el humanismo en marx, copias

7
Universidad de San Carlos de Guatemala Facultad de Humanidades Departamento de Filosofía F 143 Marx Lic. Harold Soberanis María Isabel Rosales Arana Carné: 201218993 14 de Abril de 2016 El Humanismo en Marx Los Manuscritos (1844) En 1844, el año de elaboración de Los Manuscritos, Marx tenía apenas 26 años. Era aquella una época posterior a la revolución francesa y de plena revolución industrial en países como Francia e Inglaterra. Bajo la burguesía triunfante, una parte mayoritaria de la sociedad experimentaba solo miseria, explotación y degradación; recurrentemente estallaban en revueltas desordenas cuya ira terminaba por descargarse en la destrucción de la maquinaria; sus nacientes sindicatos traían funestas consecuencias para ellos, pues eran duramente perseguidos y criminalizados. En Alemania, sin embargo, había un ambiente como de aletargamiento, en donde el desarrollo industrial no era significativo y se mantenían muchas de las viejas estructuras aristócratas. Era Alemania, entonces, un pueblo que participaba de la miseria del resto de Europa, que “padecía todos los males de la sociedad moderna sin gozar de ninguno de sus beneficios” (Citado por F. Rubio Llorente. Marx, Manuscritos: economía y filosofía, 1993, pág. 14). Para aquel año, Marx ya había sufrido varios reveses. Recién casado se quedó sin trabajo del periódico del que era director y que cancelaron, y se convirtió ya desde entonces en un hombre perseguido por el Poder. En el ámbito intelectual alemán, empezaba también a romper con el grupo de los llamados jóvenes hegelianos, a los que consideraba como meros revisionistas de Hegel, al que según su opinión, nunca pudieron superar y en el cual se quedaron estancados, planteando estériles razonamientos idealistas acerca de la religión. Marx rompe con sus contemporáneos alemanes y también con su país, porque es en esa época en que, siendo fugitivo por el gobierno prusiano, llega a Paris y empieza a relacionarse con personajes como Heine, Proudhon, Bacunin y comienza su perdurable amistad con Friedrich Engels. Allí, en Paris, Marx tiene contacto con

Upload: maria-isabel-rosales-arana

Post on 11-Jul-2016

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Resumen del pensamiento humanista de Karl Marx , de sus Manuscritos económico-filosóficos (1844)

TRANSCRIPT

Page 1: El Humanismo en Marx, Copias

Universidad de San Carlos de GuatemalaFacultad de HumanidadesDepartamento de FilosofíaF 143 MarxLic. Harold Soberanis

María Isabel Rosales Arana Carné: 201218993

14 de Abril de 2016

El Humanismo en MarxLos Manuscritos (1844)

En 1844, el año de elaboración de Los Manuscritos, Marx tenía apenas 26 años. Era aquella una época posterior a la revolución francesa y de plena revolución industrial en países como Francia e Inglaterra. Bajo la burguesía triunfante, una parte mayoritaria de la sociedad experimentaba solo miseria, explotación y degradación; recurrentemente estallaban en revueltas desordenas cuya ira terminaba por descargarse en la destrucción de la maquinaria; sus nacientes sindicatos traían funestas consecuencias para ellos, pues eran duramente perseguidos y criminalizados. En Alemania, sin embargo, había un ambiente como de aletargamiento, en donde el desarrollo industrial no era significativo y se mantenían muchas de las viejas estructuras aristócratas. Era Alemania, entonces, un pueblo que participaba de la miseria del resto de Europa, que “padecía todos los males de la sociedad moderna sin gozar de ninguno de sus beneficios” (Citado por F. Rubio Llorente. Marx, Manuscritos: economía y filosofía, 1993, pág. 14).

Para aquel año, Marx ya había sufrido varios reveses. Recién casado se quedó sin trabajo del periódico del que era director y que cancelaron, y se convirtió ya desde entonces en un hombre perseguido por el Poder. En el ámbito intelectual alemán, empezaba también a romper con el grupo de los llamados jóvenes hegelianos, a los que consideraba como meros revisionistas de Hegel, al que según su opinión, nunca pudieron superar y en el cual se quedaron estancados, planteando estériles razonamientos idealistas acerca de la religión.

Marx rompe con sus contemporáneos alemanes y también con su país, porque es en esa

época en que, siendo fugitivo por el gobierno prusiano, llega a Paris y empieza a relacionarse con personajes como Heine, Proudhon, Bacunin y comienza su perdurable amistad con Friedrich Engels. Allí, en Paris, Marx tiene contacto con esa extraordinaria y abrumadora realidad del mundo de la revolución industrial, con lo que era la consolidación del capitalismo. En ese momento, comienza sus acuciosos y sesudos estudios de la Economía Política inglesa, la cual considera que describe muy bien a la sociedad de aquel entonces, pero que presenta al hombre en una única faceta puramente económica. Marx descubre que muestran como ciencia lo que meramente es ideología, es decir, presentan al hombre como una pura mercancía, sometido y movido en todas sus motivaciones únicamente por su anhelo egoísta de poseer, de tener, y lo presentan así, como un hecho irrefutable, como algo tan cierto e inevitable como la ley de gravitación universal. Es así que dan por supuesto, por hecho, lo que en realidad debieran explicar. Se detienen en el fenómeno y no analizan o explican su esencia y mucho menos pretenden cambiarlo. (Marx, 1993, pág. 108)

El pensamiento de Marx entonces, parte fundamentalmente del análisis y la explicación de ésta realidad, que se basa en una idea de hombre, y por eso, en una filosofía. Esta filosofía queda plasmada en Los Manuscritos económico filosóficos, que nunca llegó a publicar.

