el mundo, san juan, p. r. - domingo 5 de junio de 1938...

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u EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - DOMINGO 5 DE JUNIO DE 1938. PERFECTA INTERPRETACIÓN DE UN PROGRAMA POLÍTICO Por C. MARTÍNEZ ACOSTA 1 El dlKuno de Barceló en aque- lla ocasión fui uno da loa mái com- pleto» qua yo conozco dal aguerri- do fajardefto. Sostuvo da una ma- nara admirable la resolución para aoücitar dal preaidantt Hardlng, republicano, que no hiciera nom- bramiento da gobernador para Puerto Rico y dejara en el cargo al demócrata Arthur Tajar. La citada resolución fué uno da loa tantoa imperativo! deberes da Intima categoría qua aa van obliga- dos a cumplir, por blan parecer, loa hombres públicos da conciencia escrupulosa, no obstante compren- der que, cumpliéndolo, actúan cier- tamente en beneficio da la colec- tividad política qua dirigen, y aún ¿a los Intereses generalaa y sus- tantivos da la comunidad a su sabi- duría confiada; pero qua no ea ma- nos cierto que realizan una gestión cuyo éxito es mas que dudoso y conlleva el fracaso con perfiles que lo anuncian como irremediable. En el fondo de dicha resolución, destacabas* también con perfecta claridad el deseo manifiesto de los unionistas da que Puerto Rico con- tinuaré teniendo localmente un go- bierno demócrata, prefiriéndolo al republicano. Y ahí estaban la difi- cultad y el peligro, exponiéndose a que en Washington la nueva Ad- ministración Nacional, déndose cuenta del rropósito, impidiera su realización, y hasta castigara, por medio de proeedimiantos de repre- salia, a sus autores, cuyo ideal, en lo concerniente al etatut político definitivo del país, repudiaba sin arribajes. El diestro timonel da la Unión de Puerto Rico, hizo en su discur- ro declaraciones da habilidad suma y da realismo Innegable al exponer las demandas programáticas funda- mentales de la colectividad que presidia, y se batió con sus foguea- dos adversarios respondiendo, con lógica vigorosa una veces y con sofismas bien encubiertos, otras, te dos y cada uno da loa argumen- tos que colocaron en el camino da la mencionada resolución, mes que para obstaculizarla para obligar a los unionistas a defenderla con ma- yor entusiasmo y hacer con tal motivo, declaraciones que ellos pu- dieran esgrimir en Washington pa- ra presentarlos como enemigos da la nueva Administración y da las Instituciones de los Estados Unidos. A mi juicio los republicanos de Puerto Rico aprovecharon enton- ces una magnifica oportunidad y un excelente momento para eviden- ciar a los republicanos nacionales su correligionarismo sin reservas y su americanismo incondicional. Veamos algunos de los puntos en que Barceló hizo mayor esfuer- zo: "Nuestra actitud es bien clara. Actuando contra el gobernador o en favor del gobernador,' james lo hemos !t cho guiados por un sen- timiento de egoísta interés.; lo hi- cimos siempre en Interés del país y en virtud de sus soberanos man- datos. Y cuando surgió el conflicto y vino la tirantez de relaciones. y surgieron las dificultades de qua ha hablado el doctor Barbosa, y se llagó por eso a una solidaridad de acción entra unionistas y republi- canos, yo bendije la hora y hasta el motivo que trajo la realización t'e aquella unión que ojalá hubiese perdurado para otros fines. "Mi discurso, el discurso qua leyó aqui el senador Tous Soto, no tiene nada de particular. En igualdad de circunstancias volverla a decir lo mismo, por lo menos en cuanto a lo esencial de aquel acto de pro- testa, y al de igual modo y en Igual sentido «actuaron los republicanos; si no les guió un egoísta interés en la cuestión, si sólo se inspiraron como nosotros en al interés del país ¿por qué nos echan en cara acuella actitud los señores de la minoría? ¿Es que están arrepenti- dos, como portorriqueños, de haber astado, siquiera por un momento, en solidaridad con nosotros, defen- diendo la causa de Puerto Rico? El doctor Barbosa sabe que aque- lla actitud nuestra sólo se Inspiro en la defensa de nuestro derecho, y Su Sefioria sabe también qua yo siempre actué de igual modo cada ves que mi deber ma lo impuso. BARBOSA.— Lo reconozco an Su Sefioria. i a a * e e e "Es una miserable calumnia la del que ha dicho qua la buena in- teligencia entra nuestro partido y el gobernador se debe a los favores que recibimos de este funcionarlo. ¡Mil veces mentira! ¿Dónde están los favores? ¿A due nadie pue- de decirlos? ¿y qué es eso de fsvores, si se entiende ñor el'os todo lo que recabamos del poder ejecutivo en uso da nuestro dere- cho, de acuerdo con nuestra Carta Orgánica y en bien de los intere- ses del país, y a nombre de la opi- nión pública representada por es- ta mayoría? "Queremos al gobernador electi- vo. |Cómo no! si aa ase un princi- pio an nuestro programa. ¿Qua queremos que cuando se haga un nuevo nombramiento ésta recaiga en un portorriqueño? Ciertamente; pero no queremos complicar este asunto con este propósito da aho- ra qua tiende exclusivamente a de- mostrar nuestro reconocimiento al gobernador Yager, a rendirle un voto de confianza merecida, a de- mostrar que sabemos apreciar las bondades y los méritos de los que cumplen con su deber y han sabi- do hacernos merecida justicia. Tal lo que significa esta resolución que pide la continuación de dicho fun- cionario en el gobierno de la Isla. llagaba en qua, confrontándose loa Intereses de los Estados Unidos con los de la Isla, ellos y nosotros de- termináramos que la única solu- ción posible de nuestro status de- finitivo era la Independencia, yo pedirla a la Asamblea de mi par- tido qua asi lo resolviera y que me concediera la gloria de ser el que fuese a demandar la independen- cia de mi patria. "Nosotros no rechazaríamos al Estado. Bien sabido es que lo acep- taríamos AHORA MISMO como una solución digna y decorosa para nuestro pueblo. ¿Y cómo no, si tal solución significa el más alto gra- do de Independencia y de dignidad a que puede aspirar pueblo algu- no? Nuestro querido Muñoz, cuan- do en un Comité del Congreso se le preguntó si aceptaría el Estado, contestó: AHORA MISMO, sin vaci- lar. Lo que él no quería, ni Que- remos nosotros, es soportar un pro- ceso de gobierno territorial indefi- nido, que destruya nuestra perso- nualidad y que nos arruine econó- micamente, como le sucede, al Ha- wai!, que tiene que dar más de la mitad de sus rentas al Gobierno Federal, al extremo de que su ac- tual gobernador, en su último In- forme, pide que lo desincorporen como Territorio y se le otorgue un gobierno especial. "Y ea lógico y patriótico que nos opongamos como nos oponemos, a eso... aquf, en mil manos, una copla Im- presa del hearing en que el propio juez Towner hizo esas declaracio- nes. Si el señor Barbosa las quie- ra ver, yo no tengo Inconvenien- te,.. BARBOSA.— No, no; está bien. está bien. BARCBLO.— Ciertamente, doc- tor Barbosa; el juez Towner pro- nunció esas palabras, y pronuncia nirnos de una ves con firmeza. No hay tal cosa. Lo que sucede ea que no establecemos compromisos ter- minantes que nos aten a una situa- ción impropia de nosotros mismos. Pedimos sencillamente lo que piden todos los que han llegado a com- prender lo qul son y lo que signi- fican esos altos Ideales que dieron vida y grandeza a la nación más grande del mundo. Y no aceptamos ........ ............ "Nosotros sabemos que en Wa- shington se ha dicho que aqui es- tamos en pleno período revolucio- nario, que en las pasadas eleccio- nes se exaltó el ideal de indepen- dencia por nuestros hombres al ex- tremo de herir el sentimiento ame- ricano y da ultrajar sus institucio- nei y su bandera. De mi mismo se dijo qua yo habla ofrecido en un discurso ir a pedir ahora la inde- pendencia de Puerto Rico, y todas estas cosas se escribieron intencio- nalmente por el periódico adversa- rio nuestro, a sabiendas de que no eran verdad. "Yo no dije nunca tal posa, (ahí está mi discurso) ni podía decirlo, porque precisamente en él tuve la tendencia de demostrar que todos nuestros esfuerzos debían encami- narse exclusivamente, de acuerdo con nuestro programa, a solicitar la ampliación de nuestro régimen para impedir precisamente que pu- dieran prevalecer por más tiempo en Puerto Rico partidos que, no contando con el apoyo de la opi- nión, se entretenían en hacer aqui una política perversa v maquiavé- lica, de obstrucción y falsedad, pa- ra obtener del favor de Washing- ton lo que no podían alcanzar riel pueblo; para que no puedan exis- tir, en una palabra, partidos sin programas o con programas falsos, sino partidos de opinión y de bue- na y sincera política de principios. Yo dije en mi discurso que si el dia ¿Qué menos podemos hacer que •soerar. tranqui'a y nacientemente, dentro de un régimen de gobierno propio, mientras Washington y nos- otros nos preparamos, en una com- pleta compenetración, para otra cosa mejor? ¿Y qué delito come- temos al pensar en nuestra inde- pendencia como un ideal de perfec- ción y dignidad al amparo de la bandera americana como si fuése- mos en el.orden internacional par- te de ella misma, ya que no pode- mos aspirar a la condición de Es- tado? Lo oue sucede, seftore* de la minoría, es que nuestro pueblo no puede prescindir de tener un ideal, cerno prescinden algunos parti- dos ... No puede hacer como vos- otros, que si pedís el Estado lo pe- dia como un pretexto, como un alarde de proamerícanlsmo, sin de- searlo... ¿No es esta posición nuestra más digna y más lógica que la vuestra... que todo lo so- mete y qua con todo se conforma, y cuya única misión es seguir a la vera da los partidos nacionales, in- corporándose y deslncorporándose y volviéndose a Incorporar, según convenga a vuestros propósitos de partido incondicional, que todo lo ekpera de las iniciativas extrañas y nada urge para el país a quien pretende representar? Pero lo más peculiar de todo esto es que allá, en los Estados Unidos, para nada se ocupan de ese asunto vuestro de laa incorporaciones y las desin- corporaciones, y no dan importan- cia alguna a eso. El propio juez Towner, Presidente del Comité de Asuntos Insulares de la Cámara, en el mismo hearing que tuvimos en su Comité Allá nnr el mes de se- tiembre del año 1919, hizo constar, dirigiéndose al Comité mismo, "que el partido Republicano Nacional nada tiene que ver con este Par- tido Republicano de Puerto Rico". BARBOSA.— ;. Cuándo fué que dijo eso el señor Towner? BARCELO.— El señor Cuevas Zequelra creo que podrá compla- cer a Su Señoría. CUEVAS ZEQUEIRA.— Con la venia de Su Señoría. Yo tengo El expresldente del Senado don Antonio R. Barceló, quien pronunció en la Alta Cámara el discurso que glosa en este artículo el señor Martines Acoata. otras que más tarde tendrá el gus- to de leer, o de oir leer Su Señoría. Pero, después de todo, esto no tiene para nosotros gran importancia. Lo que nos sucede es que jamás hemos podido comprender el móvil de esa especial incorporación de los repu- blicanos portorriqueños, como no sea para poder trabajar en Wa- shington algunos puestos que no podrían obtener de la voluntad de su pueblo. Nosotros jamás hemos querido, ni pensado, en tal método de incorporaciones. BARBOSA.— Llegaron tarde. BARCELO.— ¿Tarde? ¿Tarde por qué, doctor Barbosa Jamás hemos pensado en semejante cosa. Nuestro partido no ha querido, porque no le ha parecido propio, incorporarse, ni al Partido Demó- ciata ni al Partido Republicano na- cionales, porque ha querido estar en condiciones de pedirle a ambos la Justicia que deben a Puerto Ri- co, y Su Señoría sabe que autori- zamos recientemente a nuestro Co- misionado Residente, señor Córdo- va Dávila, nara que asistiera, como lo hizo, a las convenciones de Chi- cago y San Francisco, para pedir que se incluyesen en sus platafor- mas las demandas de nuestro pro- grama, esto es. "amplio gobierno propio para Puerto Rico", o lo que es lo mismo: Home Rule. BARBOSA.- Si, pero el cas* es que el Comisionado Córdova Dávi- la aparece en los Estados Unidos inscrito en el Partido Republicano. BARCELO.— (Después de hacer un gesto de duda). Nos acusáis de que somos inconsecuentes en nues- tra política, y de que pedimos una cosa hoy y otra mañana sin defi- la inferioridad, y rechazamos con altivez y con dignidad todo lo que pueda significar un ultraje para nuestro pueblo. Ciudadanos como Jo son los de la América del Norte, o libres e independientes, con nues- tra suerte o con nuestra desgracia: ese es el dilema. Y esto lo entien- den bien en Washington, y lo en- tienden bien en el mundo. Eso nn es política pequeña, política de des- tinos y de cheques, como decis vos- otros juzgándonos a nosotros por vosotros mismos. Si discutimos con toda razón los puestos de le Admi- nistración Insular, es sen- , 'l''m»n- te porque necesitamos, para el des- envolvimiento de esa misma políti- ca de principios, tener en nuestras manos todo el engranaje de esa maquinaria que empieza en los Je- fes de Departamento y concluye en los últimos puestos municipales, pa- ra moverla toda en beneficio de nuestro país. BARBOSA.— Su Señoría está re- batiendo argumentos que yo toda- vía no he expuesto. BARCELO.— Es que leo la in- tención de Su Señoría cuando '• veo hacer anotaciones con el lá- piz, y deseo de antemano cortarle el paso a todo argumento especial de Su Señoría. No estoy, pues, tra- tando de justificar los actos de mi partido como si todos nuestros fun- cionario.» fue**n ángeles de la CT- te Celestial. Tenemos nuestros de- fectos, si; tenemos nuestras faltas, acaso no tantos como los defectos y las faltas que tienen algunos Es- tados y Territorios de la Unión Americana". Y como una comisión del Parti- do Republicano en Washington pi- diera allí el nombramiento de un strong man como gobernador de Puerto Rico, para que impidiera en el país el uso de otra bandera que no fuera la de loa Estados Uni- dos, y no permitiera hablar, y ni siquiera pensar, de Independencia, Barceló exclamó aludiendo tal so- licitud: "¡Ah, esa es la eterna pesadilla de los republicanos: la pobre y ve- jada bandera portorriauefta!... Oue nadie la use, que nadie la mire, que todos la rechacen. Y que na- die piense, ¡oh, enorme delito! en .a independencia de su patria. "¡Bandera que flotó por vez pri- mera en una hora da sublime exal- tación patriótica, como símbolo de nuestros anhelos de libertad en los pasados tiempos!... ¡Bandera que la» tropas del general Miles porta- ron en sus charreteras, ofreciéndo- la a nuestro pueblo como un men- saje de esperanza en las promesas ce libertad que le hizo al pisar nuestras playas!... ¡Bandera que figuró siempre en nuestras fiestas populares y en los actos públicos de nuestras escuelas, como un sím- bolo de nuestro sentimiento regio- nal, adornándose con ella nuestras pifias para entablar diálogos de afecto y devoción con otras que "se adornaban con la bandera estre- llada, abrazándose entrambas, en un abrazo demostrativo da la devo- ción y el afecto que ambos pueblos deben profesarse mutuamente!... Bandera que envolvió como un su- diarlo a nuestros muertos ilustres Símbolo, por último, ya consagra- do por nuestras mutitudes como una nota tradicional de nuestro pueblo!... ¿Y. qué daño hace a 'a bandera americana el uso de nues- tra bandera portorriqueña ? ¿En qué punto "rueden ser ellas com- patibles, si la una representa nues- tro sentimiento regional, y la otra Jo garantía