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MANEJO DE LA ALIMENTACIÓN EN EL OVINO DE ORDEÑO Emiliano Sanz Parejo 1 Departamento de Producción Animal Universidad de Lleida (España) INTRODUCCIÓN El manejo de la alimentación, en el ovino de leche, consiste en armonizar las necesidades del rebaño con los recursos alimenticios disponibles, bajo unos condicionantes económicos liderados por el producto o productos a vender. Es decir, el nutricionista es un servidor del plan productivo asumido por la explotación. Sólo que, dada la importancia económica de la alimentación en el capítulo de gastos, así como en el logro de objetivos, debe ser considerada como preferente. Es importante conocer: - El sistema de explotación: medios y factores disponibles, técnicas productivas (sistemas de reproducción y ordeño, épocas de ordeños), etc. y - El objetivo de la explotación. Siendo, como se pretende, para dar una visión del manejo de la alimentación del ovino de leche en España, es obvio que se deba comenzar por la situación del subsector, por los diferentes sistemas de explotación practicados en las zonas tradicionales de oveja de ordeño, su viabilidad futura y hacia donde se encaminan las nuevas tendencias. Para que, en base a este conocimiento, se puedan hacer unos comentarios críticos a cerca de la aplicación de dicho manejo a cada sistema de explotación. SITUACIÓN ACTUAL DEL SUBSECTOR OVINO LECHERO La explotación lechera de la oveja, junto con la de la cabra y la búfala, ha sido, principalmente, un recurso de supervivencia de la pequeña explotación, en las zonas más marginales del planeta, donde no cabe la posibilidad de ser desplazada por otras producciones. Tiene carácter familiar, donde a cada miembro de la familia se le ha asignado un puesto, según aptitudes restringidas a esta faceta, los hijos menores y menos cualificados a cuidar del rebaño, los mayores a ordeño y las mujeres a la elaboración de los productos y su comercialización. Esta marginalidad geográfica, como distintivo común, ha dado lugar al desarrollo de estas explotaciones en áreas con características muy similares: en tierras muy pobres, de pastos, o incluso fértiles pero que, por estar dedicadas a cultivos (de cereal, principalmente), solo tienen acceso al aprovechamiento de los residuos de las cosechas y de los ribazos (sistema arquetipo, Flamant, 1990). Otro carácter muy común es el tipo de tenencia de la tierra que ha venido siendo la no propiedad. Condiciones todas que no escapan a la realidad del sector ovino español, al menos en lo que ha sido su evolución histórica y que hoy aún se deja ver a lo ancho de su geografía. En la UE, como consecuencia de una gran tradición por el consumo de queso de oveja y, por tanto, su fuerte demanda, se ha notado, y está notando, un sustancial cambio, de esta tendencia, en el desarrollo experimentado en las explotaciones en los últimos años. Tal como ocurre, como no podía ser menos, en el caso de España; en donde se ha pasado, en el corto periodo de tiempo de dos décadas, de los modelos bíblicos al desconcierto de la aplicación de tecnologías muy avanzadas en sistemas de explotación no tan evolucionados. Pues, como bien señala Mantecón (1993), dichos cambios de las estructuras productivas han venido de la mano de los intereses comerciales, que, con la celeridad que les caracterizan, han obtenido los mayores beneficios de estas transmisiones tecnológicas. Siendo corriente encontrar explotaciones que aplican técnicas reproductivas de inseminación, e incluso de transplante embrionario, en razas importadas, de dudosa genética, cuando apenas tienen conocimiento de los datos reproductivos de sus propios rebaños. La buena predisposición que ha mostrado el ganadero a las innovaciones, ha tenido su base principal en el bienestar económico que le ha proporcionado las ayudas recibidas de la Política 1 E-mail: [email protected]

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MANEJO DE LA ALIMENTACIÓN EN EL OVINO DE ORDEÑO

Emiliano Sanz Parejo1

Departamento de Producción Animal Universidad de Lleida (España)

INTRODUCCIÓN El manejo de la alimentación, en el ovino de leche, consiste en armonizar las necesidades del rebaño con los recursos alimenticios disponibles, bajo unos condicionantes económicos liderados por el producto o productos a vender. Es decir, el nutricionista es un servidor del plan productivo asumido por la explotación. Sólo que, dada la importancia económica de la alimentación en el capítulo de gastos, así como en el logro de objetivos, debe ser considerada como preferente. Es importante conocer:

- El sistema de explotación: medios y factores disponibles, técnicas productivas (sistemas de reproducción y ordeño, épocas de ordeños), etc. y

- El objetivo de la explotación. Siendo, como se pretende, para dar una visión del manejo de la alimentación del ovino de leche en España, es obvio que se deba comenzar por la situación del subsector, por los diferentes sistemas de explotación practicados en las zonas tradicionales de oveja de ordeño, su viabilidad futura y hacia donde se encaminan las nuevas tendencias. Para que, en base a este conocimiento, se puedan hacer unos comentarios críticos a cerca de la aplicación de dicho manejo a cada sistema de explotación. SITUACIÓN ACTUAL DEL SUBSECTOR OVINO LECHERO La explotación lechera de la oveja, junto con la de la cabra y la búfala, ha sido, principalmente, un recurso de supervivencia de la pequeña explotación, en las zonas más marginales del planeta, donde no cabe la posibilidad de ser desplazada por otras producciones. Tiene carácter familiar, donde a cada miembro de la familia se le ha asignado un puesto, según aptitudes restringidas a esta faceta, los hijos menores y menos cualificados a cuidar del rebaño, los mayores a ordeño y las mujeres a la elaboración de los productos y su comercialización. Esta marginalidad geográfica, como distintivo común, ha dado lugar al desarrollo de estas explotaciones en áreas con características muy similares: en tierras muy pobres, de pastos, o incluso fértiles pero que, por estar dedicadas a cultivos (de cereal, principalmente), solo tienen acceso al aprovechamiento de los residuos de las cosechas y de los ribazos (sistema arquetipo, Flamant, 1990). Otro carácter muy común es el tipo de tenencia de la tierra que ha venido siendo la no propiedad. Condiciones todas que no escapan a la realidad del sector ovino español, al menos en lo que ha sido su evolución histórica y que hoy aún se deja ver a lo ancho de su geografía. En la UE, como consecuencia de una gran tradición por el consumo de queso de oveja y, por tanto, su fuerte demanda, se ha notado, y está notando, un sustancial cambio, de esta tendencia, en el desarrollo experimentado en las explotaciones en los últimos años. Tal como ocurre, como no podía ser menos, en el caso de España; en donde se ha pasado, en el corto periodo de tiempo de dos décadas, de los modelos bíblicos al desconcierto de la aplicación de tecnologías muy avanzadas en sistemas de explotación no tan evolucionados. Pues, como bien señala Mantecón (1993), dichos cambios de las estructuras productivas han venido de la mano de los intereses comerciales, que, con la celeridad que les caracterizan, han obtenido los mayores beneficios de estas transmisiones tecnológicas. Siendo corriente encontrar explotaciones que aplican técnicas reproductivas de inseminación, e incluso de transplante embrionario, en razas importadas, de dudosa genética, cuando apenas tienen conocimiento de los datos reproductivos de sus propios rebaños. La buena predisposición que ha mostrado el ganadero a las innovaciones, ha tenido su base principal en el bienestar económico que le ha proporcionado las ayudas recibidas de la Política

