo que nos lleve a esas Tierras, aunque seáis mi general no partiré a ningún lugar….De acuerdo, General Dergaan- Contesto conteniendo y midiendo cada una de la palabras que fluían de su boca.

- No es el motivo, lo sumamente importante para que obedezcáis... Pero os lo contare.-Haciendo un gesto con la mano derecha invitándole a sentarse a la mesa que se encontraba unos pasos a la izquierda de Fernsyl. Al sentarse ambos Dergaan, siguió- Han llegado nuevas de Eylha’mouth. Las cuales relatan que alguien de la corte esta conspirando contra Valydor conjuntamente con los K’Yörjinn y los Zennor.-

-¡¡ No es posible…!! – Exclamo - Si hace mas de setenta años que tras el Pacto de Shergalth, vivimos en armonía todos los Pueblos Libres.- Susurro compungidamente Fernsyl al oír esas nuevas.- Así parecía que fuese, comandante.- Dijo Dergaan mirando preocupadamente a Fernsyl, mordiéndose su labio superior.- Pero años oscuros parecen tornarse ahora.-

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Aclaro – Por ello, y porque el Alto Pontífice, vuestro padrino Etha’em HornCloak ha sido quien nos ha alertado. El rey quiere que se parta en búsqueda de nuevas para tranquilizar el posible murmullo que se produjese aquí en palacio.-Afirmo Dergaan aprovechado la deuda de fe que tiene la familia de Fernsyl con el Alto Pontífice. Y en eso momentos Dergaan creyó entender porque Thornegar le pidió que hablase con Fernsyl para que partiera hacia Zennor y ha pesar de la inquietud reinante, esbozo una agradable sonrisa.

- ¡¡ A la orden mi general !!.- Exclamo Fernsyl - Aunque solamente se deba a que Etha’em lo pida…Partiremos mañana al alba.- Realizando una mirada en alto con claro signo de arrogancia, se levanto de su silla.- Diga a nuestro rey Thornegar que sus órdenes serán llevadas a cabo, tal y como el pida-Contesto sin mirar a Dergaan- Decidle que venga al atardecer para pasar revista a los Jinetes que partan junto a mi… Si me permite me retirare, mi general.-Marchándose hacia los aposentos del primer piso del pabellón.

- Entre el orgullo de uno y la personalidad de otros, uno ya no sabe que hacer. Pero así es la grandeza del reino de Valydor-Dijo ladeando la cabeza sonrientemente Dergaan al retirarse y salir hacia el frescor de los jardines de palacio.

Thornegar estaba dirigiéndose perezosamente por las escalinatas, que daban acceso a los pasillos de la torre sur parándose y de vez en cuando en alguno de los ventanales que se encontraba a su paso miraba celosamente hacia al exterior, para ver como las nubes del cielo empezaban a encapotarlo, mientras resoplaba con virulencia su respirar, dijo:-¡¡ Antaño las hubiera podido subir de tres en tres, y ahora hago solo una y veo las estrellas !! – Vocifero – Ya podía haberse retirado la reina a descansar a espera de alumbrar, en los establos…Y no tendría que subir estos malditos escalones- Finalizo maldiciendo cada uno de los peldaños que se encontraba, a su torpe paso.Tras unos breves pasos y otros miles de traspiés, llego al final de la escalinata y observo que al fondo del pasillo se encontraba frente a la puerta de los aposentos de la reina, la vieja hechicera encorvada Rat’chel , y tomando aire como pudo sosteniéndose en uno de los marcos de los ventanales le dijo.- ¡¡Buenos días, Rat’chel!!…- Sin para de resoplar como si de un toro se tratase y estuviera a punto de embestir.- ¿¿ Que hacéis ahí esperando…??- Le pregunto con gran interés, a lo que siguió.-Entrad os lo ruego…Pero antes… ya se que sois mas vieja y os encontráis de peor salud que yo. Pero agradecería un apoyo para alcanzar los aposentos de la reina- Le dijo mostrándole una agradable sonrisa. A lo que ella amablemente le contesto.- Faltaría mas, mi rey- Con su voz carraspeante. Con lo que acercándose lentamente le acompaño hacia la puerta.Rat’chel ya nadie sabia ya cuando tiempo hacia que vivía bajo los sótanos de palacio. Thornegar, incluso tiene recuerdos vagos de su infancia en los que ella ya estaba. Era una vieja de finos y largos cabellos plateados, pero con un claro estado de dejadez con un sinfín de rizos que le cubrían su rostro. Su tez era pálida como el agua a la luz de la luna, con tal cantidad y arrugas y pústulas, que conjuntada con su manto de color gris deshilachado y lleno de remaches manchado de vete a saber, que pócima o jugo, le daba un aspecto realmente repugnante, y acompañado de sus largas y delgadas manos de largas uñas negras como el tizón, hacia que su mera presencia alguna vez hubiese indigestado la comida a más de uno. Pero ya que fue como la madre que jamás tuvo Thornegar, a el no le importaba y la respetaba como el que mas. Y más aun cuando hace no más de un Plenilunio. Una noche como de costumbre Thornegar, no llegaba a conciliar el sueño, bajo hasta los sótanos y le pregunto sobre de su aun no nato. Y ella

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colocándose su mano en uno de sus bolsillos, saco varios huesecillos de conejo y de pollo tallados, con formas runicas y lanzándolos hacia el interior de una cesta de mimbre, le auguro grandes nuevas que a día de hoy aun lo inquietan, a espera de respuesta.Al entrar vio que estaban ahí su hijo Erik y su hija Brygetth acompañando a la reina Brysilda en sus aposentos. Erik estaba uniformado con el traje de Capitán de Jinetes de la Prima Alianza de Kerrkor. Era una armadura de color platino tanto en sus hombreras y pechera que en ambos lados se anudaba una capa tejida de piel de oso de forma casi triangular hasta cubrir media espalda abotonada por dos grandes circunferencias doradas, del escudo del Ganntareth. En los brazos se dibujaba el metal negro-oscuro con los ribetes carmesí al igual que en sus piernas, los colores de las tierras de Valydor, portando botas de igual forja y color. Y en su cinto estaba provisto de su espada Maere, la cual sujetaba por la empuñadura con su mano izquierda, manteniéndose tres pasos atrás de su hermana Brygetth, que estaba arrodillada al costado derecho de la cama real pasando un paño húmedo por la frente de su madre debido a la fiebre que la había empeorado, después de estar yaciendo en cama casi cuatro días.Rat’chel, al entrar dejo libre a Thornegar y se dirigió hacia donde se encontraba Brygetth y le pidió que se retirara con un leve gesto con su mano. Y le dijo- Tranquila, mi princesa…Ahora me encargare yo de la reina- Mirándola a los ojos, a lo que Brygetth accedió sin demora, tal vez obligada por el fuerte hedor que emitía el cuerpo de Rat’chel.Thornegar, se dirigió cautelosamente hacia su hijo Erik, y colocando su mano en su hombro. Acerco su cabeza al oído de su hijo y le pregunto entre susurros –¿Como se encuentra tu madre?. – Haciendo ver con su tono de voz que le inquietaba su estar. Pero Erik sabia de buena mano las intenciones de su padre, a lo que le contesto.- Bien…Se encuentra bien padre. Desde esta mañana que estoy aquí a su lado. He bajado muy temprano a desayunar, y pronto me he dirigido hasta aquí.-Le contesto Erik, fríamente apartando su cabeza del contacto de su padre.

- ¿Que te ocurre, hijo mío… Desde hace tiempo estas muy distante conmigo?- Le pregunto Thornegar frunciendo su ceño.

- Tu sabrás, padre…El motivo creo que esta muy claro- Le respondió con dureza Erik mirando fugazmente a la cara de Thornegar.

- ¿A que te refieres…?- Pregunto- No será porque si nace un varón, ya no puedas ser el futuro rey de de reyes…verdad…-Vocifero fuertemente- Mocoso insolente…-Acabando la palabra mirando con rabia a la cara de su hijo.

