el indivíduo contra el estado - herbert spencer.pdf

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    El individuo contra el Estado es un perfecto resumen de toda la obra de Herbert Spencer, ei msbrillante de los pensadores, que llev el concepto del liberalismo hasta su ltimo desarrollo, tantoque acab por ser lectura favorita y proveedor de argumentos de choque para quienes, en muydiversos sentidos, ponan en cuestin el concepto mismo del poder poltico, su papel de permanentedefensor de unos intereses concretos en detrimento no slo del individuo sino de todo el bloquesocial, de todas las clases no explotadoras, El individuo contra el Estado es un alegato brillante enfavor de la libertad de cada uno, v su mismo exceso pone al descubierto las quiebras de la rebelinaislada y la renuncia personal frente a la fuerza de los movimientos de masas v los postuladoscolectivos. Un texto clave en la historia de las ideas polticas.

  • HERBERT SPENCER

    El individuo contra el Estado

    Folio

  • Sinopsis

    El individuo contra el Estado es un perfecto resumen de toda la obra de HerbertSpencer, ei ms brillante de los pensadores, que llev el concepto del liberalismo hasta sultimo desarrollo, tanto que acab por ser lectura favorita y proveedor de argumentos dechoque para quienes, en muy diversos sentidos, ponan en cuestin el concepto mismo delpoder poltico, su papel de permanente defensor de unos intereses concretos en detrimentono slo del individuo sino de todo el bloque social, de todas las clases no explotadoras, Elindividuo contra el Estado es un alegato brillante en favor de la libertad de cada uno, v sumismo exceso pone al descubierto las quiebras de la rebelin aislada y la renunciapersonal frente a la fuerza de los movimientos de masas v los postulados colectivos. Untexto clave en la historia de las ideas polticas.

    Ttulo Original: The Man versus The StateAutor: Spencer, Herbert1884, FolioColeccin: Biblioteca de FilosofaISBN: 5705547533428Generado con: QualityEbook v0.64

  • PREFACIO

    LA Westminter Review de abril de 1860 contena un artculo titulado Reforma parlamentaria: lospeligros y las defensas. En este artculo me aventur a predecir algunos resultados de los cambiospolticos propuestos entonces.

    Reducida a su ms simple expresin, la tesis mantenida era que, a menos que se adoptaran lasdebidas precauciones, el incremento de libertad en teora sera seguido por un decrecimiento delibertad en los hechos. Nada ha sucedido para hacerme alterar la creencia que expres. La tendenciade la legislacin desde entonces, ha sido de la clase que predije. Medidas dictatoriales multiplicadascon rapidez, han tendido continuamente a estrechar las libertades de los individuos. Esto lo hanhecho de dos maneras. Han sido promulgadas reglamentaciones, en nmeros anualmente crecientes,restringiendo al ciudadano en esferas donde sus acciones eran anteriormente libres y obligndolo aacciones que previamente poda realizar o no, segn su deseo. Al mismo tiempo, pesadas cargaspblicas, principalmente locales, han restringido ms su libertad disminuyendo la parte de su salarioque poda gastar como quisiera y aumentando la parte que se le recauda para que dispongan de ellalos funcionarios.

    Las causas de estos efectos predichos, entonces en operacin, siguen rigiendo, y es verosmilque se acenten. Habiendo hallado que las conclusiones inferidas con respecto a estas causas yefectos se han probado como ciertas, me he visto inducido a expresar y subrayar conclusionessemejantes relativas al futuro, y a hacer lo poco que puede hacerse para despertar la atencin hacialos males que nos amenazan.

    Con este propsito fueron escritos los cuatro ensayos siguientes originalmente publicados en laContemporary Review de febrero, abril, mayo, junio y julio de este ao. Para hacer frente adeterminadas crticas y prevenir objeciones que verosmilmente pueden surgir, he aadido un postscriptum.

    Bayswater - Julio, 1844

  • EL NUEVO CONSERVADURISMO

    LA mayor parte de los que ahora se consideran como liberales son conservadores de un nuevo tipo.He aqu una paradoja que me propongo justificar. Para ello debo mostrar, en principio, lo que fueronlos dos partidos polticos en su origen; y debo pedir al lector que me soporte mientras le recuerdohechos con los que est familiarizado, pues as fijar en l la naturaleza intrnseca delconservadurismo y del liberalismo propiamente dichos.

    Volviendo a un perodo ms antiguo que sus nombres, al principio, los dos partidos polticosrepresentaban dos tipos opuestos de organizacin social, susceptibles de ser distinguidos, entrminos generales, como el militar y el industrial. Se caracterizan, el uno por el rgimen de Estado,casi universal en los tiempos antiguos, y el otro por el rgimen de contrato, que ha llegado a sergeneral en la actualidad, principalmente entre las naciones occidentales, y en especial entre nosotrosy los americanos. Si en lugar de usar la palabra cooperacin en un sentido limitado la usamos en unoms amplio, como significando las actividades combinadas de ciudadanos bajo cualquier sistema deregulacin, entonces estos dos podrn definirse como el sistema de la cooperacin obligatoria y elsistema de la cooperacin voluntaria. La estructura tpica del uno la vemos en un ejrcito formadopor hombres reclutados, donde las unidades, en sus diversos grados, tienen que obedecer rdenesbajo pena de muerte, y reciben alimento, vestido y paga, distribuidos arbitrariamente; mientras que laestructura tpica del otro la observamos en un cuerpo de productores o distribuidores, quienesacuerdan recibir una recompensa especificada en devolucin por servicios especificados, y pueden,a voluntad, previo aviso, abandonar la organizacin si no les agrada.

    Durante la evolucin social en Inglaterra, la distincin entre estas dos formas de cooperacin,fundamentalmente opuestas, hizo su aparicin de un modo gradual; pero mucho tiempo antes de quelos nombres conservadores y liberales llegaran a usarse, se pudo seguir la huella de los partidos yse mostraron vagamente sus conexiones respectivas con el militarismo y el industrialismo. Esfamiliar la verdad que, tanto aqu como en otras partes, fue en las ciudades populosas formadas detrabajadores y comerciantes acostumbrados a cooperar bajo el rgimen de contrato, donde sehicieron resistencias a aquella reglamentacin coercitiva que caracteriza la cooperacin bajo elEstado. Mientras, inversamente, la cooperacin bajo el Estado, debiendo su origen y ajustndose auna guerra crnica, sigui sufrindose en los distritos rurales poblados en principio por jefesmilitares y sus subordinados, donde continuaban las ideas y tradiciones primitivas. No obstante, estecontraste mostrado en las tendencias polticas antes de que los principios liberales y conservadoresllegaran a distinguirse claramente, continuaron mostrndose despus. En el perodo de la revolucin,mientras las villas y los ms pequeos pueblos fueron monopolizados por los conservadores, lasgrandes ciudades, los distritos manufactureros y los puertos comerciales constituan el baluartede los liberales. Y que, a despecho de ciertas excepciones, existe el mismo estado de cosas, nonecesita ser probado.

    Tales eran las naturalezas de los dos partidos que les impona su origen. Observamos ahoracmo estas naturalezas les fueron impuestas por sus hechos y doctrinas primitivas. El liberalismoempez con la resistencia opuesta a Carlos II y su camarilla, en sus esfuerzos por restablecer unpoder monrquico sin restricciones. Los liberales consideraban la monarqua como una institucincivil establecida por la nacin para beneficio de todos sus miembros, mientras que para losconservadores el monarca era el delegado del cielo. Estas doctrinas envolvan la creencia, para launa, de que la sujecin de los ciudadanos al gobernante era condicional y, para la otra, de que era

  • incondicional.Describiendo a los liberales y conservadores, tales como se los conceba a finales del siglo

    diecisiete, cincuenta aos antes de que escribiera su Disertacin sobre los partidos, Bolingbroke,dice:

    El poder y la soberana del pueblo, un contrato original, la autoridad e independenciadel Parlamento, libertad, resistencia, exclusin, deposicin, abdicacin, stas eran ideasque se asociaban en aquel tiempo al concepto de liberal, y se suponan por cada liberalque eran inconciliables e incompatibles con el concepto de conservador.

    Derecho divino, hereditario, inconmutable, sucesin lineal, obediencia pasiva,prerrogativa, no resistencia, esclavitud, voto negativo y, en ocasiones, tambin papismo, seasociaban por muchos al concepto de conservador y se suponan incompatibles igualmentecon la idea de liberal. Disertacin sobre los partidos, pgina 5.

    Si comparamos estas descripciones, vemos que en un partido exista el deseo de resistir ydisminuir el poder coercitivo del gobernante sobre el gobernado, y en el otro de mantener y aumentareste poder. Esta distincin en sus intentos -distincin que trasciende en significacin e importancia atodas las dems distinciones polticas- se manifest en las primeras empresas. Los principiosliberales se ejemplificaron en el Acta del Habeas Corpus, y en la medida por la que los juecesfueron declarados independientes de la Corona; en la derrota del Bill de No-resistencia, quepropona para los legisladores y funcionarios el juramento obligatorio de que no resistiran al rey porlas armas, en ningn caso; y ltimamente, en el Bill de Derechos dirigido a asegurar a losgobernados contra las agresiones monrquicas. Estas actas tenan la misma naturaleza intrnseca. Elprincipio de la cooperacin obligatoria en la vida social fue debilitado por ellas, y vigorizado el dela cooperacin voluntaria. En un perodo posterior, la poltica del partido tuvo la misma tendenciageneral, y esto se manifiesta muy bien en una nota de Mr. Green sobre el poder liberal despus de lamuerte de la reina Ana:

    Antes de transcurridos cincuenta aos de su reinado, los ingleses haban olvidado queera posible perseguir a alguien por diferencias de religin, suprimir la libertad de prensa,cometer arbitrariedades con la administracin de justicia o gobernar sin Parlamento.Compendio de historia, pgina 705.

    Y ahora, pasando por alto el perodo de guerra que cierra el siglo ltimo y empieza ste,durante el cual la extensin de la libertad individual previamente ganada se perdi y el movimientoretrgrado hacia el tipo propio del militarismo se manifest en toda clase de medidas coercitivas,desde aquellas que se apoderaron por la fuerza de personas y propiedades de ciudadanos paranecesidades de guerra hasta las que suprimieron las reuniones pblicas e intentaron amordazar laprensa, recordemos los caracteres generales de los cambios efectuados por los liberales despus queel restablecimiento de la paz permiti el resurgir del rgimen industrial y volvi a su peculiar tipo deestructura. Merced a la creciente influencia de los liberales, se derogaron las leyes que prohiban las

  • asociaciones entre artesanos, as como las que entorpecan su libertad de viajar. Hubo otra medida,de inspiracin liberal, por la que se permiti a los disidentes profesar sus creencias sin sufrirdeterminadas penas civiles; e igualmente otra disposicin, dictada por los conservadores debido a lapresin liberal, que capacit a los catlicos para profesar su religin sin menoscabo de su libertad.El rea de la libertad se extendi por Actas que prohiban la trata de negros y su mantenimiento enesclavitud. Se aboli el monopolio de la compaa de las Indias Orientales y se abri para todos elcomercio con Oriente. Por el Bill de la Reforma y el Bill de la Reforma municipal disminuy elnmero de Ios no representados, de forma que tanto en la nacin como en el municipio la mayoradej de estar bajo el poder de la minora. Los disidentes no fueron obligados por ms tiempo asometerse al matrimonio eclesistico, y se les permiti casarse civilmente. Lleg ms tarde ladisminucin y supresin de restricciones para comprar mercancas extranjeras y para emplear barcosy marineros extranjeros. Tambin, despus, la eliminacin de la censura de prensa que se habaimpuesto para impedir la difusin de las opiniones. Es evidente que todos estos cambios, fuerandebidos o no a los mismos liberales, se hallaban en armona con principios sostenidos y profesadospor los liberales.

