jerónimo gracián, el heredero exiliado

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    JERONIMO GRACIAN DE LA MADRE DE DIOS

    EL HEREDERO EXILIADO

    Jos Alberto Pedra

    PRESENTACION

    Con mucho gusto presento este libro sobre el P. Jernimo Gracin de laMadre de Dios, insigne carmelita descalzo, discpulo predilecto de Santa Teresade Jess y dinmico colaborador de ella en la refundacin del Carmelo, en laEspaa del siglo XVI.

    Al leer el libro no pude menos que comprobar aquello que la mismaSanta Teresa sola decir: la verdad padece, pero no perece. La persona del P.

    Jernimo Gracin, incomprendida e injustamente perseguida por los superioresde su tiempo, aparece en toda su grandeza en esta biografa, clara y al alcancede todos. Estoy seguro de que en un futuro prximo ser plenamenterevalorizada.

    El Centro de la Orden de los Carmelitas Teresianos, que represento comoSuperior General, rehabilit recientemente al P. Jernimo Gracin y acepttambin la introduccin de su causa de beatificacin y canonizacin.

    Esta biografa escrita por Jos Alberto Pedra, Presidente del CarmeloSeglar de Curitiba, Brasil, contribuir, sin duda, a dar a conocer esta grandefigura del Carmelo. En la lectura de estas pginas se va descubriendo su

    itinerario humano y espiritual: familia, educacin, estudios, ingreso en laOrden, los grandes servicios que prest a su familia religiosa, la predileccin queSanta Teresa tuvo por l, las incomprensiones y persecuciones que tuvo quesufrir, sus sufrimientos, su espiritualidad profunda y evanglica, sus escritos.

    Como Superior General del Carmelo Teresiano recomiendo la lectura deeste libro, gil y agradable. La historia es la maestra de la vida y mucho nosensea en la vida de las grandes figuras que dejaron huella en la poca en quevivieron y que continan presentes en sus enseanzas y en sus escritos. El P.Jernimo Gracin es una de esas figuras. A principios del tercer milenio, su vidaevanglica podr servir de estmulo a muchos cristianos, en particular a losmiembros de la familia del Carmelo Teresiano para vivir comprometidos con el

    proyecto de Dios y para enfrentar desde la fe los desafos de nuestra poca.Roma, Ao Nuevo 2003

    Fr. Camilo Maccise, OCDPrepsito General

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    PROLOGO

    El padre Jernimo Gracin de la Madre de Dios sigue vivo en la memoriade la Orden al cabo de cuatro siglos, y sigue suscitando admiracin y deseos deimitar sus virtudes en quienes tienen la fortuna de encontrarse con l.

    El caso del Prof. Jos Alberto Pedra no es una excepcin. Pero lo va a ser,en cierto sentido, el resultado de tal encuentro. Y es que, cuando tuve noticia desu reaccin entusiasta, le propuse inmediatamente que la plasmara por escritopara poderla compartir.

    Precisamente porque Alberto es profesor universitario y sabe de seriedadcientfica, como lo ha demostrado en otros escritos suyos ("Edith Stein: umasanta em Auschwithz", por ejemplo), reaccion disculpndose, pues en elconocimiento de la historia de la Orden se senta todava un "novato".

    En ello veo precisamente la mejor llave de lectura para este libro. Los"novatos", sobre todo cuando no estn "contaminados" por los hechos

    directamente, suelen ver lo que les sorprende, lo nuevo, pues examinan conmenos vicios y prejuicios los hechos histricos y, por este camino, invitan a los"especialistas" a mirar con ms atencin hacia algo que quiz se les pasdesapercibido."

    A quienes no haban odo hablar del padre Gracin, Jos Alberto lesindica, con el entusiasmo del descubridor, la existencia de esta figura luminosaque sus contemporneos consideraron "el lucero de Teresa". A quienes creamosconocerlo... nos llama la atencin y nos invita a recordar o a descubrir detallesque no habamos advertido. Y a todos nos convida a no conformarnos conescuchar lo que l nos cuenta, sino a seguir profundizando en el conocimientode la vida y virtudes del padre Jernimo Gracin de la Madre de Dios, bebiendo

    en la fuente de sus escritos, comenzando por las Cartas y Peregrinacin deAnastasio, esplndidamente editadas en su lengua original por el P. Juan LuisAstigarraga, en 1989 y 2001 respectivamente. Escritos que esperan traductoresentusiastas como Jos Alberto Pedra para llegar a un crculo de lectores cada vezms amplio y seguir difundiendo la luz del mensaje teresiano para provechoespiritual de toda la Iglesia.

    Fr. Ildefonso Moriones, OCDPostulador General

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    INTRODUCCION

    En mi convivencia con los carmelitas y su literatura nunca haba odo hablarnada de especial sobre el padre Jernimo Gracin de la Madre de Dios. Quizsen alguna lectura su nombre puedo haber aparecido pero sin despertar en miuna especial curiosidad.

    Hoy, me parece hasta extrao que eso haya ocurrido. Y eso es ms extraoporque una gran parte de las cartas escritas por Santa Teresa de Jess fuedirigida a ese padre y supongo que mi atencin fue desviada por causa de lasartimaas de aquellos que hicieron todo lo posible para que la vida y la obra deaquel padre permaneciera en las sombras de la historia del Carmelo Descalzo.

    La palabra asombro sera, sin duda, la mejor para describir mi sentimientocuando comenc a leer Peregrinacin de Anastasio, obra autobiogrfica delmismo padre Gracin. Los hechos que all se narran me colocaron frente a unCarmelita Descalzo de magnfica estatura. Un mrtir de su tiempo,prcticamente ejecutado por algunos de sus hermanos en la Orden.

    Fue perseguido, injuriado, difamado y, finalmente, expulsado de la Ordenque, junto con Santa Teresa, haba ayudado a fundar. Capturado por losmusulmanes, fue vendido como esclavo y, viviendo esta situacin, trabajsiempre en su apostolado misionero. Ayud a libertar otros muchos esclavos,hasta que lleg el momento de reencontrar su propia libertad. Ya libre, nuncaolvid su condicin anterior y se dedic activamente a buscar fondos con lafinalidad de rescatar a otros cautivos.

    Durante muchos aos fue confesor y consejero de Santa Teresa de Jess y aella acuda tambin cuando necesitaba de consejos sobre sus actividades. Fue elprimer Provincial de la Orden del Carmelo Descalzo. Su gobierno fue de suave y

    equilibrado discernimiento.

    Por qu este hombre fue tan perseguido? Por qu le expulsaron de la Ordenque l haba ayudado a fundar? Por qu tantas ganas de dejarle en el olvido?Qu representaba este hombre para despertar tanto temor? Por qu, sloahora, iniciando el tercer milenio, ha sido rehabilitado? Son muchasinterrogantes...

    Esta biografa muy pequea para la estatura del P. Gracin no pretenderesponder a tantas preguntas. Dejo esa tarea a los historiadores y especialistas.De todos modos, el lector encontrar algunas pistas y podr sacar sus propiasconclusiones. Mi intencin es, solamente, exponer brevemente como una

    especie de primer contacto la vida peregrina de este hombre que vivi yconvivi ms de cerca con la Madre Fundadora del Carmelo Descalzo: SantaTeresa de Jess. Y que, a pesar de eso, fue mantenido oculto durante casi 400aos.

    Infelizmente, no puedo recomendar ninguna biografa ms acabada sobre lavida de este santo padre, por la simple razn de que no existe. A pesar de eso,para aquellos que hablan la lengua espaola, la Peregrinacin de Anastasiocontinua siendo la obra maestra.

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    No puedo dejar de agradecer a las monjas del Carmelo de Curitiba (Brasil)sus oraciones, su amistad y confianza poniendo a mi disposicin la bibliotecadel monasterio. Sin ello, este libro no habra podido ser escrito.

    Agradezco tambin a mi familia que con mucho amor me permiti emplearel tiempo que perteneca a la convivencia con ella para hacer mis pesquisas y

    redactar el texto final.

    Dios sabe bien que mi ms profundo agradecimiento va dirigido a l porquea l pertenece. El es mi Seor y yo no busca ms que ser un instrumento en susmanos.

    Jos Alberto Pedra, OCDS

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    LOS PRIMEROS PASOS

    Est terminando la primavera y el verano inicia su presencia. Las maanasson, todava, bastante frescas e impregnadas por el aroma de la flores silvestresque la brisa traa de los campos cercanos a Valladolid.

    Doa Juana estaba en su noveno mes de gravidez; el clima fresco de lamaana era para ella un calmante. Pero aquel da senta una agitacin ycansancio que ya eran conocidos: era el anuncio de la llegada de un nuevomiembro en la familia Gracin. Aunque muy joven, era su cuarto embarazo.Conoca bien lo que suceda: estaba llegando la hora. Avis a don Diego, sumarido, y pidi la ayuda de la Virgen.

    Seis de junio de 1545. Doa Juana trajo al mundo su cuarto hijo: JernimoGracin Dantisco. El parto fue normal y el nio naci perfecto. No tena nada deespecial que lo diferenciara de sus tres hermanos anteriores o de los otros 16que vendran ms tarde. El tiempo se encargara de hacer visible sutemperamento y su disposicin especial para el trabajo en la mies del Seor.

    Trabaj mucho, fue incomprendido, humillado, traicionado y colocado en elolvido, pero supo aceptar todas las pruebas sin, a pesar de eso, arrodillarsedelante de los orgullosos que le infligan tantas humillaciones. El orgullo, elsanto orgullo, tan bien descrito por san Pablo en su segunda carta a losCorintios1, le mantenan en pie, luchando con todos los medios disponibles enfavor de la causa e ideales inspirados por Dios y transmitidos a l por Teresa de

    Jess.

    Al final de sus das en la tierra, con toda justicia, podra haber escrito:Cuanto a m, pronto voy a ser ofrecido en sacrificio. El momento de mi partidaha llegado. Combat el buen combate, he finalizado la carrera, he guardado la fe.Me est reservada la corona de justicia con la que me retribuir en aquel da elSeor, justo juez2.

    Pero ahora es un nio que deber ser bautizado. Siete das despus de habernacido fue conducido a la pila Bautismal de la parroquia de Santiago: era un 13de junio de 1545.

    Jernimo Gracin Dantisco fue el cuarto de los veinte hijos del matrimonioJuana y Diego Gracin de Alderete. Su padre era hijo de Pedro de Torres3,mayordomo de Armas del Rey, y su madre, hija del embajador de Polonia en la

    12 Cor. 1, 3-7

    22 Tim. 4, 6-9

    3El P. Gracin afirma ser Diego Gracin el nombre de su abuelo. En su detallado y cuidadoso estudio:El

    P. Jernimo Gracin de la Madre de Dios y su ascendencia genealgica, Enrique Llamas, OCD, expone

    una versin documental donde aclara ser Pedro de Torres el verdadero nombre del abuelo del P. Gracin.

    (Cf. Monte Carmelo vol. 102, Burgos 1994, n 1 pp. 61-86).

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    Corte de Felipe II. Cuando se cas, Juana tena solamente doce aos y Diegoestaba casi con 40. Esta diferencia de edad no fue obstculo para que elmatrimonio viviera armoniosamente y formara una familia cristiana dondetodos los hijos recibieron una cuidadosa educacin.

