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GEOLODÍA 16 Cantabria, VII edición 8 de mayo de 2016 EL LIENZO GEOLÓGICO DE LA CUEVA DE ALTAMIRA GUÍA DE LA EXCURSIÓN Autores : M.A Sánchez Carro y V.M. Bruschi Monitores : V.M. Bruschi, M.A Sánchez Carro, F.J. Barba, E. Francés y O. Gil Gibaja Coordinan Organizan Financian

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GEOLODÍA 16

Cantabria, VII edición – 8 de mayo de 2016

EL LIENZO GEOLÓGICO DE LA CUEVA DE ALTAMIRA GUÍA DE LA EXCURSIÓN

Autores: M.A Sánchez Carro y V.M. Bruschi

Monitores: V.M. Bruschi, M.A Sánchez Carro, F.J. Barba, E. Francés y O. Gil Gibaja

Coordinan Organizan

Financian

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GUÍA DE LA EXCURSIÓN

EL LIENZO GEOLÓGICO DE LA CUEVA DE ALTAMIRA

El itinerario elegido para esta edición del Geolodía16 en Cantabria, se desarrollará alrededor de la Cueva de Altamira.

La excursión consta de un recorrido de aproximadamente 3 km, a lo largo del cual se podrán observar los diferentes rasgos geológicos que caracterizan la zona, y que constituyen los principales factores que han permitido la formación de la Cueva de Altamira.

En el mapa adjunto (Figura 1) se muestra el recorrido (indicado en línea roja), y las principales paradas seleccionadas para facilitar explicaciones a los participantes, por parte de los monitores.

La actividad se desarrollará entre las 10.00 horas y las 14.00 de la mañana del domingo 8 de mayo. Debido a que la excursión se llevará a cabo, en mayor medida, dentro del recinto del Museo de Altamira,

es necesario que los participantes sean muy puntuales, que no se alejen nunca del grupo, y que en cada momento estén atentos a los monitores y sigan sus instrucciones.

Aunque la dificultad del recorrido es realmente muy baja, se aconseja llevar calzado adecuado y por supuesto, debido a que nos encontramos en Cantabria, prever ropa para lluvia.

Dentro de la actividad, NO se incluye la entrada al Museo, NI el acceso a la réplica de la Cueva de Altamira.

Figura 1. Plano de la excursión. Se indican el punto de encuentro, el recorrido y las diferentes paradas.

NOTA DE LA ORGANIZACIÓN El Geolodía es una actividad gratuita y abierta a todo tipo de público que se realiza al aire libre. Los

asistentes asumen voluntariamente los posibles riesgos de la actividad y, en consecuencia, eximen a la organización de cualquier daño o perjuicio que pueda sufrir en el desarrollo de la misma.

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DESCRIPCIÓN DE LOS PRINCIPALES RASGOS GEOLÓGICOS-GEOMORFOLÓGICOS

La actividad del Geolodía 16, consta de un recorrido alrededor del Museo de Altamira, donde se encuentra la réplica de la Cueva de Altamira, una de las más importantes, por ser la primera del mundo, donde se observó la existencia de arte rupestre del Paleolítico superior.

(http://museodealtamira.mcu.es/Prehistoria_y_Arte/la_cueva.html). El entorno de la Cueva de Altamira comprende tres unidades litoestratigráficas pertenecientes al

Cretácico Superior (aproximadamente entre 96 y 90 millones de años de antigüedad) y más concretamente a los pisos Cenomaniense y Turoniense, que constituyen su parte basal (Figura 2).

Figura 2. Mapa geológico. Hoja 34 (MAGNA, 1976).

La unidad inferior, denominada Formación Ojo Negro (Sánchez et al., 2007), de edad Cenomaniense

Inferior y con un espesor que varía entre los 100 y los 250 m, está compuesta principalmente por calizas calcareníticas tableadas de espesor variable.

Sobre estas calizas se superpone la Formación San Esteban, constituida por una alternancia de areniscas, arenas y margas que constituye la segunda unidad (Sánchez et al., 2007). En las proximidades de la Cueva de Altamira esta unidad tiene un espesor aproximado de 35 m y está formada por areniscas finas y limolitas con intercalaciones arcillosas, y limos y arcillas con intercalaciones de areniscas (Figura 3).

