el orientalismo en las letras espa olas...

30
Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLAS Ñ EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLAS Ñ Literatura rabe-isl mica á á Contexto estético medieval San Agust n í Tatarkiewicz, Historia de la estética: la estética medieval 1

Upload: others

Post on 05-Jan-2020

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

Literatura rabe-isl micaá á

Contexto estético medieval

San Agust n íTatarkiewicz, Historia de la estética: la estética medieval

1

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

2

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

3

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

4

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

EL AL ANDALUS SENTIDO

http://www.youtube.com/watch?v=L_GQlCnmFsY

JARCHAS

http://www.youtube.com/watch?v=bYb3N45bJnI&feature=fvsr

5

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

El orientalismo literario

Oriente ha sido, sobre todo a partir del siglo XVIII, un tema recurrente en el pensamiento europeo u occidental, llegando a manifestarse en diversos y heterogéneos campos: en las obras literarias, en la historiograf a, en la sociolog a, en la filolog a, en la pol tica, en la econom a, etc. Con el paso delí í í í í tiempo y gracias a los continuos contactos entre el Oeste y el Este, Oriente pas a ser un tema queó evocaba en la mente de Europa una mezcla de im genes e ideas relacionadas con el exotismo, laá fantas a y la sensualidad por un lado, y por otro una serie de estereotipos, prejuicios y miedo haciaí ese Otro diferente y temible, tal como est expuesto a lo largo de las p ginas de á á Orientalismo.

Desde un punto de vista hist rico el orientalismo se forj a partir de la Edad Media en una Europaó ó que ve a con temor y recelo a una nueva religi n10, el Islam, que iba estableciéndose en susí ó fronteras sur (Norte de frica), oriental (Turqu a) e incluso en el propio continente europeo:Á í Espa a, Portugal, Italia, y los Balcanes (Said, 1990: 102). El contacto de Europa con Asia, el norteñ de frica, el Islam y los rabes dio lugar a una abundante literatura referente a los orientales enÁ á general y a los rabes y musulmanes en especial. Para Ismael El-Outmani (2006), Oriente “viene aá significar y abarcar todo lo que no pertenece genética y genéricamente a Occidente11” y “significa lo “otro” o el “otro”; una “otredad” que re ne aquellas culturas y pueblos que no pertenecen a laú llamada Civilizaci n Occidental”. Aunque esta definici n de Oriente es un poco general, ya queó ó abarca todo lo que no es europeo sin distinci n ninguna, es importante en cuanto a su insistenciaó en la dicotom a Occidente/Oriente y Yo/el Otro. En la opini n de Said (1990: 20), Oriente es uní ó componente esencial de la cultura europea ya que es “la fuente de sus civilizaciones y sus lenguas, su contrincante cultural” y el espacio geogr fico donde Europa ha creado sus m s grandesá á colonias. Oriente es también la idea en que se basa Europa para definirse “en contraposici n a suó imagen, su idea, su personalidad y su experiencia”

Para comprender el orientalismo como pensamiento y disciplina académica, creemos que esimprescindible el estudio Orientalismo, en el cual su autor se propone estudiar y criticar las representaciones de Oriente en el discurso occidental y c mo Europa cre y molde su saber y suó ó ó discurso sobre el Otro, por parte de fil logos, historiadores, fil sofos, etc. Said define estaó ó disciplina como una forma de pensamiento que se basa en la distinci n ontol gica yó ó epistemol gica entre el Este y el Oeste y esa diferencia b sica sirvi a muchos escritoresó á ó occidentales como base para “elaborar una serie de teor as, epopeyas, novelas, descripcionesí sociales e informes pol ticos relacionados con Oriente, sus gentes, sus costumbres, su “mentalidad”,í su destino, etc.” (Said, 1990: 21).

6

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

Otros autores como Luis Seco de Lucena (1963: 7) entienden la escuela de orientalismo literario como “la que tiene por tem tica de sus obras la descripci n de la vida y costumbres rabes” yá ó á aparece en Espa a en el siglo XV con los romances fronterizos tan populares en esa época a causañ de los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos durante la llamada Reconquista. Desde los or genes de esa escuela literaria hasta el Romanticismo, época de su apogeo en la literaturaí europea, se mostr un gran interés por el Islam occidental y, sobre todo, por el espa ol del sigloó ñ XV (Seco de Lucena, 1963: 26), llegando a ser una vital fuente de inspiraci n en gran n mero deó ú novelas y obras literarias basadas en ambientes y personajes moriscos u orientales.

Este interés por Oriente, cuya culminante época de esplendor coincidi con la expansi nó ó colonialista europea12 del siglo XIX, fue un factor decisivo en la proliferaci n de la literatura deó viajes que se centr en el Este, y especialmente en Oriente Pr ximo, y que se basaba en lasó ó experiencias personales de los escritores y viajeros europeos tales como Gustave Flaubert, Benjam n Disraeli, Mark Twain y Alexander William Kinglake entre otros (Said, 1990: 195). Elí orientalismo en su vertiente literaria es, en opini n de Edward Said (1990: 45), de gran utilidadó para los que se dedican a los estudios literarios porque nos ofrece una visi n de las relaciones queó pueda haber entre las producciones literarias y la sociedad, la historia, la ideolog a, la pol tica y laí í l gica del poder. Dichas obras sirven a sus autores para presentar Oriente en Occidenteó bas ndose en la exterioridad, es decir que todo lo que dice y escribe el occidental sobre Oriente,á parte de la idea que él no pertenece a esa parte del mundo, ni f sica ni moralmente. Hay uní acentuado distanciamiento entre el observador/descriptor y el objeto observado/descrito que se plasma en c mo se escribe sobre Oriente, c mo se representa, c mo se dirige al lector, quéó ó ó recursos narrativos y figuras del discurso utiliza, qué escenas representa, etc. (Said, 1990: 40-41).

Una de las ideas principales que resaltan del an lisis de Said (1990: 42) es que el orientalismoá pretende reemplazar Oriente mediante representaciones y no mediante retratos “naturales”, mediante las cuales ilustra la visi n que tiene el orientalista de Oriente y su concepci n de lo queó ó es, debe o puede ser. Es importante subrayar también que Oriente no tiene voz propia sino que es el orientalista quien habla en su nombre y lo interpreta para Occidente porque se cree que era y es incapaz de representarse a s mismo (Said, 1990: 341). Esto nos lleva a pensar que el mundoí que se representa podr a ser un simple simulacro de lo que es y no un acercamiento a entenderloí utilizando una perspectiva meramente cient fica y humanista (Said, 1990: 205).í

Cabe se alar aqu que hablar de Oriente, que abarc durante siglos una amplia regi n del mundoñ í ó ó que empezaba con la frontera oriental y sur de Europa, se centr a partir del siglo XVIII enó Oriente Pr ximo y el norte de frica coincidiendo con las intenciones expansionistas de Europaó Á

7

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

hacia el Este y el Sur. Este choque entre Occidente y Oriente ha persistido hasta nuestros d as,í manifest ndose claramente en los dogmas del orientalismo. Estos se perciben de manera m sá á acentuada en el discurso sobre los rabes y el Islam, seg n el estudio de Said (1990: 353- 354), yá ú que son:

1) El primer dogma es el referente a la diferencia “absoluta y sistem tica entre Occidente yá Oriente”. El primero es, seg n la visi n orientalista, “racional, desarrollado, humano yú ó superior”, mientras que el segundo es “aberrante, subdesarrollado e inferior”.