    De los veinte hijos nacidos, sobrevivieron 17. Algunos siguieron la vida

    consagrada, como, por ejemplo, Adriana Gracin, que ingres en un conventoen Madrid; Mara (de San Jos) tom el hbito en el Carmelo Descalzo; PedroGracin entr en el Carmelo, aunque por motivos de salud no pudo continuar,ordenndose poco despus como sacerdote diocesano; Isabel y Juliana, las dostomaron el hbito en el Carmelo Descalzo y, finalmente, Jernimo Gracin, quetambin entr en los Descalzos.

    No faltaron sufrimientos domsticos para Doa Juana y, por supuesto, paratoda la familia. Los hijos eran muchos y el salario escaso. Educarlos con esmero,tanto en las ciencias como en lo religioso, dependa de su ingenio, de suseconomas y de no pocas angustias. Adems, como el padre ejerca el oficio deSecretario del Rey, tena que acompaar a ste a cualquier lugar y, como el Rey

    acostumbraba a detenerse bastante tiempo en diferentes ciudades, no haba otrasolucin sino llevar consigo su numerosa familia o, por lo menos, la mayor partede ella.

    La formacin inicial de Jernimo Gracin, durante estos aos, estuvo acargo de su madre. sta gobernaba la casa con prudencia cristiana y grandominio en las tareas familiares. Gracias a las palabras y acciones de esta mujer,el futuro P. Gracin encontr el camino de la Iglesia y la vida de oracin. FueDoa Juana, sin duda, quien le imprimi el carcter de buen administrador eincansable batallador en las causas nobles de esta misma Iglesia.

    Debido al frecuente movimiento familiar, cuando cumpli cuatro aos fue

    llevado a Olivares de Duero en donde permaneci tres aos bajo los cuidados deDoa Ins de Torres, su ta. De Olivares, volvi a Valladolid, donde aprendi aleer. A los diez aos inici sus estudios normales en la escuela de Medina yGaona, pero por problemas de salud interrumpi los mismos y fue enviado paraAstorga (Len) donde permaneci ocho meses.

    Gracin nos cuenta que por esta poca tuvo una visin: caminando por unascallejuelas despobladas cerca de medianoche,

    me turb todo y se me espeluzaron los cabellos de manera que se me levantuna gorra de terciopelo que llevaba sobre la cabeza, sin saber qu quera deciraquella turbacin. Hasta que llegando a la punta de la calle y entrada de laencrucijada, como a cuatro pasos de m, vi un bulto de grandeza de un borrico,

    figura de cabrn, la color de un jaspeado de pez negra y pintas de fuego, los ojoscomo dos grandes brasas encendidas, mirndome con ellos. Yo no le volv lacara, sino que, andando atrs sin quitar mis ojos de los suyos, me entr en unacasa comenzada a labrar, y all me persign y dije el Credo. Y atentando con lospies, hall dos piedras muy a mi gusto; revolv mi capa al brazo izquierdo, y enesa mano la una piedra y la otra en la derecha, sal con tanto bro y deseo deembestir con aquella fantasma y darla a manteniente entre las dos cejas con lapiedra, que me parece que en mi vida he tenido mayor gana de hacer cosa. Mas

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    ya cuando sal no le vi, y fuime corriendo con mis piedras a mi casa sin temernada, admirado de adnde me vena tanto nimo en aquella edad 4.

    Es muy posible que esta visin haya sido producto mental de unpreadolescente, distanciado de su familia y caminando solo en una nocheobscura. Pero tambin es posible imaginar que esta visin preanunciase los

    fantasmas reales que tendra que enfrentar durante su vida adulta, que noseran pocos, como podremos ver. Existen, de hecho, algunos detalles en aquellavisin que merece la pena tener en cuenta. El primero de ellos es que ladescripcin parece corresponder al demonio, pero Gracin simplemente llamade fantasma. No es el demonio lo que l ve, sino algo fantstico, misterioso, deformas confusas. El segundo detalle es que l se asusta, pero no con miedo y,por no tenerlo, decide enfrentar el tal fantasma. Se protege dentro de una casaen construccin y se arma con dos piedras. Vuelve a la lucha, pero el fantasmaya no est all. Esta visin es como un resumen de la vida del P. Gracin.Enfrentar grandes dificultades, muchas de ellas procedentes de lugares ypersonas, algunas intocables, otras insignificantes y otras annimas.

    Despus de aquella visin, que Gracin jams olvidar, retorn a Valladolid ysigui sus estudios de gramtica y humanidades. Concluye su formacinhumanstica con el estudio de retrica y griego. Ms tarde, cuando ya tiene 14aos, se va con su familia a la ciudad de Toledo, siguiendo a la Corte Imperial deCarlos V. En Toledo, comienza sus estudios de arte, al mismo tiempo quecontinua con sus estudios clsicos.

    Acabados estos, surge el primer gran conflicto familiar entre padre e hijo.Don Diego no quera que su hijo Jernimo se dedicase a una carrerauniversitaria, sino que ingresara en la Corte para ayudarle en los servicios desecretara del Rey. En esta poca, Jernimo Gracin tena como confesor al P.Martnez, jesuita experimentado y gran conocedor de la capacidad del alma de

    aquel joven que ya presentaba brillo acadmico y grandes virtudes cristianas.Sus dotes de inteligencia y los argumentos del P. Martnez convencieron a DonDiego de que sera un desperdicio sujetar un ave tan rara y valiosa en las redesde la burocracia del palacio del Rey. Don Diego le dio su bendicin y le autorizpara continuar con sus estudios. El joven Gracin, entonces, fue a Alcal deHenares a frecuentar, nada menos, que la famosa Universidad Complutense.

    Ayudado por su director espiritual, tambin maduraba en sus valoresmorales y cristianos. Se cuenta que su madre se impresionaba con elcomportamiento del hijo, saludable como era, y que no esperando otra cosa deun hijo joven sino los problemas propios de la juventud, que este prefirierarefugiarse en casa, en el oratorio de la familia, dedicando largo tiempo a la

    oracin, con una devocin especial a la Santsima Virgen, para con quiensiempre tuvo mucha devocin. Esta devocin le acompa durante toda su vida.l mismo nos narra que, bajo el hbito continuamente llevaba una imagen deNuestra Seora. Esta costumbre fue, en determinada ocasin, motivo para quesus enemigos divulgasen infamias contra l, insinuando actitudes maliciosassobre esa simple devocin a la Madre de Dios.

    4Cf. Gracin, Jernimo Peregrinacin de Anastasio, Roma, Teresianum, Ed. Preparada por Juan Luis

    Astigarraga, 2001, p. 31

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    Sus aos de estudio, paz y oracin, pueden ser comparados salvadas lasdistancias a los de los grandes profetas que vivieron en el silencio antes de serllamados para sus grandes misiones. Santa Edith Stein, en una ocasin, escribique los proyectos de Dios se preparan en el silencio. En el silencio, Dios labra laspiedras vivas preparndolas para las grandes luchas necesarias para laconstruccin del Reino de Dios. En el dilogo silencioso del corazn humano

    con Dios, los instrumentos escogidos se forjan para ser obreros en esaconstruccin5. Gracin ser uno de estos grandes trabajadores. Cuando loconoci, ya con treinta aos, Santa Teresa sinti que Dios le haba enviado ungran maestro de obras o, segn las palabras de nuestra Santa: Y como yo estabacon tanta fatiga, en vindole, parece que represent el Seor el bien que por lnos haba de venir; y as andaba aquellos das con tan excesivo consuelo ycontento, que es verdad que yo misma me espantaba de m.6

    Hasta llegar aqu, Gracin tendr que recorrer un largo camino. Los cursosen la Universidad de Alcal le estaban esperando, lo mismo que muchos otrosproblemas, pues su padre aunque fuese secretario del Rey no tena mediossuficientes para costear los estudios universitarios del hijo. No fueron pocas las

    dificultades por las que pas Jernimo Gracin en Alcal de Henares. Tena a sufavor el gran deseo de estudiar, una memoria prodigiosa y, especialmente, susmaneras modestas y educadas. Esas virtudes, como si fueran imanes, llamaronla atencin de algunos profesores. Y esto fue una gran ayuda.

    5Cf. Stein, Edith Source cache: oeuvres spirituelles Paris: Cerf, 1998, p. 69

    6Cf. Santa Teresa de Jess Fundaciones, 24, 2.

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    En Alcal de Henares

    Estudiar en la Universidad de Alcal de Henares era, de hecho, una granhonra para quien consiguiese ser seleccionado. La universidad, conocidatambin como Complutense trasladada ms tarde a Madrid -, fue uno de loscentros ms importantes de la vida intelectual europea y base de la expansincultural espaola.

    Fundada en 1499 por el Cardenal Francisco Jimnez de Cisneros, contabacon una estructura administrativa y didctica totalmente innovadora para supoca. El Cardenal estableci para la Complutense tres grandes objetivos,siendo el primero totalmente religioso: la universidad debera ser unainstitucin de enseanza para formar eclesisticos que recuperasen los valores

    de la espiritualidad antigua que fueron totalmente abandonados durante lossiglos de la baja Edad Media.

    Cisneros quera dar solucin a uno de los mayores desafos de la poca: lareforma de la Iglesia espaola. Era necesario renovar no solamente lapreparacin intelectual del clero, sino tambin preparar hombres capaces deenvolverse adecuadamente en las cuestiones de gobierno, o sea,administradores competentes. Era este el segundo objetivo. El tercero consistaen revisar y sistematizar los textos doctrinales de la Iglesia que, en aquellapoca, padecan de una libertad de interpretacin nefasta para la correctadoctrina cristiana.

    Gracin consigui su matrcula en el ao acadmico 1564-1565. Escogi elCurso de Artes. Al acabar el tercer ao, obtuvo el ttulo de Bachiller en Artes;un ao ms tarde recibi el grado de Licenciado en Artes. Con este ltimottulo, fue declarado apto para la enseanza. Acabado este ao, tuvo, con supadre, una nueva divergencia: Don Diego Gracin quera al hijo junto a s, tenamucha esperanza en que su hijo le ayudara en los mltiples trabajos comosecretario en la Corte. Este deseo paterno contrari enormemente al jovenmaestro en Artes pues, adems de no tener simpata alguna para con la vida dela Corte, estaba naciendo dentro de s el deseo de seguir la carrera eclesistica.

    Haba comenzado a sentir que estaba llamado para otras actividades y quedeba prepararse para ellas del mejor modo posible. Siendo as, solicit su

    matrcula y fue aceptado en la Facultad de Teologa. Acabados los cuatro aosde teologa, le ofrecieron hacer el doctorado, que le exigira otros cuatro aos deestudio. Determinado, Gracin acept la oferta y los concluy en 1572. Slofaltaba el examen final para obtener aquel ttulo cuando, de modo inesperado,abandon su brillante carrera universitaria para dar un nuevo rumbo a su vida.

    Qu haba ocurrido? Gracin nunca declar las razones de su renuncia alttulo de doctor, ttulo que sera de gran ayuda para s y para su familia, pues elRey estaba dispuesto a concederle ventajas econmicas y un puesto eclesistico

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    importante. Este ltimo era perfectamente posible, pues Felipe II, adems delpoder temporal, tena una gran influencia en los asuntos de la Iglesia y, adems,Gracin haba recibido cuando todava era estudiante la ordenacinsacerdotal y, por lo tanto, estaba capacitado para recibir cargos eclesisticos.

