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EL SER HUMANO COMO OBRA DE ARTE AQUILES NAZOA Autoridades de la Universidad del Zulia; señoras y señores; queridos amigos: Estoy literalmente aterra· do, en vez de estar jubiloso, por la ocasión verdaderamente insólita en todo el decurso de mi accidentadísi. ma vida, que se me ofrece de ha. blar de un tema que me es tan caro, tan entrañablemente próximo, co· mo el de Cuba en relación con la más alta de sus encarnaciones fe- menina: nuestra grande Alicia Alonso. Nos ha habituado el imperialismo norteamericano a la noción de que, por ser países pequeños y subdesa. rrollados, por ser países subordina. dos, no podíamos en ningún caso proporcionarle a la cultura otra co- . sa que ecos de lo que nos llegaba de la cosmópolls, es decir, de lo que nos venía del extranjero. Se habla de grandes escuelas, de gran. des corrientes del arte, y se signi. fican siempre en términos no lati. noamericanos; evocamos a Europa cuando se nos habla de Picasso, envocamos a Rusia cuando se nos habl;!. de ballet, evocamos a Alema. nia cuando se nos habla de música 24 La Universidad de Zulia, de Venezuela, rindió homenaje a Alicia Alonso el 26 de G .. !ml de 1975 en un acto PÚblico celebrado en el Teatro Baralt, de Maracai· bo. El texto que a continuación se reproduce es una. versión del discurso pronunciado por el poe- ta venenazolano Aquiles Nazca, a quien ese centro de estudios confió la exégesis de la artista, clásica. Y he aquí que de pronto, en nuestro pequeño mundo, en uno de sus términos geográficamente más reducidos, en la pequeña Cuba, insurge Alicia Alonso al mundo del ballet no como imitadora, no como una secuaz, sino como la precurso- ra de una nueva escuela en la ex· presión del baile. He aquí que las gentes que tradicionalmente nos hablan del arte de la danza, invo. caban como ejemplo sumo, como paradigma de este arte, a la figura de Anna Pávlova, o hablaban de Galina Ulánova o de Margot Fon. teyn. Hasta que· de· pronto se les atraviesa en el camino de sus teo- rías, en el camino de sus esquemas, una figura como Alicia Alonso. Tuvo que ocurrir, además, lo que también se tuvo durante algún tiempo como un accidente históri. co, un hecho tan capital de la bis- toria contemporánea como la Re- volución Cubana, para que el mundo (comprendido en términos de Londres; Parls, Nuéva York) volviese sus ojos un poco asombra. dos hacia nuestras tierras, y para que junto con Alicia Alonso descubriese valores de tan alta sigo

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EL SER HUMANOCOMO OBRA

DE ARTEAQUILES NAZOA

Autoridades de la Universidad delZulia; señoras y señores; queridosamigos: Estoy literalmente aterra·do, en vez de estar jubiloso, por laocasión verdaderamente insólita entodo el decurso de mi accidentadísi.ma vida, que se me ofrece de ha.blar de un tema que me es tan caro,tan entrañablemente próximo, co·mo el de Cuba en relación con lamás alta de sus encarnaciones fe­menina: nuestra grande AliciaAlonso.

Nos ha habituado el imperialismonorteamericano a la noción de que,por ser países pequeños y subdesa.rrollados, por ser países subordina.dos, no podíamos en ningún casoproporcionarle a la cultura otra co- .sa que ecos de lo que nos llegabade la cosmópolls, es decir, de loque nos venía del extranjero. Sehabla de grandes escuelas, de gran.des corrientes del arte, y se signi.fican siempre en términos no lati.noamericanos; evocamos a Europacuando se nos habla de Picasso,envocamos a Rusia cuando se noshabl;!. de ballet, evocamos a Alema.nia cuando se nos habla de música