    Pero, por qu enumerar hechos tan bien conocidos por todos? Sencillamente, porque comoindiqu al principio, parece necesario recordar lo que fue el liberalismo del pasado para que secomprenda su diferencia con el del presente. Sera inexcusable citar todas estas medidas con elpropsito de indicar el carcter comn a ellas, si no fuera porque hoy los hombres han olvidado estecarcter comn. No recuerdan que, de un modo u otro, todos estos cambios verdaderamente liberalesdisminuyen la cooperacin obligatoria en la vida social y aumentan la cooperacin voluntaria. Hanolvidado que, de una forma u otra, disminuyen el alcance de la autoridad gubernamental y aumenta elrea dentro de la que cada ciudadano puede actuar libremente. Han perdido de vista la verdad deque, en el pasado, el liberalismo representaba la libertad individual contra el Estado coercitivo.

    Y ahora, surge esta pregunta: Cmo es que los liberales han perdido de vista todo esto? Cmoes que el liberalismo, aumentando cada da su poder, ha llegado a ser cada da ms coercitivo en sulegislacin? Cmo es que, ya directamente mediante sus propias mayoras o indirectamente por laayuda dada en tales casos a las mayoras de sus adversarios, el liberalismo ha adoptado, de un modocreciente, la poltica de dirigir las acciones de los ciudadanos, y como consecuencia ha disminuidola esfera de sus libertades? Cmo explicarnos esta difundida confusin de pensamientos que haconducido, persiguiendo lo que pareca ser el bien pblico, a invertir el mtodo mediante el cual entiempos pasados se alcanz este mismo bien?

    Incomprensible, como a primera vista parece este inconsciente cambio de poltica, veremos,empero, que ha surgido de un modo completamente natural. Dado el pensamiento sinttico queprevalece corrientemente en cuestiones polticas y dadas las condiciones existentes, no podaesperarse otra cosa. Para aclarar esto son necesarias algunas explicaciones previas.

    Desde las criaturas ms bajas hasta las ms altas, la inteligencia progresa por actos dediferenciacin, y as se verifica entre los hombres desde el ms ignorante hasta el ms culto.Clasificar rectamente -es decir, colocar en el mismo grupo cosas que son esencialmente de la mismanaturaleza, y en otros grupos cosas de naturaleza esencialmente diferente- es la condicinfundamental para actuar con orden. Empezando con la visin rudimentaria, que nos avisa que algncuerpo opaco est pasando cerca (como los ojos cerrados vueltos hacia la ventana, al percibir lasombra causada por una mano puesta ante ellos, nos dan noticia de algo que se mueve ante nosotros)se llega hasta la visin desarrollada que por la exacta apreciacin de las formas, colores ymovimientos identifica objetos a gran distancia, como presas o enemigos, y hace posible

  • perfeccionar la conducta para asegurar el alimento o escapar a la muerte. Esta progresiva percepcinde diferencias y la mayor exactitud de las clasificaciones, constituye en uno de sus principalesaspectos el desenvolvimiento de la inteligencia, y se observa tambin cuando pasamos de la visinpuramente fsica a la relativamente compleja visin intelectual, mediante la cual cosas previamenteagrupadas por ciertas semejanzas externas o por ciertas circunstancias intrnsecas, se agrupan msrigurosamente segn su naturaleza o su estructura intrnseca. La visin intelectual no desarrolladadiscrimina tan mal y tan errneamente en sus clasificaciones como la visin fsica no desarrollada.Citemos la clasificacin primitiva de las plantas en rboles, arbustos y hierbas: el tamao, es decir,la caracterstica ms significativa, constitua la base de la distincin. Esta clasificacin agrupabamuchas plantas totalmente distintas y separaba otras que eran muy semejantes. Tomemos, mejor an,la clasificacin popular que ordena bajo el mismo nombre general los peces y los mariscos, queincluyen los crustceos y los moluscos, y an va ms all al considerar a los cetceos como peces.En parte a causa de su semejanza en sus modos de vida como habitantes de las aguas, en parte acausa de alguna semejanza general en su sabor, seres que en su naturaleza esencial se hallan an msseparados que un pez lo est de un pjaro se ordenan en las mismas clase y sub clase.

    Ahora bien: la verdad general as mostrada en ejemplos, se aplica a las ms elevadas esferas dela visin intelectual que recae sobre cosas inaccesibles a los sentidos, como son las medidas y lasinstituciones polticas.

    Tambin aqu los resultados de una facultad intelectual inadecuada o de una cultura incompleta,o de ambas a la vez, conducen a clasificaciones y conclusiones errneas. Indudablemente, laposibilidad de error es aqu mayor, puesto que las cosas con que el entendimiento se ocupa noadmiten examen de un modo tan fcil. No se puede tocar ni ver una institucin poltica; slo puedeser conocida por un esfuerzo de la imaginacin creadora. No se puede aprehender mediante unapercepcin fsica una medida poltica: requiere, en no menor grado, un proceso de representacinmental que rena los elementos en el pensamiento y en la naturaleza esencial de la combinacinconcebida. Aqu, por lo tanto, ms an que en los casos mencionados, la visin intelectual defectuosase manifiesta agrupando las cosas por caracteres externos o circunstancias extrnsecas. Que muchasinstituciones son errneamente clasificadas debido a esta causa, lo observamos en la opinin vulgarde que la Repblica romana era una forma de gobierno popular. Si examinamos las ideas primitivasde los revolucionarios franceses que pretendan un estado ideal de libertad, hallamos que las formasy los actos polticos de los romanos fueron sus modelos; y aun ahora podra citarse a un historiadorque pone como ejemplo la corrupcin de la Repblica romana para demostrarnos a qu extremosconduce el gobierno democrtico. Sin embargo, la semejanza entre las instituciones de los romanos ylas instituciones libres propiamente dichas fue menor que la que existe entre un tiburn y un puercomarino: semejanza de carcter puramente externo, acompaada de estructuras internas totalmentedistintas. El gobierno romano era una pequea oligarqua dentro de una oligarqua ms extensa: losmiembros de cada una eran autcratas arbitrarios. Una sociedad, en la que relativamente pocoshombres posean el poder poltico, siendo libres en cierto modo y fueron mezquinos dspotasteniendo no slo esclavos y subordinados sino aun nios en esclavitud semejante a como posean elganado, estuvo por su naturaleza intrnseca ms cerca de un despotismo vulgar que de una sociedadde ciudadanos polticamente iguales.

    Pasando ahora a nuestra cuestin, podemos comprender la clase de confusin en que ha cado elliberalismo, as como el origen de estas clasificaciones errneas de medidas polticas que lo hanextraviado, clasificaciones, como veremos, que obedecen a rasgos puramente externos en lugar de asu naturaleza intrnseca. Pues, cul era el fin de los cambios efectuados por los liberales en el

  • pasado, tanto para el pueblo como para los que los realizaban? Era la abolicin de las injusticiassufridas por el pueblo, o por parte de l; este rasgo comn fue el que con ms fuerza se arraig en losespritus. Se extinguieron males que directa o indirectamente haban actuado sobre grandes masas deciudadanos, como causas de miseria y como obstculo para la felicidad. Y como, para el criterio demuchos, un mal rectificado es equivalente a un bien conseguido, se llegaron a considerar estasmedidas como beneficios positivos, de tal forma que el bienestar de la mayora constituy el objetivode los hombres de Estado y de los electores liberales. De aqu la confusin. Siendo el intento externocomn a las medidas liberales en sus primeros tiempos, la consecucin del bien popular -consecucin lograda en cada caso aboliendo alguna restriccin- ha sucedido que el bien popular seha llegado a buscar por los liberales, no como un fin indirecto resultante de la supresin derestricciones, sino como un fin que ha de lograrse directamente. Buscando ganarlo directamente hanusado mtodos intrnsecamente opuestos a los que usaron en un principio.

    Y ahora, habiendo visto ya cmo ha surgido esta inversin del problema poltico -inversinparcial, dira, pues las recientes Actas sobre enterramientos y los esfuerzos para eliminar todas lasrestantes desigualdades religiosas muestran una continuacin de la poltica original en ciertasdirecciones- pasemos a contemplar la extensin con que se ha aplicado durante los tiempos actualesy la mayor extensin con que se aplicar en el futuro, si los sentimientos e ideas reinantes siguenpredominando.

    Antes de continuar ser conveniente advertir que no intento condenar los motivos quesugirieron, una despus de otra, estas restricciones y mandatos. Estos motivos fueron buenos en casitodos los casos. Debe admitirse que las restricciones impuestas por un Acta de 1870 acerca delempleo de mujeres y nios en las tintoreras de rojo turcas fueron, en intencin, tan filantrpicascomo las de Eduardo VI al prescribir el tiempo mnimo en que puede ser empleado un jornalero. Sinduda, el Acta de 1880 sobre el abastecimiento de semillas en Irlanda, que autoriz a losadministradores municipales a comprar semilla para los labradores pobres y observar si lasembraban debidamente, fue movida por el deseo de bienestar pblico no inferior a la del Acta queen 1533 prescribe el nmero de ovejas que puede poseer un labrador; o a la de 1597, que ordena quesean reedificadas las granjas en estado ruinoso. Nadie discutir que las varias medidas tomadas enestos ltimos aos para reducir la venta de bebidas alcohlicas la ha sido con vistas a la moralpblica, as como lo fueron las medidas adoptadas en tiempos antiguos para evitar los peligros dellujo; por ejemplo, en el siglo XIV se restringieron las comidas y los vestidos. Todos comprendernque los edictos publicados por Enrique VIII prohibiendo a las clases bajas jugar a los dados, naipes,bolos, etctera, se inspiraron en el deseo del bienestar general en no menor grado que las Actasrecientes sobre los juegos de envite. Ms an: no intento discutir aqu la sabidura de estasinjerencias modernas que liberales y conservadores multiplican, como tampoco quiero discutir lasabidura de las antiguas, a las que en tantos casos se parecen. No examinaremos ahora si lasmedidas ltimamente adoptadas para preservar las vidas de los marineros son ms juiciosas o no loson, que la radical medida escocesa, de mediados del siglo XV, que prohiba a los capitanes zarpardurante el invierno. Por el momento no discutiremos si hay ms derecho en conceder poderes a losempleados de la polica sanitaria para buscar en determinados edificios alimentos en mal estado, quehubo, por una ley de Eduardo III, para que los posaderos de los puertos juraran que registraran a sushuspedes con el fin de evitar la exportacin de dinero. Daremos por sentado que no existe menossentido en aquella clusula del Acta de los botes del Canal, que prohbe a un propietario subir abordo a los hijos de los barqueros, que la que hubo en las Actas de Spitalfields, que hasta 1824 ypara beneficio de los artesanos, prohiba a los manufactureros establecer sus fbricas a ms de diez

  • millas de la Bolsa Real.Excluimos, pues; estas cuestiones de motivos filantrpicos y sabio juicio, dndolas ambas por

    concedidas; tenemos solamente que ocuparnos de la naturaleza coercitiva de estas medidas que, seapara bien o para mal, han sido puestas en vigor durante perodos de influencia liberal.