-Siempre estas pensando en ti y solo en ti…Ya no te reconozco, padre- Refunfuño violentamente Erik por las palabra de su padre.- Deberías saber que todos no somos tan retorcidos y estupidos como tu, padre.- Acercándose con rabia a la cara de Thornegar ,haciéndole retroceder unos pasos atrás.

-Queréis hacer el favor de parar de una maldita vez- Grito Brysilda, con lo que ambos sorprendidos pararon en seco de farfullar y atacarse mutuamente. Erik compungido dijo- Lo siento, madre…Perdónanos. –Y realizando una fría mirada a su padre concluyo -Y hablo también, en voz de mi padre-

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-Eso lo dirás, tu…Que clase de hijo se atorga las palabras de su rey y padre en su boca- Contesto Thornegar como si de un niño pequeño se tratase.

-¡¡Parad de una vez!!- Cito Brygetth furiosamente que hasta ahora había permanecido en segundo plano.- Marchaos…Iros a descargar vuestras diferencias a otro lugar .Y dejar descansar a la reina, en paz- Exclamo- A su vez la vieja encorvada se irguió del lado de la cama en la que se encontraba reposada y les dijo.-Si… marchad…Ya os avisare cuando este apunto de alumbrar. No os preocupéis, mi rey y príncipe- Cabizbajando su mirada sintiendo vergüenza ajena, por lo sucedido.- Estarán informados de cual suceso se produzca.-Afirmo, invitándoles a salir de los aposentos de la reina Brysilda.

-De acuerdo…-Dijeron ambos abandonando la estancia emitiendo toda clase de ineludibles remilgos. Que hicieron llorar a la reina Brysilda compungidamente mientras se abrazaba fuertemente al cuello de su hija, que trataba de consolarla como podía y Rat’chel se preparaba para humedecer otro paño para la frente sudorosa de su reina.

IV

Al salir de los aposentos de la reina, y cerrando la puerta tras de si, Thornegar empujo con furia y rabia a su hijo Erik hacia la pared de roca del pasillo que estaba a la izquierda de la puerta de los aposentos. Y apretándole fuertemente con su mano derecha su cuello, le miro directamente a sus luminosos ojos azules y acercando su cara a la suya le dijo- Jamás en lo que te queda de vida…Te atrevas a repetir lo que me has dicho delante de tu madre – Que hizo que Erik apartara la cabeza con asco, por el fuerte olor de alcohol que desprendía la boca de su padre. – Porque no habrá Legión ni Tropa, ni nadie… que me detenga cuando desenvaine mi espada y tengas que enfrentarte a mi, te queda claro…hijo mío- Murmullo Thornegar al oído de su hijo, hincándole una dentellada en su oreja arrancándole parte de ella, para masticarla y engullírla después. A lo a Erik, grito y gimió cual cerdo en el día de matanza, saco fuerzas de donde pudo y propino una fuerte patada a los testículos de Thornegar que hicieron caerse de rodillas.

-¡¡Ahora que…maldita rata!!- Le vocifero mientras que con su capa intentaba parar la hemorragia que le brotaba de su oreja izquierda.- Si vuelves tan siquiera a mirarme, jodido viejo, te desollare y destripare cual animal…Entendido- Exclamo agarrandole fuertemente la barbilla de Thornegar con su mano derecha, haciéndole mirar directamente a su cara. Para golpearle con su frente en su cabeza haciéndolo caer de espaldas y perder la corona de marfil de su sien.- Y no te atrevas a descargar tu rabia contra mi madre o hermanos. Ya que sino, te bien prometo que yo mismo acabare con tu vida- Propinándole una patada en su bazo que hizo que Thornegar escupiera su sangre al suelo del pasillo, marchándose Erik cual alma lleva al diablo de la presencia de su padre.

-Algún día pagaras tal ofensa, hijo mío- Dijo Thornegar mostrando una sonrisa que dejaba entrever los reguerotes de sangre que había entre sus dientes, pero a pesar de yacer en el suelo miro con orgullo a la figura alejada de su hijo y realizando un profundo gargajo escupió guturalmente una plasta de sangre hacia uno de su costados y murmuro jocosamente.- El destino nos dirá…Pero a día de hoy parece que ya tenemos,

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un digno heredero al trono de Valydor- Escupiendo con fuerza un buen pedazo de la oreja que había engullido de su hijo Erik.

Erik bajo apresuradamente hasta el Gran Comedor. El dolor era cada vez más insoportable y la sangre seguía brotando sin parar con virulencia. Su mano estaba completamente embadurnada y tintada hasta llegarle al codo izquierdo. Al entrar vio a Kendral preparando elegantemente la mesa para la comida del medio día y le dijo- ¡¡Kendral…Kendral tráeme una botella de espiritual, rápido!!- Con voz entrecortada por el dolor que le producía su herida. Kendral se dirigió rápidamente hacia la cocina y cogio de una de las estanterías una de las botellas que permanecían ahí y se la entrego al galope al príncipe Erik.- Gracias, Kendral ya puedes retirarte- Le agradeció con suma amabilidad. Kendral observo la gran cantidad de sangre que le brotaba de la oreja a Erik y le pregunto- Mi príncipe…¿Que le ha ocurrido?- Acercándose lentamente a él. Con lo que Erik le contesto mientras vaciaba el contenido de la botella de espiritual sobre su oreja ensangrentada aguantándose el terrible escozor que le provocaba – Pregúntaselo, a tu estupido rey de Valydor- Esbozando una gran mueca de dolor y rabia, tirando la botella vacía, rompiéndose esta de forma seca al caer estrepitosamente al suelo. Para alejarse luego hacia los jardines sin tan siquiera agradecer la rapidez de Kendral, que se quedo aterrorizado con la imagen de que Thornegar pudiese haber cometido tal acto a su propio hijo.Al salir al exterior, el duro y intenso frió se le clavo como mil espadas en su malherida oreja izquierda, que hicieron retorcerse aun mas en su dolor a Erik, que se lanzo bruscamente sobre la nieve que cubría, la tierra de los jardines de palacio. Realizo varias vueltas sobre si mismo en el frió manto de nieve y al levantar su mirada vio que Dergaan se dirigía hacia él, corriendo tal vez atraído por la cantidad de sangre que había dejado a su paso, gritando – ¡¡Príncipe Erik, Que os pasa, mi príncipe!!- Desenvainando rápidamente su espada de su cinto y mirando convulsivamente a derecha y izquierda en búsqueda del culpable de tal atrevimiento.Al llegar Dergaan a la posición donde se encontraba arrodillado Erik, tiro su espada al suelo y se deslizo unos centímetros por la nieve de rodillas al lanzarse para recoger el cuerpo del Príncipe Erik antes de que desfalleciera.

-¿Quien ha sido, mi príncipe?- Le pregunto sobresaltado Dergaan al observar la cantidad de sangre que cubría la nieve alrededor del cuerpo de Erik.

- Ha sido el rey infame de Valydor, mi padre… Aquel que juraste eterna lealtad- Le contesto de forma temblorosa y entrecortadamente Erik mientras se sujetaba con fuerza con su mano derecha a la túnica de Dergaan desmayándose al fin sin poder aguantar mas el dolor que padecía.

Dergaan, observo entonces que a Erik le faltaba media oreja izquierda. Estaba completamente destrozada como si hubiese estado mordida por cualquier Ganntar de las montañas de Horsunm. Con claras marcas de los dientes en ella. Era una imagen dantesca. Y pensar que un padre hubiese hecho tal cosa a su propio hijo y en este caso el Rey a su hijo primogénito, hizo revolver el estomago de Dergaan que acabo vomitando encima del pecho del Príncipe Erik. Y Dergaan pensó mientras separaba los trozos de ciervo y bilis que había regurgitado de su boca. Que el mayor dolor que sufría Erik no era la perdida de casi la totalidad de su oreja izquierda sino que el mayor dolor sufrido le había sido infligido por su propio padre. Y ese dolor no tiene nombre ni definición en ningún rincón de cualquier corazón. Dergaan vio caer lágrimas de tristeza que se

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helaban nada mas brotar de los ojos cerrados de Erik sobre sus mejillas y entendió cual era el dolor que entristecía a su príncipe. Lo cogio bajo sus axilas y lo reclino sobre su pecho a la vez que los primeros copos de nieve caían y empezaban a cubrir de nuevo la tierra de los jardines.

