el origen económico del poder político en el siglo xxi
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El origen económico del poder político en el siglo XXI:
una aproximación empírica desde los municipios
colombianos
Juan Felipe Rubio
Facultad de Economía, Universidad de los Andes
23 de mayo de 2016
Resumen
El propósito de este artículo es investigar la relación entre la concentración de la tierra y la
competencia electoral en un contexto de alta desigualdad como lo es el caso colombiano. Se utiliza
un modelo econométrico de variables instrumentales representativo para todo el país que relaciona
el Gini de tierras con la votación para las alcaldías de 2003, 2007 y 2011. La intención de esta
aproximación es llenar un vació en la literatura económica sobre el acercamiento a esta relación
entre democracia y distribución de la tierra a partir de enfoques cuantitativos. Las estimaciones
muestran que la concentración de la tierra genera un aumento en la hegemonía electoral y una
reducción del margen de victoria. En los municipios donde se presenta riesgo electoral previo a las
elecciones el efecto se reduce a la mitad pero se mantiene significativo. Los resultados encontrados
coinciden con la literatura que habla sobre el efecto de la reforma agraria en la concentración de la
tierra y la variación de la competencia electoral a partir de las manifestaciones de violencia.
Palabras clave: competencia electoral, concentración de la tierra, elecciones, violencia
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1. Introducción
La relación entre la desigualdad económica y la democracia es relevante y fundamental en
el análisis del desarrollo económico y político de los países. Colombia registra una de las más altas
desigualdades en la distribución de la propiedad rural en América Latina y el mundo. El índice
Gini de tierras del país (0,86) se encuentra por encima del promedio mundial (0,63) y del nivel
regional (0,85), solamente superado en el continente por Paraguay, Brasil y Perú. En Colombia se
han mantenido tendencias hacia la concentración de la tierra (Machado, 1998; Fajardo, 2002) e
incluso se han incrementado en virtud del paso del tiempo y de la acomodación a las dinámicas
sociopolíticas y económicas actuales. En los últimos años, se le ha dado suma importancia al papel
que juega la propiedad rural en el desarrollo económico y político de los países. En ese contexto,
este artículo busca estudiar el efecto de la concentración de la tierra sobre la competencia electoral
en los municipios colombianos.
El régimen democrático nacional es heterogéneo y no se puede entender como un universo
compacto sino que debe desagregarse hasta el nivel municipal para poder entender las dinámicas
electorales particulares. Cada municipio e individuo gozan de preferencias o comportamientos
electorales que están inmersos en un contexto político, social y económico que los controla, los
modifica e incluso los limita (Gibson, 2005). La desigualdad social y económica configura un tipo
de prácticas que transforman la democracia en función de los intereses particulares de los
gobernantes de turno. La concentración de la tierra (uno de los tipos de desigualdad económica
más frecuente en países en desarrollo) incentiva a los terratenientes a influir en las dinámicas
electorales para traducir su poder económico en poder político a través de prácticas legales e
ilegales, como el clientelismo y la violencia política (Pino, 2012). El propósito de los grandes
tenedores de tierra es mantener el orden establecido y con ello obtener beneficios por su posición
de titulares tácitos del poder político local.
Por medio de la estimación de un modelo de variables instrumentales, este artículo muestra
que en los municipios con estructura de la propiedad latifundista los tenedores de la tierra tienen
mayor influencia sobre el sistema político, representado a partir de la hegemonía o el dominio
electoral. De esta manera, en el nivel subnacional colombiano se muestra que a mayor
acaparamiento de la tierra se presenta un cierre en la competencia electoral en las elecciones de
autoridades locales, es decir, se reduce el margen de victoria de los candidatos y aumenta el
porcentaje de votos del candidato elegido. La aproximación de este trabajo es novedosa en la
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medida en que esta relación se ha estudiado de manera cualitativa y a partir de estudios de caso,
pero no desde un modelo estadístico que relacione ambas variables a lo largo del tiempo. En la
literatura no existe una aproximación econométrica que intente explicar la relación entre la
concentración de la tierra y la competencia electoral en Colombia. El artículo presenta una
metodología de variables instrumentales a partir de información de votaciones de elecciones de
autoridades locales, del índice Gini de tierras y de características generales de los municipios
colombianos para el periodo 2000-2011.
La metodología de variables instrumentales es necesaria debido al problema de
endogeneidad por variable omitida o por simultaneidad entre la competencia electoral y la
concentración de la tierra. En el contexto colombiano el poder político está asociado a la
distribución de la propiedad desde los momentos fundacionales de la república. De esta manera, el
aumento en la concentración de la tierra ha generado mayor dominio electoral y este a su vez ha
producido un aumento de la desigualdad en la distribución de la propiedad rural a lo largo del
tiempo. El problema de endogeneidad en el modelo se soluciona instrumentando la concentración
de la tierra a partir de una variación exógena como las adjudicaciones de baldíos. En Colombia la
reforma agraria se redujo a la adjudicación de terrenos baldíos como herramienta para solucionar
conflictos y para redistribuir de manera más equitativa la tierra. Las adjudicaciones son un buen
instrumento exógeno porque no se correlacionan con la competencia electoral y sí explican un
porcentaje de las variaciones en la concentración de la tierra.
Los resultados de las estimaciones por variables instrumentales muestran una relación
positiva y significativa entre la concentración de la tierra y la competencia electoral en el periodo
de tiempo comprendido entre 2003 y 2011, específicamente confirman que ante el aumento de una
décima en el coeficiente de Gini de tierras el porcentaje de votos del candidato ganador en las
alcaldías municipales aumenta en 5,4%. Estos resultados confirman que la tierra en Colombia tiene
un valor político y que la inequitativa distribución de esta genera que aumente la hegemonía
electoral en las elecciones de autoridades locales. Las estimaciones se mantienen significativas si
se controla por el riesgo electoral (violencia) pero se atenúa el efecto generando un aumento del
2,8% de la votación del ganador frente a un aumento del Gini de tierras. Además, las estimaciones
muestran la relación entre los usos del suelo y su efecto significativo sobre la competencia electoral,
así como la influencia determinante que tiene la violencia sobre el sistema político.
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2. Concentración de la tierra y elecciones
La estructura de la propiedad rural es un factor determinante para explicar los orígenes de
la democracia (Moore, 1966; Acemoglu & Robinson, 2000). Los patrones económicos, como la
distribución de la tierra, ejercen una influencia persistente en las políticas de las sociedades
industriales. La desigualdad en la distribución de la propiedad agraria se ha concebido en la
literatura económica como un generador de inestabilidad política, sobre todo en sociedades
caracterizadas por una alta desigualdad en la distribución del ingreso (Russett, 1964), y como un
obstáculo para la transición y la consolidación de la democracia.