    Para mostrar ejemplos recientes comenzaremos en 1860, durante la segunda administracin deLord Palmerston. En dicho ao las restricciones del Acta de las fbricas se extendieron a lasindustrias del blanqueo y tinte; se concedi autorizacin para que se analizara el alimento y labebida, y que estos gastos se pagaran aparte de los gastos locales; un Acta creaba los inspectores delgas, a la vez que determinaba la calidad del gas y su precio limite; otra que, adems de fijar lainspeccin de las minas, penaba emplear nios menores de doce aos que no asistieran a la escuela yfueran analfabetos. En 1861, las restricciones impuestas por el Acta de las fbricas se extendieron alos trabajos de encaje; los tutores de ayuda a los pobres fueron autorizados para hacer obligatoria lavacuna; los ayuntamientos adquirieron la facultad de fijar el precio del alquiler de caballos, potros,mulos, asnos y barcas; se concedi derecho a ciertos comits locales de imponer un tributo condestino a los trabajos de avenamiento, riego y distribucin de aguas para el ganado. En 1862 seacept un Acta que restringa el empleo de mujeres y nios en trabajos de blanqueo al aire libre; otra,declarando ilegal la explotacin de minas de carbn con un solo pozo o con pozos separados pormenos de una distancia determinada; otra, otorgando al Consejo de Medicina el derecho exclusivo depublicar una Farmacopea, cuyo precio fijara el Tesoro. En 1863 se extendi la vacunacinobligatoria a Escocia e Irlanda. Se autoriz a ciertos ayuntamientos para solicitar emprstitos,pagaderos mediante las contribuciones locales; se autoriz a las autoridades locales para incautarsede terrenos abandonados para embellecimiento de la poblacin e imponer tributos a los habitantespara su conservacin; se promulg el Acta de regulacin de panaderas, que adems de sealar laedad mnima de los empleados ocupados en determinadas horas, prescriba el blanqueo peridico,tres capas de color en la pintura, y limpieza con agua caliente y jabn una vez por lo menos cada seismeses; otra Acta concediendo a los magistrados autoridad para decidir acerca del buen o mal estadode los alimentos que los inspectores les presenten. Entre las leyes coercitivas que datan de 1864puede citarse la extensin del Acta de Fbricas relativa a industrias adicionales, incluyendodisposiciones para limpieza y ventilacin, y especificando que los empleados en trabajos de fsforono podrn comer en los edificios, excepto en los talleres de cortar madera. Hubo tambin un Acta dedeshollinamiento de chimeneas; otra, regulando la venta de cerveza en Irlanda; otra, disponiendo elensayo obligatorio de cables y ncoras; otra, adicional al Acta de obras pblicas de 1863, y el Actade enfermedades contagiosas que facult a la polica, en determinados lugares y con respecto acierta clase de mujeres, para anular muchas garantas de libertad individual establecidas en tiempos.anteriores. El ao 1865 se expidieron disposiciones para el alojamiento y asistencia de vagabundos aexpensas de los contribuyentes; otra Acta cerrando tabernas; otra, haciendo obligatorias lasdisposiciones para extinguir los fuegos en Londres. Ms adelante, durante el ministerio de Lord JohnRussell, en 1866, hemos de citar un Acta que dicta reglas acerca de los cobertizos para el ganado enEscocia y autoriza a las autoridades locales para inspeccionar las condiciones sanitarias y fijar elnmero de cabezas que ha de alojarse en ellos; otra, que obliga a los plantadores de lpulo a colocaruna etiqueta en los sacos con el ao y el lugar de la recoleccin y su peso exacto, facultando a lapolica para investigar su verdad; otra, que facilita la construccin de casas de alojamiento enIrlanda y regula el nmero de inquilinos, fiscalizando su limpieza; un Acta de bibliotecas pblicas,por la cual una mayora de personas puede cobrar a una minora para la compra de libros.

    Pasando ahora a la legislacin promulgada en el primer ministerio de Mr. Gladstone, tenemos

  • en 1869 el establecimiento del telgrafo del Estado y la prohibicin de telegrafiar por medio de otrasagencias; el haber facultado a un ministro para regular los transportes en Londres; nuevasdisposiciones para prevenir enfermedades del ganado y su propagacin; otra Acta de regulacin decerveceras; otra, para la proteccin de aves marinas (que asegurar una mayor mortalidad depeces). En 1870 una ley autorizando al Consejo de Obras Pblicas para conceder anticipos a lospropietarios para que mejoren sus fincas, y a los arrendatarios para que puedan adquirirlas; tenemosel Acta que capacita al Departamento de Educacin para formar comits que se cuiden de adquirirsolares para crear escuelas, y ayuden a las escuelas libres mediante impuestos locales, y tambincapacitando a los comits para costear los gastos de instruccin de nios, obligar a los padres aenviarlos a la escuela, etctera; otra Acta de fbricas y talleres imponiendo nuevas restriccionesrelativas al empleo de mujeres y nios en trabajos de conservacin de frutas y salazn de pescados.En 1871 encontramos un Acta sobre la marina mercante, rectificada, que ordena a los empleados dela Cmara de Comercio inscribir el calado de los buques antes de zarpar; existe otra Acta defbricas y talleres aumentando las restricciones; un Acta de Pedlar infligiendo penas por ejercer labuhonera sin permiso y limitando el permiso dentro de un radio determinado, as como facultando ala polica para registrar los fardos de los buhoneros; ms medidas para la vacunacin obligatoria. Enel ao 1872 tenemos, entre otras Actas, una que prohbe a las nodrizas amamantar a ms de un nio,como no sea en establecimientos autorizados y siguiendo las prescripciones legales con respecto alnmero de nios que pueden ser admitidos; un Acta de licencias prohibiendo .la venta de alcoholes alos menores de diecisis aos; otra Acta sobre barcos mercantes estableciendo un reconocimientode los buques que conduzcan pasajeros. Entonces, en 1873, el Acta de nios ocupados en laagricultura, que penaba a los granjeros que empleaban nios carentes del certificado de educacinelemental y de asistencia a la escuela; otra Acta sobre marina mercante, exigiendo a cada barco unaescala mostrando la indicacin de su calado y facultando a la Cmara de Comercio para fijar elnmero de botes y salvavidas que deben llevar.

    Volvamos ahora a las leyes liberales promulgadas durante el actual ministerio. Tenemos, en1880, una ley que prohbe hacer anticipos a los marineros a cuenta de su sueldo; una ley que dictaciertas medidas para el transporte seguro de los cargamentos de grano; otra, aumentando lasatribuciones de las autoridades locales sobre los padres para que enven a sus hijos a la escuela. En1881 se public un Acta regulando la pesca de ostras y la pesca con cebo, y otra hizo imposible laventa de cerveza el domingo, en Gales. En 1882, se autoriz a la Cmara de Comercio a concederlicencias relativas a la produccin y venta de electricidad y se capacit a los ayuntamientos pararecaudar impuestos destinados al alumbrado pblico; se autorizaron nuevas exacciones de loscontribuyentes para establecer ms baos y lavaderos, y se invisti a las autoridades locales de lafacultad de dictar leyes accesorias para asegurar un alojamiento decente a las personas empleadas enla recoleccin de frutas y legumbres. De la legislacin de 1883 podemos citar el Acta relativa a lostrenes econmicos que, en parte por arrebatar a la nacin cuatrocientas mil libras al ao (por lasupresin del impuesto sobre viajeros), en parte a costa de las empresas, permite a los trabajadoresviajar ms econmicamente. La Cmara de Comercio, representada por los comisarios deferrocarriles, est autorizada para procurar normales, buenas y rpidas condiciones de viaje.Tambin existe un Acta que prohbe, bajo multa de diez libras, pagar los jornales a los trabajadoresen las tabernas; otra Acta de fbricas y talleres ordena la inspeccin de los trabajos de albayalde(examinar si existen trajes adecuados para colocrselos encima de la ropa diaria, tragaluces, baos,bebidas cidas, etctera), y otra de panaderas regulando las horas de trabajo en ambas yprescribiendo detalladamente observaciones sobre algunas construcciones que se han de conservar

  • en esta ltima en estado satisfactorio, segn exigirn los inspectores.Pero estamos muy lejos de formarnos un concepto adecuado, si atendemos solamente a la

    legislacin coercitiva que ha sido establecida en los ltimos aos. Debemos considerar tambinaquellas por las que se aboga y que amenazan ser ms radicales y estrictas. Hemos tenidoltimamente un ministro, de los que se llaman liberales ms avanzados, que despreci los planes delltimo gobierno para mejorar las viviendas industriales considerndolos insuficientes, sosteniendo lanecesidad de ejercer una coaccin efectiva sobre los propietarios de casas pequeas, propietariosrsticos y contribuyentes. Hay otro ministro que, dirigindose a sus electores, habla ligeramente delas actividades de las sociedades filantrpicas y de los comits religiosos de ayuda a los pobres ydice que el pas en masa debera considerar este trabajo como obra suya; es decir, solicitar unamedida gubernamental. Tambin tenemos un miembro radical del Parlamento, que dirige unaagrupacin fuerte y extensa, que intenta, con probabilidades de xito cada ao mayores, imponer lasobriedad concediendo a las mayoras locales el derecho de impedir la libertad de cambio conrespecto a ciertos productos. Es verosmil que la reglamentacin de las horas de trabajo de ciertasclases, que hasta ahora se ha generalizado ms y ms por ampliaciones sucesivas de las Actas sobrefbricas, llegue a hacerse todava ms general. Se va a proponer una medida que acoger a todos losempleados de almacenes en esta reglamentacin. Existe una constante demanda para que la educacinsea gratuita para todos. El pago de la retribucin escolar se empieza a denunciar como un mal. ElEstado debe hacerse cargo de todos los gastos. Muchas personas proponen que el Estado,considerado como un juez absolutamente competente en lo que constituye una buena educacin parael pobre, emprenda la tarea de prescribir una buena educacin para la clase media tambin, fijandoen los nios de sta la educacin oficial de cuya bondad no tendrn ms duda que la que tuvieron loschinos cuando establecieron la suya. Se reclaman con energa en los ltimos aos dotaciones deinvestigacin. El Estado concede ya cuatro mil libras para este propsito, que deben ser distribuidaspor la Royal Society; y en ausencia de los que poseen fuertes motivos para resistir la presin de losinteresados, respaldados por los que fcilmente se dejan persuadir, puede establecerse pronto aquelvalioso sacerdocio de la ciencia, preconizado hace largo tiempo por Sir David Brewster. Una vezms se hacen plausibles proposiciones de que debera organizarse un sistema de seguro obligatoriopor el que los hombres, en su primera juventud, tendran que economizar para cuando estuvieranincapacitados.