Thornegar se levanto de la posición fetal que se encontraba, ayudándose por los cantos redondeados de la pared de piedra del pasillo. Un sudor frió le invadió y paso su mano derecha por su rostro mientras aguantaba su ya posición erguida con su otra mano que la coloco por encima de su cabeza, estirada. Y apoyándola en uno de los marcos de los ventanales que tanto le habían ayudado en su ascensión anterior, tosió nuevamente y noto en el interior de su boca, otro pedazo de la oreja de Erik. Se introdujo dos dedos de su mano derecha y tiro con fuerza, ya que el pedazo de carne, se había quedado fijo en uno de sus molares. Se quedo unos segundos mirando fijamente el pedazo de carne en la palma de su mano y exclamo-¡¡Jodida carne de Bastardo!!- Lanzándola a través del ventanal que se encontraba a su espalda. Agarro la Corona de Marfil que estaba en e suelo y vio que de la caída de había formado una brecha que la acompañaría hasta el fin de su reinado. Inicio el descenso hacia el Salón Principal que era una estancia contigua al Gran Comedor ya que así evitaría toparse con su hijo Erik. En pocos minutos ya se encontraba frente la bifurcación que daba acceso al Salón Principal y al Gran Comedor. El Salón Principal era una estancia mucho más pequeña que el Gran Comedor estaba construida sobre la piedra de palacio pero ornamentada con oro y platino y cubierta en su techo de las mejores maderas de las Tierras Herederas. Tenia dos grandes cristaleras multicolor que en la que se encontraba al norte de la estancia se podía ver a los Justos erizando el estandarte en su Caída en tierras de Toegrüm en la ribera del Voorgal en la capital de Marüssek, y la que se encontraba en el sur se observaba a Luccyen CoverSun - el abuelo de la reina Brysilda - dirigiendo a las Tropas Pontífices y la Prima Alianza contra las tropas de Jürggen Zennor y su Alianza de Haeyos en las Guerras de los Pergaminos de la Ley. Que volvieron a erizar el vello de su carne, al viejo Rey Thornegar contemplando a los que para él fueron dignos caballeros y que merecían ser recordados toda la eternidad. Se puso su mano derecha sobre su corazón y musito- Solo deben ser honrados aquellos que perecieron para salvaguardar nuestro sino – Con gran modestia y pleitesía en su voz. – Y no a esa estupida diosa que se adora en las otras Tierras Libres –Acabo, escupiendo al suelo con claro ejemplo de provocación. Se agacho y las reverencio. Y sabía que si alguien le viese realizando dicho acto, aunque fuera el Rey de Reyes, su destino seria la horca.En el Salón Principal, aparte de la de acceso había otras cuatro puertas que daban al Gran Comedor por la Estancias de los Sirvientes, a los Jardines por su parte trasera, a los Establos Reales y la última hacia el Pabellón de Oficiales. Como Thornegar no quería encontrarse con nadie, se dirigió a la que daba acceso a los Establos Reales ya que en esos momentos decidió que ya era hora de visitar a Heed’uck, que hacia mas de tres días que no había ido a verlo. Y para Thornegar, Heed’uck era mas que su montura y oso de compañía y combate. Ya que cuando fue proclamado Heredero de las Tierras Hyssén, su padre Lord Bhaernegar se lo regalo, y él lo cuido hasta el día de hoy, y como fue de la primera camada de Heed’ack - la montura de su padre -, siendo esta la mas temida y venerada en todo Hyssén. Para Thornegar que Grandes Batallas gano gracias a su montura, lo considera uno más de su familia al igual que amigo.

El aire dejaba un rico aroma avena húmeda, mezclada con singuralidad entre los olores provenientes de los Caballos y del olor familiar de Heed’uck de los Establos Reales.

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Koon SpearCloud estaba amasando en uno de los rincones, la avena vieja y con su tridente, movía y escampaba la nueva en los comederos, a lo que ellos relinchaban felizmente. Para proceder dejando el tridente apoyado en la puerta del Establo y sacando de un pequeño armario otra forjada de plata y rubíes fabricada, para el uso exclusivo de la comida de Heed’uck. Clavo en el, unos grandes trozos de carnero joven y fresco, y se lo sirvió en su comedero forjado de oro y diamantes con asideros de platino a los que Heed’uck se abalanzó rápidamente sobre ellos, gruñendo toscamente.

- ¡¡Buenos días, mi rey!! – Cito alegremente Koon- Heed’uck, estaba triste. Hacia dos días que no comía, mi señor- Afirmo esbozando una sonrisa- Creo que sabia que venia y no quería que lo viese dormitando y delgaducho, mi rey- Finalizo Koon, mientras se disponia a recoger otro pedazo de carnero.

- ¡¡Buenos días, mi parlanchín Koon!!- Dijo Thornegar, acercándose a Koon- Ya puedes retirarte. Ahora me encargare yo de Heed’uck- Estirando su brazo derecho, para que Koon le diera el Tridente de Heed’uck. A lo que accedió sin rechistar.

- Acuérdese, mi rey…A Heed’uck, le gusta empezar por los costillares para seguidamente seguir por las tripas y acabar con la cabeza, mi señor- Le recordó Koon a Thornegar. Con lo que el asintiendo su cabeza, alzo su mano invitándole a abandonar sus faenas.

- Ya lo se…Koon- Contesto Thornegar – Antes de que tu nacieras. Yo ya lo amamantaba con las tetillas de cabra.- Le dijo ya con una voz más alta y firme- Así que retirarte de una vez… Ho me veré obligado, a clavarte el Tridente por el culo- Contesto sonrientemente, mientras hacia un vago gesto mostrando lo que le haría si se quedaba por ahí.

- Como mandéis, mi rey- Dijo Koon, realizando una reverencia- Pero antes de que me vaya. Recordad que a Ypsalion y a Ytschaom, les gusta la paja dorada fresca de fondo del montón, mi rey.- Acabo, saliendo corriendo al ver como Thornegar le apuntaba con el tridente.

- A este Koon, no hay quien lo calle, verdad Heed’uck- Esbozando una sonrisa que Heed’uck acompaño con un gruñido cómplice.

Thornegar se dirigió al mismo armario de donde Koon saco el tridente para Heed’uck y cogio un peine de gruesas hebras forjado en su mango de oro y diamantes. Se acerco a donde se encontraba Heed’uck comiéndose uno de los costillares del carnero, emitiendo toda clase regruñidos y bufidos.

- Esta buena la carne eh!! Heed’uck- Le dijo mientras le empezaba a peinar y eliminar los pelos muertos de su lomo – ¿Me das un trocito?- Le pregunto, a lo que Heed’uck aparto su cabeza escondiéndose, el pedazo de carne entre sus enormes patas .Dándole la espalda a Thornegar a lo que sonrió y siguió acicalándolo.

-Cuantos años hace que ya nos conocemos- Le dijo mirándolo con suma ternura- Veinte o treinta, no crees- Siguió, mientras le rasco con su mano derecha detrás de su oreja izquierda. A lo que Heed’uck emitiendo un gruñido, Thornegar dijo- Si…Amigo mucho tiempo…Mucho tiempo. Y aun ahora sigues siendo mi mejor amigo- Besándolo con

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cariño en la frente, y Heed’uck le lamió la cara dejándosela completamente embadurnada de la sangre fresca del carnero por toda su cara.