La literatura económica se ha concentrado en la probabilidad de ocurrencia y de persistencia
de la democracia a partir de los niveles de desigualdad en el ingreso y en la propiedad rural. La
corriente estructuralista propone que la democracia no es sostenible en escenarios donde las élites
son grandes propietarios de la tierra (Boix, 2003) y la probabilidad de la transición democrática
está inversamente relacionada con el nivel de participación de los latifundistas en la estructura
agraria (Ansell & Samuels, 2010). Aproximaciones recientes muestran que la democratización es
poco probable donde la desigualdad es extremadamente alta o extremadamente baja (Acemoglu &
Robinson, 2006), pero es más probable en aquellas sociedades donde existen niveles moderados
de desigualdad. La intuición detrás de esta relación se explica a partir de que la democratización
se entiende como una lucha indirecta sobre la redistribución, y la tierra, como un bien inmueble,
genera una resistencia fuerte a la democratización si está distribuida de manera desigual (Ziblatt,
2008).
La relación entre la distribución de la propiedad rural y el sistema político se ha estudiado
en la economía a partir dos grandes canales específicos: la interacción entre patrón-cliente en el
sistema electoral y el efecto de la desigualdad sobre las instituciones. En primer lugar, la dimensión
política y económica de la tierra muestra la relación entre patrón-cliente que existe en las
sociedades altamente agrícolas. Baland y Robinson (2012) examinan el caso particular de las
implicaciones de las relaciones clientelistas entre terratenientes y trabajadores sobre los resultados
electorales a partir del efecto que generó la introducción de una reforma electoral en Chile, en 1958.
De acuerdo con los autores, los terratenientes utilizaban su poder económico (la tierra) para
controlar el comportamiento electoral de sus trabajadores, a partir de la relación de dependencia
laboral. El estudio concluye que el control que los patrones (terratenientes) tienen sobre los clientes
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(votantes) debe ser incorporado en el valor de los bienes que permiten que el clientelismo ocurra,
es decir, la tierra. Así, los beneficios políticos se capitalizan a partir del precio de la tierra y los
económicos a partir de la productividad de la misma.
En segundo lugar, la inequitativa distribución de la propiedad rural afecta de manera
negativa el surgimiento de instituciones que promueven el capital humano como la educación
pública. Galor, Moav y Vollrath (2009) muestran que la concentración de la tierra es un obstáculo
para la acumulación de capital humano, lo que desacelera el proceso de industrialización y la
transición al crecimiento industrial moderno. Los autores muestran que los terratenientes tienen
fuertes incentivos para que se reduzca la movilidad de la fuerza laboral rural, a partir del
favorecimiento de políticas que desestimulan la educación de las masas, para mantener el arreglo
político y económico que maximiza su beneficio. De esta manera, los grandes tenedores de tierra
buscan el acceso a la burocracia estatal para que les permita incidir sobre las políticas
socioeconómicas. Esto lo logran teniendo representación política a nivel local y regional. En la
misma línea, Ziblatt (2008) muestra que en contextos de alta desigualdad en la distribución de la
tierra, las luchas sobre democratización se desarrollan entre aquellos que representan a los grandes
tenedores de tierra y los representantes de otros intereses económicos. El autor analiza la
continuidad del sistema de sufragio desigual en Prusia a principios del siglo XX, a pesar de las
aumento de la riqueza y de los continuos esfuerzos de reformas institucionales. Ziblatt concluye
que los representantes de las circunscripciones electorales marcadas por altos niveles de
concentración de la tierra eran más propensos a votar en contra de las reformas democráticas.
Estas aproximaciones estructuralistas proponen como condición necesaria para la
consolidación de la democracia una desigualdad moderada en la distribución de la tierra y del
ingreso. Este artículo se aleja de esa concepción y se ubica en la literatura que reconoce la
consolidación de la democracia en contextos de alta concentración de la tierra y de distribución
inequitativa del ingreso. El caso latinoamericano difícilmente se puede explicar desde la literatura
mencionada anteriormente, teniendo en cuenta que en las sociedades latinoamericanas
contemporáneas coexisten la desigualdad y la democracia. Kaufman (2009) sostiene que la
persistencia de una alta desigualdad no se muestra como un efecto importante en la supervivencia
de los regímenes democráticos. De cierta manera la desigualdad afecta sobre todo la calidad de la
democracia, en el sentido de la estabilidad y la apertura de la misma. En sociedades altamente
desiguales, dice el autor, los políticos no necesariamente se enfrentan a presiones electorales
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redistributivas. Esta interpretación nace del supuesto de Robert Dahl (1971), que sostiene que las
personas deben percibir la desigualdad como injusta, deben creer que el gobierno y las élites causan
esta injusticia y, además, deben creer en la eficacia de entrar a la arena política para cambiar la
situación original. Kaufman (2009) muestra, a partir de un análisis de percepción política realizado
por el Barómetro de las Américas, que los ciudadanos latinoamericanos no cumplen con este tipo
de comportamiento.
En ese contexto, este artículo es novedoso en el sentido en que no se pregunta sobre la
transición o estabilización de la democracia, sino que asume la existencia de un régimen político
democrático estable para analizar la relación entre la distribución de los factores económicos como
el ingreso y la tierra sobre la competencia electoral.
3. Contexto: el poder político y la concentración de la tierra en Colombia
En la sección anterior se estableció el punto de partida para el estudio del origen económico
del poder político: la sociedad colombiana entendida como un régimen democrático estable pero
precario. Este artículo parte de la crítica que se hace al estructuralismo (Moore, 1966;
Rueschemeyer, Stephens & Stephens, 1992) desde la ciencia política para explicar el surgimiento
y la estabilidad de la democracia colombiana. Bejarano (2011) rechaza el papel protagónico que se
le da a la burguesía y a la caracterización del papel de las clases obreras para explicar los resultados
democráticos. La autora explica el proceso de democratización desde la coalición sociopolítica y
su papel en el proceso del cambio institucional. Según Bejarano, la clave de la ‘democratización
desde arriba’, entendida como el proceso de la construcción del régimen a partir de los partidos
políticos tradicionales, fue el papel de los sectores medios urbanos vinculados con los terratenientes
en un contexto de una clase obrera pequeña y débil, y un campesinado subordinado y diezmado
por la violencia.
Partiendo de este punto, es necesario plantear un marco conceptual sobre el poder político
en Colombia y su relación con variables económicas como la distribución del ingreso, la asignación
de recursos públicos y la distribución de la propiedad rural.
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3.1. El poder político en los municipios colombianos
El poder político en los municipios de Colombia se puede explicar desde el concepto de
autoritarismo subnacional (Gibson, 2005). Los actores políticos alteran el régimen democrático y
configuran monopolios de poder político en territorios donde las élites locales y regionales
mantienen su hegemonía y cierran el espacio político que abrieron las reformas de democratización
(Pino, 2012). El origen económico del poder político en el nivel subnacional se puede explicar a
partir de una tipología en el caso colombiano.
Velasco (2014) plantea una diferenciación del poder en la provincia colombiana a partir de
las diferencias socioeconómicas de los políticos en el nivel subnacional. En primer lugar, los
‘aristócratas’ son aquellos individuos pertenecientes a familias que han ocupado los principales
cargos del poder ejecutivo y se caracterizan por tener un nivel de educación alto. Un ejemplo claro
de políticos aristócratas han sido las familias Santos, Turbay y Lleras, que le deben su estatus al
linaje que les antecedió. En segundo lugar, los ‘profesionales del voto’ son los políticos que operan
la mayoría de relaciones clientelistas y se mantienen en el poder dependiendo de su capacidad para
distribuir bienes y servicios públicos. Por último, el concepto de ‘gamonal’ corresponde a los
políticos que no tienen un linaje en los cargos estatales y que son dueños de grandes extensiones
de tierra. Esta última clase de político es la que se va a desarrollar en el artículo para entender la
relación entre la distribución de los factores económicos y el sistema político en Colombia.