    La enumeracin de estas medidas coercitivas, que se nos muestran unas muy lejanas y otras muycerca, no es completa. No hemos citado ms que las que indican un aumento en la contribucingeneral y local. En parte para sufragar los gastos de promulgar estas medidas coercitivas, siemprecrecientes, cada una de las cuales requiere un cuadro adicional de funcionarios, en parte para pagarel desembolso que ocasionan nuevas instituciones pblicas, tales como escuelas, bibliotecaspblicas, museos, baos, lavaderos, lugares de recreo, etctera, los impuestos locales crecen aotras ao, y las contribuciones generales aumentan debido a la proteccin que se dispensa a laeducacin y a los departamentos de ciencia, arte, etctera. Cada uno de estos impuestos supone unanueva coaccin, una limitacin mayor de la libertad del ciudadano. Implica las siguientes palabras:Hasta ahora has sido libre para gastar esta parte de tu sueldo en lo que quisieras; de aqu en adelante,no sers libre para hacerlo sino que la gastaremos nosotros para beneficio general. De esta forma, yadirecta o indirectamente, y en la mayora de los casos a la vez, el ciudadano, dentro de estalegislacin obligatoria, se ve privado de alguna libertad que antes tena.

    Tales son, pues, las acciones del partido que a s mismo se llama liberal, como si fuese elabogado de una progresiva libertad.

  • No dudo que muchos miembros del partido liberal habrn ledo las pginas precedentes conimpaciencia, deseando indicarme una omisin que, segn piensan, destruye la validez del argumento.Olvidas -diran- la diferencia fundamental entre el poder que, en el pasado, estableci aquellasrestricciones que ha abolido el liberalismo, y el poder que, en el presente, establece las restriccionesque t llamas antiliberales. Olvidas que aqul fue un poder irresponsable y que ste es responsable.Olvidas que si por la reciente legislacin de los liberales se regula al pueblo, el cuerpo que lo regulaes su propio creador y est autorizado por el pueblo para actuar .

    Mi respuesta es que no he olvidado esta diferencia pero que estoy dispuesto a sostener que taldiferencia no afecta a nuestro problema.

    En primer lugar, la verdadera cuestin reside en comprobar si las vidas de los ciudadanos seencuentran ms limitadas que lo estuvieron antes, y no en examinar la naturaleza del agenteinterventor. Veamos un caso sencillo. Un miembro de las Trade Unions se ha unido a otros paraformar una organizacin de carcter puramente representativo. Pero si la mayora lo decide, tiene quedeclararse en huelga, y no puede aceptar trabajo en condiciones distintas a las que se le indiquen. Seve imposibilitado de obtener de su mayor habilidad o energa un provecho que podra conseguir sifuera totalmente libre. No puede desobedecer sin abandonar los beneficios pecuniarios de laorganizacin a la que pertenece, y se expondra a la persecucin, y quiz a la violencia, de suscompaeros. Estar l menos cohibido porque la organizacin que lo oprime est constituida de talforma que su propia voz es igual que la de los dems?

    En segundo lugar, si se objeta que la analoga es falsa porque el gobierno de una nacin, comoprotector de la vida e intereses nacionales al cual deben todos someterse so pena de desorganizacinsocial, tiene una autoridad ms alta sobre los ciudadanos que el gobierno de una organizacinprivada puede tener sobre sus miembros, entonces la rplica es que, concediendo la diferencia, larespuesta dada es vlida. Si los hombres utilizan su libertad de tal modo que sta desaparezca, sonellos, por esto, menos esclavos? Si los pueblos, mediante un plebiscito, eligen un dspota,permanecen libres porque el despotismo ha sido creacin suya? Son las medidas coercitivasdictadas por ste legitimas porque son las consecuencias ultimas de su voto? Tambin podraargirse que el indgena de frica Oriental, al romper una lanza en presencia de otro y llegar a ser deeste modo su esclavo, retiene as su libertad porque ha elegido libremente su dueo.

    En fin, si algunos, no sin muestras de irritacin, como debo suponer, repudian este razonamientodiciendo que no existe verdadero paralelismo entre la relacin de pueblo a gobierno donde undictador irresponsable ha sido elegido permanentemente, y la relacin donde se mantiene un cuerporepresentativo y reelegido de tiempo en tiempo, entonces surge una ltima rplica -una rplicaenteramente heterodoxa- que asombrar a muchos. Esta respuesta es, que esta multitud de Actasrestrictivas no pueden defenderse sobre la base de que proceden de un organismo elegido por elpueblo; la autoridad de un organismo tal no puede ser ilimitada, como tampoco puede serlo la de unmonarca; y de igual forma que el verdadero liberalismo luch en el pasado contra la suposicin delpoder absoluto de los reyes, as el verdadero liberalismo en la actualidad luchar contra la admisinde una ilimitada autoridad parlamentaria. No obstante, no insistir en esto, aunque lo dejo indicadocomo una ltima respuesta.

    Mientras tanto, satisface observar que hasta recientemente el verdadero liberalismo se mostren sus actos como tendiendo hacia la teora de una autoridad parlamentaria limitada. Todas estasaboliciones de restricciones sobre creencias religiosas y observancias, comercio, libertad de viajarlos artesanos, publicacin de opiniones teolgicas o polticas, etctera, etctera, fueron tcitasafirmaciones de un deseo de limitacin. Del mismo modo que el abandono de las leyes suntuarias, o

  • de las que prohiban determinadas clases de diversiones, o de las que dictaban modos de cultivo ymuchas otras de semejante naturaleza fue una implcita admisin de que el Estado no debainmiscuirse en tales asuntos; de igual modo, aquellas eliminaciones de obstculos para lasactividades individuales de una u otra clase, que efectu el liberalismo de la ltima generacin,fueron prcticas confesiones de que tambin en estas direcciones deba estrecharse la esfera deaccin gubernamental. Y este reconocimiento de la necesidad de restringir la accin del gobierno erauna preparacin para limitarlo tericamente. Una de las ms familiares verdades polticas es que enel curso de la evolucin social, la costumbre precede a la ley, y que cuando la costumbre ha sidobien establecida llega a ser ley al recibir sancin oficial y forma definida. Manifiestamente,entonces, el liberalismo en el pasado, mediante su prctica de limitacin, estaba preparando elcamino para establecer el principio de limitacin.

    Pero volviendo de estas consideraciones generales a nuestra cuestin especial, acento larespuesta de que la libertad de que un ciudadano goza se ha de medir, no por la naturaleza delmecanismo gubernamental bajo el que vive, sea o no representativo, sino por la relativa escasez derestricciones que se le impongan; y si l ha participado o no en la creacin de este mecanismo, susacciones no sern propiamente liberales si aumentan las restricciones ms de lo que es necesariopara evitar una agresin directa o indirecta de sus compaeros, necesidad que existe para evitararbitrariedades. Las limitaciones establecidas, por lo tanto, deben ser negativamente coercitivas, nopositivamente coercitivas.

    No obstante; probablemente protestar el liberal, y an ms su subespecie, el radical, quien msque ningn otro en estos ltimos das parece bajo la impresin de que mientras tenga un fin bueno enperspectiva est autorizado a ejercer sobre los hombres toda la coaccin de que es capaz. Sabiendoque su objetivo es un bien pblico de alguna clase, que debe conseguirse de algn modo, y creyendoque el conservador, contrariamente, se mueve por inters de clase y por el deseo de retener el poder,considerar como evidentemente absurdo que se les agrupe como pertenecientes al mismo gnero ydespreciar el razonamiento que se lo pretenda demostrar.

    Quiz una analoga le ensear a comprender su validez. Si, en el Lejano Oriente, donde elgobierno personal es la nica forma de gobierno conocida, oye a los habitantes el relato de una luchamediante la que depusieron a un dspota vicioso y cruel y lo reemplazaron por otro cuyos actosdemostraron su afn por el bienestar comn; si despus de orlos les dijera que no haban cambiadoesencialmente la naturaleza de su gobierno, los asombrara grandemente, y con toda probabilidadtendra dificultad en hacerles comprender que la sustitucin de un dspota benvolo por otromalvolo, no altera la forma desptica del gobierno. Ocurre igual con la doctrina conservadorarectamente concebida. Representando la doctrina conservadora la coaccin del Estado contra lalibertad del individuo, su esencia no vara sean sus mviles interesados o desinteresados. Tanciertamente como un dspota es siempre un dspota, sean sus motivos para gobernar arbitrariamentebuenos o malos, de igual forma es el conservador siempre un conservador, tenga motivos egostas oaltruistas al usar el poder del Estado para restringir la libertad del ciudadano ms de lo que serequiere para mantener las libertades de los dems. El conservador egosta y el altruista pertenecenal mismo gnero conservador; aunque forma una nueva especie del gnero el primero. Ambos estnen marcado contraste con el liberal, tal como se le defina en los das en que los liberales merecanese nombre, cuando la definicin era: una persona que aboga por una mayor libertad, sobre todoen cuestiones polticas.

    As, pues, est justificada la paradoja con que comenc. Como hemos visto, el partidoconservador y el liberal surgen originariamente el uno del militarismo y el otro del industrialismo. El

  • uno representa el rgimen de Estado, el otro el de contrato; el uno se caracteriza por el sistemaobligatorio de cooperacin que acompaa a la desigualdad legal de clases, y el otro por lacooperacin voluntaria que acompaa a su igualdad legal; e indisputablemente los primeros actos delos dos partidos se dirigen respectivamente al mantenimiento de las instituciones que aseguran lacooperacin obligatoria, y a debilitarla o suprimirla. De todo lo enunciado se desprende que elfomento del sistema coercitivo por el hoy llamado liberalismo no constituye sino una nueva forma deconservadurismo.

    La verdad de estas afirmaciones la veremos todava con ms claridad en las pginas siguientes.