1 E-mail: [email protected]

Agraria Comunitaria (PAC); un dinero que le ha llegado fácilmente y no se ha aprovechado para invertir en mejoras de las estructuras productivas, teniendo en cuenta el potencial humano, la disponibilidad de recursos y las tendencias y/o las infraestructuras de la zona. Del efectivo total de ovino en España, se ordeña el 11 % (2,5 millones, MAPA, 1995). De la distribución, por comunidades autónomas, hay que destacan tres de ellas por la importancia numérica: Castilla-León, Extremadura y Castilla-La Mancha. Si bien, tradicionalmente, por el arraigo que han tenido en el País Vasco y Navarra, que, aún con un número muy reducido de animales, por sus características tan peculiares merecen destacarse. La producción quesera ha venido de la mano de las razas explotadas en cada una de estas CCAA: Castilla-León por la raza churra, Castilla-La Mancha por la raza manchega, Extremadura por la raza merina y el País Vasco y Navarra por la raza latxa. La comarca de la Serena (en Extremadura), aunque de tradición ancestral, no se dio a conocer hasta hace escasos años con su deliciosa torta de la Serena, uno de los quesos más codiciados en el mercado Nacional hoy, como consecuencia de una producción muy limitada a primaveras abundantes en hierbas y una comercialización inexistente, abocado en el autoconsumo; en la actualidad, gracias a la asociación de los ganaderos en cooperativas, el entramado productivo ha cambiado y con él el desarrollo de toda la comarca. Los rasgos comunes a todas estas zonas productivas son: el origen artesanal de sus quesos, sus costumbres tradicionales tan arraigadas, resistencia a la modernización e intensificación de las explotaciones, en buena parte debido a la buena adaptación al medio de las razas autóctonas y al reconocimiento de dicha labor artesanal en la elaboración de sus quesos; como problemas derivados están: una mano de obra subempleada, el bajo nivel técnico y económico de las explotaciones, alimentación costosa, sanidad deficiente, alto grado de mestizaje y una comercialización de los productos poco transparente (Caja y Such, 1991). Sus diferencias más notables están en los condicionantes socioeconómicos, el medio y las razas de ovejas, que dan lugar a sistemas productivos diferentes. Por otro lado están las explotaciones que han roto con la inercia de lo tradicional, son explotaciones de mayores tamaños, más intensificadas y modernizadas, con ovejas no autóctonas. Suelen estar ubicadas en zonas de amplia disponibilidad de recursos alimenticios, tanto agrícolas como industriales, y no lejos de las zonas de tradición quesera, aunque no es un carácter vinculante. SISTEMAS DE EXPLOTACIÓN EN LOS QUE SE DESENVUELVEN LOS DIFERENTES MODELOS GANADEROS DE LA OVEJA DE ORDEÑO Zonas con tradición quesera (ZTQ): Teniendo en cuenta la acertada definición que hacen Gallego y col. (1993), sobre sistema de explotación: la forma concreta de combinar medios, factores y técnicas de producción para obtener un determinado producto; se analiza a continuación cada uno de los elementos que intervienen en los sistemas de explotación de las diferentes regiones españolas, con tradición quesera. Medios:El medio ambiente: Excepto en el País Vasco y Navarra, en el resto de las zonas tradicionales de producción de leche de oveja se presentan unas condiciones muy poco favorables para la producción de pastos, el clima puede catalogarse como mediterráneo continental, donde los inviernos van de muy rigurosos (en Castilla-León) a más suaves (en Extremadura), siendo de tipo intermedio en La Mancha; los veranos son secos y calurosos, las primaveras muy cortas y los otoños templados; la pluviometría es escasa y mal distribuida, lo que limita la productividad forrajera y condiciona el manejo. El terreno dedicado a pastos naturales es cada vez menor en Castilla-León y Castilla-La Mancha, debido a la intensificación de los cultivos, por lo que el pastoreo se ve reducido al aprovechamiento de rastrojos de cereales, remolachas, vides, etc., así como a los primeros y últimos cortes de las alfalfas, esto hace que no haya una relación estrecha entre la superficie de las explotaciones y la que realmente utilizan los rebaños (Torres y col. 1994). En Extremadura, en la comarca de la Serena, por el contrario, todo el terreno está dedicado a pastos naturales, y muy poco es apto para el cultivo (cereal), manteniendo densidades muy bajas (1,5 a 3 ovejas/ha); el tipo de tenencia de

la tierra es en arrendamiento. Como prototipo de todos ellos, que podríamos denominar Meseta, en la distribución y clases de recursos podría valer el modelo propuesto en la figura 1, representado por areas.

En el Pais Vasco y Navarra se dan unas condiciones especiales, para lo que es habitual en el desarrollo del sector ovino, de clima lluvioso atlántico que revierte en abundante producción de pastos; distribuidos entre los terrenos propios (tp) y los terrenos comunales (tc), que, a parte de indicar el tipo de tenencia de las tierras, se caracterizan por la estructuración (pequeñas parcelas de 0,5-3 ha, en los tp), por su producción y calidad de los pastos, así como por la época de aprovechamiento. La superficie media de tp oscila entre 10 y 25 ha, dependiendo de la provincia, con una producción de sus praderas entre

5.000 y 16.000 Kg MS/ha y año (Oregui y col., 1997), aprovechándose en pastoreo, si bien una parte del excedente producido en primavera-verano es reservado como heno o ensilado. Los terrenos comunales, pasto de monte, son aprovechados de mayo a diciembre, variable para cada rebaño (Urarte, 1988; en Oregui y col. 1997); el ganado pasta sin ser dirigido por el pastor, que sólo atiende a la labor de vigilancia periódica (una o dos veces por semana); la productividad de

estos pastos está entre 3.000 y 6.000 Kg MS/ha y año (Rodríguez y col. 1987). La disponibilidad y distribución de los recursos forrajeros en esta zona de producción (zona Norte) se representa en la figura 2 (Oregui y col. 1997).

00.20.40.60.8

11.21.41.61.8

E F M A M J Jl A S O N D E

Pajas y henos

rastrojos y restos decosechasPastos

Necesidades

Figura 1. Evolución de la producción de recurso y distribución anual, en las zonas de Meseta, expresado UFL/d y oveja capaz de ser aportado en régimen de pastoreo; así como las necesidades del prototipo de la raza churra.

Las instalaciones, equipos y maquinarias En las zonas en estudio, a excepción de Extremadura, existen alojamientos más o menos cerrados, según clima, donde suele pernoctar el ganado

diariamente; en Extremadura, la mayor parte de las explotaciones carecen de alojamientos, los animales pernoctan al sereno, lo que es aprovechado para redilear (acción de desplazar todos los días el aprisco o redil, que es móvil, con la finalidad de fertilizar el suelo).

E F M A M J Jl A S O N D

Forrajes conservadosValleMonte

Figura 2. Evolución y distribución de la producción de pastos en la zona Norte, de valle y monte. (Oregui y col, 1997).