Este tipo de poder se enmarca en relaciones clientelistas dentro de la democracia. El
clientelismo se puede definir como las relaciones entre patrones y clientes que intercambian
servicios políticos por beneficios monetarios y no monetarios. El clientelismo colombiano es un
“moderno clientelismo político mercantil alimentado por el Estado y sustentado en el antiguo y
difundido valor social de las lealtades. Se caracteriza por la apropiación privada de recursos
oficiales con fines políticos”. De esta manera, “el clientelismo comanda al conjunto de relaciones
sociales que definen la forma real como opera la política (sistema), a partir de las normas
establecidas para el efecto por el Estado (régimen)” (Leal & Dávila, 2010: 53). Así, niveles más
altos de desigualdad rural generan patrones tradicionales de control social que son perjudiciales
para la democracia.
No muy lejos de estas relaciones clientelistas, se encuentran los empresarios ilegales y
legales que utilizan la violencia para acceder al poder. A pesar de que la violencia no es una variable
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de interés en este artículo, no es posible desconocer el efecto que tiene sobre el sistema político
colombiano. Es imperativo destacar la confrontación armada altamente diferenciada en el nivel
subnacional (Vásquez & Vargas, 2011) y el carácter instrumental y no contingente que adquiere la
violencia (Grupo Nacional de Memoria Histórica, 2008). Se puede hacer una relación, en algunos
municipios, entre la apropiación ilegal de los ingresos que provienen de las regalías y del recaudo
tributario de los municipios (Rubio, 2002) y los actores armados ilegales. Aunque no se puede decir
que la guerra en Colombia se configura en términos de agravios y codicia (Collier & Hoeffler,
2004), sí se puede hablar de relaciones entre las rentas económicas y la política a nivel subnacional.
Cabe mencionar algunas conclusiones de la literatura sobre el conflicto armado y los
procesos electorales: a) cuando hay disputa entre los grupos armados ilegales hay menor
participación electoral, b) cuando hay control territorial de los actores armados paramilitares hay
menor participación electoral y c) cuando hay control municipal de los actores armados ilegales,
los ciudadanos del municipio son propensos a alinear sus preferencias políticas con las del actor
armado ilegal dominante (García , 2010). En ese contexto, se puede decir que la relación entre los
actores armados ilegales y el sistema político depende tanto de las dinámicas subnacionales
económicas, sociales y políticas, como de la naturaleza del actor armado y su tipo de organización
en lo local. Dichas relaciones diferenciadas se gestan a partir de la confrontación armada
diferenciada, las condiciones particulares de una subregión, la naturaleza de los actores armados
ilegales, la intención o vocación del actor armado (promoción de intereses, captura del estado, etc.)
(Garay, Salcedo & de León, 2012) , entre otras cosas. Así, se puede hablar de una relación directa
entre la presencia o la incidencia de los actores armados ilegales y el sistema político, pero no se
puede establecer un patrón único de relación y menos de análisis.
3.2. La concentración de la tierra en Colombia
En Colombia domina un modelo de desarrollo excluyente que mantiene una estructura
agraria bimodal que configura “dos polos de tenencia de propiedad de la tierra: uno conformado
por un gran número de propietarios con muy poca tierra (minifundio) y otro donde un porcentaje
pequeño de propietarios monopolizan un alto porcentaje de ella” (Machado, 2002). Corresponde a
una estructura agraria tradicional dominada por la coexistencia del latifundio, con títulos de
propiedad y concentración del poder político, y el minifundio, sin acceso a la propiedad privada y
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con limitaciones y subordinación a las relaciones socio-económicas de la aparcería y el
arrendamiento (Fals, 1976).
A partir de un recuento histórico sustantivo sobre el papel de los colonos y los campesinos
dentro del uso y la posesión de tierra, LeGrand (1988), Molano (1987) y Palacios (2011) muestran
cómo fueron las transformaciones de los conflictos por la tierra entre colonos y empresarios
territoriales. En este sentido, la concentración de la propiedad rural se entiende a partir de la
tradición de poder, como las alianzas territoriales entre élites regionales, y del papel del Estado
dentro de los conflictos agrarios, como agente capaz de adjudicar terrenos baldíos y reconocer
títulos de propiedad.
La concentración de la tierra en Colombia también se puede entender desde la participación
de los narcotraficantes y de los actores armados. La compra de finca raíz urbana y de tierras rurales
han sido las estrategias preferidas por los narcotraficantes y los actores armados para el lavado de
activos, la evasión de controles tributarios, el relevo de élites regionales y el control sociopolítico
de los territorios (Fajardo, 2002; Kalmanovitz, 2006; Machado, 1998; Reyes, 2009; Romero,
2006). Este fenómeno modificó el paisaje y la estructura predial en algunas regiones del país. La
inserción del narcotráfico en la estructura agraria ha propiciado la desaparición del mercado de
tierras en algunas regiones del país, debido a que los traficantes de droga controlaban el precio de
los derechos de propiedad sobre la tierra. De la misma manera, la concentración de la tierra también
se dio por procesos de acumulación violenta por parte de las guerrillas, los grupos paramilitares y
los demás actores armados (Gutiérrez, 2014; Reyes, 2009; Romero, 2011) donde la tierra adquirió
una fuerte relación con los niveles de control territorial de los actores armados (Duncan, 2006;
García, Arenas & Hernández, 2011) y con dinámicas de desplazamiento forzoso (Ibáñez &
Querubín, 2004).
Este contexto sirve para entender la relación que tiene la estructura de la propiedad rural
con otras variables económicas y políticas en el país. No obstante, es necesario acercarse de manera
más precisa a la relación entre la concentración de tierra y el sistema político. Uribe (2009) muestra
cómo las élites rurales logran tener poder de veto sobre la redistribución de la tierra, a partir de la
capacidad de controlar la fijación de la tarifa del impuesto predial en los concejos municipales.
Esto es un ejemplo claro de que la distribución inequitativa de la propiedad, representada en el
dominio del latifundio, afecta el sistema electoral y protege los intereses de los grandes tenedores
de tierra.
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3.3. Tierra y votos: la concentración de la tierra y la competencia electoral en
Colombia
En Colombia la competencia electoral y la concentración de la tierra coexisten y se
determinan mutuamente a partir de prácticas clientelistas. En particular, “la propiedad latifundista
tiene una relación intrínseca con el poder político. El propietario de la gran hacienda, además de
gozar de poder económico, también controla el poder político local, ya sea porque éste provee de
trabajo al pequeño campesino, o compra su ganado y/o su producción agrícola al menudeo; de esta
manera se fortalece el capital político del latifundista, que le sirve para despertar el interés de
candidatos (…) en periodos electorales” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2010: 85). No
obstante, esta no es la única vía por la que el titular de la tierra obtiene poder político en Colombia:
el principal mecanismo es la obtención de rentas y la cooptación de la burocracia estatal para que
se les permita incidir sobre las políticas socioeconómicas de la región. El régimen democrático
subnacional es en su mayoría clientelista y “no es meritocrático y es poco competitivo. Predomina
el conflicto para capturar rentas y no está muy presente la cooperación para lograr que el gasto
público sea un elemento de desarrollo económico y equidad social” (Kalmanovitz, 2001: 112). Por
el contrario, el gasto público (entendido como el porcentaje de gasto en inversión) se ha convertido
en la ventana de oportunidad para direccionar recursos hacia intereses particulares, todo a partir
del poder económico que genera la tierra y que se traduce en poder político en las elecciones.