2) El segundo se refiere a la diferencia entre el Oriente representado en los escritos orientalistas que hablan de ese Oriente “cl sico” y el actual o moderno. En la visi n de Saidá ó “las abstracciones sobre Oriente, y particularmente las que se basan en textos que representan a una civilizaci n oriental “cl sica”, son siempre preferibles al testimonioó á directo de las realidades orientales modernas”. Esto lleva a una perpetuaci n de algunasó ideas sobre Oriente de un texto a otro, bas ndose a menudo sobre otros textos anteriores. á

3) El tercero se basa en que Oriente es “eterno, uniforme e incapaz de definirse a s mismo”, loí que lleva a admitir sin cuestionamiento una perspectiva y un vocabulario generalizados y sistem ticos para describir Oriente por parte de Occidente. á

4) El cuarto dogma es que Oriente es “una entidad que hay que temer […] o que hay que controlar” por todos los medios posibles, sea por medio de la pacificaci n, de laó investigaci n y el desarrollo o simplemente por la ocupaci n. ó ó

Por ltimo, debemos se alar que durante su desarrollo y acomodaci n a las nuevas modas yú ñ ó corrientes de pensamiento, el orientalismo europeo pas por diferentes fases seg n las épocas, losó ú pa ses y los intereses que lo mov an; como ocurri con varias corrientes literarias. As , se podr aí í ó í í diferenciar entre los diferentes tipos de orientalismo que Europa produjo a partir del siglo XVIII.

Entre esas categor as, el orientalismo espa ol (llamando también africanismo por algunosí ñ investigadores) tiene unas caracter sticas propias y surge a causa de circunstancias hist ricas yí ó pol ticas singulares.í

8

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

El orientalismo y el africanismo espa olesñ

La presencia del tema del moro en la literatura espa ola no es un fen meno reciente sino queñ ó viene de muchos siglos atr s; algo que no escapa a la atenci n de ning n estudioso de la culturaá ó ú espa ola. Los or genes de este tema los podemos encontrar en la Edad Media con la presencia delñ í Islam y de la cultura rabe-beréber en la Pen nsula Ibérica y en los enfrentamientos entre losá í reinos cristianos del norte con los musulmanes de las dem s regiones durante la llamadaá Reconquista.

As , desde hace m s de diez siglos, el musulm n (que fue se alado con varios nombres:í á á ñ musulm n, sarraceno, morisco, moro, turco o marroqu ) ha sido tema recurrente en la literatura yá í la imaginer a espa olas, alimentando de esa forma una ampl sima estructura de leyendas yí ñ í fantas as tanto populares como cultas (Goytisolo, 1998: 9). í

Pero fue a partir de la segunda mitad el siglo XIX cuando el tema de Marruecos volvi a surgiró con fuerza en el panorama pol tico, literario y académico espa ol con la Guerra de frica deí ñ Á 1859-60. As pues, se recuperaron y rescataron los viejos estereotipos elaborados durante losí siglos anteriores, plasm ndose en una serie de libros de contenido hist rico y literario referidos aá ó Marruecos; lo que contribuy a fijar esos estereotipos aplicados a los musulmanes en general y aó los marroqu es en particular. Por otra parte, la imagen del marroqu durante el siglo XIX en lasí í obras espa olas fue fuertemente influenciada por el orientalismo anglo-francés donde Oriente erañ representado, en palabras de Eloy Mart n Corrales (2002: 55) como “ex tico, ca tico, imaginarioí ó ó y multiforme, impregnado de luminosidad, riqueza, fantas a, suntuosidad, indolencia, sensualidad,í crueldad y despotismo arbitrario, e irremediablemente condenado a la decadencia”.

9

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

EL ORIENTALISMO EN EUROPA

Entre la cultura rabe, europea y espa ola hay toda una historia de relaciones que var an seg ná ñ í ú las circunstancia. Durante toda esta historia se liberaban debates entre los intelectuales rabe yá europeos, que adquir an su importancia por su tendencia cultural, lejos del fanatismo religioso oí nacional, as como del egocentralismos europeo que se autobastaba y ve a al otro, en el que seí í incluyen el rabe y el musulm n, como algo retrasado y al margen de la vida, imposibles deá á desarrollar y progresar. Hoy en d a, Europa, después de haber alcanzado la modernidad, haí cambiado bastante su visi n del mundo rabe e isl mico. No creo que sea necesario recordar queó á á Europa vivi durante toda la edad media un retraso social y cultura, mientras que la civilizaci nó ó

rabe-isl mica estaba alcanzando el auge de su esplendor, y extend a su radiaci n y influenciaá á í ó sobre Europa en los distintos mbitos: las ciencias, la filosof a, la literatura, el arte y laá í arqueolog a. El orientalista inglés Montgomery Watt se refiere en su libroí La influencia de la civilizaci n rabe isl mica sobre Europa,ó á á en respuesta a los fan ticos cristianos occidentales,á quienes niegan la influencia de esta Civilizaci n, a la que llaman b rbara y salvaje, diciendo:ó á

«En la Edad Media se manifiesta claramente que la influencia del islam de los rabes sobre elá cristianismo occidental era mucho m s grande de lo que se imaginaba normalmente. El islam noá se limit s lo a hacer participar a Europa en muchos de sus logros materiales y susó ó descubrimientos técnicos y a hacer rodar la rueda de las ciencias y de la filosof a en esteí continente, sino que también le ayud a formarse una nueva imagen de si misma».ó

Cabe decir entonces que los rabes y musulmanes han ayudado a Europa a tomarse conciencia deá s misma y a salir de las tinieblas de la Edad Media y a establecer los fundamentos culturales yí cient ficos de su modemidad y de su nueva personalidad. Citaré las palabras de Joseph Hofmaní que cit Juan Carlos Ben bedes en su ponencia en el Simposiun intemacional Las Cultura rabe-ó á ÁEspa ola a través de la Historia:ñ

«Desde hace siglos , los pueblos del sur del Mediterr neo y de Europa conviven juntos, seá conocieron, se ocuparon unos a otros, pasamos siglos persiguiéndonos uno a otros, alrededor del Mediterr neo: los rabes llegaron hasta Poitiers, y nosotros fuimos bastante lejos; por lo tantoá á comprenderéis que lo sucedido no fue una coincidencia, desde Alejandro Magno hasta el di logoá europeo- rabe. Hay una larga vida compartida, porque hay interés principal com n: Este interés,á ú digamos que es en primer lugar el concepto com n del Hombre».ú

Las relaciones culturales de car cter literario entre Europa y los pa ses rabes y isl micos soná í á á antiguas y arraigadas en la historia, se establecieron a través de los contactos pol ticos y bélico: laí

10

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

invasi n rabe de Espa a, Sicilia, las cruzadas en el Oriente rabe, y posteriormente a través deó á ñ Á los viajeros, orientalistas, las mutuas traducciones, y adquisici n de manuscritos. as se empez laó í ó influencia cultural-literaria de los pa ses rabes e isl micos sobre Europa. Los cuentos, biograf así á á í y maqamas son el comienzo de la narrativa rabe, a la cabeza de las cuales viene el libroá apol gico, de ó Calila y Dimna de origen indio, traducido por Abdullah Ben al Muqaffa, de gran significado moral, que fue escrito en el siglo VIII. All est n también las no menos importantesí á f bulas de Sembad el marino, y las de los siete sabios, seg n el orientalista F. Rosenthal., y que seá ú incluir n posteriormente ená Las mil y una noches, el libro literario rabe m s antiguo y m sá á á importante, que tuvo su ltima versi n en el siglo IX, III de la H gera. Que fue traducido al francésú ó í por Antoine Galland en 1704 y al inglés en 1713. Es considerado la obra literaria m s singular,á que entr con sus noches m gicas y legendarias en la imaginaci n literaria occidental, después deó á ó extenderse velozmente, como el fuego en las malezas secas, ya que en pocos a os aparecieron 4ñ versiones en inglés y en poco menos de 200 a os hab a tenido m s de 400 ediciones en lenguasñ í á europeas.

