EL PROBLEMAFINANCIERO AGRARIO

ESPAÑOL EN EL CONTEXTOCOMUNITARIO ACTUALi

Juan Velarde FuertesCatedrático de Estructura Económica de la UCM

Tengo que comenzar, y comprenderán Vds. que de maneraobligada, aunque no sea más que durante un tiempo de mediominuto, para poner de relieve mi agradecimiento. Agradecimien-to, en primer lugar, porque se haya considerado que yo podríaaportar algo en un curso tan importante como es éste, al lado deeminentes juristas, de agrónomos egregios, de funcionarios exce-lentes. El venir aquí, el estar con ustedes, es un privilegio quedebe ser agradecido.

En segundo lugar, también quiero decir una cosa. Ya que secitó en la presentación a Eugenio D'Ors, tengo que apostillarlo.Acaba Manuel Gonzalo, el Secretario General Técnico del Minis-terio de Agricultura, Pesca y Alimentación, quien es realmente elalma y el director de los Cuadernos de Agricultura Pesca y Ali-mentación, de hablar de Eugenio D'Ors y de decir una serie decosas sobre mi vida. Eugenio D'Ors solía referirse al papel delretintín, como añadido a los hechos. Puede que los hechos que haseñalado sean parecidos a los de mi vida, pero claro está que elretintín lo cambia todo, incluso de bueno a malo, de regular apésimo, de pésimo a espléndido. Él ha colocado tal retintín favo-rable en sus palabras que yo me he sentido hasta desconocido demí mismo. Pero se lo agradezco muchísimo, porque recuerdo quehace muchos años ya, y eso es señal de que soy viejo, algo que hecomentado alguna vez, escuchado al bueno de don Ramón Caran-de cuando se le nombró por la Universidad Complutense doctorHonoris Causa de la misma. En el homenaje que se le dio, con unalmuerzo en Lhardy, se levantaron a hablar, una tras otra,muchas personas para elogiarle. En esto tomó la palabra el profe-

' Texto de la lección impartida en ta Universidad In[ernacional Menéndez Pelayo, en el Palaciode la Magdalena, el 15 de julio de 1998, transcrito de la grabación de la misma.

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sor García Valdevellano y comenzó diciendo: "Naturalmente novan a esperar ustedes de mí, que haga el menor elogio de mi ami-go el profesor Carande porque...", y nunca supimos por quéhabía decidido eso, ya que se oyó la vocecilla de don Ramónquien le dijo: "Elogia, hijo, elogia, que cuanto más viejo es uno,más le gusta que le elogien". De manera que, sabiendo yo ahoraque el retintín de las palabras de Manuel Gonzalo son un puroelogio, y constándome que es excesivo, también tengo que decirque lo agradezco muchísimo, porque conforme ya soy más viejo,más me gusta que me elogien. Esto tómenlo ustedes como unadeclaración de humildad mía y nada más.

Pasemos a lo que nos trae aquí y a mi compromiso con uste-des, que es hablar del problema financiero agrario español en elcontexto comunitario actual.

Esto no se entiende sin los dos elementos que están confluyen-do previamente alrededor de esta cuestión, de este problemafinanciero. Uno se relaciona con el tema de la financiación de laeconomía agraria española hasta que se ha planteado la cuestióncomunitaria. En segundo lugar, los problemas financieros comu-nitarios, ^cómo se han ido resolviendo? Una vez planteadas estasdos cuestiones previas, es posible dar un paso más, para acabar deaclararnos de alguna manera cómo puede evolucionar esta situa-ción, qué le está ocurriendo ahora mismo y qué cuestiones pue-den plantearse, de aquí a poco, alrededor del problema financieroagrario español.

En primer lugar, ^qué ocurre respecto a la financiación de laagricultura tradicional española? ^Qué pasaba? Conviene, paracomenzar, marcar los límites temporales. Lo anterior a la Revolu-ción Industrial no nos interesa para explicar las situaciones actua-les de nuestra economía. Lo anterior es pura historia, es pura eru-dición, pero es otra cosa respecto a lo actual. Es heterogéneo, enresumidas cuentas. Iniciemos las consideraciones cuando empiezala Revolución Industrial entre nosotros en el siglo XIX. ^Cómo sefinanciaba entonces la agricultura española?

En primer término, ésta se aposentaba sobre lo que habríaque calificar como una tierra que se había adquirido aceptable-mente barata. Las circunstancias de la desamortización fueron

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como fueron. Hubo que vender apresuradamente todo lo que elEstado podía, si no quería verse derrotado en la I Guerra Carlis-ta. La demanda de tierra era muy limitada en aquellos momentospor una serie de circunstancias políticas, económicas y sociocul-turales. Algo que se ofrece apresurada y masivamente, porqueexistía un problema angustioso de deuda pública en España, yque se demanda escasamente, se abarata. Así es como entró en elpanorama del sector agrario español, y esa es la primera circuns-tancia, tierra barata. En segundo lugar, el problema residía en lamano de obra. Se trataba de una mano de obra extraordinaria-mente abundante. La Revolución Industrial llamaba con unamano no poderosa, sino debilísima, a nuestras puertas, y comoconsecuencia de esto eran muy limitadas las posibilidades deactuación que existían para nosotros en el terreno de la industriay de los servicios. Además, a mediados del siglo XIX lo que exis-tía era un peso, una participación muy fuerte, en el terreno de laagricultura. Por lo tanto, como había que contar con la agricultu-ra, porque no se ofrecían puestos de trabajo en los otros sectores,el conjunto de todo esto es que la agricultura tenía una sobresa-turación, digámoslo así, de mano de obra, mano de obra que,además, trabajaba una tierra aceptablemente barata. Como con-secuencia se acababa creando una situación empresarial biendiferente de la actual.

Esta curiosa situación empresarial era doble. Por una parte, enlas zonas donde había grandes fincas existían cultivos extensivosque no planteaban ningún problema empresarial básico. Enmuchas zonas incluso se llamaba a esto fincas de viudas, porque se

consideraba que cualquier persona, aunque no tuviera una prepa-ración específica en economía y agronomía, podía obtener en lasfincas muy extensas rendimientos aceptables. Por otro lado, en laszonas minifundistas, en las regiones con fincas muy pequeñas, loque acababa sucediendo era que no existía posibilidad ninguna deunos cultivos demasiado racionales, porque las rentas que se aca-baban generando allí en la agricultura eran unas rentas muypequeñas y, por ello, que engendraban muy poco empleo. Comono había otro lugar donde ejercer la actividad, obligadamente seacababa emigrando. La emigración, por otra parte, a través de las

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familias, como después nos aclaró Gary S. Becker, se entroncabacon el funcionamiento de la economía, en este caso con la econo-mía rural. Flores de Lemus aclaró las relaciones entre la pequeñaagricultura y la emigración. En estas tierras de Cantabria, muchopodríamos hablar de esto. Como había una conexión familiargrande, esa emigración -servicio doméstico, hacia otros países,hacia otras regiones-, enviaba fondos al hogar abandonado físi-camente, y de esta manera podía aquel predio de poco rendimien-to seguir manteniéndose.