Como característica común a las explotaciones de las ZTQ es la escasez de equipos de ordeño y maquinaria, presentes solo en un 20-30 % de las explotaciones, como consecuencia de la generalización de las pequeñas dimensiones de las explotaciones. Entorno socio-económico: Aunque se han constituido cooperativas para la comercialización de los productos, en todas las zonas tradicionales de producción, existen aún un elevado número de explotaciones que no pertenecen o no hacen uso de ellas por razones de desconfianza o de oportunidad. De todas

formas, el sentido cooperativista no está muy desarrollado en este tipo de población, lo que conduce a una precaria situación corporativa ante la defensa del subsector. Factores Culturales: La formación de los ganaderos ha venido siendo tradicionalmente de padres a hijos, en todas las zonas. Existiendo aún la figura del pastor como una persona poco cualificada, que se da en este tipo de producción para llevar el ganado a pastar; por lo demás la realidad del día a día hace que se sientan obligados a informarse y formarse, por medio de cursos, conferencias, reuniones, etc., labor que viene desempeñando el Servicio de Extensión Agraria. Es de destacar la relación que guarda tanto el prototipo como el número de ganaderos que asisten a estos actos de información con el grado de intensificación y tecnificación de las explotaciones, por comarcas. Productivos: En primer lugar, el capital animal, en cuanto a su estructura productiva. La mayor parte de la población ovina española se encuentra distribuida en pequeñas explotaciones (Calcedo, 1983a), si bien la evolución, en los últimos años, tiende a disminuir el número de ellas y aumentar de tamaño. La causa del abandono es por la edad, y se da principalmente en Castilla-La Mancha, Castilla-León y Navarra. La excepción del País Vasco es como consecuencia de la dedicación al tiempo compartido. En Extremadura, el tamaño de los rebaños es muy superior, por razones obvias; el número de efectivos, según tramo, está en 800, 1.200 y > 1.500, para pequeñas, medianas y grandes, respectivamente. El capital tierra, su tipo de tenencia, del que ya se mencionó en el apartado medio ambiente, ha sido uno de los grandes retos por el que ha venido esforzándose el ganadero de ovino de ordeño, desde sus orígenes, por el acceso a la propiedad. Afortunadamente va teniendo lugar a buen ritmo, siendo en Extremadura donde está menos conseguido. Este logro, no sólo es importante por el afianzamiento a un bien tan arraigado en el sentimiento humano como es la tierra, sino que constituye la base principal de las mejoras a realizar en la explotación, desde las más estables (alojamientos, instalaciones y otras infraestructuras productivas) a las mas dinámicas (los cultivos). El trabajo en el caso de las explotaciones pequeñas, por circunstancias del entorno donde se desarrollan, no ha tenido una evolución progresiva, por no poder emplear a los hijos con la seguridad de un trabajo que les permita vivir dignamente. Lo que ha trascendido a tener que emigrar a otros tipos de actividades, y, consecuentemente, el envejecimiento de la población dedicada al ganado y el final de esas explotaciones. No obstante, en otras muchas explotaciones, en que estas circunstancias no han incurrido, se han revitalizado con la entrada de la gente joven, que han sido y son los artífices del progreso que hoy se está verificando en ellas. La creación de la empresa familiar, en el concepto de la moderna empresa, constituye no sólo el mejor capital, sino el aliciente más seguro de progreso. Es precisamente en este factor en el que se apoyan las esperanzas, de saber que se está fraguando una realidad que aún las estadística no son capaces de reflejar. Técnicas de producción Dentro de las técnicas de producción están, entre las más importantes: la planificación y control de la reproducción, y el manejo de la alimentación; no obstante, se deja el manejo de la alimentación para desarrollarlo en un apartado especial, más amplio, como motivo principal de esta ponencia. Estrategias de reproducción y ordeño: El manejo reproductivo del rebaño ha sido fiel reflejo de las disponibilidades de recursos alimenticios; el hombre, a medida que ha podido disponer de dichos recursos, ha ido tratando de cambiar la estrategia reproductiva (a pesar de las tendencias fisiológicas) para lograr mayores beneficios, según la ley de la oferta-demanda. No obstante, este paso supone un encarecimiento del coste de producción que, muchas veces, no compensa tales cambios. Es, quizá, este hecho el que más pesa a la hora de romper la inercia de la tradición en la mayoría de los ganaderos de las zonas tradicionales de ovino de ordeño.

El panorama general que se presenta, en las zonas productoras, queda reflejado en el cuadro 1, con las razas emblemáticas que las caracterizan. De su observación, puede deducirse que, aparte del efecto raza, el manejo y la alimentación que reciben, a través de las características del medio en que se desarrollan, han marcado las pautas diferenciativas entre los sistemas productivos descriptos. Existen otros tipos de implicaciones, como son las costumbres y los productos, que tienen un peso suficiente como para no considerar el cordero como subproducto de la explotación lechera; el tipo de cordero producido, consecuencia del carácter fisiológico del crecimiento de cada raza, ha marcado también la cultura culinaria del cordero. Así, la churra y la latxa, debido a su engrasamiento tan temprano obliga a sacrificar los corderos con un mes de vida y 10-12 kg de PV (lechazos), constituyendo un plato exquisito, de referencia obligada en estas zonas. Por tanto, la explotación del ovino de ordeño, en España, es una aptitud mixta; aspecto que sin duda mantiene el interés de no cambiar las razas autóctonas por otras foráneas más productivas. Criterio que no es tenido en cuenta por las explotaciones establecidas fuera de las zonas tradicionales de producción de leche, de las que hablaremos más adelante. El ordeño comienza en el segundo mes de lactación, que puede coincidir o no con el destete (sistema de media leche); en razas no tan especializadas es usual que el cordero permanezca mamando, de 15 a 20 días más, la leche residual de los dos ordeños o, en el caso de realizar un solo ordeño, el de la tarde, permanecer con la madre durante la noche. Todas estas razas de ovejas, a excepción de la latxa, no presentan un anoestro estacional acusado; así, con un buen manejo reproductivo pueden obtenerse partos a lo largo de todo el año. Ventaja que aprovechan las zonas más favorecidas en recursos para lograr los mejores precios de la leche en el verano (La Mancha). En Extremadura la escasez de recursos estivales impide el ordeño durante esta estación, pero no se rompe la tendencia reproductiva de tres partos cada dos años, para no perder el ordeño del otoño ni el cordero del verano. A pesar de la resistencia a la intensificación de la producción, por parte de los ganaderos apegados a la tradición, los más arriesgados y cualificados han optado por la intensificación de sus explotaciones, principalmente en Extremadura con un 45 % de explotaciones con salas de ordeño (López Gallego, comunicación personal), dado el precio que alcanza la leche, en esta zona, como consecuencia de su calidad, y el de los quesos con denominación de origen.. Zonas sin tradición quesera (ZSTQ): Mas bien debería decirse explotaciones sin tradición, a secas, ya que vamos a referirnos al prototipo de explotación industrial, como puro negocio. Pueden encontrarse ubicadas dentro o fuera de las zonas tradicionales, pero es imprescindible que dispongan de recursos abundantes, tanto agrícolas (propios o no) como industriales (de factorías cercanas). Las ventajas de las explotaciones ubicadas en ZTQ son: contar con una mano de obra con experiencia adquirida y una infraestructura de servicios nada despreciables, como factores a tener en cuenta en la viabilidad empresarial. Por el contrario, la ventaja de las explotaciones de fuera de la ZTQ podría estar en el desarrollo de un proyecto de mayor asépsia ante costumbres enviciadas, y , como consecuencia, una mejor planificación, con mayor racionalidad. Los inconvenientes pueden ser la falta de experiencia ante problemas sencillos, pero que pueden tener serias complicaciones, y la ausencia de infraestructura de servicios para la comercialización de los productos. Parte de las explotaciones de las ZSTQ surgen, generalmente, como una huida hacia delante, por el grado de complejidad alcanzado, de las explotaciones de ovino de carne; en las que los resultados no alcanzaron a cubrir las inversiones realizadas y, aprovechando parte de la infraestructura de la explotación anterior, han abordado la aventura de una nueva fuente de ingresos: la leche. Así disponen de una mejor distribución de los ingresos a lo largo del año, de un mejor aprovechamiento del potencial productivo de la oveja y de las infraestructuras disponibles. El perfil de este tipo de explotaciones sería:

Tamaño de explotación: 1.000 – 6.000 ovejas Razas: lacoune, assaf, y cruces de éstas con autóctonas. Superficie para cultivos forrajeros: en cantidad suficiente. Sistema de alimentación: alimentación integral completa más complementación en sala de ordeño.