    Nota: Varias publicaciones que comentaron este ensayo cuando se public por vez primera, lointerpretaron en el sentido de que los liberales y los conservadores se haban reemplazadomutuamente. Sin embargo, esto no es cierto en modo alguno. Puede surgir una nueva especie deconservador sin que esto signifique la desaparicin de la especie original. Cuando digo que ennuestros das conservadores y liberales multiplican sus injerencias , expreso claramente la creenciade que mientras los liberales han adoptado una legislacin coercitiva, los conservadores no la hanabandonado. No obstante, es cierto que las leyes promulgadas por los liberales son tan restrictivas yobligatorias para los ciudadanos, que entre los conservadores, que sufren sus consecuencias, creceuna tendencia a resistirlas. Prueba de ello es el hecho de que la Liga para la defensa de lapropiedad y de la libertad compuesta en su mayor parte de conservadores, ha adoptado como lema:Individualismo contra Socialismo. De manera que si los hechos siguen el rumbo actual, puedesuceder muy pronto que los conservadores se conviertan en defensores de las libertades que losliberales estn hollando en seguimiento de lo que ellos imaginan que constituye el bienestar pblico.

  • LA ESCLAVITUD FUTURA

    LA afinidad de la piedad con el amor se manifiesta, entre otras cosas, en que idealiza su objeto. Lasimpata hacia el hombre que sufre impide que, por el momento, se recuerden sus faltas. Elsentimiento que se expresa en la frase: pobre hombre!, al ver a un hombre en desgracia, excluye elpensamiento de mal hombre que en otro momento se nos podra ocurrir. Entonces, como es natural, silos desgraciados son desconocidos, o conocidos muy vagamente, se pasan por alto todos susdemritos; as ocurre que cuando, como hoy, se pintan las miserias del pobre, se piensan como lasque corresponden a un pobre virtuoso en lugar de pensarse, como en gran medida deba ser, comopertenecientes a un pobre culpable. Aquellas personas cuyas penalidades se exponen en folletos y seproclaman en sermones y discursos que resuenan en toda la sociedad, son consideradas como muyvaliosas, gravemente perjudicadas; no se piensa que experimenten las consecuencias de sus propiasculpas.

    Cuando se toma un coche en una calle de Londres, es sorprendente observar con cuntafrecuencia es abierta la puerta por un hombre que espera ganar algo por su molestia. La sorpresadisminuye, si vemos el gran nmero de desocupados alrededor de las tabernas y la multitud de vagosque atrae cualquier procesin, o representacin callejera. Considerando lo numerosos que son en tanpoco espacio de terreno, se comprende que decenas de millares deben pulular a travs de todoLondres. No tienen trabajo, me dirn. Dgase ms bien que no quieren trabajar o que lo abandonantan pronto como lo empiezan. Son sencillamente parsitos que, de un modo u otro, viven a expensasde la sociedad, vagos y borrachos, criminales y aprendices de criminales, jvenes que constituyenuna carga para sus padres, hombres que se apropian el dinero ganado por sus esposas, individuos queparticipan de las ganancias de las prostitutas; y, menos visible y numerosa, existe una clasecorrespondiente de mujeres.

    Es natural que la felicidad sea el premio de tales gentes, o es natural que atraigan la desgraciasobre s mismos y cuantos los rodean? No es evidente que debe haber entre nosotros una grancantidad de miseria que es el resultado normal de la mala conducta y de la que nunca debasepararse? Existe el concepto, que siempre prevalece ms o menos y que hoy se vocifera, de quetodo sufrimiento social puede remediarse y que el deber de todos es remediarlo. Ambas creenciasson falsas. Separar la calamidad de la mala conducta es luchar contra la constitucin de las cosas, eintentarlo es agravarlo. Para ahorrar a los hombres el castigo natural de una vida disoluta esnecesario muchas veces aplicarles castigos artificiales, como encerrarlos en celdas solitarias,azotarlos o someterlos al tormento de la rueda. Existe una mxima acerca de la que estn acordes elsaber popular y el cientfico, y que puede considerarse como la autoridad ms elevada. Elmandamiento: comers el pan con el sudor de tu frente es sencillamente una enunciacin cristianade una ley universal de la Naturaleza, y a la que debe la vida su progreso. Por esta ley, una criaturaincapaz de bastarse a s misma debe perecer: la nica diferencia es que la ley que en un caso seimpone artificialmente, en el otro caso es una necesidad natural. Y sin embargo, este principio de larelgin que la ciencia tan claramente justifica, es el que los cristianos parecen menos dispuestos aaceptar. El sentir general es que el sufrimiento no deba existir y que la sociedad es culpable de queexista.

    Pero, seremos nosotros responsables cuando el sufrimiento recae sobre los ms indignos?Si el significado de la palabra nosotros se extiende hasta nuestros antecesores y en especial a

    nuestros antecesores que han legislado, estoy de acuerdo. Admito que los autores de la promulgacin

  • y administracin de la antigua Ley de pobres fueron responsables de la gran desmoralizacinocurrida y que necesitar ms de una generacin para que desaparezca. Admito, tambin, laresponsabilidad parcial de los legisladores de nuestro tiempo por haber hecho posible con susmedidas la existencia de una legin de vagabundos que van de una asociacin a otra; e igualmente suresponsabilidad por una continua afluencia de criminales que regresan a la sociedad desde la prisinen tales condiciones que casi se ven obligados a cometer nuevos crmenes. No obstante, admito quelos filntropos no son menos partcipes de responsabilidad, puesto que, por favorecer a los hijos depersonas indignas, perjudican a los hijos de personas virtuosas, imponiendo a stos contribucionescada da ms elevadas. Incluso admito que ese enjambre de vagos, alimentados y multiplicados porinstituciones pblicas y privadas, sufren as ms que sufriran de otro modo, debido a los errneosmedios con que se ha querido mejorar su situacin.

    Son stas las responsabilidades a que se alude? Sospecho que no.Pero ahora, abandonando la cuestin de las responsabilidades, de uno u otro modo concebidas,

    y considerando slo el mal en s mismo, qu diremos de su tratamiento? Empezar con un hecho.Uno de mis, tos, el reverendo Thomas Spencer, titular durante veinte aos de la vicaria de

    Hinton, cerca de Bath, tan pronto como se hizo cargo de sus funciones parroquiales se mostr ansiosodel bienestar de los pobres, y fund una escuela, una biblioteca, una sociedad para proporcionarlesvestidos y terrenos, adems de edificar algunas casas de campo modelo. Hasta 1833 fue amigo de lospobres, defendindolos siempre contra los administradores. Sobrevinieron, sin embargo, los debatessobre la Ley de pobres y comprendi los males del sistema en vigor. Aunque ardiente filntropo, noera un tmido sentimental. El resultado fue que tan pronto como se promulg la nueva Ley de pobresprocedi a aplicar sus disposiciones en su parroquia. Se alz contra l una oposicin casi universal:no slo fueron sus enemigos los pobres, sino incluso los granjeros sobre quienes recaa el peso delas nuevas contribuciones. Pues, aunque parezca extrao, el inters de stos se haba identificadoaparentemente con el mantenimiento del sistema que los gravaba tan fuertemente.

    La explicacin es que exista la costumbre de extraer de las contribuciones una parte de lossueldos de los jornaleros y aunque los granjeros hubieran contribuido con la mayor parte de losfondos, sin embargo, como tambin pgaban los restantes contribuyentes, aqullos parecan ganar conel sistema. Mi to, que no se amedrentaba fcilmente, se enfrent con sus oponentes e hizo cumplir laley. El resultado fue que en dos aos las contribuciones redujeron: de 700 libras anuales a 200, entanto que la situacin de la parroquia mejor mucho. Los que hasta entonces holgazaneaban en lasesquinas de las calles o en las puertas de las cerveceras tuvieron algo que hacer, y uno despusde otro obtuvieron empleo. De forma que de una poblacin de 800 habitantes nicamente 15 tuvieronque ser enviados a la Asociacin de Bath (cuando sta se form)en lugar de los 100 que recibansocorro poco tiempo antes. Si se me dice que el telescopio de 20 libras que pocos aos ms tarde susfeligreses regalaron a mi to significaba tan slo la gratitud de los contribuyentes, responder que esun hecho que cuando aos despus muri, vctima de un exceso de trabajo por el bienestar pblico, yfue llevado a enterrar a Hinton, el cortejo que lo acompa inclua no slo a los acomodados sinotambin a los pobres.

    Varias razones me han inducido a referirles este breve relato. Una, ha sido el deseo de probarque la simpata hacia el pueblo y los desinteresados esfuerzos por su bienestar no implicannecesariamente la aprobacin de socorros gratuitos. Otra, el deseo de probar que el bien puedeprovenir no de la multiplicacin de remedios artificiales para mitigar dolores, sino, contrariamente,de la disminucin de ellos. Y he tenido en perspectiva un propsito ms: preparar el camino para unaanaloga.

  • Desde otro punto de vista y en una esfera diferente, estamos cada ao extendiendo un sistemaque es idntico en naturaleza al antiguo mencionado de complemento de salarios bajo la antigua Leyde pobres. Aunque los polticos no reconozcan el hecho es, sin embargo, demostrable que lasmedidas pblicas dictadas para el bienestar de la clase trabajadora, y que proporcionan a expensasde los contribuyentes, son intrnsecamente de la misma naturaleza que aquellas que, en tiempospasados, consideraban al campesino medio campesino. medio pordiosero. En ambos casos eltrabajador recibe a cambio de su labor una cantidad para adquirir las cosas que necesita, y paradarle el resto se le facilita el dinero de un fondo comn nacido de las contribuciones. Qu importasi las cosas que gratuitamente les suministran los contribuyentes, en vez de retribuirlos por su trabajoun patrono, son de una clase u otra? El principio es el mismo. Sustituyamos por las sumas recibidaslos gneros y beneficios conseguidos, y examinemos entonces la cuestin. En tiempos de la antiguaLey de pobres, el granjero retribua el trabajo por lo equivalente, es decir, alquiler, pan, ropas yfuego, en tanto que los contribuyentes facilitaban al individuo y a su familia calzado, t, azcar,alumbrado, un poco de tocino, etctera. La divisin es, por supuesto, arbitraria, pero no hay duda deque el granjero y los contribuyentes proporcionaban en comn estas cosas. Actualmente, el artesanorecibe de su patrono en forma de jornales el equivalente de los objetos de consumo que necesita, entanto que debe a la sociedad la satisfaccin de otras necesidades y deseos. A expensas de loscontribuyentes tiene, en algunos casos, y las tendr cada da ms, una casa a menos de su valorcomercial. Porque, por supuesto, cuando un ayuntamiento como el de Liverpool gasta cerca dedoscientas mil libras, y est a punto de gastarse otras tantas, para demoler y reedificar viviendas paraclases humildes, se deduce que los contribuyentes facilitan al pobre un alojamiento ms cmodo queel que tendran con la renta que pagan. Los artesanos reciben tambin para los gastos de educacin desus hijos ms de lo que pagan, y existe la posibilidad de que pronto la recibirn gratuitamente. Lesproporcionan libros y peridicos y lugares confortables para leerlos. En algunos casos, como enManchester, tambin gimnasios para nios de ambos sexos y parques de recreo. Es decir, obtienen deun fondo creado con tasas locales, determinados beneficios que con su salario no podran procurarse.La nica diferencia, pues, entre este sistema y el antiguo de complemento de salarios reside en lasclases de satisfacciones recibidas; y esta diferencia no afecta la naturaleza de la cuestin.