Además de esta estructura básica, existía otra. La agriculturade exportación, y mucha de la protegida arancelariamente, sobretodo en zonas de fincas importantes por sus dimensiones, tenía unsobrante. Éste procedía en grandísima parte de una acciónempresarial que se podía efectuar desde lejos, dado como estabamontada toda esta estructura productiva. Este sobrante sólo enparte se reinvertía en la agricultura. A1 coexistir con ciertas posi-bilidades de desarrollo importante en la industria y los servicios,capitalizaba a estos sectores. Había como consecuencia de esto unflujo continuo de fondos desde el campo hacia las zonas urba-noindustriales. La banca española se dio cuenta de que eso podríacambiar de signo en el año 1931, si se hubiese creado un Bancode Crédito Agrícola. Por eso, frontalmente se opuso a la apari-ción de esta institución crediticia a través del Consejo Supe-rior Bancario. Había, pues, un flujo continuo de ahorro que huíadel campo. Ese flujo continuo se encauza a través de la banca pri-vada española. Tradicionalmente, por tanto, el campo españoltambién financiaba tanto el desarrollo industrial como el de losservicios.

Dentro del campo hay dos situaciones financieras curiosas queestudió el profesor Torres. Una de ellas surge en aquellas zonasdonde se necesita mucha capitalización, o lo que es igual, apareceen las zonas con posibilidades de desarrollo importantes. En ellas,el capital tendría que valer bastante. Hay que procurar captar elcapital. En esas regiones, como la capitalización sola del dueño dela tierra podría resultar intolerable, lo que se desarrolla son varia-das figuras de arrendamiento. El arrendamiento es una manerade capitalizar con más comodidad. Todo el que posee la tierra la

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puede tener adecuadamente capitalizada, pero sin excesos. Poreso se divide con el arrendatario, que así efectúa mejoras, abona,paga el riego. La opinión tradicional, a través de normas consue-tudinarias, vela por que el dueño del terreno no se aproveche deesta capitalización del arrendatario. Recuérdese el argumento deLa 6arraca de Blasco Ibáñez. Los estudios de Torres de esta viejaagricultura son, no sólo muy curiosos, sino también bastante inte-resantes en este sentido.

Por otra parte, existe otra situación agraria debido a la divi-sión de riesgos. Por supuesto, una de estas divisiones se producecon los seguros agrarios. Pero cuando la agricultura tiene riesgosexĉesivamente importantes, esto es, cuando se sabe que existenriesgos importantes y casi permanentes de sequía, de granizo, deinundaciones, automáticamente vemos engendrarse una situacióndiferente en el régimen de explotación de las fincas, la aparcería.La aparecería es en sí un seguro todo lo pequeñito y original quese quiera, pero muy útil para una sociedad donde las posibilida-des de capitalización y los instrumentos de financiación no sonprecisamente importantes.

Además de todo esto, esa situación agraria financiera tuvo unplanteamiento básico: el mercado de los productos agrarios paratodo un gran conjunto de ellos era un mercado nacional. Ese mer-cado nacional sobre todo triunfó con Cánovas del Castillo. Cáno-vas comprendió que tenía que actualizar aquellos proyectos queestaban unidos a la esencia del mundo de los Borbones, tanto elque exista una centralización en España como que tengamos unporcentaje importante de la población en el interior de Españaporque la periferia es peligrosa políticamente: tiene una evidentetentación centrífuga. Cánovas lo ha experimentado al observar lasconsecuencias derivadas de tener que liquidar la última guerracarlista, y el modo como intentó resolver la cuestión foral vasca ynavarra, gracias a una ruptura de la estructura fiscal española. Elproblema catalán le preocupó asimismo muchísimo a Cánovas.Trató de resolverlo a la prusiana. Su maestro es Bismarck, y Bis-marck había establecido lo que se llamaba la alianza del acero ydel centeno: el acero de Renania y el centeno, la producción pro-tegida, de Prusia. Pues bien, esa alianza trata de establecerla

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entre la producción fabril del norte, sobre todo de Cataluña, y laproducción de cereal de la cuenca del Duero y, en general, delcentro de España. Todo esto se dirige a tratar de mantener unasólida población en el conjunto de España y para evitar, comoconsecuencia de esto, problemas políticos notables. Pero, simultá-neamente, con el desarrollo de la cultura industrial y el desarrollodel conjunto de Europa, aparece una agricultura de exportaciónespañola cada vez más importante, que pasa a sobrevivir casi demilagro porque es una agricultura que vende en el exterior a pre-cios internacionales, pero que tiene que adquirir la mayor partede los productos, los industriales, incluso los alimenticios, a pre-cios por encima de los precios internacionales.

El equilibrio económico español, lo hemos sostenido los econo-mistas españoles todos sin excepción, desde que en 1935, en unartículo que publicó en el Weltwirtschaftliches Archiv, aclaró per-fectamente este proceso el profesor Perpiñá, así como los incre-mentos de renta en España, se originan como consecuencia de laacción confluyente de la exportación de minerales y la exportaciónde productos agrarios, que en parte no despreciable financian eldesarrollo industrial, el de los servicios, y el agrícola dirigidoexclusivamente hacia el interior. Esta carga financiera provoca,como consecuencia de esto, una agricultura mal capitalizada, conproblemas muy serios, tanto la interior como la exterior.

Estos agobios financieros los contemplamos continuamente apoco que se escudriña el conjunto de la historia agraria españolahasta muchos años después de la Guerra Civil. La nuestra fue unaagricultura agobiada.

^Cuándo cambia todo este problema de la agricultura? Sealtera a fondo a partir de un año en el que los economistas, con labrutalidad que dan las cifras, observamos de qué manera el pesoen el Producto Interior Bruto de la agricultura, se ve superadopor el de la industria y la construcción, sumadas las dos. O sea,cuando el sector primario se ve superado por el sector secundarioen participación en el PIB. Según las estimaciones de Prados de laEscosura, la evolución quinquenal desde 1900 a 1945, y anual apartir de aquí y hasta 1955, fue la que se recoge en el cuadroadj unto:

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Años

Porcentaje de la Porcentaje de laAgricultura en el PIB Industria y la Construcciónnacional al coste de en el PIB nacional al coste

los factores de los factores

1900 33,37 28,051905 36,06 25,641910 33,42 27,521915 38,41 25,411920 36,75 25,941925 32,43 30,141930 25,50 35,261935 28,92 28,911940 32,68 23,361945 30,81 24,691946 34,59 24,221947 32,36 24,991948 30,29 26,081949 30,96 25,301950 30,69 26,911951 30,19 29,841952 27,28 32,631953 25,03 33,921954 22,46 35,011955 21,70 35,88

Por tanto, en 1951, la agricultura supone el 30 por 100 y laindustria y construcción, otro 30 por 100. Ahí se acabó el predo-minio de la agricultura y se acabó para siempre. Al año siguiente,tenemos agricultura 27 por 100 e industria y construcción 32 por100. A partir, pues, de 1951, ha aparecido una nueva realidad ennuestra economía. La industria, el sector secundario, gana labatalla en porcentajes a la agricultura. Y a partir de ese momen-to, a partir de ese año de 1951, donde todo se iguala, y a partir de1952 donde se despegan ya para siempre y, cada vez más, laindustria y la construcción de la agricultura, a partir de ahí, repi-to, la agricultura pasa a experimentar lo que podríamos llamar elchoque de esa industrialización. Y ese choque de la industrializa-ción, ^de qué manera se manifiesta alrededor de estos problemas

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financieros? En primer lugar, por una demanda angustiosa, siquieren ustedes, de financiación. ^Por qué? Porque este desarro-llo de la industria significa una absorción por ésta de cantidadescrecientes de mano de obra. Esa mano de obra, que tiene quemarcharse hacia la industria y los servicios, por lo tanto abando-na la agricultura.

