el muro: conquístate a ti mismo y luego al mundo

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La seguridad no está en las paredes, ¡sino en los cimientos!Ya no se construyen murallas que rodeen las ciudades modernas porque fracasaron como sistema de defensa. Sin embargo, nosotros seguimos fabricando "muros personales defensivos", con la equivocada idea de defendernos y evitar que nos vean tal como somos y nos lastimen. Son paredes mentales blanqueadas que muchas veces enclaustran vidas arruinadas que se esconden y lamentan en silencio. Te guiará a identificar los siete muros que no te dejan avanzar hacia tu realización y te desafiará a derribar esas viejas paredes que limitan tu éxito personal.

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  • EL MURO

  • EL MURO

    Conqustate a ti mismo, y luego al mundo

    Prlogo por Luis Palau

    Carlos Barbieri

  • A menos que se indique lo contrario, todas las citas bblicas son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Traduccin Viviente, 2008, 2009 Tyndale House Foundation. Usadas con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, Illinois 60189. Todos los derechos reservados. Las citas bblicas marcadas (rvr) son tomadas de la versin Santa Biblia, Reina-Valera 1960, 1960 Sociedades Bblicas en Amrica Latina; renovado 1988 Sociedades Bblicas Unidas. Usadas con permiso. Todos los derechos reservados. Las citas bblicas marcadas (rvc) son tomadas de la versin Santa Biblia, Reina-Valera Contempornea 2013 American Bible Society. Usadas con permiso. Todos los derechos reservados.

    Edicin: Ofelia Perez

    EL MURO:Conqustate a Ti Mismo, y Luego al Mundo

    ISBN: 978-1-62911-381-4eBook ISBN: 978-1-62911-382-1

    Impreso en los Estados Unidos de Amrica 2015 por Carlos Barbieri

    Whitaker House1030 Hunt Valley Circle

    New Kensington, PA 15068www.whitakerhouseespanol.com

    Por favor enve sugerencias sobre este libro a:[email protected].

    Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de ninguna manera o por ningn medio, electrnico o mecnico fotocopiado, grabado, o por ningn sistema de almacenamiento y recuperacin (o reproduccin) de informacin sin permiso por escrito de la casa editorial. Por favor para cualquier pregunta dirigirse a: [email protected].

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  • Contenido

    Prlogo 7

    INTRODUCCINFabricantes de Muros 9

    CAPTULO 1Derribo el Muro alrededor de mi mentePalabras de condena 29

    CAPTULO 2Derribo el Muro alrededor de mi cuerpo: la falsa imagen 47

    CAPTULO 3Derribo el Muro alrededor de mi familia: el crculo ntimo 61

    CAPTULO 4Derribo los Muros alrededor de mis deseosEl darse cuenta 87

    CAPTULO 5Derribo los Muros alrededor de mis relaciones cercanas. El egosmo salvaje vs. el egosmo sano 99

    CAPTULO 6Derribo los Muros alrededor de mi pasadoEl perdn 115

  • CAPTULO 7Derribo los Muros alrededor de mi futuroEl miedo 131

    CAPTULO 8Cmo mantener mis conquistas 147

    EPLOGOGua de las 7 vueltas para derribar tus 7 Muros 153

    NOTAS BIBLIOGRFICAS 159

  • 7Prlogo

    Estoy muy contento de poder recomendar este libro de Carlos Barbieri, mi compaero de tantos aos de ministerio alrededor del mundo.Este es un libro dinmico, de fcil lectura, cargado de vivencias que apuntan a lograr el mximo objetivo de un verdadero cristiano y discpulo del Seor: vivir una vida de gozo, de amor, de control propio; una verdadera vida en abundancia, tal como es la idea del Seor. l dijo: Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia (Juan 10:10). Sin dudas, esa es la vida de Cristo en nosotros.

    Le invito a leer este libro y reconocer, uno a uno, los Muros que le impiden ver la tierra prometida, al igual que los muros de la ciudad de Jeric le impedan al pueblo de Israel ver aquella tierra que tenan delante.

    En nuestro caso, muchas de esas paredes que hoy nos encierran las hemos construido nosotros mismos a travs de los aos, con la idea de protegernos, pero terminamos atrapados por ellas, porque la seguridad jams estuvo en las paredes, sino en los cimientos, como escribe Carlos en la introduccin del libro. Y nada ms slido que la Roca Eterna de nuestro Seor Jess para asentar una vida.

    Lo desafo a seguir los pasos bblicos que Carlos repasa en cada

  • 8captulo, y pronto ver cmo esos Muros que le cerraron el paso a las bendiciones comenzarn a caer de repente, como los de Jeric.

    La vida abundante es posible en el poder de Dios. Y no hay Muro que pueda detener a un hombre o a una mujer que entrega su vida a Cristo y vive en l.

    Necesitamos millones de jvenes y adultos que caminen alrededor de sus Muros hasta que caigan, y avancen a la tierra prometida. El mundo los necesita hombres y mujeres de valor que avanzan y marcan el camino para que otros los sigan.

    Lea este libro en oracin, y avance porque la tierra le pertenece!

    Luis Palau

  • 9INTRODUCCIN

    Fabricantes de Muros

    Todos somos fabricantes de Muros.Quizs te parezca exagerada esta afirmacin, ms teniendo en cuenta que es posible que no sepas absolutamente nada

    de albailera. Sin embargo, los seres humanos, constructores o no, vivimos rodeados de paredes que nosotros mismos vamos construyendo, e incluso decorando, con el paso de los aos. No es extrao ver grafitis en algunos de estos muros personales de amigos o familiares, tal vez hasta maceteros con flores, colgando de alguna que otra cornisa.

    Es que la primera reaccin, quizs innata, ante una amenaza, ante un posible peligro es fabricar un Muro; una defensa que nos mantenga a salvo una pared lo suficientemente alta que nos garantice la mxima seguridad posible; que nos oculte, que nos proteja. De una o de otra manera, todos nosotros somos fabricantes de Muros, con el objetivo de rodear nuestra propia vida, e incluso, si nos dejan, la vida de quienes queremos.

    Ladrillo sobre ladrillo, muchas veces sin darnos cuenta, vamos levantando esa gran pared para proteger lo que consideramos nuestros puntos dbiles una pared que sin ser de bloques y

  • 10 EL MURO

    cemento, igual nos esconde; invisible en muchos casos, pero tan slida y real como las tangibles.

    Toda ciudad de la antigedad tambin contaba con un gran muro para resguardarla. Y an, hoy en da, en distintas naciones del mundo, pueden observarse restos de aquellas magnficas construcciones. Son paredes y puertas que alguna vez fueron sinnimo de seguridad, pero hoy son solo escombros porque no lograron el objetivo y cayeron en deshonra.

    Al caminar por la ciudad de Madrid, en Espaa, uno puede marcar un recorrido turstico visitando las distintas puertas de acceso al antiguo casco cntrico, a travs del muro que lo rodeaba. Desde la Puerta del Sol, a la Puerta de Alcal, a la Puerta de Toledo, se marca un paseo por las entradas de la muralla que rodeaba el primitivo poblado.

    Por supuesto, ya no existe aquel muro como tal, ni tampoco el de Berln. El tristemente famoso Muro de Berln fue llamado, por los que quedaron de un lado, Muro de proteccin antifascista; y por los del otro lado, Muro de la vergenza. Era ms de 150 kilmetros de humillacin y dolor para un mundo que trataba de sobreponerse a la tragedia ms grande de su historia, la Segunda Guerra Mundial, y no poda porque haba un muro que lo entorpeca, una pared que recordaba aquel dolor.