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La Universidad de Zulia, deVenezuela, rindió homenaje aAlicia Alonso el 26 de G..!ml de1975 en un acto PÚblico celebradoen el Teatro Baralt, de Maracai·bo. El texto que a continuaciónse reproduce es una. versión deldiscurso pronunciado por el poe­ta venenazolano Aquiles Nazca,a quien ese centro de estudiosconfió la exégesis de la artista,

clásica. Y he aquí que de pronto,en nuestro pequeño mundo, en unode sus términos geográficamentemás reducidos, en la pequeña Cuba,insurge Alicia Alonso al mundo delballet no como imitadora, no comouna secuaz, sino como la precurso­ra de una nueva escuela en la ex·presión del baile. He aquí que lasgentes que tradicionalmente noshablan del arte de la danza, invo.caban como ejemplo sumo, comoparadigma de este arte, a la figurade Anna Pávlova, o hablaban deGalina Ulánova o de Margot Fon.teyn. Hasta que· de· pronto se lesatraviesa en el camino de sus teo­rías, en el camino de sus esquemas,una figura como Alicia Alonso.Tuvo que ocurrir, además, lo quetambién se tuvo durante algúntiempo como un accidente históri.co, un hecho tan capital de la bis­toria contemporánea como la Re­volución Cubana, para que elmundo (comprendido en términosde Londres; Parls, Nuéva York)volviese sus ojos un poco asombra.dos hacia nuestras tierras, ypara que junto con Alicia Alonsodescubriese valores de tan alta sigo

nificación para la literatura con·temporánea, de tan revolucionariosignificado como la figura de AlejoCarpentier que es, en cierto modo,un complemento literario de lo queen términos de danza tenemos ennuestra Alicia. Se olvidaron duran.te mucho tiempo los críticos dearte, especialmente los críticos re·lacionados con el mundo de la dan·za de que en América, y especial.m~nte en nuestra Amériea, fuedonde por primera vez se definióen términos lúcidos y altamentepoéticos lo que es la danza. SimónBolívar dice "la danza es la poesíadel movimiento". -Alicia Alonso, encorrespondencia perfectísima conesa definición magistral, es el 000­vimiento hecho poesía, y algo mástodavía: Alicia Alonso viene a serel ser humano considerado comoobra de arte. He aquí el milagroque puede cumplir una Revolucióncuando quien la realiza es el pue­blo, y cuando sus cometidos no sontraicionados por aquellos que toomen la iniciativa de hacerla.

Alicia Alonso es parte sustancial delo que entendemos como la Revolu·ción Cubana, por lo mismo que laRevolución, en el proceso del creociente desarrollo de la artista, cum·plió el milagro de integrar su arteal pueblo. Hasta el momento enque insurgió Alicia en el mundo dela danza, desde su pequeña Cuba,se tenía a la danza clásica, al baoballet, como una suerte de privile·gio de las c'ases acomodadas, de lasgentes pudientes. Y ahora la enconotramos de tal manera integrada asu pueblo que no vemos modo dediferenciar, en la Cuba Revolucio·naria, quién es Alicia y quién essu pueblo. He aquí a una figura·en quien, ha venido a consumarseun hecho que estaba latente en elhacer, en el ser, en el vivir de Cuba.No es ciertamente una casualidadel que sea Cuba quien nos entregatan eminente figura de la danza.Para decirlo en los términos profe.sionales del danzarín, Alicia Alon·so no ha hecho otra cosa que seguirel ritmo de su pueblo. Si hay algúnarte en el que Cuba se señaló siem·pre, si hay alguna expresión artísti.ca que define a Cuba como entidadnacional, como comunidad históri·ca y étnica, es el impulso danzario,el espíritu danzario de su pueblo.

Si hay algo que unifica a los cuba.nos como manera peculiar de ser,como nacionalidad, es el instinto dela danza. Todo lo que hace el cu·bano, lo ejecuta como siguiendouna especie de ritmo que le marcasu alma ancestral, su espíritu na·cional, incluso su paisaje, las sigonificaciones capitales de su natura·leza.