Rosenthal ve que Las mil y una noches han allanado, ante los occidentales, el camino de la evasi nó hacia un mundo ex tico y m gico, hacia un mundo libre del pesimismo y de la opresi nó á ó caracter sticos del hombre occidental, que sufre las tradiciones y fanatismos, y les ofreci el claroí ó cielo oriental y el inabarcable horizonte a la imaginaci n occidental as como ayud a preparar laó í ó gente en general para las nuevas épocas de racionalismo y luces. La influencia de Las mil y una noches en Goethe era evidente a lo larga de su vida particularmente en su libro Div n de Orienteá y Occidente, traducido al rabe. Goethe no fue el nico poeta alem n influenciado por las nochesá ú á

rabes, pues muchos son los que se entusiasmaron por el m gico mundo de Las mil y una noches.á á Esto se notar posteriormente después de la traducci n de las á ó Rubayyat al-Jayam por el poeta inglés Edward Fitzgerald en el siglo XIX, donde logr el lenguaje fluido, lleno de vida y de éxtasisó de este poeta oriental, atravesar las enormes y espesas murallas de la cultura europea contempor nea; abriendo en ellas una ventana a un mundo m s libre, m s transparente y m sá á á á humano, seg n el mismo Rosenthal, que afirma que estas influencias rabes y isl micasú á á ampliaron la perspectiva europea hacia una visi n mejor del mundo, una visi n distinta yó ó variada. No cabe duda que esto ha enriquecido la literatura occidental y fue uno de los factores que ayudaron al desarrollo de esta literatura hacia un tipo de universalidad que fue nuevo en la historia de la humanidad.

Gracias al orientalismo y a las traducciones tard as del siglo XIX y comienzos del siglo XX conocií ó Europa grandes obras literarias rabes de escritores medievales como al-Jahez y Abu Hayyan at-áTauhidi., ambos considerados como dos espejos de la cr tica social y pol tica de su época. Puesí í ambos toman sus temas de la literatura llamada «espejo de los pr ncipes», de las ceremonias,í

11

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

proverbios, pensamiento religioso y de los valores morales generales de la época. Esa cr tica queí unas veces se presentaban directamente y otras aleg ricamente. Al-Jahez (159-255 de la Higera)ó era de la corriente mu’tazil , que invitaba a la libertad, a la libre elecci n as como a activar laí ó í raz n y el di logo en las cuestiones religiosas y en la interpretaci n de los textos cor nicos era suó á ó á época muy agitada y caracterizada por su escepticismo, cr tica y debate sobre temas religiosos.í Logr al-Jahiz con su solemne y profundo estilo filos fico influir mucho en la literatura rabes yó ó á alcanzar, en su tiempo y en los tiempos posteriores, una singular y merecida fama. Las maqamas que se basan en la prosa rimada.

El preciosismo y el formalismo hueco, y por sus temas marginales y burlescos, aparecieron posreriomente, en la época de la decadencia del estado rabe en Bagdad, que abarc la literatura,á ó la sociedad y el poder central. El representante m s destacado de estas maqamas fue Al-Hamadaniá (m. 1007), padrino de las maqamas, famoso por su libro Sirat ibn Hichaam y su imitador al-Hariri (m. 1122), que escribi m s de 50ó á maqaamas conocidas por Maqaamas de al-Hariri, que cuentan las aventuras de un tal Abu Zaid as-Saruyi..

A.L. Ranella, profesor de lengua inglesa y folklore en el Departamento Europeo de la Universidad de Maryland en su libro: El pasado com n entre los rabes y Occidentú á e, se refiere a un distinguido y ex tico libro de Pedro Alfonso llamadoó «Mayalis al-muta liminá ‘que fue traducido al lat n ení 1106, y influy mucho en la literatura europea. Presenta Ranella, al clasificador de «Mayalis al-ómuta limin», con el nombre de Pedro Alfonso y como hombre de mucho talento y problem ticaá á en su vida. Naci P. Alfonso en 1062 en Huesca (Arag n), que se mantuvo bajo el dominio rabeó ó á hasta 1035 y donde se hab an florecido las ciencias rabes. El padre de Pedro era jud o llamadoí á í Moise Sefardi. Aprendi el hebreo, el latin y el castellano, fue médico en las cortes reales, primeroó de Alfonso I de Arag n y luego en las de Henry de Inglaterra, se convirti al cristianismo en 1106,ó ó con el nombre de su padrino Alfonso I, estando en el auge de sus actividades cient ficas.í

En Inglaterra empez a transmitir el legado rabe a Occidente intentando as tender un puenteó á í entre las dos culturas, rabe y occidental, llamando la atenci n de los sabios occidentales a lasá ó nuevas tablas astron micas rabes, y a la cosmograf a que abarcaba la astronom a, la geograf a yó á í í í la geolog a. Sin embargo la fama de P. Alfonso se debi a su libro ‘í ó Mayalis al-muta limin»,á donde demostr que adem s de conocer la medicina, la filosof a y las otras ciencias rabes eraó á í á conocedor de cuentos populares muy vivas, tomadas de las experiencia de los fil sofos, proverbiosó y consejos rabes, y de las f bulas. Pedro Alfonso es considerado como el primer escritor europeoá á que import deliberadamente la cultura rabe y la divulg en Europa. El libro deó á ó «Mayalis al-muta limin»á tuvo un singular éxito, de manera que sus manuscritos alcanzaron 63, seg nú Ranella. Chophan el orientalista francés cont cerca de 50 obras y escritores famosos que tuvieronó

12

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

referencias o influencias del libro de P. Alfonso, menciona entre otros: Boccaccio, Geovanni (1313-1375), Goffrey Chaucer (1343-1400) Hans Sachs (1494-1576), Freidrich Hebbel(1813-1863), Miguel de Celvantes (1547-1616) y Shakspeare (1564-1616). Gonzalez Palencia, el editor del libro de Mayalis al-mutaalimin dice que basta este n mero de autores para darse cuenta de laú enorme influencia que ha tenido sobre la narrativa de ficci n a nivel internacional.ó

En los siglo VIII y IX, adem s de la literatura escrita, floreci en el mundo rabe la literatura oral,á ó á que eran cuentos, proverbios, sermones que la gente contaba seg n las circunstancias, en losú zocos, reuniones ntimas, y en las cortes de los pr ncipes y califas. Los escritores que siguieron losí í pasos de al-Jahiz se encontraron libres en usar los cuentos burlescos, y picaresco tomados de este legado oral. En este sentido y partiendo de esta legado oral y escrito, tuvieron los rabes la virtudá de inventar el cuento como obra literaria, forjando las bases fundamentales para la narrativa de ficci n que representaba la vida en la edad media.ó

Pasando de la edad media a la moderna, vemos que la influencia y los intercambio culturales entre los rabes y Europa, en especial entre los pa ses de la cuenca del Mediterr neo, se profundizan yá í á ampl an hasta alcanzar las ciencias, la tecnolog a, las letras, las artes, la flilosof a, la econom a yí í í í todas las ciencias humanas y sociales, pero esta vez al revés, después del gigante avance que ha alcanzado la civilizaci n moderna en Europa. Si eran los rabes los que influ an en la edad mediaó á í sobre Europa hoy son los que reciben esta influencia, después del estancamiento de su desarrollo cultural, después de la ca da del califato abbas y de su estado en Bagdad a manos de los t rtaros yí í á la invasi n por Hulagu de los pa ses rabes, as como de la ca da del ltimo reino rabeó í á í í ú á musulm n, Reino de Granada, en Al-Andalus en 1492.á