Existen aportes al estudio de esta relación desde la ciencia política y la economía sobre todo
desde aproximaciones cualitativas que son muy ricas en los enfoques regionales. Estos trabajos
como los desarrollados por el Centro Nacional de Memoria Histórica son útiles para entender los
mecanismos y la forma en que se erige el poder político a partir del poder económico. No obstante,
no es posible hacer generalizaciones así como también se dificulta el análisis nacional y la validez
externa de estos estudios. Las investigaciones de la Misión de Observación Electoral (MOE) son
quizá el esfuerzo más cercano a investigaciones empíricas de naturaleza estadística que aborden la
relación entre el poder político y la concentración de la tierra. Jiménez (2011) muestra una relación
directa e incremental entre el riesgo electoral, la ruralidad y la concentración de la tierra. De igual
forma, muestra que no existe correlación entre participación electoral y las variables
socioeconómicas de los municipios. En este punto es evidente el vacío que existe en la literatura
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colombiana sobre aproximaciones econométricas a la relación entre la inequitativa distribución de
la propiedad agraria y la competencia electoral.
Desde el año 2000 la estructura de la propiedad y la democracia han sufrido cambios
significativos en Colombia. El índice Gini aumentó de 0,85 a 0,89 entre 2000 y 2011, debido a la
influencia directa del conflicto armado y a factores institucionales y políticos específicos. La figura
1 muestra el cambio en la distribución de la propiedad en los municipios de estudio, donde se
señalan aquellos donde aumentó o disminuyó la medida de concentración de la tierra. En la figura
se puede apreciar que el 53,53% de los municipios de estudio presentaron un aumento en el Gini
de tierras, mientras que el 46,47% de los municipios experimentaron una reducción del mismo.
El sistema político también sufrió cambios significativos con la entrada de la reforma del
año 2003. El propósito de la reforma era combatir el personalismo y la atomización de las distintas
facciones de los partidos, y aumentar el umbral electoral con el fin de fortalecer los partidos
políticos (Wills, 2009). El efecto de esta reforma fue progresivo y sus frutos no se mostraron hasta
las siguientes elecciones legislativas y de autoridades locales. La figura 2 muestra el cambio en la
hegemonía electoral, entendida como el porcentaje de votos del ganador. Este mapa muestra el
cambio que experimentaron los municipios colombianos a lo largo del periodo de interés (2003-
2011). En 39,81% de los municipios el porcentaje de votos del candidato ganador en las elecciones
para la alcaldía municipal aumentó, mientras que se redujo en 60,19% de los municipios de estudio.
Esto sugiere que en la mayoría de los municipios se redujo la cantidad de votos que logró el ganador
y esto se puede explicar a partir de la reforma del 2003, que justamente pretendía unificar los
partidos y la representación política. La figura 3 confirma lo dicho anteriormente pues muestra la
evolución del margen de victoria en las elecciones de alcaldía municipal en Colombia: en el 45,41%
de los municipios el margen de victoria aumentó mientras que en el 54,59% se redujo. Esta es una
buena medida para observar el fortalecimiento de la competencia electoral y la reducción en las
diferencias que existe con los partidos de menor envergadura.
Hacer una sobre posición de los tres mapas permite ver que la zona andina es la que presentó
aumento en las tres variables en la mayoría de los municipios. Por el contrario, la zona oriental
experimentó reducciones en términos de la competencia electoral y de la concentración de la tierra.
La relación entre estas variables se analiza con profundidad a partir de un modelo econométrico
que suple el vacío que existe en la literatura sobre una aproximación cuantitativa a este fenómeno
relevante en la vida política y económica del país.
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Figura 1 Figura 2 Figura 3
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4. Estrategia empírica y datos
4.1. Estrategia empírica
¿Existe una relación entre la concentración de la tierra y la competencia electoral? Para
explorar la relación entre el sistema político y la distribución de la propiedad rural es necesario
hacer una estimación que considere el problema de endogeneidad que se presenta debido a la
causalidad inversa o doble causalidad entre las dos variables de interés. A lo largo del texto y del
análisis de la literatura disponible, se puede intuir que existe una relación de causalidad circular
entre la competencia electoral y la distribución de propiedad rural en Colombia debido al nexo
entre los políticos regionales y los grandes tenedores de tierra. De esta manera, existe una relación
simbiótica entre el gamonal y el político, inclusive muchas veces los latifundistas no necesitan de
una representación política local debido a que ellos mismos pueden acceder al poder y de esta
manera aseguran de manera mucho más directa la representación de sus intereses.
Lo anterior genera un problema de endogeneidad que puede ser resuelto por el método de
variables instrumentales. Como se mencionó anteriormente, esta metodología considera la
presencia de endogeneidad a partir de la inclusión de información de variación de variables
exógenas (instrumentos) sobre la variable endógena (concentración de la tierra). De esta forma, los
estimadores de variables instrumentales son consistentes y solucionan el problema de causalidad
circular.
La herramienta fundamental de esta metodología es la variable instrumental que debe
cumplir con el criterio de exogeneidad y donde la correlación del instrumento y la variable
endógena sea estadísticamente distinta de cero. Específicamente, el propósito es utilizar un
instrumento que no esté correlacionado con la competencia electoral pero que sí explique los
cambios en la concentración de la tierra. Un buen instrumento que permite ver la reacción de las
variables explicativas ante un cambio exógeno es la adjudicación de baldíos. La adjudicación de
terrenos baldíos en Colombia se ha entendido o utilizado en la literatura económica como la
principal herramienta desarrollada por el gobierno nacional en torno a la redistribución de la tierra
(Palacios 2011), es decir como la política de reforma agraria. Así, la inclusión de esta variable en
el modelo también cumple con el propósito de evaluar el impacto de la reforma agraria en la
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concentración de la tierra. La descripción del instrumento y de cada una de las variables de interés
se desarrolla en la siguiente sección.
Para abordar la pregunta de investigación se estima el siguiente modelo utilizando la
metodología de variables instrumentales:
𝑐𝑜𝑚𝑝𝑒𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎_𝑒𝑙𝑒𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎𝑙𝑖𝑡 = 𝛽0 + 𝛽1 ∗ 𝑐𝑜𝑛𝑐𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑐𝑖ó𝑛_𝑡𝑖𝑒𝑟𝑟𝑎𝑖𝑡 + 𝛽2𝑐𝑜_𝑣𝑎𝑟𝑖𝑎𝑏𝑙𝑒𝑠𝑖𝑡 + 𝛾𝑡 + 𝜀𝑖𝑡 (1)
Donde la competencia electoral se operacionaliza a partir de dos variables dependientes
distintas. En primer lugar, la variable hegemonía corresponde a la votación dominante que logra
obtener el candidato que logra el cargo de alcalde en cada municipio, es decir, corresponde al
porcentaje de votos obtenidos por el ganador de la elección a nivel municipal. En segundo lugar,
la variable margen de victoria captura el nivel de cierre o apertura que goza cada municipio y se
define como la diferencia entre el porcentaje de votos del candidato ganador y aquel que obtuvo la
segunda mejor votación en cada municipio. Por su parte, como ya se mencionó anteriormente, el
instrumento utilizado para la metodología de variables instrumentales es el promedio del número
de hectáreas adjudicadas por el gobierno nacional y se desarrolla con mayor detenimiento en la
sección de datos.