    Los chinos hicieron su Gran Muralla para que nadie entrara, y quedaron atrapados por siglos.

    Muros, y ms Muros, personales y grupales, protegan, pero a la vez encerraban, dejando cautivos a sus propios constructores. La

  • 11INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    historia demostr que las paredes que nos separan tambin nos encierran y limitan, nos contienen y nos atrofian.

    Sin embargo, como ignorando la historia, t y yo seguimos levantando paredes, cada vez ms altas y sofisticadas, sin entender que nos convertimos en nuestros propios carceleros. Cerramos las puertas y nos confinamos en nosotros mismos para evitar que nos agredan. As nos destruimos solos, y destruimos a los que ms amamos con la justificacin de cuidarlos.

    Ya no se construyen fortificaciones que rodean las ciudades modernas. El sistema fracas. Sin embargo, nosotros seguimos fabricando Muros personales que nos recluyen, para que no nos vean tal como somos; paredes mentales blanqueadas que muchas veces enclaustran vidas arruinadas que se lamentan y esconden.

    Hoy es el da de derribar Muros antiguos, esas viejas paredes que no dejan entrar el sol. Porque la seguridad nunca radic en encerrarse, sino en abrirse, en entregarse.

    La seguridad no est en las paredes, sino en los cimientos, y nos lo recuerda el profeta Isaas:

    Por lo tanto, esto dice el Seor Soberano: Miren! Pongo una piedra de cimiento en Jerusaln, una piedra slida y probada. Es una preciosa piedra principal sobre la cual se puede construir con seguridad. El que crea jams ser sacudido (Isaas 28:16).

    La seguridad nunca radic en encerrarse, sino

    en abrirse, en entregarse.

  • 12 EL MURO

    Si quieres proteger a tus hijos, escucha! No levantes paredes a su alrededor; construye bases para sus vidas. Si quieres estar a salvo de las tormentas de problemas que azotan a cada instante, no levantes muros, sino fortifica los cimientos.

    Cristo es la roca slida sobre la cual debes afirmar tu vida.

    Solo l es mi roca y mi salvacin, mi fortaleza donde no ser sacudido (Salmos 62:6).

    Mateo registra las palabras de Jess cuando dijo: Todo el que escucha mi enseanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca slida. Aunque llueva a cntaros y suban las aguas de la inundacin y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendr abajo porque est construida sobre un lecho de roca (Mateo 7:24-25).

    T decides cmo protegerte, si es con paredes o con cimientos.

    Si tomas la decisin de trabajar para derribar los Muros que te encierran, este libro es para ti. Quiero guiarte paso a paso a identificar plenamente esos Muros que te rodean, y destruirlos.

    Hoy te propongo que te liberes de los encierros. Ellos no pueden protegerte!

    Este libro es para encaminar tus propios pasos hacia afirmar tu vida en la Roca slida y abrir todas tus ventanas al mundo, para que vivas y disfrutes tranquilo de los das de sol, confiado en que si tu fundamento est en Dios, ninguna tormenta podr derribarte.

  • 13INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    Josu, el demoledor de muros

    Tomar las riendas del gran pueblo de Israel, que vena marchando hacia la tierra de la promesa, sin dudas no fue una tarea sencilla para Josu, ni para nadie.

    En los ltimos cuarenta aos, Josu disfrut caminar a la sombra del gran Moiss. Haba seguido sus rdenes al pie de la letra desde el da que salieron juntos de Egipto, aquella noche de muerte y dolor cuando miles de primognitos perecan por la obstinacin del Faran que no dejaba salir al pueblo.

    Desde aquella noche, caminando lado a lado con Moiss, haba visto el mar abrirse. Sus propios pies pisaron el lecho seco del mar, y oy a sus espaldas los gritos desesperados de los egipcios que moran ahogados, cuando las aguas regresaron a su cauce sin dejarlos llegar a la orilla. No se lo haban contado. Lo haba vivido!

    Tambin fue testigo presencial de los eventos en el Monte Sina, cuando Moiss regres con su rostro brillante, luego de estar en la presencia del Todopoderoso. Tuvo el privilegio de tocar con sus manos las tablas de piedra de la Ley, donde Jehov mismo haba escrito la carta magna de su pueblo. Con sus dedos sigui los surcos de aquellas letras por donde antes haba pasado el mismsimo dedo de Dios.

    Junto con su compaero, Caleb, fueron los nicos que 38 aos atrs dijeron: Crucemos aunque haya gigantes, porque Dios est con nosotros. Pero gan la mayora y Dios se enoj, y debieron seguir mordiendo arena en aquel desierto hasta cambiar la manera

  • 14 EL MURO

    de pensar. No podan entrar a la tierra de la libertad con la mente de la esclavitud.

    Haba seguido la nube como todos; haba sentido el calor de la columna de fuego en su rostro y haba tomado el man que caa da tras da para alimentarlo. Era el hombre de confianza del gran lder, el segundo al mando del Pueblo del Pacto, con la responsabilidad de dirigir el ejrcito de Israel. Siempre estaba listo para seguir rdenes.

    Pero ahora las cosas estaban cambiando, y esas rdenes deba darlas l. No era una tarea fcil. Moiss ya descansaba en la presencia de Dios y Josu deba cruzar al pueblo.

    Del otro lado del ro Jordn, en medio del camino a poseer la tierra que Dios les daba, se levantaba imponente la gran ciudad de Jeric con sus altos muros rodendola.

    Lo imagino sentado en la orilla del caudaloso ro Jordn, una maana cualquiera, apenas antes de la salida del sol, buscando el rostro de Dios. La tarea pareca imposible; el muro, infranqueable.

    No se trataba de conocer la voluntad de Dios. Josu ya la conoca. No se trataba de saber si Dios quera o no que el pueblo avanzara. Saba a ciencia cierta que Dios s quera que su pueblo cruzara el ro y conquistara la tierra de Canan. Hay veces que la voluntad de Dios es tan clara, que volver a preguntar por ella es solo una excusa para no cumplirla.

    Todos esos aos de experiencia, miles de das vividos que, en teora, le haban enseado a proyectar su maana en dependencia del Dios que lo guiaba, desaparecan como el agua entre los dedos

  • 15INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    al observar la inmensa tarea que tena por delante.

    Era una reaccin humana y comprensible. Dira el salmista: Somos tan solo polvo (Salmos 103:14), pero en ese momento, cuando el sol despuntaba apenas en el horizonte, por fin, Dios le habl como antes lo haca con Moiss, y lo valid.

    Mi siervo Moiss ha muerto. Por lo tanto, ha llegado el momento de que gues a este pueblo, a los israelitas, a cruzar el ro Jordn y a entrar en la tierra que les doy. Te prometo a ti lo mismo que le promet a Moiss: Dondequiera que pongan los pies los israelitas, estarn pisando la tierra que les he dado Nadie podr hacerte frente mientras vivas. Pues yo estar contigo como estuve con Moiss. No te fallar ni te abandonar (Josu 1:2-5).

    Hoy te toca a ti tomar las riendas de tu propia vida. As como aquella vez Dios le habl a Josu, hoy te habla a ti y te dice: Yo estar contigo. Tienes por delante una tierra nueva. Una tierra que est esperando por ti y tu familia, y espera desde hace aos. Pero recuerda: No ests solo!