Ahora y después de muchas cat strofes, fragmentaciones, que sufrieron los rabes, intentan coná á todo su esfuerzo salir de su largo sue o para alcanzar ir paralelos a la civilizaci n mundial,ñ ó manteniendo a la vez su identidad y su peculiaridad como naci n que ha tenido una historiaó ilustre y se alada. Est n tratando ahora, como los dem s pa ses en v a de desarrollo, deñ á á í í recomponer su nueva identidad cultural en esta época racional de avanzadas tecnolog as, a travésí de mixtura entre Oriente y Occidente y la asimilaci n de los avanzados saberes y tecnolog as deó í Occidente. En esto juega la cultura un papel de alta importancia. Por ello es considerada la transmisi n de los conocimientos mediante la traducci n, los estudios, los di logos, simposios yó ó á centros culturales como eje central para la activizaci n y la receptividad entre los pueblos, paraó alcanzar lo que podr amos llamar la hermandad internacional, lejos de los conflictos, de lasí guerras, del saqueo econ mico y de la dominaci n. La cercan a geogr fica y el pasado com n deó ó í á ú los pa ses del Mediterr neo hacen a sus pueblos sentir hermandad y solidaridad mundiales m sí á á profundas. La mutua influencia y mixtura cultural entre rabes y espa oles es el n cleo central yá ñ ú

13

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

radiante de toda una historia, que ha durado m s de ocho siglos repletos de conflictos yá hermandad entre dos pueblos milenarios en su cultura y en su civilizaci n, formando en lasó épocas de estabilidad y de esplendor, y cuando se callaban los ca ones, ejemplo mundial de mutuañ influencia y convivencia, sin par en la historia de los pueblos mediterr neos.á

En al ’Andalus se extendieron las escuelas, las universidades y institutos, as como la bibliotecas, deí los que s lo C rdoba, Sevilla y Granada ten an m s de 70. En la universidad de C rdoba hab aó ó í á ó í m s de 6,000 vol menes de los m s importantes libros Estas universidades recibieron losá ú á estudiantes de todos los pa ses europeos. Los traductores tradujeron muchos de estos libros a laí lengua latina, enriqueciendo as el legado espa ol en sus dos ramas rabe y latina. Entre estosí ñ á traductores est n por ejemplo Plat n el Tifuli y Ibrahim Berhaya de Barcelona que hab aná ó í traducido el Liber quartorum atribuida a Ptolomeo. Estos estudiantes y traductores de las obras

rabigo-andaluzas han contribuido eficazmente a poner las primeras semillas del movimientoá intelectual que se manifest en Europa a finales de la Edad media. El Orientalista Bernard Lewisó se ala la dedicaci n de los j venes espa oles a estudiar las ciencias y letras rabes diciendo queñ ó ó ñ á

«Estos j venes no han le do la poes a y los cuentos rabes ni han estudiado los libros de losó í í á dialécticos teol gicos y fil sofos musulmanes para contradecirlos, sino para aprender aó ó expresarse de una manera m s precisa y perfecta».á

En aquella época lejana las traducciones no se llevaban a cabo en un solo lugar, ya que se hac aní en Barcelona, Tarragona, Segovia, Pamplona, Le n y Marsella, pero el principal centro era Toledo.ó En aquella ciudad se tradujeron libros de matem ticas, astronom a, astrolog a, filosof a, como laá í í í ep stola del uso del Esterlabo, el libro de astrolog a, el libro deí í Maqasid alfalasifa, o Los prop sitosó de los fil sofos y el libro del Cielo y del mundo de Avincena: Uno de los m s importantesó á traductores fue Gerardo de Carmona, que encabez un equipo de traductores que tradujeron masó de 70 obras rabes entre las cuales estaban un resumen del libro de lgebra y matem ticas de al-á á áJawarizmi y el libro de Abu al-Wafa’Al-Mayisti. También se destaca Plat n Altifuli del siglo XII,ó que realiz su obra en Barcelona y se considera uno de los m s antiguos traductores, que dieron aó á conocer las ciencias griego- rabes a Occidente Dr. abul Rahman Badawi en su introducci n alá ó libro sobre Ibn Arabi, su doctrina y su vida de Miguel Asin Palacios, a quien considera como uno de los orientalistas espa oles contempor neos m s importantes.ñ á á

Era Asin Palacios uno de los pilares m s altos del orientalismo, y estaba a la altura de Nellino ená Italia, Gold Tsher, Nildkhe en Alemania y Dozy en Holanda, Massignon en Francia y Crachkovisky en Rusia; pues con este estudioso se estableci la base de la excelente investigaci n cient fica de laó ó í historia rabe- isl mica en Espa a. Palacios concentr sus estudios cient ficos y intelectualesá á ñ ó í sobre tres te logos y m sticos musulmanes: Ibn Arabi, Al-Gazali y Ibn Hazm el cordobés, gracias aó í

14

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

él se ha descubierto a Ibn Masarrah y su escuela. As como fue él quién llam la atenci n porí ó ó primera vez sobre la influencia del islam y precisamente de Risalat al-gufian del poeta rabe, al-áMa rri sobre laá Divina Comedia de Dante, que el investigador y intelectual Hasan Uzm nha haá traducido publicado en varias ediciones en Egipto y se est haciendo una nueva traducci n m sá ó á precisa a cargo del escritor y cr tico literario sirio Hanna Abbud, debido a la gran importancia deí esta gran obra cl sica.á

Otra de las obras cumbre que se han traducido al rabe esá Don Quijote de la Manchade Miguel de Cervantes, realizada por el intelectual e investigador egipcio Abdul Rahman Badawi en 1965. También se est realizando una nueva traducci n m s precisa del Quijote por el escritor yá ó á hispanista sirio Rifaat Atfé, que realiz sus estudios universitarios en Madrid, y saldr este mismoó á a o de la Editorialñ Dar Ward en Siria. Dice el cr tico espa ol Salvador de Madariaga hablando deí ñ la importancia de Don Quijote... que Don Quijote, Sancho Panza, Don Juan, Hamlet, Fausto son los personajes m s grandes que ha creado la literatura universal, pues se parecen a los grandesá hombres creados directamente por Dios, sus figuras se encubren en cada generaci n de nuevosó mitos, opiniones, interpretaciones y s mbolos. Cervantes ha querido que Don Quijote fuese elí espejo de su época en todos sus aspectos social, pol tico, administrativo, vicios, hipocres a, y falsasí í pretensiones en la moral y la conducta; burl ndose de una falsa y doble sociedad, todo a ritmo deá burla y amargura. Si Don Quijote representa la valent a, la fe, el idealismo y la utop a, Sanchoí í representa lo contrario: la cobard a, la vacilaci n el cinismo, el realismo y el pragmatismo.í ó Cervantes nos ofrece la aguda contradicci n de la vida entre el realismo y el idealismo y el eternoó conflicto entre la materia y el esp ritu tendiente a la eternidad, el cuerpo con todos sus deseosí carnales y el esp ritu que siempre aspira a lo m s elevado y puro.í á