La variable independiente de interés que captura la concentración de la tierra es el índice
Gini de tierras para cada municipio en los tres periodos de interés (2003, 2007 y 2011). Esta es una
buena medida que captura la distribución de la tierra en cada municipio, el “Gini de tierras es el
más tradicional en la literatura puesto que el área del terreno de los predios provee la información
básica de desigualdad en la tenencia de la tierra. De este modo, ponderando por el número de
propietarios por predio, se realiza el primer cálculo a nivel municipal, departamental y nacional”
(CEDE, 2016).
En cuanto a las covariables se utilizan cuatro tipos de variables que pretenden controlar los
resultados por las características de cada municipio: controles geográficos, controles
institucionales, controles de pobreza y controles de usos del suelo que se describen en la siguiente
sección. De igual forma se controla por violencia utilizando una dummy de riesgo electoral que
tiene en cuenta todas las manifestaciones de violencia y todas las irregularidades que pueden
amenazar el buen desarrollo de las elecciones. Finalmente, se agregan controles de efectos fijos
por año (𝛾𝑡).
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4.2. Datos
Los datos de competencia electoral son tomados de la Base de datos electoral del CEDE y
la información corresponde a los años de las elecciones de autoridades locales en Colombia que
están dentro del periodo de estudio, es decir 2003, 2007 y 2011. Se utilizó la información sobre la
votación de cada candidato en cada municipio y a partir de esta información se construyó el
porcentaje de votos de cada ganador y de cada perdedor (segunda votación en el municipio). Con
lo anterior se creó la variable de margen de victoria así como la variable de hegemonía. Por un
lado, las elecciones para las alcaldías se utilizan para ver la relación de los gamonales con el sistema
político, en la medida en que un municipio que es altamente desigual en la distribución de la tierra
debe generar un incentivo para controlar el poder político y con esto obtener beneficios a través de
bloquear la actualización catastral, desestimular el recaudo del impuesto predial, entre otras cosas.
Los datos de concentración de la tierra provienen del Atlas de la distribución de la
propiedad rural en Colombia, que corresponden al coeficiente de Gini de tierras de cada municipio
en el periodo 2000-2012. El coeficiente de Gini es un indicador que mide hasta qué punto una
distribución entre individuos u hogares dentro de una economía se aleja de una distribución
perfectamente equitativa, siendo 1 distribución completamente desigual y 0 distribución
perfectamente igualitaria. La variable corresponde al promedio del Gini en cada uno de los tres
periodos de interés: el promedio del Gini del periodo uno corresponde a los años 2000-2003, el
periodo dos es el promedio de los años 2004-2007 y, finalmente, el último periodo es el promedio
de los valores entre el año 2008 y el año 2011. La clave de la metodología de variables
instrumentales es, precisamente, el instrumento. Las hectáreas adjudicadas por el gobierno nacional
provienen de la base de datos del Sistema de Información de Desarrollo Rural (SIDER) del Instituto
Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER), que corresponde al número de hectáreas
adjudicadas a cada municipio en cada año. Se realizó un promedio idéntico al realizado con los
datos de concentración de la tierra: el promedio de hectáreas adjudicadas en cada uno de los
periodos de interés.
La base de Riesgo y Dominio electoral de la Misión de Observación Electoral (MOE) se
utiliza para incorporar información de violencia y de irregularidades que afecten el buen desarrollo
de las elecciones. La variable de riesgo electoral toma valores de cero si no existió riesgo electoral
en el municipio previo a las elecciones de alcalde de cada periodo. Por el contrario, si existió riesgo
16
medio, alto o extremo en el municipio, la variable toma el valor de 1. Los riesgos electorales que
considera esta variable son: desplazamiento, violencia política, presencia de grupos guerrilleros,
presencia de paramilitares, violaciones a la libertad de prensa, limitaciones a la competencia
electoral, votaciones atípicas por votos nulos, no marcados y en blanco, y finalmente, por atipicidad
en la participación electoral.
Es fundamental controlar los resultados por características individuales de los municipios
para que el efecto de la concentración de la tierra sobre la competencia electoral no esté capturando
otro tipo de efecto distinto al esperado. Por ello, se utilizan las siguientes variables de control
geográfico: distancia lineal a la capital departamental (km) y distancia lineal a la capital nacional,
Bogotá (km). Por otro lado, se encuentran algunas variables de control de tipo institucional que son
relevantes en el contexto de esta investigación: número de notarías por municipio, porcentaje de
ingresos propios sobre el total de ingresos de cada municipio, el índice de desempeño fiscal creado
por el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y el PIB per cápita de cada municipio. Las
variables que controlan por pobreza se incluyen para que el efecto de la concentración de la tierra
sobre la competencia electoral no esté capturando otros fenómenos socioeconómicos que
históricamente se han presentado como determinantes para el comportamiento de los individuos en
los comicios electorales. Se incluyeron el Índice de Pobreza Multidimensional de cada municipio,
las Necesidades Básicas Insatisfechas reportadas para cada municipio y el porcentaje de cobertura
eléctrica. Por último, los controles correspondientes al uso del suelo se añaden para incorporar
información relevante que explique la concentración de la tierra y el tipo de suelo ideal que buscan
los gamonales y latifundistas para traducir su poder económico en poder político.
Todos los datos de las variables de control provienen del panel municipal del CEDE y
corresponden al promedio de los tres periodos de interés de esta investigación. La tabla 1 muestra
las estadísticas descriptivas de cada una de las variables de interés y de los controles que se
incorporaron a las estimaciones. Se puede observar que las estimaciones se realizaron sobre una
base de datos panel con información para 756 de los 1.123 municipios de la República de
Colombia, lo que expone que la muestra es representativa para todo el país. Este número de
municipios corresponde a la información disponible de votaciones para el año 2003 que también
estaban disponibles en los otros dos periodos. De igual forma, es necesario advertir que el
departamento de Antioquia (125 municipios) posee un sistema catastral independiente, por lo que
no es posible acceder a la información sobre concentración de la tierra de estos municipios.
17
5. Resultados
El efecto de la distribución de la propiedad rural sobre la democracia se analiza a partir de
la estimación de la ecuación (1) expuesta en la sección anterior. El uso de la metodología de
variables instrumentales se justifica por la relación histórica entre los terratenientes y el poder
político, este fenómeno se confirma con las estimaciones de la tabla 2. Las columnas 1 y 2 muestran
que la concentración de la tierra explica un porcentaje de la variación de la hegemonía y la
competencia electoral. Las columnas 3 y 4 evidencian que la competencia electoral también explica
la concentración de la tierra. La relación entre las variables es circular y, por ende, se hace necesario
el uso de variables instrumentales para controlar la endogeneidad.