    S fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moiss te dio. No te desves de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te ir bien en todo lo que hagas (Josu 1:7).

    Aquel muro deba ser demolido para poder avanzar. No exista la opcin de rodearlo, de ignorarlo o simplemente entrar

    O el Muro cae, o sigues atrapado

    mirando desde lejos la promesa, pero sin

    poder poseerla.

  • 16 EL MURO

    por otro camino. El muro deba caer para dar paso a la tierra de la promesa.

    Y hoy t, igual que ayer Josu, no tienes alternativa; o el Muro cae, o sigues atrapado mirando desde lejos la promesa, pero sin poder poseerla.

    Todos estaban esperando su decisin

    Josu se incorpor despus de escuchar claramente las palabras de Dios, y ya no mir las altas paredes de Jeric, en la otra orilla del caudaloso ro. Puso sus ojos en su gente, que lo esperaba detrs, en silencio, y decidi que ya no dejara que las circunstancias lo limitaran.

    Camin con paso firme entre las carpas que se ubicaban en riguroso orden, por familia, todas con sus puertas mirando al centro del campamento donde se alzaba la Carpa Mayor, el Tabernculo. All reposaba la presencia de Dios desde haca casi cuarenta aos.

    Cada familia estaba esperando a la puerta de su carpa; padres con sus hijos tomados de la mano, mujeres jvenes y ancianas. Todos esperaban la decisin del novel lder. Entr decididamente al patio interior de la Carpa Santa, y all, junto a la fuente de bronce, reuni a los jefes de cada una de las familias de Israel.

    Haba llegado la hora de ponerse en marcha y les dijo:

    Vayan por el campamento y dganle al pueblo que preparen sus provisiones. En tres das, cruzarn el ro

  • 17INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    Jordn y tomarn posesin de la tierra que el Seor su Dios les da (Josu 1:11).

    Todos le miraron en silencio. El viento arrastraba algo de arena, y el sol ya estaba en alto sobre sus cabezas. La fuente de bronce para las purificaciones rituales reflejaba la luz, enviando un rayo de sol directo sobre la entrada del Lugar Santo.

    Todos sintieron la presencia viva de Dios, y decidieron respaldar aquella orden y hacerlo saber a Josu. Dice la Biblia que aquellos hombres dijeron:

    Haremos todo lo que nos ordenes e iremos a donde nos enves. Te obedeceremos tal como obedecimos a Moiss. Que el Seor tu Dios est contigo tal como estuvo con Moiss. Cualquiera que se rebele contra tus rdenes y no obedezca tus palabras y todo lo que t ordenes, ser ejecutado. As que, s fuerte y valiente! (Josu 1:16-18).

    Todos estn esperando tu decisin

    Tantas veces t y yo pensamos que los dems, nuestros amigos, familiares, hijos, pareja, no secundaran nuestras decisiones. Lo pensamos durante tantos aos, hasta el punto que llegamos a creerlo firmemente, incluso a considerarlo una premisa slida. Simplemente evitamos tomar algunas decisiones complicadas que creamos que no respaldaran, ignorando que no tomar una decisin, tambin es decidir.

    Todos estn esperando tu

    decisin.

  • 18 EL MURO

    Cuando Dios habla al corazn de un hombre o de una mujer, como le habl a Josu, y le indica un camino a seguir; del mismo modo se encarga de allanar ese camino para que los pasos que den sus hijos, no golpeen con piedras innecesarias. Y si algn escollo queda en la ruta, no ser para problema, sino que ser para crecimiento y fortificacin.

    Todos estn esperando que te decidas a seguir el camino hacia la tierra prometida.

    Quieren seguirte porque la gente sigue a quien sabe hacia dnde va y tiene el respaldo de Dios.

    Tu familia est esperando; tus amigos, compaeros de trabajo y de ministerio. Todos a tu alrededor estn expectantes de tu decisin. Ya no puedes

    simplemente seguir a Moiss; l muri. T tienes que escuchar la voz de Dios y seguir sus indicaciones, tal como lo hizo Josu. T ahora ests a cargo de tu propia vida, y de la vida de la gente que te rodea.

    Hay Muros en tu camino? S, los hay. T mismo los has levantado con el paso de los aos, y ahora son ellos los que te ahogan, los que te impiden seguir el camino, igual que aquel Muro de Jeric le cerraba el trayecto al pueblo del pacto.

    El primer paso

    El primer paso que dio Josu fue enviar dos espas a la ciudad

    La gente sigue a quien sabe hacia

    dnde va.

  • 19INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    de Jeric para analizar a fondo el muro, evaluar sus debilidades y fortalezas, e identificar exactamente qu tena delante: saber dnde estaba cada entrada y cada salida, qu altura tena, qu ancho y cun fuerte era.

    La decisin tomada por Moiss, treinta y ocho aos atrs, de enviar espas a la tierra de Canan, haba sido una mala decisin. Ahora Josu estaba dando la misma orden e indicndoles a los espas su tarea de esta manera: Ustedes dos, crucen el Jordn y entren en Jeric, revisen cada parte del camino y evalen la muralla, sus puertas, sus torres de vigilancia, sus puntos fuertes y dbiles. Hablen con la gente de la ciudad sin que los descubran y averigen qu piensan de nosotros. Analicen sus armas y sus municiones. Escuchen a la gente comn en las calles, hablen con los comerciantes en las plazas, y despus revisen todo el lado exterior de la muralla. Luego regresen e infrmennos, pero regresen rpido porque en tres das atacaremos.

    La diferencia entre los doce espas que envi Moiss y los dos que envi Josu, no radica en el hecho puntual de evaluar al enemigo antes de atacar. No se basa en la decisin, sino en la intencin de la decisin. Aos atrs, los espas fueron a observar si eran capaces de vencer, si en verdad haba que escuchar a Dios que les deca: Vayan, o haba que esperar una mejor oportunidad segn las estrategias humanas.

    En este caso, la decisin estaba tomada. El muro deba ser destruido y la ciudad, conquistada. No haba ninguna decisin extra qu tomar en ese sentido. Los espas, en este caso, fueron enviados para saber a qu se enfrentaran y, entre otras cosas, para saber tambin la grandeza del milagro que viviran.

  • 20 EL MURO

    Nos relata el mismo Josu que:

    Luego, los dos espas descendieron de la zona montaosa, cruzaron el ro Jordn y le informaron a Josu todo lo que les haba sucedido: El Seor nos ha dado el territorio dijeron, pues toda la gente de esa tierra nos tiene pavor (Josu 2:23-24).

    Descubrir que del otro lado nos ven distinto a como nosotros mismos nos vemos, a veces es una gran sorpresa.

    El primero en sorprenderse ante la noticia que entregaron los espas fue el mismo Josu, luego los generales y todo el alto mando del ejrcito Israel, luego cada soldado, y cada hombre y mujer. La noticia corri como reguero de plvora. Todos, del otro lado, nos tienen miedo!

    Aquellos espas descubrieron que las altas paredes de la muralla, que las pesadas puertas de madera que se cerraban al atardecer, que lo sofisticado de sus armas y la preparacin de su ejrcito era, para los habitantes de Jeric, ms que una bendicin, un castigo.

    Ellos tenan altos muros, pero el ejrcito de Israel tena profundos cimientos.

    Marchaban en el nombre de Jehov de los Ejrcitos, y los habitantes de Jeric lo saban.

    Enva espas a tu interior.