Si dejamos a los cl sicos y pasamos a la época moderna nos sorprenderemos de la vastedad de laá mutua influencia que hay entre Europa y los rabes, particularmente entre los rabes y losá á espa oles. La mayor a de las obras de los grandes escritores, pensadores y literatos del siglo XIX yñ í XX se han traducido al rabe y publicado por las editoriales oficiales y privadas en Egipto, L bano,á í Kuwait, Siria, Irak, el Magreb y Jordania, etc., de manera que es imposible abarcarlo en una ponencia como ésta. La traducci n que se aceler much simo después de la independencia de losó ó í pa ses rabes indica la gran necesidad cultural que fue indispensable después de la decadencia deí á la cultura rabe y su estancamiento, debido a las mencionadas causas. En ésta reciprocidadá creativa forma el caso cultural rabe- espa ol una particular y principal pausa no s lo en elá ñ ó campo de la traducci n sino también en el campo de los simposios, di logos y encuentros queó á realizan las instituciones y centros culturales y el intercambio de visitas entre los intelectuales y escritores de ambas partes. Como prueba de la profunda y firme relaci n hist rica entre losó ó

rabes y los espa oles citaré unas palabras del gran dramaturgo, poeta y novelista espa ol,á ñ ñ

15

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

Antonio Gala, que dijo en la conferencia que dio en las Jornadas de Cultura Espa ola celebradasñ en Damasco en 1991, que se llev a acabo gracias a la iniciativa del Hispanista Rifaat Atfé:ó

«la vida se basa en dos cosas: la tradici n y el proyecto, es decir el pasado efectivo y el futuro,ó ambos se edifican a base de otros dos conceptos: la amistad, es decir la convivencia y la cultura en el sentido de la creaci n. Estos conceptos son contrarios a la destrucci n. La amistad en eló ó significado de concordancia en sus m s altos grados funden las fronteras, las ra ces y los tiempos.á í La convivencia y la amistad h spano- rabe heredadas son impugnables a la perturbaci n, coní á ó nosotros han crecido lentamente y construyeron sus nidos en las ramas de la inolvidable sangre. Convivencia que es de la profundidad de los siglos, amasada por las batallas, el conflicto y el abrazo, basada en una comprensi n dif cil y pura. Violenta amistad que permaneci sobre laó í ó tierra de Al-andalus para siempre. En el caso de las relaciones h spano- rabes debemosí á asemejarnos a los dioses de doble cara, una aprende del pasado mientras que la otra se enfrenta al futuro: No estamos solos, como no se puede improvisarlo todo. Nadie puede avanzar sin recordar y no hay futuro que se funda sobre el olvido. En mi alma llevo el nombre de los omeyas, en mi frente el nombre de Bani Abbad y en mi coraz n el nombre de los Nasries de Granada».ó

(Estas palabra de A. Gala est n traducidas del rabe, por no tener el texto original) Y a Antonioá á Gala se le han traducido en Siria dos novelas, la primera, El manuscrito carmes , que es sobreí Boabdil, ltimo rey de Granada que se ha publicado en 1996 y la segunda: La pasi n turca queú ó sali en 1998, ambas traducidas por Rifaat Atfé y publicadas por Dar Ward en Damasco. Juanó Goytisolo representa una admirante fen meno en respecto a la profundidad de la relaci nó ó hispano- rabe, precisamente por su ntima relaci n con la revoluci n argelina, durante suá í ó ó residencia en Francia, huido de la Espa a de Franco. All conoci a los emigrantes argelinos, vio deñ í ó cerca el racismo que se practicaba contra estos, y sinti simpat a con el Frente de Liberaci nó í ó Nacional Argelino. Colabor recogiendo contribuciones de los simpatizantes y solidarizados con laó revoluci n argelina, especialmente de los franceses que se opon an a la ocupaci n francesa deó í ó Argelia. En 1963, después del triunfo de la revoluci n, recibi una invitaci n personal paraó ó ó visitar Argelia. Se refiri a esta invitaci n diciendo:ó ó

«Debido a mis trabajos militantes y a mi participaci n con las fuerzas que apoyaban el Frenteó Nacional para la Liberaci n, he recibido inmediatamente después de la independencia de Argeliaó una invitaci n del Frente y fue la primera visita que realicé a Argelia».ó

En las obras traducidas de Juan Goytisolo al rabe vemos repercusiones espirituales y m sticos deá í Iben Arabe, Ibn al-Farid, al-Hallay y de Ibn Hazm. l mismo ve en las obras poéticas de G ngora,É ó las novelas de Cervantes, los c nticos espirituales de San Juan de la Cruz una presencia de todaá

16

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

una tradici n literaria rabe. A Juan Goytisolo le ha traducido Rifaat Atfé tambiénó á La saga de los Marx, publicada por Dar Abdul Mun m- Nachirun, Alepo 1999.í

Otro novelista espa ol contempor neo es Ram n Mayrata, que se le ha traducido en Siria unañ á ó importante novela: Ali Bey el Abasi, traducida por el mismo Rifaat Atfé y publicada por Dar Ward en Damasco 1999. Mayrata tom los acontecimientos de su novela de la vida del viajeroó Domingo Bad a (Ali Bey) que viaj por los pa ses rabes en una aventura singular, llena deí ó í á peligros y de altibajos. Cabe se alar que Domingo Bad a, el protagonista de esta novela muri enñ í ó Siria y el director del Instituto Cervantes de Damasco, Luis Javier Ruiz Sierra, est muy interesadoá por descubrir su tumba. Cuando lees esta novela impresionante y ex tica te confundes y teó preguntas si es una novela espa ola o rabe, ya por el estilo, ya por sus sucesos que te recuerdanñ á las aventuras de Ibm Battuta, Ibn Mayed y de Sembad, asi como te recuerda el viaje de Ulises el griego en la Odisea. Ali Bey, este aventurero por los desiertos, mares, ciudades y pueblos rabes deá finales del siglo XVIII y principios del XIX, época de la ilustraci n de los descubrimientosó cient ficos y humanos, es una mixtura de todos ellos. Esta novela de Mayrata es de profundaí relaci n con el choque Occidente-Oriente a través del contacto y de la tangibilidad de dosó distintas, pero creativas civilizaciones.

Para terminar quiero referirme al panorama poético espa ol, pues Federico Garc a Lorca, suñ í poes a y teatro son de las obras m s famosas y le das en el mundo rabe. En su obra sentimos elí á í á pulso andaluz con sus ra ces rabes, adem s del profundo sentimiento poético, tr gico y triste deí á á á sus eleg as. Asegura Emilio Garc a G mez que el t tuloí í ó í Div n de Tamarit,á fue un homenaje de Lorca a los poetas rabes de Granada, en especial a Ibn Zamrac, que adornan sus versos lasá paredes de la Alhambra.

17

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

UNA APROXIMACI N AL ORIENTALISMO EN ESPA AÓ Ñ

Existi una literatura espa ola de expresi n rabe, la andalus , y hoy d a existe una literaturaó ñ ó á í í marroqu de expresi n espa ola. sta es la mejor forma de sintetizar las connivencias literariasí ó ñ É entre los dos pa ses. La primera se dio en la época medieval y la segunda se est desarrollandoí á

ltimamente a ritmo creciente.ú

La Espa a isl mica produjo una literatura de riqueza apreciable,ñ á en lengua rabe, desafortunadamente s lo conocidaá ó suficientemente por el escaso grupo de personas que en la Espa añ actual han estudiado la cultura andalus . En Marruecos, elí conocimiento de dicha literatura est m s extendido entre lasá á personas cultas por la facilidad de la lengua. Aunque desaparecido el cultivo de la literatura en rabe, ésta ha influido en el desarrolloá de la literatura castellana. La literatura hisp nica medieval produjoá formas literarias en que se mezclaba la lengua rabe con laá romance. Estas formas h bridas pueden ser consideradas, por tanto,í como propias tanto de la literatura rabe andalus como de laá í castellana. Formas, adem s, que se caracterizaron por la novedadá estructural y técnica. As , surgi el cultivo de nuevas estrofasí ó poéticas, como la moaxaja y el zéjel, que se caracterizaban por el empleo de una lengua mixta rabe-romance al final de laá

composici n. Con el tiempo, estas composiciones se extendieron a la literatura castellana, por unó lado, y a la literatura rabe general. En Marruecos los poetas empezaron a utilizar estas formas,á que incluso llegaron a Palestina, donde siguen componiéndose.