de nuestras libertades? ¡Ah!; estas cosas, señores de la minoría, son las que levantan el sentimiento de protesta de nuestro pueblo, y lo exalta y lo coloca fue- ra de su calma muchas veces. ¿Y quién que ame a su patria no se siente herido por estas cosas? Tal vez por esto mismo se hacen, para herir y provocar el natural senti- miento del honor que lleva siempre en su a'ma 'odo oueb'o y sorove- charse de ello para los fines de una política pequefta y raquítica, ermo diría el señor Tous Soto. "¿Que pensamos en nuestra inde- pendencia? ¿Y cuándo lo hemos negado? Jamás. Si, pensamos en nuestra independencia, señores de la minoría; pensamos en ella mien- tras no se nos diga definitivamen- te lo que seremos y mientras no sepamos cuál ha de ser ai fin nues- tra suerte en el mundo. Pensamos en ella, sin que e«to Stgn'flQUS n'n- rún sentimiento de hostilidad con- tra el pueblo que nos ayuda y noa ampara, sino por el contrario, nuestro amor y nuestra esperanza se confunden con el amor y la es- peranza que sentimos por, y que representa, ese pueblo americano. Pensamos en ella, si, como un Ideal de dignidad y perfección, sin de- mandarla de manera Inmediata, sin urgiría; tranquilarpont» fl!"»'»nHn que se decida algún dia nuestra suerte de ese modo. . . "Naturalmente que yo no he ido nunca a los E. U. a demandar la in- dependencia, ni es eso lo que dicen los párrafos de los hearings que aqui se han leído, ni a ello me fa- culta al programa de nuestro parti- do, que sólo sa refiera a este ideal como una solución posible del futu- ro. Yo sólo he Ido a Washington a demandar, como he dicho en esos hsarings que acaban de leerse, un sistema completo da gobierno pro- pio para mi pueblo. Pero, amigo Barbosa, todos ellos, desda el Pre- sidente hasta los congresistas, sa- ben que estoy dispuesto a aceptar la independencia de mi patria si ellos deciden concedérnosla; y na- die es capaz de concebir que ha>a un portorriqueño capaz de rehusar- la. Pero yo también, como aquel gran líder nuestro que se llamó Luiz Muñoz Rivera, acallar en mi alma el sentimiento natural y legitimo en beneficio de los inte- reses y de la felicidad de mi pa- tria, si es que esos intereses y esa felicidad reclaman otra solución. Y de igual manera me expreso en cuanto a !a solu-lón Estado si. como dije antes, ella también pue- de hacer algún dia nuestra felici- dad en el orden político, económico y social. ,....••••«••• »....,. "Se ha dicho qua no somos ame- ricanos porque nos oponemos a la enseñanza DEL idioma Inglés en las escuelas, y esto (lo saben muy bien los señores de la minoría) es una gran falsedad. ¿Cómo hemos oe oponernos a la enseñanza DEL Inglés los que precisamente quere- mos y pedimos, según está clara- mente consignado en nuestro pro- grama, qi'» se l*J s esta ««'"natu- ra toda la extensión posible en nuestras escuelas, precisamente porque sabemos la gran necesidad c,ue tiene de ese idioma nuestro pueblo en su necesaria vida de compenetración con el pueblo de los Estados Unidos? A lo que nos- nemos, y esto es.pedogógicamente irrefutable, es a la enseñanza EN INGLES en nuestras escuelas, sen- cillamente porque esto es un enor- me disparate, y es además un cri- men que se comete con nuestros niños, obligándolos, forzándolos a desarrollarse en un idioma que no entienden, y porque tal sistema, además, nos cuesta el doble, más del doble, de lo que nos costaría un sistema sencillo de enseñanza EN nuestro idioma con enseñanza DEL Inglés. Muchas, muchas veces he- mos explicado nosostros esto a la minoría, y parece que no lo han en- tendido los señores adversarios, o que no lo quieren ntender. ¿Po- dría explicarme esto el doctor Bar- bosa? Yo se lo suplico a Su Seño- ría, y espero que Su Señoría podrá complacerme en cosa tan justa y tan fácil como ésta. BARBOSA.— Parece que Su Se- ñoría me ha escogido a mi para decir todo lo que quiere. Esta es una nueva faz de la discusión, por- que Su Sefioria está usando argu- mentos que yo no he usado esta tarde. BARCELO.— Yo no si estoy equivocado; dispénseme en todo ca- so, doctor; pero aqui se ha dicho que nosotros nos oponemos a la enseñanza DEL inglés, y fran- camente quiero decir a log republi- canos que nos combatan dentro de las propias ideas que sustentamos. Nosotros tenemos derecho a exigir que se nos crea por nuestra pala- bra y por nuestros actos, sin pene- trar, o Intentar penetrar, en nues- tro fuero interno. Cuando decimos que somos y nos sentimos leales americanos, que defendemos la bandera y estamos dispuestos a mo- rir por ella, se nos debe creer lo que decimos. "Que nos concedan simplemente. como buenos ciudadanos america- nos el régimen de gobierno que pe- dimos, y que después, cuando otras generaciones nos sucedan, nos con- cedan la independencia o el Esta- do, en la forma que Un unionis- ta mente supo explicar el señor Martines Nadal, y no en otra; pe- ro que nos hagan libres, como es justo que lo seamos y como es Jua-, to que lo pidamos, si es que ae quiere que no levantemos nuestras , *> protestas cada vez que nos demos cuenta de cualquier Inferioridad a que seamos sometidos". e La claridad y la precisión con que aparece expuesto en esos párra- fos el pensamiento da la Unión de Puerto Rico en lo concerníante a sus demandas políticas programá- ticas de 1920, no puede ser mayor. Es Innegable que durante su dis- curso, del cual aún quedan algunos detalles por conocer a mis lec- tores, Barceló pudo lograr mante- ner su serenidad inmune a los ata-' ques maquiavélicos de sus adver- sarios y permanecer, en toda laj discusión, dentro del programa, ha- ciendo del mismo una magnifica interpretación. Empero en el fondo del pense- miento del orador parecía estar agitándose mientras hablaba, la idea de un nuevo cambio de plata- forma política para la colectividad que él acaudillaba, cuando de sus labios salieron estas palabras: "Pero yo también, como aquel gran líder nuestro que se llamó Luis Muñoz Rivera, acallar en mi alma el sentimiento natural y legitimo en beneficio de los intere- ses y de la felicidad de mi patria, SI ES QUE ESOS INTERESES Y ESA FELICIDAD RECLAMAN OTRA SOLUCIÓN". Y es que en las filas heterogéneas t de la Unión de Puerto Rico, donde la mayoría era partidaria da un régimen autonómico amplio, tan* amplio como el de un Estado de la .«. Unión Americana sin las cargas que consigo debería traer la lncor-» poración, venia sintiéndose, de ma- nera enérgica, pero respetuosa, una viva protesta contra el Jefe desde que éste y todos los unionis- tas que comparecieron ante la co- misión de congresistas de los Es- tados Unidos en abril de 1919, abo- garon por la independencia y Bar- celó dijo que la querían los porto- rriqueños aunque se murieran de hambre, no siendo esto lo que pen- saba y deseaba la mayoría de los habitantes de la Isla ni de los afi- liados a la Unión de Puerto Rico. Cierto que aqui mucha gente sa ha muerto de hambre desde la épo^ ca de la Conquista a raiz del Des- cubrimiento, hasta nuestros días, y que habrán de morirse mucha en tiempos venideros; pero asimismo . es cierto que aqui nadie quiera, ni ' ha querido nunca estando en sus cabales, morirse por falta de ali- mentación a cambio de qua le con- cedan a la Isla la independencia. En el seno de la Unión de Puer- to Rico comenzó a surgir una cri- sis con motivo de aquellas declara- ciones inoportunas; crisis que se aplacó un poco con al programa político mencionado, al de setiem- bre once de mil novecientos. vein-» te, que llevó de nuevo : a la colecti- vidad a los postulados de la Asam- blea de Miramar, poniendo sordi- na a las manifestaciones del ideal ' de la propia soberanía en un apla- zamiento justificado