el sueño

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Universidad Yacambú Vicerrectorado Académico Facultad de humanidades EL SUEÑO Nombre: Joao_rodriguez Cédula: 21161206 Expediente: HPS-142-00784 Barquisimeto; Junio de 2016

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Page 1: El sueño

Universidad Yacambú

Vicerrectorado Académico

Facultad de humanidades

EL

SUEÑO

Nombre: Joao_rodriguez

Cédula: 21161206

Expediente: HPS-142-00784

Barquisimeto; Junio de 2016

Page 2: El sueño

EL SUEÑO

DEFINICIÓN

El sueño es un estado fisiológico, activo, recurrente y reversible en el que

baja el nivel de vigilancia estando disminuida la percepción y la capacidad de

respuesta a los estímulos ambientales. Su condición de reversible es lo diferencia

del estado de coma. Esta aparente depresión funcional, esconde un estado

dinámico, con una regulación propia y en el que se activan grupos neuronales que

desempeñan funciones diferentes a las de la vigilia.

Por su condición de proceso activo se encuentra en estrecha relación con la

vigilia, siendo necesario para la salud general del organismo, pudiendo su

alteración ser causa de trastornos tanto físicos como psíquicos. El sueño posee su

propia regulación neurológica (consolidación de la memoria y función de algunos

neurotrasmisores); endocrino-metabólica (regulación de la temperatura corporal y

producción hormonal); inmunológica y cardiorrespiratoria.

El sueño es un estado conductual, generalmente espontáneo que precisa

de un ambiente y postura adecuados y genera cambios electroencefalográficos

que lo diferencian de la vigilia. En el sueño se pueden diferenciar distintos grados

de profundidad basándonos en diferentes variables fisiológicas que cambian en

sus diferentes etapas, Los llamados indicadores del sueño son: el

electroencefalograma (EEG) los movimientos oculares y el tono muscular.

Mediante los estudios polisomnográficos se estudian dichos indicadores y se

diferencian las distintas fases del sueño.

ETAPAS DEL SUEÑO

Según estos indicadores, se distinguen varias etapas en el sueño:

La etapa I, de somnolencia o adormecimiento, en que tiene lugar la desaparición

del ritmo alfa del EEG (típico del estado de vigilia), hay tono muscular y no hay

movimientos oculares o, si los hay, son muy lentos

(La etapa II - III, de sueño ligero, se caracteriza por una disminución aún

mayor del ritmo electroencefalográfico, con la aparición de los típicos husos de

Page 3: El sueño

sueño y los complejos K, fenómenos de los que es responsable el núcleo reticular

del tálamo; sigue existiendo tono muscular, y no hay movimientos oculares

La etapa IV, de sueño profundo, presenta un ritmo electroencefalográfico

menor, no hay movimientos oculares y el tono muscular se mantiene o puede

estar muy disminuido (Vallejo, 2006, 232). En la instauración de esta fase del

sueño intervienen, entre otras estructuras, la corteza prefrontal y el núcleo

dorsomedial del tálamo.

ORGANIZACIÓN DEL SUEÑO FISIOLÓGICO

El registro combinado del EEG, el electrooculograma, el electromiograma

de los músculos submandibulares, el ECG y la respiración (lo que se conoce como

poligrafía del sueño o hipnograma) constituye la base objetiva para el estudio del

sueño (Bradley, 2005, 2021) .

Normalmente, en el adulto, el sueño nocturno de unas 8 horas se organiza

en 4-5 ciclos de unos 90-120 min durante los cuales se pasa de la vigilia (estadio o

fase I) a la somnolencia (fase II), al sueño lento (fases III y IV) y finalmente al

sueño REM (fase V) (López et al., 2005, 668) .

Su distribución estándar en un adulto sano es aproximadamente la

siguiente:

Fase I, 5 %

Fase II, 25 %

Fases III y IV, 45 %

Fase REM, 25 %

Distribución del sueño fisiológico

Fig. 4. Distribución estándar del sueño fisiológico (Belmar)

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Las necesidades de sueño son muy variables según la edad y las

circunstancias individuales (Pocock et al., 2005, 205).

El niño recién nacido duerme casi todo el día, con una proporción próxima

al 50 % del denominado sueño «activo», que es el equivalente del sueño REM. A

lo largo de la lactancia los períodos de vigilia son progresivamente más

prolongados y se consolida el sueño de la noche; además, la proporción de sueño

REM desciende al 25-30 %, que se mantendrá durante toda la vida. A la edad de

1-3 años el niño ya sólo duerme una o dos siestas. Entre los 4-5 años y la

adolescencia los niños son hipervigilantes, muy pocos duermen siesta pero tienen

un sueño nocturno de 9-10 horas bien estructurado en 5 ciclos o más. Por lo que

se refiere a los individuos jóvenes, en ellos reaparece en muchos casos la

necesidad fisiológica de una siesta a mitad del día.

La necesidad de sueño en un adulto puede oscilar entre 5 y 9 horas.

Asimismo, varía notablemente el horario de sueño entre noctámbulos y

madrugadores. En épocas de mucha actividad intelectual o de crecimiento o

durante los meses del embarazo, puede aumentar la necesidad de sueño,

mientras que el estrés, la ansiedad o el ejercicio físico pracricado por la tarde

pueden reducir la cantidad de sueño. Los estudios efectuados en individuos

aislados de influencias exteriores han mostrado que la tendencia fisiológica

general es a retrasar ligeramente la fase de sueño con respecto al ciclo

convencional de 24 horas y a dormir una corta siesta «de mediodía» (Vallejo,

2006, 232).

En los ancianos se va fragmentando el sueño nocturno con frecuentes

episodios de despertar y se reduce mucho el porcentaje de sueño en fase IV y no

tanto el de sueño REM, que se mantiene más constante a lo largo de la vida. Las

personas de edad avanzada tienen tendencia a aumentar el tiempo de

permanencia en la cama. Muchas de ellas dormitan fácilmente durante el día

varias siestas cortas.