Adem s de la poes a, esquemas narrativos, temas, motivos y tratamientos argumentales t picos deá í í la literatura rabe se utilizar n en las lenguas neolatinas peninsulares. La obra de D. Juaná á Manuel, El conde Lucanor, presenta un ambiente oriental en muchos de sus relatos. Obras originarias de La India y Persia, como Calila y Dimna, llegaron al Magreb y al-Andalus en su versi n rabe, influyendo en numerosas narraciones que la imitaron, y luego se vertieron a lasó á lenguas romances. Los cuentos de Las mil y una noches han ejercido una fascinaci n e influenciaó mantenida durante siglos. La obra cumbre de la literatura espa ola, El Quijote, utiliza recursosñ inspirados en esta colecci n narrativa, como el hecho de presentar un relato dentro de otro y ésteó

18

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

a su vez en un tercero. La obra cervantina pertenece a la época renacentista y al-Andalus era ya s lo un recuerdo. Sin embargo, en pleno siglo XVI se desarrolla en Espa a la novela picaresca, conó ñ El Lazarillo y Guzm n de Alfarache como personajes protot picos. Este género narrativo tieneá í precedentes en las narraciones rabes de las maqamat de los autores orientales al-Hamadani y al-áHariri, que vivieron en el siglo X y que crearon protagonistas de relatos en que un p caro trata deí huir de la pobreza y el hambre agudizando su ingenio. En Marruecos este tipo de literatura se ha utilizado también a lo largo del tiempo.

En el siglo XVIII, José Cadalso utiliza la realidad de las misiones diplom ticas hispano-marroqu es en sus Cartas marruecas para hacer unaá í cr tica de la situaci n espa ola empleando personajes que al servicio delí ó ñ sult n vienen a Espa a y contemplan la realidad lamentable del pa s.á ñ í

En el siglo XIX, sobre todo durante el movimiento literario conocido como Realismo, se refleja el panorama hist rico previo al colonialismo y losó conflictos bélicos en el norte de Marruecos, siempre con una visi n cr tica.ó í

En el siglo XX, gracias a la actividad de recuperaci n del pasado literarioó andalus que hizo la escuela de arabistas espa oles, que el siglo anterior dirigieran Codera yí ñ Ribera, se traducen a la lengua espa ola parte de la poes a y la prosa rabe. As n Palacios y Emilioñ í á í Garc a G mez, sobre todo el segundo en cuanto a la poes a, ofrecen a la cultura contempor neaí ó í á los logros del m tico al-Andalus. Sus traducciones de las viejas casidas influyen en poetas comoí Federico Garc a Lorca, que lleg a imitar en castellano la forma poética rabe por antonomasia.í ó á Pero lo m s curioso es que Lorca, que era granadino, presenta en su obra literaria m ltiplesá ú aspectos formales y tem ticos, que coinciden con la realidad de la vida marroqu . Esto induce aá í pensar, por un lado, que el pasado andalus en cierta forma pervive en Marruecos; por otro, que elí ambiente de Granada conserva elementos de su pasado andalus o bien que estos han sidoí perennes en la realidad del sur peninsular y que coinciden sensiblemente con la realidad evidente en el norte de frica. Se han se alado los paralelismos entre la realidad lorquiana y la culturaÁ ñ marroqu , como muy bien se refleja en el estudio de Mulay Ahmed El Gamoun: Lorca y la culturaí popular marroqu . Incluso se ha hecho una versi n cinematogr fica de la pieza dram tica delí ó á á escritor granadino Bodas de sangre en versi n marroqu , trasladando a este pa s la acci n de laó í í ó obra y ambient ndolo en una sociedad isl mica, y no traiciona en absoluto el sentido profundoá á que quiso transmitir su autor.

19

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

Recuperaci n de la literatura de tradici n oral. T picos y formas.ó ó ó

1. Introducci nó2. Recuperaci n de la literatura de tradici n oral.ó ó2.1. La l rica espa ola popularí ñ2.1.1. Car cterá2.1.2. Temas2.1.3. Formas2.1.4. Manifestaciones

• Jarchas• Cantigas d’amigo• Otros testimonios medievales

2.2. Dignificaci n renacentistaó2.3. Creaci n de la moderna l rica popularó í2.4. Romanticismo y folklorismo

1. Introducci nó

Espa a es uno de los pa ses m s ricos en cuanto a literatura de tradici n oralñ í á ó gracias a la conservaci n de manifestaciones muy antiguas a través de Cancionerosó y recopilaciones llevada a cabo por historiadores, literatos y etn logos.ó

Este tipo de literatura es la primera que aparece en la cultura humana, estando frecuentemente muy relacionada con el lenguaje de la liturgia y la religi n. Aló conjunto de obras anteriores, que se han conservado, se les denomina “patrimonio” o “tradici n” y son las que sirven de punto de partida para los nuevos creadores, aó los que les proporciona lengua literaria, recursos estil sticos, temas, motivos, génerosí y formas de expresi n, de manera que toda la producci n literaria debe suó ó existencia de forma consciente o inconsciente a la tradici n primitiva (oral) bienó para apoyarse en ella, bien para negarla o combatirla.

20

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

El conjunto de tradiciones, creencias y costumbres propias de las clases populares es denominado por el término inglés folklore (de origen germano: Volk= Pueblo), que también da nombre a la ciencia que lo estudia, sobre todo a partir del Romanticismo, que busca las ra ces auténticas de la cultura en el arte del pueblo,í aunque sin demasiado rigor cient fico en algunos casos.í

2. Recuperaci n de la l rica de tradici n oral.ó í ó

2.1. La l rica espa ola popularí ñ

2.1.1. Car cteráSe trata de producciones poéticas muy variadas tanto en forma como en car cter,á seg n la etapa hist rica a la que pertenezca. Mientras la canci n medieval presentaú ó ó un estilo elemental e ingenuo, lleno del misterio de lo irracional y sin met forasá (s lo aparecen im genes visuales), en las manifestaciones renacentistas brilla eló á ingenio, la met fora feliz, el juego de conceptos y de palabras, la expresi n justa, laá ó ant tesis y el paralelismo, siendo su estilo epigram tico, l cido y consciente.í á ú

Lo que s es constante es la declaraci n de los sentimientos amorosos de formaí ó abierta, el patetismo exaltado, la tensi n enf tica, lograda muchas veces a través deó á las repeticiones, exclamaciones y preguntas y la sencillez que contrasta con la intensidad, aunque también aparecen manifestaciones en un estilo neutral y severo.

2.1.2. Temas

La tem tica es muy variada debido a la variedad de sus fuentes (l rica medievalá í europea: en especial la francesa, tradici n hispana: jarchas, cantigas d’amigo,ó canci n trovadoresca, Romancero) Entre los temas m s destacados aparece el deló á amor y el de la naturaleza, en muchas ocasiones entrelazados.