-Sabes…Hoy voy a ser padre de nuevo.-Dijo Thornegar mirando hacia la entrada de los Establos, pasándose sus mangas por la cara para quitarse le pegajosidad de la sangre caliente, sin tener ningún atisbo de enfado- Y puede que sea un varón, Heed’uck- Heed’uck, le miro esbozando una especie de medio sonrisa, y girando su enorme cabeza hacia la derecha. Se le acerco un poco más y le golpeo suavemente con su cabeza para que le volviera a rascar, en la mano derecha que estaba apoyada en su comedero.

-Tu, si que me entiendes, viejo amigo- Dijo Thornegar agachándose unos centímetros sobre sus rodillas para mirar a los ojos de Heed’uck. – De aquí a pocos días te presentare a mi hijo. Ya que como siempre he hecho. Me gusta que los olfatees y des tu aprobación, Heed’uck- Aclaro, volviéndole a besar entre sus ojos y girándose sobre si mismo, pincho el ultimo trozo de carnero que faltaba.

Que Heed’uck agradeció con un otro leve gruñido, al cogerlo por sus dientes para dejarlo caer al suelo. Se estiro en su suave suelo de paja fresca. Y empezó ha mordisquear el trozo de cabeza de carnero entre sus patas, oyéndose el crujido de huesos y músculos, a cada mordisco que daba.

-Hasta mañana, Heed’uck- Dijo mientras dejaba el tridente y el peine en el armario. Y Heed’uck no emitió ningún otro sonido que el del crujir de los huesos de su desayuno. Thornegar cogio el tridente de madera que antes había dejado Koon apoyado en la Puerta de entrada de los Establos Reales y procedió a dar del nuevo montón de paja fresca y dorada, el desayuno a Ypsalion y Ytschaom, los dos mas bellos caballos sementales de todas las Tierras de Kerrkor.

Algo golpeo con fuerza la cabeza de Deergan. Él miro hacia su derecha y vio sobre la nieve un pedazo de oreja. Que hizo que acto seguido levantara su mirada hacia los ventanales que se encontraban sobre si. No pudo ver figura alguna. Observo con detenimiento en su mano, la parte de la oreja y aprovechando que Erik seguía aun inconsciente y recostado en su pecho, lo apoyo hacia un costado evitando que este se cayera y acerco la parte de la oreja, y vio que encajaba casi perfectamente en la mitad arrancada de la oreja izquierda del Príncipe, por no ser porque faltaban un tercio más de oreja, tal como si hubiera sido masticada a fuertes dentelladas. La guardo en el bolsillo derecho de su túnica, se levanto y cogio con su mano derecha su espada y la volvió a envainar y levantando al Príncipe Erik, como si de un saco de estiércol se tratase, se coloco el cuerpo inmóvil sobre sus espaldas y se dirigió con él a cuestas, hacia el Gran Comedor. Y solo pudo pronunciar en voz baja.- Que demonios te han llevado a hacer esto…mi rey- Ladeando su cabeza, permaneciendo con expresión lánguida mientras intentaba con todas sus fuerzas en no resbalar sobre el hielo que se había formado por la bajada súbita de temperatura, musito- Este frió acabara por fin helando el ya pétreo corazón del rey-Realizando un brusco y seco movimiento con el que recoloco, el resbaladizo cuerpo de Erik- ¡¡Que los Justos nos protejan de este invierno que se nos cierne!!- Exclamo, entrando ya por fin en el calor del Gran Comedor, dejando tras de si en el olvido, el frió recuerdo del exterior.

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V

Dergaan, reclino con sumo cuidado el cuerpo inerte del Príncipe Erik en su silla de la mesa del Gran Comedor. Kendral que se había quedado cerca del marco de acceso del Gran Comedor ayudo a Dergaan a colocar firmemente a Erik para que no se cayera de su silla, le retiro su espada para que no entorpeciera sus movimientos.- Trae una garrafa de agua fresca y toallas limpias- Vocifero Dergaan a Kendral- Y rápido holgazán- Le premio con agria voz mirándolo con relativa desgana como siempre le ocurría al verlo.

- Como mandéis, mi General- Contesto Kendral efusivamente y se dirigió cual gacela, inmediatamente hacia la cocina ya que una figura que estaba entrando por el Gran Comedor, le asusto más que nada en el mundo.

No tardo en llegar al Gran Comedor completamente ebrio, el Príncipe Klaus que se había pasado la mañana entera fuera de palacio seguramente yendo de taberna en taberna, para saciar su inagotable sed. Sin tener conocimiento alguno de lo acaecido en su ausencia en palacio. Klaus vio la figura inmóvil de su hermano y tambaleante dijo al acercarse a Dergaan- ¿Que mierdas le ha pasado a Erik?…Contesta jodido vasallo- Mientras depositaba sobre la mesa una jarra de vino caliente y golpeaba con el filo de su espada Ayeeren con su mano izquierda encima de la mesa.

- Mi señor…Ha sido su rey y padre- Le contesto Dergaan mirándole de forma temblorosa.- En un ataque de locura, diría yo…Le ha arrancado de cuajo parte de su oreja izquierda, mi señor- Aclaro sin dejar de mirar el temblor y sacudidas que daba Klaus con su mano izquierda.

- Maldito loco…Donde se haya, ese viejo Bastardo- Increpo Klaus siguiendo tomando tragos de la jarra y realizando movimientos en el aire a su espada.

- No le se, mi señor- Contesto Dergaan- Pregúntele a Kendral. Él, siempre sabe todo y de todos de los que vivimos en palacio, mi señor- Sacudiéndose de encima la responsabilidad de responderle.

- ¡¡Kendral, ven aquí ahora mismo, jodido enano!!- Exclamo Klaus, sentándose bruscamente sobre su silla.

Kendral había vuelto de nuevo a la cocina. Ya que de todos era conocido que cuando el Príncipe Klaus volvía de una de sus juergas matutinas mas de uno había muerto ensartado bajo un mandoble de su espada, solo por citarle los buenos días y a Kendral que apreciaba su vida no quería padecer tal muerte. Se acerco rápidamente y de forma reclinada frente al Príncipe Klaus mientras se tapaba su rostro con ambas manos le pregunto- Si…mi señor. ¿Que deseáis?- Retirándose levemente y de forma sutil dos pasos atrás.

- ¿Has visto a mi padre, enano?…Responde- Le pregunto apuntando con la punta de la espada clavándose en la frente de Kendral. –Dime…O te ensartare a Ayeeren en alguno de tus jodidos ojos- Siguiendo tomándose largos tragos de su jarra de vino caliente.

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- Mi señor…Calmese…Por los Justos- Dijo Dergaan. Tal vez no soportaba a Kendral pero hasta eso ya le parecía demasiada humillación, incluso para el.

- No te atrevas a decir lo que tengo o no tengo que hacer, General Dergaan- Dijo Klaus fríamente- Que mi padre, te quiera más que a sus propios hijos no te da la autoridad sobre mí, entendido- Apuntando ahora al cuello de Dergaan haciéndole una pequeña brecha en el cuello, apareciendo pequeños hilillos de sangre.

- Jamás osaría, mi príncipe- Contesto Dergaan, apartando de un golpe el filo de la espada de su cuello.- Yo sirvo a uno y cada uno de los miembros de esta familia. No lo olvide- Acabo, levantándose de su silla de un salto.

-Ahora que vos ya estáis aquí me retirare para ver como se esta obedeciendo la orden que me pidió vuestro padre- Realizando una solemne reverencia sin apartar s mirada de los ojos vidriosos del Príncipe Klaus.

-Por mi, como si no vuelves nunca- Le espeto Klaus tirandole la jarra de vino caliente que cayo a escasos metros de Dergaan.

Kendral, estaba inmóvil tal como el príncipe Erik, no había osado a moverse ni un centímetro de la posición que había tomado dijo con voz baja a Klaus.- Mi señor...Según se…Se ha visto a vuestro padre en los Establos Reales.- Mirando con cautela los movimientos que aun producía Klaus al tambalearse por su estado de embriaguez.- Aunque..Esto ya hace más de una hora, mi señor- Contesto finalmente con suavidad en su voz.