a cuyo fin de- bía llegarse por etapas. Vi i 4 o Minami asume el Gobierno japonés... (Continuación de la página jé.) obligó al Gabinete da Toldo a ne- gociar con él y no con al de China el "incidente de Manchuria". Fué él quien hizo notificar a la Liga qua nada tenia que hacer en es- ta asunto advlrtiéndole que al Ja- pón tenia "ciertos derechos espe- ciales en Manchuria y en Mongo- lia". Fué él, y no el Ministro de Re- laciones, quien dio la solución fi- nal que trajo el Imperio y la coro- nación de Kang Teh en Manchu- kuo. KWANTUNG MAS FUERTE QUE TOKIO Luego Minami fué a tomar co- mando del Ejército da Kwantung, que tal es el nombre del Ejército que el Japón mantiene "en el conti- nente", Manchukuo y China. Mina- mi erigió a ese Ejército en otro Gobierno tanto o más poderoso que el de Tokio. Estableció la teoría de qua es el ejército Kwantung y no la Cancillería quien debe dar la norma de lo que el Japón debe hacer en el continente. Habla de- Jado da Ministro da la Guerra en su lugar al fogoso general Sadao Araki, el mismo que acaba de vol- ver al Goblnete, el cual era el portavoz de su política y de su au- toridad an Tokio. MINAMI EN EL INCIDENTE DEL YALU EN 1931 Y EN EL DE MARCO POLO EN 1937 Toda la historia de los últimos cuatro aftoa en China es historia escrita con la espada, la astucia, el fanatismo patriótico y la despia dada acometividad de Minami. Cuan- do los generales no adictos a Mina- mi cerraron el camino da la Pre- sidencia del Consejo a Ugaki, Mi- nami logró qua el Emperador lla- mara al Gobierno al general Sen- juro Hayashi que era un instru- mento secundario no de toda la confianza de Minami. Este fué el que convocó a elecciones y aa de- derrotar abrumadoramente. Con el principe Konoye, que la suce- dió. Minami creyó llegado el mo- mento da forzar ea China la misma política que habla fañado en Man- churia en 1931, El incidente dal fe- rrocarril Manchuriano tuvo su con- trapartida, siete aftoa más tarde en el del Puente Marco Polo, y an- tes de que el Gobierno de Tokio hubiera tomado resoluciones al res- pecto Minami tenia sus divisiones aa marcha "castigando" a loa chi- nee como habla castigado años atrás a loa manchurlanos. El Inci- dente necesario se habla produci- do y el Gobierno pasaba de Tokio al Ejército Kwantung otra vez. Asi media China fué invadida y dos Gobiernos chinos al estilo de los de Manchuria da 1931 se han orga- nizado ya que acaban da unirse en los últimos días de mayo en pre- paración del nuevo Manchukuo que ha de comprender buena parte de la China. En este instante se ha producido la crisis ministerial y Mi- nami ha asumido de hecho, el po- der an Tokio que ya ejercía desde Korea. / t "SI LOS CHINOS QUIEREN DIVIDIR LA CHINA... "Esperen y verán" dijo el nuevo canciller Ugaki al 27 de mayo re- ciente. En un hombre que no fue- ra este veterano de 70 años y Te- niente de Minami podrían tomarse estas palabras como simple fanfa- rronada. Pero Ugaki es hombre de acción y tiene la "linea Minami" qua seguir, la misma de Manchu- kuo. Ugaki perteneció muy joven al Estado Mayor del Colegio Militar de Tokio, fué adicto Militar en la Embajada de Berlín, miembro del Supremo Consejo de Guerra, Mi- nistro de Guerra, candidato a Pre- mier. "Nuestra norma an China, declaró hace tiempo, es que China ea para loa chinos. Ahora ai los chinos quieran dividir su país nos- otros nada podemos hacer al res- pecto 1 '. Ugaki aplicará asa políti- ca sin lugar a dudas y hará que los chinos quieran dividir a su China. ARAKI QUIERE AL JAPÓN EN LOS 7 MARES Y LOS 5 CONTINENTES Sadao Araki ea el ídolo de la ju- ventud militar; ea al filósofo y al orador y propagandista a la Goeb- bels de las teorías teocráticas mili- tares de Minami. 'El principio Im- perial de la nación japonesa, decla- hace poco, tiene que ser propa- gado por sobre los Siete Marea y extendido a loa Cinco Continentes. Todo lo qua se oponga a su progre- so debe ser suprimido por la fuer- za". En una entrevista publicada ha- ce pocos meses habló libremente de la necesidad vital en que el Japón se encontraba da "atacar, directa- menta al Pueblo Rojo del Soviet". "Loa occidentales, agregó, son en general materialistas. El Japón es espiritualista... Debemos unirnos para la armonía universal. Pero el Comunismo es la Religión de las bestias. Rusia es una prisión sin murallas... No hay sitio en un mundo civilizado para el Comunis- mo..." LA ALIANZA CON LA MARINA Y LA CASA MITSUI El Gabinete del 27 de mayo es pues Minami sin careta; la políti- ca del Ejército Kwantung de ex- pansión sin limite en el continente está en el timón. Minami ha resta- blecido además al "shogunato" en el Japón. El Emperador ya no go- bierna, su órgano de comunicación con el pala es el Ejército y el Ejér- cito es Minami; no un shogun feu- dal sino un shogun de laa fuerzas armadas todas. Fué sin duda el mis- mo Minami quien impidió la elimi- nación del Gabinete del Ministro del Interior almirante Nobumasa Suyectzugu; Minami quiere colabo- rar con la Marina, concillarse con lea Almirantes qua siempre resis- tieron un tanto su\ omnipotencia. Con la entrada al Ministerio de Fi- nanzas de Selhln Ikeda, Minami realiza además la unión con la ca- sa Mitsui dueña de más de la mi- tad de la riqueza industrial, comer- cial y financiera dal Japón. Ikeda fué Jefe de esa casa cuasi mitológi- ca hasta que entró a ocupar el car- go de Presidente del Banco del Japón de donde ha pasado al Mi- nisterio de Finanzas. El nombramiento del general Sheishlro Itagaki para Ministro de la Guerra es un gesto muy pro- pio de Minami. Eata General fué Shantung, él fué el qua sufrió hace poco le más afrentosa derrota que haya sufrido el ejército japonés en aj que loa chinea derrotaron en un siglo, la de Taiershchwang. Mi- nami quiere demostrar asi que sus generales no son responsables de eae desastre, son los elementos ci- viles infiltrados en el Gobierno de Tokio qua obstaculizaron el envío de los refuerzos que Itagaki pedia sin cesar desde China. PERSONAJES MUNDIALES Paul Van Zeeland, el amigo del Rey Paul Spaak es un socialista sin lucha de clases como más o me- nos puede considerarse la filiación do su maestro y amigo Van Zee- land que lo llevó al Gobierno en su primer Gabinete, lo hizo Ministro Lea los clasificados de EL MUNDO VAN jxr yasg de Relaciones en su segundo Mi- nisterio y ha sido sin duda quien lo perpetuó de Canciller en al Mi- nisterio Janson qua acaba* de re- nunciar y lo ha empujado al car- ge de Primer Ministro que ocupa desde el 17 de mayo reciente. ' Spaak es acaso el primer jefe de un ministerio en la historia del mundo que se presenta ante un congreso donde se sienta su propia madre. Ella es senadora; el padre del nuevo Premier es un alto fun- cionario público de filiación libe- ral, un tio suyo fué ministro libe- ral Van Zeeland es la debilidad del Rey Leopoldo; si tiene igual afecto y confianza en Spaak a pe- sar de su destacado socialismo y de su sombrero alón a la Blum, es porque Van Zeeland se lo ha recomendado. La amistad del Rey con Van Zeeland y su grupo cons- tituye la primera fuerza política del Reino. El Joven monarca ejer- ce de esa manera una influencia en la política y en el gobierno que no se ajusta exactamente a las prácticas de la monarquía consti- tucional y parlamentaria. Muchas veces ha opuesto a los líderes po- líticos para asegurar el predomi- nio del grupo Van Zeeland que es de técnicos con un "brain trust" cu- yo núcleo es Henry Le Man, el Mi- nistro de Hacienda que acaba de renunciar para ser reemplazado por M. Gersrd, el Ministro ühersl que acompañó a Van Zeeland en su primer gabinete y dio solución su primer Gabinete y dio solución a la