Ordeño: mecánico, sistema rotatorio. Dos veces por día. Recogida de leche en tanque refrigerado. Comercialización del producto: venta de la leche a industrias queseras. Aunque hay explotaciones con industrias transformadoras integradas Ritmo reproductivo: 3 partos cada 2 años. Distribución de partos a lo largo del año. Mano de obra: asalariada.

Cuadro 1. Datos medios de los ritmos reproductivos y productividad de las razas ovinas explotadas en las zonas tradicionalmente productoras de leche, en España

Cría Ordeño1 Calidad Raza Cubrición Productivi-dad num. (cor/ov .

a)

Ritmo reprod

(partos/a)

Lactac(días)

Destino Méto- Do

Dura-ción

(días)

Produc-ción

(l/lacta-ción)

Grasa (%)

Proteína

(%)

Fuentes

Churra Todo el año 1,15 1 30 Lechazo Manual 120 120 7,0 5,6 Olmedo y col. 1991 ANCHE, 1999

Manchega

Todo el año Preferible: Jul, dic, mar

1,3 1,5 35-45 Cebo 25-30 Kg

Manual.Máquina (15%)

90 29,2 7,7 5,4 Gallego y col. 1994

Merina Todo el año Preferible: Jul, dic2, mar3

1,2 1,5 45-50 Cebo 25-30 Kg

Manual.Máquina (45%)

60-9045-653

28,8 18,63

6-8,5 6-103

5,5-8 F. López. Com. personal

Latxa Jun-Nov 1,15 1 20-30 lechazo Manual 112 125 5,2-8,5 4,7-6,5 Oregui y col. 1996 1Los datos relacionados con el ordeño están referidos a la media de la raza o, al menos, de muestreos suficientemente amplios, a excepción de la raza Churra que está dado en leche normalizada, aunque viene siendo muy próximo al dato real. 2 Las ovejas procedentes de esta cubrición no suelen ordeñarse. 3 Ovejas cubiertas en marzo-abril, que son ordeñadas en Otoño con menor producción, aunque más rica en grasa.

MANEJO DE LA ALIMENTACIÓN Abordar el manejo de la alimentación de la oveja de ordeño, tendría siempre en contra la falta de elementos de juicio para hacerlo de una forma racional. Las necesidades nutritivas se ven cuestionadas por una serie de parámetros que no siempre son bien conocidos, como son: la raza, la producción lechera y la calidad, así como el manejo del rebaño (ritmo reproductivo, época del año, disponibilidad de recursos, calidad de éstos, suplementación con concentrados...). También constituye un enigma el conocimiento de la capacidad de ingestión de las ovejas en los distintos estados fisiológicos; sorprendiendo las diferencias encontradas entre los diferentes estándares de alimentación y la realidad, al menos, de las razas españolas, constatadas por algunos grupos españoles de investigación (Universidad Autónoma de Barcelona y Universidad de Lleida). Otro aspecto aún más peliagudo es conocer la cantidad y calidad de alimento ingerido durante el pastoreo. Todos estos aspectos justifican, al menos en parte, que la alimentación de los rebaños de ordeño se venga haciendo de forma táctica: corrigiendo según resultados. No obstante, se hace necesaria una base de apoyo en el conocimiento existente de las necesidades nutritivas de la oveja en sus diferentes fases fisiológicas, así como las posibilidades que brinda la movilización de reservas corporales, teniendo en cuenta los riesgos inherentes a cada periodo según el grado de movilización. Necesidades, capacidad de ingestión y movilización de reservas Necesidades La información acerca de la alimentación de la oveja de ordeño es escasa, como consecuencia de la poca investigación realizada sobre esta producción (Caja 1994). Si bien existen grupos por toda la Cuenca Mediterránea que han realizado trabajos de investigación de reconocida importancia, en diferentes razas. Por otro lado, se puso en marcha en 1994 un programa de la CEE (Barillet, 1991) para el estudio interdisciplinar de la explotación de la oveja de ordeño en las Comunidades Europeas. Siendo uno de los principales objetivos la puesta al día del conocimiento existente sobre la alimentación, que se ha materializado en un programa de alimentación (INRAtion), en el que se ha adoptado como único sistemas de unidades las del INRA (1978, 1988), debido a la mayor divulgación de este sistema entre técnicos y ganaderos, en el área geográfica afectada; por este motivo se ha decidido a adoptarlo en esta ponencia. De todas formas, aún cuando la mayor parte del conocimiento proviene de extrapolaciones del vacuno lechero y/o del ovino de carne, hay que tener en cuenta algunas de las peculiaridades que caracterizan a esta producción, como son, entre otros, la elevada variación de necesidades en tan cortos periodos de tiempo (en el plazo de 8 semanas: de 0,71 a 1,58 UFL/d, es decir el 122 %; de 57 a 189 g de PDI, es decir el 230 %, para una oveja de 60 Kg de PV y 120 l de leche), así como la heterogeneidad del rebaño, no sólo por los diferentes estados fisiológicos de los miembros del rebaño sino por la variabilidad entre los individuos que le componen. De la estandarización de las necesidades propuestas por el INRA (1988) (cuadro 2), y teniendo en cuenta los parámetros productivos, según razas, expuestos en cuadro 1, se ha visualizado la evolución de las necesidades de un animal de formato medio-alto (60 Kg de PV), que correspondería más o menos a la raza manchega, a lo largo de su ciclo productivo (figura 3). Las necesidades estimadas para la producción de leche en el cuadro 2 merecen un comentario: el valor 0,75 UFL/l es elevado para el comienzo del ordeño y bajo para la fase final, pero teniendo en cuenta que durante esa etapa la oveja o está en balance negativo o recién empezando a recuperar reservas (dependiendo del sistema de ordeño adoptado), no es muy descabellado darle dicho valor. Otra llamada referente a los valores del cuadro 2, no se ha tenido en cuenta el desgaste energético de los animales en pastoreo; según las condiciones en que se lleve a cabo, se incrementarán las necesidades energéticas de un 20 a un 50 %, en pastos abundantes o escasos, respectivamente.

Capacidad de ingestión Los animales tratan de comer con arreglo a sus necesidades energéticas, los alimentos de digestibilidad superior al 67 % (regulación metabólica: ARC, 1980; INRA, 1988; NRC, 1987). Intervienen, por tanto: el peso y el nivel de producción (peso de los fetos y/o producción de leche), y, además, el estado corporal (a igualdad de peso una oveja delgada come un 20 % más que una gorda) y también la edad (una cordera consume un 15 % más que una oveja adulta, para un mismo peso) (Bocquier y col. 1988). Con una ración que

permaneciera constante a lo largo de todo el ciclo productivo, el nivel de ingestión permanecería constante durante la fase de vacía y primeros tres meses de gestación, siempre que no fuese alterada su conformación corporal (CC); para ir progresivamente disminuyendo a partir de la sexta semana antes del parto, produciéndose el mínimo en la semana del parto. A partir de aquí aumenta rápidamente, alcanzando su máximo entre la 4-6 (6-8, para las más productivas) semanas de lactación (línea de aportes de la figura 4) .