-Va…Que mas da- Dijo Klaus alzando su mirada y realizando una mueca de desagrado – Al final de todo. El viejo hará lo que le venga en gana…Y tampoco es que me preocupe tanto lo que le ocurra al primogénito del rey- Relato Klaus con extrema frialdad- Eso si…Llevadlo a sus aposentos y intenta curarle la oreja malherida. Sino te haré arrancar las tuyas…Si enferma lo más mínimo, entendido enano- Dijo mientras se levantaba y se dirigía hacia la cocina apartando de su camino a Uesteen, para coger otra jarra de vino caliente.- Me retirare a mis aposentos. Quiero que se me avise cuando este a punto de alumbrar la reina. No me lo quiero perder- Asintió señalando con su debo índice de su mano derecha mientras atacaba la nueva jarra con un gran y interminable trago.

- Como mandéis, mi señor…Así se hará- Dijo rápidamente Kendral mientras le pedía con un gesto ayuda a Uesteen para que le ayudara a subir al Príncipe Erik a sus aposentos de la Torre Norte de palacio.

El frió de los jardines era cada vez mas intenso y cortante. La nieve que había empezado a caer unos minutos antes estaba ya cubriendo en demasía las Tierras de Valydor. El General Dergaan ya no sabia ni que hacer ni a donde ir.- Demasiadas preguntas…Para pocas respuestas- Murmuro tocándose con su mano derecha su tupida melena y de forma enérgica y compulsiva se atusaba después su incipiente perilla.Casi sin darse cuenta llego al Patio de Armas, que estaba situado en la parte trasera del Pabellón de Oficiales y vio que había ya siete Jinetes colocando las bridas y todo el equipo en sus respectivos caballos, dirigiéndoles el Comandante Fernsyl HornCloak.

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- Comandante HornCloak, veo que los preparativos para la marcha ya están muy avanzados- Dijo Dergaan entre hilos de vapor que se escapaban efusivamente de entre sus dientes.

- Si, mi General- Contesto secamente Fernsyl- Ahora mismo iba a proceder a avisar a nuestro rey que debido a l importancia de la misión…He ordenado prestanza y se ha cumplido antes de hora- Dijo esbozando una leve sonrisa- Le puedo pedir un favor, mi General- Dijo Fernsyl acercándose a su General mientras dejaba a cargo del Sargento Ayguadir el cuidado de su montura.

- ¿Que es lo que queréis?- Le pregunto Dergaan sorprendido tal vez porque en más de doce años jamás le había osado pedirle alguna cosa o querer tan siquiera mantener un conversación con él.

- La misión como sabe es sumamente arriesgada. Aunque nuestro destino esta cerca del Circulo del Foso Pétreo en los dominios de Lord Supremo Vhaenegar, Señor de las Montañas Altas de Narrow…El hermano de nuestro rey. Y que con solo pedirle ayuda nos enviaría una tropa entera…Desearía…Desearía- Relato Fernsyl sin acabar su frase tal vez porque su petición seria negada.

- Di de una vez…Después del día que estoy teniendo. No estoy para aguantar niñerías y más de un Oficial de mi tropa- Exabrupto Dergaan.

- Desearía poder llevarme conmigo…A cinco Espadas Ónices, los mejores de los mejores soldados que han podido alumbrar las hembras de Kerrkor, mi General- Cito Fernsyl mirando con miedo a los ojos de Dergaan.

Los Espadas Ónices, son las tropas de elite de Valydor, también se les conoce como los Diablos Reencarnados. No hay más de cincuenta efectivos en toda la región y un treintena esta siempre preparada en palacio. Cada cinco años la vieja encorvada es llevada por uno y cada uno de los Pueblos de Kerrkor, y inspecciona y selecciona a cinco recién nacidos de entre todos. A los seis años dejan a su familia y empiezan su formación en Palacio, se les adoctrina en las artes de batalla, lucha y ciencia y se les niega cualquier otro contacto que no sean los otros niños. A los dieciséis años se les prohíbe hablar, se les tapan los ojos con un ungüento de sal y miel, y se taponan las orejas con cera caliente, para que desarrollen el llamado “Tercer Vinculo”, para que a partir de ese día debido con lo aprendido en los diez años anteriores, solo se comuniquen de forma mental con los demás. A los veintiuno, es probable que solo uno de esos cinco niños haya sobrevivido a tal duro entrenamiento de cuerpo y mente. Si es así el día de graduación se coge un Ya’sser de oro y rubíes al rojo vivo. Y se le corta en vivo sus orejas, lengua, nariz- El último sentido del que son privados- y se les arranca los ojos. Ese día sus familiares deberán estar presentes y el mismo habrá de matar a toda su familia en los atrios especialmente indicados para ellos- Ya que es un orgullo y saben su destino cuando su recién nacido es elegido, debido a que gozaran de oro y comida suficiente hasta ese día- Para que la sangre que brote de ellos hasta la ultima gota, caiga en la Forja del Honor y se forje su nueva espada hecha de Dhannbrir y la Sangre de los suyos. Para acabar gravando a lo largo de su filo en oro todos los nombres de sus familiares, para que no olvide de donde proviene para colocarle el Manto Rojo, sobre su desfigurado rostro que le será colocado para que no se lo quite jamás.

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- No te llevaras a cinco, jamás…Con uno tendrás más que suficiente- Contesto Dergaan tajantemente- Que los Justos os acompañen- Acabo, colocando su mano derecha sobre el hombro derecho de Fernsyl.

-Gracias, mi General…Pero aun me faltaría un Jinete más- Dijo rápidamente Fernsyl.

- Yo se de uno que se iría con vos…Aunque sea un Príncipe de Valydor- Soltó Dergaan mientras ladeaba la cabeza y miro al horizonte y vio la inmensidad del mar helado de Kavantaa que tenia frente si.

Uesteen, subió solo con la ayuda de su brazo derecho a cuestas el cuerpo del Príncipe Erik. Kendral se limito a decir portando la espada de su señor –Cuidado con la columna…La puerta…El ventanal- Con un desagradable tono en su voz. – ¡¡Oye, tu…A que lo dejo aquí tirado y a ver como le explicas a Klaus que has dejado a su hermano tirado entre los pasillos!!- Vocifero Uesteen dejado caer levemente el cuerpo de Eric unos centímetros.

- Ni se te ocurra…Maldito cocinero de tres al cuarto- Cito Kendral con su habitual elegancia y desidia.

- Ahí, te quedas…Estupido mayordomo- Aclaro Uesteen reclinando suavemente el cuerpo cerca de la puerta de sus aposentos- A ver ahora como lo entras, enclenque- Dijo emitiendo una risotada y retirándose de su presencia dirigiéndose escaleras abajo.

Kendral, cogio al Príncipe Erik y a su espada entre sus brazos y lo acerco.Lo apoyo delante mismo de su puerta. Se saco la llave maestra del bolsillo y la abrió. La llave se la coloco entre sus dientes al igual que la espada. Agarro con fuerza bajo las axilas a Erik y lo arrastro hacia el interior de sus aposentos. Lo reclino bajo su cama y estiro sus brazos para poderlo alzar y depositarlo encima de ella. Volvió a guardarse la llave en uno de sus bolsillos y dejo apoyada en el camastro la espada de su señor En esos instantes Erik recupero la conciencia y dijo – ¿Que ha pasado?- Aun con voz entrecortada y temblorosa.

- Se había desmayado, mi señor- Respondió Kendral- Y le he subido inconsciente. Yo mismo le he traído hasta aquí, a sus aposentos- Siguió esbozando una sonrisa delatadora.

- Ahora si me permite…Le curare su herida, mi señor- Dijo Kendral acercándose al atril que estaba junto los ventanales para coger una jarra de agua fresca y trapos limpios.