Todo el paisaje de Cuba, especial.mente el de sus valles del centro,está preparado por la naturalezacomo una escenografía; y el movi·miento de su árbol nacional, de su

, palma, de la palma cubana, parecepautar el ritmo con que el cubanoanda por el mundo, se desplaza porla tierra, conversa, acomoda su ges.to a la expresión. He vivido largosaños en Cuba en diferentes épocas,y si algún elemento de identidadencontré entre unos cubanos yotros, entre unas y otras regionesde Cuba, fue el don de la danza.Don espontáneo que deviene deaquella fusión de diversas corrien·tes étnicas, especialmente la decomunidades que un día fueron es·clavas y que desahogan tanto sucaudal de pasión como su inmensacarga de docor en ese andar, en esehablar, todo ello configurado yacomo en términos de coreografía.He vivido en Santiago de Cuba, heasistido a las inmensas congasdeambulatorias que una vez al añose organizan en aquel pueblo y loscongrega a todos para, al son delos tambores del ancestro. ir baí·lando hasta el agotamiento, al rito000 de aquellos inmensos tamboresque cada cierto trecho del recorri·do se detíenen para incendiarse enel ron de las fiestas, en el fuego deltrópico, para templarse y desde allíseguir la marcha.

Cuba cuenta como ningún país his·panoamericano con una tradicióndanzaria que ha conmovido a todoun continente. Es la tierra de lahabanera, del bolero, de rumba,de todos aquellos elementos so·noros que mueven el cuerpo delhombre y lo conducen apasionada.mente en una direccióD de belleza.Cuba país de laudistas,. Cuba paísde tamboreros, Cuba pals que hastase inventó un traje convencionalque se impuso en toda la Américapara bailar la rumba, aquel de gran

cola, aquel en que la danzante su·giere una suntuosa ave del paraíso,aquel que ha recogido ahora el bao

.llet de Alicia Alonso en uno de susvistosos espectáculos, en una de laspáginas más hermosas de su acti·vida:d. En C~ba" los chinos, que tu·vieron tan significativa participa.ción en las guerras de la indepen.dencia de la Patria, tambiénaportaron una parte de sus tradi.ciones musicales y en aquellos con·cursos de congas que solían cele.brarse una vez al año, para vercual era la mejor, se dio el caso defusiones peregrinas, extrañas y abosolutamente originales, entre lamúsica de los chinos, la música delos negros y la música que viene deEspaña.

Si vamos a señalar lo que se llamacarácter naciona. cubano, tendre·mos forzosamente que acudir a laidea de danza. He visto hace muochos años en el Paseo del Prado, eldesplazarse de una pareja de ena·morados, que iba espontá:!eamentecomo sugiriendo un ballet, u:! pasde deux, un paso de,pareja. Iba éltocado con una pajilla de cinta ,is·tada de colores, blanquísima la ca·misa mosquetera, el pantalón creoma, los zapatos amarillos y b;ancos,colgando del meñique un abanicode palma para los días tórridos delverano habanero; y a su izquierda,llevándola casi debajo del brazocomo una cartera de amor, la muojer amada; y sólo en el paso quellevaban los dos en aquel andarrítmico, cadencioso, que evocaba deverdad el movimiento de la hama·ca, como si fueran los dos mecidospor el arcoiris, estaba ya dado loque es uno de los signos capita',esde lo aue se llama hoy escuela cu­bana, de ballet. Especialmente, elpas de deux como lo interpretaAlicia Alonso -del que no sé si al.gún crítico ha dicho, o si no hagomío el criterio- se caracterizaporque la mujer no está bailandoni para ella ni para el púb~iCll, sinopara su "partenaire", para el hom·bre que la acompaña, y entre losdos el movimiento se convierteen un auténtico coloquio de amor;y eso es lo que nos emociona en elarte de Alicía Alonso. De prontose hace entre ellos una atmósferade intimidad, de diálogo, en que seencuentran solos hablando a través

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del lenguaje más antiguo que cono·ce el hombre, que es e, lenguajedel movimiento. Allí están ellos,todo emoción; allí están ellos,todo unidos en su atmósfera emo­cional; allí están comunicándosesecretos y el público está. más bienque mirándolos o admirándolos opagando su entrada por ver un es­pectáculo, aprendiendo lo que es elarte de amar, a través del cuerpooonsiderado una de las bellas artes.