M G1 G2 G3 Lc Lo

Estados fisiológicos

UFL/dg PDI/dCa (g/d)P (g/d)

Figura 3. Evolución de las necesidades de cada uno de los nutriente, respecto a sí mismo, durante el ciclo produc- tivo de una oveja de 60 Kg de PV y 120 l de producción de leche (M, mantenimiento; G, última etapa de gestación; L, lactación cordero u ordeño).

Sin embargo, el comportamiento ingestivo de los animales ante los diferentes alimentos, forrajes principalmente, tiene mucho que ver con las características de estos. Reflejadas, por los diferentes Sistemas de Alimentación, en alguna cualidad cuantificable, como la metabolicidad (EM/EB=q) para el ARC (1980), la lastricidad (unidades lastres ovino, ULO) para el INRA (1988), mientras que el

NRC (1987) lo estima en el contenido de EN para el mantenimineto. Factores que pueden predecir el consumo voluntario (CV) de las ovejas, cuando son aplicados a ecuaciones determinadas al efecto.

00,20,40,60,81

1,21,41,61,8

M G1 G2 G3 Lc Lo

Estados Fisiológicos

UF

L/d

Necesidades

Aportes

Figura 4. Evolución de necesidades y aportes energéticos (UFL/d), en los diferentes estados fisiológicos

(mantenimiento, M; gestación a 6, 4 y 2 semanas del parto, G1, G2, G3; lactación de la cría, Lc; lactación ordeño, Lo), en oveja de 60 Kg de PV y 120 l de leche en 120 d., alimentada con un heno de alfalfa de muy

buena calidad.

De cualquier forma, es importante advertir el desfase que se produce entre el máximo de la curva de necesidades y el máximo de la curva de CV (figura 4). Al inicio de la lactación, el CV se estima en un 80 % de su valor en el máximo (MLC, 1981). Una vez alcanzado el máximo, comienza a disminuir más lentamente que las necesidades, lo que facilita a los animales la posibilidad de recuperar la ingestión perdida. Movilización de reservas corporales Los aportes alimenticios raramente alcanzan a igualar las necesidades de los ovinos (Bocquier et al. 1988), alternándose etapas excedentarias con otras deficitarias, lo que ha estimulado, en esta especie, a dotarla de una capacidad de regulación de la energía almacenada en forma de reservas corporales, grasas principalmente, que acumula o libera, según proceda. En un proceso económico como es la producción animal, en general, y el ovino de ordeño, en particular, esta capacidad de regulación energética puede convertirse en un arma de doble filo: permite restringir la alimentación en épocas de estabulación, y por tanto alimentación cara, para compensarla en épocas de pastoreo; puede usarse para acumular reservas para que el animal haga uso de ellas al comienzo de la lactación y, así, no se vea mermado su potencial productivo; o bien como elemento regulador, en dietas únicas, ante la variabilidad productiva del rebaño, en donde las más productivas podrán autocompensar el déficit a que fueron sometidas por la generalidad del rebaño, en la medida que alargarán el tiempo para ello. Por otro lado, un exceso de movilización de reservas puede afectar, según la etapa fisiológica, a los niveles productivos (la salida en celo, la gestación y la lactación). Es necesario asumir, como principio, que el papel que juegan las reservas corporales es eminentemente energético, por tanto los aportes de los otros nutrientes han de considerarse de forma estricta en cuanto a las necesidades. Para contabilizar, en la práctica, el grado de reservas corporales disponibles o movilizadas por los animales, se ha ideado el sistema de valoración (de 0 a 5 puntos) de la condición o conformación corporal (CC) (Russel y col. 1969), que permite estimar el estado de Cuadro 2. Necesidades nutritivas medias, según estados fisiológicos, elaboradas a partir del estándar del INRA (1988).

Estado fisiológico UFL/día PDI (g/d) Ca (g/d) P (g/d) Mantenimiento (/Kg PV0,75) 0,033 2,65 0,19 0,14 Variación de peso (/100 g de variación)

- corderas 0,26 22 1,40 0,40 - ovejas ganando peso 0,56 22 - - - ovejas perdiendo peso -0,10 - - -

Gestación (/Kg de cordero al parto) - de 50 a 30 d adp1 0,02 5 0,5 0,12 - de 30 a 15 d adp 0,04 10 0,8 0,2 - de 15 a 0 d adp 0,08 13 1,2 0,31

Lactación - cria de corderos (0-6 sem.) (/100 g GPD2)

0,34 40 3,4 1,4

- ordeño (/l de leche)3 0,75 107 6,7 2,6 1 adp: antes del parto. 2 GPD: ganancia de peso diaria. 3 Se ha estimado una calidad de leche de 8 % grasa y 6,2 % proteína. reservas de los animales con mejor criterio que el peso vivo; CC y PV están relacionados mediante la asignación del 13 % del PV a cada punto de CC (MLC, 1983). La capacidad de movilización de CC está relacionada directamente con la magnitud de los depósitos grasos e inversamente con la disponibilidad de ingestión de energía (Cowan y col. 1982). Pero es necesario aclarar, por otro lado, que el conocimiento del valor energético de estas reservas y la eficacia de utilización de las mismas no está muy claro (Bocquier y col. 1987), aunque no se vaya a entrar en esta discusión por imperativos de objetivo de esta ponencia. Desde un punto de vista práctico, la eficiencia de la movilización de las reservas para la producción de leche está relacionada inversamente con la cantidad de grasa movilizada (Cowan y col. 1980; Geenty y Sykes, 1986) y directamente con los aminoácidos absorbidos en duodeno (Cowan y col. 1981; González y col. 1982; Sanz y col, datos no publicados).