21

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

Otros n cleos tem ticos son:ú á• La ni a “namoradica” que reh sa ser monjañ ú• Elogio de la belleza propia “Aunque soy morena”• “Los malos envolvedores” que siembran ciza a entre los enamorados o losñ

guardas que los mantienen separados• El rechazo del matrimonio y “la mal maridada” • La caza del amor.• Las canciones de camino, que seg n Menéndez Pidal (1919) pueden ser elú

origen de las serranillas hisp nicas.á

2.1.3. Formas

Las canciones infantiles actuales son una de las formas que con m s asiduidad haá conservado textos procedentes de la tradici n oral, los cuales, hoy por hoy, destacanó por su variedad e irregularidad de versificaci n frente a las actuales formas deó l rica folkl rica dominadas por la seguidilla y las cuartetas octosil bicas. í ó á

Esta variedad era la t nica general en la l rica popular del siglo XVI, hasta tal puntoó í que P. Henr quez Ure a en í ñ Versificaci n Irregular en la poes a castellana ó í planteó la posibilidad de que ésta no estuviese sujeta a c mputo sil bico sino que fueseó á fluctuante, lo cual no debe llevarnos a pensar que la l rica popular tradicional noí tuvo formas fijas, puesto que se distingue (en las estrofas iniciales o estribillos, que fueron conservadas gracias al uso que de éstas hicieron los poetas cultos hasta el Renacimiento) el predominio de unas formas concretas sobre otras, como el octos labo y el hexas labo pero adem s esquemas combinatorios fijos como elí í á pareado de 8+9 o la cuarteta de 6+6+7+6.

2.1.4. Manifestaciones

Jarchas Estrofa o cancioncilla tradicional, puesta en boca de una mujer, que lamenta la ausencia, tardanza o pérdida de su enamorado. El lamento va dirigido a la madre

22

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

o a las hermanas que hacen de confidentes.

Su estructura estr fica puede ser pareado, tr ptico monorrimo o cuartetaó í asonantada: redondilla o seguidilla. La lengua de estas manifestaciones literarias descubiertas en 1948 es el moz rabe (dialecto rom nico hablado por los cristianosá á que viv an en la Espa a musulmana, los jud os y los rabes bilingües), bastanteí ñ í á arcaico y plagado de arabismos.

Presentan coincidencias tem ticas con las l ricas primitivas europeas en lenguaá í vulgar pues en todas ellas aparece la canci n de amor femenina: Frauenlied,ó Chanson de femme, Cantiga d’amigo y Cantar de doncella.

Estos textos se han conservado gracias al uso que la l rica culta rabe hizo de ellos.í á En el siglo IX Moc ddam de Cabra (C rdoba) cre la muw shaha, una forma deá ó ó á versos cortos en rabe cl sico que inclu a al final una estrofa en lenguaje vulgará á í ( rabe o romance aljamiado) para provocar el contraste, tan al gusto de la culturaá

rabe; esta estrofa en lengua vulgar (la jarya) se tom de la l rica popular oral.á ó í

Cantigas d’amigo. Canci n puesta en boca de una mujer que dirige sus lamentos aó su madre, hermana, las olas del mar, las flores o los animales, ante la pérdida, tardanza o ausencia del amado (como en las jarchas) o bien de tema marinero o romero.

Surgida en los siglos XIII y XIV en el Occidente peninsular sobre modelos provenzales tra dos a través del Camino de Santiago, sin embargo los autoresí galaico-portugueses renovaron y superaron el modelo al introducir temas y formas populares frente a la férrea estructura y tem tica del “amor cortés”: este hecho, en elá siglo XIII debi suponer una gran innovaci n poética puesto que, a diferencia de loó ó que hab an hecho los autores rabes y hebreos en las muw shaha (colocar laí á á canci n popular como contraste final) ellos la tomaban como base para desarrollaró la obra culta.

23

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

Su estructura es paralel stica y su mensaje y lengua sencillos. Destaca, frente a otrasí formas de l rica medieval el hecho de que pose a melod a propia y original, creada aí í í la vez que el texto, mientras que lo m s com n en las formas provenzales esá ú aprovechar melod as de otras composiciones.í

Otros testimonios medievales En Castilla se toman formas l ricas populares propiasí de la zona musulmana, como el Zéjel, que cambiar su nombre por el de Villancicoá o Villancete.

Estas formas constan de un estribillo (de dos o tres versos) y estrofas cuyo ltimoú verso rima con el estribillo (por lo que recibe el nombre de tornada). El tema m sá importante de estas composiciones es el amoroso, que puede estar tratado desde el punto de vista de la enamorada, del enamorado, de las fiestas amorosas, de la vida en el campo, o tener cierto tono picante.

Los Romances, surgidos de la épica medieval son otras de las formas l ricasí populares (de transmisi n oral) que se han conservado hasta nuestros d as, conó í multitud de variantes. Su fin es entretener e incluso en la actualidad persisten en las comunidades sefard es, siendo las formas m s antiguas las de los siglos XIV y XV.í á

2.2. Dignificaci n renacentistaó

Américo Castro en El pensamiento de Cervantes nos se ala entre las razones para lañ dignificaci n renacentista de la literatura oral (principalmente la l rica) el procesoó í de idealizaci n del hombre primitivo, al que se cre a cercano a Dios y libre de losó í vicios de la civilizaci n. Si bien toda Europa vivi esta misma corriente deó ó pensamiento, en Espa a se vivi intensamente y se hace patente en toda lañ ó literatura.

Los textos se conservaron en Cancioneros como el de Herberay des Essarts de la

24

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

corte de Juan II de Navarra y Arag n; aproximadamente contempor neo deló á Cancionero de Herberay des Essarts es el Villancico atribuido a Santillana, que inicia un género nuevo, que en el siglo XVI recibir el nombre de “ensalada” oá “ensaladilla”, consistente en componer poemas extensos engarzando ingeniosamente cantarcillos populares o a veces refranes, versos de romances y otros elementos de origen popular.

Junto a las formas tradicionales se conservan también textos cultos que toman estribillos populares y los desarrollan siguiendo el estilo de la poes a culta al uso, aí veces empleando rasgos popularizantes, como en el Cancionero musical de Palacio, de fines del siglo XV y principios del XVI.

Hacia fines del siglo XV se consagraron dos tipos m s de poes a h brida: la queá í í desarrollaba temas religiosos en un cantar popular profano y las “versiones a lo divino”, que llegaron a su m ximo esplendor con Lope de Vega y Valdivieso;á también con Lope de Vega llega a su m xima cumbre la poes a l rica tradicionalá í í aunque con el nombre de “letra” o “letrilla”: estamos ya a finales del siglo XVII; en algunos casos estas letrillas forman parte de dramas de la época, como los de Gil Vicente, Tirso de Molina o el propio Lope.

En el resto de los géneros literarios no son muy frecuentes las composiciones populares, aunque s pueden destacarse algunos tratados sobre juegos infantiles oí refranes.

2.3. Creaci n de la moderna l rica popularó í

En los ltimos a os del siglo XVI y las primeras décadas del siglo XVII, es decir, en elú ñ per odo lopesco, puede decirse que la literatura tradicional estaba de moda, por loí que no s lo es frecuente encontrar manifestaciones propias de este género sinoó también imitaciones de autores m s o menos consagrados; esa imitaci n se practicá ó ó tan sistem ticamente, que cabe hablar de toda una “escuela” poética semipopulará

25

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

“seria” porque a los motivos y rasgos estil sticos folkl ricos ven an a unirse en dosisí ó í variable, una serie de elementos de la literatura culta contempor nea, as seá í escribieron multitud de estudillos de “letrillas” y romances adem s de elevar a laá categor a de género literario lo que hasta ahora hab an sido meras manifestacionesí í de cultura popular.