¿Qué llevó a Alicia Alonso a eseclíinax, en un arte que por lo gene­ral se ha limitado al uso conscientedel cuerpo, de los músculos. de lasfacultades del movimiento?· ¿Porqué Alicia Alonso, cuando la con­temp'amos en cualquiera de susgrandes realizaciones, puede sercapaz de remitirnos a un mundode emoción, desplazarnos de laidea de que el bailarín está ha·ciendo un esfuerzo en el escenario?¡Ah!. .. porque también en Cuba,aunque muchos críticos no lo sepana estas alturas, existe lo que sellama una tradición. Ahora no va­mos a lo que antes dijimos de los'hábitos danzarios del pueblo, es·pontáneos en él y propios de suidiosincrasia. No; ahora estamos enel mundo de la cu:tura danzaria.En Cuba 10B antecedentes del balletdatan de bastante más de un siglo.Fue uno de los primeros países deAmérica visitados por Fanny Elss­ler, que fue la primera bailarinaeuropea de gran importancia enpresentarse ante públicos america­nos. y en Cuba, por 'otra parte, in­fluyó enormemente Francia a tra·vés de Haití. No vamos a detallarlas minucias de ese proceso de in·fluencia francesa a través de Haití,en la historia de la danza cubana,porque eso está tácitamente expli­cado en libro tan extraordinariocomo El ..eino de este mundo deAlejo Carpentier.

Críticos como Haskell han ido le·jos en el estudio del ballet cubano.Han descubierto que lo que pone avivir ese ballet es el caudal' deemoción, el caudal de pasión espe­cíficamente americano y específi.camente cubano, que desahoga enél Alicia Alonso. Se ha ·discutidodesde los tiempos de la Revolución'Francesa, y se ha acentuado esadiscusión a partir de la RevoluciónSoviética, si hay o no un;! contra·

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dición entre cierto carácter arista·crático que suele verse en el balletclásico, con el carácter popular quedefine a una revolución social. AIi·cia, con gran tino y con aciertoextraordinario, le respondió al pe­riodista que un poco 'provocadora.mente le hizo la pregunta acercade esa presunta contradicción:

"¿Pero es ql"? el pu.eblo no tienederecho a las cosas elegantes?" An.tes de que apareciera en el horizon·te histórico de América ese hechoextraordinario que es la Revolu·ción Cubana, Alicia y sus compañe.ros habian venido luchando, y lu·chando victoriosamente, contra te­das las vicisitudes que se leopusieron, por imponer en Cuba elgusto por el ballet, por expandirsu significación como Arte. En elmomento en que Alicia es ya mun·dialmente famosa, se produce unode los episodios más vergonzososde la historia de la cultura hispa.noamericana: la suspensión de unmiserab:e estipendio que pasaba elestado para sostener su ballet. Conuna postura digna de su condiciónde cubana y digna de su arte, re·chazó Alicia de una manera signlfi.cativamente valerosa en aquel me­mento, el remplazo de la subven.ción por una especie de limosnaque el. estado pretendía girarlemensualmente a cambio de queenajenara, de que alineara su in·dependencia como artista. Al lle·gar la Revolución al poder, escuando Alicia encuentra su autén·tico campo de acción. AlIl empiezaa descubrir elementos absolutamen.te nuevos, absolutamente inéditos,que no habían sido rozados jamásantf'S por ninguna figura del balleten América. Ve lo que puede haberde comunicación ideológica a travésdel ball.et.

Puede decirse que, en la palabrade José Marti, podemos encontrarcomo una preparación para comen·zar la danza. Marti decía que nohay música más difícil que la deuna prosa; es decir, tenía un sen·tido musical de la expresión escri.ta, y él mismo nos suministra encualquiera de sus páglnl\s suficientematerial para que levantemos unespléndido ballet popular. Meacuerdo, por ejemplo, de cómo estáen Martí, no sólo la coreografía,sino también los personajes, la es-

cenografía y la iluminación paraun gran ballet cubano, en aquellosversos sencillos que son tratadoscon la fineza de un pintor impre­sionista: "Estoy en el baile extra­ño/ de polaina y casaquín/ quedan, del año hacia el fin,/ los caza·dores del año. lUna duquesa viole·ta/va con un frac colorado: /marcaun vizconde pintado/el tiempo enla pandereta./Y pasan las chup~s