Hegel y FeuerbachFeuerbach es el único pensador que Marx

rescata de la izquierda hegeliana, como el único que hace de Hegel una “crítica positiva, realista y naturalista” (Marx, 1993, pág. 52). Le reconoce el

Page 2: El Humanismo en Marx, Copias

hecho de que ha puesto en lugar del Espíritu hegeliano al hombre sensible, real, menesteroso, y que es en lo sensible que el mundo debe transformarse para dignificar por fin la vida del hombre. Sin embargo, difiere con él en el sentido de que éste no percibe el carácter histórico de la esencia humana, pues su concepto de hombre es aún abstracto e idealista, pensando que los cambios y transformaciones se darán de manera “natural”, espontánea, por amor. Marx 1 dice que Feuerbach fue “demasiado hegeliano en su contenido y demasiado poco en su método”.

Sin embargo, es obvia y clara la gran influencia que fue el sistema filosófico de Hegel en el pensamiento de Marx. De él admira y asume la dialéctica de la negatividad como principio motor y generador, que concibe al hombre como un proceso, como resultado de su actividad. Pero para Hegel, que atribuye al hombre solo una esencia espiritual, la actividad practica-real, -la objetivación del Espíritu- implica enajenación, y únicamente se puede resolver ésta enajenación volviéndose al interior de sí mismo. Esto es para Marx, dejar las cosas del mundo como están para solo encerrarse dentro de sí.

Idea de Hombre en MarxTrabajo y esencia humanaComo se dijo antes, en Hegel, el hombre es

un proceso, es resultado de su actividad. Marx parte de que no hay una esencia inmutable, estática. El hombre y su naturaleza se constituyen en la historia mediante su praxis, es decir, la combinación creativa de pensamiento y práctica. De tal manera que, si nuestra propia actividad constituye nuestra esencia, somos seres que se crean a sí mismos, seres onto-creados. (Morales, Conferencia en laEscuela de Historia, 2016)

El que sea un proceso de constante auto-creación por parte de la actividad creadora,

1 Citado por F. Rubio Llorente en la introducción a la edición de Editorial Alianza para los Manuscritos: economía y filosofía, 1993., pag.16.

productiva, implica entonces un constante perfeccionamiento, una perfectibilidad. Al mismo tiempo, como Feuerbach plantea, el hombre es un ser genérico, es decir, consciente de su individualidad pero que al mismo tiempo pertenece a un género, a una especie. El ser genérico significa que el hombre no es hombre porque piensa, al revés, piensa porque es hombre, porque se aleja del mundo de la urgencia y produce universalmente, imponiendo a la naturaleza su propia medida, la naturaleza es para él objeto. El producto de su actividad tiene una medida inherente a su especie, y su esencia por lo tanto es también, el conjunto de sus relaciones sociales.

A diferencia de la actividad animal de las diferentes especies, el hombre crea de acuerdo a un plan, una idea que luego materializa. La naturaleza humana es entonces el trabajo consciente, libre y creador para sí y su especie.

El trabajo es objetivación de la naturaleza por parte del hombre. En esa objetivación, el hombre actúa según sus necesidades, y en ella se da el concurso de la pluralidad de individuos mediante una colaboración libre. Esa relación, los hace tener una idea el uno del otro, como de sí mismos, y según esa relación, es su trato.

Las relaciones productivas, vitales, que el hombre establece transforman su mundo, crean la cultura. Cada generación recibe esta naturaleza, este mundo humanizado, el cual va humanizándose más, acercándose a lo que “está llamado a ser”, a su perfectibilidad.

Trabajo y enajenación El concepto de enajenación no fue utilizado

primeramente por Marx. F. Llorente nos dice que el concepto se remonta a la época de las teorías pactistas anglo-francesas, que planteaban que en la conformación de la sociedad, el individuo tuvo que pactar, hacer un contrato con los demás individuos pues su vida se hacía solo posible en la sociedad, necesitaba de los otros; pero al hacer el contrato,

Page 3: El Humanismo en Marx, Copias

éste se constituyó como un poder que lo superaba, un poder ajeno. (Marx, 1993, pág. 39)

En Hegel, este poder ajeno es la objetivación del Espíritu. Similar a como lo plantea la religión, al decir que nuestra alma está arrojada a esta realidad mundana y solo transcendiéndola, en el más allá, podemos regresar a nuestra esencia.