grave crisis financiera deva- Van Zeeland y Le Man eran par- tidarios de la devaluación y fueron ellos loa que en abril de 1935 cor- taron en 28 por ciento el valor en oro da la moneda belga y quebra- ron asi el llamado "bloc del oro" (Francia, Bólgica, Holanda. Suiza y los países escandinavos). La pre- sión de la libra desvalorizada ha- cia oada día más difícil entonces el mantenimiento de la orientación deflacionista del "bloc de oro"; la devaluación del dólar la hizo prec- isamente imposible. Van Zc'nnd tuvo el valor de hacer lo que Fran- cia sólo comprendió un año más tarde y de seguir una política mo- netaria muy semejante a la que aplica Roosevelt desde que abando- no el patrón oro. Sobre esa base Van Zeeland durante su primera Jornada en el Gobierno disminuyó •' desempleo y contuvo el alza del •osto de la vida efl menos de 9 por ciento en circunstancias que los precios al por mayor subieron 25 por ciento por efecto de la deva- luación. Van Zeeland se hizo el campeón de la democracia» y del régimen parlamentarlo contra las arremeti- das totalitarias León Degrelle. Después del "match" de la elección en Bruselas en que Van Zeeland renunció para hacer frente al de- safio de Degrelle y triunfó, el re- xJsmo pareció herido de muerte. Pero no fué asi. Esta renaciendo otea ves; sus 21 diputados gana- (Continuación de la página 2.) una ilusión. Recuerdo unas pala- bras de Carlos Nordmann, físico y astrónomo francés. Mi memoria, co- mo usted verá, todavía no se ha debilitado del todo. Deda Nord- mann: "Creíamos al tiempo y al es- pacio escarpias sólidamente clava- das en el muro tras el cual se ocul- ta la realidad, en laa que colgába- mos nuestras flotantes nociones del mundo exterior como colgamos la ropa en la percha, y ahora yacen en el cascote de las viejas teorías, arrancados y torcidos por el mar- tillo de la física nueva. Bien sa- bíamos, es cierto, que el alma de los seres permanecía oculta para nosotros; no obstante, creíamos ver- le el rostro. He aquí que, al acer- dos en una sola elección sobre cero en al congreso anterior mantienen una vivísima agitación y sin duda contribuyeron a la calda de Jan- son cuando se unieron a los cató- licos para votar contra los proyec- tos socializantes de Le Man. Aún cuando sus gabinetes de coa- lición no tenían diferencia alguna con los anteriores formados por li- berales y socialistas y católicos Van Zeeland les dló un carácter "nacional" que Spaak acaba de acentuar. Acusado de insignificante por unos, realzado como el único hom- bre de Estado de las democracias que no aparece confundido y vaci- lante Van Zeeland cayó envuelto en las sombras del escándalo del Banco Nacional de Bélgica aun cuando probó hasta la evidencia absoluta qua no habla incorrección alguna que pudiera imputársela. Pero fué una amarga jornada da todas maneras, amarga y muy tria- te. Frank el que era Gobernador del Banco cuando Van Zeeland era asesor murió y casi simultánea- mente con 41 fallecieron los direc- tores Tilmont y Barnat; el gene- ral Etienne que fué declarado lim- pio de toda imputación se suicidó sin embargo, y. otro suicida fué el director Puissant... Van Zeeland se doctoró en cien- cias económicas en Lovaina y en Princeton (E. U.). Ea casado, con hijos. Su esposa fué la más intima amiga de la Reina Astrid, lo que posiblemente cuenta en la amistad y confianza afectuosa qua el Rey le dispensa. carnos, éste no es sino una másca- ra El mundo exterior que Elnsteln nos muestra sólo es un baile de dis- fraces, y, por una ironía falaz, so- mos quienes han hecho los antifa- ces de terciopelo con tan pasajeros visos y los trajes relumbrantes. Le- jos de revelarnos la realidad, el es- pacio y el tiempo no son, según Elnsteln, sino velos flotantes que nosotros mismos hamos tejido y que nos la ocultan". —¡Es sorprendente!—dije yo. —SI que lo es. Fíjese usted: Cuando uno lee estas frases del sa- bio físico: "Creíamos al tiempo y al espacio escarpias sólidamente clavadas en el mundo tras el cual se oculta la realidad..." le parece que está leyendo en un libro de teosofía, de ocultismo, o por lo me- nos de la filosofía de Schopenhauer, Un influida por la mística dal Oriente; pero no es asi. Ese es el lenguaje de la física nueva. El len- guaje de un Carlos Nordmann, de un Elnsteln, de un Henri Poincare. —¡Es sorprendente!—volví yo a decir por decir algo. —Lo es, mi querido amigo. La ciencia se llena de misterio. La ciencia se llena da infinitud y de eternidad. —¿Quiere usted que descendamos ahora a la huerta, don Eulogio?— dije sonriendo a mi venerable in- terlocutor. —Con mucho gusto, amigo—con- testó don Eulogio incorporándose. —No, no, don Eulogio. He que- rido decir que descendamos ideoló- gicamente a la huerta ¿No cree us- ted qua para darse cuenta de lo sorprendente de todo lo creado no es preciso subir a aquellas alturas sino que aqui mismo tenemos el prodigio? —Eso creo, —contestó don Eulo- gio.— El prodigio está aqui. al al- cance de la mana Un tomate de esos es tan sorprendente como aquellas constelaciones. Una misma energía los ha hecho a los dos y en último término están formados de la misma sustancia Lo maravi- lloso está aquí, en la tierra junto a nosotros sin que sea preciso ir a buscarlo más lejos. Lo maravilloso da la tierra vale tanto como lo ma- ravilloso del cosmos. Un hombre, usted 'o yo, valemos tanto o más que todo el Universo. Pues bien; eso es lo que le da prestigio a nues- tra vida. Y esa noción y ese sen- timiento es en mi indesarralgable. No puedo apartarlos de mi. Y esa es la percepción sideral y cósmica de la vida de que le hablaba antea. —¿Tiene importancia darle valor a la vida? —¡Qué duda cabe! Darla valor a la vida es darnos valor a nosotros mismos. Realzar la vida es realzar- nos nosotros mismos. Porque, ¿po- demos concebirnos como separados, como distintos, de la vida? La vida y "nosotros" somos una y la misma cosa. Si tenemos un alto concepto de la vida lo tendremoa de nuestro ser y de nuestro destino. Y eso tie- ne consecuencias Inmensamente be-' nefidosas y digniflcadoras en la vi- da individual, en la social, y en la civilización humana, —explicó dora Eulogio. Eran más de laa seis de la tarde cuando ma despedí del anciano. En invierno las sombras de la noche van ganando rápidamente el valle y la montaña Cuando entré al pue- blo ya se encendían las luces de laa casas. Lo primero que hice al lle- gar a mi cuarto —como siempre que lo visitaba— fué copiar en una libreta la conversación del anciano. Por eso conserve fielmente sus pa- labras. MARTA MAREK,... (Continuación de la página é) Juez la notificó de la sentencia agregó: "Su satánica carrera ha* llegado esta vez a su fin". Marta recibió la sentencia con desdeñosa serenidad. "Espero la muerte con la mayor calma,.dijo, puedo llevar- me conmigo la reconfortante cer- teza de que yo no he asesinado. sino que he sido asesinada. Marta ejercía un poder tal que el Fiscal hizo especial mención da esta circunstancia para que el Ju- rado no fuera a dejarse engañar o fascinar como el que la habla abauel- to en 1925. Marta eatrajo dinero da to- das sus victimas y a todas laa hizo testar a su favor y asegurarse a su favor. Habla asegurado también a su tierno hijo Alfonso que estuvo a punto de ser su sexta victima. un demonio en polleras" la lla- el Fiscal, "la mejor cobra" fué' e! término favorito de l a Prensa. Marta tuvo un solo rasgo humteo durante el proceso tratando" de proteger a "su hermano del alma" Jeno-Newman. judio comumat» un tiempo terrorista al servicio- da Ba- la «Cunen Hungría, que fué quien le ayudó en la preparación de laa ??,?' * J* 1 ««"P* 1 "*» «> seguros duslÓn! 00 d ° ' ** aR< * *"> '• t *