El modelo de producción, la función de producción de la agri-cultura,'cambia radicalmente. Pero^ además de esto, todo sucedeen un contexto inflacionista. La inflación existe en España. Y heaquí que, lo hemos visto los economistas de manera muy clara,pero se observó con evidencia a partir de aquella etapa que, comoconsecuencia de funcionamiento de mercados, el bien capitalagrícola por excelencia, el bien raíz, el bien que se puede venderen cualquier momento ganándole a la inflación la batalla, es latierra. La tierra agraria, pues, fue subiendo de precio por encimade cómo marchaba la inflación. Esto creó en ella una situación derefugio. Por lo tanto, naturalmente, apetecía tener tierra porqueproporcionaba un bastión importante para resistir las subidas deprecios.

Industrialización más una situación nueva derivada de la infla-ción que sobrecapitaliza la tierra, crean una función de produc-ción en la que es necesario sustituir el trabajo. Claro que cuandose sustituye el trabajo pór ser más caro ^por qué otro factor pue-de sustituirse? Por capital y por energía; no quedan otros factoresde la producción. Como, al mismo tiempo, el factor tierra tam-bién encarece, también hay que disminuir ese sobrepeso del fac-tor tierra gracias a la actuación muy eficaz del capital y de la ener-gía. Es una transformación financiera esencial la que se produceprecisamente en esos años, desde 1951, 1952 y 1953 en adelante.El problema financiero agrario español pasa a ser radicalmentediferente a partir de esos momentos a como era anteriormente lasituación de nuestro campo. El resolver ese problema, pues, fueuna de las cuestiones más arduas en las que tuvo que atinar elmundo agrario español porque no sólo significa que hay quetransformar en el sentido señalado la función de produccióncomo consecuencia de la necesidad de tener más equipo capital ymás enerĉía. Este equipo capital que se necesita más ansiosamen-

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te, con el añadido de un capital circulante que se precisa tambiénde modo acuciante, fundamentalmente abonos, riegos, energía,necesita financiarse sin, por ello, perder rentabilidad. Para teneresta rentabilidad ha de coordinarse muy bien con el resto de losfactores, lo que es mucho más complicado que lo que sucedíainmediatamente antes.

Hubo de áparecer un nuevo espíritu empresarial en el sectorrural. Esa necesidad de unos nuevos empresariós y de una nuevafinanciación en el campo ha significado una revolución extraordi-naria. Ésta, a su vez, ha tenido unos complementos que han servi-do para, si me apuran ustedes, salpimentar tal revolución, quesolió denominarse crisis de la agricultura tradicional.

Complemento número uno. Es lo que pasó con el problemade los precios. Comencemos por señalar que el mercado de laagricultura es un mercado sui generis. Es un mercado especialí-simo, porque está basado en la venta normalmente de produc-tos de demanda muy rígida. No por abaratarse mucho los pro-ductos agrarios aumenta extraordinariamente su consumo. Nopor encarecerse mucho los productos se restringe demasiado elconsumo. Es un bien primario el que viene de la agriculturanormalmente, y eso hace que la demanda sea muy rígida. Ima-gínense ustedes unas curvas de oferta y demanda. La demandaes muy vertical. ^Qué ocurre con la oferta de productos agra-rios? Esta viene determinada por las cosechas y éstas, evidente-mente, son muy variables, sobre todo por las oscilaciones climá-ticas. Tenemos, de pronto, un año de mala cosecha, y elsiguiente puede ser excelente. Esas circunstancias acaban suce-diendo continuamente. Por lo tanto, con una demanda muyrígida, la oferta se mueve a la derecha y a la izquierda de mane-ra violentísima. Ese moverse a la izquierda o a la derecha de laoferta hace que los precios en esas condiciones salten de unamanera brusquísima y, normalmente, cuando la curva de laoferta por una buena cosecha se desplaza hacia la derecha, loque origina en los mercados son derrumbamientos espectacula-res de precios. Esa serie de situaciones que en el campo existen,son bien conocidas por los agricultores. No lo voy a leer envalenciano, porque lo pronunciaría con mala fonética, pero les

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doy ya traducido al castellano una especie de maldición delcampo de Elche: "Ojalá tengas un buen año de brevas". ^Porqué es una maldición el desear que se tenga un buen año? Por-que se hundiría el mercado por la buena cosecha y esa personase arruinaría. Un buen año puede ser muy malo para los labra-

dores.Ese tema ya se había sufrido en España clarísimamente en

relación con el trigo y con la política de Marcelino Domingo, enlos inicios de la II República. Para que no volviese a suceder sebuscó un arreglo. Primero, el Servicio Nacional del Trigo y luego,con toda una serie de medidas de sostenimiento de precios decereales, de productos agrarios, de aceite, del vino, se eliminó elmercado libre de muchos productos agrarios. Surge así una políti-ca de sostenimiento de precios. Esa es la primera inyección deestabilidad que pasa a tener el mundo de los campesinos. No essólo una situación española. En medio mundo se escucha que elEstado dice a los campesinos: "Esténse ustedes tranquilos que los

precios se los vamos a sostener".Complemento número dos. Todo esto acabó originando una

situación especial que el profesor Torres bautizó como la euta-

nasia del campesinado español. Esto es, los campesinos observan

que si siguen en el campo tienen una seguridad y unas rentasmayores que las que tenían previamente, pero como la industriay los servicios se están desarrollando con fuerza, ofrecen a supoblación activa unos salarios, unas rentas, unos beneficiosempresariales, mucho más altos que las rentas agrarias, pormucho que éstas suban. Los campesinos, ante ese diferencial derentas, emigran masivamente, porque logran ser obreros en laszonas urbanoindustriales, o están dispuestos a poner en marchapequeños negocios -un bar, una tienda-, aparte de que enellas se dispone de niveles educativos altos para sus hijos. Esaafluencia, esa emigración colosal que se originó del campo a laciudad, se convirtió en una marcha en la que no se contemplabaa la gente desesperada -no era una situación paralela a la de

los yeomen ingleses de la Revolución Industrial- y originó, por-que tenía que suceder, con todos los frenos que se quieran desdeel punto de vista institucional, el aumentar las dimensiones de la

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finca media española. El primero que lo detectó fue el profesorNaredo. A1 buscarse una mayor productividad, se observa tam-bién que se buscan las economías de escala. Desde el CensoAgrario de 1962 del Instituto Nacional de Estadística, este fenó-meno es bien visible en las zonas de minifundio. Este cambio,que es el que podría denominarse de los años 50, va a coexistircon otro muy importante. A comienzos de los años 50 fue cuan-do en el mundo europeo occidental habían comenzado a surgirnuevas perspectivas económicas, inmediatamente después deléxito de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, laCECA. Eran los momentos en que en Europa se pensó que porqué no nos acercamos a una realidad comunitaria a través defusiones de sectores similares. Es la época en que se empezó elestudio de la fusión del mercado europeo de la energía, la fusióndel mercado europeo del transporte, y también la fusión delmercado agrario. Recibió esta última propuesta el nombre de"Pool Verde". Esta fusión del mercado agrario, como todas lasdemás, fracasó. Pero desde el principio -y ése es un hecho quese subraya muy poco y sobre ello recuerda cosas deliciosas quemerecería la pena que las escribiese en unas posibles memoriasel profesor Camilleri-, España formó parte de ese grupo. Pare-ce evidente que se consideró que el Pool Verde no podía nacersin un país europeo tan agrícola como España. Gentes, personasde la Hermandad Nacional de Labradores, del Ministerio deAgricultura, participan de modo oficial en estos trabajos pre-vios, en esas discusiones, en ese intento de crear una nuevaEuropa agraria. Por lo tanto, estamos en un simple balbuceocomunitario, pero en los planteamientos que empiezan a hacer-se en esa etapa, comienzan a atisbarse actitudes, convocatorias,reacciones, alianzas, que posteriormente se convertirán en unarealidad.