Con todo ello, no se quiera entender que la acumulación de reservas es la panacéa del manejo de la alimentación, es un buen colaborador, sólo eso. No obstante, los animales en estados extremos de CC pueden tener serios problemas: toxemias en la gestación, en animales de menos de 2,5 y más de 4 de CC (Bocquier y col. 1988); y prolapsos al parto, en animales de más de 4 de CC (Sanz y col., datos sin publicar). Por lo que es recomendable que la CC de las ovejas se desarrolle entre las bandas: > 2,5 y ≤ 3,5. Recomendaciones prácticas Dada la influencia de la alimentación sobre algunos parámetros reproductivos, y teniendo en cuenta la incidencia de esta faceta, no solo en la vida productiva de la oveja, sino en el fin único de explotación de la misma (al menos en España), carne y carne-leche, se va a destinar un breve espacio a resaltar algunas de las facetas más relacionadas con este binomio. La alimentación tiene tres formas de actuar sobre la oveja: a largo, a medio y a corto plazo (Folch y col. 1991). A largo plazo, influye en la edad en que aparece la pubertad de las corderas, como consecuencia de la relación tan estrecha que guarda el PV y el desarrollo hormonal (la disminución del estradiol y el aumento de la LH), previsto cuando el animal alcanza el 60 % ó 2/3 del PV adulto, MLC (1981) e INRA (1978), respectivamente. La subalimentación de las corderas, durante los dos primeros meses de vida, afectarán para siempre a las futuras reproductoras, aunque no volvieran a padecer más desnutriciones (Williams, 1984), lo cual guarda una relación con el nivel de alimentación de las madres, para la producción de leche, y con el manejo de la recría; un exceso de energía en la dieta de las corderas puede ser también perjudicial, por afectar a la fertilidad. A medio plazo, la tasa de ovulación está condicionada por el estado de carne de la oveja, su CC, (Rhind y McNeilly, 1986); el desarrollo folicular dura varios meses y el nivel de alimentación puede afectar a las diferentes etapas de su desarrollo, si bien la manifestación de dicho proceso sólo será en la ovulación (Folch y col. 1985; Forcada y col. 1990). La mortalidad embrionaria también se verá agravada si el estado de reservas del animal es bajo a la cubrición (Gunn y col. 1972); un exceso de engrasamiento tiene el mismo resultado, por desajuste endocrino (Parr y col. 1987). En razas que no presentan un anoestro estacionario muy acusado, como son la mayoría de las españolas, se ha podido demostrar lo anteriormente comentado, en la influencia de la alimentación invernal sobre el porcentaje de celos y la pérdida embrionaria en las ovejas cubiertas en primavera (Folch y col. 1985). También es necesario destacar la importancia de la alimentación durante el primer mes de gestación en el desarrollo del feto, aunque no de lugar a la pérdida total de los embriones (Robinson, 1986). Efectos a corto plazo, como se ha mencionado en el párrafo anterior, el estado corporal de la oveja que llega a la cubrición guarda relación con los niveles hormonales (nivel de FSH preovulatorio), lo que puede condicionar el número de grandes folículos preovulatorios que pueden ovular. El nivel de alimentación que tiene la oveja, a la cubrición, no aumentará el número de grandes folículos pero sí el porcentaje de ellos que pueden ovular (Rhind y McNeilly, 1986). También influye sobre la lactación: incrementando la producción diaria y aumentando la persistencia (Sanz y col., datos no publicados). Otros aspectos, más relacionados con el manejo, tratarían de evitar la competencia entre desiguales, como sería dar la suplementación a madres y crias por separado, evitar el stress, y un largo etcétera que, a veces, se confunden con deficiencias nutricionales Todas estas recomendaciones prácticas podrían parecer recetas de cocina, o lo que es igual, parcheos a lo que debería ser un método racional de alimentación del rebaño. Sin embargo, en las condiciones habituales de explotación de la oveja, en especial la de ordeño, las lagunas que ofrece el conocimiento de los factores de producción pueden ser paliados por el potencial tampón de los recursos de que dispone el animal, por lo que en esas condiciones puede presentarse como un alivio dichas recomendaciones. Sistemas convencionales: Los diferentes modelos de manejo de alimentación del rebaño están condicionados, en las ZTQ, a los sistemas reproductivos y a la disponibilidad de recursos pastables. Empezando por estos últimos, según lo expuesto en el apartado de Medios, se podrían simplificar agrupándolos en dos

bloques: en uno, entrarían las ZTQ comprendidas en las CCAA de Castilla-León, Castilla-La Mancha y Extremadura, que se denominarán zonas de Meseta, y, en otro, los comprendidos en el País Vasco y Navarra, o zonas Norte. Ambos prototipos bien diferenciados (figuras 1 y 2); el primero con una capacidad muy limitada para cubrir las necesidades del ganado, y el segundo, que rebasada ampliamente dicha capacidad en algunas épocas, da lugar a conservar ese excedente. Teniendo en cuenta los ritmo reproductivo: un parto al año y de tres partos cada dos años (cuadro 1); y, combinando dichos ritmos reproductivos con los prototipos establecidos de disponibilidades, podemos establecer tres modelos de manejo de la alimentación en las ZTQ: a) un solo parto al año en Meseta (raza churra), b) dos partos en dos años en Meseta (raza manchega) y c) un parto al año en el Norte (raza latxa). El modelo a (figura 1), presenta el máximo de necesidades antes de la salida al pasto, por lo que ha de ser cubierto con el aporte de henos (alfalfas y vezas) y pajas de cereal, complementados con concentrados a base de cereales (cebada, avena y maíz), leguminosas (veza, altramuces, almortas, algarrobas, yeros y guisantes) y subproductos industriales (pulpa de remolacha, tortas de girasol y soja), así como alfalfa deshidratada en gránulos (Olmedo y col. 1991). La paja suele ofrecerse ad libitum, los henos a razón de 0,250-0,550 Kg/oveja y d, y el concentrado a una media de 0,532 Kg/oveja y d durante un periodo de 169 d (Calcedo, 1983b). El modelo b (figuras 5 y 6, Torres y col. 1994), al ser un sistema más intensivo y, por tanto, menor intervalo entre partos, hace más difícil la posibilidad de que coincidan máximas disponibilidad de pastos con máximas necesidades del ganado. Teniendo en cuenta, además, que este sistema conlleva un incremento de necesidades, por el acortamiento del periodo de secado, en unas condiciones de baja calidad de los recursos pastables, que obliga a emplear una elevada cantidad de alimentos complementarios (Torres y col. 1994), lo que da lugar a dos submodelos: b1) complementación en pesebre a base de pajas y henos con una proporción elevada de concentrados (figura 5), y b2)

Figura 5. Modelo Meseta b1, tres partos cada dos años. Sistema de producción semi-intensivo, alimentación a base de pastoreo suplementado con henos y concentrados. (Torres y col. 1994).

Figura 6. Modelo Meseta b2, tres partos cada dos años. Sistema de producción semi-intensivo, alimentación a base de pastoreo suplementado con residuos de cosechas y subproductos industriales y concentrados. (Torres y col. 1994). complementación con residuos aprovechados a diente (restos de cosechas de cultivos de regadío), y subproductos de industrias agroalimentaria y concentrados, en pesebre (figura 6). Apreciándose en b2 un menor empleo de los concentrados, 68 frente a 80 Kg/oveja y año, en 176 días (Joy y col. 1989; Calcedo, 1983b), como consecuencia de los subproductos industriales (bagazo de cerveza, cebadillas, pulpas de cítricos, orujos de uva y de aceituna) así como de los restos de cosechas (maíz para grano). Modelo c (figura 7). Al coincidir los periodos de máximas necesidades (amamantamiento de los corderos) con los de menor o nula producción de pastos (enero-febrero), la totalidad de la alimentación de las ovejas consiste en forrajes conservados en la propia explotación, suplementados con alfalfas deshidratadas y concentrados, de fuera, distribuidos en pesebre. Una vez comienza el ordeño, en que las necesidades van disminuyendo, y la primavera se deja notar, la alimentación a pesebre se va sustituyendo por el pastoreo, si bien éste siempre es suplementado con algo de concentrado. Al secado, los animales pasan al monte en donde permanecerán hasta el segundo tercio de la gestación a base de pastos exclusivamente, bajando con una CC no satisfactoria (Oregui y col. 1997); lo que obliga a incrementar la alimentación suplementaria al retorno.