Desde el punto de vista paleoambiental ambas unidades representan una etapa de sedimentación caracterizada por una alternancia de materiales depositados en una cuenca marina y otros que derivan del desmantelamiento de los relieves presentes en la zona. Este tipo de sedimentación se define molásica, y corresponde a una alternancia de facies marinas con facies detríticas de carácter continental-fluvial.

En las Figuras 3a y 3b se muestran el mapa geológico de detalle y las columnas estratigráficas que permiten entender mejor las diferentes unidades observadas y explicadas.

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Figura 3a. Mapa geológico de

detalle (Sánchez et al., 2007).

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Figura 3b. Columna estratigráfica, que muestran los materiales presente en la zona, sus relaciones geométricas y cronológicas (Sánchez et al., 2007).

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PARADA 1 En el contexto de la visita, la primera parada que se propone es mostrar a los visitantes el afloramiento de estas

facies detríticas (Fm. San Esteban) en el aparcamiento del Museo de la Cueva de Altamira (Figura 4 y capas de color azul en Figura 5). Dado que esta unidad constituye el sustrato sobre el que se apoyan las calizas en las que está desarrollada la Cueva de Altamira, esta primera parada va a permitir entender el fenómeno kárstico e identificar con facilidad el límite hasta el cual puede desarrollarse (Figura 4).

Figura 4. Fm. San Esteban. En las imágenes

de arriba se muestran detalles del aspecto de la fracción más limosa-arcillosa (a la izquierda, tamaño de granos más pequeño) y de la fracción más arenosa (a la derecha, tamaño de los granos más grueso).

Figura 5. Cortes geológicos. En azul la Fm. San Esteban y en los tonos verdes la Fm. Altamira (Sánchez et al., 2007).

Por encima de la Fm. San Esteban existe un conjunto de rocas carbonatadas queRamírez del Pozo et al.

(IGME, 1976) asignan al Cenomaniense Medio-Superior (91 Ma.). Se trata de una sucesión de calizas, ocasionalmente dolomitizadas, de unos 45 m de espesor denominada por Sanchez et al. (2007) como Fm. Altamira. Esta unidad es la que claramente es de origen marino, con sedimentos depositados en zonas profundas, aunque con una importante actividad biológica (Figura 6).

Esta formación es la de mayor interés en la contextualización geológica de la Cueva de Altamira, pues es en su interior donde se ha desarrollado la cavidad y es a su vez la que tiene un papel más importante en su protección y conservación.

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En este sentido, la Formación Altamira se divide en 8 unidades, de las cuales van a ser descritas con detalle las 5 últimas (Unidades 4, 5, 6, 7 y 8, Figuras 3a y 3b) dado que son las que aparecen en el interior de la cavidad. Dichas unidades se irán observando y describiendo a lo largo de la ruta.

Figura 6. Esquema de los medios sedimentarios en los que se formaron las unidades que afloran en el entorno de la Cueva de Altamira. A la derecha representación paleoambiental para la Fm. San Esteban y a la izquierda para la Fm. Altamira.

PARADA 2

En la parada dos, nos encontramos con un gran afloramiento de caliza estratificada. Este material es el que corresponde a la Unidad 2, uno de los más antiguos dentro del gran conjunto de materiales constituyentes la Fm Altamira (Figuras 3a y 3b).

Este material se sedimentó en un ambiente de mar profundo y tiene una edad aproximada de entre 90 y 91 Ma. (Cenomaniense medio-superior).

Un aspecto interesante de este afloramiento es la posibilidad de apreciar la técnica que se utilizó para la excavación, cuando se empezó la obra del Museo.

Debido a la gran fragilidad de la zona, a la proximidad de la Cueva de Altamira, y a la necesidad de evitar cualquier tipo de vibración, la excavación no se pudo realizar con voladuras, sino que se emplearon resinas expansivas inyectadas dentro de perforaciones que permiten romper y fragmentar los bloques de caliza. En la Figura 7, a la derecha, se aprecia un detalle de la técnica, y los restos que han quedado impregnando los taladros realizados en la roca.