Mientras tanto, en España aparecen instrumentos previos decapitalización agraria a través de nuevos planteamientos. Enprimer lugar, se originan por el desarrollo de algo que estabaentre nosotros de antiguo, nada menos que desde el padreNevares. Estaban ahí desde viejas ideas cooperativistas relacio-nadas con muchos aspectos del campo que, precisamente en

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esta etapa, es cuando empiezan a granar. El cooperativismo delcrédito empieza así a irrumpir con bastante fuerza en el conjun-to de nuestro campo. El nombre que reciben estas institucioneses el de Cajas Rurales. Su expansión empieza precisamente enesta época. Este mayor peso de las Cajas Rurales también vaacompañada, a veces, sencillamente, de financiación a través demecanismos cooperativos no crediticios precisamente. Sin irmás lejos, los montajes de las cooperativas vitivinícolas en LaMancha, en Valencia, están unidos a la lucha contra la usura.Pascual Carrión y el ministro Cavestany montaron estas estruc-turas cooperativas para luchar contra los créditos demasiadocaros en el campo. Es decir, para mejorar la financiación de laszonas vitivinícolas del centro de España. Existe, pues, unimportante movimiento cooperativo. Tenía sus raíces en el coo-perativismo católico anterior a la Guerra Civil. Todo un con-junto importante de esfuerzos cristaliza precisamente en estaetapa. Finalmente, comienza a observar la banca privada que,efectivamente, la agricultura, a través de una política de soste-nimiento de precios, el colaborar a sus posibilidades de capitali-zación dentro de un importante proceso de desarrollo, puedeser un buen y aceptable negocio. La banca que había miradocon despego al mundo de la agricultura -recordemos su oposi-ción, a comienzos de la II República, a través del ConsejoSuperior Bancario a la creación de un Banco Oficial de CréditoAgrícola-, empieza a enterarse del negocio que significa laagricultura por sí misma y por el de las ayudas al campo, des-contando por ejemplo las cantidades que tenían que pagar a loscultivadores instituciones cada vez más poderosas, como el Ser-vicio Nacional del Trigo. Algún banco, como el Banco Rural, alestar relacionado con el mundo de las Hermandades de Labra-dores y Ganaderos a través de la Delegación Nacional de Sindi-catos, intentó captar parte de esta actividad. Este mecanismotiene, también, que contemplarse en relación con un análisissobre si coexiste con un aumento en la producción agraria o con

un estancamiento en la misma.Nuestra producción agraria en términos reales, en términos de

pesetas constantes, aumenta a partir de los años 50. Si le damos el

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valor 100 a la producción agraria en el año 1957, ^cuándo se haconvertido en 110, esto es, cuándo ha aumentado 10 puntos por-centuales adicionales?: en 1960. ^Cuándo se coloca en 120, o sea20 puntos porcentuales más?: al año siguiente, porque el aumentoahí fue muy rápidamente. ^Cuándo da el salto a los 30?: en el año1962. ^Cuándo se coloca en e140 por 100, o sea, en el índice 140?:en 1963 da este salto. Pero ya el dar el salto al 150 va a tardar has-ta 1973. Van a necesitarse 10 años para aumentar 10 puntos por-centuales más. El que le vaya a costar a nuestra agricultura tantosaños dar este salto, prueba que fue un salto duro. Pero en 1975,dos años más, ya da el salto al 160. Y en el año de 1978 el salto esespectacular porque se acerca al índice 200. Exactamente se sitúaéste en el 195'8. Estas cifras son cifras macroeconómicas, conunos errores evidentes, y por lo tanto decirles que un 195'8 res-pecto a un 100 viejo del año 57, en el año de 1978, significa dupli-car, es lo más adecuado. Por tanto, se ha duplicado la producciónreal agraria de 1957 a 1977. Lo que vemos es que la realidad agra-ria, con todos los márgenes que se quieran, ha cambiado inclusoprofundamente. Pero además, a partir de 1977 este cambio va aser más profundo, porque es el año en el que comienzan las nego-ciaciones para que España se incorpore como un miembro más enel conjunto comunitario.

Y ese mundo comunitario ^qué mensaje nos envía? ^Quéviene de ese mundo comunitario? Debo comenzar por señalarque desde los años 50 sí existe un sector que tenía concienciaclara de lo que significaba la CEE. El resto de los sectores, ten-go que confesarles a ustedes, ya que este proceso, como profe-sor y como investigador lo seguí directamente, tenían un desco-nocimiento enorme sobre el mundo comunitario. En la industriay en los servicios de España las ignorancias sobre la situacióncomunitaria rayaban en lo verdaderamente asombroso. El únicosector que siguió y siguió atentamente desde un balcón de pri-mera fila y asomándose y entendiendo muy bien lo que le iba aocurrir fue el sector de la agricultura. En cambio, los disparatesque se dijeron por parte de dirigentes del mundo de la industriafueron aterradores. Sin ir más lejos, con motivo del AcuerdoPreferencial de 1970, en el debate que se origina para ratificarlo

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en las Cortes Españolas, manifestaron los representantes empre-sariales de la industria que hacerlo iba a significar la ruina delsector secundario español. No se habían enterado del conjuntode las concesiones que entonces nos hizo el mundo comunitarioy que realmente este Acuerdo Preferencial Ullastres era elmejor Tratado imaginable y que con él la industria iba a experi-mentar un amparo y un desarrollo extraordinario. Y desde lue-go, los representantes de la industria en aquellas Cortes más omenos corporativas, todos claman y votan en contra, además,corporativamente en contra de ese Acuerdo Preferencial del 70que era el mejor imaginable. No se habían enterado, repito, denada. Radicalmente de nada. Pues bien, eso no le ocurrió a la

agricultura.La agricultura estaba, en cambio, pendiente. Cuando uno lee

hoy los documentos que salen entonces de los ámbitos corporati-vos de la agricultura, observa que sí estaban al día. Sabían lo queestaba ocurriendo. ^Y qué era lo que estaba ocurriendo en elámbito comunitario? En primer lugar, ese ámbito comunitariotenía una raíz. Esa raíz era una raíz múltiple. La primera parte dela raíz era una raíz doctrinal, como siempre ocurre. Esa raíz doc-trinal venía de un grupo de economistas, de intelectuales, vincula-dos a la Universidad de Friburgo. La Universidad de Friburgo,

una universidad negra, esto es, una universidad vinculada a la

Iglesia católica, una universidad donde se había producido unfenómeno espectacular de los años 1933 y 1934, cuando, en plenocontrol del poder por el Partido nacionalsocialista se nombrócomo rector de esta Universidad a uno de los intelectuales euro-peos de mayor importancia y de mayor significación, Heidegger, yde inmediato, este grupo de economistas, encabezado por Euc-ken, logra expulsarlo, repito en pleno nacionalsocialismo, del rec-torado de la universidad de Friburgo, sabiendo el gobierno ale-mán que era un grupo doctrinalmente enemigo suyo y, en cambio,Heidegger una persona muy afín al nacionalsocialismo. Si quierenustedes, en el coloquio, si tienen curiosidad por saber cómo sepudo producir esto desde el punto de vista sociológico, se lo expli-caría con mucho gusto, pero no es el momento porque no tiene

nada que ver esto con la agricultura.