Pastos

concentrados

Henos y ensilado

1

Figura 7. Modelo Norte, un parto al año (c). Alimentación a base de pastoreo y forrajes conservados suplementados con concentrados. (Oregui y col. 1997). Comentarios a los sistemas convencionales: La figura 4 muestra cómo un forraje de calidad constante y de ingestión conocida necesita, en el máximo de necesidades del animal, un aporte de concentrado, que puede llegar a ser conflictivo, según el nivel de producción y aportes, sí lograra modificar las condiciones del rumen (bajada del pH, variación de las poblaciones microbianas dominantes...). Lo que haría más lenta la degradación de los alimentos fibrosos, disminuyendo la velocidad de tránsito, y, como consecuencia, su consumo; esto obligaría a incrementar el concentrado si no se quiere que el estado de reservas del animal disminuya alarmantemente. Resultando una situación crítica: para el animal, por los trastornos metabólicos a que puede dar lugar, y también para el ganadero, por el elevado coste de producción. El pastoreo presenta una situación más complicada, si cabe, aún, ya que se desconoce la cantidad de pasto ingerido y la calidad, por su difícil cuantificación debido a la variación que sufre en tan cortos espacios de tiempo, esto supone que la suplentación con concentrados no puede hacerse de una forma coherente con las necesidades estrictas. Reflexiones que llevan, no a descartar el sistema de pastoreo, sino más bien a realzarlo en su justo valor: el pastoreo es el recurso que la naturaleza pone al alcance del hombre para una explotación moderada y en equilibrio, y no cabe esperar, o, al menos, no se debería pretender intensificarla más allá de sus posibilidades: Es decir, con animales de alta producción no es posible la racionalidad de su alimentación incluyendo los recursos pastables, por resultar un sistema excesivamente dinámico y requerir de un sistema de intervención tan potente que resultaría inviable económicamente; a menos que sean empleados, dichos recursos, en la alimentación de los animales vacíos, lo cual también cuestionaría si compensa para tan corto espacio de tiempo. Por tanto se deben dejar estar estos sistemas tradicionales con sus recursos pastables y sus razas adaptadas a sus modelos, en la armonía de lo artesanal. Vigilando que estas fronteras no sean transgredidas ni por unos ni por otros, con fines fraudulentos. Sistemas intensivos. La alimentación integral completa La explotación de la oveja de ordeño en sistemas intensivo está llegando de la mano del errar: Explotaciones que adquirieron animales de razas foráneas de alta producción y las manejaron como ganado autóctono, al que habían desplazado; otras, por el contrario, intensificaron la explotación manteniendo la raza autóctona; y muy pocas, comenzaron llevando a cabo un proceso racional de intensificación, de explotación de oveja de ordeño, con una raza selecta para el objetivo elegido. Todo este mosaico ha dado lugar a: Grandes fracasos y abandonos; otros, después de los correspondientes ajustes, han proseguido; y, por último, los que lo hicieron bien desde el principio disfrutan de cómo les va. No hay nada en contra de las razas autóctonas. Más bien al contrario, su potencial genético debe ser la base para la producción de leche y para la adaptación al medio de la oveja de ordeño a explotar. Ahora bien, debido a la gran variabilidad existente, entre individuos, es necesario, y urgente, afrontar planes de mejoras genéticas que establezcan diferentes estirpes según planos productivos, que puedan encajar en diferentes sistemas de explotación, optimizando la rentabilidad de la alternativa elegida. Acción que no pueden emprender los ganaderos aisladamente. Existen núcleos de mejoras, dependientes de Asociaciones de Ganaderos de las diferentes razas autóctonas, que están realizando una labor encomiable, no obstante, es posible que actúen con demasiado paternalismo conservacionista en sus objetivos. Es decir, una vez que se ha llegado a uniformizar el carácter productivo lechero entre los individuos de la raza en cuestión, habría que plantearse otros objetivos: como son la creación de nuevas estirpes o lineas que satisfagan objetivos productivos de más largo alcance. No es necesario rasgarse las vestiduras por introducir genes de otras razas que corrijan las deficiencias que presentan las autóctonas. Camino que se ha seguido en la creación de las mejores razas productivas que existen, no sólo en esta especie sino en otras que llevan más ventaja. Con lo que se contribuiría a satisfacer las demanda de muchos ganaderos progresistas: que requieren animales de alta producción para la producción intensiva, o,

también, de otros, que optan por animales no tan productivos, pero con homogeneidad productiva, que rentabilicen el sistema elegido en base al medio. No se puede alcanzar el éxito en la explotación de un sistema intensivo si se descuida cualquiera de los factores que intervienen: genética, alimentación y manejo. Los controles periódicos y la gestión descubrirán qué es lo que falla o qué se debe mejorar. No se debe esperar a finalizar el ejercicio para corregir errores. En estas condiciones, el animal se convierte en una máquina muy especial de producir leche, por tanto los medios que se pongan a su disposición deben posibilitarlo. Las fluctuaciones estacionales de los recursos pastables deben quedarse atrás. Ahora es la fisiología del animal la que se pone al servicio de la producción: la capacidad de movilización de reservas (en tono moderado) nos servirá para amortiguar el déficit de los momentos de máximas necesidades, como consecuencia del nivel de alimentación medio acoplado a las necesidades del rebaño, y recuperarlas inmediatamente pasada esta coyuntura. El alimento integral completo (AI) El ciclo de la oveja, en sistema intensivo, es muy corto, pasando muy poco tiempo improductiva, periodo que está dedicado a prepararse para la próxima lactación y al desarrollo de los fetos. Aspecto que convence a un sector de ganaderos para no cambiar de ración, o, lo que es igual, la alimentación integral completa única. ¿Qué quiere decir alimentación integral completa y única? En palabras de Owen (1981), su promotor, es una única mezcla uniforme de alimentos, preparada de tal modo que los animales no puedan seleccionar los ingredientes de la misma. Lo de completa, porque contiene los nutrientes necesarios para cubrir un determinado nivel de producción. Y se convierte en única si es la misma composición a lo largo de todo un ciclo completo. Ventajas en que se apoya: Es un alimento de la misma composición, independientemente de la cantidad que consuma. No produce el efecto depresivo del concentrado, en las dietas convencionales, sobre los forrajes. La proporción de concentrados necesarios es menor debido al efecto potenciador que ejerce sobre el valor nutritivo de los forrajes. Como consecuencia su consumo es mayor, el animal manifiesta una mayor capacidad de ingestión voluntaria, por tanto el aporte de nutrientes también es mayor, lo que se verá reflejado en unos periodos de balance energéticos negativos menores, y por tanto una más rápida recuperación de su CC. Al tiempo que facilita una mejor distribución de los nutrientes. Simplifica el manejo de la alimentación, no solo desde el aspecto físico del esfuerzo de trabajo, sino desde la preocupación por cubrir unas necesidades cambiantes entre individuos y periodos; se formula para permitir la optimización del fisiologísmo del aparato digestivo, procurando que el resto del metabolismo del animal no se sienta perjudicado, manifestándolo en los rendimientos productivos. Debido a la alta proporción de forrajes y elevado empleo de subproductos, el coste de la alimentación es menor. Inconvenientes que pueden presentarse: Necesidad de almacenar grandes cantidades de forrajes (henos y/o ensilados), para mantener una calidad constante. Importantes inversiones en maquinarias e instalaciones, que limitan su adopción por las pequeñas explotaciones. Desajustes en la disponibilidad de nutrientes cuando es AI única. Consideraciones sobre su manejo: Este tipo de alimento simula a un pasto ideal, por lo que su aplicación puede generalizarse a todas las situaciones; es decir, no es exclusivo su uso para explotaciones intensivas (en éstas es casi obligado), sino que también pueden beneficiarse de sus cualidades las menos intensivas y las extensivas, ya que supera las ventajas de los concentrados, como suplemento a los recursos pastables, al no ocasionar trastornos digestivos ni depresión en el CV de los pastos. La formulación de la AI debe ir precedida, obviamente, del objetivo que se prevea cumplir. No es igual alimentar un rebaño de alta producción, como alimento único, que alimentar a otro de producción moderada o baja, como suplemento o complemento coyuntural de los pastos. El primero es de alta dificultad, mientras que el segundo no ofrece ninguna. La dificultad de la AI, cuando es única, reside en elegir donde situar el nivel de concentración nutritiva, no ya de la energía (por el apoyo que suponen las reservas corporales) sino del resto de nutrientes, proteína principalmente. Teniendo en cuenta que si ya existe una variación importante,