    Sobre la ordenacin sacerdotal nos relata Mrmol uno de los que ms

    estudiaron su vida en Alcal de Henares que despus de recibir las Ordenessagradas, su devocin y recogimiento aumentaron considerablemente. Como sevi con nuevas obligaciones de ser mejor, era notable el ejemplo que daba conbuena vida y costumbres santas. Era muy humilde y devoto y callado. Hua deplticas y de conversaciones que no fuesen enderezadas a mayoraprovechamiento en la virtud; dbase mucho tiempo a la oracin, y todo lo quele sobraba del tiempo, gastaba en leer y estudiar y meditar con gran devocin loque haba ledo.7

    Con una gran vocacin para dedicarse a la salvacin de las almas, se entregcon toda intensidad y celo, a la predicacin y a las confesiones. Esta dedicacinintensa afect tanto a los profesores como a los estudiantes universitarios, a los

    nobles y al pueblo en general. Ms, como que hacindose realidad la profeca deJesucristo que nos narra San Lucas: Mirad que os envo como corderos enmedio de lobos8 , comenzaron a levantarse infamias y calumnias contraGracin. Su vida, devota y de recogimiento, incomodaba a muchos de suscompaeros de universidad. Sus aos en Alcal, fueron en parte, como unapreparacin para su vida posterior entre actos heroicos, persecuciones,calumnias y envidias.

    La decisin de abandonar el doctorado, nos cuenta el P. Silverio de SantaTeresa en suHistoria del Carmen Descalzo, se debe, sobre todo, a su espritu derecogimiento e inclinacin a la contemplacin y el silencio: En el nimo noble yrecto de Jernimo Gracin se produjo durante el perodo alcalano una crisis

    semejante a la que por entonces sufri, en la Universidad de Salamanca, Juande Yepes (San Juan de la Cruz)9. Tal crisis fue provocada por la desilusin y porlas liviandades practicadas por los estudiantes, permitidas y hasta participadaspor algunos profesores. Estas liviandades llegaban hasta lmites de violenciafsica y moral: La pasin con que muchos procedan a la hora de favorecer aalgn candidato, las coacciones, muchas veces dolorosas y violentas, paraconseguir ganar, producan un gran malestar en el espritu pacfico, austero yponderado de Gracin. Pero su espritu no toleraba ya tampoco las honrasuniversitarias y las mesas aristocrticas que estaba obligado a frecuentar: cadabocado bueno que coma me pareca rejalgar, y cada honra que reciba que noeran pocas en aquella Universidad de Alcal abominacin.10.

    Lentamente surge en el espritu de Gracin la vocacin para la vida religiosadentro del claustro as como haba sucedido con San Juan de la Cruz por laCartuja. Santa Teresa de Jess, ms adelante, indicar a los dos el camino delCarmelo Descalzo y cada uno de ellos, de modo diferente, reforzar los pilares

    7Cf. de Santa Teresa, Silverio Historia del Carmen Descalzo- Tomo VI, Burgos, Monte Carmelo 1937,

    p. 28.8

    Lc. 10, 39

    Cf. S. T., Silverio Idem p. 2510

    Cf. Gracin Peregrinacin p. 9

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    del carisma dejado por Teresa. Pero, antes de eso se enfrent con una gran luchainterior. Su primera intencin fue entrar en la Compaa de Jess; todo estabaya listo, pero sera obligado a continuar sus estudios. Esta exigencia, porocuparle ms tiempo, le hizo perder el entusiasmo de entrar en los jesuitas.

    Habiendo desistido de entrar en la Compaa, pas un ao y medio sin

    conseguir decidirse por alguna Orden. El mismo Gracin nos dice tener: ...peleado casi ao y medio con la vocacin, que no es pequeo tormento []todas las razones naturales eran contrarias en m a este estado: falta de salud,flaqueza natural, cansancio de estudios, obligacin a mis padres y hermanos []Todo esto peleaba, de una parte, contra un encendido deseo que tena de servira Nuestra Seora, y, de la otra, como comenzaba entonces la reformacin deesta su Orden, parecame que me llamaba mi Seora para ella.11

    Grandes eran sus dudas, pero la providencia iba colocando en su caminopequeos peldaos que le llevaban, cada vez ms, cerca de la Orden queacabara abrazando. Uno de estos peldaos fue el sermn que las Carmelitas dela Imagen le encomendaron sobre la antigedad de la Orden del Carmen. La

    preparacin de este sermn le oblig a estudiar con calma el origen de tal Ordeny, conocindola mejor, se enamor de ella.

    Su sermn fue tan eficaz y convincente que hizo que uno de sus amigos deUniversidad, el maestro Roca, ingresara en la Orden.12

    Un segundo peldao colocado en el camino de Gracin, nos lo cuenta, demodo apasionado, la misma Teresa de Jess. Estando l lejos de decidirse atomar el hbito del Carmen Descalzo fue llamado para ayudar a la Priora delCarmelo de Pastrana a la hora de recibir una monja. Que medios toma ladivina Majestad!, que para determinarse a ir de all a tomar el hbito tuviera porventura tantas personas que se lo contradijeran, que nunca lo hiciera. Mas la

    Virgen nuestra Seora, cuyo devoto es en gran extremo, le quiso pagar con darlesu hbito. Llegando a Pastrana, continua Teresa, fue a hablar a la priora paraque tomase aquella monja, y parece que la habl para que procurase connuestro Seor que entrase l []Pues acaecindole a esta priora lo que a losdems, diole grandsima gana de que entrase en la Orden, y djolo a lashermanas, que mirasen lo que les importaba, porque entonces haba muy pocoso casi ninguno semejante, y que todas pidiesen a nuestro Seor que no le dejaseir, sino que tomase el hbito.13

    De todo esto Gracin solo se enter ms tarde. Lo que tampoco saba es queuna Santa rezaba por l desde haca un ao, para que tomase el hbito en losCarmelitas Descalzos. Esta Santa no era otra sino su propia fundadora: Teresa

    de Jess. Y este fue el principal peldao que la Providencia le puso para superarsus indecisiones: las oraciones de las monjas Descalzas.

    Aunque de salud frgil, tena un temperamento fuerte y decidido. Se puededecir que era como una vara de bamb: pareca frgil, pero era resistente; se

    11Cf. Gracin Peregrinacin pp. 7-8

    12Cf. Santa Teresa de Jess Fundaciones Cap. 23, 3

    13Cf. Idem, Cap. 23, 4.6-8

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    doblaba con las tempestades pero no se rompa. Al fin de sus tormentos,provocado por la indecisin del camino a tomar, l decidindose por elCarmelo Descalzo se expres as: no pudiendo sufrir el mpetu de lospensamientos que venan de amor de Nuestra Seora, diciendo entre m Si hahabido muchos hombres nobles que por amores de una mujer de la tierra se hancegado, y dejado perder hacienda, honra y vida, acuchillndose, etc., por qu

    tengo yo de reparar en cosa alguna, pues me ciega el amor de tal Seora?Muera mucho enhorabuena! que a cabo de algunos meses de tomado el hbito,con la aspereza que all se profesa, perder la vida: yo la doy de muy buena ganaa mi Seora la Virgen Mara.14.

    El crculo se haba cerrado, Gracin no escapara ms del dulce abrazo de laSeora Virgen Mara y del carisma que la Divina Gracia haba transmitido aSanta Teresa de Jess. Su decisin por la "Descalcez" fue definitiva, hasta talpunto de afirmar que, si fuera necesario, entrara en la Orden de los CarmelitasDescalzos aunque tuviese que hacerlo a "fuerza de espada". Claro que, contrariocomo era a toda violencia, con esa expresin quera dejar claro que su decisinera definitiva. Y con tal decisin se fue al convento de San Pedro, de los

    Carmelitas Descalzos, de Pastrana.

    14Cf. Gracin Peregrinacin... pp. 9-10

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    NOVICIO EN EL CONVENTO DE PASTRANA

    Algunos antecedentes: las primeras fundaciones de los frailes

    En su estudio sobre el Carmelo Teresiano, el P. Ildefonso Moriones llama laatencin en que es necesario evitar ciertas imprecisiones cometidas por algunoshistoriadores. Algunas de estas imprecisiones todava persisten en relatos sobrela historia de la fundacin de la rama masculina de los Carmelitas Descalzos.

    Moriones nos advierte que una de estas imprecisiones es la idea de SantaTeresa como Fundadora da la rama masculina del Carmelo Descalzo. No existeduda de que, efectivamente, Santa Teresa es la animadora principal, el alma

    mater, la protagonista del movimiento religioso que quedar siempre unido asus Fundaciones. A pesar de eso, a diferencia de lo ocurrido en el desarrollo delas fundaciones de monjas, sector en el que ella figur prcticamente siemprecomo la Madre Fundadora, en el desarrollo de las fundaciones masculinasinterfieren otros muchos elementos histricos y circunstanciales que no siemprepermitieron a los protagonistas de siglo XVI discernir con entera claridad lacorriente religiosa en que se hallaban comprometidos.15 Esto no quita elmrito de Santa Teresa as como el reconocimiento de lo que ella representa. Sinninguna duda es la fundadora, la principal y singular fuente que aliment ysigue alimentando con su carisma celestial la rama masculina del CarmeloDescalzo.

    Nosotros sabemos esto nos lo afirma la propia Santa que comenz muypronto a desenvolver la idea de fundar algunas comunidades masculinas, alestilo del Carmelo de San Jos que ella haba fundado por inspiracin divina16.Pero todava no haba llegado la hora, y Teresa se dedicar totalmente a lasnegociaciones para consolidar y extender la reforma del Carmelo que enrealidad - vendra a ser la Fundacin de una nueva Orden dentro de la Iglesia.Solamente ms tarde, despus de cinco aos desde su fundacin de monjas, laSanta consigui iniciar esta nueva idea.

    Resumiendo, los hechos ocurrieron as: en 1567 lleg a vila el P. JuanBautista Rubeo de Ravena Superior General de la Orden del Carmen y,habiendo hecho varias visitas al Carmelo de San Jos, percibi que all exista

    una fuente que no poda desperdiciarse.Durante esas visitas tuvo la oportunidad de exponer al P. Rubeo las ventajas

    e importancia, para la Iglesia, de extender por toda Espaa aquel nuevo estilo devida en obsequio de Jesucristo. La Madre Teresa era una mujer que convencay el P. Rubeo, adems de ser sensible a las cosas de la Iglesia y de la fe, era

    15Cf. Moriones, I. El Carmelo Teresiano y sus problemas de memoria histrica Vitoria: Ediciones El

    Carmen, 1997, p. 3716

    Cf. Vida 32, 11

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    tambin un buen poltico. Sabiendo que Felipe II deseaba reformar la vidamonstica en todo su reino pues la juzgaba muy relajada -, entendi quepodra agradar a Dios y al Rey apoyando la iniciativa de Teresa de Jess.

    Al partir de vila, dej una carta para la Madre Teresa, donde haba escrito:A la Rvda. Madre Teresa de Jess, concedemos la facultad y el poder de fundar

    monasterios de monjas de nuestra Sagrada Orden, en cualquier lugar del reinode Castilla, donde se viva la Regla primitiva, con el modo de vestirse y otrasmaneras que tienen y observan en San Jos.

    Una segunda carta, todava del P. Rubeo, ampliar el territorio concedido alproyecto teresiano: Nuestras licencias se extienden a toda Castilla, la Nueva yla Vieja.