- No hace falta que te molestes, Kendral. Creo que ya esta cicatrizada del todo- Dijo Erik tocándose suavemente su oreja izquierda, notando las costras que le habían salido.- ¿Que ha ocurrido mientras me hallaba inconsciente?- Pregunto.

- Dergaan, fue quien lo encontró y lo llevo al Gran Comedor…Luego vino el Príncipe Klaus llego y pidió que lo trajésemos aquí…Y que el Comandante Fernsyl ya esta a punto de marchar, por mandato de vuestro padre hacia Tierras Hostiles- Explico Kendral sin casi hacer pausa alguna.

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- Vale…Vale- Contesto atolondradamente Erik- Un momento…¿Has dicho que Fernsyl va a partir a Tierras Hostiles?- Pregunto sofocadamente y enérgicamente Erik.

- Así es mi señor- Respondió rápidamente Kendral mientras veía como el Príncipe Erik se levantaba de su cama y tomaba su espada Maere al vuelo y salía como una exhalación de sus aposentos.Kendral pudo oír mientras se le caía la jarra de agua fresca al suelo y le empapavan los tobillos a consecuencia del terrible empujón que le propino el Príncipe Erik que mascullaba y repetía sin cesar- Tengo que hablar de inmediato con él..Ya que no hay nada que me ate a este maldito lugar-. Y Kendral solo pudo utilizar los trapos que llevaba en su mano para recoger con ellos el agua que había caído, volviendo a esbozar otra vez una sonrisa pero esta vez la perduro mucho más tiempo de que acostumbraba.

VI

El olor a la rica y suculenta carne de buey ya se podía sentir nada más bajar dos escalones más. Uesteen al entrar en el Gran Comedor se dirigió hacia sus queridas y ansiadas brasas y volteo el pedazo de buey que estaba dorándose por su costado derecho, antes de que Kendral le pidiera ayuda para subir al Príncipe Erik a sus aposentos y lo volteo hacia la izquierda. Agarro su delantal se lo coloco por su cabeza y se lo anudo en su cintura. Se volvió sobre si y se dirigió hacia un pequeño estante contiguo a los de los vinos y licores varios. Cogio un poco de canela, ajo molido y azafrán de los pequeños tarros, se los coloco en la palma de su mano izquierda y los amaso con un poco de aguamiel. Les dio textura frotando sus palmas al ritmo de compás y lo esparció sobre el buey. Avivo con tres troncos más de leña y musito- Se van a chupar los dedos…Aunque no se si vendrá alguien o no a comer hoy- Siguiendo alternando pequeños soplidos para que la llama estuviera siempre alta y activa.Cuando se dispuso a voltear de nuevo el buey y repetir la tarea de las especias se fijo que el Rey Thornegar apareció en escena empolvándose de la nieve y paja que le cubría todo su ropaje real. Tras de si también apareció Dergaan frotándose sus manos mientras las acercaba a la chimenea de la entrada para calentárselas.

- ¡¡Buenas Tardes, mis señores!!- Vocifero como de costumbre Uesteen.

- Buenas Tardes….Uesteen- Le contesto Thornegar sin tan siquiera mirarlo mientras se sentaba en la presidencia de la mesa.

- No tan Buenas, Uesteen…No tan buenas- Cito en alto Dergaan fijando su mirada en su rey.- A alguien de esta corte…Parece que haya perdido la cabeza de forma momentánea- Sentándose al lado de Thornegar sin dejar de mirarlo- No es así, mi rey- Acabo, mientras se bebió de un trago, directamente de la jarra de vino caliente que tenia sobre la mesa sin tan siquiera pestañear.

- No se a que te refieres, Dergaan…Pero si me aprecias tanto como yo a ti…Dejaras ese tema aparcado, entendido- Replico Thornegar sin mostrar ningún atisbo de culpabilidad o pena por lo acaecido.

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- Pero..mi rey. No ha visto lo que le ha hecho a su hijo primogénito..¡¡A Erik !!- Exclamo con fuerza Dergaan.

- Cállate, de una vez Dergaan. O también sufrirás mi implacable ira, de acuerdo- Pronuncio Thornegar cruelmente y levantando su mirada la dirigió hacia la cocina- Uesteen…Uesteen..¿Donde esta Kendral?. Encuentro a faltar a ese lame culos y yo ya tengo demasiada hambre.- Dijo golpeándose como si un tambor fuese con ambas manos su enorme y redondeada barriga.

-Ya he aguantado bastante…Si me disculpa iré a ver a la reina- Dijo levantándose suavemente y recolocando la silla donde estaba sentado.- Iré a mostrar mis condolencias a mi reina y a mi amada Brygetth. Si me lo permite, mi señor-Continuo realizando una reverencia muy solemne que hizo levantar la ceja derecha del rostro de Thornegar.

- ¿Quien se ha muerto?- Pregunto a Dergaan con aun la ceja levantada en su rostro.

- El rey, que conocía….Y vos no sois él…Sin duda alguna, mi señor- Dijo retirándose agarrando con fuerza la empuñadura de su espada a esperas de su respuesta y solo oyó levemente que decía al abandonar el Gran Comedor.

- ¡¡Hasta tu…Me quieres abandonar, hijo mío!!- Exclamo Thornegar golpeando fuertemente la mesa con ambas manos.- Que hago o estoy haciendo mal. Que alguien me lo diga, por los Justos- Acabo, colocándose ambas manos sobre su sien.

Uesteen se acerco al rey Thornegar. Se sentó a su lado y le dijo- Thornegar…Mi rey y amigo- Colocándole su mano derecha sobre la de Thornegar que había vuelto a depositarlas sobre la mesa.- No te atormentes por lo que piensen o digan de ti. Y se responsable de tus actos. Nadie podrá jamás…Solo tu debes juzgarte por lo que has hecho en el día de hoy- Dijo con la mirada cabizbaja – Quieres que te traiga un pierna de buey…Y mientras la disfrutas, recapacitas un poco, viejo amigo- Le susurro dulcemente, pero con voz sonante al oído.

- Si…Me iría bien. Pero que este bien crujiente. Asegurate bien de ello Uesteen- Murmuro Thornegar.

El viejo amigo del rey se levanto y se dirigió a la cocina para traerle su suculento manjar. En ese instante Thornegar vio que Kendral bajaba hacia el Gran Comedor.- ¿Donde estabas Kendral?. Uesteen no es el que tiene que venir a tomar nota de lo que quiero comer…Solo tú- Pregunto Thornegar levantándose con una mirada fija y fría clavada en Kendral.

- Mi rey…Estaba con el Príncipe Erik en sus aposentos- Dijo Kendral- Para curarle su herida, mi rey…Perdóneme por no estar en el momento justo aquí- Contesto con su habitual y sarcástica voz.

- De acuerdo- Respondió Thornegar- ¿Y como se encuentra?- Pregunto sin apartar su vista de la mesa.

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- Bien, mi rey…Se ha recuperado muy rápido. Esta completamente cicatrizada. Es más a salido a tomar el aire a los jardines no mas despertarse..- Le contesto sonrientemente- Si me permite…Empezare a realizar mis tareas, mi rey- Dijo realizando una reverencia para dirigirse hacia la cocina donde ya se encontraba expuesto sobre la tarima el plato de buey para Thornegar.

- ¡¡Bien…Pues empieza trayéndome mi maldito plato!!- Exclamo Thornegar dando dos palmadas que resonaron en todo el Gran Comedor.

En segundos Kendral ya había depositado el rico y sabroso plato de buey frente a Thornegar, depositando a su vez un excelente espiritual sobre la mesa. el cual se abalanzo como animal sediento de sangre hacia el plato. Aparto de un golpe seco la enclenque figura del sirviente haciéndole caer bruscamente al suelo y solo se pudo oír un leve crujido de huesos que hicieron mover la cabeza de Thornegar y bajando su mirada al suelo, vio a Kendral tirado en el suelo sobresaliéndole la tibia por un costado de su pierna ya ensangrentada.