Figura 7. Aspecto del afloramiento visible en la parada número 2. A la derecha un detalle de las perforaciones en la roca.

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PARADA 3 Desde este punto, se tiene una muy buena panorámica de la parte más alta del recinto del museo de la Cueva

de Altamira (Figura 8). Literalmente, en esta zona se está pisando la bóveda de la cueva, que se encuentra a muy pocos metros por

debajo. En la superficie, se encuentra delimitado el contorno de la cueva, con lo cual, se tiene una clara imagen de su

extensión y desarrollo. Un aspecto importante en esta parada es la observación del contacto entre las capas de dolomía y la caliza

(Figura 8), correspondientes a la Unidad 6 (Figuras 3a y 3b). Estos dos conjuntos de rocas, corresponden a los más importantes del entorno, y se volverá a ellos al final de la mañana.

Desde este punto, también se pueden apreciar unas depresiones circulares que corresponden a dolinas. Estas morfologías representan la expresión superficial de un proceso que realmente se está desarrollando en

profundidad, el Karst. El Karst (palabra de origen alemana y nombre de una región eslovena, el Carso) es un proceso de

meteorización química de la roca caliza, según el cual, el agua de escorrentía, de infiltración, así como la subterránea, con la ayuda del CO2 disuelve las rocas carbonatadas (compuesta por carbonato cálcico, la caliza) produciendo diferentes tipos de morfologías, entre las cuales destacan en nuestra región, las dolinas, el lapiaz y una gran cantidad de conductos kársticos.

Este proceso, junto con la gran cantidad de caliza, es la razón por la cual en Cantabria hay un gran desarrollo de cuevas.

A lo largo de este recorrido, podremos apreciar gran cantidad de dolinas, de gran tamaño y desarrollo. Las dolinas son depresiones formadas por disolución y colapso. Son los testigos superficiales de una intensa

red de conductos kársticos que se desarrollan en profundidad. Cuanto más grande aparece una dolina, mayor será el desarrollo profundo de la red de conductos kársticos, por esta razón, se recomienda no acercarse mucho a las ellas.

La mayor parte de las veces, las dolinas se encuentran alineadas según una cierta dirección, lo que sugiere la presencia de algún accidente geológico, como una fractura o una falla, que permite una más fácil infiltración del agua y un mayor desarrollo del proceso kárstico.

Figura 8. Panorámica de la parte más elevada del recinto del Museo de la Cueva de Altamira. En esta parte del itinerario se está paseando por encima de la bóveda de la cueva de Altamira.

PARADA 4

El itinerario a seguir, nos obliga a salir del recinto del Museo, para acercarnos a otra cavidad, La Cueva de La Castañera. El objetivo es poder observar un buen ejemplo del enorme trabajo que todavía queda por hacer en la conservación y protección del patrimonio natural de Cantabria y la necesidad de alcanzar un nivel adecuado de concienciación social que evite comportamientos de este tipo, ya que esta concienciación es sin lugar a dudas uno de los pilares fundamentales de la conservación y protección.

A lo largo del camino, antes de llegar a la cueva se podrá observar con detalle la morfología de algunas dolinas muy próximas al camino.

La Figura 9 muestra de forma muy precisa el estado de la entrada a la cueva de La Castañera, que como se puede apreciar ha sido objeto de un uso totalmente inadecuado durante años.

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Existen indicios sobre la posible conexión entre esta cueva y la de Altamira. En la Figura 3a se puede apreciar el desarrollo profundo de esta cueva, y su cercanía a la de Altamira. Debido a que La Cueva de La Castañera se encuentra a una cota más baja que La Cueva de Altamira y a que se desarrolla dentro de formaciones más antiguas, es muy probable que de existir una conexión, sea por medio de una sima vertical.

Figura 9. Entrada de la Cueva de La Castañera y, detalle del “uso local” del patrimonio natural y cultural.

PARADAS 5 y 6

En esta parte del itinerario, podremos profundizar algo más en el proceso kárstico, y en el desarrollo de grandes dolinas, así como llevar a cabo algunas observaciones sobre la vegetación de la zona.