rojas,/pasan los tules de fuego,!como delante de un ciego/ pasanvolando las hojas." Ya está dadoun ballet para Alicia Alonso, allí.en todos sus términos, no solamen.te coreográficos, sino Incluso en sustérminos más entrañablementeemotivos, más interiores, porqueese verso final le atañe directa·mente a la emoción personal deesta mujer, con que esta mujercomparece ante el mundo, ella quese ha visto afectada varias vecesen el don de la visión, que estuvocasi ciega, que ha sufrido la larganoche del no vidente y ha asistidoal milagro del amanecer. Ella hadesarrollado en términos de tactosus facultades de modelar el mun·do según los movimientos de sucuerpo y tal vez ahí resida 10 capi·tal de su secreto como gran artista.

Alguien dijo, no sé qué crítico, quecuando Alicia Alonso se mueve vacomo tocando la melodía. Y yo locreo porque ella, entre tantas expe­riencias como ha tenido en su vidade bailarina sufrió y al mismo tiem.po gozó la experiencia de descubriral mundo de pronto, al despertarde una de esas largas penumbras.Ella es toda poesía, es toda vltali.dad, es toda alegría, pero es todacomo un íntimo dolor. Al despertarde una de sus operaciones recien.tes inquirida por un pertodistaacérca de la emoción que sentíaen ese instante en que volvió adespertar al mundo, en que el mun·do volvió a revelársele a sus ojos,dijo que valía la pena esa experlen.cia para comprender lo maravillo.samente humano, hermoso, que escontemplar el vuelo de una paloma,o el color de una hoja de lechugaen un plato de ensalada. Quien asíse expresa, se comprende que ten·ga "toucher", como dicen los pia.nistas; que tenga ese don de irhacia donde está lo bello de lascosas. Y asistida por la.Revolución

Palabras de Alicia Alonsoagradeciendo el homenaje

Cubana,_ que no en otro mediopuede darse otra realidad como laque ella encarna, es ahora cuandoesta mujer ha levantado el vu-eloy en la primera estación de su iti·nerario se ha encontrado con supueblo configurado en la palabrade José Martí. No hay entre todaslas cosas que me hayan sido dadasver en este mundo, momento tanemocionante como el que nos pre.senta Alicia Alonso cuando recogela palabra de Martí y siguiendo lavoz del leyente que no es ya elcantante, ni el músico, va convir·tiendo en materia de danza laspáginas luminosas de Nuestra Amé­rica.

Qué difícll es hablar en estos mo·mentas. Mientras escuchaba tantascosas bellas, tan bien expresadas,con tanta poesía, me decía; ¿perocstá hablando de mí? Y me dí cuen­ta de que no: estaba hablando denuestra América Latina. Fue entonoces una gran emoción, una gran ale.gría. El sueño de nuestra vida eradesarrollar una escuela cubana deballet, y lo hicimos gracias al triun­fo de la Revolución Cubana. quenos dio toda la ayuda posible. Yano era la necesidad del manteni­miento económico, la preocupaciónpor el dinero. Lo que contó a par­tir de entonces fue que en Cuba nose podía desperdiciar ningún talen­to. Para ser artista del ballet, yano había que buscar un nombre

He aquí a nuestra Alicia, clásica,actual, contemporánea, presente,futura; he aquí a nuestra Aliciaque viene de vuelta de un viajemágico por su país de maravillasy viene a dirigirnos la palabra estanoche, precisamente en el teatroBaralt donde hizo su última temoparada en Venezuela hace algunosaños. Y ¿Saben ustedes cuál fueel comentario de Alicia cuando lerecordaron a Venezuela y le sugi­rieron la posibilidad de que volve.ría alguna vez al teatro Baralt?Preguntó por Matute. Matute es elmás humilde de los trabajadores

_de este teatro. Esa es la mujer queaquí tenemos esta noche.