- ¡¡Pedazo de idiota!!- Vocifero Thornegar escupiéndole de mientras pedazos de buey de su boca a la cara de Kendral . – Levántate indigno hijo de Valydor…Sucia rata de alcantarilla – Apuntillo de forma tajante– Tendría de haberte dejado matar el día que te conocí…- Acabo, escupiéndole mientras con la mano derecha le vaciaba encima de su rostro todo el contenido de la jarra de espiritual que tenia sobre la mesa.

- ¡¡Piedad, mi señor…piedad!!- Gritaba lloriqueando Kendral como si de un niño de teta fuese desprovisto de golpe de su leche materna durante su amamantamiento diurno.

Un fuerte puño golpeo y puso de rodillas al orgulloso rey de Valydor de forma inmediata y súbita.- ¡¡Detente Thornegar…O tendré, que !! – Dijo Uesteen mirando fijamente a los ojos del que fue su amigo y ahora rey.- ¿O que, Uesteen?- Le pregunto jocosamente Thornegar mientras se limpiaba la sangre de la comisura de sus labios.- ¡¡Que haras,eh!!...Que un hijo me golpee lo acepto…Pero tu, ni de asomo, amigo mío- Dijo Thornegar levantándose como un león en celo, abalanzándose rápidamente sobre el cuerpo de Uesteen. – ¡¡Ahora veras, traidor!!- Increpo violentamente Thornegar a la figura aun inmóvil de Uesteen.

- ¡¡Cállate, de una vez bocazas!!- Dijo Uesteen, propinándole un certero y duro puñetazo que abrió la ceja izquierda de Thornegar de par en par.- El único traidor que veo esa ti, mi rey…Si vuestro padre os viera os haría decapitar de inmediato- Siguió diciéndole Uesteen a Thornegar yaciendo ya este en el suelo.

- Eso crees, viejo amigo…O tal vez seria el tuyo quien lo haría a ti a pesar de todo de que nos une- Respondió Thornegar sonriente, continuo.- Por cierto, aun conservas su destreza en la lucha, viejo amigo…Ahora, apártate de mi vista o te haré destripar desde tus cojones hasta tu jodida boca de plebeyo, entendido- Finalizo, levantándose y empujando al cuerpo de Uesteen, aplasto con fiereza la pierna de Kendral contra el duro suelo y el grito ensordecedor conjuntado con el escalofriante crujido de huesos y la olor de la sangre fresca derramada, fue lo único que acompaño esa tarde en el recuerdo de los sentidos en Uesteen por lo que le queda de vida.

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El príncipe Erik bajo como una exhalación por las escaleras y se dirigió rápidamente hacia los jardines de palacio donde sabia que las tropas se preparaban antes de partir a alguna misión. Un golpe de aire helado casi le hace resbalar ayudado también por el constante hielo que se formaba en la tierra, al salir al exterior. Prosiguió su marcha dirigiéndose hacia el pabellón de oficiales, cuando a pesar de la espesa y fría niebla que ocultaba cualquier forma de vida observo en la lejanía formas móviles de jinetes y de sus monturas. Al acercarse unos cuantos metros más, la niebla ya no parecía tan densa y espesa, y vio al Sargento Ow’Skeen al lado del Comandante Fernsyl ayudándole a montar en su caballo y dijo con voz fuerte y altiva.- ¡¡Alto, mi Comandante!!- Apartando al Sargento de un grácil pero efectivo movimiento con su mano derecha.- ¿Que deseáis, mi príncipe Erik?- Pregunto sorprendido Fernsyl ante la presencia de Erik.

- ¿Os hace falta algún otro jinete más, Comandante?- Le pregunto Erik al aun sorprendido Fernsyl que bajo de su caballo con un rápido giro de cadera.

- Por ahora no, mi señor- Respondió Fernsyl elegantemente entre hilos de vapor que sobresalían de su boca.- Es más, mi príncipe…El General Dergaan me ha podido ofrecer y escoger a uno de nuestros más valerosos Espadas Ónices, mi señor.- Concluyo acercándose unos pasos hacia al Príncipe Erik.

- ¿A quien si puede saberse?- Pregunto con gesto firme.

Fernsyl giro su cabeza y alzo su brazo derecho, y señalo hacia al noroeste de la posición en la que se hallaban y aun en la niebla Erik observo un jinete muy diferenciado en estatura y corpulencia sobre los otros.Un rayo de luz disipo la neblina unos instantes y lo vio… Y no pudo creer lo que vio y a que Ónice había escogido entre todos, el Comandante Fernsyl para tan arriesgada misión, que hicieron tragarse la saliva de golpe al Príncipe Erik .

- ¡¡Vardees’Rhoak…A Vardees, dios mío!!- Exclamo Erik, como un joven seguidor acérrimo del campeón de las Tierras Herederas de las Justas.

- A si es, mi señor…Al Capitán Vardees- Dijo solemnemente Fernsyl- Nuestro Lugarteniente del Paso del Cristal de Aour’Doaas de la Cuenca Septentrional de nuestros dominios. – Concluyo esbozando una leve y grata sonrisa.

- Veo que habéis hecho una muy acertada elección, Comandante- Dijo Erik compungido y a pesar de su juventud saco todo el orgullo de su linaje y siguió. - Pero creo que mi espada Maere necesita beber la sangre de los Impíos de nuevo otra vez, mi Comandante…¡¡Entendido!!- Alzando su mirada de forma desafiante y directa hacia Fernsyl.- Y no olvidéis con quien estas hablando... Así que medir vuestras replicas soldado y recordad a quien servís y protegéis, de acuerdo.- Cito Erik torneando levemente su cabeza frunciendo su ceja izquierda.

- Nunca lo olvido, mi señor- Respondió Fernsyl, secamente realizando un atisbo de sonrisa.- Pero antes debería avisar a vuestro padre de vuestra elección, mi señor…No creéis…Ya que yo solo me debo a la Corona de Valydor, mi joven príncipe-Dijo

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jocosamente Fernsyl mirando a sus jinetes que empezaron a soltar leves carcajadas y risas burlonas.

- ¡¡ Malditos Insolentes!!…¡¡Callaros o os haré destripar a todos y a vuestras jodidas familias, queda lo suficientemente claro!! - Exclamo firmemente mientras se disponía a desenvainar a Maere de su cinto.

- No se exalte, mi príncipe- Contesto Fernsyl haciendo un rápido gesto con su mano para que se callaran. – Jamás querríamos ofenderle, mi señor…Esto nunca lo dude, mi príncipe Erik- Prosiguió realizando una reverencia a Erik mirado de reojo a sus hombres esbozando una picara sonrisa cómplice que todos menos el Capitán Vardees pareció compartir, ya que su rostro como todas las demás Espadas Ónices estaba cubierto por el Manto Rojo.

- Si, así es…Ensilladme un caballo, de inmediato. Y partamos ya que aquí ya no hay nada que hacer ni perder- Dijo Erik vacilando unos segundos en cada frase que pronunciaba.

- ¿Y el nacimiento de su hermano, mi señor. No es motivo suficiente para estar aquí en palacio?- Pregunto rápidamente Fernsyl.

- ¡¡No!!…Ni el nonato, me puede atar ya a este lugar, Comandante- Le respondió fríamente mirando hacia el suelo.

Al instante después, el Sargento Ow’Skeen se aproximo con Ypsalion ya vestido con los ropajes negro-carmesí de batalla de Kerrkor y se lo ofreció al Príncipe Erik que rápidamente monto a su grupa y dijo- ¡¡En marcha, Jinetes!!…¡¡Que el destino de los Justos nos protejan!!- Alzando su brazo derecho desenvainado a Maere y ofreciéndosela al cielo.

-¡¡Por los Justos!!- Gritaron al unísono los Jinetes mientras ya se dirigían junto al Príncipe Erik, al Portal del Umbral Gris que daba acceso al Embarcadero para subir a bordo de la Fragata Faer’Gha’an de la flota militar de Valydor.