La primera etapa del modelo (mínimos cuadrados en dos etapas) se reporta en la tabla 3.
Se puede observar que la relación entre las hectáreas adjudicadas y el Gini de tierras es negativa y
significativa al 1% de significancia. Esta relación confirma la hipótesis de Faguet, Sánchez y
Villaveces (2015): la reforma agraria, entendida como la adjudicación de terrenos baldíos,
disminuye la concentración de la tierra y disminuye los índices de pobreza, no obstante, advierten
que los efectos de la reforma se ven disminuidos por la persistencia del latifundio. En el caso
específico de los municipios analizados en el periodo de estudio, un aumento de 1000 hectáreas
adjudicadas sobre un municipio genera, en promedio, una reducción del Gini en 0,005 unidades.
Es decir, un Gini de 0,845 se reduce a 0,840 con una adjudicación de 1000 hectáreas, pero hay que
tener en cuenta que estas adjudicaciones pueden llegar a superar las 38 mil hectáreas. Los
resultados se mantienen significativos y con el signo esperado después de controlar por las
características municipales y por el riesgo electoral.
La estimación de la ecuación (1) por la metodología de variables instrumentales está
precedida y se puede comparar como ejercicio a partir de la estimación de un modelo de Mínimos
Cuadrados Ordinarios. La tabla 4 muestra el modelo estimado por MCO y por VI utilizando las
dos variables dependientes que capturan la competencia electoral, hegemonía en el panel A y
margen de victoria en el panel B. El primer resultado llamativo de la comparación de los dos
modelos es el signo de los estimadores. A pesar de que los estimadores en las columnas 1, 2, 3 y 4
son sesgados porque no consideran el problema de endogeneidad, llama la atención que el signo
no es el esperado. El modelo arroja una relación inversa entre la competencia electoral y la
concentración de la tierra, que deja de ser significativa cuando se introducen los controles por tipo
18
de terreno. Sin embargo, es claro que este modelo no contempla el problema de endogeneidad
presentado en la tabla 2.
Las columnas 5, 6, 7 y 8 de la tabla 4 muestran el modelo por variables instrumentales que
estima la ecuación (1) y que confirma la hipótesis planteada al principio de este texto: un aumento
en la concentración de la tierra genera incentivos para que se concentre el poder político, es decir,
para que aumente la votación del ganador. En promedio y manteniendo lo demás constante, un
aumento de 0,1 unidades en el Gini de tierras genera un aumento de 5,4 puntos porcentuales en la
votación del candidato ganador en las elecciones de alcaldías municipales. El resultado que arroja
la estimación sólo es significativo para hegemonía y no lo es para margen de victoria. Es preciso
advertir el cambio de signo bajo esta metodología respecto a las estimaciones de MCO: el modelo
de VI corrige el problema de endogeneidad que estaba causado por un sesgo negativo que no estaba
permitiendo ver el verdadero efecto de la concentración de la tierra sobre la competencia electoral.
El error estándar del estimador de concentración de la tierra está reportando la gran variación del
instrumento en sus unidades. Finalmente, se puede observar que al momento de incluir controles
los coeficientes cambian en magnitud hasta que se controla por todas las posibles variaciones de
las características municipales (columna 8) y el estimador vuelve a reportar una magnitud similar
a la que no incluía ningún tipo de control (columna 5).
A lo largo del texto se concluyó que la violencia no era una variable de interés en este
artículo, por el hecho de demostrar que existen mecanismos menos visibles y que utilizan
herramientas estatales más sofisticadas para afectar la democracia. No obstante, no incluir la
dimensión de la violencia dentro de los modelos sería un error pues desconocería el gran efecto
que todavía tiene este fenómeno sobre el sistema político y las elecciones. Por ello, se incluyó una
variable dicótoma de riesgo electoral que captura cualquier manifestación de violencia, compra de
votos y de comportamientos atípicos en las elecciones de autoridades locales. La variable se
recodificó para agregar todos los tipos de riesgo en uno sólo, aunque más adelante se hace un
análisis controlando por cada tipo de riesgo.
Los municipios que experimentaron riesgo electoral están entre el 12% y el 15% y varían
dependiendo del periodo de estudio. La tabla 5 muestra los resultados de estimar la ecuación (1)
incluyendo la variable de riesgo electoral. El panel A corresponde a la variable de hegemonía y
muestra que los resultados dejan de ser significativos para un tipo de controles (columnas 6 y 7).
Sin embargo, la relación encontrada en el modelo anterior, controlando por los 4 tipos de variables
19
que pueden afectar la estimación, se mantiene significativa y en la misma dirección. La columna 8
del panel A muestra que ante un aumento de una unidad en el Gini de tierras la votación del
candidato ganador aumenta en 2,8%. Este resultado quiere decir que la inclusión de la violencia
atenúa el efecto de la concentración de la tierra sobre la competencia electoral. El panel B muestra
que la variable de margen de victoria sigue sin ser significativa con todos los controles luego de
incluir la dimensión de violencia. Es preciso resaltar que el coeficiente correspondiente al riesgo
electoral es significativo al 1% en todos los casos y para las dos variables dependientes, lo que
quiere decir que la violencia sigue explicando en gran medida las variaciones de la competencia
electoral. Los municipios con reporte de riesgo antes de las elecciones tuvieron una reducción entre
2,5% y 3% en la votación del ganador por causa de este fenómeno.
Además de la inclusión de la variable de riesgo también se realizaron unas regresiones
auxiliares para determinar la naturaleza del riesgo y la incidencia del tipo de acción o de actor en
el municipio. En resultados que no se reportan en las tablas, se encontró que la presencia de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) reduce en 2,19% la votación y el margen
de victoria en las elecciones de alcaldía. La inclusión de variables dicótomas sobre la presencia o
no de otros actores armados no resultó significativa estadísticamente.
Como se mencionó anteriormente y dada la importancia de la violencia como mecanismo
atenuador del efecto entre concentración de tierra y competencia electoral, se desagregó el tipo de
riesgo para analizar el efecto de la intensidad. El panel A de la tabla 6 muestra el efecto del riesgo
medio, riesgo alto y riesgo extremo sobre las elecciones de autoridades locales. Es evidente que el
riesgo toma mayor relevancia cuando llega a niveles extremos que se reportan previo a los comicios
electorales. Un municipio con riesgo medio puede presentar una reducción de la votación del
ganador cercana al 1,8% (columna 4), mientras que uno que experimente riesgo electoral extremo
puede sufrir una reducción del 4,0%, es decir, más del doble. Cabe destacar que cuando se controla
por tipo de riesgo la variable margen de victoria es significativa (columna 2) y arroja una relación
inversa con la concentración de la tierra: un aumento de una décima en el Gini de tierras genera
una reducción del margen de victoria en 3,4%. Lo anterior quiere decir que las votaciones se
vuelven más estrechas y que hay un cierre en el sistema político. La diferencia de las relaciones
que tiene la distribución de la propiedad con cada una de las variables dependientes se puede
explicar a partir de la reforma electoral de 2003: los partidos de alguna manera se unificaron y esto
20
redujo el margen de victoria en las elecciones pero siguió aumentando, aunque en menor medida,
la hegemonía del ganador.