    Teresa quera ms, quera realizar su antiguo sueo: fundar monasteriospara frailes sujetos a la observancia de la Regla primitiva. Su sueo comenz atornarse realidad con una tercera carta patente del P. Rubeo quien le autorizabaa fundar esos conventos.17

    Transformar dicha autorizacin en realidad era el nuevo desafo de Teresa.Dnde encontrar Padres dispuestos a vivir ese estilo de vida? Como siempre,Teresa buscar auxilio junto a su amado Amigo: Su Majestad, Jesucristo. Pideinsistentemente que le enve esos Padres y El se los enviar: despacio y de modosorprendente.

    Teresa haba dejado el Carmelo de San Jos acompaada de otras hermanaspara fundar un nuevo convento. Su destino era Medina del Campo. Teresafunda este convento: San Jos de Medina del Campo. Era el ao de 1567todava no haba pasado un ao desde que el P. Rubeo autorizase la fundacinde nuevos monasterios.

    La enorme simpata y la santidad de Teresa de Jess, la vida austera que seviva en aquel monasterio fueron, lentamente, atrayendo amigos ybienhechores. Las visitas eran constantes y variadas, pero se destacaba la delprior del convento de los carmelitas, de observancia mitigada: P. Antonio deHeredia. Tratbase de un noble, de esmerada formacin, ex-alumno de laUniversidad de Salamanca. Tena todos los requisitos para los altos cargoseclesisticos. Conocer a Santa Teresa le dej impresionado. Cuando Teresa ledijo que haba recibido autorizacin del P. Rubeo para fundar dos conventosmasculinos pero que estaba con dificultades para encontrar frailes dispuestospara tal empresa, Antonio de Heredia, no dud: - Yo ser el primero!

    Yo lo tuve por cosa de burla escribi Teresa y as se lo dije; porqueaunque siempre fue buen fraile y recogido y muy estudioso y amigo de su celda,que era letrado, para principio semejante no me pareci sera, ni tendraespritu ni llevara adelante el rigor que era menester. Durante un ao soportmuchas dificultades y persecuciones debido a falsos testimonios, dando laimpresin de que el Seor deseaba probarlo, y lo soport todo. Y l lo llevaba

    17Cf. Cit., Silverio de Santa Teresa, Historia del Carmen Descalzo, Tomo VI

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    todo tan bien y se iba aprovechando tanto, que yo alababa a nuestro Seor 18.La Madre Teresa tena ya su primer seguidor y simiente para la fundacin delprimer convento masculino de Carmelitas Descalzos.

    Pasados algunos das, llamaron a la puerta del monasterio dos Padresjvenes formados en la Universidad de Salamanca - : Fray Pedro de Orozco y

    Fray Juan de Santo Matas. Fray Pedro habl tan bien de su compaero que laMadre Teresa quiso conocerlo mejor. Cuando se entrevist con l, cont susproyectos e intent convencerle de lo bueno que sera para l, ya que buscaba laperfeccin, que lo hiciera dentro de la propia Orden pues as servira mejor alSeor.

    Fray Juan de Santo Matas futuro San Juan de la Cruz tena untemperamento que pareca no corresponder a su tamao: poco ms de metroy medio de altura. Aunque le encantaron los planes propuestos por la MadreTeresa y viera en ella gran sinceridad y santidad, tena sus propios proyectos:quera retirarse, inmediatamente, para la vida eremtica, y tena mucha prisa.Quizs haya sido sta la razn por la cual, aunque le haba fascinado la

    propuesta de Teresa, impuso a la Madre una condicin: que no tardase muchola instalacin de aquel convento.

    La Madre Teresa se encant con aquel frailecito y no ahorr elogios en unacarta que envi a Don Francisco de Salcedo: aunque pequeo de estatura,entiendo que es grande a los ojos de Dios. (...) es prudente y apropiado paranuestro estilo de vida, y as creo, le ha llamado Nuestro Seor para esta obra....

    Teresa tena los frailes. Le faltaba, ahora, un lugar para colocarlos. No tardoen aparecer: una casita en un lugar con pocos habitantes ofrecida por un seorde vila. La Madre Teresa no esper mucho y se puso a camino para conocer ellugar. Mi compaera, aunque mucho ms amiga de penitencias que yo, no

    soportaba la idea de que yo hiciera all un convento y me dijo: Cierto, madre,que no haya espritu, por bueno que sea, que lo pueda resistir19. Podemosimaginar el estado de la casa!

    Retornando a Medina del Campo, llam a Fray Antonio y a Fray Juan y,muy objetivamente, les habl sobre la pequeez y pobreza de la casa. De ellosslo oy entusiasmadas manifestaciones de alegra.

    La Madre Teresa dej a Fray Antonio cuidando de las reformas de la casa yviaj con Fray Juan para Valladolid. Se trata de un momento crucial. Juan serel heredero del carisma de Teresa, ser quien deber mantener y transmitir,para la rama masculina, el ideal teresiano. La propia Teresa de Jess nos narra:

    haba lugar para informar al Padre fray Juan de la Cruz de toda nuestra manerade proceder, para que llevase bien entendidas todas las cosas, as demortificacin como del estilo de hermandad y recreacin que tenemos juntas...El era tan bueno, que al menos yo poda mucho aprender de l que l de m: masesto no era lo que yo haca, sino el estilo del proceder las hermanas20.

    18Cf. Fundaciones 3, 16

    19Cf. Fundaciones 13, 3

    20Cf. Fundaciones 13, 5

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    El da 28 de noviembre de 1568 se inaugur el convento y se dio inicio a lavida descalza con San Juan de la Cruz, Antonio de Jess y otros dos quecomenzaban a hacer una experiencia. El pequeo monasterio se traslad, enjunio de 1570, de Duruelo a Mancera: no haba espacio en el primero para losnuevos candidatos que se presentaban. Por otra parte, aquella primerafundacin de religiosos fue creada para ser residencia, lo que exclua, segn las

    Constituciones, la posibilidad de recibir novicios.

    Jernimo Gracin llega a Pastrana

    El convento de Mancera prosper y dej de ser noviciado. El de Pastranapas a ser el nico y principal centro de formacin de los novicios. Todo parecafuncionar bien, pero la Madre Teresa not que algo estaba ocurriendo enaquella casa de formacin y se alarm. El maestro de novicios, ngel de SanGabriel, usaba mtodos poco recomendables y prudentes, contrariando lasdirectrices que Juan de la Cruz haba dejado.

    El noviciado de Pastrana contaba en aquella poca, aproximadamente, conunos 30 novicios y entre ellos se encontraba Jernimo Gracin que vivamentenos cuenta algo de lo que por all se pasaba: Otros recin profesos aunqueordenados carecan de letras, y aun algunos de experiencia y prudencia; entanto grado, que acaeci alguno tomar un novicio y estarle azotando las espaldasdesnudas hasta que encendiese fuego en lea mojada con la oracin sola, sinponer lumbre, como hizo nuestro padre Elas, diciendo que en esto se haba deconocer la perfeccin21.

    Aquel noviciado, tan deseado, que le cost aos de sufrimientos, fue elcomienzo de nuevas pruebas y dramticas tentaciones de abandonar suvocacin al Carmelo Descalzo. Dios vendra en su auxilio gracias a la Madre

    Isabel de Santo Domingo, Priora del convento de monjas de Pastrana. La MadreIsabel tena, por supuesto, un don especial. As nos lo cuenta el mismo Gracin:

    Pues en aquellas aflicciones que te dije en el ao del noviciado, cuando mequise salir, diome Dios por consuelo a la madre Isabel de santo Domingo (queentonces era priora de las Carmelitas Descalzas de all y despus fundadora delas de Segovia y Zaragoza) que en hablndola y contndola mis tentaciones ypensamientos aunque no me dijese nada ms que orme huan luego losnublados de mi corazn y se serenaba el cielo de mi espritu y sala el sol y luz dealegra acostumbrada.22

    No era slo el estado precario de Pastrana que provocaba en Gracin tantas

    dudas y tentaciones: el exceso de trabajo, asumir responsabilidades que no eranpropias de los novicios, llevaban al joven padre a casi un agotamiento. Aunquenovicio, ya era sacerdote, con experiencia de plpito, confesiones y otrosapostolados. Esta condicin haca que se destacara entre los dems; as, tuvoque asumir, muchas veces, la direccin del convento, ayudar en la formacin delos otros novicios, preparar sermones, atender confesiones principalmente de

    21Gracin, Peregrinacin p. 13

    22Ibdem p. 160

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    las monjas Descalzas que estaban en Pastrana -, salir del convento para buscarsubsistencias para sus hermanos, atender a las necesidades espirituales en lospueblos vecinos23. Estas fueron algunas de las obligaciones designadas a l,adems de aquellas que eran propias de todos los novicios.

    Pero sus problemas no se restringan a la rutina del convento. Doa Juana,

    su madre, estaba muy enferma y, adems, no aceptaba de buen grado la eleccinque su hijo haba hecho. Quiso el buen Dios que Gracin fuese informado sobreun plan para asesinar al Prncipe Ruy Gmez24. Aunque slo fuera novicioabandon Pastrana y se fue a Madrid para auxiliar al prncipe que, gracias a suayuda, se libr de la muerte que contra l estaba siendo preparada25.

    Al mismo tiempo, sabiendo que su madre estaba muy mal de salud y,adems, grvida, aprovech su viaje a Madrid para visitarla. Aqu, es mejordejar que el propio Gracin nos relate esta visita:

    Y como me vio contento y le asegur que no haba tomado el hbito pordescontento alguno sino por servir a Nuestra Seora, ella se volvi a una

    imagen, y en presencia de Fray Baltasar Nieto, que era mi prior e iba conmigo(que esto acaeci antes que l se fuese a la fundacin de los Calzados), dijo estaspalabras: Seora, yo he estado muy necia en tener sentimiento de que mehayis tomado un hijo para vuestro servicio. Ahora yo os le doy de muy buenagana, a l y a m y a todos mis hijos y marido.26

    Estas palabras deben haber causado un efecto positivo y renovador en elespritu del novicio Gracin, pues l estaba muy preocupado intentando que sumadre comprendiera y aprobara su decisin de abandonar una vida confortablepara entregarse, en cuerpo y alma, a los rigores de la vida carmelitana descalza.El saba que la resistencia de doa Juana tena su origen en las intrigas einvenciones que algunos hacan. Le hicieron creer, por ejemplo, que l se haba

    refugiado en el convento carmelita por razones puramente humanas, por algunacontrariedad que haba habido y no consegua aceptar eso. Imaginaba que suhijo, a quien tanto quera, estaba huyendo del mundo y esto, adems de triste, ladejaba irritada. Por supuesto que sa era la razn de la brusca respuesta quedaba a los que le decan:

    - Consulese, doa Juana, la seora dio un hijo a Nuestra Seora.

    - No se lo di, ella me lo quit. Responda.

    23Cf. Gracin, - Historia de las Fundaciones Roma : Instituto Histrico Teresiano, 1977 p. 551-553

    24Ruy Gmez de Silva (1516-1573), portugus de nacimiento y personaje influyente en la corte espaola,

    en la cual se estableci el ao 1552. Se cas con Ana de Mendoza, princesa de Eboli, en 1552. En 1569

    don la ermita de San Pedro de Pastrana al P. Ambrosio Mariano. (Cf. Fundaciones de Santa Teresa 17,

    11)25

    Segn parece, Gracin supo de este plan a travs de la confesin. Haban dado un tipo de veneno al

    prncipe y como los mdicos no saban nada, estaban aplicando un tratamiento equivocado. Aclarando de

    qu se trataba, Gracin intervino y esto hizo que los mdicos utilizaran un antdoto eficaz, salvando al

    prncipe de una muerte cierta.26

    Cf. Gracin, - Peregrinacin p. 15

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    Ahora todo estaba claro. Doa Juana estaba en paz, reconciliada con su hijoy, sobre todo, con aquella que siempre haba sido su predilecta: la Madre delNio Jess.