    Enviar espas a tu interior ser tambin el primer paso antes de la victoria, pero cuidndonos de enviarlos con una misin clara y

    Mira tus fuerzas desde las de Dios y todo ser posible.

  • 21INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    Nos relata el mismo Josu que:

    Luego, los dos espas descendieron de la zona montaosa, cruzaron el ro Jordn y le informaron a Josu todo lo que les haba sucedido: El Seor nos ha dado el territorio dijeron, pues toda la gente de esa tierra nos tiene pavor (Josu 2:23-24).

    Descubrir que del otro lado nos ven distinto a como nosotros mismos nos vemos, a veces es una gran sorpresa.

    El primero en sorprenderse ante la noticia que entregaron los espas fue el mismo Josu, luego los generales y todo el alto mando del ejrcito Israel, luego cada soldado, y cada hombre y mujer. La noticia corri como reguero de plvora. Todos, del otro lado, nos tienen miedo!

    Aquellos espas descubrieron que las altas paredes de la muralla, que las pesadas puertas de madera que se cerraban al atardecer, que lo sofisticado de sus armas y la preparacin de su ejrcito era, para los habitantes de Jeric, ms que una bendicin, un castigo.

    Ellos tenan altos muros, pero el ejrcito de Israel tena profundos cimientos.

    Marchaban en el nombre de Jehov de los Ejrcitos, y los habitantes de Jeric lo saban.

    Enva espas a tu interior.

    Enviar espas a tu interior ser tambin el primer paso antes de la victoria, pero cuidndonos de enviarlos con una misin clara y

    Mira tus fuerzas desde las de Dios y todo ser posible.

    especfica, y con la intencin correcta. Jams debes ordenarles a tus espas que evalen si se debe o no seguir las instrucciones de Dios. Nunca mires a Dios desde tus fuerzas porque todo parecer imposible. Mira tus fuerzas desde las de Dios y todo ser posible.

    Siete vueltas. Siete muros.

    Dios le indic a Josu que guiara a todo el pueblo en una peregrinacin alrededor de aquel muro, cada da, por siete das. Deban dar siete vueltas antes de presenciar la gloriosa intervencin divina, entregando aquella gran ciudad fortificada en las manos de los israelitas, para que quedara el paso franco hacia la tierra de la promesa, donde flua la leche y la miel.

    Hoy Dios te gua a ti a identificar siete Muros que impiden tu realizacin; siete Muros que no te dejan avanzar siete paredes que has ido construyendo para defenderte, y que hoy limitan tu visin y cierran tu paso hacia el xito y la prosperidad.

    Vamos a avanzar juntos en esta peregrinacin alrededor de tus propios Muros. En cada captulo evaluaremos uno de ellos, y descubriremos, en la Palabra de Dios, cmo destruirlo.

    Son siete Muros que te limitan. Vamos a hacer un repaso a cada uno de los Muros que juntos estudiaremos, rodearemos y destruiremos.

  • 22 EL MURO

    En el Captulo 1 veremos: Derribo los Muros alrededor de mi mentePalabras de condena

    Descubrir la dignidad que tenemos como criaturas, solo se logra descubriendo la dignidad que tiene nuestro Creador. El hombre o la mujer que se imagina como un simple error de la naturaleza o una coincidencia csmica de dos elementos cualesquiera, o se mira al espejo y solo ve, detrs de s, a un antepasado animal, evolucionado por la presin de la necesidad, nunca podr valorarse a s mismo. Ser un simple barrilete con poco pioln, arrastrado por los vientos, pero condenado a jams elevarse ms all de su propia limitacin.

    Descubriremos tu dignidad, lo que verdaderamente eres y vales, descubriendo la suma dignidad del que te cre.

    Tambin destruiremos el Muro que fuiste construyendo en tu mente, y detrs del cual te ocultaste: un Muro de ladrillos huecos, formado por palabras de condena que te fueron diciendo y que creste. Y lo destruiremos!

    En el Captulo 2 veremos: Derribo los Muros alrededor de mi cuerpoLa falsa imagen

    Crear y mantener por mucho tiempo una falsa imagen de uno mismo es una de las peores cosas que puede pasarnos. Crear esa falsa imagen de uno mismo es malo, pero mantenerla a travs de los aos es an peor. Hacerla carne, hasta el lmite que nos

  • 23INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    encierra y atrofia, es uno de los Muros ms altos que deberemos aniquilar.

    Sea por ms o por menos, sea que te creas superior o inferior, en este captulo enviaremos los espas necesarios para detectar el Muro de la imagen que tienes y proyectas de ti mismo, y lo demoleremos aprendiendo a no ser tan perfectos, ni tan imperfectos. Simplemente aprenderemos a ser lo que Dios quiere que seamos.

    En el Captulo 3 veremos: Derribo los Muros alrededor de mi familiaEl crculo ntimo

    Tu familia ser la que te lleve al fondo o a la superficie. No hay llaneros solitarios, como aquel personaje de la antigua serie televisiva estadounidense. T eliges si utilizas anclas que te limiten, que te sujeten, que te detengan, o si te vales de flotadores que te eleven al nivel para el cual fuiste creado.

    Hablaremos de tu crculo ntimo, y veremos cmo destruir el Muro de la introspeccin hogarea que fuiste formando alrededor de las personas que estn ms cerca de ti. Ese Muro impide una relacin familiar fluida porque sigues fuera, aunque ests en casa, porque sigues con pensamientos forneos y trabajando sobre problemas que trajiste al lugar incorrecto.

    Hablaremos sobre desarrollar y mantener hbitos de excelencia que te permitirn crear y tener una lnea al relacionarte con tu prjimo; lo que, eventualmente, te elevar al nivel de vida que Dios tuvo en mente al crearte.

  • 24 EL MURO

    En el Captulo 4 veremos: Derribo los Muros alrededor de mis deseos

    Darse cuenta de lo que uno tiene al momento de perderlo es la historia repetida de millones de personas. Y es una tragedia sin vuelta atrs.

    El Muro que hemos construido con paciencia durante la mayor parte de la vida adulta es una pared increblemente alta, que solo deja un pequeo lugar para ver lo que no tienes, e impide la visin abierta y clara de lo que s tienes.

    Descubrir a tiempo el balance entre lo que poseo y lo que disfruto, aprendiendo a valorar las cosas cercanas, y a la vez medir con sabidura el esfuerzo aplicado a alcanzar aquellas cosas que no se tienen, es uno de los Muros en los que trabajaremos juntos. Cmo derribar esa gigantesca muralla que me impide ser feliz con lo que tengo? Esta y otras preguntas trascendentales nos llevarn lentamente, ladrillo por ladrillo, a demoler las paredes que nos encierran.

    En el Captulo 5 veremos: Derribo los Muros alrededor de mis relaciones cercanasEl egosmo salvaje vs. el egosmo sano

    Es imposible ver la tierra prometida por encima del Muro de egosmo que construimos.

    A la sombra de la gran pared, sufren las relaciones con amigos, compaeros de trabajo o ministerio, vecinos y socios. Este Muro egosta que nos impide relacionarnos no es el egosmo en todas sus

  • 25INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    formas; es el egosmo mal entendido, al que llamaremos egosmo salvaje.

    El egosmo en s es un instinto de supervivencia y autoproteccin innato en cada ser humano. Manejarlo mal es el problema.