Si se observa la Figura 5, podremos fijar la ubicación de estas paradas y observar claramente la profundidad alcanzada por las dolinas que estamos viendo. Es evidente la relación entre el proceso kárstico de disolución de la caliza, la disponibilidad de material y, obviamente, uno de los factores más importante, el tiempo.

Siempre y cuando las condiciones ambientales no cambien y haya disponibilidad de material, el proceso de disolución sigue su evolución natural, dando lugar a la formación de dolinas muy profundas como las que se pueden observar aquí (Figura 10).

Figura 10. A la izquierda; aspecto de una dolina de gran desarrollo. La línea blanca discontinua evidencia la gran pendiente de la pared de la dolina y la flecha blanca, la probable ubicación del fondo, no siendo este visible debido a la gran profundidad y a

la intensa vegetación. A la derecha: Esquema para explicar el proceso de colapso de una dolina.

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PARADA 7

Siguiendo el itinerario y saliendo una segunda vez del recinto del museo, nos acercamos a un afloramiento que permite observar procesos y formas geológicas en el talud del antiguo camino de acceso al Museo de Altamira.

En la Figura 11, se muestra dicho talud en el que afloran algunas de las unidades geológicas en las que se ha formado La Cueva de Altamira pero alejados de la ubicación de ésta. En este punto es posible observar el efecto causado por una fractura y la evolución kárstica que en conjunto han provocado el colapso de las capas. Actualmente, y a pesar del colapso, es posible observar todavía restos de espeleotemas (Figura 12), por lo que es posible deducir que en este punto existía una pequeña cavidad que por evolución del sistema kárstico prácticamente ha desaparecido.

Figura 11. Afloramiento ubicado en la parada 7. Se pueden apreciar los materiales que constituyen las unidades, desde la 5 hasta la 7 y se observa la falta de concordancia entre los materiales de la izquierda (Unidades 6 y 7) y los de la derecha

(Unidades 5 y 6). Se aprecian indicios de fracturas y colapso. La Capa Tableada (U 5) se encuentra a la misma cota de la Capa Marrón (U6), cuando en realidad debería estar más abajo, siendo más antigua. Lo mismo sucede con la Capa de

Polícromos (U6) que se encuentra a una cota más elevada de la Capa de las Cuñas (U7), que es más moderna, con lo cual debería estar por encima de la U6. Esto es un claro indicio de la presencia de fallas que han desplazado los materiales de la

izquierda con respecto a los de la derecha. Por último, se han utilizado líneas blancas para evidenciar la disposición las capas (buzamiento), que resulta caótica y sin paralelismo, lo cual es indicio de fractura de las capas y colapso.

Figura 12. Ejemplo de espeleotema presente en el afloramiento de la parada 7. A la derecha un buen ejemplo de “banderas”.

PARADA 8

La última parada, se encuentra muy cerca de la entrada a la Cueva de Altamira, y es allí donde se podrá visualizar de forma conjunta todos los materiales observados y en el orden cronológico descritos en la Figura 3b.

En la Figura 12, se podrán seguir las descripciones del texto. Unidad 4 (Figura 12): Abarca un espesor aproximado de 11 m, de los cuales no aflora un tramo intermedio de 3 m de espesor. La parte inferior (muro) de esta unidad está constituido por calizas de color pardo en superficie y pardo, en ocasiones con escasos parches anaranjados, en muestra fresca. En algunas muestras se observa que el color pardo constituye una aureola superficial de unos pocos centímetros, más allá de la cual la roca es de color gris

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oscuro. Las calizas de este tramo se presentan en bancos de espesor decimétrico ligeramente fracturados y muy separados entre sí. El contenido fósil es escaso y casi exclusivamente restringido a formas microscópicas, salvo por la existencia de orbitolínidos de más de 1 cm de diámetro.

La parte más profunda de la Cueva de Altamira, denominada La Hoya, está desarrollada en los niveles que constituyen la parte más moderna y elevada(techo) de esta Unidad 4. Sobre uno de estos niveles se encuentra “el bisonte de La Hoya”, representación con carbón de un bisonte macho parado.

Figura 12. Afloramiento cerca de la entrada de la Cueva de Altamira, donde se pueden ver los materiales constituyentes las Unidades 4, 5 y 6.