    Habiendo colaborado salvando la vida de Ruy Gomes y tranquilizado elespritu de su madre, retorn al noviciado de Pastrana, donde continu a

    desarrollar su espritu de mortificacin y de dedicacin a los asuntos delconvento.

    Poco a poco, el silencioso y tmido estudiante de Alcal de Henares se vatransformando. Su vida devota contina profunda y cada da ms madura. Perolo que en l se va destacando es algo nuevo, un sentido prctico y emprendedor:comienza a nacer un religioso dinmico. Sobre su espritu emprendedor unabigrafa27 de Santa Teresa anot: en la grandiosa obra que Teresa proyect, ypara la cual se entreg hasta su muerte, el instrumento iba a ser el P. JernimoGracin. Si, por un lado, el despertar de este fraile de accin fue unabendicin para la Orden de los Carmelitas Descalzos, supuso para l una fuentede grandes sufrimientos morales, fsicos y espirituales.

    La Madre Teresa ya haba tenido noticias sobre el P. Gracin, sobre susvirtudes, conocimientos y dedicacin a las cosas de la Orden. Los informes quele llegaban sobre l indicaban que era un hombre confiable y que las monjasaprovecharan mucho si fuesen orientadas por l. Despus de tomar el hbitode los Descalzos, Teresa de Jess secretamente - escribi a las monjas paraque le obedecieran en todo, tal y como la podran obedecer a ella. Gracin nosaba nada sobre tal secreto; solamente su superior y la priora, Isabel de SantoDomingo, conocan las rdenes dadas por la Madre Fundadora. Pero si el hechoera secreto, enseguida estuvo claro que haba alguna cosa de especial, porquesolamente Gracin tena ascendencia sobre las monjas, y nadie ms. La MadreTeresa haba tomado tal decisin porque no quera que sus hermanas las

    monjas fueran importunadas y oprimidas por los religiosos queacostumbraban, con la disculpa de obediencia, exigir de ellas prcticas ypenitencias descabelladas y, adems, destruir en ellas la santa libertad deespritu que les fuera dada por el Concilio de Trento.

    Si el ambiente de Pastrana estaba tan deteriorado a tal punto que Gracindudase sobre si permanecer en los Descalzos, tambin es verdad que supusopara l una gran escuela. Practic all la administracin de conventos, conociprofundamente de lo que es capaz el alma humana cuando est mal orientada;comprendi que una Orden no se sostiene slo con intenciones, por mejores ysantas que sean. Lleg al punto ms crtico de la humildad, teniendo queobedecer a profesos casi analfabetos siendo l un respetable intelectual dentro

    de los crculos acadmicos de la Universidad de Alcal. Vivi la pobreza, casiabsoluta, cuando podra haber vivido confortablemente en la Corte de Madrid.Podra ser comensal en las ms nobles casas, apreciar los mejores manjares,pero escogi vivir una vida mendicante, teniendo frecuentemente slo nabos ysopas aguadas como alimento. Lo principal, en realidad, es que su entregapersonal a la Reina del Carmelo ya era definitiva; el ideal del CarmeloDescalzo impregn todo su ser. Era un Descalzo en cuerpo y alma: estaba

    27Cf. Auclair, M., Teresa de Avila Sao Paulo: Quadrante, 1995

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    preparado para hacer su profesin en la Orden de los Hermanos Descalzos de laBienaventurada Virgen Mara del Monte Carmelo. Y as la hizo, el da 25 de abrilde 1573.

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    HEREDERO DE UN CARISMA

    Habiendo hecho su Profesin en la Orden de Carmelitas Descalzos,Jernimo Gracin podra tener la vida silenciosa y recogida de cualquier fraile;podra ser nombrado prior o maestro de novicios, pues tena todas lascualidades exigidas para desempear tanto una actividad como otra: su vida deoracin era intensa; tena experiencia como orientador espiritual; conoca como pocos la historia de la Orden del Carmen; por dos veces haba asumidola administracin del convento de Pastrana, y eso sin hablar de la formacinrecibida en la Universidad de Alcal de Henares.

    Pero las cosas no seran as. Los aos pasados en Pastrana haban

    transformado aquel tranquilo y recogido estudiante de Alcal. Sali del capullo,haba madurado y adquirido una estatura humana como pocos Carmelitas de supoca.

    Teresa de Jess haba odo hablar de Gracin y rezaba mucho por l; sentaque all se encontraba otro de los instrumentos enviados por Dios para ser unode los pilares de su obra28. Pero todava no haba llegado la hora del encuentroentre esos dos grandes constructores.

    El P. Gracin fue nombrado para el oficio ms difcil e ingrato que en estapoca haba dentro de las rdenes religiosas: visitador y reformador29. Estetrabajo era temido por los disgustos que traa exista, incluso, peligro de

    muerte y prdida de la honra y buena fama. Por esta poca contaba solamentecon 28 aos de edad, seis meses de Profesin como Carmelita Descalzo. Talnombramiento desagrad, sobre todo, al General de la Orden de los Calzados.

    Lleg a saber, en esta poca, que haba sido fundado, a travs de algunosmalintencionados Carmelitas Calzados, un convento de Carmelitas Descalzos.Era pura rivalidad, all no se viva y tampoco se deseaban seguir los verdaderosfundamentos de la Descalcez. Gracin, aunque joven y con pocos poderes,no dud y se dirigi ya con la patente de Visitador a dicho convento y loclausur: a los que eran Calzados volv a sus zapatos, escribira Gracin,utilizando una graciosa metfora. A los Descalzos novicios traje conmigo aSevilla30. l tena gran admiracin por la Religin de los Calzados. En una

    carta al Cardenal Alberto de Austria escribi: (se mantiene la grafa) procurarcon mucha eficacia no mudar ninguna ceremonia ni costumbre ni ley de la

    28Cf. Santa Teresa de Jess Fundaciones- Cap. 23

    29Nombrado por Fray Francisco de Vargas, Provincial de los Dominicos, Visitador apostlico de de los

    Carmelitas de Andaluca a travs de un Breve expedido por Po V. La patente de Vargas, nombrando a

    Gracin para el cargo tiene fecha de 13 de junio de 1574 (cf. MHCT I, doc. 71)30

    Gracin Peregrinacin pp. 17-18

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    Orden de los mismos Calzados, sino que se perfeccionen en ellas, porque no sequejen que les queremos poner en Orden y Regla que ellos no profesaron.31

    Antes de completar un ao desde su designacin como Visitador, fuenombrado Vicario Provincial de todos los Carmelitas, Calzados y Descalzos, dela Provincia de Andaluca. Este nombramiento produjo una serie de

    malentendidos: El P. Rubeo General de la Orden -, inconforme, consigui laanulacin de dicho nombramiento; a pesar de eso, el Nuncio Ormaneto, noqueriendo desperdiciar las grandes virtudes de Jernimo Gracin, as como suprofundo conocimiento de la Orden del Carmen, nombr, in solidum, a Vargasy Gracin como Visitadores de los conventos Carmelitas de Andaluca. En unacarta, con fecha de 4 de Julio de 1575, el Nuncio Ormaneto comunicaba alSecretario de Estado del Papa que haba nombrado a una persona santa yejemplar (el P. Gracin) como Visitador de los Carmelitas Calzados deAndaluca; deca tambin que tal padre lo llevaba muy bien, con muchaprudencia y delicadeza32. Este testimonio echa por tierra las intrigas de susrivales que pretendan transmitir de l una imagen de rudeza y pocas virtudes. Yno sera solamente el Nuncio Ormaneto quien exaltara las muchas virtudes de

    Jernimo Gracin. Para no citar a todos, baste decir que Santa Teresa, la MadreFundadora, desde el momento en que lo conoci, hasta el final de su vida,siempre lo consider como un hijo especial de Dios.

    El 12 de mayo de 1575 escribi una carta a la Madre Ins de Jess, donde ledeca claramente:

    El es cabal en mis ojos, y para nosotras mejor que lo supiramos pedir a Dios.Lo que ahora ha de hacer vuestra reverencia y todas, es pedir a Su Majestad quenos le d por prelado. Con esto puedo descansar del gobierno de estas casas, queperfeccin con tanta suavidad, yo no la he visto. Dios le tenga de su mano, y leguarde, que por ninguna cosa quisiera dejar de haberle visto y tratado tanto.33

    A quin se debe dar la razn: al discernimiento de una Santa o a las intrigas delos falsos y envidiosos?

    Pero la Santa Madre era una mujer atenta y no dej de percibir que la vidaapostlica del P. Gracin, a semejanza de la del Apstol Pablo, estaba hecha dealtos y bajos34: Oh! qu bien le vino a mi Pablo el nombre! Ya est muylevantado, ya en el profundo de la mar. Yo le digo que hay bien de qu nosgloriar en la cruz de Nuestro Seor Jesucristo.35. Tal vez sea sta una de lasrazones por las cuales Santa Teresa siempre estaba animndole y rezando porl. Ella saba que hasta el ms santo de los hombres tiene necesidad del apoyode los amigos en tiempos de gran necesidad e intranquilidad.

    31Documenta Primigenia Vol. III (1592-1589), doc. 390

    32Cf. Silverio de Santa Teresa Historia del Carmen Descalzo Tomo VI p. 55, nota 1

    33Santa Teresa de Jess Cartas fechada en Beas el 12 de mayo de 1575

    34Santa Teresa cita 2 Cor. 11, 25 y 12, 2

    35Santa Teresa de Jess Carta (ms bien fragmento) a Gracin fechada probablemente en Avila,

    diciembre de 1578

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    Un acontecimiento poco valorizado

    Santa Teresa de Jess cuenta, en una de sus cartas, que vivi sus das msfelices cuando estuvo en Beas. Qu tendra esta pequea ciudad espaola deespecial para hacer que una monja, que tena el privilegio de hablar con Dioscomo se habla con un amigo, se expresara como si fuera una joven adolescente?

    Cuando fue a Beas, para fundar un nuevo convento, Teresa de Jess tenacasi 60 aos. Esta fundacin estuvo rodeada de malentendidos. El P. General lehaba dado autorizacin para fundar conventos en tierras de Castilla; Beasestaba situada en tierras andaluzas. Estaba Santa Teresa excedindose? Alparecer, muchos pensaron que s, pues Teresa tuvo que explicar aquellasituacin al P. General. Sepa vuestra seora, escribi Teresa, que yo meinform mucho cuando vine a Beas, para que no fuese Andaluca, porque enninguna manera pens venir a ella Y es as que Beas no es Andaluca, mas esprovincia de Andaluca. Esto supe despus de fundado el monasterio con ms deun mes.36. Aclarando: Beas, territorialmente, perteneca a Castilla, peroeclesisticamente, perteneca a la dicesis de Cartagena y dependa de los

    Obispos andaluces. Ese fue el problema.

    Adems de estos problemas administrativos, la fundacin de Beasrepresent para Santa Teresa un momento de muchas contradicciones ysufrimientos morales: para fundar aquel monasterio tuvo que recorrer muchoskilmetros; la santa andariega nunca haba ido tan lejos y nunca haba hechoun viaje tan martirizante. Sufra su alma, pues tuvo que cerrar el Carmelo dePastrana y, como si eso no fuera lo suficiente, la poderosa Princesa de boli sevolvi contra ella, y su Libro de la Vida fue enviado a los inquisidores deValladolid; y ella, estaba muy lejos para intentar cualquier defensa. Por qu,entonces, escribe, tan jovialmente, que su permanencia en Beas fue la ms felizde su vida? Simplemente, porque se encontr, personalmente, con el P.