    Sacudiremos las bases del Muro y encontraremos el egosmo sano, que nos permite alinearnos con una forma muy humana de ser, a la vez que nos encamina a lograr objetivos sin arriesgar la vida de relacin.

    En el Captulo 6 veremos: Derribo los Muros alrededor de mi pasadoEl perdn

    Los Muros que hemos construido en relacin a nuestro pasado buscaban siempre ocultar situaciones que nos causaron dolor. Uno puede dejar algunas materias pendientes mientras est estudiando, pero al momento de querer egresar y obtener el diploma, hay que rendir cada una de ellas y aprobarlas.

    Jams llegaremos a la tierra prometida si no identificamos y destruimos este Muro, dejando al descubierto aquel antiguo dolor; y ya al descubierto, trabajamos sobre l y lo sanaremos.

    Atravesaremos este captulo con los puos apretados, mordiendo los labios porque nos veremos cara a cara, otra vez, con aquella materia que dejamos oculta tras el Muro, y que hiede y duele. Pero la tierra prometida lo vale. El premio y la corona estn del otro lado, y debemos pasar.

  • 26 EL MURO

    El Muro que oculta el dolor debe ser abatido, y el sufrimiento, anulado.

    En el Captulo 7 veremos: Derribo los Muros alrededor de mi futuroEl miedo

    El sptimo Muro se llama miedo. Algunas veces es un miedo inconsciente, otras no tanto. Es miedo al dolor, a la prdida, al fracaso; miedo a la muerte.

    Con la ayuda de la siempre viva Palabra de Dios, llegaremos a lo ms profundo del alma, donde hemos levantado el Muro de un miedo casi clandestino y solapado que dirige nuestras acciones desde las sombras, y nos impide tomar riesgos elementales en la vida de relacin. Es el miedo a perder lo que queremos, a que alguien o algo lastime lo que amamos.

    Derribaremos juntos el Muro del miedo para enterrar en su lugar la primera piedra del cimiento, la piedra fundamental, donde construiremos el resto de una vida con propsito eterno.

    En el Captulo 8 veremos: Cmo mantener mis conquistas

    Luego de estudiar y trabajar en la demolicin de cada uno de los siete Muros que te limitaban, ahora hay que consolidar la victoria para mantenerla con el paso de los aos.

    La ciudad de Jeric finalmente cay ante Israel. El muro que la protega se derrumb ante la mirada espantada de un pueblo que haba dado las siete vueltas que Dios le indicara, y vea ante sus

  • 27INTRODUCCIN: Fabricantes de Muros

    ojos uno de los milagros ms estridentes relatados en el Antiguo Testamento.

    Ya se estaban acostumbrando al mover de Dios a su favor. Haban visto el ro Jordn detenerse en su correr para que pudieran cruzar en seco. Haban girado en torno a la ciudad cumpliendo la Palabra de Dios, y como un castillo de naipes haban visto aquel muro desmoronarse a sus pies.

    Creyeron que lo dems sera solo un trmite, algo sencillo por lo cual no deban preocuparse. Cuando lleg la hora de consolidar la victoria tomando la siguiente ciudad, una pequea, sin ejrcito, sin defensa, el pueblo -embriagado por su victoria sobre el gran muro- no supo consolidar el xito, y cay derrotado ante la pequea ciudad de Hai.

    Una mezcla satnica de pecado entre la filas del ejrcito de Israel, y malas decisiones estratgicas militares nacidas de subestimar al enemigo, hicieron que regresara el fantasma de la derrota.

    En este ltimo captulo, trabajaremos juntos en desarrollar una estrategia bblica para el continuo crecimiento y la superacin. Nos centraremos en la consolidacin de los xitos logrados, siguiendo la estrategia divina. Porque en el nombre de Dios, y siguiendo su consejo, se triunfa, y tambin se consolida la conquista, convirtindola en una constante.

  • 29

    CAPTULO 1

    Derribo el Muro alrededor de mi mente Palabras de condena

    Recuerdo cuando comenzamos a trabajar en la construccin de nuestra casa, en mi pas natal, Argentina. Con mi esposa pasamos algn tiempo haciendo bocetos sobre un plano, dibujando a mano alzada los dormitorios, baos, cocina y dems. Algunos amigos daban sugerencias. Nuestros padres aportaban experiencia de vida y habitabilidad. As llambamos a esa rara caracterstica que tienen algunas casas, que sin ser grandes ni hermosas son plenamente habitables, comparadas con otras que pueden ser muy grandes, pero poco disfrutables por una familia con nios.

    No fue sencillo encontrar el balance entre los deseos de una pareja y la perspectiva de una familia con nios. Pero all bamos, lentamente, dibujando y borrando, a veces en el desayuno, otras en la noche, antes de dormir.

    Ubicamos puertas que comunicaban espacios, ventanas y escaleras. Trabajamos mucho en la cocina y el patio, imaginando el futuro siendo ms. Fue una etapa muy linda, de volcar sueos en

  • 30 EL MURO

    un papel. Luego un arquitecto dibuj profesionalmente aquellos deseos y lentamente fue tomando forma nuestra futura residencia.

    El paso siguiente fue decidir una serie de detalles tcnicos con la ayuda de un ingeniero amigo. Nos recomend armar una especie de esqueleto en concreto de toda la casa: columnas que luego sostendran los techos, y vigas que encadenaban esas columnas. Fue otra etapa maravillosa.

    Recuerdo a los albailes preparando la mezcla y agregando piedras a la masa. El concreto era volcado en unos cajones de madera que contenan varillas de hierro entrelazadas, que aportaran la flexibilidad que las columnas y vigas requeran para no ceder.

    Todo lo que es muy rgido finalmente tiende a quebrarse, y no queramos que eso sucediera.

    Las paredes internas debemos levantarlas con ladrillos huecos, dijo el ingeniero una tarde, cuando preparbamos la lista de la compra de los materiales.

    Los llamados ladrillos huecos, que se utilizan mucho en prcticamente todas las construcciones en Espaa y otros pases de Europa, tienen la caracterstica de ser precisamente eso: huecos. Tienen unos orificios pasantes en su interior que los convierten en bloques muy livianos y econmicos, siendo casi un 70% del volumen total del ladrillo, simplemente hueco.

    As lo hicimos, y jams podr olvidar una maana temprano, haca

    Todo lo que es muy rgido finalmente

    tiende a quebrarse.

  • 311 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    fro, y llegu a la casa en obra para conversar con los albailes y ver cmo estaba el trabajo en general. Al menos tres veces a la semana pasaba en algn momento del da para mirar los avances. Alguna que otra vez llegu intencionalmente a medioda, a la hora del almuerzo, y compart con ellos el famoso asado de obra, una caracterstica de los albailes de las construcciones, all, en la surea ciudad de Buenos Aires.

    Toman algunos recortes de madera, remanentes de los encofrados o moldes, que se hicieron antes para rellenar y construir las vigas y las columnas de concreto slido, y con esos recortes y sobrantes de madera se prepara el fuego. All, a las brasas de aquellas maderitas prendidas se asentaba una parrilla, y sobre ella, algn pedazo de carne a cocinar lentamente, el que luego todos compartan con pan y vino.

    Fue una experiencia nica participar de los alimentos con ellos, y ver y escuchar a aquellos speros hombres riendo de chistes ingenuos, hablando de ftbol, de novias o proyectos.

    Pero aquella maana en particular solo haba mate cocido. Era muy temprano y me ofrecieron un jarro que tom con ganas. El mate cocido no es ms que la infusin de la yerba mate, como un t preparado con agua bien caliente para entibiar los huesos fros y poder sostener las herramientas de trabajo.