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  • ■ 

    u EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - DOMINGO 5 DE JUNIO DE 1938. — a un portorriqueño capaz de rehusar- la. Pero yo también, como aquel gran líder nuestro que se llamó Luiz Muñoz Rivera, sé acallar en mi alma el sentimiento natural y legitimo en beneficio de los inte- reses y de la felicidad de mi pa- tria, si es que esos intereses y esa felicidad reclaman otra solución. Y de igual manera me expreso en cuanto a !a solu-lón Estado si.

    como dije antes, ella también pue- de hacer algún dia nuestra felici- dad en el orden político, económico y social.

    ,....••••«•••■  »....,.

    "Se ha dicho qua no somos ame- ricanos porque nos oponemos a la enseñanza DEL idioma Inglés en las escuelas, y esto (lo saben muy bien los señores de la minoría) es una gran falsedad. ¿Cómo hemos oe oponernos a la enseñanza DEL Inglés los que precisamente quere- mos y pedimos, según está clara- mente consignado en nuestro pro- grama, qi'» se l*J s esta ««'"natu-

    ra toda la extensión posible en nuestras escuelas, precisamente porque sabemos la gran necesidad c,ue tiene de ese idioma nuestro pueblo en su necesaria vida de compenetración con el pueblo de los Estados Unidos? A lo que nos- nemos, y esto es.pedogógicamente irrefutable, es a la enseñanza EN INGLES en nuestras escuelas, sen- cillamente porque esto es un enor- me disparate, y es además un cri- men que se comete con nuestros niños, obligándolos, forzándolos a desarrollarse en un idioma que no entienden, y porque tal sistema, además, nos cuesta el doble, más del doble, de lo que nos costaría un sistema sencillo de enseñanza EN nuestro idioma con enseñanza DEL Inglés. Muchas, muchas veces he- mos explicado nosostros esto a la minoría, y parece que no lo han en- tendido los señores adversarios, o que no lo quieren ntender. ¿Po- dría explicarme esto el doctor Bar- bosa? Yo se lo suplico a Su Seño- ría, y espero que Su Señoría podrá complacerme en cosa tan justa y tan fácil como ésta.

    BARBOSA.— Parece que Su Se- ñoría me ha escogido a mi para decir todo lo que quiere. Esta es una nueva faz de la discusión, por- que Su Sefioria está usando argu- mentos que yo no he usado esta tarde.

    BARCELO.— Yo no sé si estoy equivocado; dispénseme en todo ca- so, doctor; pero aqui se ha dicho que nosotros nos oponemos a la enseñanza DEL inglés, y fran- camente quiero decir a log republi- canos que nos combatan dentro de las propias ideas que sustentamos. Nosotros tenemos derecho a exigir que se nos crea por nuestra pala- bra y por nuestros actos, sin pene- trar, o Intentar penetrar, en nues- tro fuero interno. Cuando decimos que somos y nos sentimos leales americanos, que defendemos la bandera y estamos dispuestos a mo- rir por ella, se nos debe creer lo que decimos.

    "Que nos concedan simplemente.

    como buenos ciudadanos america- nos el régimen de gobierno que pe- dimos, y que después, cuando otras generaciones nos sucedan, nos con- cedan la independencia o el Esta- do, en la forma que Un unionis- ta mente supo explicar el señor Martines Nadal, y no en otra; pe- ro que nos hagan libres, como es justo que lo seamos y como es Jua-, to que lo pidamos, si es que ae quiere que no levantemos nuestras , *> protestas cada vez que nos demos cuenta de cualquier Inferioridad a que seamos sometidos".

    • e •

    La claridad y la precisión con que aparece expuesto en esos párra- fos el pensamiento da la Unión de Puerto Rico en lo concerníante a sus demandas políticas programá- ticas de 1920, no puede ser mayor. Es Innegable que durante su dis- curso, del cual aún quedan algunos detalles por conocer a mis lec- tores, Barceló pudo lograr mante- ner su serenidad inmune a los ata-' ques maquiavélicos de sus adver- sarios y permanecer, en toda laj discusión, dentro del programa, ha- ciendo del mismo una magnifica interpretación.

    Empero en el fondo del pense- • miento del orador parecía estar agitándose mientras hablaba, la idea de un nuevo cambio de plata- forma política para la colectividad que él acaudillaba, cuando de sus labios salieron estas palabras:

    "Pero yo también, como aquel gran líder nuestro que se llamó Luis Muñoz Rivera, sé acallar en mi alma el sentimiento natural y legitimo en beneficio de los intere- ses y de la felicidad de mi patria, SI ES QUE ESOS INTERESES Y ESA FELICIDAD RECLAMAN OTRA SOLUCIÓN".

    Y es que en las filas heterogéneas t de la Unión de Puerto Rico, donde la mayoría era partidaria da un régimen autonómico amplio, tan* amplio como el de un Estado de la .«. Unión Americana sin las cargas que consigo debería traer la lncor-» poración, venia sintiéndose, de ma- nera enérgica, pero respetuosa, una viva protesta contra el Jefe desde que éste y todos los unionis- tas que comparecieron ante la co- misión de congresistas de los Es- tados Unidos en abril de 1919, abo- garon por la independencia y Bar- celó dijo que la querían los porto- rriqueños aunque se murieran de hambre, no siendo esto lo que pen- saba y deseaba la mayoría de los habitantes de la Isla ni de los afi- liados a la Unión de Puerto Rico.

    Cierto que aqui mucha gente sa ha muerto de hambre desde la épo^ ca de la Conquista a raiz del Des- cubrimiento, hasta nuestros días, y que habrán de morirse mucha en tiempos venideros; pero asimismo . es cierto que aqui nadie quiera, ni ' ha querido nunca estando en sus cabales, morirse por falta de ali- mentación a cambio de qua le con- cedan a la Isla la independencia.

    En el seno de la Unión de Puer- to Rico comenzó a surgir una cri- sis con motivo de aquellas declara- ciones inoportunas; crisis que se aplacó un poco con al programa político mencionado, al de setiem- bre once de mil novecientos. vein-» te, que llevó de nuevo: a la colecti- vidad a los postulados de la Asam- blea de Miramar, poniendo sordi- na a las manifestaciones del ideal ' de la propia soberanía en un apla- zamiento justificado a cuyo fin de- bía llegarse por etapas.

    Vi

    i

    4

    o

    Minami asume el Gobierno japonés... (Continuación de la página jé.)

    obligó al Gabinete da Toldo a ne- gociar con él y no con al de China el "incidente de Manchuria". Fué él quien hizo notificar a la Liga qua nada tenia que hacer en es- ta asunto advlrtiéndole que al Ja- pón tenia "ciertos derechos espe- ciales en Manchuria y en Mongo- lia". Fué él, y no el Ministro de Re- laciones, quien dio la solución fi- nal que trajo el Imperio y la coro- nación de Kang Teh en Manchu- kuo.