a nivel necesidades, en la relación PDI/UFL (80 y 120 g PDI/UFL), entre el mínimo y el máximo; esta variación se acrecienta al intervenir la movilización de las grasa en los animales, lo que supone un desajuste, sea cualquiera el nivel que se decida. Una experiencia realizada sobre CV en AI (Sanz y col. 1997), en oveja merina, con dos niveles de concentración nutritiva, alto y bajo (A y B) (0,67 y 0,55 UFL/Kg MS, y 77 y 63 g PDI/Kg MS), arrojó unos consumos de 3,58-2,12 y 2,94-2,00 Kg MS/oveja y día, entre máximo y mínimo, para cada nivel. Lo que dista bastante de las variaciones aceptadas por el INRA (Bocquier y col. 1988), que están en la relación de 2,3/1 vs a los datos presentados, cuyas relaciones son: de 1.7/1 y de 1,5/1, para el nivel A y B (Sanz y col. 1997). La justificación de esta diferencia está en el elevado consumo que hacen los animales de los AI (168-94 y 140-89 g/Kg0,75, máx. y mín., A y B, respectivamente), sobre todo en las etapas de menor apetito. Lo cual redunda en una menor movilización de reservas, de 3,1 de CC al parto pasaron a 2,87 y 2,45 en los mínimos de CC durante la lactación, para el pienso A y B. La recuperación, obviamente, fue más lenta para el pienso B, 60 d frente a 30 d con el A. Aunque se especula bastante que este alimento se adapta muy bien al tipo de regulación metabólica del CV, no lo demuestran los datos de Sanz y col. (1997). Ya que la realidad de las dietas a base de alimentos integrales no se dan a este tipo de regulación, o, al menos, no deberían darse, por considerar que deben prevalecer fieles al criterio de simularlas como pastos ideales. Pero ¿qué es un pasto ideal? Un alimento que debiera contener el máximo de fibra, con las proporciones adecuadas de energía y proteína fermentescibles, permitido para una óptima degradación ruminal. No hay que olvidar que se está en una faceta económica, y el manejo de la alimentación en un sistema intensivo requiere de un ofrecimiento ad libitum; si dicho alimento no está formulado a bajo coste, este sistema sería ruinoso. Por ello la conveniencia de introducir forrajes, subproductos industriales (pulpas de cítrico, p. de manzana, p. de remolacha, bagazos, etc.) y muy pocos alimentos nobles (cereales, t. de soja, etc.); la experiencia aconseja que se debe optar por una gran diversidad de alimentos. Sorprenden ciertas publicaciones en las que se asumen como AI la mezcla de alfalfa y concentrados en diferentes proporciones, lo que dista bastante del concepto no ya de pasto ideal sino de cualquier calidad de pasto. No obstante, la variación entre las necesidades máxima y mínima de proteína es el principal escollo de la AI única. En el ensayo de Sanz y col. (1997) la relación entre P/E fue baja, tanto en A como en B (114 g PDI/UFL), para hacer frente a las etapas de máximas necesidades; y excesiva para el resto de etapas. También es cierto que la raza merina no es exigente, y sí agradecida. La problemática puede surgir en animales de alta producción en intensivo, y la solución puede venir, una vez más, de la mano del tamaño de explotación: En explotaciones con varios rebaños (unidad rentable de manejo), programados para que las lactaciones se sucedan a lo largo del año, se podrían tener dos tipos de raciones, con sendas densidades nutritivas (alta y baja), adaptadas a cada situación productiva. No se agravaría el grado de complicación, ya que durante todo el año se van a tener estas situaciones permanentemente, por lo que la rutina de trabajo no se vería afectada. Teniendo en cuenta que el nivel alto debe guardar una relación PDI/UFL superior al de las necesidades, por las razones apuntadas anteriormente, obliga a que no se deba mantener esta dieta fuera del periodo de máximas necesidades (-30 d a 60 d del parto), debido al elevado catabolismo aminoacídico que supondría fuera de esta etapa. PERSPECTIVAS FUTURAS DEL SUBSECTOR OVINO DE ORDEÑO Un análisis de la situación de las explotaciones en las ZTQ destacaría algunos aspectos que gravan sobre el sector:

- la intensificación descordinada de los modelos de producción más extensivos - la mayor dependencia exterior - los elevados costes de producción - el cambio cualitativo del ganadero - la disminución de la demanda del producto mayoritario, el cordero - el cambio de gusto del consumidor, hacia un cordero muy tierno - la limitación reproductiva de la oveja - el aumento de la demanda de queso - la posibilidad de aprovechar gran parte de la estructura productiva

- el alargamiento del ciclo productivo, con el ordeño El signo del que van precedidos los aspectos señalados pueden ser positivos o negativos, según las circunstancias de cada explotación; y pueden servir de referencias, en el turbulento mar de dudas, para predecir el futuro de la producción ovina. Sin embargo, sobre todo lo que se ha comentado, se pueden destacar algunos perfiles con mayor nitidez:

1. Es un hecho que ante la complejidad que han alcanzado algunas explotaciones para carne, y la crisis del cordero, están optando por una huida hacia adelante y se están transformando en explotaciones de leche. 2. Por otro lado, la carne de cordero tiene muchos competidores, lo cual hace impensable que los precios puedan alcanzar los niveles de etapas anteriores, a menos que disminuya drásticamente la cabaña (aunque existe siempre el recurso de la importación de terceros paises), o se convierta en el producto recurso para el consumidor, ante los escándalos por la incorporación de productos nocivos para la salud en las otras producciones. 3. El modelo de explotación de ordeño que parece destacar, al menos en España, es un tipo de explotación intensiva, con mano de obra familiar (padres mayores, hijo de treinta y tantos, casado y con dos hijos) y complemento asalariado; los hombres compaginan las actividades del ganado con las queseras, y las mujeres en exclusividad con éstas. Rebaño de mil ovejas, con sangre de animales importados de aptitud lechera, sobre una raza autóctona que en principio se ordeñaba. Sala de ordeño de 24 plazas, tanque de recepción con refrigeración, y quesería con cuajadora, prensa y sala fresquera, la maduración puede ser en cooperativa o en la propia explotación. Tierras, tanto en propiedad como en arriendo, el aprovechamiento según disponibilidades, siempre complementado con henos, en el aprisco, y con concentrados, en la sala de ordeño. Grandes posibilidades de continuidad en el futuro. 4. Explotación más extensiva, ganadero muy mayor con ayuda asalariada, solo ordeña, vende la leche a centrales lecheras. Aprovechamiento de recursos pastables arrendados o propios. Con tendencia a desaparecer. 5. Empresas de leche de oveja, con o sin quesería incorporada, pero con o sin participación en la elaboración de quesos y otros productos. Sistema de explotación con integración de los diferentes factores de producción, incentivados según rendimientos. Su situación es coyuntural, existen y se amplían según marchen los mercados.

El manejo de la alimentación, en todos estos modelos, es muy variada, y más preocupada en el aprovechamiento de los recursos existentes que en una alimentación racional del ganado. Aunque es previsible que vayan entrando en la racionalización a medida que el ganadero vaya formándose e informándose. El papel de la Administración Pública, a través de las diferentes instituciones relacionadas con el subsector ovino de ordeño, debería consistir en adelantarse a los problemas que se prevean venir como consecuencia de dicha situación. Insistir en la promoción de la investigación para rellenar las lagunas en el conocimiento existentes. Y, sobre todo, convencer a los ganaderos de las ventajas que ofrecen las asociaciones o agrupaciones, para paliar esfuerzos y optimizar recursos y otros factores.

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