    Adems, los dos sistemas se hallan saturados de la misma ilusin. Tanto en un caso como enotro, lo que parece un beneficio gratuito no es tal realmente. La suma que, bajo la antigua Ley depobres, reciba de la parroquia el trabajador medio pordiosero para completar su salario semanal, noconstitua en rigor una gratificacin, porque iba acompaada de una rebaja equivalente de su jornal,como se comprob bien pronto cuando se aboli el sistema y los jornales se elevaron. Lo mismoocurre con las primas recibidas por los obreros en las ciudades. No me refiero slo al hecho de queellos pagan sin darse cuenta esos beneficios, en parte abonando un alquiler de casa ms elevado(cuando no son verdaderos contribuyentes), sino que me refiero al hecho de que los jornales quereciben son, igual que los de los campesinos; disminuidos por las cargas pblicas que pesan sobrelos patronos. Lanse los relatos procedentes de Lancashire sobre la huelga en las fbricas dealgodn, que contienen pruebas, dadas por los mismos artesanos, de que el beneficio es tan escasoque los fabricantes menos hbiles y los que poseen poco capital quiebran, y las mismas cooperativasque compiten con ellos apenas pueden mantenerse. As, pues, consideremos qu se deduce conrespecto a los salarios. Entre los gastos de produccin hay que contar los impuestos generales ylocales. Si, como ocurre en nuestras grandes ciudades, los impuestos municipales suman un tercio oms de la renta; si el patrono tiene que pagar esto no slo por su casa particular sino por su local denegocio, fbricas, establecimientos, etctera, resulta que el inters sobre su capital se debe descontar

  • de aquella cantidad, o del fondo de salarios, o de una y otra parte. Y si la concurrencia entre loscapitalistas en el mismo negocio, o en otros, es causa de que el inters del capital se mantenga a unnivel tan bajo que mientras unos ganan otros pierden, y no pocos se arruinan; si el capital, noalcanzando un inters adecuado toma otro camino y deja al trabajador sin empleo, entonces esevidente que al obrero se le ofrecen dos alternativas: o disminuye la cantidad de horas de trabajo ocobra menos dinero por l. Adems, por numerosas razones estas cargas locales elevan el costo delos productos que consume. Los precios exigidos por los distribuidores estn determinados, portrmino medio, por el porcentaje corriente de inters sobre el capital empleado en los negocios, y losgastos extra de este comercio tienen que pagarse por precios extra. De manera, que as como en elpasado el campesino perda de un modo lo que ganaba de otro, as ocurre con el obrero en laactualidad, teniendo que aadir, en ambos casos, la prdida que se le ocasiona por los gastos deadministracin consiguientes. Quiz alguien pregunte: Pero; qu tiene todo esto que ver con lafutura esclavitud? Directamente nada, pero indirectamente mucho, como veremos despus de otroprrafo- preliminar.

    Se cuenta que cuando los ferrocarriles se establecieron por vez primera en Espaa loscampesinos eran arrollados con frecuencia, atribuyndose la culpa a los maquinistas por no parar atiempo. La experiencia rural no conceba la fuerza adquirida por una gran masa, movindose a granvelocidad.

    Recuerdo este hecho al considerar las ideas del sedicente poltico prctico, en cuya mente noentra la idea de un momento poltico, y mucho menos la de un momento poltico que en lugar dedisminuir o permanecer constante, aumenta. La teora, segn la que obra habitualmente, es que elcambio causado por su medida cesar cuando l lo desee. Contempla atentamente los resultados desus actos pero piensa poco sobre sus efectos remotos, y menos an de sus colaterales. Cuando entiempo de guerra se necesitaba carne de can, cuando Mr. Pitt dijo para alentar al pueblo:Permitidnos facilitar socorros donde haya muchos nios, como un derecho y un honor, en lugar deque sea un oprobio y un desprecio 1, entonces no se esperaba que las contribuciones para los pobresse cuadruplicaran en un plazo de cincuenta aos, que mujeres con muchos hijos ilegtimos seranpreferidas como esposas a las honradas, a causa del socorro que reciban de la parroquia, y quemuchos contribuyentes engrosaran las filas de los pordioseros. Los legisladores que en 1833 votaronveinte mil libras al ao para fomentar la edificacin de escuelas, nunca supusieron que el paso queellos haban dado conducira a aumentar las contribuciones locales y generales, sumando hoy seismillones de libras. No intentaron establecer el principio de que A se hara responsable para educaral hijo de B; no soaron con que las viudas pobres fueran privadas de la ayuda de sus hijos mayores,y mucho menos que sus sucesores, requiriendo a los empobrecidos padres para dirigirse a lasCmaras de administradores de los pobres para que stos pagaran la retribucin escolar que laCmara de escuelas no poda remitir, iniciaran el hbito de dirigirse a dichos administradores yfomentaran el pauperismo2.

    Ninguno de los que en 1834 aprobaron el Acta regulando el trabajo de mujeres y nios endeterminadas fbricas, imagin que el sistema por ellos iniciado acabara con la restriccin einspeccin del trabajo en todas las clases de establecimientos de produccin donde hubieraempleadas ms de cincuenta personas. No concibieron que la inspeccin llegara hasta el punto deque antes de ser empleado un joven en una fbrica, deba certificar un mdico, previo examenpersonal (al que no se seala lmites) que no padeca defecto ni enfermedad personal que loincapacitara para el trabajo. Su veredicto determinara si poda o no ganar un salario3. Menos an,repito, conciben los polticos que se envanecen con lo prctico de sus aspiraciones, los resultados

  • indirectos que seguirn a los resultados directos de sus medidas. As, para citar un ejemplo comootro ya enunciado, se pens que el sistema de retribuir por los resultados obtenidos sera un estmulopara los profesores. No se pens que el estmulo poda redundar en perjuicio de su salud; no seesperaba que los conducira a adoptar un sistema de enseanza indigesto y a ejercer sobre los niosembotados y dbiles una presin a menudo excesiva. No se previ que en muchos casos se podacausar una debilidad corporal que ni la gramtica ni la geografa pueden compensar. La necesidad delicencias para abrir tabernas fue simplemente una medida de orden pblico, pero los autores de estamedida nunca imaginaron que pudiese ejercer una poderosa influencia en las elecciones y de unmodo tan funesto. No se les ocurri a los polticos prcticos, que al sealar una lnea de cargaobligatoria a los barcos mercantes, la competencia entre los armadores causara la elevacin de estalnea al lmite ms elevado, y que de precedente en precedente, se elevara de un modo gradual en lasmejores clases de barcos. S de muy buena tinta que as ha ocurrido. Los legisladores que hacecuarenta aos por un Acta del Parlamento obligaron a las compaas de ferrocarril a facilitar billetesa precio reducido, habran ridiculizado la idea, si se hubiera expresado que su Acta castigara a lascompaas que mejoraran s disposicin; sin embargo, esto ocurri cuando las compaas pusieronen servicio coches de tercera clase en trenes rpidos: se impuso una multa por cada viajero detercera que conducan. A este ejemplo dado sobre ferrocarriles, aadamos otro ms notable, que senos revela al comparar la poltica de ferrocarriles en Inglaterra y en Francia. Los legisladores quehan dictado medidas para la nacionalizacin de los ferrocarriles franceses, no pensaron nunca quepodra redundar en perjuicio de los viajeros; no han previsto que el deseo de abaratar el valor de lapropiedad que pasar a poder del Estado, impedira la competencia de lneas y que en este caso lalocomocin sera costosa, lenta y poco frecuente. Como ha demostrado ltimamente Sir ThomasFarrer, el viajero en Inglaterra posee grandes ventajas sobre el francs en lo referente a economa,rapidez y frecuencia con que puede viajar.

    Pero el poltico prctico que, a despecho de tales experiencias, repetidas generacin trasgeneracin; se cuida solamente de los resultados prximos, naturalmente nunca piensa en losresultados ms remotos; ms generales y ms importantes que los anteriormente sealados.Repitiendo la metfora mencionada, nunca pregunta si el momento poltico establecido por sumedida, en algunos casos decreciendo pero en otros creciendo en gran escala, tendr o no la mismadireccin general con otros momentos anlogos y si no puede unirlos en la actualidad produciendouna energa compuesta que origine cambios que nunca pudo soar. Considerando slo los efectos desu particular corriente de legislacin, y no observando que existen otras corrientes, y aun otras queseguirn su iniciativa, y que siguen todas el mismo curso medio, nunca se le ocurrir que puedenconcurrir en un torrente arrollador que cambie la faz de las cosas. Hablando sin metforas: no tieneconciencia de que est ayudando a construir un nuevo tipo de organizacin social y que medidasanlogas, efectuando cambios anlogos de organizacin, tienden con fuerza siempre creciente ageneralizar este tipo, hasta que en un cierto momento la tendencia llega a ser irresistible. As comouna sociedad aspira, cuando es posible, a producir en otras sociedades una estructura anloga a lasuya; as como entre los griegos, los espartanos y los atenienses se luch para extender susrespectivas instituciones polticas, o como en tiempo de la revolucin francesa las monarquasabsolutas europeas, intentaron restablecer la monarqua absoluta en Francia, mientras la Repblicaalentaba la formacin de otras Repblicas; as, dentro de cada sociedad, tienden a propagarse lasestructuras creadas. Justamente como el sistema de cooperacin voluntaria por compaas,asociaciones, uniones con objeto de conseguir fines comerciales y de otra especie, se generaliza enuna comunidad, de igual forma se extiende el sistema antagonista de cooperacin obligatoria bajo el

  • Estado, y cuanto ms se extiende mayor fuerza alcanza. La cuestin capital para todo poltico deberasiempre ser: Qu tipo de estructura social tiendo yo a crear? Pero sta es una pregunta que nuncase plantea. Hagmoslo nosotros aqu por l. Observemos el curso general de los cambios recientes,con sus ideas correspondientes, y veamos a dnde nos conducen.