    Me sent sobre una lata de brea vaca en el centro de lo que sera nuestra sala, y observ durante largo rato a uno de aquellos albailes levantando desde cero la pared que dividira el lugar de estar de la cocina.

  • 32 EL MURO

    Tomaba aquellos ladrillos huecos con su mano izquierda, con la derecha revolva en un balde la mezcla, y levantaba un poco usando una cuchara de albail. Con una habilidad que llegu a envidiarle, pona ladrillo sobre ladrillo, lnea por lnea, apoyando siempre dos sobre uno, para entrelazarlos y que no cayeran.

    Sentado, y boquiabierto, vi como en un lugar donde no haba nada, ahora se levantaba una pared completa. Ya no se vea ms el espacio asignado a la cocina; solo ladrillos rojos hasta el techo. Nada ms que una pared.

    Parece la gran cosa, dijo el obrero, satisfecho por su trabajo. Agreg, cambiando el gesto: Pero es de ladrillos huecos y aunque se ve slida, si la golpeas, la derribas. El 30% es pared verdadera; lo dems es solo aire entre el barro cocido.

    Mi estimado amigo y amiga que ests leyendo estas pginas, recibir una palabra de insulto o desprecio, de desnimo o reproche, dicha por alguien a quien queremos, tiene la capacidad de herirnos profundamente. Pero no deja de ser un ladrillo hueco: una mnima parte de verdad y luego solo aire dentro de barro cocido.

    Los pobres son blanco fcil

    Santiago, hermano de Jess, seguramente debi soportar la presin de las palabras que intentaban desprestigiarlo, como lo intentaron tambin con el mismo Jess, y tal vez contigo.

    Sin dudas, Santiago debi escuchar: Oye, Santiago, t eres el hijo de un carpintero. Qu vienes a decirnos a nosotros que somos lderes religiosos de la primera hora? Eres de Nazaret! Puede

  • 331 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    algo bueno salir de ese pueblucho?.

    Pero l, lejos de aceptar como vlidas aquellas palabras de desnimo, e inspirado por el Espritu Santo, escribe una carta memorable a los hijos de Abraham, dispersos por todo el mundo, y les dice:

    la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende maldice a quienes Dios cre a su propia imagen (Santiago 3:6 y 9).

    Las palabras de desnimo, insulto y desprestigio son flechas fabricadas por el mismo diablo que apuntan a la mente y al corazn de cada ser humano. Y llegan a tu vida disparadas certeramente, por gente en quien confas. S, son fuego amigo con la intencin de tomarte desprevenido y desprotegido. Tienen la intencin de daarte definitivamente, aunque a veces lleguen como crticas constructivas o palabras de exhortacin.

    Son ladrillos huecos que solo contienen un tercio de verdad, pero lucen como bloques slidos. Si fueran totalmente mentiras, las rechazaras, pero siempre contienen una parte de verdad para que duela, para que penetre y lastime.

    Las palabras de desnimo, insulto y desprestigio llegan

    a tu vida disparadas por gente en quien

    confas.

  • 34 EL MURO

    As, lentamente, juntamos en algn rincn de la sala todas esas palabras desgraciadas que van dicindonos, ao tras ao; muchas veces, incluso, desde que somos apenas unos nios. Un da, quizs una maana cualquiera, un trabajador de la construccin comienza a apilarlas y pegarlas, una sobre la otra, ante nuestra mirada incrdula, con gran destreza y velocidad. Y va formando con ellas la pared que finalmente nos limita, nos encierra, nos condiciona, nos ahoga y nos mata.

    Pero no olvides que son ladrillos huecos

    Son palabras de maldicin dirigidas a los benditos de Dios. Son la herramienta de destruccin preferida por el enemigo de las almas. Maldicen a quienes Dios cre a su propia imagen, al decir del apstol Santiago. Cuando esas palabras mal intencionadas impactan sobre una vida pobre, lastiman mucho.

    Son pobres el hombre y la mujer que se imaginan a s mismos como simples errores de la naturaleza, sin futuro eterno, solo como una coincidencia csmica de dos elementos cualesquiera que se combinaron por accidente, o se miran al espejo y solo ven detrs suyo a un antepasado animal que fue evolucionando por la presin de la necesidad. Nunca podrn valorarse a s mismos con el peso de la verdad. Nunca conocern su autntico potencial porque carecen de historia, de pasado y de conciencia de creacin.

    Esos hombres y esas mujeres son pobres y vulnerables a las palabras de maldicin.

    Son solo polvo, y aunque se eleven por las circunstancias de la vida, caern pronto porque pertenecen al polvo. Cuando esas

  • 351 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    palabras de maldicin se conviertan en todo un Muro, ese mismo Muro los ahogar.

    No es as con quienes descubran su propia dignidad descubriendo la suma dignidad de su Creador. Ellos son fuertes porque su Padre es fuerte. Ellos son protegidos, consolados, respaldados, animados y validados. Ellos son eternos y amados porque su Padre lo es, y los ama.

    La dignidad de la creatura es hereditaria

    Poco tiempo antes de que Josu tomara el desafo de caminar con el pueblo alrededor del gigantesco Muro de Jeric, hasta que en la sptima vuelta Dios lo redujera a escombros, se sent a escuchar, al igual que todo el pueblo. Atentamente prest su odo a uno de los ltimos mensajes de Moiss, antes de partir a la presencia de su Dios. Cada uno de aquellos israelitas deba saber que nada creado o por crearse, arriba en el cielo o abajo en la tierra, poda siquiera acercarse a la dignidad del Dios que los guiaba.

    Moiss saba que la vida de cada hombre y mujer sera radicalmente distinta luego de que el Muro de Jeric cayera, y entraran a la tierra de la promesa. Saba que algunos miraban aquel muro con desconfianza, saba que nada sera sencillo, pero tambin era consciente de que una vez se haba equivocado enviando, y luego escuchando, a los espas que dijeron que el Muro era infranqueable. Por eso debieron caminar 38 aos ms en ese desierto.

    Ahora Moiss saba que ningn Muro es infranqueable cuando se observa desde la perspectiva de Dios. Ningn gigante es invencible y ningn problema es imposible de resolver.

  • 36 EL MURO

    Aquella maana el gran profeta Moiss le habl al pueblo desde el corazn y desde la experiencia; y, como a ellos antes, hoy nos dice a nosotros:

    Solamente l es tu Dios, el nico digno de tu alabanza, el que ha hecho los milagros poderosos que viste con tus propios ojos (Deuteronomio 10:21).

    S, mi estimado amigo y amiga, Dios es la suma de la dignidad,

    el nico digno, excelso, superior, merecedor de toda la honra y la alabanza. Nada puede ser comparado con su magnificencia.

    Grande es el Seor! Es el ms digno de alabanza! (Salmos 96:4).

    l nos cre, a ti y a m, a su imagen y semejanza. Te ofreci su dignidad, te la regal al soplar su vida dentro de ti y convertirte en un ser humano.

    Te concedi la posibilidad de conocer y amar libremente. Puso sobre ti entendimiento, voluntad, respeto y honor. Te comparti su propia capacidad de generar vida, de crear y cuidar lo creado. Insert eternidad en ti, convirtindote en una persona.