Al igual que Hegel y los anteriores a él, para Marx, la enajenación también significa extrañamiento. Pero la actividad natural del hombre, el trabajo, no es de por sí enajenada, sino que se enajena cuando se realiza para fines externos a él. Cuando la actividad de producir deja de ser un fin y se convierte en un medio, cuando no es una necesidad en sí, sino el medio para satisfacer otras necesidades (el mundo de la necesidad, de la urgencia). Toda la historia desde el comunismo, es historia enajenada. No empieza con el capitalismo, pero con él llega a su máximo grado de enajenación porque el hombre ya no ve el producto de su trabajo, sino solo el precio de su fuerza de trabajo en un tiempo determinado. (Morales, 2016)

Se enajena la especie, pues la actividad que le es inherente a los seres humanos, se les vuelve ajena, extraña, hostil, los domina, y así “la desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas” (Marx, 1993, pág.109). Lo que producen ya no es suyo, ni es libre ni creativamente producido. El hombre se auto-enajena, pues su trabajo ya no satisface una necesidad creativa personal, sino es un medio para satisfacer otras necesidades. El trabajo se opone a él, es una mortificación, pierde su espontaneidad, y de esta forma, el trabajador “solo se siente libre en sus funciones animales, no en las sociales”, “lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal” (1993, pág. 113) . Y esta enajenación cobra vida de forma práctica en la relación o trato entre individuos, pues la sociedad se termina por constituir en átomos aislados relacionados mediante la dominación de unos por otros, por el mercado, por la competencia entre

ellos. Se implanta así un egoísmo que distancia lo individual de lo genérico.

Como el propósito es el de producir y producir, no en función de sí mismo, sino en función de un interés ajeno, el trabajo pierde su originalidad, el carácter propio de creación personal. A la par de la producción individual, surgió la producción social, destinada a producir en masa, planificadamente. El trabajo se dividió para aumentar la producción, y a su vez, redujo su costo frente a los productores individuales. La revolución industrial y científica facilitó éste hecho con la invención de las máquinas, que redujeron la intervención humana creadora, de tal manera que la hizo más específica, menos calificada, nada creativa o espontanea, y sí mucho más enajenada.(Marx & Engels, Obras Escogidas, 1985, pág. 139)

Se ve pues que, la enajenación, que comienza siendo económica, se traslada a todas las esferas y ámbitos de la vida humana. Y de esto surge la cuestión, si su propio trabajo no le pertenece al individuo ¿a quién le pertenece? La respuesta es, a alguien que no es trabajador. La historia de la enajenación es la historia del reino de la necesidad, de la apropiación del trabajo de los otros, es decir, de la propiedad privada. (Morales,2016)

Propiedad Privada y Comunismo

Marx expone que “La propiedad privada no es la causa, sino la consecuencia del trabajo enajenado, así como los dioses no son la causa sino la consecuencia de las confusiones humanas” (1993, pág.120). La enajenación es anterior a la propiedad privada. Surge en el momento en que se usa el trabajo no como satisfactor en sí, sino como medio para satisfacer otras necesidades mediante el trueque o intercambio, la esclavitud, la servidumbre, el salariado. La propiedad privada es la realización de la enajenación.

Page 4: El Humanismo en Marx, Copias

La apropiación del trabajo se vuelve un fenómeno aceptado por la comunidad, como algo natural. Y trabajo y esfuerzo se convierten en medio, no fin.

La esencia humana clama y lucha por la emancipación de la propiedad privada, establecida por las relaciones comerciales. El comunismo, pasando por el socialismo, es la abolición de la propiedad privada, la des-enajenación y la recuperación de la esencia humana.

El capital y el capitalismo representan lo más alto de la enajenación del trabajo y de la especie. El capital expresa al hombre perdido de sí mismo. El hombre mismo es capital viviente, produce al capital y el capital lo produce a él como mercancía y como consciencia encarnada en la lógica y la moral del capital.

El comunismo es la expresión de la abolición de la propiedad privada. Este no es el fin, es el medio para desarrollar la plena humanidad del hombre, por lo tanto tiene un carácter heurístico, una dimensión utópica.

En La ideología alemana (1846) dice Marx que “Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente” 2

2 Citado por M. R. Morales en El comunismo, 2016.

Bibliografía

Page 5: El Humanismo en Marx, Copias

Fromm, E. (1962). Marx y su concepto del hombre (Primera ed.). (J. Campos, Trad.) México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.

Marx, K. (1993). Manuscritos: economía y filosofía. (F. Rubio Llorente, Trad.) Barcelona, España: Ediciones Altaya, S.A.

Marx, K., & Engels, F. (1985). Obras Escogidas (Segunda ed., Vol. I y III). México, D.F.: Ediciones Quinto Sol, S.A.

Morales, M. (Febrero de 2016). Conferencia en la Escuela de Historia. Los conceptos de “enajenación” y “esencia humana” en los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, de Karl Marx. Guatemala.

Morales, M. (2 de Febrero de 2016). El comunismo. Obtenido de ElPériodico : http://elperiodico.com.gt/2016/02/24/opinion/el-comunismo/