    La forma ms simple de hacerse una pregunta es: Hemos hecho esto ya; por qu no haramosaquello? Y la consideracin que sugiere impele siempre a una legislacin de reglamentaciones.Comprendiendo dentro de su esfera de operacin negocios cada vez ms numerosos, las Actas queregulan las horas de trabajo y preceptan el trato que ha de darse a los obreros, han de aplicarseahora a las tiendas. De inspeccionar las casas de huspedes, para limitar el nmero de ocupantes, yobligar a que renan las condiciones sanitarias debidas, hemos pasado a inspeccionar aquellas bajodeterminada renta y en las que viven miembros de ms de una familia, y pasaremos ahora a unainspeccin anloga de todas las casas pequeas4. La compra y explotacin de los telgrafos por elEstado, se considera una razn para exigir que tambin el Estado debera comprar y explotar losferrocarriles. El hecho de procurar alimento espiritual a los nios, por obra de la sociedad, estsiendo seguido, en muchos casos, por el de facilitarles tambin alimento para sus cuerpos. Cuandoesta costumbre se haya generalizado, anticipamos que si ahora se propone que lo uno sea gratuito, sepropondr tambin que sea gratuito lo otro. El argumento de que es necesario un cuerpo sano en unalma sana para formar buenos ciudadanos, se invocar como una razn para que la medida seextienda5. Y entonces, invocando los precedentes de la iglesia, la escuela y las salas de lectura,sostenidas todas pblicamente, se afirmar que el placer, en el sentido que hoy se admitegeneralmente, debe reglamentarse y organizarse tanto, por lo menos como el trabajo6.

    Esta extensin de la reglamentacin no se debe tan slo a lo sealado en lo precedente, sinotambin a la necesidad que surge de corregir medidas ineficaces y de remediar los males artificialesque se causan constantemente. El fracaso no destruye la fe en los medios empleados, sino que sugiereun mejor uso o una ms amplia extensin de ellos. No habiendo conseguido lo que se esperaba de lasleyes para impedir la intemperancia, leyes que han llegado a nosotros desde tiempos antiguos, ycuando las restricciones sobre la venta de bebidas alcohlicas son tema obligado de las sesiones decada noche en el Parlamento, se reclaman ya medidas ms severas que prohban su venta en laslocalidades. Aqu, como en Amrica, sern seguidas, sin duda, por demandas de que la prohibicinsea general. No habiendo tenido xito todos los remedios aplicados para extirpar las enfermedadesepidmicas y prevenir las fiebres, la sfilis, etctera, se quiere que se conceda a la polica el derechode buscar en las casas a personas atacadas y que se autorice a los mdicos oficiales para examinar acualquier persona que ellos crean que padece una enfermedad infecciosa o contagiosa.

    La Ley de pobres ha favorecido el hbito de la imprevisin y ha multiplicado el nmero deimprevisores; y ahora, para remediar los males causados por la caridad obligatoria, se invoca lanecesidad del seguro obligatorio.

    La extensin de esta poltica, originando la extensin de las ideas correspondientes, fomenta pordoquier la opinin tcita de que el gobierno debe intervenir en cuantas cosas no funcionan bien.Seguramente no desearis que continen estos males!, exclamar alguien, si uno se opone a la queahora se dice y se hace. Obsrvese lo que implica esta observacin. En primer lugar concede comocierto que todo sufrimiento debe ser evitado, lo cual no es verdad: muchos sufrimientos son curativosy evitarlos es impedir un remedio. En segundo lugar, da por concedido que todos los males puedenaliviarse, pero lo cierto es que con los defectos inherentes a la naturaleza humana muchos males sepueden hacer camblar de forma o lugar, a menudo exacerbndolos con el cambio. Aquellaexclamacin implica tambin la firme creencia, que es la que realmente nos importa aqu; de que el

  • Estado debe remediar todos los males. No se formula la pregunta de si existen otros organismostrabajando en este sentido y de si los males en cuestin no conciernen precisamente a stos. Yevidentemente, a medida que la intervencin del Estado aumenta, ms se robustece en los nimos lacreencia de su necesidad y con mayor insistencia se exige su intervencin.

    Cada aumento de la poltica regulativa, significa un aumento de la burocracia y un crecientepoder de los organismos administrativos. Tomad una balanza con muchos perdigones en un platillo ypocos en el otro. Quitad perdigones del ms cargado y ponedlos en el menos cargado. Llegar unmomento en que se producir un equilibrio, y si continuis, la posicin de los platillos ser lainversa. Suponed que el brazo de la balanza est dividido en dos partes desiguales y que el platillomenos cargado pende de la extremidad del brazo ms largo; entonces, el traslado de cada perdignproducir un efecto mucho mayor y el cambio de posicin se verificar antes. Uso este ejemplo paramostrar lo que sucede al trasladar un individuo despus de otro desde la masa, de la comunidadadministrada a las estructuras gubernamentales. El traslado debilita a la una y fortalece a la otra enun grado mucho mayor de lo que resultara por el cambio relativo de nmeros. Un organismoadministrativo relativamente pequeo, coherente, teniendo intereses comunes y actuando bajo unaautoridad central, posee una ventaja inmensa sobre otro pblico, sin cohesin, y sin una polticadefinida y que slo llega a actuar eficazmente por una fuerte presin externa. A esto se debe que lasorganizaciones oficiales, alcanzada cierta fase de desenvolvimiento, llegan a ser irresistibles, comopodemos observar en las burocracias del continente.

    El poder de resistencia de la clase gobernada no slo disminuye en la proporcin geomtrica enque aumenta la clase gobernante, sino que los intereses privados de muchos individuos aceleran larazn de la progresin. En todos los crculos sociales las conversaciones muestran que ahora, cuandomediante oposiciones se puede llegar a los cargos pblicos, los jvenes estn siendo educados de talmodo que alcancen con xito un empleo oficial. La consecuencia es que algunos que reprobaran estesistema de excesiva burocracia, lo consideran con tolerancia, si no favorablemente, porque ofreceuna posible carrera para sus allegados. Cualquiera que tenga presente el elevado nmero de familiasaristocrticas y de la clase media que desean colocar a sus hijos, observar que ninguna oposicinsurgir de ellos, como lo haran si sus intereses personales estuvieran en juego.

    Este apremiante deseo por tal clase de profesiones aumenta por la preferencia que existe hacialos puestos que se consideran prestigiosos. Aunque su sueldo sea pequeo, su ocupacin ser la deun caballero, piensa el padre que desea obtener para su hijo un cargo pblico. Y su relativa dignidadde empleado del Estado, comparada con la de los que se ocupan de negocios, crece a medida que laorganizacin administrativa adquiere ms importancia y se hace un elemento ms poderoso en lasociedad, recabando un puesto de honor. La ambicin dominante en un joven francs es conseguir unmodesto cargo local en su pueblo, ser trasladado despus a la capital de provincia y, finalmente, aalguna Direccin de Pars. Y en Rusia, donde la universidad del Estado reglamentado que caracterizael tipo militar de la sociedad, ha sido llevada a sus ltimas consecuencias, esta ambicin semanifiesta de un modo exagerado. Dice Mr. Wallace, citando un pasaje de una comedia: Todos loshombres, incluso los comerciantes y los zapateros remendones, intentan llegar a ser funcionarios,y el hombre que se ha mantenido toda su vida sin cargo oficial alguno, parece que no es un serhumano7.

    Estas varias influencias que actan de arriba a abajo se enfrentan con una creciente respuesta deilusiones y esperanzas que llegan de abajo a arriba. Las personas sometidas a trabajos rudos yexcesivos, que forman la mayora, y ms an los incapaces que reciben continua ayuda, adhierenconfiadamente a las doctrinas que les prometen beneficios por la intervencin del Estado, y creen

  • fcilmente a quienes les dicen que tales beneficios pueden y aun deben darse. Escuchan con fe a losque forjan castillos polticos en el aire, desde los graduados en Oxford hasta los irreconciliablesirlandeses. Cada nueva aplicacin de fondos pblicos en su ayuda les hace concebir esperanzas deotras posteriores. Realmente, cuanto ms se extiende la accin estatal ms se generaliza el conceptoentre los individuos de que todo ha de hacerse para ellos y nada por ellos. Cada generacin estmenos familiarizada con la idea de que los fines deben ser realizados por acciones individuales oasociaciones privadas, y ms familiarizada con el pensamiento de que ha de lograrse por laintervencin del Estado, hasta que llegue a considerarse la accin del gobierno como la nicarealmente valiosa. Este resultado se hizo evidente en el reciente congreso de las Trade Unioncelebrado en Pars. Refiriendo a sus electores lo ocurrido los delegados ingleses dijeron que entreellos y sus colegas extranjeros la nica diferencia radicaba en la cantidad de proteccin que sedeba pedir al Estado para el trabajo, aludiendo de este modo al hecho, evidente en las reseas delas sesiones, de que los delegados franceses siempre invocaron el poder gubernamental como elnico medio de satisfacer sus deseos.

    La difusin de la educacin ha obrado, y obrar todava ms, en la misma direccin. Debemosinstruir a nuestros maestros , es la bien conocida frase de un liberal que se opona a la ltimaexencin de impuestos. En efecto, si la educacin fuera digna de llamarse as y proporcionara lasluces polticas necesarias, se podra esperar mucho de ella. Pero conocer las reglas de la sintaxis,sumar correctamente, poseer nociones geogrficas y memoria surtida con las fechas del advenimientode los reyes y las victorias de los generales, no implica la capacidad de discurrir bien en poltica,como el conocimiento del dibujo no implica destreza para telegrafiar, o la habilidad en jugar alcricket para tocar el violn. Seguramente, replicar alguno, la facilidad de leer abre el camino paraadquirir conocimientos polticos. Sin duda, pero se seguir el camino? Las conversaciones desobremesa prueban que, de cada diez personas, nueve leen lo que les interesa o divierte ms que loque les instruye, y que lo ltimo que leen es aquello que les dice verdades amargas o disipeesperanzas infundadas. Est ms all de toda cuestin que la educacin popular se forma leyendopublicaciones que fomenten ilusiones agradables ms que aquellas que insisten sobre la durarealidad. He aqu lo que escribe Un mecnico en la Pall Mall Gazette del 3 de diciembre de 1833:

    El mejoramiento de la educacin despierta el deseo de cultura, la cultura despierta eldeseo de muchas cosas que se hallan fuera del alcance de los trabajadores ...; en la furiosacompeticin en que vive la edad actual, ambas son imposibles para las clases pobres; deaqu que estn descontentos con el estado presente de cosas, y cuanto ms educados msdescontentos. De aqu tambin el que Mr. Ruskin y Mr. Morris sean considerados pormuchos de nosotros como verdaderos profetas.

    Y que la conexin de causa y efecto, alegados en esta cita, es una conexin real,podemos observarlo bastante claramente en el actual estado de Alemania.

    Poseyendo el derecho de sufragio las masas que ahora esperan obtener grandesbeneficios de la reorganizacin social, resulta que cualquiera que solicite sus votos debeabstenerse de exponerles lo errneo de sus creencias, y esto si no cede a la tentacin demostrarse de acuerdo con ellos. Cada candidato parlamentario se ve inducido a proponer oa aceptar alguna nueva ley ad captandum. Incluso los jefes de los partidos polticos -unospara conservar el poder, otros para alcanzarlo- intentan ganar proslitos prometiendo cadauno ms que su antagonista. Y como las divisiones en el Parlamento nos muestran, la

  • tradicional lealtad a los lderes impide las preguntas acerca del valor intrnseco de lasmedidas propuestas. Los representantes de la nacin son bastante inconscientes para votarBills que en principio juzgan equivocados, porque las necesidades del partido y de laprxima eleccin lo demandan. Y de este modo se vigoriza una poltica viciosa, inclusopor aquellos que comprenden sus vicios.