Y hay quien dice, que el Príncipe Erik, jamás miro atrás ni un solo instante, pero muchos recuerdan, como la tenue luz del sol ,que consiguió atravesar la niebla en ese día ,pudo hacer brillar sus sonrojadas mejillas, al abandonar Valydor sin saber si volverían alguna vez a pisar de nuevo sus tierras.

VII

Entretanto, pero unas horas antes de la partida del Príncipe Erik hacia Tierras Hostiles, Rat’chel la vieja encorvada depositaba un paño recién humedecido en agua fresca aromatizada con mentas y jugo de fresas silvestres, en la frente de la reina Brysilda que seguía abrazándose a su única hija, la Princesa Brygetth entre sollozos por haber sido testigos de otra pelea entre Thornegar y Erik, a las que ya estaban acostumbradas pero en un día como hoy dolían más aun que en cualquier otro debido al inminente e esperado alumbramiento del nonato.

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- Muchas gracias, Rat’chel- Dijo dulcemente la reina Brysilda recostándose de nuevo entre las suaves almohadas y cojines que adornaban su cama real.

- Es mi deber cuidaros, mi reina…Vos lo sabéis – Respondió enérgicamente Rat’chel a la vez que con gran habilidad con movimientos instintivos recolocaba los mantos de plumas de oca y cisnes negros del Lago de Hermoos, que se habían caído al suelo de los aposentos, después de increpar a su marido e hijo, para cubrir y así acurrucar de mejor forma posible el cuerpo helado de la reina. – Ahora descansad mi reina. Tenemos que intentar bajar la fiebre antes de que pueda empeorar, durante su alumbramiento.- Dijo haciendo un gesto hacia Brygetth, para que cerrara unos de los ventanales que permanecían abiertos para aligerar la carga del olor a sudor y muerte que se respiraba en el ambiente, después de estar yaciendo en cama tantos días.

- ¡¡Que!!...Queréis que yo cierre el ventanal. ¡¡Ves tu ya que eres la sirvienta, no yo la tuya!!- Le increpo vociferando, Brygetth a la vieja encorvada Rat’chel, como niña enrabietada que le mandan realizar otra tarea mientras esta en su hora de recreo.

- ¡¡Brygetth!!…¡¡Cállate, obedece lo que te manda Rat’chel sin rechistar lo más mínimo… Ves de una vez y cierra el maldito ventanal de la discordia, niña!!- Vocifero la reina Brysilda tosiendo enérgicamente entre palabras.- Solo falta que ahora hayas también sacado el carácter de tu padre…¡¡Eres mi hija y eres princesa y obedecerás a quien te lo pida amablemente sin mirar tu estatus, te queda claro!!- Expreso con dureza Brysilda a la cara compungida de su hija.

- Como mandéis, madre…Lo siento. – Dijo Brygetth, y en ese instante pensó que esas misma palabras, le recordaban que antes de pronunciarlas a otros, debería aplicárselas a si misma.

Brygetth se acerco al ventanal amarrándose con extrema cautela los costales de su faldón, alzándolos un par de centímetros del suelo para que no entorpecieran su marcha.El frió viento la golpeo de frente y removió su delicada y hermosa cabellera como si fuese una joven y orgullosa Jinete Vaerenga montada a lomos de su brava montura, y le produjo un leve pero sosegado suspirar que la hicieron recordar sus primeros pasos agarrada a la mano de su padre por los Jardines de palacio, y pensó que aquellos momentos serian siempre los únicos que debería recordar.

- Brygetth… Quieres cerrar el ventanal - Le increpo de nuevo Brysilda - O crees que se va a cerrar él solo por si mismo, jovencita – Vocifero Brysilda, emitiendo después un tosco sonido gutural al finalizar su frase que acabo convirtiéndose en una tos carraspeante que la hicieron vomitar de inmediato.

- Lo siento, madre…Ahora mismo la cierro…Discúlpame. – Respondió dulcemente Brygetth mirando con ternura a los ojos de su madre, mientras Rat´chel limpiaba los restos del vomito, que cubrían las sabanas reales de la reina, con el mismo paño que minutos antes secaron el sudor de su frente febril.

El viejo ventanal de roble crujía a cada movimiento. Era tres hombres más alto que la princesa y pesaba más que ningún Ganntar en edad de apareamiento, y él se resistía y se removía cual diablo enjaulado, evitando los empujes de Brygetth para poder cerrarlo y ser así privado del aire puro del exterior.

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Brygetth empujo una última vez con todas sus fuerzas al viejo ventanal y tras un leve chasquido de sus bisagras, logro cerrarlo definitivamente.

- ¡¡Por fin…Ya era hora!! – Exclamo Rat´chel, entre dientes torneando su mirada de nuevo hacia la reina Brysilda. Ya que hasta ese instante tenia su mirada clavada en la figura de Brygetth.- Por lo que veo…La princesa sabe hacer algo más que acicalarse su melena – Dijo Rat´chel emitiendo una sonrisa burlona.

- ¡¡Rat´chel, basta ya!!…Aunque mi esposo y rey de Valydor te tenga alguna clase de aprecio. No consentiré que te burles de mi hija, entendido.- Exabrupto Brysilda, levantándose ligeramente de sus almohadas abofeteando en la mejilla izquierda, la cara de Rat´chel para caer desplomada de nuevo en ellas.

- ¡¡Ves lo que has hecho, vieja loca!!- Grito Brygetth, dirigiéndose rápidamente ante Rat´chel a la que cogio fuertemente por su brazo derecho y la empujo fuera de los aposentos, sin dejar de decir- Y no vuelvas por aquí…Hasta que no te haga llamar, entendido hechicera – Con los ojos inyectados en sangre por la rabia y su osadía.

- Como mandéis, mi joven y inexperta princesa – Respondió con voz jocosa Rat´chel, mientras la puerta se cerraba tras de si, de un golpe seco.- Ya me necesitareis, mi princesa…Ya me necesitareis…- Repitiendo sin cesar, mientras se dirigía hacia los escalones para volver a sus aposentos, en sótano de palacio.

Brygetth, se acerco entonces con su mirada perdida e inyectada en sangre hacia la cama de su madre y reina – ¡¡¡Maldita vieja!!!- Exclamo Brygetth maldiciéndola.

- Ven aquí, hija mía…Necesito de tu calor- Dijo Brysilda compungidamente, mientras Brygetth se acerco y se agazapo unos centímetros para recostarse al lado de su madre.

El solo cruce de sus miradas hizo brotar mil una lágrimas de sus respectivos ojos. Y Brysilda acercando su cabeza a la frente de su hija, la beso en su frente y suspiro una leve pero a su vez relajante exhalación.

- Madre- Dijo Brygetth, moviendo levemente su cabeza para poder ver los ojos azul-cobrizos de su madre al que a su vez con su mano izquierda le recolocaba suavemente de nuevo su larga cabellera hacia uno de sus costados.

- Dime, hija mía…Dime- Le respondió dulcemente Brysilda esbozando una sonrisa que resplandeció en tan lúgubre lugar como si cientos de soles estuviesen amaneciendo a la vez.

- Madre…Mientras intentaba cerrar el ventanal. He visto a nuestras tropas dirigirse al Portal del Umbral Gris. Eran muy pocos, así que creo que serán para algún tipo de misión de espionaje o crees que son…para. - Detuviendose Brygetth en su aclaración, en espera de respuesta.

- Tiempos oscuros están aun por llegar, hija mía…Y en mi interior siento un dolor inquietante. No sabría como decirte…Pero tengo la sensación de que se aleja alguna cosa más que solo un puñado de Jinetes al abandonar estas tierras, Brygetth.- Aclaro,

Page 31: El Tercer Heredero

perdiendo su mirada dirigiéndola hacia el ventanal, tal vez con la esperanza que su premonición no tuviese cabida alguna y tan solo fuese cosa del azar de los Justos.