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En esa Universidad se agazapan un grupo de intelectuales y deeconomistas que plantean una reforma de la política económicaporque están convencidos de que el nacionalsocialismo va a tenerque ser superado porque, si no ocurría así, ipobre Alemania! ycomo consecuencia de esto, estudiar qué se debe plantear.

Todo esto se va a articular a través de una serie de economis-tas admiradores de Eucken. Uno de ellos viene a España, el pro-fesor Stackelberg, que trabajó, y ha sido maestro mío, en laFacultad de Ciencias Económicas en 1944 y 1945 a través deunos cursos que aprovecharon las primeras promociones deaquella Facultad. Va a morir en 1946 en España y era nadamenos que uno de los conjurados para asesinar a Hitler y ponera Rommel en su lugar. Estamos ya en plena guerra mundial. Sonlos economistas del grupo que intenta que Alemania haga lapaz, por muy dura que sea, pero que no perezca. Esta nuevasituación es la que después va a acabar granando, tras la victoriaaliada, con todo el conjunto de planteamientos de Erhard alplantear el nuevo modelo económico alemán. En él predominala ortodoxia financiera, y la aceptación del juego del mercado.El orden del mercado defendido por Eucken fue explicado enesta misma Universidad Menéndez Pelayo meses antes de morirrepentinamente al ir a repetirlo en la London School of Econo-mics. Por parte de Eucken, la cabeza de aquella escuela, uno delos economistas más importantes de aquellos años, y lo explicaaquí en el Palacio de La Magdalena, precisamente, el centro dela nueva política económica es el orden del mercado, pero éstetiene una clara excepción para todos ellos. Esa clara excepciónes la agricultura.

Lo va a manifestar Rápke en el sentido de que es imposi-ble el mantener una estabilidad cultural en un país si de pron-to ese país hunde el campo. El campo es un reducto de valoresy ese reducto de valores que está dentro de la cultura europea-recordemos que son partidarios todas estas personas queemanan de Friburgo de una unificación en Europa- seencuentra precisamente en el campo. Pasar a la industria y alos servicios significa masificar. La influencia de Ortega con sulibro La rebelión de las masas en todos ellos, fue notable. Es

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una obra ésta que esta escuela cita siempre, y como conse-cuencia de eso, defiende luchar contra esa masificación, lucharcontra esa situación que consideran abominable, aunqueadmiten que tenga costes en la productividad. Estos costes sonlos que vienen determinados por la necesidad de mantener unmecanismo especial de protección a la agricultura. Es un temadoctrinal. Rbpke va a admitir que la productividad general delsistema disminuye, pero los mecanismos del sostenimiento deprecios, o bien los mecanismos de interacción de mecanismosfinancieros especiales para la agricultura, tienen su raíz ahí. Yeso está detrás del pensamiento cristianodemócrata en lo eco-nómico, y no podemos olvidar que los cristianodemócratas sonlos tres padres fundadores, con los socialdemócratas, del nue-vo mecanismo comunitario. Son, además del alemán Ade-nauer, De Gasperi en Italia y Schuman en Francia.

La segunda cuestión es que en el año 1947 ha empezado laGuerra Fría y el mundo comunitario, ese mundo inicial comuni-tario, está aterrorizado con las consecuencias de la mi ĉma. Una

de ellas es que el comercio internacional que ya está maltrechopor la Gran Depresión y la II Guerra Mundial, experimenta unanueva alteración con una serie de tensiones que se producencuando llevaba instaurada menos de dos años la paz en el mun-do. Así, cuando no se habían reconstruido las redes del comer-cio internacional, la guerra las iba a alterar enormemente. Seconsidera, con razón, que los planteamientos estratégicos y elhambre pueden acabar renaciendo en Europa y, por lo tanto, nosólo son los valores lo que plantean estas personas, sino también

el miedo a dejar desabastecido a nuestro continente. Esto es:hay que crear mecanismos financieros para que Europa estéautoabastecida. No hay necesidad de transportar el trigo o lacarne o los productos que sean, a través del Atlántico. Europatiene que mantenerse y mantener a unos eventuales ejércitosaliados, porque de otra manera pueden surgir situaciones extra-

ordinariamente desagradables.La tercera causa para sacar a la agricultura del orden del

mercado general, es simple y ramplona a la par, pero acabóteniendo una influencia extraordinaria. En toda una serie de

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países europeos, los partidos campesinos o partidos que seña-lan en sus programas que quieren defender a los campesinos,pasan a tener un peso específico importante. De la mismamanera que ahora se habla de los panteras grises, que son lospensionistas beneficiarios de las jubilaciones, que tienen unpeso sociológico muy fuerte; en aquellos momentos, se observóque el mundo de los campesinos vota o deja de votar en rela-ción con los programas económicos que, en beneficio o perjui-cio de ellos, manifiestan los diversos partidos políticos. Eso, enaquellos momentos de la reconstrucción de la democracia en elconjunto de Europa, pasa a tener una importancia extraordina-ria. Los votantes campesinos se tienen muy en cuenta, y enalgunos países de manera extraordinaria. Pero hay otro factoradicional muy fuerte que viene determinado por Francia. Elpapel histórico de Francia en este sentido fue fundamental.Alemania era entonces una gran potencia económica, pero erauna potencia política muy débil, extraordinariamente débil.Este país estaba acusado de ser el causante de todos los dese-quilibrios existentes en el conjunto de Europa y, por lo tanto,pensar o creer que Alemania podría dirigir los mecanismoscomunitarios, ni los alemanes se lo podían creer demasiado.Sencillamente, presionaban lo que podían, pero nada más.Francia se asusta ante la posibilidad de que al fusionar las eco-nomías en vez de los sectores, o revolución Spaak, la que apartir de la Conferencia de Mesina defendió algo así como"dejémonos de unirnos en Europa a través de sectores y atre-vámonos, tal como lo hemos con Bélgica, Holanda y Luxem-burgo, con el Benelux, a unir las economías de las naciones",perjudique el futuro agrario francés. Por eso, esa revoluciónSpaak que se aprueba en Mesina, inmediatamente tiene queaceptar un debate alrededor de una propuesta francesa: noaceptamos esta fusión de las economías nacionales sin un tratoespecial y especialmente beneficioso para la agricultura. Y estoes lo que late detrás del Tratado de Roma y del conjunto demensajes y de situaciones especiales sobre todo favorecido porun hecho: quien podía haberse aliado con Alemania que, anteesto nunca dejó de ser reticente, era la otra potencia industrial

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importante de Europa, el Reino Unido. Pero el Reino Unidono ha tenido nada que ver con la reunión de Mesina. No haaceptado el planteamiento comunitario que así va a nacer, ycomo consecuencia de esto, Francia tiene una oposición muydébil de Alemania y logra implantar dentro del mundo comu-nitario un trato especial, especialmente favorable que va a seresa Política Agrícola Común que pasa a desarrollarse a partirdel Tratado de Roma. Ahí se halla la base fundamental delartículo 39 de este Tratado. Este artículo tiene partes quepodríamos llamar meramente programáticas. La primera partede esa declaración programática es el de que está relacionadocon la afirmación de la necesidad de aumentar el peso, la signi-ficación, de los mercados o del juego de la agricultura, paraque no se produzcan escaseces. El artículo 39, habla por eso de"incrementar la productividad de la agricultura, desarrollando

su progreso técnico, asegurando el desarrollo racional de la pro-ducción agraria, así como el empleo óptimo de los factores de la

producción, especialmente de la mano de obra".En ese artículo 39 hay, pues; declaraciones vagas para

impresionar a la gente. Lo que se dice, en el fondo, es quevamos a tratar de que así se aumente más el conjunto de la pro-ducción y no mucho más. Esa es la primera declaración del artí-culo 39 y la última está acaso en lo mismo: asegurar al consumi-dor suministros a precios razonables. El adjetivo, pues, ya loindica todo, porque, ^qué es un precio razonable? Nunca sesabe ni nadie serio lo puede definir. Los precios son los precios,lo razonable o no razonable es algo que se nos escapa. E1núcleo del mencionado artículo está en los puntos B, C y D. Nien el A, ni en el E. El punto B indica como objetivo: "Garanti-

zar un nivel de vida equitativo a la población agrícola, especial-

mente por el aumento de la renta individual de aquellos que tra-

bajan en la agricultura". Esta sí es una declaración específica,

porque se ve claro que las medidas deben de ir orientadas paraque viva mejor el mundo de los campesinos. Segunda medida:estabilizar los mercados. Esto es, eliminar la Ley de King. Ytercera medida: garantizar la seguridad de los abastecimientos,que no exista hambre como consecuencia de la aparición de un