    Cre todo el universo y lo someti a ti, s, a ti! Te dio dominio y seoro sobre su creacin. Y como si todo eso hubiera sido poco, te am profundamente, hasta el punto de entregarse a s mismo por

    Ningn Muro es infranqueable

    cuando se observa desde la

    perspectiva de Dios. Ningn gigante es invencible y

    ningn problema es imposible de

    resolver.

    Cre todo el universo y lo someti

    a ti, s, a ti.

  • 371 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    Aquella maana el gran profeta Moiss le habl al pueblo desde el corazn y desde la experiencia; y, como a ellos antes, hoy nos dice a nosotros:

    Solamente l es tu Dios, el nico digno de tu alabanza, el que ha hecho los milagros poderosos que viste con tus propios ojos (Deuteronomio 10:21).

    S, mi estimado amigo y amiga, Dios es la suma de la dignidad,

    el nico digno, excelso, superior, merecedor de toda la honra y la alabanza. Nada puede ser comparado con su magnificencia.

    Grande es el Seor! Es el ms digno de alabanza! (Salmos 96:4).

    l nos cre, a ti y a m, a su imagen y semejanza. Te ofreci su dignidad, te la regal al soplar su vida dentro de ti y convertirte en un ser humano.

    Te concedi la posibilidad de conocer y amar libremente. Puso sobre ti entendimiento, voluntad, respeto y honor. Te comparti su propia capacidad de generar vida, de crear y cuidar lo creado. Insert eternidad en ti, convirtindote en una persona.

    Cre todo el universo y lo someti a ti, s, a ti! Te dio dominio y seoro sobre su creacin. Y como si todo eso hubiera sido poco, te am profundamente, hasta el punto de entregarse a s mismo por

    Ningn Muro es infranqueable

    cuando se observa desde la

    perspectiva de Dios. Ningn gigante es invencible y

    ningn problema es imposible de

    resolver.

    Cre todo el universo y lo someti

    a ti, s, a ti.

    tu liberacin, cuando te captur el enemigo.

    Nada hay ms digno que el Creador, nada hay ms digo que su creatura. Y ese eres t. Mucho ms an de lo que crees o imaginas ser. Eres un hijo de Dios y compartes su excelsa dignidad.

    El apstol Pablo le escribe a los romanos, y a nosotros, una carta significativamente profunda, que yo resumo as:

    Seores, -nos dice- ustedes son mucho ms que vencedores. De hecho no hay un podio preparado en este mundo en donde puedan ser honrados. Hay lugar para el tercer puesto, tambin para el segundo y sin dudas el ms alto para el primero de los concursantes. Pero en la carrera de la vida un cristiano tiene asegurado un puesto superior, incluso al primero.

    Por eso t y yo, si Cristo mora en nosotros, somos ms que vencedores, porque l venci y nos comparte su triunfo.

    Entonces, quin nos condenar? Nadie, porque Cristo Jess muri por nosotros y resucit por nosotros, y est sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros. Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? Ser que l ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: Por tu causa nos matan cada da; nos tratan como a

  • 38 EL MURO

    ovejas en el matadero).Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos am. Y estoy convencido de que nada podr jams separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ngeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de maana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningn poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creacin podr jams separarnos del amor de Dios, que est revelado en Cristo Jess nuestro Seor (Romanos 8:34-39).

    A decir del profeta Jeremas: Dios te conoce an desde antes de que nacieras. Y a pesar de ti mismo y de todos los errores que cometiste, te ama y nada podr separarte de su mano.

    Te conoca aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre (Jeremas 1.5).

    Por eso, si Cristo vive en ti, has nacido de nuevo a una vida espiritual. Has entrado en la dimensin donde tu dignidad como persona no obedece a tus rasgos fsicos o intelectuales, econmicos o educativos. Tu dignidad proviene del nico Dios, Jehov de los ejrcitos. Y ese gran Dios te devuelve en Cristo la antigua y perdida dignidad absoluta de ser hijo del Altsimo. Ahora eres perdonado y restaurado por el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario. Ahora eres amigo e hijo.

    Eres digno en Cristo, merecedor de respeto, y no ests ya entre los pobres a quienes las palabras de desnimo, insulto o desprestigio hacen mella, lastiman y condicionan.

  • 391 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    Para ti, que compartes la dignidad de persona creada directamente por Dios, esas palabras son simplemente ladrillos huecos que no ofrecen gran resistencia.

    Descarta el 70%; utiliza el 30%

    Cuenta una historia que circula por Internet que un campesino marchaba con su viejo burro por el campo, cuando de repente, tapado por la maleza, halla un gran pozo de agua abandonado por demasiados aos. No era muy profundo, pero significativamente grande.

    El animal, que lo ve apenas centmetros antes de meter su pata delantera en l, da un brinco, asustado. El hombre puede saltar a tiempo y quedar en la superficie, pero el burro no corre con la misma suerte y se desploma junto con los bordes de la tierra seca que rodeaban el hueco, con todo el peso de su cuerpo, hasta el fondo. Cae lento, arrastrando tierra y maleza.

    Luego de unos instantes en que ambos se reponen del susto y evalan la situacin, comienzan los esfuerzos del burro por salir, y del campesino por ayudarlo.

    Poco tiempo despus ambos entienden que no hay opcin a la vista. El aldeano piensa: Bueno el burro ya no podr salir del agujero, es viejo y est muy profundo, deber matarlo y tapar este pozo para que nadie ms caiga en l.

    Lentamente, arrastrando los pies como buscando alternativas, el hombre abandona el lugar y regresa, a las pocas horas, con algunos amigos con palas y picos para tapar definitivamente aquel

  • 40 EL MURO

    agujero, con el pobre burro dentro.

    Todos miran al desdichado animal, condenado a morir sepultado en el mismo pozo que lo atrap, y alguien dice: pobre burro.

    Desde el fondo, el animal, que no era tan pobre ni tan burro, se da cuenta de la situacin y decide poner patas a la obra. Cada pala de tierra que cae sobre su lomo, la sacude enrgicamente y da un paso encima de la tierra que caa debajo de sus extremidades. Los hombres, mirando para otro lado, por lstima del animal, ni siquiera se dan cuenta de lo que estaba sucediendo en el pozo.

    Una mnima parte de cada palada de tierra que caa sobre su lomo y era sacudida, se converta en un pequeo escaln que le acercaba a la superficie. Descartaba el 70%, y utilizaba el 30% restante para elevarse y lograr su objetivo.

    Palada tras palada de tierra, escaloncito tras escaloncito, en un momento el burro salta del pozo y sale a la superficie para asombro de todos los que estaban all, y para ejemplo nuestro de lo que se debe hacer con las palabras malintencionadas que dicen otros sobre nosotros.

    Recuerda: aquellas palabras desdichadas que te arrojaron alguna vez a la cara, son huecas en un 70%. Sacdete de encima lo que no es, y aprovecha para crecer, superarte y salir del pozo con el 30% restante.

    De repente

    Cuenta la Biblia, en el libro de Josu, que el pueblo deba rodear el Muro de Jeric, en silencio, apresurando una marcha en

  • 411 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    procesin, siguiendo a los levitas que cargaban el Arca del Pacto, donde reposaba la presencia viva de Jehov de los Ejrcitos. Deban hacerlo con hidalgua, con elegancia, con la dignidad de ser el Pueblo de la Promesa.