artístico de origen extranjero. Pu­dimos llamarnos Fernández. Mar­tínez o Gcnzález y ser artista, y loque es más, ser artistas del pueblo.Nuestra mayor preocupación du­rante estos dieciséis años de Revo·lución, ha sido cumplir con nuestropueblo, enseñarle lo poco que sabe­rnos y recibir de él lo mucho quenos puede dar. Pudimos tener losniiios de talento a la edad adecuadapara entrenar'os en nuestro arte.En Cuba al artista se le admira,se le respeta y se le quiere. Se re­conocen sus años de estudio, supreparación. Se está consciente desu responsabilidad ante la sociedad.Sobre el arte que se hace hoy ennuestra patria puedo decir que da·mas al pueblo las grandes obras

del pasado, esas obras que nos di·cen de la forma en que vivían, quenos dan una lección de época, qui­zás con conciencia o inconciente.mente por parte de sus creadores.Por ejemplo en Giselle vemos larelación entre el noble y la campe.sina, y dentro de una belleza poé.tica, se nos da una tragedia, unamanera de vivir. Son historias quese han dicho en una forma tan be·11'1, que los pueblos las han juzga.do como obras maestras del pasado.Lo que nosotros tenemos que hacer¡¡hora, y estamos haciendo es, ade·más de dar las grandes obras maes·tras del pasado (ya que los pueblostienen derecho a la cultura), pro­ducir hoy obras que reflejen loque está pasando en el mundo, lasalegrías, las tristezas, la lucha quelibran algunos pueblos como VietNam. Es un deber de los artistasde hoy. Tenemos que crear nuevascoreografías para que en el maña·na se diga: qué grandes obras ar­tísticas las de esa época, cómo noshablan de su forma de vida y delos sentimientos del pueblo. Alct-ear nosotros la escuela cubanade ballet, ~o que hacíamos era algomuy pequeñito, porque sabíamos,sabemos, y es la historia la que nosva a dar la razón a todos nosotros,que en el futuro será la escuelalatinoamericana de ballet. Ese esnuestro objetivo común.

Hace casi diecisiete años. me di­cen, bailé en este escenario. Nosé.. _ en aquellos momor; tos losaplausos fueron bellos, pei'O ahorason grandiosos. Y quiero darles lasgracias a todos ustedes por estebello homenaje, tan inn··erecido ytan grande. De todo cOi'azón, se losagradezco mucho en nombre delBallet Nacional de Cuba y en:lom­bre de nuestro pueblo cubano revo­lucionario, en nombre de nuestrapatria, de Cuba. Y quiero decirlesque cada vez comprobamos que elmundo es grande. pero pequeño;que el tiempo transcurre despacio,pero también rápido. Así, e11 estosmomentos el Ballet Nacional deCuba actúa en Venezuela. El Con­sejo Nacio:lal de Cultura de Cubaha invitado al grupo de jóvenes es­tudiantes aficionados a la danza,de la Universidad del Zulia, a quenos visite. Nuestros brazos estánya dados. Gracias, hermanos de Ve­nezuela.

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Recibimiento en la inauguración dela Exposición de jotos y affiche.. delBallet Nacional de Cuba, organizadapor el C;onsejo Municipal de Mara­caibo. Con Alicia AJ.onso, MarisolFeTTari, directora del Grupo de Dan.za Experimental Universitaria y Ser­gio Antítlano, director de cultura dela Universidad del Zu!ia.

A su llegada al aeropue1"to de Maracaibo, Alicia Alonsoes agasajada por el pueblo venezolano; estudiantes y pro­fesores de la Universidad del ZuZia y trabajadores engeneral. En una tela dispuesta paTa el recibimiento selee:Alicia, el arte unido a la Revolución. Partido Comunistade Venezuela.

Alicia Alonso muestra al público la placa de honor quele fuera otorgada por la Universidad del Zulla. Junto aella Isabel Rodríguez, subdirectora del Ballet Nacionalde Cuba,

Como parte de los homenajes a Ali­cia Alonso, fue obs.equiada con unaedición de serígrafías del artista ve­nezolano Francisco BeUorín. En lafoto, de izquierda a derecha: el Vice­rector Académico de la Universidaddel Zulia, Dr. Francisco Burgos Final;el Dr. Sergio Antillano, director decultura, Margot Contreras, directoradel Ballet Nacional de Venezuela yel poeta Aquiles Nazoa.

Público asistente al Teatro Baralt, de Maracaibo, parapresenciar el homenaje ofrecido a Alicia Alonso por laUniversidad del Zulla.