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problema político internacional, tal como era entonces la Gue-rra Fría. Este es el primer mensaje, pero el segundo inmedia-tamente surge de ahí.

Tal segundo mensaje es que eso plantea a toda persona quesabe algo de economía agraria una dualidad muy importante. Por-que todo esto está dentro de un proceso que había empezado enel año 47 con el Plan Marshall, como un proceso acelerado dedesarrollo económico en Europa. Todo desarrollo económico vaacompañado siempre de algo muy importante definido por la Leyde Engel: conforme más ricos somos, el conjunto del consumoque dedicamos a alimentación, a bienes agrarios disminuye enporcentaje del gasto total, pero, además, en cifra relativa, no encifra absoluta, cae la demanda de los llamados bienes inferiores,esos bienes especiales donde -efecto Giffen- la subida de susprecios significa el aumento de la demanda, como ocurre con elpan, las patatas o el pescado salado. Esos bienes inferiores van asignificar cada vez menos en el conjunto de la dieta alimenticia delos europeos. Y eso ^por qué? Porque los europeos nos desarro-llamos. Pero para evitar las consecuencias de la Ley de King tene-mos forzosamente que estabilizar los precios, y ^de qué artículos?De todos, incluidos los inferiores. Esa dualidad surge inmedia-tamente y crea unos problemas crecientes desde el inicio de laPolítica Agrícola Común. En parte notable son los de esos bienesinferiores. Tales bienes inferiores, dentro del conjunto europeo,son fundamentalmente los que se llaman los bienes continentales.Sí, por supuesto están entre ellos la carne y la leche, pero a ellos,con una clara demanda rígida bastante considerable, se añade elmundo de los cereales. En cambio los otros bienes, los llamadosbienes mediterráneos, con el predominio de frutas, hortalizas,aceite de oliva -que a efectos del conjunto comunitario es otrobien rico- y vino deben ser marginados. He ahí una situación yuna dualidad ab initio donde se trata con dureza a los bienesmediterráneos, y se los trata así, como consecuencia de todo esteproceso que les he señalado. Naturalmente, así se facilita la finan-ciación de los bienes continentales. Esto es algo que está ahícomo un dato, y es, por tanto, algo que preocupa al conjunto de laagricultura española.

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La otra cuestión que debo señalarles es que las organizacio-nes que tuvieron que ponerse en marcha inmediatamente fueronlas Organizaciones Comunes de Mercados Agrícolas, las OCM,que entran en acción para que los diversos problemas de la finan-ciación concreta de los diversos sectores agrarios estén resueltas.Pero eso debe ir acompañado de un fondo, de un mecanismo quelleve a que los productos agrarios tengan financiación suficiente.Esos fondos se dice que deben ser dos. En principio no se aclaramucho; se menciona a uno o varios fondos de orientación ygarantía agrícola. Esto es, vinculados ya a la posibilidad de orien-tación, y a la posibilidad de garantía. ^Qué es eso de orientacióny qué es eso de garantía? Los de orientación son aquellos desdelos que debe partir una política de cambio estructural. Esto es;fijémonos en la Ley de Engel y, dado que se van a demandarotros bienes, hagamos que los que se produzcan sean los que vana venderse. ^Qué son los fondos de garantía?: dejémoslo de

momento a un lado.^Cómo se reparte el conjunto de fondos a través de las

OCM, por lo que se refiere a orientación o a garantía? A1 final,lo que acaba quedando a partir de la Conferencia de Stressa enjunio de 1958 es un predominio de los de garantía. Pensemosque en Stressa es donde se reunieron todos los intereses corpo-rativos rurales, desde las Cámaras Agrarias y, por supuesto, losMinisterios de Agricultura. Estos, por eso, se convirtieron enalgo así como los valedores de las Corporaciones agrarias detodo tipo. Ahí, cuando se ponen en marcha de verdad, con Sic-co Mansholt, los planes agrarios a partir del 12 de julio de 1958,-estamos ahora acabando de conmemorar los 40 años de aque-lla reunión-, fue que, la mayor ponderación va a ser, en eseFEOGA naciente, para la G y no para la O. Tal talante va a seresencial y va a llegar hasta ahora mismo. Es un problema fun-damentalísimo el que ocurre ahí. Después ya vendrán los otroscomplementos financieros que se crean entonces, como es el

famoso dinero verde a través de los Montantes CompensatoriosMonetarios, los MCM, que ahora se va a disolver ya totalmentecomo consecuencia de la aparición del euro, porque ese dinero

verde pretendía que no se pudiese jugar con el cambio a efectos

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de recibir las ayudas. La recepción de fondos a través de lasexacciones variables en frontera, que son unos fondos para elFEOGA muy importantes, se va a unir al planteamiento de unasolidaridad financiera. Se diseña al FEOGA como algo orienta-do sólo hacia Europa y no debe plantearse nada relacionadocon él en relación concreta con ningún país ni ninguna situaciónconcreta. Los Estados en cuanto tales no son los que actúanalrededor del FEOGA. Este fondo tiene un montaje europeodesde el principio. Por supuesto hay que plantear explicacionessobre esta orientación. Me parece evidente que haya que recor-darles lo que les decía de Friburgo, y de la democracia cristiana.Todo eso es lo que está ahí, pero, en el fondo, lo que tenemoses un amparo extraordinario a la garantía y un amparo muyescaso a la orientación. Y eso tiene una importancia muy gran-de porque nosotros estamos en aquel momento comenzando allamar con ímpetu creciente a las puertas del mundo comunita-rio. Son las negociaciones que se logran culminar en el año 1970con nuestra participación en el Acuerdo Preferencial Ullastresde ese año. Tal Tratado es espléndido desde el punto de vistaindustrial. Lamentable desde el punto de vista agrario. El moti-vo es claro. En cuestiones agrarias, se nos dio exactamente, laexpresión es coloquial, pero asimismo muy real, con "la puertaen las narices". No se cede nada en absoluto en el terreno agra-rio, porque en aquel momento de 1970 ya ^stá circulando unaDeclaración. De 1970 precisamente es la Declaración del Infor-me Wilbrandt-Uri. Este Informe dice algo muy importante. Losgastos de la Comunidad para financiar esa garantía que preten-de FEOGA, han crecido a un ritmo que, al principio, obedecíaa una ampliación progresiva de la competencia hacia un mayornúmero de productos, pero después ha seguido en proporciónal exceso de producción, especialmente en cereales, remolachay leche, con lo que la Política Agrícola Común (PAC) ha alcan-zado una situación que parece insostenible. Cuando nosotrosestamos culminando en 1970 nuestras negociaciones primerascon el mundo comunitario, cuando vamos a entrar dentro deesa preferencia comunitaria, está ya el mundo agrario con esaserie de problemas y de angustias que ^qué significan? El mun-

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do agrario europeo nos dice que no les interesamos gran cosalos españoles en cuanto agricultores. Esto todavía se va a com-plicar mucho más con el primer choque petrolífero. Dos o tresaños después, nos encontramos con que, si observamos enEuropa los precios pagados a los agricultores en relación conlos percibidos por éstos, muestran un cociente continuamentemás reducido.