Unidad 5: Esta unidad tiene un espesor de aproximadamente 2,40 m y se compone de calizas masivas, calcarenitas y dolomía. La base está constituida por un nivel arcilloso de 10 cm, seguido de 1,80 m de calizas más o menos dolomitizadas y dolomías de color marrón en muestra fresca y grano muy fino. Estas capas contienen grandes cantidades de fauna fósil, principalmente braquiópodos, bivalvos, gasterópodos, equinodermos y diversos tipos de foraminíferos. Se aprecia una intensa fracturación, que junto con los planos de estratificación, generan un aspecto tableado (Figuras11 y 12), siendo precisamente este aspecto la característica más apropiada para su reconocimiento tanto en el exterior como en el interior de la Cueva de Altamira. Por lo tanto, la Unidad 5 puede ser informalmente denominada como Capa Tableada y aparece inmediatamente por debajo de otras capas características de las unidades suprayacentes que denominaremos Capa de Polícromos y Capa Marrón. Unidad 6: Esta unidad presenta un espesor de aproximadamente 1 m (Figuras 8 y 12). La unidad comienza con un paquete calizo de 0,80 m de espesor de color blanquecino en superficie alterada y muestra fresca. Presenta un contenido faunístico similar a la unidad anterior. El grado de fracturación es mucho menor con lo que el aspecto tableado desaparece. El rasgo morfológico que permite identificar claramente este nivel es la existencia de estructuras de carga en la superficie basal que generan que el muro de esta unidad muestre un perfil ondulado. Precisamente el muro de este paquete calizo constituye el techo de la Sala de Polícromos, y buena parte de las manifestaciones artísticas que contiene fueron realizadas aprovechando estas ondulaciones con objeto de crear un efecto relieve. Por esta razón a esta capa la denominamos Capa de Polícromos.

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Esta unidad termina con un pequeño paquete de caliza fuertemente dolomitizado de 0,25 m de espesor, de color marrón en superficie y gris en muestra fresca, la denominada Capa Marrón. Presenta una textura granuda, con marcados planos de estratificación ondulados que junto con el color de alteración marronáceo permite que esta capa sea fácilmente indentificable y cartografiable, Capa Marrón. Unidad 7: está constituida por dos paquetes de calizas con un espesor aproximado de 2 m (Figura 13). El paquete inferior es de color gris en superficie y blanquecino en muestra fresca y tiene un espesor aproximado de 1,30 m. El contenido fósil es abundante. Este paquete calcáreo se encuentra afectado por procesos de karstificación, que han ensanchado diaclasas verticales, generando una serie de cuñas características que se aprecian también en el interior de la Cueva de Altamira. El aspecto morfológico generado por la karstificación y la presencia de cuñas permite identificarlo con facilidad tanto en el interior de la Cueva de Altamira como en el exterior, por lo que esta capa se ha denominado como Capa de las Cuñas, y constituye la parte inferior de la unidad 7, que se encuentra por encima de la Capa Marrón y la Capa de Polícromos.

El paquete superior está constituido por calizas micríticas, calcarenitas y margas, presenta un espesor aproximado de 0,80 m. Tiene color anaranjado en superficie y blanco en muestra fresca. Este segundo paquete no presenta cuñas, por lo que la característica que permite reconocerlo en el interior de la cueva es el color anaranjado. Este tramo constituye la parte superior de la Unidad 7 y se denomina la Capa Naranja.

Por otro lado, cabe señalar que las cuñas producidas por procesos kárstico fueron aprovechadas por los habitantes de la cueva para dibujar las siluetas que se definen Máscaras. Figura 13. Aspecto de los matariles constituyentes la Unidad 7, importante por ser la utilizada para realizar las pinturas denominadas máscaras.

Bibliografía Museo de la Cueva de Altamira: http://museodealtamira.mcu.es/Prehistoria_y_Arte/la_cueva.html). Sánchez A., Foyo A., Tomillo C. and Iriarte E. (2007). Geological risk assessment of the area surrounding Altamira Cave: A proposed Natural Risk Index and Safety Factor for protection of prehistoric caves. Engineering Geology, 94 (3-4): 180–200. SERIE MAGNA, Hoja 34 – Torrelavega (Mapa Geológico de España, 1:50.000).