Una de las caracter sticas m s destacadas del género es la variedad métrica, puestoí á que las composiciones no estaban sujetas al c mputo sil bico, lo cual no significaó á que no tuvieran forma ya que predominaban ciertas medidas (octos labo yí hexas labo) y ciertas estructuras paralel sticas, adem s de algunas estrofas entre lasí í á que, en el Renacimiento, destaca la seguidilla.

Aunque el nombre no era nuevo, su molde métrico (4 versos, de los cuales com nmente los nones son de 6 o 7 s labas y los pares – que llevan la misma rima-ú í de 5) era tan antiguo como las jarchas. Pero, de hecho, hasta antes de 1595 no hab aí pasado de ser una forma entre tantas, sin ning n predominio especial. Hacia eseú a o comenz la moda de las seguidillas que alcanz en muy poco tiempo un augeñ ó ó extraordinario. Imbuidos de un esp ritu nuevo muy de acuerdo con la poes a delí í momento, las seguidillas se improvisaban, se cantaban y se bailaban en todas partes, en largas series ininterrumpidas, sin necesaria conexi n tem tica. En unos cuantosó á a os conquistaron los ambientes estudiantiles y los rufianescos e invadieron lañ literatura transformando a la letrilla y al romance nuevo y convirtiéndose en el alma del teatro musical (entremeses, bailes, mojigangas)

Junto con la cuarteta octosil bica, igualmente antigua en cuanto a su forma yá moderna en su esp ritu, la seguidilla se ense ore de la poes a popular de los siglosí ñ ó í subsiguientes. En el seno mismo de la literatura que dio acogida a la canci nó folcl rica medieval naci la poes a que acab con ella, sin dejar m s que un vagoó ó í ó á recuerdo.

Entre las seguidilla se pueden diferenciar varios tipos, aunque en todas ellas domina

26

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

el ingenio o “agudeza” tan del Siglo de Oro.

Todo lo dicho hasta ahora afecta a los estribillos y primeras estrofas de las canciones folcl ricas conservadas, puesto que las glosas, menos empleadas por losó dramaturgos y los l ricos renacentistas, se conservan gracias a algunos cancionerosí como el Polif nico de Vihuela ó , a algunas “ensaladas” y a las obras de Gil Vicente. Las glosas tienden a la regularidad, en ellas predomina el pareado octosil bico y losá cuartetos hexas labos con rima en los pares. í

2.4. Romanticismo y folklorismo

El folklore se cre en el Romanticismo. La inspiraci n buscar lo lejano en eló ó á tiempo, como la Edad Media pero también lo realmente propio de la identidad del pueblo. Fueron muchos los autores y estudiosos que se interesaron por recoger testimonios procedentes de textos populares y tradicionales de un determinado lugar, en todas sus versiones, aunque por lo general no aportan nada nuevo a la literatura.

Otra forma de expresi n literaria tradicional y a veces de transmisi n oral fueronó ó los folletines y literatura “de cordel”, los cuales sol an ser redactados a medida que seí publicaban y que sol an caracterizarse por su sensibler a y tintes melodram ticos; sií í á bien en un principio ten an una importante influencia costumbrista que los llevabaí a describir fielmente la realidad, poco a poco se fueron desligando de la realidad para reproducir formas estereotipadas de la literatura de evasi n.ó

Los autores m s destacados en este tipo de literatura fueron Benito Pérez Gald s yá ó Ram n Mar a del Valle Incl n.ó í á

27

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

2.5. La Generaci n del ’27: Tradici nó ó

El Grupo del 27 no rompe con la tradici n literaria ni con la generaci nó ó precedente, lo cual los caracteriza. Han sido llamados “vanguardistas de la tradici n” por Rafael Alberti, pues la rehabilitaci n de G ngora no fue un episodioó ó ó aislado, con él se rehabilitaron todos los segundones del barroco: Conde de Villamediana, Soto de Rojas, pero también Lope de Vega y Gil Vicente, Fray Luis de Le n, Gonzalo de Berceo y Gustavo Adolfo Bécquer. Una de las tendencias de estaó etapa es el neopopularismo, como huella tard a del romanticismo.í

El origen de la poes a neopopularista se encuentra en el grupo de autoresí posrom nticos inspirados por Heinrich Heine, en particular Gustavo Adolfoá Bécquer y Augusto Ferr n. También Rosal a de Castro hab a asimilado la belleza deá í í los cantares populares tradicionales de su regi n natal en su primer libro,ó Cantares galegos.

Sin embargo la denominaci n de esta estética y estilo se debe al profesoró Federico Carlos Sainz de Robles. El Centro de Estudios Hist ricosó dirigido por Ram nó Menéndez Pidal hab a reverdecido el estudio delí Romancero y de la l rica popular yí su estrecho contacto con la Generaci n del 27 facilit el influjo de los cl sicosó ó á an nimos; influy en ello una magn fica y exitosa antolog a del padre de la filolog aó ó í í í espa ola (pasan de cuarenta las reimpresiones),ñ Flor nueva de romances viejos (1928).

El Neopopularismo fue un movimiento especialmente andaluz, surgido como una reacci n contra la literatura demasiado elitista y universalista deló Modernismo y la frialdad y hermetismo de las Vanguardias, especialmente del Ultra smoí . Esta vuelta a lo popular no ha de entenderse como sin nimo de rusticidad. Pertenecen aló neopopularismo las primeras obras de Rafael Alberti, Marinero en tierra y El alba del alhelí, entre lo mejor del poeta gaditano. También Federico Garc a Lorcaí con

28

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

su Romancero gitano, (1928), uno de sus grandes éxitos. Consta el libro de 18 romances de car cter descriptivo y dram tico. El segundo libro suyo dentro de estaá á tendencia fue Poema del cante jondo, donde se acent a la estilizaci n dram tica deú ó á lo popular andaluz.

Trata de imitar la métrica y el esp ritu popular (í Volksgeist) de la l ricaí tradicional incluida en los cancioneros del Renacimiento, como los de Gil Vicente y Juan de la Encina, as como los poemas delí Romancero viejo y los incluidos en algunas de las obras de Lope de Vega, que puso de moda la edici n de Joséó Fern ndez Montesinos en Cl sicos Castellanos, muy le da porá á í Gerardo Diego, a quien se debe el famoso Romance del r o Dueroí .

Fue el movimiento m s eficaz contra elá Modernismo y también contra los ismos previos a él. Al modernismo lo puso una tem tica tradicional y un juego preciososá de im genes nuevas. El regreso a lo popular afecta a los temas y a la métrica.á Utilizaron el romance, las copias y las formas realistas graciosas de los cancioneros medievales.

29

Literatura comparada EL ORIENTALISMO EN LAS LETRAS ESPA OLASÑ

CASOS CONCRETOS

El orientalismo y la poes a rabe en la Generaci n del 27: í á óLorca y el Div n del tamaritá

• Div n del Tamaritáhttp://www.educarchile.cl/Userfiles/P0001%5CFile%5Carticles-101726_Archivo.pdf

• PRESENCIAS Y AUSENCIAS SUF ES EN ELDIV N DEL TAMARIT, DE FEDERICO GARC AÍ Á Í LORCA

www.scielo.cl/pdf/rchilite/n72/art10.pdf

30