Por eso, la agricultura europea empieza a descapitalizarsefuertemente en el periodo que va de 1973 a los años ochenta. Laagricultura europea va a hacer coincidir este problema con doscuestiones adicionales más: el miedo a la escasez de las materiasprimas, que es lo que ha llevado a formular el conjunto de esaampliación de la Política Agrícola Común a los países ACP (Áfri-

ca, Caribe y Pacífico) que empezó con la Conferencia de Lomécon 46 países, lo que motivará que toda una serie de productos deestas zonas empiecen a llegar a mercados europeos, con lo cual elproblema adicional respecto a la agricultura mediterránea empie-za a plantearse, y también otro adicional con los mercados tropi-cales americanos. Por otra parte, en el año 1972 ha ingresadoGran Bretaña en la Comunidad, y Gran Bretaña plantea, desde elprincipio, un mecanismo diferente que tuvo que aceptarse paralograr su incorporación. Este sistema de compensación a los agri-cultores es diferente al que tenía el resto de Europa, porque noen balde Inglaterra aporta al mundo comunitario, de algún modo,0el viejo mensaje de las Anti Corn Laws.

Pasemos ahora a la incorporación de España al mundocomunitario. ^Qué es eso de que la agricultura española debarecibir una ayuda especial? Nosotros nos habíamos acostumbra-do a jugar en el mercado siempre. Esto no quiere decir que estemercado haya estado protegido y que a veces se ha podido ayu-dar con alguna cantidad para que se mejore la situación de algu-nos agricultores en algún momento determinado, pero, así ytodo, de ningún modo nuestros agricultores suponían las mielesalbergadas en la Política Agrícola Común. Eso es lo que estádetrás de los debates, a partir del año 1977, de nuestras nego-ciaciones con el mundo comunitario. Basta leer un documentomuy interesante, el Verbatim de Jacques Attali, que en realidad

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era el diario que llevaba Attali, que era algo así como el Jefe delGabinete Económico del presidente Mitterrand. Lo que apare-cen en él son, exclusivamente, los temas técnicos que se estánplanteando alrededor del Presidente de la República francesa.Por eso en el Verbatim aparecen, naturalmente, mil referenciasa las negociaciones con España, de qué manera, Mitterrand,igual que le ocurría a Giscard, igual que ocurrió con todo el con-junto comunitario, está preocupado ante un progreso en lasnegociaciones que, de alguna manera, moleste a la agriculturafrancesa con concesiones en el terreno agrícola a España. Seconsidera, además, que cualquier concesión puede ser una catás-trofe para los mercados continentales del conjunto europeo. Poreso existe un evidente freno en la marcha de las negociaciones.Siempre aparece que es preciso ser muy cautos con el recuerdode lo que se aprovechó España, en el Acuerdo PreferencialUllastres de 1970, de las generosidades en el terreno de la indus-tria. Así surgen esos castigos en forma de periodos transitoriospara España de siete años, de diez años, en relación con los pro-ductos hortofrutícolas, y más ampliamente respecto a la agricul-tura mediterránea. Tuvimos que pasar por muchas horcas caudi-nas para que fuese aceptada España dentro del conjunto delámbito comunitario.

Todo esto motivó que España entrase en el ámbito comunita-rio con ese hándicap, pero aun así, estar en el ámbito de la PAC,hay que confesarlo, constituyó un auténtico maná para todo elconjunto de nuestra agricultura. A1 unirse al respaldo que veníade la situación anterior existente en España, se creó de prontouna situación radicalmente nueva en el campo español.

Esa situación nueva en el campo, nos lo están demostrandocontinuamente dos cosas. Por una parte, los trabajos y las investi-gaciones que se están efectuando. Hay ensayos nuevos sobre esto.El conocimiento del cambio lo abrió en el año 1994 BenjamínGarcía Sanz, en un artículo, en Papeles de Economía Española,titulado Nuevas claves para entender la recuperación de la socie-dad rural. La agricultura en España, ha pasado a rendir cantida-des muy diferentes a las del pasado. Si los sucesivos trabajos deGarcía Sanz se completan con los estudios de la renta agraria que

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efectúa el Instituto Nacional de Estadística, vemos que ha aumen-tado de manera espectacular la renta disponible que existe en elconjunto del campo español.

Una serie de motivos, entre otros el comunitario, son los quehan actuado. De pronto, el campo español se ha transformadoen cuanto mecanismo receptor de renta. De salir, de expulsardel ámbito agrario, de no ayudar al campo a no tener problemasfinancieros básicos, por todo lo dicho hasta ahora, la banca pasaa mimar ese ámbito rural. Todo esto es algo con lo que nosenfrentamos inmediatamente. El campo pasa a tener un renaci-miento como consecuencia de nuestra inserción comunitaria apesar de todos los retrasos, a pesar del conjunto de las situacio-nes transitorias, a pesar de esos tratos duros, en principio, a laagricultura mediterránea. Pero he aquí que todo esto hay quecontemplarlo en una situación dinámica. Esto es, si fuera unainstantánea, retrataríamos ahora el campo, y más en estosmomentos cuando se observan las consecuencias de la grancosecha de este año, con una afirmación simple: "Esto va a estarmuy bien". Pero ^qué ocurre simultáneamente? Lo que aconte-ce es que, respecto a la financiación en el campo, surgen tresproblemas complementarios, a poca perspectiva temporal queconsigamos.

En primer lugar, desde el año 1977 ha cambiado radicalmentela opinión que sobre el gasto público existe en el ámbito comuni-tario como consecuencia del Informe McCracken. El gasto públi-co hay que atenuarlo en todos los países comunitarios, porque sino reaccionan, corren gravísimos riesgos. Este Informe McCrac-

ken desde 1977 informa la política económica de toda la OCDE.

Todos los que tienen gasto tratan de reducirlo como sea. Natural-mente, si el gasto es para infraestructuras nacionales, si el gasto esen favor del Estado del Bienestar propio, la reducción se hacechirriando los dientes. Pero, ^y si es para la agricultura de otros?^No debemos empezar a cortar por ahí? He leído multitud dedocumentos relacionados con la ya prácticamente abierta campa-ña electoral alemana. Desde los socialcristianos de Baviera hastalos verdes y los antiguos comunistas, desde Kohl a Schráder, todosquieren disminuir drásticamente ese tipo de gasto. Este es el pri-

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mer problema y es un tema muy viejo, que se une con aquellasituación que desde el año 1970 se está sosteniendo en el ámbitocomunitario. Se afirma así que se está gastando demasiado conesta Política Agrícola Común que produce excedentes y que escomplicadísimo el seguir manteniéndola. Este hecho, esa con-fluencia de situaciones, empieza a plantearse todavía con mayorfuerza en el año 1977 y ha ido ampliándose continuamente con-forme ha ido avanzando el conjunto de las situaciones y de losplanteamientos comunitarios.