    Mientras tanto, se contina exteriormente una activa propaganda de la que sonauxiliares todas estas influencias. Las teoras comunistas, apoyadas en parte por elParlamento, Acta tras Acta, y tcita si no francamente favorecidas por numerosos hombrespblicos que buscan partidarios, son sostenidas cada da con ms fuerza, bajo una u otraforma, por lderes populares y solicitadas con insistencia por sociedades organizadas.Existe un movimiento para la nacionalizacin de la tierra, que aspira a un sistema depropiedad territorial equitativo en abstracto, pero que, como todo el mundo sabe, quierenestablecer Mr. George y sus amigos, a despecho de las protestas de sus actualespropietarios, y como base de un proyecto que conduce al socialismo de Estado. Tambinva ganando terreno la Federacin Democrtica de Mr. Hyndman y sus partidarios. Estosnos dicen que el puado de merodeadores que detentan el suelo no tienen ni puedentener otro derecho que la fuerza bruta contra las decenas de millones a quienesperjudican. Acusan ruidosamente a los accionistas a quienes se ha permitido usurparnuestros grandes ferrocarriles . Condenan, sobre todo, a la activa clase capitalista, a losbanqueros, granjeros, explotadores de minas, empresarios, a la burguesa, a losfabricantes, nuevos seores feudales que exigen un beneficio cada vez mayor de losesclavos asalariados a quienes emplean. Y piensan que ha llegado la hora de emanciparla industria del control de la codicia individual8.

    Resta todava sealar que estas tendencias, manifestadas de modos tan diversos, encuentranapoyo en la prensa de una forma cada da ms insistente. Los periodistas, siempre tmidos para decirlo que es desagradable a sus lectores, se dejan arrastrar por la corriente y aumentan su fuerza. Lasinjerencias legislativas que en otro tiempo habran condenado, ahora las pasan en silencio, si es queno las defienden. Hablan del laissez faire como de una doctrina desacreditada. El pueblo no seasusta ya del socialismo, es lo que se oye cada da. Y otro, es objeto de mofa una ciudad que noadopta el Acta sobre bibliotecas libres por asustarse ante una medida tan moderadamente comunista.Y despus, de acuerdo con las afirmaciones editoriales de que est llegando una evolucineconmica y debe aceptarse, se concede preferencia a las colaboraciones de sus defensores. Almismo tiempo, los que consideran el curso actual de la legislacin como desastroso, y piensan que,verosmilmente, el curso futuro lo ser an ms, estn siendo reducidos al silencio por su creencia deque es intil razonar con el pueblo en tal estado de intoxicacin poltica.

    Vanse, pues, las muchas causas concurrentes que amenazan continuamente acelerar latransformacin que se est operando. Existe una excesiva reglamentacin causada por lasprecedentes, que adquiere ms autoridad a medida que avanza la poltica del partido. Existeprogresiva necesidad de restricciones y coacciones administrativas, necesidad originada por malesimprevistos y defectos de las anteriores medidas restrictivas. Adems, cada nueva injerencia delEstado fortalece la tcita presuncin de que es un deber del gobierno ocuparse de todos los males yasegurar el mayor nmero de bienes. El creciente poder de una organizacin administrativa, que serobustece por momentos, va acompaado por una disminucin de poder del resto de la sociedad para

  • resistir su supremaca. La multiplicacin de carreras oficiales, causada por el desenvolvimiento dela burocracia, incita a los miembros de la clase gobernada por ella a favorecer su extensin porquebrinda puestos seguros y respetables para todos. El pueblo; habituado a considerar los beneficiosrecibidos del Estado como gratuitos, alienta continuamente esperanzas de recibir otros nuevos. Ladifusin de la enseanza, facilitando la propagacin de errores agradables , ms que mostrandoverdades amargas, aviva y fortalece tales esperanzas. Pero aun, stas son alentadas por loscandidatos al Parlamento con objeto de aumentar sus posibilidades de triunfo. Los periodistas,siempre atentos a la opinin pblica, las propagan en sus peridicos, en tanto los que opinan de otromodo encuentran pocas ocasiones de hacerse or.

    As, influencias de varias clases conspiran para fortalecer la accin colectiva y debilitar laindividual. Y este cambio se est afianzando por la accin de intrigantes, cada uno de los cuales slopiensa en su propio provecho y no en la reorganizacin general por la que trabaja y en la que debacolaborar. Se dice que la revolucin francesa devor a sus propios hijos. No parece inverosmilahora una catstrofe semejante. Las numerosas transformaciones socialistas efectuadas por elParlamento, unidas a otras muchas que estn en vas de realizarse, se fundirn pronto en un Estadosocialista, y desaparecern en la inmensa ola que habrn levantado poco a poco.

    Pero, por qu presentarnos este cambio como la esclavitud futura?, es una pregunta que seharn muchos. La respuesta es sencilla: todo socialismo implica esclavitud.

    En qu consiste esencialmente la esclavitud? En principio, pensamos que es esclavo un hombreque es posedo por otro. Sin embargo, para que la posesin no sea puramente nominal debedemostrarse en la prctica por un control de las acciones del esclavo, control que se ejercehabitualmente en beneficio del dueo. Lo que caracteriza fundamentalmente al esclavo es el hecho detrabajar por mandato para satisfacer los deseos de otro. Esta relacin admite diversos grados.Recordando que originariamente el esclavo es un prisionero cuya vida est a merced de suaprehensor, basta ver aqu que existe una ruda forma de esclavitud en la que, tratado como un animal,tiene que gastar todo su esfuerzo en ventaja de su amo. Bajo un sistema menos duro, aunque ocupadoen trabajar para su poseedor, se le concede un poco de tiempo para trabajar para s mismo, y algunatierra para mejorar su alimentacin. Sucesivas mejoras le conceden el derecho de vender losproductos que ha cosechado y guardar las ganancias. Llegamos a otra forma, todava ms moderada,que surge generalmente cuando un hombre que ha sido libre es reducido a servidumbre por derechode conquista. Tiene entonces que entregar a su seor cada ao determinada cantidad, en frutos o entrabajo, reservndose lo restante. Finalmente, en algunos casos, como ha sucedido en Rusia hastatiempos muy recientes, se le permite abandonar la casa de su seor y trabajar en cualquier otra partea condicin de satisfacer una suma anual. Qu es lo que, en estos casos, nos conduce a calificar laesclavitud de ms o menos severa? Evidentemente la mayor o menor cantidad de trabajo que seemplea en beneficio de otro, en lugar de para s mismo. Si todo el trabajo del esclavo es para eldueo, la esclavitud es muy dura, y si es slo una escasa parte, la esclavitud es suave. Avancemos unpaso ms. Supongamos que el seor muere y que la hacienda con los esclavos pasa a manos de losfideicomisarios, o bien, supongamos que una compaa compra la hacienda y todo lo contenido enella, ser mejor la condicin del esclavo si la duracin de su trabajo obligatorio no se altera?Supongamos que sustituimos la compaa por una comunidad. Supone alguna diferencia para elesclavo si, como antes, el tiempo que ha de trabajar para los otros es mucho y el que se le deja esmuy poco? La cuestin esencial es: cunto tiempo se le obliga a trabajar en beneficio de los dems ycunto puede trabajar en el suyo exclusivo? El grado de su esclavitud vara segn la razn entre loque se le obliga a rendir y lo que se le permite retener. No importa que su dueo sea una persona o

  • una comunidad. Si, sin posible opcin, ha de trabajar para la sociedad y recibe del fondo comn unaparte, en este caso llega a ser un esclavo de la sociedad. La organizacin socialista necesita unaesclavitud de esta clase, y hacia tal esclavitud nos estn conduciendo muchas medidas recientes, yan ms, otras por las que se aboga. Permtasenos observar, primero, sus efectos prximos y despuslos ltimos.

    La poltica iniciada por las Actas para viviendas industriales admite desarrollo y ste sellevar a cabo. Donde las corporaciones municipales se han convertido en empresas constructoras deedificios, inevitablemente descendi el valor de las casas edificadas y dificultaron la construccinde otras. Cada medida relativa al modo de construir, relaja el beneficio del constructor y lo induce acolocar su capital donde le rinda ms. Por otra parte, el propietario al comprobar que las casaspequeas acarrean demasiado trabajo y demasiadas prdidas, se halla pronto a venderlas, puesadems estn sometidas a inspeccin e injerencias con los gastos consiguientes. Como razonesidnticas detienen a los compradores, tiene que vender con prdidas. Y cuando estasreglamentaciones que se multiplican finalicen en una, y esto es posible, como ha propuesto LordGrey, exigiendo al propietario mantener la salubridad de sus casas desalojando a los inquilinossucios, y de esta forma agregando a sus responsabilidades la de inspector de basuras, creciendo eldeseo de vender y disminuyendo el de comprar, la depreciacin ser mayor. Qu suceder? Elparalizarse la multiplicacin de casas, especialmente pequeas, ocasionar una creciente demanda ala autoridad local para que supla esta deficiencia. De un modo acentuado, las corporacionesmunicipales u otros organismos tendrn que edificar o adquirir casas, que han llegado a serinvendibles, a personas privadas, lo que ser ms ventajoso que construir otras nuevas puesto quevalen poco. Este proceso se realizar en dos sentidos, porque todo incremento de la contribucinlocal origina una depreciacin en la propiedad9. Y cuando en las ciudades este proceso haya ido tanlejos que la autoridad local sea el principal propietario de las casas, esto constituir un buenprecedente para extender tal medida a la poblacin rural, segn se propone en el programa radical10 yexige la Federacin Democrtica, que insiste sobre la construccin obligatoria de casas sanas paralos artesanos y viviendas para los campesinos proporcionalmente a la poblacin . Evidentemente,lo que se ha hecho, lo que se hace y lo que se har nos aproxima al ideal socialista, para el cual lanica duea de las casas es la comunidad.

    Tal ser tambin la consecuencia de la creciente poltica sobre la posesin y explotacin de latierra. El aumento de beneficios pblicos, al ser conseguidos por numerosos organismos pblicos,debe imponer nuevos gravmenes sobre la tierra hasta que, cuando la depreciacin llegue a sermayor, la resistencia para cambiar la posesin del suelo disminuir. Como se sabe, existe ya enmuchos lugares dificultad para conseguir arrendatarios, aun con la renta muy reducida. La tierra deescasa fertilidad, en algunos casos, permanece sin cultivar, y cuando lo es por el granjero, confrecuencia la cultiva con prdidas. Realmente, la renta del capital rstico no es tal que permita que seeleven las contribuciones locales y generales para extender an ms la admi