Un ejercicio adicional que puede ilustrar la relación causal que existe entre la inequitativa
distribución de la tierra y las elecciones es el de controlar por el tipo de suelo que puede ser ideal
para los grandes tenedores de tierra. La intuición detrás de esta estimación es que los latifundistas
en Colombia prefieren controlar terrenos de grandes extensiones de pastos y matorrales que se
pueden utilizar para la ganadería. Además, se controla por el tipo de cultivo para corroborar la
hipótesis de Arias e Ibáñez (2012): los hogares que viven en medios del conflicto dedican un mayor
porcentaje de tierra a los cultivos transitorios que a los cultivos permanentes, debido a la
incertidumbre que resulta del conflicto armado. El panel B de la tabla 6 reporta el efecto de estos
tipos de suelo y los tipos de cultivo y su efecto sobre la competencia electoral. Los resultados
arrojan un resultado distinto al esperado: la votación del candidato ganador se reduce con el
aumento de los pastizales como porcentaje del territorio municipal. De igual forma, una mayor
proporción de matorrales generan una reducción de la hegemonía electoral. Este resultado se puede
explicar desde la competencia que puede existir entre distintos tipos de individuos, con aspiraciones
políticas y sin ellas, que quieran acceder terrenos aptos para la ganadería. En cuanto a los tipos de
cultivos no se encuentran resultados significativos.
6. Conclusiones
La incidencia de la distribución de los factores económicos sobre la democracia ha sido
ampliamente estudiada por las ciencias sociales. No obstante, el efecto directo que puede tener la
concentración de la tierra sobre el comportamiento de las elecciones en Colombia no ha tenido una
atención suficiente por parte de la literatura económica. Este artículo contribuye a la literatura que
relaciona la democracia con la concentración de la tierra pues presenta un modelo econométrico
representativo para todo el país que arroja una relación positiva y significativa entre la
concentración de la tierra y la hegemonía electoral.
El efecto no se materializa en una sola dirección y se atenúa cuando existe presencia de
violencia o de riesgo electoral en el territorio. Por un lado, la votación del candidato ganador se
reduce en 5,4% a partir del aumento de una décima en el Gini de tierras, pero esta relación se reduce
a la mitad cuando el municipio experimentó riesgo electoral antes de los comicios. Por el otro lado,
21
el margen de victoria se reduce cuando aumenta la concentración de la tierra, lo que quiere decir
que el porcentaje de votos del ganador no es el único que aumenta, pues también aumenta el de la
oposición. Este resultado se explica a partir de la reforma electoral que sucedió en Colombia en el
año 2003.
Los resultados permiten concluir que la distribución inequitativa de la propiedad rural sí
afecta la democracia y que la estructura dual de la propiedad de la tierra (latifundio y minifundio)
sigue siendo determinante para explicar muchos fenómenos sociopolíticos y económicos en el país.
Las estimaciones también permiten concluir que la violencia sigue siendo un factor determinante
para explicar las variaciones en la competencia electoral, sobre todo en los casos donde se mantiene
la presencia de las FARC en los territorios.
La concentración de la tierra aumentó entre 2003 y 2011 y la hegemonía y el margen de
victoria se redujeron. Estos fenómenos son cambiantes en el tiempo y merecen atención por parte
de la academia y por parte del Estado colombiano. Es importante decir que la investigación no
pudo abordar un periodo de estudio mayor por la falta de datos disponibles sobre concentración de
la tierra y por la inexistencia de reportes electorales para muchos municipios antes del año 2003.
Esto sugiere un reto para las nuevas investigaciones en economía política, pues en este artículo se
demostró que la incidencia de la tierra sobre los votos se mantiene, al igual que el de la violencia.
Estos dos fenómenos deben ser estudiados a profundidad por su relevancia en un contexto de
eventual posconflicto en Colombia, uno de los países con mayor desigualdad en la distribución de
la tierra y con mayores niveles de violencia.
22
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25
Tabla 1: estadísticas descriptivas
Año 2003 Observaciones Promedio Desv. Est Mínimo Máximo
Hegemonía 756 52,84 12,79 22,20 97,92
Margen de victoria 756 18,11 18,07 0,03 95,83
Gini de tierras 756 0,69 0,10 0,19 0,98
Adjudicaciones de baldíos (H) 756 83,83 612,83 0 9424,96
Año 2007
Hegemonía 756 49,80 11,59 21,81 96,33
Margen de victoria 756 15,65 14,55 0,01 96,65
Gini de tierras 756 0,69 0,10 0,19 0,98
Adjudicaciones de baldíos (H) 756 263,69 2310,77 0 38589,79
Año 2011
Hegemonía 756 48,71 10,83 23,98 86,17
Margen de victoria 756 14,49 12,53 0,06 74,76
Gini de tierras 756 0,70 0,10 0,36 0,98
Adjudicaciones de baldíos (H) 756 279,13 1881,76 0 25487,73
Total Observaciones Promedio Desv. Est. Mínimo Máximo
Hegemonía 2268 50,45 11,89 21,81 97,92
Margen de victoria 2268 16,08 15,29 0,01 95,83
Gini de tierras 2268 0,69 0,10 0,19 0,98
Adjudicaciones de baldíos (H) 2268 208,88 1758,00 0 38589,79
Distancia a la capital (Km) 2268 76,20 51,61 0 322,16
Distancia a Bogotá (Km) 2268 305,75 194,21 11,92 1270,85
Notarías 2268 0,69 0,98 0 11
Ingresos propios (%) 2217 12,79 11,79 0,23 78,91
Desempeño fiscal 2217 58,87 6,59 27,15 83,58
PIB per cápita 2268 7468701 7938483 191816,80 122000000
Cobertura eléctrica (%) 2268 77,90 14,62 2,01 98,98
Necesidades Básicas Insatisfechas 2268 43,64 19,09 7,12 100
Índice de Pobreza
Multidimensional 2268 68,48 15,64 16,46 99,05
Matorrales (%) 2268 1,89 7,34 0 78,00
Pantanos y ciénagas (%) 2268 4,88 13,74 0 92,68
Pastos (%) 2268 0,90 3,89 0 64,79
Cultivos permanentes (%) 2268 3,86 12,29 0 94,80
Cultivos transitorios (%) 2268 2,21 8,20 0 81,41
Se presentan las estadísticas descriptivas para las variables de interés desagregadas por año al igual que para el total de la muestra. Las
variables de control se presentan de manera general para todo el panel.