La segunda cuestión es la ampliación de la Unión Europea.Cuando, de los 6 se ha ampliado a los 9, no planteó en relacióncon la agricultura problemas especiales. Pero de los 9 se hapasado, después, a los 12. Han entrado los mediterráneos, Gre-cia, Portugal, España. Pero esto no supuso una alteración delpanorama de fuerzas, porque he aquí que se vuelven a agregarpronto, dentro de esta situación, al conjunto del viejo núcleocentral ampliado. Se ha ampliado, efectivamente, a los 15. Hanentrado los austríacos, los finlandeses y los suecos, a los quetraen sin cuidado los problemas mediterráneos. En la nuevasituación, que se da en estos momentos, vuelve a surgir un des-pegue de nuestros intereses, que puede acentuarse aún más.Khol, según el semanario Time, cuando recientemente el Presi-dente del Gobierno español, Aznar, abogó en favor del mundomediterráneo, y de los motivos de que era conveniente quetuviese una protección especial, reaccionó con dureza y dijo:"^Y el Báltico?" Los estonianos, los polacos, tienen un granpapel para los suecos, los alemanes, los daneses, los fineses. Esotro mundo especial y ellos quieren cuidar a los bálticos, a lospaíses de Europa Central y Oriental, los PECOs. Sus nego-ciaciones para su ingreso en el mundo comunitario están enmarcha. Esos países, sobre un fondo político de que no se quie-re aumentar el gasto público, sino más bien disminuirlo, con unconjunto de producciones agrarias que no es precisamente con-gruente, además, con toda una serie de intereses occidentales, ycuya carga puede acabar siendo muy importante; aparte de que,como insinuó Jaime Lamo de Espinosa, pueden triunfar compe-titivamente sobre los nuestros. Esos países, repito, demandan

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financiación que muy probablemente va a perturbar la situa-ción española.

El tercer problema es el que tendríamos que llamar el proble-

ma alemán. Es muy serio y muy importante. Alemania ya ha deja-do de tener aquella situación casi de protectorado que, porsupuesto, respecto a los aliados, tenía con claridad en 1957. Hadejado este pasado como un simple recuerdo histórico. Es lo mis-mo que le sucedió a Francia en la primera mitad del siglo XIX.Hasta 1848 -me impresionó esto al leer la Revue des Deux Mon-

des de aquellos años-, Francia está bajo la impresión de que hatenido la responsabilidad de aclamar a Napoleón, el caudillo queha sido causante de una catástrofe sangrienta en Europa. Por tan-to, Francia ha de ceder mucho para lograr encontrar un sitio enEuropa. Pero esto acaba con la revolución de 1848, con la subidaal poder de Luis Napoleón Bonaparte como Presidente de laRepública y luego Emperador. A partir de ahí se alteró todo y losfranceses se sintieron independientes. Alemania ha dejado detener un complejo parecido cuando se ha caído el Muro de Berlín.A partir de entonces está en el bando de los vencedores, y escuando, inmediatamente, planteó a Europa que era independien-te, y lo hizo de manera oscura, pero que Europa lo entendió muybien: "Hemos entrado en la Comunidad Económica Europea si seaceptaba la condición alemana de que si se unificaba nuestro paísvolveríamos a discutirlo todo. Ahora se va a unificar Alemania.^Lo discutimos o admiten ustedes a la Alemania Oriental ennuestras condiciones?" Y se admitió sin decir nada, aterradaEuropa por la posibilidad de que Alemania rompiese la Comuni-dad Económica Europea de entonces. A partir de ese momento,con la creación de la Unión Europea, con el Tratado de Maas-tricht, con el de Amsterdam, Alemania ha cogido el timón deEuropa. Y a Alemania, desde el punto de vista diplomático, no leinteresa el Mediterráneo. Le interesa, como he dicho, el Báltico,

esto es, le interesa la Drang nach Osten, la teutónica marcha hacia

el Este y el que eso esté consolidado y que exista un ámbito espe-cial de influencia política, de influencia económica hacia el Este.No le interesan más que muy remotamente los problemas y ago-bios que puedan existir en el Mediterráneo. Por lo tanto, Alema-

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nia es la que manda. Yo siempre recuerdo aquella vieja enseñan-za de Don Adolfo Posada en Derecho Político, "el poder lo tienequien puede", y no hay más. Ese empezar sus clases de DerechoPolítico así, impresiona mucho, porque es verdad. En Europa,^quién puede?: Alemania, y ese es el quid del problema. E igno-rarlo, significa acabar equivocándonos.

^Qué queda frente a esto? Lo que queda y quedó siempre, esla posibilidad de una persistente acción diplomática, de conven-cimiento, de alianzas, de presiones colaterales, pero nunca elmarchar frente al que puede, si ése que puede tiene las ideasmuy claras sobre sus intereses. Si no se hace así, no vamos a con-seguir gran cosa. Este asunto está ahora complicado por la crea-ción de la moneda única en Europa que pasa a exigir un BancoCentral Europeo que reside en Francfort, del que conocemos yauna anécdota deliciosa que yo no se la puedo ocultar a ustedes.Me contaba el profesor Iranzo, presidente el Instituto de Estu-dios Económicos, que estaba reunido informalmente con Dui-senberg en aquella madrugada en que, tras una serie de debates,se nombraba a éste presidente del Banco Central Europeo. Dui-senberg, en la espera, a una serie de personas, entre las queestaba Iranzo, les dice que se ha comprado un Mercedes nuevo,y añade: "Desde mi casa -en Holanda- hasta el despacho quecreo que voy a tener en el Bundesbank tardo hora y pico". Qui-so decir, y el error freudiano es evidente, el Banco CentralEuropeo. Eso indica lo que va a ocurrir ahí, que he sintetizadoasí, recientemente en los Cuadernos de Agricultura, Pesca y Ali-mentación: "La Unión Europea apostó por un modelo de desa-rrollo fundado en el mantenimiento de un amplio conjunto de

equilibrios macroeconómicos, lo que obligó a exigir una políticapresupuestaria muy severa".

La Organización Mundial de Comercio comenzó su vida enMarraquech planteando una serie de posibilidades y una aperturamayor en el comercio internacional. Finalmente, la Unión Euro-pea inició un movimiento clarísimo de apertura hacia los llama-dos PECOs o países de Europa Central y OrientaL Dentro deestas nuevas coordenadas es como tenemos que contemplar loque está sucediendo ahora con la financiación. Por tanto, ^la

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situación se va a alterar? Evidentemente. De esto tenemos algu-nos síntomas gracias a una buena actuación diplomática, concre-tamente en relación con la OCM del aceite de oliva. Que a veces,como consecuencia de la tenacidad del negociador se consigue unéxito, es cierto. Pero la dificultad con que lo está logrando Loyolade Palacio, es notable. Habla mucho en favor de su capacidadnegociadora, pero también va a obligar a una tensión por parte deEspaña creciente dentro de un conjunto de planteamientos finan-cieros cada vez más arduos. Merece la pena intentarlo y, si esposible, Ilevarlo adelante, por supuesto, porque lo que está enjuego es precisamente ese alto nivel de renta comparativa que haconseguido el campo español en estos momentos. Ahora bien,sería insensato no prepararnos para una nueva situación, con-gruente con el giro que, se quiera o no, comienza a dar la UE.Creo que reuniones como ésta y discusiones y debates como losque esta semana tienen lugar en esta Universidad, pueden contri-buir muchísimo a que entre todos nosotros tratemos de conseguirlo más posible en favor de nuestro campo dentro de esos conjun-tos y de esa confluencia de situaciones.

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MESA REDONDA SOBRE"LA FISCALIDAD AGRARIA"