    Jernimo Gracin.

    Algunos bigrafos de Santa Teresa, entre ellos Marcelle Auclair, sin dejar detener alguna razn, insisten excesivamente en la parte afectiva de esteencuentro. Indudablemente, Santa Teresa tuvo por Gracin una gran estima yadmiracin. Hasta se puede entender el por qu fue l agraciado con el amor dela santa Fundadora, pero no se puede dejar que la imaginacin vaya demasiadolejos. Santa Teresa am profundamente al P. Gracin, como una madre ama aun hijo en quien, viendo sus grandes talentos, sabe que es el nico capaz dellevar adelante, sin desvos, su obra.

    Un dato de valor es tener claro de que cuando fue a Beas, Teresa llevaba

    consigo una inquietante preocupacin que estamp, con toda claridad, en elcaptulo 23 de su libro Fundaciones: ... En cada casa hacan como les pareca.O sea, los conventos de los religiosos que ella tanto deseaba, estabantrasformndose en simples caricaturas.

    Un rayo de esperanza, brill en su espritu cuando se encontr con el P.Gracin, precisamente en Beas, entre abril y mayo de 1575: Remedilo nuestro

    36Santa Teresa de Jess Cartas Al reverendo padre fray Juan Bautista

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    Seor por el padre maestro Fray Jernimo de la Madre de Dios, porque lehicieron comisario apostlico y le dieron autoridad y gobierno sobre losDescalzos y Descalzas37. La impresin que el joven Comisario caus en laexperimentada Madre Fundadora fue ejemplarmente descrita en la carta queescribi a la Madre Ins de Jess, el 12 de mayo de 157538.

    Gracin y la Madre Teresa mantuvieron casi dos meses de conversaciones enBeas y l se qued tan impresionado que no pudo dejar de registrar susimpresiones en suHistoria de las fundaciones:

    Estuve en Beas muchos das, en los cuales comentbamos todas las cosas de laOrden, as pasadas como presentes, y lo que era menester para prevenir lasfuturas; y dems desto, de toda la manera de proceder en el espritu, y cmo sehaba de sustentar as en frailes como en monjas. Ella me examin a m de todocuanto saba en esta doctrina as por letras como por experiencia. Me ensetodo cuanto ella saba, dndome tantas doctrinas, reglas y consejos, que pudieraescribir un libro muy grande de lo que aqu me enseo, porque como digofueran muchos das, y todo el da, fuera del tiempo de misa y de comer, se

    gastaba en estos. Diome cuenta de toda su vida y espritu e intentos. Quedletan rendido, que desde entonces ninguna cosa hice grave sin su consejo.39

    La Madre Teresa tena, ahora, dos grandes herederos de su carisma. A losdos se lo transmiti directamente, sin intermediarios: a San Juan de la Cruz, enValladolid40, y a Jernimo Gracin de la Madre de Dios, en Beas. Supo muy bienescoger la Madre Teresa la calidad y diferencia de estos dos pilares sobre loscuales se levantaran las fundaciones de la rama masculina del CarmeloDescalzo. Juan de la Cruz es el hombre del silencio, doctor de las profundidadesdel alma, del encuentro ntimo con Dios. Gracin es Pablo de Tarso, apstolincansable, que luch como un len, a pesar de estar mortalmente herido, contal de mantener viva la llama y enderezar las sendas cuando vea su Orden

    desviarse de las Constituciones dejadas por la Santa Madre Fundadora.

    No sern pocos sus esfuerzos; dej un patrimonio para la Orden que sloahora comienza a ser inventariado y, asombrosamente, se va percibiendo queeste gran arquitecto de la Madre Fundadora fue una gran vctima lanzada a lastinieblas de la historia por enemigos poderosos.

    37Santa Teresa de Jess Fundaciones 23, 13

    38Santa Teresa de Jess Carta fechada en Beas el 12 de mayo de 1575

    39Cf. I. Moriones El Carmelo Teresiano... o.c. p. 45; J. Gracin Historia de las Fundaciones 7, 1

    40Cf. Santa Teresa de Jess Fundaciones 13, 5

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    PRIMER PROVINCIAL TERESIANO

    Y al demonio no le gust...

    Durante una de sus visitas a los conventos, el P. Gracin fue informado deque el demonio estaba perturbando a uno de los religiosos. No se trataba detentar al pobre fraile, sino de dominarle de tal modo que le dejaba sin accin yconciencia propias. Muy fiel a lo que Jess haba ordenado con aquellaspalabras: no temis, trat del caso. Aqu estn sus palabras:

    Trat el alma de una persona a quien Lucifer haca que cada da, puesta de

    rodillas, le llamase noventa veces omnipotente. Dije que le dijese de mi parteque si se tena por omnipotente viniese a la medianoche a mi celda, que con ungarrote en la mano le dara tantos palos que le hara entender si eraomnipotente o no. Debiselo de decir la persona. Y djome otro da, que le habarespondido Lucifer: Decidle vos a l que digo yo que con Lucifer se toma; quel experimentar antes de ocho das quin es Lucifer. Dentro de cinco dascomenzaron estos mis trabajos, los cuales duran ms de 25 aos ha, y creodurarn hasta que se me acabe la vida, con tantas maraas, revueltas einvenciones, que aun yo que he pasado y paso por ellos, no los entiendo nisabra decir otra cosa ms que han sido invenciones de Lucifer41.

    Jernimo Gracin pone en Lucifer la culpa por las grandes dificultades que

    tuvo: persecuciones, traiciones, vivir la condicin de esclavo de losmusulmanes... No porque creyese que Dios haba permitido que el diablotuviese tanta libertad sobre su destino, sino para no poner sobre sus verdaderosy reales enemigos la culpa de tal desatino que, por las infamias y crueldades,pareca ser cosa del diablo.

    Pero qu haba sucedido para que aquel joven y competente padre,predilecto de Santa Teresa, tuviera su carrera paralizada y, lo que es peor, fueratan perseguido y calumniado? Es necesario volver un poco a atrs para conoceralgunos de los motivos todos ellos falsos para que se practicasen contraGracin tantas injusticias.

    Jernimo Gracin: Provincial

    Un religioso de profundo recogimiento, conocedor de las leyes cannicas yciviles, famoso predicador y administrador competente y, a pesar de eso,ejemplo de humildad, no poda dejar de ser percibido y considerado como unfuerte candidato para el cargo de Provincial de la nueva Provincia de los

    41Gracin Peregrinacin... p. 29

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    Carmelitas Descalzos. Como si eso no fuera suficiente, contaba con la confianzay apoyo de la Fundadora del Carmelo Descalzo: Teresa de Jess.

    Fue elegido Provincial de los Descalzos en el Captulo realizado el 4 demarzo de 1581 y, as, pas a la historia como el primer Provincial del CarmeloTeresiano. Pero este oficio, aunque importante, no sera el preferido del P.

    Gracin. Ser Provincial le proporcion apenas la oportunidad de organizar elCarmelo Descalzo dentro de la estricta observancia de aquello que Santa Teresale haba transmitido.

    La eleccin del P. Jernimo Gracin de la Madre de Dios fue motivo deinmensa alegra y esperanza para Teresa de Jess. Ella, que siempre habapedido a Dios que le diese tal padre por Prelado, ahora lo tena como Provincial.

    Gracin gobern la Orden durante cuatro aos, o sea, hasta 1585,consiguiendo que la Orden alcanzase respetabilidad, tanto en el aspectoorganizativo como jurdico; ampli su presencia fuera de Espaa y abri, enfrica, las primeras misiones42, sueo teresiano:

    envi doce frailes a las Indias, donde se han fundado en Nueva Espaaconventos. Envi frailes a Congo a la conversin de los negros, que hicieronharto provecho, [] Haba enviado otras dos veces a la misma jornada deEtiopa por orden del Rey de Espaa a instancia de don Alvaro, rey de Congo.Los primeros se anegaron en la mar, los segundos volvieron desnudos, robadosde luteranos, hasta que los terceros, que fueran fr. Francisco, fr. Diego delSacramento y otro, llegaron e hicieran el fruto [que] he dicho43.

    Tal iniciativa misionera no fue aprobada por todos. Algunos, ms discretos,apenas lo comentaron, pero sus enemigos se aprovecharon del ardor apostlicode su Provincial para censurarle duramente sembrando, por donde podan, que

    esto era una equivocacin y que iba contra el espritu de la Orden, el ocuparsede las misiones. El P. Gracin no se vino abajo. Intent dejar claro el hecho deque esa iniciativa no iba contra el espritu del Carmelo Descalzo; todo locontrario, este era uno de los principios establecidos por su Fundadora. Gracinescribi en Peregrinacin:

    Pues para que sepas qu son diversidad de vocaciones, opiniones y celos, seme imput a m como a muy mala obra este haber enviado estos frailes. Porquehay espritus que les parece que toda la perfeccin carmelitana consiste en nosalir de una celda ni faltar un punto del coro aunque todo el mundo se abrase, yque el bien de la Orden consista en multiplicar los conventos en pueblospequeos de Espaa y dejarnos de lo dems, y que cualquier otro espritu

    llaman de inquietud y relajacin. Dios no me llev por este camino, sino por elde salvar almas; y de los sujetos que se han de emplear en lugares pequeos,fundar con ellos conventos en las ciudades ms principales de diversos reinospara la verdadera dilatacin y provecho de la Orden. Y como comuniqu tanto

    42Cf. Documenta Primigenia Vol. III (1582-1589), Doc. 260

    43Gracin Peregrinacin p. 52. Sobre estas misiones se pueden tener mayor informacin y lo que con

    ellas sucedi a travs de la lectura del captulo 17 de la Historia de las Fundaciones de Gracin.

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    tiempo y con tanta particularidad a la Madre Teresa de Jess, cuyo espritu erade celo y de conversin de todo el mundo, pegseme ms este modo.44

    El P. Gracin quiso mantenerse fiel, dentro del Carmelo masculino, a la granobra que Santa Teresa estaba haciendo con el Carmelo femenino. Saba cul erael camino correcto, pero lo que no saba era que existan muchas mentalidades

    arcaicas que, habiendo entrado en el Carmelo Descalzo, no conseguan entenderel verdadero espritu de la Descalcez, o sea, los ideales de la MadreFundadora. Para estos, el Carmelo debera ser un lugar retirado, apartado delpueblo de Dios, donde se vivira una rutina de duras penitencias, hasta conriesgos para la salud. Eso era algo que Santa Teresa abominaba y lleg acondenar claramente con estas palabras: ya sabis os voy a la mano45. Fiel aeste principio, Gracin gobern con suavidad, o sea, con comprensin ycaridad en vez de castigos y penitencias. Este modo de gobernar le ocasionenemigos feroces, que no ahorraron injurias y calumnias contra l, lo que leocasionara muchos problemas futuros.