    KWANTUNG MAS FUERTE QUE TOKIO

    Luego Minami fué a tomar co- mando del Ejército da Kwantung, que tal es el nombre del Ejército que el Japón mantiene "en el conti- nente", Manchukuo y China. Mina- mi erigió a ese Ejército en otro Gobierno tanto o más poderoso que el de Tokio. Estableció la teoría de qua es el ejército Kwantung y no la Cancillería quien debe dar la norma de lo que el Japón debe hacer en el continente. Habla de- Jado da Ministro da la Guerra en su lugar al fogoso general Sadao Araki, el mismo que acaba de vol- ver al Goblnete, el cual era el portavoz de su política y de su au- toridad an Tokio.

    MINAMI EN EL INCIDENTE DEL YALU EN 1931 Y EN EL DE

    MARCO POLO EN 1937

    Toda la historia de los últimos cuatro aftoa en China es historia escrita con la espada, la astucia, el fanatismo patriótico y la despia dada acometividad de Minami. Cuan- do los generales no adictos a Mina- mi cerraron el camino da la Pre- sidencia del Consejo a Ugaki, Mi- nami logró qua el Emperador lla- mara al Gobierno al general Sen- juro Hayashi que era un instru- mento secundario no de toda la confianza de Minami. Este fué el que convocó a elecciones y aa de- jó derrotar abrumadoramente. Con el principe Konoye, que la suce- dió. Minami creyó llegado el mo- mento da forzar ea China la misma política que habla fañado en Man- churia en 1931, El incidente dal fe- rrocarril Manchuriano tuvo su con- trapartida, siete aftoa más tarde en el del Puente Marco Polo, y an- tes de que el Gobierno de Tokio hubiera tomado resoluciones al res-

    pecto Minami tenia sus divisiones aa marcha "castigando" a loa chi- nee como habla castigado años atrás a loa manchurlanos. El Inci- dente necesario se habla produci- do y el Gobierno pasaba de Tokio al Ejército Kwantung otra vez. Asi media China fué invadida y dos Gobiernos chinos al estilo de los de Manchuria da 1931 se han orga- nizado ya que acaban da unirse en los últimos días de mayo en pre- paración del nuevo Manchukuo que ha de comprender buena parte de la China. En este instante se ha producido la crisis ministerial y Mi- nami ha asumido de hecho, el po- der an Tokio que ya ejercía desde Korea. /

    t

    "SI LOS CHINOS QUIEREN DIVIDIR LA CHINA...

    "Esperen y verán" dijo el nuevo canciller Ugaki al 27 de mayo re- ciente. En un hombre que no fue- ra este veterano de 70 años y Te- niente de Minami podrían tomarse estas palabras como simple fanfa- rronada. Pero Ugaki es hombre de acción y tiene la "linea Minami" qua seguir, la misma de Manchu- kuo. Ugaki perteneció muy joven al Estado Mayor del Colegio Militar de Tokio, fué adicto Militar en la Embajada de Berlín, miembro del Supremo Consejo de Guerra, Mi- nistro de Guerra, candidato a Pre- mier. "Nuestra norma an China, declaró hace tiempo, es que China ea para loa chinos. Ahora ai los chinos quieran dividir su país nos- otros nada podemos hacer al res- pecto1'. Ugaki aplicará asa políti- ca sin lugar a dudas y hará que los chinos quieran dividir a su China.

    ARAKI QUIERE AL JAPÓN EN LOS 7 MARES Y LOS 5

    CONTINENTES

    Sadao Araki ea el ídolo de la ju- ventud militar; ea al filósofo y al orador y propagandista a la Goeb- bels de las teorías teocráticas mili- tares de Minami. 'El principio Im- perial de la nación japonesa, decla- ró hace poco, tiene que ser propa- gado por sobre los Siete Marea y extendido a loa Cinco Continentes. Todo lo qua se oponga a su progre- so debe ser suprimido por la fuer- za".

    En una entrevista publicada ha- ce pocos meses habló libremente de la necesidad vital en que el Japón se encontraba da "atacar, directa-

    menta al Pueblo Rojo del Soviet". "Loa occidentales, agregó, son en general materialistas. El Japón es espiritualista... Debemos unirnos para la armonía universal. Pero el Comunismo es la Religión de las bestias. Rusia es una prisión sin murallas... No hay sitio en un mundo civilizado para el Comunis- mo..."

    LA ALIANZA CON LA MARINA Y LA CASA MITSUI

    El Gabinete del 27 de mayo es pues Minami sin careta; la políti- ca del Ejército Kwantung de ex- pansión sin limite en el continente está en el timón. Minami ha resta- blecido además al "shogunato" en el Japón. El Emperador ya no go- bierna, su órgano de comunicación con el pala es el Ejército y el Ejér- cito es Minami; no un shogun feu- dal sino un shogun de laa fuerzas armadas todas. Fué sin duda el mis- mo Minami quien impidió la elimi- nación del Gabinete del Ministro del Interior almirante Nobumasa Suyectzugu; Minami quiere colabo- rar con la Marina, concillarse con lea Almirantes qua siempre resis- tieron un tanto su\ omnipotencia. Con la entrada al Ministerio de Fi- nanzas de Selhln Ikeda, Minami realiza además la unión con la ca- sa Mitsui dueña de más de la mi- tad de la riqueza industrial, comer- cial y financiera dal Japón. Ikeda fué Jefe de esa casa cuasi mitológi- ca hasta que entró a ocupar el car- go de Presidente del Banco del Japón de donde ha pasado al Mi- nisterio de Finanzas.

    El nombramiento del general Sheishlro Itagaki para Ministro de la Guerra es un gesto muy pro- pio de Minami. Eata General fué Shantung, él fué el qua sufrió hace poco le más afrentosa derrota que haya sufrido el ejército japonés en aj que loa chinea derrotaron en un siglo, la de Taiershchwang. Mi- nami quiere demostrar asi que sus generales no son responsables de eae desastre, son los elementos ci- viles infiltrados en el Gobierno de Tokio qua obstaculizaron el envío de los refuerzos que Itagaki pedia sin cesar desde China.

    PERSONAJES MUNDIALES

    Paul Van Zeeland, el amigo del Rey

    Paul Spaak es un socialista sin lucha de clases como más o me- nos puede considerarse la filiación do su maestro y amigo Van Zee- land que lo llevó al Gobierno en su primer Gabinete, lo hizo Ministro

    Lea los clasificados de EL MUNDO

    VAN jxr yasg de Relaciones en su segundo Mi- nisterio y ha sido sin duda quien lo perpetuó de Canciller en al Mi- nisterio Janson qua acaba* de re- nunciar y lo ha empujado al car- ge de Primer Ministro que ocupa desde el 17 de mayo reciente. '

    Spaak es acaso el primer jefe de un ministerio en la historia del mundo que se presenta ante un congreso donde se sienta su propia madre. Ella es senadora; el padre del nuevo Premier es un alto fun- cionario público de filiación libe- ral, un tio suyo fué ministro libe- ral Van Zeeland es la debilidad del Rey Leopoldo; si tiene igual afecto y confianza en Spaak a pe-

    sar de su destacado socialismo y

    de su sombrero alón a la Blum, es porque Van Zeeland se lo ha recomendado. La amistad del Rey con Van Zeeland y su grupo cons- tituye la primera fuerza política del Reino. El Joven monarca ejer- ce de esa manera una influencia en la política y en el gobierno que no se ajusta exactamente a las prácticas de la monarquía consti- tucional y parlamentaria. Muchas veces ha opuesto a los líderes po- líticos para asegurar el predomi- nio del grupo Van Zeeland que es de técnicos con un "brain trust" cu- yo núcleo es Henry Le Man, el Mi- nistro de Hacienda que acaba de renunciar para ser reemplazado por M. Gersrd, el Ministro ühersl que acompañó a Van Zeeland en su primer gabinete y dio solución su primer Gabinete y dio solución a la grave crisis financiera deva-

    Van Zeeland y Le Man eran par- tidarios de la devaluación y fueron ellos loa que en abril de 1935 cor- taron en 28 por ciento el valor en oro da la moneda belga y quebra- ron asi el llamado "bloc del oro" (Francia, Bólgica, Holanda. Suiza y los países escandinavos). La pre- sión de la libra desvalorizada ha- cia oada día más difícil entonces el mantenimiento de la orientación deflacionista del "bloc de oro"; la devaluación del dólar la hizo prec- isamente imposible. Van Zc'nnd tuvo el valor de hacer lo que Fran- cia sólo comprendió un año más tarde y de seguir una política mo- netaria muy semejante a la que aplica Roosevelt desde que abando- no el patrón oro. Sobre esa base Van Zeeland durante su primera Jornada en el Gobierno disminuyó •' desempleo y contuvo el alza del •osto de la vida efl menos de 9 por ciento en circunstancias que los precios al por mayor subieron 25 por ciento por efecto de la deva- luación.