26
Tabla 2: relación de doble causalidad entre competencia electoral y concentración de la tierra
Variable dependiente margen de victoria hegemonía gini de tierras
(1) (2) (3) (4)
Mínimos Cuadrados Ordinarios
Gini de tierras -6.833** -8.941***
-3.225 -2.487
Margen de victoria -0.000290**
(0.000137)
Hegemonía -0.000636***
(0.000177)
Efectos Fijos de año SI SI SI SI
Controles geográficos SI SI SI SI
Observaciones 2,268 2,268 2,268 2,268
R-Cuadrado 0.019 0.035 0.059 0.062
Errores estándar en paréntesis. Significancia estadística resaltada por los siguientes p-valores: *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 Tabla 3: primera etapa de los modelos estimados por variables instrumentales
Variable dependiente Gini de tierras
(1) (2) (3) (4) (5) (6)
Mínimos Cuadrados Ordinarios
Hectáreas adjudicadas (miles) -0.00588*** -0.00596*** -0.00534*** -0.00688*** -0.00550*** -0.00705***
(0.00121) (0.00121) (0.00112) (0.00117) (0.00112) (0.00117)
Riesgo electoral -0.0211*** -0.0209***
(0.00571) (0.00568)
Efectos Fijos de año NO SI SI SI SI SI
Controles municipales NO NO SI SI SI SI
Controles de terrenos NO NO NO SI NO SI
Observaciones 2,268 2,268 2,217 2,217 2,217 2,217
R-Cuadrado 0.010 0.011 0.159 0.171 0.165 0.176
Errores estándar en paréntesis. Significancia estadística resaltada por los siguientes p-valores: *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
27
Tabla 4: regresiones por MCO y VI para las variables de competencia electoral
Panel A Variable dependiente: Hegemonía
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
Mínimos Cuadrados Ordinarios Variables Instrumentales
Gini de tierras -8.569*** -8.172*** -3.185 -2.762 54.55** 45.66* 58.42** 54.23**
-2.449 -2.425 -2.625 -2.631 (27.42) (26.02) (29.14) (23.34)
Efectos Fijos de año NO SI SI SI NO SI SI SI
Controles municipales NO NO SI SI NO NO SI SI
Controles de terrenos NO NO NO SI NO NO NO SI
Observaciones 2,268 2,268 2,217 2,217 2,268 2,268 2,217 2217
R-Cuadrado 0.005 0.027 0.067 0.073
Panel B Variable dependiente: Margen de victoria
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
Mínimos Cuadrados Ordinarios Variables Instrumentales
Gini de tierras -6.057* -5.708* -6.729* -6.620* 6.340 -0.789 -1.025 4.864
-3.156 -3.143 -3.457 -3.472 (31.17) (30.57) (34.35) (28.02)
Efectos Fijos de año NO SI SI SI NO SI SI SI
Controles municipales NO NO SI SI NO NO SI SI
Controles de terrenos NO NO NO SI NO NO NO SI
Observaciones 2,268 2,268 2,217 2,217 2,268 2,268 2,217 2,217
R-Cuadrado 0.002 0.011 0.024 0.026 0.010 0.023 0.021
Errores estándar en paréntesis. Significancia estadística resaltada por los siguientes p-valores: *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1. Los
controles municipales se refieren a los controles geográficos, controles institucionales y controles de pobreza de cada municipio, definidos
en la sección 4.
28
Tabla 5: regresiones por MCO y VI para las variables de competencia electoral controlando por violencia
Panel A Variable dependiente: Hegemonía
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
Mínimos Cuadrados Ordinarios Variables Instrumentales
Gini de tierras -8.569*** -1.325 2.785 3.113 54.55** 17.51 26.99 28.72*
-2.449 -1.838 -1.998 -1.999 (27.42) (17.62) (19.85) (16.26)
Riesgo electoral 22.28*** 21.73*** 21.72*** 22.78*** 22.21*** 22.22***
(0.539) (0.539) (0.538) (0.719) (0.683) (0.641)
Efectos Fijos de año NO SI SI SI NO SI SI SI
Controles municipales NO NO SI SI NO NO SI SI
Controles de terrenos NO NO NO SI NO NO NO SI
Observaciones 2,268 2,268 2,217 2,217 2,268 2,268 2,217 2,217
R-Cuadrado 0.005 0.446 0.463 0.468 0.420 0.427 0.428
Panel B Variable dependiente: Margen de victoria
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
Mínimos Cuadrados Ordinarios Variables Instrumentales
Gini de tierras -6.057* 3.700 1.660 1.639 6.340 -37.29 -42.96* -29.50
-3.156 -2.268 -2.494 -2.502 (31.17) (22.73) (25.68) (20.32)
Riesgo electoral 30.62*** 30.53*** 30.54*** 29.54*** 29.64*** 29.93***
(0.665) (0.673) (0.673) (0.928) (0.884) (0.801)
Efectos Fijos de año NO SI SI SI NO SI SI SI
Controles municipales NO NO SI SI NO NO SI SI
Controles de terrenos NO NO NO SI NO NO NO SI
Observaciones 2,268 2,268 2,217 2,217 2,268 2,268 2,217 2,217
R-Cuadrado 0.002 0.490 0.495 0.497 0.416 0.422 0.461
Errores estándar en paréntesis. Significancia estadística resaltada por los siguientes p-valores: *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1. Los controles
municipales se refieren a los controles geográficos, controles institucionales y controles de pobreza de cada municipio, definidos en la sección 4.
29
Tabla 6: regresiones por tipo de riesgo electoral y por tipo de usos del suelo
Panel A: variable dependiente Margen de victoria Hegemonía
(1) (2) (3) (4)
MCO VI MCO VI
Gini de tierras 1.491 -34.04* 3.039 26.38*
-2.128 (17.72) -1.885 (15.29)
Riesgo medio 22.29*** 21.60*** 17.53*** 17.99***
(0.644) (0.765) (0.570) (0.660)
Riesgo alto 50.34*** 49.50*** 31.84*** 32.39***
-1.366 -1.508 -1.210 -1.302
Riesgo extremo 67.61*** 67.15*** 40.47*** 40.77***
-1.776 -1.899 -1.573 -1.639
Efectos Fijos de año SI SI SI SI
Controles municipales SI SI SI SI
Controles de terrenos SI SI SI SI
Observaciones 2,217 2,217 2,217 2,217
R-Cuadrado 0.637 0.591 0.528 0.495
Panel B: variable dependiente Margen de victoria Hegemonía
(1) (2) (3) (4)
MCO VI MCO VI
Gini de tierras -6.620* 4.864 -2.762 54.23**
-3.472 (28.02) -2.631 (23.34)
Matorrales -0.0948* -0.101** -0.109*** -0.140***
(0.0486) (0.0509) (0.0368) (0.0424)
Pantanos y ciénagas 0.0142 0.00887 0.00543 -0.0208
(0.0240) (0.0273) (0.0182) (0.0227)
Pastos -0.0168 -0.0331 -0.113* -0.194**
(0.0865) (0.0953) (0.0655) (0.0794)
Cultivos permanentes 0.0147 0.0141 0.0222 0.0192
(0.0276) (0.0277) (0.0209) (0.0231)
Cultivos transitorios -0.0167 -0.0160 -0.0114 -0.00775
(0.0405) (0.0406) (0.0307) (0.0338)
Efectos Fijos de año SI SI SI SI
Controles municipales SI SI SI SI
Controles de terrenos SI SI SI SI
Observaciones 2,217 2,217 2,217 2,217
R-Cuadrado 0.026 0.021 0.073
Errores estándar en paréntesis. Significancia estadística resaltada por los siguientes p-valores: ***
p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1. Los controles municipales se refieren a los controles geográficos,
controles institucionales y controles de pobreza de cada municipio, definidos en la sección 4.