    Dentro de su simplicidad, no se dio cuenta de una tenue tela de intrigas que

    se iba formando a su alrededor. La Madre Teresa ya le haba advertido diversasveces que tal simplicidad e inocencia eran propias de los santos, pero que eldemonio poda aprovecharse de ellas para el mal. Gracin no se corrigi, y nipodra hacerlo, pues esa era una marca registrada de su temperamento. Y la telacerrndose... Al final de su provincialato eran tantas las acusaciones contra lque no hall otra salida sino tratar de su defensa escribiendo un memorial quetuvo como ttulo Apologa y defensa contra las calumnias que han dicho contraFr. Jernimo Gracin de la Madre de Dios en los cuatro aos de suprovincialato, y lo que en este tiempo se ha aumentado la Provincia46.

    En este memorial podemos percibir ms profundamente el alma pura ysimple de este hombre, tan querido por Santa Teresa y que llegara a tener

    terribles enemigos que lo lanzaron a un mundo de desgracia y sufrimiento porpura envidia y celos.

    Reproduzco parte de aquel memorial por su importancia y significado47:

    La primera de las cosas que algunos me han calumniado, es haber sidonegligente y remiso en castigar y dar penitencias, diciendo que por esta causaest la Orden perdida, e imputndome las culpas que tienen todos los que hanhecho excesos; y dilatan esta culpa llamndome amparo y favorecedor de malosy relajados. Ante esta acusacin, Jernimo Gracin nos ofrece una gran leccinde vida, de amor y caridad: mi inclinacin es ms llegada a la blandura que alrigor, al amor que al odio, a la paz que al castigo y hacer bien antes que hacer

    mal, y nunca he entendido haber dejado de hacer castigo que estuviese obligadoen conciencia y justicia.

    44Gracin Peregrinacin... p. 53

    45Cf. Santa Teresa de Jess Camino de Perfeccin 15, 3

    46Gracin, Jernimo Apologa y avisos acerca del gobierno MHCT Fontes selecti 2 - Roma 1977

    47Para una descripcin ms completa de este memorial ver: Historia del Carmen Descalzo, o.c. pp. 90-

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    El espritu suave, aunque activo, del P. Gracin no se hunda con los ataquesinjustos y, muchas veces, perversos, de sus enemigos; al contrario, sus fuerzas ydisposicin, su amor y celo por el Carmelo aumentaban considerablemente.Cuando todava estaba luchando para discernir su vocacin al Carmelo, l, bajola inspiracin de la Virgen, tom la decisin de que siempre que fuera precisodara su vida por ella. Esta decisin no fue un acto de emocin momentnea; fue

    una decisin madura y radical a la que jams renunciara. La Virgen del Carmenle ayudaba y consolaba y por medio de Teresa de Jess, le animaba a trabar elbuen combate, como dijo Pablo.

    Por eso, aunque tena que ocuparse de las actividades propias de cualquierProvincial y defenderse de las constantes invenciones y calumnias de susenemigos, Jernimo Gracin gui la Orden de los Carmelitas Descalzos, suquerida Orden, de modo competente, tanto en su aspecto espiritual comojurdico.

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    INTRIGAS Y PERSECUCIONES

    Son muchas las cartas que Teresa de Jess escribi al P. Gracin de laMadre de Dios. Fueron tantas que podran constituir un captulo aparte. A nadiela Santa escribi tanto y nadie, como Gracin, se empe tandeterminadamente en conservarlas y transmitirlas. Son ms de cien cartas,consideradas en trminos numricos. Pero no es la cantidad aunque tambinel nmero revela el aprecio que tena Santa Teresa por este hombre de Dios -,sino la calidad, el contenido de esas cartas, lo que hacen de ellas un verdaderotesoro.

    El intercambio de correspondencia comenz a ser significativa y regular a

    partir del encuentro de los dos , en Beas, el ao 1575. Gracin tena entonces 30aos de edad y 5 de sacerdocio. Teresa de Jess tena 60 aos de vida y 13 comofundadora. Como hemos visto en el captulo anterior, este primer encuentrodur varios das, e impresionada con la santidad y valor de aquel jovensacerdote, le abri su alma y, por iniciativa personal, hizo ante l el voto deobediencia. Un voto a travs del cual no slo le confiaba su alma sino quetambin le tornaba corresponsable de su obra fundacional.

    Este privilegio no poda dejar de despertar celos en muchos otros a quienesles habra gustado ser los destinatarios de tales cartas y de gozar de aquellaenorme confianza depositada por la Santa en aquel joven sacerdote.

    Jernimo Gracin fue un hombre con una visin de largo alcance para sutiempo. Su corazn era movido por la misericordia y su mirada dotada deaquello que Santa Edith Stein analizando la obra de San Juan de la Cruz llamara de objetividad de los santos48, pues cuando trataba con las personasno vea simplemente hombres y mujeres, sino criaturas de Dios. Este modo dever aparece con toda su exuberancia en una de las pginas de su libroPeregrinacin de Anastasio. Hablando sobre amar a los enemigos expone conclaridad y como es normal en su estilo literario con una pedagoga ejemplar.

    Cristo, en verdad, no dijo amate inimicos, sino diligite inimicos vestros49,pues el primero es cosa del sentimiento y el segundo pertenece a la voluntad50.

    Si un sagrario o custodia de piedra mal labrado encierra dentro de s elSantsimo Sacramento, no dejo de adorarle y reverenciarle aunque le quisierever de oro y fbrica preciosa. S que en el que me persigue est Dios por esencia,

    48Cf. Edith Stein La ciencia de la cruz Monte Carmelo

    49Cf. Mt. 5, 44 Nuevo Testamento Trilinge Edicin crtica de Jos M. Bover y Jos OCallaghan.

    Madrid: BAC, 198850

    El P. Gracin establece aqu la diferencia entre el amor sentimental y el amor espiritual. En el texto

    griego del evangelio la palabra es agapate. Cf. Tambin, con referencia al amor espiritual: Camino de

    Perfeccin de Santa Teresa de Jess.

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    presencia y potencia; bien quisiera yo que para m el sagrario fuera msagradable, pero cierro los ojos a lo exterior y no a lo que contiene.51

    As como Santa Teresa, siguiendo radicalmente la doctrina evanglica,procuraba no hacer ms pesado el fardo que cada uno tena que soportar. Y esta,que era una virtud y continua sindolo -, se transform en un elemento de

    acusacin contra la vida apostlica y administrativa del P. Gracin. Fueduramente acusado de apoyar la relajacin de vida dentro de los conventos, deser demasiado benevolente a la hora de aplicar las penitencias, de dedicarsemucho al estudio y a la predicacin..., en fin, fue acusado de no seguir el carismaque Santa Teresa estaba, junto con l y San Juan de Cruz, consolidando dentrode la Iglesia.

    Las acusaciones

    Con la muerte de Santa Teresa (1582) comenz para Gracin su verdaderocalvario. Los verdugos: sus mismos hermanos de Orden, principalmente

    algunos de aquellos a quienes l haba ayudado y apoyado de modo especial.Cules fueron las acusaciones y difamaciones? Podramos decir que fueron detodo tipo: Morales, administrativas, doctrinales.... Veamos algunas de las mscomunes surgidas en la imaginacin de mentes poco saludables.

    1. Estbamos una noche, acabando de cenar, en recreacin; y sentimosque un hombre daba de pualadas a otro, y el herido se quejaba y pedaconfesin. Dije yo: salgamos luego a confesarle. Respondi uno y no de losmenos santos-: no se puede abrir la puerta, porque es contra la obediencia.Dije yo con clera: Qu obediencia, que no hay obediencia! Salgamos antesque muera. Y salmosle a confesar. Quien tena la otra opinin acriminaba queyo haba dicho que no hay voto de obediencia en las religiones, o tales palabras

    que olan a hereja52.

    Este hecho nos lleva a recordar la interpretacin dada por el propio Jessrespecto de la obediencia debida a la ley judaica del sbado. Parafraseando eltexto evanglico, casi se podra afirmar que Gracin habra dicho: ms vale lamisericordia que salva una alma que la obediencia estril que es mantener lapuerta cerrada.

    La difamacin rondaba al P. Gracin. Sus acciones, sus decisiones eranmalinterpretadas y continuamente trasformadas, por parte de sus detractores,en actos condenables. Otro caso:

    2. Frabricndose el convento de las monjas Descalzas de Lisboa,asistiendo yo all con los oficiales para que trabajasen, acaeca en la siesta con elrigor del verano querer reposar un poco y sacar las monjas un colchn para ello(que claro est que el colchn no haba de ser de los carpinteros sino de lasmonjas). Escribise que dorma yo en las camas de las monjas, etc., conpalabras muy perjudiciales.

    51Gracin Peregrinacin... p. 185. Merece la pena leer todo lo que dice sobre el amor a los enemigos.

    52Para una visin ms completa de los hechos ver: Gracin Peregrinacin pp. 73-74

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    He aqu otro caso:

    3. Diome la madre Teresa de Jess unas reliquias. Y una Priora de lasms santas y ms puras que yo he conocido en la Orden psolas en un relicariohecho en forma de corazn que yo traa conmigo. El haberme dado esta Prioraeste corazn se dijo con palabras que daba a entender haber otra aficin de por

    medio.

    Pero estas pequeas calumnias e invenciones, como muchas otras, msescabrosas e injuriosas, tenan un objetivo mayor y ms dramtico. El enemigoera astuto: iba sembrando la duda, lentamente, a travs de pequeasinsinuaciones siempre con un fondo grave -, de la honra del Padre Gracin.Cuando llegase el momento propicio para el golpe final, la vctima ya no podracontar con muchos defensores: el dao ya estaba hecho.

    No consiguiendo probar ninguna de las acusaciones y calumnias, susenemigos pasaron a preparar su alejamiento de la pennsula ibrica (Portugal yEspaa). Primero, le destinaron a Mxico. Pero cuando estaba preparando el

    viaje para el Nuevo Mundo, las calumnias y acusaciones contra l, contra lasmonjas descalzas y todos aquellos que le tenan como gua, se volvieron msintensas y maliciosas.

    Herido en sus sentimientos ms ntimos, decidi defenderse a s mismo y laobra teresiana que Doria y sus seguidores estaban intentando destruir.

    Infelizmente, no consigui hacer que sus perseguidores y detractoresvolvieran atrs. En su declaracin de defensa fue tan claro y concreto en ladescripcin de los mtodos mezquinos utilizados por sus enemigos que, en vezde asustarlos o detenerlos, provoc todava ms el furor de sus enemigoshaciendo que estos se tornasen ms duros y obstinados.

    La orden de ir a Mxico se suspendi. Pero esto no signific una tregua; alcontrario, fue un ataque directo y demoledor el que iba a comenzar. Se instaurun proceso formal contra el padre Gracin (octubre de 1587) donde deberaresponder a las acusaciones formuladas contra l. Desde el primer examen,escap con la ayuda de numerosos testigos, favorables a l, hasta llegando aproclamar su santidad. Los miembros del tribunal deben haberse quedadoatnitos y llenos de pnico, pues no esperaban una defensa tan brillante ytantas declaraciones a su favor. No tuvieron otra salida sino andar con mscuidado y prudencia en cuanto a un celo que no pasaba de ser puro pretextopara dominar y apropiarse de lo que no les perteneca: el carisma teresiano53.

    Pero el orgullo y la codicia no van de acuerdo con la prudencia y la caridad.No se consigui ninguna tregua. En determinada ocasin recibi una

    53 Fray Nicols Doria y sus partidarios van a iniciar abiertamente la guerra contra el padre Gracin,

    quien representa la herencia autntica de Madre. Doria y los suyos enarbolan el estandarte de una

    austeridad rigurosa, lejos del fino estilo, humansimo, de la Fundadora. Ellos, si pudieran hasta quitaran a

    Teresa de Jess el ttulo de Fundadora, pues consideran vejatorio que una Orden de hombres haya nacido

    en manos de una mujer. Me asombra cmo no les vino a la mente que todos los varones nacemos de

    nuestras madres. Jos Mara Javierre en Juan de la Cruz: un caso lmite, Sgueme, Salamanca, 1991 p.