    Van Zeeland se hizo el campeón de la democracia» y del régimen parlamentarlo contra las arremeti- das totalitarias dé León Degrelle. Después del "match" de la elección en Bruselas en que Van Zeeland renunció para hacer frente al de- safio de Degrelle y triunfó, el re- xJsmo pareció herido de muerte. Pero no fué asi. Esta renaciendo otea ves; sus 21 diputados gana-

    (Continuación de la página 2.)

    una ilusión. Recuerdo unas pala- bras de Carlos Nordmann, físico y astrónomo francés. Mi memoria, co- mo usted verá, todavía no se ha debilitado del todo. Deda Nord- mann: "Creíamos al tiempo y al es- pacio escarpias sólidamente clava- das en el muro tras el cual se ocul- ta la realidad, en laa que colgába- mos nuestras flotantes nociones del mundo exterior como colgamos la ropa en la percha, y ahora yacen en el cascote de las viejas teorías, arrancados y torcidos por el mar- tillo de la física nueva. Bien sa- bíamos, es cierto, que el alma de los seres permanecía oculta para nosotros; no obstante, creíamos ver-

    le el rostro. He aquí que, al acer- dos en una sola elección sobre cero en al congreso anterior mantienen una vivísima agitación y sin duda contribuyeron a la calda de Jan- son cuando se unieron a los cató- licos para votar contra los proyec- tos socializantes de Le Man.

    Aún cuando sus gabinetes de coa- lición no tenían diferencia alguna con los anteriores formados por li- berales y socialistas y católicos Van Zeeland les dló un carácter "nacional" que Spaak acaba de acentuar.

    Acusado de insignificante por unos, realzado como el único hom- bre de Estado de las democracias que no aparece confundido y vaci- lante Van Zeeland cayó envuelto en las sombras del escándalo del Banco Nacional de Bélgica aun cuando probó hasta la evidencia absoluta qua no habla incorrección alguna que pudiera imputársela. Pero fué una amarga jornada da todas maneras, amarga y muy tria- te. Frank el que era Gobernador del Banco cuando Van Zeeland era asesor murió y casi simultánea- mente con 41 fallecieron los direc- tores Tilmont y Barnat; el gene- ral Etienne que fué declarado lim- pio de toda imputación se suicidó sin embargo, y. otro suicida fué el director Puissant...

    Van Zeeland se doctoró en cien- cias económicas en Lovaina y en Princeton (E. U.). Ea casado, con hijos. Su esposa fué la más intima amiga de la Reina Astrid, lo que posiblemente cuenta en la amistad y confianza afectuosa qua el Rey le dispensa.

    carnos, éste no es sino una másca- ra El mundo exterior que Elnsteln nos muestra sólo es un baile de dis- fraces, y, por una ironía falaz, so- mos quienes han hecho los antifa- ces de terciopelo con tan pasajeros visos y los trajes relumbrantes. Le- jos de revelarnos la realidad, el es- pacio y el tiempo no son, según Elnsteln, sino velos flotantes que nosotros mismos hamos tejido y que nos la ocultan".

    —¡Es sorprendente!—dije yo. —SI que lo es. Fíjese usted:

    Cuando uno lee estas frases del sa- bio físico: "Creíamos al tiempo y al espacio escarpias sólidamente clavadas en el mundo tras el cual se oculta la realidad..." le parece que está leyendo en un libro de teosofía, de ocultismo, o por lo me- nos de la filosofía de Schopenhauer, Un influida por la mística dal Oriente; pero no es asi. Ese es el lenguaje de la física nueva. El len- guaje de un Carlos Nordmann, de

    un Elnsteln, de un Henri Poincare. —¡Es sorprendente!—volví yo a

    decir por decir algo. —Lo es, mi querido amigo. La

    ciencia se llena de misterio. La ciencia se llena da infinitud y de eternidad.

    —¿Quiere usted que descendamos ahora a la huerta, don Eulogio?— dije sonriendo a mi venerable in- terlocutor.

    —Con mucho gusto, amigo—con- testó don Eulogio incorporándose.

    —No, no, don Eulogio. He que- rido decir que descendamos ideoló- gicamente a la huerta ¿No cree us- ted qua para darse cuenta de lo sorprendente de todo lo creado no es preciso subir a aquellas alturas sino que aqui mismo tenemos el prodigio?

    —Eso creo, —contestó don Eulo- gio.— El prodigio está aqui. al al- cance de la mana Un tomate de esos es tan sorprendente como aquellas constelaciones. Una misma energía los ha hecho a los dos y en último término están formados de la misma sustancia Lo maravi- lloso está aquí, en la tierra junto a nosotros sin que sea preciso ir a buscarlo más lejos. Lo maravilloso da la tierra vale tanto como lo ma- ravilloso del cosmos. Un hombre, usted 'o yo, valemos tanto o más que todo el Universo. Pues bien; eso es lo que le da prestigio a nues- tra vida. Y esa noción y ese sen- timiento es en mi indesarralgable. No puedo apartarlos de mi. Y esa es la percepción sideral y cósmica de la vida de que le hablaba antea.

    —¿Tiene importancia darle valor a la vida?

    —¡Qué duda cabe! Darla valor a la vida es darnos valor a nosotros mismos. Realzar la vida es realzar- nos nosotros mismos. Porque, ¿po- demos concebirnos como separados, como distintos, de la vida? La vida y "nosotros" somos una y la misma cosa. Si tenemos un alto concepto de la vida lo tendremoa de nuestro ser y de nuestro destino. Y eso tie- ne consecuencias Inmensamente be-' nefidosas y digniflcadoras en la vi- da individual, en la social, y en la civilización humana, —explicó dora Eulogio.

    Eran más de laa seis de la tarde cuando ma despedí del anciano. En invierno las sombras de la noche van ganando rápidamente el valle y la montaña Cuando entré al pue- blo ya se encendían las luces de laa casas. Lo primero que hice al lle- gar a mi cuarto —como siempre que lo visitaba— fué copiar en una libreta la conversación del anciano. Por eso conserve fielmente sus pa- labras.

    MARTA MAREK,... (Continuación de la página é)

    Juez la notificó de la sentencia agregó: "Su satánica carrera ha* llegado esta vez a su fin". Marta recibió la sentencia con desdeñosa serenidad. "Espero la muerte con la mayor calma,.dijo, puedo llevar- me conmigo la reconfortante cer- teza de que yo no he asesinado. sino que he sido asesinada.

    Marta ejercía un poder tal que el Fiscal hizo especial mención da esta circunstancia para que el Ju- rado no fuera a dejarse engañar o fascinar como el que la habla abauel- to en 1925. Marta eatrajo dinero da to- das sus victimas y a todas laa hizo testar a su favor y asegurarse a su favor. Habla asegurado también a su tierno hijo Alfonso que estuvo a punto de ser su sexta victima.

    un demonio en polleras" la lla- mó el Fiscal, "la mejor cobra" fué' e! término favorito de la Prensa. Marta tuvo un solo rasgo humteo durante el proceso tratando" de proteger a "su hermano del alma" Jeno-Newman. judio comumat» un tiempo terrorista al servicio- da Ba- la «Cunen Hungría, que fué quien le ayudó en la preparación de laa ??,?' * J*1 ««"P*1"*» «> seguros duslÓn!00 d° ' **■ aR