    Deban transitar cada da marcando el paso, con la mirada en alto, sabiendo que aunque las murallas estaban an de pie ante ellos, Dios haba dicho que las destruira, y eso era todo lo que necesitaban saber.

    las puertas de Jeric estaban bien cerradas, porque la gente tena miedo de los israelitas. A nadie se le permita entrar ni salir. Pero el Seor le dijo a Josu: Te he entregado Jeric, a su rey y a todos sus guerreros fuertes. T y tus hombres de guerra marcharn alrededor de la ciudad una vez al da (Josu 6:1-3).

    La orden era marchar hasta ver el milagro. Eran conscientes de que no eran un simple pueblo nmada, pobre y desventurado, sin tierras, que saliera huyendo de Egipto luego de una serie de catstrofes que sacudieron al pueblo del delta del Nilo.

    No, de ninguna manera. Cada israelita deba saber que era digno de poseer la tierra que le perteneca por heredad. Las tablas de la ley que estaban dentro del Arca del Pacto eran el ttulo de propiedad. Canan era de Sem, el hijo mayor de No, desde que la tierra se sec, y cada israelita descenda de l a travs de Abraham.

    Por eso, ningn israelita baj su cabeza aquel primer da de marcha. Y t no debes bajarla hoy, porque as, de repente, el Muro que te

  • 42 EL MURO

    limit mentalmente, construido con las palabras desgraciadas que te fueron diciendo, ya es un montn de escombros.

    De repente, los muros de Jeric se derrumbaron (Josu 6:20).

    Levanta tus ojos al cielo y descbrete digno en Dios. Porque la tierra prometida no es para cualquiera. La tierra de la promesa es solo para los dignos.

    De lo que tengo, te doy

    A decir del apstol Santiago, la lengua es muy difcil de controlar. Se irrita y devuelve mal por mal, herida por herida, palabra desgraciada por palabra desgraciada.

    T sabes que en algn momento has colaborado para que otros tambin fabriquen ese Muro en sus mentes, el Muro de palabras desazonadas que hoy los tiene atrapados. T sabes, que al igual que lo hicieron contigo, tambin t disparaste esas flechas verbales envenenadas a alguien, con la intencin de herirlo profundamente.

    Ahora, finalmente, ese primer Muro mental que te condicionaba fue destruido hasta los cimientos. Ahora sabes que eres digno hijo de Dios, y que tu comisin es caminar con la cabeza erguida, sabiendo que aunque haya problemas, eres ms que vencedor en Cristo. Ahora sabes que de cada palabra mala que recibas, debers extraer la parte de verdad y con sabidura corregir lo corregible,

    La tierra de la promesa es solo para los dignos.

  • 431 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    para crecer y superarte. Ahora sabes que esas palabras son ladrillos huecos, y que una gran parte solo debes sacudirla y quitrtela de encima sin que te haga mella.

    Ahora que sabes que compartes la dignidad de tu Padre Celestial, s, ahora te toca volver sobre tus palabras, las que t dijiste, y sanar -en lo que de ti dependa- todo lo que hayas lastimado.

    Todo en la vida cristiana es un recibir y dar, para que lo que recibas no se pudra, como el agua estancada de un tanque en desuso. Solo al momento en que abras un grifo y comience a salir el agua que tienes acumulada en el depsito, recin en ese momento podr haber lugar para que, por encima, desde arriba, comience a entrar agua fresca.

    Da del agua que tienes para que Dios contine llenando tu vida de agua fresca y todo se convierta en un fluir continuo de la bendicin: recibir, dar y recibir ms para dar ms.

    A travs del profeta Jeremas, recibimos la clara y simple direccin que necesitamos.

    Esto responde el Seor: Si regresas a m te restaurar para que puedas continuar sirvindome. Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables, sers mi vocero. Tienes que influir en ellos; no dejes que ellos influyan en ti! (Jeremas 15:19).

    El Muro de lo que pensabas sobre ti mismo, basado en palabras desgraciadas, ha cado. Ya puedes vislumbrar la tierra prometida donde fluye la leche y la miel; donde circula la bendicin. Es una tierra donde quizs jams estuviste y debes conocer su primera

  • 44 EL MURO

    ley: en la tierra prometida todo fluye, circula, se mueve. Lo que recibes lo debes entregar a otro, para as poder recibir ms.

    Dios te restaur para que puedas continuar sirvindome, as te dice Dios.

    Tu responsabilidad, amigo o amiga, ahora que tu primer Muro ha cado, es convertirte en un vocero de Dios, entregando solo palabras beneficiosas a la gente que te

    rodea. Tienes que influir en ellos; no dejes que ellos influyan en ti!

    Influir es dejar marcas profundas en la vida de las personas que nos rodean; huellas en su personalidad, para su propio bien.

    Mateo nos relata en su evangelio, en el Captulo 3, que Jess recibi palabras de nimo de su Padre.

    Despus del bautismo, mientras Jess sala del agua, los cielos se abrieron y vio al Espritu de Dios que descenda sobre l como una paloma. Y una voz dijo desde el cielo: Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo (Mateo 3:16-17).

    Jess necesitaba esas palabras de nimo? S, las necesitaba! l tambin precisaba palabras de respaldo ante la mirada de Juan y toda la gente que le vio salir de las aguas del Jordn. Jess estaba por apartarse durante 40 das en el desierto y luego comenzara su

    En la tierra prometida todo fluye, circula, se mueve. Lo que recibes lo debes

    entregar a otro, para as poder recibir

    ms.

  • 451 Derribo el Muro alrededor de mi mente. Palabras de condena

    trabajo de tres aos. Necesitaba que su Padre le dijera cunto lo quera y lo orgulloso que estaba de l.

    Tu hijo, o hija, necesita que le digas que le amas y que ests orgulloso de l o ella.

    Tu esposa, tu esposo, necesita que le reconozcas, que le digas lo importante que es para ti. Tus compaeros de trabajo, tus jefes o tus subordinados necesitan lo mismo. En cualquier posicin que te encuentres, puedes ofrecer palabras beneficiosas a quienes te rodean.

    No las regales como simple adulacin, no las rebajes hasta el lmite de ofrecerlas sin sentido. No las utilices como muletilla antes de dar una mala noticia. S sincero, porque Dios contigo lo ha sido, y solo debes dar lo que recibiste.

    No lo hagas una sola vez pensando en cumplir. No guardes las palabras beneficiosas para ti porque se pudrirn dentro, y dejars de recibir nuevas. Ofrcelas constantemente y recibirs constantemente, porque esa es ahora la ley de la nueva tierra que habitas, donde la leche y la miel de la bendicin de Dios fluye; donde nada ms es estticodonde nada que te guardes te pertenece.

    Apenas unos meses despus de recibir palabras de nimo al ser bautizado, Jess se halla en el monte de la transfiguracin con algunos de sus discpulos, y nos cuenta tambin Mateo que una nube cubri todo el lugar y nuevamente se oy la voz de Dios diciendo: Este es mi Hijo muy amado Escchenlo a l.

    Tu hijo, o hija, necesita que le

    digas que le amas.

  • 46 EL MURO

    No haba terminado de hablar cuando una nube brillante los cubri, y desde la nube una voz dijo: Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo. Escchenlo a l (Mateo 17:5).

    Anima a alguien una vez, y anima cada vez que tengas la oportunidad. Respalda, alienta, da esperanza. Que a partir de hoy comiences a ser conocido en tu crculo por el nimo que das!

    Que seas reconocido por las huellas, por las marcas de bendicin en tus hijos, de amor en tus padres, de paz en tu hogar!

    Anima cada vez que tengas la oportunidad.