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    amonestacin respecto de algunas faltas; inmediatamente recibe unaintimacin (15 de marzo de 1588) para que se presente en Madrid y responder,delante de sus superiores, para que justifique su reincidencia en ciertoserrores y faltas. Rpidamente y con humildad atiende a esta intimacin;quizs pensaba que le daran una oportunidad de explicarse. Pero la escena quehaban montado era otra: le niegan el derecho de defensa, escrita o hablada, y le

    ordenan que viaje inmediatamente para Mxico.

    Si el hombre propone, Dios dispone nos dice un refrn -, y as sucede eneste caso. Estaba Gracin preparndose para viajar a Mxico cuando lleganrdenes de las autoridades de Portugal y Espaa encargndole nuevas misionesen tierras portuguesas. A esta orden le sigue inmediatamente otra, del Nuncioen Espaa, Don Csar Speciano, prohibiendo que Gracin salga de Portugal. Porel momento, Gracin estaba fuera del alcance de Doria y sus seguidores.

    La permanencia de Gracin en Portugal puede ser entendida como unperiodo de tregua, pero no de olvido y deseo de condenarle. Durante este tiemposus amigos y admiradores trataron de juntar documentos y testigos abundantes

    para demostrar tanto la inocencia del P. Gracin como su vida ejemplar. Perocuando el lobo se quiere comer al cordero como en la fbula de La Fontaine siempre encuentra una disculpa. De poco sirvi esta enorme cantidad de hechosfavorables sobre la inocencia de Gracin. Aquellos que trabajaban contra ella sehacan los sordos: nada les convenca, era como si el acusado (Gracin) yaestuviera condenado de antemano.

    El xito de sus actividades en Portugal, reconocidas por las autoridadeseclesisticas y civiles de aquel pas, comenzando por Don Teutonio deBraganza54 y por el Cardenal Alberto55, agitaba el nimo persecutorio de losdorianos. Gracin fue obligado a presentarse para dar explicaciones, enCaptulo, dentro de la propia comunidad lisboeta delante de religiosos

    manipulados por los superiores de la Consulta.

    Gracin estaba en Portugal haca dos aos. Su licencia haba llegado al fin.Ahora se encontraba sin el apoyo de Don Teutonio de Braganza y del CardenalAlberto ellos no podan interferir en los asuntos de la Orden. Doria vio queeste era el momento oportuno e instaur contra l un proceso regular. Ordenque se presentase en Madrid antes de 25 das. Esta fue la carta que el P. Doriaenvi al P. Jernimo Gracin:

    Fr. Nicols de Jess Mara [Doria] Vicario General de la Congregacinde los Carmelitas Descalzos. Por cuanto se ha determinado en nuestroDefinitorio que venga a este convento de S. Hermenegildo de Madrid el P. Fr.

    Jernimo de la Madre de Dios, religioso de nuestra Orden, que al presente esten nuestro Convento de S. Felipe de Lisboa: por tanto, por el tenor de lapresente, le mando que dentro de 25 das, contados desde el da de la fechadsta, se presente en ste dicho convento (...). Madrid, 3 de junio de 1591.Firmado: Fr. Nicols de Jess Mara56.

    54Arzobispo de Evora

    55Por esta poca, gobernador de Portugal

    56Cf. Silverio de Santa Teresa Historia del Carmen Descalzo Tomo VI p. 493, nota 2

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    Como una declaracin de obediencia, Gracin lleg a Madrid exactamente elda 28 de junio cumpliendo as, con los das exigidos, la orden que le haba sidodada por el P. Doria.

    Llega a ser escandalosa la ira del secretario de la Consulta contra Gracin.Sobre la llegada de Jernimo describi en estos trminos:

    vino a Madrid como un desesperado, sin humildad y resignacin.Mucho deseaba el padre Fr. Nicols y todo su Definitorio que Gracin viniera aellos con humildad como era razn: y como le vieran de aquella manera, di atodos mucha pena, parecindoles que aquello haba de ser causa de muchaspesadumbres y trabajos, como lo fue. Y as, a cabo de pocos das, se trat que eramuy necesario poner a este hombre en razn, y que supiera l y toda Religinque haba autoridad para refrenar al que fuese menester; y as le encarcelaronen una celda57.

    Da la impresin, cuando se lee este texto, que el P. Gregorio de San ngelest escribiendo sobre otra persona o tena segundas intenciones. El P.

    Gracin nunca tendra tal comportamiento, no era se su estilo. Santa Teresa, ensus cartas, describe perfectamente su temperamento apacible y su tpica santaingenuidad. Tambin San Juan de la Cruz transmiti a Santa Teresa la buenaimpresin que tuvo cuando le conoci. A quin hay que dar la razn: a dosSantos o a unas almas que slo deseaban el poder?

    El P. Doria no estaba satisfecho dejando a Gracin preso, quera dejarletotalmente incomunicable; por eso, en agosto de 1591, public un decretoprohibiendo, bajo pena de excomunin, que ningn religioso, sbdito o sbdita,por s mismo o por procuracin, escribiera al P. Gracin sin licencia de laConsulta58.

    El grupo del P. Doria tena, como se dice, todas las cartas de la baraja en susmanos, estaba ya todo preparado para el golpe fatal, tan astutamente elaborado.Pero la maldad nunca est satisfecha y entra en escena el infeliz Fr. DiegoEvangelista con nuevas mentiras y artimaas indignas de un hbito religioso.Fray Diego era el mismo que poco tiempo antes haba torturado el alma de SanJuan de la Cruz, durante los ltimos momentos de su vida. Hara lo mismo conel P. Jernimo Gracin. Su tctica consista en pasarse por amigo y defensor,prometer cuanto fuera necesario, convencer al acusado de que sera buenoreconocer algunos pequeos pecados. Ante la recusa del acusado, que insista enque no tena nada para declarar, l volva a la celda, un da y otro da, hastaagotar a su vctima y, en tal estado de nimo, iba aprovechndose de frasessueltas hasta componer una obra sobre un crimen gravsimo. No fue necesaria

    tal tortura. El tribunal haba tomado ya su decisin: expulsar a JernimoGracin de la Orden de los Hermanos y Hermanas Descalzos de la Virgen Maradel Monte Carmelo. Y as se hizo.

    En la sentencia de expulsin est escrito:

    57Idem p. 494

    58Idem p. 499

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    le declaraban y declararon por incorregible, y como a tal mandaban ymandaron que se le quite el santo hbito de nuestra Congregacin y sea expelidoy echado de ella, y que l no se le vista ms, so las censuras y penas contenidasen el Breve que la Orden tiene del Sumo Pontfice Sixto V59.

    Comentando tal sentencia, el P. Silverio de Santa Teresa, talentoso

    historiador de la Orden Carmelita, escribi lo siguiente:

    De la simple lectura de la sentencia, se advierte que con un poco detolerancia mutua, se habra podido evitar la tragedia final que previ Fr. Juan dela Cruz en el famoso Captulo de 1585. Limpio estaba el P. Jernimo de los feosvicios que los maldicientes y calumniadores haban hecho correr contra l;tampoco a su llegada a Madrid fue tratado con las consideraciones que suhistorial en la Reforma mereca, y aun su simple condicin de reo. La actituddesdeosa del P. Doria y su duro pergeo ante el religioso que vena a arrojarsehumildemente a sus pies, acab de desconcertar al P. Gracin y le reafirm en eljuicio de que su causa no tena arreglo, hiciera lo que hiciese por reconciliarsecon su Superior. Habramos deseado en esta ocasin ms benevolencia y

    tolerancia ms afable en el padre Nicols, quien no poda desconocer lamagnitud del sacrificio que haca el P. Jernimo en aquellos momentos dejandoel Reino de Portugal, donde era tan querido del Prncipe Regente y de laNobleza y pueblo, para venir a Castilla, donde, por bien que le fuese, se leestaban deparando humillaciones sin cuento y se hallaba en entredicho hasta subuen nombre y la limpieza de sus costumbres60.

    Doria haba conseguido realizar su deseo; ahora dominaba completamentela situacin. San Juan de la Cruz que tambin se opona a sus reformas yahaba muerto y si hubiera sobrevivido a su enfermedad, tambin habra sidoexpulsado de la Orden, como se puede concluir despus de ver el rumbo de losprocesos y de los ataques de Fray Diego Evangelista contra el Santo.

    Aunque se trate de un hecho no comprobado, pero que est registrado ytiene un cierto sabor trascendental, se cuenta que San Juan de la Cruz tuvo lasiguiente revelacin: Representseme que nuestro padre vicario general y losdefinidores se entraban en el mar, y yo les daba voces que no entrasen, quehaban de ahogar. Vdelos que les llegaba el agua a la espinilla, y a las rodillas, ya la cintura. Y siempre les daba voces que no entrasen. Y no hubo remedio, sinoque pasaron adelante y se ahogaron todos61.

    Como dato curioso, poco despus de la expulsin del P. Jernimo Gracinmurieron, en un corto espacio de tiempo, todos aquellos que haban hecho partedel proceso contra l: Fray Nicols Doria, Fray Toms de Aquino, Fray Gregorio

    Nacianceno, Fray Juan Bautista que fue quien trabaj en Roma, para que lasentencia de expulsin de Gracin no fuese anulada -, Fray Diego Evangelista yotros.

    59Idem p. 523

    60Idem pp. 526-527

    61Cf. Javierre, Jos Mara, Juan de la Cruz un caso lmite, Salamanca, Sgueme, 1991, p.1034

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    Es importante reproducir la pregunta que Mara de San Jos (Salazar) dejescrita en su Ramillete de mirra: Qu se hicieron, carsimos hermanos yhermanas, aquellos hombres de quien no ha un ao que todos temblbades, y aquien o por miedo o pretensin os entregstedes, negando unos la verdad ydisimulando otros con la mentira? Dnde estn a esta hora? Como sombrasdesaparecieran.62

    El P. Doria haba alcanzado su objetivo: se libr definitivamente de su granrival. San Juan de la Cruz ya estaba en la gloria del Seor y era, por lo tanto,inalcanzable. Ahora se senta libre para poner en marcha la reforma quepretenda, desfigurando en muchos puntos todo aquello que a Teresa deJess, Juan de la Cruz y Jernimo Gracin les haba llevado tantos aosconstruir con la gracia de Dios: el verdadero carisma de los CarmelitasDescalzos.

    Es necesario resaltar que Santa Teresa dej unas Constituciones claras,ajustadas al espritu evanglico, con 59 puntos; las que Doria dej tenan nadamenos que 461 puntos. Para la Madre Teresa el estilo de vida dentro de la

    Reforma debera ser suave, discreto, letrado y apostlico. Doria, por elcontrario, quera que los religiosos fuesen penitentes, rigurosos y eremitas, osea, deberan vivir encerrados sobre s mismos, consumindose como unalmpara escondida, que no emite su luz.

    Gracin no se ajustara a este nuevo sistema, pues era enorme su ardorapostlico, totalmente apoyado por la Santa Madre Fundadora. Pero l, ahora,nada poda hacer. Doria le haba transformado en un paria ambulante, e